Don't wanna be here? Send us removal request.
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Quizá.
Quizá mi vida sería mil veces mejor ahora si hubiera aprendido a tiempo a plantar bien mis pies en el suelo cuando deseaba algo. Quizá me hubiera ahorrado mucho tiempo si no me hubiera temblado la voz para decir "no" cuando era necesario. Quizá las cosas que no dije realmente sí tienen menos importancia que todo lo que dejé salir de mi boca en el calor del momento. Quizá sí era ahí donde yo pensaba que era pero era necesario entender y esperar. Quizá nunca fue donde mi cabeza encontraba descanso y mi corazón se llenaba de alegría cuando esos ojos me regresaban la mirada y todo lo imaginé. Quizá esta vida de insomnios, cambios sin explicación y nostalgia que pesa como cargar 500 toneladas colina arriba, es solo el preámbulo a lo que realmente estoy destinada a vivir. Quizá si soy un puente, quizá soy el destino.
Quizá todo o quizá nada. Quizá estoy cerca de la respuesta o quizá nunca la conoceré.
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Me gusta pensar que todo este tiempo hemos sido solo un juego de la vida.
Que a pesar de los saltos extraños, las brechas de cientos de kilómetros de distancia, y los callejones sin salida que nos ha puesto a lo largo de los años, estaba escrito que volveríamos a encontrar el camino hacia el otro. Que las líneas rectas que conforman nuestra historia en realidad son diagonales que sin importar qué decisión tomáramos, el volver a tenernos en los brazos del otro era algo que ni tu ni yo podríamos evadir.
Que el creer que de verdad nos habíamos perdido para siempre, era solo una desesperada táctica del tiempo mismo para forzarnos a soltar cualquier esperanza que nos limitara de experimentar el mundo como seres individuales, y que, sin saberlo en ese entonces, estas mismas decisiones nos pondrían en el mismo lugar, al mismo tiempo, de nuevo. Tantas noches sin dormir por tenerle miedo al paso del tiempo, tantas personas para intentar llenar el vacío que solo se hacía más grande, tantas cosas que vieron mis ojos que ahora deseo que las vean los tuyos también. Todo eso se volvió nada en el momento en que tus brazos se cerraron alrededor de los míos de nuevo, regresándome a mis 16, recordándome quién soy y quién me gusta ser, regresándome mis noches tranquilas, mi música favorita, mis ganas de vivir el futuro.
El futuro donde ya no se hace tarde para volver a casas ajenas, donde no falta una semana o dos para estar en la misma habitación siendo nosotros. Donde estamos, y estamos totalmente presentes para vivirnos, para sostenernos, y no soltarnos.
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De vez en cuando me visita la tristeza de recordar que yo no tuve premio de consolación. Yo no tuve un "por lo menos" más que el tener que resignarme a convertir el amor en una lección de vida.
Tu, pudiste irte con un "por lo menos sé que me quiso, que quizá no funcionaron las cosas y quizá ella pudo esforzarse un poco más, pero me quiso, que no debía hacerlo porque no podía ni con ella pero intentó salvarme de mi mismo, me cuidó y me escuchó. Me quiso." Yo por mi parte no tengo ni eso, tuve que marcharme con la esperanza de que algun día todo ese dolor y ese amor que no pude sacarme del pecho me sirvan de algo más que este aprendizaje tan duro golpeándome la cara repetidas veces para hacerme reaccionar, levantarme, e irme.
Y no me da calma, no me da calma pensar que ni todo ese amor sirvió para apaciguar un poco el ardor en el pecho cuando por milésima vez tuve que verte marchar con lo poco o mucho que pude darte reducido a nada. Que el haberte dejado entrar una vez más con la confianza de que eras alguien que conocía mis demonios y mis fantasmas ahora incluso más a detalle, iba a saber retirarse amablemente. Y no he podido dejarlo atrás, me consume cada tanto, regresa y me hunde ambas manos en mis heridas abiertas, recordándome que pase lo que pase, el amor no sirve de nada si no regresa a ti de la misma forma o al menos, como un premio de consolación.
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Me inunda esta imperiosa necesidad de salir de mi cuerpo, viajar en el tiempo y abrazar a mis yo de años pasados.
Abrazarlas fuerte, y pedirles perdón, porque las cosas sólo van a empeorar a partir de ahí. Y también agradecerles profundamente porque a pesar de todo seguiremos plantando ambos pies en el piso y viendo de frente a cada adversidad que se nos cruce. Hacerles saber que al final sí creemos que hicimos lo que pudimos con lo que teníamos, que no pasa nada si un día el miedo, el egoísmo o la decidia nos ganó; porque al final del día la gente que nos quiere supo cómo quedarse.
