En la selva peruana Desaparecer, una película entre la lluvia y el barro
Dorian Fernández Moris, director y productor de la película peruana Desaparecer, nos cuenta en una entrevista cómo fue grabar en épocas de impredecibles lluvias.
Escrito por: Ximena Caballero
En tus facetas como profesional, cuéntame tu experiencia como productor, director y guionista.
En mi experiencia en esto como productor, director y guionista, está marcada por eso, por el hecho de entender que las oportunidades uno mismo se las tiene que crear, digamos que no es como otros espacios. Me refiero a que en otros espacios tú puedes aspirar a ser solo un guionista y tus guiones pueden estar ahí, rondando entre productoras, y alguna la va a tomar, o como director puedes tener una gente para que puedan ofrecer tus servicios, que de momento una productora pueda llamarte en el Perú.
¿Cuál es tu punto de vista para llegar a ser un cineasta completo?
En lo particular, aquí uno tiene que generarse su propia oportunidad, y se lo tiene desde la concepción del proyecto que imaginarse todo el proceso. Por eso es que existe muchas veces productores, directores y guionistas que tienen que, medio generarse el propio espacio. En mi caso así fue con todas mis películas, estuve presente en la idea inicial, en el proceso, en la escritura del guion, en el armado del proyecto, en la búsqueda del financiamiento y finalmente en todo lo que significa dirigir un proyecto. Es lo que toca un poco al cine latinoamericano. Son emprendimientos de personas que añoran realizar películas.
Puedes encontrar esta foto de Dorian Fernández en su Instagram: @dorianfernandezmoris
Hablando de la película Desaparecer ¿Cómo nació la idea de este proyecto?
La película Desaparecer germina, en primer lugar, en una historia que me cuenta desde muy adolescente mi abuela; que es quién se inspira mi personaje de Milena. Ella era una profesora con muchos deseos activistas del cuidado de la naturaleza y es al pueblo a que le asignan que descubren que se daban unas series de crímenes, de lazo de humanidad, entonces, eso es, el cómo ella descubre que era una mafia, que estaban sacando lo que le importaban: que el pueblo vivan en el temor. Ya luego cuando decido hacer mi primer largometraje escribo esta historia porque era algo que me había marcado mucho de la infancia, nada más que no pude realizarla como mi primera película porque era muy complicada en términos técnicos. Tuve que esperar hasta mi tercera película para poder reunir, digamos, los elementos para poder sacarla a cabo, pero germina un poco en eso.
Post de Instagram de: @dorianfernandezmoris
¿Por qué eligieron la selva peruana no solo como locación, sino como parte de un personaje para grabar la película?
Es el lugar original donde se dio la historia original, la cual está inspirada en mi abuela que es de la selva, de la ciudad de Iquitos (loretana). Ella iba por los ríos a dar clases; ella era educadora, por eso es que se acercaba a los espacios de la selva, y es por eso que cuando se escribió la historia se hizo en ese espacio. Siendo muy honesto con la historia en sí, era el espacio natural en donde se desarrolló la película, nunca se evalúo en ningún momento llevarla a otro espacio geográfico. Entonces, eso obviamente acarrea dificultades especiales, bueno, era el deseo nuestro de contar una historia lo más fidedigna posible.
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Y sobre la productora de esta película ¿Cómo surgió AV FILMS?
Surge como la evolución de una empresa que se llamaba “Audiovisual Films”. Inicialmente nuestra incursión es en el cine, ya que anteriormente yo hacía publicidad. Fue por medio de un grupo de cortometrajes, más o menos me pasé diez años haciéndolo a la medida que trabajaba en publicidad y en ese tiempo mi compañía se llamaba “Audiovisual Films” El problema, en un momento, fue que cuando comenzamos a salir, el término “audiovisual” era muy genérico, nos parecía que había que modificar el nombre para tratar de encontrar un nombre más característico y es así como juntamos las primeras letras: “A” de Audio y “V” de visual. Es así como quedó “AV FILMS”.
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¿Quiénes lo conforman?
La empresa la conformo yo como director y un equipo de personas entre productores y guionistas, que alrededor sumamos más o menos, seis o siete, que estamos todos alrededor de diferentes proyectos. Muchas veces hemos estado trabajando proyectos en paralelo, una parte del grupo está haciendo la película A y otra está desarrollando el proyecto de la película B y así vamos trabajando. En la actualidad ya vamos seis películas de largometrajes y, más o menos, diez cortometrajes y mediometrajes.
¿Cómo se organizó la producción para realizar esta película?
Desaparecer fue nuestro mayor reto en su momento porque queríamos juntarla con mucha solvencia técnica, queríamos llevar una serie de equipamiento de última generación y es difícil llevar toneladas de equipos al medio de la selva. Entonces tuvimos que organizarnos alrededor de una planeación muy meticulosa. El trabajo de mesa termina siendo algo que se agradece en el proceso de ir a grabar una película a lugares tan complicados, además de la organización, la planificación y la distribución adecuada de los recursos para tomar las mejores decisiones porque siempre hay opciones, hay maneras de hacer las cosas y una de ellas siempre es como la más ideal la que menos costo incluye. Se llevó mucho análisis.
¿Cuál o cuáles fueron las dificultades que tuvieron en la pre producción?
Tal vez el inconveniente máximo era lo muy complicado poder entender el 100% de los espacios porque, en la selva hay algo se llama “creciente y vaciante” de los ríos, y por más que monitoreamos semanas tras semanas, una fuerte lluvia puede variar hasta en 20cm los espacios secos; digamos que los ríos invaden los terrenos secos, entonces, en la planeación de estas locaciones, que muchas daban muy cerca al río, eran los escenarios que queríamos grabar, era muy complicado prever a ciencia cierta cómo lo íbamos a encontrar.
¿El clima les fue un impedimento para la planificación?
Dejamos que solamente el factor climático sea el único que esté fuera de planificarlo y que todo lo demás esté bien planificado que pueda trabajarse sin problemas. Y así fue, fue un rodaje que no tuvo inconvenientes en otros aspectos. Pero sí, nos agarraron severas lluvias y tuvimos que trabajar en rodaje, más o menos, cinco días más que el plan para poder cubrir estos días que no podíamos trabajar por cuestiones climatológicas.
¿Y cómo hicieron con los pobladores que salían como extras?
Había un gran número de extras, teníamos más o menos 500 extras en la película, entonces, entiendo que el área de vestuario tuvo que preparar un número importante de vestuarios para tener variedad de opciones y poder solucionar en el momento cualquier necesidad o requerimiento. Incluso en términos económicos era complicado, pero no había otra forma porque teníamos que cubrir una cantidad muy grande de personas.
¿Cuánto fue la inversión aproximada que hicieron al inicio? ¿Fue variando?
