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es una tarea dolorosa para británica el no permitirle a sus ojos descender hasta saciar la necesidad de encontrarse con labios foráneos mientras fuma ; considerar siquiera una posibilidad prohibida, mantenerla como un pensamiento secreto que quema y acecha. hay algo en la forma en que pronuncia palabras que a cobriza le resulta atrayente, como si morena fuese poseedora de un imán que provoca a vesper gravitar en su dirección. tiene que esforzarse, endurecer cada músculo para que figura no se desplace de su sitio, como si echase raíz. inevitablemente, es cuando repite sus propias palabras, que una sonrisa mucho más genuina y pronunciada brota en sus labios, esas características comillas instalándose en sus comisuras. su aura cambia un instante, es como si se sumase un punto (¿para qué, exactamente?). caminar felino es lento pero certero, las caderas se mecen con sutileza al marcar su paso con la intención de no volver más ; y sin embargo, eleanora siempre consigue la forma de cambiarle el juego. cree sentir su mirada sobre ella, pero desafortunadamente, con eleanora salazar no puede adjudicarse el crédito como con el resto del mundo, que está dispuesto a besar el suelo por el que camina. no. eleanora salazar la baja de su nube, de su pedestal— la hace sentir como una mortal más, y ojiazul pelea en silencio por recuperar su lugar. tan solo la mira por encima del hombro, se toma su tiempo, y la sonrisa afilada pero cerrada, ladeada, es la respuesta a su pregunta dejándola a libre interpretación. no necesita que azabache le iguale el paso si prefiere arrastrar los suyos, se siente confiada de avanzar a paso firme entre la gente, ignorando intentos fallidos de terceros por dirigirle la palabra en el camino. es como si tuviera algo que demostrar, y es que así lo ha planteado su cerebro traicionero. una vez en destino, no duda en tomar asiento a un costado de la barra, claramente buscando la zona menos expuesta, y cruza una pierna sobre la otra en un movimiento intencionalmente lento y seductor, elegante. su mirada brilla con expectativa una vez que se enfrenta con la presencia de morena, pero no pronuncia palabra alguna. pareciera que está retándola. sin embargo, eventualmente libera su desafío: "a ver si recuerdas mi orden".

lo que le inquieta no es lo que contraria dice — es lo que acalla. porque sabe leer pausas, sabe leer miradas que se retienen un segundo de más ( al fin y al cabo, ella es usuaria frecuente del lenguaje no hablado ) , y esa sacudida leve de garganta, el mecer de cabeza, esa sonrisa impostada que nunca termina de cuajar… todo eso le habla con más claridad que cualquier réplica. no baja la guardia ( nunca lo hace ) , pero hay algo en su forma de mirarla que cambia : no es desafío, no es interés, es reconocimiento. como si por fin estuviera frente a alguien que entiende que esto nunca fue un juego. es otra cosa, algo mucho más crudo. y es eso. ese gesto, esa forma en que la mira — como si pudiera leerla / como si llevara ventaja / como si no supiera que las cartas están marcadas ( lo que contraria no entiende es que no juega para ganar, sino para ver hasta dónde puede llegar sin perderse ) . no responde enseguida, no porque no tenga algo que decir, sino porque hay algo en la forma en que le dice “ya lo sé” que le deja un sabor extraño, como de sangre seca en la lengua. le observa sin moverse, vape suspendido entre índice y anular, da una calada con lentitud quirúrgica, como si necesitara tragar algo más que el humo. luego la mira de nuevo, ladeando apenas el rostro, esa media sombra que siempre aparece cuando alguien intenta leerla. ‘  no me tomes por alguien que juega.  ’ voz arrastrada, ni dura ni suave, sólo constante. como un fuego que no se apaga. podría decir más. podría reír. podría seguirle el ritmo hasta volverla un desastre. pero no lo hace. porque hay algo en esa forma de alejarse ( ese amague de distancia, ese autocontrol contenido ) que le provoca más que cualquier insinuación abierta. ‘ ———ya lo sé. ’ corona ante declaración de conocido rasgo, conteniendo sorna que en circunstancias diferentes torcería la escena. ‘ whisky, entonces. ’ asiente, más para sí misma. tono neutro, pero con esa curvatura en la comisura que no busca complacer, sólo constatar. la deja avanzar, no se interpone. pero tampoco le da la espalda. contacto con hombro ajeno no le arranca sobresalto, sólo deja que el perfume la envuelva, con ese dejo a perfume caro y amenaza velada. lo acepta con la misma naturalidad con la que otros esquivan, y sin embargo, la mirada la sigue. no como quien persigue, sino como quien toma nota. la observa avanzar, deslizarse hacia el exterior como si no le importara, como si no acabara de dejar algo encendido a su paso. tampoco no la detiene. la mira irse sin moverse del marco de la puerta, sólo da una calada larga a su vape antes de hablar, con ese soprano rasposo que siempre parece venir de más abajo, donde guardan las advertencias que no llegan a declararse. ‘  ¿eso fue una provocación o una promesa?  ’ ni la mira ya, pero sabe que entonación la alcanza igual. ni volumen ni urgencia, sólo ese filo suave de quien sabe que las guerras interesantes no se ganan a gritos. deja que el humo se disuelva entre carnosos, y con él, lo que podría ser una invitación o una amenaza. tal vez ambas. se despega del marco con gesto de falsificada pereza, tacones cantando avance hacia nuevo destino.

