Tumgik
#mami soy tu vaquero mami soy tu vaquero!!!
misteriopd · 3 years
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Un clavel
Un clavel, una flor, una persona, en esencia las 3 cosas son iguales, objetos en un espacio determinado, un sentimiento conecta estos 3 objetos y les otorga un valor, el destino hace que ese valor incremente potencialmente.
El destino me dio la bienvenida a este mundo a través de una mujer, una mujer que amaba los claveles, los rojos para ser más específicos, el destino nos volvió inseparables, momentos inolvidables que pase contigo los llevo tatuados en el alma, un clavel te representa madre mía, el amor que me diste fue infinito que hasta la fecha lo siento, la nostalgia de no tener unos brazos que reconforten lo mucho que los tuyos lo hacían es inmensa, una huella dejaste en la vida de muchas personas es enorme, tanto que después de 3 años aún duele, pero se acepta porque el destino es así, el día de hoy en día de muertos y el día de tu muerte de hoy las gracias por cada experiencia, cada palabra, como abrazo y beso te dejo ir, es tiempo que aprenda a vivir con madurez el futuro y a ser el vaquero chingón que soy para tí,
un clavel llevo en el alma, y un clavel te llevaré el día que me toque estar contigo.
desde mi corazón un clavel te mando para que puedar seguir tu camido en el más allá.
te amo mami, hasta siempre, te amo mucho chaparrita <3
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Amargo
Inglés autor: @imagining-supernatural Traducido por: @kclaire1
Petición anónima: ¡Hola! Me preguntaba si podrías hacer un fic sobre una chica en el instituto a la que le dicen que sus padres han muerto mientras está en clase, y no tiene más familia, así que vive por su cuenta durante un tiempo. Al final Dean aparece y le cuenta que la muerte de sus padres es sobrenatural para que ella le ayude a resolver el caso. Sin embargo Dean se da cuenta de que ella no ha tenido tiempo de llorar la muerte de sus padres así que se preocupa por ella y le ayuda en el proceso del duelo.
Recuento de palabras: 5.319
Advertencias: Se menciona el suicidio.
N/A: Es más bien un DeanxReader. No acabará siendo una serie, aunque es bastante largo. Se sitúa justo después de que Sam se vaya a la universidad. El final no es muy… Dean. Pero lo llaman Fan Ficción por algo, ¿no?
English Version: Bitter
El día que ellos murieron parecía un día cualquiera. Pospusiste la alarma unas siete veces y después te arreglaste para ir corriendo al colegio. Te pusiste a toda prisa la camiseta de tu grupo favorito y unos vaqueros y mientras te pasabas el cepillo por el pelo y te ponías un poco de maquillaje como solías hacer. Después bajaste las escaleras, cogiendo una pop tart y gritándoles a tus padres que tuvieras un buen día mientras salías por la puerta.
Ojalá te hubieras tomado un momento para abrazarles y decirles que les echabas de menos porque unas cuantas horas después estaban muertos.
Pero retrocedamos un poco, porque ese día parecía ir bastante bien. Conseguiste una plaza para aparcar justo al lado de edificio y tu taquilla se abrió al primer intento. Estas pequeñas tonterías te parecían victorias y estabas de buen humor cuando tu amiga Ruby se acercó a ti.
“¿Has oído que hay una nueva familia viviendo aquí? ¿Los Foremans?” Ruby preguntó recolocándose la bandolera sobre el hombro
“Sí. Mi padre les ayudó con una problema en las tuberías cuando acabaron la mudanza anoche. Aparentemente su casa es superbonita por dentro. Como de lujo, tanto como para salir en la portada de Las Mejores Casas.” Cogiste todo lo que necesitabas y de tu taquilla y la cerraste. Ruby y tú comenzasteis a caminar juntas hacia vuestra primera clase. “Dijo que probablemente eran más ricos que toda la ciudad junta.”
“Me pregunto si tendrán algún hijo guapo de nuestra edad. No me importaría comer chocolate de buena calidad durante el día de San Valentín. Vamos, que no tienen ni siquiera que ser guapos. El dinero compensa la falta de atractivo.”
Te reíste. “No creo que tengan hijos de nuestra edad. Papá dijo que había algunas fotos y que parecía que tenían hijos, pero serían de unos veinte o treinta.” Chocaste tu hombro con el de Ruby y sonreíste. “Le pregunté sólo para informarte. Tendré que encontrarte a tu sugar daddy o a tu sugar mami en algún momento.”
“Ya te digo,” asintió con seriedad. Y después se echó a reír. “Y te encontraremos a ti un buenorro caliente también, no te preocupes.”
