Solo creé este blog para subir un fanfic que hice y un amigo me dijo que estaba bueno
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Bestia Interior
One shot
Language : español
Advertencias: Roptura mental, abuso físico, diferencia de edad.
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"Es normal que los hombres peleen ¡Pero tú, Jonathan! ¡Has golpeado a Dio mientras estaba indefenso! ¿¡Y así te haces llamar un caballero?!"
"P-Pero papá"
"¡Cállate! ¡Quiero que ambos vayan inmediatamente a sus habitaciones! Les espera un buen castigo"
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El ruido de la puerta abriéndose a eso de las ocho de la noche llamó la atención de Dio ¿Quizá algún sirviente llevándole las sobras de la cena que se perdió gracias a la pelea que tuvo con Jonathan aquella tarde? No necesitaba la compasión de nadie, eso lo haría sentirse aún más patético y frustrado después de aquella humillante derrota, pero tenía una imágen que mantener ante aquella familia que lo había adoptado, así que trataría de rechazarlo de la manera más coordial posible.
Cuando sintió el peso posarse al costado de su cama, decidio finalmente voltearse a ver quién era, tomó un profundo respiro, y se dispuso a hablar.
Más las palabras nunca llegaron a salir de su boca, pues fue inmediatamente recibido con un golpe de un objeto duro en el rostro, el cuál incluso le partió el labio, sangrando un poco.
Dio conocía perfectamente esa sensación, había experimentado algo parecido en su oscuro pasado, el dolor que causa el cuero al golpear su frágil piel, mezclado con el nauseabundo olor a alcohol, pensó que ya nunca tendría porqué experimentar eso de nuevo, y sin embargo, ahí se encontraba, chillando de dolor agarrándose el rostro.
"Tú... Has estado a punto de apuñalar a mi hijo ¿No?! ¿¡Te crees que soy un imbécil y no lo he notado?!"
Le soltaron otro golpe, esta vez en la espalda, a lo cuál reaccionó soltando un grito ahogado, entre lágrimas pudo notarlo, esa voz, ese rostro, ese era ... ¿George Joestar????
"En verdad que intenté, quería que fueramos como padre e hijo, pero ... Pero ... Tú me lo pones muy difícil .... Maltratando a mi Jonathan, lo único que me queda de mi esposa ... Aún la extraño tanto ..."
Dio no terminaba de creerse lo que tenía ante sus ojos, George estaba borracho, traía entre las manos una fusta de cuero tamaño mediano junto con una botella de vino fino casi terminada y estaba llorando.
Esa imágen lo dejó petrificado, vió en él brevemente a su padre, con su botella de alcohol barato y su pesado cinturón, enojandose sin razón alguna y golpeando tanto a su madre como a él.
Entonces eso significaba ¿Que todos los padres eran igual de escoria que el suyo?
No pudo detenerse a pensarlo mucho, porque otro golpe le fue proporcionado
"¡Dio, no me estás escuchando!"
George levantó de manera violenta a Dio y lo puso boca abajo sobre sus piernas, el sonido de la fusta contra los glúteos del jóven era breve, pero muy sonoro.
Dio no paraba de soltar lágrimas, se sentía nuevamente miserable, lo único que podía hacer era apretar sus puños, mostrando toda la ira contenida que sentía.
Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis siet--- ¡Zas! Otro azote se le fue proporcionado, siguiendo aquel patrón de 7 segundos.
Después de cómo un minuto pararon los azotes, se puso a pensar rápido en como safarze de aquella sesión de tortura y salir huyendo de aquel lugar, no valía la pena quedarse ahí soportando la misma mierda que en su antiguo hogar solo para volverse adinerado en un futuro, ya encontraría alguna otra manera para ello, había escuchado relatos de jovencitas que se casaban con viejos y luego heredaban su fortuna cuando estos morían, quizá podía aplicarlo con alguna pobre señora senil.