La película tenía un presupuesto de, más o menos, 620.000 dólares, pero terminó costando 690.000 dólares con los gastos de distribución y los otros imprevistos que surgieron en el camino. Esa fue la inversión.
¿Qué opinas sobre los nuevos proyectos de ley para la industria del cine peruano? ¿Qué medidas está tomando la productora AV FILMS?
Sobre lo que vaya a pasar con la legislación de cine hay muchas complicaciones porque ya se había aprobado en primera votación, faltaba tan solo uno pero el congreso se disolvió en el 2019. Digamos que las asociaciones están haciendo unos trabajos para ver si en este tiempo en el que el congreso no está y el ejecutivo puede legislar, tal vez, existe la posibilidad que puedan lanzarse como una propuesta desde el Ministerio de Cultura, con Petrosi, que es justamente quien apoyaba fuertemente y fue uno de los impulsores de esta ley; ya prácticamente aprobada o en la instancia que estaba.
Información de DAFO - Ministerio de Cultura
Para finalizar ¿Qué medidas está tomando la productora AV FILMS para este caso?
Nosotros como productora pretendemos seguir desarrollando proyectos de dos caminos: proyectos que se amistan con la gente; que son proyectos de comedia y terror, que básicamente desarrollan alianzas estratégicas con marcas y/o inversiones privadas. También desarrollar películas como "La pampa" que ya fue rodada, y que es una película que ha sido financiada mayoritariamente con fondos nacionales, son películas que no se encontrarían, digamos, de forma comercial, pero que necesitan existir porque son importantes que puedan llevar una voz, que tal vez no son muy escuchadas de diferentes manifestaciones en nuestro país, como: Aspectos culturales, sociales y ecológicos, que también necesitamos desarrollar ese tipo de cine. Nosotros siempre hemos estado haciendo películas de diferentes objetivos, películas como "Desaparecer" o ahora "La Pampa" que como te repito, necesitan de fondos estatales para existir y películas como las de terror o las comedias que tienen más posibilidades o más chance de, como negocio, poder encontrar cierta posibilidad.
¿Ya viste todo el talento que hay en esta película? Si no es así, te dejamos el trailer oficial, y como ya nos conoces, te dejamos aún más. Tendrás el link para que lo puedas ver desde tu cuenta de Amazon prime video.
Ver Desaparecer: https://www.primevideo.com/search/ref=atv_nb_sr?phrase=desaparecer&ie=UTF8
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LA AUTOCRACIA PATERNALISTA DE ROSAS (segunda parte). Por el historiador Esteban Alberto González.
El segundo gobierno de Rosas (1835-1852).
El plebiscito de marzo.
Juan Manuel de Rosas aceptó la gobernación de Buenos Aires, en 1835, pero exigió el “voto personal”. El plebiscito, destinado a decidir la otorgación a Rosas de “suma de poderes” se realizó durante los días 26, 27 y 28 de marzo. Votaron 9,720 individuos, en una población de 60 mil habitantes. Solamente fueron 7 los votantes por la negativa, incluidos los opositores: el deán Zavaleta, Jacinto Rodríguez Peña y el general Espinosa. Juan José Bosch votó en contra, porque no quiso cargar a Rosas con esta gran responsabilidad política. No votó ningún representante porque era una consulta de la junta.
Las facultades extraordinarias. La suma del poder público.
Maza renunció por la muerte de Quiroga. Los representantes eligieron gobernador a Juan Manuel de Rosas. Las facultades extraordinarias, la “suma del poder público”, fueron concedidas al gobernador para defender la “causa nacional de la federación” (FLORIA y GARCÍA BELSUNCE. 1992. Vol. 2, p 31). Juan Manuel de Rosas logró las facultades extraordinarias, pero también la “suma del poder público”. La ley del 7 de marzo estableció su gobernación de cinco años y el ejercicio de este poder extraordinario, otorgado con la duración decidida por el gobernador Rosas. Era obligatorio, para Rosas, servir a la causa federal de la Nación y defender la religión católica (ROSAS. 1974. T. IV, pp 221 y 222). Estas facultades extraordinarias fueron absolutas, para la legislación y el juzgamiento en la provincia de Buenos Aires. Juan Manuel de Rosas fue autorizado a dictar las leyes y las sentencias, sin depender de nadie. Las sentencias de Rosas se aplicaron en varios casos: los delitos políticos y otros delitos: los convictos confesos, los homicidios, los robos infraganti y otras causas, incluidas las federales como el asesinato de Quiroga y la condena, con su posterior fusilamiento en 1848, de la pareja Uladislao Gutiérrez y Camila O'Gorman (ROSAS. 1974. T. IV, pp 224 y 225).
La economía.
El Banco Nacional.
El segundo gobierno de Viamonte quiso traspasar el Banco Nacional al Estado. La idea era amortizar los billetes del Banco Nacional en cuotas anuales, a través de un impuesto aplicado a las exportaciones. El compromiso de este gobierno era comprar todo el circulante, para después pagar a los productores. El Banco Nacional fue un problema ideológico para Rosas, porque el partido unitario y los doctrinarios de E. Martínez fueron apoyados financieramente por este banco. La del Banco Nacional finalizó 1836 y Juan Manuel de Rosas no quiso renovarla. El gobierno y el Banco Nacional se fusionaron. Los billetes del Banco Nacional se convirtieron en papel moneda gubernamental. El Banco Nacional fue disuelto por el decreto de mayo de 1836, pero la moneda circulante tuvo la garantía del Estado.
La Casa de la Moneda.
El Banco Nacional fue sustituido por la Casa de la Moneda, a través del decreto del 30 de mayo de 1836. Sus funciones fueron: administrar la moneda metálica y el papel moneda; liquidar el Banco Nacional, junto a 6 de sus recibir los depósitos judiciales y admitir los depósitos particulares; y descontar documentos (ROSAS. T. IV, 1974, PP 244 y 245).
El proteccionismo.
Juan Manuel de Rosas se valió de la suma de poderes y encargó a Roxas y Patrón, su ministro de Hacienda, la elaboración de una ley para la Aduana, destinada a entrar en vigencia desde 1836. Esta ley fue aprobada por la junta el 31 de diciembre, para proteger las manufacturas y los productos agrícolas de la competencia de los importados que tuvieron aranceles bajos. Fue incentivada la producción criolla, para el mercado interno. La importación de harina estuvo prohibida, excepto cuando el precio de la fanega era más de 50 pesos. La silla de montar y las papas importadas pagaron el 50 % en la Aduana. Estuvieron gravados, con el 35 %, el carruaje, los artículos de cuero, los quesos y las frutas secas. Se cobró el 25 % a las mercaderías sin producción local. El azúcar importado tuvo un arancel del 24 %. La producción destinada a la exportación tuvo un gravamen del 4 %, excepto cuando se transportó con buques locales. Por el tabaco y la yerba (correntina, misionera e incluso paraguaya) se pagaron el 10 %, como derecho de consumo. El cuero exportado, de gran aceptación en Europa, pagó un arancel del 25 %. La yerba brasileña, el café, el té y el cacao fueron arancelados con el 24 %. Por la importación del tabaco se pagó el 35 %. El carbón y la leña entrerriana y santafesina, cuando llegaron en buques de otros países, pagaron el 17 %.
