noleanafran

[noleanafran]

Cero seis

No tenía ánimos de escribir, ni de levantarme de la cama, ni de prender la computadora, ni de nada. No quiero hacer nada. No es por el frío sino que no me nace ni la más mínima acción. Tampoco es que me haya pasado mucho en este mes salvo ver a Rocío que la extrañaba muchísimo. Estoy muy feliz de poder abrazar a un amigo porque no me acuerdo cuándo fue la última vez. No pasó nada interesante además de eso.

La melancolía estuvo muy presente este mes. Hay algo con el paso del tiempo que no termino de entender qué me genera. En mi última relación era un motivo constante de discusiones (casi pleitos) porque no podía (ni puedo) entender cómo es que a alguien le pudiese molestar tanto que el tiempo exista. Sí, es cierto, las relaciones se distancian, la familia, los amigos, hasta uno mismo, pero ¿qué hay de malo con eso? ¿No es ese acaso el propósito de la vida? ¿Pasear un rato por algunos lados, volver o no seguido, quizás hasta no volver pero recordar con algún tipo de sentimiento ya sea positivo o no?

Mis problemas para dormir crecieron tanto que se manifiestan en dolores físicos y por supuesto que como toda buena acuariana testaruda que soy no hice nada al respecto más que esperar a retorcerme del dolor para poder tomar algún calmante. Estoy más irritable de lo normal: la luz, los ruidos, el tacto de mi ropa, cómo sabe la comida en mi boca, la temperatura de los líquidos que tomo, las voces, hasta mi cuerpo. No soporto mi cuerpo. Cada vez que me acuesto tengo una sensación en las extremidades que me enoja, me da náuseas y me provoca arañar o golpear la zona hasta que desaparezca. Hoy, después de mucho, se me ocurrió que podría tratarse de un síndrome de abstinencia. ¿A qué? No sé.

Más pasa el tiempo y menos tengo para decir. No hay nada importante en mi vida en este momento. Nada que me alegre, ni me emocione, ni lo espere con ansias. Escucho, veo, leo, pero no digo nada. Mediocre.

[noleanafran]

el país se está yendo al re choto tocará delirar virtualmente

[noleanafran]

[noleanafran]

Recaer

No tengo nada para decir. Me siento vacía, hueca. No hay nada más que melancolía y nostalgia. En este mes me tomé un tiempo para reflexionar no sin darme cuenta antes que no hay nada para hacerlo. Me siento perdida. desorientada. No sé qué es lo que espero de mí misma o qué me gustaría hacer en este momento, solo puedo pensar a futuro. Extraño ir a clases, leer y preparar apuntes. Extraño Puan. Extraño el pino torcido. Extraño comprar medialunas y un café. Sé qué quiero estudiar y sé qué me gustaría continuar mi vida académica en Europa. Desconozco cómo vivir además de eso. Hay una niebla muy densa entre mi pasado y futuro en Buenos Aires. Tengo un millón de cosas que quisiera lograr y sin embargo se sienten tan ajenas. No soy capaz de plantear un plan de acción para estar donde quiero.

Me arrebatan de las manos todo lo que me hace (o alguna vez me hizo) feliz. No tengo nadie con quien hablar ni a quien acudir. Me siento una carga para mi familia, tanto económica como mental. Me deprime no tener algo con qué distraerme, pero tampoco es que quiera salir de casa. Pensar en terapia solo ahonda más el sentimiento. Al parecer la salud mental en estos días es un lujo que casi nadie se puede dar. Sí, podría trabajar y pagarme las sesiones, pero eso implica salir de casa y -probablemente- tratar con gente que no quiero ver. No quiero interactuar con alguien que conozca, no quiero responder preguntas vagas, superficiales. Me frustra no tener una fuente de ingresos porque me gustaría ahorrar y volver lo antes posible, o poder visitar a mis amigos cuando quiera. ¿Cómo mierda puedo pagarme traslado, alojamiento y alimento con lo hecho verga que está todo? ¿De dónde voy a sacar las ganas si a duras penas puedo salir de la cama, por más que odie estar encerrada?

