Tumgik
trashwritess · 1 month
Text
Creo que es obvio que me rendi con este proyecto 😵 sorry!
0 notes
trashwritess · 2 years
Text
hola ?
Tumblr media
54 notes · View notes
trashwritess · 2 years
Text
Tumblr media
un compañero de vida que no querrías tener .
0 notes
trashwritess · 2 years
Text
PRÓXIMO CAPÍTULO : pools
coming soon…
0 notes
trashwritess · 2 years
Text
EL PASILLO
Para quienes no me conocen, yo no soy una persona muy extrovertida que digamos. Me cuesta confiar en la gente, y abrirme a la oportunidad de ser vulnerable y abierto hacia los demás, en especial si hablamos de espacios llenos.
En mi forma de ver al mundo, éramos yo, mi madre y mi gatita, Misha, de quienes me tendría que despedir de forma brusca por…bueno…No quiero hablar de ese tema.
Pero el día del festival era diferente… había algo sobre ese evento en particular que te cautivaba como la polilla hacia la luz. Recuerdo era tradición colarnos en una de las carrosas y saludar a la gente, y admito era divertido, hasta que sucedió el incidente de 1993. Mejor tocarlo más tarde.
Pero bueno, me desvió del tema. Este año fue diferente, y realmente énfasis en diferente. Recordarlo tal como fue es la tarea que más me cuesta en este momento, pero todo iba como de costumbre… corriendo, sudando por el calor ardiente de verano, con mis zapatillas deportivas, y camuflado por la muchedumbre, nos metíamos detrás de la carrosa del chico mas rico del pueblo. Nunca fue muy atento que digamos, pues siempre se lo veía distraído por sus bailarinas en bikinis pequeños e incomodos, y los gramos de cocaína que había inhalado horas antes. Pero ey, ¿Quién soy yo para juzgar?
A lo que voy es que, la multitud de hoy fue casi como la recordaba, alegre, joven y alocada… pero era el resto del pueblo que, la única y mejor forma que se me viene para darles contexto, se mostraba “fuera de lugar”. Casas que parecían que nunca hubieran sido casas, pero que aun sentías que no estaban vacías; calles de ilusiones baratas y sueños frustrados.
Ya no sentía ese eufórico golpe de éxtasis dentro de la carrosa, no sin ellaa mi lado. Tome una decisión, que ahora mismo me enfurece haber tomado tan impulsivamente, y me baje, buscando que mi mente se callara un momento.
Fue hasta que lo note, esa cosa extraña en la vereda, que parecía (y perdón por la imagen gráfica) como si hubiera habido un terrible choque y nada hubiera sido lavado en años… costra y viscosidad alrededor. Hongos incluso creciendo a sus orillas, como si esa mancha tuviera vida y hubiera dejado un rastro. EN PLENA CALLE. Se veía tan familiar por una alguna razón, pero no se me venía nada a la mente. Puede que haya sido un sexto sentido, o la curiosidad que mato al jodido gato, pero seguí ese rastro hasta encontrarme solo en las calles. Era claro, y para mi sorpresa, que no fue mi decisión más inteligente. ¿De dónde salió toda esta niebla? ¿Por qué todo se siente tan pesado? ¿Realmente estoy solo aquí? ... ¿Quién anda ahí? ¡¿¿HOLAAA??!!
En lo que parecía mi fortuna (o, mejor dicho, disfortuna), me cruzo con una puerta semiabierta, seduciendo ahora mi vista como sirenas marinas cantándole al inoportuno explorador.
¿Saben que es irónico? Yo siempre quise ser detective. Investigar y meter la nariz en donde nadie se atreve. Desvelar verdades inauditas. Era una oportunidad que físicamente no podía dejar pasar. Y lentamente observe mis alrededores, o al menos lo que podía verse, y con ello, abrí esa puerta. Lo que seguiría adelante, no es algo que nadie, ni yo después de todo, se lo hubiera esperado.
Al abrirla, fue como si todas las luces del mundo se hubieran prendido en mi cara, y, aturdido pero decidido, empecé a correr, esperando el impacto de una pared que me detenga, pero… conté hasta 100 y aun no paraba, hasta que decidí parar, respirar, y abrir de a poco los ojos. No debí haber hecho tanta fuerza, pero no lo sabría hasta después.
Me encontraba en lo que parecían los pasillos de mi vieja escuela, pero sin salones, sin muebles, y extrañamente, sin más que solo paredes blancas, iluminadas por luces fluorescentes que parecían se quemarían en cualquier momento.