La nueva ley de Aduana buscó la solidaridad en Hispanoamérica, cuando favoreció económicamente a las mercaderías importadas chilenas y del Estado Oriental. El decreto del 4 de marzo de 1836 castigó, con el agregado del 25 %, a los productos que se introdujeron, falsamente, como mercaderías provenientes del Estado Oriental. Esta ley para la Aduana era provincial de Buenos Aires, pero ofreció el proteccionismo económico al interior nacional. Pretendió la unión del país y la terminación del “recelo del interior” con la ciudad puerto de Buenos Aires. Quiso la independencia económica, con el aumento de las riquezas industriales y agrícolas. Además, intentó disminuir la eficacia económica del bloqueo extranjero a Buenos Aires. Las provincias aceptaron, con beneplácito, la nueva ley de Aduana, entre ellas Salta, Tucumán y Catamarca (ROSAS. 1974. T. IV, pp 235, 236 y 237).
Juan Manuel de Rosas, en su segundo gobierno, siguió con la austeridad y la eficacia gubernamental, para percibir y administrar las rentas. El régimen imperante en la aduana fue modificado. Se abandonó la contribución directa, por la oposición de los terratenientes y la escasa productividad, en 1836, sirvió para aumentar los ingresos económicos estatales y contrarrestar el déficit fiscal. La Universidad no recibió los aportes estatales, para bajar los costos públicos. Los hospitales y los asilos de los ancianos se quedaron sin los fondos económicos gubernamentales. Sin embargo, el presupuesto de la policía y los dineros públicos, destinados a la política, fueron elevados. El presupuesto militar era alto; en 1836, 27 % del total; en 1840, 71 % para la guerra; y después, este presupuesto disminuyó 50 por ciento. Juan Manuel de Rosas no se preocupó por pagar la deuda externa, ni siquiera con la Baring Brother. Esta deuda, sin pagar desde 1927, se reanudó en 1844, pero con poco dinero pagado: 60 mil pesos. Las tasas aduaneras, aplicadas a la importación, aumentaron con la ley del 18 de diciembre de 1835. El trigo, la harina y otros productos locales se favorecieron con la prohibición de importar la producción extranjera. También ganaron los productos locales, con los vinos, las lanas y los textiles. El precio del trigo bajó un 66 % y se prohibió su importación; este precio fue estable, pero con la guerra aumentó un dos mil por ciento y se permitió la importación. La agricultura era dificultosa porque faltaron las maquinarias y las herramientas. En 1837 aumentaron las tarifas, pero con el bloqueo francés disminuyeron un tercio. En 1841 se permitieron la importación de los productos prohibidos, porque no se quiso aplicar el proteccionismo cuando la economía era ruinosa. Juan Manuel de Rosas quiso vender la mayor cantidad de tierras públicas, para el poblamiento de la Pampa y la recaudación impositiva. Eliminó el sistema de enfiteusis; primero con la ley de 1836 y su obligación de comprar las tierras para los enfiteutas, sin el arrendamiento se duplicó para ellos; esta política fue seguida la limitación de la enfiteusis en los lugares más apartados, en mayo de 1838, con el argumento de necesitar las tierras para la ganadería. Los beneficiados por esta redistribución de tierras fueron los propietarios que acrecentaron sus campos y los militares premiados. Muchas tierras de la provincia quedaron sin vender, debido al bloqueo entre 1838 y 1839. El aislacionismo de la economía argentina causó más problemas que soluciones, con sus guerras en el interior, etcétera; el gobierno de Rosas se desgastó con estos conflictos (FLORIA y GARCÍA BELSUNCE. 1992. Vol. 2, pp 34 a 38).
La crisis en la relación diplomática franco-argentina.
Después de la muerte de Vins de Peyssac, Enrique Bouchet de Martigny se trasladó a la delegación francesa en Buenos Aires, pero no presentó sus credenciales y viajó a su país para hacer conocer a Molé su recorrido por Perú, Bolivia, Chile y la Confederación Argentina. Roger quedó a cargo del consulado francés en Buenos Aires.
A través del Ministerio de Marina de Francia (ROSAS. 1974. T. IV, P 304), el primer ministro conde de Molé ordenó al almirante (o contraalmirante) Leblanc brindar el apoyo naval, coercitivamente, a Roger contra Buenos Aires (FLORIA y GARCÍA BELSUNCE. 1992. Vol. 2, pp 49 y 50). La corbeta Sapho y el bergantín D’Assas, provenientes de Río de Janeiro, se situaron en la rada de Buenos Aires (ROSA. 1974. T. IV, p 305), el 30 de noviembre de 1937 (FLORIA y GARCÍA BELSUNCE. 1992. Vol. 2, p 50). Las reclamaciones del consulado francés fueron varias: la liberación de dos detenidos franceses: César Hipólito Bacle y el cantinero Pedro Lavié. Bacle sufrió de gastroenteritis y murió por una sobredosis de opio en 1938. Francia también exigió la exceptuación de las milicias de dos franceses: Pedró Larré y Jourdan Pons. Otra exigencia fue la igualdad de privilegios entre los ingleses y los franceses en Buenos Aires (ROSA. 1974. T. IV, p 50).
Leblanc llegó a Montevideo en febrero, para aplicar las “medidas coercitivas”. Roger fracasó en una nueva gestión diplomática y recibió su pasaporte para abandonar Buenos Aires.
El bloqueo naval francés.
Leblanc declaró el bloqueo de Buenos Aires, el 28 de marzo de 1938. El 10 de mayo incluyó a otros puertos de la Confederación Argentina (FLORIA y GARCÍA BELSUNCE. 1992. Vol. 2, p 50).
La soberanía de la Confederación Argentina y la gestión de Cullen.
