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how soon is now?
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Alan Rhys Braxton. 33 años. Divorciado. Abogado especialista en Derecho Familiar y Procesal Penal. Escribe: Gibrán.
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albraxton · 5 years ago
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Mmm... Pues nunca vi venir el cierre del grupal, menos ahora que ya me había acostumbrado a su ritmo. De mi parte no se puede decir que no tenía ganas de desarrollar a Alan, vaya que las tenía y aún las tengo, pero al final, ¿de qué sirve tanta emoción si no vi mucha reciprocidad que digamos (por los motivos que sean)? Entonces sí, me confié, y luego salí de viaje y aún así, yo tenía muchas ganas de responder.
En cuanto a mi falta de respuesta a lo que propusieron en Discord, me quise dar mi tiempo, procesarla porque ahm... 1) me enfermé de gripe apenas regresé del viaje y 2) sí, estuve ocupado también. Aunque para mí, darle más hincapié y rolear por allá tampoco era la solución porque se supone que éramos un grupal de Tumblr. Nunca supe cómo decir eso sin sonar polémico. Encima con gripa, uno no tiene muchas ganas de pensar tampoco.
En fin, es una pena. Porque creo que esto pudo dar más si cada uno de nosotros realmente se hubiera comprometido y no confiado tanto. Me habría gustado decir esto en el canal de Discord, pero ya no está, entonces...
Gracias por todo. Fue interesante y divertido mientras duró. ¡Buena suerte!
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albraxton · 5 years ago
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talivb‌:
aquella había sido su forma de anunciarle a alan su llegada, haber pedido el café al llegar fue una mala idea al parecer, él era de las pocas personas que sí quería volver a ver tras la graduación, su sentido del humor y personalidad eran similares. antes de dejar sus pertenencias en la mesa se inclina levemente sobre el hombro del castaño, con los ojos entrecerrados para ver mejor lo que leía, una sonrisa tenue curvó sus labios al enderezarse paca tomar su lugar frente al otro. dejó su bolso en el respaldo de la silla y el café sobre la mesa.
ella lo observa mientras le habla, sin mirarla. hay cosas que no cambian demasiado con los años. — ojalá hubiera sabido eso antes de comprar… lo que sea que sea esto. - arruga la nariz y resopla. ante la mención de la otra el gesto de talia se mantiene neutro, rebusca entre las pocas memorias de la escuela un rostro que haga click, pero nada. — no me suena el nombre ni un rostro me viene a la mente ¿hay algo en particular por lo que merezca ser recordada? - inquiere, quizá eso le de alguna pista.  
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    “Lo he probado. Sabe horrible porque se les quema.” Delineó una sonrisa, concentrado en el soliloquio de Yago. Siempre le pareció divertido que la obra llevara por nombre Otelo cuando el auténtico protagonista era el otro. “Cuando los demonios quieren sugerir los más negros pecados, empiezan por ofrecerlos bajo las muestras más celestiales, como hago yo ahora.” Por lo regular, no le gustaba proyectarse dentro de su literatura favorita, pero en algunos casos era imposible. Aunque, sí, qué flojera y perdida de tiempo lo de manipular a una persona hasta al grado de que asesine a su mujer. Él hubiera llevado a Otelo mismo hacia su asesinato, pero era, definitivamente, una opinión bastante personal, de esas que no se comparten voz alta. De cualquier forma, resultaba fascinante reencontrarse con los párrafos de dicha tragedia. “Mmm...” Guió su vista hacia su interlocutora, reflexionando con seriedad sus siguientes palabras: “Probablemente fue la primera en entrar a la maternidad de nuestra generación.” Apretó la boca y en acto reflejo, cerró de golpe el ejemplar; y lo depositó sobre la mesa, en donde también había un sobre amarillo con el documento para su cliente. Echó un vistazo a su reloj de pulsera y sacudió la cabeza; el tipo estaba retrasado. “Si me esperas unos minutos más, te invito a comer y como postre un capuchino. O no te invito nada, pero me acompañas. Tú decide.”