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el asentimiento de cabeza es suavísimo, lento ; movimiento automático disparado por la pregunta que pronuncia su novia, porque cobriza solo puede pensar en besarla, solo puede pensar en desnudarla — mirada se le adelanta, le permite a su cabeza dar rienda suelta a todo lo que le gustaría hacer con ella ; la idea de concederle placer, rezarle a sus caderas y hacerla suya hasta ponerla a temblar. por eso la besa con fiereza, invade cada recoveco de su boca de manera provocativa, le muerde el labio hasta que azabache es quien le roba las riendas del momento. le acaricia la nuca con cautela mientras la escucha, labios se entreabren para que sinhueso los acaricie antes de aprisionar inferior. está completamente hipnotizada — no, está domesticada. jesaiah ortega ejerce poder sobre ella, que acostumbra a tener el control, y vesper se entrega de inmediato. no tiene idea de cómo lo ha conseguido. o quizás sí, reconoce que el tiempo pasa y una vez que corazones intercambian lo que restringieron por tantos años, es difícil mantener los muros en alto. pupilas dilatadas se pasean por facciones, pero terminan aterrizando en pétalos ; su palma recorre su cuello y desciende por su hombro, la acaricia con cariño pero también con una clara necesidad de simplemente sentir la piel expuesta. su interior se estremese, su cabeza se inclina con ligereza un par de grados a la derecha. "la tienes," murmura, y vuelve a atrapar inferior ínfimamente cuando la siente acercarse a la sensibilidad de su oreja, por inercia dándole mayor acceso a la zona. termina suspirando, gira el rostro para encararla. "nena," pronuncia a secas, rozando una incredulidad que resulta hasta cómica. la mira a los ojos, zafiros caen a sus labios y entreabre los propios— quiere volver a besarla, pero se contiene, y en su lugar emite: "siempre tú," no hay duda en su voz, sino certeza y hasta un poco de romanticismo impropio de ella. "deja de jugar conmigo," le advierte profundizando su tono, irguiendo el cuerpo tan solo un poco más para encimarse ligeramente en su dirección, para retomar poder e imposición. una de sus manos va a posarse en cadera, la sostiene con la intención de mantenerla cerca. "especialmente si no vas a terminar la partida".

