Tumgik
#jungkook cicatriz en hombro
aricastmblr · 6 months
Text
Tumblr media
¡“Seven” Encore Fancam de Jungkook (SBS Inkigayo) ha superado los 10 millones de visitas en YouTube!
SBSKPOP X INKIGAYO youtube sale jungkook
[앵콜캠4K] 정국 'Seven (feat. Latto)' 인기가요 1위 앵콜 직캠 (Jung Kook Encore Fancam) | @SBS Inkigayo 230730
kpop_sbs twt 30Jul-2023
[🎥#앵콜캠] 정국 - Seven (feat. Latto)
큰 거 왔다 🎉 빌보드 1위 가수 앵콜캠 왔습니다 🥳🥳 토끼 왕자님 정꾸기🐰
1위를 진심으로 축하합니다 💜💜💜 자랑스럽다 정말루 🫳🫳 🏆Yt
인기가요#정국#JungKook#BTS#Seven @-bts_bighit
[앵콜캠4K] 정국 'Seven (feat. Latto)' 인기가요 1위 앵콜 직캠 (Jung Kook Encore Fancam) | @SBS Inkigayo 230730
[앵콜캠4K] 정국 'Seven (feat. Latto)' 인기가요 1위 앵콜 직캠 (Jung Kook Encore Fancam)...
[앵콜캠4K] 정국 'Seven (feat. Latto)' 인기가요 1위 앵콜 직캠 (Jung Kook Encore Fancam) | @SBS Inkigayo 230730
jungkook weverse
JK
07.30 10:19
ㅇ...우리 아미들 노래 잘해요!!!
o... nuestro army es muy bueno cantando!!!
Jungkook weverse
JK
07.30 11:40
Me pregunto quién es la persona inigualable/inigualable (*como en "destacar") en el [marca] 3:37 en el [vídeo] encore...
sal/adelante, cambio* (*cambio como en la jerga de walkie talkie/radio que significa que terminaste de hablar)
[슈취타] EP.21 SUGA with 정국 Ⅱ
(https://youtu.be/0RKnjVL2kWA)
El vídeo de Jung Kook Encore Fancam en Inkigayo se hizo viral Y es el legendario 3 minutos 37 segundos y jimin antes ya tenia un vídeo viral legendario de 3 minutos 33 segundos lo platicaron en la entrevista con suga-suchwita y es también lo que escribió en weverse a army, ese día gano, vino y agradeció (todoenelmismodía)- aquí la entrevista (https://youtu.be/0RKnjVL2kWA?t=419) y arriba esta el vídeo oficial, lo recordé ahora que llego este vídeo de jungkook a 10M en yt
3 notes · View notes
lileuph-milkybanana · 6 months
Text
Werewolf Heart
—¡Jungkookie! —la voz de Taehyung sonó en su mente. Y de nuevo, esta vez con preocupación. —Jungkookie, ¿te hiciste daño de nuevo?
Saboreó una pizca de algo metálico en sus labios cuando presionó sus dedos para esconder las gotitas de sangre que habían aparecido.
—No— escuchó su propia y para nada convincente voz.
Escuchó un suspiro y luego un, —Vamos. Yo me encargo.
Vio una tirita con unos dibujos animados que no reconoció sonriéndole mientras Taehyung la abría. La puso en su dedo de forma torpe, con las habilidades dudosas de un niño de diez años.
Un abrazo cálido lo envolvió cuando unos delgados brazos rodearon sus hombros y sintió el suave olor del cabello de Taehyung, el cual le hacía cosquillas en su nariz.
—Siempre te haces daño. Estúpido.
El reconfortante sentimiento que la memoria trajo consigo se disolvió y algo doloroso tomó su lugar. La nieve bajo su cuerpo se sentía fría, a diferencia de la calidez que sentía en su estómago. Dolía, se dio cuenta a través de la espesa niebla que había en su mente, hasta el punto de que ya no podía moverse. Su pecho seguía movi��ndose arriba y abajo con respiraciones poco profundas, y dolía cada vez que tomaba otra bocanada de aire llena del olor de su propia sangre. Abrió sus ojos, solo un poco, pero solo vio oscuridad y una pequeña luz en la distancia, tan, tan lejos de él.
Jungkook no podía moverse porque se hirió otra vez. Incluso si no fue su culpa, incluso si fue cuidadoso esta vez, se hirió como siempre lo hacía.
—Estúpido—sonó en su mente otra vez.
Escuchó el crujido de la nieve bajo los pies de alguien. Le gruñó mientras se acercaba a él, pero solo salió un gruñido débil y rasposo.
Alguien se arrodilló a su lado, luego escuchó un murmullo de una voz suave y baja que no reconoció.
—No voy a dañarte— Jungkook intentó entender las palabras.
Entonces, sintió la presión firme de una mano en su cuerpo y luego sintió un fuerte dolor, como si sus músculos fueran a destrozarse y como que su piel estuviera ardiendo. Pareciera que lo que fuese o quién fuese que lo estaba tocando podía alcanzar directamente sus huesos y romperlos, aplastarlos hasta hacerlos pequeños pedazos. Escuchó su propio aullido llenando el silencio de la noche con su doloroso y patético sonido.
Y entonces se detuvo.
El dolor simplemente paró y de pronto se vio ahogado en una feliz ola de nada.
No sabía qué fue lo que sucedió después, pero había una calidad rodeándolo y un sabor dulce de algo en su lengua, y luego la sensación de las mismas manos de antes. Pero su toque ya no era doloroso o amenazante. Era firme, sin embargo gentil y cuidadoso. Lo suficientemente reconfortarme para hacerlo dormir mientras acariciaba su pelaje.
Todo eso era una memoria borrosa con el olor a lavanda adornandola.
***
—Déjame mirarlo de nuevo—dijo Seojkin con un tono serio, tirando del dobladillo de la camisa de Jungkook.
—Ya lo viste, además no es para tanto, te dije que- — Jungkook intentó detenerlo pero sabía que su intento era inservible. Levantó su camisa de mala gana y dejó que Seokjin presionara su dedo en la cicatriz que recorría su estómago. Ya ni siquiera dolía.
—Eso está mal— Seokjin murmuró, más para él que para los demás, quienes se habían juntado en la habitación de Jungkook— realmente está mal.
—¿Quién te hizo esto? —preguntó Namjoon. Estaba apretando su mandíbula y era obvio que intentaba controlar su enojo.
—Cazadores. Los mismos de antes.
Namjoon pasó su mano por su cara con un suspiro cansado— Te dije que tuvieras cuidado, Jungkook.
—¡Lo hice! Lo juro, lo hice, estaba evadiendo las áreas en las que los vimos antes.
—Está bien, está bien, Jungkookie. Te creemos. Es solo que...es un montón de información para procesar, ¿sabes?
La habitación se llenó con un silencio incómodo, haciendo la habitación incluso más pequeña, casi claustrofóbica.
Desde el principio que Taehyung no decía una palabra. Se sentó en la cama de Jungkook, jugando con sus propias manos. Habían círculos negros bajo sus ojos, los cuales indicaban todas las horas sin dormir que pasó preocupándose por Jungkook.
—La persona que te salvó—comenzó a decir Seokjin— ¿quién era?
Jungkook se encogió de hombros. No recordaba mucho, estaba en shock y demasiado avergonzado como para memorizar algo. Todo lo que sabía es que vio un hombre con el cabello gris y una sonrisa sarcástica. Eso era todo.
—No lo conozco. Y corrí sin decir ninguna palabra, así que...
—No sabía que en el bosque vivían brujos—dijo Namjoon, distraídamente.
Jungkook se giró hacia él con los ojos abiertos en sorpresa. Nunca había conocido o visto un brujo antes. En realidad, había dudado que siguieran vivos. —¿Brujos? ¿Crees que es un brujo?
—Por supuesto que lo es, mírate, chico. ¿Crees que un doctor normal podría traerte de la muerte así de simple?
—¿Por qué haría eso?— preguntó Jungkook.
—¿Cómo podría saberlo? Quizás no le gustaba la vista de un lobo moribundo frente a su casa.
Por un momento, Jungkook recordó la sensación de las manos del brujo tocándolo. Gentilmente, casi de manera afectuosa.
Alejó el recuerdo y preguntó: —¿Ahora qué?
Jungkook se movió incómodo y luego se tiró en su cama junto a Taehyung, no del todo seguro sobre qué hacer con sí mismo. Su emociones no se habían calmado aún y todavía sentía un desagradable sentimiento de vergüenza y miedo en su estómago.
—¿A qué te refieres con "ahora qué"?
Fue Taehyung quien contestó. Por primera vez, miró a Jungkook y le sonrió, cansado pero con alivio en sus ojos. Puso su brazo alrededor de los hombros de Jungkook para acercarlo más a su lado. —Ahora nada. Lo que importa es que estás bien.
—Tae tiene razón—dijo Seokjin— Salvó tu vida, tu le mostraste tu trasero desnudo, una gran manera de romper el hielo, para ser sincero. Pero no es como si nos fuéramos a hacer amigos de el o algo por el estilo. Quién sabe qué clase de persona es.
Namjoon asintió. —Simplemente fue bueno que te encontrara.
—Sí—murmuró Jungkook, sin sentirse del todo convencido por lo que decían. —Tuve suerte, supongo.
***
Jungkook deambuló alrededor del bosque, sin un destino fijo, simplemente iba donde sus patas lo llevaran. Hacía eso, a veces, cuando sentía la necesidad de estar lejos de todo. Dejaba que el bosque lo rodeara y lo cortara de todos los pensamientos que agitaban su cabeza.
Olfateó e inhaló todos los olores que llenaban el frío e invernal viento. Lentamente se alejó de las débiles huellas del pueblo cercano, dejando atrás el humo mordaz y el olor nauseabundo de la basura pudriéndose en los callejones, avanzando hasta que el olor de la gente se perdió más y más entre los árboles. Aún podía oler el desagradable hedor de la civilización, la mezcla demasiado familiar del humo de los autos, el aceite quemado y la cerveza añeja de las tabernas. Dudaba que alguna vez pudiera alejarse lo suficiente como para que se detuviera, pero era más tolerable aquí.
Ahora, Jungkook estaba rodeado del aroma de la madera y el musgo escondido bajo la nieve, la huella débil de los ciervos que seguramente dormían en un lugar cercano, un arroyo que podía escuchar a la distancia.
Y bajo todo eso, algo que perseguía sin darse cuenta; algo que le recordaba a hierbas quemadas y a cenizas, dulces pero de olor fuerte y directo.
Algo sin duda humano, sin embargo diferente a lo que Jungkook conocía.
Se detuvo para sacudir la nieve derretida de su pelaje y cuando miró al frente suyo, notó una pequeña cabaña escondida entre los árboles. Pasaba desapercibida, tranquila en el medio del bosque, con una línea de humo gris saliendo de su chimenea y una luz suave y amarilla brillando a través de las ventanas.
Jungkook dudó. Sabía que no debía estar ahí. No debía volver a ese lugar, Y aún así, se sentó en la nieve y giró su cabeza curiosamente, esperando como si algo fuera a pasar si miraba lo suficiente.
Jungkook no estaba seguro de cuánto rato había estado observando, pero luego de un tiempo las luces adentro se apagaron y la cabaña quedó escondida en la oscuridad. Jungkook no vió a nadie, solo sentía el aroma de antes envolviendolo, casi ahogando todo a su alrededor.
Corrió a su casa, sin mirar atrás.
***
La primera vez que vió al brujo (la segunda vez, técnicamente, contando el día sobre el cual Jungkook intentaba no pensar) no fue decepcionante, pero tampoco cumplió sus expectativas.
No había una capa en sus hombros y tampoco un sombrero puntiagudo en su cabeza que secretamente Jungkook esperaba ver. En vez de eso, estaba usando un abrigo regular y blanco, con una capucha cubriendo su cabello y una larga bufanda envuelta en su cuello. Estaba caminando, despacio pero de forma terca, a través de la nieve con una postura encorvada para protegerse del viento frío.