No hubo día en el que no pensé en el suicidio y me parece hasta gracioso que eso sea una motivación a trabajar por el mero hecho de desligar a mi familia de todos los gastos que conlleve poder deshacerse de mí. Trabajar para morir. ¡Bravo! ¡Viva el capitalismo! Me llenó de tristeza darme cuenta que mi vida no era mía. Mi propia vida no me pertenece. No puedo morir porque nadie va a cuidar y amar a mi gato; mi mamá se pondría muy triste y le sería imposible continuar con su vida; mi hermano se vería muy afectado porque ya no voy a estar ahí para él; mis amigos sentirían un vacío y seguramente se pasen años preguntándose qué es lo que me pasaba. O quizás me equivoque y nunca pase nada, quizás a nadie realmente le importe. O quizás sí. Nunca voy a estar segura de qué es lo que piensen de mí así en crudo, con honestidad letal.

No me sirve hablar de lo que me acompleja porque entro en círculo asqueroso. Podría decir cómo empezó, con aquel momento donde temí por mi integridad, y de ahí en adelante narrar todos mis males cronológicamente. No quiero hacerlo porque a lo mejor no son tan graves como yo pienso, pero no quiero decir eso porque no quiero que la persona que me esté escuchando crea que quiero llamar la atención, sin embargo si le digo "no te preocupes, sé que no es tan grave, me estoy ahogando en un vaso de agua así que no pasa nada" sería aún peor y atraería más atención porque eso demostraría lo insensible que soy conmigo. Y así seguiría siempre, siendo un juego de "pero sí, pero no" constante.

Pasé por varias psicólogas, a todas les dije lo mismo. Y todas me dijeron lo mismo: no vemos nada grave como para derivarte a un psiquiatra e iniciar un tratamiento. Mi mamá, harta de dar vueltas por todos lados y que yo no me sienta bien, me llevó con un médico y éste me mandó a hacerme estudios. No recuerdo con exactitud qué valores tomaron, o sea, eso mg/L de sangre, o algo así; sólo las cifras. El estándar para la dopamina era 90 y para la serotonina era 200. yo tenía 12 y 5, respectivamente. Tomé fluoxetina un tiempo, no sirvió para absolutamente nada porque discontinuamos el tratamiento, me había puesto en pareja y a mi médico le pareció innecesario ya que él podría darme una especie de antidepresivo sin tomar nada. Y más o menos fue así, no volví a medicarme hasta que esa relación terminó.

Volví a tomar antidepresivos e inductores del sueño en 2021, no funcionaron. Es más, hasta diría que empeoró mi condición porque dependía de eso para poder dormir y no iba a poder tomar nada porque me mudaba y debería empezar de cero una vez que me terminara de instalar en Buenos Aires en 2022. No lo hice y no me arrepiento. La pasé tan mal sin mi gato que de abril a julio había perdido casi 20 kg, el lado bueno de eso fue poder sacarme de encima todo lo que aumenté con los tratamientos, pero aún así sentía que no era suficiente. Tengo un historial muy complicado con el alcohol y me costó horrores controlar mis hábitos de la anorexia, paré cuando mi familia empezó a hacer comentarios sobre cómo estaba. Ya pasaron dos años y aún sigo extrañando ese cuerpo.

Nunca me gustó mi cuerpo, ni mi cara, ni mi cabello, ni mi voz, ni mis ojos, ni mi andar, ni nada. No me gusta nada que demuestre que soy un ser humano que habita este plano terrenal. No me gusta comer, pero tampoco me gusta entrenar para cambiar eso que no soporto. Son dos torturas distintas que tienen que convivir en la dicotomía de hacer o no algo al respecto. No encuentro ganas ni motivación alguna. No quiero hacer nada. No quiero tener que hacer todo. Mis noches de mayo se llenaron escuchando el mismo álbum una y otra vez. No tengo nada más que agregar.

