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#fragmentos de un discurso amoroso
bocadosdefilosofia · 2 years
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«Te-amo carece de empleos. Esta palabra, como la de un niño, no está aprisionada por ninguna restricción social; puede ser una expresión sublime, solemne, ligera, o bien erótica, pornográfica. Es una expresión socialmente móvil.
Te-amo carece de matices. Suprime las explicaciones, los acondicionamientos, las gradaciones, los escrúpulos. En cierta manera —paradoja exorbitante del lenguaje—, decir te-amo es hacer como si no hubiese ningún teatro de la palabra, y esa expresión es siempre verdadera (no hay otro referente que su proferición: es un performativo).
Te-amo carece de otro-lugar. Es la palabra de la díada (maternal, amorosa); en ella, ninguna distancia, ninguna deformidad llega a hender el signo; no es metáfora de nada».
Roland Barthes: Fragmentos de un discurso amoroso, págs. 176-177. Siglo XXI Editores. México, 1993
TGO
@bocadosdefilosofia
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esfumadaa · 2 years
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2. Desvivirse, debatirse por un objeto impenetrable es religión pura. Hacer del otro un enigma insoluble del que depende mi vida es consagrarlo como dios
Fragmentos de un discurso amoroso, Roland Barthes.
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rinconliterario · 9 months
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Sé entonces lo que es el presente, ese tiempo difícil: un mero fragmento de angustia. La ausencia dura, me es necesario soportarla. Voy pues a manipularla: trasformar la distorsión del tiempo en vaivén, producir ritmo, abrir la escena del lenguaje (el lenguaje nace de la ausencia: el niño se agencia un carrete de hilo, lo lanza y lo recupera, imitando la partida y el regreso de la madre: se crea así un paradigma). La ausencia se convierte en una práctica activa, en un ajetreo (que me impide hacer cualquier otra cosa); en él se crea una ficción de múltiples funciones (dudas, reproches, deseos, melancolías). Discurso amoroso. Roland Barthes, 1977.
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unviajedecadente · 2 years
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Homófonos & Parónimos
Todo es cuetión de tranza, yo tranzo, tu tranzas, ellos tranzan.
Desde temprana edad aprendí que mi cuerpo es un escaparate de deseos ajenos, carne vertida en los andenes de la ciudad cual charcuteria barata, o podría decirse acaso que se asemejan a las flores que fueron arrancadas demasiado pronto... Pero no, de nada sirve cubrir con analogías lo que está colmado de vulgarismos, soy una tranza de carne para todos los pronombres personales. 
Los fragmentos de un discurso amoroso se tiñen de falsas narrativas, los imaginarios entran en huelga cansados ya de tanto imaginar, el oído necrosante de tanta cursileria me susurra que ya no lo soporta más. Las voces se aglutinan entre la pared y la cama, se cuelan en medio de insomnios para mostrarme una verdad, si es que acaso existe la verdad. 
Lo inhabitable se vuelve un lugar recurrente, se teje una fraudalenta amistad entre la expectativa y la dopada realidad, aún me aferro con hipocresía a las promesas de lo inconmensurable, trago saliva para encontrar las palabras que no quiero nombrar, lo innegable es un vocablo que quiere sustituir a la soledad. 
El amor tranza, pero cómo puede tranzar algo que no existe.  J. Caicedo 
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El discurso amoroso, por lo general, es una envoltura lisa que se ciñe a la imagen, un guante muy suave en torno del ser amado. Es un discurso devoto, bienpensante. Cuando la imagen se altera, la envoltura de devoción se rasga; una conmoción trastoca mi propio lenguaje.
Roland Barthes, "Fragmentos de un discurso amoroso".
