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uncollarpersa · 4 years
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Entrevista con Carlos “La Mona” Jimenez. Revista Rumbos 528. 6 de octubre de 2013.
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uncollarpersa · 10 years
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Llueve en San Javier
Llueve en San Javier from Federico Czesli on Vimeo.
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uncollarpersa · 10 years
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Mariposa Nocturna (o los trapitos al sol)
Mariposa Nocturna (o los trapitos al sol) from Federico Czesli on Vimeo.
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uncollarpersa · 10 years
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México | Cantante en el metro UAM I
Mexico|Cantante en el metro UAM I from Federico Czesli on Vimeo.
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uncollarpersa · 11 years
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La gran pesca de la anguila
La gran pesca de la anguila from Federico Czesli on Vimeo.
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uncollarpersa · 11 years
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La Poma. Una no entrevista (o el sexo del cronista). Final.
A esa altura ya leí todas las notas que le hicieron, sé que le gusta que la visiten pero no que la entrevisten porque después la gente piensa que se hizo millonaria y que no, o que declaró que lo que más le gusta de su vida es “ser humilde y pobre”. No es la primera vez que escucho que un campesino afirma que se sufre mucho, que la suya es una vida muy dura y a la vez que no la cambian por nada. Y en general mi lectura es -me pongo teórico- en línea bourdeana: necesidad hecha virtud. Sin capacidad de acceso al dinero y el consumo, afirman y se enorgullecen de su pobreza porque así expresan su capacidad para enfrentar la adversidad y en consecuencia hacen respetables.
De modo que ahora que a unos quinientos metros del pueblo viejo, abajo de un cerro, atravieso un pajonal con el termo en la mano (estratégicamente en la mano para mostrarme humilde, “gaucho”) y me lleno de barro los tobillos tengo en mente las primeras palabras, mi presentación. Voy a aprovechar para profundizar en su pobreza pero sé que no le voy a proponer una entrevista, jamás mencionar la palabra sino que soy un viajero que recopila cantantes populares para que no se pierda la cultura argentina (y pienso pronunciar La Cultura Argentina), y ya pasé por Salta y Jujuy, grabé sikuris y otras cantantes y vine hasta aquí (aquí y no acá) porque ella no podía no estar entre los artistas de la patria.
Llego a su casa, estoy a unos cincuenta metros porque hay alambrado y dudo en pasarlo pero no veo a nadie y si no lo salto me quedo a dormir acá, aspu que lo paso y como si siempre me hubiera estado mirando la veo venir y entonces freno, espero que ella se acerque: no quiero generar ningún sentido de invasión.
Se acerca y frena a dos metros, no me da ni la mano: mal síntoma. Es bajita y está bastante más arrugada que en las fotos, vestida con un jogging roto de trabajo, un pullover grande y grueso. Me presento: Federico blablablá blablablá blablablá para proteger La Cultura Argentina.
-No, ya no doy notas porque después venden las grabaciones y las fotos y se hacen la guita y yo no veo un peso. Si quieren hacerse la guita que vayan a trabajar, yo sigo viviendo de mi trabajo con las chivas, que las vendo en Navidad cuando son chiquitas -y mide con la mano no más de cuarenta centímetros, las vende como cabritos.
(Ya sé que no voy a poder sacar grabador ni cámara, así que aplico el viejo truco: mientras habla retengo palabras clave y después reconstruyo el diálogo)
-Ah, qué pena- e insisto: La verdad es que no quería molestarla (miento) pero sería una pena si me voy sin su testimonio, ahora que ya vine hasta acá (apelo a una posible culpa, al sacrificio que hice para verla, meto un poco la cabeza entre los hombros para más humildad, la mano derecha sostiene termo y mate, la izquierda en el bolsillo: nada de gesticular, jamás el porteño avasallante). De hecho leí que no le gustan las entrevistas porque después la gente piensa que se hizo rica -agrego, a ver si logro que se sienta en confianza, que yo sé quién es ella y la voy a respetar- y que para usted no hay nada mejor que ser pobre (y así pregunto sin preguntar).
-Y sí, si no hay otra cosa. Acá vienen y sacan fotos y entrevistan y después se llenan de plata. Así que yo ya no hablo más. Mis hermanos también vienen, sacan fotos...
-Yo no soy sus hermanos (no sé bien por qué pero por un momento se me cruza la imagen de mi psicóloga)
-Hay otras copleras acá, si quiere grabar.
-No es lo mismo, usted tiene nombre y apellido, es una figura importante.
-¿Además de qué quiere hablar, de la zamba? (Abrió la puerta, hay una chance)
-No, esa historia ya se sabe -y se la narro con seguridad: que en los sesenta Manuel Castilla vino para un carnaval y ella con 19 años le ganó un contrapunto, una competencia de coplas hasta que a uno de los contrincantes no se le ocurre nada, y que él de tan caliente que quedó fue al otro día a su casa en un tractor y ella le volvió a ganar entonces le prometió escribirle una canción y dos años después su madre la escuchó en la radio, la mención al caballo blanco, el sauce que lloraba porque a ella le habían robado las chivas durante el carnaval.
-Sí, todos vienen, se hacen que no la conocen, me piden que se las cuente pero todos ya la saben. (Quizás hay suerte: notó que soy distinto. Meto primera).
-Lo que yo quería saber, por ejemplo, es a qué le canta ahora.
-Yo ya no canto. En estos días de frío los labios ni se mueven.
-Bueno, ¿pero a qué le cantó en el último carnaval?
-Al último carnaval no fui porque había subido el río, y al anterior tampoco. Los carnavales ya no son lindos como antes, ahora se quedan de noche... Antes iban a caballo y ahora todos con motitos. Mis hijos ya no quieren saber del campo, andan en el pueblo.
-Pero usted no se iría nunca del pueblo... (apelación al gesto patriótico del gaucho)
-No, sí, mi casa está allá. Esta finca es alquilada.
-¿Y por qué alquila?
-Porque en el pueblo no puedo andar con las chivas.
(Esto entró, definitivamente, en un callejón sin salida)
-¿Pero mientras va con las chivas no se le siguen ocurriendo coplas? ¿Quiere un mate? (Mi mate es intomable pero quizás así acortamos los dos metros)
-No, estoy coqueando. Y además estoy enferma, en tratamiento, que la presión, la cabeza me rechina, he perdido peso.
(Se me ocurre decirle si ya que se está por morir no quiere dejar un testimonio para la posteridad, pero prefiero no ir por ahí. Paso cerca, a ver si por inferencia...)
-Anteayer se murió Inocencio, él seguía siendo gaucho.
-Sí, sí, me he enterado, pero no fui al cementerio. Bueno, me voy yendo que tengo que trabajar, me voy para el potrero.
-¿Y no me permite que la acompañe y vamos hablando en el camino? Sería una pena, ya que estoy acá.
-No -y se ríe, como diciendo qué te pensas.
-Mire que si quiere no la grabo ni le saco fotos, sólo por charlar con usted.
-No, no, bueno, es por aquel camino que se tiene que ir. Por ahí está seco, que hay mucha agua.
-De acuerdo, de acuerdo.
-Que Dios te bendiga y acompañe con lo de las copleras -escucho ya caminando.
Me voy, me voy masticando palabras clave, camino un poco, me siento y tomo nota mientras un borracho se acerca y balbucea. Me pregunto si no tendré que empezar a llevar una cámara adosada a la cabeza como Andrea Caracortada, el personaje de la Maura en Kika. Como para no perder nada. Y me pregunto por qué tanta insistencia de mi parte. Caracortada se escudaba en el rating para llevar adelante su fetiche y pasaba todas las barreras posibles: sobornaba policías, publicaba videos de vouyeurs, exponía a sus amigos e incluso por una primicia se escurría en la casa del asesino serial, y cuando él ataca ella dispara y mientras él se desangra ella negocia la entrevista. Pero cuando no nadie mide la audiencia ¿qué hay?
Pienso, pienso mientras rememoro el diálogo. Que entrevistar y escribir es un gesto de poder como el del retratista que se apropia de la imagen del otro. Pienso en el placer de meterse un rato en la vida de otro, en la imagen de otro, en el cuerpo de otro, en la muerte de otro y de rehacerla propia en la narración. Pienso en la miseria del cronista y también en las pulsiones inconscientes, en lo que nos excede y no tiene motivos, en dar a conocer lo que a nadie interesa que se conozca, en la poesía de la escritura y en la del boxeo, en la cintura que escapa al golpe, en la frase del maestro cordobés “los kollas se quedan callados pero entienden todo”, en los blanquitos occidentales versus qué, en el otro como recurso en el humano como recurso del deseo ajeno en la digestión de las palabras en el mate frío y agotado en que no le saqué fotos y entonces qué entonces qué entonces qué.
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uncollarpersa · 11 years
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La Poma. Güemes, un muerto y una no entrevista. Parte 2.
Al mediodía siguiente en el patio trasero la diversión sigue. Ya sin el ropaje gauchesco de lujo, ya sin lanceros protegiendo al general y ya sin el poncho que en la noche arropa, una veintena de grandes y chicos empiezan con “la mamadera”. Es nada menos que una carrera de embolsados de varones cuya particularidad es que a mitad de camino deben arrodillarse ante una mujer que les da de tomar, en efecto, una mamadera de gaseosa, fondo blanco hasta terminarla y luego volver. No se compite por nada más que por la risa ajena, y las chicas que anoche bailaban ahora proveen el alimento esencial. Más tarde empieza “la vaquita”, una cinchada uno contra uno en la que los contrincantes se pasan un lazo de tiento por la entrepierna y luego por la cabeza, de modo que hacen fuerza desde la nuca. Uno para cada lado y a ver quién gana. Debo ser el único que me imagino un desnucado, los nenes compiten para sus mayores, ni una mención al difunto y las risas van y vienen.
