Tumgik
#jungkook ropa marca de su hermano
aricastmblr · 10 months
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—Eres encantador, después de todo—dijo el hombre, parpadeando apreciablemente mientras miraba a Jungkook de arriba abajo en minuciosa consideración. —Creo que le gustarás mucho al Señor Yoongi, incluso con esa extraña ropa que estás usando.
Jungkook se quedó inmóvil.
Qué.
🌼
Capítulos: 15
Estado: Terminada
Autora: Baruna
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Capítulo 1
Sucedió porque Jungkook era un idiota. Bueno.
Era lo suficientemente inteligente para ser parte del equipo romano de excavación para la investigación arqueológica y arquitectónica, sin embargo, no lo suficientemente inteligente para ver una estatua y no tocarla.
Gracias a su hermano, quien solía trabajar en análisis de arte de la antigüedad (y quien abandonó la academia por completo para dedicarse al diseño gráfico corporativo el año pasado, el muy traidor), Jungkook obtuvo un buen trabajo con un equipo de investigación arqueológico enfocado en las excavaciones de tumbas en Italia. La mayor parte del tiempo, Jungkook pasaba las horas de trabajo que le pagaban en museos o universidades, examinando artefactos y tomando notas. Para su más reciente excavación, sin embargo, Jungkook estaba en el lugar.
Era una tumba vieja. De la época Villanova y antigua, oscura y húmeda. Nadie había entrado ni tampoco se había dado cuenta de que había un nivel subterráneo en el templo, en realidad. El templo había estado abierto para la excavación por un tiempo, pero estas cosas se demoraban un montón, especialmente para minimizar la erosión humana.
—¿Puedes tomar fotografías? —preguntó Namjoon, agachado frente a un azulejo y con la mirada clavada en las marcas extrañas. Era un intérprete y maestro de los antiguos etruscos.  Jungkook asintió y caminó más adentro de la tumba, cargando su voluminosa cámara y colocando la correa sobre su brazo derecho. Gruñó.
La primera cosa que notó Jungkook fue la estatua.
Una estatua enorme de dos metros y medio estaba de pie en el amplio espacio de la tumba de piedra, con sus pies con sandalias separados. Ella –porque era una mujer – tenía la mano izquierda levantada con la palma hacia afuera en un gesto de saludo u oración, y de su mano derecha colgaba un recipiente de forma globular. El cabello de la figura se retorcía en un moño de piedra.
La cara de la estatua estaba dominada por unos ojos grandes y observadores. Era inquietante. Jungkook evitó su mirada, sintiéndose raro, como si lo invadieran. Sus ojos aterrizaron en la pequeña bandeja de bronce que se encontraba en los pies de la figura. Un lugar para ofrendas votivas, quizás, solo que había algo brillando dentro de ello, como joyas o piedras preciosas. La curiosidad lo atravesó.
Jungkook se dio cuenta de que estaba un poco silencioso y observó a su alrededor. Namjoon ya no estaba tras él.
¿Tal vez había ido a buscar más provisiones? Quizás Jungkook debería retroceder. Pero esta era solo otra excavación de rutina y Jungkook había estado lo suficiente en estas tumbas para sentirse bien versado.
Avanzó y estiró su brazo hasta la bandeja, cerniendo su mano en ella. Sus dedos salieron negros. Cenizas.
¿Por qué las cenizas estaban cálidas?
Sintiéndose muy asustado, Jungkook se puso de pie, con la intención de salir de la tumba, pero entonces golpeó su cabeza con una barra de madera que definitivamente no estaba ahí antes.
Y Jungkook se desmayó.
Algo estaba mojado y pegajoso. Rozaba su brazo, luego su mano y se deslizó por sus dedos y desapareció. Jungkook se despertó, sacudiéndose hacia adelante con la respiración jadeante.
—Hola —dijo el extraño, sonriendo —¿qué estás haciendo en el templo de Asha?
Jungkook se inclinó, agarrando su cabeza mientras se quejaba. Su cráneo palpitaba desagradablemente y entrecerró los ojos ante la humedad de la habitación.
Se veía completamente diferente de donde estaba. Ciertamente esto no era una tumba, lo que no tenía sentido. En su lugar, Jungkook estaba en un templo. Majestuosamente grande, todo el complejo estaba lleno de azulejos y terracota, que recordaban a un Palacio del Cercano Oriente. Había una calidad casi pseudo-griega en las columnas corintias que cubrían el vestíbulo de entrada. Parecía ser que estaba en un vestíbulo de entrada; unos escalones de mármol conducían a un estrado, con grabados a lo lejos que rodeaban las paredes con un friso detallado. Había una mesa en el centro de la enorme cámara. Sobre la mesa, kraters de tamaño medio con diseños complejos en ellos; tal vez recipientes para el consumo de vino. Como todo el complejo arquitectónico parecía religioso, podría tener una función ritualista. ¿Cómo era posible todo esto? Las cosas tan antiguas no deberían estar en tan buenas condiciones.
Bueno, una cosa era segura. Jungkook ciertamente ya no estaba en Italia del siglo 21. Y definitivamente no estaba en Corea.
El hombre que estaba delante de él llevaba una larga bata roja y negra. Sus ojos estaban pintados de un rojo ahumado, con los labios seductoramente húmedos y regordetes. Debía ser un sacerdote del templo, excepto que se parecía a un seductor masculino. También era asiático, a pesar de la calidad greco-europea del ambiente que los rodeaba. Qué raro.
—¿Dónde estoy? —gimió Jungkook, parpadeando rápidamente en un intento de eliminar su dolor. No funcionó. Su cabeza todavía dolía demasiado. Era peor que esa vez que fue a un bar en Seúl para su cumpleaños y despertó en Japón con Yugyeom pegado a su costado e igual de muerto para el mundo.
—Como dije. Estás en el templo de la Señora Asha —dijo primeramente el hombre y le dio una taza con agua. —Esas son ropas terriblemente extrañas las que estás usando. No eres de por aquí, ¿cierto?
No era una pregunta. De hecho, el hombre parecía saber exactamente de dónde era Jungkook. Quizá podría ayudarlo.
—Por favor ayúdame a volver. Estaba haciendo una excavación de tumbas en Italia y de alguna forma terminé aquí. Me golpeé la cabeza con esta barra de madera.
El sacerdote frunció el ceño, con su voz marcada con desaprobación —¿Excavación...de tumbas? ¿Eres, quizás, un ladrón de tumbas?
—¡No! —de cierta forma lo era. Ser un arqueólogo lo requería. —Soy un investigador.
—Un académico —el sacerdote retrocedió, con las cejas levantadas —Eso es interesante. Soy Jimin, por cierto.
Ese...definitivamente era un nombre coreano. ¿Qué mierda?
—Jungkook.
—Saludos para ti —dijo, con una leve sonrisa en su cara de nuevo. Era un poco aterrador, casi demasiado agradable —¿Qué edad tienes?
—Tengo veintitrés —dijo Jungkook, observando el templo. Estaba bastante vacío, de hecho. —¿Qué año es?
—¿Año?
—Um. ¿Año, tiempo, era?
—Ah —Jimin asintió cuando entendió —Es el octogésimo ciclo de la Príada.
Jungkook lo miró fijamente sin entender. Como si supiera qué mierda significaba eso.
Jimin se enderezó, con las manos dobladas bajo su ropa con una postura prístina.
—No pareces sorprendido por nada de esto —dijo Jungkook, con el corazón acelerado. Estaba entrando en pánico. —Oh, dios. Cristo.
¿Era algo blasfemo hablar de religión cristiana en un ambiente claramente pagano? Claramente, era una especie de poder sobrenatural el que ejercía su magia aquí. Jungkook se sentía muy, muy desplazado.
Jimin simplemente se encogió de hombros. —La Señora Asha trabaja de maneras misteriosas. Debió traerte como una ofrenda, ya que estamos cerca del octogésimo primero ciclo de la Príada.
La mandíbula de Jungkook se abría y cerraba. —¿Yo? ¿Una ofrenda?
Eso no tenía sentido. Una ofrenda...como, ¿un sacrificio? ¿Iban a matarlo o algo así? Pero Jimin posó una mano confortante en los bíceps de Jungkook.
—Eres encantador, después de todo —dijo el hombre, parpadeando apreciablemente mientras miraba a Jungkook de arriba abajo en minuciosa consideración. —Creo que le gustarás mucho al Señor Yoongi, incluso con esa extraña ropa que estás usando.
Jungkook se quedó inmóvil.
Qué.
Débilmente, pensó para sí mismo: Dorothy, ya no estás en Kansas.
Capítulo 2
—Espera. ¿Me vas a....vender a algún tipo? —reiteró Jungkook, atónito —No. No, no, no.
—No serás vendido —lo regañó Jimin —Serás ofrecido. No se dará dinero por este intercambio.
La mandíbula de Jungkook se abrió. Era una afirmación tan objetivamente desvergonzada que, hablando francamente, estaba sin palabras. Se puso de pie y con pasos rápidos caminó hacía la salida. El sonido de sus pies se extendía a lo largo de la habitación; estaba silenciosa de lo contrario.
Jimin estaba de pie, sereno, con sus brazos doblados bajo su bata. —Esa no es la salida, extranjero.
Mientras Jungkook entraba a la habitación brillante e iluminada, se dio cuenta de inmediato de que no estaba afuera. En su lugar, se vio atrapado en una especie de habitación circular, con el techo abierto para dejar entrar la luz natural. Un pedestal enorme se elevaba en el centro de la habitación, el mármol blanco reflejaba los rayos desde arriba.
Una mujer estaba de pie imponente en el pedestal, con su túnica fluyendo; una de sus manos sostenía un tridente grande. Un pecho colgaba, su pezón erecto. Había un altar de piedra de proporciones innegables delante de ella, enmarcado con pequeños espejos decorativos de bronce. Normalmente, Jungkook adivinaría que los espejos eran un símbolo de vanidad o frivolidad femenina. En este caso, sin embargo, ciertamente no. La estatua era demasiado grande, sus rasgos eran arrogantes e implacables. En cambio, los espejos extraordinariamente detallados eran probablemente un signo de su alto estatus.
Tres suposiciones sobre quién era esta estatua.
—Tú diosa —dijo Jungkook, con la garganta seca.
—Es inadecuado mirar tanto tiempo a la Señora Asha, a menos que planees hacer una dedicatoria.
Huir era una aventura olvidada, entonces. Jungkook dudaba que pudiera salir de este lugar sin ayuda. Al menos Jimin no se veía hostil. Incluso si sus comentarios sobre "ofrecer" a Jungkook eran profundamente ofensivos e incomprensibles.
Un vistazo más de cerca al pedestal reveló tallas magistrales en amplio friso. Imágenes de caza y batallas aristócratas se envolvían alrededor de la plataforma circular, intercalado con escenas de...sexo. Era más bien vulgar en su opinión, excepto que también había elegancia en ello. Una de las escenas mostraba a un hombre y una mujer luchando, desnudos. No sabía si era deporte o simplemente copulación. Lo absurdo de la situación lo golpeó. Aquí estaba Jungkook, examinando estos artículos como si fueran artefactos antiguos, excepto que no había nada de antiguo en ello. Para personas como Jimin, eran muy reales, muy presente y probablemente artículos modernos en dedicatoria a su diosa.
—Es la diosa del amor y la guerra —dijo amablemente Jimin, girándose y saliendo de la habitación —ven.
—¿A dónde? —soltó Jungkook, frustrado.
Sentía que iba a salirse de su piel. La estatua le dejaba los pelos de punta. Al menos estaba alejándose de la estatua, en vez de acercarse.
Jimin lo llevó a una habitación bien amueblada, pero más bien espartana. Era simple y minimalista. Incluso la cama era sencilla, de mármol con una especie de cojín de tela debajo, que servía de colchón. Parecía elegante pero extraordinariamente incómoda. Jungkook se sentó para probarlo, e hizo una mueca de dolor. ¿Cómo demonios se dormía la gente en esto? Miró alrededor de la habitación. Una sola, pero grande, ventana se encontraba sobre la cama. Unos pocos libros descansaban en la mesita de noche inocentemente.
Quizás Jungkook podía escapar por la ventana. A este paso, escapar parecía ser una aventura sin remedio, dudaba que pudiera comunicarse con las personas que vivían aquí y con lo que estaba usando, simplemente llamaría demasiado la atención.
—Estamos sobre un acantilado —le dijo, como si estuviera leyendo la mente de Jungkook. Era aterrador.
—¿Cómo haces eso? —exclamó Jungkook.
Asintiendo como si esperara aquella respuesta, Jimin se sentó en la solitaria silla de madera frente a Jungkook.
— Soy un sacerdote del templo principal de Asha, conocido en toda Tirrenia como un renombrado practicante del augurio. Mañana es el comienzo de las celebraciones del Sacerdocio, y junto con las ofrendas de sacrificio, he realizado dos lecturas del hígado de la oveja.
—Lecturas de hígado. De ovejas —repitió Jungkook débilmente. Juraba que estaba sudando un poquito.
Jimin asintió solemnemente. — En efecto. La lectura de los augurios no es una tarea fácil, pero recibí un mensaje fortuito de ambos hígados, así como de los Alitas, que baten sus alas hacia el sur.
Pausando, Jimin lo miró. Jungkook lo miró de vuelta. No estaba seguro de querer saber, pero...
—¿Y ese augurio era? —preguntó nervioso Jungkook.
—Un regalo sería entregado al templo al tercer de la madrugada. Como decimocuarto magistrado de la ciudad, serás obsequiado al Señor Yoongi. Por esta noche, sin embargo, deberás quedarte en esta vivienda.
No era de extrañar que Jimin no estuviera sorprendido por la presencia de Jungkook. La pequeña serpiente había estado esperándolo.
Oh, dios. ¿Era esta "Asha" real? ¿Quién diablos era Yoongi?
Jungkook golpeó sus dedos impacientemente contra la cama de mármol.
—Así que, ¿en qué consiste este "obsequio", exactamente? Es decir, quién es este Yoongi —la frase. casi tembló con la desesperación al final.
—No eres de esta tierra, así que te explicaré-
—Sí, eso sería genial —interrumpió Jungkook e inmediatamente se sonrojó cuando Jimin lo miró sin expresión, como si estuviera tratando con una especie extranjera.
—...sí. La Príada es una celebración de Asha y sus victorias sobre las tierras. Participamos en suntuosos banquetes y ofrendas. Aquellos de todas partes de la tierra vienen y proveen de ofrendas a Asha y su magistrado. Este evento solo ocurre cada tres años-nombre.
—Así que trianualmente.
Jimin frunció el ceño, el primer signo de una emoción diferente a cortesía —No sé qué significa eso. Por favor deja de interrumpirme.
—Perdón. Estoy enloqueciendo ahora mismo y tú no estás ayudando —soltó Jungkook. Quería irse a casa.
Como si fuera una señal, la cara de Jimin se suavizó. Estiró su mano para darle palmaditas gentiles en su hombro. Claramente, Jungkook estaba evocando algún tipo de pena dentro de él.
—Lamento esto —dijo Jimin suavemente —estoy seguro de que es muy confuso. Pero el magistrado Yoongi es un buen hombre. No te tratará mal. Ni siquiera maltrata a sus esclavos, mucho menos maltratará a un obsequio de los dioses como tú. La gente te mirará con respeto.
Jungkook retrocedió en horror. ¿Esclavos? Dios, ¿qué era este lugar? Nunca había escuchado de ninguna religión que tuviera estos dioses o las tierras descritas, tenía una leve parecido a la antigüedad Etrusco-Romana, pero había notables diferencias. Los dioses, en primer lugar, como también el hecho de que Jimin hablaba coreano. Jungkook estaba bastante seguro de que los Etrusco-Romanos no nombraban a sus hijos Yoongi o Jimin.
—Este magistrado —intentó decir Jungkook —seré...obsequiado a él. ¿Tengo que hacer algo?
—Además de ofrecerte por completo a él, no. Nada.
Jungkook se detuvo.
—Ofrecerme...por...completo...a él —repitió —nada más.
Entre más repetía las palabras en su cabeza, Jungkook comenzaba a sonar más sarcástico. Lo repitió unas cuantas veces más por si acaso.
—Te refieres sexualmente —dijo Jungkook sin rodeos.
Jimin levantó sus cejas.
—Crudo, pero sí. Se espera de ti que le des placer, y él a ti. Es un ofrecimiento mutuo. Eres un recipiente para Asha, así que es natural.
Cierto, la diosa del amor y el placer sexual. Y la guerra, también. Que extraño. Jungkook nunca había escuchado de una religión con una diosa presidiendo por el amor y la guerra, además de Ishtar mesopotámico. Era una dicotomía muy peculiar.
Con eso, Jimin acarició su cabeza y se puso de pie sin problemas, asintiendo su cabeza en un adiós elegante.
—Te traeré comida más tarde. Por favor descansa, venerado invitado.
Cuando Jimin cerró la puerta, Jungkook se lanzó a la cama, quejándose por la dureza de sus mantas. Esto debía ser falso. Una broma elaborada o un sueño. De verdad, de verdad esperaba que toda esta cosa fuera producto de sus alucinaciones.
Unas cuantas horas pasaron.
Jungkook todavía estaba deseando desesperadamente que estuviera en casa. No era una broma o un sueño, al parecer.
Hojeó alguno de los libros, pero estaban escritos en un idioma distinto. Por supuesto. Algunas letras eran iguales, como la A, B, C, D y después comenzaban a cambiar. Las O eran similares, al igual que las S. Aun así, Jungkook no podía leer lo suficiente como para descifrar el significado. Era desagradablemente analfabeta. Vergonzoso, considerando que debía ser un "académico".
Frotando las páginas entre sus dedos, dedujo que el material no era muy duradero. Esa era la razón por la cual los Etruscos tenían tan pocas inscripciones literarias sobrevivientes. Recordó a Namjoon mostrándole una inscripción literal bañada en oro en un museo hace unas semanas y se negó a recordar más.
Jimin entraba y salía de la habitación, trayendo comida y proporcionándole conversación. A través de extensas interacciones a través de la noche (porque no había ninguna manera en la que Jungkook pudiera dormirse), Jungkook descubrió que, en realidad, Jimin era un compañero de conversación bastante bueno, sobre todo porque era secretamente sarcástico bajo la fachada de sacerdote santo.
Aparentemente, Jimin pasaba la mayor parte de su tiempo realizando rituales y estudiando el patrón de vuelo de las aves. Los augurios de las aves era una cosa importante en esta cultura religiosa; desde predecir eventos fortuitos, como la llegada de Jungkook, hasta interpretar eventos portentosos. Dado que templos como estos se expandían por el mundo, la gente local tenía una relación bastante positiva con sus divinidades. Cuánto de eso era mera superstición y un entendimiento arcaico del mundo, Jungkook no lo sabía. Tampoco quería preguntar, en realidad.
Además, Jimin explicaba mucho sin incitación. Jungkook no necesitaba preguntar nada.
—Los Panteones de los dioses son equitativamente poderosos. Está Adit, el dios de la guerra y Vulci, la diosa del agua. Es la más volátil y tempestuosa de los dioses. Después de ella está nuestra divina Asha. Tiene una naturaleza volátil similar, predispuesta hacia la guerra y la pasión. Za preside a lo de arriba. El cielo, el sol, la luna.
Jungkook asintió. Estaba medio distraído, los nombres volaban sobre su cabeza como pequeños zumbidos.
Claro, hasta que Jimin comenzó a escupir oraciones como si fuera un rapero de versos.
—Y, por último, el más vil de los dioses, Nerein. Es el dios de la tranquilidad y la cosecha, sin embargo, ha estado en pelea con Asha por cientos de años. No tenemos un templo para Nerein en nuestra ciudad, y nunca lo tendremos.
Sorprendido, Jungkook dijo. —Pero la cosecha y la tranquilidad parecen ser bastante importante.
—Oh, por supuesto que lo son —respondió inmediatamente Jimin —es solo que Nerein es un poco- —dijo una palabra que sonaba sospechosamente como una maldición —Como sea, te haría bien no mencionar a Nerein durante la Príada.
—Um. Bien —dijo Jungkook, lo que trajo un abrupto fin a su discusión sobre los dioses.
No fue capaz de conseguir mucha información sobre la cultura. Jimin hizo mucho ajetreo y bullicio durante la noche y Jungkook incluso intentó dormir. Realmente no estaba emocionado por la "Príada", a pesar de que no había mucha esperanza en escapar o volver a la Italia moderna. Quizás el Magistrado podría ayudarlo a volver a su mundo, mañana. Claramente, Jungkook no podría lograrlo por sí solo. No apostaba en que esta gente fuera de ayuda, sin embargo. Por todo lo que Jungkook sabía, lo iban a cortar y realizar un vil ritual sobre él.
Suspirando, Jungkook se giró en la dura cama e intentó dormirse, esperando vanamente que despertaría ante una vista más familiar.
Capítulo 3
Jimin entró dando zancadas a la habitación con sus brazos llenos de cosas.
—Para ti —dijo Jimin. Sacó un ataúd de madera con una placa de marfil, con tallados alrededor de toda la caja. Jungkook parpadeó y se levantó, despierto pero exhausto. Había dormido mal anoche debido a la ansiedad.
Un manto de lino sobre el chitón, borlas trenzadas en las batas y una diadema dorada con incrustaciones de cuentas de vidrio yacía sobre la pila.
Jimin levantó una ceja cuando Jungkook simplemente miró con confusión la pila de artículos.
—Llevarás esto a la ceremonia. Desnúdate, por favor.
Tomando un respiro tembloroso, Jungkook pasó una mano sobre la diadema, se veía costosa. Ya que no parecía tener otra opción, Jungkook levantó su camisa por sobre su cabeza. Jimin lo ayudó durante todo el proceso, embelleciendo a Jungkook en un pináculo de riqueza y lujo. Un broche de oro soldado con pequeños gránulos de oro aún más pequeños unía la túnica. Pulseras de ámbar tallado y cuentas adornaban sus muñecas y un colgante de bulla estaba colgado en su cintura, quizás como una ofrenda religiosa. Jimin puso una sandalia de suela con bisagras y cordones de oro en sus pues. Y, finalmente, la diadema fue puesta encima de su cabeza.
