Tumgik
#apagadasestanlasluces
tripasyletras · 1 year
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¿Con qué vas a encontrarte en esta novela? A simple vista, con una pelea de pareja que desemboca en una traición amorosa, una traición que va a venir acompañada de sexo tórrido y de algún que otro asesinato. También vas a encontrarte proyecciones de películas de terror, que son como mini historias narradas en presente dentro de la novela. Unas joyitas que parecen no aportar nada a la historia, pero que guardan una relación directa con ciertas desapariciones que descubre la protagonista. Ya dije mucho.
Bon appétit.
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tripasyletras · 1 year
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Richard Laymon —el polémico ídolo del gore literario— nació en 1947 en Chicago, Illinois, y un infarto agudo de miocardio lo sepultó en el 2001. Presumiblemente, sin relación alguna con la crisis del mismo año en Argentina. . Fue un escritor que dedicó su vida al género de terror: dejó en su haber más de sesenta relatos cortos y más de treinta novelas. La mayoría publicadas post mortem en Estado Unidos solamente. Sin embargo, logró la mayoría de su éxito en Europa. . Su novela "Flesh" fue nominada a "La mejor novela de terror" por la Science Fiction Chronicle, y tanto "Flesh" como "Funland" fueron nominadas para el premio Bram Stoker. Premio que le entregaron en 2001 —después de morirse— por su novela "El espectáculo del vampiro".
En las notas que encontré en Google, dicen que recibió varios elogios de Stephen King y Dean Koontz. Pero yo, en los prólogos de las novelas que leí del querido Richard, me encontré con que no lo querían mucho. En especial King, que lo descalificó por el “gore ofensivo” en “El Sótano”, su primera novela, y en las dos que le siguieron.
Trato de seguir la línea de origen del gore en la corriente literaria. Y de lo poco que encontré, parece que Laymon fue el capo que hizo explotar este subgénero, el cual empezó John Russo, coguionista de “La noche de los muertos vivientes”, y autor de la versión novelada (1968). Me leí la novela de Russo. Y, la verdad, nunca encontré tanta lentitud dramática y errores de continuidad como en ese texto. Es más, fue el único libro hasta el día de hoy que me llevó a agarrar una birome, tachar los errores y reescribir párrafos enteros. Claro que lo vi como una oportunidad para practicar y mejorar mi escritura. Y los errores estaban en una versión española que tenía mi abuelo. Vaya uno a saber si en su idioma materno John Russo no era un Borges.
Bueno, ya me fui de tema: ¿y vos, has leído al tierno y difunto Laymon?
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