AMO A LA IGLESIA CATOLICA, I Love the Catholic Church, Casado, Married, 4 Hijos, 4 Children, vivo en España, I live in Spain, born in Colombia, nacido en Colombia, aficionado a la fotografia, amateur photographer. https://sites.google.com/view/amaradios/inicio/lecturas-de-la-misa?authuser=0
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V DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO (AÑO C)
Leccionario
Primera lectura
Is 6, 1-2a. 3-8
“Aquí estoy, mándame”
Lectura del libro de Isaías.
El año de la muerte del rey Ozías, vi al Señor sentado sobre un trono alto y excelso: la orla de su manto llenaba el templo. Junto a él estaban los serafines, y se gritaban uno a otro diciendo: «¡Santo, santo, santo es el Señor del universo, llena está la tierra de su gloria!». Temblaban las jambas y los umbrales al clamor de su voz, y el templo estaba lleno de humo. Yo dije: «¡Ay de mí, estoy perdido! Yo, hombre de labios impuros, que habito en medio de gente de labios impuros, he visto con mis ojos al Rey, Señor del universo». Uno de los seres de fuego voló hacia mí con un ascua en la mano, que había tomado del altar con unas tenazas; la aplicó a mi boca y me dijo: «Al tocar esto tus labios, ha desaparecido tu culpa, está perdonado tu pecado». Entonces escuché la voz del Señor, que decía: «¿A quién enviaré? ¿Y quién irá por nosotros?». Contesté: «Aquí estoy, mándame».
Palabra de Dios.
Salmo responsorial
Sal 137, 1bcd-2a. 2bcd-3. 4-5. 7c-8 (R.: 1d)
R. Delante de los ángeles tañeré para ti, Señor.
V. Te doy gracias, Señor, de todo corazón, porque escuchaste las palabras de mi boca; delante de los ángeles tañeré para ti; me postraré hacia tu santuario.
R. Delante de los ángeles tañeré para ti, Señor.
V. Daré gracias a tu nombre: por tu misericordia y tu lealtad, porque tu promesa supera tu fama. Cuando te invoqué, me escuchaste, acreciste el valor en mi alma.
R. Delante de los ángeles tañeré para ti, Señor.
V. Que te den gracias, Señor, los reyes de la tierra, al escuchar el oráculo de tu boca; canten los caminos del Señor, porque la gloria del Señor es grande.
R. Delante de los ángeles tañeré para ti, Señor.
V. Tu derecha me salva. El Señor completará sus favores conmigo. Señor, tu misericordia es eterna, no abandones la obra de tus manos.
R. Delante de los ángeles tañeré para ti, Señor.
Segunda lectura
1 Cor 15, 1-11
“Predicamos así, y así lo creísteis vosotros”
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios.
Os recuerdo, hermanos, el Evangelio que os anuncié y que vosotros aceptasteis, en el que además estáis fundados, y que os está salvando, si os mantenéis en la palabra que os anunciamos; de lo contrario, creísteis en vano. Porque yo os transmití en primer lugar, lo que también yo recibí: que Cristo murió por nuestros pecados según las Escrituras; y que fue sepultado y que resucitó al tercer día, según las Escrituras; y que se apareció a Cefas y más tarde a los Doce; después se apareció a más de quinientos hermanos juntos, la mayoría de los cuales vive todavía, otros han muerto; después se apareció a Santiago, más tarde a todos los apóstoles; por último, como a un aborto, se me apareció también a mí. Porque yo soy el menor de los apóstoles y no soy digno de ser llamado apóstol, porque he perseguido a la Iglesia de Dios. Pero por la gracia de Dios soy lo que soy, y su gracia para conmigo no se ha frustrado en mí. Antes bien, he trabajado más que todos ellos. Aunque no he sido yo, sino la gracia de Dios conmigo. Pues bien; tanto yo como ellos predicamos así, y así lo creísteis vosotros.
Palabra de Dios.
Aleluya
Mt 4, 19
R. Aleluya, aleluya, aleluya.
V. Venid en pos de mí —dice el Señor—, y os haré pescadores de hombres.
R. Aleluya, aleluya, aleluya.
Evangelio
Lc 5, 1-11
“Dejándolo todo, lo siguieron”
+Lectura del santo Evangelio según san Lucas.
En aquel tiempo, la gente se agolpaba en torno a Jesús para oír la palabra de Dios. Estando él de pie junto al lago de Genesaret, vio dos barcas que estaban en la orilla; los pescadores, que habían desembarcado, estaban lavando las redes. Subiendo a una de las barcas, que era la de Simón, le pidió que la apartara un poco de tierra. Desde la barca, sentado, enseñaba a la gente. Cuando acabó de hablar, dijo a Simón: «Rema mar adentro, y echad vuestras redes para la pesca». Respondió Simón y dijo: «Maestro, hemos estado bregando toda la noche y no hemos recogido nada; pero, por tu palabra, echaré las redes». Y, puestos a la obra, hicieron una redada tan grande de peces que las redes comenzaban a reventarse. Entonces hicieron señas a los compañeros, que estaban en la otra barca, para que vinieran a echarles una mano. Vinieron y llenaron las dos barcas, hasta el punto de que casi se hundían. Al ver esto, Simón Pedro se echó a los pies de Jesús diciendo: «Señor, apártate de mí, que soy un hombre pecador». Y es que el estupor se había apoderado de él y de los que estaban con él, por la redada de peces que habían recogido; y lo mismo les pasaba a Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón. Y Jesús dijo a Simón: «No temas; desde ahora serás pescador de hombres». Entonces sacaron las barcas a tierra y, dejándolo todo, lo siguieron.