Se sentía pesado. Disfrazado. Un poco frío, pero más que nada por los nervios.
Jimin le entregó un espejo de bronce y Jungkook se congeló al mirarse.
Se veía elegante. De otro mundo y semejante a una estatua; podrías poner sus pies en sandalia en un zócalo y encajaría con el resto de las estatuas de dioses y diosas. ¿Era eso lo que intentaban emular con esta ceremonia? ¿Un dios?
Y, Jesús, ¿cómo diablos esta gente poseía oro en una cantidad tan grande? La espectacular calidad de todos estos artículos atestiguaba la alta competencia técnica de sus joyeros.
—Asha es honorada enormemente por nuestra gente —intervino Jimin, viendo como Jungkook examinaba los adornos con atención fascinada. Jungkook se sacudió, enderezándose incómodamente. —solo los mejores materiales son usados para aquellos asociados a nuestro Templo.
Pasos resonaron desde fuera de la habitación y, por primera vez, los ojos de Jungkook se posaron en otro individuo de su edad aparte de Jimin.
Era una chica. Su cabello negro estaba fijo en su cabeza en un moño de estilo mediterráneo. También era asiática y espantosamente pequeña. Linda, pero no hermosa.
—Yoojung —se sobresaltó Jimin, mostrando una emoción genuina y sin adulterar, lo que se sentía raro en este templo —¿qué estás haciendo aquí?
Otro nombre coreano. La chica, Yoojung, pasó sus manos por su chitón suave. Cadenas con intricadas flores de lotos y diseños en zig-zag adornaban su largo vesito. Su expresión era oscura y tormentosa.
—Estás atrasado —dijo ella —Seokjin ya sirvió el vino. Tenemos que irnos.
La cara de Jimin se quedó en blanco.
—Oh, aliento de Za.
—Exactamente —respondió Yoojung y le dirigió una mirada a Jungkook, sus ojos examinaron su cuerpo de arriba hacia abajo descaradamente. Su boca se torció. —Es hermoso, como se esperaba.
Jimin los apresuró a salir de la habitación. Jungkook los siguió en silencio, con las manos sudadas. Estaba fuera de lugar de una manera horrible en este templo, vestido en oro pesado y túnicas detalladas.
—No suenas feliz sobre esto —Jimin le comentó a Yoojung. Ambos le daban la espalda, caminando unos cuantos pasos delante de Jungkook.
—¿Cómo podría? No sabemos nada sobre este hombre, sin embargo, será obsequiado al Señor Yoongi. No confío en él.
—No tienes que confiar en él; solo en Asha —entonó Jimin, sonando ligeramente preocupado.
—Sí confío en lo divino, pero...
Claramente, no todo el mundo estaba dispuesto a creer en la lectura de hígado de oveja y el vuelo de los pájaros como Jimin. Jungkook intentó desesperadamente ignorar la forma descarada en la que hablaban de él. Estaba justo detrás de ellos. Finalmente, llegaron a las afueras del templo y Jungkook estaba medio ciego por la luz.
Asentado en la cima de un enorme acantilado, Jungkook jadeó. Debajo del acantilado había un paisaje escénico de llanuras onduladas y bosques. La mayor parte se había transformado en tierras de cultivo, bien regadas y boscosas, adecuadas para la agricultura y el pastoreo. Casitas diminutas salpican la distancia, pero esto ciertamente no era una ciudad. Jimin le hizo un gesto.
— Ven. La ciudad está por aquí.
Al doblar la esquina, Jungkook se impresionó aún más por la escala arquitectónica pura detrás del templo. Un palacio grande y completo se encontraba detrás del templo. Y debajo de eso, la ciudad. Construido con roca de toba y mármol blanco, columnas jónicas curvadas incrustadas profundamente en la masa de edificios. La música sonaba distante en las calles, así como el bullicio de la gente y los comerciantes que se esforzaban por participar en las celebraciones del Priad. El templo se encontraba en el punto más alto de la ciudad, y directamente detrás de él, bloqueándolo del resto de la ciudad, estaba el palacio.
No había forma de que Jungkook pudiera llegar a la cima de este acantilado, a través de esta antigua ciudad, y entrar en un maldito templo al azar por sí mismo.
Su garganta se secó. A Jungkook le llegó de golpe que ya no está con el equipo de excavación. Estaba en otro lugar, en una tierra extraña, lejos de su hogar y con pocas probabilidades de regresar a menos que sea por medio del mismo medio sobrenatural que lo dejó aquí.
Jimin y Yoojung lo llevaron a la entrada trasera del palacio. Una placa dorada se arqueana a través de la entrada, representando una escena de banquete, así como una larga descripción en otro idioma.
— Describe el primer rey de la dinastía de Tyrhennia — Yoojung le ayudó. Lo miraba con respeto, aunque su lenguaje corporal reflejaba desconfianza. No la culpaba. Se preguntó qué posición ocupaba ella... ¿una Sacerdotisa? ¿Una política? ¿Una esposa de este supuesto Magistrado? Jungkook apenas tuvo la oportunidad de reflexionar sobre esto antes de que le empujara la espalda con su mano.
—Continúa —dijo Yoojung —Seokjin está adentro. Es el cónsul bajo el Señor Yoongi.
—Esperen. ¿No vendrán conmigo? —Jungkook se giró frenéticamente hacía Jimin, quien sonrió con cariño.
—Nuestro lugar está en el templo. Es la Príada, así que no podemos irnos.
—No te preocupes —dijo Yoojung, las cadenas en su correa sonaron cuando movió su brazo —Soekjin es agradable. Jaja.
Jungkook echó un vistazo al vestíbulo, grande y de mármol lujoso y con otra estatua al final del vestíbulo. Pero con un empujón repentino en su hombro, se tropezó a través de la puerta y la escuchó cerrarse tras él. Muy, muy alentador. Estaba seguro de que fue Yoojung.
El techo era alto, un diseño cónico con arcos de descarga. Jungkook se mordió el labio y avanzó a pasos agigantados a pesar de las pesadas joyas que colgaban de él. La diadema de su cabeza estaba fría, pero no se molestó en quitársela. Parado frente a la estatua, Jungkook se acercó, pasando una mano sobre su cara. El rostro de la mujer tallada tenía una sonrisa arcaica que residía misteriosamente en él, dando una imagen de ligero escalofrío. Su cabello se retorcía en una serie de trenzas que bajan por su espalda, y su cuerpo se mantenía en pie con gracia - lana pesada y tela a cuadros estampados se agarraban alrededor de su cintura apretada. Todo tallado, por supuesto, pero esculpido con maestría.
—Vulci, la diosa del agua —dijo una voz atrás de él. Jungkook se sobresaltó.
Un hombre alto y de hombros anchos lo miraba, con una expresión amistosa, pero con ropa imperialista. Miró a Jungkook de arriba hacia abajo, al igual que Yoojung, pero con mucha más valoración.
—Ok. Vaya, Jimin tenía razón —declaró el hombre —eres muy encantador. No tanto como yo, por supuesto, pero, aun así. Alabada sea Asha, ¡se superó a sí misma esta vez!
—Uh —dijo Jungkook —¿tú eres Seokjin?
—Oh, sí —Soekjin guiño un ojo —técnicamente el cónsul, pero no tienes que decirme así. Eres un regalo divino, después de todo.
—Oh. Está bien. Gracias.
Seokjin lo miró expectante, como si esperara que Jungkook dijera alguna predicción divina. Desafortunadamente, Jungkook no era divino ni santo como ellos creían. De hecho, era lo contrario, más cerca de socialmente incómodo y forzado.
Dándose cuenta de la expectativa en el aire, Jungkook intentó formar una conversación.
—Así que, ¿quién es Vulci? Pensé que esta ciudad adoraba a Asha.
Seokjin asintió, como si la pregunta fuera razonable y no un intento de desviación.
—Eso tiene sentido. Como una extensión de Asha, debes desear saber la razón por la cual hay otros dioses en nuestro palacio.
—¡Exacto! —Jungkook estaba mintiendo de lo lindo.
—Somos una ciudad con puerto marítimo —explicó Seokjin, encaminando a Jungkook por el vestíbulo —A pesar de que Asha es nuestra deidad principal, le damos un respeto menor a Vulci y Za, quienes tienen participación directa en nuestro comercio de importación. Al único dios que prohibimos en nuestros vestíbulos es Nerein.
—Nerein —repitió Jungkook. Estaba seguro de que Jimin había mencionado a este dios antes —¿cosecha y tranquilidad?
—En efecto —Seokjin abrió una puerta —Nerein y nuestra divina Asha han estados en una pelea desde hace siglos.
Al parecer sus deidades estaban sujetos a la desafortunada atracción y repulsión que los humanos a menudo ejercían. La habitación que Seokjin abrió era amplia y extravagantemente esculpida como una esfinge. Las paredes tenían variadas inscripciones de oro, y un tablero de dardos. Esta cultura parecía tenerles cariño a los juegos. Unas personas amantes del placer, o quizás era solo la aristocracia.
—¿Esta es la habitación del señor Yoongi? —intentó adivinar secamente Jungkook —¿Qué es, un rey?
—Oh, Yoongi es un Magistrado —dijo Seokjin —ciertamente no un dios. ¡Eso es un tanto presuntuoso para incluso sugerirlo!
Todos esos títulos era terminología sin significado para Jungkook. Por ejemplo: no tenía idea de qué era un cónsul, lo que significaba que no tenía idea de qué era Seokjin. Jungkook podía sentir su paciencia alcanzar rápidamente el fin de la cuerda.
—No tengo idea de lo que es un Magistrado. O un cónsul.
Seokjin frunció el ceño. —No eres de este mundo, entonces —no me digas —Tenemos un rey, pero reside en el Santuario de Adit. Aquí, en el Santuario de Asha, tenemos un Magistrado. Son elegidos por las divinidades de su ciudad. Así, en el Santuario de Vulci, la misma Vulci eligió un Magistrado para ver sobre su gente.
—Espera, ¿entonces cuál es la diferencia entre un rey y un magistrado? —preguntó confundido Jungkook.
—Un rey es elegido políticamente por los magistrados —explicó Seokjin —Los magistrados son elegidos por los dioses. Asha eligió a Yoongi para que la representara, así que ha recibido un favor divino.
Eso sonaba absolutamente salvaje. ¿Eran estos dioses reales? ¿De verdad escogían a las personas? Era descabellado y Jungkook no pudo evitar preguntarse si las elecciones políticas se basaban en la lectura de hígado de Jimin, también.
Jungkook añadió: —¿Y eres un cónsul? ¿Qué es lo que haces?
Seokjin sonrió de medio lado —Asisto a Yoongi con gobernar la ciudad. Y también lo cuido, pero eso es porque somos amigos, no porque soy el cónsul. —con eso, Seokjin aplaudió una vez emocionado. —Bueno, Yoongi debería estar aquí pronto. Volveré al banquete, así que una última cosa.
Yendo a la cama, Seokjin tomó un paño. Perecía ser una especia de tela transparente.
Seokjin estiró su mano y puso la cosa sobre la cabeza de Jungkook. Qué.
—Es un velo —lo tranquilizó Soekjin —bien, debo irme. Encantado de conocerte, honorado huésped.
Estaba afuera incluso antes de que Jungkook pudiera responder. Espectacular.
Jungkook se sentó por al menos tres minutos antes de ponerse de pie y explorar la habitación. Pasó una mano por el taburete de la esfinge, examinando la mecánica de la chimenea, e intentando descifrar la escritura extranjera en las placas doradas. Una vez que se agotó, Jungkook fue a la mesa mediana y miró fijamente la jarra de arcilla. Había alguna forma de líquido en su interior, y olía a.... vino. Pero no el vino al que está acostumbrado.
Había una copa en la mesa también, y viertió un poco del vino. Jungkook tomó un sorbo.
Era significativamente más espeso que lo que estaba acostumbrado. De hecho, creía que había como trozos de uva. Girando el brebaje, Jungkook se dio cuenta de que había residuos en el fondo de la copa.
El pánico comenzó a aumentar como un tsunami de ansiedad. Jungkook estaba en un lugar desconocido, extraño y aterrador. Quería salir. Temblando, Jungkook quería que su mente tuviera pensamientos más felices. Podía salir de aquí; tenía que creerlo.
Estaba examinando los restos de vino cuando la puerta crujió. Jungkook casi derramó toda la copa en pánico. Afortunadamente, sólo derramó un poco, y bebió el resto en una hazaña de desesperación. Dios sabía que necesitaría algo de valor líquido.
Arrojando el velo sobre su cabeza (se lo había quitado en su lento paseo por la habitación), Jungkook se instaló en la cama, con el aliento retenido, una falsa imagen de docilidad. No miró la puerta cuando se abrió, en su lugar, estaba mirando fijamente a la chimenea.
Pasos.
Lentos, medidos. Esta persona era tranquila, paciente.
Seokjin dijo que había un banquete, pero el andar de este individuo no gritaba "borracho". Más bien lo contrario, de hecho.
Intimidante.
La figura se instaló frente a Jungkook, y los pasos se detuvieron. Jungkook no miró hacia arriba, pero el velo seguía siendo transparente, por lo que Jungkook podía ver la mitad inferior del cuerpo de un hombre.
— Asha tiene realmente un gusto exquisito — Este tipo, Yoongi, murmuró. Tenía una voz grave y gruesa. Decepcionantemente agradable y relajante, considerando que Jungkook no conocía al hombre.
Jungkook podía ver los bordes de la luz asomándose bajo su velo, los dedos levantando el pedazo de tela, todo estaba sucediendo tan rápido... y finalmente, hicieron contacto visual.
Capítulo 4
El Magistrado Yoongi lo miró fríamente, su rostro era ilegible excepto por la irónica inclinación de sus labios. El hombre tenía una mopa oscura de pelo arqueada sobre su pálida frente desordenadamente. Las túnicas azul oscuro caían en cascada elegantemente sobre su cuerpo, un peroné decorado en bronce se ataba en la esquina de su hombro. De baja estatura. Ojos agudos y perezosos. Sorprendentemente guapo. Jungkook había imaginado a un hombre mayor, con barba, con un comportamiento serio y profundo. En cambio, el hombre que tenía delante era casual, casi imperioso, inundado del orgullo juvenil de un líder elegido por los dioses.
—Otra prueba —dijo Yoongi, inclinándose hacia atrás, dejando caer el velo después de ver la cara de Jungkook despectivamente —Asha debería hacerlo mejor.
Jungkook entrecerró sus ojos, tomando la diadema de su cabeza y tirándola agresivamente hacia un lado. Aterrizó en la cama con un distintivo y claro sonido. Yoongi siguió el movimiento cuidadosamente, alzando ambas cejas de manera divertida.
—Qué irrespetuoso —musitó Yoongi, parpadeando. Jungkook ignoró el comentario y se concentró en el suyo, con determinación rugiente para escapar.
—Eres el magistrado.
Una pausa.
—Esta es mi habitación, sí —clarificó lentamente Yoongi.
Jungkook se puso de pie. —Entonces necesito tu ayuda.
—Necesitas mi ayuda —repitió Yoongi, moviéndose para servirse una copa de vino, con las cejas todavía en alto —¿Con qué, si puedo preguntar?
Lamiendo sus labios, Jungkook dijo: —necesito salir de aquí.
Con el corazón acelerado por la ansiedad, Jungkook esperó una respuesta. No tenía ninguna intención de ofrecerse a sí mismo a este hombre. Jungkook iba a volver a su hogar. El magistrado era su mejor apuesta; un hombre con el máximo poder, que se esperaba respetara los deseos de Jungkook, quien aparentemente había sido escogido por los dioses. Si estaba dispuesto a ayudar, entonces Jungkook tenía una oportunidad de salir de aquí. Tenía todos los recursos para investigar a su disposición, como también la oportunidad para asegurarse de que esto realmente era la realidad y no un sueño demente. De otra forma, Jungkook siempre podía correr hasta el templo y esperar desesperadamente que alguna clase de poder más alto lo teletransportara a su hogar. Todavía no podía entender el aspecto sobrenatural de la situación. Estos dioses no podían ser reales. De ninguna manera.
Bebiendo su vino con calma, el magistrado Yoongi se inclinó contra la mesa, con sus ojos felinos sobre la copa. Su mano bajó.
—Eres libre de salir de mi habitación si así lo quieres.
El magistrado Yoongi era claramente un imbécil gigante.
—Me refiero antes de que terminara en el templo. Es decir, en Italia. No soy de por aquí, en caso de que no lo notaras, y quiero irme a mi hogar.
—¿Hogar? —preguntó Yoongi, frunciendo el ceño por primera vez —Este es tu hogar ahora.
A la mierda eso. Jungkook apretó sus manos mientras el magistrado se acercaba, con los ojos entrecerrados. Yoongi estiró una mano hacía la cara de Jungkook, para apretar su mandíbula o acariciar su mejilla para examinar. De cualquier forma, Jungkook agarró la muñeca del hombre fuertemente antes de que pudiera acercarse más. Sorprendido por la fuerza de Jungkook, Yoongi parpadeó por el agarre forzoso en su brazo. Claramente no había esperado ninguna clase de iniciativa agresiva.
—No me toques —articuló Jungkook lenta y claramente, con la mandíbula tensa.
—Desafortunadamente, mientras más tiempo sostengas mi muñeca, más tiempo estaré tocándote. Quizás deberías dejarme ir.
Jungkook tiró la muñeca del hombre hacia un lado con un chasquido. Yoongi frotó su brazo rojo, suspirando. No parecía muy preocupado por la falta de docilidad de Jungkook. Quizás no creía que el "regalo de Asha" le haría daño de verdad. Bueno, mal por él.
—No te preocupes. No tengo intención alguna de profanarte —dijo Yoongi.
—¿Profanar? Jimin no pensaba eso —de hecho, Jimin se había referido a ello como, qué, ¿un intercambio ritual-listico? Palabras bastante lujosas para el simple acto del sexo —No esperes que sea una clase de ofrenda en carne.
—No voy a consumar el ritual —dijo Yoongi, esta vez más molesto —Simplemente deseaba examinar tu collar. El estilo es...inusual.
—Simplemente debiste preguntar.
—¿Preguntar? —el concepto parecía extraño para el magistrado —...interesante.
Jungkook tocó con sus dedos nerviosamente el collar de cuentas, ámbar y plata fría contra sus dedos. El ámbar parecía ser un recurso más raro comparado a las otras joyas en la caja que Jimin le había mostrado, que era más que nada oro y plata. Quizás había un significado religioso. Yoongi observó el tic nervioso calmadamente. Jungkook dejó caer su mano del collar, abruptamente inseguro.
El magistrado Yoongi era bastante perjudicial, muy guapo... de una manera peligrosa y atractiva. Si Jungkook estuviera todavía en la universidad, disfrutaría estar cerca de alguien así; alguien unos años mayor que él y maduro, pero emocionalmente bien emparejado. En el contexto actual, sin embargo, era simplemente frustrante. Yoongi era compuesto, calculador. Tomó otro sorbo de vino, con los dedos envueltos en la copa de una manera sofisticada. Probablemente considerado de alta clase y culto para esta civilización, de otra manera el hombre no estaría en un asiento tan alto de poder.
—Mira —ofreció Jungkook —Puedes ayudarme o te noquearé y escaparé.
No sería muy difícil. La seguridad era laxa y Jungkook se ejercitaba diariamente. Podía derrotar a la mayoría de estas personal, especialmente a Yoongi, quien se veía delgado, incluso si el aura del hombre era, por el momento, intimidante.
Yoongi parpadeó. —¿Escapar? ¿Pero por qué? Se te darán los recursos más finos y lujosos de aquí.
Una suposición perfectamente privilegiada. Jungkook quería sacarse el cabello.
—Me rehúso a ser usado como una especie de objeto ritualistico sexual.
—Todos somos súbditos bajo el dominio de Asha —dijo sabiamente Yoongi —Además, ¿no lo dije ya? No quiero tener —su nariz se arrugó por repulsión ante la palabra —sexo contigo.
La palabra entró con desconcierto. No tenía sentido, ¿no era que la gente poderosa usualmente quería sacar ventaja de los demás? Este chico, Yoongi, ni siquiera tenía un aura honorable y justa, tampoco. No parecía estar alto en la escala de lo moral, incluso si la palabra "sexo" parecía horrorizarlo. Quizás esta cultura se inclinaba a la modestia en el lenguaje, pero claramente menos en las acciones rituales. Sin embargo, en general, Yoongi parecía bastante astuto y casualmente despectivo en su actitud.
Entrecerrando sus ojos, Jungkook dijo: —¿Y por qué debería confiar en eso?
—No tienes que confiar en mí —respondió Yoongi —ciertamente no confío en ti.
Sorprendido, Jungkook se detuvo. Esto estaba muy lejos de Jimin y Seokjin, quienes lo trataron con toda la cortesía de un invitado. Yoongi era deliberado en su distancia, confiado, pero también con una actitud de sospecha.
—Esa es la cosa más razonable que he escuchado desde que llegué aquí.
—¿Lo es? —Yoongi sonaba divertido —La mayoría diría que soy irracional por desconfiar un regalo de los dioses.
—No me conoces —dijo Jungkook —Y no te conozco —eso parecía ser lo suficientemente lógico.
—Cierto —coincidió Yoongi, tomando otro sorbo de vino —Pero Jimin y el sacerdote conocen a Asha. Eres una extensión de ella.
Era una respuesta peculiar.
—¿No creen es Asha? —preguntó Jungkook, envalentonado y curioso. Era la respuesta más razonable por la cual Yoongi desafiaría la tradición estándar de su gente.
Pero Yoongi movió su mano fácilmente. —Oh, creo en ella. Ella me dio esta posición. Todo mi poder, toda mi riqueza.
—Entonces...
—Creo en ella —dijo Yoongi, irónico —No significa que confíe en ella. Asha y yo tenemos una relación compleja. Le gusta jugar juegos.
Hablaba como si conociera personalmente a Asha, como si esta diosa fuera real, una vecina. Quizás había una creencia en su religión, una metodología para volver a casa y Jungkook simplemente no lo entendía. Frunció el ceño.