La lámpara junto a la cama ... Estiró su brazo lo más que puedo para poder alcanzarla, logrando tener el pesado objeto entre sus manos, se disponía a golpear al señor Joestar, pero---
Soltó la lámpara de la impresión, dejándola caer al suelo, no sintió cuando se resbaló de sus manos, no escucho el vidrio romperse, no notó cuando comenzó a hiperventilar, sintió cómo su presión bajó repentinamente, un fuerte calor apoderándose de su estómago, el sudor corriendo por toda su piel, el más puro miedo se apoderó de todo su cuerpo, no notó tampoco que estaba temblando y que por instinto se retrocedió un poco, lo cuál lo aterró aún más¿Qué era esa cosa dura que sintió cuando sus piernas rozaron con la parte baja del abdomen del señor Joestar?
El señor Joestar... Ese hombre... Ahora mismo lo estaba mirando, con los ojos entre cerrados, un poco de saliva cayendo de su boca, la cara levemente sonrojada... Solo estaba ahí, quieto, mientras acariciaba de manera lasciva la punta de la fusta.
"Sabes...mi esposa, también tenía el cabello rubio... Pero el tuyo, es más bonito"
Pasó la fusta por la cabeza de Dio, haciendo que esta le acaricie suavemente.
"Ella solía gritar mucho mucho cuando le pegaba con esto ... Siempre lo odié.
Haciendo un escándalo por nada, incluso ese día, el de su muerte, si ella no se hubiera puesto a gritar 'ayudeme cochero' una y otra vez, tratando de salirse por la ventana, ahora mismo no estaría muerta."
Acercó su cuerpo al de Dio, acorralándolo contra el cabezal de la cama.
Todo se veía perdido ¿Estaba a punto de ser violado? La única vez que le pasó algo parecido, su madre estaba ahí para salvarle.
Pero ahora ella no está.
No había nadie quién lo ayudara.
Estaba solo en este mundo
Mundo.
Ojalá por un momento.
Por unos segundos.
Él pudiera parar el mundo.
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Dio caminaba por el segundo piso de la mansión, veía desde el barandal hacía la salida como una de las empleadas se estaba retirando con sus maletas, al parecer el señor Joestar había decidido darle una "jubilación temprana".
Apenas notó cómo el pequeño niño le veía, levantó la mirada y le sonrió, despidiéndose de él.
Dio correspondió la despedida agitando su mano.
Siguió caminando por la mansión.
Debía actuar normal, que nadie sospechase nada.
Se estaba dirigiendo hacia la habitación de Jonathan, al comienzo le tenía odio y estaba dispuesto a sobre pasarlo en todo, pero después de experimentar los maltratos de George, quizá este tenía razón en algo:
"Ustedes no son tan diferentes".
Le iba a proponer a Jojo huir juntos.
Dejar todas esas estúpidas peleas de niños atrás y salir de aquel espantoso lugar, inclusive estaba dispuesto a disculparse por lo de Erina con tal de que su hermano se disponga a ir con él.
Sintió respeto por cómo habría soportado el golpe de esa fusta durante años, y el olor a alcohol, quién más que Dio para saber perfectamente que es eso.
Como ante todo, no se quebró, y seguía tratando de ser felíz.
Era muy ingenuo y estúpido.
Iba a girar el picaporte para entrar, pero se detuvo al oír voces del otro lado.
"P-Pero papá ¿Estás seguro? Tienes razón en que no debí golpear a Dio ayer ..."
"Jojo, tal y como te dije, es normal que los hombres peleen, además con la reprimenda que te di ayer, ya has aprendido ¿No? Pienso que dejarte sin cena fue un castigo más que suficiente."
"Si, tuve mucha hambre ..."
"Entonces por favor Jojo, come todo lo que quieras, este festín es solo para tí, te quiero mucho hijo."
Qué.
¿Qué mierda?
¿¡QUÉ MIERDA ESTABA OCURRIENDO?!