Me quedé quieto unos momentos, planteándome la idea de que debía volver por donde vine, pero mi capricho me superaba. Quería ver más, y con un deseo casi voraz, empecé a analizar las habitaciones. La mayoría de las puertas solo llevaban a salones sin luz, y espacios claustrofóbicos que no saciaban mi hambre, mas bien intrigaban de momento, casi como provocándome.
Es cuando me pongo frente a la última puerta que empecé a sentirme pequeño, intimidado por la posibilidad de ser decepcionado o encontrarme con un destinado no deseado. Debía hacerlo, tenia que abrir esa maldita puerta y lo hice.
Si el pasillo que me alumbro al principio ya era mucho, esto ya pasaba a lo más absurdo.
Los pasillos pequeños se expandieron para revelar lo que parecía un cruce incomodo entre una estación de colectivos y un museo de anomalías. Varias ventanas de vidrio separándome a mi de otras habitaciones, cada una con su propia historia e imagen.
Las luces fluorescentes y dañinas a mis oídos y ojos, pasaron a ser candelabros de velas, y los pisos sucios de abandono, a rocas y minerales relucientes. Era como haber entrado a un cuento de hadas, con presencias momentáneas de cruel realidad.
Antes de pasar a las habitaciones, note una cafetería de aspecto similar a una casa de té, muy silvestre y rustica, contrastando con lo pseudo-moderno del resto, siendo manejada por un enorme pulpo con bata (lo digo con tanta normalidad porque sinceramente pensé que estaba teniendo un mal viaje, hasta que recordé que nunca tome ningunas drogas previo a esto). Se lo veía de mal humor, aunque no agresivo. Digamos entonces como se le ve en la superficie a la gente que trabaja en servicio al cliente.
Con los pocos pesos que traje, compre unos caramelos para el camino, y lo salude mientras procedía a observar el resto del lugar. Creo que fue el encuentro más sano que tuve.
La primera habitación estaba ocupada por un señor, de mediana edad, pelo castaño y canoso, uniforme y pantalones de oficina, una corbata mal puesta, y anteojos que habían visto mejores días. Jeje, “visto”, ¿lo entienden?... ok ya.
Su oficina tampoco le sumaba puntos a favor, puesta estaba apilado por carpetas, y cientos de miles de hojas por todas partes, acompañando el estrés cargado por los hombros de este señor. Lo extraño, sin embargo, no era ni la oficina ni su traje, sino sus orejas… afiladas y largas como de elfo. Debo decir que me causo más ternura que miedo.
- Maldita sea, ¿Cómo se le ocurre mandarme los expedientes en este momento, que voy a hacer, que voy a hacer? Es la tercera vez esta semana… – Chillaba el elfo. Yo solamente observaba discretamente, hasta que fui descubierto, ambos pegando un salto de la sorpresa. Lapiceras y carpetas cayeron al suelo por un momento, siendo detenidas por la rapidez extraordinaria de este personaje.
-TU, SI, TU, Necesito que vengas y cuides mi despacho un momento, es urgente, ahora mismo- Y antes de que pudiera siquiera decir “a”, abrió la ventana que nos separaba y me agarro de mis brazos. Se retiro resbalándose entre las hojas, y nuevamente había quedado solo, con una responsabilidad que no era mía. Eh, ya que, al menos un momento para descansar, pensé.
Entonces, como si el tiempo no podría ser más inoportuno, el teléfono fijo comenzó a sonar, aturdiendo mis oídos nuevamente, pero temía a quien estaría atendiendo. Sonó por varios minutos hasta que el elfo volvió, disculpándose por su tardanza. NO CONMIGO, sino con la persona al teléfono. ¿En serio? Qué grosero… No quise esperar un momento más, y abrí la ventana para salir de ahí. El elfo solamente parecía fingir que yo no estaba ahí, pero de momento observaba a mi dirección, con una mirada no muy placentera.
Al cerrarla, paso algo extraño. La ventana había sido absorbida con su propia fuerza, como si una serpiente se comiera a si misma. El resultado daba la impresión de como si no hubiera habido ninguna puerta, ni ventana. Solo pared.
Mi cuerpo estando alerta, me veía en la posición de seguir, y al menos pretender que eso nunca paso, para que mi psiquis no perdiera su balance.
La siguiente habitación en principio dejaba mucho que imaginar. Lo digo porque era otra ventana, otra habitación, esta con aspecto de una casa en los ‘60s por su estética retro, vinilos y decoración nostálgica. Varios portarretratos familiares, trofeos y recuerdos oxidándose por su tiempo. Lo que destacaba sin embargo era la pareja de ancianos, una señora con anteojos, limpiando platos y un señor, que, a pesar de las obvias cataratas, intentaba leer su periódico. Ah, y estaban desnudos. Si, completa y enteramente en bolas, algo que para el receptor casual seria algo grotesco, pero a mi no me causa nada mas que un levantar de cejas.
