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- le va a sacar el miedo a la fuerza(?) algún dia- (?)


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Eh?..- se hace el desentendido- no se de que estás hablando, yo no hice nada.... absolutamente nada... -jugando con las cuerdas de su guitarra- ¿Te gustó?...- en realidad le dio bastante vergüenza mandar eso-
Voy a comerte el corazón a besosA recorrer sin límites tu cuerpo, y por el suelo nuestra ropa, suave gota a gota, Voy a emborracharte de pasión.Voy a comerte el corazón a besos, A recorrer sin limites tu cuerpo, voy a dejar por tus rincones pájaros y flores, Como una semilla de pasion.
Aratani: ¿Q-Qué? ¿Zach? -Esta seguro fue él- Parece que te inspiraste, ¿No? Jajaja -suelta una carcajada, pero también se termina sonrojando-
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How difficult is it to forget (flashback || Elijah +18)
ZACHARY
¿Por qué? ¿¡Por qué estaba pasando esto!?... Nunca había corrido tan desesperado en su vida, ¿Qué demonios fue todo eso?... asustado, estaba realmente asustado y como corría ciego por las calles de la antigua Tokyo. Cruzó el limite que dividía a ambas ciudades y obviamente solo había un lugar a donde este pérfido puberto podía buscar refugio en medio de una crisis como en la que se encontraba ahora, en su mente las imágenes de lo que había pasado daban vueltas y sentía un hambre atroz de tan solo recordar aquello, cerró los ojos con fuerza y gritó a todo pulmón deseando que todo eso desapareciera de una maldita vez, las lagrimas brotaron de sus ojos mientras, para sumarle a la desgracia, el cielo decidía que era momento de una lluvia. Llegó un momento donde no podía más, su cuerpo parecía estar realmente agotado y comenzaron a dolerle los músculos bastante… respiró entrecortado y agitado, su cuerpo temblaba entre los nervios y el frío que comenzó a invadir su cuerpo gracias a la lluvia. Observó hacía delante en la dirección que quería tomar, no estaba lejos… podía incluso ver por sobre la lejana pared los arboles que decoraban el patio de la mansión de Elijah, necesitaba a su amigo…
Al llegar ahí solo tuvo que trepar la pared. Sobre la misma observó un poco el patio, el tema de la seguridad siempre era un problema en esa mansión… había alguna especie de obsesión con eso y claro, el pérfido tenía que ser cuidadoso si no quería que lo atraparan… lo que menos deseaba en la vida ahora era ver la cara de Aratani, ni la del padre de aquel… tampoco a su tío. Su corazón estaba realmente acelerado, su garganta seca.. tan seca que la saliva raspaba y dolía a su paso; su cuerpo comenzaba a dolerle y tan solo, solo quería dormir un poco… solo quería que se detuviera toda esa sensación que recorría su cuerpo… poco a poco la agonía física comenzaba. Cuando consideró finalmente el área despejada entonces caminó por ese jardín cuidándose de las cámaras de vigilancia. No esperaría a que el otro despertara y solo trepó hasta el balcón del otro, quien siempre dejaba el ventanal sin seguro por si alguno de ellos iba, podía confiar en eso.
Finalmente entró… y ahí estaba aquel, recostado en su gran cama; aquella era realmente cómoda y grande digna de un niño rico. La habitación estaba iluminada tan solo por la luz de la luna que entraba por las ventanas, paso tras paso se acercó… estaba empapado y no quería subirse a la cama estando así –Eli…- susurró con su voz rasposa mientras las lagrimas se habían detenido y las gotas caían de la punta de su mechas. Fue un instante… un pequeño instante, aquella visión del ajeno en su cama… su corazón se aceleró de inmediato y su cerebro parecía vibrar por momentos sacudiendo su cabeza ¿Qué mierda le estaba pasando? “Tengo hambre”… el dolor en el abdomen se volvió insoportable y se agachó al lado de la cama –Elijah…- lo llamó de nuevo mientras los espasmos en su cuerpo comenzaban “tomalo” fue el pensamiento en su cabeza –Eli… despierta… ayudame…- se tapó los oídos como si no quisiera escuchar aquel mar de pensamientos que le estaban inundando. ¿Se estaba volviendo loco? Definitivamente sentía que algo comenzó a estar demasiado mal en su cabeza… ¿Por qué no podía detener esos pensamientos? No quería hacerles eso a ellos… ¿Por qué?... Extendió su mano por sobre la cama alcanzando a tocar al otro, ya no podía escuchar nada más que esa voz en su cabeza… exactamente igual que paso cuando estaba con Aratani.
ELIJAH
Había sido un día totalmente normal, común, como el resto ¿Qué quería decir eso precisamente? No mucho, nada más que unas cuantas horas laborales no obstante, totalmente fructífera. Pese a todavía no acostumbrarse de todo a los nuevos cambios en su vida el cerebro del mestizo es como si supiera que si fallaba o bajaba su rendimiento tanto él como su madre podrían estar en peligro continuó trabajando descifrando fórmula tras fórmula mezclando sustancias químicas sin parar, sino fuera porque todo esto era impuesto podría decir que lo estaba disfrutando, después de todo no a muchos niños dejan tener en sus manos líquidos concentrados de peligrosa procedencia. Si debía ser sincero en una sola cosa es que el laboratorio de los Bathory era asombroso, el de su madre no le llegaría ni a los talones y aún así la extrañaba tanto. Cuando todo se acabó se encargó de limpiar el laboratorio, su padre por alguna razón se quedó, al parecer clasificando unas sustancias nuevas— Gilbert ¿Podré ver a mi madre este mes?— preguntó de forma directa, llevaba tiempo sin querer llamarlo “padre” o tratarlo como si lo fuera. El nefilim parecía haberlo ignorado hasta que tres palabras salieron de sus labios sin siquiera mirarlo “El próximo mes” no era lo que deseaba oir la verdad, pero, se conformaba.
Algo era algo...más que nada, pasar tiempo con sus amigos haría que todo fuese más rápido, aunque si era cierto debía de avisarle a sus amigos acerca del viaje y como estaría afuera por unos días “De igual forma todavía falta mucho” pensó, extrañaría a su Aratani y Zachary aunque fuesen apenas unos pocos días, pero, ver el rostro de su madre le daría fuerzas — Me retiro a dormir, buenas noches — dijo sin más dándose la vuelta para salir subiendo las escaleras, pues, el laboratorio donde más trabaja había sido el sótano en algún momento del pasado. Cuando llegó a la sala escuchó el fuerte sonido de la lluvia sintiéndose un poco deprimido por el ambiente para luego sonreír moviendo la cabeza de un lado a otro, en un rápido andar se encaminó hacia su habitación al menos había aprendido la ubicación de su cuarto desde el primer día para evitar cualquier clase de contacto con el resto de la media familia que vivía en la gigantesca mansión, era tan grande que juraba no conocer ni a la mitad de las personas que ahí habitaban.
Por suerte, quizás debido a la hora o a que nadie deseaba verlo como él a ellos encontró los pasillos solitarios y oscuros, al fin llegó a su puerta para abrirla con la llave y luego cerrarla con el piel, en un principio se dejó caer sentándose en el suelo— ¡Al fin! Un día menos…¿Cuándo serán las vacaciones?— se preguntó con una risa sabiendo que esas no llegarían por los medios comunes, sentía su cuerpo agarrotado y su mente dando vueltas todavía pensando, a fin de cuentas era lo único que hacía, no estaba acostumbrado a nada más, en algunas ocasiones Elijah pensaba que acabaría por perderse a sí mismo y si esa era la intención de tratarlo de esa forma, como fuera ma��ana vería a sus amigos, los necesitaba. Logró levantarse, darse una rápida ducha para luego tirarse a la cama cayendo en un rápido como profundo sueño
Uno el cual acabaría por mezclarse con una pesadilla.