¿¡EL CASTIGO DE JOJO FUE SOLO QUEDARSE SIN CENA, MIENTRAS QUE YO, DIO , PASABA POR UNA DE LAS PEORES HUMILLACIONES DE MI VIDA?!!!
PORQUÉ
PORQUÉ
PORQUÉ
EL SEÑOR JOESTAR AYER ERA UN ASQUEROSO HOMBRE EBRIO CUALQUIERA, Y HOY ACTUABA CÓMO UN BUEN PADRE.
PORQUÉ
PORQUÉ
PORQUÉ
¿ACASO DIO ESTABA DESTINADO A SER MALTRATADO, NO IMPORTABA A DÓNDE FUESE?
¿JONATHAN ENTONCES ERA REALMENTE UN INGENUO Y ESTÚPIDO, ACTUANDO COMO UN GRAN ENGREÍDO CUANDO NO CONOCÍA NI REMOTAMENTE EL DOLOR QUÉ PODÍA OCASIONARLE EL MUNDO A UNA PERSONA?!
Muchos pensamientos le golpearon la mente, causándole un gran dolor de cabeza.
Y lo último que lo quebró.
El relinchar de los caballos y los gritos de algunos empleados.
Miró por la ventana, era aquella empleada de la que segundos antes se había despedido.
Se encontraba muerta, aplastada por caballos.
"P-Papá ¿Escuchaste eso? ¿Que habrá sido?"
"¡Jojo! No te dirijas a la ventana."
Jonathan abrió la puerta, intercambiando miradas con Dio brevemente, pues este la subió al ver como George salía por detrás de Jonathan.
"Oh Dio, buenos días. Veo que miras por la ventana, ese ruido ¿Han sido solo los caballos asustados por aplastar un ratón, no? ¿Podrías decirselo a Jojo?"
Qué
¿Un ratón?
Este hombre... Lo que dijo ayer, lo recordaba perfectamente: "¡Claro que tú no vas a hablar nada de lo que has visto, maldita zorra! ¡Agarra ahora mismo tus putas maletas y te largas por la mañana"
El señor Joestar, en verdad se encargó de que ella no volviera a hablar, la silenció haciéndolo parecer cómo un accidente.
"S-Si. Fue solo un ratón, nada de lo que preocuparse."
"¿Vez, hijo? Ahora vamos, necesitas comer."
"Ah, espera un momento papá. Umh... Dio, perdón por lo de ayer ... ¿Te gustaría venir a desayunar con nosotros en mi habitación?"
"A Jojo y a mí nos encantaría tenerte aquí, después de todo, también eres mi hijo."
La sonrisa de Jojo era sincera, pero la de George ¿Cómo podía sonreirle de esa manera después de lo de anoche? ¿De haber ideado todo un plan para asesinar a una de sus empleadas?
Pensaba que su padre, Dario Brando, era la peor escoria de la tierra, un hombre sin honor.
Pero George Joestar, un hombre adinerado que nunca le había faltado nada, sin duda era aún peor.
Y justamente por eso, nunca nadie le había puesto límites en lo que podía o no hacer, justamente ese poder que le daba el estar en una clase tan alta era lo que lo hacía tan terrorífico.
¿Estaba Jonathan destinado a convertirse en un hombre asqueroso como su padre?
Dio no podía hacer nada más que agachar la cabeza ante él, entendió la amenaza, si trataba de huir, también terminaría aplastado "como un ratón".
"Lo siento, pero yo ya desayuné."
Se dio una media vuelta, dejándolos a ambos atrás.
"Los mataré a ambos... Cuando menos se lo esperen, yo, Dio, estaré sobre sus tumbas, en especial la tuya, George Joestar, me aseguraré que tu muerte sea lenta y dolorosa, solo espera un poco...
Yo dio, haré que todos en el mundo se arrodillen ante mí."
