Tumgik
vidonamed7947 · 6 years
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Cuando quiere cambiar y sigue conectada en whatsapp 30 minutos despues de que ya te despides.
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vidonamed7947 · 8 years
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CAPITULO I
Erase aquella tarde, un poco oscura y tardía, el tiempo pasaba lentamente y el viento soplaba con fuerza, estaba sentado en una banca en la orilla de la playa con mis dos hijos y mi hermosa esposa,  reían sin consuelo alguno, habíamos sido transferidos a vivir allí hace un par de semanas. Ellos fueron a casa y decidí ir a un bar cercano, pero no me atreví a beber nada, cuando volvía vi la banca y volví a ella, eran aproximadamente las siete de la noche y ya había oscurecido. Cuando vi un pequeño chico, de más o menos unos 15 años que caminaba apresuradamente con la cabeza baja y carecía de una sonrisa,  pero lo que llamaba la atención en él era un colorida y hermosa mochila azul, era exactamente igual a la que tenía cuando era pequeño. El muchacho se dirigía en dirección opuesta a mi cuando se topó con una chica un par de años mayor a él y le sonrió… Pasaron así las tardes y se repetía la historia, el chico caminaba y saludaba con respeto a aquella chica. Una noche después de varias semanas,  el muchacho iba bien presentado y con una hermosa flor en la mano y la chica lo esperaba en una esquina con una sonrisa muy gentil, la primera vez que los vi tan cerca y el chico la tomo de la mano y decidió intercambiar un beso con la pequeña dama. Ellos caminaron hacia mí, pero pasaron sin decir nada. Así que me empro metí y desde lejos decidí tomar marcha detrás de ellos  se fijaron que iba con ellos pero jamás pusieron oposición a que los siguiera. El chico sostuvo la flor y abrazo a la chica mientras ella solo se sorprendió, de su mochila azul el muchacho saco una carta y el dejo en la puerta de su casa. La distancia era bastante grande, pero se me hizo fácil volver a mi hogar, eran ya las nueve de la noche cuando estaba sentado solo en mi sofá tratando de revisar las cuentas del hogar, cuando de repente el timbre sonó, vi por la ventana y eh allí, el chico de la mochila de color azul, preguntándome porque los había seguido con tanto empeño. Yo no tuve otra opción más que decirle la verdad,  hice una pequeña pausa y lo pase a sentarse en uno de los mejores sillones, y le dije,  esto será un poco largo ¿deseas quedarte? Y el sin miedo respondió afirmativamente… Comencé relatándole quien era, procedí a decirle que la razón por la que los seguí fue por un simple recuerdo, cuando tenía su edad mi esposa y yo nos habíamos conocido de igual manera y esa noche fue una réplica de aquel antiguo hecho, aún recuerdo que  caminamos, llevando yo una rosa blanca en mis manos diciéndole que era para mi madre que llegaba de viaje, y en mi mochila llevaba  la primera carta de amor que había escrito para alguien, proseguí, mi esposa y ahora la madre de mis hijos es el amor de mi vida con quien deseaba quedarme para el resto de mi vida… fue allí cuando el muchacho me interrumpió y me dijo que se sentía conmovido pero debía irse, siendo ya las tres de la mañana, me ofrecí llevarlo a su casa y acepto, subimos en mi auto y le propuse que por que no iba a cenar en mi casa, el sin ninguna oposición me dijo que sí que mañana iría a cenar con nosotros, llegamos a la puerta de su casa, esperaba que sus padres salieran pero él dijo gracias por esperarlo pero vivo solo, mis padres fallecieron cuando yo era muy pequeño. Le dije tranquilo hijo entiendo tu situación y me marche. Hace ya mucho tiempo no había trabajado en mis proyectos y con el encuentro de aquel pequeño el sueño se me había ido, entonces decidí amanecer frente a mi computadora