yestalltom
yestalltom
#MundoUtópico
26 posts
I'm a spark in the night, with a shattered heart and a twisted mind. I'm a beatle among butterflies, a snake creeping in the woods. I don't belong here, I'm out of place. I'm a demon among angels. Argentina, fuck yeah!
Don't wanna be here? Send us removal request.
yestalltom · 6 years ago
Video
youtube
Presentación. Biología molecular: Bases y aplicaciones.
0 notes
yestalltom · 8 years ago
Text
Es mejor ser lastimado que lastimar a otros
¿Alguna vez sintieron humillados? ¿Impotentes? ¿Alguna vez se sintieron tan vacíos por dentro y tan llenos de dolor que lo único que deseaban era que el dolor parase? ¿Volver atrás y quedarse para siempre en un momento de sus vidas donde el dolor no existiese? Junten todo eso y multiplíquenlo por diez, y van a tener una vaga idea de cómo me siento yo. Bueno, cómo me sentía yo: para mí, el dolor se hizo tan insostenible que tuve que guardarlo en una caja en mi mente, arriesgándome a no sentir nada. Y eso es justo lo que pasó. El dolor remite y te deja sin nada, con una extraña tranquilidad. Uno de mis defectos es que tengo tendencia a ser demasiado sensible. Ojalá hubiese podido escribir esto en el momento en el que estaba peor, seguro me hubiese ayudado. Pero ahora tengo que escribir igual. 
Porque todo ese dolor viene de una sola persona. Más bien fueron varias, pero solo una tiene el papel protagonista. Y quiero escribirlo porque son muchas las cosas que le tengo que decir. y hablando no llegaría a decir ni la mitad.
Ella tiene un look, tiene un look
Ella dibuja mi destino con rouge
Ella tiene swing, tiene swing
Tiene todo lo que necesita de mí
¿Te acordás de esa canción? No creo que lo hagas, pero te saqué a bailar con esa canción en Cerebro, en la fiesta de rojo y blanco. Estabas bailando con tus amigos y te saqué a bailar yo, esperando que me hablases, que hicieses el esfuerzo de venir a mí por una vez. Pero no lo hiciste. Como un estúpido fui y te saqué a bailar y te pregunté si querías venir al hotel a hablar conmigo.
- No puedo, es que quiero cerrar boliche hoy.
Esa fue tu respuesta. En vez de venir conmigo a discutir lo que pasaba entre nosotros, te quedaste para “cerrar boliche”. Como si fuera lo más importante del mundo, quedarse hasta las cinco de la mañana para ganar la medalla de “boliche cerrado”. En vez de venir a conversar conmigo de frente, te escondiste en el tonto placer de terminar bailando otra noche cualquiera.
Tendría que haberte ignorado después de eso. Tendría que haber aprendido la lección. Pero no lo hice y fui a hablarte al otro día. Porque fui demasiado ingenuo para entender lo que pasaba. Y me dijiste muchas cosas, pero las más importantes fueron “no siento lo mismo que antes” y “no quiero sufrir”. Con la primera no tengo objeciones, salvo por el hecho de que esperaste hasta BARILOCHE para decirme algo tan importante como eso y que tuve que ir YO a buscarte para que me lo dijeras. En cuanto a la segunda, estoy acá para decirte que al dolor no se lo esconde debajo de la alfombra. No podés huir del dolor para siempre: primero se lo expone y después se saca como un clavo al rojo vivo. Nadie en el mundo quiere vivir sufriendo, pero te estarías mintiendo a vos misma si pensás que en la vida es antinatural sentir dolor. El dolor no se esconde porque es parte del proceso de alcanzar la verdadera felicidad, y cuando al fin se enfrenta y se supera, uno se vuelve más sabio. Parece sacado de un libro lo que estoy diciendo, y en parte es verdad: los libros no solo son increíbles por las historias que cuentan, sino por el hecho de que esas historias actúan como un espejo de la realidad, te muestran y enseñan cosas de las que capaz no te darías cuenta si no las vieras plasmadas en papel. Los mundos ficticios están para que aprendamos cosas que no podemos apreciar en la vida cotidiana, como la empatía. Y empatía es lo que deberías haber tenido la última noche, cuando te viniste al hotel con otro pibe, en mi propia cara. 