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albraxton · 5 years ago
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llvchristie‌:
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          Se estaba volviendo loca, encerrada en la habitación del hotel mirando al techo, a las cortinas, a la televisión, a sus pies… a cualquier cosa excepto a su esposo quién se había negado a hablar de algo interesante para ella (aunque, para ser justos, eso había pasado desde mucho antes de la reunión) Olivia estaba desesperada a tal nivel que la ducha larga con tal vez demasiadas sales de baño no logró relajarla ni un poco y la idea de beber con Fred ahí… bueno, era peligrosa, tomando en cuenta la existencia de su hijo más pequeño.  Después de mucho dar vueltas en la cama y tratar de llamar a su asistente (quién, por cierto, le dijo que él se encargaba de todo mientras Liv estaba fuera, que disfrutara de sus vacaciones, que solo le llamarían de ser algo urgente) sin recibir respuesta inmediata, Liv salió del hotel, ropa perfectamente casual y para nada normal en un martes por el mediodía, pero no importaba, solo necesitaba tomar aire, caminar y tal vez encontrar algo que hacer. Algo, refiriéndose al rostro conocido que veía cerca, lidiando con su celular.  Esperó paciente a que el hombre terminara su llamada y le saludó con una sonrisa “Está abierta” dijo ya que antes había visto a alguien salir del negocio “Así que dejemos tu ropa y vamos por un trago, ¿Qué dices? No logramos charlar mucho durante la fiesta… o no lo recuerdo bien.” 
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   Para los fumadores, un nuevo cigarro era cualquier cosa: un suspiro al tiempo, una preocupación, una desilusión, la soledad en una cama matrimonial, un calmante, todo... excepto algo que les haga sentir que es suficiente. Desde que cumplió los dieciséis, que llegado el final del día, su ropa terminaba oliendo a una mezcla de loción con tabaco. Y sí, por supuesto que el consumo incrementó desde su separación, pero para tener las agallas de reconocer que era vulnerable como cualquier otra criatura viviente, seguro que primero le salen alas a los cerdos. Pero el cigarrillo era un calmante, y en cuanto expulsó el humo de la primera calada, comenzó a sufrir de menos ganas de golpear al fiscal del condado. Parpadeó un par de veces y respingó la nariz; no había dormido bien desde la fiesta del reencuentro en su antigua escuela.
    “Bueno, en ese caso...” Dio unos pasos al frente, señalando directamente el letrero de la tintorería, pero mirando atrás, atento a su ex compañera. “Ese letrero dice cerrado para confundirme.” Se llevó el cilindro a la boca, aspiró profundamente, y el humo salió disparado por su comisura derecha. ¡Ah!, nadie iba a quitarle la idea de que el mundo funcionaría mejor si él estuviera a cargo. Por ello aspirar a la política no lo veía como un imposible, aunque significaba ir en contra de los ideales de varios de sus autores favoritos. Pero, si él fuera el dueño del establecimiento, el uso del letrero no mostraría fallo alguno. Arrugó el ceño tras la propuesta de la mujer, girando hacia ella, extrañado. “¿Estás segura?” Achicó sus aceitunados. “¿No le va a molestar a tu esposo?” Creyó importarte escuchar la aclaración porque finalmente era un pueblo pequeño, y él era una de esas personas que no sabían pasar inadvertidas, menos estando bajo los efectos del alcohol. “¡Ah! Y no vine a dejar ropa. Vine a recoger.”
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albraxton · 5 years ago
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prescottsxdie‌:
No tardó demasiado en reconocer a la figura masculina del otro lado de de la calle. Tampoco era como si estuviera queriendo pasar desapercibido. Alan parecía irritado mientras hablaba por teléfono y ella decide cortar sus compras de materiales artísticos para cruzar la calle y esperar que dejara de gruñirle a su interlocutor. Estaba a punto de tocarle el hombro para saludarlo cuando el mismo se gira y habla. —Pues, debería.— Le dice apretando los labios y queriendo ver en el interior de la tienda si había alguien. —¿Estás bien? Se te notaba alterado.— Comenta. Sabe que su oficio muchas veces le causaba dolores de cabeza o tal vez simplemente renegaba con el abogado de la otra parte. —Mira, ya pusieron el cartel de abierto.— Le indica notando aquello mismo sobre el ventanal de la tienda.