terminando lo que jamás hice. Rutinariamente el chico paso con la cabeza baja y con su mochila azul y se había encontrado con la chica de siempre aquella niña de cabello castaño y ojos claros. Afortunadamente se despidieron pronto y sabía que debía ir a casa a decirle a mi mujer que teníamos un invitado especial aquella noche. Ya en la mesa comenzamos a platicar, a eso de las ocho mis pequeños ya fueron a descansar y me quedé con el muchacho aun. Prosiguió entre risas, me interesa mucho que usted sea el que sepa la historia de mis padres había dicho,  le respondí con toda la seguridad que podía confiar en mí. -Mi padre era alcohólico y mi madre era una mujer ejemplar, una noche mi padre llego en el peor estado a casa y saco de su cajón un arma, tenía dos hermanos y mi madre los tenía en sus brazos y aquel borracho decidió dispararles frente a mis ojos,  venía por mí y resbaló por las escaleras y murió a mis pies. Con lágrimas en los ojos salió corriendo, pero antes de que se vaya le dije que se tranquilice y ofrecí nuevamente llevarlo… En el camino no se mencionó una sola palabra, cuando llegamos a la puerta me cuestionó si podía volver a mi casa a jugar con mis hijos en la tarde y acepte con una sonrisa,  pero allí la sorpresa, me invitó a pasar,  y me brindó un vaso del más costoso vino, me dijo este vino me lo regalo mi abuelo antes de fallecer, hace aproximadamente dos años, su herencia permanece intacta hasta mi graduación de la secundaria y para ello necesito un tutor. ¿Podría ser mi tutor? Respondí con gusto que sí y saco sus calificaciones, estudiaba en el mejor instituto de la zona y era el mejor alumno de su salón. Orgulloso del muchacho iba a cada una de sus reuniones y en ocasiones lo llevaba hasta allá, hubo un día en el que no lo vi en ningún momento y volví a sentarme en la banca de la playa,  hasta que se le ocurrió pasar y la chica de siempre estuvo allí, se repitió la larga caminata y la chica entro a su casa, y el muchacho corrió hacia mí con lágrimas en sus ojos y me abrazo desconsoladamente. Hijo, que pasa le cuestione… Me respondió con una voz tenue, ella se fue, se marchó para siempre, le repliqué una y otra vez que ella no es la única que ella pudo haber sido mucho pero no es todo, y no presto atención, decidió alejarse rápidamente y volver a su casa, cuando a la misma hora de siempre sonó el timbre, esta vez era la chica con el corazón en su mano y me replicó… ¿Puede llevarme a su casa?, gustoso lo hice, pero las luces yacían apagadas y me disculpe con aquella niña, le afirme que no sabía en donde estaba el muchacho…. Le afirmé que no sabia en donde estaba el muchacho. La niña me veía a los ojos con un sentimiento único,  no sabia como responder a eso, era aquella ternura que vi en los ojos de mi esposa cuando le había pedido matrimonio, me dejo con la intriga de saber que pasaba así que saque de nuevo las llaves del coche y sin decir nada la chica me acompañó hasta el, en el largo camino hacia su casa me había dicho que discutieron y el chico salio corriendo de su lado sin razón alguna. Le repliqué que son cosas de niños y fue allí cuando ella me dijo,  como pueden ser tan incrédulos para decir eso, me había dado cuenta que ese amor era en verdad era muy fuerte. Pasaron los días y el chico seguía pasando por aquella acera frente a la playa  iba concurrentemente a ver a la chica, pero me había visitado apenas una vez en ese tiempo, pero esa noche fue un poco inusual a pesar de yo ser su tutor no me había preocupado por el chico y repentinamente era el,  llamando a mi teléfono y pidiendo que fuera a su casa que me había preparado una sorpresa. Tome un abrigo y fui en camino, el estaba sentado en el umbral de su puerta se lo notaba impaciente por mi llegada así que decidí bajar del auto y el corrió hacia mi persona, me tomo la mano y tuve que seguir su ritmo hasta entrar.  