#Victoria fuglsang
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mrcookie2525 · 5 months ago
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blvcksheepwhitedove · 4 years ago
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mundodeportivo · 6 years ago
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Ewan repite victoria, Alaphilippe sigue líder y KO de Fuglsang
El australiano Cabel Ewan sumó este martes en Nimes su segunda victoria en su debut en el Tour de Francia, por delante del italiano Elia Viviani, mientras que el francés Julien Alaphilippe mantuvo el maillot amarillo de líder. El ciclista del Lotto,... Leer noticia https://ift.tt/2XUGcou
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cesargarciaurbanotaylor · 6 years ago
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César Urbano Taylor recomienda: Cesar Garcia Urbano Taylor: Cruce de caminos en la Liege
Jakob Fuglsang ya tiene por fin un monumento que certifica la calidad que siempre se la ha supuesto. En sus mejores días, ofrecía destellos para confiar en que podía alumbrar bastante más que lo que lucía su modesto palmarés, distinguido tan solo por vueltas de segundo orden y etapas en carreras de más prestigio, pero nunca llegando a los límites que se le atribuían. Prisionero de una excesiva cautela, casi acomplejado e intimidado por compañeros de más personalidad, Fuglsang nunca había tenido una ambición equiparable a los grandes corredores hasta que, de repente, en 2017, lejos ya de la sombra imponente de Nibali, comenzó a volar con más libertad, más convencimiento, más firmeza y mejor considerado,  logrando ganar la Dauphine que suponía para él una grata esperanza de cara al Tour de Francia pero que no se pudo completar por una tonta caída y las posteriores fracturas.
Fuglsang celebrando su mayor victoria
En ese punto de inflexión el danés encontró un trampolín que lo está lanzando a su mejor versión ahora, a sus 34 años, sin más tiempo que perder. Su progresión en resultados está siendo llamativa. Tercero en Tirreno, sus últimos 15 días han sido de libro: cuarto en la Itzulia, tercero en la Amstel, segundo en la Fleche y ganador, con exhibición, en la Liege, donde dio un recital a la altura de la carrera.
  Fuglsang no es un corredor espectacular, no posee una ejecución rápida ni brusca, es un corredor suave, como su cara y pedalada que muestran más amabilidad que codicia, y por ello es muy previsible, poco dado a la improvisación. Él necesita estrangular a sus adversarios a base de paciencia y resistencia, dos cualidades muy recurrentes en una carrera como la Liege, capaz de apaciguar las bondades de los más vigorosos si se exceden en sus virtudes.
En su guión figuraba que aceleraría el ritmo en la Roche aux Facons, a 16 kilómetros de la meta, con la suavidad que le caracteriza, casi como invitando al resto a acompañarle en su aventura con la condición de que estén tan fuertes como él, cosa que solo demostraron Michael Woods y Davide Formolo, y no por mucho tiempo. La invitación contenía un mensaje oculto que pronto descubrirían el veterano canadiense y el joven italiano, una persistencia en el sufrimiento que no fueron capaces de soportar ninguno de los dos. Esa fue la clave de la victoria, su sello como corredor.
  Podium con Formolo, Fuglsang y Schachmann
La Liege, carrera durísima ayer acrecentada por la adversa meteorología que por momentos hizo recordar, que no comparar, a la histórica edición de 1980 que ganó Bernard Hinault bajo la nieve (sólo terminaron la prueba 21 corredores), fue un cruce de caminos que enfrentó a los corredores en dos direcciones opuestas. El camino hacía arriba, que siempre conduce a la victoria o a algún resultado destacado, no fue exclusivo para Fuglsang, también para el joven Maximilian Schachmann, que logró el pódium confirmando su gran progreso, o Vincenzo Nibali y Mikel Landa, que, sin estar aún rebosantes de energía y ambición, demostraron estar enfilados en el camino correcto hacia el Giro de Italia, carrera en la que se encontrarán en la lucha por la victoria.