Palabra del Señor.
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Santa Apolonia, virgen y mártir de Alejandría en Egipto
Dedicada totalmente al apostolado, muy estimada por su valor e integridad, es capturada en el 249, ya siendo anciana, durante las feroces persecuciones del siglo III en Egipto. Negándose a rechazar la fe, es torturada: le arrancan los dientes con una pinza. Muere entre llamas.
San Dionisio, obispo de Alejandría, fue testigo de la muerte de Apolonia quien era para entonces una diaconisa de edad avanzada. La describió en una carta a Fabio que fue preservada por Eusebio, obispo de Antioquía.
Estalló una persecución de los cristianos por el populacho pagano de Alejandría en el último año del reino del emperador Felipe. Los cristianos eran arrastrados fuera de sus casas y asesinados, sus propiedades saqueadas. La persecución comenzó cuando un poeta de Alejandría profetizó desastre por la presencia de los cristianos a los que consideraba impíos por no adorar a los dioses.
La primera víctima fue un anciano venerable llamado Metras o Metrius, a quien trataron de obligar a proferir blasfemias contra Dios. Cuando se negó, lo azotaron, le clavaron astillas de caña en los ojos, y lo mataron a pedradas.
La siguiente persona que aprehendieron fue a una mujer cristiana, llamada Quinta, a quien llevaron a uno de sus templos para forzarla a adorar al ídolo. Ella se dirigió al falso dios con palabras de desprecio que exasperaron tanto al pueblo que la arrastraron por los talones por encima del empedrado, la azotaron y le dieron muerte a pedradas. Por esos días, los alborotadores habían llegado al colmo de su furor. Los cristianos no ofrecían resistencia, sino que se daban a la fuga, abandonando todas sus pertenencias, sin quejarse, porque sus corazones estaban despegados de la tierra. Su constancia era tan general, que San Dionisio no supo de ninguno que hubiera renunciado a Cristo.
Se apoderaron de Apolonia y la golpearon en la cara, le tiraron todos los dientes, y después, prendiendo una gran hoguera fuera de la ciudad, la amenazaron con arrojarla dentro si no pronunciaba ciertas palabras impías. Les rogó que le dieran unos momentos de tregua, como si fuera a considerar su posición. Entonces, para dar testimonio de que su sacrificio era perfectamente voluntario, tan pronto como la dejaron libre, se lanzó dentro de las llamas.
Luego descargaron su furia sobre un santo hombre llamado Serapión y lo atormentaron en su propia casa; después lo tiraron de cabeza desde la azotea.
En la mayoría de las regiones de la Iglesia occidental se encuentran iglesias y altares dedicados en honor de Santa Apolonia, pero no se la venera en ninguna iglesia oriental, aun cuando sufrió en Alejandría.
San Agustín explica por qué razón anticipó su muerte. El santo supone que obró por una dirección particular del Espíritu Santo, porque de otra manera no sería lícito hacerlo; nadie puede apresurar su propio fin.
Se la invoca contra el dolor de muelas y todas las enfermedades dentales, y se la presenta con un par de pinzas que sostienen un diente o si no, suele distinguirse por un diente de oro pendiente de su collar.
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VIERNES DE LA IV SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO, feria
Leccionario
Primera lectura
Heb 13, 1-8
“Jesucristo es el mismo ayer y hoy y siempre”
Lectura de la carta a los Hebreos.
Hermanos: Conservad el amor fraterno y no olvidéis la hospitalidad: por ella algunos, sin saberlo, “hospedaron” a ángeles. Acordaos de los presos como si estuvierais presos con ellos; de los que son maltratados como si estuvierais en su carne. Que todos respeten el matrimonio; el lecho nupcial, que nadie lo mancille, porque a los impuros y adúlteros Dios los juzgará. Vivid sin ansia de dinero, contentándoos con lo que tengáis, pues él mismo dijo: «Nunca te dejaré ni te abandonaré»; así tendremos valor para decir: «El Señor es mi auxilio: nada temo; ¿qué podrá hacerme el hombre?». Acordaos de vuestros guías, que os anunciaron la palabra de Dios; fijaos en el desenlace de su vida e imitad su fe. Jesucristo es el mismo ayer y hoy y siempre.
Palabra de Dios.
Salmo responsorial
Sal 26, 1bcde. 3. 5. 8c-9abcd (R.: 1b)
R. El Señor es mi luz y mi salvación.
V. El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré? El Señor es la defensa de mi vida, ¿quién me hará temblar?
R. El Señor es mi luz y mi salvación.
V. Si un ejército acampa contra mí, mi corazón no tiembla; si me declaran la guerra, me siento tranquilo.
R. El Señor es mi luz y mi salvación.
V. Él me protegerá en su tienda el día del peligro; me esconderá en lo escondido de su morada, me alzará sobre la roca.
R. El Señor es mi luz y mi salvación.
V. Tu rostro buscaré, Señor. No me escondas tu rostro. No rechaces con ira a tu siervo, que tú eres mi auxilio; no me deseches.
R. El Señor es mi luz y mi salvación.
Aleluya
Cf. Lc 8, 15
R. Aleluya, aleluya, aleluya.
V. Bienaventurados los que escuchan la palabra de Dios con un corazón noble y generoso, la guardan y dan fruto con perseverancia.