Now it’s three in the morning,
and I’m trying to change your mind
Left you multiple missed calls and to my message you replied:
“Why’d you only call me when you’re high?”
Pensé que tenías suficiente inteligencia para no elegir un pibe así, con sonrisa de mono y ese ceceo insoportable en a voz. ¿Cuántos años tenía? ¿Venticuatro? “Ay, qué chica tan sexy que elige a un pibe que parece más grande”. Seguro te sentías inmensamente bien con vos misma de haberte ido con ese pibe. “Que chapen, que chapen”, pedían las chicas sentadas en el piso del hotel. Yo estaba en el piso de arriba, esperando hasta cuándo ibas a estar con él para acercarme yo. Por suerte, en ese momento estaba con la cabeza fría, porque si no el dolor me hubiese comido vivo. Una de esas pelotudas hasta le dio la cara para subir y preguntarme si era tu ex. Para sacarme del camino y que te quedaras con ese tarado, seguro. Por el bien de la joda, ¿no? Porque, repitan conmigo: “lo que pasa en Bariloche, se queda en Bariloche”. Qué mentira más grande. Como si fuera Las Vegas, donde la gente de verdad se olvida de las cosas que hizo la noche anterior por estar demasiado borrachos. 
Pero vos no estabas en pedo. Eras completamente consciente de lo que hacías, y lo hiciste igual. Porque es más fácil huir del dolor que afrontarlo. Porque es más fácil engancharte con un pibe una noche que mantener una relación con otro que se desvive por vos, que te da todo el cariño y atención del mundo y que se preocupa por vos aun cuando él mismo tiene su propios problemas. Es más fácil no pensar en todo eso y seguir con la fiesta. Y si tus amigas te siguen la corriente y te alientan para que lo hagas, todavía mejor, ¿no? Ese grupo de amigas al que tanto querés pertenecer y no querés perder por nada del mundo, a las que seguís en todas y no te importa que hablen de las mismas boludeces porque te hacen sentir parte de un grupo. Seguro que esa es razón suficiente para lastimar a alguien que lo dio y lo perdió todo por vos, que estuvo ahí cuando ellas te ignoraban o se peleaban con vos, que tuvo fe en vos cuando todos le decían “Es una forra”, “No te merece”, “¿Cómo hacés para bancártela?”. Yo pasé por todo eso y seguí dándolo todo en la medida que podía, y nunca hablé mal de vos a tu espalda; es más, te defendí, hice mi mejor esfuerzo por entenderte. Preguntate si se puede decir lo mismo de tus “amigas”. No voy a nombrar a nadie, cada una de ellas sabe, espero, lo que hizo en su momento.
Debería haber escuchado a esas personas que me decían que te dejase de una vez, porque habría sufrido mucho menos. Pero yo pensaba que eras inteligente, que ellos no te entendían. Ahora me doy cuenta que sos inteligente, pero esa misma inteligencia la malgastás en juntarte con gente que es más estúpida que vos, y a la que seguís sin pensar porque querés ser parte del rebaño. Porque querés vivir a pleno la joda de Bariloche, basándote en un estereotipo de mierda que la gente se empeña en perpetrar. Según eso, en Bariloche valió todo para vos,
Cigarette daydreams, 
you were only seventeen.