No se dio cuenta de nada, estaba perdido en un mar, uno que al inicio era azul pasó a ser oscuro más y más ¿Quién lo llamaba? ¿Por qué su propia mente decía su nombre? Aquí estaba “¿Qué necesitas?” preguntó por si esta de alguna extraña manera terminaba por responderle, pero, nada y sin embargo, todavía oía esa voz… Conocía esa voz... — Zach…?— formuló todavía más despierto que dormido, su cama era grande con una gran cantidad de almohadas, se encontraba cobijado durmiendo de un lado con una respiración tranquila “Eli… despierta… ayudame…” de nuevo la voz de su amigo ¿Cómo podía ayudarlo? Estaba durmiendo… ¿Verdad? No entendía qué podía hacer el otro en su sueño y menos necesitar su ayuda si ni siquiera lo estaba viendo, no había nada frente a él. O no hubo.
Pero de un momento a otro un tacto en su cuerpo, un toque que le hizo despertarse, en lo absoluto estaba preparado para encontrarse la figura de Zachary, pero, no podía equivocarse, incluso en la oscuridad las facciones del otro no le pasaron desapercibidos— ¿¡Zach!?— tuvo que controlar su voz unos minutos guardando silencio casi tapándose los labios, esto no era en lo absoluto una entrada típica del mayor, se veía… realmente mal, su primer instinto fue preocuparse de inmediato, más al recordar esa voz en su sueño, tan perdido como adormilado estaba que le fue imposible leer el ambiente, menos aún lo que estaba por avecinarse, nunca se lo hubiera imaginado ni menos aún creído de habérselo dicho.
Se incorporó un poco como lograba verlo no estaba seguro si debía o no acercarse— ¿Qué haces aquí?— preguntó después de recuperarse un poco, pensó que quizás por la hora ¿Qué hora era? Lo veía agachado al lado de su cama así que con cuidado se acercó totalmente perdido, jamás había visto a Zach de esa forma— ¿Qué sucede Zach?— entonces recordó un detalle, el que causó abandonar el mundo de los sueños, no debía serle raro— Si necesitas que te ayude debes contarme que pasó, aquí estoy voy a escucharte— le decía jamás juzgaría a su amigo, podría haber matado a alguien que eso a él no le importaría.
Solo estaba seguro de una cosa… algo le estaba pasando al otro, solo que nunca imaginó qué.
ZACHARY
Era una sensación asfixiante que se adueñaba de su cuerpo, incluso su cuerpo parecía estar sudando en frío. Su respiración era tan extraña, entrecortada y sutilmente desesperada, su garganta ya estaba seca. Sus dedos se aferraron a la cama ajena apretando con fuerza estas y arrastrándolas un poco por sobre el colchón. Las pulsaciones se aceleraban cada vez más y su cerebro… su cabeza estaba desordenada y no podía formular ni una oración coherente y mucho menos hacer que las palabras que se mezclaban en su cabeza lograran traspasar su boca. La voz ajena, mas que relajarlo, le provocó un escalofrío; un temblor en la mente que experimento con todo el cuerpo… se mordió con fuerza la boca incluso al punto que esta comenzó a sangrar por ello, con la mirada más perdida fue levantando el rostro, su visión se nublaba de a momentos mientras ascendía por la figura ajena, sus brazos… su pecho… su cuello, se detuvo un instante ahí mientras la imagen frente a él estaba temblando… no porque aquel lo hiciera, el problema eran sus ojos. Su mentón… su boca… su nariz… sus ojos, sus hermosos ojos. El dolor en su cuerpo ya había logrado que algunas lagrimas volvieran a recorrer su rostro pero, en el momento en que sus orbes rojizas se clavaron en los ojos ajenos hubo un silencio absoluto en su cabeza, un quiebre interno… alcanzando el punto sin retorno de su propia naturaleza. La razón lo abandonó y la desesperación inundo cada centímetro de su ser.
Pestañeo un par de veces mientras su boca soltaba por fin su boca de forma lenta, el sabor metálico en su paladar era lo último que le preocupaba en ese momento, en realidad… nada parecía preocuparle de verdad. Lentamente se fue levantando, aun todo mojado… con su cabello y ropa goteando sobre la cama. Se detuvo una vez su rostro estaba cerca del ajeno sin aun soltar ni una sola palabra para el contrario, sus ojos se cerraron automáticamente en cuanto el aroma del otro alcanzó su olfato, tenía ese delicioso aroma que alguien solía tener tras bañarse, sonrió efímero sin apartar ni un instante su rostro del otro. Cuando sus parpados despejaron su rojiza mirada esta estaba mucho más intensa de lo que era normalmente, casi de forma inmediata sujeto una de las muñecas ajenas y de esta tiró con tal brusquedad que obligo al rubio a recostarse de nuevo sobre la cama, casi con la misma velocidad fue que con su mano libre atrapó la otra de Elijah y mantuvo estas contra el colchón presionando con fuerza… la forma en que lo miraba no era habitual, no pareciera que mirara a otro ser vivo… era como un maldito pedazo de carne y él estaba jodidamente hambriento. Exhalaba con fuerza el aire que apenas si lograba meter en sus pulmones, su aliento caliente chocaba contra los labios ajenos con fuerza… no, ni una sola palabra se filtro por sus labios que ahora se apegaban a los ajenos con fuerza mientras su cuerpo quedaba sobre el del rubio. Arrastró de forma pesada los brazos ajenos hasta que las manos quedaron por sobre la cabeza ajena, puso las muñecas una sobre otra para entonces sostener ambas con una sola mano, ni siquiera una fracción de segundo se detuvo para pensar de donde demonios provenía esa fuerza que lo empujaba a sus acciones… ahora una de sus manos estaba libre…
Casi de inmediato aquella misma se metió debajo de la ropa ajena, deslizándose cual serpiente sobre la perlada y suave piel, su temperatura subía con rapidez con cada roce, con aquel beso que invadía las fauces ajenas, su lengua estaba inquieta y desesperada por sentir cada vez más al otro, la saliva se acumulaba y costaba que la misma finalmente pasara por la garganta, el sabor ajeno lo encendía más. Su mano llegó al pecho ajeno rozando con su yema sobre el pezón. Por instantes perdía la intimidad con la boca ajena pero sin demora la buscaba y apresaba de nuevo, imponiéndose sobre el otro presionó con su rodilla entre las piernas ajenas para hacerse espacio, peleaba por el espacio entre las mismas… por deslizarse entre estas hasta llegar a la entrepierna contraria, presionando contra la intimidad ajena pero a diferencia de los actos que iba cometiendo sobre su amigo aquel era en particular suave, como si de alguna forma aun tuviera algo de consciencia en su demente accionar. Finalmente, tras que el oxigeno realmente comenzara a faltarle a su sistema, su boca se apartó de la otra buscando de esa forma agitada lograr que el aire inundara su pecho… seguía agitado, como si su nariz fallara en su principal función su boca era la que a grandes bocanadas metía el aire dentro y lo sacaba con la misma rudeza. Levantó la parte superior de las prendas de Elijah liberando su abdomen y su pecho… encorvó la espalda como si fuera un gato para alcanzar con su boca aquel botón rosáceo que resaltaba de la blanquecina piel. Su mano casi de inmediato tapo con fuerza la boca de su amigo y su lengua ahora encontraba otro entretenimiento donde ponerse jugar, rozándose de forma circular alrededor del pezón… presionando algo fuerte contra y sobre el mismo… sus dientes no tardaron en aparecer en la escena para apresar aquella parte entre ellos, estirarlo suavemente… a pesar de estarlo forzando, a pesar de incluso ser rudo en la forma en que lo sujetaba aquella salvaje actuación cambiaba radicalmente en esos instantes donde estimulaba las zonas más sensibles del cuerpo, como si instintivamente conociera como hacer cada cosa.