R. Aleluya, aleluya, aleluya.
Evangelio
Mc 6, 14-29
“Es Juan, a quien yo decapité, que ha resucitado”
+Lectura del santo Evangelio según san Marcos.
En aquel tiempo, como la fama de Jesús se había extendido, el rey Herodes oyó hablar de él. Unos decían: «Juan el Bautista ha resucitado de entre los muertos y por eso las fuerzas milagrosas actúan en él». Otros decían: «Es Elías». Otros: «Es un profeta como los antiguos». Herodes, al oírlo, decía: «Es Juan, a quien yo decapité, que ha resucitado». Es que Herodes había mandado prender a Juan y lo había metido en la cárcel encadenado. El motivo era que Herodes se había casado con Herodías, mujer de su hermano Filipo, y Juan le decía que no le era lícito tener a la mujer de su hermano. Herodías aborrecía a Juan y quería matarlo, pero no podía, porque Herodes respetaba a Juan, sabiendo que era un hombre justo y santo, y lo defendía. Al escucharlo quedaba muy perplejo, aunque lo oía con gusto. La ocasión llegó cuando Herodes, por su cumpleaños, dio un banquete a sus magnates, a sus oficiales y a la gente principal de Galilea. La hija de Herodías entró y danzó, gustando mucho Herodes y a los convidados. El rey le dijo a la joven: «Pídeme lo que quieras, que te lo daré». Y le juró: «Te daré lo que me pidas, aunque sea la mitad de mi reino». Ella salió a preguntarle a su madre: «¿Qué le pido?». La madre le contestó: «La cabeza de Juan el Bautista». Entró ella enseguida, a toda prisa, se acercó al rey y le pidió: «Quiero que ahora mismo me des en una bandeja la cabeza de Juan el Bautista». El rey se puso muy triste; pero por el juramento y los convidados no quiso desairarla. Enseguida le mandó a uno de su guardia que trajese la cabeza de Juan. Fue, lo decapitó en la cárcel, trajo la cabeza en una bandeja y se la entregó a la joven; la joven se la entregó a su madre. Al enterarse sus discípulos fueron a recoger el cadáver y lo pusieron en un sepulcro.
Palabra del Señor.
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San Ricardo
Noble inglés, que vivió en el siglo VIII, padre de tres santos: Villibaldo, Vunibaldo y Valburga, evangelizadores en Alemania. Era un hombre de oración, que tenía una gran veneración por la Sagrada Familia. Peregrino en Roma, muere en su camino de regreso a Lucca.
En la primavera del año 720 un pequeño grupo de personas salió del Hamble para ir en peregrinación a Roma y Tierra Santa. Era una familia de Wessex, compuesta del padre, cuyo nombre no se menciona, y sus hijos Wilibaldo y Winebaldo. Hicieron la travesía por el Sena, desembocaron en Rouen visitaron varios santuarios franceses y salieron para Roma. Pero en Lucca el padre murió y fue sepultado en la iglesia de san Frediano. Se registraron milagros en su tumba, donde están todavía sus reliquias y donde se observa su fiesta con devoción.
Su hijo Wilibaldo se unió más tarde a san Bonifacio y llegó a ser el primer obispo de Eichstätt en Baviera. Los detalles anteriores los debemos a un documento llamado el «Hodoeporicon», escrito por una de sus parientes, monja de Heidenheim, quien anotó los recuerdos que tenía sobre la vida del santo, tal como él se las relató de palabra. Dicho documento es la fuente de todo lo que sabemos del padre de san Wilibaldo y san Winebaldo y su hermana santa Walburga: pero esto no era suficiente para los fieles de Lucca y de Eichstátt, que tanto veneraban al santo varón. Entonces le inventaron un nombre «Ricardo», una vida y una posición: «rey de los ingleses». En realidad en Inglaterra no hubo ningún rey Ricardo antes de Corazón de León, y nada se sabe de la condición del padre de Wilibaldo, excepto que tenía buena posición social, pues podía costear viajes de larga duración. Sin embargo, en el Martirologio Romano antiguo se inscribía como «sanctus Richardus rex Anglorum», aunque en el actual se ha retirado esa caracterización de «rey de los ingleses», que sólo permanece en la iconografía del santo. Lo poco que sabemos acerca de él queda compensado por los amplios informes dignos de confianza sobre sus hijos.
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SÁBADO DE LA IV SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO, feria
Leccionario
Primera lectura
Heb 13, 15-17. 20-21
“Que el Dios de la paz, que hizo retornar de entre los muertos al gran pastor, os confirme en todo bien”
Lectura de la carta a los Hebreos.
Hermanos: Por medio de Jesús, ofrezcamos continuamente a Dios un sacrificio de alabanza, es decir, el fruto de unos labios que confiesan su nombre. No os olvidéis de hacer el bien y de ayudaros mutuamente; esos son los sacrificios que agradan a Dios. Obedeced y someteos a vuestros guías, pues ellos se desvelan por vuestro bien, sabiéndose responsables; así lo harán con alegría y sin lamentarse, cosa que no os aprovecharía. Que el Dios de la paz, que hizo retornar de entre los muertos al gran pastor de las ovejas, Jesús Señor nuestro, en virtud de la sangre de la alianza eterna, os confirme en todo bien para que cumpláis su voluntad, realizando en nosotros lo que es de su agrado por medio de Jesucristo. A él la gloria por los siglos de los siglos. Amén.
Palabra de Dios.