[noleanafran]

[noleanafran]

Lavandas y violetas

Desde el mes pasado que me acuesto con miedo porque tengo sueños muy vívidos. Las personas que me conocen saben que me cuesta horrores dormir más de cuatro horas seguidas, pero ahora no puedo despertarme, no entiendo qué es lo que está mal conmigo. Es más que sabido mi miedo a la oscuridad, pero esto es otra cosa, un temor que desconocía hasta mitad de mes. Si bien mi salud mental nunca fue de las mejores -y me divierte tener traumas porque, admitámoslo, soy la reina de la comedia- creo que esta es la primera vez que realmente me preocupa tener alguna condición que me provoque alucinaciones.

Durante los primeros días de marzo tuve alguna que otra sensación de ver sombras por el rabillo del ojo, hice caso omiso, pensé que era algunos de mis gatos, la enajenación de volver a casa después de mucho tiempo y/o el estrés. Buscaba soluciones lógicas. El problema es que todas compartían un patrón: mi abuela. Todas esas "sombras" aparecieron cerca de mi abuela en un muy momento muy delicado, hacían un par de días que mi mamá le hizo una limpieza energética a mi mejor amiga y me contó que casi no la pudo terminar, ya que estaba muy cargada; además, mi abuela tuvo dengue y pensamos que la quedaba, pero ahí está la tipa, vivita y coleando.

Estuve masticando la idea de que quizás algo salió mal y por eso teníamos estas cosas dando vuelta, algo así como que "no se cerró el portal", también pensé que era la única, hasta que se lo comenté a mi mamá y me dijo que ella también las ve. No volvimos a tocar el tema. Evité mencionarlo en el post anterior porque no quería saber nada, pero claro, como toda cosa que uno evita vuelve tarde o temprano, igual o peor. Volvió a mí en forma de sueños. Sufro cada vez que apoyo la cabeza en la almohada porque sé que voy a tener esta clase de pesadillas en cadena donde nunca puedo distinguir el inicio y el fin de cada una de ellas.

Lo peor es despertar y cargar por el resto de la jornada la angustia de no recordar nada más que fragmentos sueltos en donde casi siempre huyo de algo o alguien que me intenta hacer daño, o nado y me desespero porque la costa parece nunca llegar, o veo a mis seres queridos desintegrarse lentamente. La última pesadilla que tuve fue sobre mi gato. Se enfermaba y moría de una manera tan dolorosa, pero a mayor velocidad que en sueños anteriores. Me desperté asustada porque ni bien abrí los ojos Mino me miraba como si supiera lo que pasó y se acurrucó conmigo mientras le hacía mimitos. Espero que las pesadillas se vayan con el mes.

Esta situación me sobrepasó tanto que me aislé del resto. Estar sola me hizo replantearme qué es lo que realmente estaba buscando, con quién quería compartir o pasar el rato. Es una pregunta que estaba pateando contestar desde febrero, cuando el chico con el que estaba saliendo atravesó un duelo por el cual sentí cero empatía, evitaba hablar con él y hacer preguntas sobre cómo estaba. Simplemente no me importaba y se lo hacía saber de una manera muy sutil aunque le decía que nada más estaba preocupada por problemas en casa. No debí continuar con el vínculo sabiendo que esta persona no me generaba nada, pero por supuesto que hice todo lo contrario.

Me forcé a verlo y tratar de estudiarlo una vez más, intenté buscar algo que me atraiga de nuevo. Nada. No había nada ahí que me llame la atención. Me gustaba más cuando no lo conocía y pensaba en él como una simple forma de terminar mi última relación. Su música me aburría, sus gestos me irritaban, su manera de hablar me sacaba de quicio porque daba muchas vueltas para decir algo simple, y así con un montón de cosas. Su sonrisa me gustaba mucho porque era muy similar a la de una amiga que ya no lo es, probablemente estaba ahí por eso. Esperaba encontrar algo en él que me enamore como lo hizo ella y mientras más esperaba, menos lo soportaba.

