#sol trah
Explore tagged Tumblr posts
Text
Dumping some oc art requests from my ig stories :]
It's been a really fun challenge, and I'm not halfway done arg
Anyway, the guy with the helmet is Hegon (the dathomirian Zabrak). He wears it after leaving the jedi order, and then after order 66, he fully covers himself to hide his tattoos and horns.
The nautolan is his master.
#star wars oc#the clone wars oc#jedi oc#dathomirian zabrak oc#dathomirian oc#zabrak oc#nautolan oc#hegon#sol trah#oc hegon#oc sol trah#my art#my star wars fanart#star wars fanart#fanart#art#star wars#star wars prequels#star wars the clone wars#clone wars#the clone wars#tcw#acceptrans#acceptrans art#non-human#alien#star wars alien#my alien art#my star wars alien art#tcw oc
10 notes
·
View notes
Text
Testimonio de guerra
La nave se estremecía ligeramente, provocando que las llamas de las velas arrojasen sombras ominosas en el interior del habitáculo. Ti'kali se hallaba en el camarote del capitán: una habitación oscura, de madera podrida e infectada de líquenes. La habían invitado a cenar. Y mientras su anfitrión esperaba a que diese cuenta del condumio, observándola con las cuencas de sus ojos vacías, la trol Zandalari ingería un pescado en pésimo estado de conservación, pero que en aquellas circunstancias le sabía a gloria.
–Empecemos por el principio: quiero saber qué hacíais flotando a la deriva en las aguas, tan lejos de la costa, y quiero que me cuentes todo cuanto sepas sobre el Cancerbero y su capitana.
–Ya te he dicho to' lo que sabía. Pero si insihteh, colega, te lo contaré otra vez.
–Por favor. Me gustaría oír la versión extendida. No omitas detalles.
–Mu' bien…
�� Todo comenzó durante la batalla de Dazar'Alor. La Alianza dehtruyó casi toda nuehtra flota y entraron en masa po' el puerto de nuehtra ciudad. Mientrah lah tropah de élite subían por la pirámide pa' asesinar al rey, loh soldadoh de Kul Tirah, loh mercenarioh y loh corsarioh recorrían lah calleh en buhca de tesoroh fácileh y de víctimah de lah que abusar…
Entre elloh se encontraba la capitana Desdémona y su tripulación de bucaneroh. Se paseaban a suh anchah por el Bazar, regihtrando loh comercioh y dehvalijando todoh loh artículoh de valor: todo el oro, la joyería, lah armas; cualquier cosa que se pudiera vender. Todo el que oponía resihtencia moría en el acto de un tiro en la sien; o era acuchillado y lanzado a la cuneta como un saco de maíz… Y yo lo sé porque ehtaba ahí. Era una guardia del Bazar: debía proteger a mi pueblo, pero ehtaba sola. Me avergüenzo de lo que hice: me ehcondí trah un carromato y aguardé…
Sohpecho que la capitana del barco me vio, porque se acercó a mí olfateando como un sabueso y cuando ehtaba apenah a doh pasos de dihtancia, sonrió. Fue una sonrisa perversa, cómplice. Con todo, no me delató. Siguió adelante, caminando. Suh andareh parecían máh propioh de un hombre, pero su figura era la de una muher. Entonces, se plantó en medio de la calle y dihparó variah veceh al aire. Ordenó a to's los mercadereh que le entregaran suh bieneh pacíficamente, dehcansando loh pulgareh po' dentro de su cinturón. Tenía un acento raro: una mehcla entre el dialecto de loh marinoh de Kul Tirah y otra cosa que no había oído nunca… No sé. Supongo que no impohta.
Loh civileh ehtaban colaborando, pero un par de idiotah trataron de abalanzarse por detráh y un hombre gigante, máh grande que ella, loh partió en doh con su alfanje. Ehto desató el pánico: loh comercianteh intentaron huir; y algunoh insensatoh atacaron a la tripulación del Cancerbero. Al final, pagaron juhtoh por pecadoreh: la capitana ordenó que abriesen fuego y cayeron muchoh… loh que ehtaban peleando y también algunoh de loh que pretendían ehcapar.
Fue en ese momento cuando lah vi… Lah hojah de Zin'jo.