Vine para entrevistar a Eulogia Tapia, la protagonista de la zamba La Pomeña que todavía sigue vivita y pastoreando, pero a sólo una cuadra de la diversión encuentro el velorio en el Fortín Gauchos -así en plural-, donde unas cincuenta personas están en silencioso murmullo. La sala es grande, unos quince metros de ancho por cinco de profundidad y adentro están casi todos sentados contra la pared. Apenas ingreso, el cajón abierto con don Inocencio y me voy para el fondo para no llamar la atención. Detrás del hombre acostado una gran cruz de plata con lucecitas amarillas y a los costados dos candelabros de hierro con tres lámparas envueltas en flores y coronas de papel crepe. De fondo, sosteniendo la escena los elementos del gaucho salteño: el omnipresente Güemes, los lazos, las banderas, los cueros y un bolso de lana.
En la sala hay algunos tablones y sobre ellos algunas gaseosas y mujeres armando florcitas. Los que van entrando se sacan el sombrero, algunos abrazan a los familiares y lentamente observan al protagonista. Una señora se me acerca y me pregunta si soy yo quien está a cargo del sepelio, otro modo de ser un extranjero. Alguien le dijo que era yo, o que debía serlo, y por ahora prefiero que imaginen eso a que piensen que soy un vouyeur del dolor ajeno.
Entra un doliente, llora, intenta abrazar a Inocencio, lo sostienen, le frotan la espalda. Y por algún motivo todos se paran y forman un semicírculo alrededor del cajón. Me acerco, me entero de que faltan quince minutos para que comience el entierro. Inocencio está envuelto en tules blancos, lleva flores y una bandera roja, blanca y azul, otra de Boca a sus pies y sobre su pecho su sombrero gaucho.
El organizador del sepelio está impecablemente vestido de gaucho y de blanco -la santidad-, poncho rojo al hombro y sombrero. Anuncia (qué pensarán de mí ahora que saben que no soy yo) que van a comenzar a quitar todas sus pertenencias para cerrar finalmente el cajón y en el semicírculo comienza un llanto sostenido, principalmente femenino. Es decir: hay hombres llorando pero por algún motivo su llanto no suena.
Afuera hay mucha más gente y comienzan las despedidas personales: uno a uno van pasando, mojan una flor en un vasito de agua y la riegan sobre el cuerpo; algunos dibujan una cruz en el aire; un muchacho se desmaya y entre tres mujeres primero lo sostienen y luego lo sacan a la calle que hay más aire; yo estoy en cuarta fila del semicírculo, me ubico al lado de una señora que a falta de cura debe ser la encargada de llevar la cuestión religiosa y los cánticos, prendo el grabador y le tapo la luz roja, lo agarro con las dos manos a la altura del pecho como si estuviera agarrando una cruz.
La señora de los rezos dice que tenemos esperanza y fe, que Inocencio ya está en las manos del señor y que más allá del dolor necesitamos que él pueda descansar y que rogamos al espíritu santo que nos acompañe en esta tarde tan difícil para nosotros: Ven ven ven espíritu divino ven ven ven acércate a mí apodérate apodérate apodérate de todo mi ser aquí se siente la presencia de dios, canta, y los demás se van sumando lentamente y así acompañan los llantos, y dios te salve maría llena eres de gracia el señor es contigo y todos a coro van respondiendo y repitiendo.
Los que estaban festejando a Güemes ahora también están aquí, se han vuelto a poner los ropajes gauchos de gala, las botas y las espuelas y las dos chicas que hace un rato daban la mamadera ahora se dejan llevar por un llanto desconsolado y si por el mundo los hombres sin conocerse van no niegues nunca tu mano al que contigo está ven con nosotros a caminar santa maría ven, y pasan de a uno y algunos le toman las manos entrelazadas y quizás tiesas sobre el abdomen, otros se apoyan sobre los laterales del cajón y hacen presión hacia abajo, otros un rezo, el cajón se sostiene sobre dos columnas de hierro de tres patas con molduras y las despedidas son teatrales porque cada uno cuenta con un momento para exponer su dolor ante los otros, un dolor por el difunto que en realidad es su ligazón con la comunidad, hacer lo suficiente como para que nadie después vaya a decir viste lo que hizo cuando lo de Inocencio.
Un padre lleva a upa a su hijo, le pone una flor húmeda en la mano y se la agita sobre el cuerpo: así se aprende el ritual. Los sentimientos más profundos están mediados por la cultura.
Desde afuera, desde la calle, llegan los gritos de una chica, quizás una nena: yo me quiero ir con el papi, yo me voy con el papi. Las despedidas personales duran más de una hora, y cuando todos terminan la señora repite que ya está con Jesús, un ¡que viva Inocencio! y todos ¡Que viva! y aplauden y mientras los de la funeraria sacan las cuerdas, reparten las coronas, lo tapan de tules, ponen primero una tapa de chapa y encima la de madera, nuevamente comienzan los llantos femeninos, gritos y alaridos. Hombres a cada lado levantan el féretro y sorprendentemente en ese preciso momento se levanta un vientazo con tierra y polvo, y de todos modos salimos del fortín y vamos por la calle tras el cajón y las flores.
Unas ciento cincuenta personas sigue al féretro, que ahora hace una parada en una casa de la esquina -su casa, no entro- y mientras tanto la hija que quería irse con el padre sigue desarmándose en gritos, ahora repitiendo yo tengo la culpa, yo me voy a matar y me voy a ir con mi papá yo tengo la culpa y cinco mujeres la sostienen y retomamos camino al cementerio. Adelante de todo va la camioneta de la empresa de sepelios, luego la cruz de madera con nombre y qepd, las flores, la gente, los caballos, una ambulancia a la que de a ratos le piden oxígeno, autos y un patrullero.
Caminamos primero entre casas de planes de gobierno y luego entre potreros para vacas. El cementerio se encuentra alto sobre una meseta, yo veo imágenes fotografiables por todos lados pero no me animo a sacar la cámara: no quiero hacer de esa muerte un espectáculo (y no quiero ni preguntarme si al tomar notas no lo estoy haciendo de todos modos). Los perros acompañan, de a ratos se pelean y ligan un piedrazo porque no es momento para estas cosas. Arriba hay una salita, un tarima sobre la que apoyan el cajón y encima las flores. Nuevamente los cantos y los rezos, ahora leen un texto sobre la resurrección de Jesús y por añadidura la de los muertos y la de Inocencio. Y a la nena la sostienen la madre, una enfermera y el de la empresa de sepelios. Una chica reparte velas.
Afuera, las lápidas miran todas hacia una montaña distinta del resto, donde solían encontrarse restos de antepasados, y de fondo picos nevados. Pero el cementerio es desparejo. En general las tumbas no son tumbas sino pequeñas estructuras que simulan que quien falleció sigue sobre la superficie. Algunas están revestidas con cerámicas y sobre ellas se apoya a la altura de la cabeza una segunda estructura más pequeña, que protege la foto, alguna vela, alguna flor y sostiene el símbolo máximo de la muerte, la cruz. Pero otras -quizá por el costo que implica- sencillamente es el pozo, la tierra, la cruz y una pila de piedras que forman la silueta .
El pozo ya está hecho, al lado la montaña de tierra y alrededor se agrupa gente. Los hombres traen el féretro, lo apoyan, se aprestan para el operativo de bajarlo con la misma complicación de siempre: evitar el papelón. Pasan cuerdas, sincronizan la fuerza, bajan. Yo esperaba un nuevo clímax dramático pero no llega, excepto por la hija que sigue con su desgarro y aunque está lejos llena con su voz todo el espacio, y la gente, aún en silencio, aún solemne, se acerca y tira agua, tierra, flores; la señora de los rezos sigue elevando cánticos desde un costado como los músicos del Titanic; dos hombres, uno con gorrita amarilla de Olmedo Gobernador toman palas y comienzan a hacer su trabajo. Más tarde otros los reemplazan, son todos vecinos.
Palada tras palada la atención se va depositando sobre la nena, que ahora es puesta en camilla e ingresada a la ambulancia. El viento sigue haciendo de las suyas, levanta ponchos y afloja sombreros pero vuelve el silencio. Algunos aprovechan y visitan a los suyos, otros van para una piecita al fondo del cementerio y prenden velas; ahí, a salvo del viento el ambiente es caluroso y con poco aire; los hombres siguen paleando y lentamente van llegando a la superficie. Entonces uno dice que ya es hora de las piedras, entre todos dan forma final a la sepultura y la adornan con las coronas.
El clima se va distendiendo y aparecen unos vasos de plástico, packs de cajas de vino toro, coca alternativa y jugo. Y se reparten cigarrillos, circulan bolsitas verdes de coca y todos, un poquito, beben o fuman o mascan. Uno echa a la tierra antes de tomar y las sonrisas se van soltando, otro hace un chiste sobre Inocencio: se terminó la solemnidad, estamos pasando por la continuidad de los vivos, la continuidad de la vida, el humor resignado de aquellos que aún siguen en pie. La señora de los rezos pide un último momento, todos repiten avemariapurísima y aplauden por el fallecido, y lo que queda de vino y gaseosa y pucho y coca se derrama sobre la tumba y ahora sí emprendemos el retorno al pueblo.
Un señor me dice que hay un almuerzo en el Fortín, son casi las seis de la tarde y yo no almorcé así que en honor al relato acompaño al colectivo. Allá, donde antes estaba Inocencio no queda nada, apenas el solitario Güemes y alrededor de las mesas se sientan -nos sentamos- y esperamos. Lentamente llegan los platos: un guiso de arroz, papa, zanahoria y un poco de carne. No los veo -ni escucho su dolor- pero me dicen que hay algunos parientes presentes, y pregunto si más tarde se realiza el “despacho”, el ritual puneño de sacrificar a un perro y enterrarlo junto con las prendas de vestir del difunto, las prendas rellenas de otras tantas formando su figura, y el perro para que pueda galopar a través del mar que los muertos deben cruzar. Pero no, que eso acá no se hace, que sólo se reza durante nueve noches seguidas en el Fortín mismo o en el hogar del ausente.