So sweet, with a mean streak,
nearly brought me to my knees
Así que gracias por haberme enseñado esta lección: desconfiá hasta de la gente que amás. Cosa curiosa la confianza: hace falta mucho trabajo para construirla, pero basta solo un empujoncito para tirarla a la mierda, y entonces empezás a cuestionarte todo lo que esa persona te hizo creer. Todos los recuerdos felices que tenías con esa persona se oscurecen, como un negativo atacado por la luz. No es tu culpa ser inmadura, aunque sea un fastidio muchas veces. Lo más doloroso es que hayas usado tu inteligencia, que es lo que te hace única y que fue lo que me hizo fijarme en vos por primera vez, para juntarte con gente superficial con tal de encajar en un grupo; y con tal de encajar en ese grupo, me lastimaste a mí, que siempre estuve ahí para ofrecerte todo mi ser. Eso no lo voy a tolerar jamás. Yo tampoco estoy libre de pecado, y sé que seguramente hice cosas y dije cosas y te hice sentir cosas que te hicieron sufrir. Capaz yo incluso causé indirectamente que te refugiaras en tus amigas por culpa de mis bajones. Sí, me chapé a un par de chicas en Bariloche; pero solo fue eso, un beso con el que, si te interesa saberlo, no sentí nada de lo que había sentido con vos. No hablé ni las vi más después de eso. No las llevé conmigo y te las restregué en tu cara. Y yo nunca dejé de tener esperanza en vos, y me moví por vos en situaciones en las que debería haber sido al revés. Pero vos no tuviste la suficiente madurez ni empatía para decirme lo que te estaba pasando hasta que me explotó en la cara. Capaz debería haberte hecho caso ese día de mayo de 2015, cuando me dijiste que no querías una relación. Capaz debería haber dejado que siguieras tu camino y yo el mío. Esperaba que en todo el tiempo que estuviste conmigo me hubieses hecho caso cuando te aconsejaba, porque la mayoría de las veces yo seguí los tuyos.
Pero eso ya son esperanzas vanas. Vos tuviste opciones y yo también, y los dos elegimos. Pero hay una diferencia: mis elecciones siempre las hice pensando en vos. Sacrifiqué cosas por vos sin retribución y no me importó, porque solo quería verte feliz.
Pero ya no voy a seguir más con este juego. Las elecciones con las personas que amamos definen quiénes somos y ya me mostraste cómo sos vos. Si es que me amaste alguna vez. De cualquier forma, me quedo con lo que dijo el Indio en su charla: Vos merecés que te amen de titular, nunca de suplente. Mi jugada está hecha. Ahora es tu turno de buscarme a mí. Ahora que, espero, conocés la importancia de las elecciones, te sugiero que hagas la tuya con mucho cuidado. Si decidís ignorarme y dejar de jugar, sea. Como dijo Near en Death Note: Si no puedes ganar el juego, si no puedes resolver el rompecabezas, no eres más que un perdedor. Pero si decidís moverte al fin, quiero que sepas desde ahora que no voy a ser tan ingenuo para aceptar un simple parche de disculpas. Vas a tener que aprender lo que significa jugársela por las personas que te aman y empezar a pensar más tus elecciones que influyen en esas personas. Hasta que eso no pase, no pienses en ganarte mi compañía. No va a ser agradable el proceso, pero si lográs hacer eso, vas a tener una posibilidad de enmendar el daño que hiciste. Hasta entonces, seguí jugando a ser popular con tus amigas, Valentina. Pero algún día vas a volver a acordarte de mí y vas a lamentar haber perdido la luna mientras contabas las estrellas.
Tumblr media
0 notes
yestalltom · 10 years ago
Photo
Tumblr media Tumblr media Tumblr media Tumblr media
Kira’s victims from Wammy’s House
1K notes · View notes
yestalltom · 10 years ago
Text
Catarsis
Si tenés tiempo, leé esto. No debería estar escribiendo, debería estar estudiando Maths, pero lo estoy haciendo. No debería dedicarte más tiempo del que ya te regalé, pero en este punto ya no me importa nada.
Estoy escribiendo esto el domingo 14, el día después de que vinieses a estudiar y me dijeses que no querías nada con nadie. No te estoy recriminando nada ni quiero que te sientas culpable. Solo quiero darle un párrafo introductorio a esto que voy a escribir ahora, porque si no lo pongo en palabras tengo la impresión de que me va a destruir (justo como el poeta de Anonymous, una película que no creo que hayas visto. No sé, por ahí te sigo subestimando).
Creo que la estoy re cagando, porque no debería escribir por impulso momentáneo. Juré, creo, que no iba a volver a escribir un texto como este desde que hiciese daño a una persona con él, pero vos lo merecés. Mis “cartas” anteriores a chicas fueron un desastre, una mezcla de disculpa y ruego desesperado para que me volviesen a hablar. Soy un iluso, ya lo sé. Pero esto es más bien una catársis.
