Tumgik
#para qué mentir cuándo puedo ser honesta?
mearpsdyke · 2 years
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yo sé que ustedes deben pensar que soy semejante trola porque cada 2x3 me quiero levantar a una mina distinta, y la verdad que sí chicos no les voy a mentir.
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A veces quiero dejar de pensar en tí, olvidarte rápido, porque no vales la pena, y cuándo estoy a punto de lograr dar vuelta a la hoja, los recuerdos me invaden, pero no es tanto el hecho de que te extrañe, sino que no puedo entender aún como pudiste mentir, aun me cuestiono si en algun momento algo de lo que hiciste o dijiste mientras estabamos juntos fue real y sincero, me cuesta tanto creer cómo es que pudiste cambiarme tan rápido, sobre todo después de haberme pedido incluso otra oportunidad. Cómo es qué si no estabas seguro de lo nuestro, o de lo que realmente querías me llevaste con tus padres, me sentaste en tu mesa, compartiste comida conmigo y jugamos un juego, me besaste frente a tu madre, me llegabas a ver al hospital, me llevabas a casa, incluso me esperabas aunque estuvieras cansado, te preocupabas por si comía o no, me marcabas por telefono, bromeabas conmigo, hacías tu intento por ser caballeroso, me llevaste flores una vez, y pienso, que bonito fue aquella sorpresa, el haberte tomado el tiempo para comprarlas y sorprenderme, o cuando me etiquetaste en aquella publicación dónde decías que yo era tu "corazón de melón". Quisiera preguntarme a mi misma ¿Qué hice mal? Pero en realidad yo no hice nada mal, yo me preocupaba realmente por tí, te escribia aun estando ocupada, te extrañaba cada segundo del día, amaba tu olor, tu risa, me gustaba observarte incluso cuando me ignorabas, me gustaba tomarte de la mano, me gustaba abrazarte más que besarte, conversar en aquella banca de la tiendita, viendote fumar y pensando cuánto me gustabas, le pedí un par de veces a mi mamá que nos llevara comida, incluso cena, le habla de tí, le contaba lo gracioso que eras, le conté de aquella cita que tuvimos en el cine, lo mucho que me reí, lo bien que me la pasé, cada te quiero fue sincero, también cada cosa que te dije que no me gustaba de tí fue sincero, fui honesta, fui amable, fui decente, fui permisible, te dejé ser, te aconsejé, te cuidé, lo que escribí, lo que dibujé, las imagenes que busqué, las publucaviones bonitas de amor, las fotos mias que subía a mis historias, si, todo eso fue para tí y por tí, porque tenía ganas que funcionara, porque a pesar de que por tu forma de ser dudaba, y también tenía miedo e incluso llegué a no esperar mucho, tuve ilusión, al final me dejé llevar tal cuál estúpida, pensando que eras tú, confundí los 11:11 como una señal positiva, cuándo en realidad era solo una alarma, te defendí de los malos comentarios que hacían de ti, ignoré también las advertencias y chismes, hablé de tí con ternura, con lujuría y también con amor. De verdad que fue muy poco tiempo, de verdad no duró nada, pero volviendo al inicio, me pregunto aun, si yo hice todas esas cosas por ti con el corazón en la mano y con sinceridad, ¿Lo habrás hecho tu de la misma forma? O es tan posible que hoy en día sea tan facil y comun hacer creer en algo solo para conseguir un acostón, o un "culo" fijo a como le laman hoy en día. Porque si es así, que jodido, complicado e imposible será ahora encontrar un buen amor. Vaya que está decepción me dejó cuestionandome miles de cosas.
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ghostblk · 3 years
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Y si, la verdad es que quiero verte, quiero hablarte, escucharte reír, ver tus ojos, pensar en ti y maravillarse por qué estás ahí, alado mío, no solo en mi mente detrás de una pantalla, no solo en mis sueños dónde besarte sería sobrepasarme, busco tu compañía por qué es de las cosas que más disfruto, y el miedo llega de la mano del aburrimiento, esperando que no me alcance y esperando que nunca llegue, el hecho es que me aterra aburrirme de ti, ponerle una raya más a este tigre no debería importar si tan solo no fuera tan doloroso como lo es desesperanzador, y la verdad es que al igual que todas las veces no me importa, estoy aquí, dispuesto a todo por ti, por que si... Me gustas
Y la verdad es que el no verte me hace extrañarte, y me preocupa que quieras alejarme para mantenerme al margen de eso que tú ya sabes o cuándo menos dudas, que me gustas. Tengo miedo que la primera vez que hablamos de esto no hubieras sido completamente honesta por no querer lastimarme y que en mi no vez y no verás más que un amigo, es triste lo sé, y no se hasta que punto podría llegar a ser tan triste el hecho de que aún pese a eso yo siga intentnaro tener algo más contigo... Porque la verdad nunca será esa, el hecho de salir, procurarté, pensarte escribirte u todo lo que lo enarbola, no es por el intento de llegar a tener algo más, sino, como siempre lo he hecho toda mi vida, es por qué me nace hacerlo, sin esperara nada más, el hecho es que el tratar de hacerte feliz me genera paz, y el lograrlo y verte sonreír ciertamente me llena de felicidad, solo quiero estar un rato en tu vida, ver cuánto tiempo dura, quien sabe, podría ser para siempre, y tratar de hacerte feliz cada que me Nasca, por qué si te puedo prometer algo, es que nunca haré nada que no me Nasca y nunca te mentire (por lo menos en cosas importantes, o cuando me preguntes algo seriamente jaja) (la verdad es que si miento mucho, "mentiras blancas cuando menos del tipo, si ya estoy a 3 minutos, si ya me bañé hoy, claro que tome mucha agua, o si ya me voy a dormir, pero una promesa es que nunca diré una mentira a alguien que confía en mí verdad ) y mi verdad es lo que creí que era un capricho se ha vuelto una parte de mi corazón que hace mucho no sentía esto :)
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pastlifewitch · 4 years
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35 Q&A: Astrid Kennedy
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¿Cual es tu idea de felicidad?
Supongo que una vida tranquila, en la que madre no hubiera fallecido tan repentinamente... Antes todo era perfecto cuando ella estaba viva. Mi padre seguía sobrio, mi hermano esta a mi lado, yo realmente tenía una razón para despertarme todos los días; no como ahora.
¿Cuál es tu miedo más grande?
No volver a ver a mi hermano. Se fue tan repentinamente y sin decir ni una palabra que estoy bastante preocupada, pero sé perfectamente que se fue por lo agobiante que es estar en casa con mi padre... Me dejó su gorra de baseball en mi cama cuando se fue.
¿Cuál es tu rasgo personal que mas detestas?
No soy capaz de cuidar a las personas como se merecen. Supongo que es mi falta de desconfianza... Han jugado tanto conmigo que ya pienso que todo el mundo lo hará de un momento a otro.
¿Cuál es el rasgo que más detestas en los demás?
La falta de respeto. Sé que suena algo tópico pero no soporto que unas personas se metan con otras, menos cuando se trata de algo relacionado con el racismo, la homofobia o el sexismo. Es superior a todas mis fuerzas, hago lo que puedo para que no pase, pero es casi inevitable.
¿A qué persona viva admiras más?
A mi hermano, aunque no esté aquí conmigo. Siempre conseguía sacarme una sonrisa cuando mi padre terminaba de desahogarse conmigo, siempre conseguía hacerme olvidar de todo con tan solo una canción. Era increíble. Le extraño un montón.
¿Cuál es tu mayor extravagancia?
Mi manera de vestir, supongo. Casi todo es ropa de mi hermano y él era bastante más grande que yo. Además, que no me gusta enseñar mucho mi cuerpo... Me siento algo insegura y mucho menos quiero que haya un motivo más para que se fijen en mí.
¿Cuál es tu estado mental actual?
