Tumgik
#rollerderbykisses
dcamanes · 7 years
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Roller Derby Kisses
Publicado en Perdiz Magazine #7
Llego a Trinitat Vella a las 18:30 de un sábado. La Trini es un barrio obrero bastante maltratado a las afueras de Barcelona (España) donde tres días a la semana entrena el equipo de Roller Derby Barcelona. Cuando salgo del metro veo a dos chicas muy jóvenes, una con un gran tatuaje en el muslo, la otra con una mochila en forma de cabeza de ovni plateado. Genial, pienso, estoy en el lugar correcto. Hoy es su primer partido en casa contra las Alcoi Roller Derby y también es mi primer bout (a los partidos les llaman “combate” en inglés), así que no sé muy bien qué me voy a encontrar.
Pago la entrada y busco un sitio en la grada. Junto a mí se sientan un nutrido grupo de moteros con sus chupas a lo Sons of Anarchy, pero también hay padres y madres, amigos de las chicas, curiosos e incluso el típico colgado del barrio que pronto se revela como el mayor fan y mascota del partido. Hay birras, aceitunas y fruta cortada que ha traído una vecina. Me pillo una birra artesana en botella de vidrio y sin etiqueta. Un chico del barrio las prepara y las vende en los partidos: “¿Te gusta? —me pregunta— Les he puesto lúpulo ahumado”.
Las chicas están terminando de calentar. Los árbitros y oficiales ya están listos en la pista. La misma chica que me ha vendido los tickets es la comentarista y animadora del partido. Presenta a cada una de las jugadoras con entusiasmo: Allie Ollie, Caste Diem, Mad Mad Chika, PatyDifusa, Canela Fina, Miasma, Pólvora, Murder She Rolled. Los motes son potentes alter egos que desafían estereotipos y prejuicios. Algunos surgen de anécdotas, otros son simplemente nombres de guerra que reflejan la intensidad del deporte. Imagino que podría estar en Austin y empiezo a fantasear sobre cuál sería mi mote si fuese jugadora: ¡Debs in Toyland! o, mejor, Faster Pussycat! Kill! Kill! El público aplaude aunque el ambiente está algo tímido. La música no para de sonar en todo el partido, desde Bomba Stereo a Spice Girls.
Empieza el bout y tiro de panfleto para entender lo básico: sobre la pista o flat track (el roller derby en sus inicios se practicaba en una pista inclinada, tipo velódromo) las jugadoras se dividen en jammers, blockers y pivots. Aunque al principio parezca complicado, la base del roller derby es sencilla: hacer el máximo de puntos y evitar que el otro equipo marque. Para ello dos chicas de cada equipo, las jammers, deberán superar a las blockers del equipo contrario. La primera que atraviesa el pack (pelotón) se convierte en lead jammer y puede empezar a puntuar a partir de la primera vuelta. Las blockers de su equipo intentarán abrirle paso, mientras que las del equipo contrario se dejarán el hígado evitando que la jammer las supere. Cuántas más jugadoras adelante la jammer, más puntos. Las Ingles de Acero, nombre de guerra de las Barcelona Roller Derby, son claramente superiores; pero la pequeña y rápida Mala Yerba del equipo contrario se lo pone difícil en ocasiones, superando a las blockers con auténticos destellos de genialidad y mala ostia a la par.
El roller derby es un verdadero desconocido en España, aunque están surgiendo equipos de guerrilla y resistencia en muchas ciudades. La primera vez que oí hablar de este deporte fue en Whip it, una peli del 2009 dirigida por Drew Barrymore que es un auténtico canto a la amistad femenina y al empoderamiento de la mujer. Mi segundo contacto con el roller derby fue gracias a la artista finlandesa afincada en Berlín, Riikka Hyvönen.
Riikka es una patinadora experimentada que rinde homenaje a la fascinante cultura del roller derby creando enormes pinturas en 3D de los Roller Kisses: hipnóticos moratones de gran tamaño que parecen nebulosas o auroras boreales. Cuando una amiga le dijo “Tengo un moratón precioso en mi culo. ¿Lo quieres ver? Tiene 12 colores distintos y es del tamaño de mi cabeza”, Riikka no dudó en pedirle la foto por email y a partir de esa imagen creó su primer “beso”. En el roller derby, los moratones tienen un significado positivo. Las marcas son “parches de honor”, “mordiscos de amor”, dice Riikka. “Es parte del juego estar orgullosa de tener esa marca dolorosa en tu piel. Son trofeos merecidos después de un partido bien jugado”.
