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#Velos de novia y primera comunión
larosadeva · 1 year
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teloloapan · 5 years
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NUEVA HISTORIA incluida en el libro electrónico "Leyendas, narraciones y sucesos extraordinarios de Teloloapan, Gro.", del autor teloloapense Mario F. Delgado Castro:
LA MUJER DE BLANCO
Cuentan algunas personas que viven en la colonia Benito Juárez de la ciudad de Teloloapan, Guerrero, que algo extraño y escalofriante sucede durante el transcurso de la media noche y la madrugada en los límites con la colonia Centro.
Cerca de la Escuela Secundaria Técnica Número 2 Juan Ruiz de Alarcón, por donde se encuentra un pequeño parque con juegos infantiles al que se le conoce como “La Alameda”, hay una pequeña calle que sube por donde están ubicados dichos juegos que lleva a la Avenida 10 de Enero, la cual va a dar al centro de Teloloapan y a otras colonias según la dirección que se tome.
Pues bien, dicen que en la esquina donde se topan ambas calles, justo donde hay una casa deshabitada desde hace muchos años, han visto aparecer de repente a una mujer vestida completamente de blanco, la cual parece flotar en el aire, pues sus pies no tocan el suelo, motivo por el que los desafortunados que tienen la desdicha de verla no escuchan sus pisadas y cuando se dan cuenta, esa misteriosa mujer ya está caminando casi enfrente de ellos.
Según versiones de varias personas que la han visto, parece ser una mujer joven, aunque debido a la oscuridad no se puede apreciar su rostro, pues algunas veces lo lleva cubierto con un fino velo color blanco. En algunas ocasiones, la han visto sin el velo y cuando pasan cerca de ella, sienten correr un aire frío que hace que el pelo largo de esa mujer se mueva al vaivén del viento, lo cual le da un aspecto mucho más aterrador aún.
Nadie sabe a ciencia cierta quién es esa mujer de blanco, aunque la mayoría asegura que probablemente sea una mujer vestida de novia, la cual seguramente sufrió un percance antes de su boda y ya no le fue posible consumar su matrimonio. Otros suponen que sus padres se opusieron a su boda y por eso ya no pudo casarse. Algunos otros afirman que tal vez fue engañada por su novio, el cual nunca cumplió su palabra de casarse con ella y por eso su espíritu anda penando, con la esperanza de que aún se cumplan sus sueños de casarse.
Si alguna de estas suposiciones es verídica, eso significaría que ese espíritu en forma de mujer vivía por esos rumbos, o también sería posible que quien haya vivido anteriormente cerca de ahí sea el supuesto novio que la engañó y por eso la mujer de blanco acude a esos lugares, con la esperanza de poder encontrar a su prometido y de que al fin puedan casarse.
En la actualidad aún se sigue apareciendo esa mujer de blanco; los que la han visto dicen que no habla ni se acerca a las personas, sólo se aparece caminando y desaparece en la misma forma, como absorta en viejas y desconocidas penas que le hacen ignorar a los de este mundo. La mayoría de los avistamientos han sido por personas que tienen la mala suerte de caminar por ese lugar después de las doce de la noche y antes de las cinco de la madrugada y que por lo regular lo hacen solos.
Aunque últimamente, ha sido vista por padres que van en compañía de sus hijas menores de edad. Esto puede significar que tal vez no se trate de una novia, pues cabe la posibilidad de que pueda tratarse de una joven que iba a realizar su primera comunión o confirmación y por causas de fuerza mayor ya no pudo hacerlo y por dichos motivos su espíritu anda penando.
Sea lo que sea, lo único cierto es que esa mujer de blanco aún sigue frecuentando ese lugar y lo seguirá haciendo hasta que su alma encuentre la paz y pueda de esta manera obtener descanso eterno. De momento, seguirá apareciéndose de cuando en cuando a algún trasnochado solitario que tenga la desdicha de pasar por ese lugar a la hora equivocada. Tenga cuidado de no ser usted.