No quiero pensar en eso porque sé que mi mente está bastante jodida como para responder esa pregunta sin romper a llorar. Mi estado mental está en otro lugar, muy muy alejado de dónde estoy ahora mismo.
¿Cuál consideras que es la virtud más sobrevalorada?
La simpatía. No comprendo cómo todo el mundo tiene que ser simpático con todos... Yo vivo muchísimo mejor siendo una borde, así nadie se espera más de mí o menos, si no justo lo que está viendo.
¿En qué ocasión mientes?
Tan solo cuando me preguntan sobre mi relación con mi padre, pero aún así intento ser todo lo honesta que puedo. No me gusta mentir; a excepción de eso, nunca lo hago.
¿Qué es lo que más le disgusta de su apariencia?
Mis ojos. Aunque es una relación amor-odio, puesto que mi padre me dice que son los ojos de mi madre, que son idénticos... aún así, los detesta porque sabe que nunca volverá a ver los de ella... Yo también los detesto por esa misma razón, pero me reconforta saber que una parte de ella está en mí.
¿A qué persona viva desprecias más?
A Trump y a mi padre. Ambos por las mismas razones.
¿Cuál es la cualidad que más le gusta de un hombre?
Que no sea un sexista. Básicamente que deje vivir a las mujeres siendo como quieren ser, que no se crea superior solo porque tiene un trozo de pellejo colgando entre las piernas.
¿Cuál es la cualidad que más le gusta de una mujer?
Eso depende de la mujer... Pero si pienso en esa persona que me gusta, lo que más me encanta es que fuera todo lo que yo no podré ser por miedo o falta de empatía. Admiro que ella sea más cariñosa que yo, que me llene de ese amor que nunca tuve.
¿Qué palabras o frases abusa más?
¿”Joder”? No sé, digo demasiados tacos pero no sé muy bien cuál es la palabra que más utilizo. Supongo que un: “No te preocupes, tan solo me caí.” para ocultar los golpes.
¿Cuál o quién es el mayor amor de tu vida?
La música. Mi hermano me enseñó a amarla desde que nací, tanto como la amaba él y, cuando nuestra madre falleció, era nuestra salvación de todo el infierno que había escaleras abajo. Sin la música yo estaría perdida.
¿Cuándo y dónde fuiste más feliz?
En el último cumpleaños de mi madre. Mi hermano, mi padre y yo organizamos una escapada sorpresa a Orlando y estuvimos todo el día disfrutando de Disneyland. A mi madre le encantaba Disney, siempre nos hacía ver la Cenicienta, que era su favorita...
¿Qué talento te gustaría tener más?
El de poder olvidar con tan solo un chasquido de dedos. Ojalá pudiera borrar todo mi pasado y hacer como si todo estuviera bien, como si nunca hubiera tenido madre y mi padre no fuera tan bruto conmigo.
Si pudieras cambiar una cosa de ti mismo, ¿cuál sería?
Mi manera manera de ver el mundo. Tiendo a ser bastante pesimista con respecto a todo lo que me rodea porque así no me lleno sorpresas ingratas o desilusiones.
¿Qué consideras tu mayor logro?
Sobrevivir.
Si murieras y volvieras como persona o como cosa, ¿qué sería?
Cambiaría mi vida por la de mi madre, para poder estar en su piel y poder prepararme mentalmente para lo que estuviera por llegar cuando yo ya no estuviera (o mi madre).
¿Dónde te gustaría vivir más?
Muy lejos de esta ciudad, muy lejos de mi padre. Quiero vivir en un lugar completamente distinto en clima, ambiente y hasta de tipo de arquitectura. Quiero vivir en un lugar donde no me conozcan.
¿Cuál es tu posesión más preciada?
La gorra de baseball de mi hermano... Está ya bastante rota y desgastada porque duermo con ella, pero no la cambiaría por nada en el mundo. Es lo único que tengo de recuerdo sobre mi pasado.
¿Qué consideras la profundidad más baja de la miseria?
La necesidad de rebajar el ánimo y a las personas solo porque tú te sientas peor que ellos. Esa necesidad de sentirse superior a los demás para poder tener cierta “estabilidad” emocional. 
¿Cuál es tu ocupación favorita?
Mi madre era doctora, pediatra para ser precisa y siempre amaba poder ir con ella al trabajo y ver cómo cuidaba de todos los niños que estaban allí. Cada vez que hablaba con ellos decían que era la mejor doctora del mundo y que tenía mucha suerte de que fuera mi mamá... Aún sigo pensando que tenían razón.
¿Cuál es tu característica más marcada?
La seriedad. Todo el mundo que empieza a conocerme piensa que soy una borde y sin sangre en las venas por la cara de seria que tengo siempre. Tampoco es que me desagrade serlo, pero a veces me subestiman.
¿Qué es lo que más valoras de tus amigos?
Tengo pocos amigos, pero los que tengo son honestos conmigo. Están conmigo porque realmente quieren mi amistad y no están buscando beneficio por mi parte. Son amigos de verdad.
¿Quiénes son tus escritores favoritos?
Kafka. Me gusta lo macabro que puede llegar a ser con sus historias. La Metamorfosis es uno de mis libros favoritos. 
¿Quién es tu héroe de ficción?
Nunca he pensado en esto porque siento que ningún héroe me define, pero si tuviera que elegir uno, me gusta muchísimo Wonder Woman. Es una mujer que lucha contra las adversidades con tenacidad de hierro.
¿Con que figura histórica te identificas más?
Creo que puedo decir con bastante convicción que no me llama tanto nadie la atención como para considerarle como idéntico. No sé, cada uno tenemos nuestra historia, cada uno somos distintos de otros.
¿Quiénes son tus héroes en la vida real?
Los médicos. Es increíble lo que hacen por salvar vidas, incluso a veces cuando la suya está en peligro tan solo para que la otra persona viva. Se dedican en cuerpo y alma a que todos estemos bien.
¿Cuáles son tus nombres favoritos?
Margaret. Así se llamaba mi madre.
¿Qué es lo que más te disgusta?
Detesto los guisantes. Con toda mi alma. No soporto nada de ellos, mucho menos que exploten en las muelas cuando los masticas.
¿Cuál es tu mayor arrepentimiento?
No ser suficiente motivo para mi padre para que deje la bebida. Que me culpe de la muerte de mamá cuando no tuve nada que ver... 
¿Cómo te gustaría morir?
Me encantaría morir en brazos de mi hermano... Ya siendo abuelita o, por lo menos, agarrando la mano de alguien que realmente me quiera por como soy. Quiero tener una vida plena y no arrepentirme de nada.
¿Cuál es su lema?
Ahora o nunca.
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Destino pt14
PT1 PT2 PT3 Pt4  Pt5 Pt6 Pt7 Pt8 Pt9 Pt10 Pt11 Pt12 Pt13
¿Que decir? Fue un placer escribir este fic y que lo leyeran.
En unas horas esta la ultima temporada de Voltron. Ya no me considero parte del fandom, pero sin dudas estoy en modo nostálgica ahora mismo.
Gracias por todo.
Pidge pasó la noche en vela, deliberando si debía hablar con Keith sobre la inesperada noticia de que Allura rompería con Lance.
En un principio había estado tentada de llamarlo apenas llegó a su casa aquella misma noche, pero luego de pensarlo por más de un mero segundo, entendió que Allura había confiado en ella y en ella exclusivamente. Por supuesto, Keith y Pidge compartían algo monumental, pero ¿Qué clase de amiga sería si le contaba el secreto a alguien más?  A fin de cuentas solo debería mantener su boca cerrada por unos pocos días más. Allura volvería a Altea en menos de una semana y Pidge estaba segura de que hablaría con Lance antes de abandonar la tierra otra vez.
Aunque sin dudas era más fácil pensarlo que hacerlo.