Hubo otros muchos que no tuvieron más remedio que tomar la carretera en sentido contrario, algo que no es del gusto de nadie pero la fisiología tiene sus leyes y, a veces, por mucho que uno se empeñe uno en violarlas, no tiene otra salida que aceptarlas con resignación.
No es habitual verle retirarse en una carrera a Alejandro Valverde, y menos en la Liege donde su nombre ya figura con letras de oro en cuatro ocasiones. Por lo visto el Campeón del Mundo se cayó entrenando y el fuerte dolor fue una oposición añadida que, en esta ocasión, no fue capaz de superar.
Alaphilippe ganando la Strade Bianche
La lógica también aplastó a Julian Alaphilippe, sin duda, el hombre del primer tercio de la temporada (nueve victorias). Aceptó su derrota poco antes de la Redoute, primer asalto importante de la carrera. Ya notó en la Amstel que sus depósitos de energía se estaban reduciendo, no de forma alarmante, pero si preocupante de cara a la Liege, su última estación antes del descanso para preparar adecuadamente el Tour de Francia. Una vez que utilizó su último gramo de fuerza en el muro de Huy para revalidar la victoria en la Fleche, en la Liege poco le quedó que ofrecer, más que el orgullo. El francés fue sometido por el estado más corriente del deporte, el cansancio. Alaphilippe ganó su primera carrera de la temporada muy lejos en el tiempo y el espacio. Hace exactamente tres meses que se impuso en dos etapas en la Vuelta a San Juan de Argentina y desde entonces no ha parado de ganar. En todos los meses, en todas las vueltas, y casi en todas las carreras ha saludado al público desde lo más alto del pódium. A un hombre como él no le hace falta estar repleto de fuerzas para ganar en una carrera como San Juan o la Vuelta a Colombia, pero si es un requisito imprescindible para hacerlo en la Strade Bianche y de eso también hace más de mes y medio.
Mano a mano entre Fuglsang y Alaphilippe en la Amstel
Fuglsang y Alaphilippe se han encontrado en muchos cruces durante esta temporada (Strade Bianche, Tirreno, Itzulia, Amstel y Flecha) y aunque la Liege los ha alejado en direcciones opuestas, seguro que la carretera los conducirá al mismo punto de partida sin mucha demora.
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diariomatutino · 6 years ago
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Fuglsang se hace grande en Lieja
Valverde abandona bajo la lluvia en La Decana, el monumento que da la primera gran victoria de su vida al danés, de 34 años from Ciclismo http://bit.ly/2GIS4OS
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teleindiscreta · 7 years ago
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Vuelta a Suiza: el último test de muchos favoritos al Tour
Desde este sábado, algunos de los grandes favoritos al título en el Tour de Francia se dan cita en la Vuelta a Suiza en el que para muchos de ellos es el último gran test en su preparación para la Grande Boucle (7-29 mayo). La carrera ha dispuesto un recorrido repleto de circuitos para los sprinters y con jornadas de alta montaña para reunir una de las mejores participaciones de su historia en cuanto al nombre de los ciclistas presentes en la prueba.
Etapa 1: Frauenfeld – Frauenfeld (sábado 9 de junio, C.R.E.)
Una contrarreloj por equipos de 18 km dará la salida a la ronda suiza. El trazado invita a que, pese al corto kilometraje, se puedan producir algunas diferencias en la general, ya que los primeros 7 kilómetros tienen dos cotas antes de un tramo de descenso para afrontar los 7 últimos kilómetros prácticamente llanos.
Etapa 2: Frauenfeld – Frauenfeld (domingo 10 de junio) (etapa 2)
La segunda etapa presenta un recorrido de 155 kilómetros con inicio y final en Frauenfeld que consiste en dar cuatro vueltas a un circuito con varias cotas, siendo la cuádruple subida a Herdern puntubale para la clasificación de la montaña. Una buena ocasión para fuga o expertos en muros… o para los sprinters si logran sortear los peligros y hay llegada masiva.