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Dirección del libro, completamente gratuito:
https://libroleyendasdeteloloapan.blogspot.com
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nubesdetelmo · 7 years
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(Anuarí)
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En la quietud del mármol
(Selección)
Prólogo de Valle - Inclán
¿De qué mundo remoto nos llega esta voz extraña cargada de siglos y de juventud? Tiene la clara diafanidad del canto en las altas cimas, y no sabemos si es cerca o lejos de nosotros cuando suena en el maravilloso silencio. Y extraña como la voz es esta frágil y blonda druidesa que apenas posa sobre la tierra y tiene al andar el ritmo del vuelo. Baja de la montaña sagrada, es toda hecha de nieve y de sol de la cumbre. Arrastra el prestigio esotérico de algún antiguo culto al viento y al mar, a la tierra y al fuego.
Estos poemas, como versículos de un libro sagrado, hacen sonar la cadena de los siglos, y tienen la misteriosa resonancia de las voces elementales. Pasa sobre ellos el soplo profético: el barro recuerda la hora en que salió del caos, y el espíritu la Divina Cáligo. Con el dolor de la caída se junta el anhelo por volver a la luz. Maravillosa virtud la de esta voz que golpea la puerta de bronce del templo de Isis: los ecos milenarios se despiertan, y las sombras antiguas acuden al conjuro, pasan guiadas por la música de las palabras que se abren como círculos mágicos en un aire nocturno.
Tiene esta voz una gracia alejandrina, en ella se juntan como en el antro de un viejo alquimista, los verdes venenos de sierpes y plantas, las piedras cristalinas donde están grabados los signos salomónicos, y las esferas de bronce que marcan el camino de los astros paralelo al camino de las vidas. Maravillosa voz alejandrina que renueva el temblor de las visiones apocalípticas, y la mística calentura del fakir que deslía su conciencia en el Gran Todo.
I
Para Anuarí: que duerme en este féretro el sueño eterno.
Para él ... Anuarí mío , que nadie puede disputármelo; porque mi amor, mi amor y mi dolor, me dan derecho a poseerlo entero. Cuerpo dormido y alma radiante.
Si, Anuarí, este libro es para ti. ¿No me lo pediste tú una tarde, tus manos en las mías,en tus ojos mis ojos, tu boca en mi boca, en intima comunión? y yo, toda alma, te dije: Si,-besándote hondo en medio del corazón.
¿Te acuerdas, Anuarí?
II
¡Oh! ya no puedo escribir tu nombre sin que un velo de lágrimas oculte rnis ojos, y un apretado nudo extrangule mi garganta.
¿Por qué te fuiste, amor?, ¿Por qué, me lo pregunto mil, dos mil veces a1 dia. Y no acierto a hallar respuesta alguna que alivie el feroz dolor de mi alma.
Si; ¿Por qué te fuiste, Anuarí, y no me llevaste contigo?
Mirando tu retrato, con la pasión de una madre, de una novia, de una amante loca de amor, trato de arrancar de tu mirada el gran enigma que ha destrozado tu vida y la mía.
¡Ah, mi criatura! Cuando la suerte impía me arrebató esas dos hijas de mi sangre, creí que el dolor info habia roto los límites humanos. Pero no; tú has hecho que mi grito desesperado llegue hasta el misrno trono del Dios de los cristianos y los apostrofe temblando de santa y fiera indignacion.
No se puede ser tan cruel con una débil criatura, sin darles fuerzas suficientes para soportar los latigazos, y abandonarla después en la agonia. Si: tu partida silenciosa me ha dejado agonizando a1 borde de la infinita nada; y sola; con sed de cariño, con ansia de dormir y descansar, rendida al fin....
III
En una de tus cartas me escribiste, una vez:
"Per l`amor che rimane e la vita resiste (y el nuestro resistirá, ¿verdad Teresa?"
"Nulla é piu dolce e triste che la cose lontane".
Sí, Anuarí, "Nulla é piu dolce e triste che la cose lontane". Y por eso te fuiste.
Esa carta la he releido otra vez, y siernpre me deja una impresi6n desesperada, que sólo puedo traducir em sollozos.
Tus cartas, tus retrats, y las flores que han muerto sobre tu ataúd, son reliquias que guardo con avaricia enferma : ellas forman todo mi ideal, toda mi vida, y no digo mi consuelo porque éste ya no existe para mi.
