#pilotando
Explore tagged Tumblr posts
pirapopnoticias · 2 years ago
Link
0 notes
mazony-costa · 1 year ago
Text
1 note · View note
inairthings · 1 year ago
Text
Cuando te hacen odiar un personaje
When they make you hate a character
🇪🇸 - 🇬🇧
Tumblr media
¿No os ha pasado alguna vez que cuando te meten un personaje por todos lados terminas odiándolo?, porque a mí me ha pasado muchas veces, aunque ya había pasado mucho tiempo desde la última vez, pues bien, es oficial, vuelvo a odiar un personaje.
Leer más 👇🏻 + 🇬🇧 (a try of) English 👇🏻
¿A quién le ha tocado esta vez?
A Tommy Kinard, de 911, un personaje que conocimos en la Temporada 2, un personaje que se comportó de una forma mezquina y horrible con Hen y con Chim siguiendo el juego al pie de la letra de su Capitán, un hombre homófobo, racista, misógino y muchas cosas más, aunque al final se redimiera para mí eso siempre quedó ahí. Este mismo personaje es recuperado como interés amoroso de Buck, porque el plan inicial falló y tuvieron que cambiar el guion.
Este personaje reapareció pilotando un helicóptero, hasta ahí bien, continuó formando amistad con Eddie, entre los dos se ve bastante química, hasta que sin verlo venir le da un beso a Buck y lo saca del armario como bisexual, a partir de ahí solo hay escenas absurdas para justificar que Buck está en una relación con un hombre, como que Tommy, que se supone que es piloto de helicóptero, aparezca cubierto de hollín en el hospital donde Chimney está ingresado, para darle un beso a Buck y que todos se enteren de su relación solo porque su cara ahora también está llena de hollín, para terminar la temporada con bromas tontas y absurdas sobre padres, solo porque Buck ve en Bobby una figura paterna.
Pues en 911 parece que Tommy es el único personaje principal que existe, cuando no es ni siquiera un personaje recurrente, solo es un invitado, con una trama inexistente y cada capítulo más absurda, un personaje que no ha estado en pantalla casi ni 10 minutos, y de repente es considerado un héroe, un Dios, es venerado, reverenciado... para arrastrar de paso por el fango otro personaje, el de Eddie, porque sí, muchos de sus fans pasaron de amar a Eddie a desearle todo lo peor.
Por ejemplo en el Reddit de 911, cada día hay un nuevo post de Tommy esto, Tommy aquello, Tommy, Tommy, Tommy, como si fuera el único personaje de la serie, pues yo me cansé, hace días que no visito ese Reddit, de hecho he empezado a ocultar todo lo referente a él, porque además son personas o fans muy irracionales, que no digo que todos los Buddies sean perfectos, que no creo que realmente sean fans de ese personaje sino de la idea de un Buck bisexual. Además está el hecho de que se sienten muy amenazados porque después de todo saben que Tommy es solamente un objeto argumental y que Tim Minear nos dio más Buddie que nunca, eso tiene que significar algo.
¿Qué me enfada?
Que no le hayan dado a Buck una trama bisexual buena, sino una que es pésima y que arreglaron con un beso y un personaje cuyo recuerdo no es bueno por su comportamiento con Hen y con Chimney en la Segunda Temporada siguiendo el juego homófobo y racista de Gerrard cuando él, como Gay, tenía demasiado que esconder así que más razón para no seguir ese juego y mantenerse neutral, pero no, decidió jugar, Tommy es solamente un hipócrita supremo, ahora parece inocente, leal, correcto, todo está olvidado, pues esas cosas no se deberían olvidar jamás.
Buck merece un interés amoroso único, un personaje que haya sido creado específicamente para él y que lo ayude en esa nueva parte de su vida, que lo aconseje, porque una cosa está clara, la trama Bi de Buck es necesaria para una posible trama queer de Eddie, y eventualmente para Buddie.
Algún día tal vez escriba algo más coherente.
🇬🇧
Hasn't it ever happened to you that when they throw a character at you from all sides you end up hating them? Because it has happened to me many times, even though it had been a long time since the last time, well, it's official, I hate a character again.
Whose turn was it this time?
Tommy Kinard, from 911, a character we met in Season 2, a character who behaved in a mean and horrible way with Hen and Chim following his Captain's game to the letter, a homophobic, racist, misogynist man and many other things, although in the end Tommy redeemed himself for me that always remained there. This same character is brought back as Buck's love interest, because the initial plan failed and they had to change the script.
This character reappeared flying a helicopter, so far so good, he continued to form a friendship with Eddie, between the two there is quite a lot of friend chemistry, until without seeing it coming he kisses Buck and brings him out as bisexual, from then on there are only absurd scenes to justify that Buck is in a relationship with a man, like Tommy, who is supposed to be a helicopter pilot, shows up covered in soot at the hospital where Chimney is admitted, to give Buck a kiss and everyone finds out about their relationship just because Buck's face is now also covered in soot, to end the season with silly and absurd jokes about fathers, just because Buck sees in Bobby a father figure.
Well, in 911 all media and interent it seems that Tommy is the only main character that exists, when he's not even a recurring character, he's just a guest, with a non-existent plot that gets more absurd every episode, a character that hasn't even been on screen for 10 minutes, and suddenly he's considered a hero, a God, he's revered, revered… to drag another character through the mud, Eddie's, because yes, many of his fans went from loving Eddie to wishing him all the worst.
For example on the 911 Reddit, every day there is a new post about Tommy this, Tommy that, Tommy, Tommy, Tommy, Tommy, as if he was the only character in the series, well I got tired of it, I haven't visited that Reddit for days but I started to hide everything with the word "Tommy", because they are also very irrational people or fans, I'm not saying that all Buddies are perfect, I don't think they are really fans of that character but of the idea of a bisexual Buck. Then there's the fact that they feel very threatened because after all they know that Tommy is just a plot device and Tim Minear gave us more Buddie than ever, that has to mean something.
What pisses me off?
That they didn't give Buck a good bisexual plot, but one that is lousy and that they fixed with a kiss and a character whose memory is not good because of his behaviour with Hen and with Chimney in Season 2 following Gerrard's homophobic and racist game when he, as Gay, had too much to hide so more reason to not follow that game and stay neutral, but no, he decided to play, Tommy is just a supreme hypocrite, now he seems innocent, loyal, correct, everything is forgotten, because those things should never be forgotten.
Buck deserves a unique love interest, a character that has been created specifically for him to help him in this new part of his life, to advise him, because one thing is clear, Buck's Bi plot is necessary for a possible queer plot for Eddie, and eventually for Buddie.
Someday maybe I'll write something more coherent.
Necesito esto - I need this 👇🏻❤️‍🔥👨🏻‍❤️‍🧑🏻
Tumblr media Tumblr media
Gif and pics by Google.
21 notes · View notes
nunasworlds · 8 months ago
Text
A solidão acompanha. Não é uma questão de país, de momento, da companhia, a solidão acompanha não importa o cenário. Não que seja ruim, mas ela acompanha a falta de sentido que tudo vez ou outra tem. O propósito se confunde a cada passo e será mesmo que ele existe? E se a vida for uma sucessão de fatos aleatórios, montando um destino tão aleatório quanto? Se você quer ouvir algo inspirador, não deverá encontrar nada do gênero aqui hoje. Só desabafos desordenados, assim como minha mente nos últimos tempos. Nossas escolhas vão montando histórias e será que um dia desperto? Vou acordar com a sensação de estar verdadeiramente pilotando minha vida? Onde fica o botão start? Quando vou receber a carta dizendo minha próxima missão? Eu que tenho que escreve-la? Se não eu, quem irá? Já estou com a caneta na mão, de frente para o papel, mas de tantas palavras, quais escrever?
11 notes · View notes
ritadcsc · 1 year ago
Text
Jesus! Sua presença perpétua e onipresente transforma a escuridão em dia! Eu não sou deixado sem amparo para enfrentar as tempestades da vida, pois Sua mão está de hora em hora pilotando minha frágil embarcação. A onipresença de Deus é o antídoto gracioso para toda tristeza terrena!
John Macduff em Vigília da noite, p. 22
34 notes · View notes
jadarnr · 7 months ago
Text
Tumblr media
TRINITY BLOOD
RAGE AGAINST THE MOONS
(Storia: Sunao Yoshida // Illustrazioni: Thores Shibamoto)
Vol 1 - From the Empire
FLIGHT NIGHT - Capitolo 6
Traduzione italiana di jadarnr basata sui volumi inglesi editi da Tokyopop.
Sentitevi liberi di condividere, ma fatelo per piacere mantenendo i credits e il link al post originale 🙏
Grazie a @trinitybloodbr per il contributo alla revisione sul testo originale giapponese ✨
Tumblr media
Jessica si rigirò nel letto. Che terribile incubo! Aveva sognato che la Tristan era stata dirottata e lei si era unita ad uno strano prete per cercare di sventare l’attacco terroristico.
Ma perché c’erano dei pezzi di metallo nel letto?
“Ehiii!” Urlò il prete.
Il letto di Jessica iniziò a tremare. Poi si rese conto che non era nel suo letto. E si rese anche conto che nessuno stava pilotando la nave.
“Jessica! La prego, si svegli! Il timone!”
Jessica riprese i sensi e si alzò. “Ce l’ho, ce l’ho!” Gridò.
“Oh grazie a Dio.”
Jessica riprese il controllo e la nave smise di tremare, tornando diritta e ricominciando a volare tranquillamente.
“Ben fatto timoniere. No, timoniera. Uhm, Jessica.” Farfugliò il prete.
“Padre, dov’è finito il vampiro?” Chiese Jessica nervosamente.
“Ah, è volato via dalla finestra quando la nave ha iniziato a tremare. Un vero miracolo. Ma ora si metta in contatto con la torre di controllo per favore.”
Sapeva che il prete stava mentendo, ma c’era troppo da fare al momento per mettersi a discutere. Afferrò la radio. “Torre di controllo di Roma, per piacere rispondete. Questa è la Tristan, Albion Airline, volo 007.”
“Tristan, com’è la situazione a bordo? State bene?” Rispose immediatamente la torre di controllo. Sembravano molto preoccupati.
Jessica pensò alla bugia che le aveva detto il prete. Non le venne in mente altro per cui stette al gioco. “Il dirottatore è stato accidentalmente buttato fuori dalla nave. Chiediamo aiuto alla torre di controllo per arrivare all'aeroporto. Abbiamo varie vittime, tra cui il pilota.”
“Siamo spiacenti Tristan, ma non possiamo fornirvi indicazioni. Vi consigliamo di scappare il più velocemente possibile.”
“Cosa?!” Jessica non capiva cosa stesse succedendo.
Da quanto dicevano gli strumenti, erano già nello spazio aereo del Vaticano. Probabilmente mancavano solo tre o quattro ore all'arrivo a Roma.
“Non siamo autorizzati a continuare le comunicazioni. Vi prego di scappare. Dio vi benedica tutti... Passo e chiudo!”
“Pronto? Pronto?” Urlò Jessica.
“Che succede?” Chiese Abel.
“La torre di controllo ha tagliato le comunicazioni anche se sanno che siamo senza pilota!”
Il rumore del radar della Tristan la interruppe, segnalando l'avvicinamento di tre punti luminosi. Jessica alzò le spalle.
”Anche il radar deve essere rotto. Secondo quanto dice, quelle luci si starebbero muovendo a più di 800 km all'ora. Nemmeno un aereo..."
Abel corse verso il radar per controllare e gridò “Spenga i motori!
“Eh?”
“Spenga i motori e riduca l'altitudine! Presto!”
Ma cosa sta dicendo? Ridurre l'altitudine in modo così drastico è pericoloso. Soprattutto in questa zona, dove ci sono montagne e valli. Se per errore colpiamo lo scafo della nave…
Nonostante ciò, Jessica seguì le istruzioni, sorpresa dall'espressione del sacerdote. Spense i motori e iniziò a sgonfiare i palloncini, riducendo il volume di elio per diminuire la galleggiabilità.
“Ancora, ancora! Fino quasi a terra!”
“Non dica cose assurde! Che diavolo sta succedendo? É un guasto del radar...”
“Il radar funziona normalmente. Non si tratta di un guasto”. Disse Abel spostando lo sguardo dal radar alla mappa. “Sono missili, una tecnologia perduta di un'epoca antica. Allora è vero quello che si diceva, che ad Assisi si stanno testando delle repliche...”
Jessica non capiva una parola di quello che stava dicendo, per cui Abel cercò di spiegarle con più calma.
“I missili sono progettati per inseguire il calore residuo anche se il motore è spento... Sarebbe assolutamente impossibile evitarli solo pilotando la nave. Ma se siamo a una quota molto bassa... E se riuscissimo a farli entrare in contatto con il suolo prima di toccare terra...”.
“È impossibile!”
Jessica capì finalmente cosa stava dicendo il prete e si lasciò sfuggire un urlo. Le stava chiedendo di mettere tutti in pericolo certo per evitare un altro pericolo... E poi lei non era nemmeno un membro dell'equipaggio...
“Anche se pensa sia impossibile, per favore abbassi la quota... Ho un'idea.” Senza tanti complimenti, Abel scomparve dalla porta posteriore.
“Ma dove sta andando?”
La Tristan si insinuò tra un cumulo di nuvole sopra una valle avvolta da una sottile nebbia. Controllando la mappa, Jessica fece una brusca virata a destra. Una montagna apparve improvvisamente sulla sinistra. L’aveva evitata per un soffio: sebbene la nave sembrasse lenta a causa delle sue grandi dimensioni, anche a motori spenti manteneva una velocità vicina ai cento chilometri all'ora. Il minimo errore di calcolo avrebbe potuto significare...
Improvvisamente i punti luminosi sul radar si erano ridotti a due: probabilmente uno era entrato in contatto con il suolo.
“Forza, io sto facendo del mio meglio! Fallo anche tu!” Gridò Jessica alla nave.
Come se rispondesse al suo incoraggiamento, l'enorme struttura della nave tremò ed aumentò la velocità. Sfiorando di tanto in tanto le cime degli alberi con il suo scafo, la nave si faceva strada attraverso il pericoloso terreno. Le sarebbe servito un intero plotone di angeli custodi.
“Mio Dio, ci ha raggiunti!”
Dalle vetrate del ponte inferiore vide una sfera di luce avvicinarsi rapidamente. Sembrava un razzo serpente che attraversava le nuvole andando verso la Tristan.
“Non mi batterai!”
Senza accorgersene, Jessica si morse le labbra fino a farle sanguinare. Girò il timone con tutta la forza che aveva in corpo.
“Non ho intenzione di perdere contro di te!”
Per un attimo, la fiancata della nave andò a sfiorare le cime degli alberi, provocando delle scintille che illuminarono lo scafo della Tristan. La nave virò con una forza tale che sembrò quasi ad andare a colpire una piccola collina. Il razzo-serpente non riuscì invece a virare e si schiantò contro di essa. Ma ne mancava ancora uno...
“Dannazione! Non farò in tempo a schivare anche l’ultimo!”
<E’ tutto a posto! Mi scuso per averla fatta aspettare!> La voce di Abel arrivò dall’intercom.
L'ultimo missile sollevò il muso per colpire la poppa quasi nello stesso momento in cui un forte botto echeggiò fuori dal portellone. Un attimo dopo, un piccolo biplano decollò dal portellone. L’accensione del motore lasciò una scia di carburante in fiamme. Il dispositivo di tracciamento a infrarossi a modulazione di ampiezza/frequenza del missile - un cercatore IR a scansione conica AM/FM - rilevò un’altra fonte di calore, più calda di quella del motore del dirigibile. Il missile quindi cambiò rotta, inclinando le ali stabilizzatrici per seguirla.
Si udì un suono fragoroso.
“Oh!” Jessica sussultò senza fiato. Guardò le fiamme e il fumo nero che sbocciavano nell'aria, frastornata.