La gente come, se levanta y saluda sin mayor preocupación, y yo hago lo propio, vuelvo al hospedaje y me tiro a ver Kika de Almodóvar, una de vouyeurs, asesinatos y amoríos triples, y recién al otro día voy a ver a Eulogia Tapia.
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uncollarpersa · 11 years
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La Poma. Güemes, un muerto y una no entrevista. Parte 1 de 3
Esta noche la gente en La Poma usa ponchos rojos con flecos negros, sombreros anchos de fieltro con una tirita y una pelotita de lana saltarina. Los troncos gruesos del fogón anticipan que la cosa va para largo, son casi las once y la señora de hostería “Ayelén” me dijo que hoy hay velada de aniversario por Güemes y que también se murió un señor, así que no se sabe si festejar o conmemorar. Y acá en este patio pasillo al fondo a la vuelta de la hostería con banderas argentina y salteña en la entrada hay como mucho -un exceso- cien personas, música que sale de parlantes de metro y medio de altura, yo trato de hacerme lugar cerca del fuego y los pibes, coca y vino toro en mano, me miran con cara de y este gringo quién es. Porque en el norte lo otro -lo que está por afuera del nosotros- es el gringo. Y aunque no soy rubio ni tengo ojos celestes y con esta barba podría pasar bastante por linyera soy lo otro así que soy gringo, me parezco más a bush que a un indio. Represento a aquel que tiene dinero suficiente para viajar, soy aquello que viene, mira, con suerte compra y se va, el que quiere ver lo mejor del pueblito, lo más autóctono, la esencia sin conflicto. Es una cuestión de conductas: soy, como el gringo, una billetera ambulante, y después de todo me comporto bastante parecido.
(Al día siguiente me enteraría de que los pibes debatieron hacerse amigos míos para macharme, para ver cuánto aguanta un gringo borracho y al final desistieron -o yo me fui antes de que lo llevaran a la práctica.)
El escenario tiene el frente decorado con monturas de caballos que afuera no estaban y en el fondo, sobre la pared, un paño negro sostiene un retrato dibujado de Güemes, custodiado por dos gauchos firmes, dos hombres de carne, hueso, poncho rojo y una lanza en la mano. Un locutor -el dueño de casa- toma el micrófono para dedicar unas palabras a él -al muerto y no a Güemes- y le dedica una copla, Triste me ha pillado la tarde / la noche con gran dolor / suspirando me amanezco / llorando me sale el sol. La gente aplaude y sigue en lo suyo.
Un alumno de la secundaria pasa para leer, se hace el locutor, su poema a Güemes “dice más o menos así” y luego el locutor reflexiona sobre la esencia del salteño expresada en el prócer. Vuelve la música y que baile quien quiera, que vuele la tierra y compita contra el humo del fuego, también en honor al difunto, un gaucho alegre que hasta ayer estaba en un baile bailando. Dos chicas pasan, polleras largas y coloridas, zapatos con taco parecidos a los de flamenco. Y por primera vez veo y entiendo que el folklore puede no ser solamente unos pasitos con vueltas, las manos abiertas como perchas y el hombre que arrebata el suelo con las manos en la espalda; lejos de la imagen de chinita sonriente con trenzitas una de ellas, no más de quince años, pañuelito en mano que enrosca y desenrosca, hermosa postura expresa que siente lo que baila y en ese sentir algo aparece, alguna cosa y nadie puede sacarle la vista, su entera femineidad está apisonando la tierra que nos sostiene. La grabación viene con aro aro aro y las señoras se ríen de la picardía:
Lunita lunita vos que alumbrás mi camino cómo no alumbrás a mi novia dice que no le vino.
A la medianoche cambia la guardia de los gauchos junto a Güemes y con el chamamé -pocos bailes tan generosos- cinco o seis parejas se le animan a la pista. Un señor se acerca y me ofrece un vasito de vino caliente, me dice que es hervido, pruebo y alegra el espíritu pero entristece el paladar. Los gauchos llevan espuelas en las botas y facón en la espalda a la altura de la cintura, y yo no sé por qué imagino a lo Borges que esta noche me retan a duelo. Se avecina la muerte, se me cruza esa escena de Los gauchos judios en la que un criollo asesina a su propio hijo cuando ve que no tiene coraje para enfrentar un duelo a facón. Aprovecho el mal trago y me voy a la cocina, pido unas empanadas -empanaditas- y un vaso de gaseosa, de paso charlo dos palabras y me interiorizo.
Entonces me entero de todo al gaucho la gula es asado y que ese señor tan triste con hueso murió atragantado.
Me cuesta no reirme cuando me lo dicen, salgo del paso diciendo que estaría borracho -algo que de corriente no está mal visto. Pero pienso que una muerte así es un desafío para los familiares, que de alguna manera tienen que sobrellevar y contrarrestar para la sociedad que su padre murió como un boludo. Porque ni siquiera pueden sostener que murió en honor a Güemes; no hay honor en morirse por el asado.
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uncollarpersa · 11 years
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Partos hogareños: entre la libertad y la ciencia
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La periodista especializada en género Sonia Santoro (www.soniasantoro.com) publicó en su portal una crónica mía sobre los partos hogareños y las concepciones en torno a los nacimientos.
Sugiero leerla, los testimonios valen la pena.
Aquí, el primer link Aquí, el link a la segunda parte de la nota
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uncollarpersa · 11 years
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Leda Valladares
(Ando leyendo. Ando escribiendo pero no para acá. Ya llegará) "El dolor origina el grito. A veces, también la alegría. Pero entonces es más externo, más fuera de la piel. La alarmante vida que nos acosa por el cuerpo y por el alma nos enseña el grito, nacido en la misma veta de la urgencia y la angustia. Desde ese rugido inmemorial del hombre parte el canto planetario. Grito y canto convergen en el indio, en el negro, en el asiático o en el criollo de cualquier continente. Salen juntos, casi trenzados en el rito primero. Allí se pierden las nociones de prudencia sonora y todo está permitido si sirve para expresar, clamar, convocar, suplicar y llegar a oídos supremos. La libertad es la esencia del grito y el grito significa sangría, parto, develamiento de fuerzas ocultas. Por ese alarido se expresa la historia del hombre largado a la tierra, imantado por el cosmos, agredido por la muerte. Este canto metafísico del desamparo original, cantado con los huesos y el pellejo, exige un tímpano religioso. No se lo oye en las ciudades donde se vive a medias y se muere totalmente, donde la vida y la muerte andan disfrazadas sin grandeza. Y cuando se mete en las calles lo sofocan Es lógico, el grito apela a las verdades primeras y últimas, mientras la ciudad es mentirosa y convencional. Los cantos urbanos van dirigidos a "señoras" y "señores", a "chicas" y "chicos". Los cantos milenarios buscan al terrestre: niño, mujer, hombre. Le dan una imagen ancestral del alma y la especie. Su clima lúcido y terrible ofende la amorfa existencia ciudadana donde todo tiene ficha y expediente." Leda Valladares, en el prólogo de Cantando las raíces. Coplas ancestrales del noroeste argentino.
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uncollarpersa · 12 years
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Entrevista con Daniel Gagliardo
En lo que va del viaje, una de las entrevistas que más me conmovió fue la que hice con Daniel Gagliardo. La hice en el marco de la nota sobre Capilla del Monte, me habían hablado de él como referente de la ciudad intraterrena de ERKS, y si bien ya había entrevistado a Dante Franch sobre el tema, cuando me dijeron que podía hacer la nota una tarde fui.
Fui escéptico, es decir, fui a hablar con un hombre sobre la existencia de una ciudad abajo de la tierra. Y sin embargo la entrevista me emocionó y me abrió una puerta a la posibilidad de que el mundo fuera algo que yo hasta ese momento no había pensado ni experimentado que podía ser. Así que comparto la entrevista, sólo un poquito emprolijada. Tómense tiempo.
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  No podemos ser tan rígidos, no podemos ser tan cerrados como para creer que no existen otros niveles de existencia, de conciencia. Otros planos, otras dimensiones. Lo que sí tenemos que tener es la coherencia de mantener nuestra ambición espiritual, nuestra fantasía desbocada, en un orden. Armonizarla. Porque si no todo empieza a ir para atrás, todo comienza a funcionar mal y diferente. No hace falta intentar forzar la realidad para que muestre sus aspectos internos o sutiles. Porque eso es imposible. Para que la realidad pueda colocar ante tu conciencia aspectos sutiles, internos, supramentales, uno tiene que lograr un nivel de sintonía que haga que haya una correspondencia, que se genere una empatía entre aquello que es propio de otros niveles, de otros aspectos de la realidad que responden a otras leyes, y esto que en este plano busca estar receptivo a esa realidad. Una de las cosas que más interfiere en la actualidad es la ambición espiritual respecto de estos temas. Donde vos encuentres ambición espiritual vas a encontrar interferencia. Donde vos encuentres personas que buscan arrastrar a otras personas de algún modo enrostrándoles que tienen unas experiencia que aquellas otras no tienen, vamos a estar en problemas. Estas temáticas están muy bastardeadas, precisamente, por la inmadurez y la ambición espiritual de una gran cantidad de personas que incluso ingenuamente creen que ser un maestro es solamente tener la capacidad de llamar la atención de alguien para que te siga.