-Keith y la Espada fueron de gran ayuda. No sé cómo habría mantenido el orden sin ellos.
-Gracias, Allura. Pero no tienes que hacer una diferencia. Yo soy parte de la Espada.-Respondió Keith casi como acto reflejo, negándose a aceptar un cumplido.
Los ex paladines de Voltron, Allura, y Shiro, se hallaban comiendo en la cafetería del Galaxy Garrison como era costumbre cada vez que la joven reina visitaba la Tierra.
-Lo sé, pero también eres un ex paladín de Voltron y un gran amigo. ¡Deberían ver el excelente trabajo que está haciendo en la Espada! Keith, al ser mitrad Galra, tus acciones cambian la forma de pensar de la gente y envía un excelente mensaje de paz. Eso es algo que jamás podría hacer sola.
-Los dos hacen un buen equipo. –Comentó Lance sin su antiguo dejo de celos hacia su ex rival.
Por su parte Keith no siguió respondiendo; al contrario, focalizó toda su atención en la comida, como si la conversación se hubiera vuelto demasiado agotadora como para seguir involucrado en la misma.
-Me alegro que las cosas estén saliendo tan bien allí, no puedo esperar para unirme a sus científicos.- Comentó Pidge, cruzando miradas con Allura, quien enseguida le sonrió orgullosa.
-Espera ¿Qué? –Lance dejó caer sus cubiertos, notablemente desconcertado. -¿Iras a Altea?
-Es una posibilidad, Allura me pidió ayuda con algunas cosas.
-¡Pidge! ¡Eso es…-El muchacho de ojos azules titubeó algunos instantes, mientras buscaba la palabra adecuada, y en aquellos segundos Pidge vio pasar una variedad de emociones por su rostro.-… grandioso!
Todos en la mesa imitaron el ejemplo de Lance y comenzaron a expresar su emoción ante la idea de Pidge volviendo al espacio; a fin de cuentas no era ningún secreto que la chica había tenido problemas para volver allí  afuera luego de la guerra.
Antes tal reacción abrumadoramente positiva, Pidge les regaló una sonrisa radiante hasta que sus ojos se posaron en los de la única otra chica del grupo. Allura parecía estar excesivamente orgullosa de ella, al igual que todos, pero en su mirada había algo más, cierta complicidad. Al instante Katie recordó que en cualquier momento su amiga alteraría nuevamente el futuro al romper con Lance, y con cierta melancolía bajó la vista hacia su plato.
El resto de sus amigos siguió la conversación como si nada, pero Pidge podía sentir la mirada de Keith clavada en ella. Probablemente había notado la extraña conexión que estaba compartiendo con Allura.  Irónico pensó Pidge. Él peor en relaciones sociales y sentimientos es el que más se da cuenta de lo que está ocurriendo ahora mismo.
Probablemente se debía al reciente descubrimiento de Keith sobre sus sentimientos por Allura.
De una u otra forma, tal como lo predijo Pidge, el taciturno muchacho no le sacó la mirada de encima en todo el día, como si estuviera esperando que en cualquier momento colapsase, y siendo honesta, colapsar siempre era una posibilidad, pero debía hacer muchas cosas ese día y la chica realmente esperaba llegar a su casa en una sola pieza.
-
Pidge había estado sentada en el cuartel del mando por al menos unos solidos quince minutos. A su derecha se hallaba su padre y a su izquierda Keith. Los tres, junto a unos cuantos comandantes de alto rango escuchaban a Shiro con suma atención… bueno, al menos los demás lo hacían. La mente de Pidge no paraba de dar vueltas. Era usual que la chica se distrajera con facilidad, pero cuando estaba trabajando nunca le era complicado volver a concentrarse. Sin embargo, en esos instantes, solo podía preguntarse si Allura ya lo había hecho.
-Ofreciendo nuestra colaboración, considero que lograríamos la alianza comercial con el planeta Urios, pero no quiero adelantarme y cerrar tratos que luego no podemos cumplir. Comandante Holt, Katie, ustedes son los expertos ¿Qué opinan?
Allura se iría en dos días. Era ahora o nunca. ¿Acaso esperaría paraa decirle hasta el último momento? Pidge casi podía imaginarse a su amiga gritarle a Lance desde el León Azul “¡Ah, por cierto! ¡Quiero romper!” La chica se estremeció de tan solo pensarlo.
-Creo que es algo factible, pero deberé llevar a cabo el proyecto por mí mismo. Katie tiene la intención de visitar Altea pronto, y creo que es mejor que se enfoque en solo un trabajo. ¿Cierto, Katie?
Definitivamente tenía que habérselo dicho. Pidge no era tonta, había visto las miradas que Allura le había dado durante el almuerzo… si, probablemente ya lo había hecho.
-¿Pidge? –Llamó Shiro, algo extrañado, y los demás presentes comenzaron a girar sus cabezas hacia su dirección.
Un codazo la hizo volver a la realidad. Keith la observaba con una mezcla de irritación e intriga. Pidge enseguida tosió, intentando recuperar la compostura.
-Lo siento…Eh… si, estaré ocupada en Altea, lo lamento Shiro.
-Está bien, Pidge, lo comprendo ¿Te encuentras bien?-Preguntó el hombre despojando su tono de voz de cualquier rastro de autoridad, y la chica enseguida recordó porque lo consideraba como su hermano mayor.
-¿Yo? Perfecta.
-Katie…- Su padre colocó una mano sobre su hombro a manera de llamarle la atención.- Luces como si no hubieras dormido en días.
-Estoy bien papá. –Intentó tranquilizarlo la muchacha, pero al ver como su padre y el resto de los presentes aún la observaba en silencio, Pidge suspiró rendida. –Quizás deba descansar un poco.
Todos asintieron y hasta la incentivaron mientras se levantaba de su asiento y pedía disculpas por irse de esa forma. Todos menos Keith, por supuesto, quien solo se la quedó mirando en silencio, mientras atravesaba la puerta.
Una vez en el pasillo, Pidge comprobó no tener ningún mensaje nuevo.
Nada.
Ni siquiera Hunk recordándole que había hecho magdalenas y quería su opinión.
Agotada, y aun con los nervios de punta, Pidge guardó su teléfono, hundió las manos en los bolsillos y comenzó a caminar en dirección a… ni siquiera sabía a donde. Era demasiado temprano como para refugiarse en su cuarto y dormir.
-¿Qué ocurre contigo?
La voz de Keith la sacudió, haciéndole perder el hilo de sus pensamientos. Bien. Debía dejar de pensar de todas formas.
Dándose la vuelta velozmente, vio a su amigo unos pocos metros detrás de ella. Aquella mezcla de irritación y preocupación seguía allí. Clásico él. ¿Cuándo había salido de la reunión?
-Nada.- Respondió enseguida. Era una terrible mentira, aún para alguien quien no sabía mentir, y ambos eran conscientes de eso. Pidge no era tonta. Estaba parada en el medio del pasillo, murmurando cosas incomprensibles, y mirando como desquiciada su celular.  “Nada” No describiría con exactitud lo que estaba ocurriendo.
-Nada.- Repitió en un tono casi de burla Keith, cruzándose de brazos. –Okey, seguro, haz lo que se te dé la gana… creí que habíamos superado todo esto.
Su amigo guardó silencio, penetradora con la mirada. Le estaba dando una oportunidad de confesar. Sin embargo Pidge se quedó allí, con las manos hundidas en los bolsillos de su buzo, intentando verse lo más inocente posible.  Pasados unos cinco segundos, Keith se hartó.
-Bien. Volveré con Shiro.
Descruzándose de brazos el muchacho se dio la vuelta y comenzó a alejarse por el pasillo, en dirección al cuartel de mando otra vez. Pidge notó que sus manos estaban cerradas en puños, como siempre pasaba cuando Keith se encontraba particularmente molesto. Aquel mínimo detalle la hizo sentirse extrañamente culpable, y como tantas veces antes, su cuerpo actuó por instituto.