Sé que soy un egoísta, siempre lo fui y lo sigo siendo. Todo esto pasó por mi codicia y mi egoísmo, por desear más de lo que tenía. Justo como en la fábula de la gallina de los huevos de oro. Siempre, con cualquier chica que me dedicaba el más mínimo atisbo de que les caía bien, más que la mayoría, tarde o temprano cometía un error que lo mandaba todo a la mierda. Siempre. Por karma, qué sé yo. En tu caso, llegó un poco más tarde, pero no por eso dolió menos.
Seguro que cuando lea esto el año que viene me voy a querer cortar las bolas. Y seguro que me voy a olvidar de poner un montón de cosas. No importa. El punto es que, quieras o no, me marcaste. Nunca te voy a poder olvidar. Nunca voy a poder olvidar esos ojos de ébano que parecía que me escrutaran el alma (en esta parte estoy escuchando Sense Tu, no me culpes por la cursilada). Solo quiero saber dos cosas que se me olvidaron preguntarte. La primera es cuándo dejaste de quererme, pero esa puede que te la pregunte más adelante de vuelta. La segunda es “¿Por qué?”.
La pregunta “por qué”, en su acepción más literal, quiere saber la razón, la causa de un hecho. La causa de que hace dos meses me devolvieses los besos y ayer me cortaras a los cinco segundos. La causa de que hace dos meses me dijeses “te quiero”, sinceramente y sin que yo lo hiciese primero. La causa de que el 8 de mayo (no me olvido las fechas) me dijeses lo mismo y todo acabara diferente.
Como podés comprobar, no me satisfacen tus respuestas. No te culpes, sigo siendo un egoísta. Sé que dejaste de quererme, y me gustaría saber qué ficha te cayó para que te dejara de gustar, pero eso viene relacionado con la primera pregunta. Me estoy desviando. Solo quiero saber qué es lo que mueve a una chica a decir que no quiere un novio cuando se enamora de alguien y esa persona le corresponde. Tal vez es que ya no me querés más. De hecho, sé que no me querés más. Podés intentar negarlo, pero es cierto. Los besos no se rehúyen porque sí.
Sí, puede que digas que estabas más preparada, pero si hubieses sentido algo por mí me lo hubieses devuelto. Me odio por tener que echarte esto en cara, pero creo, si tengo que tener fe a tu palabra, que preferís la verdad a las indirectas. No te enojes, no intento imponer mi punto de vista, solo intento encontrar una respuesta lógica a todo esto.
No sé cuándo vas a ver esto, si mañana, el mes que viene o en cinco años. No sé siquiera si lo vas a llegar a ver. Solo te pido que pienses una razón que no sean tus típicos “no sé” (que no son particularmente ricos en información) y me la digas y en el momento mismo en el que termines de leer esto, sin importar la hora ni el lugar, me digas, sea por WhatsApp o cara a cara, “tengo una respuesta”. ¿Podrías hacerlo?
No te voy a forzar para que entres a Tumblr y leas esta pared de texto gigante. Tampoco es mi objetivo que vuelvas, con este texto. Sé que las chicas no vuelven ni por culpa ni por compasión. Si te das cuenta de que todavía tenés sentimientos por mí, volvé, pero no te voy a forzar a nada. Y te voy a decir una última cosa, como anticipo por tu respuesta: en el poco tiempo que estuvimos juntos, me hiciste la persona más feliz sobre la faz de la tierra. No sé si ya lo sabías, pero te lo recuerdo por las dudas.
Resulta cómico en lo que se transformó este blog, una línea de tiempo de mi primer enamoramiento. Es casi irónico. Pero bueno, bromas al margen, repito que soy un egoísta, que no te culpes, y que seguramente me voy a arrepentir de esto (probablemente ahora esté destruyendo cualquier esperanza de que vuelvas, porque vas a pensar que soy débil, y a nadie le gustan los débiles, y menos los débiles que dudan así...me enriedo en mis pensamientos). Espero engancharte en un buen momento y que esto sirva de algo. Y si no, bueno, todo seguirá igual que siempre. Después de todo, creo que me merezco esto, por alguna ironía de la vida.