Al final lo dejamos todo a finales de marzo. Gracias a Dios (si es que existe). Durante esa semana me dediqué a pensar en cómo serían mis días si estuviera al lado de una persona que de verdad me atraiga, si vamos al caso, solo se me ocurrieron mujeres. Supondrán ustedes, mis sufridos lectores, por donde viene la mano. Siempre supuse que era bisexual, pero había algo sobre los hombres que con el tiempo se tornó una pesadez, una lista larguísima de atributos que debían tener para que me atraigan y si no cumplían algo los "perdonaba" porque quizás mis estándares eran muy altos, sin embargo nunca pensé en una lista cuando me gustaron mujeres, simplemente me gustaron y ya.

Nunca pude planteárselo a mi mamá. Ella siempre estuvo en contra de mi identidad a pesar de apoyar otra gente a vivir su vida como quisieran, pero a mí no. En uno de sus sermones a causa de mi rebeldía, a eso de los 12 o 13 años, recuerdo que me dijo algo así como "cuando seas grande y te cases con un hombre" y le pregunté por qué no puede ser una mujer, me dijo que eso era lo normal, lo que se esperaba de mí, que lo de ahora es una etapa y se me va a pasar, y yo le creí porque era mi mamá y se supone que quiere lo mejor para mí, ¿no? Creo que le daba vergüenza saber quién soy y hasta el día de hoy no volví a relacionarme con ninguna mujer en ese aspecto.

Haciendo un replay de esos años hasta hoy me di cuenta de que no fui completamente feliz en ninguna relación y el hecho de que no pueda estar soltera por mucho tiempo se debe a que sentía que de alguna manera tenía que gustarme alguien. Por suerte, leyendo el Masterdoc entendí que esa carga que significaba que "me guste" un tipo cualquiera y yo trate de encajarlo en estándares que muy pocos hombres pueden cumplir, no era otra cosa que la heterosexualidad compulsiva. Ahora, por otro lado, en un hipotético caso donde conozca a alguien que cumpla todos los ítems de la extensa lista ¿va a llenar el vacío que siento cuando estoy con hombres? Yo creo que no.

Y hablo de vacío porque en verdad es uno, no hay química y la atracción física oscila por periodos inestables. Me divierten un rato, sí, pero cuando necesito a alguien ellos no responden a mis ideales, me irritan y me desespera, me molesta todo lo que hacen y cómo piensan, sobre todo las cosas de las que son capaces de hacer. Quizás las pesadillas sean por eso, huía porque estuve haciendo tiempo hasta saber qué es lo que quería. Ya lo sabía, me pasé gran parte de mi infancia besándome y pasando mucho tiempo con mis amigas, nada más estaba ignorándolo. Aun así hay muchas cosas sobre mí que aún no sé, no me termino de conocer.

Más allá de todas estas conclusiones me siento mal por dos cosas que me carcomen mucho. La primera es que no tuve la intención de herir los sentimientos de nadie en este tiempo, a nadie le gusta ser la mala de la historia, me siento culpable por no haberles correspondido, pero tampoco es que necesite complacer a todo el mundo como estuve intentando hacer todos estos años. Mi complejo de salvadora me puso en situaciones muy complicadas y estresantes y sé que voy a necesitar muchas sesiones de terapia para poder afrontar ese y varios problemas más (aunque me rehúse a ir, no quiero que me saquen mi condimento de la comedia).