—Entonces, ¿qué crees que soy? ¿Un juego?
Si es así, Jungkook rápidamente trabajaría para disipar esa noción. Simplemente era un chico inocente intentando salir de este lugar.
—Quizás no un juego —dijo Yoongi —Una prueba. Un juguete. ¿Quién puede decir cuál era la intención de Asha? Quizás realmente debías ser un regalo, nada más y nada menos. A pesar de eso, no lo sé, y hasta entonces, deberás quedarte cerca de mí.
Jungkook se tensó. —No me ayudarás a volver.
—Ya lo veremos —se rectificó Yoongi, girando el vino en su copa mientras miraba a Jungkook sobre ella —Si eres inofensivo, te ayudaré.
—¿Y cómo, exactamente, evaluarás eso?
—Con tiempo.
Yoongi se bebió rápidamente su vino, antes de caminar hasta el lado opuesto de la cama. Se acostó. Le tomó un montón de esfuerzo no golpear al chico con un objeto puntudo. Desafortunadamente, Yoongi era más valioso vivo y claramente lo sabía.
Casi inofensivamente, Yoongi se durmió, dejando a Jungkook varado en la demasiada lujosa y anticuada habitación.
Capítulo 5
El Magistrado ya se había ido para cuando Jungkook despertó. Francamente, Jungkook estaba impresionado por el hecho de haberse dormido en este otro mundo.
La habitación estaba como la noche anterior, decorada ricamente, tela elegante y con el leve aroma a vino permeando el aire. Jungkook se enderezó, la ropa de la noche anterior colgaba de su hombro. Jesús.
Interesantemente, había un par de túnicas azul oscura en la esquina del cajón, peligrosamente ligeras cuando las tomó. Parecía fácil de usar, así que se quitó la ropa de la noche anterior y deslizó la túnica por su cuerpo. Mucho, mucho más cómodo.
Jungkook se aventuró hasta el pasillo vacío. Con la luz natural, pudo finalmente ver lo verdaderamente alto que era el techo. La arquitectura monumental era impresionante. Alinear los vestíbulos eran dedicaciones a los dioses y Jungkook se dio cuenta que toda esta sección del palacio debía pertenecer a Yoongi. ¿Por qué otra razón sería tan extravagante y estaría tan vacía?
Voces se escucharon desde la esquina.
—...no es que dude de usted, mi señor, pero-
—Está hecho —lo interrumpió Yoongi —He aceptado la ofrenda. No vaciles con tus palabras, Kihyun. Asha te maldecirá.
El tal Kihyun tartamudeó indignadamente.
—¿Maldecirme? Mi señor, eres encantador, pero incluso Asha tiene sus límites. No estamos obligados por juramento en estos rituales, sin embargo, es considerado insolente desobedecer de todas maneras.
—¿Me estás diciendo insolente?
—No, yo simplemente- —el chico se quedó en silencio cuando giraron en la esquina y miró a Jungkook, quien estaba de pie congelado en mitad del pasillo como un ladrón atrapado.
—La ofrenda ha despertado finalmente —dijo secamente Yoongi. Su túnica era de un café feo, sin embargo, de alguna manera, seguía viéndose bien en ella.
El otro hombre, Kihyun, parecía que había chupado un limón ácido. Frunció sus labios y se giró, yéndose. Jungkook lo miró en confusión por la abrupta y hostil acción.
—¿Tiene un problema conmigo o algo así? —preguntó Jungkook.
—Más bien un problema conmigo —dijo Yoongi, caminando lentamente, como un leopardo o algún depredador igual de peligroso —No cree que hayamos consumado el ritual.
—...no lo hicimos.
Mientras Yoongi se acercaba, la garganta de Jungkook se secó. Sus manos se cerraron.
—Criatura aburrida —murmuró con tono sedoso, aunque su mirada implicaba que encontraba que Jungkook no era más que un aburrido —Ese es el truco.
Y entonces el magistrado se desvió y caminó directamente, pasando a Jungkook, por el pasillo, con sus dedos girando perezosamente en el aire.
—¿A dónde vas? —le preguntó Jungkook, molesto —¿Me vas a ayudar ahora?
—Sígueme y lo sabrás.
El pasillo era largo y se sentía incluso más largo ya que Yoongi estuvo en silencio durante todo el camino. En su cabeza, Jungkook deletreo i-n-c-ó-m-o-d-o y le dirigió miradas sutiles por el rabillo del ojo. En serio, el chico era malditamente bajo, pero actuaba como si fuera dueño del mundo. Pero por lo que sabía Jungkook, quizás lo era. Todo el lugar era opulentamente enorme.
Jungkook recordaba pensar con desánimo sobre su proyecto de arte de fotografía el año pasado, antes de que comenzara a trabajar todos los días. Diablos, lo había tenido fácil en ese entonces. Ahora, Jungkook preferiría volver a las madrugadas llenas de café que estar en esta especie de Narnia. Narnia quizás era más agradable, de hecho, al menos era mágico y genial.
Yoongi giró afuera, hacia una meseta de mármol. Perdido en sus pensamientos, Jungkook se preguntó qué estaba haciendo Namjoon. El hombre había planeado estar unos meses en Italia antes de regresar a Estados Unidos. Namjoon era un intelectual del grado más alto, no era que él se presentara así, pero Jungkook le tenía un montón de respeto. Namjoon estaba sacando su segundo doctorado en Historia Antigua, después del de filosofía. Todas esas cosas intelectuales iban más allá de la comprensión e interés de Jungkook.
Parado un poco más al centro de la meseta estaba Jimin, con sus brazos cruzados mientras observaba la ciudad. Incluso solo, el sacerdote se veía digno. La ciudad se inundaba en el bullicio de la actividad mañanera. La vista era...pre-medieval.
Esto era una locura.
Junto al Jimin había un altar de piedra y una oveja muerta.
—Jimin —dijo Yoongi —he traído la ofrenda.
Jimin miró a Jungkook comprensivamente. Jungkook movió su mano.
—¿Al menos sabes su nombre? —suspiró Jimin, pasando sus manos por un cuchillo de marfil cerca del altar. Parecía ser un artículo de sacrificio.
—Sí, ¿lo sabes? —preguntó Jungkook, mirando duramente la parte trasera de la cabeza del magistrado.
—Por supuesto que lo conozco —el magistrado Yoongi se dio vuelta y giró sus ojos —No soy un tonto. Jungkook.
Agradablemente sorprendido, Jungkook se levantó en sus tobillos. —Uh.
Jimin blandió su cuchillo y le hizo algo complicado al estómago de la oveja muerta. Hizo un sonido asqueroso. Nadie se estremeció a excepción de Jungkook.
—Las nubes predicen buena fortuna —le dijo Jimin a Yoongi con aprobación —hiciste algo bien.
Algo en la actitud de Yoongi cambió. Tembló con algo... ¿emoción? ¿alegría? Y sonrió. Jungkook entrecerró sus ojos en confusión.
—Lo sabía —dijo lentamente Yoongi, su tono no ofrecía ninguna explicación y Jimin lo miraba con igual desconcierto. —No me den importancia. Comencemos con el ritual.
Suspirando, Jimin sacudió su cabeza e hizo un gesto hacia las dos alfombras de piel de oveja que estaban en el suelo.
—Por favor, arrodíllense.
Yoongi se arrodilló inmediatamente, pero Jungkook parpadeó. —Perdón, ¿para qué era esto?
—La consumación —le dijo Yoongi rápidamente.
Jungkook se detuvo. La consumación que... nunca pasó en primer lugar. ¿Estaba bien esto? Parecía ser un ritual importante, claramente privado y puntualmente realizado por el sacerdote principal. Pero Yoongi no tuvo duda alguna al decir la mentira y levantó una ceja hacia Jungkook, inclinando su cabeza hacia la alfombra. Siéntate, articuló el magistrado.
Lo que sea. Si Asha decidía venir y matar a Yoongi por esto, no era el problema de Jungkook.
Jungkook se arrodilló. Jimin gentilmente corrigió su postura y le dio un resumen sobre el ritual. Se volvió claro que todas las riquezas, la consumación, el vino e incluso la misma existencia de Jimin era parar levantar monumento no a cualquier humano, sino a Asha. Toda su civilización antigua fue creada para adorarla.
La cabeza de la oveja fue puesta en el altar mientras que Yoongi y Jungkook se tomaban de las manos. Fue algo incómodo. Jungkook no pudo levantar su mano y Yoongi suspiró y se la tomó el mismo. Su agarre era fuerte. Firme. Por alguna razón, Jungkook se encontró preocupándose porque su mano podía sudar. Eso era poco atractivo, ¿cierto? Y luego se dio cuenta de que no debería preocuparse de si es atractivo o no y le sostuvo la mano igual de fuerte.
El magistrado miró firmemente hacia adelante a pesar del repentino incremento de su confianza; sus labios, sin embargo, se torcieron. Jungkook se preguntó qué pasaría si golpeaba al magistrado en la cara.
Yoongi se inclinó y permitió que Jimin vertiera la sangre sobre su ceja. Su túnica café fea ahora tenía sentido, las manchas de sangre no eran fáciles de limpiar. Yoongi inhaló triunfante.
—La ofrenda ha sido aceptada —dijo Jimin, suavemente, su voz como de ensueño —Las celebraciones de la Príada pueden comenzar.
Capítulo 6
Había un hombre, estaba de pie. Estaba quieto. Era larguirucho.
Jungkook miró el suelo; suciedad, hojas. Un bosque los rodeaba.
No, no un bosque. Más bien un bosquecillo con suelo fértil y cielo azul. Un ave cantaba en la distancia, los huertos se balanceaban con el viento.
—Esto es un sueño —dijo Jungkook en voz alta, lo que era raro, porque las personas no se supone que supieran que estaban en un sueño. El hombre frente a él se giró. Su cara estaba oscurecida, pero Jungkook podía ver que el hombre se frotaba la cara incómodamente.
—No es tan simple —dijo el hombre después de una pausa —no soy tan simple.
Cierto. Eso no sonaba... para nada pretencioso. Le recordó a Jungkook sobre el meme de "no te enamores de personas como yo" "por fin entenderás por qué las tormentas tienen nombre de personas". Já.
—¿En serio? —dijo Jungkook.
El hombre desconocido dejó salir una risa —Oh, te extrañé.
Eso era algo extraño para decir. ¿Este hombre conocía a Jungkook?
El hombre caminó hacia adelante, su cara de alguna manera seguía oscura. Jungkook podía verlo, pero las características de la cara del hombre no estaban claras. Era como una ecuación matemática que terminaba en un disparate.
—Estarás aquí hasta que termines mi licitación —la voz del hombre hizo eco en su cabeza, en su cuerpo, impregnando cada orificio de Jungkook. Era casi una violación. Todos los sonidos se volvieron intrascendentes. El césped bajo sus pies desapareció, al igual que los árboles y el cielo.
Una pausa, como si estuviera considerando algo.
—Adiós, Jungkook.
Y entonces Jungkook despertó.
La luz del sol era penetrante. Carros sobre piedra hacían sonido en el fondo.
—Te desmayaste —dijo preocupado Jimin, mirándolo hacia abajo. Junto a él estaba el Magistrado Yoongi, cuya cara estaba aterradoramente blanca.
—¿Lo hice? —Jungkook gruñó, frotando la parte trasera de su cabeza. Todo estaba tan nublado. ¿Cuándo se desmayó? La mano de Yoongi descansaba en la parte baja de su espalda, ayudándolo a sentarse. Jimin le entregó una copa de bronce con agua y Jungkook se bebió el contenido rápidamente.
—El ritual terminó y te desplomaste —intervino Yoongi. Jimin le dirigió una mirada —¿Viste algo cuando estabas durmiendo? ¿Sueños, quizás?
—Yo no... —Jungkook sacudió su cabeza —no recuerdo nada.
Solo destellos. Jungkook recordaba árboles, algunos verdes, y un golpeteo en su cabeza persistente. Fue como si hubiera estado en un delirio de seis horas o algo así.
—Eso es entendible —le concedió Jimin, mirando a Yoongi por el rabillo de su ojo nuevamente. Ayudó a Jungkook a ponerse de pie, frotando su espalda de manera confortante —La Príada comienza esta tarde. Dejo a Jungkook bajo tu cuidado, mi señor.
Jungkook de pronto se sintió como un objeto muy valioso pero inanimado siendo entregado entre dos maestros.
—Debes estar bromeando —dijo Yoongi de forma plana —seguramente.
—¿Por qué bromearía? —preguntó Jimin —Esto es razonable. Yo me encargo principalmente de los rituales que preceden a la Príada, por lo que debo tener tiempo de sobra para prepararme. Además, Jungkook es tú ofrenda, después de todo. Han consumado. Disfrutaste tu tiempo con él, ¿no es así?
Yoongi abrió su boca y la cerró nuevamente. Jimin sonrió serenamente y se movió para limpiar las cosas usadas en el altar.
—Tengo negocios que atender antes de la Príada —intentó de nuevo Yoongi —Con esos Norteños.
Jimin lo ignoró.
—Creo que estás atrapado conmigo —le susurró Jungkook al magistrado. Sonó un poco vengativo.
Finalmente, Yoongi levantó sus manos en el aire desesperadamente. —Bien. Ven conmigo.
Yoongi posó una mano en el hombro de Jungkook, guiándolo a través de la puerta. La acción era más reconfortante de lo necesario, Jungkook se preguntó si lo estaba haciendo por el bien de Jimin o por el suyo. Antes de que salieran de la meseta, sin embargo, Jimin habló sin girarse.
—Escuché que el Pretor Kihyun tuvo una discusión pequeña contigo.
Yoongi se detuvo. Sus dedos se enterraron en el hombro de Jungkook. —Efectivamente.
—¿Todo está bien?
—Todo está bien —dijo Yoongi, y luego se llevó a Jungkook de ahí.
Después de la conversación más tensa que Jungkook había presenciado, se enfocó en el dolor de su sien. El dolor de cabeza había pasado de un dolor increíblemente fuerte a una pequeña migraña. Las paredes del pasillo ayudaban; un cremoso y calcáreo amarillo-blanco aliviaba la tensión de sus ojos. El hecho de que Jungkook se había desmayado era desconcertante. Jungkook estaba sano y ejercitado, la inconsciencia no se le daba a menos que fuera para dormir.
—Tú cabeza —dijo bruscamente Yoongi, quien seguía mirando hacia al frente mientras caminaban.
Jungkook se sobresaltó.
—Perdón, ¿qué?
—¿Tu cabeza está bien?
—Oh...um, sí. Está mejor —Jungkook casi dijo algo sarcástico como, ¿así que ahora te importa? Pero hundió la necesidad de hacerlo. —¿A dónde vamos?
Yoongi suspiró. —Tengo un número de actividades comerciales para discutir con los embajadores comerciales bárbaros del norte. Desearía que no estuvieras ahí conmigo, pero...
Grosero. —¿Tienes tú un problema conmigo, también?
Yoongi le dirigió una mirada incrédula. —Debes ser consciente.
—¿Ser consciente de qué? —Jungkook estaba más y más confundido a medida que la conversación avanzaba.
Giraron hacía la habitación de Yoongi y ropa nueva estaba tendida allí, junto con una cuenca de agua. Yoongi mojó una tela en la cuenca y la estrujó.
—Debes ser consciente de cómo luces —se giró —Eres...atractivo. Algunos incluso dirían delicioso.
La mandíbula de Jungkook se abrió.
—Los norteños, por ejemplo, te encontrarían particularmente atractivo. Si supieran que eres una ofrenda de Asha, me preocuparía que intentaran llevarte lejos.
—Estás bromeando.
—No lo estoy —dijo Yoongi, limpiando un hilo de sangre de su codo antes de limpiar su labio. Lo hacía ver hermosamente vicioso —el norte ha estado en tumulto por casi una década. Un símbolo de Asha como tú podría cambiar la marea para una facción en particular.
—De verdad no creo que mi presencia haría mucho —dijo Jungkook, avergonzado. Intentó ignorar la manera directa y como si fuera un hecho en que Yoongi dijo "atractivo", como si fuera una observación científica o algo. —No soy- no soy nada de esas cosas.
Yoongi se acercó, depositando la cuenca a un lado de donde Jungkook estaba sentado.
—¿No lo eres? —preguntó Yoongi, con la mirada penetrante.
Por un momento, Jungkook no podía respirar, no podía mirar hacia otro lado.
Y entonces Yoongi rompió la mirada, tomando silenciosamente la mano de Jungkook. Los dedos de Jungkook todavía estaban empapados con la sangre seca de la oveja y Yoongi hundió su mano en la cuenca. Ambos miraron como la sangre marrón se difundía en la cuenca. Era extrañamente íntimo.
—Puedo limpiarme a mí mismo, sabes —dijo Jungkook, porque el silencio era demasiado.
—Estoy seguro de que puedes —murmuró Yoongi —Desafortunadamente, esto sigue siendo parte del ritual. Jimin lo dejó bastante claro; estás atrapado conmigo hasta que comience la Príada y debo seguir con la limpieza del ritual.
—¿Él dijo eso?
Yoongi se alzó de hombros —Es obvio, si es que no explícito.
Claro...era evidente que Jungkook se estaba perdiendo de algo, pero eso estaba bien. Los rituales eran tratos pragmáticos con los dioses, un contrato de negocios en su propia definición, más que creencia interna pura. Había tantas capas en esta cultura, su religión. Jungkook ni siquiera sabía cómo comenzar a descifrar los significados ocultos bajo cada acción y palara distinta.
—Mentiste —dijo de pronto Jungkook —sobre el... —hizo un gesto entre ambos —¿Eso estará bien?
Yoongi lo miró, con sus ojos negros mientras se cambiaba su túnica por algo más agradable. Jungkook corrió la mirada respetuosamente.
—Ese gesto... ¿te refieres a la consumación?
—Um. Síp.
—Está bien. Estoy obligado a cumplir con reglas diferentes —Yoongi se sirvió una copa de vino después de vestirse — Una ofrenda puede ser de hecho la forma en que Asha intenta desairarme.
—¡Pero eres su magistrado!
—Esa es la razón exacta del por qué —dijo Yoongi, inclinándose en la columna, tranquilo y casual. —Busco constatar constantemente mi valor. Es la diosa de la guerra y disturbios, no civilidad. ¿Entiendes?
—Ese no es mi problema. Estoy luchando para entender mi lugar en todo esto. No es como si alguien me hubiera dado órdenes secretas para intentar despreciarte, o lo que sea que crees que estoy intentado hacer —lo interrumpió Jungkook, frustrado —¿Has decidido si me vas a ayudar o no?
La mirada de Yoongi se suavizó. Dejó la copa de vino en la mesa, con sus dedos encorvados en ella, golpeándola rítmicamente.
—No creo que seas peligroso —dijo —eres... demasiado insolente para ser un agente de Asha.
—¿Tiene agentes?
—Médiums —le corrigió Yoongi —menos malcriados, más intimidantes. Como yo, supongo.
Jungkook frunció el ceño ante lo de malcriado y hundió su pulgar en la cama —malo.
Ante eso, Yoongi sonrió.
—Te ayudaré —dijo el magistrado —pero tú debes ayudarme con algo también.
Capítulo 7
—¿Ayudarte? —preguntó Jungkook, mirando hacia arriba. Sus ojos estaban muy abiertos.
—Te pido que me ayudes a superar las maniobras de Asha —Yoongi sirvió otra copa de vino y se la ofreció a Jungkook, quien la tomó de forma tonta —Para hacerlo, debemos mantener el engaño de que somos amantes.
Jungkook parpadeó y dejó la copa abajo.
Yoongi frunció el ceño.
—¿Qué? —enfatizó Jungkook lentamente.
—Solo ante el público, por supuesto. Por si estás preocupado por eso. —el magistrado se apresuró a tranquilizarlo, como si no se diera cuenta del giro drástico que esto había tomado de lo que esperaba Jungkook.
—¿Cómo es que pretender ser tu amante va a ayudarte contra Asha? ¿No se supone que lo ve todo? Ya que es una Diosa y todo eso.
—Puede verlo todo —le corrigió Yoongi —elige no hacerlo.
Una pausa.
—Eso no tiene sentido.
Molesto, el magistrado le lanzó una gota de vino a Jungkook, quien pasó su mano irritado por el aire.
—Si tú pudieras verlo todo, ¿de verdad pasarías todo tu tiempo libre observando a tus admiradores? Seguro un ser tan poderoso pasa su tiempo haciendo otras cosas.
Dijo Yoongi como si fuera un hecho. Su concepción de lo que es un dios era claramente (en gran medida) diferente de la de Jungkook. Las antorchas en las paredes parpadearon tenuemente con la luz. La tarde se acercaba pronto, y todavía tenían la reunión con los benefactores de negocio.
—...claro —dijo Jungkook —¿Entonces cómo esto me va a ayudar a mí, exactamente?
Claro, Yoongi había dado su consentimiento para ayudarlo, pero Jungkook ignoraba qué abarcaba eso. Por todo lo que sabía Jungkook, el magistrado no podía ayudarlo realmente y Jungkook estaba atrapado aquí por la eternidad como su amante de mentira. No es que Yoongi se viera como una persona horrible. De hecho, sus bromas se volvían más familiares cada segundo que pasaban en la presencia del otro.
—Asha te envió hasta aquí. Te puede enviar de vuelta —dijo Yoongi sucintamente. Hizo un gesto hacia la puerta —Después de ti.
Llegaron tarde a la reunión de negocios.
Dos hombres caucásicos estaban sentados en unas bonitas sillas de madera pulidas, viéndose más cerca a lo que Jungkook esperaría de dos hombres de la antigüedad. Estos debían ser los norteños de los que hablaba Yoongi.
—Magistrado —dijo uno de los hombres, un rostro presado, de mediana edad y rasurado, con unos pendientes en forma de disco. —Llegas tarde. Esto es intolerable.
El otro hombre simplemente miró a Jungkook lascivamente, curvando sus labios. Tenía líneas en su frente, que parecían cortadas de un sarcófago de tumba en un estilo intenso.