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    Lo único positivo es que el error no fue suyo. Algunos quizá pensaban que a su edad, ---ni tan joven, ni tan maduro---, se tomaba las cosas demasiado en serio; y esto no era precisamente algo malo. Prefería ser visto de esa forma: el clásico abogado solidario, apasionado, que invierte su energía ayudando al prójimo. Aunque en el fondo era calculador, un titiritero que ejecuta según sus intereses, y que refunfuña si era sorprendido y los planes cambiaban. Así pues, el error no fue cometido por él. Sin embargo, esto no lo ponía en mejor lugar, lo hacía ver como despistado, y en un campo laboral donde la mayoría de los profesionistas ronda por los cuarenta, no solo se veía despistado, también ingenuo. ¡Como si una cosa fuera mejor que otra! Mierda. Sacó un Lucky Strike del bolsillo, lo sostuvo entre sus labios y tras inclinar el mentón, le pasó el encendedor. Aspiró del cigarrillo y de vuelta entre sus dedos, expulsó el humo, moviendo hacia el lado opuesto de la mujer. “Sí, estoy bien... Estoy bien.” Subrayó en la necesidad propia de convencerse, lo más despreocupado posible en su voz. Regresó su aceitunada mirada sobre el establecimiento y asintió con suavidad. “Entraré entonces.” Señaló hacia allá con el mentón, y después dio otra calada. “¿Tú a dónde te dirigías? Puedo darte un aventón. Me estacioné a la vuelta.” 
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albraxton · 5 years ago
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Hora honesta ×
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albraxton · 5 years ago
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Robert Pattinson photographed for Dior Homme ‘I’m Your Man’ (2020)
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albraxton · 5 years ago
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People never notice anything.
J.D. Salinger
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albraxton · 5 years ago
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nirvananegra‌:
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sacar fotografías en uno de los locales más antiguo del pueblo, había sido idea de su jefe de la revista, para luego mostrarla en la nueva edición de la revista. el viento no es agradable y no hablemos de todas las personas que están pasando al frente del local, pero la castaña siempre ha podido sacar buenas tomas.―sí, estoy tomando fotografías del local. pueden moverse a otro lado.―dice alzando un poco hacia los peatones.―que para la próxima pondré un par de carteles.―murmura. sabía que hasta algunos antiguos vecinos estaban observando su trabajando, y hasta haciendo un par de rumores al final de cuenta.
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    Ya no pedía ni un quinto a sus padres desde que se independizó y su carrera pasó de ser prometedora a estable. A raíz de una fuerte discusión, --común entre ellos--, su orgullo lo situó en la promesa de devolver el monto que invirtieron los Braxton cuando se fue a la universidad. Por lo que cada vez que salía del cajero, tras hacer la transferencia a la cuenta de su padre, recordaba lo idiota que fue comprometiéndose en algo así por mera arrogancia, y estando también sus hermanos presentes. Si bien la mayoría del tiempo Patricia se mantenía neutral --casi indiferente--, su hermano Jeremy era otra cosa, resentido por la actitud del abogado hacia sus progenitores. ¡Pero un semestre más y acababa la tortura! No les rendiría cuentas, excepto --tal vez-- en Acción de Gracias, Navidad y cumpleaños. El banco quedó cada vez más atrás, dispuesto a volver a la oficina. Conforme sus piernas avanzaban, notó a toda esa gente, curiosa, frente a uno de los establecimientos. Pero fue una voz femenina lo que lo detuvo. “Nirvana, ¿huh?” Pronunció como saludo, reconociéndola. “No pensé que fueras tú. No te vi, pero sí escuché.” Miró hacia el cielo, pensativo. “A menos que tengas un permiso firmado por el Ayuntamiento, no puedes decir a la gente que no se acerque o transite por aquí. Estamos en plena vía pública.” 
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albraxton · 5 years ago
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beccaestrada‌:
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Habían sido unos días de lo más ajetreados. Estar de vuelta en el condado no significaba estar de vacaciones, sino que debía hacer todo el trabajo fuera de la oficina. Aquella noche quería adelantar un par de casos pero claro, no lo haría sin la compañía de una buena copa de vino. Ese supermercado al que había acudido era pequeño, por lo que no fue sorpresa que al llegar al área de las bebidas alcohólicas solo quedase un ejemplar de su vino favorito. Tras echar una ojeada al resto de bebidas, estiró su mano para agarrar la botella, teniendo que ponerse de puntillas al hacerlo pero en ese momento sintió que alguien tiraba de la misma hacia otro lado. “Eh… la vi primero, suéltala.” Pidió frunciendo ligeramente el ceño antes de girarse hacia la persona que también sostenía la botella. | @reunited-sts​
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    Comprar la despensa era una de esas actividades que lo hacían recordar porqué casi la mitad de su vida, en sus ratos libres y en los que no lo eran tanto, prefería desconectarse del mundo a través de la literatura. La cotidianidad era aburrida, asfixiante, y él estaba acostumbrado a retos con cierto grado de dificultad. Por suerte, no era mucho lo que necesitaba llevar a casa; y después de echar una pasta dental, empujó el carrito hasta el área de licorería. Rara vez se detenía a pensar en las consecuencias de sus actos, pero cuando lo hacía, pensaba que, por ejemplo, un día enfermaría de cirrosis y en el Infierno, se encontraría a más de un conocido. Pero, a la espera del juicio final, seguiría con sus ritos, coleccionando botellas hasta agotarse y salir del departamento para repetir el proceso. A la falta de su marca favorita en tintos, se fue por la segunda opción y agarró la botella. No tardó en descubrir quién estaba a un costado, mirándolo. “¡De ninguna manera!” Exclamó fingiéndose indignado y arrugó el ceño, boquiabierto. Sus dígitos se aferraron al vidrio, moviendo la botella hacia su pecho. “Es mía ahora.” Dijo con firmeza, conteniendo reírse. “Una cosa es ver y otra actuar. Debiste ser más rápida.” Parpadeó, ladeando la cabeza. “Me parece a mí que, como es usual, te gané.” Mostró finalmente sus blanquecinos.