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How difficult is it to forget (flashback || aratani +18)
ZACHARY
Ciertamente se había sentido bastante extraño toda ese día, por momentos era como si estuviera de mal, en otras triste, por instantes muy dulce… sentía muchas cosas raras por dentro más ninguna había demostrado a nadie. Aquel día Aratani vendría con su padre y suponía que era la ansiedad lo que lo estaba enloqueciendo (aunque no tenía del todo sentido… No había pasado realmente mucho tiempo de la última vez que lo había visto) si tan solo en ese momento hubiera hablado con su tío… todo lo que pasaría se hubiera evitado. Como su habitación estaba desordenada decidió que era un buen momento para comenzar a ordenarla, llevaba unos días un poco raros pero no tanto como aquel específicamente, en su mente de repente el orden era algo fastidioso y solo quería dejar todo ahí tirado, por otro lado tanto desorden le comenzaba a fastidiar… como fuera, terminó venciendo aquel sentido del orden por knockout… era peor el humor que le quedaba si todo quedaba en ese estado con su amigo en casa; ambos pasaban mucho tiempo dentro de ese cuarto después de todo.
Otra cosa que quizás lo tuviera ansioso era que dentro de no mucho cumpliría los 14 años, pensaba tener una gran fiesta… y por grande se entendía con Elijah y Aratani que eran, en ese momento… sus únicos amigos. Tenía todo planeado, ir hasta cierto sitio secreto de los tres, llevar pastel y todas esas cosas que se comen normalmente en los cumpleaños, bueno… no era normal para él en realidad… su tío solía prepararle un super licuado ya que en realidad Zachary no disfrutaba de la ingesta de sólidos. Como fuera, por sus amigos ya estaba averiguando como hacer un pastel… y todo eso… (el se comería la crema). Las horas del día pasaban, llegando entonces al mediodía. La habitación se encontraba perfecta como debía de estar siempre lo cual le sumo un poco a su humor tan cambiante, regresó al living buscando la lap de su tío para revisar en una famosa pagina de videos el como hacer el pastel, consideraba que las cosas hechas por uno mismo tenían muchísimo más valor que cualquier cosa que se podía comprar con el dinero (al menos en esta época, cosa que en el futuro cambiaría un poco).
La espera se le hizo corta, había dejado de mirar el video de cómo hacer pasteles para mirar manualidades (tenía que decorar aquel espacio, lo cual llevaba a la pregunta particular de… ¿No debería de ser él el sorprendido por la fiesta en vez de sus amigos?, claro no… al menos así funcionaba en su cabeza, cualquier excusa era buena para darles a ellos un buen momento) En cuanto sintió el sonido de las escaleras cerró la pagina y se pusó de pie para recibir al otro, en cuanto observó sus cabellos sobresalir corrió animado hasta las escaleras – Holaaa – dijo con su gran sonrisa jovial y algo torpe; El de cabellera azul violácea había llegado finalmente - ¿Qué quieres hacer?... esta noche te quedaras a dormir ¿Verdad?- Por supuesto que se emocionaba cuando aquel o Elijah se aparecían, cuando no estaba con ellos estaba solo ya que su tío estaba casi siempre muy atareado con un nuevo “show” dentro de su negocio. –Buen día, Yamamoto-san- saludo al padre de su amigo que obviamente venía también con el otro, en ese momento no tenía tanta confianza con aquel (otra cosa que cambiaría con el tiempo por obvias razones)
ARATANI
Se había despertado temprano para comenzar con sus entrenamiento diario, está vez sólo le tocaba calentamiento, así que no le tomaría demasiado tiempo. Después salió a correr por la zona cercana a su casa, una hora y media, cuando llegó a casa se aseguró de guardar el regalo que tenía para su amigo y se dispuso a prepararse ¡Por fin le tocaba un día libre! Y estaba de lo más preparado para divertirse al máximo con Zach. También le gustaría que Elijah fuera, cuando estaban los tres todo era muchísimo mejor, pero esta vez no sería posible. Le había mandado un último mensaje para confirmar su encuentro: "El lobo irá a cazarte". Después de dejar el celular a un lado, se desvistió, yendo hacia el baño para ducharse y cambiarse de ropa antes de ir a visitarlo. En cuanto salió de su habitación, llevando una mochila al hombro con un par de cosas, su padre lo esperaba. Fuera de casa se subieron a el auto en que irían, uno negro con los vidrios polarizados, Aratani no sabía más que eso sobre la máquina, pero eso es otro asunto. Se estacionaron a unos cuantos metros del bar, por seguridad, y el corto tramo que les quedaba lo recorrieron a pie. Más le valía que la puerta no estuviera con seguro y los recibiera bien, sino estaba seguro que se lanzaría a romperla, aunque por supuesto, su padre no le dejaría.
En cuanto llegaron a la residencia del par de pérfidos se dispusieron a entrar, si, sin pedir ningún permiso, al final ya tenían dicho que entraran "cuando quieran". — No se escondan. — Subieron por la escalera, a paso firme, sintiéndose sumamente feliz en cuanto se le ocurrió levantar su rostro. Una sonrisa pequeña se le formó en la cara cuando le escuchó, ahí estaba, ese saludo tan animado del otro. — Si, te molestaré todo el día y noche. ~ — En cierta forma se sentía maravillado de esa actitud positiva que le transmitía, pero se notaba extraño, su padre también lo notó, por lo que terminaron intercambiando miradas. Percibía en la esencia de Zachary algo diferente, poco común ¿Pero qué? ¿Qué era? Se preguntaba si estaría enfermo, o triste. — Oye, Zach, ¿Te sientes bien? Si necesitas descansar ve, podemos dejarlo para otro día. — No sabía y le daba bastante curiosidad, pero tenía miedo de insistir. Además la respuesta fue negativa, ese día lo pasarían bien si o si. En cuanto Kidomaru, prefería no meterse en el asunto, pero le resultaba familiar. Suspiró — Está bien, estaré al pendiente por cualquier cosa. — Después de revolver el cabello de ambos chicos, como un gesto de cariño, Kidomaru se dispuso a irse, sonriente. Él tenía sus propios planes — Que se diviertan. — Ninguno de los dos sabía lo que sucedería, como afectaría la vida de ambos, y Aratani no se atrevería a desconfiar nunca de Zach, no, porque no existía ningún motivo.
Una vez que el mayor se retiró del lugar tomó la mano del pelinegro, dirigiéndose a su habitación, animado. De vez en cuando se le salía una que otra risilla sin sentido, pero era culpa de la emoción. Esta feliz ¿Si? Cuando entraron a la habitación soltó la mano de Zach, volteando a verlo — Vengo por el beso que me prometiste. — Lo había dicho con seriedad pero a los dos segundos de terminar esa frase se largó a reír — No me hagas quitartelo a la fuerza. ~ — Ese tono bromista aparecía de nuevo, tan típico cuando no lo molestaban. Tenía ganas de reírse de su propia actitud. Aún estando a esa distancia hizo el gesto de darle un beso, creando con sus labios el sonido de "muack", y a continuación le lanzó su mochila justo en la cara. — ¡Era broma! Ja, ja, ja. — Estaba completamente seguro que el otro se vengaría, así que se apartó y corrió a subirse a la cama para llegar al otro lado y tener al menos una barrera entre ambos para que no buscara venganza. Siguió riéndose, tapando la misma risa con la mano diestra y apoyándose con la otra en la cama, una posición que lo dejaba con la libertad de arrancar fácilmente si se atrevía a buscar represalias.