Parecía ser, inesperadamente, normal y si Jungkook no supiera del poder que poseía, nunca hubiera imaginado que había algo especial sobre él.
Jungkook se escondió entre los árboles pero no escapó en seguida, sino que observó silencioso como la figura del brujo desaparecía en el bosque.
Y antes de que Jungkook decidiera irse, sintiendo sus patas más y más frías por la nieve, escuchó un fuerte estornudo y una leve maldición.
Inesperadamente...normal.
***
Jungkook no se sorprendió al ver la luz prendida en la cocina. No era el único que sufría de noches sin poder dormir. La única diferencia es que a Jungkook le gustaba salir y correr en una dirección desconocida para cansarse, mientras que Namjoon prefería encontrar un lugar tranquilo en su pequeña casa y ocuparse leyendo o escribiendo, esperando que el sueño viniera a él por sí solo cuando no intentaba perseguirlo.
—Veo que no soy el único que no puede dormir, ¿uh? —dijo, corriendo una silla para que Jungkook pudiera sentarse. Antes de que cerrara el cuaderno en el cual estaba escribiendo, Jungkook notó unas cuantas páginas cubiertas en garabatos desastrosos. Namjoon no compartía lo que escribía y a pesar de que Jungkook sentía curiosidad, nunca le había preguntado sobre ello.
—No quería interrumpirte— respondió Jungkook. Se envolvió en su suéter y llevó sus rodillas a su pecho para que la frialdad de la cocina no le molestara tanto.
Jungkook nunca se acostumbraba a los lugares nuevos en los que vivían. Aprendió rápidamente a no encariñarse a los lugares que encontraban. Venían y se iban y desaparecían, reemplazados por un nuevo departamento, una nueva casa ,un nuevo pueblo, nueva gente. Nunca era algo costoso o incluso bonito, siempre era demasiado sombrío y demasiado básico para hacerlos sentir como en casa. Pero siempre que lo pudieran ocupar como refugio, les servía.
—No lo hiciste. No estaba realmente ocupado— Namjoon estiró sus brazos por arriba de su cabeza con un silencioso gruñido— ¿Qué hay sobre ti? ¿Alguna razón por la cual no estés durmiendo?
Jungkook se encogió de hombros. Pasaba de vez en cuando, pero más seguido ultimamente. No es como si tuviera una explicación para su incapacidad de poder dormir. Eran solo...pensamientos. Demasiados a la vez y molestaban a Jungkook hasta que no podía soportarlos.
—¿Hay algo, um...que te preocupe?
Era raro cuando Namjoon preguntaba cosas así, probablemente no solo para Jungkook, sino que para él también. Se conocían lo suficientemente bien para sentir cuando el otro estaba molesto, sin embargo, compartían una clase de incomodidad y siempre luchaban para poder hablarlo, casi como si ninguno de los dos supieran que palabras deberían usar para consolar al otro.
—No realmente, simplemente estaba pensando sobre...cosas.
—¿Cosas? —Namjoon levantó sus cejas— ¿Qué clase de cosas?
Jungkook no les contó acerca de sus viajes nocturnos a la cabaña del brujo. No quería que se preocuparan y, además, nunca tuvo ningún contacto con él. Solo lo miraba algunas veces desde lejos, nada más. Nunca hablaron o incluso se miraron al otro después de esa desafortunada mañana. Y Jungkook no se sentía con ganas de cambiarlo. Es solo que siempre había un sentimiento sin resolver en su estómago que no había parado de molestarlo desde el día en que dejó la cabaña del brujo sin ninguna palabra. Le daba la impresión que, fuese lo que fuese, aún no había terminado.
Era molesto.
—Si pudieras recibir un regalo, ¿que sería? —preguntó Jungkook, intentando sonar desinteresado. Sus palabras salieron más rápido de lo que debían, como si estuviera intentando deshacerse de ellas antes de arrepentirse.
—Algo sabroso o útil— Namjoon respondió distraídamente, jugando con su lápiz mientras lo sostenía entre sus dedos. Su expresión se oscureció, sin embargo, y rápidamente añadió, —No me digas que quieres darle algo a ese brujo.
—¿Fui tan obvio?
Namjoon resopló. —bastante, sí.
Tomó un respiro profundo y pensó por un momento antes de abrir su boca de nuevo, —Han pasado unas cuantas semanas, Jungkook. ¿Aún te preocupa?
Jungkook envolvió sus brazos más fuerte a su alrededor y su voz sonó débil y pequeña cuando murmuró— ni siquiera pude darle las gracias.
—Por su puesto—Namjoon sonrió—a veces olvido lo amable que eres.
Ninguno de los dos dijo nada por un momento, hasta que Namjoon rompió el silencio.
—No creo que nada sea un regalo lo suficientemente bueno por literalmente salvarte la vida, pero si regalarle una caja de chocolates te hará dormir en paz, entonces hazlo.
Notó la expresión sorprendida en la cara de Jungkook y añadió, —¿qué? Puede que no confíe en el brujo, pero confío en ti. Todos lo hacemos. Y si tu corazón te dice que es un buena idea ir nuevamente, entonces no te detendremos.
—Realmente no sé si es una buena idea. Es solo que siento que... que no es una amenaza para nosotros, ¿sabes?
—Bueno, sí te salvó después de todo. Pero incluso si te sientes así, cuídate, ¿está bien?
—Okay—respondió Jungkook, sintiendo sus labios estrechándose con una sonrisa aliviada—lo haré.
—Por cierto, estaba bromeando con los chocolates. Piensa en algo mejor que eso.
***
No le tomó mucho tiempo a Jungkook entender que, aparentemente, no todo el mundo apreciaba la carne tanto como él lo hacía. Especialmente un brujo en particular que vivía en medio del bosque.
Estaba muy satisfecho con su primer regalo, porque ¿quién no estaría feliz con un pato? Eran sabrosos y lo suficientemente buenos para hacer toda una cena con ellos, además de que los del pueblo eran demasiado caros y ni siquiera valían su precio.
Escondido entre los árboles, esperaba una reacción positiva de parte del brujo. Escuchó la puerta abrirse y luego un silencioso,
—Qué mierda.
Vio como el brujo miraba cautelosamente el pato y lo pateaba un poquito con la punta de su bota. Se puso en cuclillas y lo tocó, como si estuviera asegurándose de que estaba muerto. Y cuando lo hizo, suspiró y lo tomó con sus manos. Vacilante, finalmente lo llevó a algún lugar profundo del bosque.
Jungkook estaba confundido.
No vio la reacción del brujo la segunda y la tercera vez que le dejó algo. Pero sí encontró sus regalos en la nieve más tarde, abandonados y más importante -completamente desperdiciados.
Jungkook ya no se sentía confundido. Estaba ofendido.
Sin embargo, se rehusó a rendirse, estaba incluso más determinado a darle algo que aceptara.
Después de pasar un día entero en el arrollo, congelándose sus patas en el agua helada y escuchando una risita cada vez que sus piernas se resbalaban en el hielo, se prometió a sí mismo nunca más ir a pescar durante el invierno. Con su pelaje mojado, sus músculos temblando y su orgullo herido por quien fuera que se reía de él, llevó lo que atrapó a la puerta del brujo, sin esperar para ver su reacción.
No tenía idea de qué pasó con su regalo esa vez.
Luchó con sus pensamientos, dividido entre entre intentar otra cosa y abandonar por completo toda la idea de agradecerle, asumiendo que el brujo no quería tener nada que ver con él. Fue por accidente que mientras caminaba por las calles del pueblo, encontró una anciana con un puesto lleno de hierbas de todos los tipos- plantas frescas en pequeños maceteros coloridos, ramas secas de tallos y flores, pequeña bolsitas llenas de semillas.
De pronto, Jungkook recordó todos los estornudos que escuchó mientras miraba al brujo fuera de su casa.
Cuando se acercó al puesto, la anciana lo miró con calidez en sus ojos y una sonrisa amable.
—¿Algo para ti, dulzura?
—En realidad no sé mucho de esto—dijo Jungkook, apuntando vagamente las hierbas— ¿pero tiene algo que ayude con un resfriado?
***
El plan de Jungkook de no hablarle al brujo falló cuando escuchó una voz baja detrás de él.
—Hombre lobo desnudo.
Así que el brujo con el que lidiaba no solo tenía un gusto exigente en cuanto a regalos, ¿sino que también era engreído? Genial. Como si no pudiera haber sido salvado por alguien un poco menos sarcástico.
Para la sorpresa de Jungkook, no había repulsión o indiferencia en su cara, más bien algo cercano a curiosidad mientras miraba dentro de la bolsa con el romero. Jungkook estaba aliviado de que finalmente lo satisficiera. A menos que lo fuera a tirar a la basura en cuando Jungkook se fuera. Quién sabía.
No entendió por qué le dijo su nombre. Y no tenía idea de por qué el brujo decidió hacer lo mismo. Después de todo, Jungkook había venido para devolver el favor (ignorando la falta de balance entre el intercambio), no para hacerse amigos.
Amigos.
Jungkook repitió su nombre un par de veces en su mente. Bueno, definitivamente era un mejor nombre que "el brujo", pero no era como si fuese a usarlo de nuevo, así que tampoco importaba.
El calor del pasillo lo rodeó en cuanto atravesó el umbral de su casa y cerró la puerta tras él. Se sacó su chaqueta y las botas llenas de nieve lo más silencioso posible para no despertar a nadie, y se dirigió a su habitación. Una vez dentro, tomó un respiro profundo y lo dejó salir lentamente, sintiendo como sus músculos se relajaban. Se sentía inquieto, como si esos ojos negros siguieran mirándolo.
—¿Le gustaron tus regalos?
Jungkook se giró para ver a Taehyung sobre su cama. Lo encontraba allí lo suficientemente seguido para estar acostumbrado. Se sentó y se hizo hacía atrás para poder descansar su cabeza en el estómago de Taehyung, preguntandose si "gustar" era una palabra correcta para usar en este caso.
—Los aceptó y dijo gracias. Eso es todo.
—¿Cómo era el brujo?
Jungkoko dudó. Quería decir que agradable pero sería mucho para describirlo. No malo, eso por seguro. Distante, quizás. Alguien al cual Jungkook no se le acercaría si lo veía en la calle si no tenía que hacerlo. Había algo poco común acerca de él, escondido bajo una fachada de normalidad, que Jungkook no podía descifrar. Podría ser que solo fuera su imaginación jugando trucos, el hecho de saber que Yoongi era un brujo creaba una aura específica a su alrededor. Jungkook no podía estar seguro, pero lo que fuera que lo causaba, la voz de Yoongi aún permanecía en su mente.
—Está bien, creo. No hablamos mucho.
Taehyung bostezó—le dijiste gracias así que no tienes que preocuparte sobre eso.
Estiró su mano para revolver el cabello de Jungkook como siempre lo hacía que quería confortarlo. Jungkook cerró sus ojos, intentando enfocarse en la sensación de los dedos de Taehyung jugando con la punta de su cabello. Pero el sentimiento incómodo que revolvía su estómago no paró sin importar cuánto intentara aclarar su mente.
Era la primera vez que las caricias de Taehyung fallaban en calmarlo.
—Sí, tienes razón.
***
El invierno siguió, manteniendo todo dormido bajo una gruesa capa de nieve y hielo, y Jungkook no pensó en Yoongi.
Intentó no hacerlo, al menos.
Se mantuvo ocupado durante el día y continúo sus viajes solitarios al bosque en la noche, sin acercarse a la casa de Yoongi. Se prometió así mismo evitar el área luego de que terminó con de cumplir con ser cortés y agradecerle y se mantuvo fiel a su promesa, incluso cuando un olor familiar de flores quemadas llegó a él misteriosamente.