Salmo responsorial
Sal 22, 1b-3a. 3b-4. 5. 6 (R.: 1b)
R. El Señor es mi pastor, nada me falta.
V. El Señor es mi pastor, nada me falta: en verdes praderas me hace recostar; me conduce hacia fuentes tranquilas y repara mis fuerzas.
R. El Señor es mi pastor, nada me falta.
V. Me guía por el sendero justo, por el honor de su nombre. Aunque camine por cañadas oscuras, nada temo, porque tú vas conmigo: tu vara y tu cayado me sosiegan.
R. El Señor es mi pastor, nada me falta.
V. Preparas una mesa ante mí, enfrente de mis enemigos; me unges la cabeza con perfume, y mi copa rebosa.
R. El Señor es mi pastor, nada me falta.
V. Tu bondad y tu misericordia me acompañan todos los días de mi vida, y habitaré en la casa del Señor por años sin término.
R. El Señor es mi pastor, nada me falta.
Aleluya
Jn 10, 27
R. Aleluya, aleluya, aleluya.
V. Mis ovejas escuchan mi voz —dice el Señor—, y yo las conozco, y ellas me siguen.
R. Aleluya, aleluya, aleluya.
Evangelio
Mc 6, 30-34
“Andaban como ovejas que no tienen pastor”
+Lectura del santo Evangelio según san Marcos.
En aquel tiempo, los apóstoles volvieron a reunirse con Jesús, y le contaron todo lo que habían hecho y enseñado. Él les dijo: «Venid vosotros a solas a un lugar desierto a descansar un poco». Porque eran tantos los que iban y venían, que no encontraban tiempo ni para comer. Se fueron en barca a solas a un lugar desierto. Muchos los vieron marcharse y los reconocieron; entonces de todas las aldeas fueron corriendo por tierra a aquel sitio y se les adelantaron. Al desembarcar, Jesús vio una multitud y se compadeció de ella, porque andaban como ovejas que no tienen pastor; y se puso a enseñarles muchas cosas.
Palabra del Señor.
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Santa Josefina Bakhita, virgen
La suya, es una de las historias más extraordinarias de opresión y redención dentro de la Iglesia. Santa Josefina Bakhita, la esclava sudanesa que se convirtió en religiosa de las Hermanas Canossianas. Nació en 1869 en Darfur, Sudán del Sur, al servicio del Evangelio entre las religiosas canossianas
Santa Josefina Bakhita, virgen
08 febrero
De niña nunca se había puesto un vestido hasta el día en el que fue secuestrada por dos comerciantes árabes de esclavos, que aparecieron de la nada en los campos, cerrándole el paso y obligándola a marcharse con ellos, amenzándola con un cuchillo, como se roba a una gallina de un gallinero.
Aquel día en el que su vida se convirtió en una pesadilla, la pequeña de 9 años por miedo, olvidó todo, incluso su propio nombre y el de sus padres con quienes vivía serenamente.
Esclava
Por ello, los traficantes de esclavos decidieron llamarla "Bakhita", que significa “afortunada”, un nombre atroz que sonaba a burla para aquella pequeña que se había convertido en una mercancía que pasaba de mano en mano en los mercados de El Obeid y Khartoum.
Un día, mientras prestaba servicio para un general turco, le hicieron un “tatuaje” grabado a fuego en su piel, con 114 cortes que fueron cubiertos de sal para que la herida cicatrizara con relieve.
La Luz
Bakhita sobrevive a todo esto y un día un rayo de luz ilumina aquel infierno.
El comerciante italiano Calixto Leganini la compra en 1882, y fue así que por primera vez Bakhita fue tratada bien, poniendo fin a 10 años de inhumana brutalidad sometida como esclava.
Dos años más durará este oasis de felicidad con el funcionario que la trata con afecto, hasta que este se ve obligado a regresar a su hogar bajo la presión de la revolución mahdista.
Bakhita recordará posteriormente ese preciso momento en el que se dijo: "Atrévete a pedirle que te lleve a Italia con él". Calixto acepta y en 1884 aterriza en la península donde a la pequeña “ex esclava”, le aguarda un destino inimaginable. Se convierte en la niñera de Alice, hija del matrimonio Michieli, amigos de los Leganini, que viven en Zianigo, municipio de Mirano Veneto.
La Hermana Morena
En 1888 la pareja que la aloja debe partir rumbo a África y durante 9 meses, Bakhita y Alice se quedan a cargo de las Hermanas Canossianas de Venecia. Después de revestirse el cuerpo, Bakhita también comienza llenarse el alma. Conoce a Jesús, aprende el catesismo y el 9 de enero de 1890 recibe el Bautismo, la Comunión y Confirmación de manos del Patriarca de Venecia, adoptando el nombre de Josefina, Magarita, Fortunata.
En 1893 entró en el noviciado de las Canossianas, tres años después profesó sus votos, y durante 45 años fue cocinera, sacristán y sobre todo vigilante del convento de Schio, donde aprendió a conocer a la gente y la gente a apreciar la suave sonrisa, bondad y la fe de esta “hermana morena”, tal y como la llamaban muchos, cariñosamente.
Besar las manos de aquellos traficantes
Para toda la comunidad de Schio fue una jornada de luto cuando Josefina Bakhita murió el 8 de febrero de 1947 a causa de una pulmonía. “Afortunada” de verdad fue su vida, tal y como ella misma lo diría en varias ocasiones: “Si encontrara a aquellos traficantes de esclavos que me secuestraron, e incluso a aquellos que me torturaron, me arrodillaría y les besaría las manos, porque, si aquello no hubiera sucedido, no sería ahora cristiana ni religiosa”.