Juan Manuel de Rosas necesitó la aprobación de los gobiernos de las provincias litorales, para defender la Confederación Argentina, contra Francia. El interior temió este conflicto y demoró su respuesta. El ministro de Santa Fe, Domingo Cullen, ejerció el gobierno ejerció el gobierno de esta provincia, debido a la enfermedad de Estanislao López. Los gobernadores de Entre Ríos, Corrientes y Santiago del Estero recibieron las cartas de Cullen, con la sugerencia de meditar detalladamente sobre este conflicto, porque no era un asunto nacional, sino una derivación cuando se aplicó una ley de la provincia de Buenos Aires. Este planteamiento de Cullen llegó a Rosas, pero fue rechazado porque fue invocado el Pacto Federal, con su artículo 2. Cullen solicitó al jefe del bloqueo francés retirar sus navíos, para no presionar a Rosas y negociar, entre ambas partes, un tratado satisfactorio. Además, él pretendió el alejamiento de las provincias litorales de la tutela de Rosas. Estanislao López murió en junio de 1838. La demora de Cullen fracasó y no se prolongó; las provincias aprobaron la política de Rosas para enfrentar a Francia.
La caída de Oribe en Uruguay.
Roger intrigó porque quiso una alianza con Domingo Cullen y el general Fructuoso Rivera. Este jefe militar del Uruguay aceptó y Montevideo fue cercada por los navíos franceses, para apoyar a los militares terrestres de Rivera. La isla Martín García cayó en poder de los franceses. La capitulación de la autocracia del general Manuel Oribe ocurrió el 20 de octubre y se exilió en Buenos Aires.
La creación de la Comisión Argentina.
El gobernador de Corrientes, Berón de Astrada, hizo una alianza con Rivera en diciembre. La “Comisión Argentina” fue creada el 20 de diciembre del mismo mes, integrada por los emigrados argentinos en el Uruguay. El general Martín Rodríguez fue el presidente de esta comisión, apoyada por Florencio Varela. Una legión, promovida por ambos, fue provista con las armas francesas. Ellos intentaron atraer a los opositores del sur de la campaña bonaerense. Se comunicaron con Heredia, el jefe del noroeste. Lavalle fue convencido por Florencio Varela. El club de los Cinco, perteneciente a la Asociación de Mayo, participó en el complot y comprometió a muchos porteños. El coronel Ramón Maza, el hijo del presidente de la Legislatura, fue miembro de este grupo opositor.
La convención de Mackau-Arana y el fin del conflicto con Francia.
Este conflicto terminó con la Convención de Mackau-Arana. La negociación por la paz se favoreció con una disputa internacional. El gobierno del Sultán de Turquía, el protegido de Inglaterra, fue amenazado por Mehemed Alí, apoyado por Francia. Palmerston reunió los documentos secretos de las intrigas francesas en Sud América y presionó al gobierno francés con publicarlos. Otras potencias apoyaron al Sultán y Francia acudió a la intermediación de Inglaterra.
La escuadra francesa del barón de Mackau era poderosa, pero aceptó la negociación. Mendeville se ocupó de anular cualquier obstáculo y esta convención para la paz fue posible el 29 de octubre de 1840. Los franceses consiguieron la igualdad de privilegios con Inglaterra y el derecho a reclamar las indemnizaciones. Buenos Aires respetó la independencia del Uruguay. Francia levantó el bloqueo y la bandera argentina fue desagraviada (FLORIA y GARCÍA BELSUNCE. 1992. Vol. 2, pp 50 a 56).
Los intelectuales de la Asociación de Mayo.
Esteban Echeverría volvió de París en 1830, después de 5 años. Sus seguidores se reunieron en la Casa de Miguel Cané. Posteriormente, en el Salón Literario, esta intelectualidad habló sobre artes, políticas y letras. Con Echeverría, Cané y Sastre se juntaron otros personajes destacados, entre ellos Tejedor, Alberdi, Vicente F. López y otros. El periódico La Moda sirvió para conocer sus ideas. Para el rosista Pedro de Angelis, estos intelectuales eran románticos. Ellos eran contrarios a la “división violenta” entre los partidos políticos rivales y al “teoricismo” de los antiguos unitarios. Dichos jóvenes defendieron la organización constitucional, el progreso y la igualdad; estas terminologías fueron incluidas, con posterioridad, en las “Palabras Simbólicas” de la Asociación de Mayo. El autócrata paternalista Juan Manuel de Rosas los consideró tributarios de la cultura extranjera, pero eran los defensores de la tradición, considerada necesaria para la reforma. Alberdi apoyó la capacitación del pueblo, para el ejercicio político-social del pueblo y su emancipación. Esta juventud del 37 fue vigilada y perseguida por Juan Manuel de Rosas. Cuando pasó a la clandestinidad, fundó la Asociación de la Joven Generación Argentina. Echeverría fue el encargado de redactar y explicar las Palabras Simbólicas del Dogma Socialista. Alberdi se fue a Montevideo y Echeverría optó por el campo. Sus enseñanzas renovadoras fueron difundidas por Quiroga Rosas en San Juan, junto a sus seguidores Aberastain, Sarmiento y Villafañe. Después llegó a Tucumán y tuvo la adhesión de Marcos Avellaneda. El porteño Vicente López se ocupó de enseñar sobre esta asociación intelectual y convenció a los hermanos Ferreyra. Bartolomé Mitre, con 20 años, se agregó en Montevideo. Echeverría y su “núcleo principal” se exiliaron en Montevideo y en 1839 se publicó el primer ejemplar del Dogma Socialista. Los jóvenes de la Asociación de Mayo, su nuevo nombre, eran criticados como demasiados revolucionarios por los unitarios Florencio Varela y Andrés Lamas. Toda la oposición política fue unificada por Juan Manuel de Rosas, incluida la Asociación de Mayo, con el calificativo de “salvajes unitarios” (FLORIA y GARCÍA BELSUNCE. 1992. Vol. 2, pp 45, 46, 47 y 48).
La ofensiva de Rosas en 1839.
Berón de Estrada terminó derrotado y muerto por Echagüe, enviado por Juan Manuel de Rosas a Corrientes, en la batalla de Pago Largo el 31 de marzo de 1839. En Mendoza fue descubierto Dubué (Duboué), el agente francés quien antes de ser fusilado involucró a Cullen en la alianza contra Rosas. Cullen viajó desde Santa Fe a Santiago del Estero, para solicitar la protección de Ibarra, pero fue entregado a Rosas y fusilado en Buenos Aires el 21 de junio.
Porque los correntinos fueron vencidos, Rivera negoció la paz con Rosas e intentó impedir la campaña militar de Lavalle. La Mazorca asesinó a Manuel V. Maza el 27; su hijo fue detenido y fusilado al día siguiente, acusado de un complot contra Rosas.
Ambrosio Crámer, Pedro Castelli y Manuel Rico se pronunciaron contra Rosas en Dolores, ubicado en el sur del ámbito rural bonaerense, el 29 de octubre. Sin esperar el desembarco de Lavalle en Buenos Aires y casi sin armamentos, estos cabecillas fueron derrotados y, excepto Rico, muertos por Prudencio Rosas, el hermano del gobernador de Buenos Aires, en Chascomús el 7 de noviembre (FLORIA y GARCÍA BELSUNCE. 1992. Vol. 2, p 52).