“¿Un buenorro caliente?, ¿en serio Rubes?”
“¿Qué? Suena muy bien.”
“Gollum seguro que también pensaba que sonaba muy bien y mira dónde está,” apuntaste.
“En un libro. Un libro de ficción.” Ruby dijo impávida.
Te encogiste de hombros. “Lo que sea. Sé que puedes conseguir algo mejor que un buenorro caliente.”
“Me gusta.” Se defendió.
“Vale. Te lo puedes quedar. De hecho,” sonreíste y sacaste tu teléfono. “Estoy cambiando tu nombre ahora mismo.”
Se rió sin darle ninguna importancia. Eso era lo que te gustaba de Ruby. No le importaba una mierda lo que el resto de la gente pensara de ella. Hacía lo que quería. “Asegúrate de poner el emoticono de los músculos y el de los corazoncitos en los ojos al lado.”
“Hecho.” Lo tecleaste rápidamente y lo guardaste en su contacto. Sonó la campana así que os apresurasteis a entrar en clase y sentaros. Mientras esperabais a que empezara la clase, Ruby te puso al día sobre las teorías conspiracioncitas que había descubierto la pasada noche. Estaba obsesionada con las teorías conspiracionistas. No era que se las creyera, sólo le encantaba la creatividad y la paranoia que llevaban consigo. Era como esa gente que se obsesionaba con los asesinos en serie, pero con Ruby eran las teorías conspiracionistas.
Seguiste de buen humor incluso cuando el señor Milligan comenzó a aburriros con el Watergate. Fingías escucharle pero lo que hacías en realidad era llevar la cuenta de las veces que se le caía el borrador o tropezaba con sus propios pies. Era el profesor mas patoso que habías conocido. Agradecías tenerle de profesor en tu último semestre de instituto porque al menos así estabas entretenida mientras estabas en clase. El último año te estaba pateando el culo.
“T/N T/A,  a la oficina principal,” la voz de la secretaria sonaba por el altavoz despertando a la mitad de la clase. “T/N, ven a la oficina principal con los libros.”
Ruby se inclinó hacia delante. “¿Qué has hecho esta vez?”
Le guiñaste un ojo y lo metiste todo en tu bandolera. “Cuánto menos sepas, mejor.”
Salir de clase antes te hacía sentir como si estuvieras en la alfombra roja. Todo el mundo te miraba con envidia según caminabas hacia la libertad y casi sentías la necesidad de saludarles y lanzarles unos besos. Cualquier cosa que te sacara de clase te parecía bien.
Pero cuando llegaste a la oficina y viste a los dos policías mirándote tristemente, cambiaste de opinión.
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Alguien llamó a la puerta y consideraste seriamente ignorarlo. Habías terminado tus deberes y querías ver Netfilx unas cuantas horas a solas. En las dos semanas que habían pasado desde que tus padres habían sido asesinados (la policía dijo que había sido un suicidio pactado pero tú sabías que tus padres no se habían suicidado) parecía que cada persona que vivía en la cuidad había pasado a ofrecerte sus condolencias. Si tenías que sentarte allí y ver como una persona más te tendía una cazuela con comida mientras intentabas no llorar, acabarías por suicidarte tú. Parecía que todo el mundo pensaba que una guiso de pollo y judías verdes lo iba a arreglar todo.
El toque en la puerta sonó de nuevo, con más insistencia esta vez y tú gruñiste, levantándote del sofá. Abriste la puerta de golpe. “¿Qué?”
“¿T/N?” dijo un hombre.
“¿SÍ?” respondiste bruscamente. En otra vida, hubieras tratado de flirtear con ese hombre tan, tan atractivo. Pero tu habilidad para relacionarte con la gente había caído en picado en las últimas semanas y te diste cuenta además que no te importaba.
“Soy Dean Winchester. Era amigo de tu padre.”
“Déjame adivinar.” Dijiste en tono sarcástico. “Piensas que es una pena que muriera como lo hizo y que no se lo merecía. Y yo soy muy joven para haber perdido a mis dos padres.”
Dean abrió de golpe sus ojos de color jade y luego los entrecerró ante tu amargura.
Cruzaste los brazos. “Mira, ya lo he oído antes. Y estoy segura de que lo escucharé de nuevo. Si realmente eras amigo suyo, entonces lamento tu perdida también. Pero no intentes despedirte de él a través de mi.”
Diste un paso atrás para entrar en casa y comenzaste a cerrar la puerta, pero Dean estiró la mano hacia delante para detenerte. “Vale, vale, vale. Para un momento, cielo.”
