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Noche XXXII

Leerme a mí mismo es una de las cosas más deprimentes que puedo hacer. De verdad me sorprende lo mal que me veo a mí mismo, lo mucho que me odio, lo vomitivo que puedo llegar a ser conmigo mismo. Me rompe un poco cada vez que leo que no soy bueno, sabiendo que lo dije yo mismo. Intento engañarme diciendo que es mentira, pero sé que no miento cuando digo esas cosas malas. Sé que soy débil y patético; triste y sin talento; aburrido y sentimentalista. De todas formas esos son defectos con los que uno tiene que aprender a vivir. Igual me pregunto si es posible que en algún momento de mi vida seré capaz de ver al menos una virtud en mí. O si podré siquiera encontrarla, porque no creo que sea existente. En algún momento pensé que verdaderamente bromeaba respecto a estas cosas, pero me he dado cuenta de que no lo hago. Todo es en serio. Soy sincero conmigo mismo diciendo que quizá no sea tan malo como creo y acabo dándome cuenta de que soy peor. No soy el comediante, soy el chiste.

Últimamente me he sentido un pelo más roto. Más descompuesto. Echa’o a perder. Descosí’o y desgana’o. Y sigo echándole un cerro ‘e bolas pa’ no tirarme a un barranco de vicio o a las vías de un tren. Bueno, quizás exagero porque no me creo capaz de matarme. Soy un tobo roto y necesio un chorro eterno pa’ mantenerme lleno de cosas buenas. Si cierras el grifo y te vas, sólo me vaciaré y volveré a la misma vaina. O quizá necesito poner un parche lo suficientemente resistente pa’ empezar a llenar ese tobo con mis lágrimas y quizás algo decente salga de ahí. Acabo de notar que escribo en tumblr porque nadie me lee. Así como no es posible que alguien llegue a leerme en algún momento. Odio dar lástima y en eso me ayuda este sitio, el anonimato. Aunque sería más bien la invisibilidad. Cerré Facebook y Twitter porque me estaban consumiendo. Pero dejé abierto Messenger porque no quería dejar de hablarle a un par de personas. Pero también me deprime que ya no hablo con nadie. Verdaderamente con nadie. Generalmente mantengo un par de conversaciones con gente. Al menos cuando estaba tranquilo. Ahora supongo que lo que hago es chuparle la energía a estas personas y ellas prefieren mantenerse a raya. Los entiendo. Es agotador lidiar conmigo en esta situación. Por eso opto por el aislamiento. Así evito joder a la gente. Así les evito dolores de cabeza. Por ese motivo quería irme de todos lados. Y lo siento mucho porque sé que hay un par de personas que verdaderamente se preocuparían. Sé también que a la mayoría les importaría un coño —como a mí si se tratara de mí mismo—. Pero es verdad que no quiero echarles este balde de mierda encima. Quiero enfrentar mis peleas solo porque acabo bien parado. Bueno, acabo de pie. Nunca victorioso, pero de pie.

Siempre encuentro el camino para sentirme menos miserable aunque siento que también cada paso me voy opacando un poco más. Que cada vez luzco más triste y más apaga’o. Pero creo que no es algo que pueda cambiar. Me toca lidiar con eso. He pensado muy seriamente en buscar ayuda profesional porque, nuevamente, no quiero que toda esta basura recaiga sobre gente a quien le tengo cariño. Quiero que un psicólogo me diga “Mira, tienes problemas serios”. O que me diga que estoy sano y que verdaderamente estoy sobreactuando. En cualquiera de los casos, creo que lograría safarme de muchas cosas. Quiero ahogarme en alcohol esperando que me dé cirrosis hepática y me muera a la mierda. O hacerme un adicto a la heroína y morir de una sobredosis. Creo que esas serían las únicas maneras en las que cometería suicidio. Las únicas en las que sería capaz de hacer eso.

Esto se tornó bastante peor de lo que esperaba. Iré a hacerme una paja y me iré a la cama.

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maldición,

sí que sabes cómo patearme las tripas,

los huesos y el alma.