La fuerza militar expedicionaria de Lavalle.
Alberdi consiguió del cónsul francés, por escrito, “las miras” de Francia puestas en la Argentina, para su lectura por parte del general Lavalle, en febrero de 1839. Este militar unitario era opuesto a una alianza con el extranjero, pero fue convencido por Varela y llegó a Montevideo en abril, para asumir la jefatura de los militares argentinos, establecidos en la Banda Oriental. Esta aceptación de Lavalle fue posible porque la otra opción, no deseada por él, era encargar el mando militar a Rivera, para la invasión a Buenos Aires. Lavalle quiso incluir a los otros federales en su lucha nacional y defendió la forma de gobierno republicana, federal y representativa en su proclama, cuando entró en Entre Ríos. Rivera receló de Lavalle, pretendió el mando de la Legión Argentina y negoció con Rosas, para obstaculizar la expedición de Lavalle. La partida de la los militares de Lavalle, desde Montevideo en los buques franceses, fue clandestina. Echagüe entró en Entre Ríos y Lavalle se dirigió a esta provincia el 6 de septiembre, sin invadir Buenos Aires. Lavalle quiso atraer a los federales descontentos e interrumpir las comunicaciones entre Rosas y Echagüe. Los militares de Rosas, a pesar de contar con el doble de los soldados, fueron vencidos por Lavalle el 22 de septiembre de 1839, en Yeruá. El federal Pedro Ferré aprovechó este triunfo y se pronunció contra Rosas, desde Corrientes. Después de derrotar a Echagüe en Cagancha, el 29 de diciembre de 1839, Rivera quiso subordinar a Lavalle, en Corrientes. El gobernador Pedro Ferré no confió en el porteño Lavalle y apoyó a Rivera. Lavalle se dirigió a Entre Ríos para luchar contra Echagüe; el líder unitario venció a los militares de Rosas en la batalla de Dos Cristóbal, el 10 de abril de 1840, pero no logró vencer en la batalla de Sauce Grande, el 16 de julio. La alianza opositora a Rosas, entre 1840 y 1842, contó con la participación de los federales disidentes. Una parte del ejército de Lavalle se quedó en Entre Ríos, para hostigar al rosista Echagüe. José María Paz recuperó su libertad, después de estar 8 años en prisión; este general unitario viajó a Corrientes para organizar un ejército contra Rosas. Faltó la cohesión en la alianza argentina opositora y prevaleció la rivalidad por los intereses creados locales. Lavalle optó por trasladar su ejército al oeste del Paraná y utilizar los buques franceses, antes de una posible negociación entre Rosas y Francia. El correntino Pedro Ferré se quejó de Lavalle, por dejar expuesta su provincia al ataque de Rosas. Lavalle desembarcó en Baradero y San Pedro, el 15 de agosto, pero no consiguió muchas adherentes a su causa. El 5 de septiembre estuvo cerca del ejército de Rosas, en Melo. Juan Manuel de Rosas se atrincheró en Caseros, con 7 mil soldados y 26 cañones. La ofensiva de Lavalle finalizó, porque contó con apenas 3 mil soldados. Lavalle se retiró a Santa Fe el 7 de septiembre, pero Oribe ocupó Rosario (FLORIA y GARCÍA BELSUNCE. 1992. Vol. 2, pp 52, 53, 54 y 59).
La Liga de los gobernadores del Norte.
Lamadrid era un ex oficial del general Paz y compadre de Juan Manuel de Rosas; este militar fue enviado por el gobernador de Buenos Aires, para ocupar Tucumán y reclutar a los soldados. El gobernador de Tucumán, Marco Avellaneda, no reconoció a Juan Manuel de Rosas como gobernador de Buenos Aires y tampoco aceptó su representación diplomática ante los extranjeros. Jujuy, Salta, la Rioja y Catamarca se adhirieron a la Liga de los gobernadores, contra Rosas. Lamadrid abandonó a Rosas y asumió el mando militar de esta alianza opositora. Aldao fue derrotado por Lamadrid en Pampa Redonda, el 21 de setiembre (o septiembre). Pasó 10 días y se proclamó la alianza de las provincias del Norte (Argentina), para vencer a la “tiranía” de Rosas y organizar al Estado, en un congreso realizado en Tucumán. El “carácter federativo” de la Liga de los gobernadores norteños era visible. El nuevo gobierno cordobés, asumido después de la revolución de octubre, confió el mando de sus tropas a Lamadrid. Después de su fracaso militar contra Rosas, Lavalle ocupó la ciudad de Santa Fe, sin enfrentar mayormente al ejército de Juan Pablo López. Menguado el ejército de Lavalle perdió su moralidad y no fue posible mantener la disciplina militar, cuando cometieron sus tropelías. Para peor, un tercio de sus jinetes se quedaron sin sus caballos y no se consiguió la caballada de Lamadrid, a pesar de dirigirse Lavalle a Córdoba. El ejército de Oribe venció a Lavalle en Quebracho Herrado, el 28 de noviembre; este enfrentamiento militar fue una carnicería humana, con más de 1.500 muertos en el Ejército Libertador (FLORIA y GARCÍA BELSUNCE. 2992. Vol. 2, pp 54 y 55).
La caída de los coaligados contra Rosas.
El plan de Lavalle para distraer a sus enemigos, en la Rioja. La derrota de Lavalle en Tucumán y su muerte en Jujuy.
Rivera y los correntinos fueron perjudicados por el retiro francés de la guerra contra Rosas. En cambio, Lavalle no fue afectado y se juntó con Lamadrid, para viajar hacia el norte. Lavalle y Lamadrid fueron jefes de sus propios ejércitos, pero no tuvieron una cohesión muy buena y se culparon mutuamente de la derrota en Quebracho Herrado, ante el ejército de Rosas. Lavalle se fue a La Rioja para atraer, como carnada, a los militares de Rosas y distraerlos, mientras Lamadrid se encargó de organizar otro ejército en Tucumán. Peñaloza (el Chacho) y Brizuela, un caudillo riojano, fueron los aliados de Lavalle. Brizuela fue derrotado y fusilado por perder en Sanagasta. Oribe y Aldao fueron entretenidos por Lavalle, durante varios meses, pero después el general unitario escapó a Tucumán, para burlar el cerco de Rosas.
Lavalle perdió con Oribe en la batalla de Famaillá, Tucumán, el 19 de septiembre. Cubas y Avellaneda fueron fusilados después de Famaillá. El general Lavalle, retirado en Jujuy con 200 militares, fue asesinado por una partida del ejército federal (FLORIA y GARCÍA BELSUNCE. 1992, Vol. 2, pp 56 y 57).
