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"El instrumento de la auto-observación es como un cuchillo que corta y separa lo que no somos nosotros. Si usted comienza a ver lo que significa cuando decimos "Esto que veo no soy yo" entonces uno está utilizando este instrumento."
-Maurice Nicoll
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El silencio es Dios, su mensaje, la verdad, la felicidad; todo y la eternidad. Las palabras sólo son chirridos de la puerta del secreto como dijo el Amante del Joyero. Los libros son estatuas que se hunden en el mar de la alfabética esterilidad como dijo el que consternó y enamoró a Alcibíades.
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Dios nos espìa a travès de esta mùsica ( SHAKESPEARE) y nuestra alma recuerda la mùsica con la que los àngeles la embriagaron para que entrara en el cuerpo.
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Charles Manson, el nombre que evoca imágenes de un hombre con una personalidad carismática y una mente perturbada. Sin embargo, detrás de la fachada de un simple delincuente, se esconde una historia más compleja y siniestra.
Manson no fue solo un hombre que cometió crímenes atroces, sino que también fue un peón en un juego más grande. Se dice que fue utilizado por el FBI y la CIA como parte del programa CHAOS, un plan secreto diseñado para desacreditar y desestabilizar los movimientos contraculturales y anti-guerra de la época.
J. Edgar Hoover, el director del FBI en ese momento, había declarado la guerra a los grupos considerados subversivos, y Manson se convirtió en un instrumento para lograr ese objetivo. El programa CHAOS buscaba crear caos y confusión dentro de estos grupos, y Manson, con su personalidad carismática y su capacidad para manipular a los demás, se convirtió en el candidato perfecto para llevar a cabo esta misión.
La historia de Charles Manson es un recordatorio de que la verdad a menudo es más compleja y siniestra de lo que parece. Detrás de la fachada de un simple delincuente, se esconde una red de intrigas y manipulaciones que llegan hasta los más altos niveles del poder.
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https://www.instagram.com/stories/pocimes.mdq/3585258071681696731?utm_source=ig_story_item_share&igsh=dm54b3R0OTV5NGNx
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En el crisol de la historia, donde las leyendas se forjan,
hay un nombre que resuena, como un eco divino: Cristóbal.
Un gigante de la mitología, que cruzó el río Rín,
llevando a Jesús en sus hombros, como un vikingo poderoso.
La etimología de su nombre, un misterio que se desvela,
Cristoforos, el que lleva a Cristo, un título que se revela.
Un sello personal, que Colón llevaba consigo,
Cristoforos, Cristoferens, un nombre que se repite, como un canto.
En la retórica de la fe, San Cristóbal es un símbolo,
de protección y de guía, para los viajeros y los marineros.
Un patrón de los que navegan, por los mares de la vida,
un guardián de los que buscan, la orilla de la eternidad.
Y precisamente, en San Cristóbal, vive la mujer de mi vida,
Jennifer Elena Ferrer, un ángel que ilumina mi camino.
En ese lugar, donde la historia y la leyenda se entrelazan,
mi corazón late con fuerza, porque allí está mi amor, mi guía.
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