Guardo también dos tornillos, que con dura e impiadosa mano pusieron en tu féretro los enterradores, tornillos que irán clavados en mi cerebro el dia de mi rnuerte; en mi cerebro, donde llevo cincelada tu imagen profunda e inamovible, cual las grietas que han socavado los siglos en las heladas rocas.
¡Anuarí, Anuarí! Si fuera posible resucitarte, daría yo hasta mi conciencia; me resignaría a vivir postrada a tus pies, como una
esclava, con la sola satisfacción de mirarte, de sentirte reir, con esa risa de cascada de plata; sin aspirar a otra recompensa que el sentir, por una vez solamente, el beso de tu boca en mi frente.
¡Anuarí, resucita! Vuelve a la tibia cuna de mis brazos, donde te cantaré, hasta convertirme en una sola nota que encierre tu nombre.
IV
Reposa tranquilo, Anuari. Sere siempre tuya. He hecho de rni cuerpo un templo, donde venero tus besos y tus caricias, con la más honda adoración.
Llevo clavada, como un puñal, tu sonrisa en el punto donde se posan mis ojos; esa sotirisa con los dientes apretados, que hacian de tu boca un capullo sangriento, repleto de blancas, relucientes semillas.
Anuari. Tu sonrisa es una obsesi6n destructora que mata todas mis risas, tu sonrisa provoca en mi mente la inquietud del relámpago en medio de la noche. Es veneno de nácar que destila en mi corazón hasta paralizarlo.
V
Anuarí; te evoco dormido y te imagino dorrnido eterno.
Una sombra se esparce blandamente sobre mi alrna, la divina sombra de tus pestañas, que formaban dos alas de aterciopelada rnariposa sobre tus ojeras.
Si, Anuarí. Una noche, la más feliz de mi vida, se durmió tu cabeza en mi hombro, y era tan intima mi dulzura, que mi respiración se hizo una música para mecerte.
Te dormiste, criatura mia, después de haberme estrujado el cerebro y el corazón con tus labios ávidos de juventud, como una abeja lujuriosa de néctar y perfume.
Y esas sombras de tus pestañas, son las cortinas que me ocultan la luz del sol, y me llevan en vértigo confuso hacia tu grave País.
Una noche, la más feliz, la única de mi vida, se durmio tu cabeza en mi pecho, y alli encontró la delicia del sueño, y buscó la almohada eterna.
VI
Traigo del fondo del silencio tu mirada; evoco tus ojos .... y me estremezco. Aun apagados por la muerte, me producen el efecto del rayo. No ha perecido en ellos el poder fascinador.
Son dos faros azules, que me muestran las irradiaciones magnificas del Infinito; son dos estrellas de primera magnitud, que miran hondo sobre mis penas, perforándolas y agrandando la huella, hasta abrir una brecha infinita como un mundo.
Tus ojos adorados, que fueron reflejo de esa bellisima alma tuya, viven ahora en mi mente nutridos de mi propia vida, adquiriendo brillo en la fuente inagotable de mis lágrimas
Anuarí. Asi como tus ojos me encadenaron a tu vida, ahora me arrastran a tu fosa, invitándome con tentaciones de delirio. Tus ojos son dos imanes ante un abismo. Yo siento la atraccion feroz.
VII
En la oscuridad de mi pensamiento veo surgir tu imagen envuelta en el misterio de la muerte, con la pavorosa aureola de un más allá desconocido. Te Ilamo, toda el alma reconcentrada en ti; te llamo y me parece que se rasgan las sombras a tu paso alado, como el de ave herida en pleno vuelo.
Cuando comprendo que no te veré jamás, una onda de angustia me sube del corazon, envolviéndo mi cerebro en un vertigo de catástrofe, en un ansia de masacrar la belleza de la vida.
Eres tan fuerte y hermoso, con tu cara serena y tu frente mirando al cielo.
Anuarí. La pena no enloquece, la pena no mata; va ahondando en el almacomo un cuerpo de plomo en una tembladera infinita. Asombrada escucho en las noches el eco de mi voz, que te busca aguardando una respuesta. La negra verdad me hiere con saña. ¿Acaso tu espíritu ha muerto también? iNo; no! Cómo es posible que tanto vigor, energia de astro, vaya a perecer en el hielo eterno?