-¡Allura romperá con Lance!
Apenas aquellas palabras salieron de su boca Pidge maldijo su impulsividad. Por su parte, Keith se detuvo en seco, como si alguien lo estuviera apuntando con una pistola. Sin dudas deseaba haberlo dicho de otra forma, con más tacto… pero era tarde, la mente de su amigo estaba procesando la impactante nueva información, y luego de unos segundos volteó la cabeza para verla a la cara. A Pidge no se le escapó como sus ojos habían adoptado un tono ligeramente dorado, Galra.  
-¿Ella dijo… que?
-¿Enserio me vas a hacer repetirlo? –Le preguntó Pidge mirando para todos lados, híper consiente de que estaban en la mitad un pasillo y que cualquiera pudo haber escuchado la confesión.  
Tenía suerte de que ni Allura ni Lance estuvieran por los alrededores o enserio estaría en grandes problemas. Por su parte Keith se mantuvo en silencio, aguardando a que su amiga continuara, por lo que, exasperada, Pidge se acercó a él y esta vez se aseguró de bajar su tono de voz.
-Allura me dijo hace dos días que rompería con Lance.
-Eso no es posible. Creí que… ¿Cómo?-Preguntó Keith sumergido en una terrible confusión, y Pidge creyó que estaba presenciando una crisis existencial.
-Lo sé, a mí también me costó asimilarlo al principio. Pero va a romper con él.
-¿Por qué?
-No voy a decírtelo, Allura me lo confió solo a mí.
-De acuerdo… Pero ¿Qué significa esto entonces?
-No estoy segura. –La muchacha guardó silencio por nos segundos, pensando con cuidado sus próximas palabras, y finalmente abrió la boca otra vez, incrédula de lo que estaba por decir.- Quien sabe, quizás todas esas estupideces del destino era ciertas. Tal vez algunas cosas son inevitables.
-No podemos dar nada por sentado.
-Lo sé. Solo decía, es raro.
Keith no respondió, parecía estar analizando las palabras de Pidge y sus implicaciones. Ella tampoco esperaba que el chico contestara enseguida, ni siquiera creía que su amigo fuera capaz de procesar la nueva información en ese preciso momento; y si lo conocía tan bien como creía hacerlo, estaba segura de que Keith se pasaría la próxima semana pensando sobre que significaba realmente la separación de Lance y Allura…. Pidge se reiría de él, si ella misma no fuese una obsesiva con aquel tipo de cosas también.
Luego de pasados varios segundos en silencio, Keith parecía estar siendo capaz de formular una oración coherente, cuando la puerta del mando de control se abrió.
-Lamento interrumpir, pero necesito que vuelvas adentro Keith.-Pidió Shiro con firmeza, pero conservando su típico tono cálido y de hermano mayor.
El muchacho asintió, cruzando una última vez miradas con Pidge para luego darse la vuelta e ingresar al cuarto junto a Shiro.
Una vez sola, Katie dejó escapar un prolongado suspiro.  Ya estaba hecho, Keith era consciente de la situación actual y no había marcha atrás. Mejor sería aceptarlo y no sentir culpa por haber contado el secreto de Allura… bajo aquellas circunstancias, Pidge estaba casi segura de que no había tenido opción.
Cuando estaba a punto de darse la vuelta e irse a su casa, su bolsillo comenzó a vibrar. Con pereza, la chica tomó su celular y observó la pantalla. Era un mensaje. De Allura.
Respirando con dificultad Pidge leyó y releyó el mensaje.  Finalmente, cuando se convenció de que no estaba alucinando, la chica se  permitió apoyarse contra la pared para recomponerse. Una mezcla de emociones la estaba invadiendo y era simplemente demasiado.
Estaba hecho.
Allura había roto con Lance.
 -
Faltaban menos de dos días para que Allura volviera a Altea y el clima dentro del grupo había cambiado drásticamente.
Ninguno sabía con exactitud cómo había sido la ruptura. Solo que ese mismo día Lance se montó a Azul y desapareció por horas. Nadie estaba particularmente preocupado al respecto, ni siquiera su familia. Cuando Hunk y Pidge se cruzaron a Verónica por los pasillos del cuartel, ella les confirmó lo que ambos sospechaban. Lance simplemente necesitaba tiempo a solas para pensar. Volvería antes de que se dieran cuenta.
Y así fue.
La mañana siguiente Lance no se presentó a desayunar con el resto de los paladines, pero dio señales de vida.
“No dormí en toda la noche y estoy cansado. Lo siento chicos, los veré más tarde.” Dijo con una sonrisa débil antes de que la transmisión se cortase y su imagen desapareciera frente a sus meditabundos amigos.
Como era de esperarse Allura se culpó enseguida y estuvo a punto de alargar su estadía en la Tierra, solo para asegurase de que Lance estuviera bien.  Pero todos coincidieron que lo mejor que podían hacer como amigos, era darle un tiempo para que recolectara sus ideas. Allura había sido la primera novia verdadera de Lance y era normal que tuviera el corazón roto. Por supuesto que dolería, pero con tiempo y apoyo de sus seres queridos, lo superaría. A fin de cuentas, ella seguía siendo una de las personas más importantes para él, y no había forma de que terminar su relación también arruinara su amistad. Todo estaría bien. Solo era necesario un poco de tiempo.
Luego de que Allura se fuera todos hicieron un esfuerzo por pasar tiempo con Lance. Asegurarse de que no se saltera sus comidas y se mantuviera ocupado. Sin embargo el muchacho no parecía  especialmente entusiasmado con la idea de tener tantas niñeras, y ella lo comprendía a la perfección.
De cualquier forma, luego de la primera semana todos parecieron entender el mensaje y lo dejaron solo.
Por su parte, Pidge intentó mantener los pensamientos sobre Lance al mínimo. Se iría a Altea en pocos meses y debía dejar todo en orden para ese momento. Apenas tenía tiempo libre y mientras trabajaba, la chica se obligaba a dejar todas sus emociones de lado y concentrarse.
Hunk la había invitado a relajarse y dar una vuelta por el desierto más de una vez, pero Pidge nunca encontraba tiempo, y cuando por fin se permitía dejar el trabajo de lado por unas cuantas horas, lo único que le apetecía hacer era tirarse en el sofá de la sala común del cuartel y leer.
Y eso era exactamente lo que estaba haciendo en ese instante. Hunk la acompañaba, también leyendo en silencio, a unos pocos metros de distancia, sentado en el sillón individual.
Era una tarde tranquila, ideal para no hacer nada excepto relajarse, y aunque Pidge no lo decía, era reconfortante tener a su amigo allí. La hacía sentir levemente menos antisocial.
-Hola chicos.
Sobresaltados, Hunk y Pidge levantaron la mirada enseguida de sus respectivos libros para ver como Lance se desplomaba en el sofá. Se lo notaba cansado, pero en una pieza. Sus ojos tenía aquel brillo característico de él, y su sonrisa no era exagerada. Pidge pensó que eran raras las veces en las que Lance realmente no intentaba ocultar su estado y simplemente se mostraba tan… real.
Aun así era imposible no preocuparse al verlo.
-Hermano ¿Cómo estás? –Se animó a preguntar Hunk cruzando miradas con Pidge, y cerrando su libro. La chica lo imitó al instante.
No era raro que Lance apareciera de la nada y luego simplemente se quedara en silencio como un robot que se estaba forzando a interactuar con los demás. Había adoptado esa extraña actitud en las últimas semanas.
-¿Bien? No lo sé.- Lance se encogió de hombros. Tenía la mirada perdida en algún punto del techo y no parecía que fuera a mirarlos a los ojos pronto.