—¿Y quién es el? —preguntó el hombre espeluznante —No sabía que estábamos dejando que hetairas entraran a las transacciones de negocios. ¿Es esto una ofrenda?
La mano de Jungkook se fue directo al antebrazo de Yoongi y lo apretó. Fuerte.
Yoongi apenas parpadeó, inclinándose hacia atrás con petulancia. El imbécil claramente era buen actor o quizás realmente era presuntuoso y se jactaba de eso por encima de ellos.
—Matavel, Urenal. Ambos ya parecen estar llenos de quejas, a pesar de estar involucrados en este horrible trato de negocios que terminó mal. ¿Sospecho que por eso están aquí?
El primer hombre, Matavel, se puso pálido.
—La suerte no estaba de nuestro lado —dijo Matavel —y el Pretor que intermedió esto lo sabía. Buscamos un nuevo contrato para la exportación de agricultura doméstica. Específicamente, vino.
Deslizó el contrato y Yoongi hizo un gesto con su mano. Alguien se acercó para servirle una copa de vino. No le dio ni una mirada al papel que estaba boca abajo en la mesa.
—Un documento fascinante, estoy seguro —dijo Yoongi. Por dios, es un imbécil. —Pero díganme, ¿por qué buscaría importar vino cuando nosotros somos los principales exportadores?
El documento en la mesa era sofisticado, a un nivel que excedía lo que Jungkook estaba esperando. Pero de nuevo, era por tenerle preferencia a la modernidad, había pensado que todas estas personas eran unos primitivos. Claramente no era cierto.
—Vino rojo —sonrió de lado Urenal —crecemos tanto carmesí como blanco. Además, tenemos control sobre Ata-shal, las rutas comerciales sureñas. Las abriremos para ti.
Yoongi se puso rígido. La habitación se llenó de tensión.
—Este engaño oculta algo más. Esas rutas comerciales han estado cerradas para nosotros por décadas.
—Así es —dijo Urenal —nos ofreciste un refugio pobre en nuestra estadía aquí y nos faltaste el respeto. El acuerdo parece estar muy a tu favor, ¿sí? Esa es la razón por la que sugiero otra negociación. ¿El Hetaira, quizás?
Señaló directamente a Jungkook, quien había permanecido en silencio para cumplir las expectaciones de Yoongi. Ante la declaración, sin embargo, se puso de pie indignado.
—De ninguna maldita manera, perdedor —dijo con furia Jungkook. Ya había tenido suficiente de hombres poderosos empeñándolo.
—Siéntate, amante —dijo Yoongi, con la voz dura —Y, Urenal, te sugiero que dejes de usar esa palabra. No tenemos un Hetaria aquí.
Urenal, quien se veía sorprendido por el arrebato de Jungkook, puso una cara incluso más intensa.
—No lo antagonices —murmuró Matavel, con sus dedos golpeando la mesa. —Magistrado, escuchamos que este hombre es una ofrenda de Asha. Si te parece bien, lo tomaremos a él para cerrar este contrato.
—No me parece bien —dijo Yoongi, luciendo enojado por primera vez. Era una mirada extraña en su cara y Jungkook ni siquiera podía saber si estaba actuando o no. Los hombres frente suyo estaban sorprendido también, claramente, Yoongi no era del tipo que perdía los estribos. —Han intentado negociar con mi amante y le han faltado el mayor de los respetos a mi posición.
—Oh- yo —la boca de Matavel se abrió por la sorpresa —No sabíamos que era tú-
—Lo es —lo interrumpió fríamente Yoongi. Su mano se cerró en el cuello de Jungkook, reclamándolo. Sin querer interrumpir el engaño, Jungkook posó su mano en la pierna de Yoongi. Se sentía raro. Aunque no mal.
La mirada voraz de Urenal se transformó a una cautelosa. —Magistrado, la ofrenda de Asha no sería usada contra ti. Simplemente lo necesitamos para nuestras disputas internas, el acuerdo sigue estando significantemente a tu favor.
—No.
Matavel le dio un codazo a Urenal, quien frunció el ceño.
—Muy bien. Tendremos que crear un nuevo contrato y te dejaremos revisarlo —dijo Matavel, con comportamiento cortes. Probablemente no quería hacer enojar de nuevo a Yoongi.
—Bien —dijo Yoongi, con frialdad.
Ambos hicieron una reverencia y se fueron con poca prisa. Jungkook dejó salir un suspiro después que se fueron, la tensión en el aire difundiéndose en la nada.
—Estuve muy cerca de golpear a ese hombre.
Cerrando sus ojos por el agotamiento mental, Yoongi murmuró —Eso es comprensible. Urenal es...insufrible.
—Sí, no me digas.
La mano de Yoongi todavía estaba en el cuello de Jungkook. Le dio un apretón antes de dejarla caer, dejando el cuello de Jungkook expuesto al frío.
—El norte ha estado en un declive económico por un tiempo —explicó Yoongi —Han pasado por disturbios políticos por años, por una reafirmación oligárquica de la tierra, la propiedad de los nobles. Cualquier trato que nos mostraran estaría a favor nuestro. Pedirte a ti fue presuntuoso.
El enojo había sido genuino, entonces. El Magistrado Yoongi, quien era tranquilo, sereno y solía tener todo bajo control, por un pequeño momento había dejado que la fuerza de su posición amenazara a los negociantes. Por Jungkook. Se sintió halagado; un poco inseguro de cómo sentirse, pero su pecho se sentía cálido.
—Gracias —dijo Jungkook —por defenderme.
—Si no lo hubiera hecho, temía que saltarías sobre la mesa y estrangularas tú mismo al hombre.
—Créeme, estuve cerca —Jungkook formó una sonrisa y Yoongi le sonrió de vuelta, sin recordar los problemas que lo aquejaban estos últimos días.
Y, por un breve momento, Jungkook de verdad olvidó que estaba lejos de casa en un lugar lleno de desconocidos. Ahora, eso era extraño.
Capítulo 8
Pasó una semana, luego dos. El tiempo pasó rápido y Jungkoook encontró difícil llevar la cuenta de cuando llegó. Descubrió detalles sobre las personas a su alrededor y pasaron de ser personas antiguas sin cara a humanos muy reales que tenían vidas, aunque diferentes a la vida que él estaba acostumbrado. Seokjin pasó bastante tiempo teniendo pequeñas discusiones con Jungkook sobre la sociedad. La mitad del tiempo Seokjin bromeaba sobre detalles intrascendentes y Jungkook se dio cuenta que el hombre tenía un humor asesino. Y sabiendo que era cercano a Yoongi...era algo divertido.
—Mi padre era alfarero —dijo Seokjin —hacía cuencos de arcilla y los vendía a mitad de precio. Obviamente, no era el mejor modelo de negocios.
—¿Por eso te convertiste en político?
Seokjin le dirigió una mirada —¿Eso es lo que crees que soy, pulguita? Soy un cónsul, no un político.
—Está bien, tienes que dejar de decirme así.
—Eres una pulguita, sin embargo —le respondió con cariño Seokjin, estirando su brazo para hacerle cosquillas a Jungkook bajo la mandíbula. Es un gesto de cariño, Jungkook había visto a amigos muy, muy cercanos haciéndolo o incluso parejas casadas en las últimas semanas. Debía agradarle mucho a Seokjin. —A Yoongi le gusta actuar como si fueras peso muerto, pero puedo ver que disfruta de tu compañía.
—¿Lo hace? —preguntó Jungkook, un poquito ansioso. La verdad era que no había visto demasiado a Yoongi la última semana. Todos en el palacio habían estado corriendo apresuradamente por las preparaciones para la Príada, la cual comenzaba mañana.
—Así es —Seokjin le guiñó un ojo —He visto al Magistrado cerca de gente que no le agrada. Créeme, le agradas.
Bueno. Eso era reconfortante.
Después de la reunión con Matavel y Urenal, la dinámica entre Jungkook y el Magistrado cambió a algo mucho más cómodo; cualquier resentimiento persistente que tuvieran con el otro cambió a uno distante, si es que no a un respeto cariñoso. A pesar de que ambos son declarados "amantes", eso no significaba que a Yoongi tenía que gustarle. Afortunadamente, parecía que sí le gustaba. Y a Jungkook le gustaba pasar tiempo con Yoongi. Solo un poquito.
Incluso Jimin lo visitaba para saludarlo, aunque la visita era una oportunidad para quejarse.
—Hola Jimin —dijo Jungkook, alegrándose. Le gustaba Jimin, el sacerdote era amable, aunque un poco difícil de leer.
—Saludos, Jungkook —le ofreció amablemente, sirviendo algo en una copa, para luego ofrecérsela a Jungkook. —Por favor, bebe esto.
Jungkook olió la copa. —¿Vino?
—Vino diluido —le corrigió Jimin —La príada es mañana. Yoongi está deseando estar muerto ahora mismo, pero eso es normal.
—¿Oh? —Jungkook estaba sorprendido al escuchar lo duro que había estado trabajando Yoongi por esta celebración religiosa. No parecía encajar en su personaje. Jimin eliminó su preocupación con una sacudida de su cabeza. —Asha escogió a Yoongi para convertirse en Magistrado. Eso significa que Asha lo ha estado observando desde su nacimiento y que esta selección tiene orígenes divinos. Es por eso que Yoongi no escatima esfuerzos en el evento.
—Eso es un poco...aterrador.
Arqueando una ceja, Jimin limpió la orilla de su copa con la tela. Un pequeño toque de vino de uvas volvió la tela roja.
—¿Lo es? Yo lo encuentro honorable. De todas las personas en Tyyrhennia, lo ha estado observando a él.
Síp, no. Sigue siendo aterrador. Junkook mantuvo el pensamiento para sí mismo y se tomó el vino de un trago. Era espeso y pesado, con restos de uva al fondo de la copa.
—¿Cuál es tu trabajo en todo esto? —Jungkook hizo un gesto señalando toda la habitación, refiriéndose a las celebraciones.
—La casa de Julius Vetus me ha estado irritando —admitió Jimin —son una familia del sur, liderados por Domini en adoración a Vulci. En ordenanza con el ritual, deberían haber mandado a un representante de Vulci. Pero, nadie ha llegado.
—¿Domini?
—Una líder femenina de la familia —explicó Jimiin —El sur es matriarcal. Está Domini Lia, quien está relativamente aislada y Domini Arania de la Casa Vetus, a quien mencioné. Es un poco impredecible, al igual que la Diosa a la que adora —su boca se torció —prefiero a Asha.
Dudoso, Jungkook preguntó —¿No siguen adorando a Vulci? Es como, la diosa del agua.
Estas personas beben agua, ¿cierto? El agua es esencial para vivir.
Jimin dejó salir una risa al ver su cara. —Por supuesto que adoramos a Vulci —respondió, como si fuera obvio —necesitamos su bendición para el comercio portuario.
—¿Cómo es que está bien que digas que prefieres a Asha?
Jimin parpadeó. —Vulvi no nos está mirando. ¿Por qué lo haría? Estoy seguro de que preferiría enfocar su atención en Domini Arania o Domini Lia, las equivalentes a nuestro Magistrado.
Lo dijo con la certeza de que su interpretación era correcta y Jungkook rápidamente comprendió la cualidad humana de estos dioses. Tienen tiempo que dividir al igual que los humanos y deciden cómo pasar ese tiempo de observación.
Dios, Jungkook solamente quería jugar Overwatch. Extrañaba a Taehyung, su amigo de la infancia, quien siempre estaba dispuesto a jugar. Taehyung estaba viviendo en corea y trabajaba en el desarrollo del negocio del entretenimiento. Jungkook lo extrañaba.
Jimin notó la expresión en la cara de Jungkook y sus ojos se suavizaron.
—Los dioses premian a aquellos que son elegidos —dijo Jimin, poniéndose de pie mientras sacaba el polvo invisible de su ropa —No te preocupes, Jungkook.
—Gracias —respondió Jungkook. Desafortunadamente, las palabras de Jimin no eran muy reconfortantes o comprensibles y Jungkook fue tragado de nuevo ante ese espiral sin esperanza que le decía que nunca escaparía de este lugar.
Cuando Jungkook volvió a su habitación compartida con Yoongi, vio al otro hombre por primera vez en días. Se habían visto al pasar, ofreciendo cortos saludos e intercambios de cortesía inundados de segundas intenciones. Ahora, la privacidad de su habitación, Yoongi estaba desparramado en la cama, exhausto y de alguna manera guapo. Era injusto.
Intentando ser silencioso, Jungkook caminó de puntillas hasta el cuenco de agua y Yoongi se quejó. Jungkook se congeló.
—Mi amante —murmuró Yoongi, silenciosamente divertido. Su voz estaba rasposa y recién estaba despertando del sueño. Levantó su cabeza lentamente, su mirada tomando la figura de Jungkook.
Jungkook no tenía idea de por qué seguía haciendo eso, no es como si Jungkook estuviera vestido demasiado bien o algo así.
—Eres pésimo.
—No entiendo ese término —la inclinación irónica de su voz decía que sí entendía el término y simplemente estaba bromeando.
—Nadie te preguntó —respondió Jungkook, caminando hasta la cama y agachándose a un lado de esta. Estaban incómodamente cerca (¿o cómodamente, ahora?). Jungkook miró directamente a sus ojos, negándose a mirar lejos. —Te ves terrible.
—Gracias —dijo Yoongi, y esta vez fue el quien miró hacia otro lado primero. La punta de sus orejas estaban rojas. —Intento complacer.
—Estoy seguro de que lo haces —respondió Jungkook, tomando una manta para tirarla encima de Yoongi y arroparlo. —Por eso has estado preparando la Príada sin descanso. Necesitas dormir apropiadamente, Yoongi.
—¿No deberías llamarme "Magistrado Yoongi"?
—Es demasiado largo.
— Insolente —pero Yoongi estaba sonriendo ligeramente.
La respiración se atoró en su garganta. De pronto, Jungkook tuvo un apuro impulsivo para agacharse y besar a Yoongi. Lo que era...no. No podía hacer. Estaban pretendiendo ser amantes, no lo eran de verdad y, además, Yoongi no había mostrado ningún interés.
En vez de eso, Jungkook se levantó para ir a lavar su cara. Realizó todos los pasos para alistarse para ir a la cama y escuchó como la respiración de Yoongi se calmaba cuando se durmió. Forzando a los rápidos latidos de su corazón para que se calmaran, Jungkook se maldijo a sí mismo.
Esto era muy, muy malo.
Capítulo 9
El día siguiente trajo buenas noticias: la Priada estaba oficialmente en marcha.
—Es época de espíritus afines—le explicó Yoongi—nos deleitamos con banquetes y competimos en concursos atléticos para celebrar a los Dioses.
—¿Concursos? —preguntó Jungkook, salpicando su cara con agua y sintiéndose espantosamente doméstico. Había estado haciendo esto diariamente, levantarse en la mañana con Yoongi y charlar acerca de cosas de este mundo.
—Juegos. —dijo Yoongi—Carrera de carros. Lanzamiento de lanza. El Diaulo.
—Ah, —dijo Jungkook, entendiendo a lo que se refería—como los juegos olímpicos.
—¿Olímpicos?
—Olvídalo.
A veces Jungkook olvidaba- que no estaba en casa. No sabía bien dónde estaba este lugar. ¿En el pasado? ¿Era un mundo completamente nuevo? Quizás Jungkook había muerto ese día en la tumba y esta era algún tipo de transmigración.
—Espera un segundo, —dijo Jungkook, mirando a Yoongi de arriba abajo sin creerlo—¿Tú vas a participar en los concursos atléticos?
Yoongi entrecerró los ojos ante la sutil ofensa. —No, no lo haré. Actúo como un juez presidente en los juegos todos los años.
—Eso tiene más sentido. —dijo Jungkook. Yoongi rodó sus ojos.
—Toma, —dijo Yoongi, sosteniendo un espejo de bronce—Yoojung vendrá más tarde, así que Asegúrate de que te veas de lo mejor.
El espejo estaba engravado intrincadamente con la imagen de un hombre adulto tomando pecho de una Diosa, sus aros con forma de vid de uva colgaban elegantemente mientras tomaba la cara del hombre como si fuera un bebé recién nacido. Jungkook supuso que era una escena de la mitología local. Giró el espejo y miró su reflejo, ligeramente deformada por el brillo del bronce. En realidad, Jungkook se veía bien a pesar de la falta de productos faciales, gracias a dios no estaba quebrándose.
—Este espejo fue hecho personalmente para el antiguo Magistrado. —le comentó Yoongi—Fue robado por un ladrón de tumbas y lo adquirí desde una tienda en la calle cuando uno de nuestros sacerdotes reconoció el diseño.
—Jimin mencionó que los ladrones de tumba eran un problema.
—Lo son. No tengo ni duda de que mi tumba, también, será asaltada por esos ladrones cuando yo muera.
—Espero que no—murmuró Jungkook, arreglando su cabello—eso sería bastante malo.
Yoongi sonrío mientras enrollaba un pergamino—Los robos de tumbas son emocionantes y lucrativos, los jóvenes y desempleados tienen tiempo libre para vender a los distribuidores en el norte, quienes los enviarían a través del mar hasta Nal-Shi-Ran.
—Huh—dijo Jungkook, recordando como es que el robo de tumbas todavía era un problema miles de años después. Namjoon siempre lo había odiado. Las antigüedades saqueadas siempre terminaban siendo vendidas a contratadores privados y revendidas a museos, sin ningún contexto histórico. Jungkook se giró después de ajustar su ropa. —¿Cómo me veo? ¿Paso la prueba?
Jimin era estricto, pero amable. Jungkook tenía la sensación de que Yoojung no sería tan amable.
El Magistrado dejó abajo su pergamino y estiró su mano para quitar una pestaña, con su mano rozando la mejilla de Jungkook.
—Te ves...—murmuró, su pulgar descansaba sobre el labio inferior de Jungkook. El silencio era pesado y calor se esparció por el cuerpo de Jungkook.
—No te esfuerces tanto. —dijo incómodamente Jungkook, intentando disipar la tensión.
La mano de Yoongi cayó. Dejó salir un suspiro y tomó un pequeño sello de color Ámbar para sujetar su túnica.
—Vamos.
En Tyrhennia, la ciudad de Za era la metrópolis más grande y la de Asha la más populosa. El palacio principal alineaba largas mesas de banquete; el festín ya había comenzado. Un número de personas ya había terminado sus bebidas, sacando el restante de uva y lanzándolo como dardos contra un tablero que estaba en la pared. Jungkook notó que el vino aquí era significativamente más espeso y pesado, probablemente por la falta de coladores apropiados.
—¿Qué están haciendo esas personas? —susurró Jungkook, caminando a un lado de Yoongi.
—Un juego de beber.
Se veía bastante ridículo. Vino salpicó contra el suelo mientras un hombre borracho gritaba. Jungkook sonrío burlonamente, hasta que pensó sobre todos los juegos de beber que él jugó hace algunos años en la universidad. Eso quitó la sonrisa burlesca de su cara.
Tomaron asiento en la tarima observando las celebraciones. La mayoría de las personas no notaron que se habían sentado, demasiado preocupados por el júbilo de las celebraciones. Unos cuantos soldados le daban miradas a Jungkook, asombrados por la primera impresión que dejaba la ofrenda de Asha. Yoojung había hecho un buen trabajo, embelleciendo a Jungkook con ropa intrincada y joyería pesada, muy parecido al primer día que había sido ofrecido a Yoongi. Algunos de los nobles no podían apartar sus ojos de él, sus miradas lo devoraban.
Yoongi levantó una mano y un cuerno sonó sonoramente por todo el vestíbulo. Todos se quedaron en silencio, mirando a su Magistrado.
—Les doy la bienvenida a la Príada número ochenta—dijo Yoongi. Su voz era fuerte y hacía eco. Comandando. —Mi gente, la antorcha ha sido elevada y la sangre ha sido derramada en sacrificio. Como saben, el primer día de nuestra competencia de tres días comenzará mañana. —hizo una pausa a propósito— Hoy, sin embargo, nos complacemos. Dejémonos divertirnos en la presencia de Asha y recordemos su furia a través de los años. Al-ra Afunei.
Aplausos estruendosos. Yoongi exhaló, como si un peso hubiera sido levantado de sus hombros, mientras todos volvían a sus festejos.
—Lo hiciste bien—le dijo suavemente Jungkook, mirando la estatua gigante en el centro de la habitación. El cabello bien tallado, una diadema y la ropa aristocrática. El porte de la terracota pintada, demasiado largo para nadie más que Asha. Era de alguna forma intimidante, así que Jungkook entendió la presión.
—Gracias —dijo Yoongi, justo cuando alguien caminaba hasta ellos.
Era una mujer, juvenil y bonita. Se vestía con un chitón de lino con un grueso manto de lana sobre sus hombros y una trenza. Hizo una reverencia profunda, comportamiento de respeto puro.
—Levanta, Praetor Yuna. —Yoongi la saludó. ¿Otra Praetor?
—Magistrado Yoongi. —dijo la Praetor Yuna —Los emisarios extranjeros han estado preguntando por ti.
—Qué notable —dijo Yoongi, sin sonar impresionado —¿Por qué vienes a decirme a mí?
El labio de Yuna se torció —Tienen preguntas sobre tu... —le lanzó una mirada a Jungkook. —Bueno.
—¿Qué están preguntando? —preguntó Jungkook curiosamente, inclinándose hacia adelante.
—La mayoría de las preguntas son acerca de la naturaleza de tu relación con el Magistrado. —le explicó Yuna con disculpa —Estoy mal informada, por lo que quería aclarar esa pregunta por mí misma. El Praetor Kihyun se negó a venir, por lo que estoy aquí.
—No puede estar enojado conmigo aún. —Respondió Yoongi, sonando infinitamente entretenido. —Kihyun es mezquino como siempre.
—¿Su respuesta, mi señor?
Por un momento, Yoongi miró a Jungkook, con sus ojos negros. Posó una mano deliberadamente sobre la de Jungkook en la mesa.
—Hemos estado...muy familiarizados. —Dijo Yoongi, con la voz llena de implicaciones. Yuna se sonrojó.