no le toma mucho para notar lo que causa en británica. contraria siempre juega con ventaja, pero azabache también tiene muy presente que basta con un roce, una mirada bien puesta, timbre quedito e intenciones claras para sacarla de centro. le conoce el ritmo, el pulso y la forma en la que cerúleos se agitan cuando se siente demasiado. es obvio que lo disfruta y en parte busca reacción a propósito; no como un juego de poder, pero si como un recordatorio de lo que puede tomar. la presa y el cazador, se siente tan pequeña cuando está expuesta a ella y ni siquiera están a solas, no tenía ni cómo explicar el poder que ejercía vesper sobre ella. "¿ah sí? ¿quieres que vean cómo tiemblo por ti?" termina por calcinarse a la primera sin pensar en consecuencias de atrevimiento, sólo estaba igualando energía de contraria y sabía muy bien lo que podía salir mal si seguían así. pero es que pensamientos se nublan, piensa en necesidad de sentirla plasmada en nívea tez y en cómo quiere ser absolutamente lo único que ella necesite para sentirse satisfecha. es celosa, más de lo que le gusta admitir en voz alta y eso la empuja a ser igual (o hasta más) posesiva de lo que aparenta bajo esa fachada angelical. "es algo bastante atrevido, incluso para nosotras, mon coeur, pero realmente no sé cómo decirte que no a ti." anhelo va más allá de lo carnal cuando se trata de vesper, es como si fuera adicta a ella y al sentir que le pertenece; no tenía con qué comparar la sensación. no una batalla que librar cuando la besa porque desde el primer momento es ella quién ya está entregada a lo que disponga británica porque provoca con toda la intención de recibir una reacción. para francesa no pasa desapercibido cómo cristalinos dejan de estar enfocados en ella por un par de segundos, así que después que se separa es ella quien sube diestra hacía su barbilla para ejercer algo de fuerza y hacer que la mire. "aprecio que te asegures que nadie se acerque a mí, pero cuando estás conmigo quiero toda tu atención en mí." el término caprichosa para este punto le quedaba bastante corto y no le importaba disimularlo ya. relame inferior, acerca su rostro lo suficiente para impregnarse de su aroma, inhalarlo como si este fuese droga favorita (lo era). "¿no respondes?" la cuestiona con cierta sorna, se aparta un poco de campo visual porque guía rosáceos hacía su oreja, donde se dispone a dejar un par de besos tras la misma. "te lo pondré más sencillo, entonces. ¿el trago o yo?"

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━━━    detalles  y  esenciales  de      VESPER TATE-HAYES    ›    @pomonascraps

︵𓂃١٠ accesorios :

anillos varios ; arracadas o aretes cortos, usualmente joyería es dorada ; gafas de sol estúpidamente caras ; collar con compartimento para droga ; argolla de 18g en nostril ; tragus con destello ; daith con argolla.

︵𓂃١٠ cosmética :

lip combo en color nude ; rubor ; perfume eros flame de versace (mandarina, geranio, cedro, pimienta — aroma cálido, especiado y varonil) ; crema hidratante para manos ; bloqueador solar.

︵𓂃١٠ álbumes :

hook me up de the veronicas, melodrama de lorde, you ruined new york city for me de fletcher, riot! de yovng, la banda de su mamá.

︵𓂃١٠ tatuajes más representativos :

proyecto de cibersigilismo en la espalda, flores rodeando el brazo izquierdo, sugar en la mano, entre otros. usualmente tapa los más visibles con maquillaje cuando hace apariciones públicas por trabajo.

︵𓂃١٠ teléfono :

ramo de flores que le regaló jesaiah como fondo de pantalla, notificaciones.

︵𓂃١٠ otros recurrentes :

cigarrillos y encendedor dorado con su inicial grabada ; valium ; bolígrafo y diario donde escribe fragmentos para canciones y poesía que nunca verán la luz del día ; mentas ; fotografía de la infancia de su novia en su cartera.