ZACHARY
El pérfido siempre estaba muy animado cuando uno de sus amigos estaba en su casa y sobretodo cuando uno de ellos se quedaba a dormir, tenía entendido que los padres de Aratani estaban pasando por ciertos conflictos de pareja y bien, no era ignorante de los posibles porqués de eso. Como fuera, estaba particularmente muy enérgico este día aunque chistosamente al mismo tiempo se sentía débil, no era nada importante y quizás tan solo estuviera tratando con algún virus o algo así…. La gente se enfermaba aunque no recordaba del todo alguna vez estar él enfermo, ya luego le preguntaría a su tío porque ahora lo único que le importaba era estar con su amigo – Eh?... no, no… estoy bien, es decir me siento muy bien. – ¿Se notaba tanto? No quería preocupar al otro por una tontería y tampoco que su tío pensara que no andaba bien porque se pondría pesado seguramente. –ustedes también diviértanse…- le dijo al mayor tras las palabras ajenas y sonrió divertido mientras abrazaba a Aratani. Bueno, mientras más se divirtieran esos dos seguramente harían que la comida fuera sabrosa sumando a su sensación rara en el cuerpo que seguramente mejoraría mucho. De un segundo a otro su mano fue agarrada por la del otro y fue llevado a su propia habitación ya dentro de la habitación se encaminó hacia donde estaba la consola, suponía que iban a jugar un poco algún videojuego hasta que decidieran bien que es lo que iban a hacer. –Eh?...- se volteó enseguida con los ojos como huevos fritos por las palabras del otro -…Que yo pr….- fue deslizando los ojos algo confundido y crédulo definitivamente, pero la risa del otro le hizo darse cuenta de la broma y le miró con los ojos entrecerrados de forma acusatoria –No… jamás te daré el beso!! No lo mereces!! – dijo siguiendo el ambiente teatral que los rodeaba aunque terminó sonriendo quizás hasta un poco avergonzado de ello. Hizo una cara de asco bastante exagerada tras el “muack” ajeno y terminó por reir de nuevo –Ya lo sé, soy lento pero no idiota… quizás si lo soy… un poco…- se quedó pensando un poco sobre ese asunto en particular- no, definitivamente no lo soy – se aseguro de dejarlo en claro pero antes tenía que meditarlo un poco.
-Vamos a jugar un poco de videojuegos, tengo uno de pelea nuevo!! Esta genial… pero es aburrido jugar contra la maquina todo el tiempo – agarró la caja donde el cd del juego estaba guardado, la meció de un lado al otro mostrando la caratula del mismo donde se notaba la alta definición del diseño del juego, hizo un movimiento de cejas sugerentes – Yo sé que lo deseas, casi tanto como a mi….. ok no… jajaja, anda vamos a jugar un rato y después salimos a hacer alguna cosa por el barrio, no se bien que planea mi tío para la cena, ¿Qué tienes ganas de comer? Le diremos que lo preparare ya que eres el invitado de honor! – y bueno, Kidomaru pasaba mucho tiempo dentro de su casa así que casi que era una persona más de las que vivía en aquella casa, no contaba como visita definitivamente. Colocó el cd en la consola y espero a que el lente lo leyera – hoy quería ir a visitar a Elijah, ya sabes… escaparnos un rato y eso pero… parece que no va a poder esta muy ocupado con su familia – suspiró pesado mientras tomaba un joystick y se sentaba en su puff violeta, el puff rojo de su amigo ya se encontraba al lado… claro, todo estaba preparado… aun no sabía si hacer alguna cosa arriesgada y estúpida pero divertida con el otro o si hacer algo relajado y tranquilo dentro de la casa – Anda!! Vamos a jugar un buen rato!! Y después le vamos a decir a mi tío lo que queremos cenar, ah y exijamos postre!! Un buen postre!!... – sonrió grande y refrescante como era típico en él.
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That is my spot (flashback grupal)
ZACHARY
Se encontraba en su cama tapado con la frazada completamente al punto que tan solo algunas hebras oscuras de su cabellera llegaban a notarse sobresaliendo del borde sobre la almohada. Anthony ingresó al cuarto como digno dueño de la casa y abrió las cortinas de la habitación dejando que la luz entrara –Vamos, arriba…- se arrojó sobre el bulto escondido sobre el colchón –No quiero- gruñó el niño algo ronco quejándose un poco con sonidos algo infantiles -…Te dije que no te durmieras tarde, te pasa por niño malo y no hacerme caso- comentó el rubio mientras jugaba con los mechones que sobresalían –Pero estaba comiendo… ¿A qué hora quieres que coma?- preguntó debido a que el bar siempre abría en la noche –Lo se… ya falta cada vez menos para que busques tu propio alimento – dice con una sonrisa el pérfido mayor – Falta una puta eternidad – volvió a gruñir molesto porque ciertamente solo comer de la perversión en el ambiente resultaba muy poco cualquiera de su raza – Esa boca sucia, si te portas bien me encargare de cargar muy bien el aire de deliciosa perversión- comentó mientras se incorporaba un poco y destapaba al joven de alrededor de ocho años –mmhh, ¿va a venir? ¿Ara-chan vendrá?- preguntó mientras se sentaba sobre el colchón frotando uno de sus ojos, la luz le molestaba un poco y ciertamente le costaba mantener sus ojos abiertos –Si, no se si va a traer a Ara-chan hoy… ¿Te gusta jugar con él? – pregunto mientras le acomodaba el cabello todo revoltoso -… ah, se te esta ondulando de nuevo, ¿quieres que lo planche?- preguntó mientras el pequeño se estiraba y finalmente mostraba su intensa mirada carmesí –Si, a las dos cosas- respondió algo escueto sin ganas cayendo hacia atrás dispuesto a volver a dormirse –Aaaahh vamos!!! – dijo entre risas el mayor cargándolo sobre el hombro y sacándolo de la habitación – No me des más trabajo tenemos que ordenar un poco, a las cuatro debo de bajar para preparar el bar… hay un desastre ahí, jaja - el chico se dejó cargar hasta el living y tras estirarse una última vez comenzó a ayudar a su tío a ordenar la casa un poco, y no era porque ambos fueran desordenados pero había una pequeña obsesión por ciertos detalles cuando tenían visitas en su hogar.
Mientras su tío cocinaba algo, cosa que ellos no requerían pero una simpática costumbre de muchas razas, Zach se terminaba de bañar; eran alrededor de las 12:30hs y el licántropo llegaría a la una para un “almuerzo”, no tenía idea en realidad si aquel hombre sabía o entendía las principales intenciones de su tío de haberse relacionado con él, aunque al mismo tiempo sospechaba que a Anthony le gustaba bastante aquel sujeto porque nunca se enredaba demasiado con nadie como lo había hecho con aquel, especialmente el asunto de dejarlo entrar en casa. Lo importante de la cuestión era que iba a obtener una comida de mejor calidad que la que emanaba del bar… aun su tutor no había logrado crear el ambiente perfecto en su negocio; claramente no iba a demorarse mucho más en encontrar el modo en que los clientes se liberaran de todos sus prejuicios, al mismo tiempo no era la intención entrar en competencia con los lugares cercanos que se dedicaban al placer sexual; no era su plan que el bar se convirtiera en un jodido prostíbulo.
Una vez su cabello se secó lo suficiente su tío le planchó el cabello, por algún motivo Zach detestaba desde muy pequeño el ondulado que se le hacía de manera natural, faltaba ya muy poco para la llegada de aquel y se quedó pensando un momento mientras observaba la puerta, realmente le gustaría que Aratani viniera aquel era el único amigo que había hecho ya que no iba a la escuela como los demás chicos lo hacían, nadie iba a traer a niños al bar y en la cuadra muy rara vez se veía algún chico porque obviamente la zona no era nada adecuado para familias, al menos no normales. El sonido de la puerta le arrancó de sus pensamientos sintió un tanto de ansiedad, esos que despertaban en el último instante y que se hacía más eterno que las horas anteriores. Su tío se acercó a la puerta y abrió esta –Oye, ya te lo dije el otro día… tu no necesitas golpear- le guiñó un ojo mientras hacia espacio para que aquel entrara –Hola, Ara-chan… Zacha te esta esperando- y el pelinegro ya estaba con su sonrisa de oreja a oreja, primero saludando al ¿novio? de su tío y luego encaminándose para sujetar la mano de su único amigo -Oigan ustedes, el almuerzo ya está listo vayan a sentarse a la mesa- les dijo el rubio antes de que el pequeño ingles se llevara a su amigo a la habitación a jugar –Aaah… jugamos después entonces… mi tío me compró un juego nuevo, pero no tiene chiste solo…- y se acercó a su oído- …y él es malísimo para jugar- al final fueron hacia la mesa –Y usted, debería ayudarme a traer la comida… ¿no le parece, Sr. Yamamoto?- Anthony llamó con su dedo a su amante y mientras Zachary se hacia el idiota ya podía sentir como el ambiente cambiaba, así de rápido, podría haberlo dejado ir para su habitación con el otro y jugar en la cocina tranquilo con el otro aun así, comenzaba a sospechar que al rubio le despertaba mucho más morbo mientras los menores estaban cerca … quizás eso de poder ser descubiertos en cualquier momento, como fuera… podía sentir en el aire esa sutil y deliciosa perversión flotando pero esto no era nada en comparación a lo que aquellos dos eran capaces de desplegar en el aire, aun no entendía como era posible que solo dos personas pudieran colmar hasta tal punto el aire y que un montón de personas dentro de un bar se quedaran tan pequeños en comparación.