La segunda cosa que me preocupa muchísimo es que me vean de una manera indebida. No es que decido dejar de identificarme como bisexual solo porque tuve pésimas experiencias con hombres y ahora quiero "probar suerte" saliendo con mujeres. No. Más bien me parece lo correcto siendo que en cada uno de mis noviazgos, en algún momento preciso o por varios tramos de la relación, deseé que mi pareja fuera una mujer. Lo deseaba con la mayor de mis fuerzas. Me sentía atrapada, incomprendida. A pesar de estar con ellos y pasar algún que otro buen rato, en el interior me sentía extremadamente sola y nada llenaba ese vacío. Tampoco es que esté idealizando a las lesbianas.

Es muy difícil darle un cierre a un texto que inicié sin pensar en que se convertiría en una declaración. Muchas emociones me atravesaron mientras escribía esta montaña rusa de ideas. Reitero: mi miedo por padecer algo donde mi insomnio sea un síntoma y no un problema aislado continuará hasta que pueda descartarlo con un profesional. Siguiendo el orden, ahora que por fin puedo poner en palabras algo que vengo pensando desde hace tiempo y ya no me genera un nudo en la garganta cuando intento explicarlo, me deja muy tranquila. En estos últimos días estuve entrenando y meditando. Me parece importante empezar a cuidar mejor mi cuerpo y mente. Después de todo lo que pasé, creo que me merezco un par de meses de reposo y enfocarme en mí, ser egoísta por primera vez y por una buena causa.

[noleanafran]

La memoria despierta para herir

A los pueblos dormidos

Que no la dejan vivir

Libre como el viento

[noleanafran]

Amores incompletos

Tengo 30 minutos para resumir marzo antes de que termine. La verdad es que no tengo muchas cosas para decir. No me siento normal, de hecho, siento que estoy completamente desconectada de la humanidad. Me cuesta encontrar empatía en situaciones que no involucren a personas por las que daría la vida.

Descubrí que no puedo sentir amor por nadie por más de un par de semanas por más cínico que suene. Mi corazón está ocupado por una bella dama que no piensa salir de ahí y todas mis ideas le pertenecen a ella. Todo lo que hago es para ella. Quiero que me mire y sepa que conmigo tiene un hogar en el cual puede estar tranquila, pero claro ¿cómo voy a darle todo lo que quiero si ni siquiera me lo puedo dar a mí?

Años anteriores solía imaginar escenarios en donde ella era el centro de todo: le cocinaría sus platos favoritos; tendríamos citas en los bosques de Palermo; le ayudaría a revisar sus trabajos y escritos; le mostraría cosas que escribo solo para tener su aprobación -porque es lo único que me importa recibir de ella-. Todo esto para después sufrir y reconocer que sería imposible. Ella no me amaría. Ella no me aceptaría.

Quisiera ser mejor para ella. Mi única motivación para todo lo que hago es ella. Todo lo que le exigí a mis parejas fue un reflejo de lo que me exijo a mí para poder siquiera ser digna de que me note. Me tiene a sus pies y no lo sabe. Es una pena que Botticelli haya pintado El nacimiento de Venus con alguien que no sea ella, si no lo hacía él estoy muy segura de que se me hubiera ocurrido a mí. Es una diosa y no se da cuenta que no necesita cambiar nada para gustarle a nadie, aquel que piense lo contrario no la merece ni un ápice de lo que apenas la merezco yo.

Constantemente busco relaciones inestables y fugaces porque no quiero sentirme sola con un rechazo que aún no me han dado, pero no quiero que piense que no la amo. No quiero que piense que me olvidé de ella y la cambié, eso jamás. Desde que la conocí no siento nada cuando beso a alguien, no puedo evitar pensar en que con ella sería diferente cualquier tipo de intimidad que me permita compartir a su lado. En todo momento que estoy con alguien solo pienso en ella y en lo feliz que somos en mis sueños.

Marzo fue un mes muy largo y agotador. Estoy al borde de recaer en otro estado de depresión constante, justo ahora que hasta respirar está caro. Me siento culpable por eso. En mi lista de relaciones horribles estoy muy segura de que el dinero ocupa uno de los primeros puestos. Mis traumas de la infancia y baja autoestima me impiden ser feliz y capaz de disfrutar, pero como no tengo los medios para afrontar estos miedos y angustias en terapia, no me queda de otra que escribir mis embrollos y amarla en silencio.