“¿O qué?” le retaste irritada por el mote cariñoso. “Mira, acabo de perder a mis padres y no estoy de humor para reminiscencias o lo que sea que estés buscando. Si quieres algo, mejor te das la vuelta y te vas alejando. Si quieres ayudar, entonces encuentra al hijo de puta que le ha hecho esto a mi familia. En cualquier caso, esta conversación se acaba ahora mismo.”
“¿Crees que algo les ha asesinado? Todo el mundo piensa que ha sido un doble suicidio.”
“Bueno, nade me cree,“ diste un paso más y lentamente cerraste la puerta un poco más. “Así que, gracias por pasarte por aquí pero—“
Dean dio un paso hacia delante hasta poner su pie en el marco de la puerta. Si querías cerrar la puerta, tendrías que cerrarla de un portazo contra su pie y aún no estabas lo suficientemente enfadada. “Yo te creo T/N. Y yo estoy tratando de averiguar quien los ha matado, pero necesito tu ayuda.”
“¿Tú me crees?” entrecerraste los ojos mirándole. “¿Por qué ibas tú a estar buscando a sus asesinos? Eres un Investigador Privado o del FBI o algo así?”
Dean inclinó ligeramente la cabeza. “Algo así. Tengo que hacerte unas cuantas preguntas.”
Aun así no le dejaste entrar. “Eres demasiado joven para ser del FBI. ¿Cuántos tienes, veintidós? ¿Veintitrés?”
“Empecé pronto.”
“Lo que tú digas,” abriste la puerta un poco mas dándole permiso para entrar. Caminó delante de ti, inspeccionando el cuarto de estar mientras entraba. Te quedaste detrás, mirándole deambular con sus piernas arqueadas que encontrabas extrañamente atractivas. “¿Estás buscando algo?”
Giró la cabeza hacia ti. “¿No es en esta casa donde tus padres fueron asesinados?” asentiste. “¿Y tú vives aquí sola?”
“Tengo dieciocho y preferiría no mudarme a Arizona que es donde la mejor amiga de mi madre vive. Estas son mis últimas semanas de instituto y no quiero tener que mudarme de nuevo.”
“¿Y no te asusta? ¿estar aquí?” El hizo un gesto envolviendo el resto de la casa.
“No sé cómo mi respuesta te va a ayudar a encontrar al asesino.”
Dean se encogió de hombros y caminó hasta acercarse a ti. “Es sólo que pensaba que estar sola aquí daría un poco de miedo. Ruidos extraños, luces que fluctúan… no mucha gente querría estar en la casa en la que se había cometido un asesinato.”
Sus palabras sacaron un recuerdo a la luz y le miraste con una nueva perspectiva. “No les mató un fantasma, si es lo que estás pensando.”
“Espera. ¿Qué sabes tú de fantasmas?”
“Un poltergeist encantó nuestra casa cuando nos vinimos a vivir aquí. Yo tenía ocho años. Un tío llamado Rufus, como la rata desnuda de “Kim Possible”, vino a librarnos de él, pero no antes de que matara a mi hermanito. Créeme, sé lo que los fantasmas pueden hacer, y esto no era un fantasma.”
Mientras Dean digería esta nueva información tu esperaste su reacción. Si él era como Rufus, entonces la razón por la que él estaba allí era porque algo sobrenatural estaba pasando. Si era verdad que algún monstruo había matado a tus padres, entonces Dean probablemente lo mataría y tú tendrías tu venganza. Por eso era por lo que él te había creído cuando le dijiste  que habían sido asesinados.
“Sólo porque no sea un fantasma no quiere decir que no sea un monstruo.” señaló Dean.
Hiciste girar los ojos. Hasta ahí habías llegado tú sola. No necesitabas que él te lo hiciera ver. “Vale. ¿Cómo lo averiguamos?”
“Yo te hago unas preguntas y tú te quedas aquí. Nosotros no vamos a hacer nada.” Dean hizo un gesto señalándoos a los dos, sacudiendo la cabeza.
Te cruzaste de brazos y levantaste la barbilla. “¿Por qué? ¿No crees que pueda con ello? ¿Es  porque soy una chica o porque soy joven? Porque no soy mucho más joven que tú y no tienes pinta de ser un misógino.”
Dean parecía ligeramente desconcertado por tu hostilidad. “Llevo años haciendo esto. No voy a poner tu vida en peligro—”
“Tú no estás poniendo en peligro mi vida. Yo lo estoy haciendo. Y si tú no me ayudas, empezaré a investigar por mi cuenta. Yo sola.”