Suave y sutil, el jugueteo no duraría mucho y aun cuando una pared les separaba podía su cuerpo podía alimentarse en la distancia de aquel pequeño encuentro que encendía el aire – En fin… el juego está muy bueno, eres el líder de un grupo y deben de ir cumpliendo misiones en diferentes zonas…- le iba contando aunque en realidad le interesaba poco, todas eran pequeñas pantallas… ¿De verdad Kidomaru no lo sabía? Tenía sus dudas al respecto pero tampoco quería preguntarle a su tío. –Oye, oye...- se acercó para hablarle en secreto- … el otro día salí a caminar por ahí y encontré un lugar genial… es un galpón abandonado, esta medio lejos pero podemos ir, solo vi desde afuera pero había un montón cosas, seguro que encontramos un tesoro o algo así- se mostraba emocionado, realmente estaba esperando que su amigo llegara para comentarle sobre ello, no tenía gracia hacer ese tipo de cosas solo cuando tenía un amigo con quien se divertía tanto, además… nada como un poco de ejercicio tras una buena comida. –Cuando terminemos de comer, nos quedaremos un rato… y luego nos escapamos por la ventana- ya estaba pensando en toda una aventura – el otro día que fuimos por los techos fue muy divertido- comenzó a reír recordando ese día, en el que obviamente se metieron en problemas y al menos él fue acusado con su tío por una vieja amargada que vivía a unas casas del bar. Finalmente entonces los mayores trajeron la comida y el pelinegro se sentó bien en su lugar esperando que le sirvieran los platos, tenía aun ciertos problemas con la ingesta de sólidos, le resultaba un poco desagradable la sensación de las comidas muy texturadas por la garganta, por ello masticaba mucho antes de tragar pero debía de acostumbrarse porque lo ideal siempre era mantener su naturaleza escondida aun cuando hoy en día eran una raza bastante común si podía decirse de esa manera.
ARATANI
El sol apenas se elevaba unos cuantos metros sobre el horizonte, sus rayos de luz filtrándose entre las franjas que distanciaban los grandes edificios céntricos uno del otro. Sintió las inevitables ganas de bostezar y así lo hizo, intentando concentrarse como pudiera en las instrucciones que le daba su padre y sus propios movimientos, los ataques. Una patada, otro puñetazo, con ninguno lograba acertar — ¡Concéntrate! Si no lo logras te quedarás en casa practicando y me iré sin ti. — Y así estarían hasta que fuera hora de irse, si es que lo lograba. Desde la noche anterior Kidomaru le había avisado a su hijo que iría a visitar el bar del tío Anthony para el almuerzo. En realidad no estaba dentro de sus planes el que Aratani fuera, no porque deseara dejarlo fuera, sino que seguramente terminaría haciendo "otras cosas" no apropiadas para preservar la inocencia del niño. Pero... — ¡Yo quiero ir a ver a Bryant! ¡Prometo que no los molestaré! Por favor... — Si, si. Cada drama que hacía cuando se trataba de ver a su primer y único amigo hasta el momento. Al final estaba bien que, de vez en cuando, saliera y conviviera con otras personas fuera del clan ¿Cierto? — Bien. — Fue la única respuesta que su padre le dió, pero fue suficiente para que una gran sonrisa se formara en el rostro de Aratani, su felicidad era obvia.
En cuanto a su madre, era obvio que ella se negaba totalmente a que se llevara a su hijo con él, ya había aceptado su amorío, a fin de cuentas nunca se habían amado, visto de ese modo...Pero llevar al pequeño era distinto. De igual manera, aunque le preocupaba, igual lo dejaba ir, porque consideraba que se sería una buena enseñanza para que se desempeñara en este mundo.
[ . . . ]
El viaje no fue muy largo, conocían el lugar, tiempo atrás había estado visitando esa zona, por diferentes razones, así que sabían exactamente cómo llegar. No sabía exactamente qué esperar o qué se suponía que debía hacer una vez que estuviera allí, estaba demasiado emocionado. Cada que visitaba a Zachary todo dejaba de ser aburrido, tedioso, por un momento podía olvidarse de sus deberes y todo se volvía una gran aventura para el licántropo. Había veces en que incluso le daba por escaparse con tal de ir a verlo, no sabía que haría sin él. Cuando llegaron se escondió detrás de Kidomaru, mientras examinaba el lugar, olfateaba su alrededor. — Señor Anthony, Zachary. — Un saludo formal, aunque no faltó ese toque coqueto para el pérfido mayor — Con su permiso. — Se mantuvo relativamente atento y guardó silencio, unos puntos suspensivos en el ambiente fue lo que recibió a cambio, ya que no veía especial el gesto de recibir una sonrisa ajena. Tan sólo hizo un gesto con la cabeza para Anthony, a modo de saludo, y se arrimó a Zachary, para darle su atención a él y que pudieran jugar en paz, pero no. Primero debían almorzar, después serían libres — Ahhhh...Está bien... — ¡Pero quería salir a las calles y explorar! ¿No podía esperar la comida? Aunque era cierto, estaba hambriento por el entrenamiento, pero como el chico que era le daba prioridad a otras cosas, como el pelinegro.
Oh, si, hablando de eso, el pérfido le estaba hablando sobre un nuevo videojuego, pero lo que de verdad captó el interés del lobo fue la siguiente información, sobre ese almacén abandinado. ¿Cómo es que no lo habían visto antes? La verdad es que él, hicieran lo que fuera, siempre salía de ahí contento. — ¡Suena divertido, yo quiero ir! Pero hay que tener más cuidado esta vez, ¿Y si nos ve esa señora de nuevo? Es una chismosa. — Se quedó pensando un momento — De hecho... Podríamos ir por los techos como ese día, así será más fácil. Y mi padre dijo que estaría con tu tío, así que nosotros podemos ir a jugar sin problemas. ¡No se darán cuenta! — Silencio. No pudo seguir hablando ya que esos dos volvieron con la comida, pero la sonrisa en sus labios no desapareció. Le dedicaba una que otra mirada a su amigo, cómplice. Como niños que eran, se apresuraron a terminar el almuerzo lo más rápido que pudieran, era un milagro que no se ahogaran entre tanto, pero una vez que terminaron fue el lobo en primero en levantarse de la mesa — Gracias por la comida. — Hizo una reverencia — ¡Vamos a jugar! — Prácticamente jaló a Zach del brazo, casi tirándole de la silla y arrastrándolo escaleras arriba, a su habitación.
Abrió la ventana con cuidado de no ser escuchados y por fin se giró a verlo — ¿Por qué no vamos al almacén? Como todavía es temprano no creo que ande nadie por ahí... ¿Si? — Lo calló, haciendo un gesto con su dedo índice y moviendo su cabeza de un lado a otro en negación: Shhh. También dejó en la habitación sus zapatos y una chamarra que traía, esto con el fin de distraer a su padre y que no los descubrieran antes de siquiera alejarse lo suficiente de la zona, claro que pensar que no se daría cuenta era un pensamiento muy ingenuo de su parte, si él siendo todavía un pequeño licántropo podía percibir la esencia de cada uno hasta cierta distancia, Kidomaru era mucho mejor. En fin. Primero sacó un pie, después el otro, y se colgó del marco de la ventana, fijándose, por supuesto, en donde pensaba caer. Tampoco es que deseara romperse un hueso, ni nada. Una vez en el suelo caminó lento, agachándose aún si no hacía falta para evitar que los vieran, deteniendo su paso una vez que determinó estaban lo suficientemente retirados del bar. — ¿Por dónde? — La sonrisa de sus labios se amplió, más emocionado que nunca. Caminó por los callejones, manteniéndose atento a su alrededor, preparado para defenderse de ser necesario, era claro que no eran los únicos presentes en esos rumbos tan peligrosos, pero si cambiaba, aunque fuese un poco, el escenario saliendo más temprano.
