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#jonathanjimenez
barbarapicci · 3 years
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Photography - Ecological crisis in abandoned places by #JonathanJimenez aka #JonkPhotography @jonjonkkkk @__the__lost__world__ Info & gallery at: https://barbarapicci.com/2021/06/24/fotografia-jonathan-jimenez-jonk/ #fotografia  #crisiecologica #luoghiabbandonati #photography #ecologicalCrisis #abandonedplaces #abandoned #cultureisfreedom #artisfreedom #curiositykilledtheblogger #artblogging #photooftheday #artaddict #artistsoninstagram #amazing #artwork #instacool #instaart #followart #artlover #contemporaryart #artecontemporanea #artmuseum #artcurator #artwatchers #artcollec https://www.instagram.com/p/CQg8t6glrQH/?utm_medium=tumblr
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jonystick · 7 years
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#4taparte #cuentoganador #balaschinas #jonathanjimenez ...Las mujeres siempre me han parecido algo cercano a los videntes. Respondí su sonrisa. —Adiós. Cuando la puerta del cuarto 128 se cerró ya estaba dudando cómo hacerlo, no sabía cómo proceder, si en la cabeza en el abdomen o directo al corazón. —¿Dónde es que está el corazón?, la cabeza debe ser lo mejor. Miraba la calle desolada y escuchaba los perros callejeros peleándose a la distancia. Nada que me hiciera reflexionar. Me senté sobre la cama, entre las sabanas percudidas, nunca encendí la luz. Rasgué el maletín, tome el arma, recé un padre nuestro y pedí perdón a mi hijo y a mi mujer. Abrí grandes los ojos rosando el metal helado en mi cien. Conté 1, 2, 3 y apreté el gatillo. ¡Pum! Nada. Imbécil, no pusiste la bala en la cámara. Estúpido. Ahora sí. La bala estaba expectante, feliz de cumplir su sueño. Volví a exhalar hondo y sonreí, era lo que quería. Uno, dos, tres, ¡pum! El tronido fue tal, que no sentí nada, solo un zumbido cálido y melodioso. Estaba muerto, por fin muerto. Abrí los ojos. No, no estaba en el cielo, tampoco en el infierno, seguía en ese mugroso motel. Parpadee, queriéndome explicar qué había pasado. Mire al suelo y un charco enorme de sangre cubría la alfombra mugrienta y la pistola yacía tirada cerquitas. Pero, ¿qué paso? Un dolor inmenso e insoportable entumió todo mi cuerpo, dejándome tieso, sin poderme mover. Me vi bien. Mi mano, me había volado la mano, me mire horrorizado, donde tenía que estar la mano estaba un grotesco colgajo de carne sin forma. —Pinches balas chinas—. Se había reventado la pistola y me había quedado sin mano. Grité como un maldito loco, pero nunca nadie fue a verme. La luna está llena, es una hermosa noche de octubre y yo estoy muerto, me desangre a los pocos minutos de quedarme inconsciente, después de tanto dolor. Mi sangre cubrió por completo aquel cuarto asqueroso, tan lleno de manchas verduzcas hechas por la humedad y el moho. Y es ahora cuando las moscas, miles de ellas, están allí, sobre mí.
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jonystick · 7 years
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#3eraparte #cuentoganador #balaschinas #jonathanjimenez Manejé por esa ciudad apenas en ebullición, todavía bonita, de esas en verdad bonitas. Cuando volví a casa, el sol en el cielo estaba redondo y amarillo como yema de huevo, no hacía mucho calor. Había llegado la visita. Intente pasar desapercibido, pero al pasar, todas me notaron, mi esposa sonriente dijo: —Cariño, ya llegaste, ven con nosotras. —Sí, ven, ándale, ven. —repetían las doñas. —Muchas gracias señoras, les deseo una agradable velada. Mi amor voy al estudio a arreglar unos papeles para mañana. ¿Está bien? —Si cariño. —Bueno. Me hubiera gustado decirle: “Te amo”, “eres la más bella entre todas”, “siempre pienso en ti” o cualquier cosa, menos “bueno”. Pero no. Era normal que me encerrara en mi estudio para leer las notas de los que pretenden ser periodistas, ahí me pasaba horas, nadie me buscaría. Llegue al cuarto, cerré con seguro, abrí ansioso y todavía temblando la bolsa de papel que se comenzaba a romper. La miré por todos lados y descubrí como quitarle el seguro y el cargador. Ahí estaban las dos balas negras y mal hechas. Me senté y deje caer todo sobre la mesa. Tomé el cargador. Estaba totalmente oxidado, pero embonaba a la perfección. Me puse a llenarla con todas la balas. El resorte funcionaba bien. Me sorprendió que el último tiro casi no entra, batalle de más en colocarlo, pero al final lo logre. Nunca había tenido un arma en mis manos, no tenía idea si estaba bien o no. Daba igual, todo estaba listo para morirme. Por supuesto, no tenía intenciones de acabar mi vida en medio de mi casa y dejar una huella imborrable a todos. Existía un motel espantoso en el borde de la ciudad, con un estacionamiento descubierto y una hilera de cuartos con los vidrios polarizados —Sí, así le voy a hacer—. Me cambie, estaba comenzando a llover. No use perfume para no llamar la atención; mi mujer si huele algo que le parezca raro empieza a deducir rapidito. Dispuse mi maletín: recortes, notas mecanografiadas y otras en cursiva y mi pistola. —Voy al periódico. Señoras que se diviertan, están en su casa. —¡Gracias!— ella se me quedo viendo y sonrió entristecida; quizá sabía lo que iba a hacer...
