yolipard1 - Tumblr blog

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Te veo dormido.

Te observo mientras duermes, percibo tu respiración y siento tus latidos junto a mí. En este silencio que resuena a rutina, mantengo mis ojos abiertos, contemplando tu suspiro. ¿Cómo llegamos hasta aquí? No tengo más remedio que bajar mis barreras, lo que ves es lo que soy.

Y vuelvo a pensarte, aunque estés a mi lado, entrelazado a mis piernas. Tus manos se alejan por un momento para atender algo importante, pero regresan a mí. ¿Qué hago con esto? Por favor, no me sueltes, no permitas que mis manos se queden sin par otra vez. Porque se sienten mejor junto a las tuyas que entre las mías.

Y te miro de nuevo, contemplo tu perfil, tu respiración, y cómo sueñas. Tan tranquilo. Tan mío.

Te veo dormido.

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Construí este rincón del mundo para nosotros, para que nada ni nadie nos interrumpa, para que me ames sin distracciones. Si este espacio no es sagrado, entonces no sé qué podría serlo.

No deseo otro lunes ni anhelo otro color; no quiero buscar otras manos que no sean las tuyas. Solo anhelo descansar mi mente, creyendo que finalmente he encontrado la paz.

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Este era nuestro plan, pero me terminé enamorando a la mitad del camino.

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El lugar correcto.

Me quedo en tus brazos entre la multitud y siento. Siento tu corazón y el mío vibrar al mismo tiempo, casi como si no existiera el eco. Y te siento, te siento aunque tengas miedo, me proteges, me guardas. Y yo solo puedo pensar que dentro de mí existe algo más que no le he dado a nadie y que te pertenece a ti.

Nunca he sido tan buena como pienso que lo soy, pero hay algo de lo que siempre he estado segura: he estado en el lugar correcto, con mucha suerte. Por eso llegué ante ti, ante nosotros, aunque no existiera oportunidad, estábamos en el mismo lugar, aún sin hablar, nos entendemos.

Quizás lo que me faltaba era descansar mi cabeza en tu pecho y sentirte como mi hogar. Quizás mi orgullo me hizo pensar que necesitaba ser mejor para probarme que valgo la pena, que soy más que las sobras que fui antes. Y es que te hablo de un pasado que me persigue, pensando que tal vez antes fue mejor que ahora, pero la realidad es que lo único que me faltaba para ser realmente feliz eras tú.

Aunque la realidad es que confío en el precipicio, confío en que dejándome caer, puedo finalmente ser libre.

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Él.

A él no le gusta el café, y con trabajo aprendió a tenerle gusto a la cerveza.

Le gusta la salsa de cilantro que un día encontramos en un puesto de comida cerca de la casa de mi abuelo, que ahora le pone a cada comida y también le gustan las cosas exageradamente dulces, por eso dice que le gusto mucho, porque según él, yo soy muy dulce.

Todos los días desayuna cereal, aunque el de ahora tenga malvaviscos que a él no le gustan. Pero sigue porque es una de esas rutinas que él no está dispuesto a cambiar, porque eventualmente llegará el cereal que tiene crema de Reeses.

Y se emociona cuando es jueves y vamos a su restaurante favorito a comer un tipo de arroz muy específico, no sin antes una entrada de champiñones rellenos. Su cara se ilumina cuando llegamos, como si el simple hecho de estar en ese lugar le hiciera olvidar todas las preocupaciones.

No le gusta fumar, no le gusta estar con mucha gente, pero tiene tantos amigos que saben que siempre pueden contar con él. Y trabaja del efecto mariposa de haber tomado clases de guitarra cuando era niño.

Tiene mil gatos, tiene aún más guitarras, cada una tiene su propia historia y un sonido distinto que él explora con pasión.

Le gusta manejar, y aunque viva del otro lado de la ciudad, sabe lo mucho que me gusta ser su copiloto, especialmente cuando le doy la mano y él se encarga de lo demás.

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¿Qué hicimos para dedicarnos la misma canción? ¿Cómo es que lo arruinamos tanto y tan rápido?