[ . . . ]
Estaba preparado, eso suponía, pero cada sonido que llegaba a sus oídos lo alertaba de sobremanera. Era cierto que se sentía más seguro a su lado, pero el miedo nunca desaparecía del todo. Justo cuando llegaron a donde supuestamente era el almacén, escuchó unas voces a la distancia, como un eco. Alguien se encontraba dentro de ahí — ¿N-No dijiste que estaba abandonado? Deberíamos irnos, aunque...No, nada. Pero... — Con todo el temor que lo había invadido, la curiosidad le ganó. Quería saber qué sucedía ahí dentro. Exhaló profundamente, prestando atención a su alrededor, buscando la forma de entrar o, por el contrario, escapar sin ser vistos.
Al ser un almacén viejo, se veían a lo alto un par de ventanas sucias y otras rotas, si llegaban a esa altura podrían entrar sin que se dieran cuenta, siempre que evitaran hacer ruido. Seguro eran sólo un par de chicos drogadictos, o un vagabundo ¿Verdad? Abrió los ojos lentamente y sopesó la idea de que se tratara de otra cosa. ¿Pero qué más podía ser? Le inquietó descubrir por la ventana que dentro se encontraban cuatro sujetos. Bueno, tres, tres hombres que le daban una terrible desconfianza y el cuarto era la razón de ello, porque no era más que un niño siendo arrastrado por los otros ya mencionados. Dio un respingo de sorpresa y preocupación. — Zach... — Por un instante tuvo la brillante idea de retroceder, huir de ahí, pero algo lo detuvo. Según parecía, su idea inicial de no interferir no iba a suceder. Un sonido constante comenzó a hacerse presente en sus pensamientos, hasta en un principio realizo caso omiso a la misma, seguro alguna pasada de su subconsciente; pero el sonido no cesaba. Sabía que algo malo sucedía, sin embargo ¿Qué podían hacer dos niños? Aún así se negaba a irse, quería ayudar, su instinto de protección le incitaba a ello, pero ¿Cómo? Necesitaban un plan, entrar sigilosamente, si arruinaban todo no sólo terminaría mal el chico que tenían secuestrado, sino ellos también, era probable que los utilizaran o les quitaran la vida para asegurarse que mantuvieran su bocota cerrada.
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BEST THINGS IN LIFE ARE FREE (Elijah, Aratani y Zachary)
ZACHARY
El invierno había llegado, ¿Quién no amaba el invierno? Era una época grandiosa por un lado y por otro lado estaba el maldito problema con el motor de la moto que no arrancaba debido al frío, además que claramente con este tiempo nevoso era muy jodido andar con la moto, no lo que era interesante pero en fin, era mejor que su bella maquina estuviera resguardada en su lugar. Cargó unas cuantas cosas en una mochila que colgó en sus hombros, aunque era de día el sol estaba oculto detrás de unas espesas nubes grises y tan espeso era que incluso las luces en la ciudad se habían encendido iluminando tenue a un día bastante oscuro, un día perfecto para una reunión bastante particular entre buenos amigos de la infancia. Habían acordado encontrarse en un punto alejado que era uno de tantos que solían recorrer en sus pequeñas aventuras de años atrás. Llevaba puesta una polera negra bastante abrigada y un tapado largo con una capucha bastante grande, pantalones oscuros al igual que unas botas altas tipo guerrilleras, como era su estilo siempre iba de negro pero en esta ocasión llevaba una bufanda bastante larga cubriendo su cara… esta de un gris claro con detalles en violeta, un regalo que Ino le había dado por uno de sus cumpleaños –Que frío, la puta madre- dijo mientras fruncía el ceño, quizás fuera uno de los días más fríos del año, no recordaba bien si había alguna alerta por el clima pero de alguna manera uno suponía que no era muy listo andar fuera con esas nubes sobre la cabeza, cosa que posiblemente le preocupaba muy poco a Zachary.
Caminaba entre la nieve alejándose de los barrios bajos que formaban la vieja Tokyo, avanzaba en las afueras con ningún temor de nada… su mochila iba bien cargada pero necesitaba de cada una de las cosas que llevaba ahí dentro. No se podía confiar en la nieve de estas zonas abandonadas así que había que pisar con cierto cuidado con cada paso que daba, de a poco se iba acercando a la zona de los templos que se encontraban abandonados… o eso se suponía aunque era sabido que había bastante personas que solían frecuentar últimamente la zona, la nieve cambiaba mucho el paisaje pero no lo suficiente como para reconocer cosas, como un gran piedra cerca de un pozo de agua abandonado, los arboles que medio rodeaban y dejaban un espacio vacío alrededor de aquel, un gran tronco de árbol caído a un lado… a unos diez metros había un pequeño almacén que pertenecía a un templo que no estaba muy alejado ( o eso suponía). Al llegar a la pequeña estructura tuvo que usar bastante fuerza para abrir la puerta que claro, con los centímetros acumulados de la nieve se había quedado bastante trabada. El techo estaba un poco roto por lo que algo de nieve había logrado entrar por aquel agujero cercano a uno de los rincones, finalmente sacó muchas de las cosas que había traído en la mochila, un estuche negro que contenía una estufa de camping que era relativamente pequeña (lo suficiente para entrar en su mochila) también traía un pequeño wok que calzaba perfecto con la estufa a gas, una pequeña garrafa de unos 2kg… lo suficiente para pasar un buen rato en aquel lugar con sus amigos. Sus amigos se harían cargo de llevar la comida para empezar a cocinar. Por su parte había ido un poco más temprano de la hora que habían fijado… -Tengo que tapar ese agujero..- dijo mientras acomodaba todo ahí dentro para sentarse alrededor de la estufa la cual terminó de conectar a la garrafa. Frotó sus manos para calentarlas un poco, no tenía sentido prender esa cosa ahora así que simplemente salió para buscar con que podía cubrir el techo y así no entrara tanto el frío de afuera.
Se acercó hasta unas ramas que estaban tiradas y las comenzó a juntar ya vería como demonios las acomodaría y fijaría en el lugar. se subió hasta el techo, si que hacía tiempo que no venían hasta este lugar y tal vez tenía que reconocer que no había sido el mejor de los planes haber ido ahí en ese día, entonces comenzó a poner las cosas trabándolas como podía para ir cubriendo lo más posible, bien… esto de arreglar cosas no era precisamente lo suyo pero tampoco estaba tan mal.. ahora en vez de ser un agujero eran algunos agujeros chicos… como fuera, se metió entonces en el almacén a buscar alguna cosa que le pudiera servir… como ese pedazo de tela que había encontrado, tan hermoso… tan sucio… puag. Miró con cierto asco el trapo que tenía algunos agujeros pero como fuera… para la ocasión estaba bien, volvió entonces para subirse al techo le cargaría nieve sobre la tela y bien, esperaba que la cosa durara lo suficiente mientras ellos se encontraban ahí. Dio un gran bostezo mientras terminaba de colocar la nieve… si tenía suerte iba a tener el lugar un poco más caliente para cuando los dos llegaran... en todo caso no era como si no pudieran calentarse sin eso y la razón era simple y sencilla… lo último que se encontraba en su mochila era una hermosa botella Whisky que se encontraba dentro de una lata (porque no confiaba en que el vidrio resistiera chocarse contra alguno de los metales. La había rodeado una camiseta suya para que estuviera segura y protegida, un buen acompañante para el frío. Observó la hora y las manecillas del reloj no se encontraban alejadas de la hora de encuentro por lo que se apresuró a encender la hornalla para empezar a ambientar un poco el lugar.