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Soy el ser patético que llora y escribe escuchando Bebé a la una de la mañana mientras piensa en que se merece toda la mierda que le pasa. No veo la pantalla porque no tengo las bolas decambiar esta mirada fija y perdida que tengo . veo la oscuridad, logro distinguir las luces del reloj despertador, la luz del teclado sobre mis piernas, y tristemente la luz de la pantalla de la computadora a mí derecha.. Estoy sentado en mi cama y quizás no corrija esta mierda porque a fin de cuentas, escribiendo “bien” igual escribo de la puta mierda. un falso poeta, un falso en general. doy lástima. para eso sirvo. quizás debería tirarme a la calle y ser un puto mendigo quizás así tenga un mínimo de éxito miserable. cierro los ojos y suspiro mientras suenan Frank y Nancy Sinatra de fondo diciendo que es estúpido decir te amo. QUizá lo sea. Acabo de leer un fragmento de una prosa que no tiene ni siquiera sentido y que me hace sentir peor de lo que ya estoy. Estoy roto, como hace tres años. Como estos últimos ocho años. Como siempre he estado roto. No sé por qué creo o me empeño en creer que verdaderamente es algo diferente esta vez. Realmente no lo es,  soy la misma puta basura de hace no sé cuánto tiempo.  esta tos me tiene bien jodido y sólo pienso en que ojalá y se al maldito cáncer que he estado buscando hace cuatro años. cigarrillos que no compartimos y ese maldito no vivido tan frecuente en mis versos de papel maché. doy asco y no conmuevo a nadie porque verdaderamente no sirvo para nada. No shit, Sherlock. Suena Señor Loop recordándome que en esta sopa de techo pensaré en lo que no he hecho y lo que seguramente no haré tampoco. y que eso me hace vulnerable. algún día leeré esto y me burlaré porque eso soy yo. un pedazo de mierda que no s ríe de las desgracias ajenas sino de las propias. soy  yo y mi peor enemigo en el mismo puto cuerpo. no sé por qué coño de la madre no me he matado. supongo que está mejor torturarme con este tipo de situaciones. cadáveres que no escribimos. 

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Estoy triste. Bueno. Verdaderamente no estoy triste. Sólo me siento extraño. Estoy bastante tranquilo, la verdad. Sin embargo, decidí abrir el reproductor de música para escuchar Chet Baker y ponerme en el mood tristongo azulado. Decidí mejor escuchar Foo Fighters a mitad de Miy Funny Valentine y para mi sorpresa el aleatorio me lanzó La Innombrable de Julius Popper. Me perturba un poco el hecho de que sonara esta canción. Considerando todo lo que ha representado para mí. Es una canción con la que he llorado pero que me acaba de sacar una sonrisa tonta. Como esas sonrisa que me ha sacado la nena en estos días. O como esa sonrisa con lágrimas que me sacó la luna en cuarto creciente de ayer. Creo que era cuarto creciente. Era su sonrisa. Vaya mierda, qué tonto me veo. Por suerte nadie me lee en esta porquería. Hasta que un día, ebrio de bolas, publique el link al blog en otra red social, como Twitter.

Ahora suena algo de Fall, Maury von Loon, esa mujer es increíble. No sé si es una mujer, la verdad. Pero su música es preciosa. Y viene a sonar Waltz for life will born de Uyama Hiroto y Nujabes. Gracias. Estas son canciones que normalmente escucharía intentando calmar mis dolores. La Innombrable no, pero estas otras dos sí. Siento que acabaré llorando unos ríos que dejarán las sábanas empapadas esta noche. Un presentimiento bastante común. También siento que intentaré acabar algo que comencé ayer. Un soneto. Aunque, evidentemente, uno de mentira porque mi obra “poética” es un puto chiste que se tambalea entre rosas y azules. Eso también lo hablé con la nena. El rosa es un color femenino que asociamos con calma y tranquilidad, el mundo color de rosas. El azul es un color masculino que se asocia con la tristeza profunda. Y estoy suspirando, como se me ha hecho costumbre.

Este sitio se ha convertido en una suerte de salvación para mí. Yo escribo no con intención de no ser leído, sino de que alguien más lea y diga “Vaya, este tipo se siente mal, yo también”. De esta manera se desarrollaría un vínculo empático bien extraño, pero uno que agradezco. Tú tienes que estarme jodiendo. Fui al baño un momento y comenzó a sonar la primera composición salida de mi cabeza que llegó a gustarme. Trece segundos. Todo bien, regreso y empieza a sonar La bohème de Aznavour. Esta canción me tumba los ánimos por completo. Por supuesto que ya estoy llorando, dejé de escribir por varios minutos. I FALL IN LOVE TOO EASILY. Este aleatorio de verdad va a lograr que siga llorando sin parar. Acabo de revisar las canciones que siguen y viene Everlong. Todas las canciones que han sonado hasta ahora tienen un algo especial para mí. Un algo que me hace más o menos miserable dependiendo de la situación.