Y aún así, aquí se encontraba, frente a su puerta, con un dolor pulsante desde su tobillo hasta su rodilla, sintiéndose derrotado. No quería la ayuda de nadie, esperando inocentemente a que pasara. Pero no se pasó. Solo empeoró. Suspiró y levantó su mano para tocar la puerta.
Se escucharon unos pasos lentos detrás de la puerta y luego Yoongi apareció en la entrada. No parecía muy sorprendido.
—¿Así que cambiaste de opinión, uh? — dijo con una pequeña sonrisa y se alejó del umbral de la puerta para dejarlo entrar.
La primera cosa que Jungkook notó después de dar unos cuantos pasos dentro de la casa fue el olor. Era similar a uno que ya conocía, solo que se sentía más fuerte. No abrumadoramente, pero quizás era mucho para sus sensibles sentidos. Le recordó a Jungkook aquella tienda que, hace mucho tiempo visitó, llena de variadas clases de té, café y algunas hierbas raras que nunca había escuchado hablar antes. Era dulce, como miel o regaliz, pero no de una forma nauseabunda, sino que con algo refrescante que le recordaba a Jungkook de naranjas peladas o pomelos.
Y justo al lado, un poco de la nitidez de los clavos molidos y los palitos de canela, la lavanda y la salvia y la nitidez de las hojas de otoño.
Era mucho para asimilar, sin embargo, era tranquilizador.
—¿Puedes caminar al comedor? Puedo hacerlo aquí, si lo prefieres — dijo Yoongi, sacando a Jungkook de sus pensamientos.
—Puedo. El dolor no es tan malo.
Jungkook siguió a Yoongi, cruzando el pasillo y entrando al comedor con pasos cortos y torpes, antes de sentarse en el sofá que Yoongi apuntó. Yoongi lo dejó solo y Jungkook comenzó a jugar con sus manos, sintiéndose de pronto avergonzado e incómodo. Se enfocó en diferentes cosas a su alrededor; una alfombra bajo sus pies, cubierta de figuras coloridas y raras, una mesita de café antigua hecha de madera con un desorden de libros, tazas vacías y papeles estropeados sobre ella. Era una habitación pequeña y acogedora. Más acogedora de lo que Jungkook esperaba.
Se sobresaltó un poco cuando escuchó el silbido de una tetera desde la cocina. Después de un rato, Yoongi volvió, sosteniendo una taza llena de vapor. La dejó en la mesita, pero antes de eso, los libros y papeles que bloqueaban el camino salieron volando por si solos hacia un lado, haciendo espacio para la taza.
—Toma. Parece que tienes frío.
Jungkook tragó saliva, mirando la taza sospechosamente.
—Es solo té— bufó Yoongi.— ¿Qué? ¿Quieres que beba un trago primero para que sepas que no estoy intentando envenenarte?
—No, no es eso, es solo, uh...—Jungkook sintió sus mejillas calentarse con vergüenza. Debió haberse quedado en casa y nunca haber aparecido aquí. —Gracias.
Notó a Yoongi levantando sus cejas con diversión. —No hay problema.
Yoongi se sentó en el piso frente a él con un pequeño quejido y Jungkook se sintió más avergonzado que antes. Yoongi tiró las largas mangas de su suéter que cubrían sus manos hacia atrás y Jungkook notó los tatuajes en sus dedos y varios brazaletes que tintineaban alrededor de sus muñecas.
—¿Duele mucho?
—No, no realmente— antes de que Jungkook pudiera reaccionar, Yoongi envolvió sus manos alrededor de su tobillo firmemente y Jungkook no pudo evitar un silbido de dolor.
—Uh huh, seguro— murmuró Yoongi— ¿Por qué simplemente no fuiste a un doctor en el pueblo?
Jungkook se encogió de hombros. —No me gustan los doctores. O sus preguntas.
Los ojos de Yoongi se levantaron para mirarlo. —No tienes que comenzar la conversación con un "Hola, soy un hombre lobo", ¿sabes?
Jungkook se rió sin darse cuenta. —Tu ofreciste ayudarme, ¿no?
—Lo hice—respondió Yoongi y sus ojos se enfocaron en la pierna de Jungkook otra vez— Dolerá incluso más por un momento. Perdón.
Escuchó el pequeño susurro de Yoongi por un momento cuando sus ojos se cerraron y sus dientes se apretaron por el fuerte dolor. Se sentía como si alguien enterrara agujas en su piel, lo suficientemente profundo para alcanzar su hueso. Sintió algo moviéndose dentro antes de que todo se detuviera. No se desvaneció lentamente, solamente se detuvo de inmediato.
Abrió sus ojos y vio a Yoongi poniéndose de pie y arreglando su ropa. No se veía muy diferente, como si todo lo que hizo no le afectase en nada.
—¿Eso es todo? —preguntó Jungkook.
—Eso es todo.
Jungkook movió su pie de forma experimental y no sintió nada diferente a lo usual. Un escalofrío de asombro bajó por su espina y miró a Yoongi con una expresión que debió haber sido muy emocionada e impresionada. Yoongi simplemente resopló.
—No es gran cosa.
Jungkook quería decir que, de hecho, sí era gran cosa. Yoongi acababa de arreglar su tobillo doblado en un pestañeo, sin mencionar que lo salvó de una muerte segura por desangramiento unas semanas antes. Sin embargo, no logró decir una palabra y terminó mirando desde sus pies a Yoongi repetidas veces con la boca y ojos abiertos.
—Tu té se va a enfriar.
Jungkook salió de su estado de incredulidad y tomó la taza. Aprovechando la oportunidad de que Yoongi no lo miraba, ocupado ordenando los libros, olió el líquido que estaba dentro. No olía diferente al té que Jungkook conocía, así que finalmente, decidió tomar un trago.
Aunque sí sabía diferente. Mucho mejor que cualquier té que Jungkook haya tomado en su vida. Tomó otro pequeño sorbo y luego otro, sintiendo como su cuerpo era envuelto con un calor placentero hasta que sintió como se relajaba, casi derritiéndose en los cojines.
Té mágico, sugirió su mente.
Observó a Yoongi paseándose por la habitación, con movimientos lentos pero de alguna forma elegantes, intentando alcanzar los estantes de un librero que ocupaba casi toda una pared. Jungkook notó que a veces necesitaba pararse de puntas para poder poner un libro en un lugar alto, y se preguntó si había algún truco de magia para ser pequeño. Era algo tierno, sin embargo, la forma en que luchaba por alcanzarlo.
Una vez que su taza estaba vacía, se puso de pie, casi sorprendido con el alivio de no sentir dolor. Cambió el peso de su cuerpo de un pie a otro, intentando esconder su sonrisa. Cuando sus ojos y los de Yoongi se encontraron, Yoongi ladeó su cabeza, como si esperara a que Jungkook dijera algo.
—Um, gracias—comenzó a decir Jungkook y se dio cuenta que no tenía nada para darle. Ni su billetera, ni dinero, ni siquiera un vuelto en sus bolsillos. —Lo siento, pero no tengo dinero con el que pagarte, pero-
Yoongi sacudió su cabeza— No te preocupes. No acepto dinero por eso. O animales muertos. O cualquier cosa que quieras darme. No me debes nada.
—Oh, b-bueno—murmuró Jungkook, tomando su chaqueta— gracias.
Comenzó a caminar hasta la puerta cuando notó que Yoongi lo seguía. No pidió que lo acompañaran a la puerta. Conocía el camino.
—No hay problema.—Yoongi abrió la puerta y Jungkook se apoyó en la pared, sonriendo astutamente. —Sabes dónde encontrarme la próxima vez que hagas algo estúpido, chico lobo.
***
Jungkook visitaba a Yoongi de vez en cuando, siempre con una razón apropiada. Era una regla que se puso así mismo - siempre tener una razón, ya sea un tirón muscular o uno que otro corte. Funcionaba más bien de manera agradable para él. No tenía que ver un médico o explicar mucho ya que Yoongi no era un chico ruidoso. Además, su magia no podía comprarse con nada que Jungkook pudiera probar.
Era un poco silencioso al principio, principalmente porque Jungkook simplemente no sabía de qué hablar. Tenía muchas preguntas que quería hacer pero no se sentía con el derecho a hacerlo. Tenía muchas historias que contar, pero no estaba seguro de que Yoongi estuviera interesado en escucharlas. Así que se mantuvo en silencio, manteniendo distancia como siempre lo hacía con desconocidos.
Pero pronto se encontró borrando los límites que se había puesto al principio. Sus respuestas a las preguntas de Yoongi se volvieron más largas y sin darse cuenta, comenzó a abrirse más y más. Y, juzgando el comportamiento de Yoongi, Jungkook sospechaba que el otro también se estaba acostumbrando a él.
Se sentía bien. Bien hasta el punto que Jungkook se sentía con ganas de romper la regla de "siempre tener una razón" pronto.
—Creo que nunca he visto el bosque tan claramente como lo vi desde ese acantilado— parloteaba Jungkook— estoy bastante seguro de que podía ver el humo de tu chimenea.
Yoongi juntó las cosas que estaban esparcidas en la mesa, algunas gasas usadas y botellas abiertas de pociones coloridas. Sonrió, lo suficientemente para que sus ojos se arrugaran.
—¿Qué? ¿Por qué sonríes? Oh, claro— dijo Jungkook, sintiéndose tonto— probablemente conoces cada centímetro del bosque, así que no es nada nuevo para ti.
—No es eso. Es solo que...hace unas semanas no hubiera sospechado que dirías más de dos frases. Y mírate ahora. Has estado hablando sin parar desde que entraste.
Jungkook sintió sus mejillas enrojecerse. —Perdón si es molesto.
—No, no me refería a eso. No me importa— se apresuró a explicar Yoongi. Se puso de pie con sus manos llenas de pequeñas botellas y giró en dirección a la cocina, así Jungkook no podía ver su cara cuando añadió— es tierno.
Jungkook no le dijo nada de vuelta, simplemente se sentó en el sofá, confundido pero feliz.
Demasiado feliz para algo tan pequeño y tonto como eso.
Era...nuevo.
Primavera
El libro que estaba sobre el regazo de Jungkook era uno de los libros más pesado que había sostenido en su vida. Tenía una cubierta de cuero gruesa y áspera al tacto, y sus páginas eran antiguas pero estaban perfectamente conservadas, con letras ricamente elaboradas e ilustraciones detalladas.
—¿Puedes hacer todas estas pociones? —preguntó Jungkook, saltándose algunas páginas.
—La mayoría de ellas, sí. —Yoongi se sentó en el sofá junto a él y miró el libro sobre el hombro de Jungkook— no recuerdo haberte dejado tocar mis cosas.
Jungkook no le tomó atención a sus palabras, enfocándose en diferentes recetas. Estaban llenas de ingredientes extraños que Jungkook no tenía idea de que existían y mucho menos cómo se pronunciaban. Una página llamó su atención y jadeó mientras presionaba su dedo en la poción de invisibilidad.
—No, no la haré para ti— se quejó Yoongi, mirando la expresión emocionada de Jungkook— Eres lo suficientemente molesto incluso cuando puedo verte.
Jungkook hizo un puchero— No eres nada divertido.
Se quedó observando la página un rato más, pensando en todas las cosas maravillosas que podría hacer con ella, pero al final dio vuelta la página. No encontró nada interesante, hasta que:
—Oh, vaya—dijo, apuntando algo llamado Poción de Encogimiento. —¿Crees que desaparecerías después de beberla? Ya que, bueno. Ya eres pequeño.
—Una palabra más y haré que tú la bebas y luego te usaré para alimentar a Gata.
—Ella nunca lo haría.
—¿Quieres probar?
Jungkook estalló en carcajadas y por la esquina de su ojo atrapó a Yoongi sonriendo también, de forma tierna.
Jungkook siguió mirando el libro, preguntando de vez en cuando cosas a Yoongi o bromeando hasta que se detuvo en una página. La botella en la imagen era un tanto lujosa pero la poción por dentro, a diferencia de las otras, era transparente y no muy diferente al agua. Aún así, los ingredientes y las instrucciones eran los más largos que Jungkook había visto hasta el momento.