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albraxton · 5 years ago
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     “¡No, no, no! ¡No me pida que me calme!” Hizo un mohín. Quién sabe cuántos minutos llevaba moviéndose de un lado a otro, con el celular pegado al oído, en ese espacio de la esquina de la banqueta, a centímetros del poste de luz. “¿Sabe lo qué significa, no? ¿Entiende de qué magnitud es el escándalo que se les viene encima si...?” Detuvo sus pasos y miró el cielo: la nube gris que lo tapaba del sol llamó su atención. “¿Veinte años de experiencia como fiscal?” Se rió con falsedad, mostrando los dientes. “¡No se notan! ¡No se notan! Ya deje de poner pretextos: ocultaron evidencia y...” Gruñó por la frustración de que el otro interrumpió. “Ajá. Pues más les vale que me entreguen copia de todo mañana a primera hora.” Se apartó el teléfono y después colgó, guardándolo en el bolsillo de la camisa. Desde luego que él no podía viajar a dos horas de distancia, su agenda del siguiente día estaba hasta el tope. La gente no dejaba de divorciarse, tampoco de pelear por la tutela de sus hijos. Tendría que mandar a su asistente. Respiraba entrecortadamente; la boca fruncida, los ojos dilatados por el coraje. No fue hasta que un auto pasó como rayo sobre la calle, que el castaño se dio cuenta que no estaba solo. Mostró un gesto de cansancio o ¿de hartazgo? “Hey, ¿sabes si abren la tintorería hoy?” Movió la cabeza hacia un lado, señalando el local a un par de metros.     @reunited-sts​
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albraxton · 5 years ago
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talivb‌:
— en realidad, si lo pienso bien, este lugar no ha cambiado en nada. - talia suspira, no hay nostalgia ni añoranza en su voz sino un tono monótono, ni siquiera hay sorpresa en sus palabras. el pueblo nunca había sido de su agrado, no que lo despreciara, simplemente, no era donde quería estar. la rubia ríe con cierta diversión, más sobre sí misma. — como sea, el café sigue siendo pésimo.
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    Acordó encontrarse con su cliente en el parque. Era más cómodo entregarle el documento allí y luego buscar dónde comer. El letrero de cerrado, en la puerta de su oficina, no giraría hasta que transcurrieran las próximas dos horas. O dos horas y media. Siendo su propio jefe, podía darse esta clase de lujos. Apartó la atención de su ejemplar shakespeareano Otelo, miró su reloj de mano, y encogió los hombros. Para sobrellevar los tiempos muertos, cualquier millenial se colocaba los audífonos, buscaba Spotify en el celular y daba play a una de sus canciones favoritas. No obstante, él prefería estar atento a su alrededor. Si bien la lectura también es un distractor, los ruidos no pasan inadvertidos. “Compraste en el lugar equivocado.” Respondió inertemente, casi en un murmuro, volviendo a sumergirse en su lectura. “Busca en Magnolia Bakery Café. Es de Robin. ¿Robin Alvarez?” Por lo general, no hacía comerciales ni favores sin esperar algo a cambio, pero aquí se sintió en la obligación. Agradaba de Robin y tal vez eso ya era mucho decir. Era de las pocas sino es que la única en el pueblo que se salvaba de su crítica. “No sé si la recuerdes.”