Lamadrid, Paz, López, Rivera y Peñaloza (el Chacho).
Lamadrid realizó una campaña militar en San Juan. Su subordinado Acha venció en la batalla de Angaco, el 16 de agosto, pero pocos días después fue derrotado en la batalla de Chacarilla (iniciada el 16 de agosto de 1841) y terminó fusilado por los militares de Rosas. Lamadrid entró en Mendoza, pero no triunfó en Rodeo del Medio, el 24 de septiembre, ante los rosistas Aldao, Pacheco y Benavídez. Chile se convirtió en el refugio de los militares sobrevivientes del ejército enemigo de Rosas.
Los correntinos contaron con el general Paz, un técnico militar muy bueno. Dos tentativas de Echagüe para conquistar esta provincia fracasaron. En su segundo intento, Echagüe fue vencido por Paz en Caaguazú, el 28 de noviembre de 1841. Los heridos, los muertos y los prisioneros totalizaron 2 mil entre los militares de Rosas. El santafesino Juan Pablo López se pasó al bando enemigo de Rosas y acordó un tratado con Corrientes. Rivera triunfó sobre el entrerriano Urquiza en Gualeguay. Después de esta derrota, Urquiza su fue a Buenos Aires. Entre Ríos fue ocupada por Paz. Los recelos políticos no favorecieron la alianza entre Ferré, Paz y Rivera. Paz quiso cruzar el río Paraná para luchar contra Rosas, pero el correntino Ferré retiró sus tropas y Paz se exilió en Montevideo. Rivera asumió la nueva jefatura militar dejada por Paz. Juan Pablo López se refugió en Corrientes, después de perder dos batallas: Coronda (el 12 de abril) y Paso Aguirre (el 16 del mismo mes). Rivera no ganó en Arroyo Grande, el 5 de diciembre, ante el ejército de Rosas (FLORIA y GARCÍA BELSUNCE. 1992. Vol. 2., pp 57 y 58).
Alentado por la victoria de Paz en Caaguazú, Peñaloza quiso conquistar el noroeste. Proveniente de Chile, Peñaloza se adueñó de La Rioja; después, invadió Catamarca y Tucumán, pero se exilió porque fue derrotado en dos batallas: Manantial e Illisca.
El silencio opositor por el terrorismo de Rosas.
Después de cada victoria de Rosas, el gobernador de Buenos Aires y la Mazorca silenciaron a los opositores políticos. Corrientes y las provincias del noroeste fueron incluidas en este silencio. La Sociedad Popular Restauradora fue utilizada para esta represión de Rosas en Buenos Aires. Desde el asesinato del doctor Maza hasta la campaña del general unitario Lavalle, el terrorismo de Rosas se aplicó en la población porteña. Muchos crímenes fueron registrados por la Policía de Buenos Aires, pero la Mazorca no archivó nada. Hasta los ministros extranjeros temieron este terrorismo estatal (FLORIA y GARCÍA BELSUNCE. 1992. Vol. 2, pp 58 y 59).
El sitio de Montevideo.
Por su victoria en Arroyo Grande, Oribe fue apoyado por Rosas y los militares argentinos en la invasión de la Banda Oriental. El general Paz soportó la oposición de Rivera y rehusó a la jefatura de la defensa de Montevideo, para viajar a Río de Janeiro en julio de 1844.
La sublevación correntina contra Rosas.
Urquiza venció en Caaguazú y fue el gobernador de Entre Ríos, pero estuvo muy ocupado en combatir a Rivera. Joaquín de Madariaga aprovechó esta oportunidad y se sublevó en Corrientes contra Rosas, en abril de de 1843. Paz se fue a Corrientes en 1845.
La alianza correntina con los paraguayos y la internacionalización de la guerra.
El gobierno correntino hizo una alianza con el Paraguay en 1846 y se volvió a internacionalizar la guerra contra Rosas. La independencia del Paraguay contó con la aprobación diplomática del Brasil, pero Juan Manuel de Rosas utilizó una excusa para no reconocerla. Brasil quiso participar en la invasión de los militares ingleses y franceses en el Río de la Plata, pero dejó de apoyar a Rivera y se alejó del conflicto causado por el sitio de Montevideo, cuando éste promovió revoluciones en Río Grande y favoreció la influencia de los ingleses en detrimento del Brasil (FLORIA y GARCÍA BELSUNCE. 1992. Vol. 2, pp 60 y 61).
La diplomacia británica.
En 1830 Montevideo era un importante puerto y centro para el comercio de los colonos británicos; ellos compitieron con los comerciantes porteños de Buenos Aires, entre ellos estuvieron también los residentes ingleses. El comercio de Buenos Aires disminuyó una década después, pero Montevideo siguió con su progreso. El sustituto de lord Palmerston en 1841, en el Foreign Office, fue el canciller lord Aberdeen. Este nuevo funcionario público era favorable a la paz, porque la guerra en la Banda Oriental era una traba para los intereses comerciales británicos, pero el apoyo recibido del gobierno francés para esta negociación fue impreciso (FLORIA y García BELSUNCE. 1992. Vol. 2, p 61). El diplomático John Henry Mandeville (1773-1861) oriundo de Suffolk (Diccionario de Oxford de la biografía nacional. Editado por H. C. G. Mateo, Brian Harrison y Lawrence Goldman), entregó las instrucciones de su gobierno a Rosas en marzo de 1842, presentadas como “ultimátum” para advertir sobre las posibles medidas de su gobierno para defender los intereses de su comercio e impedir los obstáculos para “la pacífica navegación de esas aguas”. Inglaterra acompañada por Francia, con el conde de Lurdes (Lourdes), presentaron de manera formal la mediación, pero Juan Manuel de Rosas tardó en contestar y molestó al francés. Esta mediación para la paz careció de sentido después de Arroyo Grande y el sitio de Montevideo, pero estos diplomáticos extranjeros insistieron con un armisticio y hasta ofrecieron ayudar militarmente a los sitiados. Los defensores del sitio de Montevideo fueron animados porque se favoreció a Rivera. El sitio de Montevideo por la Escuadra naval de Buenos Aires fue impedido por la armada británica del comandante Purvis (John Brett Purvis). Este comandante británico fue desautorizado por Aberdeen, aunque dicho diplomático no se negó a la mediación (FLORIA y GARCÍA BELSUNCE. 1992. Vol. 2, pp 61 y 62).
La intervención extranjera y la Vuelta de Obligado.