Poción de Amor, se leía en la hermosa escritura arriba.
—¿Qué hay de ésta? ¿Alguna vez la haz hecho?
—Sí— la respuesta de Yoongi mandó una angustia dolorosa al pecho de Jungkook que no podía explicar— bastante seguido en el pasado.
Antes de que Jungkook pudiera preguntar algo más, Yoongi prosiguió— No la usaba para mí, si eso estás pensando. Pero era popular y la gente la compraba seguido, así que...
—Pensé que no cobrabas por tu magia
—No para sanar. Desafortunadamente, no hay una poción de dinero que pueda usar. Y lo necesito para comprar cosas.
—¿Pero ya no la haces?
Yoongi sacudió su cabeza— Habían muchos problemas con ella. No quería que la gente me involucrara en sus dramas amorosos y no se sentía bien jugar con los sentimientos de alguien más. Y la poción es un dolor en el trasero cuando lo haces, de todas formas. —algo oscuro cruzó por la cara de Yoongi— y el tercer pie de un Newt es más difícil de conseguir de lo que suena.
Jungkook decidió ignorar eso. —¿Entonces no funciona?
—No puedes forzar a alguien a amarte si no está destinado a ser. Ni siquiera con magia.
Jungkook miraba la página pero no podía enfocarse en las palabras, era solo una hoja borrosa e insignificante. El sentimiento extraño que sentía en su pecho no había parado y no le gustaba. Para nada.
—¿Crees en eso? ¿Que algunas personas están destinadas a estar juntas?— sintiendo que sus palabras sonaron demasiado serias, añadió en forma de broma — no parecías ser el tipo de persona romántica.
—Algunas personas son afortunadas, supongo. Sin embargo, no digo que todas —dijo Yoongi mientras se encogía de hombros— ¿qué hay de ti? ¿crees en eso?
Jungkook miró a Yoongi y se dio cuenta de que estaba más cerca de lo que pensó, solo unos centímetros separadas. Sus ojos aún estaban enfocados en el libros, sus pestañas formaban pequeñas sombras en sus mejillas. Frunció los labios y se saltó algunas páginas distraídamente, con una expresión ilegible en su rostro.
—Creo que lo hago.
***
Jungkook y Taehyung estaban patrullando el bosque (más que nada tonteando, pero Taehyung —Capitán Taehyung, insistió— se lo tomaba extremadamente en serio) cuando llegaron a un arroyo resplandeciente y Taehyung se detuvo abruptamente, presionando un dedo en sus labios y entrecerrando sus ojos, escuchando cuidadosamente todo a su alrededor.
—Shh—murmuró.
—Ni siquiera he dicho al-
—Shhhh, ¿no escuchas eso?
Jungkook se concentró más en los sonidos a su alrededor. Escuchó una suave onda en el agua y algo más, como una melodía dulce y fácil.
Hubo un movimiento que atrapó su mirada por la esquina de su ojo y se giró en esa dirección. Y ahí estaba, una pequeña figura caminando en el agua. Era un cuerpo de líneas suaves, intocable y etérea con movimientos elegantes. Seguía tarareando, sin darse cuenta de las dos personas que lo miraban.
Jungkook vió como los ojos de Taehyung se abrieron con maravilla y sus labios se abrieron en un jadeo silencioso.
—¿Quién es él?— susurró en el oído de Jungkook, acercándose más.
—Creo que es la ninfa de agua que Yoongi mencionó.
—Tú pequeño brujo tiene amigos bastante bonitos.
—¿Mí pequeño brujo? No es mío, ¿de qué estás hablando? — dijo Jungkook, olvidando todo sobre susurrar, lo suficientemente fuerte para que la ninfa los escuchara.
El agua salpicó cuando se giró abruptamente. Jungkook pudo ver sus ojos abrirse con sorpresa, antes de desaparecer bajo el agua, casi como si se hubiera vuelto uno con ella.
—Genial—suspiró Taehyung— lo asustaste.
—¿Y qué ibas a hacer si no lo hacía, hmm? ¿Recogerlo?
Taehyung mantuvo sus ojos en el agua. Tenía una mirada ausente, aquella que Jungkook conocía muy bien por todas las veces que había tenido crushes.
Se encogió de hombros. —Quizás.
***
El agua dentro de la tetera burbujeó cuando Yoongi lanzó unas cuantas flores secas adentro. Unos segundos después, el agua cambió su color a un lindo rojo oscuro y toda la cocina se llenó con un olor dulce que le recordó a un prado florido.
—Siento que estoy ayudándote a hacer drogas— murmuró Jungkook. Su mente se sentía raramente confundida por todos los ingredientes que habían estado usando.
—Una poción de meditación— respondió Yoongi, añadiendo unas cucharadas de pétalos de lavanda dentro.
—Sí, llámalo como quieras.
El mostrador se volvió un desorden de flores recién cortadas y semillas derramadas, frascos llenos de líquidos que olían, sospechosamente, similar al alcohol y libros abiertos con garabatos al lado de las páginas.
Era la primera vez que Yoongi permitía que Jungkook lo ayudara a hacer pociones. Incluso si el rol de Jungkook estaba limitado a la observación.
—¿Puedes traerme esa bolsita que está en la estantería de allí?
Observación y pasar cosas a Yoongi cuando éste era muy perezoso para ir a buscarlas el mismo. Aún así, Jungkook se divertía haciéndolo.
Hizo lo que le pidió, mirando la pequeña imagen de una flor muy bonita con pétalos azules alrededor de un centro dorado dibujado en la etiqueta.
—Gracias—dijo Yoongi, abriendola y sacando dos cucharadas de un polvo café desde adentro.
—La receta dice una cucharada—sugirió Jungkook, mirando el libro.
—¿Qué estás haciendo? ¿Siguiendo las reglas? —resopló Yoongi— Pensé que eras tú quién sería el chico malo.
La esquina de su boca se levantó en una sonrisa astuta y Jungkook sintió otra ola de vértigo nublando su mente. Fuese lo que fuese ese polvo, debia tener un efecto fuerte si ya le estaba afectando.
—Solo estaba leyendo desde el libro.
—Bueno— Yoongi hizo un pequeño saltito para poder sentarse en la mesa de la cocina— el libro no siempre está bien.
Una cuchara flotó debajo de la nariz de Jungkook antes de que se metiera dentro de la tetera y comenzara a mezclar la poción en un ritmo suave y consistente.
—Puedes seguir la receta y ser bueno, claro. O puedes romper las reglas y ser realmente bueno, como yo— columpió sus piernas lentamente y sonrió de nuevo, mirando a Jungkook con sus ojos negros entrecerrados— el truco está en saber cómo romperlas.
Había algo hipnotizante en la expresión presumida de Yoongi y Jungkook tuvo que forzarse a dejar de mirar. Se aclaró la garganta, avergonzado, y se concentró en el movimiento de la cucharada.
—¿Ahora qué?
—Esperamos. Por una o dos horas.
—Eso parece aburrido.
Yoongi se encogió de hombros— Nunca dije que sería entretenido.
Jungkook miró por la ventana como una hoja caía gentilmente con la brisa y se dio cuenta de que podría servirle tomar aire fresco. Quizás le ayudaría a aclarar su mente y dejaría de sentirse tan mareado.
—¿Quieres dar un paseo conmigo, entonces?
—No eres del tipo paciente, ¿cierto?— Yoongi dijo irónicamente y se rió— pero claro, podemos ir.
Saltó desde la mesa al piso y Jungkook observó cómo caminaba fuera de la cocina con pases suaves y sin prisa. En el pasillo, se puso su chaqueta y levantó las mangas hasta que sus brazaletes brillaron con el sol. Pasó una mano a través de su cabello para dejarlo más desordenado y ajustó algunos mechones de cabello desobedientes con un pequeño puchero.
Atrapó a Jungkook mirándolo y ladeó su cabeza, metiendo sus manos dentro de sus bolsillos.
—¿Vas a venir o no, chico lobo? —dijo con una sonrisa parecida a la de un gato.
Jungkook necesitaba aire fresco. Un montón de aire fresco.
***
Yoongi arrojó otra frambuesa en dirección a la cara de Jungkook e incluso si falló por completo, Jungkook fue lo suficientemente rápido para atraparla con su boca.
—Deberías usar magia para arrojarlas apropiadamente— murmuró Jungkook— ¿sabes? porque tu puntería es una mierda.
—El sol está brillando en mis ojos y a penas puedo ver donde estás— se rió Yoongi pero parecía estar un poquito avergonzado— y no es mi culpa que fallaras como cinco veces más— gentilmente sacudió su cabeza— desperdiciando mi comida.
Estaba sentando en uno de los escalones más bajos de la entrada con un cuenco lleno de frambuesas en su regazo. El sol estaba brillando en su cara, claro, pero Jungkook no estaba seguro si era lo suficiente para cegarlo. Solo hacía que su cabello brillara de forma linda y cuando sonría sus mejillas brillaban, redondas, suaves y tiernas.
—Uh huh. Considerando tus tiros, es increíble que atajara algo.
—Cállate— dijo Yoongi divertido. Le pasó el cuenco a Jungkook quien se encontraba sentado en el suelo frente a la escalera— tiralas tu mismo si eres tan genial.
Los ojos de Jungkook miraron las frutas y luego miró a Yoongi sospechosamente. —¿Esto significa que puedo comerlas todas?
—Si quieres.
El verano ya estaba tocando los tobillos de la primavera, trayendo más aire caliente y rayos ardientes. Jungkook sintió una gota de sudor cayendo por su espalda, y miró cómo Yoongi movía su mano frente a su cara para refrescarse. Incluso ahora, estaba usando un cardigan delgado pero de manga larga. Un verdadero enemigo de los bronceados, al parecer.
—Oye, Jungkook—dijo después de un momento. Había una pizca de seriedad en su voz que hizo que Jungkook le prestara más atención. —¿Cómo se siente?
Jungkook entrecerró los ojos y habló con la boca llena de frambuesas— ¿Cómo se siente qué?
—Cambiar de forma.
—Oh—tragó lo que tenía en la boca— eso.
Miró el cuenco vacío, sin saber por dónde empezar. Nunca había hablado de ésto con nadie, nunca había tenido una razón. Taehyung, Seokjin y Namjoon debían sentir lo mismo que él, así que nunca hablaron de ese tema.
—Normalmente, está bien. Es como si aún fuera yo mismo, excepto que todo es...—dudó unos segundos— todo es más.
Yoongi lo miró, confundido. —¿Más?
—Escucho más, huelo más y soy capaz de notar cosas rápidamente. Aún tengo control de todo, sin embargo, durante la luna llena es distinto. No vuelvo a cambiar durante esos días.
Pausó, sintiendo algo pesado apretar su corazón— Es como...como que el sonido de mis propios pensamientos no es lo suficientemente alto para escucharlos. Siento que ya no tengo control. Por eso es que prefiero estar solo cuando pasa. Así sé que no dañaré a nadie.
Jungkook miró a Yoongi, e incluso si no dijo nada, pudo leer la pregunta silenciosa escrita en su cara. Continuó, sintiendo como su corazón se hundía en su pecho.
—Nunca lo hice antes. Pero durante las noches malas, siento que podría. Es...es realmente aterrador.
Jungkook se acostumbró a ver el temor en la cara de la gente cuando se enteraban de lo que era. Estaba acostumbrado a los ojos aterrados y bocas abiertas listas para gritar. Estaba acostumbrado al enojo también, a cejas fruncidas, caras rojas y voces que le gritaban. Conocía los labios tornados en disgusto y los puños apretados.
Pero no conocía la tristeza y la primera vez que la vio, fue ahora, en la cara de Yoongi, en sus ojos, en sus labios fruncidos y en la manera en que murmuró,
—Siento preguntar eso, no quería, uh...