Porque solo sé que de un día para otro, ya no había nada.

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Cuando era más joven me gustaba tentar al destino y hacer que me lean las cartas, y preguntar por cosas que muy internamente sabía que no iban a pasar, pero que estaban cargadas de esperanza, todo por un sí.

Y hoy, no quiero, no quiero preguntar algo que estoy aterrada por saber. Hoy no puedo tentar al destino, hoy no puedo buscar respuestas que no quiero que lleguen, porque no quiero que pase, no sé si esta vez debe ser así.

¿Lo sabías todo este tiempo? ¿Sabías que tenía un par de cosas que hacer ahí?

Porque parece que me quedé esperando, y dejé de vivir para estar en modo automático para poder estar tranquila, un lugar donde no haga ruido, un lugar donde no necesite hacer mucho para ser notada.

Y es que no quería hacer esto, no quería irme tan lejos para poder vivir, no quería sentir que tenía que ser turista para poder disfrutar algo que debí hacer hace mucho tiempo.

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Singer.

Cerca de Wien Westbanhof, tenías un departamento del tamaño del mundo, donde el viernes me absorbía y salía el domingo en la noche para regresar a mi realidad.

¿Qué fue de ti y de tus cabellos rojizos? No he visto nada como tú ultimamenente, y me entristece. No he visto tu espalda nadando en el río, ni tu mirada mientras comíamos Pho con tu hermano en el barrio oriental mientras nos burlábamos de quién iba a extrañar más a quién.

Aunque sabíamos perfectamente quién iba a perder, porque sabías que tú fuiste mi hogar en un país extranjero, cuando yo solo fui un pasaporte más a tu colección.

Diría tu nombre, diría una y otra vez que no tienes corazón, pero me gusta pensar que todavía tienes un lugar para mí guardado. Al lado de la maletera de piel de tu roomie el de Israel, tal vez de copiloto en un Aston Martin vintage, que a tus palabras solo era viejo y necesitaba más que un cambio mensual de aceite, y un lugar en la cocina donde dejabas que agarrara hojas de tu jardín para poder cocinar cosas de mi lugar de origen.

Todo para que un día corramos a alcanzar un tren que ya se había ido y tener que esperar sentadas a que venga el siguiente, sabiendo que entre nosotros nunca más habría algo más.

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Podría pasar todo el día contemplando tus ojos, que me miran con una chispa que no he visto en años, escuchando palabras que solo hacen que sienta que realmente existo y compartiendo un corazón que me brinda amor.

Aun así, no puedo evitar mantener mi guardia en alto, pues el miedo se apodera de mí al pensar que quizás un día puedas dejar de quererme, aunque en este momento, lo único que quiero es encontrar la manera de estar aquí a tu lado, observando tus rizos y tus ojos, y escuchando cómo me dices que eres feliz conmigo.

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Terrible, hermoso, terrible.

Sé que haces aquí, sé cuales son tus intenciones y me lo has dicho, todo para ser tu complice de la noche, mientras solo juegas con mi mente cuando dices las palabras que quiero escuchar.

Me encuentro atrapada entre las palabras que pronuncio y las que guardo en silencio, porque un amante como tú no debería tener nombre ni ver la luz del día. Entonces, me quedo aquí, me sumerjo y el tiempo se desliza sin piedad. ¿Me permites quedarme un poco más, a pesar de que el sol queme mi piel?

Y es que, cariño, me das tanto frio y me haces pensar cosas que no deben de ser dichas, pero me enloqueces tanto. Me pones mal, tan mal que pienso que después de ti no hay nada.

Para acabar en cosas que no deben decirse.

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Adiós al museo del vetro.

En la sombra de mi alma, me confieso, Tal vez soy cobarde, lo reconozco, Ya no anhelo seguir el día que viene, Deseo detener el tiempo, lo confieso.

No quiero buscar guías ni caminos, Ni forjar planes que se desvanezcan, Prefiero un instante que sea eterno, Un momento perdido, pero inmortal.