ELIJAH
La alarma en su celular sonó y como si hubiera estado ya despierto la apagó de inmediato, era temprano y para el día que era seguramente la mayoría de su familia seguirían dormido, si había alguien despierto serían solo los criados, los cuales debían moverse con cuidado de no despertar a nadie, menos aún al “señor” de la casa, por su parte un largo como divertido día le esperaba al joven de cabellos rubios, lo tenía bien marcado en el calendario que había a un lado de su escritorio, el cual decía “¡Cita con Zach y Ara! =D“ había estado esperando ese día con ansias. Nadie le podía decir que “no” al mestizo, había estado obligado a pasar las festividades en compañía de aquella amiga con la cual supuestamente se casaría y si bien le tenía algo de aprecio no llegaba a más, él jamás podía amarla… Entonces ¿Por qué continuaba en esa farsa? Simple, tampoco lograba negarla frente a ella, de verdad el mestizo no servía para cuando se tratara de emociones, solo adquiría su puesto como persona de confianza y listo. Suspiró y luego golpeó sus mejillas con ambas palmas de la mano “Concéntrate, hoy es un gran día” se repitió saliendo de una buena vez de la cama sintiendo casi de inmediato el frío que estaba haciendo afuera, solo ocupó correr un poco la cortina de su gran habitación para ver frente suyo una masa blanca. Había nevado durante la noche.
Bueno, no es como si eso los detuviera a los tres, agarró la vestimenta para adentrarse al baño con el deseo de darse una ducha tibia, todo estaba listo desde ayer esperándolo en una sillón que tenía frente a un televisor; necesitaba darse prisa, pues, había quedado con Ara en verse, solamente que en esta ocasión no le haría pasar la divertida hazaña de violar el equipo de seguridad sino que se verían cercanos al templo donde iban cuando eran más pequeños, mientras se bañaba un ligero suspiro de nostalgia lo invadió al igual que una corta sonrisa. Cuando salió tenía puesto un pantalón blanco con zipper marrones un poco más arriba de la rodilla, sus botas todo terreno tenían el mismo color, por otro lado la camisa de mangas largas que cubría su torso era negra con la decoración de un par de cadenas en la parte baja buscó una bufanda acabando por dar con una naranja, color que no podía faltar entre sus prendas para finalmente colocarse una gran capucha blanca con decoraciones marrones y doradas, de inmediato cubrió su cabeza, sabía que sería todo un rato llegar desde Nueva Tokyo hasta el punto para ver a Aratani y después donde lo estaría esperando Zach; parecía un niño en estos casos con su corazón latiendo a full
¿Cuantas cosas descabelladas les aguardaban?
Se cargó la pesada mochila para cerrar con llave su puerte e ir sigilosamente a la salida, hasta encontrarse frente a su chofer—… Bien, bien, tengo permiso ahora apártate por favor Gustav— pidió susurrando obteniendo una mirada por parte del adulto— Es un largo viaje… ¿Me permite llevarlo?— ese gesto, Elijah suspiró, pero, acabó por aceptar, así al menos podría dormir un par de horas y mantenerse caliente en el carro, sin duda alguna no dejaría esperando a Aratani— Sería una molestia bien recibida...—con esas palabras ambos se encaminaron hacia el vehículo en el garaje de los Bathory.
Fue un viaje rápido, la ciudad fue rápidamente dejaba atrás y el mestizo se sintió liberado de un peso enorme, todas las presiones como deberes lo dejaron aunque fuera por ese día, ya al siguiente trabajaría el doble no le importaba quería ver a sus amigos, hacer cosas tontas así como mostrarle sus últimos experimentos, una sonrisa salió de su rostro quedando dormido hasta empezar a ver las afueras— Alto, aquí es Gustav—le apremió siendo detenido el vehículo, el chofér miró extrañado el sitio, no había nada o… nadie— ¿Seguro señor Elijah...? Quiero decir—pero, fue callado, el de cabellos rubios le palmó uno de los hombres alzándole el pulgar— Es aquí lo aseguro, espero a alguien ahora puedes regresar y tienes mis órdenes de tomarte el día libre ¿Sabes que significa? Exacto, que regresaré a casa por mi cuenta...cuando lo desee, saluda a todos de mi parte— dijo eso último algo sarcástico. Como si lo fueran a extrañar.
Salió con su mochila— Uff ¡Hace frío! ¿Dónde estás Aratani?—preguntó en voz alta colocando sus manos en la zona de los brazos para frotarlos brindándose algo de calor, no sabía la hora, se preguntó si habría llegado muy temprano o muy tarde, no, por suerte solo unos minutos más antes de encontrarse con el de cabellos azules preguntándose si el otro lo odiaria por preguntarle si podía transformarse en lobo para abrazarlo “Lo envidio, su pelaje debe mantenerlo caliente como una estufa incorporada a su cuerpo” pensaba moviéndose para entrar en más calor observando el cielo cubierto por una espesa capa de nubes, al parecer el sol no saldría hoy. Buscó un lugar donde Aratani lo viera con facilidad acabando por decidirse sentarse en un par de ruinas bajándose la capucha para que su caballero se notara facilmente, movió su cabeza a una distancia se empezaba a ver lo que alguna vez supuso fueron hermosos templos, en uno de esos los aguardaba su amigo.
“Apúrate Ara o me convertiré en Paleta de mestizo” pensaba juntando sus manos para dejar expulsar aliento tibio de su boca.
ARATANI
“¿Qué es un amigo? Es una persona con la que te atreves a ser tú mismo.”
Se levantó varias horas antes de la acordada para su encuentro, preparando todo lo necesario en una mochila para su gran aventura de hoy. Guardó la comida y otras cositas útiles, según Aratani, que les ayudarían a no morir congelados en medio de la nada. Eso sería una desgracia...Pero la imagen de un final así le hizo reír. En fin. Le quedaba tiempo de sobra, mucho, pero la misma emoción había provocado que su sueño terminara antes de tiempo. Aquel día había decidido hacer la limpieza general de la casa y debía aprovechar que ninguno de sus padres se encontraba en casa. Podía andar por los pasillos y las habitaciones sin chocar contra nadie. Cogió una escalera para limpiar la parte superior del armario de su habitación, no obstante perdió el equilibrio y cayó de culo al suelo — Ouch... — Bueno, al menos no le había caído la escalera encima, un punto a su favor. De todas maneras, agradecía que estuviera solo en casa, si alguien lo hubiera visto seguro terminaría carcajeándose. Un largo suspiro escapó de sus labios, levantándose del suelo y sobándose el trasero por el puto golpe que se dió. Sus orbes avellanas fueron a parar al reloj que colgaba en la pared, era hora de salir.
Como era típico en él, se dispuso a escapar por la ventana, con la mochila en mano, sus botas para poder andar en la nieve, y una bufanda. Lo demás era parte de su atuendo cotidiano. No se creía una persona especialmente aventurera, pero definitivamente no podría evitar dar un vistazo al fenómeno y mejor si era con sus amigos. La nieve se parecía mucho a la lluvia, pero era a su propio estilo mucho más poética que ésta última. Y más fría, por obviedad. Cosa que le agradaba, por alguna razón. Siempre había tenido esa extraña manía de prácticamente detestar los días calurosos y dedicarse a salir mayoritariamente de noche, cuando el sol ya no fuese un fastidio. Prosiguió con su camino, avanzando a un paso moderado, la verdad es que no le daba la gana correr con el frío y la nieve, llegaría a tiempo, si, pero no le hagan esforzarse de más cuando no es necesario. En el centro de la ciudad si que había bastante gente, seguían con su vida, iban a los negocios, a trabajar, paseaban, además ahí había muchísimas cosas que comprar para mantener el calor o donde refugiarse, pero el peliazul no se quedaría mucho, sólo que era parte de la ruta. Tardó aproximadamente una hora y media, dos, quizá un poquitín más, en llegar a las afueras de la gran Verdammnis, incluso más allá de la frontera.