El Renegado alzó su palma para indicarle que se detuviese.
–¿Te refieres a las hojas del capitán Zin'jo? ¿Del Pacto del Doblón Dorado?
–Sí, colega. Trah la muerte del trol, nuehtroh marineroh lah recuperaron y lah trahladaron a Dazar'Alor pa' cuhtodiarlah y honrar la memoria de Zin'jo.
El capitán se manoseó su barbilla esquelética.
–Prosigue.
Lah hojah de Zin'jo habían sido mancilladah: lah usó pa' derramar sangre trol. ¡Maldigo una mil veceh a esa cruel Perra Infame! Pero yo nunca debí haberme ocultao: de haber salío ahí fuera, quizá podría haber prevenío la matanza…
Cuando se fueron, dehpués de haber saqueao el Bazar, y subieron en su nave, yo conseguí reunir a un puñao de trol pa' darles caza. Incautamoh una antigua barcaza de pehca, la equipamoh con ballehtah y noh hizimoh a la mar. Queríamoh venganza. Venganza por loh que habían caído. Venganza por Rastakhan y po' Zuldazar.
Pensábamoh que no loh alcanzaríamoh, pero de repente plegaron lah velah y giraron de cohtao. Sentimoh miedo. Viraron su rumbo y empezaron a dihparar. Aún recuerdo suh aullidoh infernaleh; cómo se oían po' encima del ehtruendo de loh cañoneh y de loh gritoh de nuehtra tripulación precipitándose po' la borda…
Ni siquiera se molehtaron en dehvalijar loh rehtos del barco. Dieron media vuelta y se largaron con el viento de popa trah habernoh abatío. Noh abandonaron ahí pa' que muriésemoh a causa del sol o de loh tiburones. Y entonceh fue cuando llegahteis vohotros y noh rehcatahteis…
La trol concluyó su relato. Continúo devorando con voracidad, en tanto que el no-muerto fruncía sus labios.
–Así que eso es todo lo que sabes del Cancerbero. ¿Tienes idea de adónde se dirigían?
–Ya te he dicho que no, colega. ¿Po' qué te interesa tanto ese barco?
–Tengo asuntos que resolver con la Guardia del Lobo a la que sirven la capitana Desdémona y sus hombres –explicó–. Un buen primer paso sería averiguar dónde echa el amarre su flota para acabar con ella.
Ti'kali paró de comer. Se puso en pie y saludó con solemnidad al Renegado.
–Si vah a cazar a la capitana Desdémona, puedeh contar conmigo. ¡Convenceré a mih compañeroh y te servirán, capitán von Decker! He ehcuchao hablar de ti en Dazar'Alor: ¡tú y tu Lordanés Errante aterrorizahteis al Pacto del Doblón Dorado! Podréih dehtruir a esa Perra Infame… ¡Permite que te ayudemoh!
William von Decker esbozó una amplia sonrisa, mostrando su boca desdentada.
–Aprecio tu entusiasmo, pero ya tengo planes para vosotros.
–¿De qué ehtás hablando…?
–Verás: todavía he de recuperar las pérdidas que sufrí a causa de esos perros sin collar. Por suerte, existe un lugar en el que aceptan a gente… como vosotros –dijo–. Os tratarán bien: os buscarán un nuevo hogar. Y yo me embolsaré MUCHO oro.
–No lo entiendo… ¡Ereh un corsario de la Dama Ohcura y de la Horda! No puedeh hacer ehto… ¡No puedeh traicionarnoh!
El capitán se carcajeó. Y acto seguido, apuntó con el cañón de su pistola a Ti'kali.
–Despierta, chica: este es el mundo real. ¿De verdad crees que a Sylvanas le preocupan las vidas de unos pobres diablos como vosotros? –Levantó su mano huesuda–. No, no contestes. Te adelanto la respuesta: ¡NO!
El no-muerto llamó a sus hombres, que penetraron las puertas al momento.
–Escoltad a nuestra huésped al calabozo, junto con todos los de su ralea.
–Sí, capitán… ¿Alguna otra orden?
–Sí: poned rumbo al norte de los Reinos del Este. Directos a la Prisión Piedranegra.
0 notes