Etapa 3: Oberstammheim – Gansingen (lunes 11 de junio)
La tercera etapa, de 182 kilómetros entre Oberstammheim y Gansingen contará con un recorrido repleto de muros en los primeros 100 kilómetros antes de afrontar la primera subida a Hagenfirst (3ª categoría), antes de dar dos vueltas al circuito final de Gansingen, con un doble paso por la cota de Bürersteig y otro doble paso por la cota de Hagenfirst, el último de ellos antes de un rápido descenso de 3 kilómetros hacia meta.
Etapa 4: Gansingen – Gstaad (martes 12 de junio)
La cuarta etapa, con un recorrido de 189 kilómetros entre Gansingen y Gstaad, será el aperitivo previo al inicio de la alta montaña. Tras un inicio repleto de muros con la cota de Sattelegg (3ª), los ciclistas un terreno llano pero picando muy ligeramente hacia arriba durante casi 150 kilómetros antes de la subida a Saanenmoser (2ª categoría), que coronarán a 10 de meta antes de afrontar un rápido descenso hacia Gstaad.
Etapa 5: Gstaad – Leukerbrad (miércoles 13 de junio)
La alta montaña hará acto de presencia en esta quinta etapa con un recorrido de 155 kilómetros entre Gstaad y la llegada en alto a Leukerbrad. De salida, los ciclistas deberán subir el Col du Pillon (1ª categoría), antes de un larguísimo descenso hacia Aigle, sede de la UCI. Tras 60 kilómetros llanos, los ciclistas tomarán contacto con el primer puerto Hors Categorie de esta edición, Montana Village, tras el que afrontarán un rápido descenso hacia Sierre antes de la subida final a Leukerbad, de primera categoría.
Etapa 6: Fiesch – Gommiswald (jueves 14 de junio)
La etapa reina de la Vuelta a Suiza 2018 tendrá lugar el jueves 14 de junio con un recorrido de 186 kilómetros entre Fiesch y Gommiswald. Tras 20 kilómetros picando ligeramente para arriba, los ciclistas ascenderán al Furkapass, un puerto Hors Categorie que coronarán a 2.429 metros de altitud. Tras un larguísimo descenso de casi 40 kilómetros en el que tendrán cerca de 2.000 metros de desnivel negativo, los ciclistas afrontarán la subida a otro coloso de esta edición, el Klaussenpass, otro puerto Hors Categorie. Después de otro largo descenso, los ciclistas tendrán 40 kilómetros prácticamente llanos antes de afrontar la rampa final de Gommiswald.
Etapa 7: Eschenbach/Atzmännig – Arosa (viernes 15 de junio)
Tras la exigente etapa de Gommiswald, los ciclistas tendrán su último contacto con la montaña en un recorrido de 170 kilómetros entre Eschenbach/Atzmännig y la llegada en alto a Arosa. Los primeros 60 kilómetros serán de terreno pestoso con la cota de Lichtensteig (3ª) antes de un descenso que les llevará por 80 kilómetros prácticamente llanos. Los últimos 30 kilómetros serán de constante subida antes del exigente final en Arosa, último puerto Hors Categorie de la prueba. la exigente subida final a Arosa (7ª etapa).
Etapa 8: Bellinzona – Bellinzona (sábado 16 de junio)
Tras tres agotadoras etapas de montaña, el pelotón tendrá una jornada más tranquila por un recorrido de 123,8 kilómetros con salida y llegada en Bellinzona. El trazado consiste en cerca de 6 vueltas a un circuito con numerosos muros en los que los sprinters podrían tener una gran ocasión para lograr la victoria.
Etapa 9: Bellinzona – Bellinzona (domingo 17 de junio, C.R.I.)
La general de la Vuelta a Suiza se podría decidir en esta última etapa con una crono individual de 34 kilómetros con salida y llegada en Bellinzona. El recorrido es totalmente llano, por lo que los rodadores podrían recuperar tiempo con los favoritos en la montaña, que no deberían descuidarse si no quieren perder una minutada.