—¡Está bien, no te preocupes! Quiero decir, no es algo de lo que suelo hablar, pero no me importa.
Yoongi asintió.
—¿Qué hay de ti? —preguntó Jungkook— ¿cómo se siente sanar a otros de esa forma?
Por unos segundos, los ojos de Yoongi se entrecerraron, como si estuviera pensando en algo, pero al final, simplemente se encogió de hombros y sonrió— No se siente nada especial.
Se acercó a Jungkook y hubo un pequeño momento de vacilación en sus movimientos, como si no estuviera seguro de lo que quería hacer. Pero luego, estiró su mano para revolver el cabello de Jungkook, lo hizo rápidamente pero lo suficiente para que el corazón de Jungkook se detuviera unos segundos.
Tristeza. Y compasión en el momento en que los ojos de Yoongi se suavizaron cuando se miraron el uno al oro.
—Voy a volver dentro— dijo, poniéndose de pie y dándole la espalda a Jungkook— está malditamente caluroso aquí.
***
—Idiota—murmuró Yoongi mientras se acercaba, su cara estaba a centímetros de la de Jungkook. Después de unos segundos (una eternidad, pero eso era perspectiva) chasqueó su lengua y se hizo hacia atrás antes de presionar su dedo en el pequeño corte de la ceja de Jungkook.
—¿Listo?
Un escalofrío recorrió la espina dorsal de Jungkook, como siempre que Yoongi lo tocaba. A veces, cuando Yoongi lo sanaba, Jungkook tenía que forzarse a mantenerse quieto y no acercarse a las manos de Yoongi. Siempre era gentil y cuidadoso, pero cuando sus dedos rozaban la piel de Jungkook, era suficiente para hacerse sentir su toque en todo su cuerpo.
—Siempre preguntas eso—dijo Jungkook con un suspiro— y siempre estoy listo.
—Wow, está bien, Sr. Nunca Veo Por Dónde Camino y Sigo Chocando Con Cosas.
Jungkook se rió, sintiendo cómo algo se movía de forma extraña en su estómago— solo apúrate y haz tus trucos.
—Bien, bien.
Dolió solo por unos segundos antes de que acabara y Yoongi sacara sus manos. Jungkook notó que tomó respiros profundos, mientras cerraba sus ojos fuertemente. Antes de que Jungkook pudiera preguntarle sobre aquello, la expresión de Yoongi se volvió neutral, como si nada hubiese pasado.
Raro. Nunca había pasado antes.
Jungkook siguió observando y no pudo deshacerse del sentimiento de incomodidad. Usualmente, Yoongi se ponía de pie para limpiar el desorden, pero hoy simplemente se acostó contra el sofá y cerró sus ojos con un suave suspiro.
La luz que se filtraba por la ventana iluminaba su piel suave y Jungkook tuvo que luchar con las ganas de acercarse para poder disfrutar de la calidez que irradiaba. Sus ojos se movieron desde la cara de Yoongi hasta el cuello de su camiseta y el corazón de Jungkook se hundió.
Había una cicatriz pequeña, casi escondida en el cuello de Yoongi.
Sin darse cuenta, la yema de los dedos de Jungkook rozaron la cicatriz en la garganta de Yoongi. Sorprendido, Yoongi abrió sus ojos, pero no se apartó. Su manzana de adán se movió bajo los dedos de Jungkook cuando tragó.
—Lo siento, solo estaba...—Jungkook retiró rápidamente su mano, intentando evitar la mirada de Yoongi. Aclaró su garganta antes de murmurar un silencioso— ¿Qué pasó?
La comisura de los labios de Yoongi se levantaron en una sonrisa triste.
—No a todos les agradan los brujos.
***
Jungkook tiró de la camisa que traía puesta para poder presionar la tela contra su nariz. Esperaba que oliera como Yoongi pero no lo hacía. Era solamente polvo y mucho tiempo que pasó olvidada en el fondo del armario.
Suspiró, atrajo sus piernas hacía su pecho y descansó su cabeza en ellas. El misterioso baño de burbujas que encontró en el baño de YoonGi dejó su piel brillando y con un olor a vainilla y miel. Se sentía raro. No debería haberle preguntado a Yoongi si podía pasar la noche.
Escuchó la voz de Yoongi cuando entró al comedor y en un momento de pánico se puso de pie, sin estar seguro por qué, y se arregló la camiseta, tirándola hacia abajo para esconder el hecho de que solo tenía puesta su ropa interior.
¿Por qué estás entrando en pánico? No es como si no te hubiera visto desnudo antes, le recordó una voz molesta en su mente.
—Encontré unas par de almohadas y mantas que puedes...—Yoongi miró el cuerpo de Jungkook y su voz se detuvo. Miró hacia otro lado rápidamente, enfocándose en las mantas suaves que sostenía en sus manos— que puedes usar.
—Gracias—dijo Jungkook— y gracias por dejarme pasar la noche.
—Sí, seguro, no hay problema—murmuró Yoongi mientras se inclinaba para dejar las mantas en el sofá— No me importa, como sea.
Y fue entonces cuando Jungkook lo notó.
—Santa mierda—murmuró, sintiendo como su corazón se agitaba.
Por al frente, la camisa de Yoongi parecía ser negra como todas las que tenía. Pero no era como todas, para nada. Porque la parte de atrás estaba hecha de una tela delicada y sedosa, lo suficientemente delgada para dejar ver su espalda, revelando un tatuaje en ésta misma.
Jungkook había imaginado un pequeño tatuaje en una de sus clavículas. No algo que comenzaba desde la nunca y terminaba en su cintura, cubriendo su piel con líneas muy detalladas con tinta.
Jungkook quería recorrerlas todas con sus dedos.
Yoongi se congeló por un segundo. Suspiró antes de enderezarse y miró a Jungkook con una expresión extraña— Esperaba que no te dieras cuenta.
—Es...—Jungkook se las arregló para decir algo incluso cuando su garganta se sentía seca— es algo difícil de no ver.
Yoongi seguía evitando la mirada de Jungkook. Tomó una de las almohadas y la acomodó, y luego la tomó de nuevo para hacerlo lo mismo, como si no lo hubiera hecho segundos atrás.
¿Estaba avergonzado? No tenía ningún motivo para estarlo.
—Recibí esta camisa como un regalo estúpido de Hoseok. Siempre me regala cosas tontas y piensa que son geniales— Jungkook ni siquiera tenía que mirarlo para saber que estaba haciendo un puchero— nunca la uso pero resulta que todas mis camisas normales que suelo ocupar para dormir están en la ropa sucia que olvidé lavar, así que...
—Es caliente—soltó Jungkook y se mordió la lengua. Quería callarse y quizás también morir, pero las palabras seguían escapando de su boca, una tras de otra— Quiero decir, ¡la noche está caliente! Así que probablemente es cómoda para dormir con ella, ya que es tan delgada— se rió, muy convencido de que podía comenzar a cavar su propia tumba— y el tatuaje es...muy, um. Impresionante.
Yoongi lo miraba con ojos interrogantes— Como sea—comenzó a decir, dejando la almohada que había estado aplastando todo ese tiempo— No sé si es suficiente, pero es mejor que el suelo, imagino.
En la cálida luz de la lámpara sus mejillas se veían sonrojadas y sus labios estaban curvados en una sonrisa y Jungkook deseaba que la tierra se abriera y lo tragara por completo.
Yoongi comenzó a salir de la habitación, dándole una última mirada a Jungkook antes de desaparecer en el pasillo.
—Buenas noches, Jungkook. Duerme bien.
Sería un milagro si Jungkook pudiera dormir después de aquello.
Cuando el sonido de los pasos de Yoongi desaparecieron, Jungkook se lanzó al sofá, se acostó y cubrió su cara con sus manos. Su corazón no había dejado de latir rápidamente y no tenía idea de cómo detenerlo.
Jungkook había tenido crushes antes. Todos eran inocentes y cortos, nunca lo había llevado más allá que unas cuentas semanas juntos, hasta que todo se terminaba tarde o temprano.
Pero nada se sentía como esto. Nunca había conocido una nostalgia que quemara la yema de sus dedos con una necesidad abrumadora de tocar y ser tocado. Nunca se había preguntado cómo se sentiría tener la respiración de otro haciéndole cosquillas en su piel cuando se despertara junto a él. Nunca pensó contar los latidos del pulso de alguien mientras presionaba sus labios en su cuello. Nunca había imaginado cómo se sentiría tocar lo intocable, estar lo suficientemente juntos para sentir el latido del corazón del otro.
Y entonces Yoongi lo encontró y le enseñó cómo se sentía.
Jungkook abrió sus ojos y levantó su cabeza cuando sintió un peso raro alrededor de su estómago. Miró a Gata, quien se subió encima suyo y se acomodó en su pecho.
Como si ya no se sintiera pesado.
—Creo que estoy en problemas, Gata—suspiró y comenzó a acariciarla.
Ella lo miró con ojos que no parecían entender y adormilados. Jungkook no la culpaba. No lo entendía muy bien tampoco.
—Y no sé cómo salir de ellos.
Verano
—Ah, hace mucha calor—se quejó Jungkook, moviendo su camiseta de arriba a abajo para refrescarse con poco resultado— ¿Por qué hace tanto calor?
—Es verano, Jungkook—dijo Yoongi a su lado— el verano es así a veces.
—¿Cómo puedes sobrevivir con eso?— Jungkook señaló a la camiseta de manga larga que Yoongi traía puesta—¿ qué está mal contigo?
—No cuestiono tus decisiones de moda dudosas, así que no cuestiones las mías, mocoso.
—¿Estás usando algún aire acondicionado mágico e invisible o algo?
—Ojalá— bufo Yoongi.
Caminaron por el arroyo, lo suficiente para que se ensanchara y creara un pequeño estanque rodeado de rocas y árboles reflejados en su superficie. En este punto, con el cabello húmedo que se pegaba a su frente y las gotas de sudor que bajaban por su nuca, Jungkook no lo pensó dos veces antes de tomar su camiseta y comenzar a sacarla de su cuerpo.
—¿Qué...qué estás...?— Jungkook escuchó la voz ahogada de Yoongi atrás de él. Se giró para ver su cara y, en serio, el calor debía estar matándolo si sus mejillas ardían de esa manera.
—¿Qué parece que hago?
Corrió hacia el estanque y se lanzó, sintiendo como todo se volvía silencioso una vez que entró al agua. Salió a la superficie, empujando su cabello para que no tapara sus ojos y miró a Yoongi con anticipación.
—Vamos, ¿qué estás esperando?
—No, gracias—murmuró Yoongi.
—¿No puedes nadar? Está bien, no me reiré.
—Sí puedo, es solo que — miró hacia otro lado— estoy bien aquí.
Jungkook flotó sobre su espalda por un rato, mirando el cielo despejado. —¿Estás seguro? Porque el agua está bastante agradable.
Yoongi chasqueó la lengua y puso cara de haberse dado por vencido. Se sacó sus zapatillas y se arremangó los pantalones, murmurando algo todo el tiempo, antes de sentarse con sus piernas dentro del agua.
—Wow, no te vuelvas loco, viejo—Jungkook dijo y soltó unas risitas cuando Yoongi lo miró como si estuviera listo para ahogarlo.
—¿Cómo me dijiste?
—Me escuchaste.
—Te lo juro, si no te callas- — Yoongi no tuvo oportunidad de terminar cuando Jungkook le tiró agua. Pestañeó y su expresión estaba tan llena de ofensa pura que Jungkook tuvo que esconder su risa— ¿Acabas de...?
—Lo hice— dijo Jungkook, lanzándole agua otra vez.
Yoongi pasó su mano por su cara para quitar las gotas de agua y murmuró— no haría eso si fuera tú.
—¿Se supone que eso es una amenaza? —preguntó Jungkook descaradamente, sintiéndose más y más arrogante— muéstrame lo que tienes, entonces.