E il prete? Quel pazzo imprudente, dov'è?
Abel non si vedeva da nessuna parte.
“Oh no, Padre! L’ha fatto per salvarci tutti...”
Lei faccia il suo dovere, io farò il mio. Jessica ricordò le parole del prete e scoppiò a piangere, le lacrime che bagnavano il pannello di controllo.
“Alla fine non gli ho nemmeno dato quel panino...” Singhiozzò.
“E infatti sto ancora morendo di fame…”
“Esatto, è morto prima di poter mangiar... eh?” Jessica si rese finalmente conto che il prete era accanto a lei, con un'espressione come se stesse per morire.
“Ma cosa…?”
“Eh sì, saltare da un aereo mentre sta decollando è una cosa molto faticosa, e mi ha fatto consumare un sacco di calorie. Ma ora finalmente... Wahhh!”
Il sacerdote cadde all'indietro soffocato dall’abbraccio di Jessica, che premette il suo viso bagnato di lacrime contro il suo petto.
“Padre! Sta bene!”
“Eh..ehm signorina Jessica, così mi soffoca! Inoltre, la nave rischia ancora di schiantarsi.”
Stringendo ancora a sé Jessica, Abel afferrò il timone con una mano, mentre con l’altra accarezzava dolcemente i capelli della ragazza che singhiozzava. “Ma ha fatto un ottimo lavoro... Ha fatto il suo dovere.”
“S-sì... anche lei!”
Tuttavia, c'era una leggera ombra nel sorriso di Abel. Jessica aveva sì fatto il suo dovere, ma lui aveva ancora un compito da svolgere. In tasca aveva i pezzi del palloncino rosso. E sotto, doveva esserci un padre che stava cercando di trovare suo figlio...
“Bene, lascio a lei il compito di pilotare la nave. Io vado un attimo a controllare gli ospiti.”
“Prima di tutto, devo aumentare l'altitudine... Non farò mai più un'acrobazia del genere.”
Finalmente Jessica si rese conto di chi stava abbracciando, e si staccò imbarazzata. Si asciugò le lacrime, distogliendo lo sguardo dal prete.
Ma in quel momento, una luce lampeggiò sul radar con un allarme stridente. Un altro oggetto si trovava proprio davanti alla Tristan…
“Oh no, ancora… E’ il terzo missile!”
Ma non era esploso?!
“Stavolta non riusciremo a evitarlo...”
“Signorina Jessica, si abbassi!” Abel spinse Jessica a terra nello stesso momento in cui il missile colpiva la nave. Il dirigibile si rovesciò a causa dell'onda d'urto.
“Aiutoooo!” Gridò Jessica, chiudendo gli occhi e stringendo il mantello del sacerdote zuppo di sangue, mentre entrambi venivano scaraventati contro un muro.
Ho fatto del mio meglio... eppure non è bastato? Io... io, tutta la Tristan e quest’uomo... moriremo qui? Mamma, io...
“Potrebbe lasciarmi andare, per favore? Signorina Jessica, lei più pesante di quanto sembri...”.
“Eh?”
Erano ancora vivi? Ma come…?
I vetri delle finestre erano tutti rotti e l’aria odorava di polvere da sparo. Il pavimento della nave era ancora inclinato.
Ma Jessica era viva.
“Va tutto bene, signorina Jessica?”
“Ah, ehm, padre, ma che diavolo è...”
<Tristan, mi sentite?> Una dolce voce femminile parlò dall’intercom, mentre Jessica si rendeva conto di essere finita sopra il prete.
<Questa è la nave da guerra aerea ``Iron Maiden'' del Ministero dello Stato del Vaticano e del Dipartimento Segreto della Segreteria di Stato Vaticana - Ax. Ora guideremo la vostra nave all'aeroporto di Roma. Vi preghiamo di mantenere la calma e di seguire le istruzioni.>
“Quella... Cosa diavolo è quella?!”
Jessica si alzò e i suoi occhi si fissarono sulle finestre. Le nuvole sopra la nave si aprirono e ciò che apparve fu...
“Ma questa cosa è... enorme!” Esclamò.
In confronto la Tristan sembrava un giocattolo.
Un'ombra era scesa dal cielo che stava albeggiando: una nave gigantesca che superava persino la Tristan, con sfumature di viola chiaro e blu grigiastro che ricordavano i colori delle piume di un pavone.. Il suo scafo era composto da curve eleganti e su di esso era chiaramente incisa la Croce Romana.
“Buonasera sorella Kate, grazie per tutto, e mi dispiace averti disturbata di nuovo…”
<Non preoccuparti, Padre Abel, ci sono abituata. E comunque non é merito mio aver sistemato l’ultimo missile. È stato Gunslinger. E ho un messaggio da parte sua. Dice che gli devi un favore.>
“Digli che la prossima volta gli offro da bere”.
< ‘Negativo’ ha risposto. Dalla Iron Maiden é tutto, passo e chiudo.> Dalla radio si udì come una risatina prima che la comunicazione venisse interrotta.
“Ah aha, sono colleghi di lavoro, sa com’è...” Scherzò Abel.
Si ripulì la veste, a cui mancava una manica, e si alzò in piedi, strizzando gli occhi dietro gli occhiali rotondi.
“Ora è tutto a posto. Signorina Jessica, segua le loro istruzioni. Finché ci proteggono, nessuno nel raggio di 10.000 chilometri potrà toccarci.”
Saremo davvero salvi? La Tristan è al sicuro? Si domandò Jessica, ancora frastornata. Si voltò a guardare attraverso la finestra rotta.
La nebbia notturna si stava già trasformando in rugiada mattutina. Oltre il mare di nuvole brillava la prima luce del giorno.
“È bellissimo…”
Il vento portava il profumo dell'aria fresca e i colori mutevoli del cielo e della terra si fondevano in una tonalità dorata oltre l'orizzonte.
“Oggi anche il mondo è bello. Forse, in un mondo bello come questo...” Mormorò Abel soprappensiero.
“Padre, io...”
Jessica alzò lo sguardo verso il punto in cui si trovava l'uomo, con cui improvvisamente aveva desiderio condividere i propri sentimenti.
Ma nella stanza assieme lei non c'era più nessuno, si vedeva solo la luce dell'alba che proiettava la sua ombra.
“... Padre?”
Tumblr media
Era mattina presto nella sede del Ministero di Stato e degli Affari Santi di Roma, comunemente noto come Palazzo Spada.
Sebbene fosse ancora prima dell'alba, la Cardinalessa Caterina Sforza stava prendendosi una pausa dopo aver lavorato tutta la notte. Le strade sotto il Palazzo erano già piene di funzionari che andavano al lavoro; quel brulicare indaffarato le dava un senso di conforto.
Successo nella rinegoziazione del trattato di amicizia e commercio con il Regno di Albion - recitava il titolo della prima pagina del giornale che teneva in mano. Il Ministero delle Relazioni Pubbliche e degli Affari Sacri si era davvero superato. Negli articoli di giornale non vi era menzione dell’incidente dovuto al dirottamento. Tuttavia, c’erano state lamentele da parte di Albion durante il processo di negoziazione e modifica del trattato.
Con lo sguardo fisso sulla pagina del giornale dietro il monocolo, il cardinale Caterina Sforza sollevò la tazza da tè. Mentre assaporava l'aroma che si sprigionava dal liquido giallastro, sfiorò con le labbra la porcellana bianca come la carta, ed improvvisamente si accigliò.
“Hai cambiato la ricetta, Kate? Camomilla, citronella, miele... e menta?”
<Esatto, più una goccia di estratto di mela cotogna come ingrediente segreto.>
L'ologramma proiettato davanti alla scrivania sorrise dolcemente. Era una suora dall’aspetto raffinato, con un neo sotto uno degli occhi.
<Ultimamente sembravate un po' stanca, quindi ho pensato di creare una ricetta più delicata per la sua gola. Cosa ne pensa del sapore?>
“Molto buono, grazie.”
Caterina piegò con cura il giornale che stava leggendo. Accavallando le gambe sotto la vestaglia, appoggiò il mento sulla mano.
“A proposito, Kate... per quanto riguarda l'incidente del dirottamento, ci sono state degli sviluppi nelle indagini?”
<Per quanto riguarda le informazioni a disposizione, sta venendo ultimato un rapporto. Ma per quanto riguarda le indagini… Sono spiacente ma non abbiamo trovato altre informazioni.> L’ologramma sospirò rassegnata, abbassando la voce. 
Era passata una settimana dall'incidente del dirottamento. Sebbene l'incidente fosse stato gestito in modo discreto e pacifico, rimanevano ancora molti misteri sui retroscena del crimine: il movente, gli eventuali complici, il dischetto con il codice di accesso al dirigibile e così via. Poiché il colpevole si era suicidato, rimanevano molte incognite. Anche per quanto riguardava le richieste avanzate, quanto erano serie? Il Vaticano, che era considerato il custode dell'umanità, avrebbe dovuto davvero prendere in considerazione di liberare i vampiri? Avrebbero davvero dovuto credere a quelle minacce?
<Finora le indagini hanno solo confermato che il dirottatore è salito a bordo della Tristan durante lo scalo di rifornimento all'aeroporto di Marsiglia. Abel è stato inviato lì ieri, ora aspettiamo il suo rapporto.>
“Mi chiedo cosa mai potremmo aspettarci di trovare a Marsiglia, dato che finora non siamo riusciti a trovare nulla.” Si domandó Caterina con un'espressione un po' sconsolata, riordinando i documenti sulla scrivania. 
Non solo il dirottamento in sé, ma anche il fatto che era stato compiuto un attentato terroristico su larga scala e che non fosse stata lasciata quasi nessuna prova fisica era innaturale - no, era addirittura spaventoso.
E poi c’erano le parole che il Duca di Meinz, Alfredo, aveva pronunciato poco prima di suicidarsi, come testimoniato dall'agente che si trovava sulla scena.
“ Il Rosenkreuz Orden…” Sussurrò chinando la testa. “Sono passati dieci anni da allora. Contra Mundi - i nemici del mondo - si stanno forse finalmente muovendo?”
7 notes · View notes
jartita-me-teneis · 4 months ago
Text
Tumblr media
Este hombre vivió durante años en la alcoba del antiguo estanco Finlay, ubicado en la estación de metro de Camden Town. Aunque habitaba allí desde principios de los años 70, nadie parecía conocer realmente quién era. Jamás mendigaba, nunca aceptaba dinero, no fumaba ni bebía alcohol. Con el tiempo, su presencia se convirtió en una parte inseparable de Camden Town, tan característica como la propia estación de metro.
Solo habló una vez con quien tomó esta fotografía. Ya lo había visto varias veces antes con una cámara, pero en aquella ocasión lo detuvo y le dijo:
"Las fotografías son importantes porque la gente olvida rápidamente".
Siempre pareció evidente que había algo más profundo detrás de su misteriosa presencia. Pero la verdad completa sobre su vida solo salió a la luz tras su muerte en 1988, cuando el periódico Camden Journal publicó su historia.
Este hombre había nacido en Polonia y, tras la invasión alemana en 1939, escapó a Inglaterra. Durante la Segunda Guerra Mundial, participó heroicamente en la Batalla de Inglaterra, pilotando un avión Spitfire como parte de uno de los escuadrones polacos. Después de la guerra, se casó con una mujer inglesa y trabajó como impresor. Sin embargo, al morir su esposa en 1969, quedó tan devastado que, después del funeral, no regresó jamás a su hogar. En cambio, se trasladó a la pequeña alcoba del estanco en la estación de Camden Town, donde pasó los últimos veinte años de su vida sumido en la tristeza y en la memoria de su esposa.
Es una triste ironía histórica que Winston Churchill no permitiera a este hombre y a los otros valientes pilotos polacos asistir a las celebraciones oficiales de la victoria, para evitar incomodar a los representantes soviéticos. Este hombre, héroe olvidado y silencioso, pasó sus últimas dos décadas viviendo en un pequeño rincón de Camden Town, recordando y llorando la pérdida de su esposa.
2 notes · View notes
groupieaesthetic · 1 year ago
Text
Headcanons: Sendo Uma Pilota Na Fórmula 1
Fazendo essa headcanon na esperança que as mulheres ganhem cada dia mais espaço no mundo das corridas, e que um dia eu tenha que ficar acordada pra ver uma Loba pilotando.
Tumblr media Tumblr media Tumblr media
• Seu primeiro parceiro de equipe foi o Alonso. Oque no começo era um medo de rejeição vindo do piloto mais velho se tornou na verdade uma benção em sua vida. Alonso sempre te ajudava, dando dicas e se certificando que você estava bem fisicamente e mentalmente para as corridas.
• É preciso dizer também, que a interações entre vocês eram incríveis. As diferenças de idade eram o ponto extra, sempre trazendo diálogos memoráveis entre vocês.
• Sobre amores e crushs, em uma entrevista, Lando admitiu que no começo quando vocês entraram na F1, ele tinha um crushzinho em você, mas era mais uma coisa de adolescente e logo logo passou.
• Já você admitiu que tinha um crush no Hamilton, e surtou quando ele postou um story te parabenizando pelo seu primeiro pódio.
• Sendo uma brasileira na Fórmula 1, foram as inúmeras vezes que você foi escolhida para participar de homagens ao Senna. E só pra falar, chorou em todas elas de tristeza pela perda dele, e de orgulho por estar lá.
• Em uma corrida no Japão, Max falou o seguinte sobre você durante uma corrida:
"Se essa garota me ultrapassar mais uma vez eu saio desse carro e desisto dessa porra dessa corrida!"
• Falando em Max, a Penélope acha você a mulher mais incrível do mundo (depois da mãe dela é claro). Quase sempre que te vê passando perto dela, seja no começo ou no fim da corrida, ela grita seu nome e se pode, corre pra te abraçar e contar algo sobre a semana dela.
• Você e Daniel são facilmente a dupla favorita dos repórters. Sempre respondendo as perguntas com todo o humor e educação possível, quase sempre algum trecho de vocês em alguma entrevista viraliza no Tiktok.
• Seu rival nas corridas? Bem, pode se dizer que quem ganha nesse quesito é Charles Leclerc. Vocês dois acabaram sendo as "grandes promessas" nas mesmas temporadas. Foram comparados muitas vezes. Então a rivalidade nasceu dali. Óbvio, apenas algo esportivo, mas já teve indireta em entrevista sim...
• Os fãs adoram quando você participa daqueles joguinhos no canal da Fórmula 1. Sempre tem algum comentário seu que quebra a internet.
17 notes · View notes
rogeriotea · 6 months ago
Text
Por enquanto, eu guio. Mas o objetivo é claro: que um dia você esteja no banco do motorista, pilotando o carro dos seus sonhos. Vem ser meu passageiro nessa jornada rumo ao sucesso! 🚗💨 Sou Trader Top 1 da WorBit, e você pode copiar minhas operações e lucrar de R$100 a R$500 todos os dias. Sem mistério, sem enrolação – é sobre seguir, copiar e transformar visão em resultados reais. 📈💸 Já pensou em transformar seu tempo em dinheiro com operações consistentes e simples? Você não precisa reinventar a roda, só acompanhar quem já está no caminho certo. ✍️🛞 Então, tá esperando o quê? Vem copiar minhas operações e começar agora. Com dedicação e foco, o volante da sua história vai estar nas suas mãos mais rápido do que você imagina. O link tá na bio e nos Stories! 🚀✨ #WorBit #TraderTop1 #LucroDiário #FocoNoObjetivo #TradeConsistente
5 notes · View notes
meurefugio40 · 2 months ago
Video
youtube
Sofi pilotando o fogão a lenha.
1 note · View note
sicl5 · 1 year ago
Text
Capítulo 10 (2ª temporada)
(La historia es una adaptación de la obra FINAL FANTASY VII por lo tanto incluye SPOILERS de esta.)