Es hado cruel, destino trágico
Quien como verdugo sentenció:
Amarás a quien no te ama
Por no haber amado a quien te amó
0 notes
yestalltom · 10 years ago
Photo
Tumblr media
this is the platinum pepe, it only appears on your dash when you are a sad frog reblog in 20 seconds to finally feel alive again 
133K notes · View notes
yestalltom · 10 years ago
Text
La úlcera
Vos, hermosa,
mi úlcera ardorosa,
que con una mirada
ya tenés hechizada
mi alma rota, sombría,
tan solitaria y fría.
Que cuando no te veo
poder vivir no creo
y cuando al fin te encuentro
me derrito por dentro.
Es verdad, no te miento
si te digo lo que siento;
sos faro que me alumbra,
inmerso en la penumbra.
Algo quiero pedirte
ya sin temor a herirte:
que estés siempre a mi lado,
no me hagas desdichado.
Y si todo lo hablado
es vino derramado
decirte esto quería:
“te quiero, estrella mía”.
0 notes
yestalltom · 10 years ago
Text
Real #3
Mientras Valentina se alejaba con el celular en la oreja, Tomás se apuró a guardar todo y alcanzarla antes de que llegase a la salida. Si no hubiese estado hablando con su papá, él le podría haber usado su carta principal: “¿Necesitás que te acompañe?”. Ahora tendría que recurrir a un plan B.
La siguió mientras hablaba, con las plantas que había dibujado en la mano. No había tenido tiempo de meterlas en la mochila.
- El ruido de la bolsa te delata - Le dijo, cuando cortó.
- Quería asustarte - Replicó él. No era una respuesta muy elaborada.
Llegaron al natatorio y Valentina entró para buscar sus cosas. El chico se quedó afuera, expectante. Sentía la vejiga llena, una buena señal: cuando pasaba aquello y estaba con ella, generalmente pasaba un buen rato. Miró al cielo, como esperando una señal. “¿Me arriesgo o la ignoro?”, quería preguntar, sabiendo que nadie iba a responderle.
La chica salió poco después, junto con su bolsa rosa. Anduvieron unos pasos, sin decir palabra. Esperaba que ella le preguntara algo, pero no pasó.
- Estás muy callada hoy - Dijo, rompiendo el hielo.
- Sí, no sé - Respondió Valentina -. Poco a poco, mis hábitos de siempre van desapareciendo. Ya no me quedo tanto mirando la televisión...
- ¿Por? - Esperaba que lo último no fuese una indirecta.
- No sé, el colegio cada vez me va presionando más.
Dejó pasar unos segundos, buscando la frase adecuada para responder.
- Deberías tener... un refugio. Algo a lo que aferrarte... cuando todo te presiona - Esa sí era una indirecta, y esperaba que ella la entendiese. Porque no podía hacerle la misma pregunta que le había hecho antes, la semana anterior.
- Sí, tengo algo a lo que aferrarme - Respondió la chica, bastante convencida, lo que sorprendió a Tomás.
Otra vez el silencio, el maldito silencio asfixiante.
- Y vos, ¿tenés algo a lo que agarrarte? - Preguntó Valentina.
“Me arriesgo”.
- ¿Hace falta que te lo diga? - Quiero vale cuatro. Esperaba que se rindiese, que por fin le diese alguna ayuda o pista. Pero no.
- ¿Y aparte de eso?
Lo pensó un momento. Ya está, pensó, se pudrió todo.
- No sé, leo un libro. Cuando leo me olvido de todo.
Llegaron a la puerta principal. Valentina miró hacia la calle, pero al contrario de lo que había previsto, se paró antes de traspasar el portón de hierro.
- Mi papá va a tardar un rato, lo voy a esperar acá. Vos andá si querés, vas caminando.
- Dale - Respondió, intentando sonar despreocupado.
Los segundos se ralentizaron mientras abría el portón, salía a la calle y pasaba por su lado, del otro lado de la verja.
- ¿Segura que no querés que te acompañe? - Le preguntó, intentando que se replantease su respuesta. “‘Como quieras’, que sea ‘como quieras’...”
- No, está bien, andá si querés - El ancho de espadas.
Se alejó con bronca, pero no se atrevió a patear, ni gritar, ni mirar atrás, que era justo lo que quería en aquel momento. Supo, en ese instante, que ni el beso que esperaba darle ni el poema que le había escrito iban a funcionar. Supo, en ese instante, que a ella ya no le preocupaba que se quedase o que se fuese a la mierda, que le daba igual, que sinceramente no le importaba. Supo, en ese instante, que había perdido el juego.