Anhelo ser olvidada, sí, lo admito, Como todo lo que crea el hombre, Que el tiempo borre mis huellas, Y en el olvido, mi ser se asombre.

En mi quietud y en mi silencio, Encuentro la paz que tanto ansío, En este rincón, serena me pierdo, Y en el olvido, hallaré mi albedrío.

Que se desvanezcan mis miedos, En la inmensidad del tiempo sin dueño, Allí donde las memorias se esfuman, En el abrazo dulce del ensueño.

Así, en mi serenidad enigmática, Descansaré en el soplo del viento, En un suspiro, seré libertad, Y en la sombra, hallaré mi contento.

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Me hubiera gustado

Han pasado tantos años desde que nuestros caminos se cruzaron y no he encontrado a nadie ni nada que me llene tanto como lo hacías tú. Sin embargo, al mirar desde esta distancia, desde el otro lado del mundo, me doy cuenta de que tal vez me enamoré de algo que escapa a mi control. Tú naciste para ser libre y perseguir tus sueños, y me ha llevado tiempo aceptar eso.

Desearía haber hecho las cosas de manera diferente, anhelaría haber tenido una mejor comunicación en los momentos en que era necesario. Quisiera haber sabido que podría existir un "nosotros" lleno únicamente de cariño y amor.

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El museo del Vetro.

Ya no te puedo querer, porque lo que teníamos ya no existe. Y no es que no haya querido intentarlo, porque tu perfume inundaba mi mente, pero a estas alturas, ¿a donde voy cuando lo único que haces es darme un sí para después un no? 

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Me queda poco antes de que me dé cuenta, pero estoy aquí y estoy ahora.

No puedo hacer más que dejar mis manos en tu cabello mientras te quedas dormido

Y pienso en lo vulnerable que estoy en ese momento

¿Que piensas? ¿Qué hago?

No sé que hacer, no sé cual es la respuesta correcta

Pero busco creer que tal vez, esta vez

Va a salir bien

Pero te irás en un momento y me quedaré con tu recuerdo

Y no quiero.

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6 de junio del 22

Sé que he dicho que ya no iba a escribir más, pero esta vez, prometo que es la última.

Después de la última bandera blanca, dejé que regresaras un poquito, pero lo hice porque pensé que esta vez, sí, solo esta última vez iba a ser diferente.

Pero no tiene caso que te deje entrar, si siempre es lo mismo.

Entonces para poder cuidar un poco de la paz interior que me queda, decidí cortar comunicación, porque es lo sano para mí. No puedo estar por el mundo sin pensar en qué estarás haciendo o si ves lo que yo hago. Y no lo hago porque esté haciendo algo malo, pero mi mente se volvió un constante “’¿Qué harías tú?

Y la verdad es que ya no puedo. No puedo con la idea de saber que existes, no puedo con la idea de saber que no importa cuantas veces lo intente, no vas a estar o al menos no de la manera que yo necesito, porque no quiero fantasmas, no quiero alguien que no sepa si quiere o no, y me tenga en el limbo. Quizás no lo entiendes, pero necesito liberarme de una idea que ya no existe.

Sé que sabes que soy una experta en dejar de existir, pero tengo el mal hábito de regresar, porque tengo - o tenía - mucha esperanza en que tal vez, esta vez iba a ser diferente. Pero ya no hay una oportunidad más. Ya no hay nada.

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A veces.

A veces, en ocasiones, vuelvo a recordarte, con un cariño que se ha despojado de la ira y la tristeza. Ahora, solo me sumerjo en reflexiones, considerando que tal vez tú tampoco sabías qué hacer. Ya no te culpo, ya no me sorprendo por ello, pero a veces la curiosidad se asoma y me plantea un sinfín de preguntas a las cuales no tengo respuesta.

¿Me amabas? No lo sé con certeza, a veces sí, a veces no. Siempre fue un quizás en el que yo debía esforzarme para darte razones para amarme. Sí, fui detrás de ti, sí te permití marchar, y en mi búsqueda por reencontrarme, quizás exigí demasiado de la versión que creé de ti en mi mente.