Ayer salí buscándote...

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Noche XXXI

Esta es la primera entrada del año y todo parece irse a la mierda. Siento que no puedo escribir a nadie en este instante y me he venido para acá para esclarecer toda la mierda que transita por los callejones y veredas de mi masa encefálica. Acabo de notar que encefálica termina en “fálica” y es extraño. No quiero distraerme de que siento que algo que ni siquiera comenzó está llegando a su fin, o al menos que eso creo.

Bien, no sé si esto está acabando o no. No entiendo una mierda. El corazón está rebotando contra el resto de los órganos y siento que de un momento a otro experimentaré lo que hemos visto en todas las putas películas de Alien. No conforme con eso, el nene cardíaco saldrá corriendo en busca de esta mujer.  AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA. Nada ha acabado. Y se siente bien. No siente casi ansiedad. Yo sí, pero ¿qué coño importo yo? Maldita vergüenza que siento porque sé que publicaré esto. Es que no hay respeto por mí mismo. Aquí hay una ola de frío anormal y yo me siento tan bien, con tanto calor. Eso es producto del amor. De la admiración.

Es que sigo sin saber qué coño está ocurriendo, o qué me dijo, pero intuyo que no es nada malo. Soy tonto.

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Noche XXX

Esta es probablemente la última entrada de este año y la verdad no sé ni cómo coño sentirme al respecto, porque verdaderamente me siento como la mismísima mierda. Nada de qué preocuparse. Estado natural. De todas formas, hay que entender que no importa mucho lo que uno haga.

Se me fue la puta idea, estoy escuchando Nujabes y la verdad tengo los ojos agua’os. Maldito hombre. Bueno, bendito, puto genio. Escribir acá funciona como una suerte de distracción del frío tan maldito que se siente los últimos días de diciembre. No importa si hace frío todo el mes, la semana entre Nochebuena y Nochevieja siempre será una putada donde el frío alcanza niveles ridículos. Aunque admito que este año se sintió un calor bastante agradable cerca de las cinco de la mañana cuando regresé a casa y me dispuse a desearle lo mejor del mundo a todos los que quiero. Recuerdo que fue tan banal como una publicación en Instagram. Tan tonto como un hilo en Twitter. Soy patético y el frío pareciera insoportable. Ojalá que sí pueda aguantarlo. Ya, de una u otra forma, sólo quedan un par de días antes del calor. Sin embargo, uno no puede estar seguro de nada. No podemos dar nada por sentado. Patético, de verdad.

Y es que es verdad que el frío comenzó con un pequeño comentario. No había llegado o no parecía llegar. Amenazaba pero no acababa de entrar. Parecía estar al asecho, pero estaba temeroso. Sin embargo, es tonto que haya aprovechado una cosa tan frívola como un pequeño comentario. Se me hace extraño pensar que verdaderamente el frío no estaba. Quizás con ese comentario acabé desvistiéndome. Eso es.

Fue el comentario que me hizo notar lo vulnerable que era. Nunca estuve abrigado, sólo estaba resistiendo el frío. El calor corporal. La idea de que todo era como yo creía. Darme cuenta de que verdaderamente no estaba vestido, pero creí haberlo estado. Tengo frío. Estoy triste. Es verdad. Pero carajo, tampoco es un motivo para dejar de moverme. Que se suelte el amor y se suelten las pasiones. Los dolores y los guayabos que comiencen su trote hacia estos días en los que estoy parado. Los espero. Brazos abiertos. Sin miedo. Bueno, con un poco de miedo. Con ganas de llorar un puto mar, evidentemente.

Este año fue un año decente. Estos días fueron increíbles. Volví a escribir, volví a escribir, volví a escribir, volví a escribir, carajo. Escribí de nuevo. había hecho una pausa tan repentina que no noté cuándo dejé la práctica. Sé que mis poemas son mayormente basura, pero el hecho de volver me emociona un poco. Perdí la práctica para escribir sonetos sin necesidad de contar con los dedos cada sílaba. Imagino que lo mismo le pasa al dibujante que no toca un lápiz para trazar una línea en meses. Todo se trata de darle amor a las cosas. No importa si este amor es color rojo, amarillo, naranja o púrpura, azul. No importa si es gris o como un arcoíris. Lo importante es que sea verdadero. Keep it real, niño.  Con todo esto dicho, con el hecho de que conocí a una muchacha que logró, con intercambiar algunas palabras, moverme a volver a esta porquería, con el hecho de haber pasado una semana bonita, con el hecho de haber cargado una foto extraña a Twitter, con el hecho de haber vuelto a hablar con unos amigos, debo aclarar que igualmente voy a quebrar en llanto y me ahogaré en cocuy porque maldita sea, el guayabo es bandera.