Los comerciantes británicos de Buenos Aires reclamaron reiteradamente, pero era muy tarde para que Aberdeen desistiera desde Londres. Buenos Aires fue bloqueada por una escuadra naval, integrada por los militares ingleses y franceses, el 26 de septiembre de 1845. La isla Martín García fue ocupada. Estos extranjeros utilizaron la fuerza para atravesar los ríos, lograr las aperturas de los puertos y lucrar comercialmente con las provincias de Entre Ríos y Corrientes (también Santa Fe) hasta llegar al Paraguay, con un centenar de barcos dedicados a la actividad mercantil. Mansilla (Lucio Norberto) fue designado por Juan Manuel de Rosas para detenerlos; este general se sirvió de gruesas cadenas muy gruesas (puestas sobre lanchones) y fortificó con su artillería la Vuelta de Obligado, pero los europeos pasaron después de un “enconado” combate. A pesar de su victoria, este comercio extranjero fracasó debido a la casi quiebra económica de los compradores.
La invasión de Urquiza a Corrientes y la Paz de Alcaraz.
Urquiza invadió Corrientes al inicio de 1846, un año después de derrotar a Rivera en India Muerta, para enfrentar a un ejército compuesto por correntinos y paraguayos. La vanguardia de Juan de Madariaga (hermano de Joaquín) fue atacada por Urquiza el 4 de febrero de 1846 y cayó prisionero. Paz optó por irse a otras posiciones y Urquiza no continuó su campaña militar en Corrientes, sino regresó a su provincia. El entrerriano negoció la paz con Corrientes, destinada a tener una base para reorganizar la República, pero exigió el alejamiento de Paz. El mando militar de Corrientes fue quitado a Paz el 4 de abril y este general se exilió en el Paraguay, con los soldados de esa nacionalidad.
Esta negociación para la paz no fue comunicada por Urquiza a Rosas. Los ingleses propusieron a Urquiza la presidencia, con la secesión de la Mesopotamia, pero no era su intención política. El Pacto Federal y la Confederación Argentina recuperaron a Corrientes con la paz de Alcaraz. Se adjuntó un pacto en la paz con los correntinos, mantenido en secreto, para liberarlos de luchar contra los participantes de su alianza del pasado y seguir aliados con Montevideo y Paraguay.
El fin del enfrentamiento militar con los extranjeros.
Tras arduas y prolongadas negociaciones con los ingleses y los franceses, concretadas el 15 de mayo de 1849, la paz fue acordada. Los europeos reconocieron la presidencia de Oribe en el Uruguay, los extranjeros entregaron sus armas y devolvieron la isla Martín García, la navegación del río Paraná fue una cuestión argentina y se retiraron las divisiones militares de la Confederación Argentina. En Inglaterra se ratificó el Tratado Arana-Southern-Leprédour, igual que en la Argentina, pero no sucedió lo mismo en Francia. El francés Leprédour volvió en 1850 para negociar nuevamente la paz. Finalmente el 31 de agosto Inglaterra y Francia firmaron, con la Confederación Argentina, otro tratado “idéntico” (FLORIA y GARCÍA BELSUNCE. 1992. Vol. 2, pp 62 y 63).
La batalla de Caseros y el derrocamiento de Juan Manuel de Rosas.
La confianza europea en el progreso de la Confederación Argentina.
El comercio renació y pareció una época de progreso con paz para el Río de la Plata, por la negociación de la Confederación Argentina con los ingleses y franceses. Después de la batalla de Vences (con el triunfo de Urquiza sobre Madariaga en Corrientes) volvió la paz, aumentaron el comercio de la lana y la inmigración, aparecieron la fábricas en Buenos Aires y las provincias del interior tuvieron un “discreto bienestar”, los ingleses se convencieron de la conveniencia del gobierno de Rosas, para mantener el orden y dar seguridad a su comercio de importación.
La actitud política de Urquiza y la reprobación de Rosas.
Los planes de “mayor alcance” de Urquiza, con respecto a Rosas, fueron observados en el Tratado de Alcaraz. La mediación del entrerriano en el Uruguay, con el reconocimiento de la legitimidad del gobierno de Montevideo, alertó al gobernador de Buenos Aires y mereció su reprobación. Juan Manuel de Rosas acusó al gobernador Urquiza de vulnerar el Pacto Federal, en marzo de 1847, porque ninguna de las provincias integrantes fue autorizada a hacer tratados con otros países, sin acordar con las otras. La independencia de criterio de Urquiza no agradó a Rosas, obsesionado ante una probable agresión brasileña.
La invasión de Corrientes.
Urquiza no quiso romper políticamente con Rosas y comunicó a Madariaga las exigencias del gobernador de Buenos Aires para Corrientes, pero las negociaciones tardaron y el entrerriano invadió Corrientes por orden de Rosas. Madariaga perdió en Vences el 27 de noviembre de 1847 y fue sustituido por Benjamín Virasoro, correntino leal a Urquiza. La Mesopotamia quedó controlada por Urquiza. El gobernador de Entre Ríos aplicó su política conciliatoria para recibir a los emigrantes de distintas banderas políticas, aminoró el lenguaje del oficialismo e incrementó el comercio con los uruguayos.
El rompimiento de las relaciones diplomáticas del gobierno de Rosas con el Brasil.
Juan Manuel de Rosas buscó el enfrentamiento con el Brasil a partir de 1848. El general Guido era su embajador y presentó una queja por las manifestaciones expuestas en el Parlamento de Brasil. La conciliación llegó por parte de la cancillería del emperador Pedro II, pero esta explicación diplomática no correspondió hacerla y fue publicada en la prensa, como provocación por parte de Rosas.
En 1849 ocurrió una entrada militar paraguaya en suelo argentino y fue considerada por Rosas como una manipulación del Brasil. Las instrucciones de Rosas a Guido fue exigir las explicaciones satisfactorias al Brasil, sino la otra opción era romper las relaciones diplomáticas; el septiembre de 1850 ambos países rompieron diplomáticamente.
La alianza entre Urquiza y Brasil.
Juan Manuel de Rosas esperó contar con Oribe y Urquiza en su guerra contra el Brasil, pero la ambición política del gobernador de Entre Ríos era diferente y concretó una alianza con el Imperio del Brasil. Los militares entrerrianos y correntinos no bastaron para cambiar la situación política y enfrentar al ejército de Rosas con 20.000 soldados. Con la participación brasileña era posible inclinar a su favor los acontecimientos de la República Oriental y acrecentar su poder militar para dominar en la Confederación Argentina.
La provocación belicista de Rosas con el Brasil fue aprovechada por Urquiza, para atraer a su causa al Imperio del Brasil. Su enviado negoció en Montevideo una alianza con el representante brasileño, en enero de 1851, para derribar a Oribe y echar a los soldados argentinos del Uruguay. Brasil aceptó pero exigió el rompimiento público de Urquiza con Rosas.