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ahí está. es esa su mayor frustración cuando se trata de interlocutora: sabe perfectamente cómo moverse alrededor de ella, qué tanto pronunciar y revelar, para que vesper sienta que se ha ganado una rival digna. nadie le ha dado batalla como lo hace morena, y eso termina aferrándola más a su orgullo y hambre de coronarse campeona. la mira a los ojos, tan solo mece la cabeza como diciendo : ' no tienes remedio '. las palabras se quedan allí, guardadas en su garganta, que apenas se mueve cuando traga saliva porque sabe que está enredándose en donde no debería. "ya lo sé," permite revelar arrogancia en una breve respuesta. "no eres la única que me lo ha dicho— vas a tener que mejorar tu juego," hombros suben y bajan despreocupadamente, comisuras alzadas, frívola. la propuesta es tentadora — demasiado, incluso para ella y su gusto por las emociones fuertes. vesper es traicionera y además, una mentirosa por excelencia ; conoce sus reglas y una de ellas es nunca mostrarse cerca de su pecado. lo hizo durante años en la universidad, conoce el juego a la perfección. "eres muy terca, eleanora," y eso le gusta, pero no lo menciona en voz alta. no va a repetir esa mentira en la que es libre como el viento, que no le debe explicaciones a nadie, porque si bien lo considera real en cierta medida (es esta la única manera de sentirse en control), se ve atraída por la llama como una polilla y su ego le dice que puede con más. "whisky, porque el tequila que bebes es horrible," o podría ser que simplemente no es su gusto. "me aseguraré de mantener mi boca limpia," le recuerda, y pareciera que la oración oculta algo, pero no quiere asomarse a saludar, prefiere mantenerse entre las sombras. sonrisa tenue es embustera, cerúleos sostienen almendrados antes de avanzar para pasarla de largo y encaminarse a nuevo destino que promete mantenerla en su lugar y fuera de problemas gracias al público (o amenaza de todo lo contrario). no evita, sin embargo, que hombro roce el contrario de manera intencional, contacto siendo una especie de provocación efímera: acercarse lo suficiente para que perciba su aroma, su calidez.

no se inmuta ante la inspección, de hecho, es posible que la disfrute. pero no se lo concede, no con palabras. lo deja en el modo en que ladea el rostro apenas, como si evaluara el valor del juego que le está proponiendo. ‘ oh, ves... no todas las insinuaciones buscan ser sutiles... algunas sólo quieren ver si te sonrojas. ’ lo dice sin adornos, sin buscar suavidad, como quien lanza una piedra al agua solo para medir cuán profundo es el pozo. la observa acercarse, y aunque no retrocede, tampoco se lanza. permanece contra el marco de la puerta, vape girando entre pulgar e índice. sólo deja que el espacio se reduzca. despacio. como si fuera terreno que está dispuesta a compartir sólo mientras le divierta. ‘ pero si lo que quieres es que te diga lo devastadoramente hermosa que estás, no tengo problema en hacerlo. ’ comisura se curva, pero no se ablanda. hay algo ahí, entre provocación y precaución, como si cada sílaba fuera una cuerda floja. ‘ ¿vamos por un trago, pamela? —— ¿o le temes a que harley vuelva a ajustarte la correa? ’

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"¿qué? ¿estamos en una fraternidad acaso, harbolt?" inquisitiva es irónica y algo hosca, pero aquella es naturaleza de británica y no porque sea algo personal. "vale, está bien," concede de todas formas, lo cual podría ser sorprendente para quien conozca a vesper tate-hayes. "pero cuando pierdas no quiero que llores, ¿hm?" y lo dice con esa seguridad porque su secreto es que aprendió de la mejor jugadora de beer pong: su mamá.

"ya." responde tras pensárselo unos segundos, llevando mirada a compañía. "¿se te ocurre algo mejor?" y es una pregunta honesta, aunque para él no hay nada que pudiera ganarle a un beer pong (muy improvisado) en ese momento.

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atención es enteramente para la narración contraria, brazos cruzados con ligereza bajo su pecho mientras la observa. asiente despacio ante la inquisitiva, esta misma recordándole una vez más que no hay tantas diferencias entre malena y ella. es hasta cómico lo mucho que pueden reflejarse a pesar de la negación que solían cargar al respecto. "creo que es el disfraz perfecto para ti," tomando en cuenta la historia del personaje y además, el complementarlo en pareja. la observa beber y un montón de preguntas revolotean por su cabeza, pero decide que no es de su incumbencia. se ríe entonces cuando escucha el cumplido flojo, y el sonido es genuino. "por favor no suenes tan entusiasmada, malena— me harás pensar que te gusto," ironiza, mas hay diversión tiñendo vocablos, incluso si estos son mesurados. "¿todo bien, jackie?" enarca una ceja, comisuras se mantienen elevadas pero deje de consternación se esconde tras sus pupilas.