Yoongi se inclinó un poco para poder pasar sus manos gentilmente por la superficie del agua. No creó ningún tipo de salpicadura y ni siquiera una gota de agua cayó en Jungkook, quien levantó sus cejas, decepcionado.
—¿De qué se supone que debo tener miedo? —se rió.
Su risa murió en su garganta cuando sintió cómo el nivel del agua descendía sospechosamente a su alrededor. Entonces, miró hacía atrás para ver una ola, mucho más alta que él, y no tuvo tiempo ni de maldecir antes de que lo golpeara, lo suficientemente fuerte para hundirlo.
Salió a la superficie, tragando aire desesperadamente y sacando el cabello de sus ojos para poder mirar a Yoongi. Sus ojos se encontraron y una sonrisa apareció en la cara de Yoongi, pequeña al principio pero luego se convirtió en una sonrisa gigante.
—Si tan solo pudieras ver tu cara.
Jungkook sacudió su cabello para secarlo y Yoongi chilló cuando unas cuentas gotas golpearon su piel. Descansó su brazo en una de las rocas y observó cómo Yoongi se reía, más y más fuerte, luchando para calmar su respiración y tirándose hacia atrás para poder descansar en una roca, retorciéndose cada vez que unas cuantas risitas escapaban de su boca.
Jungkook sonrió para sí mismo, descansando su cabeza en sus brazos. Si tan solo pudiera hacer que Yoongi se riera de esa forma todo el tiempo, verlo sonreír hasta que sus ojos se llenaran de lágrimas, Jungkook pensó, entonces no habría nada más que pudiera pedir.
***
La primera vez que Yoongi se durmió en las piernas de Jungkook no fue la última. Pasaba, de vez en cuando, no muy seguido, pero aún así. Yoongi nunca explicaba, solamente apoyaba su cabeza en los muslos de Jungkook, sin decir una palabra. A veces por algunos minutos, otras veces lo suficientemente para que ambos se durmieran. Durante esas veces, cuando Jungkook estaba seguro de que Yoongi no lo notaría, estiraba su mano para acariciar gentilmente el cabello de Yoongi. Nunca era más que un ligero toque de sus dedos, demasiado asustado de la reacción de Yoongi si no era cauteloso.
Pero hoy Jungkook se sentía valiente. Valiente no solo para apartar el cabello de Yoongi de su frente, sino que también para presionar su palma en la frente demasiado caliente de Yoongi y en su mejilla.
Tenía fiebre de nuevo. Cada vez que Yoongi estaba enfermo, Jungkook intentaba convencerlo de que hiciera algo al respecto, cada vez sin resultado. Yoongi siempre se encogía de hombros y culpaba al clima o decía que no era nada serio, que estaba acostumbrado a ello. Jungkook intentaba creerle pero cuando veía sus mejillas sonrojadas y su cabello mojado por el sudor, no podía evitar preocuparse.
—Nunca te cuidas lo suficiente—murmuró despacio con su palma aún presionada en la cara de Yoongi mientras su pulgar acariciaba su mejilla lentamente. Sería tan fácil el inclinarse y presionar sus labios en la frente de Yoongi, pensó. Pero sabía que no debía.
Los labios de Yoongi se retorcieron y sus pestañas se movieron antes de que abriera sus ojos. Miró a Jungkook con ojos adormilados y frunció el ceño, parecía confundido.
Jungkook retiró su mano rápidamente, casi como si se la hubiera quemado.
—Perdón—murmuró, sintiendo como su corazón se sentía pesado por el miedo—¿ fue demasiado?
Yoongi se levantó y Jungkook ya sabía lo que iba a pasar. Le iba a decir que se fuera y que nunca volviera. O lo miraría con disgusto, haciéndole saber que su amistad, o lo que fuese que había entre ellos, se había terminado.
Pero nada como eso pasó. Yoongi miró a Jungkook, sí, pero no con disgusto. Era algo diferente, algo suave y dulce a pesar de su cansancio, algo que Jungkook aún no sabía cómo llamar. Debía ser la fiebre.
Yoongi sacudió su cabeza.
—No.
Entonces empujó los hombros de Jungkook hasta que ambos estuvieron acostados en el sofá y pudo apoyar su mejilla en el pecho de Jungkook.
Jungkook dejó de moverse, se congeló con sus ojos abiertos y sus brazos en el aire de manera incómoda, sin saber qué hacer con ellos. Ni siquiera se atrevía a respirar.
—¿Demasiado?— Yoongi preguntó y Jungkook sintió como un escalofrío recorrió su espalda.
—No—logró decir— no es demasiado.
No era suficiente.
Desde temprana edad Jungkook supo que no podía satisfacerse fácilmente. Si escalaba un árbol, se sentaba en una de las ramas más altas, siempre consciente de que había otro árbol, más alto, esperando por el. Podía correr lo suficientemente rápido para sentir sus pulmones ardiendo con cada respiración, pero siempre sentía que era demasiado lento. Sabía que podía aprender más de lo que ya sabía, que podía ser mejor de lo que era ahora. Nunca le importó si era por su naturaleza competitiva, ambición o simplemente aburrimiento. Porque no importaba realmente. Simplemente quería más.
Tragó con un poco de dificultad, sintiendo como su corazón latía en su pecho y de pronto se dio cuenta de que no le importaba si Yoongi lo escuchaba. Envolvió sus brazos alrededor de él, presionando sus manos en la espalda pequeña de Yoongi y notó la calidez de su piel en el lugar donde su camiseta estaba levantaba. Cerró sus ojos, respirando el aroma del cabello de Yoongi.
Pensó que finalmente estaba listo para pedirle otra cosa a Yoongi.
Algo más.
***
La mente de Jungkook lo dijo de nuevo, incluso si ya lo había repetido un millón de veces antes.
Creo que me gustas. Y me gustaría intentar algo más de lo que tenemos ahora, si tu también quieres.
Vio los ojos de Yoongi mirándolo, negros y hermosos, y antes de que las palabras pudieran abandonar su boca, dudó. La pausa duró lo suficiente para hacer que todo lo que quería decir se esfumara, hasta que no quedó nada. Su mente estaba vacía y su corazón lleno de duda.
Retrocedió unos cuantos pasos, aumentando la distancia entre ambos y dejando a Yoongi solo en la parte de arriba de las escaleras de la entrada. Los rayos del sol que se escondía se sentían cálidos en su piel, pero dentro, sentía una mordida de los vientos más fríos del invierno, congelandolo hasta el hueso.
Intentó no pensar en en la manera en que la luz de los ojos de Yoongi se esfumó cuando escuchó el adiós de Jungkook. Después de todo, era solamente algo que Jungkook quería ver, desesperado por aferrarse a la remota posibilidad de que Yoongi se sintiera de la misma forma que el.
¿Pero lo hacía?
***
—Párate y ponte decente—Jungkook escuchó la voz de alguien. Le tomó un momento el darse cuenta de que se lo decían a él— vamos a salir.
Luchó con sus mantas hasta que pudo salir debajo de ellas, lo suficiente para ver a Seokjin en la entrada.
—¿Qué?—murmuró Jungkook, sus ojos entrecerrados por el cansancio y la voz rasposa— ¿dónde?
—A cualquier lugar que no sea tu cama desordenada. Estoy cansado de verte así.
Jungkook se sentó y recorrió una mano por su cabello. Su cuerpo se sentía pesado luego de todas las horas que pasó corriendo en la noche y todos los intentos fallidos de intentar dormir durante el día.
Habían pasado dos semanas y no había visto a Yoongi ni siquiera una vez. Bueno, se había forzado a no verlo ni siquiera una vez. La inquietud que sentía desde el día en que falló su confesión no hizo nada más que crecer con cada día. Así que corría, lo suficiente para sentir que sus piernas fallarían. Llegó a partes del bosque que nunca había visto antes, a kilómetros lejos de casa y aún así la esencia de Yoongi seguían sus pasos, a cualquier lugar que fuera. Todos sus intentos de parar de pensar en él no le daban más que un corazón roto.
—¿Y qué vamos a hacer?
—Comer algo de comida, emborracharse con vino barato, subir a algunas azoteas— dijo Seokjin, intruseando el armario de Jungkook y lanzando algunas prendas en su cama— Lo que sea que la juventud hace para entretenerse estos días.
—No creo estar con ánimos para hacer eso.
—Que mal, porque voy a sacarte de aquí de todas formas. Así que apurate y no me hagas esperar por mucho tiempo.
Unas cuantas horas después, Jungkook se sentó en el pavimento al costado de un camino desolado, con su estómago lleno de la comida que Seokjin le compró y la mente nublado por el vino barato y, honestamente, asqueroso. Se rió, no muy seguro sobre qué, quizás algo que dijo o hizo Seokjin y se sintió más ligero. Solo un poco, al menos.
—¡Por fin! Extrañaba esa risa estúpida tuya—dijo Seokjin, acariciando su espalda— Mi encanto está haciendo su maravilla, como siempre.
—Apostaría mi dinero en que es el alcohol— Jungkook sacudió la botella vacía de vino frente a él— no tú.
—El alcohol que fue mi idea y que compré con mi propio dinero y con mis propias manos, déjame recordarte. Así que en conclusión es todo gracias a mí.
Jungkook se rió y se estiró hacia atrás, hasta que su cuerpo se acostó en el suelo. Miró el cielo nocturno pero el pueblo nunca estaba lo suficientemente oscuro para mirar las estrellas.
—No sé qué pasó entre tú y tú pequeño brujo—comenzó a decir Seokjin— y no voy a preguntar por qué dejaste de verlo. Pero deberías decirle cómo te sientes.
—¿Cómo supiste?
Seokjin resopló. —Por favor. Todos sabemos. Estoy bastante seguro de que la señora que nos vende pan todos los días sabe. Eres dolorosamente obvio, Jungkook. Una mejor pregunta es, ¿qué tan denso es tu brujo si aún no sospecha nada?
—A veces pienso que debe ser un poco tonto cuando se trata de eso— dijo Jungkook con una sonrisa triste— soy un desastre cuando estoy con él y aún así es tan...inconsciente.
Jungkook respiró el aire cálido de la noche de verano, lleno del olor del concreto enfriándose luego de un día caluroso. Todo daba vueltas un poquito y la realidad parecía estar de cierta forma desconectada de Jungkook, como si estuviera mirando todo a través de un delgado velo. Le daba un sentimiento fugaz de comodidad el saber que pronto pasaría. Pero por ahora, se perdió en él, cerrando sus ojos y sintiendo como si no importara qué dijera, todo iba a estar bien.
—Casi se lo dije una vez.
—¿Casi?
Jungkook se rió disimuladamente. —Entré en pánico. Y tenía demasiado miedo de arruinar lo que ya teníamos, supongo.
—Nadie dice que lo vas a arruinar. Nunca sabes si no lo intentas.
—Eso suena como un consejo de mierda de una revista de mierda.
—Pero es verdad—Jungkook sintió como Seokjin tiraba de su mano, haciéndolo sentarse con un poco de dificultad. Se miraron el uno al otro y en sus ojos Jungkook encontró la misma confusión de estar ebrio que él sentía.
—Pero soy un don nadie— murmuró Jungkook y, para su horror, sus ojos se llenaron de lágrimas. Luchó contra ellas pero su voz tembló cuando añadió— Y no tengo nada que ofrecer.
—¿Qué eres, una chica pobre del siglo 19 enamorada de un lord?
Jungkook entrecerró los ojos con la cantidad de información. —¿Qué?
—No estoy seguro de lo que dije así que olvídalo. Escuchame— puso sus manos en los hombros de Jungkook— te conozco desde que eras un bebé y-
—Tenía como diez años cuando nos conocimos.
—Como dije, un bebé. Y desde ese día, no he conocido nadie tan dulce y preocupado como tú. Y conozco un montón de gente, Jungkook. Todos deberían estar felices de tener alguien como tú enamorado de ellos.
Enamorado, repitió la mente de Jungkook. Enamorado de alguien.