  Entonces cuando vos decís que la posibilidad de ver algo afuera es también una experiencia interior, y hablás de supranatural…
No dije supranatural pero lo dijiste vos. Yo dije supramental. Pero estuvo muy bueno, porque ahí funcionó tu cociente derecho, no tu cociente izquierdo. Porque lo supranatural está directamente ligado a lo supramental. Existen dos campos de energía: uno es natural y el otro es supranatural. El campo natural responde a la naturaleza de la personalidad. La personalidad está involucrada en lo natural. Quiero decir: la personalidad en términos mentales, emocionales y etéricofísicos. Mientras que la supranaturaleza responde a los patrones internos de la vida, es decir a lo supramental, a lo que está en niveles superiores a la mente. Quiero decir: el campo intuitivo, el campo espiritual, el campo monádico y el campo divino. Entonces, si los seres, polarizados como estamos en el campo natural de la vida, es decir, expresándonos a través de una conciencia mental, emocional y etéricofísica, no podemos alinear esos elementos, no podemos ponerlos en sintonía y alineación hacia la vida supramental, es decir, hacia el campo supranatural, no solo de nuestra propia conciencia sino de nuestra vida planetaria de la cual nuestra conciencia es material constitutivos, entonces lo que hacemos es vivir en términos de ilusiones, de fantasías, donde las ambiciones se mezclan mucho, donde la inestabilidad y la inmadurez continuamente le están poniendo el sello a cuestiones que en realidad son internas, son puntuales y son genuinas, pero que no pueden manifestarse generalmente a través de la inmensa mayoría de personas que creen estar ligadas a esos factores porque no sólo creen estar ligadas sino que le ponen un dosaje, una cuota de imaginación, de fantasía y de ambición que es enorme, y que termina ahogando algo que es muy simple, muy profundo y de una gran magnitud en términos de lo que es la vida planetaria y la vida cósmica.
  Entonces ¿cuál es tu mirada sobre la vida planetaria y la vida cósmica?
Nuestra mirada es que el planeta en 1988 comenzó un nuevo ciclo. Se agotó la polaridad extrospectiva, de manipulación, que había regido todo el siglo anterior de la Tierra, y comenzó a expresarse la polaridad femenina, de introspección, de interiorización. Quiero decir: las partículas en el ciclo anterior fueron muy estimuladas a hacer experiencias externas: experiencias ligadas o directamente relacionadas a las facilidades que la ley de Karma le da en determinadas etapas a una partícula para su aprendizaje y evolución. Las experiencias internas son aquellas que la partícula vive a partir de que logra un nivel de sintonía con su propia esencia espiritual. Quiero decir: una experiencia interna es la experiencia que tu propia conciencia interna te estimula a vivir en su nombre y representándola. Una cosa es libre albedrío, que es la búsqueda compulsiva de experiencias externas, propia a una etapa de ley de Karma. Y otra cosa es la introspección que te permite entrar en sintonía con tus núcleos más profundos, y desde esa sintonía empezar a trabajar de modo diferente en la realidad. Quiero decir: el lado externo de la vida. La influencia interior es fundamental para que nosotros en este plano comencemos a vivir diferente, comencemos a participar diferente de la vida planetaria. Nosotros tenemos, por decirlo de algún modo, simbólicamente, todo el cosmos en nuestro interior. Todo lo que se ve en una noche, cuando algunos dicen “vimos una nave, vimos unas luces”, todo lo que aparentemente forma parte estrictamente de la fenomenología, en realidad lo vivimos de ese modo porque todavía no pudimos conectar ese mismo aspecto de la realidad en nuestro interior. El cosmos está en nuestro interior. Las partículas todavía bajo ciertos aspectos de determinadas leyes evolutivas observan el cosmos afuera porque no pueden contactarlo dentro. Cuando un individuo, o un grupo, ve en la noche o de día algunas luces que representan los movimientos, o representan la simbología que la vida cósmica está intentando mediante estímulos ofrecerles, en realidad primero todo eso ocurre dentro del individuo. Si no hubiera una correspondencia interna, aquello en el nivel externo el individuo no lo puede vivir. Si no existe una verdadera correspodencia interna entre aquello que el cosmos te ofrece afuera y lo que vos tenés en términos de correspondencia adentro tuyo, eso es imposible. ERKS es un estado de conciencia. Es una civilización intraterrena, pero es un estado de conciencia. No es una ciudad subterránea, con calles, con oro, con brillantes, con lapislázuli. ERKS es un estado de conciencia, es un patrón vibratorio. Un patrón vibratorio significa una resonancia vibratoria que la energía en determinado ciclo o etapa activa para manifestarse de un modo particular. Entonces, una civilización intraterrena lo que hace es asentarse sobre un campo de energía. El campo de energía donde está asentada ERKS es un gran vórtice de energía que se podría considerar el segundo vórtice más potente del planeta, después de Miz Ti Tlan en Perú, y el tercero, Aurora, en Salto Uruguay. Existen cuatro centros más revelados: Niemachad, Brasil; Iberá, que tiene expresión en la Laguna del Iberá en Argentina y en el mar de Viedma –frente a Viedma, en el Mar Argentino-; Lisz, en los niveles intraterrenos de la península ibérica de Portugal, en el área de Fátima, y en el Mar del Japón, en Anutea.
  ¿No había uno en Rusia, otro en India…?
No, ocurre esto: lo que se toma como vórtice intraterreno en el área de la Siberia es NizCalcat, que es una base de operaciones, no es un centro intraterreno. Aunque a la percepción de las personas una base de operaciones y un centro intraterreno no presente diferencias –porque nosotros del mismo modo en que no podemos diferenciar las luces de un auto en la noche de una nave podemos confundir aspectos muy sutiles que solamente tienen diferencias vibratorias, cuando para nosotros a veces distinguir vibraciones o campos de energía es imposible. Entonces los siete centros que están revelados en este momento son los que te nombramos. Existen también centros sin revelar, y que en la medida que fuera necesario para la humanidad de superficie, la jerarquía planetaria, la conciencia general del planeta, el logos planetario, podría ofrecer esa información siempre y cuando fuera necesaria para el proceso de transición que la humanidad está viviendo. En definitiva, una información se recibe cuando es indispensable. Jamás ni las jerarquías ni las conciencias intraterrenas ni conciencias extraterrestres que conforman esas jerarquías ni el propio ser planetario ofrecen una información cuando no es estrictamente necesaria. Una información es un patrón vibratorio, no importa las palabras que las rodean.
  Pero vos estás poniendo una suerte de entidad superior a nosotros, que es la que responde ante determinada necesidad. Y cuando digo nosotros hago referencia a los hombres terrestres…
Existe humanidad intraterrena, humanidad de superficie y humanidad extraterrestre. En términos de conciencia…
  …“Humanidad extraterrestre”: es decir, estás llamando humanos extraterrestres
Exactamente. La humanidad es una entidad cósmica, no es una entidad terrestre. En la Tierra existen aspectos de la humanidad que es cósmica, reguladas bajo una cierta prospección evolutiva, haciendo un tipo de experiencia evolutiva. La humanidad es transmigrante, es nómada en realidad. Continuamente las mónadas, es decir las conciencias espirituales, las chispas espirituales, van en tandas monádicas recorriendo distintos niveles, planos y dimensiones de la vida cósmica para hacer sus experiencias evolutivas. En la humanidad terrestre encontramos elementos intraterrenos –que es la humanidad intraterrena-, elementos de superficie –que es la humanidad de superficie- y distintos grados de evolución presentes, colaborando en el planeta, de humanidades extraterrestres. La humanidad intraterrena representa la conciencia profunda de la entidad “humanidad terrestre”…
  O sea que tu concepción de lo humano es lo espiritual antes que lo material…
Lo humano es una condición interna, no es una condición material. Si fuera una condición material, en cualquier momento puede aparecer un animal mutado muy parecido a nosotros y lo vamos a tomar como humano, porque convengamos que va a tener unas características, o muchas o casi todas compartiendo con nosotros. El término humanidad es una definición vibratoria y energética. Es una definición evolutiva, la humanidad es una línea evolutiva en el cosmos. La humanidad es una línea evolutiva en el cosmos, entonces como te decía, la humanidad intraterrena representa dentro de la entidad humanidad del planeta, la conciencia profunda humana planetaria. La humanidad de superficie –nosotros, que somos superficiales- representamos casualmente la conciencia superficial. Y los seres extraterrestres presentes en el planeta representan la supraconciencia humana. Quiere decir: aquella conciencia que hay que alcanzar como arquetipo. Entonces, según la evolución de un ser, él va pasando por secuencias y por vivencias en civilizaciones humanas y cósmicas dentro y fuera del planeta, dentro y fuera del aparato sistémico –es decir, del sistema solar-; dentro y fuera de la galaxia y en distintos planos, niveles y dimensiones.
  ¿Cómo llegás vos a estas hipótesis?
No son hipótesis. Son vivencias. Si fueran hipótesis tendría que tratar de perfeccionarlas, de demostrarlas, y este tipo de cosas ni se demuestran ni se perfeccionan. Es decir: esto es lo que nuestra conciencia siente ante un aspecto de la realidad. Esto es lo que nuestra conciencia vive ante un aspecto de la realidad.  Vos sos una persona que está despierta, no importa si esto lo estás grabando o no. Vos sos una persona que está despierta: lo que vos estás sintiendo ahora no lo sentiste nunca, ¿entendés? Este es el momento para que entres en contacto con esta información y de este modo ¿te das cuenta? Entonces hay una mente para todo, hay una etapa para todo.  Hay personas que sólo pueden contactar estas realidades desde la cáscara. Por eso hay tanta gente que investiga ovnis. Es infantil. ¿Qué hay que demostrar, que existen conciencias de alto nivel evolutivo, que a veces se pueden manifestar por su propia energía luz o a través de naves de un alto nivel evolutivo y técnico? Eso es chocolate por la noticia. El hombre en vez de mirar las cáscaras tiene que buscar la esencia. Entonces hay mucha gente hoy que prepondera el fenómeno por sobre la esencia. Y la realidad cósmica y el cosmos hay que buscarlo dentro de uno. Nosotros somos un microcosmos, enmarcados en un macrocosmos, y lo que está en nuestro camino…
  …Esto también te lleva a conceptualizar que somos parte de un todo…
Absolutamente. Somos parte de un único, somos parte de un inmutable, de un innombrable, de una gran conciencia cósmica que todo lo rige. Somos parte de una vida única, de una conciencia única y de una esencia única. La esencia no se divide, la vida no se divide, la conciencia no se divide. La división está en la incapacidad de los seres de poder percibirse dentro de este milagro que es el universo y el diverso. El diverso y el universo.