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Noche XXVII

Acabo de llegar a casa y estaba bebiendo. Leí la segunda entrada de este tipo en este “blog” y verdaderamente doy pena. Estoy algo ebrio. No me molestaría estarlo un poco más, sólo por revivir algo de ese sentimiento viejo. Un litro de cocuy mascerado con jengibre y miel de cuarenta y dos grados. Quiero titular algo así. Un poema, una canción, un algo. Sin embargo, estoy aquí. Abatido de sueño escribiendo en el Zen Writer, cortesía de Ruslan, porque sé que no podré publicarlo en Tumblr en el estado en el que estoy. Siento que estoy manteniendo mi postura al no cometer graves errores en ortografía o sintaxis, pero es un esfuerzo sobrehumano. Igual, no estoy tan ebrio. No tanto como para escribirle a una musa para decirle que es motivo de sonetos y versos libres. O a otra para escribirle diciendo que ha sido motivo de acordes y melodías. O a otra para decirle que ha provocado guayabos y estados melancólicos. A fin de cuentas, verdaderamente no han sido ellas quienes han creado eso, o quienes han sido el origen de. En realidad, las musas son sólo esos ideales que he creado en torno a personas que he conocido a lo largo de mi vida. Cabe destacar que agradezco eternamente el haber conocido a estos personajes tan peculiares, tan brillantes, tan maravillosos.

Era la esfera de Soto que veía a mi izquierda.

Acidez, náusea, mareo. Algo más de cocuy, mascerado con jengibre y miel, de cuarenta y dos grados.

Laure canta sobre un sample de Beethoven en mi bemol, o do menor.

Brilla en el cielo, pero no te veo, o no veo la tuya sonrisa tímida.

Anda a la mierda, vaya porquería. Lo que me intimida es que esto será publicado en esta puta red social. Además, de que cuando abrí el prograba abrí el último soneto que escribí. Vellos, piel, mujer, pérdida. Su musa brilla por sí sola. No necesita de mis adornos o alegorías o elogios o apologías. Sobre todo porque nunca son adornos, ni alegorías, ni elogios, ni apologías.

Estoy cansado, con sueño, ganas de ver Naruto y la pregunta fuerte sobre el ir o no ir a trabajar en unas cuatro o cinco horas. Deseo no tener que enfrentarme a estas dudas.

Deseo sólo no tener que hablar.

Hasta la p´roxima (porquería).

Escrito el trece de diciembre cerca de las tres de la madrugada.

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Noche XXVIII

La noche vigésima séptima será subida en otro momento en el que mi ser sobrio apruebe lo escrito ahí. Por ahora sólo me queda registrar en esta porquería que vuelvo al vicio viejo que me toca, estoy bebiendo solo de una botella que tiene vodka, dos rones baratos y un aguardiente color orine de hombre con problemas renales. Sabe a mierda. Sabe tanto a mierda que recordé lo que decía mi vieja: “Remedio que sabe mal, remedio que te sana rápido”. Imagino que de ahí viene mi amor tan fuerte por licores baratos. De esos que son tan fuertes que un litro basta para cinco personas si son bebidos a un buen ritmo. Algo como los cuatro licores que se mezclan en la botella que estoy bebiendo. Si me preguntara alguien el porqué estoy bebiendo justo ahora, no podría responder. Verdaderamente no hay un motivo, no hay una tristeza profunda. Supongo que sólo es parte de mi temporada más patética del año: el cierre. Aunque hace un año no fui tan patético. Bueno, sí lo fui, sólo que no en el aspecto emocional.

Debería estar bebiendo más rápido. Lo suficientemente rápido como para estar verdaderamente ebrio. Todo porque tengo una carencia de amor propio y autorrespeto enorme. Claro, eso tampoco es tan grave. Sigo siendo un artista medianamente malo. Ya no completamente malo. Ahora tengo un dominio teórico que me ayuda a no apestar como antes. Este dominio teórico me ayuda a estar en capacidad de conversar con verdaderos artistas sin parecer demasiado novato. Pero a más nada. Por cierto, esta mierda es demasiado bandera, me está quemando las tripas.