' ¿sabías que fue fotógrafa en el washington times herald? así conoció a jfk. ' habladuría es sumamente tranquila, sonrisita también se destaca entre comisuras con una liviandad que no estaba esperando en lo absoluto y sabe también que es debido a licor añadido en el sistema, suspira por lo bajo, cierra los ojos antes de engullir lo que queda del vaso. ' tú disfraz tampoco está tan mal. ' como sí fuese repentinamente necesario aquel vestigio de cordialidad.

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no evita que cerúleos se tornen blanquecinos cuando la escucha, sintiéndose como una niña a la que le niegan un dulce, y la peor parte es que jesaiah sabe que tiene ese poder sobre ella. sabe despertar instintos más primitivos con tan solo lanzarle una mirada específica o rozar su piel de cierta manera ; el simple aroma de su piel despierta sus sentidos y la orilla a buscar más de ella. precisamente sucede con siguiente accionar una vez en la barra, cuando se gira para enfrentarla y entonces, a pesar de ser ella quien tiene ventaja en posición, termina desarmada al tenerla tan cerca, al mirar directo en ojos marrones y tener mayor acceso a labios carnosos que saben volverla loca. no solo eso, sino que francesa se encarga de jugar con sus emociones cuando emite sugerencia con esa complicidad y ese tono que podría orillarla a abandonar sus tragos para llevarse a su novia de allí. juega con el cierre entre sus dedos, fantasea con la idea de bajarlo con lentitud y de a poco despojarla de su ropa ; desea tocar y besar cada milímetro de su piel, y también, morderla y dejar impreso su nombre en ella. que todos se enteren de que jesaiah ortega le pertenece. la forma en que la mira evidencia hacia donde viaja su mente, y cuando mayor la besa, siente que el gusto le ha durado muy poco. le roza los labios, quiere devorarlos de una vez por todas, pero se obliga a mantenerse allí, como una clase de suspenso. “¿y qué si quiero que nos vean?” la insinuación es igualada ; es lógica, es sexual, pero incluso va más allá de eso. para alguien como vesper, lo que hace se convierte en pasos de gigante. la toma del cuello, sus dedos enredándose entre sus cabellos, y la atrae más hacia ella. cerúleos, sin embargo, se encuentran con los de susodicho como un reto ; como una amenaza silenciosa antes de comerle la boca a su novia. por vez primera no le importa el teatro, las posibles miradas, los murmullos que la atormentan ; gana por mucho esclarecer que nadie podría tener a jesaiah ortega como ella lo hace. “me vuelves loca,” susurra contra sus labios una vez que se aparta apenas el mínimo, rozando nariz afilada con impropia. sus bebidas ya están a espalda contraria, pero vesper la mantiene presa un par de segundos más. “si sigues diciéndome esas cosas,” que es suya, que nadie más le interesa, que su mirada y atención son exclusivas para ella, “no respondo,” y entonces sí, alarga diestra para alcanzar su trago y llevárselo a los labios, pretendiendo que no ha pasado nada, aunque manteniendo cierta cercanía.