Los favoritos a la general del Tour y los grandes sprinters se probarán en Suiza
Muchos favoritos a la clasificación general del Tour de Francia tomarán la salida en la ronda suiza. Mientras Chris Froome y Tom Dumoulin descansan tras los esfuerzos realizados en el Giro de Italia y Vincenzo Nibali y Romain Bardet se prueban en el Dauphiné, otros aspirantes a vestir de amarillo en los Campos Elíseos como Richie Porte, Tejay Van Garderen, Wilco Kelderman, Jakob Fuglsang, Ion Izagirre, Bauke Mollema, Tim Wellens, Nairo Quintana, Mikel Landa o Steven Kruijswijk sí tomarán la salida en la Vuelta a Suiza. 
A la ronda helvética también irán algunos de los velocistas más destacados del pelotón. Greg Van Avermaet, Magnus Cort, Peter Sagan, John Degenkolb, Arnaud Demare, André Greipel, Fernando Gaviria, Philippe Gilbert y Alexander Kristoff serán protagonistas en las llegadas al sprint en su última gran prueba antes de medirse en las llegadas masivas del Tour de Francia.
Fuente: AS
La entrada Vuelta a Suiza: el último test de muchos favoritos al Tour se publicó primero en Teleindiscreta.
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azoticiasdeportes · 8 years ago
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#ÚLTIMAHORA Victoria para Fuglsang en la sexta etapa de la Dauphiné Libéré https://t.co/nW9xDAQvEg
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cesargarciaurbanotaylor · 6 years ago
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César Urbano Taylor recomienda: Cesar Garcia Urbano Taylor: Mathieu Van der Poel , un milagro
No tengo palabras para definir lo que ha hecho Mathieu Van der Poel en la Amstedl Gold Race. Mucho menos para precisar los sentimientos que me ha producido. Espero que os haya pasado algo similar. Nunca había vivido algo semejante, no recuerdo nada comparable. Decir que me ha emocionado no es suficiente. Se queda corto. Tampoco estaba atónito, porque era muy consciente que lo que estaba viendo y, sobre todo, que lo que se veía venir al entrar en el último kilómetro, era algo grandioso, inaudito  e histórico.
En las pocas semanas que lleva disputando las carreras más prestigiosas Van der Poel ha resucitado para su país la ilusión por las clásicas, ha provocado un enorme sentimiento de orgullo para su padre, Adrie ( ganador esa carrera hace 30 años), y le ha dado años de vida a su abuelo, Raymond Poulidor, que desde principios de la semana pasada, día 15, cuenta con 83 años.
Mathieu Van der Poel gana la Amstel Gold Race 2019
Pero cualquier intento de explicar el alcance de su victoria será insuficiente ante la magnitud del logro, porque no solo se puede juzgar desde un punto de vista deportivo,  humano, estadístico, o táctico. En mi opinión además de englobar todos y cada uno de ellos, sobrepasa esos límites y se sitúa en una especie de reivindicación, un golpe al sistema, y por ello merece un monumento. Se ha reído de todos y de todo.
Antes de nada hay que volver a remarcar que por mucha presión que tuviera encima Mathieu Van der Poel ha salido, como siempre, a jugar en una carrera que los holandeses llevaban 18 años sin ganar (Erik Dekker, 2001). Ni el peso de la historia es capaz de arrebatarle su esencia, la valentía. Van der Poel ha arrancado en un repecho a falta de 43 kilómetros, rompiendo la monotonía que estaban imponiendo los Astana torturando al pelotón y el espectáculo. Le han dejado ir, y aunque parecía un favor ahí ha comenzado la carrera contra él, sobre todo por parte del Deceuninck y el Astana. Solo Gorka Izagirre (Astana) ha seguido su rueda pero con la orden clara de hacerlo frenar. Nada de relevos. El pelotón lo ha tenido siempre a la vista. Al holandés ya se le ha pasado la gracia, no se le puede permitir ninguna licencia, es demasiado peligroso, va contra el sistema y eso siempre acarrea problemas.