Maldita sea, qué bueno Angel Vivaldi. Qué buen puto guitarrista. Qué buen puto músico. Logra evocar unas sensaciones tan extrañas con sus melodías. No extrañas en el sentido más puro de la palabra. Más bien curiosas. Todas pueden ser tristes para mí. Pero no tristes al punto de llorar. Sin embargo, estoy seguro de que “triste” no es el adjetivo correcto. Ryo Fukui es otro bastardo. Me sorprende cómo los japoneses toman ritmos occidentales y los trabajan mejor que nosotros. Géneros musicales completamente americanos y los explotan de una manera brutal. Tengo el consuelo de que no dominan ritmos africanos a la perfección, por lo que tampoco pudieran dominar los ritmos afrocaribeños, pero yo tampoco puedo.

Esta porquería seguramente va a matarme porque cada trago sabe peor que el anterior. Es que verdaderamente son tres putos licores distintos. Siento que puedo beber ron, por barato que sea, sin arrugar la cara. Pero cuando llego a fruncir el ceño es porque estoy cerca de llegar a ese punto glorioso —que no es glorioso una mierda—. Me siento como Nino Valenti y empieza a sonar la versión de Autumn Leaves de Ryo Fukui. Las hojas otoñales caen cubriendo tu cuerpo. Versos sueltos de pedazos que se me caen con cada paso. Porque Julia no me para bolas. Y Camille tampoco. Igual, no son nombres de personas que conozca, son pseudónimos de musas. Acabo de recordar a alguien. Me gusta recordar gente porque siento que los traigo de nuevo a la vida. Claro, ella no está muerta. Quizás en otro país, pero estoy seguro de que no está muerta.

El oficio de la escritura es sumamente difícil, es complicado, es una mierda. Llevo cerca de treinta minutos sentado escribiendo esta mierda y no he dicho nada importante, no he hecho una reflexión que sea verdaderamente interesante. Pero creo que ya sé qué diré esta vez para justificar esta entrada. Hablaré de la gente que deja ir “muy fácilmente” porque una amiga hizo una pregunta que respondí con cómo me he sentido yo toda la vida.

Ocurre que es la pregunta de siempre: ¿Cómo una persona que dice quererte tanto puede dejarte ir tan fácilmente? A simple vista no tiene sentido. Yo siempre he creído que cuando amas algo debes dejarlo ir, si te ama verdaderamente regresará, seguramente cambiado, pero lo hará. En el caso de los humanos, esa persona regresará, probablemente con pareja, pero a darte amor de amigo y uno debe saber valorar eso para no andar mendigando amor. (Después de pasear por mi biblioteca musical, Héctor Lavoe acabó siendo la mejor elección para este instante). Sin embargo, cuando ella hizo esa pregunta, me di cuenta de que yo no lo hago con la esperanza de que esa persona regrese. Que yo dejo ir resignado a que no volverá esa persona. Pero es porque siempre puedes conseguir algo mejor que yo. No me molesta, soy como Richard Watterson, el papá de Gumball,  cuando una mujer le pregunta qué hace un hombre como él con una mujer como ella, refiriéndose a Nicole. Richard responde intentando hacer que esta mujer se calle, pues Nicole puede darse cuenta de que puede estar con alguien mejor. Es verdad que uno desea no despegarse de esos seres queridos, pero si se tienen que ir, tienen que irse y ya. Nada es eterno, carajo. Y nadie está preparado para el final. Al menos sé que habré partido habiendo amado sinceramente y arrepentido de toda la mierda mala que hice porque eso sí lo retengo.

Mis cagadas son como peluches que hago yo mismo. Peluches con clavos. Les agarro cariño, pero no es cariño, es obligación. Creo que al final he bebido más de lo que quise en un principio. El alcohol requiere de cálculos precisos, pero faltan demasiados datos para resolver la ecuación de forma precisa.

¿Será esta la entrada más larga que he publicado en esta verga? Probablemente no, pero estoy orgulloso. No, no lo estoy una mierda.

Cuídese, llave.

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Noche XXVI

Hace años que las despedidas son algo común. Sin embargo, es cierto que no dejan de ser unos pinchazos molestos de vez en cuando. Hoy es uno de esos días donde comes pescado pero se clava una de las espinas en tu encía, bien atrás, entre dos muelas. No es un dolor insoportable, pero es bastante molesto hasta que logras sacarla. Tomé la decisión de ir a beber un café, nuevamente con un cuaderno y poco más. Me llevé uno de esos cigarrillos que compré el último día que vi a Luis. He intentado no fumarlos regularmente por varios motivos. Me dije que esa serían mis últimos cigarrillos. Me engañé, más o menos. Eran los últimos, aún quedan dos, pero he comprado otro par de cajas de Chesterfield. Detesto esa marca, otrora Astor.

