Paradoja de los muros
Cuauhtémoc Camilo
Detrás de un muro blanco la variedad del arco iris.
Pizarnik
Acabamos encerrados en lo que escribimos.
Comienza con una visita rápida
A los deseos o al pasado
Que luego se extiende indefinidamente.
Al final uno se queda
O no tiene otro sitio dónde ir.
Pero no sucede de pronto ni le pasa a todo el mundo.
La escritura no es una prisión, ni un país, ni un destino;
Es más parecida a un cuerpo o una prótesis que siente,
Muros de una segunda piel que nos cubre
Aun si la atraviesan,
Aun si dejamos de escribir u olvidamos qué dijimos.
“Son las palabras las que sangran…”
Sobre los muros prendemos imágenes y repeticiones
Momentos vueltos pintura, clips y fotografías
“Imágenes del mundo flotante”.
Las alegrías y las penas más hondas están
En los aspectos no elegidos de la vida.
En los muros casi todo es selecto.
El resto son caprichos y decisiones,
Lesiones que se convierten en actos,
Que determinan las palabras que se quedan o se van,
Las imágenes que habrán de acompañarnos
De por vida, para volver a ellas.
Imágenes y palabras son como el tiempo
Que nunca pasa demasiado pronto, pero ignoramos.
Por eso enmarcamos algunas
Y las subimos a las redes o colgamos en los muros:
De algún modo decoran los ánimos
Y ayudan a advertir el deterioro.
Lo secreto, el encierro, la intimidad
Están trazados de muchos modos por los muros;
La interioridad, es una consecuencia
De la arquitectura y la propiedad privada,
Siempre un paso de lo exterior.
Como los muros de las redes sociales
La frontera que nos separa de los otros
Se asemeja a los cubículos en las empresas
Y al filo de esa delgada línea somos
Caracoles kamikaze que viran sobre sí mismos
Dispuestos a estrellarse ante la vista de todos.
La amargura, en cambio, está en lo que se sobre mira
Es la humedad que se filtra por las grietas
De las paredes y de las miradas semi derruidas:
Stalkers de imágenes y palabras,
Exceso de curiosidad, mentiras.
Mejor un like o stories a escondidas.
Privacidad en etiquetas y fotografías.
¿A quién heredamos el password?
Leer y escribir como se cuelgan cuadros
Donde solo algunos vean,
Observar si la decoración coincide con el ánimo
Ya que vamos a mirarnos en el anverso de los muros.
La carcasa y la fachada de la casa nunca serán
(Aunque lo sean) las mismas paredes de los interiores.
¿y las hojas de ceros y unos? otros muros.
La laptop o el móvil, ¿otra casa…?
Domicilio de bolsillo, estancia portátil
Que si se mira desde los datos
Y los flujos de individuos comprende
bancos, catedrales, prótesis digitales.
Según se observa, es razonable evitar en casa
La escritura de consignas y verdades:
No es interioridad, eso es para la calle,
Es decir, para los memes y los avatares.
Esténciles y grafitis digitales
Que a tantos resultan insoportables:
Las mismas personas que nunca organizarán
Una marcha contra sí mismas,
Ni admitirán vandalizar-se porque se aman
Y ya dijimos que tienen
Otros muros e interioridades su lado:
Estados de cuenta, credos e instituciones:
Se dice: espiritualidad, no indiferencia;
Se dice: despertar de la consciencia o amor propio.
Poco importa. Mientras no haya pintas
Que te lleven la contraria en tu casa.
Mejor una última cena colgada en el comedor,
Algún mandala junto a los muebles de jardín.
Un atrapasueños o una cruz en el dormitorio.
La imagen con el mantra del retiro en la foto de perfil.
Nunca un rayón en aerosol rojo que reza:
“Destruiste a quien te amaba!”
Nunca la intimidad sorprendida en falso o vandalizada.
No se toca la mampostería de la casa,
Esas palabras no tienen lugar ahí
Como tampoco es pública la mensajería,
Los correos y llamadas.
Velar la privacidad no es egoísmo.
Para eso están los diarios, las terapias y retiros.
Animales domésticos que mueven la cola
O la metan entre las patas
Según corresponda al ánimo del dueño.
La interioridad y los muros son pretexto de otra cosa.
Imágenes y escritura, ¿de qué son reverso?
Si es inevitable conservar ambos tanto tiempo
¿A qué se debe que casi nadie y de verdad nos mire
Detrás de la blancura saturada de los muros?
El amor es una imagen unida a un nombre.
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Cuauhtémoc Camilo. Estudió el posgrado en Filosofía por la UNAM, se desempeña como profesor, traductor y creativo. Fue becado por la SRE, Erasmus Mundus, Université du Quebec, UCM, Conacyt, Santander, UNAM, entre otras. Ha publicado poesía, cuentos, ensayo literario y académico, en diversos medios nacionales y extranjeros. Ha expuesto dibujo y pintura en el Museo Nacional de Arte, Museo Universitario del Chopo, Museo Nacional de la Acuarela, Galería Harto Diseño Mexicano, entre otros. Es miembro de Iniciativa 0.0, Mil Mesetas y del colectivo Teoría y Distorsión. Actualmente, en paralelo a su labor académica, realiza sesiones de dibujo y poesía en Cdmx y Cuernavaca. Gusta del cine, el tiempo libre y la sandía.
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