Mathieu no se lo creía
En las faldas del siguiente repecho, aún con el pulso elevado, las piernas doloridas, la energía malgastada, y las dudas por la estrategia pero sin decir la última palabra, el Deceuninck ha puesto en marcha la segunda parte de su táctica para derribar al bravo holandés. Ataque de Alaphilippe. Crisis para Mathieu. En cuanto Fuglsang (Astana) ha contactado con el francés el dúo se ha ido. La carrera también.
Desde allí hasta la meta ha atacado todo el mundo. Todos menos Mathieu,  que estaba sufriendo las consecuencias de su primer ataque y el cuerpo le pedía algo de calma para recuperarse. Nadie que no fuera él lo hubiera logrado porque en carreras tan largas y tan duras, solo existe un cartucho y si lo malgastas caes al vacío. Pero, de repente, ha obrado el milagro.  Con casi un minuto de ventaja el duo de cabeza se ha puesto a discutir, a atacarse y no relevar. Mathieu, por el contrario, ha comenzado a exprimir con determinación su última gota de energía, que por lo que se ha visto da para mucho. Sin temor a nada ni a nadie ha ido recogiendo a todos los corredores que estaban entre medias: Mollema y Simon Clarke, primero; Trentin y Schachmann algo más tarde, y en la larga recta de meta, con un vagón de corredores a su rueda, ha pasado como un obús a Fuglsang, Alaphilippe y Kwiatkowski, que acaba de enlazar con la cabeza.
Exhausto tras el esfuerzo
Lo de Mathieu Van der Poel ha sido magistral, todo lo contrario que se puede decir por Alaphiliipe y Fuglsang que han dilapidado una diferencia de casi un minuto en los dos últimos kilómetros. Pero es que saber aprovechar los errores del contrario también es una virtud. Y Mathieu los tiene todos, se ha convertido en la quintaesencia del ciclismo.
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cesargarciaurbanotaylor · 6 years ago
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César Urbano Taylor recomienda: Cesar Garcia Urbano Taylor: Obras de arte en la Itzulia
Más allá del resultado, que ha sido excelente para la afición local,  la Itzulia de este año ha hecho unas cuantas aportaciones que convienen ser tomadas en consideración si es que el ciclismo aspira a ser más atractivo. El diseño del recorrido ha sido una de ellas. Comenzar con una crono siempre es mejor que terminar con ella porque la lucha directa para saldar las cuentas de la semana resulta más excitante. Las bonificaciones no han estado mal y adoptar fórmulas contrastadas en otros ciclismos como el italiano (sterrato) o el belga (carreteras estrechas y repechos) también ha sido beneficioso porque añaden algunas características que de otra forma pasan inadvertidas. No conviene omitir el riesgo que existe por incrementar la probabilidad de caídas o pinchazos pero contra eso no hay fórmula que valga como se demostró en la caída que envió a casa a Alaphilippe o Kwiatkowski, entre otros (ocurrió en una carretera ancha y con unas condiciones inmejorables). El ciclismo tampoco puede pretender ser únicamente una ecuación matemática de las condiciones exclusivamente físicas de unos pocos, también se deben exigir cualidades como la anticipación, valentía, técnica, improvisación, visión, equipo, arrojo y otras facultades que enriquecen sobremanera el espectáculo como se pudo comprobar en las dos últimas etapas en las que se pudieron disfrutar dos auténticas obras de arte.
Buchmann estuvo imperial en Arrate
Lo que ocurrió el viernes camino de Arrate fue extraordinario, casi conmovedor e histórico que debería hacer reflexionar a más de uno en su visión retrógrada y rígida sobre este deporte. Desde hace tiempo se ha instalado en el ciclismo una rutina que pasa por querer controlar todo desde el pelotón ejerciendo la autoridad con superequipos que estrangulan a sus adversarios con ritmos imposibles de superar. Aunque poco vistosa es una táctica eficaz si se tiene al corredor más fuerte para rematar. En caso contrario tiene sus pegas y Jens Zembke, director del Bora- hansgrohe, equipo del líder Maximiliam Schachmann, advirtió que su corredor podía tener algunos problemas en las subidas por mucho que llevara ganadas tres de las cuatro etapas que se habían disputado, y anteponiéndose a los acontecimientos, eligió una estrategia totalmente opuesta a la que hubiera decidido cualquier director tradicional. Se defendió atacando, una actitud valiente caída en desuso. Dio libertad de movimientos a Patrick Konrad y Emmanuele Buchmann, bien situados ambos en la clasificación general. En lugar de matarse a tirar del pelotón y conjurarse para que Schachmann pudiera mantener su ventaja, los dos corredores mencionados se turnaban en todos los intentos de escapada que se producían con intención de aislar al líder. Una de ellas hizo camino. Buchmann había ejecutado con precisión lo que su director había dibujado con maestría en la pizarra. Y como en ocasiones la realidad supera a la ficción bastaron un toque de improvisación y un ataque se sublevación por parte del corredor, para que la competición tomara una dimensión superior. Fue una auténtica delicia.