[noleanafran]

Todo lo que quiero ser, no soy. Todo lo que me molesta vive en mí. Todo lo que evito es lo que habita en mi ser.

Otra noche más que no puedo dormir. Otra noche más en la que pienso en ella. Otra noche más sin ser lo que necesita.

[noleanafran]

[noleanafran]

Ernesto Che Guevara, Letters From Afar: The Congo And Bolivia, To My Children

[noleanafran]

Del amor y otros demonios

Empecé el mes pensando en cómo terminé acá. Nunca me gustó Lengua en el colegio, la odié 5 de los 6 años. Es más, recuerdo que mi frustración era tanta que llegué a pensar en ser profesora únicamente para aprovechar la cantidad inmensa de contenido no convencional para las escuelas. Siempre es lo mismo. Los mismos autores, los mismos cuentos, los mismos trabajos, las mismas ideas. Mi familia está llena de docentes, yo más que nadie entiendo el enojo y la impotencia que da proponer nuevos métodos y que los dinosaurios clásicos conservadores te digan que no porque así se hizo siempre y no se debería cambiar. Ponete a pensar, ¿es posible dejarles algo a los chicos si enseñas sin ganas, sin corazón, sin voluntad? Obvio que no, por eso las amo tanto a ellas.

Me rendí, me cansé de luchar porque sabía que mis métodos serían ignorados. Llegaron los 14 y el amor por el cine me motivó a estudiar algo relacionado con eso. Quería ser directora, estar detrás de cámaras, transmitir algo que valga la pena, qué sé yo. La baja autoestima y el sabotaje me dijeron que no, que era caro, que no podía, que soy mujer y que nadie me va a ver. Estaba en tercer año, fue la primera vez que leía a García Márquez, me enamoré. Un loco, ¿cómo vas a empezar por el final? O sea, ¿se puede hacer eso? ¿De verdad? Desgraciadamente mi profesora de aquel año no supo llegarme y la chispa que pensé que se había despertado de nuevo se apagó antes de que me emocione. No es el caso de mi profesora de Historia, a quien recuerdo con muchísimo cariño. Me daba miedo al principio, pero con las clases me ganó. Quise estudiar algo relacionado con las ciencias sociales, no sabía que eso que todo el mundo tachaba de aburrido era en realidad muy entretenido e interesante. Ese mismo año compré mi primer libro de sociología. No entendí un carajo, lo dejé a la mitad. Me rendí.

Entre los 15 y 16 fue todo lo mismo, plata. Plata, plata, plata. ¿Qué hago? Che, me re gustan las pelis de acción, me hacen acordar a mi papá. Si alguna vez soñé con trabajar en el FBI o en la CIA como agente secreto, es su culpa. Che, pero pará, ¿se puede estudiar eso? No, ¿verdad? ¿Y algo cercano? ¿Criminalística, decís? Uh, puede ser, eh. Me gustan las matemáticas y física es muy divertido. Listo, Ingeniería Civil, re fácil. Era más o menos todo lo mismo, si no era una cosa era la otra. Plan A y plan B. ¿Qué podría salir mal? Bueno, muchas cosas salieron mal en esos años. Me di cuenta de que no estaba en el camino que me interesaba y tardé mucho tiempo en reconocer que eso no era para mí, pero ya vamos a llegar a eso, no te apures.