-
Región de Cañón Cosmo: El cielo.
Estábamos en el aire, montados en la avioneta y cada vez faltaba menos para llegar a Cañón Cosmo. Cid seguía pilotando el avión de manera perfecta y al final parecia que habíamos hecho una buena distribución del peso.
— Ugh… Qué va…- Dijo Yuffie.
— ¿Qué?- Preguntó Cid.
— Pensé que en las alturas… no tendría problemargh…- Mencionó Yuffie. 
— ¡Cagüen!- Exclamó Cid.- ¡La pota fuera!
— Oye, Cid.- Dijo Barret.- ¿Qué pasa si Shinra nos pilla volando así por libre?
— ¡Ni que el cielo tuviera dueño!- Exclamó Cid.- ¡Que le den por saco a Shinra!
— ¡Así se habla!- Exclamó Barret. No pude evitar reir.- ¡Tú eres de los míos, macho!
— Parece que nos vamos acercando.- Mencionó Red XIII.
— ¡Sip! ¡Toca descender!- Dijo Cid.
El avión empezó a descender y sacó sus ruedas para aterrizar de la mejor manera posible. Nos levantamos todos rápidamente y salimos del avión. Había sido un agradable paseo aéreo. 
— Tengo que parar aquí.- Mencionó Cid.- No puedo acercaros más, así que tendréis que seguir a pata.
— ¿Cómo contactamos contigo?- Preguntó Barret.
— Hacedme señales de humo.- Respondió Cid.- Iré cagando leches en cuanto las vea. ¡Venga, nos vemooos!
En ese momento Cid se volvió a poner al volante del avión y despegó dejandonos atrás. 
— Seguidme; conozco el camino.- Dijo Red XIII.
Empezamos a seguir a Red XIII. Cañón Cosmo era más desierto, nada parecido a Gongaga de donde veníamos. Se hacía hasta un poco pesado andar por los caminos de arena en dirección al pueblo. Varios monstruos se entrometieron en nuestro camino pero realmente nada que un par de golpes no pudiera solucionar. 
— Oye.- Dijo de golpe Cait Sith.- Prrr continuar donde lo dejamos… ¿Decíais que Sephiroth es el enemigo? Si el supuesto héroe está vivito y coleando… ¿Qué es lo que se trae entre patas? 
— Su objetivo es proteger el planeta.- Respondí.
— Pero eso está la mar de bien, ¿no?- Mencionó Cait Sith.
— El problema es que le traen sin cuidado los seres humanos.- Agregó Cloud. 
— ¡Prrr! Ya lo pillo.- Dijo Cait Sith.- No tiene miaucho sentido un planeta sin gente, ¿no?
— ¿Se os ha olvidado que tenemos más enemigos?- Preguntó Barret.- Y hay uno en concreto que pretende quitarnos de en medio para seguir chupando la sangre al planeta. ¡Shinra!
Poco tiempo después llegamos a un puente donde en el final se podía ver la entrada al pueblo. En ese momento Red XIII se puso super contento y empezó a correr hacia los guardias que protegían la entrada.
— ¡Bueeeenas! ¿Me habéis echado de menos?- Preguntó Red XIII con un tono diferente de voz al que usualmente estabamos acostumbrados.
— ¡Nanaki!- Exclamó el guardia.- ¡Bienvenido, Nanaki! ¡Qué alegría verte! Se te nota lozano. Vamos, ¡a saludar al maestro Bugenhagen! 
Todos mirábamos sin entender absolutamente la escena. Entre la voz, la reacción de Red XIII y "Nanaki", era todo una incógnita. 
— Esta gente me ha ayudado bastante.- Dijo Red XIII refiriéndose a nosotros.- Son unos buenazos. Dejadlos entrar. 
En ese momento Red XIII echó a correr hacia dentro del pueblo.
— ¿Nos hemos perdido algo?- Preguntó Barret.- ¿Cómo que "Nanaki"?
— Me estaba preguntando lo mismo… ¿y su voz?- Pregunté yo sin entender nada. 
— Me parece una monada.- Dijo Aeris con una sonrisa. 
— Disculpad un momento.- Nos dijo el guardia sacando un cartel.- Empezaron a caer del cielo esta mañana… Son los que destrozaron los reactores de Midgar…
Nos miraron fijamente, comparando nuestros físicos con las fotos del cartel.
— Pero veo que no tenéis nada que ver.- Mencionó el guardia de golpe. Nos quedamos sin entender nada.- Además que vais con Nanaki, así que sin problema. 
El hombre nos enseñó el cartel y no pude evitar reir un poco. Los nombres coincidían pero no las caras, habían puesto otras imágenes de otras personas. 
— Uy…- Dijo Yuffie mirando el cartel.
Cait Sith empezó a saltar y se puso las manos en su cadera con una amplia sonrisa.
— Os doy la bienvenida a Cañón Cosmo, la cuna de la astrobiología.- Agregó el guardia. 
Cañón Cosmo: Aldea.
Entramos a la aldea y empezamos a andar más que nada buscando dónde habia ido Red XIII.
— No parecíamos nosotros en los carteles de "Se busca" de AVALANCHA.- Dijo Tifa.
— Qué gracioso, ¿no?- Dije yo con media risa en la boca.
— Algo están tramando.- Mencionó Cloud.
— Me da mala espina…- Añadió Aeris. 
Empezamos a subir las escaleras de la aldea y en una de las plataformas vimos finalmente a Red XIII, contemplando las vistas. No tardó demasiado en vernos.
— Yo nací y crié en este hermoso valle.-Dijo Red XIII.- Se suponía que mi labor era defenderlo, pero Shinra me capturó. Creo que ya he pagado mi deuda. Va siendo hora de dejaros. Gracias por todo lo que habéis hecho por mí. 
— Te echaremos muchísimo de menos.- Dijo Aeris. 
— Calla, calla… Que ya me está costando.- Mencionó Red XIII.- ¡Pero es que tengo que proteger este valle sí o sí! 
— Qué bien engañados nos has tenido todo este tiempo, ¿eh?- Dijo Barret acercándose a él. 
— La gente suele subestimar a los canes.- Respondió Red XIII. 
— ¡Nanakiiii!- Exclamó de golpe una voz desconocida. Miramos hacia arriba y vimos a un abuelo montado encima de una bola.
— ¡Abuuuu!- Exclamó Red XIII. 
Aeris le asintió a Red XIII y él se fue corriendo una vez más. 
— Pues vaya.- Dije yo, cruzándome de brazos.- Cuántas vueltas da la vida.
— ¿Así que esto es un adiós?- Preguntó Tifa.  
— Podemos venir a verle cuando queramos.- Mencionó Barret.- A todo esto, ¿qué hemos venido a hacer aquí? Yo voy a hacer mis pesquisas como astrobiólogo. 
— ¡Materias! ¡Materiaaas!- Exclamó Yuffie. 
— Pues yo…- Dijo Cait Sith corriendo hacia unas escaleras y sentandose.- ¡Miaulehop! Voy a reposar, con vuestro prrrmiso. 
En ese momento solo quedabamos Cloud, Aeris, Tifa y yo.
— ¡Vamos a explorar!- Dijo Aeris.
Asentimos y empezamos a explorar la aldea. Era una aldea muy rústica, antigua, hecha totalmente de madera pero eso le daba un buen toque y más teniendo en cuenta la zona geográfica en la que nos encontrábamos. Nos metimos en un ascensor y subimos para llegar a una de las zonas más altas de la aldea. Delante de lo que parecía una especie de casa se encontraba Red XIII con el viejo encima de una bola.
— ¡Abu! ¡Aquí están!- Exclamó Red XIII.
— Os agradezco que hayáis cuidado de Nanaki todo este tiempo.- Nos dijo el viejo.- Soy Bugenhagen. Enseño astrobiología aquí en Cañón Cosmo. Bueno, lo poco que sé. 
— ¡Anda ya!- Dijo Red XIII.- Pero si eres una enciclopedia con patas. 
— Desde luego, más que tú sí que sé, jovencito.- Dijo Bugenhagen mirando a Red XIII. 
— ¿"Jovencito"?- Preguntó Red XIII.- ¡Ya tengo cuarenta y ocho años!
— ¿Cóóómo?- Exclamó Tifa. Los cuatro parecíamos muy sorprendidos.
— Veréis, el linaje de Nanaki es muy logevo.- Explicó Bugenhagen.- La edad que tiene ahora mismo equivale a unos quince o dieciséis años humanos. 
— ¡Ya soy adulto! Puedo defender el valle y a todos yo solito.- Dijo Red XIII.- No haré como mi padre. 
— A todo esto, habrás saludado a la gente del valle, ¿no?- Preguntó Bugenhagen. 
— Aún no. Ahora voy.- Después de eso Red XIII se fue.
— Perdonadme. Si os parece bien, puedo mostraros las instalaciones.- Nos dijo Bugenhagen. 
Observatorio de Cañón Cosmo.
Aeris y Tifa parecían muy emocionadas. Yo también tenía ganas de saber que nos iba a enseñar y contar el señor Bugenhagen. Le seguimos, entrando en la casa, dándonos cuenta que no es una casa cualquiera sinó un observatorio. Todo era impresionante, estaba repleto de libros y de artilugios que no había visto en la vida. 
Me acerqué a una gran maqueta de lo que parecía un planeta, era impresionante.
— Esto es una maqueta del planeta en el cosmos.- Me explicó Bugenhagen.- El polvo que se acumula sobre su faz podría representar a la humanidad. 
— Vaya…- Expresé yo.
Subí a la segunda planta y allí se encontraba un holograma de Red XIII. Me acerqué a este a mirarlo fijamente. 
— Ese es Nanaki de cachorrito.- Mencionó Bugenhagen.- Ni te imaginas lo traviesillo que era… 
— Aw que monada.- Dije yo.
Aeris estaba mirando fijamente una máquina y de golpe se escuchó un sonido grave salir de esta.
— A ver qué pasa…- Dijo Bugenhagen acercándose. 
El sonido volvió a sonar, pero esta vez más fuerte y claro. Aeris se tapó las orejas y Tifa miró fijamente del cacharro de donde provenía.
— Esa llamada…- Dijo Tifa mirándome a mi. 
— Son los lamentos del planeta.- Explicó Bugenhagen.- Una triste melodía que últimamente se escucha mucho. Nos llegan desde las profundidades de la tierra, a través de tubos acústicos. 
— Se equivoca.- Me crucé de brazos mirando fijamente a Bugenhagen.- No son lamentos del planeta. Son de las Armas que lo protegen. 
— Luces con seguridad mientras lo dices.- Me dijo Bugenhagen.
— Es que las hemos visto.- Mencionó Tifa.- En los reactores de Gongaga y de Corel. Son enormes… 
— Qué historia más interesante.- Dijo Bugenhagen.- Inhalar mako tiene una ristra de efectos secundarios. Yo no me fiaría de lo que creíste ver allí.
Mi cara en ese segundo cambió y lo miré fijamente. No estábamos mintiendo.
— Pero…- Dijo Tifa. 
— Claro que… es evidente que nunca habéis profundizado en la astrobiología.- Mencionó Bugenhagen.- Pero estáis en el lugar adecuado. Seguidme.
Lo seguimos a otra sala del observatorio. Allí Bugenhagen se puso a tocar una máquina. 
— Aquí tenéis el planetario.- Dijo Bugenhagen.- Shinra tiene uno mucho más avanzado, pero este es el original que construí yo mismo. Bueno, comencemos. 
En ese momento la máquina de enmedio empezó a girar y la plataforma en la que estábamos se elevó llegando a una parte superior toda oscura. De golpe se iluminó, enseñándonos el cosmo con los planetas y su espacio estrellado. Era increíble de ver. 
— Qué bonito…- Dijo Aeris con una sonrisa. 
— Aún no has visto nada, joven.- Dijo Bugenhagen. 
Los planetas se empezaron a mover alrededor del sol del cosmo. Parecía una especie de proyección pero todo era mecánico.
— Nuestro planeta y el cosmos: formas de vida y misterios.- Dijo Bugenhagen.- La astrobiología se basa en el conocimiento del ciclo de la vida en Gaia. Este planeta, nuestro hogar tan lleno de vida, es la cuna de la humanidad. El ser humano nace y, al cabo de cierto tiempo, muere. Pero ¿qué sucede después de la muerte? El cuerpo se descompone y vuelve al planeta. ¿Y qué ocurre con la conciencia, el alma, el espíritu? Este también vuelve al planeta. Pasa a formar parte de él; fluye como sangre por sus venas. Este fenómeno se conoce como la corriente vital, cuyo caudal acoge nuevas almas y las reparte. La corriente vital, es dicho de otro modo, energía espiritual en perpetuo flujo. Y es indispensable para que continúe la existencia del planeta tal y como lo conocemos. Si dicha energía se agotase… 
En ese momento nuestro planeta se destruyó y Aeris lo miró conmocionada. Cloud y Tifa la miraban mientras yo estaba ocupada intentando entender el porqué todo lo que el señor Bugenhagen contaba me sonaba tan extraño. La plataforma bajó y con eso la explicación finalizó. 
— Estos son los fundamentos de la astrobiología.- Dijo Bugenhagen.
— Entonces, ¿el uso industrial del mako drena la energía espiritual?- Preguntó Cloud. 
— Así es.- Mencionó Bugenhagen.- Una vez extraída y procesada, dicha energía ya no puede cumplir su función original. Se consume como combustible y se pierde para siempre. 
— ¿Para siempre…?- Preguntó Tifa.
— No creo que sea para siempre.- Mencioné yo.- ¿No cree que se transforma y vuelve a la corriente vital?
— Hm.- Murmulló Bugenhagen.- ¿Cómo se te ocurren estas teorías? 
— Ella… sabe mucho más de lo que puede parecer.- Mencionó Tifa mirándome fijamente. Yo la miré, si sabía cosas pero no sabía exactamente el porqué y parecía que la respuesta había sido encontrada por Tifa en la corriente vital, cuando caímos.
— Interesante…- Dijo Bugenhagen.- ¿Qué tal si participáis las dos en uno de nuestros seminarios?
En ese instante Bugenhagen aplaudió y la puerta se abrió inmediatamente.
— ¿Nos necesita, señor?- Preguntó uno de sus ayudantes. 
— Acompañad a las señoritas a la sala de conferencias.- Mencionó Bugenhagen. 
— Seguidnos, por favor.- Dijo el ayudante. 
— De acuerdo.- Dijo Tifa. 
— ¿Os puedo acompañar?- Preguntó Aeris.
Bugenhagen asintió y nos dio la orden de seguir a sus ayudantes. Ya empezaba a caer la noche en Cañón Cosmo y aunque todo era muy agradable de mirar yo no podia parar de pensar en lo que acababan de explicarnos. ¿Por qué una ciencia llamada "astrobiología" respalda sus explicaciones en la espiritualidad? No podia quitarmelo de la cabeza. No tenia lógica ninguna. 
Nos sentaron alrededor de una hoguera, varios poblareños también acudían a la sesión. Un moderador daba paso a la sesión y la gestionaba. Todo el mundo escuchaba las historias de los demás pero yo casi que no escuchaba a nadie. Seguía sucumbida en mis pensamientos. 
En vez de ciencia… parece una religión. 
— Joven.- Dijo el moderador mirando a Tifa.- Adelante, nos gustaría escuchar tu historia. 
— Sí, vale…
En ese momento conecté y miré a Tifa quien me miró antes de empezar. Parecía que buscaba mi aprobación para contarlo y yo asentí. Necesitaba saber que había pasado.