“Mira, T/N. Esto no es un capitulo Scooby Doo en el que encontramos al monstruo y todo el mundo sobrevive al final. Esto es la vida real y es peligrosa.”
De nuevo giraste los ojos. “Eso ya lo sé Dean. He tenido un poltergeist viviendo en mi casa durante dos semanas. He perdido a mi hermano pequeño. He perdido a mis padres. Ya sé que es peligroso y que podemos salir heridos. Pero sea lo que sea está ahí fuera y ha matado a mis padres y no me voy a quedar sentada si puedo hacer algo. Así que te guste o no, voy a ayudarte o voy a hacerlo por mi cuenta. Tal y como yo lo veo, si te quieres asegurar de que no acabo muerta, tendrás que dejarme ayudarte.”
Dean no había dejado de mirarte a la cara mientras juzgaba si eras sincera y estabas determinada a hacerlo. Finalmente suspiró y se pasó una mano por la cara con un gesto de frustración. “Me voy a arrepentir tanto de esto.”
Casi sonreíste ante tu pequeña victoria, pero no pudiste lograr que la sonrisa de dibujara en tus labios. “Genial. ¿Por dónde empezamos?”
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“¿Un espectro? ¿cómo en esa película de los ochenta?” preguntaste, mirando la pantalla del ordenador por encima del hombro de Dean.
Te miró y parecía impresionado por tu referencia ochentera. “No del todo. Los espectros parecen humanos y sólo puedes ver su forma real si se reflejan. Se parecen a zombies de Hollywood. Y se alimentan usando un pincho que les sale de la muñeca y hacen que las muertes parezcan suicidios.”
“¿De qué se alimentan?” te inclinaste un poco más hacia delante para leer lo que ponía en la página web que Dean había abierto.
“Fluido cerebral.”
“Así que básicamente son zombies vestidos como humanos.”
“Excepto que pueden causar alucinaciones. Pueden manipular algo en la química de tu cerebro y confundirlo.” Dean se giró para mirarte y te echaste hacía atrás cuando te diste cuenta de lo cerca que tu rostro estaba del suyo. No tenías tiempo para cuelgues tontos. Tenías que vengar la muerte de tus padres. Dean se rió ante tu reacción pero no comento nada. “¿Tuvieron tus padres alguna alucinación o dijeron algo raro los días anteriores a su muerte?”
“Eh,” pensaste en los días anteriores. “¿No? Parecían bastante normales. Bueno, mi padre quería comprarse esa silla reclinable tan elegante que vio en la casa de los Foreman la noche anterior. Ni siquiera usaba la que teníamos así que no le di mucha importancia. Pero eso fue lo más raro.”
“¿Y tu madre?”
Sacudiste la cabeza. “No.”
Dean y tu pasaste las siguientes horas buscando información pero no encontrasteis nada. No sabías dónde estaba el espectro. No sabías quién era el espectro. Lo único que sabías es que estabais buscando un espectro.
Tu teléfono empezó a sonar pero lo ignoraste. No tenías ganas de lidiar con nadie en ese momento, a parte de Dean. Dean le echó un vistazo a la pantalla y levantó las cejas.  “¿Buenorro caliente?”
Te pusiste colorada y alejaste el teléfono de su vista. “Es sólo una amiga,” murmuraste maldiciendo mentalmente el momento en que le dejaste cambiarlo y el contagioso me-importa-una-mierda de Ruby. Contestaste mientras te alejabas de Dean “Hola Ruby”
“T/N, ¿cómo estás?”
Su preocupación te dio ganas de vomitar lo que probablemente no era la mejor forma de portarte con tu mejor amiga. “Estoy bien.”
“Bien. ¿Quieres pasarte por casa esta noche? Haremos un maratón de Harry Potter y crearemos nuevas recetas de Gominolas.”
“Lo siento, no puedo. Uno de los amigos de mi padre de fuera de la ciudad se ha pasado por aquí así que tengo que ser una buena anfitriona. Pero gracias.” Tener una excusa de verdad te ayudaba a no sentirte culpable por evitarla. Ruby tenía buenas intenciones, lo sabías. Pero caminaba sobre cristales a tu alrededor y te estaba volviendo loca.”
“Sin problema. Hablamos luego entonces.”
“Claro. Nos vemos.” Colgaste y cogiste aliento, luchando contra las emociones que parecían estar apareciendo de repente. No tenías tiempo para sentirte triste.
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“Dean,” le siseaste al teléfono. “Está aquí. Está en el colegio.”