  Hablame de tus vivencias…
Mis viviencias se remontan a los primeros años de vida. Recuerdo tener 10 años aproximadamente y andar hurgando en literatura de budismo tibetano esotérico, espiritualismo, cartesianismo, teosofía mientras los chicos iban a jugar a la pelota a mí me gustaba hurgar en esas cosas. Siempre tuve una profunda sed de conocer lo que estaba más allá de las apariencias. Las apariencias nunca fueron algo que realmente llevara satisfacción a mi conciencia. A partir de ese momento se empezaron a dar cosas que son muy difíciles de colocar o proponer en un orden cronológico, pero fui pasando por etapas de expansión de conciencia, por etapas de percibir la realidad y los componentes de la realidad en un orden y en una sucesión diferente. Pasé por experiencias internas muy profundas, que me marcaron y permitieron que pudiera confirmar el rumbo que hoy tiene mi vida. Te pido que me excuses de contarte cosas que pueden caer en malas interpretaciones y fenomenología, pero soy un hombre que priorizó la verdad por sobre todas las cosas, pero la verdad con mayúsculas, es decir, lo que está detrás de lo que parece ser la verdad.
(…)
La humanidad de ERKS hace miles de años que colabora en el planeta, igual que otras humanidades intraterrenas y extraterrestres. Las humanidades más evolucionadas viven en el marco de la cooperación cósmica, no viven en el marco del egoísmo como nosotros.
  ¿Hay otras humanidades?
El cosmos está lleno de humanidades. Y está lleno de humanidades de otras líneas evolutivas que no son humanas pero no son menos importantes, y también de una gran evolución. La humanidad es sólo una de las líneas evolutivas que existen.
  ¿Y vos tenés alguna mirada sobre el universo, sobre los orígenes? … Porque esto también cambia toda la mirada occidental sobre...
El cosmos siempre fue. Vos usaste el término Universo. Universo es cualquier campo de vida que está regido por determinadas leyes que lo regulan. En ese sentido vos sos un universo, yo soy otro universo. A su vez, como universos o microuniversos estamos inmersos en campos de vida más amplios, también regidos por determinadas leyes. Existen universos personales, universos grupales, planetarios. Esto es un universo tierra, un universo planetario. Existen universos sistémicos –los sistemas solares-, universos galácticos –galaxias y conjuntos de galaxias. Cada universo siempre está regido por una conciencia matriz. En tu caso por tu espíritu, por tu mónada; en el mío también. En el caso del planeta, por un logos planetario, es decir por una gran conciencia que superó la línea evolutiva humana, llegó a una síntesis cósmica y forma parte de otro nivel evolutivo que es, precisamente, la herramienta desde la cual el cosmos gobierna los planetas, los sistemas solares, las galaxias. Todo lo que vos ves está en equilibrio perfecto, responde a una energía y una inteligencia única y perfecta también. Lo que la humanidad no entendió es cómo abrirse a esa realidad sin entrar en cortocircuito. No se puede usar el conciente izquierdo. Las personas que aceptan esto con naturalidad y con armonía ya están funcionando con el conciente derecho, quiere decir: con aspectos de la percepción, de la energía, de la realidad, de la vida cósmica y de la propia existencia que son subjetivos. Quiere decir: que están influenciados por leyes internas. Las personas que solamente pueden aceptarlo o que pueden analizar lo que pueden de algún modo comparar, lo que pueden racionalizar, esas personas no pueden aceptar por esos procesos como vos los estás viviendo.
  ¿Qué es Uksim?
UKSIM es un centro de servicio planetario. El término Uksim forma parte de una lengua que se la conoce como Irdin. Es un lengua ceremonial que algunos individuos, algunos grupos aisladamente están registrando por vía interna para darle tratamiento mántrico a esa lengua. Es una lengua ceremonial, no es una lengua de calle, no es una lengua para hacer sociales, no es una lengua más del planeta para ser utilizada del modo que el lenguaje hasta ahora fue utilizado para mentir, para engañar, para seducir, para distraer. El Irdin no tiene nada que ver con ese concepto del lenguaje. El Irdin es una lengua ceremonial. Y Uksim precisamente significa cálido recibimiento en Irdin. Y es el nombre que nuestro grupo recibió por vía interna en su momento y actualmente Uksim tiene su sede en el Valle de ERKS, en Quebrada de Luna, en Córdoba Argentina. Quiere decir Uksim en Sierra del Cielo. El grupo está asentado hace aproximadamente 20 años en ese lugar.
  ¿Cuánta gente forma parte del grupo?
Del grupo no tenemos ni idea, porque el grupo es internacional. El grupo comenzó en Buenos Aires, después comenzó a expandirse y ahora tenemos representantes y grupos adherentes en Europa, en Estados Unidos, en Brasil, en Uruguay, en distintas partes de Argentina. Entonces no sabemos la cantidad de adherentes porque no llevamos una contabilidad. Lo que sí podemos decirte es que continuamente en nuestro centro somos aproximadamente entre 20 y 30 personas que estamos llevando adelante la tarea de tratar de expresar con simplicidad nuevos patrones de vida y de conducta. Una actitud diferente. Después nos visitan continuamente cantidad de personas de todo el mundo y continuamente todo el año.
  ¿Cuál es tu cargo, tu rol, cómo te presento en la nota?
Soy el fundador de Uksim e instructor actual del Centro Sierra del Cielo. Soy el instructor del grupo, por eso me encargo de viajar y dar las charlas y conferencias en distintos lugares.
  ¿Se puede desarrollar la intuición?
La intuición se va a desarrollar. Se desarrolla. Lo que no se puede hacer es intentar forzar el desarrollo de la intuición. ¿Por qué? Si la intuición pudiera ser forzada mecánicamente mediante un ejercicio estaríamos hablando de algo que es material. O materia mental o materia emocional o materia etérico física. La materia se divide en tres grados: la materia etérico física –que es esto (señala lo que nos rodea)- la materia emocional, que se registra en el centro emocional, y la materia mental. Las tres son materias en distintos grados, es decir que se expresan en patrones vibratorios diferentes. La intuición es un aspecto supramental, es decir que está por arriba de la mente, está en la sobremente. El núcleo intuitivo está en la sobremente. Si nosotros pudiéramos desarrollar la intuición estaríamos en un grave problema, porque el ser humano desarrolla la intuición a medida que él va trascendiendo el aprendizaje de las leyes materiales en términos mentales, emocionales y etéricofísicos.  A medida que el ser humano va desarrollando ese proceso etéricofísico, emocional y mental y comienza a alinear el aprendizaje de esos niveles hacia la vida interna –hacia los núcleos supramentales, hacia la vida espiritual- gradualmente empieza el despertar  de la intuición. Cuanto más el ser humano trasciende la instintividad que es el resabio que carga por el paso por el reino animal, el ser humano empieza a desenvolver la intuición. Cuanto menos instintivo es el ser humano, cuanto más puede alinear su conciencia psicofísica hacia la conciencia espiritual, entonces el despertar intuitivo comienza a darse, gradualmente. Entonces para desenvolver la intuición no hay una técnica, no se puede forzar, lo que sí un ser debe hacer es tener una profunda intención de transformarse  y conectar la esencia que está presente en él. Cuando un ser logra eso, cuando vos estás abierto a tu esencia, cuando tenés la capacidad de persistir en la entrega a tu esencia, cuando vos tenés una profunda intención de transformarte, quiere decir dejar de ser esto que sos para ser algo más profundo interno, entonces cuando vos te dirigís a esa síntesis en conciencia, la intuición gradualmente empieza a despertar. A través del campo de la intuición el ser humano empieza a registrar los estímulos internos cada vez con más claridad. Quiere decir: la propia alma del individuo, o por encima del alma, la propia conciencia monádica del individuo lo encuentra disponible como para recibir influencias interiores que antes para él eran inaccesibles. Hasta ese momento el ser si no funcionaba intuitivamente lo que hacía era como dijimos antes, resolver su vida desde las experiencias externas y el libre albedrío: el ego –que se sirve de la personalidad- siempre intentando comandar la barca. Cuando la intuición despierta es porque la personalidad logró un nivel de alineación hacia la propia fuente interna, hacia la propia conciencia espiritual, de un modo tal que se torna receptiva como para poder reflejar los estímulos internos en su viaje por la materia. La intuición no se puede forzar, pero sí nuestra actitud puede favorecer el desarrollo intuitivo. Todo depende de la actitud.
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uncollarpersa · 12 years
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Capilla del Monte, tierra mística
Buenas buenas, se publicó en revista Rumbos la nota sobre Capilla del Monte. Rumbos es una publicación dominical que se distribuye junto con numerosos diarios, entre los que se incluyen Clarín (en Rosario, La Plata y Mar del Plata), La Voz del Interior (Córdoba), Los Andes (Mendoza) y El Liberal (Santiago del Estero). Abajo de las imágenes, la nota original (los cambios del editor son mínimos, más un apartado que al final no se publicó).
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Conocida por los recurrentes avistajes de OVNIs , hoy también es el lugar donde se congregan terapeutas de todo tipo, donde se situaría una ciudad intraterrena y numerosas personas se reunieron a celebrar el cambio de conciencia que predijeron los Mayas.