VIII
Desde que te fuiste, mis ojos y mis oídos están acechando tu imagen .... tus pasos; estan tendidos hacia la rnuerte en fervorosa espera de resurrección.
Y en los dias grises, cuando sopla viento helado, te veo con los ojos del alrna surgir blanco de tu blanco sudario, transfigurado por la serena, santa caricia de la tierra.
Y cuando el sol derrocha diamantes sobre el mundo, entonces te aspiro en todas las flores, te veo en todos los árboles, y te poseo rodando, ebria de amor, en los céspedes de yerbas olorosas.
Y cuando la luna da su humilde bendicibn a los hombres, te veo gigantesco, destacarte en un afilado rayo; te veo enorme, confundido con lo inmortal, desparramando sobre el mundo tu indulgencia, aliviando la desesperación:; de tanto náufrago dolorido; te aspiro en el ambiente, te irnagino en el misterio, te extraigo de la nada.
Me parece que el mundo fue hecho para ayudarrne a evocarte, y el sol, para que me sirviera de linterna en la escabrosa ruta.
.
IX
Con la cabeza reclinada entre los brazos, en un afán de dormir, repito, como los niños, una oración: tu nombre.
Si, Anuarí, tengo sueño, mucho sueño, ese mismo letárgico sopor que turbó tu alma antes de cerrar los adorados ojos para siempre.
Como una oración, desgranan silaba por silaba mis labios tu nombre, y mis manos se tienden desmayadas, buscando el tibio nido de tus cabellos, para esconderse y morir.
¡Anuarí! ¡Anuarí! Como de una fuente que hierve brotan de mi pecho las quejas y las súplicas. Todas van a perderse en el caos, sin llegar tal vez a ti.
Es horrible, y no comprendo cómo mi cuerpo no sucumbe al peso de tan ruda carga. La vida sin ti es una tétrica cosa, que arrastro corno un harapo innoble.
X
Las horas caen como goteras de plorno en un párarno; se van a tu encuentro, y yo me quedo; me quedo sombría, taciturna, envuelta en negro hastio, como en una malla de hierro.
Dos meses hoy, criatura mia, que bajaste a una caverna de piedra, llevando en el Corazón paralizado hasta mi deseo de llorar.
¡Ya dos meses! Sin rnorir ví cómo entraban tu ataúd por la Puerta del Cementerio; por esa puerta con fauces de chacal, que no se abre jamás para las almas que la atraviesan dormidos.
En estos dos meses no has tenido otra caricia que aquellas tan leves y timidas de mis flores, tnis pobres flores, que son la única prueba de amor, la ofrenda santa que temblorosa de pena, mi alma deposita sobre tu cadáver.
Dos meses. Mis manos pordioseras de caricias tratan de arrancar de tu ataúd una ternura; pero la madera, avara del tesoro que
encierra, se hace rigida, como un ser que no ha sufrido.
¡Nada, Anuarí mío! Sólo llegan al fondo de tu foso, muy apagadamente, como de una jauria lejana, los ruidos del mundo, el confuso vaivén de los hombres, de esas sombras movibles, que no saben de dónde vienen y para
dónde van, porque tienen miedo de averiguarlo.
Dos meses hoy que te fuiste. El reloj palpita; su tic-tac pisotea mi cerebro? destruyendo mis pensamientos, con sus pasos lúgrubes hacia la mentirosa Eternidad.
Dos meses, y ya no sufro de tanto sufrir.
XI
Se mueven las cortinas y tiembla la luz. Con toda intensidad pregunto a la noche si eres tu el que anima esas cosas.
Anuarí.
De espaldas sobre mi cama, sólo el furioso golpear de mi corazón dentro del pecho.
Todo lo que me rodea está empapado de misterio. Los muebles hablan entre si de trágicos secretos; las puertas se quejan de sus urnbrales siempre enigmáticos, a la espera de alguien que nunca llega; y en la lámpara me parece adivinar una muda desesperación.
Los retratos me miran con una desgarradora expresión de pena ¡Anuari, Anuari! Ya sé que mi grito se pierde sin eco en el impiadoso abismo de la nada, pero para no sucumbir no puedo dejar de llarnarte, aferrada a una ilusión que no existe.
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larosadeva · 5 years
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