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21x2 · 1 year
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Te amo no es una frase, no transmite un sentido si no que se aferra a una situación limite, aquella en que el sujeto esta suspendido a una relación especular con el otro, es una holofrase
Lacan. Fragmentos de un discurso amoroso
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ipanemaisnotinlove · 6 days
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Lydia Davis, Barthes, Cocohombro
El registro de una experiencia, hacerla lenguaje, utilizar la sintaxis para darle forma a una imagen, un episodio vivido. Pequeñas escenas de la vida cotidiana que se vuelven algo más. Aquello sobre lo que se da vueltas, aquello que se quiere entender. Siempre me gusta escuchar escritores cuando hablan sobre su oficio porque me inyectan cierta vitalidad para pensar en las cosas que hago con las palabras. Encausar la escritura para hacer materia eso que antes no existía. O que solo existía en mi cabeza, como algo abstracto. La alegría de haber visto a Lydia Davis, un miércoles aleatorio, en el mundo New Haven, que tanta alegría le da a mi corazón. La rutina laboral se ha ido haciendo un poco más leve. Quizá sí era solo una cuestión de entrar en ritmo, volverme a habituar a la enseñanza, a la energía de los nuevos grupos. Todo se siente menos denso. El plan de terminar en mayo y el entusiasmo (leve) de Sibylle por finalmente cerrar esta etapa conmigo. Quizá el que ella esté convencida de que va a suceder ha sido también motivo para que todo se sienta mejor. Tal vez haya sido también la posibilidad de imaginar planes con más forma con A, empezar a pensar de verdad en un viaje, la idea de ir a China juntos, sentir que hay algo en el horizonte de lo cual sostenerme. La importancia de asentar una base que estamos construyendo, esa base fundacional de lo que viene para ambos. Y mientras tanto seguimos acumulando momentos al repertorio de imágenes maravillosas entre los dos. Por ejemplo, la de su cuerpo desnudo en la sala de su casa leyéndome en voz alta una de las entradas de Fragmentos de un discurso amoroso. Ese ritual tan íntimo y cercano, destinado a mantenerse como algo exclusivamente nuestro, algo propio del vínculo. La complicidad que existe entre dos personas que se quieren, que se desean. La dimensión corporal escalando y entrando en dimensiones nunca antes exploradas. Lo que más me gusta de cuando conectamos a un nivel que no habíamos imaginado es que la traducción de eso que nos sucede se vuelve inalcanzable para el lenguaje. Eso de lo que hablaba Dalia, esa alquimia relacional perfecta, pocas veces antes vista. Como si en el encuentro fuéramos desbloqueando niveles de placer que nutren eso tan propio y tan único de lo que pasa. El privilegio que resulta encontrar y conectarte con un otro a ese nivel, en ese plano. El de la pulsión, la perversión, la satisfacción del goce en aquello que solo el otro comprende. El mundo a través de la mirada de un gato. Una convivencia con el universo que es Cocohombro. La ternura que brota cada vez que A lo llama así. Conmoverme por verlo completamente rendido y vulnerable al amor que siente por él. Me hace pensar en eso que decía Jimena sobre cómo para algunas personas a las que le cuesta ser un poco más abiertas a su vulnerabilidad y sus sentimientos, una mascota viene a iluminar y a hacer visible ese lado sensible, tan vivo, tan real.
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Fragmentos de un discurso amoroso
Contra viento y marea, el sujeto afirma el amor como valor
"El mundo somete toda empresa a una alternativa: la del éxito o el fracaso, la de la victoria o la derrota. Protesto desde otra lógica: soy a la vez y contradictoriamente feliz e infeliz: "triunfar" o "fracasar" no tienen para mí más que sentidos contingentes, pasajeros... Lo que me anima, sorda y obstinadamente, no es táctico. Acepto y afirmo, desde afuera de lo verdadero y de lo falso, desde afuera de lo exitoso y de lo fracasado; estoy exento de toda finalidad, vivo de acuerdo con el azar".
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mishimasworld · 7 months
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"La pasión amorosa es un delirio; pero el delirio no es extraño; todo el mundo habla de él, está ya domésticado. Lo que es enigmático es la perdida del delirio: ¿se entra en qué?"
Roland Barthes | Fragmentos de un discurso amoroso
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ponquegala · 11 months
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5 referentes:
Pensando entre la biblioteca de mi cabeza, de las cositas que he leído, pensé en usar poesía (lo hare) pues esta denota muchas cosas, muchas imágenes y muchas experiencias que me pueden ayudar a potenciar la escritura. Como los poemas de Raul Gomez Jattin, pues hablan de un amor que no pudo ser ni existir. También otros ensayos como Fragmentos de un discurso amoroso de Roland Barthes, que expone muy bien el concepto del enamoramiento, del enamorado y del amor.
También una lectura reciente, "el día que aprendí que no se amar" de Aura García-Junco es una visión moderna y queer sobre la visión y concepción del amor. En este ensayo ella nos cuenta los patrones, anécdotas y amores que la han llegado en su vida. Puedo sacar muchas ideas que me ayuden a construir (poco a poco) el ensayo que quiero.
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Fragmentos de un discurso amoroso
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chavapolis · 2 years
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"Estoy aprisionado en esta contradicción: por una parte, creo conocer al otro mejor que cualquiera y se lo afirmo triunfalmente (Yo te conozco. ¡Nadie mejor que yo te conoce bien!), y, por otra parte, a menudo me embarga una evidencia: el otro es impenetrable, inhallable, irreductible, no puedo abrirlo, remontar a su origen, descifrar el enigma. ¿De dónde viene? ¿Quién es? Me agoto; no lo sabré jamás.