“La realidad es que el fenómeno OVNI está y que los fenómenos paranormales son muy fuertes y recurrentes. Sin embargo, también es cierto que hay gente que vive de esto y que en temporadas en que nada sucedía inventaron que pasaban cosas”, afirma Fernando Diz, 53 años, periodista especializado y habitante de Capilla desde 1990. “Por ejemplo, acá no hay contactos con extraterrestres ni casos de abducciones, pero sí avistamientos de luces y de aparatos metálicos de tres dimensiones que vos te das cuenta de que no son aviones ni prototipos de naves, de modo que la hipótesis más plausible es que realmente son extraterrestres”.
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Por ese motivo, además de las clásicas materas, virgencitas, burritos cordobeses e hipocampos que pronostican el clima, en las tiendas de souvenirs uno puede encontrar alienígenas “tamaño natural”, y otros de bolsillo en colgantes, bombillas, llaveros y frascos de colores. Y es inevitable: se crea o no crea, se los haya visto o no, cuando se camina por la ciudad es imposible no mirar al cielo, buscar entre las nubes o esperar que en las noches estrelladas las luces aparezcan.
Pero si hacemos un poco de historia descubrimos que el hecho que le dio nacimiento a Capilla del Monte como sede de avistajes extraterrestres fue la aparición de “la mancha del Pajarillo”, dos huellas circulares de pastos quemados que aparecieron en enero de 1986 y de las que hoy buena parte de los estudiosos coincide en que fue producto de una estrategia comercial destinada a captar el turismo. “La huella del Pajarillo es falsa”, opina Fernando, “pero en el mismo momento aparecieron otras tres huellas de menor dimensión, y esas huellas no fueron hechas por gente. Sucedió en el campo de una familia que no lo contó porque no querían que la gente se les metiera en el campo”.
En ese sentido, añade que existen testimonios de avistajes previos a la mancha del Pajarillo, artículos periodísticos que a comienzos de los ochenta ya mencionan extraños hechos en la zona, e incluso familias que generación tras generación transmiten aquella historia del abuelo que contó sobre los extraños artefactos que daban vueltas alrededor de las tranqueras bajo la noche abierta del campo.
  Más allá de la superficie
Así como hay investigadores que buscan hacia arriba, están los que miran abajo, o quizás hacia adentro. Sucede que en Capilla del Monte también se encontraría la ciudad intraterrena de ERKS (sigla de Encuentro de Remanentes Kósmicos Siderales). El nombre surgió en 1989 a partir de Ángel Cristo Acoglanis, un médico griego especializado en técnicas de acupuntura, dígitopuntura y quiropraxia que comenzó a llevar gente hacia la formación rocosa Los Terrones, donde después de realizar unas meditaciones aparecían luces con distintas formas, en el cielo y sobre el horizonte.
Acoglanis fue asesinado en 1989, y hoy distintos estudiosos continúan su legado. Uno de ellos es Daniel Gagliardo, fundador de Uksim e instructor actual del centro Sierra del Cielo. Difusor de la cosmosofía, expresa que “No podemos ser tan rígidos, no podemos ser tan cerrados como para creer que no existen otros niveles de existencia, de conciencia. Otros planos, otras dimensiones. ERKS es un estado de conciencia. Es una civilización intraterrena, pero es un estado de conciencia. No es una ciudad subterránea, con calles, con oro, con brillantes, con lapislázuli, sino un patrón vibratorio. Esto significa que es una resonancia vibratoria, que la energía en determinado ciclo activa para manifestarse en forma particular”.
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Por eso, desde su punto de vista buscar OVNIs es infantil: “¿Qué hay que demostrar, que existen conciencias de alto nivel evolutivo, que a veces se pueden manifestar por su propia energía-luz o a través de naves de un alto nivel evolutivo y técnico? Eso es chocolate por la noticia. El hombre en vez de mirar las cáscaras tiene que buscar la esencia”. A partir de sus vivencias, sostiene que “la humanidad es una línea evolutiva en el cosmos, y la humanidad intraterrena representa la conciencia profunda humana planetaria. La humanidad de superficie –nosotros, que somos superficiales- representamos casualmente la conciencia superficial. Y los seres extraterrestres presentes en el planeta representan la supraconciencia humana, aquella conciencia que hay que alcanzar como arquetipo”.
Otros, por el contrario, también consideran que una ciudad intraterrena existe, pero de manera física. Dante Franch recuerda que se acercó al fenómeno cuando comenzó a percibir que algunas de estas naves salían desde adentro de la montaña o desde el dique. “Ahí empecé a hablar con personas de la zona, gente de campo que veía entrar y salir naves, como que se abrían compuertas y salía gente de adentro de la montaña. Y ya los Comechingones habían denominado a esta zona Valle de las Luces Cósmicas, Valle de los Espíritus, porque veían estas luces en el cielo y creían que eran sus capitanejos o caciques que se manifestaban de esa manera”.
Para Franch, debajo de Capilla del Monte, a unos 500 metros de profundidad, hay una base intraterrena de un sector de seres extraterrestres muy cercanos a la tierra, que se llama Federación Galáctica. “Tienen bases acá desde hace miles de años. Para mí no es una cuestión espiritual ni algo en otra dimensión. Es una cuestión física, pero si querés hacer un agujero para entrar, no llegás. Por dos factores: primero, porque todo equipo electrónico dejaría de funcionar, y en segundo lugar, porque podrían generar una especie de energía que acciona sobre el cerebro; ya lo hicieron en tantos otros lugares y producen una suerte de inducción al miedo, o sea que tu cerebro entra en pánico y te vas. O directamente te obnubilan, y todo lo que querés hacer no lo hacés”.
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Producto de la creencia o de la experiencia, en Capilla del Monte son múltiples los modos alternativos de pensar el mundo, y quizás no tenga sentido preguntarse por la veracidad de las historias en la medida que uno se identifique con ellas. Pero en el contexto de nuestra sociedad técnica y productiva, quizás el rol de esta ciudad, justamente, sea el de brindar la posibilidad de experimentar distintos modos de vivir en la Tierra. O en el espíritu. O también en el Cosmos.
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Vibraciones al mundo
Además del fenómeno OVNI, desde el año 2000 la ciudad se convirtió en un centro espiritual en el que se han congregado numerosos terapeutas de todo tipo. Por eso, al caminar por sus calles uno se puede encontrar con talleres de respiración pránica, reiki y mandalas, prácticas de meditación galáctica, técnicas radiestésicas, retiros para almas en transmutación, desbloqueos de chakras, lecturas de aura o respiración esteogénica implosiva.
Uno de ellos es Daniel Brower, estadounidense que hace diez años conoció Capilla del Monte y hace cuatro decidió instalarse junto con María y sus cuencos de silicio, una suerte de vasija que al ser rozada con un palillo vibra y genera sonidos. Desde Argentina desarrolló su proyecto Círculo de Sonido, con el que está promoviendo una ceremonia mundial de armonización a la que ya se sumaron 45 países de todo el mundo.
Es sábado y somos unas diez personas sentadas en ronda. Cada uno tiene un cuenco, con los que vamos a emitir vibraciones y mensajes de paz al mundo. Entonces vamos leyendo un párrafo sobre la paz de distintas civilizaciones ancestrales, y a continuación todos hacemos sonar los cuencos. El sonido es verdaderamente bonito y envolvente.
“En las ceremonias trabajamos con el poder del sonido y el poder de la conciencia de mucha gente unida en el mundo”, explica Daniel, y agrega que los cuencos son de silicio, el mejor elemento químico para transmitir información. “Por eso los chips de computadora se hacen de silicio. En las ceremonias tenemos mucho silicio vibrando y nos concentramos en intenciones de paz, y como normalmente tocamos sobre la tierra y la tierra tiene aproximadamente un 25% de silicio, nuestras intenciones se difunden por todo el mundo. Es un trabajo muy fuerte, poderoso y súper simple, así que creo que los cuencos tienen un papel en la ascensión de la raza humana y en el cambio de conciencia que estamos generando”.
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Una montaña energética
  Una de las preguntas que surge es por qué estos fenómenos se producen en Capilla y no en otro lado, y la respuesta general consiste en que el Cerro Uritorco estaría constituido de cuarzo. “El cuarzo es dióxido de silicio, que es uno de los elementos más expandidos sobre la Tierra y el elemento más expandido en nuestro cuerpo”, explica Olga Marina Salgado, litoterapeuta  y pedagoga artística colombiana que llegó a Capilla del Monte en 1996, donde también se especializó en la simbología maya. “Somos la misma estructura que la Tierra, el cuarzo es lo más similar a nuestra alma, porque cristaliza de forma hexagonal. O sea: seis lados, seis aristas que se juntan en una cúspide y representan a nuestra alma. Tenemos seis chakras inferiores, seis chakras superiores y todos unidos en una cúspide”.
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Por este motivo, Olga considera que el cuarzo es una herramienta muy potente: “El reino mineral vibra en energías de ondas delta, que son larguísimas, lentísimas y anchísimas. En consecuencia, el cuarzo amplifica la energía, y por eso es muy afín para ayudarnos a equilibrar, a sanar, a conectarnos en la introspección o en la meditación”.
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Hacia el Parto Planetario
Y finalmente llegó el 12 de diciembre de 2012, una de las fechas más esperadas en la ciudad no sólo porque se abriría el último portal antes del solsticio del 21 de diciembre, sino porque Capilla espera 50 mil personas. Hay actividades públicas y privadas, los restaurants ofrecen charlas para entender de qué se trata, pero ahora, a las dos de la tarde, somos tan sólo unas 150 personas reunidas en el camping municipal.
Un grupo de 15 personas toca ritmos africanos, y otro grupo lo baila. Alrededor del círculo central hay un espacio de yoga y meditación, sanación crística, reiki, tarot, y también empanadas y panes de harina integral, collares y macramé. Después de la música, un descanso y se va leyendo información sobre los “chakras”, puntos energéticos corporales y espirituales. Luego se toman las manos, la música vuelve y dejan fluir sus cuerpos.