Fue allí cuando volvió a tomar la botella de vino de la que me había brindado hace tiempo, me sirvió un poco y me presento una carpeta en la cual había un montón bastante grande de papeles y sobre la mesa un par de boletos de avión que el tomo y me los entregó rápidamente, en aquella carpeta resumidamente me presentó sus calificaciones, no puedo negar eran excelentes tenía un record académico perfecto y lanzó estas palabras al aire “que espera, vamos”. Pero calle por un tiempo tome las llaves del auto y le dije,  dame un par de días por favor, me levante y volví a casa. Esa noche había dormido plácidamente con una mentalidad serena y gran tranquilidad,  al día siguiente se lo comenté a mi esposa y acepto la propuesta de viaje,  pero fue allí cuando percibí que no podía ir con tanta facilidad,  recordé que mi trabajo no era nada simple,  aquí fue el momento en el que sabía que mi vida cambiaría por completo,  la búsqueda de gemas (mi Trabajo)iba a terminar,  después de tantos años viviendo de eso y dejarlo por un chico del cual apenas sabia su nombre no me parecía algo coherente. Esa tarde fui a aquel bar en la orilla de la playa y esta vez había pedido una pequeña cantidad de whisky, bebí un par de tragos y volví a la banca y esta vez eran los dos pequeños esperándome,  ella con lágrimas en los ojos y el tomándole la mano muy sutilmente, me pregunto por qué me lo llevaría lejos de ella que no le podía hacer eso,  le explique la situación muy detalladamente hasta que la pequeña dama se tranquilizó y me dijo al oído que jamás dejara de escribir. 
 CAPITULO II
Después de haber platicado con la pequeña dama y ella me había prometido lo más hermoso que hubiera esperado. Después de un par de días, decidí llevarme a mi amigo al lugar que nos necesitaba. Pasaron los meses y el, intranquilamente llego a acostumbrarse a nuestra nueva vida. Hasta que un día con lágrimas en los ojos me miraba de una manera tan tierna, pero me sorprendía él estaba a un lado de nuestro buzón con una carta en la mano, me atreví a preguntarle si era para mí, pero el saco un paquete más grande y me lo entrego, me dijo “Solo déjame pensar”. Me había preocupado, pasó horas de horas sentado en una banqueta que adornaba mi jardín pero sostenía una sonrisa bastante amplia en su rostro. Decidí acercarme al muchacho y sin haber mencionado una sola palabra el me abrazó con una fuerza desesperada, y menciono que la pequeña damita estaba en camino a visitarnos, el corrió a su habitación y tomo una ducha se arregló, se puso su mejor traje y colonia, lo dejé, pasaban las horas y su sonrisa jamás se eliminó, pero al ver que su doncella jamás llegó decidió aún con la sonrisa en su rostro ir a dormir, escuchaba pequeños toques de sus pies en el techo como si estuviera siguiendo el ritmo de una canción muy tranquila. Decidí acercarme a su recámara y tocar la puerta, el tarareaba una melodía muy pegajosa mientras estaba en una silla en su ventana, el miraba las estrellas entre ramas y hojas de los árboles que sutilmente llegaban a rozar su ventana, así que decidí alejarme y dejarlo solo, pero el momento en el que había dado la vuelta el cerrojo de la puerta me detuvo y con la mirada me invito a sentarme en su cama. Comenzó el relato. Esta melodía me recuerda a la canción que estaba sonando el día en el que por primera vez te vi de reojo, esa es la canción que sonaba en el bar. Ese mismo día ella, mi damita estaba tan hermosa, recuerdo exactamente cada detalle floreado que llevaba su vestido, era un mosaico entero de sensaciones que rotaba y rotaba sin un fin para mí, ella es el pretexto por el que estoy aquí, lo siento si el golpeteo de mi zapato te incomodaba.- Había mencionado.