0 notes
yestalltom · 10 years ago
Photo
Tumblr media Tumblr media Tumblr media Tumblr media
Las miradas hablan cuando el amor verdadero existe.
1K notes · View notes
yestalltom · 10 years ago
Photo
Tumblr media Tumblr media Tumblr media Tumblr media Tumblr media
Isabel Westling
86K notes · View notes
yestalltom · 10 years ago
Photo
Tumblr media Tumblr media
464 notes · View notes
yestalltom · 10 years ago
Text
Real #2
- ¿Me acompañás? - Preguntó Valentina, y el corazón de Tomás dio un vuelco.
Sin decir palabra, la siguió hacia la parte de atrás del salón de fiesta. Una voz que Tomás no supo identificar le gritó “¡Dale, Tall Tom!“, pero estaba demasiado concentrado en lo que iba a pasar a continuación para responder.
Valentina lo hizo bordear todo el edificio. A medio camino se encontró con Guido y una chica que no reconoció, que, como varios otros, aprovechaban la oscuridad del rincón para disfrutar de la noche de una manera un tanto diferente. Pero ni siquiera la sorpresa que supuso encontrarse con él disminuyó la excitación y el nerviosismo que sentía por dentro.
Cuando ya habían dado tres cuartos de vuelta, y viendo que iba a ser imposible encontrar un lugar con menos gente, Valentina se paró y se giró.
- Bueno, parece que no hay un lugar mejor - Empezó -. Che, Coral me dijo cómo me pensabas, ehh, cómo me veías a mí. Y la verdad, es muy tierno.
- ¿Ah, sí? - Preguntó, y buscando el celular supo que había llegado el momento - ¿Te puedo mostrar algo?
- ¿Qué cosa?
- Te mentí cuando te dije que no había escrito nada - Le respondió, mientras abría Tumblr - Sí escribí algo.
Le pasó el celular y se situó a su lado, viéndola devorar las palabras que había escrito para ella, mientras su cerebro pensaba a la velocidad del rayo qué haría cuando el período de gracia terminara, cuando se viera obligado a decirle algo. Era apenas consciente de la música que sonaba adentro.
- ¿Te acordás de cuando pasó? - Le preguntó, acariciándole el pelo.
Cuando por fin le devolvió el celular, la chica solo atinó a decir:
- Qué lindo - Y lo miró con esos ojos oscuros, de ébano puro, que tanto le gustaban.
- Ahora ya sabés cómo me siento por vos - Respondió.
Se miraron a los ojos unos segundos, unos largos, eternos segundos. El corazón de Tomás latía desbocado.
- Tenés unos ojos hermosos - Le dijo, rompiendo el silencio.
“Ahora o nunca”
Y, por medio minuto, el mundo exterior se calló, como si estuviese concentrado únicamente en ellos. Solo sentía sus dos bocas abrazándose, moviendóse al compás de quién sabía qué ritmo exótico. Y las lenguas se perseguían, se buscaban, desesperadas, como seres conscientes en vez de meros músculos. Y la música no paraba.
Valentina separó el contacto súbitamente, mirándolo otra vez como si no hubiera pasado nada.
- Sos hermosa - Le dijo Tomás, sin creer lo que acababa de pasar -. Y nunca dejes que nadie te diga lo contrario.
Sin atreverse a repetir su atrevimiento, en vez de eso la abrazó, liberando todo el amor que lo embargaba y que de otra forma lo haría explotar. La chica no dijo palabra, pero tampoco se apartó cuando le empezó a acariciar el pelo. El momento duró menos esta vez, pero no por ello fue menos placentero.
- ¿Vamos? - Preguntó Valentina.
- Dale - Accedió Tomás, creyéndolo una parte más del sueño.
0 notes
yestalltom · 10 years ago
Photo
Tumblr media
Mother’s Mercy: Badass Concept Art of Lady Stoneheart by ertacaltinoz
1K notes · View notes
yestalltom · 10 years ago
Photo
Tannnnn yo.