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JUEVES DE LA IV SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO, feria
Leccionario
Primera lectura
Heb 12, 18-19. 21-24
“Vosotros os habéis acercado al monte Sion, ciudad del Dios vivo”
Lectura de la carta a los Hebreos.
Hermanos: No os habéis acercado a un fuego tangible y encendido, a densos nubarrones, a la tormenta, al sonido de la trompeta; ni al estruendo de las palabras, oído el cual, ellos rogaron que no continuase hablando. Y tan terrible era el espectáculo, que Moisés exclamó: «Estoy temblando de miedo». Vosotros, en cambio, os habéis acercado al monte Sion, ciudad del Dios vivo, Jerusalén del cielo, a las miríadas de ángeles, a la asamblea festiva de los primogénitos inscritos en el cielo, a Dios, juez de todos; a las almas de los justos que han llegado a la perfección, y al Mediador de la nueva alianza, Jesús, y a la aspersión purificadora de una sangre que habla mejor que la de Abel.
Palabra de Dios.
Salmo responsorial
Sal 47, 2. 3-4. 9. 10-11 (R.: 10)
R. Oh, Dios, meditamos tu misericordia en medio de tu templo.
V. Grande es el Señor y muy digno de alabanza en la ciudad de nuestro Dios, su monte santo, altura hermosa, alegría de toda la tierra.
R. Oh, Dios, meditamos tu misericordia en medio de tu templo.
V. El monte Sion, confín del cielo, ciudad del gran rey; entre sus palacios, Dios descuella como un alcázar.
R. Oh, Dios, meditamos tu misericordia en medio de tu templo.
V. Lo que habíamos oído lo hemos visto en la ciudad del Señor del universo, en la ciudad de nuestro Dios: que Dios la ha fundado para siempre.
R. Oh, Dios, meditamos tu misericordia en medio de tu templo.
V. Oh, Dios, meditamos tu misericordia en medio de tu templo: como tu nombre, oh, Dios, tu alabanza llega al confín de la tierra. Tu diestra está llena de justicia.
R. Oh, Dios, meditamos tu misericordia en medio de tu templo.
Aleluya
Mc 1, 15
R. Aleluya, aleluya, aleluya.
V. Está cerca el reino de Dios; convertíos y creed en el Evangelio.
R. Aleluya, aleluya, aleluya.
Evangelio
Mc 6, 7-13
“Los fue enviando”
+Lectura del santo Evangelio según san Marcos.
En aquel tiempo, Jesús llamó a los Doce y los fue enviando de dos en dos, dándoles autoridad sobre los espíritus inmundos. Les encargó que llevaran para el camino un bastón y nada más, pero ni pan, ni alforja, ni dinero suelto en la faja; que llevasen sandalias, pero no una túnica de repuesto. Y decía: «Quedaos en la casa donde entréis, hasta que os vayáis de aquel sitio. Y si un lugar no os recibe ni os escucha, al marcharos sacudíos el polvo de los pies, en testimonio contra ellos». Ellos salieron a predicar la conversión, echaban muchos demonios, ungían con aceite a muchos enfermos y los curaban.
Palabra del Señor.
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Santos Pablo Miki, sacerdote, y Compañeros, mártires japoneses
Mártires cristianos de Nagasaki, siglo XVII
Jesuita (1556-1597), primer religioso católico japonés, anuncia con coraje el Evangelio. Fue arrestado y crucificado en Nagasaki con otros 25 compañeros. Antes de morir, reitera que sólo en Jesús hay salvación, invitando a todos a seguir con alegría a Cristo y a perdonar a los enemigos.
Santos Pablo Miki (1564-1597), Juan de Goto y Diego Kisai son los primeros de un largo elenco de jesuitas que dieron su vida por imitar literalmente al Señor crucificado. Miki es también el primer religioso japonés martirizado. El hecho de que el cristianismo tuviera un crecimiento inicial tras la llegada de Francisco Javier al Japón en 1549, provocó oposición por parte de los líderes del país, que temieron que la introducción del cristianismo fuera el primer paso dado por España en su propósito de invadir el país, lo mismo que acababa de hacer con las Filipinas. El gobernante japonés Toyotomi Hideyoshi expulsó a los misioneros extranjeros en 1587, pero su decreto no se puso en ejecución de forma rígida, de modo que a los jesuitas les fue posible continuar con su labor, aun bajo amenaza de ser perseguidos. Algunos comentarios que hizo en 1596 el capitán de un barco español naufragado hicieron que Hideyoshi ordenara arrestar a todos los franciscanos llegados a Japón desde Filipinas tres años antes. Junto a los franciscanos, la policía detuvo a los jesuitas Pablo Miki, escolar, a Diego Kisai, hermano, y a Juan de Goto, catequista candidato que estaba para entrar a la Compañía.
Miki procedía de una rica familia de cerca de Osaka y se hizo cristiano cuando tuvo lugar la conversión de toda la familia. A los 20 años se matriculó en el seminario de Azuchi, llevado por los jesuitas y dos años después entraba en la Compañía. Hablaba muy bien y lograba con gran fortuna atraer budistas a la fe cristiana. Le faltaban sólo dos meses para la ordenación cuando fue arrestado. Diego Kisai se encontraba en la misma comunidad cuando llegó la policía. Aunque su educación la había recibido de un bonzo, Kisai acabó bautizándose y se casó con una conversa, que más tarde volvió al budismo dejándole con un hijo. Diego confió su hijo a una familia cristiana y se trasladó a Osaka, donde trabajó para los jesuitas como portero y sirviente. Los jesuitas llegaron a hacerle catequista al conocer la hondura de su fe. Su admisión en la Compañía como hermano tuvo lugar probablemente en 1596.