Pensé que mi presencia sería algo indigno, pero parecía que no podían ni verme ni oírme, un punto a mi suerte.
La conversación parecía tan casual para ellos, y tan triste para mí, pues recontaban diferentes momentos de sus vidas, travesuras y promesas, que llevaron a emocionarme un poco. Estos dos no necesitaban conformarse a los estándares de los demás, no les importaba que fueran 2 arrugados nudistas, que habían escapado de sus países postguerra para empezar una vida nueva y aburrida. Pues juntos la vida nunca les iba a ser aburrida.
Sentí tanta contemplación que me quedé horas observando, un tanto culpable de no darles su privacidad cual voyeur, pero realmente eran historias fascinantes las que recapitulaban. Perdí completa noción del tiempo, pues el pasillo seguía iluminado de la misma forma en que se veía cuando había entrado. Empecé a sentir hambre, y los caramelos que tenía parecían haberse perdido en el camino.
Cuando empiezo a levantarme, la señora, ahora mirando fijo a la ventana, abrió una pequeña puerta, y dejo envuelto en un pañuelo, galletas frescas del horno. No sabía si decir gracias por el gesto, o disculpas por la invasión, pero nuevamente interrumpido, la ventana empezó a desvanecer, los viejos saludando con la mano, un tanto tristes, pero con una sonrisa arrugada y grande. Hacia un tiempo que lloraba gracias a alguien desconocido, y lo hice mientras disfrutaba la tibias, suaves galletas.
Quería analizar todo esto y mi mente un tanto perdida no me lo permitía, y mi confiado cuaderno en el que en este momento escribo, no me hacía fácil la tarea tampoco entonces. El pasillo mientras mas avanzaba, mas distorsionado se veía, y el camino atrás se perdía en la misma niebla con la que me había encontrado hace… ya no sé, horas, ¿días?
Lo que importaba es que quería ver lo que quedara de esta galería, e irme de nuevo a casa, y seguí. Noté que las ventanas, antes abiertas y con sus encuentros maravillosos, como los que conté y otros que solo recuerdo pequeñas porciones, como un jardín de jazmines, una fuente de mármol y una venus que hablaba un español roto, con acento mediterráneo… ahora solo decían LIQUIDACIÓN, CERRADO POR DERRIBO, CLOSED FOR VACATIONS. Pensé que esto era un pasillo de anomalías, no un centro comercial en Rosario, Santa fe.
Las luces cada vez se hacían mas tenues, y la oscuridad no es mi fuerte. Lentamente el pánico que me acompañaba como una pareja toxica y amargada, de la que no me podía despegar, empezaba a rugir en mis entrañas.
Tumblr media
Una sola puerta se encontraba, distanciada por escaleras eléctricas, iluminadas de luz fluorescente neón, pedía a gritos que la abriera. No fue mi mejor momento, pero subí, observando el ahora abandonado y vacío estado de lo que podrían haber sido ventanas o negocios, callados y quietos.
Al abrirlo, una calle pequeña, apenas iluminada por luces de colores y fogatas, y carteles deteriorados de los que apenas podía leerse la palabra “GO”. Esta vez no estaba solo, pues vagabundos en circulo hablaban, tomaban y reían ante la noche, mirando de reojo a mi pasar. Yo no tengo nada en contra de ellos, así que no me sentía en peligro. Al contrario, mi mente parecía recordar fragmentos de sus caras y sus oscuras voces, pero nada que pudiera armar por concreto.
De repente unas damas, vestidas de seda, tacones, pieles con print y coloridas, maquillaje corrido, se acercaron y parecían saber que estaba perdido. Sin muchas palabras, me acompañaron hacia la puerta que me esperaba, mientras conversaban de sus encuentros riesgosos. En este mundo, hay que trabajar, pero me parece inhumano a donde puede llegarse por el poder y el habla de la plata. Podía ver en sus rostros que sus risas eran para neutralizar sus pobres, atormentadas almas que tanto sufrimiento pasaron.
Paramos ante la puerta, y les di el resto de mi poco dinero, como mínima apreciación. Me desearon buena suerte, como si supieran que había adelante. No puedo culparlas por lo que me encontraría de todas formas…
Al abrir la puerta, me encontraba en un pasillo mas largo y ancho todavía, pero en vez de paredes, eran murales y estantes de libros de todo tipo… religiosos, enciclopedias, sexología, psicología eran los únicos que podía reconocer, mientras que otros se veían muy desgastados para reconocer. Me recordaba a tantas bibliotecas incendiadas que había visto en clase, hace años, pues no se veía natural ese tipo de daño.