—Cierto —interifirió Jungkook —muy familiarizados.
Pensó sobre su primer encuentro y como había tomado el brazo de Yoongi y lo había tirado sin piedad hacia un lado. Buenos tiempos.
—Ya...veo. —logró decir la Praetor Yuna —Que Asha bendiga su bendición.
—Así es.
Y entonces Yuna escapó de allí, volviendo a la mesa de los dignitarios.
—Eso la hizo sentir muy incómoda. —observó Yoongi. No me digas, Sherlock.
—Eres un genio.
Yoongi miró el techo. —¿Qué hizo yo para merecer una ofrenda tan desafiante?
Jungkook intentó no reírse y falló. Movió su mano para cubrir su boca, pero...no pudo, porque Yoongi todavía sostenía su mano derecha. Jungkook miró sus dedos entrelazados y lo tiró. Yoongi no se movió. Intercambiaron una profunda mirada y la cara de Yoongi era ilegible. Eventualmente, Jungkook se rindió y prefirió beber su copa de vino con su mano izquierda, intentando convencerse desesperadamente de que esto no significaba nada.
Horas pasaron. O minutos. En realidad, Jungkook no podía saberlo porque su mente estaba muy borrosa y feliz.
Para cuando estuvo borracho, Jungkook se dio cuenta de que la gente aquí bebía un montón. Un montón. Demasiado. Eran como bebedores compulsivos o algo así. Era muy insalubre y Jungkook le informó sucintamente a Yoongi que el alcohol inducía a la pérdida de masa cerebral. Por alguna razón, Yoongi se veía completamente divertido y lo miró con cariño cuando Jungkook se lo dijo.
Yoongi estaba sobrio. ¿Por qué demonios estaba sobrio?
—No estoy sobrio —dijo el Magistrado. Whoops. Probablemente Jungkook dijo en voz alta. —Estoy acostumbrado a beber. Claramente tu no lo estás.
—Pero ¿cómo? —lloriqueó Jungkook —Soy el doble de tu tamaño. Teóricamente debería tener una tolerancia más alta que tú.
—Esa es una pregunta muy buena —gruñó Yoongi, llevando a Jungkook hasta su habitación. —Por lo menos cumplimos nuestra meta esta noche.
—¿Qué meta? —pregunto Jungkook, mientras se lanzaba a la cama. —Espera, ¿no deberías estar celebrando la, uh...? Prada. Prida. ¿Cómo mierda se llamaba?
—Príada.
—Sí, Príada.
—Las celebraciones de la Príada terminaron por hoy —dijo gentilmente Yoongi, desabrochando uno de los collares de Jungkook y depositándolo en la mesa. Yoongi era realmente, realmente atractivo, pensó Jungkook. Era un pensamiento común que había estado atravesando por su mente desde que conoció al Magistrado, pero Jungkook estaba borracho, así que era todo lo que podía pensar. Yoongi era tan tan sexy, y viril y protector.
Y es la razón por la cual Jungkook tomó la túnica de Yoongi y lo lanzó a la cama. Jungkook se subió encima de él, respirando agitadamente.
—Jungkook. —dijo Yoongi rígidamente, mirando hacia un lado —Estás intoxicado.
—Tú también lo estás.
Y Yoongi debía estarlo, porque estaba sonrojado y avergonzado, una pérdida de su usal compostura. La mano del Magistrado agarró el músculo del antebrazo de Jungkook. Su toque encendió algo, o más bien, la atracción siempre había estado ahí, pero ahora estaba amplificado diez veces. Jungkook estaba más excitado que en toda su vida y se sentía un tanto amargo; no habían hecho nada. Yoongi era tan atractivo. Era injusto. Algo sobre hombres competentes y confiables hacía que Jungkook se agitara, supuso.
—Mírame —demandó Jungkook, y por alguna razón, Yoongi lo hizo. Se miraron el uno al otro, el aire eléctrico.
No supo quién se movió primero.
Se estaban besando, sus bocas fusionadas mientras la mano de Yoongi subía para envolver su cuello. Jungkook gimió. Mierda. Mierda.
—Jungkook, —jadeó Yoongi, separándose. —Necesitas dormir.
Jungkook lloriqueó cuando su erección rozó el muslo de Yoongi. Yoongi lo sintió también, porque murmuró "Asha me ayude" en voz baja.
—Te deseo. —dijo Jungkook, cerrando sus ojos y tomando un respiro profundo, descansando su frente en la clavícula de Yoongi. Intentó calmar su corazón agitado. —Pero tienes razón. Debería dormir.
Su cabeza se sentía tan pesada, y de verdad quería hacerlo, pero dormirse comenzaba a sonar como una muy buena idea. Yoongi masajeó su cuello de manera confortante. Jungkook lo sintió presionar un beso en su cabeza, lo que era...agradable.
—Duerme —murmuró Yoongi. Fue la última cosa que Jungkook escuchó antes de que las náuseas llegaran a su cabeza.
Mierda, las náuseas.
Jungkook apenas logró salir del agarre de Yoongi antes de que vomitara a un lado de la cama.
Mierda. Iba a ser una noche larga.
Capítulo 10
Jungkook vomitó no una vez, ni dos, sino que trece veces.
—Bendecida sea Asha —murmuró Yoongi, acariciando la espalda de Jungkook de manera reconfortante mientras traía un cuenco de bronce.
—Esto es lo que pasa cuando intento estar a la par tuya. —dijo Jungkook —Jódete.
—Yo no te forcé a hacer nada. —dijo Yoongi. Seguía sentado con sus piernas cruzadas a un lado de Jungkook, con su mano descansando sobre su hombro. A menudo, Yoongi le ofrecía a Jungkook una copa de agua para que bebiera. En este punto, Jungkook ni siquiera estaba seguro de qué estaba vomitando, era un líquido claro y aguado. Ya había vomitado toda la comida y vino.
—Mi cabeza va a doler demasiado en la mañana. —dijo Jungkook, un poco delirante. Habían pasado horas y seguía borracho. Mierda. —¿Qué mierda había en esa cosa? Oh dios mío.
—Simplemente vino. —dijo Yoongi. —¿No eres capaz de soportar el alcohol?
Jungkook no se dignó a contestar porque estaba demasiado ocupado vomitando.
—Además, ya es de mañana. —dijo Yoongi calmadamente. —El sol se elevará pronto.
De ninguna manera.
Jungkook lloriqueó un poco y se inclinó hacia el lado de Yoongi. El gesto era cariñoso y demasiado amistoso; algo que Jungkook no haría si estuviese sobrio. Pero ya que estaba borracho, no le importaba ni una mierda. Además, todo dolía y Yoongi se sentía tan seguro. El Magistrado envolvió un brazo alrededor de la cintura de Jungkook y presionó un metal frío contra sus labios, agua. Jungkook la bebió y cerró sus ojos, esperando que las náuseas se fueran.
En algún momento de todo esto, se durmió.
Jungkook despertó en su cama grande, con su cabeza golpeante. Por un momento, simplemente miró el techo de terracota y contempló toda su existencia. Estaba, de alguna manera, borracho todavía. Era de tarde.
La habitación estaba vacía, Yoongi no estaba en ninguna parte.
Entrecerrando los ojos, Jungkook se levantó (se balanceó, en realidad) para echar un vistazo a través de las cortinas de lino, solo para encontrar un rayo de sol en su cara. Dolor. Decidió que el sol era profundamente enemigo para su estado actual y rápidamente se metió a la cama de nuevo. Las sábanas aquí eran menos cómodas que en casa. No son colchones para dormir, pero Yoongi era un hombre de alto estatus, así que las sedas de pluma de ganso eran más que adecuadas.
La última vez que Jungkook se emborrachó tanto fue en su primer año de universidad, donde se había emborrachado por completo en una fraternidad, apenas recordando algo. Se había despertado con un chupón en su cuello, lo que era vergonzoso considerando que nunca se había besuqueado con alguien antes de eso.
Y entonces Jungkook consideró el hecho de que se había besuqueado con Yoongi la noche anterior, antes de vomitar a un lado de la cama mientras Yoongi miraba. Mierda.
Una vergüenza.
Y también recordó: se besaron. Jungkook dejó salir un quejido y frotó sus ojos. Esto era una locura. Y era más que atracción física, al menos de su parte. Cada vez que Yoongi lo miraba por demasiado tiempo o hacía una de sus bromas sarcásticas, el corazón de Jungkook hacía una cosa rara. Lo que era totalmente horrible y no debería estar permitido.
Jungkook hizo otro sonido de descontento antes de sentarse a un lado de la cama y mirar catatónico el recipiente para lavarse. Estaba vacío, libre de vomito, lo que significaba que Yoongi debió haberlo limpiado en la mañana.
Anoche, Yoongi había pasado todo el tiempo haciendo las cosas por sí mismo. Podría haber llamado a un sirviente o pedido a alguien que cuidara a Jungkook, pero Yoongi (¡Un magistrado de alto rango!) lo había hecho todo por sí mismo.
Esta fachada pasó a estar lejos de "pretender por Asha". Jungkook ni siquiera estaba seguro de cómo describirlo.
Necesitaba respuestas.
Jungkook terminó vagando por los pasillos de mármol, intrigado por las distintas estatuas. La de Vulci se sentaba con esplendor, con olas de mármol tallas intrincadamente alrededor de su cuerpo. La estatua de Za estaba arqueada monumentalmente en la pared, observando a todos los dioses. Finalmente, la mismísima Asha, su cara estaba tallada en cada orificio del edificio. Estas estatuas no eran solamente versiones basada e idealizadas de las diosas y dioses, se veían como gente real. Za tenía una cicatriz en su mejilla. Vulci tenía una nariz puntiaguda y derecha con una frente definida. Por alguna razón, la cara de Asha se le hacía familiar y Jungkook entrecerró los ojos. Raro.
Había una falta notable de Nerein, y llegó hasta un punto donde Jungkook estaba genuinamente curioso sobre cómo se veía el Dios de la Tranquilidad y Cosecha.
Esta parte del palacio estaba vacía, lo que era algo típico. Cualquier lugar cerca de la habitación de Yoongi estaba así, a excepción de unos cuantos guardias. Acercándose a la habitación donde habían hablado con Matavel y Urenal, Jungkook observó desde la puerta.
—Estás despierto. —entonó Yoongi, sentado en una silla de madera mientras escribía algo. Jungkook suspiró.
—¿Cómo supiste que estaba aquí?
—Tus pasos son fuertes. Como una mula.
Jungkook frunció el ceño y se sentó frente al Magistrado. —¿Me estás llamando un animal de carga?
—Interprétalo como quieras.
Jungkook mordió su labio. Tenía veintitrés años ahora, no trece, debería ser capaz de iniciar una conversación sobre qué era esto entre ellos. Solo estaba inseguro de cómo comenzar.
—Dijiste que era atractivo, antes.
—Muy atractivo. —dijo Yoongi, casi tímido. —Simplemente me enamoré de tu despliegue de...elegancia estridente anoche.
—Por favor detente. —dijo Jungkook, intentando sonar menos muerto por dentro.
El magistrado finalmente miró arriba de sus papeles, observando la cara de Jungkook con el ceño fruncido.
—Te ves cansado. —dijo Yoongi, y empujó una copa de agua hacia él, su copa de agua. —Bebe. Te sentirás mejor.
El corazón de Jungkook dio un salto. Tomó la copa y bebió lentamente, repasando miles de posibilidades en su mente sobre qué decir. Yoongi se tiró hacia atrás en su silla, con su vista todavía sobre Jungkook, como asegurándose de que se mantuviera hidratado. Sus ojos se encontraron.
—Tengo un crush* en ti. —soltó Jungkook. Se puso rojo. Debería tirarse inmediatamente al piso y. Morir. Sí, eso sonaba perfecto.
—¿Quieres...aplastarme? * ¿Estás planeando en tirarme algo?
Yoongi articuló la palabra "crush" unas cuantas veces, evidentemente confundido sobre su significado. Oh mierda, el chico no tenía ni idea de qué significaba. Obviamente no lo sabía. Era un coloquialismo moderno. Jungkook agachó su cabeza para esconderla entre sus manos en incredulidad, y su cabeza golpeó la mesa.
Una mano rozó tentativamente su cabeza y descansó en su cuello. Era una cosa tan Yoongi de hacer. Jungkook deseó estar de vuelta en casa, donde los únicos romances que tenía eran con Kuroo Tetsurou de Haikyuu!! O Robert Downey Jr.
Nada complicado; nada real.
—¿Estás bien? —preguntó Yoongi. —¿Fue el vino?
—No, no. Estoy bien. Quiero decir, mi cabeza duele demasiado, pero, esa no es la razón por la que. La razón por la que estoy sentado aquí —su voz estaba amortiguada por sus manos. A la mierda. —Tengo sentimientos por ti.
Silencio.
—Sentimientos. —dijo de forma plana Yoongi.
Jungkook de pronto estaba feliz de no poder ver la cara de Yoongi.
—Sentimientos románticos. —clarificó Jungkook silenciosamente. Las palabras sonaban demasiado fuertes en la habitación.
Más silencio.
Se impregnó por toda la habitación.
—Mírame. —dijo finalmente Yoongi, su voz comandante y Jungkook lentamente quitó sus dedos de su cara, levantando su cabeza. La cara de Yoongi era...ilegible. No poco amable, pero no...feliz. Estiró una mano para envolver su palma alrededor de la mejilla de Jungkook. El peso se sentía agradable.
—Eres encantador. —dijo Yoongi. —Pero...Jungkook...no puedo.
—Oh. —su estómago se cayó.
—Lo de anoche fue una falta de criterio. —el pulgar de Yoongi acarició el arco de la clavícula de Jungkook. Su voz era silenciosa. —Asha escogió bien. Eres...todo lo que podría querer. Precisamente mi debilidad. —la manó cayó —Y esa es la razón por la que debo ganar en este juego contra Asha.
El momento pausado y congelado en el tiempo pasó y Yoongi se puso de pie, con su túnica en el aire mientras se iba. Era como si no pudiera mirar a Jungkook por otro segundo. La presencia de su peso salió de la habitación como un huracán, o algo igual de poderoso y resolutivo.
Y Jungkook se sentó allí con las secuelas, sin aliento y con el corazón un poco destruido.
Capítulo 11
Jungkook estaba soñando.
Era la misma escena de hace... ¿hace cuánto fue? Jungkook no lo recordaba. Reconocía el lugar, sin embargo. Apenas podía reconocerlo, pero lo hacía. Era familiar, de la forma en que recuerdos de la infancia hacían cosquillas en su cabeza.
Estaba en un huerto. Una pequeña brisa y el olor a olivos.
Un cielo azul y grande.
Jungkook estaba sentado de piernas cruzadas en el césped y sintió en vez de ver a alguien acercándose tras él.
—No es reciproco. Mis sentimientos. —dijo Jungkook tristemente, sacando el césped. El hombre se sentó a su lado. Jungkook quería mirarlo, pero sabía que no recordaría la cara del hombre.
—¿Has intentado seducirlo?
Jungkook miró el suelo. —¿De verdad piensas que soy capaz de seducir a alguien?
El ser invisible se rió fuertemente. —Muy bien, muy bien. Tienes razón. Perdón. No eres seductor, más bien un conejo tierno o algo así.
Eso le trajo una punzada de nostalgia. Todos en su antiguo mundo solían decir que parecía un conejito. Taehyung y Namjoon siempre lo molestaban todo el tiempo; diciendo que era tierno y mierdas así.
—Mira, Jungkook. ¿Quieres a Yoongi?
Jungkook suspiró. Arrancó el césped y lo tiró agresivamente hacía un lado.
—No importa qué es lo que quiero.
—Quizás. —el hombro dijo, lo que era raro. ¿No se supone que Jungkook debía recibir palabras reconfortantes ahora? El rechazo era traumático. —Pero haré que suceda, de todas formas.
—Pero ¿cómo?
—Veo dentro de los corazones de todos los hombres. —retumbó la voz del hombre, la cual de pronto era muy fuerte y penetraba toda la huerta. Jungkook estiró su mano y tocó un espacio vacío, la figura del hombro desapareció. El silencio estalló en un movimiento. La tierra giró.
Y todo giró hacia la nada.
Jungkook despertó solo en la habitación, con los ojos bien abiertos y jadeando.
—Qué demonios. —jadeó, con las manos agarrando las sábanas. Yoongi no estaba en ningún lugar de la habitación, de nuevo. Hoy era el último día de las celebraciones de la Príada, culminando con los concursos atléticos, donde el Magistrado de la ciudad de Asha debía ejercer de juez. Por primera vez, Jungkook estaba agradecido de que Yoongi no estuviera allí. Necesitaba tiempo para recuperarse emocionalmente después del rechazo. Y también para comprender ese sueño.
Jungkook recordó.
Recordó la noche del ritual de Jimin, cuando soñó por primera vez con el hombre invisible y como, de alguna manera, había olvidado todo el intercambio, la experiencia había sido borrada de su mente. Incluso el contenido de su sueño reciente estaba yéndose más y más dentro de la confusión. Sin duda, sin embargo, Jungkook ahora tenía la confirmación de que su existencia en este extraño mundo no era un accidente. Alguien estaba jalando de los hilos.
Apretando los dientes, Jungkook se paró de la cama y se desvistió, cambiándose por una toga de un solo brazo, apropiada para el clima cálido. Se fue por el pasillo izquierdo y entró a la biblioteca, un lugar discreto incrustado en la orilla del palacio. Jungkook no podía leer ninguno de los textos, así que se apoyaba en la bibliotecaria en caso de cualquier entendimiento perspicaz. Esta vez, le pidió textos religiosos que contuvieran imágenes de los dioses.
Luda, la bibliotecaria, sacudió su cabeza cansadamente.
—Mis disculpas, mi señor. No tenemos permitido poseer imágenes de nuestros dioses en textos, solo esculturas. —dudó —Puedo, sin embargo, asistirlo con traducciones.
—Eso sería genial, gracias.
Juntos, ella seleccionó unos de los más populares y digeribles textos y leyó las descripciones básicas. El día pasó así. Luda era calmada, más bien cerrada de mente por pasar todos sus días leyendo y analizando literatura antigua (la mayoría religiosos), pero era amigable. Un indulto agradable de la presión de los otros individuos de alto estatus.
Desafortunadamente, ninguna de esas fuentes mencionaba información que no conociera ya. Jungkook había aprendido bastante desde que llegó a Tyrrhenia.
—Está bien. —dijo Jungkook, decepcionado. —Gracias de todas formas, Luda.
—No es ningún inconveniente, mi señor. —dijo, a pesar de que Jungkook estaba seguro de que era un inconveniente. No dijo ni una palabra y se fue por el pasillo, donde chocó directamente contra Jimin.
—¡Oh! —dijo Jungkook, apoyándose contra una pared para estabilizarse. De hecho, esto era perfecto. Jimin tenía riqueza de poder en cada materia. Además, interpretaba presagios, ¿no?
—Justo estaba buscándote. —dijo Jimin. —Te necesito para algo. Urgentemente.
Jungkook se desanimó. —Oh. ¿Ahora?
—Sí. —dijo Jimin. —Sígueme.
Jimin se veía muy serio. Jungkook lo siguió por los familiares pasillos y miró duramente su espalda. Las manos del hombre estaban dentro de su túnica en puños, antes de relajarse minuciosamente y flexionarse en el aire.
—¿No tienes que lidiar con cosas de la Príada? —preguntó Jungkook.
Sacudiendo su cabeza, Jimin dijo, —No. Yoongi está juzgando la última competencia. Lideraré los ritos de clausura mañana.
—Ah.
El sacerdote estaba calmado como siempre. Con la cara compuesta y la espalda recta, Jimin llevó a Jungkook al estrado donde habían hecho el ritual por primera vez con la presencia de Yoongi. La vista de la ciudad era impresionante como siempre.
—Jimin, —intentó de nuevo Jungkook. —mira, tuve un sueño muy raro anoche-
Jimin levantó una mano, con su cara en conflicto por un breve momento antes de volver a calmarse. Cerró sus ojos y tomó un respiro profundo.
Algo se sentía mal.
—Jimin. —dijo lentamente Jungkook. —¿Por qué me trajiste hasta aquí?
El sacerdote abrió sus ojos; una expresión atravesó su cara por un segundo antes de suavizarse.
Conflicto, a pesar de ser corto, era una señal alarmante para Jungkook.
—Mi amigo, —dijo Jimin, moviéndose hasta el altar y tomando algo, —he recibido una señal divina de Asha.
Se giró. Jungkook contuvo la respiración.
Jimin sostenía una maldita daga.
—¿Para qué es eso? —preguntó alarmado Jungkook. —Jimin, en serio. Dime que estás bromeando.
Jimin giró la daga expertamente, como si fuera un maldito maestro de dagas o algo así. De ninguna manera. Eran amigos.
Jungkook se movió para retroceder, para correr, lo que sea, pedirle ayuda a Yoongi (a menos que Yoongi supiera, lo que dolía considerar) solo para encontrar que estaba congelado en su lugar, el mismo mecanismo de sus sueños, anclándolo al suelo y desarticulando la realidad. Jungkook apenas podía pensar y la cara de Jimin entraba y salía de su visión. Toda esta escena se sentía irreal.
—Pensé que eras un pacifista. —logró decir Jungkook, antes de que su mandíbula se cerrara. Dolía.
¿De verdad este era el deseo de Asha? ¿Traerlo hasta este mundo como un sacrificio?
—Lo soy. —dijo Jimin, blandiendo la daga. Tenía el descaro de verse arrepentido. —La crueldad hacia las personas en un sentido casual está mal visto, pero en un sentido ritualístico es aceptado. ¿No es normal? Hago cosas en el nombre de la religión que nunca haría en otra parte.
—Jimin... —apenas pudo decir Jungkook.
—Solía ser un ladrón de tumbas, sabes. Los dioses me salvaron. Les soy leal a ellos, ahora y para siempre. —exhaló Jimin, dejando unas cuantas cosas en el altar antes de girarse para mirar a Jungkook. Estaba frunciendo el ceño. —Me agradabas. Es desafortunado que Asha eligiera esto como tu destino.