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albraxton · 5 years ago
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Robert Pattinson photographed for Dior Homme ‘I’m Your Man’ (2020)
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albraxton · 5 years ago
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xharvyp‌:  
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  “No.” Corrigió al castaño, encogiéndose de hombros. “Yo hablé, jamás me dirigí hacia ti. Honestamente, no me había percatado siquiera de tu presencia.” Y así era, había hecho un comentario al aire y nada más. De todos a los que esperó encontrarse esa noche, el abogado no era ninguno de ellos. Se rió en seco, mirando hacia el techo con fastidio a medida que el otro hombre exageraba sus palabras. “Si, si, claro… Un cuento digno de novela.” Siguió, alzando las cejas sugestivo. La verdad es que había hecho una suposición, como lanzar una moneda al aire. No recordaba un momento, en antaño, en donde sus versiones más jóvenes hubieran iniciado a esa rivalidad que se traían, cuando quería ir al génesis de su enemistad, no encontraba un momento en específico. Habían sido enemigos naturales en donde el castaño era el chico popular del que todo el mundo agradaba y él, el chico popular del que todo el mundo temía y detestaba pero que las chicas encontraban atractivo. Iba añadir algo más pero escucharlo reconocer que era quién él decía, le hizo curvar una sonrisa de autosuficiencia que se congeló ante la mención de su madre. Parpadeó, quedándose con la palabra en la boca. Respiró hondo, dominando ese impulso que sentía por golpear al castaño en ese momento. Si a su padre no le permitió ensuciar su memoria, ¿a esté idiota? Menos, pero no era el lugar. Tras un par de segundos, se enderezó en su lugar, asintiendo con la cabeza lentamente. “Es curioso, minutos atrás dijiste que yo era el inmaduro y has metido a mi madre en una oración para qué, ¿joderme, ofenderme? Porque si es un intento barato de terapia… No te la pedí.” Dicho aquello, sacó de su billetera algunos dólares y se los aventó sobre la barra. “Parece que con ser abogado no te es suficiente. Buenas noches.” 
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 ¿De verdad pensaba que ganó? Entonces el moreno era más despistado y estúpido de lo que creía. Tal vez él pecaba de soberbio, sí --y no es novedad--, pero no existía nada sobre su persona que hubiera pasado por alto. ¿De qué sirve la soledad sino para abrazarse a uno mismo? Estaba al tanto de su gran número de defectos, pero a su vez sabía que los ejemplares de ser humano que lo rodeaban, por lo general, no se daban cuenta de nada. Estaban ciegos. Distraídos. ¿Y por qué? Por miedo. Por la misma razón por la que unos no agarran un periódico o ponen las noticias. Lo horrendo de afuera los aterra. Aunque debía admitir que los envidiaba: entre más estúpidos, más felices. O en el caso particular del otro hombre: satisfechos consigo mismos. Lo suficiente para creerse digno de un trono perteneciente a un reino imaginario. No, Harvey. No ganaste. No puedes. Frunció las cejas, aguantando reírse. Quizás acudir al recurso de la mamá fue bajo, pero si anteriormente expuso que estaban, --en esencia--, tallados sobre el mismo tipo de madera, ¿por qué su sorpresa? Pierce lo dibujó como un cornudo mientras que él al otro como un niñito llorón, y a leguas se veía que era cierto sino porqué actuar a la defensiva. “¡No es mi culpa que seas predecible!” Se quejó, achicando los ojos y llevando las manos en sus costados; confundido. Y pudo decirle más, por ejemplo: que si va a jugar al rudo, se asegure de no ser transparente. Giró hacia la barra donde, en su arrebato, el otro masculino aventó unos cuantos billetes; y esbozó una sonrisa ladina, recargando el codo diestro en la barra. “Gracias por la observación, la tendré en cuenta. Buenas noches.”