Si las máquinas del tiempo existieran, volvería a 2019. Me prestaría más atención a mí. Le prestaría más atención a ella, Natalia, mi profesora de Lengua. En ese año volví a leer a García Márquez, de hecho, creo que nunca había leído tanto como en ese año. También leímos a José Hernández (como cualquier estudiante de último año del secundario) y a Gabriela Cabezón Cámara, gran autora, lamento no haberle prestado atención a ella tampoco. No hay día en que no piense el dibujo que acompañó a la presentación de un ensayo que escribí sobre «Del amor y otros demonios» y el hecho de que Natalia nunca me lo devolvió. Estuve muy enamorada ese año, o eso creo, no sé. No sé si lo que sentí es lo que se dice "estar enamorado", me cuesta mucho saber qué es lo que siento. Hay veces que no puedo poner en palabras mis emociones y me queman, me pesan, me inquieta y me pone nerviosa, argel. Hay veces que siento un hueco tan grande que se me hace un nudo en la garganta.

En este mes del amor y la amistad me propuse contestar una incógnita que fue todo un desafío responder: ¿Qué es el amor para mí? Pensé mucho, muchísimo. Noches sin dormir. El amor es: cocinarle a alguien que me importa; limpiar sin hacer ruido; alivianar una carga o adelantar algo para facilitarle el día; preparar la cama para que esté calentita en invierno; hacerle todo tipo de preguntas para saber hasta la más mínima curiosidad; tantear terreno y preguntar cosas chiquitas, inocentes, con mucho tiempo de anticipación para regalarle algo después sin que lo espere; ser detallista, recordar y observar todo; estudiar sus gestos y modismos; saber sus gustos musicales para mostrarle cosas que por ahí no conoce; escuchar, atender y memorizar; mimos, muchos mimos. El amor para mí es eso: prestar atención. Dedicar un trato dulce, cálido, único. Creo que por eso estuve tan triste todo este tiempo, porque nadie me amó (o me ama) como yo amo. A veces me doy cuenta de que yo no me amo, o no del todo, por lo menos.

Digo esto porque si me amara, en aquella charla post entrega del trabajo final de mi ahora materia favorita, le hubiese hecho caso a Natalia. Me hubiese hecho caso a mí. En un mundo tan arruinado por el capitalismo donde lo único que importa es la plata y hacer más y más sin fin alguno, en un mundo donde no importa lo que haga porque el tiempo pasa igual, en un mundo donde hay demasiados ingenieros, demasiados esto, demasiados lo otro y tan pocos artistas. Después de muchos amores fallidos, muchos miedos ganados y perdidos, mucha bronca al pedo. Después de 3 años dando vueltas en un lugar que no era para mí, después de una clase de Física que mi profesor no pudo seguir porque se largó a llorar por no poder explicar un tema, llegué a casa llorando yo también. Me armé de valor y llamé a mi mamá, le hablé con la voz quebrada, le dije que no quería estudiar esto, que quería seguir Letras. No me prestó atención, estaba en una cena por el día del profesor. Me reí del momento absurdo y volví a llorar, a 1000 kilómetros de casa, me sentí sola y acompañada.

Esto pasó en 2022, un año después cursé en Puan y fui feliz. 2023 fue un año maravilloso, encontré mi vocación y a lo que realmente me quería dedicar, hice un taller anual y tuvimos la suerte de armar un grupo que tenía muchas ganas de seguir escribiendo. Sacamos un libro, 13 historietas, escribí dos guiones. Le dedico Deadline a Natalia, sé que cuando lo vea ella va a comprender y espero le cause tanta gracia como a mí. Gracias profe por tener razón, la amo muchísimo y la admiro tanto, pero tanto, que aún después de egresarme y hablar no tan seguido, la sigo tratando de usted. Perdóneme las comas mal ubicadas si es que las hay pues es más que sabida mi obsesión. Si está leyendo esto, no se preocupe, no me olvidé del café que tenemos pendiente. El amor para mí es usted tomando mate los jueves.

[noleanafran]

EL DISCO DE MI MENTE SE RESIENTE CON TU CORAZÓN

(EL DISCO DE TU CORAZÓN, EL DISCO DE TU CORAZÓN)

[noleanafran]

[noleanafran]

comunicado oficial: por la inflación, las 10 plagas bíblicas pasan a ser 35

[noleanafran]