Tumblr media
Someone, somewhere is made only for me, forever <3
187 notes · View notes
yestalltom · 10 years ago
Photo
Tumblr media
Oysters, Clams and Cockles: Funny Arya Stark T-Shirt Design by BuckShotBanshee
Available on print here
243 notes · View notes
yestalltom · 10 years ago
Audio
“Turururururu, turu ruru ruru” La canción de Darko.
0 notes
yestalltom · 10 years ago
Text
Real #1
- ¿A quién le está vibrando el celular todo el rato? - Preguntó Monti, divertida.
- A mí, perdón - Se disculpó Ludmila, avergonzada.
- No, es a mí - Intervino Valentina. Intentó agarrarlo de encima de la mesa, pero la mano de Daniela se lo arrebató con la rapidez de una serpiente - ¡No! - Se lamentó, con una mezcla de risa y fastidio. A su lado, Tomás rió sonoramente.
- Es Tincho, que todo el rato la está llamando - Aventuró Ludmila, no demasiado lejos de la verdad. La sonrisa del chico se vino abajo, pero intentó que no se le notase, concentrado como estaba en Daniela.
- Mmm... - Murmuró ésta, revisando las conversaciones de WhatsApp de su amiga-. Martín... ¡Tomás!
El aludido esperó alguna burla por parte del grupo, pero para su alivio, no recibió ninguna.
- Ay, le mandó “Hola” pero le clavó el visto... - Sonrió Daniela, con malicia.
- ¿Sabés? Es de mala educación mirar las conversaciones de los demás - Respondió Tomás, tensándose y mirándola atentamente, pero no le hizo caso.
- ¿No le tenés que decir algo, Valentina? - Preguntó Daniela, encarando a su amiga. No se refería a la conversación.
- ¿Cómo qué?
- No sé, ¡algo!
- ¿Le declarará Chire sus sentimientos a Tall Tom? - Intervino Monti, poniendo voz de narradora de telenovela - ¿Le dirá a Tincho que ya “no le gusta tanto como antes”? ¿Se desahogará Tincho en el fernet? Todo esto lo veremos en el próximo episodio de... ¡Las Historias de Chire!
La clase entera prorrumpió en risas, y Tomás no fue la excepción. Giró la cabeza y observó a Valentina, que volvía a ensimismarse. Pensó, en ese momento, lo hermosa que era, y se dijo que haría lo que fuera porque fuera suya, que no importaba si le llevase meses y meses en el intento, y que esperaría hasta que le pudiese decir “Te quiero” y ella respondiese, y llegar por fin al corazón de esa estrella que estaba tan cerca, y a la vez, tan lejos.
3 notes · View notes
yestalltom · 10 years ago
Text
Mario
No sé cómo, ni por qué, pero tengo la certeza de que cuando este micro llegue a Buenos Aires voy a morir. No será por enfermedad ni por herida fatal, por supuesto. Simplemente dejaré de existir. Es hora de irme.
No soy viejo, tengo quince años. Pero no puedo vivir más en este mundo. Lo supe, lo supe todo el viaje a San Bernardo, pero quería creer que no sería verdad. Ahora siento cómo el tiempo se me acaba, como si fuera la arena de un reloj, escurriéndose hasta el fondo, succionándome hacia el abismo, ese oscuro pozo que todos temen llamado muerte.
Se siente extraño estar recostado en un coche cama, rodeado de otras treinta personas, sabiendo solo yo que este es mi último viaje. Uno se siente superior, depositario del conocimiento del fin de la existencia, que ninguno de mis acompañantes comparte conmigo. Es casi irónico: de chiquito siempre pensaba que viviría hasta los cien años, como mi bisabuelo Baltasar. Yo estaba destinado a hacer grandes cosas; quería ser físico y descubrir la partícula de Higgs, que me dieran un Premio Nobel y ser aclamado por todo el mundo, y después morir de viejo en la cama, rodeado por mis nietos. Ahora, mientras el campo y las vacas pasan a toda velocidad a través de la ventana, la idea me parece infantil.
Hasta mi propio nombre, Mario, me parece insulso. Me gustaba compararme con Benedetti, el escritor y poeta uruguayo: yo también escribía cuentos y me llamaba igual. También eso me parece fruto del autobombo ahora. Mis historias, vistas objetivamente, no le llegan ni a la suela de los zapatos.  Demasiados sentimentalismos y cabos sueltos.
