Tumgik
#igual por la misma rareza de la situación me imagino que no tuvo tantos problemas durante el embarazo
malkaviian · 1 year
Text
Me puse a pensar(? y Fred tuvo a Eris cuando tenía alrededor de 25, y siendo que quedó embarazado de Damian cuando ella tenía 11, quiere decir que lo tuvo como a los 36, lo cual... no es muy bueno
#igual por la misma rareza de la situación me imagino que no tuvo tantos problemas durante el embarazo#pero damian nació ochomesino por eso mismo; así que ahora se le añade que lo tuvieron a una edad avanzada#sí me imagino que estaba muy cansado en general y mucho más débil de lo usual#lo cual añadía más a su paranoia de que alguien le hiciera algo rip especialmente porque sí se hizo de algunos enemigos#o al menos personas a las que no le caía para nada bien por... simplemente por ser tan mierda#así que bonnie le tuvo que hacer de guardaespaldas porque esa situación en teoría la causó él y se lo reclamaba skdksod#y claro; porque tampoco quería que le pase nada a su hijito:c#que también me imagino que estuvieron todo el tiempo re cagados de que fred tuviera un aborto espontáneo y adiós bebé#bonnie no es precisamente la persona más fuerte físicamente pero bueno; sí tuvo que protegerlo#también golden quería asegurarse de que se encontrara relativamente bien y fue la única vez que fred aceptó '''ser inferior'''#claro; era su obligación así como también 'tuvo qué' cuidar de fox con sus dos embarazos y lo hubiera hecho de cualquiera que lo estuviera#pero bueno; ya sabemos que golden tiene una relación 'especial' con ese grupo en particular(?#fox siempre estuvo resentido por lo de eris pero sí se hubiera cagado a las piñas si alguien le hacía algo para que perdiera al bebé#aunque sea por él; por más de que cree que lo mejor que le podría pasar es perderlo xd pero un aborto debe ser horrible así que bueno#y freddy le hacía de emotional support friend ah. ann también pero ella ya tenía la libertad condicional y por ende no estaba con ellos#otra cosa es que me imagino que la gente se burlaba mucho; especialmente si fuera el au omegaverse por la wea de haber fingido ser alfa#así que iba a llorarle a cami o a sus amigos ah él así de 'everyone is so mean 2 me 💔' -fue y es una persona horrible-#así que no la pasó muy bien que digamos; pero al menos fox se siente vengado ah#au talk
5 notes · View notes
northpolething · 5 years
Text
@/acciokinder, cuestionary;
i. ¿Quién dio el primer paso?
La verdadera incógnita que reside en este interrogante para mí no es quién de los dos avanzó en primer lugar, sino…, si existió « reciprocidad » una vez se hubo dado ese paso hacia delante. ¿A qué me refiero con ésto? Procedo a explicarlo, sin demora: desde mi perspectiva y, en base a mi humilde (aunque puntillosa) opinión, quién dio el primer paso es un apunte muy relativo en una historia de amor. Carece de relevancia y trascendencia. ¿Por qué? Una relación consta de un largo e irrepetible proceso de (auto)descubrimiento. Durante ese transcurso de tiempo en el que estás conociendo las rarezas y manías de alguien desconocido hasta la fecha, unas pequeñas y necesarias bases han comenzado a construirse –y asentarse– sin que ninguno de los protagonistas haya sido plenamente consciente de que, ¡éso!, estaba ocurriendo. ¿A qué momento exacto he de remontarme para dar una respuesta correcta y acertada? ¿Cuánto tiempo he de retroceder? Imagino que, haciendo un llamamiento a la simpleza, todo ha de reducirse a la primerísima toma de contacto. Pero, ¿es que nadie salvo yo ha pensado que el primer paso está implícito en otros primeros pasos? ¿A nadie se le ha ocurrido ver más allá? Siempre hay letra pequeña, y yo sé apreciarla; vislumbrarla. Sin embargo… Algo he de reconocer y es que, en nuestro caso en concreto, ambos dimos ese primer paso. Ambos pusimos de nuestra parte para avanzar, y conocernos. No hubo un paso al que no le siguiera otro, en multitud de escenarios y situaciones.
ii. ¿Quién besó y quién fue besado?