Proseguí con mi reflexión. Me dejas cada segundo más atónito, cuando era solo muchacho, como tú, siempre soñé en ser así pero ahora más que nunca entiendo lo difícil que es alejarse de una realidad y pasar a convivir con otras personas y ser otro ente en el mundo. Y según tu relato si, sé muy bien cuál es la canción que tarareabas, es la tonada más hermosa que he escuchado, cuando tenía apenas dieciséis años se la había dedicado a mi actual mujer, estaba tan enamorado de ella que no hubo un límite que nos separe, el momento en el que la abracé escuche las mejores palabras que me pudo obsequiar. Ella todavía es mi mundo y no porque nunca llego a un par de citas deje de quererla como la quiero ahora. Hijo, no tires todo en un momento de angustia al ver que no llega, al contrario espera con ansia su llegada sé que será temprana. Y ya, por favor ve a dormir que mañana nos aguarda un largo viaje.
-A la mañana siguiente.
Eran aproximadamente las cuatro de la madrugada, este fue un día que jamás olvidaría, el chico aún estaba dormido al igual que mis hijos, estábamos a punto de ir al lago, habíamos acordado que hasta las siete y media de la mañana todos íbamos a estar despiertos para partir rápidamente y empezar con la diversión, el lugar al que viajábamos era un secreto aún y aún más la sorpresa que le di a mi esposa, partimos de nuestro hogar a las ocho y tres minutos de la mañana y fuimos directamente a un lago que estaba fuera de la ciudad, habíamos empacado lo necesario para un par de días, pero el chico salió de su habitación solamente con una mochila y un par de libros para el viaje, él había llorado lo sobrante de la noche anterior, se le veían los ojos bastante irritados e hinchados, al llegar al lago todos corrieron fuera del auto y se adentraron en un pequeño bosque que teníamos a un lado de la cabaña que había alquilado. El chico se quedó conmigo y me menciono que había estado pensando las cosas toda la noche. Me senté con él en un tronco caído y hablamos durante un par de minutos, no le presté mucha atención y decidí terminar rápido la charla diciéndole que estaría bien que vaya con nosotros a escalar una pequeña elevación que quedaba a un par de kilómetros. Sin duda el aceptó, llevo su mochila y un abrigo en la mano, vimos cosas maravillosas en el camino desde un par de pájaros de colores hasta un lagarto en mitad del camino, pero el chico no se atrevía a levantar la mirada de su libro, estaba tan concentrado que hasta mi esposa se preguntó qué es lo que le estaba pasando, pero el asunto quedo sin importancia. Ya en las faldas de la elevación aún era medio día, así que decidimos sentarnos a comer algo y partiríamos en la excursión, comimos un par de galletas y comenzamos el trayecto. A mitad del cerro teníamos una vista preciosa del lago, pero era bastante tarde así que hicimos una parada y resolvimos bajar al auto, dormir en carpas y regresar al siguiente día al lago. Mi esposa, mis hijos y el muchacho tenían una sonrisa en la cara pero todos estaban muy cansados como para compartir experiencias, así que decidí apagar las linternas y desearles buenas noches. Salí de mi carpa a dar un paseo, pero tenía mucho frio para caminar poco más de quinientos metros si correr de vuelta, tome una linterna y emprendí una pequeña pero hermosa aventura. Me sentía rodeado por todo, pero a la vez no había nada cerca de mi vi hacia arriba y había un mar completo de constelaciones, estrellas fugaces y titilantes, me quedé asombrado del lugar, pero escuche un par de piedras rodar por allí, presumía que era algún animal muy pequeño pero me di vuelta y si, era el muchacho con una linterna y su abrigo. Me molesté y le pregunte brutamente ¿Qué demonios haces aquí? –Me interrumpió y menciono una pequeña frase que no llegue a escuchar, pero se notaba un tono bastante averiado en su voz,  en ese momento no sé qué había pasado ni que es lo que pensaba, pero mis sentimientos se desmoronaron frente