Juan de Goto había nacido en una familia cristiana de las islas del archipiélago de Goto, pero, al desatar las autoridades de la isla una persecución contra los cristianos, se trasladó a Nagasaki para tener más libertad en la práctica de su religión. Vivía en la comunidad que los jesuitas tenían en Osaka y trabajaba como catequista, y tenía intención de entrar en la Compañía. De Goto, Kisai y Miki fueron arrestados el 9 de diciembre y llevados a MiIyako (hoy Kyoto) donde les pusieron en prisión junto a seis franciscanos y 15 terciarios. Llevaron a los 24 prisioneros a la plaza pública y allí les condenaron a morir crucificados. Pero antes de devolverlos a la cárcel les cortaron a todos el lóbulo de la oreja izquierda como señal infamante. Al día siguiente comenzó para los prisioneros la larga marcha de un mes hacia Nagasaki, donde recibieron la muerte. En el camino la gente los insultaba y les hacía burla, mientras Miki y uno de los franciscanos seguían predicando a la multitud. Estaban llegando a Nagasaki cuando dos jesuitas pudieron dar atención religiosa a los prisioneros. Uno de ellos, el P. Pasio, se llevó a los tres jóvenes a la capilla, donde Pablo Miki renovó los votos y Juan de Goto y Diego Kisai hicieron los votos del bienio.
Aquella misma mañana llevaron a los prisioneros a una colina fuera de la ciudad donde algunas cruces les esperaban por tierra. Entonaron el Te Deum, canto tradicional de acción de gracias, al ver el modo como habían de morir. Enseguida se pusieron en manos de los verdugos para que les ataran a las cruces y les ciñeran bandas de metal al cuello para mantener sus cabezas erectas. Levantaron las cruces, que hincaron en los agujeros preparados en el suelo. El padre de De Goto estaba entre la gente y oyó como Pablo Miki se dirigía a todos invitándoles a convertirse. Por fin los soldados les traspasaron el pecho con una lanza. La colina en que murieron comenzó a llamarse “Colina de los Mártires”.
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JUEVES DE LA III SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO, feria
Leccionario
Primera lectura
Heb 10, 19-25
“Llenos de fe, mantengámonos firmes en la esperanza que profesamos y fijémonos los unos en los otros para estimularnos a la caridad”
Lectura de la carta a los Hebreos.
Hermanos, teniendo libertad para entrar en el santuario, en virtud de la sangre de Jesús, contando con el camino nuevo y vivo que él ha inaugurado para nosotros a través de la cortina, o sea, de su carne, y teniendo un gran sacerdote al frente de la casa de Dios, acerquémonos con corazón sincero y llenos de fe, con el corazón purificado de mala conciencia y con el cuerpo lavado en agua pura. Mantengámonos firmes en la esperanza que profesamos, porque es fiel quien hizo la promesa. Fijémonos los unos en los otros para estimularnos a la caridad y a las buenas obras; no faltemos a las asambleas, como suelen hacer algunos, sino animémonos tanto más cuanto más cercano veis el Día.
Palabra de Dios.
Salmo responsorial
Sal 23, 1b-2. 3-4ab. 5-6 (R.: cf. 6)
R. Esta es la generación que busca tu rostro, Señor.
V. Del Señor es la tierra y cuanto la llena, el orbe y todos sus habitantes: él la fundó sobre los mares, él la afianzó sobre los ríos.
R. Esta es la generación que busca tu rostro, Señor.
V. ¿Quién puede subir al monte del Señor? ¿Quién puede estar en el recinto sacro? El hombre de manos inocentes y puro corazón, que no confía en los ídolos.
R. Esta es la generación que busca tu rostro, Señor.
V. Ese recibirá la bendición del Señor, le hará justicia el Dios de salvación. Esta es la generación que busca al Señor, que busca tu rostro, Dios de Jacob.
R.Esta es la generación que busca tu rostro, Señor.
Aleluya
Sal 118, 105
R. Aleluya, aleluya, aleluya.
V. Lámpara es tu palabra para mis pasos, luz en mi sendero.
R. Aleluya, aleluya, aleluya.
Evangelio
Mc 4, 21-25
“La lámpara se trae para ponerla en el candelero. La medida que uséis la usarán con vosotros”
+Lectura del santo Evangelio según san Marcos.
En aquel tiempo, Jesús dijo al gentío: «¿Se trae la lámpara para meterla debajo del celemín o debajo de la cama?, ¿no es para ponerla en el candelero? No hay nada escondido, sino para que sea descubierto; no hay nada oculto, sino para que salga a la luz. El que tenga oídos para oír, que oiga». Les dijo también: «Atención a lo que estáis oyendo: la medida que uséis la usarán con vosotros, y con creces. Porque al que tiene se le dará, y al que no tiene se le quitará hasta lo que tiene».
Palabra del Señor.
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Santa Jacinta Marescotti, virgen romana
Compatrona de Viterbo con S. Biagio, S. Jacinta Marescotti fue la caprichosa hija de un príncipe. Sufrió una injusta decepción amorosa y fue recluída por la fuerza en un convento. Allí conoció Cristo, su verdadero esposo y por su amor, cuidó luego con mucha paciencia a los ancianos y a los enfermos.
