En el tejido silente del vacío existencial, las raíces de la incertidumbre se entrelazan con la esencia misma de la humanidad. Cada suspiro resuena como un recordatorio de la vastedad inexplicable que se extiende más allá de nuestra comprensión. La búsqueda incesante de significado se convierte en una odisea interior, donde las preguntas sin respuesta son faros en la noche oscura de la existencia. En este abismo de reflexión, la travesía hacia el sentido se vuelve tanto una batalla contra la angustia como un acto de revelación, una confrontación con la verdad desnuda de nuestra propia finitud.
La paradoja del vacío se revela en la danza eterna entre la nada y la posibilidad. En la profundidad de la reflexión, descubrimos que es precisamente en la ausencia aparente de significado donde reside la oportunidad de crear, explorar y dotar de propósito a nuestra propia existencia. La oscuridad del vacío, en su abrazo implacable, se convierte en el lienzo en blanco donde pintamos la epopeya única de nuestras vidas, dejando una marca en el cosmos efímero que trasciende la fugacidad del tiempo.
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Doy un suspiro y me entrego a la muerte... Como un poema dando su último aliento.
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Siéntate encima mío mientras te desvistes y admiro tus tetas, de paso me hundo en ellas :(
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te llevaría al baño en mitad de una fiesta para manosearte a lo inhumano
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Haberme enamorado fue la peor experiencia que he tenido hasta ahora.
Sagitariana
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