Buchmann, que estuvo soberbio, ganó la etapa y se puso líder con 54 segundos de ventaja, ofreciendo, teóricamente, más garantías que su compañero Schachmann. Pero, a veces, nada es lo que parece.
Los Izagirre celebrando la victoria
Con la lección aprendida, los Astana no estaban dispuestos a renunciar al sueño de Izagirre, que tras haber sido tercero en tres ocasiones, veía que se le estaba diluyendo la inmejorable oportunidad de alcanzar quizás el mayor logro del que es capaz. Alguien les hizo ver la torpeza estratégica que cometieron la víspera al dejar coger dos minutos de ventaja a Buchmann. Nada se les podía reprochar a Gorka Izagirre y Luis León Sánchez, que dieron todo y más de lo que tenían, pero si quizás a Fuglsang que tardó en exceso en ponerse a tirar. Si lo hubiera hecho cuando la diferencia superó el minuto, seguramente el resultado hubiera sido distinto porque ya se encargarían otros (Yates, Landa, Dan Martin…) de subir rápido Arrate. Había que tirar cuando nadie estaba dispuesto a hacerlo o cuando quienes lo hacían no conseguían la eficacia que urgía la situación. Sea como fuere estaban dispuestos a asaltar la banca y lo hicieron.
Por previsible que fuera la estrategia no resultó sencilla porque requería enlazar muchas circunstancias. Primero someter al líder en montaña, cosa que no parecía fácil viendo el imponente rodar de la víspera. Segundo, que Izagirre estuviera a la altura de los mejores escaladores, cosa nunca baladí. Tercero, la indispensable necesidad de formar un grupo en cabeza con intereses comunes que garantizara una trabajo en su conjunto. Cuarto, el aislamiento casi total del líder para ejecutarlo entre los puertos, que es donde se marca la diferencia como se comprobó una vez más. Vamos que hacía falta que se diera la tormenta perfecta y la provocó el Astana que se vengó con otra obra de arte interpretada a la perfección por sus dos principales artistas en la carrera.
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cesargarciaurbanotaylor · 6 years ago
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César Urbano Taylor recomienda: Cesar Garcia Urbano Taylor: Lo que el ciclismo debería ser
Egan Bernal se llevó la París-Niza
Cuando finalizó la París-Niza me quedé con las ganas de escribir lo mucho que me gustó la carrera, pues había tenido todo lo que se le puede pedir a una carrera de ese tipo; abanicos que despiezaron el pelotón por el lado de los más despistados y/o débiles; esprines en los que se pudo comprobar la brutalidad que imprimen a los pedales corredores como Groenewegen o San Bennett.; una crono que, raro es, no desequilibró la carrera; estrategias para escapar y lograr la victoria de clasicómanos y también, como no, el lucimiento de una generación de escaladores colombianos que prometen llevar a lo más alto al país sudamericano. El ganador fue Egan Bernal, el mejor de todos, el más equilibrado en todas y cada una de las facetas que exigió la prestigiosa carrera.