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crissgeithner · 5 years
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MÉXICO BAILA con @AztecaNovelas #AZTECA #AuraCristinaGeithner #LaPotraDeLaBanda #MexicoCity #jonathanjimenez #Dancer #inolvidables #Dance #PositiveVibesOnly #mexicobaila #FelizSabado #MUSICTIME #Love #likes4likes #FriendshipGoals #SaturdayVibes @crissgeithner ❤❤
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jonystick · 7 years
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#2daparte #cuentoganador #balaschinas #jonathanjimenez La tenia, era mía, pero no podía matarme con ella. —Me tronare el cráneo a cachazos, después del cuarto seguiré consiente y con el brazo acalambrado—. Me recomendó pasar a otros negocios disfrazados de misceláneas. Decía una clave estúpida y me respondían: —No. No hay. No hay. De todas, menos para esa—. En el último, un negocio, atendido por un señor de barba y cabellos blancos y su hija veinteañera, recibí un: “Lárguese”. —Bueno —respondí. Apenas iba a doblar la esquina cuando me vino aquella voz: —Don, espérese, don. —¡Eh! ¿Mande? —¿Cómo se le ocurre preguntarme eso con mi hija al lado?, no sea tarugo. Venga—. Se adelantó un poco y lo seguí sin ganas hasta una puerta bien cerrada, le quito tres seguros y me dijo: —Pásese—. Encendió un foco con un cordoncito en medio del lugar. Solo había cajas de madera con letras chinas, olía a humedad. —La novedad es lo chino, esos cuates están haciendo todo más barato y más malo. Traer los insumos de estados unidos está caro, nadie los paga. Dicen que lo chino sale malo, que truenan en las cámaras y les han cortado las manos a unos cuantos. Pero yo creo que no. Pero si es verdad, debe ser a puros pendejos. —Es lo que hay, ¿va a querer o se amuela? —Pues sí. —Pues bueno. —¿Cuantas debo comprar? ¿Cuantas le caben? —Pues depende a cuantos quiera matar. A ver la fusca—. Saqué la pistola de la bolsa, ¡una pistola en una bolsa de papel! La tomó y como si nada le quito el cargador, le abrió por aquí por allá. Abrió una de esas cajas con una barra larga y entre el aserrín agarro un puño de balas, negras, como pintadas de punta a cabo. —Estas son—. Le puso una y otra hasta que ya no le cupieron. —14... Ahí está…— me dijo con las manos en la cintura y la pistola sobre la caja. —¡Ah!, muy bien —Pues sí. ¿Las va a querer, verdad? —Dice que no es cierto eso de que salen defectuosas. —Pues yo creo que no, pero quien sabe. —solo déjele dos, una por si fallo y otra para no fallar. —¿Entonces, para que quiere las demás? —Por si alguien más la quiere usar después de mí. —Bueno, al cliente lo que pida—. Pagué y Salí. —Gracias. —¡Ey!...
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jonystick · 7 years
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#1eraparte #Cuentoganador #balaschinas #jonathanjimenez #aprendanseesenombre El repicar de las campanas anunciaba las seis de la mañana de ese domingo trágico. El señor se levantó enseguida sin despertar a su señora, llegó al baño principal abrió las llaves y estas comenzaron a chorrear agua cristalina que rápidamente llenaron de vapor aquel lugar. Se abrió la bata y se metió a la tina, limpiando primero que nada su barba rojiza. Salió después silbando quedito, era la forma más dulce que sabía para despertar a su esposa. Ella se volteó en sí, dentro de la cama y respondió al mismo son. Se miraron a los ojos y sonrieron, no hacían falta las palabras. Era bonita esa estampa, aquella familia yendo a misa cada domingo por la mañana. Todo pasó como de costumbre aquel domingo trágico: la misa, después el almuerzo, un caldo caliente, porque el frio apretaba, las pláticas cortas y sonrisas. Después el traslado a casa y continuar con un día de calma. Cuando la luna se posó en esa noche de domingo, yo estaba muerto. Alrededor de mi volaban decenas de moscas que en horas se convirtieron en centenas, tapizaban el curto lúgubre y abatido de ese motel que quise como tumba. Me dolió más de lo que pensé. Aquella tarde me excuse con mi esposa y mi hijo. Fue sencillo. Ella pasa las tardes bordando y mi hijo leyendo. —Ve con cuidado— me dijo ella y le besé en la frente, despacio, sintiéndola. Fui a la parte de atrás del mercado, donde solo encuentras pachucos, mariguanos, teporochos, putas y traficantes de lo que se te ocurra. Una estampa colorida. —Un tigre de véngala, vacunado, sano, baratito. —Cachorros de oso, sin mayor explicación. —Un águila real, para que lleve el orgullo de los mexicanos. Mi petición era sencilla: cualquier arma de fuego, pequeña, para matarme. Conseguí una oxidada y vieja berreta 22. Me gustó mucho en cuanto la vi. Fue amor a primera vista. Yo decidí morir por ella, eso es un amor verdadero. Pero se me atravesó un problema. El vendedor me dijo: —No tengo tiros para esta. Pero para esta esta y esta sí—. Apunando a otras armas. No me interesaba, solo tenía ojos para esa horrible 22. —No quiero. ¿Cuánto? —Tanto. —Ahí está—. Pague y me fui desencantado...
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