"lo prometo." podría dramatizar un poco más al añadir que la parta un rayo ahí mismo en caso de estar mintiendo, pero tampoco quiere pecar de cursi. no es que se esté reprimiendo, pero sabe que hay una delicada línea entre que su novia encuentre adorable sus actitudes a que en un punto pueda encontrarlas molestas, no es que haya algo que le dé esa sospecha pero le conoce la suficiente. no quiere hacer absolutamente nada que pudiera perjudicar su relación con castaña, eso ya era un hecho. no importa cuántas veces lo haga, los nervios están a flor de piel cada vez que falanges impropios se acercan a marca de nacimiento, esa misma que se enrojece a la par de mejillas con cierta sutileza; sólo visible para quien estuviera cerca tomando en cuenta la escases de luz del lugar. "deberías dejar de pensar en eso, huh, se te hará la noche más larga." se maneja con la misma naturalidad con la que ella habla, como si aquello no la hubiese estremecido de pies a cabeza. se deja manejar al gusto de castaña, le sigue hasta la barra y no calcula mucho la cercanía entre el par hasta que prácticamente la tiene rodeada, contra la barra. ordena en automático para ambas, girándose a los segundos para así quedar frente a frente. "¿por qué sería eso, mi amor? con lo sencillo que es removerlo." arrastra vocablos con suavidad, haciéndose de una de las manos de menor para dejarla justo en el cierre de su top. no la invita a bajarlo, pero sus intenciones son claras. "no me importa que me miren, tú tienes toda mi atención." sube diestra hasta su mejilla para acercarse un poco, buscando pétalos para unirlos en un corto beso. "después podemos explorar la mansión, estoy segura que podemos encontrar un escondite." insinuación es clara, viene segundos después de romper el contacto.

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gira sobre sí con lentitud pero con certeza, dispuesta a abandonar escena. bueno, eso se asegura a sí misma, porque en realidad, permanece en su sitio y la observa desde allí. es fácil entonces recorrerla de pies a cabeza, y en su mente ojear memorias de último encuentro. lo cierto es que interacciones con azabache resultan demasiado exquisitas para pasar de ellas, y por eso sus piernas no responden a la orden que su cerebro quiere darles. finalmente risa monosílaba cae de sus fauces. "¿qué es lo que estás insinuando, salazar?" indaga con una convicción envidiable, indispuesta a la posibilidad de que contraria esquive su pregunta. le sostiene la mirada desde allí, con brazos cruzados languidamente, postura resultando desafiante de algún modo — caprichosa, casi. avanza entonces, jamás apartando la mirada. la enfrenta, postura permanece. "esforzarte más, ¿huh? háblame de eso."

‘ ¿ese es tu intento de una tregua, o solo estás calentando motores?  ‘ voz tersa, arrastrada, como caricia con filo. no se aproxima aún, pero tampoco se esconde ; se acomoda al marco de la puerta como quien decide desde ahí qué versión mostrar. ‘ si me dices que es lo segundo, quizá me esfuerce más.  ‘ comisura se curva con esa ambigüedad característica — ni desafío ni coqueteo, pero algo en el medio. del tipo que no anuncia guerra, pero nunca ha prometido paz. ‘ tú también te ves bien. aunque, claro… siempre has sabido elegir trajes.  ‘ deja caer la frase sin prisa, como quien lanza una moneda al agua solo para ver cómo se hunde.

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"¿lo prometes?" petición es dulce y juguetona, cualidades impropias de tate-hayes, pero que salen a flote con suma facilidad cuando se trata de francesa. permite el agarre en su cintura, siempre pensando que es justo allí donde sus manos pertenecen, y lo complementa con zurda yendo hacia su pecho, trazando clavícula expuesta tras apartar un par de hebras que caían por su hombro. "tú estás preciosa," devuelve con una sonrisa, y ahora se dedica a contornear la marca de nacimiento en su piel, esa que le encanta hacer enrojecer desde tiempos universitarios. "no puedo esperar a sacarte el disfraz," agrega un segundo después, mordiendo labio inferior ante la idea. como si nada, como si hablase del clima, como si no pudiesen escucharlas. finalmente su mano cae para tomar foránea, tirón suave siendo respuesta suficiente para su propuesta. es natural cuando, en lugar de colocarse a su costado, más bien la aprisiona contra la barra, colocando brazos a sus costados y prácticamente pegando su pecho a su espalda. es posesiva. "me temo que este atuendo está sacando lo peor de mí," musita cerca de su oído, rozando la oreja con sus labios. "si otro tipo te mira con hambre me voy a poner violenta," desliza advertencia con suavidad, humedece inferior como si saboreara la posibilidad de romperle la nariz a alguno que se pase de listo.