a él, el lloraba con una ternura incomparable, y yo, caí de rodillas al rocoso suelo lo abracé y le dije: “Eres lo mejor que me ha pasado”. Callados nos dirigimos de nuevo al tronco que estaba en el bosque asegurándonos de que todo esté tranquilo en el lugar como en las carpas. Nos sentamos y reanudamos la plática de la noche anterior. Le pregunté: ¿Extrañas regresar a la playa con ella?, como no era esperarse de menos el afirmo que si, ofrecí llevarlo el mes que llegara y así él podría verla, se negó a ir a la playa hasta que terminara de escribir su historia, prosiguió, la playa me trae muchos recuerdos. Cuando era muy pequeño, nos mudamos allí por culpa de mi padre, nos había dejado cuando nací, el primer momento, al ver el mar corrí con la ropa puesta y con libros en la mano y justo al entrar resbale y los libros se fueron el mar. (Riéndose) Mi madre hizo el escandalo más grande que escuche, la gente que estaba tomando el sol se sorprendió al ver una señora vestida totalmente sacando a su hijo empapado del mar y llevándoselo a casa. Mi madre fue el mejor ejemplo que tuve durante un tiempo –concluyó. Tomé mi teléfono celular y vi la hora, eran las cinco y un poco más, pudimos ver el amanecer junto y lo primero que vi fue la sonrisa del pequeño diciéndome gracias. Esto en verdad fue la experiencia más gratificante de la pequeña salida de rutina que habíamos tenido. Mis hijos y mi esposa estaban hambrientos y decidimos volver a la cabaña en la cual teníamos todo, al llegar a la cabaña encendimos una fogata casi a las diez de la mañana. Nos sentamos a comer algo mientras todos reíamos y contábamos lo que pasó en la excursión uno de mis hijos interrumpió: “Recuerdo el momento en el que mi hermano decidió hacer lo que hacía Tarzán y termino en ese pequeño charco de lodo, fue lo más divertido del viaje”. Todos reímos sin cesar hasta la hora de almorzar, siendo casi las dos de la tarde después de haber comido y descansado emprendimos un viaje aún más largo que el de llegada al de la cabaña, de la misma manera el chico tomó el libro y en el auto lo leía sin un fin más que terminarlo lo más rápido posible.
En el camino el muchacho solo leía su obra, de un momento a otro decidió parar de leer y comenzar a mirar a los lados de la carretera con sus audífonos aún colocados, le pregunté que era lo que escuchaba y me dijo “lo mismo de siempre”, así que decidí ignorar la respuesta y seguir conduciendo, mi esposa preocupada me preguntó que era lo que pasaba. Yo respondí rápidamente que no sabía y que para eso era el viaje a la cabaña.
Después de un par de horas de sueño del chico habíamos llegado a nuestro destino final, sorprendido fue el primero en bajar del auto y mirar hacia el cielo, se quedó asombrado y me tomo del brazo llevándome con el hacia una roca gigante desde la cual se podían observar las estrellas mas brillantes, pregunté silenciosamente si era la primera vez que veía algo así, y el muchacho respondió que lo hacia con su damita en la playa y extrañaba con toda el alma hacerlo. Miraba como una lágrima corría y decidí abrazarlo con un sentimiento de padre muy fervoroso. y lo llevé a la estancia a que descanse el resto de la noche, pero no fué fácil convencerlo.
A la mañana siguiente el fué el primero en estar de pie y preparar sus cosas para la expedición a una montaña que estaba a un par de horas del lugar, se denotaba una emoción muy relativa con la actitud que expresó la noche anterior. En un par de horas decidimos partir a nuestro destino, y sin prisa comenzamos a subir una vez más la montaña de siempre. A una altura bastante considerable yacía la mitad de nuestro día así que decidimos parar a comer algo, nos sentamos demasiado tiempo y no llevamos el equipaje para quedarnos en la cima por la noche, comenzamos el descenso y de la misma manera en un par de horas más estuvimos en el auto para empezar el viaje de vuelta.
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