todohabladeel - Tumblr blog

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Cuando comienzo a extrañar así, con esta intensidad, con esta nostalgia, con tristeza, casi con esa desesperación a la que no le interesa mantener una calma en el corazón, cuando el anhelo de estar con él parece insoportable, tú Señor lentamente me llevas hacia ti.

A veces me dejo llevar por mis emociones y ellas me alejan, pero otras veces, como esta vez, me dejo escuchar solo tu voz, que me susurra que ese anhelo por él, es solo un pedacito de lo que debe ser el anhelo por ti, y que el regalo de anhelar a alguien aquí es un reflejo del deseo de tu corazón, que te extrañemos, que te anhelemos, que te deseemos así como extrañamos, anhelamos y deseamos a las personas de este mundo.

Mi echar de menos a alguien aquí, el querer abrazarlo pero no tener sus brazos cerca, el querer mirarlo pero que sus ojitos aun no aparezcan, el deseo de tocarle y poder escuchar su voz a mi lado y sentir sus manos cuando toman las mías, todos esos anhelos que no pueden ser llenos porque él no está aquí cerquita mío, sé que todos esos anhelos puedo entregártelos a Ti con toda confianza de que harás con ellos algo mucho mejor de lo que yo podría hacer en mi lejanía, incapacidad y desesperanza.

Nos creaste para anhelarte, y lo más precioso de ese anhelo es que es completamente satisfecho en Ti.

Porque aunque tampoco te puedo ver ni tocar, tu presencia está cercana, gracias a Jesús, y ya sé que no hay nada que nos pueda separar de tu precioso amor, porque con tu sangre fue pagado el costo que nos separaba, ahora estoy delante tuyo y me ves y me dejas verte, me dejas sentir tu calorcito, escucho tu voz y descanso en tus brazos.

Y sé que puedo hallarte justo aquí sentada en la mesa, y también cuando camino por las calles llenas de ruido de autos y de gente, y cuando me baño en el mar y veo esa inmensidad delante de mí sabiendo que Tú eres el Dios que lo creó y lo sostiene, y sé que si escalara lo alto de un cerro o me sumergiera en los corales de una playa, también allí te hallaría, porque es tu presencia que va conmigo, es tu precioso Espíritu que habita en mí, Tú eres el amado que no abandona.

Así que mientras sigo anhelando verlo, sígueme recordando que Tú eres más deseable que todos los anhelos que he podido experimentar en esta tierra, y que solo Tú satisfaces más que todos los deleites que me has permitido disfrutar aquí, y que mientras haya un anhelo que no puede ser llenado, puedo esperar en Ti y disfrutar de tu presencia que llena todo y calma este corazón que anhela.

Y mientras sigo anhelando el día en que por fin ya no haya más separación entre él y yo, con una esperanza mucho más viva enséñame a anhelar aun más profundamente el día en que volveremos a verte y cara a cara ambos estaremos contigo para siempre.

«Los anhelos pueden ser ofrecidos a Aquel que los entiende perfectamente. La tranformación en algo que pueda usarlo para beneficio de otros solo ocurre cuando se pone la ofrenda en sus manos. ¿Qué hará con estas ofrendas? No importa. Él sabe qué hacer.» - Elizabeth Elliot

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«Y siempre supo que querríamos lo que no es eterno. Siempre supo que seríamos tentados a dudar de Su amor». (Aixa de López)

Por eso hizo que el amor mismo caminara entre nosotros, para que nunca más creyéramos esa mentira.

Su amor es mayor que mis pensamientos.

Su amor es mayor que mi confusión.

Su amor es mayor que mi pecado.

Su amor es mayor que mi decepción.

Su amor es mayor que el temor.

Su amor realmente es más fuerte que la muerte.

Ya no hay nada que me pueda separar de ese precioso amor, de Él.

Él es fiel y verdadero, Su amor es verdad y aun «cuando nuestros sentimientos van y vienen, Su amor permanece».

«Y estoy convencida de que ni la muerte ni la vida, ni ángeles ni demonios, ni los poderes de este mundo, ni los temores de hoy ni las preocupaciones de lo que está por venir, ni lo alto ni lo profundo, ni nada de lo creado nos podrá separar jamás del amor de Dios, en Cristo Jesús, nuestro Señor». (Romanos 8:38-39)

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Voy por la calle, pienso algo, te lo cuento y sé que me escuchas. Estoy segura y confiada en que Tú oyes mi voz.