Antes de comenzar a divagar un poquito al respecto; antes de escarbar un poco más en el enunciado; antes de comenzar a dar cuerpo, forma y vida a la respuesta, incluiré una (de sobra) conocida frase célebre: « el primer beso no se da con la boca, sino con la mirada ». Teniendo este preciso detalle en cuenta, no sabría contestar con exactitud al interrogante; ni tampoco ser concisa. Supongo que nunca sabré quién lo dio primero: quién besó, y quién recibió un beso con la primera caída de pestañas. Tampoco sabría concretar el momento en cuestión, si sucedió los minutos precedentes al primer encuentro, la primera visita sin un aviso previo o durante la obtención de una réplica constructiva y cargada de argumentos prácticamente imposibles de revocar. Ahora, permitiéndome el lujo de acudir a mi particular máquina del tiempo, retrocediendo hasta el momento justo en que el beso real tuvo lugar... Como era de esperar, descubro que fue, también, cosa de dos. La razón de ello es simple: ambos supimos tomar la iniciativa para que éste se produjese. Ambos anhelábamos reconocer, por primera vez, el sabor de esos labios que con tanta asiduidad ad/mirábamos. No obstante, y contra todo pronóstico, he de recalcar que a mí se me quedó grabado en la memoria a qué olía ese beso. Tres ingredientes. Únicamente tres para una receta tan perfecta como inolvidable. Mandarinas recién exprimidas, café y nosotros.
iii. ¿Quién pronunció por primera vez «te quiero»?
Tengo entendido que el refranero popular indica que a la tercera tentativa, se consigue (¡por fin!) el fin tan ansiado. O, dicho de otro modo más común y corriente: a la tercera, va la vencida. Por ende, en este caso, la respuesta no va a demorarse tanto en llegar como las anteriores. ¡Sin embargo!, considero oportuno remarcar en negrita un punto que –siempre a mi parecer– es súper prioritario. A veces, pronunciar en voz alta lo que sienten tus entrañas está sobrevalorado cuando te lo hacen sentir en la piel; cuando te lo transmiten a base de hechos y acciones. Dejando esta perspectiva clara, voy a centrarme en profundizar en la cuestión. ¿Quién pronunció con el corazón en la mano dichas palabras? ¿Qué quién paladeó primeramente las ocho letras que constituyen un te quiero sincero, dices? Él, él y seis mil once veces..., ¡él! Aunque y, en efecto, aquí viene el primer pero, he de puntualizar (y matizar) que hubo dos primeras veces. Sucedió en dos ocasiones y con un trascurso de tiempo significativo entre una y otra. La primera vez que me hizo llegar esta confesión: fue tras lo que podría denominarse como la primera crisis pre-relación. Desde su punto de vista, aquel primer « te quiero » fue, más bien, a modo de despedida; quizá con el fin de despedirse de lo que podría haber sido y, entonces, no fue. Nada tenía que ver con el que, tres meses después, me haría llegar a la bandeja de entrada. No era comparable. La segunda vez que este acontecimiento surgió fue absoluta y totalmente diferente. En esta ocasión, a través de ello quiso confesarme la magnitud de sus sentimientos hacia a mí. Se tiró a la piscina, de cabeza. No titubeó al arriesgarse y desnudar sus verdaderas intenciones para conmigo.
iv. ¿Quién fue el primero en tragarse el orgullo para buscar al otro tras una (fuerte) discusión?
Antes de exponer abiertamente una sentencia al respecto de, me veo en la obligación y/o tesitura de señalar dos reveladores apuntes de su personalidad y mi arrollador carácter. El primero: no hay espacio, ni tan solo un diminuto escondrijo en el cuerpo de mi pareja en el que el orgullo habite amargamente. Y el segundo, pero no por ello menos importante: al contrario que él, el orgullo está muy presente en mi larga lista de defectos por pulir y/o perfeccionar. Dicho lo cual, he de reconocer que, pese a tener roces de mayor o menor grado de importancia durante el transcurso de lo nuestro, inclusive al principio: siempre ha solido ser él, el primero en dar el primer paso para acercar posturas e intercambiar opiniones en un ambiente más civilizado y mucho menos tenso. Al tratarse de una discusión en toda regla, debemos tener en cuenta varios factores. Como por ejemplo: de quién fue la culpa, o quién saboteó un momento de paz para transformarlo en frialdad y distancia; a raíz de qué surgió esa nula capacidad de entendimiento y/o empatía; y un larguísimo etcétera. Soy (muy, muy) orgullosa pero cuando soy consciente de que la situación se me ha ido de las manos y he actuado de un modo desacertado e injustificable: del orgullo ni siquiera me acuerdo. Me acerco, de corazón y pido disculpas sinceras, puesto que no se me caen los anillos por asumir un error. Quizá no sepa verlo inmediatamente, es cierto. Tal vez me lleve mi tiempo, pero en cuanto se me ilumina la bombillita: ¡voy a por ello! Y así, por último y para finalizar diré que, él y yo, siempre sabemos encontrar el camino de vuelta. De vuelta a casa.
v. Desde tu experiencia: ¿Quién siente / sintió más? (Siempre desde un punto de vista meditado y, totalmente, objetivo. Quién realmente crees qué ha dado más de los dos).