(Fragmentos de un discurso amoroso. Roland Barthes)
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moremarlesswar · 3 years
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🥀 le tengo mucho cariño a este ensamblaje y a este haiku, de despedida, o jisei no ku que hace poco más de un año me compartió jan:
“Cuando haya muerto,
¿alguien se ocupará
del crisantemo?”
no hay crisantemos en el collage pero sí la colección casi completa de mis flores secas, un fragmento del manifiesto de la ternura radical intervenido, una fotocopia de “La carta de amor” de Barthes y un grabado de Erasto Cortes 🖤 o “instrucciones para decir adiós”.
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aguasilente · 4 years
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El desvelo amoroso implica un desgaste que afecta al cuerpo tan duramente como un trabajo físico.
— Roland Barthes, Fragmentos de un discurso amoroso
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schwarsky · 6 years
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Encuentro en mi vida millones de cuerpos; de esos millones puedo desear centenares; pero, de esos centenares, no amo sino uno. El otro del que estoy enamorado me designa la especificidad de mi deseo.
Fragmentos de un discurso amoroso, Roland Barthes
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ipanemaisnotinlove · 8 months
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“¿Estoy enamorado? –Sí, porque espero” El otro, él, no espera nunca. A veces, quiero jugar al que no espera; intento ocuparme de otras cosas, de llegar con retraso; pero siempre pierdo a este juego: cualquier cosa que haga, me encuentro ocioso, exacto, es decir, adelantado. La identidad fatal del enamorado no es otra más que ésta: yo soy el que espera. Fragmentos de un discurso amoroso Roland Barthes
¿Qué se hace con el amor? Uno puede decir: esto que siento es amor, y uno incluso puede decírselo al otro por el que se siente ese amor: Esto que siento por ti es amor. Y el otro puede decir: esto que siento por ti también es amor. Y en esa coincidencia magnética parece entonces que todo está resuelto. Pero luego aparece la vida, con sus circunstancias, con sus contextos, con la urgencia por una toma de decisión.
“You need to be brave to love” me dijo Lee el otro día. Para que el amor triunfe no basta con decir: “Esto que siento por ti es amor”. Para que el amor triunfe se necesita una toma de riesgo, un salto de fe. Entonces uno puede imaginar escenarios en la cabeza. Uno puede creer en que los milagros existen.
Pero lo más importante: uno debe ser paciente. Porque también en esa espera hay amor, amor por entender el lugar difícil del otro, en respetar eso y empatizar con una posición que no es nada fácil. Amor es escuchar lo que necesita el otro. Entonces espero.
Espero sabiendo que sí, que en realidad es importante volver a existir en el presente, ya no desde la nostalgia, sino ver al otro hoy, y que quizás, para dar ese salto de fe se necesita una base desde el presente. Pero ¿hay lugar para que eso suceda?, ¿cómo se construye? ¿cómo se propone incluso? Lo cierto es que hay que observar eso que rodea al otro, eso que le interesa al otro, descifrar al otro desde el ahora. Lo cierto es que eso solo es posible a través del encuentro, que no necesariamente implique un paso a la acción de dos cuerpos colisionando, sino más bien a un estado de observación, de detenimiento, de reconocimiento, de ver al otro de verdad con los ojos del ahora.
Entonces espero. Espero a que el otro pueda ver quién soy hoy. No, corrijo, espero a que el otro pueda permitirse verme y dejarme verlo. Que pueda ver que mi emocionalidad y mi energía están hoy disponibles, seguras, sin miedo. Tan lista para darle a ese otro tanto, tantísimo amor.
Entonces espero. Yo estoy dando todo esto nuevo y aunque me encantaría que lo viera y verlo, si ese otro tampoco quiere darle un lugar real a eso que soy hoy, entonces todo eso se escapa a mi voluntad de querer.   En el medio fragmentos de canciones argentinas para el estallido del corazón:
(El placer más real es volverte a tener) (Y qué ansias de volver, de volver a hacerte estremecer) (No me frenes, estoy flasheando con vos) (Siempre estoy pensando, pensando en vos) (Yo te quiero un rato más, abrazame) (Traje la película que más te gusta ver) (Donde quieras nos encontramos y vamos juntos sin saber bien la dirección) (Quiero hacer canciones que no hablen de vos, pero no me sale)
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