Y siento esa emoción de saber que Tú, el Dios eterno, que con Su palabra creó todo lo que ahora me maravilla, que con Su palabra sostiene todo lo que veo y que la extiende escrita en los cielos, el Dios que habla a través de una suave brisa pero también que tiene una voz como trueno, me escucha a mí, a este ser pequeñito.

La voz más asombrosa escucha mi voz.

Aunque lo que tengo que decir no sea tan maravilloso, aunque mis palabras sean torpes, aunque mi voz sea débil, tú me escuchas, Señor, y si mis pensamientos son demasiado enredados, aun así Tú me entiendes.

Tú entiendes mis palabras, y me maravillo al recordar que así como entiendes mi idioma, tú escuchas y comprendes cada palabra de cada lengua.

Tú escuchas el llanto del bebé y también el susurro de la anciana, escuchas cada grito, cada clamor, cada palabra de aquellos que te buscan en su lengua materna. Porque eres el Dios que formó nuestra lengua y no hay idioma desconocido para Ti, Tú eres el Dios que nos oye.

Inspiraste a tantos hombres con tu voz, y nos dejaste un recordatorio de tus palabras a través de sus manos, pero sabías que eso no sería suficiente, así que tomaste forma de hombre y viniste en Jesús a aprender como un bebé a hablar nuestra lengua humana, y a través de Él nos enseñaste el camino para que nuestras palabras llegaran a Ti.

Tú, nuestro "Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, en estos últimos días nos has hablado por el Hijo, a quien constituiste heredero de todo y por quien asimismo hiciste el universo...", ese es solo un pedacito de tu palabra que me estremece cada vez que me lo recuerdas.

Hoy tengo el regalo de escuchar tu voz al leer esas palabras, de escuchar tu voz a través de La palabra que se hizo carne como yo, y que me dio Su espíritu que me recuerda la verdad de que Tú eres el Dios que desea que Su regalo llegue a todas las lenguas.

Señor, mientras sigo disfrutando de escucharte, enséñame a hablar como Tú y guíame a llevar estas palabras a los lugares que has preparado para que den ese fruto agradable, que solo da gloria al Padre.

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Tengo esta imagen guardada hace años en el computador, antes solo admiraba la belleza de la transparencia de sus alitas, hoy descubrí que se llama “Greta Oto” o “mariposa de cristal”.

Y mientras la miraba, pensaba “me siento como esta mariposa”... transparente, vulnerable, sin ya nada que ocultar a Dios. Tengo la piel de la mariposa de cristal y Él puede ver a través de mí.

Él me recuerda Su palabra... «Y no hay cosa creada que no sea manifiesta en su presencia; antes bien todas las cosas están desnudas y abiertas a los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta.»

Pero sé que la vista no es hermosa como la de la mariposa, sé que lo que Él ve es mi interior, mi alma, ahí donde está el corazón humano, mi corazón humano, muy humano, a veces de piedra y a veces de carne, los pensamientos que nadie escucha, los anhelos que no aguantan a salir, los miedos que presionan, el remolino de sentimientos con los que no sé que hacer, las faltas que han sido perdonadas pero por las que me vuelvo a culpar, los recuerdos de mi pecado, la tristeza que provoco al Espíritu en mí.

Mi Dios ve todo eso, Él ve los rincones a los que a veces no dejo que llegue su luz, y aunque conoce lo más oscuro de mí, Él sigue llamándome Su hija. 

¿Cómo alguien tan puro, santo, verdadero, admirable, me conoce profundamente y me ama completa, incondicional y eternamente? 

Eso que es incomprensible para mi mente pequeña, solo puede ser verdad porque Él es suficiente, Cristo el que llena todo en todos, el que me hace plena, Él es fiel, Él es el Dios eterno, Él es el amor verdadero e incondicional, por amor a Su nombre.

Y mientras escribo recuerdo que Él siempre me ha conocido, desde que me entretejía en el vientre de mi mamá y sus ojos me veían ahí en lo oculto, Él sabía todos mis días porque estaban escritos, Él no ha cambiado y Su amor permanece.

Lo que cambió es que ahora yo también lo sé, ahora me veo a través de Él, y al ver lo humana que soy, me maravillo aun más de saber que Él es Dios, y no hay suficientes palabras para expresar lo agradecida que soy por conocerlo.

