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2. Fuiste
Ya vamos a contar una historia que no quería contar mucho, pero pico, aquí vamos:
En la pubertad, esa edad en que eris mitad niña y mitad una weá rara amorfa. Pedíai pololeo por cartas. Mekano, los cahuines y las coreógrafias (que nunca me aprendí del todo). Irte a la playa leyendo la Tú! y me acuerdo que Enimen, Evanescence, y música muy darks estaba de moda. En esa época yo era como una especie de Regina George oculta, pero para el resto era Juanita tres cocos (apodo culiao feo po), si había que tirarse en bicicleta por una bajada, yo era la primera, la primera en sacarme la chucha (han pasado más de diez años de eso y aún mi familia me lo saca). Quedarse con los primos jugando play, que la primera weá más “cercana” al porno haya sido “Secreto en la Montaña” (que ingenuidad aquella). En fin fue una edad de muchas muchas cosas, pero pucha que me gustaba escribir y no cualquier cosa po, era seca pa escribir poemas del amors.
Tenía un cuaderno rhein de tapa roja pasións y sólo escribía con el lápiz scripto café (más fea la cuestión, tenía la punta grueza jiji y siempre se me pasaba la tinta a la otra hoja), aún así pucha que le tenía cariño a ese cuaderno, cuantas lágrimas aguantó, cuantas puteas eché ahí y sí, un par de veces me habré quedado dormida abrazada al cuaderno. Lo habré usado desde que tenía como siete u ocho, hasta los doce.
La cosa es que justo a esa edad, d o c e años, dí mi primer beso, pucha que me gustaba el Francisco, era bien rucio, de ojitos café miel, la piel bien suavecita, y como todo galán, un conchesumadre. En esos aconteceres yo vivía en las lejanas tierras de Peñaflor, y cada fin de semana tipo siete de la tarde (post once), nos juntábamos con mis amigos en la plazita del lugar, los panoramas eran desde pelar, peliarse, pelar otra vez para finalmente reconciliarse con las otras niñas, incluso hubo veces en que alguien se sacaba la casa e íbamos a ver películas (eso era muy muy bacán y casi nunca pasaba).
Volviendo al punto del beso, me acuerdo que con el Francisco éramos compañeros en el colegio, él eso si estaba un curso más abajo que yo, y yo me creía más bacán por ser mayor. En los recreos lo miraba y lo miraba jugar a la pelota, me gustaba que me dedicara los goles, me subía la falda y le cerraba un ojo (en mi imaginación eso siempre pasaba). Yo ya llevaba un buen tiempo escribiéndole poemas y sólo escribía, porque si le contaba a mis amigas el bulling estaba garantizado, ¿Cómo cresta te iba a gustar alguien menor?... Igual era mino y lo sabía, por lo que se creía aún más el cuento y eso a mi me mataba.
Un sábado estabamos jugando a las quemaditas o alguna weá parecida, no recuerdo cómo, pero estábamos los dos sentados en una banquita y yo le dije: Me gustai. ¿Querís pololear conmigo? a lo que él (ateniéndose a su galantería), me respondió con un beso. Conchesumare conchesumare conchesumare, yo no estaba preparada po, eso no se hace. No cuando eris pendejo y no tenís experiencia. La cosa es que (y me acuerdo muy bien) (siempre se dice que los traumas en su gran mayoría se borran y algunos pocos se recuerdan). Fue todo como en cámara lenta, y de pronto tenía sus labios de niño en mis virginales labios de Juana tres cocos, obviamente atiné a todos los concejos de la Tú!, a las historias de mis amigas, a la típica práctica almohada/mano y sobre todo al cuaderno rojo, yo sabía que todo ese sentimiento tenía que sacarlo a flor de piel y que hiciera lo suyo. Pero no fue el caso y la decepción fue inminente, no sé si apropósito chocaba sus dientes gigantes conmigo, no sé, pero nuestras bocas simplemente no encajaban y el chiquillo estaba re apasionado, tal vez mucho. De ser el wachito rico del barrio pasó a ser el Edmundo Varas de la Cari (y del fútbol chileno), las pasas de la empaná, el Fuiste de la Gilda.
1. Dejé de escribir poemas, creo que lo último que escribí fue como, el Francisco da besos como el pico, pero igual me gustó la sensasaund.
2. Yo creo que si hubiésemos participado en el Record Guinness como el pololeo más corto, ganábamos. 6 horas.
3. Después conocí al “Maicol” y pucha que daba besitos ricos.
Post Data: Adjunto esta canción sólo porque cuando estaba terminando de escribir salió así sin más. Sí, creo en el destino, los astros y Pedrito Engel.
https://youtu.be/mm_SwD5PYvY
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1. Dios salve a la reina
El título no tiene nada que ver ni 1 con el Himno de Gran Bretaña, ni 2 con la banda tributo a Queen.
Una vez leí en no sé donde que cuando besamos a una persona, esa saliva se queda en nosotros por seis meses, ni idea porqué, de hecho me gustaría saberlo y así zafarme de la situación y de llevar salivas en salivas por el mundo, pero no. Casi. Quizá cuantas personas tengan salivas de otras salivas, y así, infinitamente. Quizá cuantas personas no conocemos ni conoceremos y aún así tenemos algo de su adn en nosotros. Tras ese gran, profundo, revelador y científico preámbulo (con fuentes totalmente confiables), que no se diga más...
Si hay algo que alimenta al amor, enamoramiento, que te guste alguien o como sea que se le quiera llamar, es la ilusión, pero más allá de eso, creo y estoy totamente segura -incluso enamorada- de que más que la ilusión, es el egoísmo ahí presente.
¿Acaso hacer el amor, tener sexo, follar, cojer, no es más mejor cuando el calentamiento previo fue hecho y no haber llegado al acto de una sola vez?
Es obvio que disfrutamos mucho más cuando sentimos que también recibimos un trozo de la pizza, si es una trozo grande, mejor. Si es que se repite aún aún mejor. ¿Por qué? Porque nos gusta recibir, también dar, pero en algún momento cae la cuota de recibir y que mejor cuando recibimos de nosotros mismos, (He aquí el punto del egoísmo). Nos gusta alguien por como nos sentimos, por las agradables sensaciones que tenemos. *momento cliché* Las mariposas de la güatita. Y no tiene nada de malo en pensarlo y verlo o sentirlo de esa forma, lo cual no hace que el pensamiento esté ahí siempre presente, es sólo... la otra cara de la verdad o algo así.
Solo que no a todos nos gusta la pizza o simplemente, de vez en cuando, nos dan ganas de comer pastel.
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