Roglic ganó por un segundo la Tirreno
Al finalizar la Tirreno-Adriático quise pronosticar que será prácticamente imposible que una carrera del Tour World Tour finalice con un margen tan estrecho como lo hizo la prueba italiana. Un segundo, un suspiro, un centímetro, un pensamiento, entre Roglic, el ganador, y Adam Yates, el defensor del maillot en la última crono. La carrera fue todo un homenaje al estilo del ciclismo italiano, recorridos duros, sin excesos pero con la crudeza suficiente para permitir el protagonismo solo a los corredores más en forma: Julian Alaphilippe, Andrei Lutsenko, o Jakob Fuglsang, que se vieron lastrados en la general por el excesivo peso que tuvo, para mi gusto, la crono por equipos.
López ganando en La Molina
Ahora que ha finalizado otra vuelta del Wolrd Tour, la Volta a Cataluña, me reafirmo en que el ciclismo está dando pasos a lo que, en mi opinión, debería ser. Un ciclismo en el que el protagonismo personal debe prevalecer ante la del equipo. Me gusta un ciclismo de lucha directa entre los mejores corredores, un ciclismo ofensivo que nos traslade a los años en que nos aficionamos a este deporte. No quiero ver apisonadoras de ningún color que reducen la disputa a un par de kilómetros. Prefiero ver a Egan Bernal atacando sin miedo a 6 kilómetros de la meta como en Valter 2000, a Miguel Ángel López arriesgándose a 8 kilómetros en La Molina, a Thomas de Gendt y Schachmann burlando el poder, a priori, inquebrantable del pelotón en etapas llanas o onduladas, a Nairo Quintana jugando a querer ser ganador, a los hermanos Yates dando rienda a suelta a toda su imaginación y obligando al líder a defenderse con compañeros de equipo cuando los tuvo o en solitario cuando no le quedo otro remedio. Todo eso y más se ha visto en la Volta a Cataluña, una carrera que se ha acercado un poco más a lo que en mi opinión debería ser el ciclismo.
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cesargarciaurbanotaylor · 6 years ago
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César Urbano Taylor recomienda: Cesar Garcia Urbano Taylor: Progresiones – Blog de Ciclismo
Como cada temporada a éstas alturas la realidad muestra sin miramientos las consecuencias que el paso del tiempo ejerce sobre los corredores. La interrupción invernal siempre es un punto de inflexión para lo positivo y lo negativo. Hay corredores que, de repente, comprueban que no ya pueden escapar de las leyes de la naturaleza y sufren con pena los estragos que es capaz de hacer en esos cuerpos castigados por tanto exceso. A lo sumo, gracias a la experiencia, el oficio, y los trucos que uno aprende pueden frenar la inevitable caída y seguir compitiendo con dignidad, incluso ganando carreras por algo más de tiempo.
Hace tiempo que Cavendish no hace este gesto
Aún es pronto para crucificar a nadie pero Mark Cavendish podría ser el primero en ingresar en esa lista. Declaraba el propio protagonista que casi le es imposible reconocerse en la situación actual, sin padecer algún dolor. Repasar los datos de su temporada da pena, un solo Top-10, en la primera etapa de la Vuelta a San Juan. Con corredores de tanta clase se puede esperar cualquier cosa, pero se hace muy difícil imaginar a Cavendish esprintando, de nuevo, como lo hizo aquel día hace ahora diez años en la Milán-San Remo o en cualquiera de las 30 etapas que ha ganado en el Tour de Francia. Parece que aún no se ha repuesto de todas las consecuencias que le ha dejado la mononucleosis y aunque él advirtió que en los tres primeros meses no podrá estar muy competitivo se le ve muy lejos de su mejor versión.
  En cambio, hay otros corredores que parecen haberse subido a un trampolín gigante y están siendo catapultados a la cima más absoluta. Han entrado en esa vorágine positiva en la que todo fluye con tanta naturalidad que parece sorprender a los propios protagonistas. Son capaces de ganar incluso cuando no estaba previsto.
Diría que los casos más llamativos están siendo los de Egan Bernal, Julian Alaphilippe, Alexei Lutsenko y Primoz Roglic. No por inesperados, si no por la solidez de su progresión.
A Lutsenko este año no le paran ni las caídas.