Jódete. Jungkook quería gritar, pero apenas podía moverse.
Un sonido fuerte.
La puerta se abrió detrás de él y Jungkook ni siquiera pudo hacer que su cabeza mirara, pero sintió una mano agarrando su hombro y de pronto Jungkook se podía mover de nuevo. Reconoció el agarre. Yoongi.
—No puedo permitir esto. —jadeó el Magistrado. Se dobló por un momento para tomar aire, todavía con su mano en el hombro de Jungkook. Jimin se veía disgustado. El Magistrado debía estar supervisando los juegos, lo que significaba...Yoongi lo descubrió, y había renunciado a sus tareas sagradas.
—¿Quién te dijo? —preguntó Jimin, con la voz dura.
—Yoojung. —gruñó Yoongi. Se veía y sonaba como un asesino. —¿Cómo pudiste?
—Este es el deseo de Asha. —dijo Jimin. —Me temía que este sería el caso. Te ganó fácilmente en su pequeño juego.
Yoongi retrocedió, las palabras fueron como una cachetada. Miró, con los ojos entrecerrados a Jimin por un segundo, antes de que su agarre se volverá más fuerte en el hombro de Jungkook. Hubo una pausa momentánea donde los dos se miraron el uno al otro casi de forma telepática, esperando la respuesta de Yoongi.
Dijo, —No puedes sacrificarlo.
—Traicionas a tu ciudad. —escupió Jimin. —Traicionas a tu Dios.
—Que así sea.
Y Yoongi se llevó a Jungkook lejos, este último seguía impresionado e incrédulo. Jimin no hizo ningún esfuerzo para seguirlos. En el rango de poder, el Magistrado estaba de los primeros, y el sacerdote lo sabía.
Capítulo 12
Lograron llegar a la habitación en una sola pieza, pero Jungkook estaba casi psicóticamente demente por la incredulidad, el shock finalmente se abrió paso por su cuerpo.
—¿Simplemente dejarás que se vaya? —preguntó incrédulamente Jungkook. —¡Intentó matarme!
—Era el deseo de Asha. —dijo Yoongi, sentándose fuertemente. —Yo...desafié su voluntad.
Sus manos estaban agarradas y su dedo índice daba golpecitos contra sus nudillos en un gesto que Jungkook reconoció como su tic nervioso. Tomando un fuerte respiro, Jungkook se arrodilló, con su mirada suavizándose. El cariño que sentía hacía Yoongi resucitó mil veces.
—Yoongi. —dijo Jungkook. —Me salvaste.
—Me arrepentiré. —declaró Yoongi y Jungkook retrocedió, herido. Yoongi captó su mirada y clarificó: —Ella hará que me arrepienta.
Jungkook lo entendía. Las acciones no iban acompañadas sin consecuencias, especialmente bajo el dominio de Asha. No hacía que el dolor y el enojo por el rechazo de la amistad de Jimin fuera menos, pero al menos Jungkook estaba agradecido de poder confiar en alguien en este lugar.
Afuera, la noche había caído. Las estrellas iluminaban el cielo y las antorchas las calles. El júbilo iluminaba las calles públicas como una llama. Pero dentro de su habitación, ese momento permanecía en silencio.
—La desafiaste. —habló suavemente Jungkook. —Por mí. P-pensé que no querías estar conmigo por ella.
—No a costa de tu muerte. —dijo Yoongi —Sí me gustas. Lo haces. Más de lo que debería.
Tentativamente, Jungkook preguntó: —¿De forma romántica?
—Cada movimiento, cada broma que haces. —la voz de Yoongi sonaba estrangulada. —Era una tentación.
—No podía haber sido tan atractivo. —lo encontraba difícil de creer. ¿Qué mierda?
—Me estaba restringiendo a mí mismo. —volvió a decir Yoongi. —Esa noche.
—¿La noche que fui ofrecido a ti?
Una pausa.
—Sí.
Con la boca abierta, Jungkook lo miró estúpidamente, con su mente sin ninguna respuesta coherente.
—Eres buen compañero, también. No es solo físico. —dijo Yoongi, con los ojos dilatados. Cada respiración estaba calculada. —No puedo resistirme más.
—Tú... —dijo Jungkook, sorprendido. Avanzó un paso, envolviendo la cara de Yoongi entre sus manos.
—Consumaría el ritual ahora —dijo Yoongi —, si te apetece.
Por un momento, Jungkook simplemente lo miró.
Y luego la alegría explotó en su pecho. Cálidamente, una sensación de vértigo se extendió por el resto de su cuerpo.
—Sí me apetece. —respondió Jungkook. —Por supuesto que me apetece.
Por un momento, los dos se quedaron quietos. La mirada Yoongi vagó sobre el con interés, como si estuviera inseguro por dónde comenzar. Jungkook lo ayudó inclinándose y besándolo, ligeramente, pero de forma placentera. Era algo que deseaba desde hace un tiempo. Las manos de Yoongi botaron una jarra de vino de la mesa, quizás por su emoción. Se estrelló contra el piso, derramando vino en el suelo de mármol.
—¡Por Dios! —exclamó Jungkook, separándose del beso para mirar al desastre junto a ellos.
—Olvídalo. —dijo Yoongi, con los ojos oscuros. Tiró a Jungkook a la cama. —Alguien vendrá luego para limpiarlo.
—Pero-
—Dije, olvídalo. —repitió firmemente Yoongi, recorriendo una mano desde la parte baja del abdomen de Jungkook hasta su cuello, y luego simplemente apoyó su mano ahí, sintiendo el latido del corazón de Jungkook. La presión contra su cuello no era muy fuerte, pero seguía siendo abrumadoramente caliente y dominante, lo suficiente como para que Jungkook emitiera un lloriqueo desde su garganta. Se inclinó hacia abajo para otro beso. En poco tiempo, su túnica estuvo abierta, dejándolo desnudo.
Y entonces Yoongi estiró su otra mano hacía bajo y agarro el pene de Jungkook. Tiró su cabeza hacía atrás y gimió. Fuertemente. Cada estocada traía consigo una ráfaga de placer mientras Yoongi pasaba su pulgar en círculos sobre la punta de su miembro.
—Por favor —logró decir Jungkook —estoy...por favor.
De alguna manera, Yoongi sacó un aceite y movió un dedo en círculo, luego dos dedos alrededor del ano de Jungkook antes de meterlos, recibiendo pequeños gemidos sin sentidos mientras Jungkook empujaba hacía atrás. Era todo lo que Jungkook pensó que sería, e incluso más. Yoongi era habiloso con sus dedos, sus labios se movían suavemente en la clavícula de Jungkook, y luego en su mandíbula. Retorciéndose, chispas de calor explotaron por su cuerpo mientras Yoongi rozaba su próstata. El placer era abrumador.
Una vez que Jungkook estuvo lo suficientemente preparado, Yoongi lo penetró con un quejido ahogada. Primero la cabeza de su pene, luego el resto. Jungkook se sentía lleno.
Su unión era mojada, resbalosa.
—Te sientes... —grande. Yoongi lo besó de manera cariñosa en respuesta.
Jungkook dejó salir pequeños gemidos antes de asentir para que se moviera.
Jungkook exhaló sonidos ásperos y diminutos, antes de dar la afirmativa de moverse. El mayor giró sus caderas de golpe, empujando hacia la próstata de Jungkook y sacándole frenéticos y obscenos gemidos. No tardó mucho en sentir que el calor se elevaba como una ola de marea en sus entrañas, un placer inmenso. Se tiró hacia atrás desesperadamente, buscando liberación, hasta que su orgasmo lo golpeó como una onda expansiva, que estallaba a través de su cuerpo.
—Joder — Jungkook gimió — Oh Dios, Yoongi...
— Jungkook —. Es todo lo que dijo Yoongi, voz áspera, antes de que se corriera dentro con un grito ronco.
Por un momento, ambos simplemente jadearon. Yoongi se retiró y Jungkook gimió. Miró fijamente al techo sin pensar mientras Yoongi tomaba un trapo de la mesa y comenzaba a limpiarse. Después de unos minutos, cuando el latido del corazón de Jungkook se había calmado, Yoongi habló.
— Eso fue...
— Realmente muy bueno —. Jungkook dijo, con su brazo extendido a través de la cama. Se mordió el labio. — Yoongi, me... me gustas. Me gustas mucho. ¿Esto va a ser un problema?
Una palma tocó gentilmente su mejilla. Yoongi giró la cabeza de Jungkook para que lo mirase.
—Somos Hasta-val ahora —dijo Yoongi, y se miró conflictuado ante la incomprensión en la cara de Jungkook. —Es como un compañero de por vida. Alguien a quien una persona de mayor estatus elige como su compañero.
—Hasta-val —las palabras sonaban extrañas en la lengua de Jungkook. Extranjeras. —Similar al matrimonio.
—Similar —admitió Yoongi —también es una unión eterna, pero entre dos hombres. Solo los de alto estatus social pueden pedir Hasta-val. No es una unión política, sino que una emocional. Estoy al tanto de que deseas volver a tu mundo, pero con las motivaciones de Asha sin ser claras, te ofrezco mi protección.
Jungkook se sonrojó y se detuvo para recolectar sus pensamientos.
—Eso suena como un compromiso serio.
—Lo es —dijo Yoongi, una confesión —Yo...disfruto pasar tiempo contigo.
El futuro se sentía distante con las palabras reconfortantes de Yoongi. Jungkook respondió inclinándose y besándolo profundamente.
Y entonces, el momento se rompió.
Aplausos.
Aplausos, aplausos. Y más aplausos, molestos aplausos.
El sonido de aplausos resonó en la habitación. Ambos se giraron para identificar el sonido; venía desde los pies de la cama.
Había alguien de pie ahí.
¿Cómo mierda entró alguien a la habitación? Es la parte más segura del palacio.
—Muy, muy bonito —dijo la persona, complacida. Sonaba extremadamente familiar y Jungkook entrecerró los ojos en la tenue luz de la habitación y miró al intruso, subiendo las sábanas hasta su pecho alarmadamente.
—¿Quién eres? —gruñó Yoongi, saltando de la cama desnudo con una mano levantada frente a Jungkook. Defensivo.
El hombre misterioso chasqueó sus dedos.
Todas las linternas se prendieron dentro de la habitación. La chimenea ardía con tenacidad, y la cara del intruso de pronto estuvo iluminada.
La habitación se sumergió en silencio.
Jungkook miró. Y miró un poco más.
No. ¿Pero cómo?
No tenía sentido. Los labios de Jungkook se abrieron en sorpresa.
—¿Namjoon?
Capítulo 13
Por un momento, nadie se movió. Entonces, la cara de Yoongi se contorsionó en una expresión mitad aterrada, mitad llena da enojo. Antes de que pudiera avanzar, Namjoon chasqueó sus dedos de nuevo.
Yoongi se congeló.
Todo se congeló, en realidad. Las llamas de la chimenea, el goteo del agua en la ventana, incluso el movimiento de las sábanas con las que Jungkook se cubría avergonzado.
Namjoon chasqueó sus dedos de nuevo, y ahora los dos estaban en otro lugar. Un lugar diferente.
Un prado, una arboleada. Hierba en un campo.
El lugar del sueño de Jungkook.
—Eso fue perfecto —dijo Namjoon, aplaudiendo nuevamente. —. Te dije que haría que sucediera, ¿no? Jimin actúo espectacularmente.
La boca de Jungkook se abría y cerraba. Estaba vestido ahora. Namjoon lo miraba de forma peculiar.
—Jimin era mi agente —Namjoon le dijo para ayudarlo —. También me gustaría decir, perdón por traerte a este mundo. Pero eras el candidato perfecto.
—¿Namjoon? —repitió Jungkook roncamente —¿Qué estás haciendo aquí?
—Oh, simplemente salté a este universo. —el investigador le sonrió mostrando sus hoyuelos.
—¿No estoy en el pasado? —preguntó Jungkook. Nada se sentía real.
—¡Lo estás! Quiero decir, están en un pasado. No el pasado que conoces —Namjoon extendió una palma —. Mira este lugar, Jungkook. ¿Te parece que la antigua Italia tendría personas llamas Jimin haciendo augurios? Y los magistrados son Romanos, no asiáticos o Etruscos, la cual es la cultura en la que casi todo está basado. Te enseñé mejor que eso.
Débilmente, Jungkook preguntó, —¿Entonces qué es este lugar? ¿Dónde estoy?
—Es el mundo de donde soy originalmente —dijo Namjoon —. Hay miles de dimensiones y he estado buscando en estos espacios para su candidato ideal. Fuiste mi mejor opción, por supuesto.
—¿Su?
—Para Yoongi —reveló Namjoon como si no fuera nada —. Puedo saltar en el pasado y futuro en el tiempo. Examiné toda tu vida y personalidad y me inserté como un arqueólogo durante tus años de universidad para evaluar la compatibilidad.
El Jungkook de corazón golpeaba su pecho en vez de latir, como un tambor pesado.
—Fuiste perfecto para él —continuó Namjoon. El cerebro de Jungkook como que se rompió. —. Asha y yo hemos estado peleando por...miles de años, en realidad. Tuvo suerte de conseguir a alguien tan dedicado como Magistrado.
—Eres...eres...
Namjoon levantó una ceja. —¿No lo has descubierto aún? Hay una razón por la cual te elegí para que te unieras a la excavación con nosotros.
—Nerein —dijo finalmente Jungkook, con la sangre helada. —. Eres un Dios.
Riéndose, Namjoon juntó sus manos, complacido.
—De hecho, lo soy. Me alegra que lo descubrieras, chico. Fue un dolor esconderme en tus sueños, sabes.
El hombre que le había enseñado, quien lo había ayudado a entrar a su trabajo de tiempo completo y lo ayudó con su éxito personal, la figura más influyente en su vida, aparte de su familia y Taehyung. Namjoon, cuyo nombre real aparentemente era Nerein.
—Me mentiste. Me usaste.
—Lo hice —respondió Namjoon —. ¿Y quién eres ti, un simple mortal, para juzgarme?
La actitud normal e inteligente se desmoronó y de pronto Jungkook entendió el significado de la palabra Dios. Poder inundó el espacio construido falsamente en olas y las rodillas de Jungkook se sintieron abruptamente débiles.
La comprensión fluyó como una presa rota, furiosamente. —Esto simplemente fue un juego para ti y Asha.
Ante eso, Namjoon se miró un poco arrepentido. —Fuiste un peón en medio de nuestra disputa. Aposté que tentarías a su Magistrado para que se alejara de sus deberes, para probar que un individuo de mi elección podría tambalear su imperio.
—Y tenías razón —dijo Jungkook. —. Maldito bastardo.
Oh, pobre Yoongi. El corazón de Jungkook se apretó.
Namjoon posó una mano contra el tronco del árbol. Comenzó a crecer rápidamente y de pronto comenzó a florecer. Las ramas los refugiaban en las sombras. —¿No estás sorprendido por esto?
—Por supuesto que los estoy —respondió Jungkook, mirando al árbol con recelo —. No puedo creer que algo de este sea real. ¿Dioses? ¿Dimensiones alternativas? Es ridículo.
—Quizás —concordó Nmajoon. —. Mezclarme en los últimos años con ustedes, los mortales, ha puesto las cosas en perspectiva. Por ejemplo, lo pequeño...que eres.
Jungkook retrocedió un notable paso, poniendo un poco de distancia entre ellos.
—¿Ahora qué?
—¿Disculpa?
—¿Qué va a pasar ahora?
Namjoon levantó la mirada del árbol que examinaba para mirar a Jungkook y frunció el ceño. —Uh. Bueno, ciertamente te aprecio. Supongo que puedo devolverte a la Tierra.
Alivio se esparció por sus venas, hasta que Jungkook se dio cuenta de que Namjoon no dijo nada acerca de Yoongi.
—Y Yoongi, ¿qué hay sobre él? —preguntó Jungkook, con temor formándose en su estómago.
—Oh, está acabado. —Namjoon movió su mano en un gesto de despectivo. —. Asha no perdona, es una diosa de la guerra.
Jungkook lamió su labio nerviosamente. —¿A qué te refieres con "está acabado"?
—Probablemente lo matará.
Silencio absoluto.
—¿Hablas en serio? —la voz de Jungkook se quebró. —¿Solo porque durmió conmigo?
Namjoon sacudió su cabeza. —No porque durmió contigo, porque reconoció sus sentimientos hacia a ti. Eso es tanto un lapsus en sus deberes como una confesión.
—¡Pero sigue siendo leal a ella!
Eso era evidente. Yoongi había dedicado su vida a Asha.
—¿No te lo dijo? —preguntó Namjoon, frunciendo sus labios. —Otros Magistrados pueden casarse o clamar Hasta-val, pero no los Magistrados de Asha. No tienen permitido ese lujo. Es tradición.
—No sabía eso.
—Bueno, ahora lo sabes.
Después de una incómoda pausa, Jungkook dijo. —Tengo que salvarlo, de alguna manera. No puedo simplemente dejarlo morir. No por mí.
No, ciertamente no por Jungkook. Pero la cara de Namjoon era dura y simpática.
—No puedes hacer nada.
—No, no puedo —dijo Jungkook, y miró a Namjoon directamente a los ojos. Eran amigos y tenía que creer eso. —Pero tú puedes.
El tiempo se desvaneció de galaxias a eones y de eones a segundos. El cerebro de Jungkook, desafortunadamente, estaba como pasta.
Jungook parpadeó para aclarar su vista y despertó en el templo donde fue encontrado por primera vez por Jimin, con la enorme estatua de Asha mirándolo. Namjoon debió haberlo dejado aquí.
—Hola —dijo Jimin, sonriendo. Y, wow, Jungkook estaba teniendo un serio sentimiento de deja vu.
—Jimin —dijo Jungkook, con las emociones todavía tumultuosas. La última vez que había visto a Jimin fue cuando Jimin intentó matarlo, después de todo.
—Sabes la verdad ahora.
Jungkook se inclinó, frotando su frente. La manera en que Namjoon viajaba era un tanto dolorosa.
—Nunca fuiste un agente de Asha —frunció el ceño Jungkook —eras un agente de Nerein.
—Te equivocas. Soy un agente de los dos —le corrigió Jimin —. Es mi creencia personal que uno no puede seguir solamente un dios en nuestro panteón. Puedo adorar el amor y la guerra, mientras también adoro la paz y la tranquilidad. Sin embargo, esto va en contra de la tradición de Asha.
Jimin le ofreció una mano a Jungkook y lo tiró. Se puso de pie.
—O sea, ese día que intentaste "sacrificarme" ...
—Era una farsa. Nerein quería empujar a Yoongi a la acción, y, por lo tanto, forzarlo a admitir sus sentimientos por ti.
Así que a eso se refería Namjoon en el sueño, cuando le dijo a Jungkook que "haría que sucediera". También explicaba la serena e inquietante calidad de la presencia de Jimin desde el principio; como es que sabía que Jungkook iba a estar en el templo en primer lugar y, posteriormente había hecho todo dentro de su habilidad para hacer que los otros confiaran en Jungkook. Todo estuvo planeado por Namjoon, ese hombre inteligente. Jungkook apena podía creerlo. Namjoon era un puto dios de otro mundo.
—Todo esto —dijo Jungkook —estuvo precipitado por un estúpido juego. Y ni siquiera era el de Asha.
—¿De verdad pensaste... —enunció Jimin —que Asha le daría un amante como regalo a Yoongi? Es la diosa de la guerra, no de la felicidad.
—¡Pero es la diosa del amor!
—Pasional, fantasioso. El tipo de amor corto —Jimin sacudió su cabeza —No una fundación para una relación estable. La estabilidad es de Nerein.
—Así que Namjoon- Nerein, cual sea su verdadero nombre —Jungkook estaba bastante resentido —, quería darle a Yoongi una relación estable y amorosa.
Demándenlo. Estaba incrédulo.
—Es la antítesis de lo que Asha representa. Y, por lo tanto, había motivaciones personales también.
—¿Motivaciones personales?
Jimin sonrió de nuevo, de manera suave y misteriosa. Puso una mano contra la frente de Jungkook. Sin quererlo, la cabeza de Jungkook comenzó a sentirse esponjoso y aturdida.
—No es nada para preocuparse —declaró Jimin, su voz haciendo eco más y más lejos en el cráneo de Jungkook, hasta que todo comenzó a desvanecerse. —Duerme.
Capítulo 14
Yoongi inhaló bruscamente un aliento desesperado. Nerein estaba de pie frente a él en su habitación, como si perteneciera ahí. El tiempo se descongeló (y Yoongi nunca se dio cuenta de que estuvo congelado en primer lugar). Levantando una ceja, Namjoon chasqueó sus dedos.
Yoongi estaba vestido ahora. Los poderes divinos usados de manera conveniente.
—Nerein —gruñó Yoongi agresivamente, con su tono lleno de odio —. ¿Cómo te atreves a entrar al lugar sagrado de Asha? —mirando por la habitación rápidamente, añadió —¿Dónde está Jungkook? Si lo heriste...
Namjoon lo saludó con la mano. —Saludos, Magistrado.
—No me saludes.
—Al menos deberías saludar a la figura detrás de ti, entonces. —dijo Namjoon, divertido.
Yoongi se detuvo, hielo llenó sus venas.
Se giró muy, muy lento.
Y ahí estaba. Asha.
Yoongi no la había visto en bastante tiempo, no desde su juventud, cuando había caminado hacía el en su sueño, con sus palmas abiertas y los brazos estirados. Le había dado un propósito, un cumplimiento; una oportunidad para cambiar su país en disminución. Y hasta el momento, había hecho un buen trabajo. Tyrhennia estaba prosperando y la ciudad de Asha estaba al frente del camino militar.
El cabello café oscuro largo de la diosa fluía en su espalda. Su mirada era de desapruebo.
—Asha —dijo Yoongi, arrodillándose inmediatamente.
Asha apenas le dirigió un vistazo y miró a Nerein.
—Veo que ganaste esta vez —dijo sin placer Asha. El otro Dios le entregó una sonrisa descarada, mostrando sus hoyuelos.