Hoy ha sido un día de mierda, tengo pocas cosas para decir además de eso. Hoy ha sido un día de mierda porque volví a tomarme un espresso solo y esta vez ni siquiera leí o escribí mientras lo hacía. Fui, me senté en silencio, salí a fumarme ese Marlboro y volví a sentarme mientras pensaba en qué coño se supone que estaba haciendo con mi vida. Tomé mis cosas. Salí caminando de ahí, sin prisa. Fui a una licorería que frecuentaba. Vi precios. Me sedujo la idea de gastar todo mi dinero en una botella. No lo hice. Y volví a comprar otra caja. Una de las viejas. De las que me recuerdan mis dieciséis años, de las que huelen a flujo vaginal, a malas experiencias y a imbecilidad. Unos rojos por los viejos tiempos. Me dije, espero no engañándome de nuevo, que dejaría de fumar el año que viene. Que el 31 de diciembre fumaría mi último cigarrillo. Tengo veinte días para fumarme esa caja y los otros dos. Un cigarrillo diario, parece un buen promedio para dejar de fumar.

En veintiún días se crea un hábito, hoy fumé. En veintiún días he hecho muchas cosas. Escribir unas tres docenas de sonetos. Pero creo que durante veintiún días lo que más he hecho, cada período de veintiún días, ha sido esperar. No sé qué espero. En veintiún días no me pagan. Sin embargo, el veintiuno es un número muy bonito.

Casi veintiún años sin metas cumplidas. Casi veintiún años fracasando. Casi veintiún años esperando. No sé qué espero, sólo lo hago.

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Noche XXV

Después de pasar varias horas corrigiendo los exámenes de mis nenes y colocándoles alguna que otra nota motivacional puedo sentarme frente a esta porquería y escribir aquí. No es algo que me emocione, me he dado la tarea de dedicar algún par de minutos a leer algo de lo que he escrito aquí y, para mi sorpresa, escribía como la mismísima mierda. Quizás en un par de años lea esto y diga lo mismo. De ser así, me sentiré realizado porque sé que al cabo de dos años he crecido, aunque sea un poco, aunque sea en un pequeño aspecto de mi vida.

Últimamente he dejado de cuestionarme muchas cosas. No porque ya no sean inquietantes, sino porque no tengo ganas de hacerlo. Pienso ahora en religión y otras ideologías sin muchas ganas de buscar incoherencias o qué tan prácticas o funcionales son para mí. 

Me siento, compongo algo, duermo, despierto, doy clases, regreso, duermo, despierto, escribo algo, como, me masturbo, duermo, sueño, no recuerdo, voy tarde, doy clases, regreso, como, salgo a enfrentarme al metro, leo algo, llego a la universidad, ni siquiera estoy inscrito, entro a un par de clases, regreso a casa, leo otro poco, me desvío para beber un espresso, llego, ceno, duermo, despierto, doy clases, pierdo cordura, me estreso, levanto la voz, me disculpo, dialogo, vuelvo a ser, regreso, almuerzo, invento una excusa, duermo, salgo, un café, un cigarro, pienso en dejar de fumar, decido dejar de fumar, dejo de fumar luego del siguiente cigarrillo, o luego de este otro, pido otro café, escribo algo, es basura, lo releo, no parece tan basura ahora, releo nuevamente, sí es basura, una vez más, parece rescatable, lo guardo y me prohibo leerlo en un tiempo, regreso a casa, me siento triste, no me cuestiono eso, veo Naruto, entro a YouTube, se hace tarde, muy tarde, me levantaré cansado —otra vez—, duermo, despierto, no deseo levantarme, me levanto, bebo café, desayuno, me voy al trabajo, llego tarde —vivo a una cuadra—, escucho “Hoy no tienes buena cara”, nunca la tengo.

Pero sí es cierto que tengo cráteres donde reposan mis ojos, cráteres oscuros que siguen creciendo producto del cansancio o un cáncer ficticio o verdadero que hay dentro de mí. Últimamente me he sentido enfermo, con mareos, dolores de cabeza, náuseas y yo me pregunto si eso podría ser grave. Verdaderamente siempre me siento mal. Nada grave, sólo mal. Cansado, desganado, aburrido. Le atribuyo eso a la tristeza en la que me encierro y en la que vivo hace años, pero creo que hay algo más. Mala alimentación, poco sueño. Sí, eso seguramente tiene relación. Malos hábitos como el tabaquismo y los roces con el alcoholismo. Absolutamente. 