Como era de esperarse Hunk fue el primero en reaccionar. Pidge estaba recién comunizo a pensar cual sería el mejor curso de acción a tomar, cuando su amigo se le adelantó.
-Quizás necesitas despejarte. Has estado encerrado en tu casa por mucho tiempo.
Ante tal comentario Lance abrió la boca como responder, pero al último segundo se dio por vencido, hundiéndose aún más en el sofá. Pidge realmente estaba esperando algún tupo de contestación por parte de él.  Una risa nerviosa, una sonrisa triste, un respuesta evasiva, ¡Lo que sea! Pero Lance solo se quedó allí, mirando el techo. Era raro y un tanto inquietante.
-Okey…- Prosiguió Hunk claramente también desconcertado por aquella actitud. – ¡Entonces deberíamos hacer algo! –Ofreció el muchacho con más vehemencia, esperando tener alguna clase de reacción.
Sin embargo Lance solo se quedó allí, en su propio mundo. Cualquiera hubiera pensado que  ni siquiera había escuchado a Hunk, hasta que se encogió de hombros y giró levemente la cabeza hacia la dirección de sus amigos.
Okey, la situación se estaba volviendo insostenible para Pidge.
-Bueno, entonces podríamos…
Pidge nunca sabría la idea que estaba a punto de proponer Hunk, porque antes de que su amigo pudiera terminar la frase, la chica prácticamente saltó de su asiento, captando la atención de sus dos amigos.
-¡Noche de videojuegos!
Hubo un segundo de silencio en el que Pidge sintió que sucumbiría ante la incertidumbre. ¿Había actuado muy rápido? Lance probablemente ni siquiera estaba de humor para videojuegos. Cuando las cosas se tranquilizasen de una vez por todas Pidge realmente debería trabajar en su costumbre de  actuar sin pensar.
Pero para su sorpresa, Lance despegó la mirada del techo para focalizar su atención en Pidge. Se lo notaba extrañado por la súbita exaltación de  la chica, pero no mencionó nada al respecto. Bien. Al menos habían logrado sacarle de aquel estado tan lamentable.
-Pero Pidge, creí que no podí…
-No sé de qué estás hablando Hunk. La noche de videojuegos es sagrada. –Se apresuró a responder Pidge, gesticulando con exageración, desesperada porque Hunk no siguiese hablando. Por su parte, el chico arqueó una ceja, terriblemente confundido hasta que por fin su rostro demostró haber entendido a la perfección lo que ocurría.
-¡Tienes razón, Pidge! Está decidido, hoy será noche de videojuegos. No tienes permitido faltar, Lance. – Hunk también se incorporó, sacudiendo el hombro de Pidge para remarcar cada palabra.
Lance los miró sumamente extrañado por unos cuantos segundos, intentando descifrar que acababa de pasar y a que se debía aquel subido cambio de actitud.
-¿Okey…? –Lance se acomodó mejor en el sofá, sentándose correctamente.- Pero Hunk, creía que nunca te había gustado realmente la noche de videojuegos.
-¡Tonterías! ¡Adoro cuando…! –Hunk miró a Pidge, y la chica pudo ver a su amigo esforzándose por crear una mentira en el momento. -… ¿Ustedes dos me derrotan? Uh... ¿Me ayuda a crear carácter?
Pidge tuvo que usar todo su poder de autocontrol para no estallar en una carcajada justo en ese preciso momento.
-Aham, seguro –Era obvio que Lance no creía ni por un segundo las mentiras de Hunk.-… y tú Pidge, supuse que estarás ocupada con tu nuevo trabajo en Altea.
Era cierto. Pero Lance no tenía que saberlo.
-Tengo tiempo de sobra. –Le aseguró ella con una sonrisa. - Te preocupas demasiado, es molesto. Solo acepta la realidad. Queremos tener una noche de videojuegos y tu vendrás, lo quieras o no.
-Okey… -Lance alternó la mirada entre Hunk y Pidge, como si intentará por una última vez entender que estaba ocurriendo, pero cuando su típica sonrisa se le dibujó en los labios, Pidge supo que se había rendido y simplemente aceptado la realidad.- ¡Okey! ¡Sí! ¡Cuenten conmigo! –Respondió levantándose también de un salto, con un puño en alto. Una ola de alivio inundó a Pidge al verlo contento otra vez.
-¡Genial! Llevaré comida. –Declaró Hunk, ansioso de poder hacer lucir sus dotes como cocinero.
-¿Necesitas ayuda con eso? –Se ofreció la chica, despegando su mirada de la radiante cara de Lance. Resultaba difícil sin dudas. Era como ver un maldito espejismo.
-Sin ofender Pidge, pero preferiría que te mantuvieras alejada de mi cocina.
-¡Oye, solo estaba intentando ayu…!
-¡Chicos, chicos! –Los interrumpió Lance, emocionado. - Tengo la casa para mí solo. Mis papás están en Cuba hasta el martes y Rachel dejó en claro que no quería quedarse sola conmigo. Está en lo de una amiga… creo.
Hunk y Pidge se cruzaron miradas. Probablemente Rachel se había cansado de estar cerca aquella triste versión zombificada de Lance por tanto tiempo.
-¡Estupendo! Entonces, ¿hoy?
-Hoy suena bien.-Concordó Pidge.
-Genial, iré a preparar todo. –Respondió Lance, comenzado a caminar de espaldas a la salida.-  Mi casa es… un desastre.
-¿Cómo siempre?-Preguntaron al unísono sus dos amigos.
-Más de lo habitual. –Se lamentó Lance, avergonzado.- ¡Nos vemos a la noche!
Antes de poder despedirse, Lance había desaparecido, claramente impaciente por ir a su casa y dejar todo en condiciones para esa noche.
El silencio los envolvió enseguida, como la secuela de un torbellino de energía.  Como había cambiado las cosas tan rapido en solo cinco minutos, Pidge no tenía idea. Pero ahora tenía a un Lance hiperactivo y una noche de videojuegos en su casa.  
-¿Que acaba de pasar?-Preguntó en un susurró Hunk.
Pidge solo pudo encogerse de hombros, aún atontada. Un sentimiento cálido y acogedor se esparció por su pecho y antes de saberlo estaba sonriendo como una idiota.
El reloj marcaba las 19:21 cuando Hunk y Pidge llamaron a la puerta de la residencia McClain, y solo debieron esperar unos cuantos segundos hasta que Lance los dejar pasar.
El interior estaba casi impecable, al punto de que Pidge se avergonzó del estado actual de su casa. Con sus padres ocupados con el trabajo, Matt viajando constantemente, y ella ocupando todo su tiempo en la preparación del viaje a Altea, el hogar Holt había visto mejores días sin dudas.
-Vaya Lance, tu madre estaría orgullosa.- Respondió Hunk, observando asombrado a su alrededor.
-¿Tú crees?-  Preguntó con clara falsa modestia el anfitrión.
-No lo alabes demasiado o se le subirá a la cabeza.- Acotó Pidge, sacándose la campera. De noche el desierto podía ser particularmente frio, pero dentro de la residencia McClain la temperatura erad e lo más acogedora.
-Disculpa, ¿prefieres que veamos el estado de tu casa?
Pidge abrió la boca, sin saber aún que contestar a eso, pero Hunk decidió intervenir.
-¡Horneé cupcakes!-Anunció orgulloso, levantando en alto una bandeja cuidadosamente envuelta en papel celeste.
-Ya me preguntaba que traías ahí…-Comentó Lance, acercándose para oler los cupcakes.- Ven, vamos a la cocina.
Antes de ir al cuarto de Lance, los tres se dirigieron  a la cocina, donde tomaron todo lo necesario: Vasos, plato, bebidas, y por supuesto, los cupcakes de Hunk.