[ . . . ]
Estaba ligeramente cansado, pero la caminata le había servido. Se dirigió a una zona alejada, donde evitara llamar la atención de quien por "casualidad" anduviera por ahí, misteriosamente, como el chico. << Eli, apúrate, me muero de frío. >> Era probable que exagerara, pero la baja temperatura era obvia. De todas formas, lo esperaría paciente y no se movería de ahí hasta ver al mestizo, si no aparecía iría a buscarlo y secuestrarlo. En ese momento, soltó un estornudo. Ruidoso y desagradable, acompañado de picor en su nariz. Todo a su alrededor parecía nuevo, y a la vez, horriblemente cotidiano. Por esa razón no era más que un observador, su espalda se apoyaba en un muro de ladrillos a un costado de la solitaria calle, con los brazos abrazando su propio cuerpo para mantener el calor, aún estando rodeado de tanta nieve, y su sonrisa que oscilaba mayormente entre el interés y un profundo aburrimiento. — Me pregunto si Zachary ya estará ahí... — Al momento que desvió los ojos al cielo gris, suspirando, fue que percibió la presencia de su querido amigo ¡Ya había llegado! Lo buscó con la mirada, pero no, no encontraba su figura en la cercanía. Tendría que moverse de ahí y dirigirse al punto acordado.
Mientras, para no desperdiciar su tiempo solamente parado en un mismo sitio avanzó, siguiendo el rastro para encontrar al rubio, la sutil sonrisa que utilizaba muy a menudo se hacía a notar de a ratos cuando sus ojos se cruzaban con una escena u objeto que poseyera su propio encanto y así fue que sus ojos dieron por casualidad con el joven que lo esperaba, éste se encontraba sentado sobre unos escombros, Aratani a sus espaldas. Sonrió ampliamente, con un leve toque de malicia. Se quedó mirándole un rato sin siquiera esconderse, avanzó directamente a él con sigilo, para evitar que lo escuchara.
Cuando estuvo a tan sólo unos pasos, se lanzó a abrazarlo por la espalda, acercando sus labios a su oído — ¿Te hice esperar mucho, Eli-chan? ~ — Depositó un beso en su mejilla, dando un salto atrás cuando se alejó de él. Entonces, casi sin poder evitarlo, se echó a reír a carcajadas por la reacción que tuviera el otro. Rara vez hacia ese tipo de cosas, pero de vez en cuando le gustaba... Jugar, fastidiarlos, claro que nunca llegaba a más —¿Trajiste lo necesario? No queremos encontrarnos con un Zach congelado, así que vamos. — Se quedó observando la nieve y después la lejanía, donde se veían esas construcciones en ruinas, silencioso, antes de dirigirse a los templos abandonados, procurando no quedarse atrapado entre esa masa blanca, aunque por ahora avanzar no era tan difícil. ¿Sería mejor si se transformara para pasar con más facilidad? Pero en ese caso si sucedía algo tardaría en socorrer a Eli. — Ten cuidado. — El pérfido se ocupó de darles las indicaciones para llegar a su escondite secreto, el cual no recordaba si era nuevo porque al menos recientemente no lo habían visitado, y, al igual que con Elijah, seguiría su esencia, pero aún así quería evitar perderse y atrasarse más. Ya que llegaran al templo también le daría a él un saludo especial, después, cuando estuvieran acomodados es que empezaría con ese agradable encuentro, con comida deliciosa y una agradable conversación.
ZACHARY
El tiempo continuaba pasando y al menos había logrado que el frío ya no entrara tanto, con la puerta cerrada había logrado mantener un poco el calor dentro de esa pequeña bodega abandonada. Esperaba que los otros dos trajeran finalmente la comida aunque no era de comer de repente tenía ganas de hacerlo, es decir… no es que tuviera hambre porque no la tenía ciertamente era solo eso de compartir esos sólidos que la mayoría de las razas acostumbran a ingerir y aunque le resultaba un poco desagradable a su propia persona el como estos pasaban por su garganta al mismo tiempo le agradaba un poco cuando lo hacía como en estos casos en particular, como si fuera un campamento o algo por el estilo, mantuvo las manos cerca del fuego de su pequeño y muy útil hornalla se escuchaba fuera un poco el viento y esperaba que no comenzara a nevar a de vuelta, al menos no demasiado. Estiró la espalda un poco y observó de nuevo el lugar, lo cierto era que había algunos muebles que estaban bastante estropeados ya por el tiempo, ahora que lo pensaba nunca los había revisado al menos no mucho… tampoco quería hacerlo porque seguramente era el hogar de algunos bichos y lo último que quería era generar un combate con ellos por territorio. La cosa era simple, estaba jodidamente aburrido ahora y no sabía que hacer, no quería salir afuera porque adentro estaba más ameno el clima y además que el abrir la puerta implicaría una pérdida de calor grande, es decir… ya ocurriría en un futuro nada lejano, tenía que mantener el lugar lo más caliente posible para cuando los otros dos llegaran
Los segundos pasaban y parecían eternos… como si de repente el puto tiempo le estuviera troleando a su manera tan particular de hacerlo, agarró su celular y arqueó una ceja, triste era ver que los minutos parecían no querer llegar y eso hacía que el pérfido estuviera un poco ansioso. Terminó marcando el numero de Elijah en su móvil para llamarlo, esperó un momento hasta que le atendieron -¿Qué hacen?... ¿Dónde están?... ¿Por qué no llegan?... ¿Van a venir?... Me congelo… mi trasero se siente tieso… ya no siento nada de la cintura para abajo, te haré responsable de ello y tendrás que revivir mis extremosidades con el calor de tu cuerpo – obviamente no le dejaba hablar al otro – Dile Aratani que mueva ese dotado trasero que dios le dio y se apure… tu también tienes trasero dotado, no te pongas celoso… estoy aburrido, vengan a salvarme…- fingió incluso el llanto porque bien, no tenía nada mejor que hacer en ese momento, maldecía internamente por no haber traído su guitarra al menos, eso sin duda haría que el tiempo volara. Continuaba sereno en su lugar y no tuvo mejor idea que agarrar la botella con el transparente liquido de fuerte sabor, le dio un pequeño trago y trago para luego fruncir ligeramente la nariz en un gesto raro provocado por el paso fuegoso de aquel por su garganta – debí traer licuado o algo asi- comento y tosió un poco porque no era que no le gustaba… seguramente cuando se le acostumbre el paladar a la potencia agradecerá a la vida por haber traído esa botella. Se terminó por recostar en el suelo y cerró los ojos un rato… bueno, si se quería hacer al tiempo volar dormir era una idea grandiosa ahí era cuando el tiempo parecía querer joderte de otra manera haciendo que todo fuera rápido y darte esa sensación pesada de no haber dormido un maldito carajo. No es que se durmiera, solo se encontraba reposando tranquilamente.
Por unos momentos se dormitó un poco hasta que finalmente escuchó un sonido fuera, abrió tan solo un ojo mientras observaba hacia la puerta, bueno… suponía que ellos sabían que entrar ahí… así que simplemente esperó a que entraran. El sonido de la puerta le robó una sonrisa – Ah… ya era hora…- comentó mientras se cruzaba de piernas aún recostado en el suelo imitando el mismo movimiento con sus brazos sobre su torso – Cierren esa puerta que se nos escapa el calor..- se incorporó hasta quedar sentado y estiró la espalda de nuevo junto con los brazos levantándolos en alto e irónicamente tensando los músculos para relajarlos después. –Diganme que trajeron la comida… por amor de los dioses en los que no creo…. Díganme que trajeron la carne y la verduras – dramatizó y luego sonrió para ir hasta donde se encontraba la garrafa conectada a la hornalla abriendo un poco más el paso de la misma, también el giró en sus manos el wok – Bien, ¿Quién se hará cargo de cocinar?, yo me encargué de mantener caliente el lugar – ahora le tocaba ser mimado por sus amigos.
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