—No te había visto con ese cabello por un tiempo, Asha. Usualmente estás calva.
—¿Puedes callarte al menos una vez?
—Quiero decir, eres linda de todas formas, pero esto es-
—Namjoon —dijo exasperada Asha. —. Por favor, no vine aquí a escuchar tus cumplidos sin sentidos. ¿Dónde está el chico?
—Oh, vamos a usar los nombres de la tierra, ahora. ¿Debería llamarte Ashley, entonces? ¿O Halsey? Ya que decidiste convertirte en una cantante americana de pop y todo eso.
—Por lo menos no decidí convertirme en un investigador. Tengo gusto —dijo —no como tú, nerd.
—Elegante.
Yoongi no se atrevió a mirar arriba, no era digno. Sin embargo, la manera en que hablaban no era familiar, le recordaba a la extraña jerga que Jungkook utilizaba. Yoongi apenas podía seguir la conversación, tampoco quería. Más que nada, estaba pensando en cómo había arruinado todo. Asha no toleraba la desobediencia. Era implacable e impredecible, como un huracán salvaje.
—Es extraño —dijo Nerein —por vivir en el mundo de la tierra por una o dos décadas, hablo como ellos ahora.
—Yo también —respondió Asha, frunciendo el ceño ante la cabeza cabizbaja de Yoongi —. Es repulsivo —se mantuvo en silencio por un largo momento. Luego, habló. —Mi Magistrado. Me fallaste.
Yoongi no podía pensar en nada para decir.
Le había fallado. Miserablemente.
—Ese chico, Jungkook. No estabas dispuesto a matarlo. Ni siquiera por mí.
—La muerte ya no es un juego —dijo Yoongi. Estaba dispuesto a hacer todo por ella; ganar cualquier juego que le tirase. Pero sacrificar a una persona inocente (alguien por quien había desarrollado sentimientos) eso no estaba en la ecuación. Debió hacerlo, pero no pudo.
—Pero no fui yo quien ordenó la muerte del chico —declaró Asha, y el cerebro de Yoongi se detuvo. —Fue Nerein. Oh, mi leal Magistrado. Este nunca fue un juego entre tú y yo, sino que un cebo de Nerein. Deseaba superarme, probar que mis súbditos eran traidores.
Yoongi bajó aún más su cabeza, con su corazón latiendo rápidamente. Si Jungkook no era un sacrificio, significaba que Jimin le había mentido.
—Nunca te traicionaría.
Asha puso un dedo bajo su barbilla para mirarlo directamente a los ojos.
—Pensé que no lo harías. Pero lo hiciste.
Yoongi intentó tragar. Su garganta estaba muy seca. —Me disculpo.
—Por Dios, Ashley, deja de interrogar al pobre hombre —interrumpió Nerein, moviendo sus manos como para negociar la paz. —He visto miles de tus Magistrados en todos estos siglos y ninguno de ellos fue tan eficiente como este.
Asha entrecerró sus ojos. —No es de ti interferir en mi política.
—Puede que tenga o no tenga un motivo superior —admitió Nerein —. Jungkook me pidió que salvara a tu Magistrado. Creo que está enamorado.
—¿Está a salvo? —preguntó Yoongi, sin poder controlar la esperanza en su voz. Jungkook había apelado a Nerein y Yoongi no estaba seguro de cómo se sentía sobre eso, pero...Jungkook estaba a salvo.
—Lo está —dijo Nerein, sonriendo —. Oh, amor joven. Que dulce.
—Yo... —dijo Yoongi —. Asha. Lo siento.
Le había fallado.
Nerein lo ignoró y se giró a Asha. —Ahora, toma una decisión. Te prohíbo que lo asesines.
—Namjoon.
—No, en serio. Yoongi no hizo nada malo. Muy malo, al menos.
—Solo porque funciona a tu favor —soltó Asha, disgustada. —. Bien, ganaste esta vez. Min Yoongi deberá vivir. Párate, Magistrado.
Yoongi se puspo de pie, con el corazón hundido en su estómago. Eso no significaba nada bueno. A veces vivir era peor que la muerte.
Ella estiró un brazo hacia él, con su palma abierta.
—Te despojo de tu título —dijo Asha, con sus dedos apretados en el aire. Un respiro se escapó de Yoongi mientras toda la presión del aire se singularizaba en el costado de su túnica, donde su insignia de oro fue arrancada de la tela azul, yendo directamente a sus manos. El símbolo de su estatus se había ido. —. Te despojo de tu posición —los anillos en sus dedos de desvanecieron y transformaron el polvo, el cual brilló en el aire y fue hacia Asha. Su mirada no perdonaba. —. Y te expulso.
Con todo su cuerpo, empujó. El aire a su alrededor tembló, un impacto de poder puro era visible. Yoongi retrocedió, con su mente corriendo con la desolación de haberlo perdido todo.
—Las cosas serán mejores para ti allí —dijo amablemente Nerein, y esas fueron las últimas palabras que Yoongi escuchó antes de ser tragado por un protal negro tras él.
Yoongi cayó.
La oscuridad envolvía su visión, un velo. Cubría su vista, su capacidad para oler, para escuchar, todos sus sentidos invisibles a la existencia. Era como esto, cayendo a través de una especia de portal infinito, pensó Yoongi; así es cómo Jungkook llegó a Tyrhennia? Fue Jungkook un agente de Nerein todo este tiempo? Yoongi había perdido todo, había sido Magistrado desde que podía recordar. Antes de eso, un agente de Asha. Había tomado numerosas misiones para probar su valor, y todo fue por nada.
Yoongi se preguntó quién sería el nuevo Magistrado.
Se habían establecido procesos para la presupuestación y la gestión, así que solo el aspecto de gobernar requeriría habilidades. Adivinaba que la persona más apropiada sería Kihyun.
Ha. Eso era gracioso. Yoongi esperaba que fuese Kihyun.
Magistrado Kihyun. Magistrado Yoongi. Ambos nombres sonaban bien.
Si esto era su muerte, que así sea. Yoongi había cumplido todo lo que había deseado. La ciudad de Asha prosperó. Tyrhennia estaba a salvo. Jungkook estaba vivo y protegido. Abruptamente, deseó que Jungkook estuviera allí con él. Solo su presencia sería lo suficientemente...confortadora.
Yoongi cayó.
Algo estaba mojado y baboso. Rozaba contra su brazo, y luego su mano, deslizándose entre sus dedos y luego desapareció. Yoongi despertó, golpeándose hacia arriba con algo duro y ojos muy abiertos.
—¡Ow! —exclamó una voz familiar, antes de disminuir en silencio. —Finalmente estás despierto. Yoongi, gracias a Dios.
—¿Jungkook? —preguntó Yoongi y, acertó, era Jungkook. El suelo era...suave. Una especie de alfombra, quizás. Sus manos agarraron el material, pero no era como nada que hubiese tocado antes.
—¿Qué es esto? —preguntó Yoongi, mirando el suelo confundido. El sentimiento solo se profundizó cuando se puso de pie, tambaleándose ligeramente. Jungkook agarró su costado firmemente.
—Es, um. Una alfombra.
Sonido emanaba por la habitación. Nada era familiar. Los colores, los aparatos. Era sobrecogedor para su vista.
—Eso es un, um, ¿un parlante? —Jungkook apuntó a una pequeña cosa de metal emanando el sonido. —Y esa es la televisión.
Yoongi agarró el antebrazo de Jungkook, con sus dedos apretados.
—Esto debe ser una clase de brujería —dijo Yoongi, mirando la pequeña cosa rectangular. Había gente moviéndose dentro de la caja. ¿Estaban atrapados?
—Solo es tecnología, una grabación —dijo gentilmente Jungkook —. Estás en mi mundo ahora. Namjoon te mandó hasta aquí. Yo volví hace dos semanas.
—Yo... —Yoongi se tambaleó de nuevo. La cara de Jungkook se contorsionó en preocupación. —Estás a salvo.
—Lo estoy. Gracias a ti.
—No —Yoongi sacudió su cabeza —. Yo estoy a salvo gracias a ti. Le pediste a Nerein y mi vida fue perdonada.
Yoongi no dijo, ya no soy el Magistrado de Asha.
—No podía dejarte morir —dijo Jungkook, abruptamente feroz —. Hiciste tanto por mí, y.... me gustas. —Te amo.
Yoongi lo miró. Este chico joven, hermoso y notable. Ingenioso y habiloso y atractivo, se dio cuenta Yoongi, soy suyo y él es mío. La habitación giró y Yoongi fue golpeado con otro ataque de vertido.
Dolor pulsaba en su sien. Todo estaba dando vueltas. Yoongi cerró los ojos, inhalando de forma constante para mantenerse de pie.
—No te preocupes —le dijo firmemente Jungkook, con un brazo alrededor del hombro de Yoongi. —Me aseguraré de que estés bien.
Iba a estar bien. Yoongi respiró.
Estaba bien.
Capítulo 15
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V🐯
Biografía de Kim TaeHyung.
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"He aprendido a mirar hacia atrás y apreciar mis tiempos de prueba, ya que también son lo que me hicieron"
                                                                            –V, 2017.12.10
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Datos de TaeHyung
Nombre Real: Kim Tae-Hyung
Cumpleaños: 30 Diciembre, 1995
Signo Zoodical: Capricornio
Lugar de Nacimiento: Daegu
Estatura:178 cm (5’10″)
Peso: 62 kg (137 lbs)
Tipo de sangre: AB
Primeros Años
Kim Tae-Hyung (김태형) mejor conocido por su nombre artístico V (뷔), es un cantante, compositor, actor surcoreano y uno de los vocalistas y bailarines de BTS.
Kim Tae-Hyung nació el 30 de diciembre de 1995 en Daegu, Corea del Sur.
Tiene una hermana, Kim Eon-Jin, y un hermano, Kim Jeong-Gyu, y es el mayor de los tres.
Sus padres realmente lo aman, pero eran granjeros y estaban muy ocupados. Tae-Hyung fue criado por su abuela, por casi la mitad de su vida.
Su abuela se convirtió en la persona más cercana a él, la persona con la que compartía sus sueños, confiaba e incluso se quejaba, hasta que ella tristemente falleció.
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Cuando era niño, siempre pensó que terminaría siendo un granjero. De hecho, ese era su sueño. Vivir como su familia. Al principio, no soñaba con convertirse en otra cosa.
“Solía ​​pensar que sería un granjero desde que crecí en un pueblo. Realmente no tenía amigos que tuvieran visiones para el futuro ".
Aunque creció en el campo y solo podía imaginarse a sí mismo como un granjero, sabía que tenía que estudiar mucho.
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Desde que estaba en el jardín de infantes, Taehyung era un niño muy alegre que a menudo los maestros adoraban. También tenía mucha curiosidad y quería probarlo todo. Le encantaba quedarse en las casas de sus amigos y siempre estaba ansioso por sus campos de entrenamiento de Taekwondo.
Afortunadamente para Tae, muchos niños de su jardín de infantes iban a la misma escuela primaria, por lo que tenía muchos amigos y solían jugar en el parque todos los días hasta el anochecer.
Todo cambió cuando se metió en la música. En algún lugar justo antes de la escuela secundaria, Tae comenzó a insistir a sus padres diciendo: "Cómprenme un MP3, yo también quiero escuchar música", comenzó a descargar música y para el final del sexto grado, había encontrado su pasión. Luego supo que quería ser cantante, sintiendo que esta es la primera vez que tuvo un sueño real.
Cuando su padre le preguntó en qué quería convertirse en el futuro, Taehyung respondió que quería convertirse en cantante. Su padre entonces, muy en serio, le dijo: "Si quieres convertirte en cantante, tienes que aprender a tocar un instrumento". Y así es como comenzó a tocar el saxofón durante 3 años. Incluso ganó el primer lugar en una competencia en toda la provincia del sur de Gyeongsang.
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Renunció al saxofón porque quería concentrarse en bailar. Él dijo: "Como cantante, no puedes ser genial a menos que bailes bien también, ¿verdad?" Quería aprenderlo correctamente y, por lo tanto, ingresó a la escuela secundaria y comenzó en una escuela de baile.
Alrededor de medio año en su primer año de escuela, Big Hit realizó una audición oficial en la que bailó, cantó, rapeó, hizo impresiones y chistes. Estaba seguro de que había fallado e incluso pensó que estaban mintiendo cuando recibió la llamada diciendo que había pasado la audición.
Convertirse en V
En septiembre de su primer año de secundaria, se mudó a Seúl y se transfirió a una escuela secundaria de bellas artes. Cuando entró en el dormitorio RM, Suga, J-Hope y Jungkook ya estaban allí. Como TaeTae no es nada tímido, rápidamente se hizo amigo de todos.
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El mero hecho de que Taehyung hubiera logrado convertirse en aprendiz lo hizo muy feliz y, aunque los chicos no podían vivir una vida normal en la escuela secundaria debido a que sus días estaban llenos de prácticas y estudios, lograron crear muchos buenos recuerdos para sí mismos en el dormitorio y durante la práctica.
Cuando finalmente se decidió que debutarían, la existencia de V se consideró un arma secreta y, por lo tanto, estuvo oculta hasta el final. Esto fue un poco frustrante para Taehyung, ya que no podía decirle a nadie que estaba debutando y cumpliendo su largo sueño de ser cantante, también los demás tendrían horarios y apariciones mientras él se quedaba y descansaba en los dormitorios.
Entonces, por supuesto, cuando la existencia de Tae se hizo oficial, se alegró y pensó: "¡El sueño que he tenido desde sexto grado finalmente se está haciendo realidad!"
Taehyung ha dicho que BTS es el primer y último equipo de su vida.
Dijo que hasta el final, quiere ser cada vez más exitoso con los miembros para que algún día puedan mirar hacia atrás y decir "Mira qué tanto trabajamos para esto".
También dijo que le gustaría algún día intentar actuar si tuviera la oportunidad, pero que primero quiere estudiarlo adecuadamente porque "las cosas a medias no son buenas, ¿verdad?".
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Y el 19 de diciembre de 2016, se lanzó el primer episodio de Hwarang: The Poet Warrior Youth. En esto, Kim Taehyung interpretó el papel de Seok Han-sung, el hwarang más joven del grupo que tiene una personalidad cálida y se lleva bien con todos. No es muy diferente de cómo es en la vida real, ¿verdad?
En múltiples ocaciones Taehyung ha sido seleccionado como “El hombre mas guapo del mundo”, demostrando su gran carisma y presencia, robándose el corazón de todas las personas al rededor del mundo.
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Viniendo de humildes comienzos, Taehyung ha demostrado que nada es imposible y que puedes obtener todo de la nada. Nosotros, ARMY, no podemos esperar para seguirte en tu viaje para presenciar todo lo que lograrás.
¡Fighting, TaeTae!
Curiosidades de V
Nació en Daegu, pero luego se mudó a Geochang, donde pasó su vida hasta que se mudó a Seul.
Sus colores favoritos son el gris y el morado.
Su número favorito es el 10.
Los artículos favoritos de V son: su cámara, ropa, zapatos, accesorios y cualquier cosa única.
Los apodos de V son: TaeTae, Blank Tae (siempre tiene una expresión en blanco) y CGV (ya que sus imágenes son tan perfectas como un personaje de juegos de computadora).
Tiene un párpado simple y uno doble.
Obtuvo su licencia de conducir.
Aprieta los dientes mientras duerme.
No le gusta el café pero le encanta el chocolate caliente.
Su modelo a seguir es su padre.
Taehyung ama la ropa de marca GUCCI.
Tiene la costumbre de coleccionar corbatas.
Ama la música clásica y siempre toca música clásica antes de dormir.
Tiene una mascota llamada Yeontan.
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❤ ¡FELIZ CUMPLEAÑOS A NUESTRO QUERIDO TAETAE! ❤
Pam🦋~        @BangBangtan_Esp
Cr. bangtan online
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kreacciones · 7 years
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Taehyung como novio...
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• Su primer beso sería:
Estarían riendo por alguna tontería en el asiento de algún parque lejano, él contándote algunas anécdotas con tanta expresividad y tú riendo como loca. De repente, los dos se callaron mirándose. Tú, aun con los ojos llorosos y él con su típica sonrisa cuadrada.
De la nada, acortaría el espacio y, sin decir más, con una mano tomaría tu nuca solo para asegurarse que después de besarte no escaparías de él.
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•A veces sentirías que eres como su niñera, pero justamente ese es el encanto de Tae. Su comportamiento y humor se te contagiarían, por lo que ambos disfrutarían de la vida siendo infantiles.
También podrías disfrutar de la hermosa y sincera sonrisa de Tae, las 24/7. Estarían jugando cuando de repente te daría un beso random para luego mostrarte esa hermosa sonrisa.
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• Taehyung sería del tipo de novio que amaría que lo fueras a ver a los ensayos, en los cuales él actuaría más extra de lo que ya es.
También te presentaría a todo el mundo como su novia.
— “Jimin hyung, ella es mi novia ¿a que no es linda?”
— “Suga hyung, mira mira ella es mi novia”.
— “Jungkook-ssi, ven, quiero presentarte a mi novia”.
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• Taehyung es el tipo de novio que ama el skinship (24/7).
Todo el día tendría una mano sobre ti, no puede evitarlo; pero también querrá que tu tengas una mano sobre él. Le gusta dar y recibir amor y atención en exceso.
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•Tae es el tipo de novio que te demostrará lo seria que es su relación comprándote un perrito. Él diría que es su hijo y lo tratarían como si de un bebé humano se tratara.
Además, morirías de ternura al verlo con su “hijo”. ¿Quién no lo haría?
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• Solo dos palabras:
V O Z P R O F U N D A
A pesar de tener la apariencia de un niño inocente, Taehyung sabe lo que provoca su grave voz.
Esta rara pero sensual contradicción la usará en tu contra, si quiere recibir tu atención para que lo mimes, te hablará sensualmente al oído mientras coloca sus grandes manos en tu cadera. Si ambos están de humor, probablemente esta acción los lleve al dormitorio. Si no, se irían al sillón a acurrucarse mientras ven alguna película clásica.
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• ¿Celos? Los únicos celos que Tae tendría es cuando le dedicaras más tiempo a su “hijo” que a él.
— “Dame amor a mi también”
— “Siempre te doy amor, Tae”
— “Pero no me das cariño detrás de las orejas o en la pancita como a Punchi*”
— “¿Estás celoso de Punchi?”
— “Sí, ahora ven aquí y dame amor”
No me juzguen, no se me ocurre otro nombre de perro.
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• Taehyung es del tipo de novio que le gusta hacerte regalos, no importa lo caros que sean, él también quiere consentirte.
Un día llegaría con un bolso Gucci o alguna blusa a juego con alguno de sus conjuntos de la misma marca para usarla como ropa de pareja.
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• ¿Dormir sola? Pues olvídate de eso.
Tae es del tipo de novio que querrá dormir contigo teniéndote lo más cerca a él tanto como fuera posible. No te soltaría en toda la noche, pues le gusta tener algo que agarrar mientras duerme, asi que si te quieres levantar al baño durante la noche, pues buena suerte con ello.
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•Tod@s sabemos lo mucho que Tae ama la fotografía, por lo que en la mayoría sus citas no faltarían las sesiones de fotos semi profesionales. Prácticamente, serías su musa y estarías en la mayoría de las fotos que sacara.
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• Si tienes hermanos o sobrinos pequeños, van a amar a Tae, ya que él sabría cómo jugar con ellos y sería un niño más. La niñera perfecta para ellos y así podría ganarse el corazón de toda tu familia.
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• No sería de los que andan apurados por la vida, pero cuando esté seguro y crea que el momento a llegado, el te llevará a ver a su familia, presentándote como su novia y que si o si va enserio contigo *Suenan campanas de boda en el horizonte*.
Pero para eso va a pasar mucho tiempo.
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• Tendría una foto tuya de fondo de pantalla, de bloqueo y de fondo de WhatsApp, mientras tu tienes fotos de él hasta en el costado de tu computador.
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• Las fotos artísticas que saca te las mostraría primero para saber tu opinión y así saber si el concepto que quiere mostrar es el correcto. Tendrás que aprender de fotografía, ya que para él es un hobbie muy importante y que te esfuerces por ayudarlo y entender sus gustos, hará que te ame aún más.
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• Para Tae lo más importante en cierta manera sería la previa al momento. Tú sentada a horcajadas encima de él, dándole pequeños besos en el cuello y él tratando de tocar con sus manos todo lo que tuviera al alcance. Cuando ya no pudiera más te diría algo así:
— “Me estás volviendo loco”.
— “¿Ah sí?”
— “Si... eres una chica muy pero muy mala... Debería castigarte –mordiéndose el labio.
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En conclusión, sería un novio que te amará mucho y te lo demostrará todos los días. Además, sería una relación sin grandes peleas, pues Tae parece ser del tipo que evita las confrontaciones. Serán felices las 24/7.
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scriptorgi · 7 years
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Inappropriate: BTS Reacción.
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Andas por el dormitorio sólo usando una camisa y ropa interior.
Pedido: Sí. (Gracias!)
Pedidos: Abiertos! :) (One Shots, Escenarios, MTL, HC)
Fue inevitable no convertirlos en escenarios, no puedo hacer reacciones cortas ☹️ Espero que te haya gustado, y pronto haré a los otros miembros!
– Hyung Line.
Jin
Hacía mucho calor. Parecía que ni los pájaros que frecuentaban fuera de la ventana a las mañanas tenían energía suficiente. Miraste a tu novio, y sentiste pena por su rostro bonito y cansado. Te paraste, abriendo las ventanas para que entre más aire, y prendiendo el segundo ventilador. Su aire acondicionado se había roto hace unos meses, entonces lo ignoraste en tu camino al baño para higienizarte. Al salir, aún te sentías dormida, y olvidaste un detalle muy importante. No hiciste caso a tu mente dormida, pensando que te estaba jugando unos trucos, y bajaste despacio las escaleras para hacer el desayuno. Jungkook y Yoongi se encontraban en la sala mirando la tele, y ni siquiera te miraron cuando te saludaron, a lo que respondiste con un “¿Ya desayunaron?” al obtener su no, decidiste agrandar tu desayuno y, ya que estabas, hacerlo para los siete chicos.