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Ignosce me
One Shot
Pairing: Enrico Pucci x Jolyne Kujo
Language: Español
Advertencia: Consentimiento dudoso, roptura mental
Dedicado a “A.N.T.N” quién dió la idea para este fic
Nunca pensó en su vida caer tan bajo, dejarse guiar por su instinto tal y como un mísero y asqueroso animal, mucho menos en aquel lugar, el cual representaba pureza, castidad, armonía, bendición vida eterna, cielo...
Dentro de aquel lugar inmaculado en el cual la gente le contaba sus más oscuros secretos ¿Cómo sería capaz de oírlos después de haber roto una de las más sagradas leyes?
De arriba a abajo, en un ritmo lento, como buscando disfrutar cada momento, cada sensación, se sentía húmedo, cálido...
Asqueroso.
¿Quién era ella? Esa mujer que le había hecho caer tan bajo y estaba dominando su cuerpo y mente en aquel momento.
¿Quién era él? no podía recordar su nombre, su mente estaba en blanco.
Solo sabía que estaban en la iglesia, dentro de un confesionario, teniendo sexo a escondidas.
"Ah...E-Enrico"
Si, es cierto, ese era su nombre, Enrico Pucci.
Entonces lo recordó, él era el padre de la iglesia, y aquella mujer encima suyo era Jolyne Kujo, hija del bastardo que asesino a su antiguo amante, Dio Brando.
Sentía rabia por ello, incluso juró destruir a todo el linaje Joestar como pago por lo que había hecho Jotaro, pero entonces porque...
¿Qué hacía cogiendose a su hija?!
"Dio, perdóname por lo que estoy haciendo, prometí que mi cuerpo no le pertenecería a nadie más y sin embargo, ahora mismo ella me tiene totalmente poseído, una Joestar".
Se sentía culpable, distintos pensamientos de esta índole le recorrían la cabeza.
La agarró de las caderas, y la empujo con fuerza hacia abajo, arrancándole un gemido.
"¿Te gustó eso?!"
"S-Si"
"¡Eres una maldita zorra!"
Hundiendo sus dedos en la carne de ella la embistió con fuerza, ahora él era quien la dominaba, si, esa era su venganza, aprovecharse de Jolyne Kujo, humillarla de distintas maneras, hacerla gritar su nombre todas las noches, que no pueda vivir sin él, que quiera matarse el día de su separación.
Oh, pero ese solo era el comienzo, había invitado a alguien más, haría que Jolyne pasara la mayor de las vergüenzas.
Supo que aquella persona ya había llegado cuando escucho unas pisadas acercarse al confesionario.
"Padre...he venido tal como me dijo"
La cara de Jolyne lo decía todo, ella reconocía perfectamente de quién era esa voz, Enrico le regaló una sonrisa llena de pura maldad a la muchacha.
"Bienvenido, Narciso Annasui.
Tal y como te dije, que me confieses tus pecados es necesario para que quedes libre y así puedas casarte con tu amada".
Todo esto lo dijo mientras con sus manos recorría el cuerpo de Jolyne, pasó sus dedos lentamente por su estómago, subió hasta sus pechos, y masajeo lentamente ambos.
"Así que por favor...empieza a hablar, somos todo oídos"
Se metió uno de los senos de Jolyne a la boca, succionando fuertemente, como si estuviera hambriento, sin duda debía de ser algo doloroso para ella,pues se tapó la boca con las manos para evitar chillar.
"Si, estoy emocionado por casarme con aquella reclusa, Jolyne Kujo, incluso he comprado este anillo con un pequeño rubí incrustado, me ha costado mucho, este tipo de cosas cuestan el triple del precio en este lugar, gracias por ayudarme dándome trabajo, padre"
Las lagrimas caían por los bellos ojos azules de Jolyne, parecían un océano desbordándose, Pucci sintió algo de pena al verla sentirse mal, así que...
"No te preocupes, te ayudaré a sentirte bien..."