Santa Jacinta Marescotti, virgen romana
30 enero
Cuando se es hermosa, rica, y además noble de nacimiento, se cree que sea posible obtenerlo todo. Clarice, la hija de los príncipes Marescotti de Vignanello, así lo pensaba: desde joven soñaba con una vida cómoda y un buen matrimonio, pero los planes de felicidad que el Señor tenía para ella tomarían otros rumbos. Clarice estaba segura de que habría podido realizar sus sueños pues había conocido al joven marqués Capizucchi y se había enamorado de él. En cambio, los padres de Clarice habían decidido que la esposa del marqués fuera Ortensia, la hermana menor de Clarice.
Un monasterio al puesto de un marido
La decepción de Clarice fue tan fuerte que decidió no perdonar a sus padres por haber preferido a su hermana y comenzó a hacerles la vida imposible. Para evitar esos problemas, el príncipe, la recluyó por la fuerza en el monasterio de San Bernardino, en Viterbo, donde había estudiado de niña y donde su otra hermana, Ginevra, ya se había convertido en monja. Clarice, por su cuenta, no aceptó la clausura estrecha pero tomó el nombre de Jacinta. Aceptó solo participar a la vida de oración de la comunidad, y por eso se hizo Terciaria franciscana para no someterse al claustro. Como no sentía la vocación a profesar los votos de obediencia y pobreza, profesó solo el voto de castidad. Por eso siguió vistiéndose con ropa fina, viviendo en un apartamento bien arreglado donde muchos amigos venían a visitarla y donde se hacía servir por dos novicias. Era noble y como tal quería seguir viviendo.
De adolescente frustrada a grande santa
A pesar del escándalo causado, Jacinta vivió así durante 15 años. Luego se enfermó gravemente. Y así comprendió su fragilidad. Fue en el sufrimiento de la enfermedad que el Señor la esperaba, paciente. "¡Oh Dios, te lo ruego, dale sentido a mi vida, dame esperanza, dame la salvación!" rezaba. Una vez curada, pidió perdón a las hermanas y se despojó de sus vanidades. Los siguientes 24 años de su vida fueron años de mayores privaciones y de una más intensa dedicación al prójimo, especialmente a los pobres y los enfermos. Gracias a la ayuda económica de sus amigos del pasado, pudo organizar desde el claustro la actividad de dos institutos caritativos: los Sacconi, (llamados así por el sayo que vestían los hermanos durante su servicio), enfermeros que ayudaban a los enfermos, y los Oblatos de María, que ofrecían consuelo a los ancianos y abandonados. Ella misma daba a los pobres todo lo que recibía y su ejemplo acercó a la fe incluso a muchos que antes se habían alejado.
La muerte en olor de santidad
Jacinta murió en 1640 y fue inmediatamente venerada como santa por el pueblo, especialmente por aquellas personas que habían vivido en manera disoluta o mundana, pero que gracias a los ejemplos de Jacinta, habían sido tocados por la gracia de la conversión. Se cuenta que durante sus funerales toda la gente quería llevarse un trozo de su hábito para conservarlo como una reliquia, y por eso sus restos tuvieron que ser revestidos por tres veces. Fue el Papa Pío VII quien la canonizó en 1807.
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Santo Tomás de Aquino, sacerdote dominico, doctor de la Iglesia, patrón de las escuelas católicas
Fraile dominico y gran teólogo conocido como el Doctor Angélico, Tomás de Aquino vivió entre 1225 y 1274. Sintetizó la filosofía aristotélica y la patrística con la confianza en que la razón puede armonizarse con la fe cristiana. Es el protector de las escuelas católicas, teólogos y libreros.
Santo Tomás de Aquino, sacerdote dominico, doctor de la Iglesia, patrón de las escuelas católicas
28 enero
"¡Ustedes lo llaman el buey mudo! Yo les digo que este buey mugirá tan fuerte que su mugido resonará en todo el mundo". San Alberto Magno, su maestro, no se equivocó. Con estas palabras, lo defendió de sus compañeros de estudios, quienes le habían dado ese apodo por su carácter taciturno y aparentemente poco brillante.
Encarcelado por su familia por haberse hecho un religioso predicador
Tomás nació en el castillo de Roccasecca, en el Bajo Lazio, de los Condes de Aquino, emparentados con el Emperador Federico II. Su padre Landolfo esperaba que fuera abad del Monasterio de Montecassino, pensando que de ese modo se habría conjuntado el carácter tímido y amable de su hijo con sus ambiciosos planes políticos. El punto era que Tomás, rechazando cualquier ambición, ya había elegido una Orden mendicante para convertirse en un fraile dominico en Nápoles. Una elección muy frustrante para su ambiciosa familia. Sintiendo traicionadas las expectativas familiares, su madre y dos de sus hermanos lo secuestraron y lo mantuvieron prisionero en su castillo por un año. Su humor, poco sociable pero a la vez muy pacífico, se alteró solo cuando le hicieron entrar a una prostituta en su recámara para hacerlo desistir de su vocación. A ese punto, Tomás reaccionó aferrando con fuerza un leño ardiente y la hizo escapar. Con la ayuda de sus hermanas, se cuenta que luego Tomás logró escapar haciéndose bajar de las murallas del castillo de Roccasecca en una grande cesta.