“¿En serio? ¿Quién es?”
Bajaste la voz un poco más, sabiendo que el baño tenía tanto eco como una caverna. “Es la nueva familia, el tío que contrato a mi padre para arreglarle las tuberías. Es un psiquiatra y ha venido a visitar el colegio y he visto su reflejo en el espejo. Tienes que venir ahora mismo.”
“Estoy de camino.” Escuchaste el sonido del motor arrancando e intentaste relajarte. “Eh, T/N, ha sido buena idea que fueras al colegio hoy, ¿eh?”
“Que te jodan, Dean.” Habíais tenido una discusión esa mañana. Tu querías saltarte las clases pero Dean por alguna razón estaba decidido a que fueras. Estabas convencida de que era sólo para alejarte del peligro pero era molesto de cualquier manera. ¿A penas te conocía y ya te estaba dando ordenes? Qué gilipollas.
¿Por qué demonios te sentías atraída por él?
“Oh, cariño, no tienes más que pedírmelo.”
“Ya quisieras, Winchester.” Miraste la hora en el teléfono. “Tengo que volver a clase. Esta en la habitación 306 ahora mismo. Date prisa.”
Colgaste y caminaste de vuelta a clase tratando de actuar con normalidad. La cosa era que no se te hacía demasiado difícil fingir que no estaba pasando nada raro. Parecía como si realmente fuera un día como otro cualquiera. Cazando monstruos, matándolos.  Encajabas ahí.
Echaste un vistazo a la clase cuando pasabas por delante, pero no pudiste ver al Sr. Foreman. Te giraste hacia el estudiante que estaba más cerca. “¿Dónde ha ido el Sr. Foreman?”
“Se ha ido a llevar a Ruby a casa,” respondió Garth, “No se encontraba bien.”
“¿Qué?” se te aceleró el corazón. “¿Por qué se la ha llevado a casa? La enfermera está justo al final del pasillo y él no es su padre ni su guardián legal.”
Garth levantó las cejas pero no te quedaste allí para esperar a que añadiera algo más. Corriste a la ventana justo a tiempo para ver a Ruby subirse a uno de esos coches deportivos tan elegantes y al Sr. Foreman alejarse conduciendo. Saliste corriendo de la habitación y recorriste el pasillo mientras tus zancadas hacían eco en las taquillas de metal. Te precipitaste fuera del edificio justo cuando el Impala negro de Dean entraba. No le diste ni siquiera la oportunidad de aparcar, abriste la puerta del acompañante y saltaste dentro.
“Se ha llevado a Ruby. Se han ido por allí.”
“¿Qué?” incluso mientras preguntaba pisó el acelerador y salió del parking.
“Garth dice que Ruby no se sentía bien y que Mr. Foreman se la ha llevado a casa, pero eso no hubiera funcionado si él no estuviera haciendo eso de crear alucinaciones que tú dijiste que los espectros pueden hacer. ¡Allí!” Señalaste la  parte de atrás del elegante coche rojo que estaba conduciendo el espectro. “Y Ruby se sentía estupendamente esta mañana, así que no sé que habrá pasado.”
“He llamado a mi padre y dice que la mayoría de os espectros merodean por instituciones mentales porque es más fácil jugar con la mente de las personas allí. Me imagino que no tiene muchas opciones así que ha tenido que buscarse una victima.”
“Ruby no,” dijiste con resolución. “De ninguna manera voy a permitir que muera por mi culpa.”
“Hala, T/N. Esto no es culpa tuya.”
“Ruby sí. No sé por qué fue a por mis padres, pero está yendo a por Ruby porque lo sabe. Sabe que estoy trabajando contigo. Ella tiene un carácter muy fuerte, más que ninguna persona que yo haya conocido. En esa habitación había al menos una docena de personas más fáciles de romper.”
Dean dio otro giro a máxima velocidad mandándote de golpe contra la puerta.
“Creo que van hacia su casa,” dijiste repasando el mapa mental de la ciudad.
“Probablemente sea una trampa si estas en lo cierto sobre Ruby,”
“Entonces no iremos por delante. Hay un bosque en la parte este y norte, a los lados de la casa. Podemos subir a un árbol y dejarnos caer pasando la verja.” 
Dean te miró de  medio lado “¿Habías hecho esto antes?”
“Sí,” te encogiste de hombros. “Gira a la izquierda en la siguiente y luego recto unos cuatro km hasta que veamos el primer camino de tierra a la derecha.” Dean hizo lo que le decías y seguiste con tu explicación. “La mayoría de las casas de las afueras de la ciudad son así. Me he colado dentro y he salido de un montón de casas en un momento u otro para ir a fiestas y ese tipo de cosas. Así que, ¿cómo matamos a esa cosa?”