Otro autor que me gustaba era Twain. Cuando puse las manos encima de Las Aventuras de Tom Sawyer, me lo bajé de un tirón. Yo no podía creer que un pibe que viviese en un pueblo tan puritano pudiese ser tan astuto, que pudiese engañar a todos para poder ver su propio funeral escondido entre los arbustos. Tom era un pillo encerrado en un cuerpo de adolescente.
Como Sawyer, me gustaría ver la reacción de mis amigos y mi familia cuando muera. Hubiera dado lo que fuese para ver qué dirán, cómo me recordarán, si mi muerte los cambiará para siempre. Me gustaría llamarlos, mandarles un mensaje de despedida, pero creerían que estoy loco, o que me secuestraron. No. Ya está, ya estoy muerto. Es inevitable.
Mientras vamos llegando a La Plata, miro a mi alrededor. La tele del micro se ha encedido y ahora está pasando Frozen: El Reino de Hielo, una película que odio, no porque sea para nenes chiquitos, sino porque representa la horrible masificación de Disney, que en una época ponía en la pantalla adaptaciones de cuentos populares en vez de inventar sus propias historias empalagosas.
Y también porque compraron LucasArts, la compañía de Star Wars.
Quienes me conocen saben que conmigo no pueden discutir de Star Wars. Me vi las seis películas decenas de veces, e investigué la trama posterior en la Wikia oficial. Soy un fanático empedernido. Por eso, me jodió mucho que la compañía que había sido la fuente de mi ilusión se vendiese a Disney. George, Darth Vader estaría decepcionado.
Me doy vuelta, miro por la ventana. Muchos autos nos siguen; se termina el fin de semana largo. Hay muchas camionetas, con hijos seguramente suplicando por llegar ya, y padres intentando mantener la calma. Entre ellos, veo una imagen que parece imposible: un Mini con un sticker del Imperio pegado en el parabrisas trasero. Eso no podía ser casual, pensé, era demasiada coincidencia. Un guiño del universo, para decirme que todo estaba bien.
El auto se aleja, y la magia se va con él. Entretanto, ya llegamos a la autopista e intento aprovechar mis últimos momentos para mirar hacia el horizonte. Por entre las esquivas casas que empiezan a aparecer, distingo al sol, como una enorme naranja, en la lejanía. Entonces se me ocurre hacer una de las pocas cosas que, por hache o por be, nunca hice: mirar al sol mientras se pone.
Es una de esas cosas que querrías ver en vivo, pero a las que nunca le das la suficiente importancia. Mientras observo al disco de oro rojo esconderse en el horizonte, lento pero sin pausa, siento que ya soy persona, que ya cumplí todos mis objetivos en la vida. No habré hecho paracaidismo, no habré escrito un libro, pero viendo algo tan hermoso como una puesta de sol, sin desviar la mirada, es una de las cosas por las que no me importa morir.
Llegamos a Buenos Aires. Le digo adiós al mundo físico, mientras el micro empieza a pararse. La gente se endereza, se prepara para bajar. Pero no pasa nada. Sigo en el asiento. Vivo.
En este punto, la extraña paz que me gobernaba se transforma en alegría. Euforia pura. La gente se apura a bajar, pero yo me acomodo en el asiento. No tengo apuro. El destino me deja vivir. 
Cuando ya pasó un rato y todos se bajaron, me paró y lo hago yo también. Afuera, el aire porteño parece que está fresco, por la gente que está con campera, pero yo no lo noto, cosa rara. Debe ser que me acostumbré al frío de la brisa marina, pienso.
Por fin, le pido al asistente que me alcance la valija, pero parece no escucharme. Al cabo de un par de minutos de esperar sin respuesta, la saca del baúl y la deja al lado mío, indicándole al conductor que ya no queda nadie por bajar, y se preparan para emprender la vuelta a la estación de ómnibus.
Hago un movimiento para alargar el asa, pero fallo y la mano vuelve agarrando aire en vez de valija. Es extraño, me digo. Por un momento pensé que la había atravesado.
1 note · View note