Jungkook enamorado de Yoongi.
Tan lindo y dolorosamente cierto que sonaba.
—Así que, para de esconderte de él— dijo Seokjin, parándose torpemente. Se sacudió el polvo y estiró su mano para levantar a Jungkook— y recuerda que tienes tres lobos que te apoyan. Uno que, por cierto—se apuntó a sí mismo— puede patear traseros.
***
—¿Puedes al menos decirme por qué de todos los lugares en los que podríamos juntarnos— Taehyung miró la escalera de escape— escogiste una azotea de un edificio? ¿Es algún tipo de pista sutil? ¿Algo como "te robaste mis doritos y ahora te estoy llevando a un edificio alto"?
—Seokjin me dio la idea—le dijo Jungkook, ya a la mitad de la escalera, y simplemente iba a dejar que Taehyung entrara en pánico porque el desgraciado robó sus doritos de emergencia— Vamos.
—Está bien—escuchó detrás de él.
Desde allí, el pueblo parecía más pequeño y no tan importante. Todas las azoteas creaban un rompecabezas de figuras similares y colores grises con unas líneas débiles de luz iluminando las calles vacías.
Jungkook se paró con la punta de sus botas tocando el borde mientras miraba hacia abajo el piso cuando sintió algo que lo tiró hacia atrás.
—Se ve más alto desde el suelo—dijo Taehyung, sin soltarlo— Pero aún así, no nos caigamos, ¿sí?
Caminaron por la azotea, Jungkook aún balanceándose a unos cuantos centímetros lejos de la orilla del edificio y Taehyung aún sostenía el final de la manga de la camiseta de Jungkook, apuntando y mostrándole al otro los diferentes lugares que podían ver desde esa altura.
—Así que—comenzó Taehyung— ¿Ya decidiste qué hacer sobre tu situación con tu pequeño brujo?
Jungkook asintió. —Le diré esta semana.
Se giró para mirarlo justo para ver cómo los ojos de Taehyung se suavizaron con una sonrisa.
—Eso es bueno.
—Sé que no confías en él aún pero-
—Pero tú lo haces. Así que también puedo intentarlo. Además—puso su brazo alrededor del hombro de Jungkook para acercarlo más hacia él— te hace feliz y eso es lo que me importa.
Jungkook sintió la punta de sus orejas enrojecer. No pensó que era tan obvio. —Sí—murmuró, no muy seguro si le hablaba a Taehyung o a sí mismo— me hace feliz.
—Hombre, te pones tan tímido cada vez que hablas de él—dijo Taehyung— es adorable.
Jungkook no sabía qué decir, así que se quedó en silencio, escondiendo su cabeza para esconder la sonrisa que intentaba salir. Entonces Taehyung abrió su boca de nuevo, y Jungkook lo miró, confundido.
—Flores—dijo Taehyung con una cara seria.
—¿Qué?
—Tienes que darle flores. Eso es lo que hace la gente cuando invitan a alguien a una cita, ¿cierto?
***
Yoongi lo besó de vuelta. Lo besó de vuelta y presionó sus manos gentilmente en sus mejillas y Jungkook sintió que podía deshacerse en ese mismo lugar, en medio de un campo de pasto y bajo las estrellas cayendo del cielo.
Y ahora, estaban caminando lado a lado a través de los colores pasteles del amanecer, con sus dedos entrelazados y con el corazón lleno de amor de Jungkook diciéndole la misma cosa una y otra vez.
Yoongi lo besó de vuelta.
—No tenías que encaminarme a casa— dijo Yoongi cuando llegaron a su casa.
—Quería hacerlo. Además—Jungkook apretó la mano de Yoongi— ¿No es así como se supone que debes terminar una cita?
Yoongi se rió— no realmente.
Lo miraba con los ojos más dulces, sacudiendo su cabeza ligeramente, como si no pudiera creer la mirada cuestionante de Jungkook. Y, entonces, se acercó a él, poniéndose de puntitas un poco y presionó sus dedos en la mandíbula de Jungkook.
El toque de su boca era tierno y fugaz, pero bastaba para hacer que el corazón de Jungkook latiera como loco en su pecho. Hizo un pequeño sonido de sorpresa en respuesta y sintió la sonrisa de Yoongi contra sus labios antes de romper el beso. Con su cara aún cerca a la de Jungkook susurró,
—Lo prefiero así.
Jungkook conocía el camino de regreso a casa de corazón. Lo recorrió las veces suficiente para conocer cada árbol viejo que pasaba y cada rama que debía saltar. Pero era la primera vez que sus pasos se sentían tan ligeros y sin esfuerzo alguno.
Sus piernas se movieron rápido y más rápido hasta que ya no estaba caminando, sino corriendo, listo para atravesar las partes más densas del bosque, nadar a través de todos los arroyos que encontrara y escalar cada colina que se atravesara en su camino. Solo para girarse y sonreír antes de recorrer la misma distancia otra vez.
Para volver a Yoongi.
Porque Yoongi lo besó de vuelta.
Yoongi lo quería de vuelta.
***
Unas cuentas gotas tímidas de lluvia cayeron en las hojas y Jungkook vio una expresión que decía "te lo dije" escrita en las cejas fruncidas de Yoongi.
—Lo sabía—murmuró, mirando el cielo y arrugando su nariz cuando una gota cayó en su mejilla.
El cielo oscuro se partió por la mitad con un rayo y Jungkook sonrió. Caminó hasta Yoongi, tomó su mano y se acercó más.
—Y aún así aceptaste venir conmigo—respondió y dejó un pequeño beso en el puchero que Yoongi formó con sus labios. Tiró de su mano, sintiendo como sus pies se movían casi por su cuenta mientras comenzaban a bajar la colina. Así que les hizo caso, moviendo sus piernas más rápido hasta que ambos estaban corriendo y pudo escuchar la risa de Yoongi atrás de él.
Jungkook no sabía cómo lograron subir las escaleras. Todo lo que recordaba eran besos y pasos torpes, suaves jadeos y respiraciones temblorosas contra la piel del otro.
Se sentía mareado con el aire húmedo del verano y el ruido de la lluvia contra la ventana. Pero más que nada, se sentía mareado con Yoongi, con la sensación de sus manos tocando la piel de Jungkook y la electricidad en cada beso que presionaba en los labios de Jungkook. Con ese extraño poder que Yoongi tenía sobre él, un tipo de sentimiento abrumador que rodeaba a Jungkook y lo envolvía hasta que no podía pensar en nada más que Yoongi.
Se tambalearon dentro de la habitación, aún besandose y tirando la ropa del otro como si no pudieran parar ni siquiera por un momento. Jungkook camino en reversa mientras Yoongi lo empujaba en dirección a la cama, pero antes de que pudieran alcanzarla, chocó con una silla y la movió con un sonido chirriante. Sintió a Yoongi esconder una risa en sus labios antes de que lo moviera hacia atrás.
—Perdón—murmuró—olvidé que estaba ahí.
—Está bien—murmuró de vuelta Jungkook, quien ya se estaba acercando a Yoongi para besarlo otra vez, como si no pudiera soportar el no hacerlo por un momento.
Yoongi se rió de nuevo. Lo besó de vuelta pero lo calmaba cada vez que Jungkook se impacientaba. Se movió hasta el cuello de Jungkook y bajó, hasta que alcanzó el collar de su camiseta. No tuvo problemas para desabotonar los primeros botones pero se trabó en la mitad de hacerlo. Jungkook no dijo nada por los primeros segundos, pero no pudo detenerse, viendo lo poco que avanzaba.
—Tómate tu tiempo—bromeó, pero su corazón saltó cuando miró los dedos temblorosos de Yoongi.
Y pensó que era el único nervioso.
Escuchó a Yoongi murmurar algo y luego hizo un rápido gesto con su mano que Jungkook no pudo notar, realmente. Lo que sí notó fue como en menos de un segundo su camiseta se encontró desabotonada. Miró hacía abajo con una mezcla de sorpresa y diversión.
—No sabía que podías hacer eso—dijo. Notó la satisfacción en la cara de Yoongo y sonrió— La magia realmente te hace flojo, ¿no?
Yoongi resopló y se rió, deslizando la camiseta de Jungkook de sus hombros y depositando un beso que era más dientes que labios bajo la clavícula de Jungkook. Dieron unos cuantos pasos más juntos hasta que finalmente llegaron a la cama, y la respiración de Jungkook se cortó cuando aterrizó con su espalda en la cama y con Yoongi encima de él.
Por un momento, todo en lo que podía concentrarse era en el peso de Yoongi contra él, los movimientos lentos de su pecho subiendo y bajando y el respiro profundo que dejó salir a través de sus labios entreabiertos y la línea débil que su cuerpo escondida tras la ropa mojada. Sintió sus mejillas sonrojarse bajo la mirada profunda de Yoongi, pero no pudo mirar hacía otro lado. Así que terminó de esa manera, sin moverse, mirando a Yoongi sentado en su regazo y sintiendo un relámpago vibrando en sus huesos.
—¿Estás seguro?— preguntó Yoongi.
Sus ojos buscaban permiso pero no lo demandaban. Jungkook, quien de pronto no confiaba en su voz, asintió, presionando sus manos en los muslos de Yoongi para dejarle saber.
—Está bien—murmuró Yoongi y aún aplastandolo, tomó su propia camiseta y se la sacó, tirándola al piso junto a la cama.
La boca de Jungkook se secó ante la vista que Yoongi hacía en la oscuridad de la habitación. Su mente se quedó en blanco antes de admirar la elegante columna de su cuello, las clavículas bellamente pronunciadas y la tinta negra de líneas suaves bajo de ellas. Sus hombros eran más amplios que los de Jungkook y las sombras que bailaban en la piel de Yoongi mostraba el contorno de los músculos esbeltos bajo su piel.
Cambiaron con el movimiento al empujar su cabello empapado de su cara, revelando su frente y las cejas fruncidas levemente.
Frunció el ceño incluso más cuando pilló a Jungkook mirándolo.
—¿Qué?
—Nada—tragó saliva Jungkook—solo estoy...mirando.
Las arrugas entre las cejas de Yoongi se suavizaron y una sonrisa pequeña y tímida se plantó en la curva de sus labios— ¿Y?
Ahora, Jungkook estaba más consciente de las pestañas de Yoongi, de su nariz tierna, de su mandíbula y de sus delicados labios. Un tenue signo de sus costillas aparecieron cuando tomó una respiración profunda. Un pedazo de su tatuaje en su espalda, delgadas líneas de tinta se curvaban tentadoramente alrededor de los huesos de su cadera.
—Hermoso—Jungkook soltó la primera palabra que le vino a la mente.
Hermoso, precioso, maravilloso, malditamente impresionante.
Una mirada de pura sorpresa atravesó la cara de Yoongi, sus ojos se agrandaron y sus labios se abrieron como si fuera a decir algo. Agachó su cara, dejando salir un sonido, no una risa o una risita exactamente, pero algo dulce y tímido y avergonzado al mismo tiempo. Sus labios se curvaron hacia abajo y, dios, era incluso más hermoso cuando estaba avergonzado, pensó Jungkook.
—Eres ridículo—dijo finalmente, acercándose para presionar sus labios juntos.
Un beso, corto y gentil, fue seguido por otros, más dulces, que hacían a Jungkook reír contra los labios de Yoongi. Pero pronto Jungkook se encontró a sí mismo persiguiendo a Yoongi, alcanzando su boca cada vez que retrocedía, una y otra vez, casi de forma impaciente. Era todo muy desordenado y codicioso y Jungkook no podía tener suficiente.
Jungkook giró su cabeza, acariciando la mitad de su cara contra la almohada mientras que Yoongi lamía la línea de su mandíbula y cubría su cuello con besos hasta que llegó a su hombro. Era como si Yoongi no quisiera dejar ningún centímetro de la piel de Jungkook sin besar. Sus labios tocaron las clavículas de Jungkook y el pequeño espacio entre ellas antes de que su lengua hiciera presión contra sus pezones, de manera suave y juguetona y definitivamente la mejor que Jungkook haya sentido en su vida.