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Quisiera decir que el año viejo se lleva con él tu recuerdo y que en el año nuevo no hay más espacio ni tiempo para ti, pero no es así.
Porque lo ha habido desde hace ya 6 años. Porque a pesar de la rabia, y la tristeza, y de cada golpe recibido por tus interminables rechazos y tu necesidad de creer que soy la mala del cuento, cuando volteo hacia atrás en el 2023 solo puedo ver tu sonrisa cuando ibas a decir algo que sabías que nos hace reír, cuando me contaste algún secreto doloroso porque estabas seguro de que iba a entenderte y podías apoyar tu tristeza en mi hombro con confianza, cuando fuimos el alivio para la soledad del otro, porque el crecer como personas es una montaña rusa que tiene que ser compartida más allá de conflictos morales, de alguna forma, para sobrevivirla.
Y en el último día del año, a pesar de que no he encontrado razones ni palabras que puedan definir el amor tan grande que siento por ti, y peor, por qué a pesar de todo no ha disminuido, seguiré intentando que tu recuerdo no me pese tanto en el pecho, que si tengo que borrarte otras 365 veces porque no puedo decirte todo lo que mis manos escriben pero mi boca no puede decir, lo voy a hacer. Voy a ser valiente otro año más, porque no me ha quedado de otra y porque en el fondo sé que voy a estar bien, como siempre lo he estado sin ti. Me lo prometo a mí, y te lo prometo a ti en silencio, porque nunca vas a leer esto, porque quizá no haga sentido para nadie más que para mí.
Feliz año nuevo, te mando un abrazo fuerte, estés donde estés.
31/12/23 10:57 am
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I hope destroying me fixed you,
I hope hurting me healed you.
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Estoy cansada del hueco que se ha formado en mi interior por pensarte tan intensamente. La forma en la que veo tu presencia en el mundo es algo que va más allá de mi entendimiento.
¿Cómo es que algo tan sencillo como la existencia de alguien puede volverse poesía solo por los ojos de quien la mira?
Y ni siquiera puedo decirlo en voz alta.
No puedo hablar de cómo las luces iluminan tu cara y tus pestañas hacen sombras tenues en tus mejillas. O de cómo hay diferentes tonos en tu voz dependiendo del tema del que estés hablando. De tu ceño fruncido tratando de descifrar qué hay en tu propia mente, de tus ganas de amar y ser amado con la misma fuerza, de tu anhelo de sentirte parte de algo que te haga sentir que toda tu lucha interior ha servido de algo. De mis ganas de abrazarte y volver a poner mi cabeza en tu pecho para escuchar tu corazón, del dolor que me atraviesa el cuerpo cuando te veo sufrir, de que podría sentarme horas y horas a hablar de todo y de nada y no me aburriría nunca, porque tu compañía es lo que hace que valga la pena todo. De que quisiera esperarte y regalarte todo el tiempo que necesites si eso significara que al final voy a tener a esta persona que he considerado mi alma gemela desde el día uno.
Pero me he pasado tanto tiempo esperando sin que me lo pidieran. Y aunque quizá no sean las palabras adecuadas, sé que no mereces saber cómo pienso sobre ti, porque no lo entenderías. Porque nadie lo haría. Porque no tiene sentido.
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Ahogándome en silencio con el viernes veintinueve que me pesa como un piano encima del pecho. No recuerdo a qué me aferro con todas mis fuerzas intentando proteger, como si fuera algo terrible, como si la sola mención del hecho pudiera provocar un desastre.
Y es que, en el fondo, más allá de lo moral, mi mente repasa lo evidente. Se volvió a sentir tan sencillo, tan fluido, como si el tiempo no hubiera pasado ni por un minuto. Mis manos ya sabían a dónde dirigirse, como mis pies recorriendo mi casa en la oscuridad, y a pesar de que tus ojos no veían en mi dirección por el miedo a reencontrarte conmigo en esta situación, supiste guiar tu cuerpo a unirlo con el mío como dos imanes que se atraen por inercia.
Pero no recuerdo casi nada.
Estuve ahí, recuerdo la habitación iluminada de forma tenue con azul, que podía leer tu rostro a la perfección con solo escuchar cómo sonaba tu voz, primero preocupada, lejana, luego con risa nerviosa y más cerca otra vez uniéndose a la mía, lejana de nuevo, de golpe. Recuerdo mi cuerpo temblando de frío, despertando a cada minuto, quizá secretamente deseoso de que saliera el sol y se llevara todo recuerdo de la noche anterior. Porque no era correcto, porque iba contra todo lo que se había intentado construir hasta ese momento, porque ya no había forma de permitirnos eso.