Cada moratón es una historia, una especie de tatuaje temporal que te recuerda que lo has dado todo en el juego. A las chicas se les ilumina la cara cuando les preguntas por sus cardenales. “Cuantos más moratones, más has luchado, más caña le has dado”, dice orgullosa Dominatrix 011. Una de las freshies (de fresh meat), las chicas nuevas que se preparan para poder entrar en el equipo, dice que el primer moratón le hizo especialmente ilusión. Es casi un ritual de iniciación, una marca de pertenencia a la tribu.
Las chicas hablan de un tercer tiempo, allí donde se encuentran las jugadoras de uno y otro equipo tras los bouts. Salen de cañas o de fiesta juntas y es entonces cuando muchas veces se enseñan los golpes unas a otras. A veces también se los mandan por WhatsApp o los comparten en redes sociales. Si buscas #derbykisses en Instagram aparecen una ristra de hematomas de todos los tamaños y colores: los hay perfectamente redondos y violetas, otros parecen gigantescas nebulosas que van del malva al ocre, hay ojos amoratados y piernas con la marca de las medias de rejilla incrustada, como si alguien hubiera hecho un gofre en su rodilla. Cuanto más grande el morado, más elogios.  
Riikka, en su obra, hace honor al “doloroso esplendor de este deporte y a la contradictoria belleza de las contusiones”. “Intento hacer justicia a una comunidad a la que quiero mucho: es inspiradora, agresiva, elegante y también feminista.” De hecho, el término “roller derby” es propiamente el deporte practicado por mujeres, mientras que la versión masculina se conoce como “roller derby masculino”. Al ver un gran culo en shorts de lycra una puede pensar que en cierta manera se está cosificando a las chicas. “Sí —afirma abiertamente la artista—, lo estoy haciendo, pero lo hago de la misma manera que ellas se cosifican a sí mismas”, es decir, resaltando aquello que en el mainstream resulta desagradable y feo. En un pompis con un hermoso hematoma del tamaño de un puño no hay violencia simbólica. “Lo que quiero es visibilizar el increíble vínculo que hay entre las chicas y sus moratones”.
Para crear sus piezas Riikka utiliza madera, cuero, pintura, DM y mucha purpurina, reflejando también así la estética voluntariamente kitsch del roller derby y creando una visión desacomplejada de la representación de la belleza femenina. Según Violent Femme, el roller “empodera a la mujer en un marco no tradicional, alejándola de los estándares femeninos convencionales”.
Todas y cada una de las jugadoras coinciden en que es la adrenalina lo que les hace superar el miedo al dolor. La excitación del contacto y la velocidad es superior al daño físico. Pero aunque es esencialmente un deporte de contacto, lejos han quedado aquellos partidos-espectáculo de los años 70 en los que los codazos en la cara, puñetazos y tirones de pelo estaban permitidos en la pista. Hoy el roller derby tiene un reglamento muy estricto y complejo en constante evolución, que pretende afianzar el juego como un deporte de habilidad y estrategia para el que se requiere mucha intensidad física, alejándose de la idea de “chicas en medias que se dan de hostias”. “La mayoría de moratones nos los hacemos al caer hacia atrás sobre nuestras propias ruedas”, aclara Bers 013, “o al clavarnos las de las compañeras en el culo o en los muslos durante los entrenos o en los partidos. Luego nos decimos: ‘Mira, ¿ves este moratón? Es tu rueda, esa marca eres tú’.”
Para algunas de las chicas este deporte lo es todo: es su familia y sus mejores amigas, su tiempo libre y casi un trabajo a tiempo parcial. Implica sacrificio y muchas horas en entrenamientos, comités organizadores, viajes, etc., pero es capaz de crear un sentido de comunidad y hermandad que compensa no solo a las jugadoras sino también a los voluntarios que lo hacen posible: desde el tío de las birras al árbitro. Más allá del esfuerzo invertido y las hostias, este deporte hace que las chicas sientan que han encontrado su lugar en el mundo, que pertenecen a un grupo de mujeres fuertes y diferentes donde no importa si eres alta, baja, si tienes michelines o si te estás quedando calva. Da igual cómo vistas, de dónde vengas o qué hagas para ganarte la vida. El roller derby acepta y protege la diferencia por encima de todo. Aunque es verdad que no está hecho para todas. “Muchas chicas que vienen del patinaje artístico no duran ni tres semanas”, confiesa con una sonrisa burlona Stacey Malibú, una de las más veteranas del equipo. Solo si realmente amas el roller derby desearás que te den un buen beso.
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brandyzzyzx · 7 years
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I got FUCKED UP at our #rollerderby #scrimmage tonight. I hit my head so hard I had to sit out the last 30 minutes & check out these #rollerderbykisses #possibleconcussion (at Bat Country)
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