Antes de las ocho de la noche, el trio se hallaba en el piso de la habitación de Lance, con sus espaldas contra la cama del muchacho. Las bolsas de bolsas de dormir a un costado, aguardado a cuando el sueño resultara inaguantable, y la comida desperdigada por todas partes.
-Olvidamos invitar a Shiro y Keith otra vez.- Dijo Pidge, mientras elegía su personaje.
-Eso es porque son pésimos amigos. Por mí parte yo los invité. – Respondió orgulloso Lance, dándole una mordida al cupcake y enseguida cerrando los ojos, mientras lo saboreaba. Como era de esperar, Hunk había creado una exquisitez otra vez.
-¿Lo hiciste?- Preguntó asombrado Hunk, ignorando por completo la primera parte de la frase, y apenas despegando los ojos del videojuego.
Era la primera ronda y como aún no había conseguido un tercer control, Lance debía esperar a que sus dos amigos jugaran la primera partida antes de que sea su turno.
-Por supuesto.- Contestó con la boca llena del muchacho.- Pero estaba ocupados.
Pidge no lo admitió en voz alta, pero estaba contenta de que solo fueran ellos tres, como en los viejos tiempos, y como cada vez que algo afectaba la vida de alguno de ellos… además, algo le decía que Keith aún seguía intentado entender como habían cambiado los hilos del destino.
La primera hora se pasó rápido. Como era de esperarse Hunk no podía competir contra Pidge y Lance, pero eso nunca había molestado al muchacho, quien simplemente se alegraba de ser incluidos en noches así.
Por su parte, Lance se notaba… ¿Alegre? Era difícil decirlo, en especial considerando que tan solo horas atrás hubiera estado tan desanimando. Un cambió así le hacía dudar a Pidge de si realmente era verdadero o si su amigo solo estaba poniendo una máscara para ocultar sus verdaderas emociones.
De una forma u de otra, como era de esperarse, el tema salió a la luz luego de la ronda veintidós, tras una magistral derrota por parte de Pidge.
-¿Quieres hablar sobre Allura, hermano?-Preguntó de la nada Hunk.
Ya no había comida que pudiera distraerlo, y el juego estaba en pausa. Lance no tenía escapatoria para evadir la conversación.
-No realmente. –Admitió el muchacho.- La verdad es que la extraño.
Pidge ignoró la presión en el pecho como una campeona, y se enfocó en consolar a su mejor amigo.
-Lo sabemos.-Respondió Hunk dándole unas palmaditas en el hombro.
-Estamos aquí para ti Lance.- Le aseguró Pidge, sin animarse a hacer contacto físico como Hunk lo había hecho.
-Lo sé. Gracias.
Y así de rápido el tema de Allura se dio por terminado. Al menos por el momento.
Una hora se convirtió en dos y luego tres, y antes se dieran cuenta era casi medianoche. Los ojos de los tres estaban cansados pero ninguno tenía ganas de dormir aún, y antes de caer en el aburrimiento, Lance propuesto ver una película de terror.
Como era de esperarse, Hunk fue el único que enseguida se opuso a la idea, pero al ser minoría se vio forzado a ver al menos los primeros diez minutos del film. Antes de tercer asesinato, Hunk se había acurrucado en su bolsa de dormir,  dejando solos a Lance y Pidge, quien se hallaban aún cubiertos con la cobija que el anfitrión había puesto sobre los tres una vez que decidieron ver la película.
En el silencio, la chica sentía la responsabilidad de hablar, de decir algo.
Le costó media hora reunir la valentía necesaria para dar el primer paso.
-Está bien que no quieras hablar al respecto.
Pidge sintió la mirada de Lance posada en ella y por unos segundos no creyó se capaz apartar los ojos de la televisión, por temor a que el chico notara el rubor.
-Pero ya hablé…
-No, me refiero a… más. –Finalmente despegó la mirada de la película para verlo a los ojos.- Tiene que haber más ¿Cierto?
El brillo de la televisión hacía resaltar los finos rasgos del rostro del Lance, en especial sus ojos azules, que brillaban como dos faros en la oscuridad de la habitación. Pidge tragó saliva, siendo consciente de lo cerca que se encontraban.
-Estoy comenzando a creer que ese es precisamente el problema.
-¿Qué?
-Allura rompió conmigo y yo me siento… triste. Pero debería sentirme más que triste ¿No crees? –Lance se veía extrañamente frustrado, como si no encontrara las palabras adecuadas para describir sus sentimientos… o quizás era sus sentimientos los que no entendía. -Es raro. Quiero decir, Allura es una de las personas más importantes en mi vida junto a mi familia y ustedes… y además fue mi primera novia verdadera. Debería estar destrozado, con el corazón roto… pero no lo estoy ¿Por qué? ¿Hay algo mal conmigo?...
-Lance. –Pidge lo detuvo, colocando su mano sobre la de él, intentando detener la creciente desesperación del muchacho.- No hay nada de malo contigo. Cada uno afronta una separación de maneras diferentes… o al menos eso creo. No tengo mucha experiencia en el tema relaciones. Quizás solo necesitas tiempo.
Fue en ese momento que notó donde estaba su mano. Lance siguió su mirada, y sonrió divertido al ver como Pidge se alejaba enseguida, como si la mano del muchacho la hubiera quemado de repente.
-Sí... quizás solo necesito tiempo.
Ambos dieron guardaron silencio y siguieron viendo la película. Siendo sincera, Pidge no tenía idea de lo que estaba ocurriendo. Había perdido el hilo de la historia hacía tiempo gracias a sus pensamientos y emociones. Pero debía admitir que era una distracción perfecta.
-Así que te vas a Altea.
Lance volvió a interrumpir el silencio, resultando obvio que a él tampoco le importaba realmente el film.
-Sí…
-Es asombroso. –Respondió en un tono monótono el chico, sin verla a los ojos.
-Gracias. Pero no te notas emocionado.
-Lo estoy, enserio. –le aseguró Lance sin perder tiempo, preocupado de haberla ofendido. -Por fin vuelves ahí afuera, al espacio. Es genial, Pidge.
-¿Pero…? –Siempre había un pero ¿Cierto?
-¿Por cuánto tiempo?
-No estoy segura. Un par de meses tal vez.
Lance asintió, y Pidge estuvo a punto de preguntarle porque quería saber eso, pero algo dentro de ella decidió que sería mejor no saber esa respuesta.
-Te voy a extrañar.
-Yo también… A todos, ya sabes, Hunk, Keith, Shiro, mi familia…a ti.
El muchacho siempre había sabido ocultar sus emociones negativas, en especial la tristeza. ¿Pero las positivas? Era simplemente imposible para él. Y una prueba de eso era la radiante sonrisa que se le dibujo en los labios al oír decir a Pidge que lo extrañaría.
La quietud del cuarto se volvió abrumadora de un segundo a otro, mientras ella y Lance compartían sonrisas cálidas.  Era tan fácil acostumbrarse a esos pequeños momentos de quietud con él, quizás hasta demasiado fácil. Pidge sintió la necesidad de tomar su mano otra vez, de sentir algún tipo contacto físico con Lance. Pero antes de que pudiera decidir que hacer con esos súbitos impulsos, el asesino de la película irrumpió en la casa del protagonista con el machete en alto. Instintivamente ambos se sobresaltaron, volviendo la atención a la televisión.
Al costado de Lance, Hunk roncó, sin tener ninguna preocupación en el mundo.
El momento se había ruinado sin dudas, pero no importaba realmente. Lance y ella rieron por lo bajo para evitar despertar a su amigo, y se concentraron nuevamente el film.
Pidge no supo cuando fue que sus ojos se cerraron, estaba bastante segura de que lo último que había visto de la película era al protagonista idear un plan para vencer al asesino, pero luego de eso era la nada mima. Un gran fragmento en negro. Pestañando un par de veces, la muchacha abrió sus ojos para percatarse de que la televisión estaba apagada. Rayos, ni siquiera se había dado cuenta de que el trabajo la había dejado tan cansada, usualmente podía terminar al menos una película antes de dormirse.