Hubo una época, durante los primeros tempos de nuestra caótica e incipiente relación (de eso hace ya un poquito más de dos años), en la que afirmaba sin balbucear que ese puesto era todo suyo. Sólo suyo, le pertenecía en exclusiva. Aquella afirmación se sustentaba en hechos incuestionables: en la mensajería instantánea y quedadas programadas o imprevistas en persona. Quizá todavía no me lo había reconocido abiertamente, quizá aún no se había parado a pensar él mismo en qué sentía, o cuál era el significado de aquella palpitación o sacudida a diferentes alturas... Pero, a pesar de eso, aun así, yo lo sentía. Yo sabía que iba a enamorarse de mí. Lo tenía cien por ciento claro. Por tanto, una vez hubo asumido sus sentimientos, una vez esclarecida su intensidad y su respectiva intencionalidad: aquello fue un maremágnum de sensaciones. Yo por mi parte, me sentía tan inferior como insegura por no ser capaz de corresponderle en la misma medida. Él sentía sin medida ni control, él lo expresaba sin pretenderlo y yo, simple y llanamente, me asusté por no estar a la altura; por no poder cumplir unas hipotéticas expectativas. ¡No obstante!, en cuanto supe asumir qué quería y cómo, los miedos desaparecieron y supe (de)mostrar con creces cada una de mis emociones. Hoy en día, creo que ambos sentimos lo mismo. Cada uno a su manera, cada uno con su intensidad, pero ambos estamos igual de enamorados: ninguno ha dado más que el otro, ambos nos hemos implicado con todas las consecuencias. Ambos damos, nos esforzamos por salir adelante de las adversidades y tiramos de la cuerda cuando el otro está mínimamente perdido. Quizá ese sea precisamente nuestro principal problema: que sentimos de verdad, que nuestro amor, es irremediable. Inquebrantable. ⠀ ⠀ ⠀ ⠀ ⠀ ⠀ ⠀ ⠀
( + bonus ): ¿Quién fue el primero en dedicarle algo al otro? Desde una canción, hasta un poema o algún fragmento. Propio o ajeno. Si lo recuerdas, inclúyelo.
¡Irrelevante! Ésta es otra observación minuciosa que resaltar del encabezado. ¿A qué momento se refiere exactamente? ¿Y en qué contexto? Al cohabitar en una red social cuya plataforma online consta tanto de una fracción pública como de otra más reservada y personal, ¿qué nombre he de escoger? ¿Cómo acertar? ¿El título se refiere a la primera muestra de afecto pública? ¿O al interminable intercambio de enlaces por una vía más íntima y privada? Es muy, pero que muy difícil decantarme por uno u otro. Aunque, si no me falla la memoria, él fue el primero en dar este paso: en colocarse una fotografía conjunta como imagen principal en su correspondiente perfil. Pero, afirmarlo; sería un pelín contraproducente. Porque la pareja en cuestión que (se) usó, fue una misma que yo le proporcioné y elegí en primer lugar. Por tanto..., es muy probable que privadamente ya hubiésemos intercambiado alguna que otra instantánea o GIF, de ésta o una segunda pareja. De hecho, la primera publicación a modo de dedicatoria: creo que fue obra mía. Incluí el siguiente poema y una imagen que tenía integrada la siguiente frase: somos un mismo alma en cuerpo separados, cita que él mismo me transmitió. « Y ya que estamos dejando de creer en la suerte podríamos empezar a creer en las personas y recordar, alguna vez, que si se juntan dos tréboles acaban siendo uno de cuatro hojas ». Él, por su parte, días más tarde, durante la noche, me sorprendió con el primer escrito que me dedicó vía pública junto con su correspondiente y maravillosa edición fotográfica, fue el que adjuntaré a continuación. « Hay tres tipos de persona: las que perecen en el caos, las que lo evitan, y las que florecen en él ».
0 notes