En la mitad de preparar las ollas y encender la cocina, los ingredientes puestos sobre la mesa, escuchaste una inhalación bastante profunda. Te diste la vuelta- ya pudiendo abrir mejor los ojos, no sintiéndote como un zombi, y miraste extrañamente a Hoseok, quien intentaba mirar a cualquier lado menos a ti, una sonrisa burlona en sus labios. “¿Hobi? Buenos días-” te detuviste al escuchar la risa que no pudo contener, y entornaste los ojos. “¿Qué? ¿Qué tengo?”
“Creo que la pregunta sería… qué no tienes.”
Ante sus palabras, te diste una revisada bajando tu mirada hacia tu cuerpo. Una remera vieja de Jin, no tenía manchas ni nada. Tus medias estaban intactas, y tu ropa, o mejor dicho, la falta de ella, eran evidentes. Ah. No tenías un short, ni siquiera una pollera- con razón sentías más vientito. Al mismo tiempo que lo notaste tú, alguien más pareció hacerlo, y podías reconocer ese “¡Ya!” donde sea.
Ante el grito, el resto de los chicos entró a la pequeña sala, encontrándose a un Hoseok descostillándose en el piso, a Jin gritando y a ti, sin panties y con un color que podía desafiar al tomate en tu cara. Las reacciones fueron las mismas, burlas y sonrisas de parte de todos- y el usual comentario flirtón de Jimin, “Wow, si supiera lo que me esperaba aquí, hubiese venido a ayudarte” Agarraste la silla, fingiendo que se la ibas a tirar a la cabeza, cuando notaste lo callado que se volvió Jin. Le tomaste la mano, y gritando un “¡Háganse su propio desayuno!” en el oído de los chicos, te llevaste a Jin hacia su habitación compartida, haciéndole caso omiso a las quejas lejanas. El leve sonrojo en las mejillas de Jin te hizo sonreír, cuando ya estaban en el cuarto, y lo abrazaste llamándolo de aquel nombre que tanto le gustaba. “Hey, cambia la cara, ¿sí? Te prometo que no lo hice apropósito.”
Sus ojos marrones llenos de frustración te miraron fijamente, y juraste que no dejarías que se vuelva inseguro. “Jin. Bebé. Mi precioso, ¿por qué haría algo así premeditadamente? Si me das todo lo que quiero y más. No tenía intención de mostrarme a alguien más, en serio. Y, en todo caso, amor, estoy usando tu remera. Llevo en mi cuello tus marcas de ayer, y en mis muslos también. ¿Qué más hace falta, para que sepan que soy irrevocablemente tuya?”
Sonreíste al sentir sus manos de repente en tu trasero. Sabías cómo se ponía cuando estaba celoso, y te encantaba. Parecía que tus palabras no le fueron suficientes, sin embargo, porque se aseguró que los miembros escuchen su nombre alto y claro… No que te quejabas, claro.
Yoongi
Se suponía que tendrían una cita esa noche, pero después de que pasaran las 12:00 a.m., ya no pudiste soportarlo, y te dormiste esperando por él. Yoongi te había mandado un mensaje unos minutos después de que te durmieras, que lo sentía, que sabía que tenía que ser una ocasión especial, y te lo recompensaría. Unos segundos después, mandó un te amo. Cuando despertaste, a tempranas horas de la mañana, todavía estabas en el sofá. Miraste el celular, y quisiste estar enojada, pero aquel último mensaje suavizó el enfado. Te desperezaste, y notaste que los chicos ya estaban aquí, por los zapatos en la puerta, pero no pudiste toparte con los de tu novio.
Sentías un peso en sus hombros. Entendías de dónde provenía Yoongi, y le encantaba su música, cómo ponía todo de sí, cada gota de su cuerpo, cada pedazo de su mente. Gracias a su trabajo duro, podías escuchar su voz cuando quisieras, donde quisieras, si él no estaba ahí. Es por eso que, a pesar de que sea la segunda vez que cancela una cita en la semana, no encontraste en ti fuerza de voluntad como para no buscar sus canciones en el celular, colocarte los auriculares y escuchar su voz intensa, llena de esa pasión que te volvía loca, mientras entrabas a la cocina para servirte de tomar. The Last es una canción sentimental y tranquila, perfecta para cómo te sentías, y sonaba suavemente en tu cabeza, a pesar del alto volumen de tu celular. 
Lentamente, se llenó de chicos somnolientos la cocina, el primero de todos Jimin, quien fue el que te abrigó cuando estabas durmiendo. Hizo caso omiso a tu atuendo, aunque se notara que no tenías un short abajo de la camisa gigante de tu novio no abrió la boca más que para soltar un “tengo hambre”. Tú te diste la vuelta al escuchar unos ruidos, y sonreíste saludando a los chicos. Todos se sentaron en la mesa, y tú sacaste comida que sobraba del día anterior de la heladera, con la ayuda de Taehyung, quien disimuladamente se agachó a tu altura para susurrar un “¿estás bien?” en tu oído. Lo miraste, agradecida por la preocupación, y respondiste “Siempre. Gracias, Tae” sólo te sonrió para después sacarte la bandeja de pizza de las manos y llevar todo él a la mesa. Como todos los chicos te trataban como siempre, con respeto y cariño, te olvidaste que sólo tenías ropa interior -de lencería, para colmo. Estabas sentada, riéndote y olvidando un poco lo de anoche, cuando viste a tu celular vibrar, un mensaje de Yoongi en la pantalla. Estabas por agarrarlo, sin embargo, Jimin lo hizo primero, y comenzó a sacarse fotos con los maknaes y Jin, ignorando el mensaje de su mejor amigo. Rodaste los ojos divertida, y cuando a Namjoon se le acabó el jugo, te paraste para preparar más, sólo que el batidor estaba en uno de los estantes más altos, y con un suspiro, decidiste que fue Jungkook el último en utilizarlo. Te paraste de puntitas para alcanzarlo, haciendo que tu camisa se suba y, sí, estabas usando sólo ropa interior debajo. 
Escuchaste un silbido, y te giraste sorprendida, no esperando que los miembros te digan algo, cuando en cambio, encontraste a tu novio en la puerta de la cocina. Le sonreíste- sí, estabas enojada, pero viste esa sonrisa tan linda, que tanto te gustaba, y Yoongi no llegó a abrir la boca, seguro para decir una guarangada, porque Jimin habló primero: “Hyung, estamos aquí”.
La sonrisa desapareció de la cara de Yoongi al notar a los otros miembros ahí, y tuviste que cubrir tu boca para no soltar una carcajada al cambio tan abrupto del ambiente.
Su expresión era estoica, y esos pequeños ojitos que tanto amabas se paseaban de ti a los chicos, y casi rodaste los ojos ante su reacción exageradamente seria. De repente, habló. “Tú no. No.” Moviéndose hacia ti, alzaste las cejas, esperando a ver qué hacía.
No estabas nada sorprendida cuando se sacó su propia camisa para atarlo a tu cintura, y te alzó en su hombro, sosteniendo su camisa al inicio de tus rodillas para que no se desacomode. “No. Nunca. No hoy, no mañana. Sólo yo.” iba balbuceando en el camino, deteniéndose para agarrar dos pedazos de pizza, mientras tú reías y le guiñabas a los miembros que estaban todos con una sonrisa, una de las manos de tu novio moviéndose hacia tu trasero cuando Jimin te silbó juguetonamente para entrar en sus nervios.
Lo abrazaste sonriendo cuando sentiste su palma por dentro de la camisa.  “Y tú. Tú ya verás, preciosa”
Moonie
Sabías que Namjoon era celoso, de eso no había duda. Las pruebas estaban en por qué terminaron sus relaciones anteriores, y te las aprendiste, cada una de ellas, porque no pensabas cometer el mismo error. Querías con él, sin embargo, hace recién un mes te diste cuenta. Intentaste llegar a él a través de pequeñas cosas, pero a pesar de su alto nivel de I.Q, no parecía cachar ninguna señal que le dabas, y tú no eras famosa por tu paciencia. Aun así, sabías que él quería contigo- se le notaba en la miraba que te regalaba cuando creía que no te dabas cuenta, en la mano que llevaba siempre en tu muslo, ya sea en un restaurante o hablando solos a las altas horas de la madrugada, y en esa sonrisa que parecía, era sólo dedicada a ti. Esos factores te llevaron hacia ahora, 7 de la mañana, donde te levantaste temprano para hacer el desayuno. Los chicos estaban cansados, y era su día libre, así que no se levantarían hasta estar en el borde del almuerzo. Pero tú tenías un as que sabías, sabías que tendría una reacción de Namjoon. Decidiste usar una remera más grande que tu talle, de tu hermano, de una banda de rock antigua, y unas panties negras, haciendo contraste perfecto con tu piel. Provocativo, quizás, pero no ya no podías aguantarte a chicas coqueteando con él, y tú sin poder hacer nada. Tenías que tenerlo y sabías que, mientras puede ser que lo estés manipulando (puede ser, te repetiste. Sólo tal vez) esto era necesario si no querías seguir así, sin hacer nada, hasta estar arrugaditos y sin cabello. Jimin estaba sentado en un banquito de la cocina cuando bajaste, miró tu atuendo y lo cuestionó, como te lo esperabas. Tú sólo reíste, explicándole el plan, y él te miraba con una sonrisa a medida que iba entendiendo. Terminó prometiendo ayudarte, con el plan y el desayuno, y a eso de las 10:30 a.m. cuando terminaron de acomodar la mesa, escuchaste cómo suaves pasos se encontraban bajando la escalera, los de Namjoon uno de ellos.
Jin, Hoseok y Taehyung te saludaron sin importarles cómo estabas vestida, a los que respondiste cordialmente, aunque en tu mente estabas por maldecir, pero Jungkook, Jin, y especialmente Namjoon quedaron quietos unos segundos para observar tu atuendo, o la falta de este. No sonreíste, pero querías malditamente hacerlo. Jin fue el primero en hablar, sonriendo mientras gritaba “Ah, nena, ¡adviérteme la próxima vez! Hay niños aquí.”
Jungkook rio, sabiendo que se refería a él, y contestó “No me molesta para nada, Hyung. Buenos días”. Luego sacó su celular, mientras le sonreías y respondías. Volviéndote a Namjoon, lo saludaste, pero él parecía haber dejado de respirar.
“Hola, Nams” no obtuviste respuesta, así que te arrimaste contra tu mejor amigo para darle un abrazo, escuchando las risas de Jimin y Jungkook de fondo. “Buenos días” toda risa se volvió en ruido blanco, no obstante, cuando la mano que te sostenía la cadera lentamente bajó hacia la mitad de tu nalga, y tu cara se volvió roja en un instante al escuchar unos silbidos de fondo. “¿Qué tiene de bueno este día, si mis mejores amigos llegaron a apreciar tu culo antes que yo?” Te dio la vuelta, y para planificar tanto alborote, te encontrabas tontamente idiotizada. Aún más cuando apretó tu trasero y soltó un suspiro en tu oído. “Pero no te preocupes, yo tomaré la delantera en unos minutos. En serio espero que no tengas hambre” No te sorprendió su voz un tono más bajo, en cambio, te mordiste el labio y sonreíste cuando te cargó llevándote afuera de la cocina, le diste el puño en el aire a Jimin quien hizo lo mismo, e ignoraste miradas juguetonas de los otros miembros cuando notaron que subían las escaleras, el destino claro: la habitación de Namjoon.
Hoseok
Estabas en el regazo de tu novio, riendo mientras lo abrazabas y él te miraba con esos ojos marrones llenos de cariño. Era su día libre, extraño y muy apreciado por él y el resto de los chicos.
Los chicos estaban afuera, y tenían la casa para ustedes solos. Hobi te aseguró de que no llegarían hasta altas horas de la noche, por lo que se encontraban disfrutando de su tiempo a solas, hablando y mimándolo como no hacías hace mucho. Cuando terminaste de contarle una historia entretenida, que te dejó grabada en la mente tu profesor sobre la Antigua Grecia, sólo fue cuestión de segundos para que terminaras besándote con ganas con tu novio. Él amaba tu pasión sobre tus clases, y tú amabas sus labios grandes y esa boca que sólo parecía querer complacer. Cuando comenzó a morderte el cuello, sus manos recorriéndote el cuerpo entero, el calor fue casi insoportable para ti, y por supuesto que él lo notó. Hizo que te pares y te sacó primero el pantalón negro que llevabas, tirándolo hacia la sala, haciendo que te rías y que te cargue en sus brazos. Con tus piernas enrolladas en su cintura, le ofreciste pequeños picos en los labios mientras él sonreía, caminando contigo a punto de llevarlo a la habitación. Pero te bajaste de él, diciéndole que se adelante y prenda el aire mientras tú recogías los pantalones, no queriendo que los chicos entren y encuentren evidencias casi explícitas. Él sonrió, apunto de refutar burlonamente, cuando escuchó sonidos en la puerta y de repente, seis chicos se encontraban callándose las risas al entrar a su dormitorio y analizar la situación.
Hoseok y tú quedaron petrificados, y el primero en decir algo fue Namjoon. “Chicos, ¿quieren que nos vayamos?”
A esto, Jin reaccionó. “No. No, de eso nada. Tú, recoge esos pantalones, y tú, ya hablamos sobre la privacidad, y sobre Jimin, ¿¡qué no ves que le hace mal no estar en pareja, y ustedes aquí, apunto de hacerlo en la sala?! ¿Acaso nadie piensa en Tae? ¿En los niños?”
Todo lo que pudiste hacer es reír con tu novio, yéndose ambos hacia arriba con los gritos de Jin, el llanto falso de Jimin y la risa de los demás chicos como fondo.
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sugarpainjk97-blog · 7 years
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Leт'ѕ ɢo тo New Yorĸ!
     𝒢𝓇𝓊𝓅𝒶𝓁 ; 𝒫𝓇𝒾𝓋𝒶𝒹𝑜┊ 𝟢𝟫𝟢𝟦𝟣𝟩 ▸ 𝟣𝟨:𝟢𝟢 𝓅𝓂        𝒜𝑒𝓇𝑜𝓅𝓊𝑒𝓇𝓉𝑜 𝒹𝑒 𝒫𝓇𝒾𝓂𝑒𝓌𝑜𝑜𝒹. #CWM_VACATION       #CWM_JJeon ; #CWM_RLeone     #CWM_IKobayashi ; #CWM_BKobayashi           #CWM_ESon                                                                                                                                                ⁰⁹⁰⁴¹⁷ ¹²:¹⁵ ᶜᵃˢᵃ ᴷᶤᶜᵏᴴᵉᵃᵈˑ ⁽ᴶᵘᶰᵍᵏᵒᵒᵏ'ˢ ʳᵉᵃᶜᵗᶤᵒᶰ⁾                       ¿Cómo describir el estado en que despertó Jungkook aquel día? Pues solo bastaba con decir que la película "¿qué pasó ayer?" Describía completamente su estado al despertar, estaba pseudo desnudo, envuelto en una sábana. Un brazo rodeaba su cintura, vestía una camisa que por como la sentía no era suya, siquiera sabía con quien estaba compartiendo cama y, con cierto temor volteó a ver, encontrándose gracias a Dios, con Luca a su lado. Suspiró con calma, como si se hubiera quitado un peso de encima, claro que bastó con moverse un poco para que el mundo le diera vueltas y un punzante dolor se situara en su cabeza.— Mierda... —Murmuró frotándose la nuca, intentando calmar el dolor pero era inútil. Bufó un poco molesto y, observó a su alrededor tomando su ropa interior que estaba perdida entre las sábanas de la cama, se la puso y se levantó, estaba todo desordenando en la habitación de su hermano, no quería ni pensar como estaba el resto de la casa, agradecía que la habitación de su hermano tuviera un baño privado pues así pudo lavarse la cara con calma sin temor a ser visto por algún idiota que no supiera golpear antes de abrir una puerta.                       Bastó con ver su reflejo en el espejo para tener pequeños flashback de lo ocurrido en la noche, los jugueteos con Tae, el baile con Ichiro, el tequila compartido con aquel chico que siquiera supo su nombre, entonces se detuvo en una pequeña marca en su clavícula, deslizó la yema de sus dedos por la zona y algo más vino a su mente, algo que no esperaba recordar, Kobayashi no fue solo un baile, un coqueteo y un par de besos.— Mierda que hice, idiota, ahg. —Exclamó dando un golpe en el lavamanos. No podía creer todo lo que había pasado, primero Ichiro y luego sus varios encuentros con Luca porque era mas que obvio lo que había ocurrido sino, pues no tenía explicación para despertar desnudo junto a él. Volvió a mojar su rostro, dejando que el agua fría alejara esos distorsionados recuerdos para luego volver a la cama con su hermano.— Este idiota... —Murmuró, ordenándole los cabellos. Entonces tuvo a la vista su reloj, eran pasado el mediodía y Jungkook tenía un vuelo que tomar en casi cuatro horas.— Mierda, tengo que irme. —Exclamó, levantándose nuevamente pero esta vez iba recogiendo su ropa y poniéndosela cuanto más rápido podía, aunque conservó la camisa de Luca pues su camiseta estaba por demás destrozada. Buscó sobre el escritorio un papel o algo, encontró solo notas adhesivas, tomó un lápiz y escribió un mensaje para Luca...                       ❝ Tuve que irme antes de que despertaras, estaré unos días en casa con papá y mamá. Perdón por no despedirme, anoche fue genial. Te quiero, llámame cuando despiertes.                   — Jungkook❞                                  Dejó la nota pegada a un vaso con agua fría que dejó sobre la mesa de noche, junto a dos pastillas analgésicas que encontró entre las cosas de Luca, tal parecía que su hermano siempre estaba preparado para esas cosas. Antes de irse se inclinó sobre la cama y dejó un par de besos sobre los labios del mayor, recogió las últimas cosas que le quedaban y salió.— Wow —Murmuró sorprendido, bastó salir de la habitación de su hermano para darse cuenta del caos que quedó en la casa después de la bendita fiesta. Caminó entre la basura, pasó por la sala, vio gente aún dormida y uno que otro conocido a los que les hizo gesto con la mano solo como saludo/despedida. Cruzar la puerta fue una tortura, el jodido sol provocó que se le partiera la cabeza, por lo que solo bufó molesto, caminando a paso rápido hasta la casa de su fraternidad para darse una ducha, recoger su maleta e ir a encontrarse con los chicos que llevaría a casa.                       ⁰⁹⁰⁴¹⁷ ¹⁵:⁰⁰ ᴸᵉᵗ'ˢ ᵍᵒ ᵗᵒ ᵃᶤʳᵖᵒʳᵗᵎ                                  Cerca de las dos de la tarde estuvo listo, envió un mensaje a cada uno de quienes lo acompañarían, debían llegar al aeropuerto con tiempo, eso era lo único jodido de irse de vacaciones. El vuelo que tomarían hacia Nueva York salía a las cinco de la tarde, sin embargo, debían estar al menos una hora antes en el aeropuerto por lo que acordaron que las tres era una hora prudente para irse pues el aeropuerto no estaba para nada cerca. Aprovechó el breve tiempo libre que tenía para enviarle un mensaje a su padre, recordándole que debían enviar a alguien por él al aeropuerto y que iba con cuatro amigos más, para que además prepararan las habitaciones para cada uno. Su cabeza aún dolía por lo que su humor no era el mejor de todos. Pidió un taxi para que los llevara al aeropuerto y dio la orden expresa de que los recogieran a las tres de la tarde en el ingreso de la villa universitaria.                       Salió de la casa de su fraternidad con media hora de ventaja, caminando con calma, llevando consigo su bolso de viaje y una maleta mediana. Si bien no llevaba mucha ropa, necesitaba espacio para sus compras, que era uno de los tantos motivos por los que Jungkook iba a Nueva York. Tal parecía que los chicos eran más puntuales que él, pues cuando llegó al lugar de encuentro acordado, Ichiro, Ryan, Bastian y la pequeña Edie estaban ahí. Con el único que no había compartido era Bastian, sin embargo, lo había visto en la fiesta, le parecía simpático. Fingió no recordar lo que había pasado con Ichiro y solo rió por la situación en la que se encontraban todos excepto Edie, quien lucía fresca y descansada a diferencia de ellos que aún cuando vestía con bastante estilo, dependían de lentes de sol para ocultar los rastros que dejaron la fiesta del día anterior.                       El taxi los recogió justo a la hora dispuesta por Jeon, el viaje pasó en calma aunque se aseguró de ir en la ventana pues aún se sentía algo mareado por lo que llevaba la ventana algo abierta, de esa forma el aire frío le ayudaba bastante a calmar las nauseas momentáneas. Llegaron al aeropuerto con el tiempo suficiente para realizar todos los tramites pertinentes y, cuando tuvieron que abordar lo hicieron sin problema. Como había comprado él los tickets, los lugares de cada uno estaban todos uno al lado del otro, claro que en primera clase por lo que tenía espacio, lujos y comodidades innecesarias para un vuelo de solo una hora y media. Desde Washington hasta Nueva York el vuelo era corto, siquiera se pudo acomodar en su lugar para dormir cuando tuvo que abrocharse de vuelta el cinturón de seguridad porque iban a aterrizar. Jungkook se veía adormilado y, cuando estaban esperando las maletas recibió un mensaje de su padre diciendo que estaban esperando por ellos afuera.                      Habían salido a las cinco de la tarde desde primewood, Washington, incluido el papeleo y esperar las maletas de todos casi a las siete y media de la tarde estaban libres de actuar como quisieran en el aeropuerto de Nueva York, aunque claro, iban directo hacia la zona donde uno de los chóferes de la familia de Jeon esperaba para llevarlos a su casa. ¿Qué pasaría en esas vacaciones? Ahora, dejando de lado las casas a las que pertenecían cada uno, sus cargos o reputaciones en la universidad, ¿ocurriría algo interesante? ¿hablarían él e Ichiro sobre lo ocurrido en la fiesta? Ah, Jungkook solo esperaba diversión, tenía altas expectativas de ese viaje y esperaba que fuera divertido para todos.
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