¿Por qué te fuiste sin avisar? Dejando todo el peso en mis hombros, haciéndome sentir como la villana de la historia, cuando sólo fui víctima de mis propios anhelos, de algo en mi interior que gritaba por salir, de ser humana. Como tú lo fuiste, dos veces, sin ningun tipo de estímulo más allá del que mostraba tu cuerpo en sintonía con el mío.
Pero no recuerdo casi nada. Y si me preguntan, todo esto nunca pasó.
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Curioso como intento de mil formas engañar al tiempo para que pase más lento. Para que esa plática dure un poco más, para tener tiempo extra de tumbarme en la cama antes de empezar un nuevo día, para no sentir que vivo mi vida expectante de algo increíble, que al mismo tiempo sé que no llega sin al menos asomar un poco la cabeza fuera de mi zona de comfort.
Nunca me he considerado alguien que se detiene, la paciencia me fue otorgada a cuenta gotas y le da por ser terriblemente selectiva. Solo eso explicaría el por qué me quemo la lengua por no esperar minutos a que mi comida esté tibia, por qué me salto al final del libro a leer la última oración antes de iniciarlo, y por qué tengo años buscando el amor en personas que van, o muy rezagados, o muy adelantados para mis pasos.
Pero últimamente, mi cabeza me da licencia del caos en el que tan acostumbrada estoy a vivir, y me encuentro a mí misma en medio de todo, cargando veintitantos años de recuerdos sobre la espalda, y a pesar de que todo me ha enseñado algo, no puedo evitar preguntarme, ¿qué hubiera pasado si, en algún punto, mi paciencia hubiera durado un poco más?
Supongo que nunca lo sabré.
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taking my time 'cause you took everything from me
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No existen noches más tristes que estas. Esas en las que mis rodillas no ceden ante la necesidad de salir corriendo y rogar que si existe algún Dios, se apiade de mí y me regale un momento de paz. Pero nunca sucede, vivo al filo del "hoy bien, mañana quién sabe", como el globo a escasos centímetros de la aguja, creyendo de alguna forma retorcida que esta incertidumbre que me aplasta la tráquea es lo que me mantiene viva.
No existen noches más tristes que estas. Cuando el control de mi cuerpo se tira por la ventana, cuando todos mis lugares seguros se organizan para largarse juntos atacados de la risa dejándome en el suelo, temblando de terror, de frío, o de dolor. Cuando mi respiro no llega ni a suspiro. Cuando en mi mente me encuentro con la cabeza sumergida en el agua desde hace veintiséis años sin haber salido nunca a respirar.
No existen noches más tristes que estas y se repiten una y otra vez, porque este cuerpo paralizado no es sino la consecuencia de una vida llena de negligencias emocionales con dedicatoria a mi propia existencia. Y nos encontramos de nuevo, la esquina de la habitación y yo, retorciéndome en mi propia angustia y vergüenza. ¿Qué hacer cuando la única persona que puede darte tregua es la misma que no tiene intención alguna de hacerlo? ¿Y qué hacer cuando esa persona eres tú mismo?
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I’m not even a whisper in your thoughts, yet you’re screaming in mine.
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"Perdóname, madre, por todo. Sabes que vivo en tus ojos, por eso caigo con tus lágrimas."
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Ahora mismo que me queman todos los recuerdos de cuando fuimos buenos, y que se siente que fuimos más malos que buenos... o quizá no fuimos malos tampoco, llego a la conclusión de que quizá sólo estamos muy lastimados. Que sepas que te echo mucho de menos, aunque no signifique nada, que llevo conmigo todo lo que aprendí y atesoro de nosotros y desde acá deseo para ti todo lo que no fui capaz de darte cuando estuvimos juntos para que lo multipliques, y de lo que me quedó siembro mis propias semillas. Poco a poco estoy aprendiendo a cuidarlas.
Somos grandes amigos, excelentes amantes y terribles compañeros de celda. Cuando el amor se vuelve una cárcel sin rejas lo mejor que se puede hacer es pagar la fianza de perdernos definitivamente para ganar la libertad de ser nosotros mismos. Yo te seguiré queriendo incondicional como siempre en algún otro salto en el tiempo, porque en este te estoy olvidando, porque es necesario, dicen. Pero no te preocupes, cada que te recuerdo te mando la paz de tu ausencia que, sorpresivamente, está curando mis heridas.
Gracias por todo, y por la nada también.
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Si tan sólo supieras
Si tan solo pudiera entenderlo y explicártelo
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