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Cuando las espinas ya no duelen…
Mentiras y engaños, manipulaciones disfrazadas de presiones, y actitudes que deshilan el corazón, ese que —con los ojos vendados— ya no puede ver, pero que en el pecho aún puede sentir. Espinas que le recuerdan el pasado, un pasado borroso que se ve claramente en actitudes que por las noches ya no se pueden enmascarar, y que con risas burlonas tratan de amortiguar el golpe que claramente se quiso dar.
No me quieras engañar, pues zorro viejo, esas mañas ya me las sé. Esas mentiras yo me las inventé y sino me las hicieron ver.
Decepciones y desconfianzas: eso es lo que me has podido dar, en lugar de confianza y seguridad.
De enemiga no me quieras tener, pues entiendo claramente cuáles son las intenciones de las retorcidas jugadas que me quieres hacer.
Si quieres libertad para torcer tu moral, puedes hacerlo. Pero he de despedirme, pues mi dignidad no ha de caer ni doblegarse.
Yo sí sé cómo jugar con las presiones sociales —y no usarlas para manipular y hacer lo que te guste.
Con esas espinas, ya no han de atravesarme.

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Crónicas del Desorden…
Vivo en el desorden, donde tengo que escarbar y tirar para poder limpiar. Vivo en el desorden, con tres traumas que no saben dónde dejaron la cabeza ni dónde empieza su felicidad, donde su calma comienza fastidiando el espacio de alguien más. Vivo en el desorden, donde levantar el plato o la basura pesa más que vivir con el respiro de un lugar limpio. Veo y veo, y solo puedo encontrar los patrones repetidos, esos que tanto odio y que tanto me he esforzado por no repetir. Vivo en desorden, luchando por asomar la cabeza entre tanta inmundicia, entre risas y burlas de quienes aman no ver con claridad. Pero así me ha tocado vivir: detrás del enredo de sus cabezas, procurando no enredar la mía por el desorden que ellos me causan… Vivo en desorden, deseando no repetir la suciedad que, a mi alrededor, he tenido que soportar ver.

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Una casa de papel…
Vivo en una casa de papel con paredes pequeñas y cuartos muy oscuros en los que cada quien encuentra su paz en el silencio y la soledad porque sólo así se evita el choque…Vivo en una casa de papel donde se escucha todo y la privacidad es un engaño, donde los gritos son la decoración y el llanto el acompañamiento. Vivo en una casa de papel donde me tengo que enfocar y crear la mujer que quiero ser, ajena a todo lo que en mi casa de papel he logrado ver.
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La piel habla y grita el ferviente deseo que tiene de ti. Anhelante, tu voz ansía escuchar, acariciando mi cuello, susurrando mi nombre. Anhelante y sedienta, por las noches clama el calor de tu cuerpo, pidiendo tener en ella tu nombre escrito. ¡Oh, mi preciada alma! Cuánto has de anhelar ver sus ojos y sumergirte en sus pensamientos, para nunca poder escapar y quedarnos a vivir en los lunares de su cuerpo, para contar la historia que su corazón, con recelo, guarda. ¿Cómo hemos de sobrevivir si a este delirio nos hemos adherido, sin más remedio que aprender a pedir incansablemente la dulce caricia de tu piel y perdernos en la sensación de sentir el sol a nuestra merced? Amas aquello que con el tiempo hemos de perder, dulce tormento que el tiempo injusto arrebata, y no quedan más que memorias dulces y amargas, preciadas y desgastadas. Pero en mi dicha he de jurar que mi amor ha de perdurar, escrito como en los viejos papeles que el tiempo solo logra decolorar. Mi amor por ti ha de quedar en piedra, pues aunque el tiempo me arrebate el color de mi cabello y la firmeza de mi piel, mi amor por ti solo ha de avanzar. Y hasta que mi aliento se pierda en las líneas de la historia, he de decirte que en mi corazón has de quedarte, porque, amado mío, eternamente tuya seré y de tu lado nunca me apartaré…

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Retomando el orden o el camino?
Seré la única que siente que perdió el rumbo? O es más que nunca lo ha encontrado realmente?
Desde que tengo memoria nunca he sabido que quiero ser realmente o lo que me gusta y por eso, a mis 25 años, experimento una crisis de vida. Esas típicas crisis de no saber a dónde ir o qué hacer en cualquier aspecto de mi vida.
Por eso, me he tomado la libertad de empezar a dejar acá mi proceso para ver si esto me lleva a algo y poder ayudar a los que estén en una situación similar�� veremos a donde me lleva este camino llamado vida. ¿Quién sabe? tal vez hasta terminé disfrutando el camino.

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