— Yo… bueno… Estuve atrapada en la corriente vital. Aquello irradiaba una belleza indescriptible. Además… no estava sola. Pero la única que parecía atrapada era yo… Tuve suerte, la chica que estaba a mi lado parecía saber exactamente dónde nos encontrábamos y como salir de allí…- Las palabras de Tifa solo hacían que mis ojos se abrieran cada vez más. ¿Hablaba de mi?- Para poder avanzar… tenían que asaltarme mis recuerdos. Lo vimos las dos, esa chica y yo. Me sentí rodeada de ternura y recobré momentos que había olvidado. El regazo del planeta es muy acogedor. Pero… no todo era tan bonito. Ese hogar, el hogar de la chica, no era simplemente su hogar. Alguien más lo custodiaba. Una aura maligna y el planeta junto con la chica luchaban contra ese enemigo. Yo… Nosotros… no podemos vivir sin el planeta. Por eso, tenemos que apoyar al planeta en su lucha contra esta amenaza. Creo que… la clave de esa protección del planeta puede ser aquella chica… pero no sé nada más… Pensé que aquí encontraría respuestas, pero no ha sido así. No me malinterpreten. No estoy criticando la astrobiología ni pretendo asustarles. Es que… Lo siento, no logro explicarme bien… 
El moderador empezó a aplaudir y todos los oyentes no tardaron en hacerlo también. Yo también aplaudí, mirándola. 
— No te preocupes.- Dijo el moderador.- Siempre nos encontrarás aquí, dispuestos a escucharte. Sigue reflexionando y un día encontrarás en tu interior la respuesta que buscas. De acuerdo. Ya casi es la hora de la confluencia de las almas. Las Candelas nos esperan. 
Todos se levantaron y Tifa y Aeris no tardaron demasiado en hacerlo también. Yo sin embargo, no podia moverme. No cabía en mi cabeza algo así, eso que había pasado.
 — Tifa.- Dije sin desviar la mirada del suelo.- Esa chica… ¿era yo?
— Sil…- Me dijo Tifa ayudandome a levantarme.- Sí…
— ¿Quién soy en verdad? ¿Qué hago aquí? ¿Cuál es mi misión?- Un montón de preguntas empezaron a perforar mi cabeza. 
— Tu misión…- Me dijo Aeris, con la mirada preocupada.- creo que lo sabremos más adelante. 
— Lo descubriremos, Sil.- Mencionó Tifa.- Estoy segura de ello.
Asentí. Las tres juntas pasamos por al lado de Cloud, quien había estado allí escuchando toda la sesión. Lo miré a los ojos por un momento y parecía preocupado pero no me sentía nada bien. Le medio sonreí como pude y nos fuimos hacia la parte de abajo de Cañón Cosmo, para poder empezar con el ritual de Candelas. 
Candelas. Ritual de la confluencia de las almas.
Llegamos al ritual. Una fogata enorme estaba en el centro y la gente se reunía a su alrededor. Agradecí a Tifa y a Aeris con la mirada y me senté en el suelo a mirar el fuego. Los demás del grupo se encontraban allí también, todos esperábamos a que empezara. 
— Sil.- Escuché la voz de Cloud detrás de mí y me levanté en ese momento para mirarlo.- ¿Estás bien?
—  Podría estar mejor.- Dije yo.- Cada dia me entero de cosas más turbias sobre mi y me da miedo saber quien soy en realidad.
— Parece que tienes un papel importante en este viaje… No tienes por que tener miedo.- Me respondió Cloud.
— Lo intento, de verdad.- Mencioné.
En ese momento le sonreí a Cloud. Estar con él me hacía sentir bien, se paraban los problemas. Era todo lo que necesitaba.
Quizás… si siento algo por él. 
El ritual no tardó en empezar. Aeris agarró una antorcha y la encendió con la llama de la hoguera así quemando la madera muerta que rodeaba la fogata, creando más fuego. La gente se empezó a acercar un poco más y miraban fijamente a Aeris.
— Soy una Anciana, descendiente de los Cetra, los primeros habitantes del planeta.- Explicó Aeris.- Y soy la última de su linaje. Debido a mis orígenes… pasé mi infancia encerrada, y me han vigilado toda la vida. Me han tratado con miedo o, a veces, como si no existiera. Mi linaje no me ha traído nada bueno. Incluso cuando me lo estoy pasando bien, si pienso en quién soy, me invaden los malos pensamientos. Es como la pescadilla que se muerde la cola. Aunque sé que nunca podré vivir una vida normal, no paro de desearla… y de desesperar.
Cloud me agarró fuerte la mano mientras Aeris explicaba todo y se soltaba. Yo también se la apreté. 
— A pesar de todo, ser quien soy me ha llevado a conocer a personas increíbles.- Dijo Aeris.- Así que todo ha merecido la pena. Hice bien en ser paciente. 
Aeris le dio la antorcha a una local y estos se preparaban con unas linternas que iban a lanzar al aire. 
— Seguiré dando lo mejor de mí para tenerlas siempre a mi lado…- Mencionó Aeris. Una pequeña lágrima salió de mi.- aunque no pueda tener una vida normal. 
Aeris hizo una reverencia y todo el mundo empezó a aplaudir. No me quedé atrás y aplaudí con todas mis fuerzas, sus palabras me habían conmovido muchísimo. Todo el mundo agarró una de las lámparas y las dejaron ir, llenándose el cielo de conos luminosos. 
— Woah…- Exclamé mirando a mi alrededor.- Que bonito…
— Ahora… Que crucen el valle.- Dijo una astrobióloga. 
Cloud me acercó a él, poniendo su brazo en mi hombro, abrazándome y miramos fijamente las luces, irse por el cielo y así, cerrando un ciclo.
Cuando terminó nos reunimos de nuevo todo el grupo, incluido Red XIII. Nos había llenado el corazón a todos.
— Conque aquí estabas, Nanaki.- Dijo Bugenhagen acercándose a nosotros y mirando a Red XIII.
— ¿Abu?- Preguntó Red XIII. 
— Debo hablar contigo de una cosa. Venid vosotros también.- Mencionó Bugenhagen antes de emprender marcha. Empezamos a seguirlo.- ¿Qué tal la confluencia de las almas? Es curioso, pero cada vez vienen más personas solo para verla. Suelen describirla como algo bellísimo, conmovedor, grandioso, emocionante… Nueve de cada diez usan palabras por el estilo. Me parece precioso que el ritual sea capaz de conmover los corazones de tanta gente. Sin embargo, luego nadie se atreve a dar el paso de estudiar astrobiología… Perros, gatos, pájaros, peces, flores…Todo el mundo sabe que son seres sintientes. Cuando nace un bebé, cuando brota una flor… sentimos cómo emerge la vida. Ocurre lo mismo con el planeta. Disculpadme, no hay quien me pare cuando empiezo a hablar. Los viejos siempre con nuestras batallitas. 
Puerta del sello.
Nadie respondió, nadie dijo nada. Simplemente le seguíamos hasta que llegamos a una extraña puerta, enorme. 
— De acuerdo, podemos proceder.- Dijo Bugenhagen.
— Pero esta puerta…- Mencionó Red XIII. 
— La sellé para que nadie pudiese entrar.- Explicó Bugenhagen.- Aunque ha llegado el momento de demostrar tu valía. 
— ¿Eh?- Preguntó Red XIII. 
— Debes superar una prueba si quieres convertirte en guerrero y defender este valle.- Mencionó Bugenhagen.- ¿Te ves preparado? 
— Sí.- Respondió Red XIII.
— Necesitaré vuestra ayuda para la prueba.- Dijo Bugenhagen mirándonos a todos.- Requiere adentrarse en un lugar harto peligroso. Avisadme cuando estéis listos. 
— Lo estamos.- Dijo Cloud.
— Adelante, pues.-Bugenhagen abrió la puerta viéndose la entrada a una gran cueva.- Hay que adentrarse en las profundidades de esta cueva. 
Cueva de los Gi: Senda del retorno.
Empezamos a bajar las escaleras que conducían a la cueva e incluso tuvimos que subirnos a un ascensor para bajar más.
— ¿Os ha contado Nanaki algo sobre sus padres?- Preguntó Bugenhagen. 
— Qué va.- Respondió Cloud. 
— Eran los guerreros encargados de proteger el valle.- Explicó Red XIII.- Cuando nos invadieron, mi madre no dudó en lanzarse contra el enemigo. Murió defendiéndonos. En cambio mi padre fue un cobarde… Huyó con el rabo entre las patas. 
— Pobre Seto.- Dijo Bugenhagen.- Nunca le perdonarás, ¿verdad? 
— Jamás.- Exclamó Red XIII. 
Sala del engaño.
— A partir de aquí, solo puede continuar el participante, acompañado de un testigo.- Mencionó Bugenhagen.
— ¿Quién?- Preguntó Red XIII. 
— Voy yo.- Dijo Cloud. 
— No eres el más indicado para este cometido.- Dijo Bugenhagen mirando a Cloud.- A ver…-Bugenhagen nos hizo una repasada a todos con sus ojos pero se pararon en Barret.- Debes acompañarle tú. 
— ¿Yo?- Exclamó Barret. 
— Venga ya…- Expresó Red XIII. 
— Yo también te quiero, ¿eh?- Exclamó Barret. 
— Preparaos bien.- Dijo Bugenhagen. 
— Vale…- Respondió Red XIII.
Bugenhagen, Red XIII y Barret se fueron cueva abajo y los demás del grupo nos quedamos al lado del ascensor por órdenes de los ayudantes de Bugenhagen. Me apoyé en la pared y cerré mis ojos. Estaba cansada de todo lo que llevaba viviendo estos días y necesitaba un segundo de pausa. 
Pasado un rato los ayudantes de Bugenhagen nos hicieron una señal para que fuéramos con ellos y nos bajaron hasta incluso más abajo en ascensor. Salimos de este y nos indicaron de subir una pequeña cuesta. Allí se encontraba Red XIII junto con Barret y Bugenhagen. Parecía que lo habían logrado. El camino estaba lleno de antorchas que iluminaban y al final de este una estatua de un perro, parecido a Red XIII, custodiaba el pico más alto de la cueva. 
— Es el guerrero que luchó él solo para defender el valle.- Dijo Bugenhagen.- Sigue protegiéndonos desde aquí. 
— Abu, ¿no será…?- Dijo Red XIII.- ¿Seto? Mi… ¿padre?
— Aunque las flechas envenenadas lo convirtieron en piedra, su coraje salió indemne.- Explicó Bugenhagen. 
— Y mamá… ¿Mi madre lo sabía?- Preguntó Red XIII.
— Así es.- Dijo Bugenhagen.- Fueron ellos dos quienes me pidieron sellar la cueva. 
— ¿Por qué…?- Preguntó Red XIII.- ¿¡Por qué no me he enterado hasta ahora!?
— Porque te habrías adentrado en este lugar tú solo sin pensarlo dos veces.- Explicó Bugenhagen.- Lo que más ansiaban proteger tus padres… no era otra cosa que a ti, Nanaki.
— ¿Por qué era pequeño y debilucho?- Preguntó Red XIII.
— Hasta los cachorritos pequeños y debiluchos pueden convertirse en espléndidos guerreros.- Mencionó Bugenhagen.- Por eso te he traído aquí, Nanaki. Tu viaje debe continuar. 
— ¡Yo soy el guerrero del valle!- Exclamó Red XIII.- Y debo defenderlo como hizo papá…
— Escúchame, Nanki.- Saltó Bugenhagen.- Hice oídos sordos a las historias que contaron tus amigos. Me sonaban a las palabrerías que se cuentan en los seminarios. Teniendo ocasión de ver y oír cosas nuevas, pasé de largo como si fueran pamplinas. 
Todos observábamos serios la situación y escuchábamos con atención las palabras de Bugenhagen.
— Soy consciente de que he desdeñado grandes saberes por no querer poner a prueba mis creencias.- Mencionó Bugenhagen.
— Abu…- Dijo Red XIII.
— La juventud no debería sentirse anclada a un solo lugar.- Añadió Bugenhagen.- ¡Vamos, Nanaki! No dejes que este valle te vea envejecer. Mi vista y mis oídos ya no son lo que eran. ¡Así que explora mundo por este anciano! Cuidad de él, ¿de acuerdo?
— Por supuesto.- Respondió Cloud. 
— ¡No has pasado la prueba!- Exclamó de golpe Bugenhagen mirando a Red XIII.- Vuelve cuando hayas entrenado más. Seguro que puedes, ¿a que sí? 
— No lo dudes.- Respondió Red XIII. En ese momento él echó a correr y se situó en una parte alta de la cueva, mirando la estatua de su padre.- Después de todo, soy Nanaki de Cañón Cosmo. ¡Hijo de Seto el guerrero! ¡Auuuu!
De la estatua de Seto lágrimas salían de su ojo petrificado y Red XIII miraba fijamente la situación, aullando. Barret se puso sus gafas, también le había conmovido. Pero no tardamos demasiado en descolocarnos de la situación al ver un aura roja salir del suelo y dar vueltas en un punto. De golpe, una especie de monstruo con apariencia cadavérica se apareció delante nuestro. 
— Hijo del guerrero…- Dijo el monstruo.- Mi nombre es Gi Nattak. Hete aquí, Seto, audaz guerrero… Pues a tu clan le confiamos una vez más nuestras plegarias. Te agradecemos tamaña compasión. 
Gi Nattak miró directamente a Aeris y ella se asustó un poco.
— Guerrero Nanaki y… dama de los Cetra. Acompañadme.- Mencionó Gi Nattak. 
En ese momento desapareció por donde teníamos que seguir, señalizandonos el camino. 
— ¡Abu!- Exclamó Red XIII.
— Esto se pone interesante.- Dijo Bugenhagen. 
— Te acompañamos por 2000, ¿eh?- Dijo Barret acercándose a Red XIII con una sonrisa. 
Me reí un poco por el comentario de Barret y miré un momento a Cloud quien parecía mirar con miedo hacia adelante. Me giré, viendo su punto y allí estaba: Sephiroth. Nos sonrió a los dos para luego marchar, hacia donde ten��amos que ir.
— No, esta es gratis. Vamos.- Dijo Cloud. 
Empezamos a avanzar rápidamente por el camino marcado. Cloud parecía muy decidido y eso era porque Sephiroth había aparecido delante de nuestras narices una vez más. 
Golfo de exilio.
— ¿Alguien me explica de qué va todo esto?- Preguntó Yuffie.- Es que no sé que hago aquí, la verdad, si mi misión es reunir materias y luchar por Wutai. 
— Prrr, deja de maullar.- Dijo Cait Sith.- ¿Y cómo es que no tienes los bigotes como escarpias? 
— ¿Qué te pasa?- Exclamó Yuffie.- Si el Gi ese es muy educado. 
— Esos son los peores. No bajes la guardia ni un segundo.- Dijo Barret.
Había un lago enorme de lo que parecía ser mako y un pequeño puerto con una barca. Allí se encontraba Gi Nattak, que nos esperaba montado en ella. 
— Os mostraré dónde vivimos.- Dijo Gi Nattak.- Subid. 
— ¿Qué nos das por subir? ¿Tenéis materias para regalar?- Exclamó Yuffie. 
— Da la casualidad de que nosotros también vamos en pos de cierta materia.- Mencionó Gi Nattak. 
Yuffie super convencida después de esas palabras se montó contenta en la barca.
— ¡Venga, para dentro!- Exclamó Yuffie. 
Todos bajamos a la barca como pudimos y nos sentamos, apañándonos. Gi Nattak empezó a navegar por el mako. Todo esto me daba una extraña sensación en el cuerpo. ¿Dónde nos estábamos metiendo?
— Ya tengo náuseas…- Dijo Yuffie. 
— Balancéate al compás de la barca.- Dijo Red XIII. 
— Qué fácil decirlo, ¿eh?- Mencionó Yuffie. 
— Si te has subido a la barca encantada…- Dijo Tifa mirando a Yuffie. 
— Me ha podido el ansia de materias.- Expresó Yuffie. 
— Silencio.- Dijo Gi Nattak.- El planeta nos escucha. 
— ¿Y eso es malo?- Preguntó Barret. 