Hunk aún roncaba, pero luego de tanto tiempo de convivir con él, Pidge no lo consideraba un problema a la hora de conciliar el sueño.
Solo debía ir hasta su bolsa de dormir y entonces… Un momento ¿Lance le había dado una almohada? ¿Porque estaba tan cómoda?
Aún adormilada y un tanto desorientada, se acomodó contra la cama  y una vez que sus sentidos comenzaron  funcionar correctamente, la chica se percató de que no era una almohada lo que estaba bajo su cabeza, sino el hombro de Lance.
Oh no.
¿Acaso se había quedado dormida sobre su hombro? No, no, no, esto estaba mal.
Separándose lentamente de él, Pidge observó la pacifica cara del muchacho. Luego de que ella se separase de él, Lance frunció el ceño, molesto, peor no se despertó. Al verlo así la chica no puedo evitar pensar que la luz de la televisión podía realzar los atractivos rasgos de su rostro, pero el efecto de la luz de la luna sobre la cara de Lance era simplemente indescriptible.
Se había quedado su hombro. Pidge sintió como la temperatura de la habitación había aumentado considerablemente en cuestión de segundos y sus manos comenzaron sudar… sus manos.
La cobija que Lance había puesto sobre ellos horas antes seguía allí, abrigándolos en aquella noche de primavera. Tragando saliva e intentado racionalizar lo que estaba sintiendo, Pidge corrió la manta y vio que sus suposiciones eran ciertas. La mano derecha de Lance estaba entrelazada con al de ella. ¿Cuándo había pasado eso? Era imposible que ella hubiera sido la que...
Pero entonces, eso significaba que Lance…
Pidge respiró hondo, asimilándolo todo. Una sensación de alegría pura la invadía. ¿Felicidad? No era de decir esa clase de palabras a la ligera, ¿Pero cómo podía describir ese sentimiento sino?
Lance volvió a moverse, como si ahora que Pidge no estaba acostada contra él, no pudiera encontrar la posición correcta para dormir. Usando eso de incentivo, la muchacha volvió a acurrucarse a su lado, apoyando su cabeza en el hombro del muchacho, quien sin dudarlo la usó también como su almohada.
Y fue en ese preciso momento, en la mitad de la noche, con Hunk durmiendo a centímetros de distancia de ellos, y Lance murmurando cosas incomprensibles en sus sueños, que Pidge observó sus  manos entrelazadas y se dio cuenta de que el destino estaba uniendo sus vidas otra vez, solo que en esta ocasión era de la forma correcta.
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heyfancakes · 2 years
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[19042022]
voy a volver a escribir cartas al don nadie por aquí. por siempre lo utilizo como último recurso, cuando no sé qué más hacer.
comienza.
ya no tengo esperanza en nada que tenga que ver contigo. anoche te he bloqueado de cualquier lado. y me preguntarás, ¿por qué lo he hecho si ni siquiera es como que me quieras hablar? pues por si decides hacerlo y yo, con mi casi nula fuerza de voluntad, decida romper mi promesa de no contestarte. eres mi debilidad no.1 de toda mi existencia. no logro comprender cómo lo eres después de tanto tiempo que ha pasado, después de tantas decepciones, tantos dramas, tantas heridas y, sobre todo, tanta falta de respeto hacia mi persona. no tengo explicación de por qué sigo queriéndote tener cerca. sólo puedo pensar que esto es obra maestra del extraño fenómeno que es el amor.
tú bien has sabido que yo siempre estoy aquí y que me puedes alcanzar el día que te sientas decepcionado por la vida o por alguien más. sabes que voy a corresponderte y a darte un hombro en el que llorar; unos oídos que te escucharán; unos labios que te quitarán la sed; unas piernas que se abrirán y te recibirán; unos ojos que te mirarán con toda la atención y admiración del mundo; unas manos que te tocarán suavemente; y un corazón que te amará con ternura, a pesar de sus arritmias. sabes que aquí caes en blandito. que se siente como estar en casa. por eso siempre regresas. regresas a sentir ese confort que pocos lugares o personas te pueden dar.
entonces… ¿cuál es el problema? el problema radica en que a pesar de todo esto que doy, aún así no es suficiente par a ti. sigues sin quedarte. sigues buscando algo más que al parecer nunca ha estado en mí. tus deficiencias van más allá de lo que cualquier mujer, ser humano o sustancia te pueden ofrecer. ¿y qué tiene de malo? para ti, tú lo sabrás, porque yo no lo sé. es tu vida. pero para mí, en este proceso yo he estado involucrada por ya muchos años y no he logrado sanar esas heridas que todo esto me ha causado.
aceptar seguir siendo parte de tu vida, como me lo has pedido en varias ocasiones, me ha permitido percibir que todavía hay un amor/cariño de ti hacia mí, que de alguna manera soy importante para ti. sin embargo, no sigo sin entenderlo del todo tu forma de querer(me) y he terminado perdiendo cuando aposté a que iba a ganar algo.
no voy a mentir, cuando estoy contigo siento que soy yo, que puedo ser esa persona sin máscaras, sin dudas y en libertad. es como estar bajo tu sustancia preferida que te hace ligera, te desprende de la realidad de mierda y te manda a las nubes. pero cuando el efecto se va (te vas), el bajón a la realidad es estúpidamente pesado porque no sabes cuándo volverás a sentir eso de nuevo. lo quieres buscar y tener cerca pero no siempre se tiene respuesta. el síndrome de abstinencia es real: no te deja dormir, no te deja pensar, te sientes exhausta, desubicada, sin saber pa’ dónde ir. lo peor es que piensas que es algo que has hecho mal y, aunque no recaiga en ti, te sientes culpable de algo que ni sabes qué fue.
en fin… ya no queda más que decir que estoy siendo totalmente honesta con mis palabras. al igual que cuando digo que espero el día en el que deje de desear con cada célula de mi cuerpo tu todo. sólo me queda cerrar los ojos para recordar lo bien que se sintieron esos días, esas horas, esos momentos en los que creíste que sólo existías para ese par de ojos, para esa boca... para esa piel divina.
y finaliza (una vez más, todo).
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gri-sa · 5 years
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Diseño y pastel
Aquí te echo más palabras,
Aunque no sea miércoles en la mañana (la hora y día establecido por mí para escribir específicamente esta carta), aun así me encuentro escribiendo esta carta el miércoles en la mañana. ¿Por qué? Porque el tiempo es relativo aunque exista el técnicamente y el ‘así es como yo lo veo y me gusta así’. Algo que coincidentemente hoy aprendí que eso es más o menos las mismas palabras que también pensaba el buen Señor Barragán. Entonces, miércoles, porque para mí no es el siguiente día hasta que me duerma, y mañana porque ya son las 00:43. AHUA
Venimos a San Luis Potosí. Vimos San Luis Potosí, y sí, ¡conquistamos a San Luis Potosí!