“Plata.”
“¿Plata? ¿Dónde demonios vamos a encontrar plata?” tus padres ni siquiera tenían plata de verdad.
“Tengo algunos cuchillos en el maletero.” Dean giró en el camino de tierra y te agarraste esta vez para no salir volando contra él.
“Oh, claro, Por supuesto que tienes.”
Te miró con media sonrisa. “Es mi trabajo.”
“Perfecto. Aparca justo aquí. Tenemos que caminar como unos doscientos metros.”
Dean aparcó y salisteis. Esperaste mientras abría la puerta del maletero y la caja negra y grande que había dentro. Cuando abrió la otra te quedaste sin aliento al ver el pequeño arsenal que guardaba. “Ya te lo he dicho, es mi trabajo.”
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Dean y tú lograsteis pasar la verja y entrar en la casa sin que os detectaran.
O eso pensabas tú.
Tan pronto como pasasteis por la puerta de atrás una mano apareció en el pasillo y te agarró del hombro alejándote de Dean.
“Vaya, ¿no es esta Y/N?” siseó Mr. Foreman. “No se supone que tienes que estar en clase.”
“¿Dónde está Ruby?” gruñiste, ignorando por completo el agudo pinchazo de su agujón detrás de tu oído. Dean os apuntó con una pistola y trataste de pensar en una forma de sacar el pequeño cuchillo de plata que tenías escondido en el bolsillo por si perdías el otro, el que tenías cuando Mr. Foreman te agarró. Llevabas menos de tres minutos en tu primera caza y ya habías perdido tu arma. Genial.
“Marinándose.”
“¿Qué demonios significa eso?”
“Dean,” Mr. Foreman sacudió la cabeza y chasqueó la lengua mientras cambiaba de objetivo. “Deberías saber que las pistolas no funcionan conmigo.”
“Balas de plata.” Dean apretó la mandíbula mientras separaba los pies para mejorar la estabilidad.
“¿Qué demonios has querido decir con marinándose?” Moviste tu mano un centímetro hacia el bolsillo pero en seguida te sobrecogió una nauseabunda sensación de vértigo.
“Yo no lo intentaría si fuera tu.” Te advirtió el espectro amenazadoramente. Te quitó el cuchillo con una mano enguantada y lo pateó lejos. “Tu amiga está totalmente a salvo ahora mismo. Es sólo que piensa que se está volviendo loca. Sabe mejor así. ¿Te gustaría verla?”
“Cabrón enfermo,” murmuraste entre dientes, intentando que el vértigo no te hiciera vomitar.
Parecía que estabais estancados. Dean no podía acceder al espectro contigo en medio y tú no podías hacer nada, y Mr. Foreman te necesitaba a ti delante para garantizar su seguridad. Clavaste los ojos en Dean, tratando de planear algo cuando una voz débil te distrajo.
“¿T/N?¿Eres tú?”
“¿Jack?” cogiste aire, tratando de mirar de donde venía la voz de tu hermano pequeño. Sabías que estaba muerto. Llevaba muerto diez años. Pero en ese momento lo olvidaste por completo. El estaba allí. Jack estaba allí y estaba vivo. “Jack, ¿Dónde estás?”
Dean cambió el peso de un pie a otro, pero mantuvo los ojos fijos en ti. “T/N, no hay nadie ahí.”
“¡Es Jack! Dean, ¡está vivo!” desde detrás de Dean, un niño pequeño de unos tres años salió tambaleándose de la habitación y Mr. Foreman aflojó el brazo lo suficiente para que tú pudieras soltarte y correr hacia tu hermano. Dean te gritó y hubo un alboroto detrás de ti pero tu sólo podías mirar a tu hermano. Tan pronto como le alcanzaste se desmaterializó en el aire. Te quedaste mirando el punto en el que había desaparecido durante un segundo antes de girarte. “¿Dónde se h—oh, Dios”
A Dean le estaban apuntando con su propia pistola y Mr. Foreman había pateado todos los cuchillos de Dean junto con los tuyos. La boca se te llenó de un sabor amargo al darte cuenta de lo que había pasado.
“No era real, ¿verdad? Sólo era una distracción.”
El espectro sacudió la cabeza y se te rompió el corazón. Jack parecía tan real. “Tus padres no lo pillaron tan pronto.”