— Lo será si llega a oídos del planeta. Y llegará, por vía de la joven Cetra.- Explicó Gi Nattak.
— ¿Tanto miedo le tienes?- Pregunté sin pudor.
— Su pueblo no destaca por su espíritu misericordioso.- Respondió Gi Nattak. 
— Yo solo soy su descendiente.- Dijo Aeris levantando la mano. 
— Quizá solo hayas heredado su sangre.- Mencionó Gi Nattak mirando fijamente a Aeris.- Has olvidado su historia. 
— ¿Eso crees?- Preguntó Aeris. 
— El sino de los Cetra es el sufrimiento.- Dijo Gi Nattak.- Cuanto menos sepas, más tiempo disfrutarás de tu vida. 
En un mundo paralelo (Zack POV)
Me encontraba junto con Biggs en la casa abandonada de la barriada del sector 5. Llegamos y Biggs me empezó a contar su historia, lo que le había pasado. 
— Entonces… sentí como si estuviera sangrando por todos los poros.- Explicó Biggs.- El cuerpo no me respondía… Estaba seguro de que iba a palmarla. Pero aquí estoy. Sentí como si se levantara un viento muy fuerte… y me arrancara el alma del cuerpo… Cuando desperté, estaba en una cama del orfanato. Nadie sabe quién me encontró y me llevó allí. 
— A mí me pasó algo parecido.- Expliqué yo.- Tenía medio ejército rodeándome… Era de coña. Me dolía todo. Y sentí soplar esa corriente que dices. Cuando, de repente, me di cuenta de que seguía en pie, casi no podía creerlo. 
— No cabe en la cabeza, ¿eh?- Dijo Biggs.- Sobrevivimos de chiripa, solo para ver el fin del mundo. Y lo peor de todo… es que me haya tocado sobrevivir justo a mí. 
— ¿Qué quieres decir?- Le pregunté. 
— No paro de darle vueltas.- Me contestó él.- De todos los que éramos, ¿por qué tuve que ser yo el único que se librara? Si los demás siguieran conmigo, ¿qué esperarían de mí? 
— No pienses esas cosas.- Respondí.
— Ven conmigo.- Me dijo Biggs dirigiéndose a la puerta.- Te cuento en el camino.
Agarré mi espada y me la puse en la espalda. Salí de la casa junto con Biggs y empezamos a andar por la barriada.
— ¿Qué tal está Cloud?- Me preguntó Biggs. 
— El envenenamiento por mako es mal asunto.- Respondí.- No creo que se recupere de hoy para mañana. Pero yo haré lo que pueda por ayudarle. 
— Vaya. Cuando se recupere, seguro que lo cuenta como si hubiera sido un catarro.- Dijo Biggs.- Haciéndose el duro, como si esto no fuera nada del otro jueves. 
— ¿Esa es la impresión que tienes de él?- Le pregunté confundido. 
— Se comporta como si necesitara demostrar su valía a los demás.- Me respondió.- Y eso que con nosotros no tiene por qué. Sabemos de sobra que es un máquina. Además, se complementaba muy bien con Sil, los dos eran buenísimos en lo suyo.
— Espera… ¿Sil?- Exclamé.- ¿Conoces a Sil?
— ¿Eh? Sí.- Me dijo él.- Se unió a AVALANCHA no mucho antes de que me pasara lo que te he contado. No olvidaré las lágrimas que derramó encima mío cuando estaba apunto de morirme. Me gustaría verla y decirle que sigo vivo, para que se quede tranquila.
— ¿En serio?- No podía creer sus palabras.
— ¿Tú también la conoces?- Me preguntó Biggs.
— Sí…- Expresé.- No sabrás nada de su paradero entonces, ¿no?
— Ni idea… Lo único que se me ocurre es que Shinra la haya atrapado.- Respondió Biggs. 
— Dijeron en las noticias que no…- Suspiré, estaba muy preocupado por ella. 
Llegamos a un sitio con un tablón de anuncios. Biggs se paró enfrente de inmediato.
— Lee esto.- Me dijo Biggs señalándome uno de los carteles.
— A ver…- Dije yo acercándome.- "La destrucción del sector 7 fue obra de Shinra. No podemos permitir que se laven las manos de tanta sangre. ¡Uníos a AVALANCHA! ¡Hagamos que se enteren de que Midgar ni olvida ni perdona! Nos reuniremos en el descampado". Qué locura. 
— ¿Verdad?- Mencionó Biggs. 
— Se están tendiendo una trampa ellos mismos.- Dije yo.- Así juntitos será más fácil arrestarlos a todos. 
— No creo que se molesten en arrestarlos.- Dijo Biggs.- Llegarán, les dispararán a todos, y problema solucionado. 
— Pues mejor me lo pones.- Respondí. 
— Pero AVALANCHA.- Agregó Biggs.- necesita gente que esté dispuesta a hacer locuras. 
— ¡Eh!- Exclamé al ver que Biggs se iba.- No estarás pensando en ir a esto. ¡Venga, hombre! 
Fui hacia Biggs, decidí que lo iba a acompañar y que iba a acudir a la reunión. Solo para no dejarlo solo.
— ¿Tú alguna vez te has planteado qué quieres hacer con tu vida o qué sentido tiene?- Me preguntó Biggs. 
— Sí, supongo. Claro que sí, lo pienso a menudo.- Respondí.
— No se te nota.- Mencionó Biggs. 
— Es que desde que empecé a trabajar para Shinra, me ha pasado de todo. Ni te imaginas.- Dije. 
— Yo no paro de planteármelo desde que desperté en el orfanato. No quiero malgastar ni un solo día.- Me comentó Biggs.
— Oye, Biggs…- Dije.- ¿Hay alguien que se dedique a ser mercenario por aquí?
— Pues Cloud, claro está. ¿Seguro que sois amigos?- Me preguntó Biggs. 
— ¿Desde cuándo os conocéis?- Le pregunté. No me cuadraba nada. 
— Desde el día anterior a la misión, así que…- Mencionó Biggs.- Y el día de la misión conocí a Sil. ¿Cuánto hace de eso? No sé… He perdido un poco la noción del tiempo. 
— Yo también.- Respondí.- ¿Por qué será…?
— Ni idea.- Dijo Biggs.- ¿Sabes que? 
— ¿Qué?- Pregunté.
— Más que mandar, prefiero ser la mano derecha de otro. Va más conmigo.- Me dijo Biggs. 
— ¿Sí?- Ya casi que no sabía como responder. 
— Se me da mejor plantear cómo hacer algo que decidir si hay que hacerlo.- Explicó Biggs.
— No hay nada malo en eso.- Añadí. 
— Pero entonces, ¿por qué me han dejado solo a mí? Siempre vuelvo a lo mismo.- Expresó Biggs. 
— Seguro que alguien necesita tu apoyo.- Dije. 
— ¿Y quién crees que es?- Preguntó Biggs. 
— ¿Quienquiera que levantara aquel vendaval?- Respondí, algo inseguro de la respuesta. 
— ¿Quién sería capaz de algo así?- Preguntó Biggs.
— ¿Cómo voy a saberlo?- Pregunté de nuevo. 
Antes de que nos diéramos cuenta, entre la conversación, llegamos al descampado donde se iba a hacer la reunión de AVALANCHA. Como imaginé, no habia nadie.
— No hay nadie.- Mencioné.
— Ni un alma.- Dijo Biggs.
— Por suerte, los de Shinra tampoco…- Añadí. En ese momento escuchamos un ruido.- ¿¡Quién anda ahí!?
En ese instante una chica de pelo negro salió de detras de unas cajas. Era la chica a la cual le había dado a Cloud cuando fui a rescatar a Aeris.
— ¿Has venido a alistarte?- Pregunté, sorprendido.
— ¡Ja!- Exclamó la chica dirigiéndose a la salida del descampado.- ¡Ya solo me faltaba eso! Solo he venido a ver qué clase de pringaos hacían caso a los carteles. Pero me habeis aguado la diversión. Bueno, me voy. 
En ese momento la chica se fue.
— Está claro que liderar una organización no es lo mío.- Dijo Biggs.- No sobreviví por ningún motivo especial. El destino no me ha elegido. Perdona que te haya traído para nada. 
Biggs estaba por irse, cabizbajo. Lo vi destrozado después de ese suceso y no pude evitar recordar a Elmyra y a la pequeña Marlene. Todo el mundo estaba tan triste.
— ¡Biggs!- Exclamé.- ¿No hay nada que podamos hacer? ¿Quién dice que se vaya a acabar el mundo? ¿¡Y no te parece muy raro que la gente lo haya aceptado así porque sí!? ¡Yo no estoy dispuesto a rendirme! Tenemos que dar con algo. La cuestión es qué, claro… Ahora no se me ocurre nada, pero, podría ser un sueño, o un deseo.. ¡Algo a lo que merezca la pena aferrarse muy muy fuerte!
— ¿Dos muys?- Me preguntó Biggs.  
— ¡Sí, o incluso tres!- Respondí.
— Eres buena gente.- Me dijo Biggs.- Intentaré pensar en algo. Bueno, me voy. Cuando pueda pasaré a ver cómo está Cloud.
— ¡Va!- Exclamé.- ¡Piensa lo que te he dicho! 
Biggs me dijo adiós con la mano y yo me quedé pensativo por un momento. No sabia hasta que punto lo que acababa de hacer era lo correcto o no. Pero no tenia mucho más a lo que recurrir.
Ah, Sil, dónde te has metido cuando más te necesito.
Volví rápidamente a casa de Aeris y allí en el comedor se encontraban Elmyra y Marlene.
— ¡He vuelto!- Dije al llegar.
— Bienvenido a casa.- Me dijo Elmyra. 
— Bienvenido.- Me dijo Marlene. 
— He visto a Biggs, ¿sabes?- Mencioné con una gran sonrisa. 
— ¿En serio?- Preguntó Marlene yendo hacia mi.
— Va a venir a visitarnos cuando pueda.- Le dije. 
— ¡Bieeen!- Exclamó Marlene.- ¿Y te ha contado algo de mi papá y de Tifa? ¿O de Sil?
— No, perdona…- Respondí.- No ha salido la conversación.
— Jolines…- Dijo Marlene sacándome la lengua. 
— Zack.- Dijo Elmyra.- ¿puedes subir a la habitación de Aeris? 
— Claro.- Respondí. 
— Seguro que los ves pronto, cielo.- Mencionó Elmyra.- Al final, todos acabamos en el mismo sitio. 
— ¿Cuándo es pronto?- Preguntó Marlene. 
— Más pronto de lo que crees.- Le respondió Elmyra. 
Subí a la habitación donde Aeris y Cloud yacían dormidos, aún sin despertar. Me acerqué a Aeris un poco y la miré.
— He vuelto.- Dije.- Aeris, tú levantaste ese vendaval, ¿verdad? ¿Me oyes..?
Le agarré la mano suavemente y cerré mis ojos.
---
Mundo original (Sil POV)
Aldea de los Gi. 
Poco tiempo después de estar subidos en la barca llegamos a lo que parecía una aldea, todo esto daba un poco de mal rollo y estaba con la tensión por las nubes. Parecíamos todos un poco igual, algo nos olía raro. Bajamos del barco y Yuffie caminaba como si estuviera borrachisima.
— Aguanta, Yuffie…- Se dijo Yuffie a si misma. 
— ¡Ah!- Exclamó Tifa al mirar hacia atrás. 
Gi Nattak se retiraba con la barca, dejándonos sin rumbo hacia atrás.
— Bienvenidos a la aldea de los Gi.- Dijo Gi Nattak, desapareciendo. 
— Uf, esto… me da muy mala espina.- Dije encogiéndome. 
Yuffie salió pitando hacia arriba de la montaña, se notaba la emoción que se traia respecto a lo de la materia. En una situación normal, yo también estaria saltando de alegría pero todo me tiraba hacia atrás. Subimos la montaña, siguiendo a Yuffie y de golpe escuchamos la voz de un Gi.
— Bienvenidos, hijos del planeta.- Nos dijo la voz. Solo se podía escuchar. 
— ¿Quién ha dicho eso?- Preguntó Barret. 
— Las almas de los Gi permanecen aquí aún tras perecer nuestros cuerpos.- Dijo Gi Nattak apareciendo delante nuestro.- Somos seres del más allá, rechazados por el planeta. 
— Tiene que ser muy duro…- Dijo Barret.
— Estas estatuas nos acogen al llegar nuestro ocaso.- Mencionó Gi Nattak- Os ruego escuchéis sus voces. Largo tiempo ha que sus palabras se las lleve el viento… 
Gi Nattak volvió a desaparecer. Sentía que mientras hablaba me miraba a mi fijamente, me sentía tan intimidada.
— Así que los Gi no pueden volver al planeta…- Dijo Aeris. 
— No pueden unirse a la corriente vital…- Mencioné cruzando mis brazos. 
— Entonces, ¿eso es que no se mueren nunca? ¿Viven eternamente?- Preguntó Yuffie. 
— He visto sardinas asadas con más salero que estos pobres.- Mencionó Cait Sith.- Vagar como almas en pena prrr el limbo es miaucho peor que la muerte. 
— ¿Y tú qué sabrás, si nunca te has muerto?- Preguntó Yuffie vacilandole.- Ahora que lo pienso, ¿estás vivo?
— Yo también tengo una patita en el limbo, miau.- Dijo Cait Sith.
— Los Gi vagamos en pos de una materia.- Dijo la voz de un Gi. 
— ¡Anda, como yo!- Exclamó Yuffie. 
Seguimos avanzando un poco más y se nos pusieron en medio varios espectros Gi que nos empezaron a atacar. Rápidamente carrileamos contra ellos, algo sorprendidos por el ataque.
— Para nosotros, no existen ni la vida ni la muerte.- Dijo un espectro.- Solo existe la eternidad. Los Gi anhelamos nuestra materia. 
Los destrozamos y seguimos subiendo, esta vez con más cuidado al paso. 
— Expulsados del regazo del planeta, anhelamos una panacea que nos brinde sosiego.- Dijo una voz de un Gi.
— ¿Y hay una materia para eso?- Preguntó Yuffie. 
— Una materia que brinda el alivio.- Explicó el Gi.
Poco a poco llegábamos al final de donde nos estaban dirigiendo. 
— Los Cetra nos abandonaron.- Dijo un Gi.- Los Cetra nos traicionaron. Los Gi anhelamos la salvación.
— Pero… ¿qué dicen estos?- Pregunté, no entendía nada.
— Llegará una materia de poder supremo que alivie nuestros males…- Dijo otro Gi.
— ¿¡La materia suprema!?- Exclamó Yuffie.- ¿Y dónde está?
— Al final de nuestra ardua búsqueda…- Dijo el Gi.- El alivio absoluto… El vacío. Ansiamos retornar a la nada. 
— ¿Cómo va a ser eso un alivio?- Preguntó Yuffie.
— Nuestros corazones anhelan la materia inmaculada…- Mencionó una vez más el Gi.
Finalmente llegamos a lo que parecía ser el final, todos andábamos lentamente.
— Se me está poniendo mal cuerpo…- Dijo Barret.
— No eres el único.- Expresé.
— Este sitio no es lo que se dice acogedor.- Agregó Barret. 
— Los Gi creen que el vacío trae la salvación.- Dijo Cait Sith.- Quieren borrarse del planeta… prrr tanto, ¿borrar el prrrpio planeta?
— ¡Qué miedo!- Exclamó Yuffie. 
— Sí.- Dijo Red XIII.
— Creo que una materia tan peligrosa debería vigilarla una chica prudente como yo.- Mencionó Yuffie con una sonrisilla.
— Casi miaujor no meter los bigotes en este tema.- Añadió Cait Sith.
— Ya es un poco tarde para eso.- Dijo Cloud mirando a un punto fijamente. Cuando los demás miramos allí estaba Gi Nattak, mirándonos.