Quiero seguir teniendo la piel de esa mariposa, una piel que no trata de esconder nada, que es sincera y muestra lo que lleva dentro, que expone sus manchas e imperfecciones a la luz de Su presencia, para que todo y lo único admirable sea el reflejo de Jesús.

El reflejo del que me mira con Sus ojos de amor, el que estuvo dispuesto a cargar con todas mis fallas hasta Su muerte, el que sigue limpiando mi corazón con Su palabra, el que me llena con Su Espíritu, el que me transforma con Su gracia cada día, el que está formando en mí un corazón limpio y renovando un espíritu fiel, de Él, por medio de Él y para Él.

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Cada vez que veo esta imagen, me expresa nostalgia, me hace extrañar, una necesidad de cercanía, una necesidad de volver a depender y descansar como solo los pequeños saben hacerlo.

Justo ahora me siento así, y han sido días y días sintiendo lo mismo, como si crecer significara dejar de depender, como si crecer me alejara de Él... pero sé que esas son mentiras. Y aun así cuesta mucho volver.

Mientras tanto, necesito recordar las verdades que Él ha enseñado a mi corazón. Porque aunque mi corazón humano sigue olvidando, traicionando y evitando a Su Creador, Su corazón sigue siendo el de un Padre amoroso que me espera con paciencia mientras vuelvo de lugares en los que intenté encontrar lo que solo hay en Sus brazos.

Mi corazón me engaña y me hace pensar que no, que está vez no hay perdón, que Él se cansa de mí, que agote su paciencia, que ya no soy Su hija.

Y me doy cuenta que sigo siendo como esa niña pequeña, porque aunque hay temor de saber que hice algo que no agrada a mi Papá, y eso trae culpa, vergüenza y distancia, todo lo que necesito es volver a Él, mi lugar seguro.

Su verdad es que cuando me mancho de carmesí, Él me vuelve blanca como la lana y como la nieve, Él único que limpia mi culpa y quita todo ese peso que me cansa y que me impide mirarlo, es Él, mi Jesús, mi Dios, mi Padre.

Y una vez más, todo habla de Él. Aun en mi lejanía, Él encuentra formas de que Su voz llegue hasta mí, me vuelve a susurrar Sus palabras que calman a esta pequeña que necesita a su Papá.

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Flores de durazno, floreciendo, haciendo justo eso para lo que fueron creadas, dejando pasar los intensos rayos del sol a través de sus delicados pétalos y reflejando belleza. 

Mirarlas me habla de un proceso, esas florcitas nacieron después de un tiempo frío, en que aparentemente no había nada, solo ramitas soportando el viento y la lluvia, y raíces nutriéndose por debajo de lo que podemos ver.

Mirarlas me habla de Él, me hace pensar en cuán creativo es Dios que a través de un árbol me habla a mí, me enseña que así como el árbol pasa por un proceso para florecer, también yo estoy pasando por el proceso para que Él florezca en mí.

Somos como esas florcitas pequeñas que solo reflejan la vida de algo muchísimo más grande que ellas, pequeñas hablando que hay algo más que no se ve pero que está, reflejando una belleza que solo es posible por la luz que les permite mostrar su color, susurrando del Creador.

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Dios, Él ha sido eternamente el artista, el Creador, el primer artista y la inspiración para todos los que han venido después... Su creación es Su obra, los preciosos árboles nos hablan de Él, la semilla que muere en la tierra y por su muerte produce mucha vida que es solo un reflejo de la preciosa vida que nos ha dado con Su muerte y resurrección, sus raíces que nos hablan del cimiento firme que hay en Él, sus frutos que nos hablan de la necesidad de permanecer en Él, sus flores que nos anuncian lo bello del proceso y del paso del tiempo, sus ramitas que se extienden como alabándole, sus hojitas que el viento mueve como si aplaudieran, los cielos que nos hablan de su inmensidad, las estrellas que nos hablan de nuestra pequeñez, las nubes que nos muestran destellos de hasta donde llega su misericordia y amor, el arcoíris que nos habla de Su promesa, las altas montañas que se levantan por Él, los valles que se inclinan ante Él, los océanos que danzan para Él… la belleza de la Creación que solo es un pequeño reflejo de la belleza del Creador.