Un intelectual enamorado de Dios
Finalmente libre del acoso familiar, fue enviado a Colonia y allí, con San Alberto Magno como su maestro, profundizó el aristotelismo. Se trasladó luego a París donde, no sin dificultades con el clero secular, enseñó en la Universidad. De regreso a Italia intensificó el estudio de Aristóteles gracias a las traducciones de un cofrade, y compuso el conocido himno vinculado a la fiesta del Corpus Christi, el "Pange lingua". Comenzó a escribir su "obra maestra", la Summa Theologiae. De este genial compendio teológico son particularmente conocidas las Cinco vías para probar racionalmente la existencia de Dios. (cf. ST. I Pars, q. II). El centro de su trabajo fue la confianza en la razón y los sentidos: la filosofía es un válido auxilio de la teología pero la fe no anula la razón. (cf Rm 1,19). Amaba el estudio y no es difícil imaginar por qué su inmensa producción filosófico-teológica haya causado un gran impacto entre los teólogos contemporáneos. Un día, el 6 de diciembre de 1273, Tomás le dijo a su cofrade Reginaldo que ya no escribiría más: "No puedo, porque todo lo que he escrito es como paja para mí en comparación con lo que se me ha revelado". Según algunos biógrafos, una experiencia mística con Jesús precedió a esta decisión. Parece ser que cayó enfermo en 1274, en el viaje a Lyon, donde el Papa Gregorio X lo había convocado para el Concilio, y murió en la abadía de Fossanova. Tenía sólo 49 años.
Santo Tomás leído por Chesterton: la reconciliación fe-razón
El famoso escritor inglés G. K. Chesterton, con su fina agudeza, en 1933 le dedicó un conocido ensayo titulado "Santo Tomás de Aquino". En tal texto Chesterton escribió: "Tomás fue un gran hombre que concilió la religión con la razón, que la expandió hacia la ciencia experimental, que insistió en que los sentidos son las ventanas del alma y en que la razón posee un derecho divino a alimentarse de hechos, y que es competencia de la fe digerir". Para Chesterton, tanto Santo Tomás como San Francisco fueron los iniciadores de una gran renovación del cristianismo desde dentro y cuyo centro fue la Encarnación: "... estos hombres se hacían más ortodoxos al hacerse más racionales y naturales: sólo siendo así de ortodoxos pudieron ser así de racionales y naturales. En otras palabras, lo que realmente se puede llamar teología liberal se desplegó desde dentro, desde los misterios originales del catolicismo".
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MARTES DE LA III SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO, feria
Leccionario
Primera lectura
Heb 10, 1-10
“He aquí que vengo para hacer, ¡oh, Dios!, tu voluntad”
Lectura de la carta a los Hebreos.
Hermanos: La ley, que presenta solo una sombra de los bienes futuros y no la realidad misma de las cosas, no puede nunca hacer perfectos a los que se acercan, pues lo hacen año tras año y ofrecen siempre los mismos sacrificios. Si no fuera así, ¿no habrían dejado de ofrecerse, porque los ministros del culto, purificados de una vez para siempre, no tendrían ya ningún pecado sobre su conciencia? Pero, en realidad, con estos sacrificios se recuerdan, año tras año, los pecados. Porque es imposible que la sangre de los toros y de los machos cabríos quite los pecados. Por eso, al entrar él en el mundo dice: «Tú no quisiste sacrificios ni ofrendas, pero me formaste un cuerpo; no aceptaste holocaustos ni víctimas expiatorias. Entonces yo dije: He aquí que vengo —pues así está escrito en el comienzo del libro acerca de mí— para hacer, ¡oh, Dios!, tu voluntad». Primero dice: «Tú no quisiste sacrificios ni ofrendas, ni holocaustos, ni víctimas expiatorias», que se ofrecen según la ley. Después añade: «He aquí que vengo para hacer tu voluntad». Niega lo primero, para afirmar lo segundo. Y conforme a esa voluntad todos quedamos santificados por la oblación del cuerpo de Jesucristo, hecha una vez para siempre.
Palabra de Dios.
Salmo responsorial
Sal 39, 2 y 4ab. 7-8a. 10. 11 (R.: cf. 8a y 9a)
R. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.
V. Yo esperaba con ansia al Señor; él se inclinó y escuchó mi grito. Me puso en la boca un cántico nuevo, un himno a nuestro Dios.
R. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.
V. Tú no quieres sacrificios ni ofrendas, y, en cambio, me abriste el oído; no pides holocaustos ni sacrificios expiatorios; entonces yo digo: «Aquí estoy».
R. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.
V. He proclamado tu justicia ante la gran asamblea; no he cerrado los labios, Señor, tú lo sabes.
R. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.
V. No me he guardado en el pecho tu justicia, he contado tu fidelidad y tu salvación, no he negado tu misericordia y tu lealtad ante la gran asamblea.
R. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.
Aleluya
Cf. Mt 11, 25
R. Aleluya, aleluya, aleluya.
V. Bendito seas, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has revelado los misterios del reino a los pequeños.
R. Aleluya, aleluya, aleluya.
Evangelio
Mc 3, 31-35
“El que haga la voluntad de Dios, ese es mi hermano y mi hermana y mi madre”
+Lectura del santo Evangelio según san Marcos.
En aquel tiempo, llegaron la madre de Jesús y sus hermanos y, desde fuera, lo mandaron llamar. La gente que tenía sentada alrededor le dice: «Mira, tu madre y tus hermanos y tus hermanas están fuera y te buscan». Él les pregunta: «¿Quiénes son mi madre y mis hermanos?». Y mirando a los que estaban sentados alrededor, dice: «Estos son mi madre y mis hermanos. El que haga la voluntad de Dios, ese es mi hermano y mi hermana y mi madre».
Palabra del Señor.
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