Creo que cada vez añado un toque estético a mis textos y siento que verdaderamente puedo llamarlos “textos” y no “escritos” que es como un eufemismo para decir “pedazo de mierda”. Los poemas que tengo en los borradores de este sitio dan asco. El intento de novela que tengo en los borradores de este sitio da asco. Los intentos de relatos o cuentos que tengo en este sitio dan asco. Su autor también da asco.

Pero no todo es malo, lo que he escrito y compuesto últimamente parece tener más pies y cabeza que antes. Siento que cuando alguien dice que le ha gustado es porque verdaderamente le ha gustado y no por evitar herir mis sentimientos. Para colmo, hablando de sentimientos, acabo de recordar que hace unos años intentaba mostrarme como un tipo duro e insensible y nunca he sido esa mierda. Bueno, sí es verdad que eventualmente las cosas me importaban muy poco y me preocupaba sólo por nimiedades. Pero uno no puede ser insensible. La sensibilidad es lo que nos hace humanos, lo que nos puede hacer sentir vivos. Lo que nos permite sentir y toda esa paja, pero yo me voy pa’l coño.

‘tamos hablando.

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Noche XXIV

Lo primero que tengo que decir es que los números romanos son mejores para titular los textos que un numeral seguido de un número cardinal. Dicho eso, puedo proseguir con mi miseria. No tengo idea de cuánto tiempo ha pasado sin que ingrese en tumblr, la última vez que lo hice el feed estaba plagado de porno así que me habré masturbado y habré salido. Tumblr es como una puta barata: carente de amor. Y sin embargo, aquí estoy yo, brindándole mi tiempo a esta puta porque sí le guardo cariño, su profesión es lo de menos, odio que la gente se sienta usada. Bueno, Tumblr no será una persona, pero si llegué a tomarle más cariño a Toriel —un personaje de un videojuego— en veinte minutos que a mi mamá en veinte años, creo que puedo desarrollar cariño por una red social extraña.

Ha pasado una cantidad ridícula de tiempo sin hacer esto y no me molesta, no me importa  —tal como decía en la noche sexta—. No obstante, es muy peculiar que haya decidido abrir el Opera con un motivo específico y haya parado aquí. Son varios los textos, las películas, las obras en general, que mencionan que las coincidencias no existen. V for Vendetta, Demian, Kung Fu Panda.

Narremos un poco cómo ocurrió todo. Quería ver una película de Naruto porque se supone que va después del último capítulo que vi y antes que el siguiente. Entonces, buscando el archivo en mi capeta de descargas vi que tengo una canción que compuse hace casi un año, pero que no tengo descargada y con los metadatos las canciones “nuevas”. Pensé en abrir Chrome, pero ahí no tengo abierto mi correo. Recuerdo haber marcado la casilla para solicitar el correo de quienes descarguen mis pistas de bandcamp. Entonces pensé en Opera, que, además de tener abierto el correo, tiene la sesión en Bandcamp cerrada. Todo iba de maravilla. Como soy flojo y este teclado está jodido, escribí tha en la barra de búsqueda. Vi un marcador que era el de la Noche Sexta. Bajé el cursor para reemplazar el “tumblr” por “bandcamp” y ganó la curiosidad. Entré primero aquí a leer eso. Esa entrada es del 21 de noviembre del 2015. Hoy es 18 de noviembre del 2018.

Eso, sumado a los sueños en los que ocurren cosas que veo luego en el transcurso del día, me hace pensar que hay algo extraño en el mundo. Pero no le doy demasiadas vueltas porque tengo que corregir exámenes, ver Naruto, escribir cosas, componer cosas, salir a fumar o a beber café, cosas en general.

Creo que volveré después para hablar de algo más en una noche vigésimo quinta.

Saludos.

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Noche #23

Han pasado siglos desde la última vez que decidí escribir aquí. Tuve que revisar mis antiguas entradas para saber qué título tendría esta, al menos eso ha resultado. Justo ahora, como era usual, estoy tirado en mi cama, con desgana, con la computadora sobre mi abdomen, mientras escucho música. Mientras escucho una lista de reproducción que se llama “HHH: Homesickness, happiness and ho(p)es”. Ese nombre me trae recuerdos de todo tipo que me inspiran hasta cierto punto, pero no precisamente a seguir avanzando. 