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Diego Plante tiene 52 años, es psicoterapeuta corporal y uno de los coordinadores del evento en el camping. Es, asimismo, uno de los seguidores de Matías De Estéfano, un joven de 25 años que dice de sí que ha nacido “para traer y anclar la nueva conciencia” y que se está dedicando “a trabajar con las energías, preparando y ayudando a todos los humanos que pueda para enfrentarse con la Nueva Era”.
 Según Diego, Matías es un “canalizador”. “Canalizar es algo que le ocurre a muchísima gente. Supuestamente es lo que hacían los profetas. Ahora hay un montón de seres que se comunican con la gente de la tierra, o al menos eso dicen, porque a mí no me sucede. Sí me pasa que reconozco, intuitivamente, que algo de eso es verdad, y por eso me sumo. Y Matías se está dedicando a llevar adelante aquello que le dicen que hay que hacer”, manifiesta.
Eso que hay que hacer es el “Parto Planetario”, que implicaría una reconexión con la Madre Tierra. Desde esta perspectiva, el planeta Tierra sería un cuerpo humano con distintos órganos, y el hemisferio sur de Sudamérica sería un territorio sagrado, con una gran entidad femenina cuya columna vertebral es Chile, su corazón es Capilla del Monte, su panza embarazada es la provincia de Buenos Aires, y el útero, Tandil. De modo que De Estéfano en este momento está en Tandil, colaborando con la germinación. “Esa Gran Mujer que es la tierra hoy está dando a luz a esa nueva conciencia, nueva humanidad, que es un proceso que dura mucho tiempo pero le estamos dando manija a una intención para que pueda hacerse realidad”, añade Diego.
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uncollarpersa · 12 years
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Hace un año viajé a Bolivia, escribí y fotografié, y el resultado fue este librito. Lo presenté en la Feria de Libros de Fotos de Autor, y luego no lo subí a ningún lado. Hasta ahora, que va completo.
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uncollarpersa · 12 years
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Argentina: en Ituzaingó, nos fumigan con cáncer
Entre tanta crónica y relato de viaje, me hice un entremés entrecote trezeguet para escribir algo serio. Serio en seeerio che. Y elpuercoespin.com.ar, gran sitio de crónicas y otras hierbas a cargo de -chequeen las firmas- grandes autores, ha hecho click en el botón de Publish y ahí está, con mi nombre y apellido y dos fotos mías (los retratos, clarestá)
Acá el link
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uncollarpersa · 12 years
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Las chicas bailan, las chicas bailan
Disculpen la desprolijidad de la edición, es que la hice rapidito rapidito
3.Santa Fe from Federico Czesli on Vimeo.
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uncollarpersa · 12 years
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Santa Fe y el sentido de las cosas
Salí de viaje con la idea de evitar los recorridos turísticos. Llegar a ciudades o pueblos por igual, fueran o no conocidos, tuvieran o no “atractivos”. Implica un esfuerzo. Si en Rosario escribía que uno camina por las calles desprovisto de sus sentidos, de lo que cada espacio significa para sus habitantes, la recorrida también se vuelve algo vacía. Alguien me dijo que así se vuelve poco prejuiciosa. También es cierto. Pero no hay manera de dar sentido sin ingresar en los relatos, escuchar, hablar, preguntar, detenerse en lo que dicen las paredes; pasar más de una vez por cada lugar, escrutar los detalles.
No es sencillo conseguirlo velozmente.  Es entendible: conocer una ciudad en profundidad es habitarla. Y se me ocurrió que el turismo posiblemente sea un intento por proveer un entendimiento rápido del lugar. Esquemático, sí, adaptado al conocimiento masivo y por ende generalista y superficial, también. Pero no es la idea de este viaje.
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De modo que salgo al encuentro, dando vueltas, esperando sin saber, salgo para un lado que puede ser cualquiera, estoy en Santa Fe y la ciudad es grande. Estoy parando a diez cuadras del río y salgo para el río porque quiero ver agua. Es un punto, una dirección, nada más. En la mochila llevo anotador, grabador, cámara de fotos. Un libro. Todo por si acaso. Esas son mis herramientas, elementos para registrar y construir.
Pero no salgo “a” sacar fotos, ni “a” escribir, ni “a” entrevistar, ni “a” leer. Están por si acaso, por si preciso utilizarlas. La cosa se hace más (o menos) interesante, porque de lo contrario el hecho de ir “a” hacer tal cosa es lo que nos llena el vacío, el vacío de que uno no sabe qué hay, qué va a hacer, cómo se va a llenar el tiempo. Es como ir a la playa pero sin libros, crucigramas, mate, pelota o facturas, y asumiéramos que no vamos a saber qué pasa hasta estar ahí y ver qué surge. Así que voy hacia el río y hace calor. Es apenas pasado el mediodía y un tipo hace flexiones en la puerta de un gimnasio. Es musculoso, su cara está colorada y está con las rodillas en el aire. La imagen es graciosa, él es ridículo. Es una foto pero tengo la cámara guardada, y él me vio pasar, así que no puedo volver y sacar disimuladamente. Voy a tener que volver y pedir permiso. Lo hago, me dice que el dueño no está, que vuelva más tarde. Sí, que sí contesto pero ya sé que no voy a volver. Es así: o es o no es. Punto.
Llego hasta la costanera, están armando un parque de diversiones. Me llama la atención lo monstruoso de esas imágenes. Les saco un par de fotos. Enfrente, ya sobre el río, un grupo de mujeres hace gimnasia. La imagen es sumamente extraña y me recuerda a las piernas subacuáticas que veía Bill Murray cuando nadaba en la pileta del hotel de Tokio. Me acerco, pienso de qué manera les propongo una foto. No quiero que posen. Busco disimuladamente el encuadre. Pienso cómo mostrar la extrañeza, el sinsentido que tiene que se junten a hacer gimnasia. No se trata de la gimnasia en sí ni de que se junten en el río, sino de que buscan emular un modelo de mujer que no les pertenece porque les llega de las publicidades.
Pero no tengo tiempo porque la profe me ve con la cámara y se me adelanta y quiere que les saque fotos ¡Sí sí sí!¡Qué pena que llegaste justo al final de la clase! ¡Por favor que salga el río para que se vea dónde estamos! Y cambia la música, pone salsa y ahora las chicas se menean, y yo las acomodo apenas, pienso que esto es mejor de lo que esperaba, clavo la cámara de video y ya estamos en el juego.
La profe es emprendedora, le pone toda la onda. Da la sensación de que pudo haber sido peluquera o astróloga. Quizás lo fue, en otra vida. Se mueven bastante y me cuesta encontrar el encuadre pero la imagen no me la quita nadie, click, y la cosa se pone aún mejor porque ahora se ponen a elongar, click click, y la profe misteriosamente se agacha y me muestra el escote. Y yo por un momento dejo de mirar por el visor de la cámara, me cuesta comprender que eso realmente esté sucediendo. Soy malo, lo sé, ellas se juntan y se divierten y yo me río y no tengo por qué. Me van a pasar cosas malas.
Y cuando todo parece terminar, por algún motivo que no pertenece a lo terrenal -yo, de verdad, no sé de dónde salen estas cosas, cómo se le ocurre a una y se contagia al resto- hacen una suerte de foto de viaje de egresados y así todas en escalerita para un lado y para el otro, y una en el medio para cerrar la simetría.
Click, click, click.
Finalmente me encuentro cara a cara con el río. Camino por la arena para acá y para allá, me siento a mirarlo un rato y luego saco el libro de Mansilla: “Sin contrastes, hay existencia, no hay vida. Vivir es sufrir y gozar, aborrecer y amar, creer y dudar, cambiar de perspectiva física y moral.”
Una gota cae sobre una hoja. Luego otra y se larga una llovizna y quedo perplejo, primero porque hasta donde yo sabía estaba despejado, y segundo, porque levanto la cabeza, miro hacia el cielo y sigue despejado. Llueve pero no hay nubes a menos de trescientos metros. Quizás son estas las pruebas que da Dios de su existencia, quizá no sea necesario sofisticar tanto la cosa.
A los diez minutos para pero yo ya estoy caminando y voy para La Redonda, un centro cultural organizado por la Chiqui González, ministra de Innovación y Cultura, que está replicando en la capital el modelo que con mucho éxito desarrolló en Rosario. Y digo con mucho éxito porque allá es notable la presencia de espacios para el encuentro entre personas, algo en completo retroceso en la Buenos Aires de rejas y cemento en plazas, músicos sin locales para tocar o Huertas Orgázmicas destruidas con topadoras.
La Redonda era un espacio ferroviario que tras quedar en desuso fue reformado como espacio cultural para chicos, y aunque sé que está cerrado porque es lunes voy igual, al menos para verlo desde afuera y por los vidrios. Le escapo a los mosquitos que se agolpan en mi brazo, pego la ñata contra el vidrio y voy rodeando todo el edificio, llego a la trastienda y entonces la encuentro pintando unos peces sobre un ventanal, a ella, Lore me dirá más tarde que se llama, que me invita a entrar a La Redonda y entonces entro.
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Lore hizo muchas cosas en su vida y casi todas como autodidacta -excepto danza, que estudió. Coincidimos en que ninguno siente una vocación definida, un impulso irremediable sobre algún tema. Me cuenta que estuvo en Brasil todo el verano, se enamoró de Parati y que le gustaría volver y armar un buen proyecto de desarrollo pero que a corto plazo no lo ve posible por problemas familiares. Que este año estuvo cambiando mucho de casa y fue reduciendo sus pertenencias a las que entran en una pieza; que trabajar en el equipo de la Chiqui es un manantial de aprendizaje permanente. Me ve atacado por los mosquitos, me pongo off y le ofrezco pero me dice que ella no utiliza, que hace un tiempo hizo una suerte de pacto de no agresión así que no la pican.