— ¿Qué querrán de nosotros…?- Preguntó Red XIII. 
— La desesperación de los Gi tiñó de negro la materia inmaculada.- Dijo un Gi.
Un dolor intenso golpeo mi cabeza en ese momento y me apoyé donde pude. Mis ojos no sabían dónde mirar.
— ¿Esto va de una materia negra?- Preguntó Barret.
Delante mío volvió a aparecer Sephiroth, con una gran sonrisa. No aguantaba más el dolor.
— Uno de los grandes momentos se acerca.- Me dijo.
No tardó en desaparecer y Aeris se acercó a mí para comprobar que estuviera bien. Le asentí y le medio sonreí, intentando recomponerme.
— Están obsesionados con esa materia.- Dijo Cloud.- No vamos a hacer lo que ellos quieren. Pero hay que seguirles la corriente, para que crean que sí.
— El planeta que nos vio crecer se debilitó con el paso del tiempo.- Dijo Gi Nattak.- Pareció, y lo absorbió el vuestro. El cielo se desmoronó; la tierra se agrietó; los mares se secaron; hasta el tiempo perdió su sentido… Los pocos Gi que sobrevivimos al cataclismo nos instalamos en vuestro planeta. Pero Gaia nos rechaza, como a extraños… incluso tras nuestra muerte. Nos niega el descanso eterno en su seno; no nos arrastra a su corriente vital. Se contenta con aislarnos aquí, desterrados. Condenados a una vida que no es vida, que no tiene fin, sufriendo por toda la eternidad… Lo único que queremos es liberarnos de este tormento. 
Finalmente tuvimos a Gi Nattak en frente nuestro, quien abrió sus ojos y nos miró fijamente, juzgandonos. 
— Obtuvimos una materia nacida del seno del planeta y encerramos en ella nuestro deseo.- Dijo Gi Nattak.- Al cabo de largo tiempo… la materia atendió a nuestros ruegos, y se tornó en un orbe capaz de aliviar nuestro sufrimiento. Llegado al fin el anhelado día, a punto de cumplirse nuestro deseo… los abominables Cetra invadieron nuestro hogar y nos arrebataron el orbe. Era nuestro tesoro, aquel orbe azabache… Lo llamamos la materia negra. Os ruego que la halléis y nos la devolváis. Ese es nuestro mayor deseo, que os confío en nuestro nombre. Si una hija de los Cetra prestara su ayuda a esta causa, podría descansar también nuestro odio a ellos. 
— ¿Sabéis dónde puede estar?- Pregunté.
— Hemos oído que se ocultó en un templo de los Cetra.- Me respondió Gi Nattak.
— Un templo de los Ancianos…- Dijo Cait Sith.
— ¿Te suena?- Preguntó Barret.
— Estoooo… Creo que sí.- Exclamó Cait Sith. 
— Vástago del vacío, ¿podemos confiar en ti?- Preguntó Gi Nattak. 
— ¡Holitas!- Dijo Cait Sith.- ¿Qué tal si te leo la patita? A ver ese prrrvenir felinástico… 
Barret agarró a Cait Sith por el pescuezo y se lo llevó.
— Si dice que sabe algo, será verdad.- Dijo Cloud.- Podéis confiar en él.
— Nuestros enemigos nos acechan.- Mencionó Gi Nattak.- Hijos del planeta, valerosos guerreros… ¡por favor, recuperad la materia negra!
Cueva de Gi (A la mañana siguiente)
De golpe todo se volvió blanco por un humo extraño y cuando volvimos a abrir los ojos nos encontrábamos delante de la estatua del padre de Red XIII. 
— ¿Eh?- Preguntó Aeris.- ¿Hemos vuelto? 
— Vaya…- Expresé, mirando a mi alrededor.- Así que la materia negra, eh…
— Vamos a salir de aquí.- Dijo Cloud.
— ¡A la orden!- Exclamó Yuffie.
— Espero que me estés viendo, papá.- Dijo Red XIII, mirando a la estatua antes de marchar. 
Cuando empezábamos a irnos de allí uno de los ayudantes de Bugenhagen nos paró.
— Bienvenidos de vuelta.- Nos dijo.- El maestro Bugenhagen les aguarda. Síganme.
Empezamos a seguirlo, él conocía el camino más rápido hacia la superficie, es decir, el ascensor.  
— Se han tragado el numerito.- Dijo Yuffie feliz.- Se piensan que vamos a entregar esa materia a un montón de fantasmas.  
— Han dicho que les traería el "alivio"...- Mencionó Barret.- pero a mí eso me suena a que es una materia con un poder espantoso. No podemos devolvérsela ni en broma. 
— Tenemos que encontrarla antes que él.- Dijo Cloud. 
— ¿Que quién?- Preguntó Tifa. 
— Sephiroth.- Respondí.- Ha estado con nosotros, habrá escuchado la conversación.
— ¿En serio?- Preguntó Aeris. 
— Sí.- Mencionó Cloud.
— Vosotros tenéis un sexto sentido para intuir a Sephiroth. Si decis que estaba, os creo.- Exclamó Barret. 
— Entonces, ¿Sephiroth también quiere la materia negra?- Preguntó Yuffie. 
— Sí.- Dijo Cloud.- Esa es la conclusión más obvia. 
— ¡Qué mal! No podemos permitírselo. ¡La materia negra tiene que ser para mí!- Exclamó Yuffie. 
— Oye, Cait… ¿Qué sabes tú del Templo de los Cetra?- Preguntó Aeris. 
— Uy… pues… es que…- Dijo Cait Sith, algo nervioso.- Miaucha idea no tengo. Bueno, más o menos… 
— ¿Ein?- Preguntó Yuffie. 
— Algo leí en unos papeles de la emprrrsa. ¡A ver si averiguamos más en un terminal de Shinra!- Dijo Cait Sith. 
— ¿También hay terminales en Cañón Cosmo?- Preguntó Cloud. 
— Creo que sí.- Respondió Cait Sith.- Miaujor será prrrguntarle a Bugen. 
Finalmente salimos a la superficie. La luz solar nos cegaba mientras regresabamos por fin a donde perteneciamos. 
— ¡Me alegra que hayáis vuelto sanos y salvos! Menos mal.- Dijo Bugenhagen al vernos, estaba esperándonos afuera.
— No tenías que haberte preocupado, abu.- Dijo Red XIII.- ¡Soy el hijo del gran guerrero Seto! 
— Bugen.- Dijo Cait Sith.- En alguna parrrte de este valle tendría que haber un terminal de Shinra. ¿Te imprrrta decirnos dónde? 
— Ah, ¿un terminal, dices?- Preguntó Bugenhagen.- Sí que había uno, sí, pero.. Tenía tanto interés por sus componentes… que lo desmonté para darle mejor uso. Como generador para el cañón, nos ha venido de lujo. 
— ¡Nooo!- Exclamó Cait Sith. 
— ¿Y sabes dónde hay un templo de los Cetra?- Preguntó Red XIII. 
— ¿Cómo que un templo?- Preguntó Bugenhagen.- Los Cetra no tenían más religión que el planeta. No creo que construyeran templos. 
— Vaya…- Dijo Aeris.
— Aunque quizá exista un refugio que los humanos denominaran así.- Mencionó Bugenhagen.- Hay una leyenda escrita en numerosas fuentes que habla de una guarida Cetra oculta en algún lugar. 
— ¡Cuánto sabes, abu!- Exclamó Red XIII.
— Por desgracia, su ubicación no está clara.- Explicó Bugenhagen.- Recordad que los Cetra vivieron a la sombra del infortunio. Aun suponiendo que hallarais su refugio, estará muy bien defendido. Tened muchísimo cuidado. Lo que allí observéis, escuchéis y toquéis es un tesoro que no se halla en ningún libro. Volved de una pieza y contádmelo todo. 
— ¡Maestro!- Exclamó de golpe un guardia que venía en nuestra dirección. 
— ¿A qué viene tanto revuelo?- Preguntó Bugenhagen. 
— Han vuelto los hombres de las túnicas negras. ¿Qué hacemos?- Dijo el guardia. Cloud de golpe se sobresaltó.
— ¿Son conocidos vuestros?- Mencionó Bugenhagen mirándonos. 
— ¿Dónde están ahora?- Preguntó Cloud. 
— Ah… En la entrada al valle.- Explicó el guardia. 
— Vamos, Cloud.- Dijo Red XIII. 
— Sí.- Respondió él. 
Fuimos rápidamente a la entrada del valle, de la manera más rápida posible para encontrarnos un hombre de la túnica en el suelo y el guardia intentaba levantarlo. 
— ¡Nanaki!- Exclamó el guardia. 
— ¿Está bien este hombre?- Preguntó Red XIII. 
— Sí, solo está un poco débil.- Dijo el guardia.- Últimamente, se ven muchos así. Hay quien dice que es envenenamiento por mako, pero sus síntomas.. 
— Nibel… heim…- Dijo de repente el hombre de la túnica.- Nibel… heim… 
Cloud y Tifa se miraron muy sorprendidos por las palabras de aquel hombre.
— ¿Nibelheim no es…?- Preguntó Barret.
— Donde crecimos Tifa y yo.- Dijo Cloud. 
— ¡Nibelheim!- Exclamó Cait Sith.- ¡Me apuesto el rabito a que allí encontraremos un terminal! 
— No sé si seguirá…- Mencionó Tifa algo preocupada. 
— Pero Cloud… Antes dijiste que se podía confiar en estos bigotes, ¿nooo?- Mencionó Cait Sith con una gran sonrisa.- ¿O era mentira cochina? Bueno, te voy a demiaustrar que tenías razón.
— Pero es que…- Dijo Cloud, dudoso. 
— No tenemos nada que perder.- Dije yo cruzando mis brazos. 
— Habrá que comprobarlo, entonces.- Añadió Tifa. 
— Entonces… ¿vais a Nibelheim?- Preguntó el guardia.- Siento deciros que a pie es imposible llegar desde aquí. 
— Pues habrá que ir…- Dijo Barret.
— ¡Cid!- Exclamé yo.- ¡Volvamos al aeródromo! 
— ¡Toca hacer señales!- Exclamó Aeris. 
— ¡Venga, tirando!- Dijo Cait Sith. 
Salimos de Cañón Cosmo y nos dirigimos lo más rápido que podían nuestras piernas al aeródromo de Cañón Cosmo, donde habiamos aterrizado anteriormente. Allí Cloud se puso a hacer una fogata y por tanto Cid no tardó en aparecer con su avión. Bajo de este y se acercó a nosotros con una sonrisa.
— ¡Muchas gracias por volar con Aerolíneas Potrillo!- Nos dijo Cid con una sonrisa.
— Cid, prrr favor, ¿nos puedes acercar a Nibelheim?- Preguntó Cait Sith.
— A Nibelheim, ¿eh?- Mencionó Cid.- Va, venga, por qué no. ¡Con el Potrillo, la distancia no es problema!
Pagamos el costo del billete y nos subimos al avión de Cid una vez más, usando la misma combinación para mantener correctamente el peso. Al sentarme en la silla, cerré los ojos. Estaba un poco cansada, no habíamos dormido y la misión avanzaba. Eso no me iba a parar pero tenía que aprovechar el viaje para descansar un poco. 
La materia negra…
Tumblr media
-
Esto es una adaptación de la obra original FINAL FANTASY VII (SQUARE ENIX©) sin fines de lucro. Solo tiene fines lúdicos y de comunidad. Prohibida la copia de la adaptación igual que la extracción de personajes propios sin autorización.
CAPÍTULO ANTERIOR
CAPÍTULO SIGUIENTE
5 notes · View notes
cherry-holmes · 2 years ago
Text
La estrella más brillante de mi firmamento (Din Djarin x Lectora/Fem!Reader)
Tumblr media
Masterlist
Resumen: Los celos son un sentimiento desagradable y tu llevas sintiéndote de esa forma desde que Bo-Katan hizo su aparición en la vida de Din y tu.
Pareja: Din Djarin (The Mandalorian) x Lectora (Fem!reader)
Contador de palabras: 2,845
Advertencias: Celos, inseguridades y menciones de relaciones sexuales (smut) but not actual smut
Nota de autora: lo mismo de mi primer post: tratando de contribuir a la comunidad hispanohablante de Tumblr🫶🏻 I’m going to post my work in English eventually
——————————————————————————
El sentimiento era inevitable. La sangre en tus venas se convertía en ácido cada vez que Bo-Katan y Din tenían la más mínima interacción; en combate, pilotando una nave, ideando un plan... lo que fuera era capaz de hacerte sentir un doloroso nudo en el estómago. Sabías que estaba mal, que estabas exagerando, pero algo dentro de ti, tu parte más insegura y delirante, susurraba maliciosamente en tu oído todo tipo de cosas.
Claro, tu eras una belleza; tu cabello siempre estaba peinado, cuidabas el aspecto de tu ropa y tus ojos eran dos preciosas joyas que adornaban tu delicado rostro. Y ni hablar de tu relación con Grogu, pues eran prácticamente madre e hijo, algo que Din adoraba y le hacía sentir paz al saber que su niño y su mujer tenían un lazo tan estrecho.
Din se había enamorado de ti desde el primer momento en que te miró en el mercado de Mos Eisley y desde entonces se propuso hacer todo lo que estuviera en sus manos para ser digno de tu amor. Habían pasado el último par de años viajando juntos y cuidando de Grogu. Eran una pequeña familia, un clan de tres.
Pero para ti, esas cualidades tuyas no eran suficientes. Te era inevitable compararte con con Lady Bo-Katan Kryze y ver en ella todo lo que a ti te faltaba. Bo no solo también era guapa, si no que era una verdadera guerrera Mandaloriana. Portaba una poderosa armadura de béskar, era una peleadora, estratega innata, líder de los Búhos oscuros y portadora legítima del Sable oscuro, por sus venas corría sangre de una de las más antiguas Casas de Mandalore... por nombrar algunos atributos.
Y tu una pueblerina que nunca había salido de Tatooine hasta que Din lo hizo. Él te había enseñado a disparar blásters y a volar su nave, pero siempre que las cosas se ponían feas, te sentías una carga y una completa inútil. Aunque a él nunca parecía molestarle en lo absoluto, sabías que era verdad.
Las cosas no mejoraron cuándo te presentó al resto de Mandalorianos. Aquella primera noche, cuándo todos ellos aún se refugiaban bajo la ciudad de Nevarro, no pudiste evitar escucharlos hablar sobre ti a espaldas de Din. Decían que no eras Mandaloriana y por lo tanto era prácticamente inaceptable que Din te incluyera en su comunidad. Era diferente a Grogu, por su puesto, pues el niño era un expósito, que al llegar a su edad tomaría juramento después de haber sido criado bajo las creencias del credo. Pero tu eres una mujer, no estas bautizada y no portas béskar. Din jamás te había insinuado que deberías convertirte a su credo o que deberías aprender a pelear tal como él. Nunca te había forzado a algo que tu no quisieras y muchísimo menos te había hecho sentir mal sobre algo de ello. Din te amaba tal cuál eras, tal cuál te había conocido y nunca había pretendido hacerte cambiar.
Todas esas inseguridades estaban en tu cabeza y luchabas con ellas diariamente. Exceptuando la remoción del casco, Bo-Katan era todo lo que tú creías que Din buscaba y todo lo que merecía.
El nuevo campamento Mandaloriano se extendía a las afueras de Nevarro, sobre los terrenos que el magistrado Karga les había otorgado en gratitud por haber luchado junto a la gente del pueblo para recuperar sus tierras de los piratas.
Los Mandos habían construido carpas alrededor de la perteneciente a la Armera. La de Din y la tuya era una de las más alejadas del centro, dónde gozaban de mayor intimidad y dónde no te sentías tan juzgada por el resto de los compatriotas de tu pareja.