Últimamente he estado pensando en el hecho de estar enamorado y producto de constantes momentos deprimido he llegado a ciertas conclusiones. Conclusiones sobre las que ya he escrito antes en esta mierda. Pero bueno, no estaría mal pensar en el hecho de que estar enamorado y encantado con alguien no es algo malo. Pensar que, por el contrario, es una experiencia maravillosa. Pensar en que un amor no correspondido no es malo, ni convierte a la otra persona en alguien malo, ni nos convierte en unos pendejos. Todo lo contrario, yo sí creo que el amor es la fuerza que puede mover al mundo, pero nos hace falta mucho de eso. “Though it’s the end of the world, don’t blame yourself”, algo que aún no aprendo, pero que disfruto. Disfruto asumir responsabilidades que no me corresponden, sólo porque yo sí soy un pendejo y no gracias a estar enamorado. 

Retomando el hilo central de todo esto, pienso que estar enamorado, aunque esa persona no lo esté de nosotros, puede ser algo hermoso. Que cualquier expresión de amor sincero es hermosa, que amar a alguien que no quiere estar con nosotros como pareja está bien, que amarnos a nosotros mismos está bien (cosa que yo aún no he aprendido). 

Estoy hablando pura mierda, como es usual. Lo real es que sí, estoy enamorado, no me avergüenza admitirlo, que estoy loco por esa niña y que no tengo una puta idea de por qué estoy escribiendo esta mierda aquí.

Buenas noches.

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Sin salvación

Nada te salva del amor Ni el peregrinar por las ciudades interiores Ni las dotes para la oración Ni la intuición Ni una infancia fuerte Ni la magia de la subjetividad Ni lo excepcional de un camino distinto ante tus pies Ni el legado de las impresiones Ni las cartas de los amigos predicándome su fe en el poderío de la mente Nada te salva del amor De lo que siento Ni las filosofías más fuertes con sus drogas sanas Ni las puertas bien cerradas en un apellido ajeno Ni pestillos o llaves cerraduras victorianas cinturones de castidad ni mi cuerpo Ni el jardín que lleva al agua resbaladiza de las algas Ni el medioevo ni el mundo que me toca por nacer en los setentas Nada salva del amor mira que busco Ni el vacío de un árbol genealógico en el otoño desprendido de la tarde Ni las ropas que abandoné sin tener miedo Ni mis ojos negros retocados Ni mi pelo en los cuadros cerrados en los museos del hombre Ni crecer ni reír ni hacerlo y deshacerlo sobre la cama como una criatura imaginaria Nada me salva del amor No hay control posible para eso no existe la piedad No hay salvavidas que vigile atento en mi interior Aunque lea en el periódico de hoy la mejor noticia de mi vida Saldré a contárselo como una niña perdida pediré ayuda para ser creer ser el deseo Porque nada salva ni siquiera el amor.

Wendy Guerra (Cuba).

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Thankin about you. Na Kim, 2013

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¡Maldita sea una y otra maldita vez!

A veces me pregunto cómo se puede ser un imbécil de tan alta categoría. Otras veces hasta pienso que no soy imbécil y que eso sólo fue una etapa de mi vida. Hoy veo mis actos más recientes y me doy cuenta de que, en efecto, sigo siendo imbécil. Y es ahí donde entra la pregunta, ¿cómo coño es que sigo vivo? La cago en mi día a día. Es decir, hay personas a la que les funciona eso de verse en el espejo y repetir “No la cagues hoy, no la cagues hoy”; pero a mí no. Hoy lo hice... Y hoy la cagué, vergasión. ¿POR QUÉ COÑO SOY ASÍ?

[tha-chicken]

Una foto...

Hermosa la foto que recibí En aquélla noche tan solitaria Tiempo me tomé, y el sobre abrí Un sobre sin remitente aparente Hermosa foto aquélla que vi

Tiempo me costó respirar Deseo, aquélla foto me provocó Un hermoso momento roto Por el deseo incumplido De haber sido el fotógrafo de tu cuerpo, mi amor

[tha-chicken]

Noche #?

"We all carry this things inside that no one else can see. They hold us down like anchors, they drown us out at sea". Así comienza esta noche, replanteándome todo lo que he hecho en los últimos años. Creo que vale mierda y su calidad como arte es deplorable. Mi arte no es arte y la aristocracia espiritual no es parte de mí. Fuck that.