Distraído, me choco con un hombro ajeno. Pido disculpas, estando en el suelo, y al levantar la mirada, era…. Era yo. Pero ¿cómo podía ser yo, si yo soy yo? ¿Y si no era yo, entonces quien soy yo?
- Relájate un poco, ¿quieres? No estoy acá para lastimarte. Ya casi te falta poco, yo soy solo una ilusión de tu imaginación. Las galletas que consumiste tenían alucinógenos, y claramente no es algo para lo que estabas preparado, ¿o sí? – Dijo mi clon con una mueca en su rostro.
Era imposible. Reconozco que hay maldad en el mundo, pero no podía creer ni un poco que esa anciana fuera a buscar lastimarme de esa forma. Discutí en mi propia cara, buscando una explicación, y recibí un golpe en mi cara.
- Insolente, ¿Vos en serio pensas que este mundo es tan dulce y generoso como lo imaginas? Es obvio que lo haces porque te sentís culpable de haberla matado, y esta es tu forma de castigarte-.
“Yo no fui, juro que no fui”, “Ella solo quería ayudarme”, “Nunca pedí que el auto perdiera el control” … varias voces parecidas a la mía, pero distorsionadas retumbaban en mi cabeza, causándome reaccionar violentamente, y gritar para que se callen.
-Eres débil, tonto, y por eso nadie jamás te va a-… Antes de que pudiera decir otra palabra, empuje al suelo a este “reflejo” y lo hice. Actúe acorde. Golpee con toda mi fuerza y mis ojos cerrados para evitarme el horrible espectáculo. Y continue por muchos minutos hasta que el cansancio no me daba más, y me tire al suelo, cerrando los ojos hasta desmayarme. Cuando me levante, mi mente empezó a recordarme todo, en forma de un sueño.
Realmente había sido un accidente. Un choque al que yo sobreviví, y mi madre no. Nuestra gata que recientemente habíamos adoptado y retirado de la veterinaria, no sabia donde estaba. Si estaba viva o no había resistido al impacto, es algo que me atormento por meses. Me la imaginaba, aun así, en esa pequeña cama vacía, descansando y ronroneando. Todo ese tiempo me mentía a mi mismo para que la situación no me superara.
Desperté en sudor frio, dándome vuelta pensando que encontraría ese maldito reflejo, y lo único que vi era el rastro. El mismo rastro que había quedado del otro conductor después del impacto. La mancha que me había llevado a años de rehabilitación para soltar el miedo y la paranoia que me causo.
Tenia que salir de ahí, no era momento para recordar y lamentar. Tenia que volver a casa y hacer las cosas bien.
3 puertas, una verde, una azul y una roja. Las tres en perfecta condición, cada una requería sin embargo un sacrificio, marcado por un cartel superior.
La verde me costaría mis recuerdos de este pasillo y mi realización de que debía cambiar; la azul me llevaría de nuevo a rehabilitación, donde la pasaría acompañado, pero encerrado eternamente. La roja requería de mi sangre, y todo volvería a la normalidad. No tenia nada que perder, mas que un dedo y unos litros de mi hemorragia.
Pero no había forma de lastimarme lo suficiente, ¿verdad?... eso pensé hasta que en el lugar donde se encontraba el nombradísimo rastro, me esperaba una navaja.
Con mucho mas pánico que antes y pensamientos intrusivos de por medio, todo se puso en blanco… no recuerdo que paso después, y no lo quiero intentar, pero pude abrir la puerta roja. Extrañamente, parecía tener parches blancos, como si ese hubiera sido su color anterior, pero no podría asegurarlo.
Abrí pensando que llegaría a casa, me curaría mi herida, y comenzaría una mejor vida. Haría orgullosa a mi madre en el cielo, y rescataría otro gato. Yo solo pedía eso, nada más. Estaba en mi derecho, después de tanta angustia y frustraciones que no necesitaba encontrarme.
Y ahora estoy aquí, atrapado en un infinito laberinto disfrazado de barrio suburbano, donde las casas se repitan miles y miles de veces. Ya no hay más nubes, ni sol, ni estrellas en el cielo, Solo negro.
Las luces que apenas iluminan las calles, se asimilan a las del primer pasillo.
Una sola queda encendida en este momento, mientras les escribo. Y si hay algo que se, es no estoy so-
Tumblr media
1 note · View note