Marcó un camino bajo el cuerpo de Jungkook con besos, trazó cada uno de sus costillas con su boca y sus dedos y entonces sus manos suavemente quitaron el resto de la ropa de Jungkook. Presionó unos cuantos besos fugaces en su ombligo pero no lo hizo esperar mucho hasta que bajó más, dejándolo sin respiración.
La forma en que Yoongi se quedaba más tiempo en los lugares más sensibles, tomándose su tiempo de forma juguetona, era demasiado para Jungkook, pero aún así lo tenía casi, casi pidiendo por más. Era como si Yoongi supiera todas sus debilidades y no tenía miedo de usar sus dedos, su boca, su lengua para hacer que Jungkook arqueara su espalda y agarrara las sábanas hasta que sus nudillos se ponían blancos. Como si estuviera determinado a llevar a Jungkook más y más cerca al límite hasta que no pudiera hacer más que dejarse llevar.
Era el mismo hechizo que Yoongi había estado haciéndole a Jungkook todo ese tiempo. Uno que le hacía olvidar todo salvo el nombre de Yoongi que escapaba de su boca con la respiración temblorosa. Uno que borraba todas las cosas hasta que no había nada más que Yoongi, Yoongi, Yoongi.
Cuando Jungkook los dio vuelta a ambos y presionó a Yoongi contra el colchón, memorizó la mirada de sorpresa adorable que reemplazó la sonrisa presumida de Yoongi. Memorizó cada una de las respiraciones temblorosas, cada gemido suave atrapado en su garganta, la manera en que mordía sus labios, luchando para mantenerse callado. Descubrió, un poco atemorizado, el tipo de efecto que una mordida gentil en la oreja de Yoongi tenía, y de qué forma su respiración vacilaba cuando Jungkook bajó la ropa interior de Yoongi hasta sus muslos y movió sus manos entre ellos.
Siguió observando las reacciones de Yoongi, enfocándose en cómo su respiración se volvía más rápida y en los suspiros suaves que se volvían más ruidosos, impresionado por la manera en que Yoongi se perdía en ellos.
Y entonces Yoongi lo besó una y otra y otra vez, apenas separándose para respirar. Lo besó como si supiera todo sobre el deseo reprimido que Jungkook sintió todo ese tiempo y toda el anhelo que escondió por tanto tiempo. Había algo tan desesperadamente ansioso en la manera en que rasguñaba la espalda de Jungkook cuando se tensaba bajo él. Cada ruido que hacía estaba lleno de tanta satisfacción que Jungkook pensó que ambos estuvieron en la misma página por más tiempo del que pensaba.
Cuando la respiración rápida de Yoongi se calmó y su cuerpo se relajó, cuando Jungkook vio su cabello desordenado esparcido sobre la almohada y los labios abiertos y rosados de tanto ser besados, supo cuál era la única cosa que quería hacer desde entos. Quería darle todo lo que tenía a Yoongi, quería ofrecerse a sí mismo esperando que estuviera listo para aceptarlo por completo.
Incluso a través de la confusión de su mente, supo que nada antes lo hizo sentir tan en paz como la risa cansada de Yoongi cuando todo lentamente se convirtió en una ola de quietud y alegría.
Ningún pueblo, ninguna de las muchas casas en las que había vivido, ningún bosque con árboles lo suficientemente altos para tocar el cielo. Nadie lo había hecho sentir en casa como la manera en que los brazos de Yoongi envueltos en él lo hacían.
Tres sentimientos le dieron la bienvenido a Jungkook cuando despertó. Primero fue la confusión mientras pestañeaba para abrir sus ojos, entrecerrandolos bajo los rayos de un sol ya demasiado brillante. Luego, un ligero e incómodo sentimiento de duda antes de que su visión se agudizara lo suficiente para diferenciar las cosas a su alrededor -una ventana abierta con una cortina delgada moviéndose con la brisa, una silla cubierta con ropa, motas de polvo bailando en la luz. Y, finalmente, una realización cómoda que lo envolvió con calidez.
Escuchó la voz de Yoongi, apagada por la distancia entre ellos. Sonaba un poco irritada pero en esa manera sin daño que él tenía, con cariño escondido debajo de su tono molesto.
—Déjame solo, Gata—escuchó Jungkook y sonrió cuando la voz de Yoongi se vio interrumpida por un maullido quejándose— No tengo nada para ti.
Jungkook se concentró en la almohada y las sábanas junto a él, arrugadas por la presencia de Yoongi antes de que se fuera. Estiró su mano para tocarlas, acercándose un poco más al lugar de Yoongi en la cama. Inhaló el aire de la mañana, fresco después de la tormenta, lleno de la esencia del rocío cubriendo las hojas y la lluvia evaporándose de la tierra. Olió algodón limpio presionado en su mejilla y presionó su cara para sentir el débil aroma de Yoongi. El corazón de Jungkook latió más rápido cuando se dio cuenta de lo real que era, lo real que se sentía.
Encontró a Yoongi en la cocina, sentado en el mostrador, con los rayos del sol brillando en su cabello desordenado y sus párpados un poco caídos por el sueño. Con una camisa que Jungkook reconoció como suya, envuelta flojamente en su cuerpo. Bebiendo de esa taza de gato que debe ser su favorita y sonriendo tan pronto como vio a Jungkook en la entrada.
—Buenos días.
El levantamiento perezoso de la curva de los labios de Yoongi y las suaves arrugas alrededor de sus ojos, su voz baja y áspera y dedos dudosos que sostenían la taza.
Jungkook respiró el aroma de café recién hecho y exhaló certeza.
—Buenos días.
Supo, sin un rastro de duda en su corazón, que había encontrado al amor de su vida.
***
Antes de que Jungkook pudiera siquiera ver a Taehyung, escuchó su risa venir de algún lugar del arroyo. Fue seguido por otra voz, diciendo palabras que Jungkook no pudo identificar y riéndose de una forma familiar y ruidosa.
Encontró a Taehyung sentando en una banca con sus ojos pegados en Jimin, mirándolo como si fuera la criatura más maravillosa del mundo. El chico siempre traía el corazón en su manga y Jungkook se preguntó si la ninfa de agua sabía eso.
Cuando lo vieron, Jimin le mandó una última mirada a Taehyung y se adentró bajo la superficie del agua con un pequeño plop, dejando atrás tan solo unas cuantas olas que terminaban en los pies de Taehyung.
—Debe odiarme o algo así—dijo Jungkook.
—Nah—dijo Taehyung con la voz dulce y llena de cariño— solo se pone tímido de forma fácil.
—No parecía muy tímido a tu alrededor—lo molestó Jungkook— si no hubiera interrumpido, habría estado sobre ti en un segundo.
El agua del arroyo onduló ruidosamente al mismo momento en que Taehyung evitaba la mirada de Jungkook para esconder su vergüenza.
—Ojalá—murmuró tan despacio que Jungkook casi no lo escucha. —¿Volviendo de una cita con tu pequeño brujo?—añadió después de un momento.
—Sólo estábamos pasando el rato.
—De seguro lo estaban—dijo, dándole una mirada perspicaz a Jungkook—dile que lo haga más abajo si no quiere que lo veamos.
Incluso si Jungkook no podía ver a Jimin, pudo escuchar su risita entre los árboles.
—¿Qué?
Taehyung no respondió enseguida, pero sonrió, tocando su cuello, justo arriba de su clavícula.
Entonces todo hizo sentido y Jungkook recordó la sensación de los dientes de Yoongi rozando su piel mientras mordisqueaba su cuello, cubriéndolo con besos antes de que Jungkook se fuera. Una ola de vergüenza recorrió su cuerpo, desde su pecho hasta la punta de sus orejas y presionó su mano para esconder el chupón bajo sus dedos.
Taehyung sonrió—¿Estás seguro que no es mitad lobo?
***
—Levántate— le dijo Jungkook a Yoongi— sé que no estás durmiendo así que puedes dejar de pretender ahora.
Yoongi, esparcido en la cama en su estómago con la mitad de su cara presionada contra la almohada, murmuró algo inentendible.
—Vamos—se quejó Jungkook, apoyándose en sus rodillas y manos para poder flotar arriba de Yoongi— estoy aburrido.
La piel de Yoongi parecía brillar en la luz dorada en el atardecer del verano, su cuerpo hacía un contraste suave contra las sábanas arrugadas. Estando tan cerca de él, Jungkook podía ver los detalles de su tatuaje, cada punto de tinta que creaba un laberinto de líneas curvas y figuras suaves en las cuales ya se había perdido muchas veces.
—Piensa en algo para hacer—respondió Yoongi en un tono bajo y aún adormilado— sé creativo. Usa tu imaginación y todo eso.
—Puedo pensar en una o dos cosas—Jungkook se inclinó, presionando un par de besos en los hombros de Yoongi y en la parte trasera de su cuello—pero no funcionarán si sigues ignorándome de ésta forma.
Atrapó a Yoongi sonriendo antes de que respondiera con una voz sin expresión— trágico.
Jungkook solo se quejó con resignación y se dejó caer encima de Yoongi, sin importarle mucho el presionar casi todo su peso encima de él— Eres terrible.
—Puedo darte algunas ideas—dijo Yoongi desde abajo, sonando un poquito aplastado— Una, sal de encima mío, eres pesado.
—Gracioso—dijo Jungkook con una sonrisa— no te quejaste cuando estaba encima tuyo anoche-
Una almohada golpeó a Jungkook lo suficientemente fuerte para empujarlo al otro lado de la cama, a solo centímetros del borde. Perdió el equilibrio pero logró estabilizarse antes de caer con la almohada aplastando su cara y silenciando su risa.
—Dos—Yoongi continuó y Jungkook tiró la almohada lejos para mirarlo. No se movió para nada y su voz seguía sonando más bien aburrida, pero la punta de sus orejas estaban más rosadas que antes. Jungkook sonrió. A veces era demasiado fácil— Hazme desayuno.
—Aburrido—Jungkook suspiró mientras se paraba de la cama. Caminó unos pocos pasos hasta el desorden de ropa que había en una silla para buscar una camisa. Suya o de Yoongi, no le importaba realmente.
—Dos cucharadas pequeñas de café, sin leche, un poco de azúcar.
—Lo sé, lo sé—murmuró Jungkook, poniéndose la camisa. Olía a Yoongi— ¿alguna otra cosa?
—Sorpréndeme.
Gata lo esperaba bajo las escaleras, como siempre lo hacía. Se puso de pie y su cola se paró felizmente cuando lo vio.
—Hola—dijo Jungkook, tomándola en sus manos y caminando con ella hasta la cocina— Al menos tú eres buena conmigo, ¿cierto? No como tú pequeño y gruñón dueño.
—Puedo escuchar todo eso, ¿sabes?— una voz sonó desde arriba.
Jungkook acarició a Gata un rato antes de dejarla en la mesa de la cocina. Ni a él o a Yoongi, y especialmente no a Gata, parecía importarle que estuviera ahí. Ella ladeó su cabeza y miró a Jungkook con sus ojos grandes y redondos que pedían comida.
—¿Escuchaste algo, Gata?—respondió, levantando su voz a propósito— porque yo no.
Cocina, comedor, habitación, desayuno en la mañana o cena en la tarde, no importaba el lugar ni la hora. Siempre era la misma rutina acogedora que llenaba el corazón de Jungkook cada vez que estaba allí. No recordaba sentir aquello hace mucho en su vida, si es que alguna vez lo sintió.
El sentimiento de volver a casa a algo.
0 notes
aricastmblr · 1 year
Text
Tumblr media Tumblr media Tumblr media Tumblr media
jungkook weverse
JK
07.30 10:19
ㅇ...우리 아미들 노래 잘해요!!!
o... nuestro army es muy bueno cantando!!!
2 notes · View notes