no toma mucho control del tiempo porque se distrae entre risas; hasta que su novia la saca del trance y prácticamente la hace abandonar la escena. al menos se despide con un simple gesto, sabiendo que probablemente pase la mayoría de la noche pegada a ella (y con toda razón, sólo había que mirarla). "tengo todo el tiempo del mundo para ti." sonríe amplio ante el beso, diestra yendo hacía cintura contraria para darle un suave apretón. "no puedo dejar de mirarte, estás preciosa." musita, tirando de ella con delicadeza como si ya no hubiese suficiente cercanía entre el par. "¿quieres buscar algo de beber"?

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lo observa retirar la máscara, hebras rojizas bailan tras un ligero movimiento de cabeza que se inclina ahora al lado contrario. es como si se deleitara con la revelación de su rostro completo. las cejas se juntan ligeramente, pretende ofenderse por el poco éxito obtenido. "¿por ejemplo?" enarca una entonces, retando. diestra descansa sobre la barra, acaricia su vaso de old fashioned por el borde. "hola, einar," comisuras se afilan hacia un costado, imita el saludo con voz tersa y profunda. "cuánto tiempo".

Eleva las comisuras de sus labios ligeramente cuando le escucha hablar, probablemente con los mismos recuerdos sonando en su cabeza. Por si no lo había reconocido, se quita la máscara del rostro. “ Adorable me parece un adjetivo justo. ” Asegura, dando un paso en corto, achicando la distancia entre los dos tan solo un poco, nada amenazante. “ Aunque tengo otros guardados sólo para tí. ” Confiesa, ojos barriéndola por encima. “ Hola, Vesper. ”

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━━━      conversación  privada (1)      ∗     vesper    &    eleanora.

escucha pasos a su espalda, sencillos de ignorar hasta que en el espejo frente a ella aparece la figura peligrosa. pretende pasar de su presencia, concentrada en retocar su labial, pero ciertamente habitación se convierte en terreno mórbido con ambas allí. "pirata, ¿huh?" pronuncia finalmente, acomodando hebras que ahora poseen un subtono cobrizo. "te queda bien," lo que insinúa, no lo busca aclarar.

@eleanxra

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no reconoce la voz a primera instancia, lo cual es novedoso para haberla escuchado más de una vez en su oído. "adorable," repite, volteando a verlo. "crees que yo me veo adorable," busca confirmar, alzando las cejas. "te habrás equivocado de palabra, galán. ¿por qué no intentas de nuevo?" inclina ligeramente la cabeza hacia un costado, su tono lo convierte en un pequeño desafío.

“ Yo quiero otro igual al de ellx. ” Deja el cristal de su bebida anterior en la barra y se recarga enseguida del otro individuo. Le voltea a ver de arriba abajo con una tranquilidad casi arrogante, analizando los detalles de su disfraz, y menciona “ Adorable. ” con el rostro serio, pero con los ojos brillantes.

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escucha la conversación por encima, vagamente, mas resulta ser suficiente para que británica mire al par con recelo y ruede los ojos hasta la siguiente dimensión. tremendo hijo de puta, piensa, entre otras cosas. cuando se inmiscuye, no es blanda. "¿y el veneno te dejó con delirios?" frunce el ceño, la aspereza con la que habla es mas bien para incomodar a tercero, que termina yéndose. vesper le observa alejarse, luego regresa su mirada al rubio. "te ves..." celestes lo barren de pies a cabeza. se muerde la lengua para no pronunciar lo que pasa por su cabeza. "rosa".