Aún así, la de Bo-Katan estaba prácticamente a lado, por lo tanto, esa noche mientras te sentabas afuera de la carpa para darle de cenar a Grogu, no podías evitar echar una ojeada discreta en dirección a dónde Din conversaba con Bo. Llevaban casi una hora sentados sobre unas cajas de armería y aunque en ocasiones se acercaban otros Mandalorianos a acompañarlos, estos se retiraban al notar que el tema de conversación sólo le incumbía a ellos dos.
Ella tenía los codos recargados en sus muslos mientras comía de un tazón entre sus manos y Din estaba de brazos cruzados, recargando la espalda sobre otras cajas. Nada se veía "sospechoso" respecto a ellos, te decías una y otra vez que simplemente estaban conversando sobre reunir ambas facciones, y en cómo los organizarían para retomar su planeta natal. A pesar de eso, no podías evitar preguntarte cuanto tiempo tardaría Din en darse cuenta de lo superior que era Bo respecto a ti. De cuánto tardaría en notar que a ella no necesitaba protegerla, que a ella no necesitaba enseñarle nada del credo porque ella ya estaba ahí. Incluso, por un doloroso segundo, el escenario más delirante se filtró en tu cerebro: ¿Y si la relación de Din y Bo era clave para unir a sus respectivos clanes? Una unión diplomática y efectiva, sin duda.
No, te obligaste a alejar aquel pensamiento de tu mente, incapaz de permitir que aquella idea siguiera tomando forma.
Al momento en que notaste que el casco de Din se giraba en tu dirección, disimulaste y volviste a centrar toda tu atención en alimentar a Grogu. El niño estaba por terminar su segundo tazón de caldo de hueso, su favorito. Le sonreíste y el te regresó una tierna mirada.
Un par de minutos más tarde, el destello del fuego de las fogatas contra la pulida armadura de Din tintineo al costado de tu vista llamó tu atención nuevamente hacía ellos.
Ambos Mandalorianos se habían puesto de pie, el hombre habiendo empezado a caminar en tu dirección, cuándo de pronto Bo llamó su nombre y capturó su atención por última vez. Ella cerró su mano sobre el brazo de Din y le dijo algo que no pudiste escuchar, pero que acompañó de un asentimiento de cabeza y una sonrisa sincera. Din asintió de igual manera, pero por su casco no pudiste ver si sus labios emitieron una respuesta. Pero el contacto y la mirada que ella le dió fue suficiente para que tus inseguridades tomaran fuerza y se arremolinaran en tu estómago, causándote náuseas. El corazón de pronto te pesaba en el pecho y el familiar calor que sube por tu cuello presagiando las lágrimas, te apresó. Lo último que querías era ponerte a llorar.
Trataste con toda tu voluntad en prestar atención a Grogu, en que terminara su cena para que pudiera dormir y prácticamente ignoraste a Din mientras tomaba asiento a tu lado y comenzaba a limpiar uno de sus blásters. Una vez que el niño terminó, lucía satisfecho y adormilado, así que lo cargaste para colocarlo en su coche y después de arroparlo cómodamente, te aseguraste de cerrar el huevo.
Din te conocía perfectamente bien, así que por la forma en que fruncías los labios y evitabas hacer contacto visual con él, intuía que algo estaba mal.
Echó tierra sobre la fogata para apagarla y te siguió hacia el interior de la carpa. Mientras colocabas a Grogu en un lugar seguro, Din comenzó a deshacerse de su armadura, hasta quedar únicamente con el traje que portaba debajo del béskar.
Mientras preparabas una pequeña tina con agua para lavarte la cara, sentiste un par de brazos rodearte desde atrás. El calor del cuerpo de Din contra tu espalda se sentía reconfortante y protector. Normalmente el contacto te haría derretirte, con tu cuerpo aligerándose tan deliciosamente que le permitía a él hacer lo que quisiera contigo. Y casi sucumbiste... casi. Estabas demasiado metida en tus pensamientos inseguros como para permitírtelo.
—¿Que pasó? — inquirió Din cerca de tu oído, con una voz sensual, pero que no lograba disimular ese tono preocupado que tenía cuándo detectaba en ti algo mal. — Dime que te preocupa.
Sus manos desnudas acariciaban tu vientre por encima de la tela del vestido, calientes y pesadas, pero con ese tacto tierno que las caracterizaba.
No entendías como esas manos que empuñaban dagas y armas, que eran capaces transformarse en brutales puños diseñados para pelear, eran las mismas que siempre te sostenían con delicadeza y cariño.
Cuándo se trataba de Grogu o de ti, Din se volvía el hombre más cariñoso y afectivo de toda la Galaxia. Eran ustedes quiénes le habían permitido sentirse completo nuevamente. Por supuesto que Din debía literalmente su vida al credo Mandaloriano, pues además de rescatarlo el día que perdió a sus padres, le habían ofrecido un espacio en su comunidad. Lo habían alimentado, entrenado para protegerse a sí mismo y le habían dado algo en que creer y que defender. Din siempre pensó que aquello era todo lo que necesitaba, pero descubrió que había algo más que le hacía falta: una familia propia. En Grogu y tú había encontrado esa pieza que no sabía que buscaba hasta que la tuvo. Con ustedes se permitía sentir lo que pensó que jamás volvería a sentir cuándo asimiló que había quedado huérfano: compañía y amor. Encontró un hijo a quién criar cómo guerrero y una mujer con quién compartir su vida.
Pero ahí estabas tú, sintiendo que no te merecías nada de lo que tenías. Te habían hecho tanto daño en el pasado, que te habían hecho creer que no merecías amor. Siempre te sentiste tan indigna de recibir amor incondicional, que ahora que lo tenías no podías ni creerlo. Tu también habías encontrado en Din y Grogu un propósito, pero estabas tan asustada de perderlo que el sentimiento te cegaba.
Din llamó tu nombre en un susurro dulce, sus manos trazando tu cintura. Dejaste escapar en un suspiro tembloroso el aire de tus pulmones, decidiendo que palabras usar para expresar lo que sentías. No sabías como iba a tomarse aquello, podría pensar que estabas siendo dramática y que era un ataque de celos sin sentido o que eras una manipuladora.
No es que Din vaya por ahí minimizando lo que sientes ni mucho menos, si no todo lo contrario, pues siempre ha sabido escucharte y acompañarte.
Tan sólo pensar así de él te hacía sentir aún más miserable y te preguntaste cuánto tardaría él en cansarse de tus intrigas.
—¿Alguna vez has sentido que lo que soy te es decepcionante? — la pregunta dejó tus labios en un murmullo tímido.
Sentiste sus manos detenerse y su cuerpo paralizarse por un momento tras la pregunta. Pensaste lo peor, que habías dado en el clavo y deseaste no haber preguntado. Miraste tu reflejo en el agua, dónde tus dedos se retorcían unos a otros bajo el fresco líquido.
Las manos de Din volvieron a moverse, esta vez acompañando a las tuyas, dónde las liberó de su batalla silenciosa. Sus palmas abrazaron tus dorsos y entrelazaron sus dedos. Él sabía que solías torcer tus dedos así cuándo estabas nerviosa o impaciente y quería ayudarte a relajarte.
—¿De que hablas? — preguntó finalmente, en un tono sinceramente confundido.
Otro suspiro escapó de tus labios, esta vez más tenso y pesado. Aún así, tus manos no se movieron de las suyas.
—No soy una guerrera, Din — señalaste lo obvio, luchando con el nudo que comenzaba a formarse en tu garganta —. Sabes que no peleo ni porto armas o uso béskar como tú... — cómo Bo Katan, quisiste decir, pero no te atrevías a sacarla a flote. Al menos no de momento.
—¿A que viene eso, cyar'ika? — inquirió, dándole un apretón a tus manos. Sentiste su cabeza asomarse a tu lado, buscando tu rostro. Podías imaginar el ceño fruncido bajo aquel casco.
—Nada yo sólo... — querías encontrar una manera de decirlo, pero el miedo se convirtió en frustración y ahora la cercanía de Din se sentía abrumadora. Pelear era lo último que querías, pues sólo haría las cosas mas complicadas, así que buscaste la manera de calmarte — Sé lo que todos piensan de mi — mascullaste y el tono en tu voz era tan triste, que él sintió su pecho contraerse —, que no te mereces alguien impío como yo. Dicen que no deberías estar conmigo porque no soy Mandaloriana.
Tus palabras cayeron sobre Din como una roca en su estómago. Sintió una oleada de enojo e indignación recorrer su cuerpo ante el pensamiento de que cualquiera pudiera hacerte sentir mal o menos por no ser algo. De igual manera se sintió decepcionado de sus compañeros por creer que sabían más sobre ti o de lo que eras digna o no. Pero lo que más le dolía era pensar en que tu realmente creías que no merecías estar con él. Maker... cómo le dolía pensar en que te llegaste a creer que él podía encontrar algo mejor que tú.
—¿Alguien se atrevió a decirte algo? — su voz se había vuelto más dura, pero sabías que no era contra ti. Sentiste su cuerpo tensarse y cuadrarse, tal cómo lo hacía cuándo peleaba o estaba a alerta... cuándo se volvía tu escudo protector.
No querías que Din comenzara a buscar culpables directos. Jamás te perdonarías si terminaba peleado o exiliado de su clan sólo por ti.
Tu mejor que nadie sabías cuánto significaba el credo para él. Lo habías visto sufrir la vez que fue exiliado por la Armera por haber roto su voto de no dejar que otros lo vieran sin su casco y habías sido tu la que lo había acompañado para lograr redimirse de su fallo hasta el fondo de las mismísimas ruinas de las Aguas vivientes de Mandalore. No habías vuelto a ver sus ojos desde entonces, y aunque una parte de ti se moría por mirarlos nuevamente, respetabas completamente su credo y sus tradiciones. Al fin y al cabo, tu lo conociste y te enamoraste de él con el casco. Las ocasiones en que su rostro había sido revelado para ti habían sido accidéntales o la situación lo había obligado a ello. El mero hecho de que tu mente haya grabado a la perfección sus facciones te hacía sentir culpable, pero al mismo tiempo no querías olvidarlo jamás.
—Nadie me ha dicho nada directamente, pero no soy sorda — confesaste. Tus manos se soltaron de su agarre y las dirigiste a sus muñecas, dónde comenzaste a acariciar la piel de la zona —. No puedo evitar pensar en que tienen razón. Tú mereces una mujer devota al credo, que comprenda el Camino como tú y que... — lo siguiente era muy duro para ti de aceptarlo, sentías que las palabras se te atascaban en la garganta y las lágrimas se arremolinaron en al borde de tus ojos mientras completabas la oración:— y que te ayude a criar a Grogu cómo un guerrero Mandaloriano.
Din deslizó sus manos fuera del agua, volvió a posarlas en tu cintura y te dió la vuelta para quedar frente a frente. Para ese momento ya había un par de lágrimas rodando por tus mejillas. Te veías tan triste, reflejando el dolor que aquellos pensamientos te provocaban. Aquello que ya habías tomado como una verdad y que te hacían creer que ya habías perdido a Din Djarin para siempre.
Sus manos tomaron tu rostro, agradablemente frescas por el agua y te dejaste acariciar por ellas. Tus manos se aferraron a sus antebrazos mientras más lágrimas se te escapaban en un arrebato de sentimentalismo. Habías pasado demasiados días dándole vueltas al asunto en tu cabeza, teniendo una silenciosa y solitaria batalla contigo misma. Era agotador en el sentido más doloroso.
—Ner cyar'ika — su voz sonaba tan devota a ti, que lograba erizarte la piel. Cada palabra que te dedicaba reverberaba en su pecho —, no hay nadie más en la Galaxia con quién quisiera compartir mi vida y mis viajes. No puedo imaginar a alguien más perfecta para ser la madre de Grogu y de todos mis futuros hijos. Eres tu, la estrella más brillante de mi firmamento, con quién elijo estar siempre. Ni kar'tayli gar darasuum.
—Yo también te amo, Din — respondiste, sonrojada y con una sonrisa que se mezcló con un llanto ahora de alegría —. Te amo por darme una familia, por que me amas como lo haces. Tu eres la estrella más brillante de mi firmamento. 
Una risita se filtró en su voz y pudiste imaginártelo perfectamente sonrojado bajo su casco. Su cuerpo se pegó aún más al tuyo, como si fuera posible desaparecer cada átomo de aire entre ustedes. Su cuerpo firme y cálido contra el tuyo se sentía como el mejor de los calmantes.
Sus cuerpos se relajaron y se dejaron llevar por el calor del momento. Las caricias se hicieron más intensas, en la intimidad de su carpa y a la urgencia de sus cuerpos de sentirse unidos.
Cerraste los ojos cuándo Din retiró su casco y comenzó a depositar besos húmedos en tu cuello, en tus clavículas y en el lóbulo de tus orejas.
Cuándo te tuvo sentada sobre la mesa, acomodado entre tus piernas mientras sus manos acariciaban la piel expuesta de tus piernas, Din susurró a en tu oído:
—Dejémosles saber cuan dignos somos el uno del otro. Quiero que esta noche todos se enteren que eres tan mía como soy tuyo.
51 notes · View notes
caradeboneka · 9 months ago
Text
eu espero por vc
A testosterona me deixou mais aborrecido. Esmorecido y cansado. Do mesmo jeito que as vezes me trás a vida. Viver na dualidade sendo experimento de drogas sem alento. injeto, aplico, tiro. Guardo dinheiro, compra peruca. Tira peito, bota boca. Vai malhar pra tirar a retenção, natação. Treino. De vida. Kkkkk
No meio da noite não tem nem água pra chorar, a Th secou tudo. Quero ty abraçar pelo meio das minhas coxas, como numa luta. Eu vou ser vencedor? sentimentos não são devotados, adoramos o Santo, adoramos a arte, adoramos a cultura do feio. escondido, mandando matar pilotando um drone por onde(? Não é pra ter lógica, é pra dizer que já sabemos que não tem espaço pro erro, aínda assim acordamos y tomamos café. Isso é lindo.
2 notes · View notes
intrin-seca · 10 months ago
Text
Você só vive duas vezes:
Uma quando nasce,
e outra quando encara a morte.
- Ian Fleming
O som das ondas do mar quebrando na costa soava com uma música melancólica e a única coisa audível além delas era o canto das gaivotas sobrevoando ao longe. As nuvens no céu escondiam o sol com muita competência, fazendo a tarde parecer quase chuvosa.
E talvez por esse motivo tudo estava tão deserto, tão calmo, tão isolado.
Jimin olhou para os lados, buscando a sua companhia.
Ele sabia que o outro estava ali.
Ele havia ido busca-lo em casa, vestindo sua jaqueta de couro e pilotando sua moto. Ele soava tão atraente e perigoso toda a vez que tirava o capacete e colocava seus óculos escuros. Charmoso. Os fios iluminados pelo sol contrastando com os olhos castanhos.
Olhos castanhos que ora eram calmos como um lindo bosque cheio de flores, e ora eram tórridos como uma densa floresta inexplorada.
Mas aqueles olhos não estavam ali. Jimin os procurou, sabendo que o seu lugar era ali ao seu lado, porem não conseguia encontra-lo. De repente, tudo estava tão frio e solitário.
Ele tentou gritar seu nome, mas o vento levava sua voz. Era como se tudo ao seu redor se esforçasse para exila-lo. Não importava o quanto ele tentasse, no fim das contas todos o abandonariam.
2 notes · View notes
m3wpy · 10 months ago
Text
RWBY Mecha AU
os personagens lutam dentro de robôs gigantes, só q recentemente apareceu alguém com um robô mais tecnológico, ela se chama Penny Polendina
todo mundo quer saber como ela é, o problema é que ela é a máquina em si, não tem ninguém pilotando por dentro
2 notes · View notes
g-s-g-esporte · 2 years ago
Text
Fórmula 1
A Fórmula 1 é considerada a competição automobilística mais prestigiosa e emocionante do mundo. Desde a sua criação, em 1950, a categoria reúne os melhores pilotos e equipes do automobilismo, proporcionando corridas de alta velocidade, tecnologia avançada e rivalidades intensas.