Jolyne movió su cabeza desesperada de lado a lado, en símbolo de negación, Pucci sacó a su White Snake, le quito un disco de su cabeza, era el de su voz.
Luego, hizo que este la agarrara por la espalda, sirviendo como una grúa para levantarla, sacando el pene de Pucci por completo de su interior; la dejó un rato suspendida en el aire, para de pronto dejarla caer, llegando muy profundo en ella, incluso a él le había dolido el choque, pero dentro de aquello, no pudo evitar sentir placer, notó en la cara de su compañera que ella también pudo sentirlo cuando se le soltó un gemido ahogado.
Uso su stand para volver a levantarla, moviéndola sobre su pene en contra de su voluntad, sentía como palpitaban sus interiores y cada vez se ponían más húmedos, al igual que su rostro, totalmente rojo de la vergüenza, con sus mejillas empapadas de lagrimas y sus labios titubeantes, aprovechó que esta abrió la boca un poco para meter su lengua dentro, uniéndose con la de ella.
"Si, de seguro que confesarme me hará sentirme bien, bueno por dónde empiezo... yo no soy católico, pero creo que Jolyne si, así que me gustaría que nuestra unión este bendecida por Dios... y Umh... no me arrepiento de nada realmente, ni siquiera de el asesinato que me metió a esta cárcel."
Separó su boca de la de Jolyne y trato de recuperar un poco el aire para poder responderle.
"¿Asesinato? cuéntame más de ello."
"Yo asesine a mi ex-novia... pero, no me arrepiento, ella se lo merecía, esa zorra...¡Yo le dedique tanto tiempo!¿Y ella me paga acostándose con otro hombre?!"
La expresión de Jolyne se transformó en una de miedo, al parecer ella no sabía nada sobre eso.
Pero más importante que eso, Enrico podía sentirlo, Jolyne estaba cerca del clímax, no iba a negar que él también, era el momento perfecto como para que ambos se vinieran, así que movió el cuerpo de Jolyne más rápido.
“¿Y si tu nueva esposa te hiciera lo mismo...?"
“¡No!¡Jolyne es diferente! pero...si me volviera a pasar lo mismo, yo...No tendría otra opción que matarla.”
Annasui dijo eso con un tono muy frío y cortante, lleno de total desprecio y sin un ápice de amor u apego.
"Te entiendo hijo mío, sin duda alguna tu no hiciste nada malo, ella se lo merecía"
Agarró a Jolyne del cuello y la estampó contra la pared del confesionario, la ahorcó fuertemente sin dejar de mover sus caderas, lo podía sentir llegar, y cuando lo hizo, se sintió liberado, su carga se semen llenó por completo a Jolyne, la cuál tuvo espasmos por unos segundos de aquel tortuoso placer que se apoderaba de su cuerpo,
Enrico no pudo evitar gemir.
Annasui se sobresaltó por el sonido del golpe más el gemido, algo andaba mal, todo era muy raro, así que se levantó y fue a abrir la puerta del confesionario
¿Qué carajos está pasand--?
Grande fue su sorpresa cuando abrió la puerta y no vio a nadie, lo hizo sentir confundido, apreció el lugar detenidamente durante unos segundos, analizándolo.
"...¡Mierda! todo esto es una tontería, mejor me iré con Weather"
Se dio media vuelta para marcharse, de su cabeza, salió expulsado un disco sin que siquiera lo notara, Pucci le había anteriormente insertado uno con la habilidad de que no fuera capaz de percibirlo ni a él ni a Jolyne.
Respiro de manera agitada, se sentía exhausto y cansado, hacerlo en un lugar tan pequeño es realmente difícil, volteo su mirada a su compañera, seguía llorando mientras se aferraba fuertemente a su pecho, temblando, se sentía totalmente humillada, también aterrada, pues ella conocía bien a Annasui y era obvio que ahora mismo traía puesta la soga al cuello.
Pucci se sintió satisfecho de verla así.
"Gloria a Dios, hemos alcanzado el cielo."
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