Se acabó su jornada laboral, yo ya miré todo el centro, vamos saliendo y me invita a una meditación colectiva a las 8 y media de la noche. Así que sí, sin dudas, quedamos y a esa hora estamos entrando a la casa de un profe de yoga con una amplia sala de prácticas donde Ecio, un señor canoso con barba rala, algo más de 50 años, cuenta con entusiasmo e invita a ir el 21 de diciembre a un encuentro en Perú donde van a estar todos los chamanes más importantes.
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Somos unos veinte o treinta que nos vamos acomodando en almohadones, y a la hora señalada Ecio se sienta en posición de loto, deja su celular y unas campanitas al lado del cuerpo, y habla y, sospechosamente, su voz cambia, se hace más grave, gutural. Posiblemente sea porque la postura generó que sacara la voz desde el diafragma, aunque eso no explica que también haya abandonado el voceo para pasar al tú.
En fin, más allá de estas apreciaciones prejuiciosas, explica que la meditación es un momento para observar las vibraciones internas del cuerpo, ver cómo estamos en un plano sutil y de esa manera acceder no sólo a un mayor bienestar sino a un estado mayor de conciencia. Durante la meditación, agrega que se puede producir una suerte de ensoñación pero despierto, y las imágenes que aparecen son producto de descargas energéticas, de modo que hay que observarlas y dejar que pasen de largo.
De mi experiencia, poco para contar: que empecé haciéndome el canchero para mis adentros porque ya meditaba todos los días y al final las piernas se me acalambraron de tal manera que tuve que estirar las piernas; que aunque intenté correr la atención sobre ese dolor no logré concentrarme en las vibraciones, que de a ratos cabeceé y entré en sueños.
Pero lo importante es que cuando terminamos, Ecio nos recuerda la historia del príncipe Buda, que nació en una familia acomodada y tuvo todos los lujos y comodidades, y sin embargo, cuando por primera vez salió del palacio, a los 29 años, descubrió la vejez, la enfermedad y la muerte, y cuando comprendió que él también estaba sujeto al mismo sufrimiento, que el lujo o los bienes no lo cambiaban, decidió dedicarse al ascetismo y fue tan flaco que hasta se le veía la columna vertebral a través del abdomen. Sin embargo, entendió que ese camino no lo llevaba a nada, y tras escuchar a un maestro de cítara explicarle a una alumna que la cuerda no tenía que estar ni muy tensa ni muy floja, comprendió “el camino del medio”: ni ascetismo ni el exceso de bienes lleva a resolver el sufrimiento.
Entonces charlo unas palabras con él, le pregunto su mirada sobre las creencias en la misa del Padre Ignacio y si la meditación no es también una fe, el hecho de continuar realizando una práctica aunque cueste ver los logros. Toda creencia tiene el límite del dogma, me contesta, y por eso hay que pasar de la creencia a la experiencia. Aquello que puede ofrecer un chamán o un curandero rural, por ejemplo, sería negado por el Padre porque, justamente, excede a la creencia católica. Y en línea con Krishnamurti me explica que todo “ismo” (budismo, cristianismo) pierde sentido desde el momento en que el saber viene de afuera y no de la propia experiencia. Habrá que vivir, entonces.
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(Por supuesto, en breve el video de las chicas en el río)
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uncollarpersa · 12 years
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Coronda, o por qué no sabemos nada de los pueblos nativos.
En general, hablar de Coronda es hacer referencia a sus frutillas; alguno recordará el motín que en su cárcel dejó trece muertos, y no mucho más. La ciudad, sin embargo, fue uno de los primeros asentamientos que la conquista española desarrolló en nuestras tierras. Y si bien existen relatos que atestiguan el choque de culturas y aún es posible encontrar numerosas huellas de los pueblos prehispánicos, es muy poco lo que realmente se sabe de la cultura y cosmovisión nativas porque prácticamente todos los abordajes consistieron en analizar los testimonios que los conquistadores dejaron en su paso.
Fernando Roggero es historiador y coordinador del museo de Coronda, tiene unos 35 años y el pelo largo atado. Es él quien precisa que no se discute la existencia de los pueblos porque hay evidencia y sitios arqueológicos, “pero sí ponemos en duda si realmente se llamaban Corondá o Coronda, porque la mayoría de los nombres con los que hoy conocemos a los grupos aborígenes en realidad fueron puestos por los españoles, e incluso muchos de ellos fueron puestos de forma despectiva como una afrenta a la moral de los grupos”.
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Uno de los principales testimonios sobre los pueblos prehispánicos es el de Ulrico Schmidel, alemán que formó parte de la expedición de Pedro de Mendoza como cronista, y cuyo “Derrotero y viaje al Río de la Plata y Paraguay” se editó en 1567. El problema es que su testimonio es sumamente cuestionado por los historiadores, tanto por su afición a la bebida y a las mujeres locales como por el desconocimiento que existe sobre el momento en que efectivamente escribió su testimonio y el público al que iba dirigido.
“En sus crónicas hay muchas imprecisiones. Dice por ejemplo que eran alrededor de 12 mil los que integraban una nueva nación que se denominaba Corondá o Corunda. Un número grande para contarlo en 4 días, porque estaba de paso. Él paró un tiempo en un fuerte, y estuvo muy poco tiempo porque siguió su camino a Asunción, y así sigue su relato”, cuenta. Sin embargo, la historia tomó esas imprecisiones por ciertas, en un gesto que también obedece a la homogeneización y negación del otro. “La idea era que quien había visto un indio los había visto a todos, y eran todos más o menos iguales. Si se encontraban un grupo en Gaboto, y luego otro por Coronda eran todos más o menos lo mismo, iguales. Todos indios. Todos tenían las mismas costumbres, la misma cosmovisión”, observa.
- ¿Y qué se sabe de esos pueblos?
- Y… estamos sabiendo. Información escrita de los pueblos tenés recién con la llegada de los españoles, con todo el análisis crítico que hay que hacerle para tratar de entender por qué escribieron lo que escribieron. Desde por qué le pusieron los nombres, cuáles eran las intenciones de los españoles cuando llegaban acá. Antes de su llegada lo único que tenemos es material arqueológico, porque eran sociedades ágrafas, sin escritura. Entonces toda esa reconstrucción se hace a partir de los datos que la arqueología va recopilando y la confrontación con algunos documentos de los españoles. Hay información de que al menos hace 2000 años había asentamientos humanos en la provincia de Santa Fe, y nosotros tenemos los documentos de los españoles que son de mediados de 1500, o sea que tenés 1500 años de desconocimiento absoluto.
Entre las dificultades que encuentran los investigadores hay que agregar que como el clima de la región es húmedo, el material que se conserva es muy poco. “Textiles no vas a encontrar, madera tampoco, porque se degradan fácilmente. Huesos aparecen, pero los que aparecen están en muy mal estado, lo que hace que el trabajo arqueológico tenga que ser muy cuidadoso y también que se pierda mucha información”, comenta el historiador.
Estos restos también aportan datos. Había dos tipos de enterratorios: el primario, que es cuando ante una muerte se realizaba una sepultura en la misma zona -“en general es en los lugares más altos, lo que nos da una pauta sobre la idea que tenían de la muerte”- y el enterratorio secundario, que consiste en desenterrar los restos del muerto, armar un atado con sus huesos, trasladarlo y enterrarlo en otro lugar. “Esto significa que volvían a los mismos lugares y que el  tiempo de asentamiento era prolongado”, puntualizó.
Otra información surge de las cerámicas, en las que se repiten las imágenes zoomorfas, representaciones de animales: “De caracol, de carancho, y lo que más abunda siempre es la cabeza de loro. Esos dibujos hablan de una relación muy intensa con la naturaleza, y si vos lo pensás, es lógico. Sin embargo, hay animales como el carpincho, por ejemplo, que no aparecen, lo que hace pensar que evidentemente tenían una relación distinta”.
Algunas hipótesis sostienen que algunos grupos ya estaban iniciándose e la práctica de la agricultura, aunque de manera muy rudimentaria: “Eso sugiere que ya no serían tan cazadores o recolectores, o al menos que algún grupo de ese gran grupo ya estaba dejando de ser cazador y recolector, quizás por influencia de los guaraní, que estaban empezando a ser sedentarios”, indicó. 
Desde su percepción, los pueblos eran en general nómades, porque como se trata de una zona de islas los ríos cambian el paisaje constantemente y se veían obligados a moverse.  “Esto no significa que se las hayan pasado caminando, sino que en una misma región había algunos lugares por los que se iban moviendo y sabían perfectamente los lugares a los que tenían que ir. A mí me gusta mucho pensar estas cosas desde la vida cotidiana: si de los traslados depende la subsistencia de mi grupo, no podemos dejar que todo lo resuelva el azar y empezar a caminar por todos lados a ver si en algún momento encontramos algún animal para matar y comer, o si encontramos agua en algún momento”, justificó.
Pero el desconocimiento –me dice Fernando- no se produce sólo en relación al pasado, sino que aún hoy sigue siendo discriminatoria. La negación y la homogeneización aún está presente. “Durante mucho tiempo nos hemos preocupado en las escuelas por si había que decirles aborígenes, indios, pueblos originarios, o si la ‘a’ de aborigen era no origen, y mientras tanto los pueblos se nos estaban muriendo de hambre. O estaban en las periferias de las grandes ciudades, o nadie sabía que cerquita de la ciudad de Santa Fe había una comunidad, pero todos estábamos muy preocupados por saber cómo los íbamos a llamar. Hoy esa negación sigue estando, y lo despectivo también: a un chico que se porta mal se le dice ‘parecés un indio’. Seguimos como Sarmiento, pensando en civilización y barbarie; seguimos asociándolo al vago, y no lo vemos como un grupo que tiene una cultura diferente y que tiene que tratar de subsistir porque es el espacio que nosotros le estamos dando: el de subsistencia y nada más”.
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