“¿Les hiciste esto a mis padres?” gritaste. Empezaste a mover los pies acercándote a él sin más plan que el de matarle pero él quitó el seguro del arma y un vistazo a Dean logró detenerte. No podías hacer nada sin ponerle en peligro.
“Me pasé toda la noche con ellos. Es más divertido cuando puedes jugar con dos personas a la vez.”
“¿Así es como te diviertes?” Dean le preguntó con un gruñido, enfadado. ”¿Haciendo a la gente creer que están locos? Estás más enfermo de lo que pensaba.”
Oíste la voz de tu madre llamándote y temblaste, casi te volviste a mirar detrás de ti pero te las apañaste para contenerte. “No es real. Tú la mataste. Está muerta.”
Mr. Foreman sonrió. “Y todos decían que Ruby era la más lista de las dos. Ella entró al juego en cuanto la toque el hombro. Con tus padres fue fácil también. Y mucho más divertido. Hacerles creer que tú estabas en tu habitación, gritando toda  la noche. Haciendo que el pequeño Jack aporreara su puerta, llorando para que le dejaran entrar.”
“Hijo de puta” gritaste.
“Puede ser. Después de todo, yo maté a mi propia madre. Ella era un puta de verdad. Pero la tuya no lo era. ¿Es por eso por lo que aún estás atrapada en la negación? Dos semanas más tarde y aún no has pasado por el duelo.” Chasqueó la lengua. “Deberías saber que así nunca serás capaz de seguir adelante. Tu querida madre hubiera querido que siguieras adelante.”
“Eso ya no importará cuando estés muerto.” Te tragaste el picor que las lágrimas te provocaban detrás de los ojos.
“¿Es así como te sientes tú también, Dean?” Mr  Foreman preguntó de forma casual, como si esto fuera una sesión en su oficina y estuviera tratando de entenderte. “En cuanto tu padre y tú encontréis la cosa que mató a vuestra madre podréis continuar con vuestras vidas? ¿Por qué no haces como Sammy y abandonas ahora? ¿Vas a la universidad y vives una vida normal?”
Por un breve momento creíste ver un movimiento detrás de Morgan. Foreman, pero después el mundo se movió muy deprisa y te empujaron contra una pared, mientras tratabas de permanecer de pie. Escuchaste a alguien gritar, pero todo se estaba volviendo borroso y los ruidos cada vez más distantes. Había un nudo de cuerpos enlazados junto a ti, y justo antes de que tu mundo se oscureciera del todo lograste enfocar.
Sacudiste la cabeza para aclararla y miraste alrededor. Ruby tenía en la mano uno de los cuchillos de plata y parecía un cachorro asustado. Dean estaba arrodillado sobre el cuerpo del espectro que tenía otro cuchillo clavado hasta el fondo en el pecho. Por la herida salía un poco de humo y les miraste boquiabierta. “¿Qué ha pasado?”
“Y-y-yo,” Ruby hizo una pausa para tomar aliento. “Escuché voces, gente hablando y salí y…” Miró hacia donde estaba el cuerpo, horrorizada.
“Le hizo un rasguño. Lo distrajo lo suficiente para que yo pudiera matarle.” Dean le sonrió a Ruby, tratando de calmarla. “Buen trabajo, niña.”
“Gr-gracias- ¿a quién estás llamando niña?” exigió saber llevándole las manos a las caderas.
Ah, sí. Hay estaba. Ruby había vuelto. Ella estaba bien y el espectro estaba muerto. Todo había salido bien.
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“¿Quién es Sam?” preguntaste una vez hubisteis dejado a Ruby en su casa.
“Mi hermano. Tiene más o menos tu edad,” te miró un momento con los ojos en dos rendijas antes de volver la vista a la carretera. “Dejó esta vida para ir a la universidad.”
“¿Y dónde está?” ahora que estaba segura de que tus padres habían sido asesinados y de que la cosa que los había matado estaba muerta, no sabías que iba a ser de ti, y cualquier distracción te venía bien.
“En Stanford. Preparándose para estudiar derecho.” Había un toque de melancolía mezclada con orgullo en su voz y le miraste inquisitivamente, esperando a que se explicara. “Mi familia ha pasado por muchas cosas. Y Sam simplemente decidió irse. Nuestro padre está bastante enfadado con él.”
Le querías preguntar por su madre, pero no querías ser curiosa. Probablemente se iría pronto, y no había ninguna razón por la que quisiera contarle algo tan personal a una completa extraña.
Dean se aclaró la garganta. “Sabes, yo también perdí a mi madre. Sé lo que una pérdida así puede hacerte.”