' oh, no — no estaba hospitalizado por eso. ' se apresura en corregir. ' intoxicación. me envenenaron el trago. ' utiliza la pausa que le permite la calada al cigarrillo para evaluar la reacción inicial ajena. ' pasa más de lo que crees. ' continúa. después rompe con unos centímetros de distancia, aquellos que le permite el sombrero. ' están intentando silenciarme —— sé demasiado. '

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observa la interacción desde su lugar, no quiere interrumpir las dinámicas de su novia, especialmente cuando se supone que está intentando no escudriñar a cualquiera que le respire cerca. no obstante, empieza a impacientarse, y por eso es que termina acercándose. "disculpa, lucen increíbles pero—" toma la muñeca de azabache, intercala mirada entre ambos. "necesito a harley quinn un instante," despedida es tácita, cuando quedan ellas dos solas, se inclina a besarle la mejilla, luego se acerca a su oído: "¿tienes un minuto para tu novia?"

" y listo." musita después de tomar la foto, separándose para escanear figura contraria con ayuda de pardos. "apenas te había reconocido."

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━━━    bienvenida,    VESPER TATE-HAYES    ›    capítulo    quince. como poison ivy, acompañada de jesaiah ortega.

extras: x, x.

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se conoce lo suficientemente como para saber que los efectos de un par de whiskey sumados a presencia magnetica no son buena combinación, y que su mejor opción es caminar al lado opuesto, pasar de morena y no volver a acercarse hasta nuevo aviso. sin embargo, ella de un paso más, y vesper le sostiene la mirada con certidumbre. "para eso tendrás que esforzarte más," le aclara como si fuese necesario, como si realmente a contraria le importase impresionarla. sospecha que no es así, y eso la encapricha. entorna mirada, comisuras se afilan por la insinuación. "soy más de escupir y juegos de control, pero podemos probar con la correa también," sin filtros, y sin ninguna vergüenza, tuerce los labios como si hablase del clima, incluso eleva un hombro.

‘  pensé que me felicitarías con más convicción  ‘  hay algo implícito entre sílabas, filosas y aterciopeladas a la vez. pasos apenas más lentos cuando interrumpe el avance ; decide propiciar apenas un paso más cerca de lo que sería acorde, sin invadir realmente. no hay sorpresa en sus gestos, sólo media sonrisa que nunca alcanza los ojos.  ‘  oh, mi error, consideraré que mi compañía no fue tan grata, entonces.   ‘  tenue elevación del mentón. los focos no se apartan, no de inmediato. se permite sostenerle la mirada por un segundo de más, como si leyera algo entre líneas.  ‘  cada quién con sus fetiches a puertas cerradas. pero parece que te molesta que alguien lo crea.   ‘  una pausa medida.  ‘  esa parte sí me gusta.   ‘

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la sonrisa que condecora su rostro es difícil de disimular ante la mención que pronuncia azabache, rememorando aquella ocasión que pasearon por allí hace ya varios años. es curioso como a castaña le cuesta expresarse, soltarse cuando siente tantos ojos encima; y sin embargo, jesaiah se cuelga de su brazo en mediio del gentío y vesper no puede quejarse. simplemente no puede. "ugh, mataría porque mis días fueran preocuparme por el trabajo y hacerte la cena como ahora," no se da cuenta de lo marital que suena aquello porque genuinamente disfruta del hecho de seleccionar verduras y otros ingredientes para cocinarle a su novia. pocos saben que de hecho tiene madera de esposa trofeo por el simple hecho de que jamás lo sería. "incluso si tengo que compartirte con la rata," rueda los ojos luego de dedicarle una mirada que denota una falsa queja. "podemos hacerlo," propone encogiendo un hombro, deteniéndose en un puesto para inspeccionar si alguna de las frutas orgánicas le inspira para un postre. "quiero decir, estamos en una especie de perpetuo castigo con ya-sabes-quienes, pero... ¿sería tan malo escaparnos más seguido?"

𓍢・ ─── 013. en el ajetreado mercado de un pueblo pesquero.  ( @vspers )

está aferrada más de la cuenta al brazo de británica; no limita mucho el contacto debido a lo movido que se encuentran los alrededores y realmente no piensa si está cruzando algún límite o algo. "me recuerda al mercado de portobello." musita en dirección hacía castaña, inclinando el rostro hacía su lado. "realmente me gustaría que pudiéramos quedarnos en un lugar así más tiempo."