A primeira corrida oficial da Fórmula 1 aconteceu no dia 13 de maio de 1950, no circuito de Silverstone, na Inglaterra. O vencedor foi o italiano Nino Farina, que pilotava um Alfa Romeo, considerado um dos maiores fabricantes de carros da Europa, ao lado de nomes como Ferrari, Maserati e Mercedes.
História da Fórmula 1
Oficialmente, a Fórmula 1 foi criada em 1950 pela Federação Internacional de Automobilismo (FIA). No entanto, a história da categoria remonta ao final do século XIX, quando as primeiras corridas de carros foram disputadas na Europa. Como na época não existiam circuitos, as corridas aconteciam em estradas. Alguns historiadores apontam que uma corrida entre Paris e Bordeaux, na França, em 1895, tenha sido o marco inicial da F1. Essa corrida durou 48 horas e teve um percurso de 1200 quilômetros.
Há quem considere o ano de 1901 como o início da Fórmula 1, pois nesse ano foi disputada a primeira corrida com o nome de Grande Prêmio (GP). Na ocasião, a cidade de Le Mans sediou o Grande Prêmio da França. Atualmente, Le Mans não recebe a Fórmula 1, mas é considerada um dos mais importantes circuitos do mundo.
Entre 1901 e 1949, vários GPs foram disputados ao redor da Europa, em países como França, Itália, Bélgica, Inglaterra, Alemanha, Mônaco e Espanha. Os GPs só não aconteceram durante a Primeira Guerra Mundial e a Segunda. No decorrer das guerras, os pilotos participaram de corridas nos Estados Unidos, como em Indianápolis, outro grande circuito do automobilismo.
Depois da Segunda Guerra Mundial, a FIA decidiu elaborar um campeonato reunindo os principais Grandes Prêmios da Europa e deu a ele o nome de Fórmula 1. A nova competição reuniria as maiores fabricantes de carros do continente, como Alfa Romeo, Ferrari, Maserati e Mercedes.
Início da Fórmula 1
A primeira corrida da Fórmula 1 foi realizada em 10 de abril de 1950, quando o argentino Juan Manuel Fangio, pilotando um Maserati, venceu o Grande Prêmio de Pau, na França. No entanto, essa corrida não fez parte do campeonato. A primeira corrida oficial de F1 aconteceu um mês depois, no dia 13 de maio, no circuito de Silverstone, na Inglaterra, e teve como vencedor o italiano Nino Farina, pilotando um Alfa Romeo.
Nino Farina, Juan Manuel Fangio e Alberto Ascari, outro italiano, dominaram a Fórmula 1 no início da década de 1950. Farina foi o primeiro campeão, Ascari ganhou o campeonato em 1952 e 1953, de Ferrari, e o argentino Fangio levou o título em cinco oportunidades (1951, 1954, 1955, 1956 e 1957). Uma curiosidade sobre Fangio é que ele foi campeão pilotando por quatro equipes: Alfa Romeo, Maserati, Ferrari e Mercedes.
Nos seus três primeiros anos, a Fórmula 1 foi disputada apenas na Europa e nos Estados Unidos (Indianápolis). Em 1954, a Argentina recebeu a categoria pela primeira vez, muito por conta do sucesso de Fangio. Quatro anos depois, Marrocos foi o primeiro país africano a sediar uma corrida de F1.
No final da década de 1950, quando o número de corridas aumentou de seis para 11 por temporada, um outro piloto destacou-se: o australiano Jack Brabham. Pilotando uma Cooper, Brabham foi campeão em 1959 e 1960. O carro da Cooper era considerado inovador para a época e foi projetado pelo neozelandês Bruce McLaren. Anos depois, Brabham e McLaren teriam suas próprias equipes, com seus respectivos sobrenomes.
Como a Segunda Guerra Mundial freou o desenvolvimento da indústria automobilística, os carros da F1 da década de 1950 respeitavam os padrões pré-guerra. Os eixos eram rígidos e o motor ficava na parte dianteira do carro. A equipe Cooper inovou e levou o motor para a parte traseira.
Dois ingleses também destacaram-se na referida década. Stirling Moss venceu várias corridas e foi quatro vezes vice-campeão. Ele é considerado, por muitos, o maior piloto da história que nunca conquistou um título. Já Mike Hawthorn foi campeão em 1958, de Ferrari.
Década de 1960
Se na década de 1950 os ingleses não se deram tão bem na Fórmula 1, a década de 1960 ficou conhecida como a Era Britânica da categoria. Essa década presenciou o surgimento de grandes nomes do automobilismo inglês, como Graham Hill, Jim Clark, John Surtess e Jackie Stewart. Juntos, ganharam seis títulos entre 1961 e 1970. Nessa década, também foi criada uma grande equipe de Fórmula 1, a Lotus, além da Brabham.
Em 1967, quatro das 12 corridas da temporada já eram disputadas fora da Europa. Grandes Prêmios foram disputados na África do Sul, Canadá, México e Estados Unidos. No ano seguinte, uma fabricante de motores de fora da Europa ganhou o campeonato pela primeira vez, a americana Ford, que equipava os carros da Lotus.
A Ford trouxe para a F1 os motores V8, uma configuração de motor de combustão interna em que oito cilindros estão dispostos em duas bancadas de quatro cilindros. Entre 1968 e 1982, a Ford ganhou 12 dos 15 campeonatos.
Outra inovação dessa década foi a configuração do cockpit (banco onde os pilotos sentam-se), de modo que os pilotos ficassem mais inclinados. Antes, eles sentavam-se em uma posição de 90º. Nessa década também surgem os primeiros carros com aerofólio traseiro, o que trouxe uma grande evolução na parte aerodinâmica.
Década de 1970
A década de 1970 foi bastante movimentada na Fórmula 1, com inovações nos carros, duelos memoráveis e pilotos que entraram para a história. Começando pelos últimos, nessa década os nomes de destaque foram Gilles Villeneuve, Niki Lauda, James Hunt, Jody Scheckter, Alan Jones, Mario Andretti e o primeiro brasileiro campeão da F1, Emerson Fittipaldi.
Fittipaldi correu na Fórmula 1 entre 1970 e 1980, ganhando os campeonatos de 1972, pela Lotus, e 1974, pela McLaren. Em 1975, em uma decisão considerada ousada, abandonou a melhor equipe da F1 na época para fundar com o irmão a Copersucar Fittipaldi. A primeira e única equipe brasileira na Fórmula 1 não teve muito sucesso e fechou as portas em 1982.
O piloto austríaco Niki Lauda foi o grande destaque da década de 1970, ganhando os campeonatos de 1975 e 1977 pela Ferrari. Em 1976, perdeu o campeonato para o inglês James Hunt após sofrer um grave acidente que quase lhe custou a vida. Lauda e Hunt protagonizaram várias disputas na pista, o que inspirou o filme Rush, de 2013. O austríaco também ganhou o campeonato de 1984 e trabalhou nas equipes Jaguar, na década de 2000, e Mercedes, na década de 2010.
Em relação às inovações, a Renault trouxe, em 1977, os motores turbo, que ficaram na categoria até 1988. As equipes também investiam mais na aerodinâmica, visando o desenvolvimento do efeito-solo (o ar “empurra” o carro para baixo, deixando-o mais “preso” ao solo, o que aumenta a velocidade). Tanto o motor turbo quanto o efeito-solo foram banidos da categoria na década de 1980, principalmente depois de acidentes mortais, como o do canadense Gilles Villeneuve, em 1982.
Década de 1980
A década de 1980 é a de maior sucesso do Brasil na Fórmula 1, com cinco títulos: 1981, 1983 e 1987, com Nelson Piquet, e 1988 e 1990, com Ayrton Senna. Piquet ganhou seus dois primeiros títulos pela Brabham, e o último, pela Willams. Seus principais rivais eram Keke Rosberg, Carlos Reutemann, Alan Jones, Rene Arnoux, Alain Prost e Nigel Mansell, além de Senna.
Os maiores campeões da década foram Nelson Piquet e o francês Alain Prost, que também conquistou três mundiais: 1985, 1986 e 1989. Piquet era um forte adversário de Prost, mas o principal rival do francês foi outro brasileiro: Ayrton Senna. A rivalidade entre Senna e Prost é considerada a maior da história Fórmula 1.
Senna chegou à McLaren em 1988 para ser companheiro de equipe de Prost, que já era bicampeão de F1. O ídolo brasileiro havia se destacado em equipes menores e viu na McLaren a grande chance de vencer Prost. Nos dois anos em que ambos pilotaram por ela, cada um venceu uma vez: Senna, em 1988, e Prost, em 1989. Em 1990, o piloto francês foi para a Ferrari e não conseguiu rivalizar com Senna, que venceu o campeonato.
Década de 1990
A década de 1990 foi marcada pelo desenvolvimento da eletrônica nos carros de corrida. A Willams inovou com a suspensão ativa (controlada por meios eletrônicos) e desbancou a supremacia da McLaren que já durava alguns anos. Senna foi campeão em 1991, mas, nos dois anos seguintes, não conseguiu acompanhar a Willams, que venceu em 1992, com o inglês Nigel Mansell, e em 1993, com Alain Prost.
A aposentadoria de Prost depois do campeonato de 1993 abriu as portas da Willams para Senna em 1994. Infelizmente, o brasileiro sofreu um grave acidente na terceira corrida do campeonato, em Ímola, e faleceu aos 34 anos. Nesse ano, o campeão foi o alemão Michael Schumacher, pela Benetton.
Schumacher disputou todos os títulos da Fórmula 1 entre 1994 e 2006. Na década de 1990, ganhou em 1994 e 1995, pela Benetton, e em 2000, pela Ferrari. Nos demais anos, perdeu para as Willams de Damon Hill, em 1996, e Jacques Villeneuve, em 1997, e para a McLaren do finlandês Mika Hakkinen, em 1998 e 1999.
Década de 2000
A década de 2000 começou com a supremacia da Ferrari, com Michael Schumacher ganhando os campeonatos de 2001 a 2004, sendo até hoje o único heptacampeão mundial. Entre 2000 e 2005, foi companheiro de equipe do brasileiro Rubens Barrichello, recordista de corridas na F1 (326). Em 2006, Schumacher foi companheiro de outro brasileiro, Felipe Massa. No final desse mesmo ano, o heptacampeão anunciou aposentadoria, mas retornaria em 2010 para correr até 2012.
Os principais pilotos dessa década, além de Schumacher, foram: Fernando Alonso (campeão em 2005 e 2006 pela Renault), Juan Pablo Montoya, David Coulthard, Kimi Raikkonen (campeão em 2007 pela Ferrari), Jenson Button (campeão em 2009 pela Brawn), os brasileiros Barrichello e Massa, Lewis Hamilton (campeão em 2008 pela McLaren), e Sebastian Vettel (campeão em 2010 pela Red Bull). Os dois últimos também fizeram sucesso na década seguinte.
As temporadas entre 2001 e 2010 foram marcadas pelo desenvolvimento dos motores, o que resultou nas maiores velocidades registradas na F1. Em 2005, com um motor BMW v10, a Willams de Juan Pablo Montoya alcançou os 372 km/h. O perigo da alta velocidade fez a categoria trocar os motores v10 pelos v8, em 2006.
A perda de potência levou os engenheiros a desenvolverem soluções para os carros, resultando em vários “apêndices” aerodinâmicos. Esse excesso dificultou as ultrapassagens por gerar turbulência no carro de trás. Para aumentar as ultrapassagens, os apêndices foram proibidos e os carros passaram a ter um visual mais “limpo” no final da década.
Fórmula 1 na atualidade
A última década confirmou o talento do inglês Lewis Hamilton, que igualou-se a Michael Schumacher em número de títulos. Pilotando uma Mercedes, Hamilton conseguiu os títulos das temporadas 2014, 2015, 2017, 2018, 2019 e 2020. A Mercedes também venceu em 2016, mas com o alemão Nico Rosberg.
Hamilton conseguiu superar os recordes de vitórias e pole positions (primeira posição na classificação para a corrida) de Michael Schumacher e do seu ídolo, Ayrton Senna. Como ainda tem alguns anos de carreira, o inglês pode tornar-se o maior piloto de F1 de todos os tempos.
Antes dos títulos da Mercedes, os campeonatos foram conquistados pela Red Bull Team (RBR) com o piloto alemão Sebastian Vettel. Em 2010, com apenas 23 anos e 134 dias, Vettel tornou-se o mais jovem campeão da Fórmula 1. Ele também ganhou nos três anos seguintes.
Também pela Red Bull, o holandês Max Verstappen tornou-se o piloto mais jovem a vencer uma corrida na F1, com 18 anos e 7 meses. A juventude dos pilotos é uma característica da atual Fórmula 1.
Atualmente, os carros da Fórmula 1 são movidos por motor — o termo correto é unidade de potência — a combustão de seis cilindros (v6) turbo de 1.6 litros e tecnologia híbrida, ou seja, combina combustão com energia cinética. Os atuais motores conseguem transformar a energia cinética gerada nas freadas e o calor da combustão em potência.
As equipes da F1
A Fórmula 1 existe desde 1950, e nesse meio tempo 178 equipes participaram das corridas, sendo essas:
Adams
AMF
Alfa Tauri
Amon
AGS
Alfa Romeo
Alpine
Alta
Andrea Moda
Apollon
Arrows
Arzani-Volpini
Aston Butterworth
Aston Martin
ATS
BAR
Behra-Porsche
Bellasi
Benetton
BMW
BMW Sauber
Boro
Brabham
Brawmn
BRM
Bromme
BRP
Bugatti
Caterham
Christensen
Cisitalia
Clemente Biondetti
Coloni
Connaught
Connew
Cooper-BRM
Cooper-Castellotti
Cooper-Climax
Cooper-Maserati
Copersucar-Fittipaldi
Dallara
De Tomaso
Deit
Del Roy
Derrington-Francis
Dunn
Eagle
Elder
Emeryson
EMW
ENB
Ensign
Epperly
ERA
Euro Brun
Ewing
Ferguson
Ferrari
FISA
Force India
Fittipaldi
Footwork
Fondmetal
Forti
Frazer-Nash
Fry
Gilby
Gordini
Haas
Hall
Hesketh
Hill
Honda
HRT
HWM
Iso Malboro
Jaguar
JBW
Jordânia
Kauhsen
Klenk
Kojima
Kurtis Kraft
Kuzma
Lambo
Lancia
Langley
Larrousse
LDS
LEC
Lesovsky
Leyton House
Life
Ligier
Lola
Lotus F1
Lyncar
Lemur
Manor
Março
Marchese
Martini
Maserati
Matra
MBM
McGuire
McLaren
Mercedes AMG
Merzario
Meskowski
Midland
Milano
Minardi
Moore
Nichos
Olson
Ônix
Osca
Osella
Pacífico
Pankratz
Parnelli
Pawl
Penske
Philipis
Politoys
Porsche
Prost Grand Prix
Protos
BWT Racing Point
Rae
RAM
RE
Rebaque
Red Bull
Renault
Rial
Sauber
Scarab
Schroeder
Schrocco
Scuderia Sant Ambroeus
Shadow
Shannon
Sherman
Simca
Simtek
Snowberger
Spirit
Spyker
Stebro
Stevens
Stewart
Super Aguri
Surtees
Sutton
Talbot-Lago
Equipe Lotus
Tec-Mec
Techno
Theodore
Token
Toleman
Toro Rosso
Toyota
Trevis
Trojan
Turner
Tyrrell
Vanwall
Veritas
Virgin Racing
Watson
Wetteroth
Williams
Wolf
Wolf-Williams
Zakspeed
6 notes · View notes