Incluso aunque querías saberlo, tenías tus sospechas de por qué te estaba dando esa información. ¿A dónde quería ir a parar con esto? Aparcó en tu casa y apagó el coche pero no se movió. Tú simplemente esperaste.
“Cuando tenía cinto años, mi madre murió en una casa en llamas. Pero algo había causado ese fuego. Mi padre me contó que ella estaba en el techo y que el fuego salía de ella. Hemos estado buscando la cosa que mató la mató desde entonces.”
“Lo… ¿siento?” aún no estabas segura de por qué te estaba contando esto.
Se volvió para mirarte, apoyando el brazo en el respaldo del asiento. Sus ojos verdes se clavaron en los tuyos. “He visto gente buena acabar destrozada cuando morían las personas a las que amaban.”
Giraste los ojos, ahora lo entendías. “Vale, yo estoy bien.”
Dean puso la mano en tu brazo cuando te giraste para abrir la puerta del coche. “No, no lo estás. Y está bien admitirlo.”
Las lágrimas te picaban en los ojos, pero las convertiste en rabia en lugar de sucumbir a ellas. “No, ¡no está bien! He perdido a mis padres, he perdido a mi hermano. Estoy sola Dean. Tú tienes a tu hermano y a tu padre, ¡pero yo no tengo a nadie! Sólo me tengo a mi misma ahora y no puedo perder el tiempo sintiendo pena por mi misma. Tengo que seguir adelante.”
Dean alzó el brazo para limpiarte algo en la mejilla. Cuando retiró la mano te diste cuenta de que estaba húmeda. Te limpiaste las  mejillas que estaban llenas de lagrimas. Era como si las puertas de la presa se hubieran abierto y de repente no podías parar de llorar. Dean te atrajo entre sus brazos mientras tu cuerpo se sacudía liberando dos semanas de lágrimas contenidas. Le dejaste confortarte, agarrándote a su cazadora de cuero como si fuera un salvavidas.
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“¿Vampiros?”
 “No, pero los hombres lobos sí que son reales. Duros de roer.”
Dean y tú estabais sentados en tu sofá bebiendo cerveza que había traído antes y hablando del mundo de lo sobrenatural. Se había quedado unos cuantos días después de que matarais al espectro diciendo que necesitaba unas vacaciones. Pero tú te dabas cuenta de que se quedaba sólo para asegurarse de que estabas bien y no entendías por qué. Aunque no te importaba. Estaba bien tenerle allí.
“¿Cómo es que los hombres lobo son reales y los vampiros no?”
Dean se encogió de hombros y se acabó la cerveza, mientras ponía la botella vacía sobre la mesita, tiró de tus piernas para ponerlas en su regazo. “Sabes, si de verdad quieres aprender estas cosas, deberías lanzarte a la carretera conmigo.”
Casi te atragantaste con el último trago de la cerveza. “¿Qué?”
“Sí, no eres del todo mala. Y con un poco de entrenamiento serías una excelente cazadora. La forma en la que te enfrentaste al espectro. Lo harías bien.” Dean observó tu reacción con los ojos brillantes, disfrutando de verte con la guardia baja.
“¿No tendría-no tendría tu padre algo que decir?”
Se encogió de hombros de nuevo. “Nuestro trabajo es asegurarnos de que la gente esté a salvo. Tengo la sensación de que no vas a ser capaz de dejar esto de lado, así que, que mejor forma de asegurarme de que estas a salvo que tenerte cerca?”
“Yo-vaya,” tú habías estado planeando aprender a cazar, pero no esperabas que Dean te ofreciera un puesto a su lado.
“No estoy segura de que tu padre lo vaya a entender así.”
Dean sonrió y se deslizó para estar más cerca. “A lo mejor es un poco forzado, pero tengo más razones para querer que vengas conmigo.”
Deslizó su brazo del respaldo del sofá hacia tus hombros y se te aceleró el corazón al tenerle tan cerca. Tu voz era casi un susurro. “¿Y cuáles podrían ser esas razones?”
Dean se inclinó hacia ti, besándote suavemente. “Razones puramente egoístas.”
Sonreíste y le besaste con más fuerza. Te abrazó, reteniéndote contra su pecho. Te levantaste para poder sentarte a horcajadas sobre su regazo. Jadeando te echaste hacia atrás. “Aún no estoy segura de que deba irme contigo.”
“Estoy seguro de que puedo convencerte,” Dean gruñó. Con una sonrisa diabólica, se dedicó a hacerte cambiar de opinión.
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bunnuela · 1 month
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him ・°˖✧🐊✧˖°.
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