Don't wanna be here? Send us removal request.
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Cada memoria dolorosa es un herida en mi cuerpo que no sana, que se acumula y sigue sangrando aunque intente curarlas. Esto me está agotando lentamente porque no he parado de avanzar, ya mis piernas no tienen fuerzas, ya mis brazos no hallan donde apoyarse, ya mi boca se encuentra seca y mis ojos ya están nublados. En cualquier momento me desplomaré.
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Sin ella
No sé en qué momento nos separamos, ni el por qué, pero cada vez que la buscaba se escondía de mi. La extraño, ella era parte esencial de mi, sin ella solo soy un jarrón vacío, esperando convertirse en polvo. Sin ella cada paso que doy es con miedo y cada raspón un motivo para llorar. Vuelve, te necesito, confianza.
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Ira sin nombre
Había amanecido, era un poco consciente de ello, pero aún me mantenía en el borde del sueño y la realidad. Creí que iba a permanecer en ese estado un tiempo más, pero el chirrido de la perrilla de la puerta al girar me hizo dar un paso más hacia la realidad, hasta que finalmente el llamado de mi mamá me despertó completamente. Quería seguir durmiendo, pero no quería comer un desayuno frío.
El sonido de los saltamontes era aún más fuerte hoy que cualquier día. Nunca me habían molestado, pero mezclado con los sonidos de los carros, las conversaciones de la gente y los gritos de los niños que se extendían hasta mi ventana, me parecía particularmente molesto. No sabía si el malestar en mi cuerpo estaba relacionado con mi inusual malhumor o si la tarea que todavía no había entregado me tenía bajo presión. De todas formas, ese día todo me irritaba. Los mensajes de mis amigos, la novela que estaba leyendo, los recuerdos que aparecían en mi mente de la nada cuando con todas mis fuerzas deseaba que desaparecieran. En fin, quizás fue una mezcla de todo lo que me hizo actuar como lo hice. Nadie me había hecho nada ese día, así que todavía me pregunto por qué le hablé a mi mamá de esa manera. Realmente no recuerdo qué fue lo que dije, mi mente estaba nublada por una ira sin nombre, y tampoco quisiera recordarlo, solo me haría más daño, aunque creo que lo merezco.
Hace unos días mi papá se había accidentado, un neumático se despichó completamente y pues era de esperarse ya que tenía diez años con él. Entonces había comprado un neumático usado para reemplazarlo, pero no creí que habría un problema con eso. Era domingo, día en el que mis padres salían a reunirse con sus amigos, pero ya era la una de la tarde y todavía no llegaban, no contestaban mensajes ni llamadas. Seguía en casa esperando mientras me acompañaban los chirridos de los saltamontes, los sonidos de los carros, de las conversaciones de la gente y los gritos de los niños habían desaparecido, solo quedaban los chirridos de los saltamontes.
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