Llama la atención que a estas alturas de temporada sea el Astana el equipo con más victorias (19) y no el Deceunick-Quick-Step como venía siendo habitual. Del Astana quién más ha ganado ha sido Lutsenko (5), un corredor que debutó en 2013 tras  haberse proclamado un año antes Campeón del Mundo Sub-23, aunque eso, como se sabe, tampoco es garantía de un gran futuro y menos tratándose de un corredor del Este, pues son muy dados a cometer el error de destacar en edades muy tempranas para estancarse después. Lutsenko no ganaba mucho, pero lo que ganaba era bueno, y se dedicaba casi siempre a labores de doméstico. Este año va desatado exhibiéndose allí donde compite. Las razones de esa progresión sin duda serán varias, y yo me apoyaría en su clase, la libertad de la que goza sin grandes líderes en el equipo, y la confianza que ha logrado tanto en sí mismo como por parte del equipo.
Bernal como pez en el agua en los abanicos
Un corredor que vaya a disputar el Giro de Italia, no puede estar en plena forma en el mes de marzo, y si lo está estará perjudicando sus intereses posteriores. Hay leyes que no se pueden violar. Por tanto si Egan Bernal y Primoz Roglic son capaces de ganar respectivamente la París-Niza y la Tirreno-Adriático es porque tienen una clase extraordinaria, algo que, por otra parte, no es nada nuevo. El enjuto cuerpo del colombiano lleva a equívoco. Con sus 60 kilos, piernas largas y flacuchas y cara de niño (22 años), es la imagen perfecta del escarabajo. Pero en la París-Niza ha demostrado ser mucho más. Es un corredor capaz de desenvolverse sin complejos en los abanicos, no tener excesivas deficiencias en las cronos y saber correr bajo la presión que le sometió un brillante Movistar en la última etapa de la París-Niza que se llevó no sin apuros. Vamos, que tiene todo aquello de lo que han carecido todos los aspirantes colombianos al Tour de Francia y que intentará demostrar primero en el Giro de Italia, donde se encontrará, entre otros, con Primoz Roglic.
Roglic ya ganó el Tour de UAE a principios de mes
Para juzgar la progresión del corredor esloveno sería un error fijarse exclusivamente en su fecha de nacimiento. Roglic cumplirá 30 años en octubre, una edad en la que, teóricamente, debería estar en su plena madurez, ya con muy poco margen de progresión física. Sin embargo, la edad deportiva de Roglic es más joven porque sólo lleva cuatro años en la Elite. En 2015, al poco tiempo de haber cambiado los esquís de saltos por la bicicleta, Roglic competía aún en la categoría continental con unas exigencias más del nivel amateur que del World Tour. Por tanto, aún no tiene motivos de sufrir el desgaste de las carreras, sus ritmos ni el cansancio psicológico al que se someten en esos extremos. Es un corredor en clara progresión como demuestra su palmarés. El año pasado ganó la Vuelta al País Vasco, Romandía, Eslovenia,  una etapa del Tour (4º en la general) y este año ha ganado las dos carreras por etapas que ha corrido.
Julian Alaphilippe ganando la Strade por delante de Fuglsang, otro gran protagonista
Alaphilippe (26 años), por su parte,  se ha convertido en la alegría del pelotón. Ha transformado  las victorias en un juego de niños. Lo mismo le da Argentina, Colombia, que Italia;  la Strade Bianche que la Tirreno-Adriático, el sterrato, que los puertos, cronos, o los esprints, incluso en llano. Es capaz de ganar en todos los terrenos y a cualquiera. Ya se le puede bautizar como el Valverde francés, o el sustituto de Laurent Jalabert, si se prefiere. El gran salto en su progresión se dio el año pasado ganando dos etapas de la Vuelta al País Vasco, la Flecha Walona, etapa en Dauphiné, dos etapas del Tour y la montaña, y el Tour de Gran Bretaña. Este año no ha hecho más que acelerar esa progresión meteórica y  en menos de dos meses ya lleva la mitad de victorias que el año pasado (6), siendo el ciclista más laureado de la temporada.
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