*digamos que sí*
Definitivamente, estoy disfrutando que mi salón sea un cambio total de territorio (pun intended) en donde la rutina establecida de la universidad se rompa por unos dos a tres días en algo sin límites y libres. Se siente rico alejarme de la “cedemequis” y venir a un lugar donde eso ya no es relevante, excepto esta carta, porque los límites son otros e inquebrantables. AHUAAAA
Llevamos un día en el congreso, 3 conferencistas, ½ taller y una fiesta de bienvenida. Entre ellas muchas palabras con y sin sentido, porque las imágenes de las presentaciones no fueron suficientes para transmitir todo una conferencia. ¡Imagínate! Aun así me puedo llevar algunas cosas. Primero, del buen Oscar Hagerman, un señor de gran edad, gran trayectoria de diseño y gran creador de ternura. Pero además de todo eso, hubo muchas cosas que se me hicieron interesantes, como el hecho de que se inspiraba en la mueblería popular para crear mueblería popular para un mercado popular. Sí, exactamente, o también el hecho de que daba muchos tips. Pienso que esto es diferente a otros diseñadores, hasta en la carrera. Todo lo que hacemos, descubrimos, se queda en nosotros, porque no vaya ser la de malas que alguien más te copie. Pero él, hizo algo totalmente diferente, resumió un aprendizaje de 50 años en una conferencia de 1 hora con el propósito de que no perdiéramos tiempo, lo aprovecháramos y trabajáramos con ello. O sea copy, transform, combine. Está muy curioso como muchas cosas regresan a eso. Entonces como él me lo compartió  a mí, y otros 1000 estudiantes, yo te lo compartiré a ti, Gris:
3 líneas horizontales en el respaldo de una silla es mejor que 2 horizontales y más si es una silla pensada para usarse en ratos largos.
La comodidad/ergonomía es el punto de partida
Las 6 E’s: ergonomía, estructura, economía, estética, entorno, ecología
Las sillas bajas le dificultan a los usuarios de mayor edad salir y entrar
Buscar enderezar la curva de la nalga para que la presión en la espalda no sea mucho
Las recargaderas deben estar paralelas a la silla
La curva lumbar es un hot topic
Diseño que no se usa, no es diseño
Es mejor crear diseño afuera de la moda para que sea vigente durante mucho tiempo
Además de todo esto, se pudo ver unos tintes de Heidegger en la conferencia de Hagerman, específicamente del Das Sein o ser. Nos llevó la atención a su muerte inminente. Te dije, es muy grande, pero aun así cuando dijo, “Aquí les dejo esta plantilla de mi silla para que estén conscientes de los puntos ergonómicos”, no titubeó en mencionar que si alguien lo aplicaba en su diseño, él los iba estar viendo desde el cielo. Silencio incómodo. A como lo decía, parecía ser que ya estaba en paz con su muerte, aunque seguía frente a nosotros, carne y hueso, al final, vivo. Y, ¿debería? Yo digo que sí. Como decía Heidegger, esa es la forma en la que vives. Lo más padre es que sacó la muerte de su caja y lo sacó a pasear por el auditorio. Gracias, Hagerman.
De otro lado, también está Christian Vivanco. Lo más destacable es que dijo que el diseño es sinónimo con la comida. Actividades hermanas que nos permiten experimentar el mundo a través de los sentidos. Se me hizo una imagen bonita (me gusta mucho comer). Normalmente no los verías ni en las mismas ligas. También que nuestro propósito futuro como diseño mexicano no será buscar algo único e irrepetible más bien buscarlo para el diseño latinoamericano. Finalmente, pienso que resumió bien nuestro conflicto con el lugar de la perfección en el diseño: “ningún proyecto está terminado”. No solo los presentas y ya se queda dentro de su propia temporalidad sino es algo dinámico que se va mejorando y adaptando. Más que el mismo objeto sea sujeto a la perfección, la perfección está sujeto a nosotros y nuestra habilidad de crear mejoras considerando las 6 E’s que nos mencionó Hagerman.
Estas 6 E´s van de la mano con la forma en la que habías descrito a la libertad. En esta analogía, nosotros, seres humanos, débiles ante la inmensidad del mundo, somos el diseño. Por el otro lado todos los aspectos que pueden ser del entorno, las estructuras, la ecología, etc., van moldeando el diseño. No se crea solo y por lo tanto nosotros tampoco. Pero aun así no creo que esto nos quita las decisiones. Podemos decidir cómo actuar aunque nuestro contexto nos ha enseñado de otra forma. Es más difícil pero no imposible.  Por lo mismo, no todo niño que crece con papás alcohólicos termina igual.
Creo que esto es la misma razón por la que existe el ocio tóxico como la que describió Theodor Adorno. Tenemos la habilidad de decidir qué hacer con nuestra vida. Que hagamos cosas que no nos aporte nada al final nos afecta a nosotros y nuestra propia libertad. No me puedo alejar tanto de la idea de la responsabilidad y por lo tanto de mi propia decisión sobre la graduación. Somos responsables de la cantidad de libertad que tenemos. Esto significa aceptar cualquier resultado, ya sea positivo o negativo que venga con cualquier decisión que haga. Ya después si me arrepiento, pues como dicen los jóvenes: será mi pedo.
Aun así, siento que es nuestra naturaleza solo buscar lo bueno de las cosas. Aquí es donde entra mi pastel. Personalmente, siento una aversión por las mentiras, las odio. ¿Por qué? Pues porque es algo malo, ¿no? De chica pienso que este lema fue taladrado de tal manera que se formara un hoyo tan grande en donde solo pudieras llenarlo con pastillas de la verdad y nada más. La forma en la que mis papás nos lo relacionaban era como jugarle mal a alguien o en otras palabras verle la cara.  En sí, jugar con esa persona. Pero creo que esto también hace surgir más issues: el del respeto. Yo quiero que me respeten, por lo tanto, una forma de lograr este efecto es a través de la honestidad. Entonces, en sí, si percibo que alguien me está mintiendo ya estoy creando paradigmas sobre esa persona: no me respeta, está jugando conmigo y me ve la cara. Mi confianza automáticamente desvanece en esa persona (hasta nuevo aviso). Mi forma de contrarrestar esto es siendo honesta. Es mi motto, lo que me define, pero al final, pienso que realmente no recae en mi integridad (aunque se siente bien no mentir) sino recae en mi orgullo. Haré cómo quiero que los demás me hagan. Quiero respeto y como se lo digo a mis amigos, ¡lo demando! Pero al final, creo que la última capa de mi pastel mega delicioso (está lleno de issues y polvoreado por azúcar glass) es que solo quiero que las cosas no sean falsas. Crecí en un casa separada, plagada por divorcio, en donde vi el poder que tenían las mentiras para crear destrucción (que dramática), o por lo menos así lo percibió Isabel de 9 años, pero no lo noté hasta ahorita, ya Isabel de 23 años. Entonces, odiar las mentiras en realidad es un repudio a la inestabilidad.
¿Qué queremos? ¡Estabilidad!
¿Cuándo lo queremos? ¡Ahora!
Por lo tanto, más allá, que la perfección dirigido a lo físico, sino a las personas, siempre andamos buscando las mejores condiciones para vivir una vida buena, segura y en mi caso, estable. Eso es nuestra búsqueda de la perfección. Pero creo, que se crea un shock con la realidad cuando notamos que las cosas en realidad no son de rosa. Y cómo los aspectos de la vida muchas veces se sienten fuera de nuestras manos. Para remediar esto, pasamos la misma búsqueda a los objetos. Cosas que son más controlables, influenciables. Pero estos objetos existen dentro de un mundo imperfecto. Creo que estas cosas malas hacen las cosas más reales porque nada es completamente perfecto. Por fluidez, yo pienso en algo líquido, moldeable, puede ser una cosa y después otro sin ser definido. Creo que la perfección nos ha creado este reto, ¡aun ni llegamos a algo concreto! En sí, es una palabra mega inestable y fluido. Por lo tanto, creo que cada quien tiene una visión perfecta (al menos que seas muy pesimista) pero es algo imposible de traducir al mundo real. Entonces, más que empezar por definirlo a partir de lo físico, ¿no crees que deberíamos haberlo hecho desde lo emocional? Ya que nosotros influenciamos la perfección. ¿Por qué creamos estos pasteles tan intrínsecos? Si al final, es por la búsqueda de algo que en un principio nos afectó y solo queremos mejorarlo, crear nuestra propia perfección a partir de los daños que la vida nos ha ido cobrando.¿Alguien puede llamarle a la aseguradora?
Espero tengas un buen fin de semana,
AHUAAAAAA
~Isa
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