Rosas designado jefe del Estado nacional. La disidencia de Urquiza.
Entre 1848 y 1849 Rosas era contrario a su reelección gubernamental después de 1850. Pero antes de atreverse a una guerra y arbitrar en Sudamérica, Juan Manuel de Rosas quiso consolidar su posición política, como procuró en 1932 y 1935. En la Legislatura de Buenos Aires se presentó un proyecto para designar a Rosas Jefe Supremo de la Confederación y fue apoyado por él; sus “plenos poderes” fueron extendidos a todo el país. Juan Manuel de Rosas dejó la gobernación de Buenos Aires, con su representación de las relaciones exteriores, para convertirse en el jefe del Estado nacional. Once provincias aceptaron este proyecto, pero no Entre Ríos ni Corrientes. En mayo de 1851 Urquiza aprobó esta renuncia de Rosas a las relaciones exteriores y retiró a Entre Ríos de la Confederación, para decidir sobre sus relaciones exteriores con las potencias hasta la reunión de las provincias unidas, en una asamblea de la nación, dedicada a constituir una república. Urquiza fue imitado por Virasoro en Corrientes. Juan Manuel de Rosas juzgó a Urquiza como “traidor, loco y salvaje unitario”.
La alianza de Urquiza con el Imperio del Brasil y los colorados de Montevideo para derrotar a Oribe.
Entre Ríos acordó una alianza con el Imperio del Brasil y Montevideo (con su gobierno de la Defensa), el 29 de mayo de 1851, para vencer a Oribe. El 18 de julio de 1851 Juan Manuel de Rosas respondió con la declaración de la guerra al Imperio del Brasil y aceptó, el 15 de setiembre, seguir con su gobierno. Después de dejar a Virasoro en Entre Ríos para protegerse de Rosas, Urquiza se dirigió al Uruguay y el 8 de octubre logró la capitulación de Oribe, convencido por el lema del entrerriano: “Ni vencedores ni vencidos”.
El pacto del 21 de noviembre entre Brasil, Uruguay, Corrientes y Entre Ríos contra Rosas.
Después de la victoria de los aliados contra Oribe en Uruguay, se realizó el pacto del 21 de noviembre de 1851 entre Brasil, Uruguay, Entre Ríos y Corrientes para derribar a Rosas. El jefe militar de esta alianza fue el general Urquiza. Sus integrantes acordaron la colaboración militar, el financiamiento y la libertad para navegar los ríos. El Ejército Grande se formó en Diamante con 30.000 militares, entre los cuales estuvieron 24.000 argentinos, 2.000 uruguayos y 4.000 del Brasil. El general Lamadrid, unitario y a veces federal, sirvió militarmente en el Ejército Grande, pero los otros jefes militares eran todos federales: Medina, Virasoro, Galarza, Urdinarrain, Galán, Juan Pablo López y Ábalos. Entre los oficiales algunos eran unitarios: el teniente coronel artillero Bartolomé Mitre y Aquino. Domingo Faustino Sarmiento tuvo un puesto administrativo.
La guerra contra Juan Manuel de Rosas y la Batalla de Caseros,
El ejército de Urquiza fue transportado por la escuadra brasileña para pasar el río Paraná, sin soportar el hostigamiento de su enemigo. Los soldados de Rosas eran leales, pero sus jefes cayeron en la dejadez. El general Mansilla no aceptó el mando militar para defender a Rosas y se fue a su casa, siendo reemplazado por Pacheco. El nuevo jefe del ejército de Rosas se negó más de una vez a aceptar su cargo, porque era desobedecido y se enteró de las “órdenes secretas” que no procedieron de él, pero finalmente asumió el mando militar. Una denuncia involucró a Pacheco como traidor a Rosas. Cuando el ejército de Urquiza se acercó el río de las Conchas, el 30 de enero, no se encontró con la defensa del paso por parte de Pacheco, quien se retiró a Caseros para después renunciar y regresar a su estancia. Juan Manuel de Rosas debió asumir la jefatura su ejército; él reunió un consejo militar y sus miembros acordaron presentar batalla a Urquiza. Los aliados contra Rosas vencieron en el campo de Caseros el 3 de febrero de 1952; en esta batalla se destacaron la infantería uruguaya y la caballería de la Mesopotamia. Juan Manuel de Rosas y algunos de sus seguidores volvieron a Buenos Aires; este caudillo presentó su renuncia y consiguió asilo en la legación de los británicos. El representante de los negocios británicos acompañó a Juan Manuel de Rosas, con sus descendientes Juan y Manuelita, para subir a una fragata y viajar a Inglaterra (FLORIA y GARCÍA BELSUNCE. 1992. Vol. 2, p 64, 65, 66 y 67).
LIBROS:
- ALTAMIRANO, Marcos Antonio, DELLAMEA DE PRIETO, Elba N. y SBARDELLA, C. R. Historia del Chaco. Resistencia (Chaco) (Argentina), Dione, 1987.
- BUSANICHE, José Luis. Historia Argentina. Buenos Aires, quinta reimpresión, Ediciones Soler, 1979. 8O4 p.
- FLORIA, Carlos Alberto y GARCÍA BELSUNCE, César A. Historia de los argentinos. Buenos Aires, Larousse, 1992. Vol. 1, 493 p.
- FLORIA, Carlos Alberto y GARCÍA BELSUNCE, César A. Historia de los argentinos. Buenos Aires, Larousse, 1992. Vol. 2, 515 p.
- HALPERÍN DONGHI, Tulio. De la revolución de independencia a la confederación rosista. Segunda reimpresión, Buenos Aires, ed. Paidos, 1985. Vol. 3, 430 p.
- ROSA, José María. Historia Argentina. La independencia (1812-1826). Buenos Aires, Granada-Oriente, 1965. T. III, 460 p.
- ROSA, José María. Historia Argentina. Unitarios y federales (18261842). Buenos Aires, Editor Juan Granada (Oriente), 1965. T. IV, 527 p.
- FLORIA, Carlos Alberto y GARCÍA BELSUNCE, César A. Historia de los argentinos. Buenos Aires, Larousse, 1992. Vol. 2, 515 p.
- LUNA, Félix. La época de Roca. 1ª ed., Planeta, 2003. 176 p.
- ROSA, José María. Historia Argentina. El régimen (1878-1895). Buenos Aires, ed. Juan Carlos Granda (Oriente), 1969. T. VIII.
DICCIONARIO:
- Diccionario de Oxford de la biografía nacional. Editado por H. C. G. Mateo, Brian Harrison y Lawrence Goldman.
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HISTORIADOR ESTEBAN ALBERTO GONZÁLEZ.
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