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albraxton · 5 years ago
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llvchristie‌:
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No iba a decir que no se sentía un tanto sorprendida por aquello, el hecho de que el contrario supiera su nombre, su nombre completo con apodo y tal era algo que no esperaba pero no le molestaba, de hecho, parecía algo normal. ¿Era normal? Ella jamás prestaba tanta atención a las personas, sobretodo años después de la secundaria, cuando se dio cuenta que darle atención a una sola persona podía significar su propia perdición o al menos estar al bordo de esta. “Sadie y Becca siempre han sido mucho mas sociables que yo” respondió luego, concentrándose nuevamente en su acompañante y las palabras que le decía. Era una especie de excusa, ella se había ido del pueblo y se había concentrado completamente en su trabajo, en sus hijos, en la empresa familiar. ¿Amigos? ¿Ex-compañeros? No entraban en su vida hasta ahora.  “¿Es raro que sienta todo esto… romántico?” soltó una carcajada, terminando al fin el contenido de su copa, casi necesitando de aquello para seguir la noche. “El vivir en el desastre y estar tan acostumbrado que ya no te… preocupas por ver espectaculares volando a tu alrededor, partiéndose y haciendo un escándalo” sonrió ladina, negando un poco más. “¿Eres criminólogo? ¿Detective?” porque podía verlo, casi como el protagonista de alguna nueva serie policíaca atractiva. “Yo… yo hago cosméticos” asintió, pasando sus dedos por entre su cabello, algo extrañada de hablar tan casual sobre su negocio “Eso y ayudo un poco con la compañía de mis padres, ya sabes, el negocio familiar siempre va a ser un peso inevitable” tal vez, pensó, Alan comprendería lo que hablaba, como a pesar de que odiaba las juntas y los eventos de caridad, no podía dejar su puesto, no podía rechazar su herencia, no podía ignorar las peticiones de su madre. 
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  Sacudió la cabeza grácilmente y expulsó una breve risilla. “En teoría, los motivos de esta fiesta son románticos.” El que la diversidad de raciocinios, de ellos y sus compañeros, permita al evento alcanzar su propósito era diferente. La mayoría de la gente considera sus años de juventud como una época dorada, un puerto seguro en el que desembarcan, un empuje para el diario vivir. En el fondo, deseaba contactar con estos aires nostálgicos, que reconfortan y advierten un mensaje a la existencia. Si bien resguardaba con cariño algunos capítulos, no pudo hacerse de un grupo de amigos inseparables que lo acompañara en esos seis años de educación básica. No como la mujer a un lado, por ejemplo. La idea de abrirse en su totalidad con alguien más, de confiar y dar explicaciones... no era una opción. Preferible ser amigo de todos y de nadie al mismo tiempo. ¿Hizo mal? ¿Se equivocó? Probablemente. Pero era demasiado tarde para arrepentirse. Ya había montado al toro por los cuernos y el toro se dejó domesticar. Eran uno solo. Estaba así de acostumbrado a sus vacíos y al desastre que cuando dejó de percibirlos, él también comenzó a desdibujarse. “Abogado.” Puntualizó, echándole un vistazo a la castaña. No tenía caso explicar cuáles eran sus especialidades, anteriormente se lo dio a entender. “Ooh... ¿Cosméticos? ¿Y cómo es eso? ¿Se trabaja en un laboratorio?” El arrebato de su curiosidad interrumpió a la mujer, así que negó con la cabeza, y guardó silencio, esperando. Pero el fruncir de sus cejas y una mueca de desagrado no tardaron en fijarse sobre su rostro. Claro que entendió a qué se refería con “negocio familiar” y lo fastidioso que podía ser. “Ni que lo digas.” Suspiró, encogiéndose de hombros. “Bueno, el que podría dar su opinión al respecto es mi hermano. Yo me escapé.” 
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albraxton · 5 years ago
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xharvyp‌:
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    Sonrió ladino, conteniéndose para no arremeter contra el castaño, ironizando su mirada. Escuchó la cátedra barata del hombre —como él se refería a su persona, mediocre. Balanceó la licorera en el aire, mezclando bien su bebida y volvió a llevársela a la boca, el fuerte sabor del whisky calma a su garganta y a sus nervios de reaccionar negativamente, contrario a lo esperado, sonrió, retomando punto por punto las palabras de su ex-compañero de clase, ¡porque ni a conocidos llegaron a su parecer! “Hablas de que a nadie le importa pero, mírate, aquí estás, dándole importancia y por supuesto, dándome clases de superioridad moral, creo haberte dicho antes que tú no posees, Braxton.” Sus dientes blancos adornaban sus facciones serias, ya. Miró al barman por el rabillo del ojo, siguiendo con lo suyo, justo lo que debía hacer. “Y hablas de mediocridad, uhm…” Frunció los labios, fingiendo estarle pensando pero ya sabía que diría. “Perdona, no veo que vaya a mi perfil. Patán, sí. Idiota, sí. Imbécil, también. Soy un maldito hijo de puta, pero tú, mi estimado Alan… Eres uno más de los que se sintió opacado, espera, ¿me habré tirado a tu chica? Honestamente no entiendo porqué tu atención hacia mí, no recuerdo haberte tomado importancia nunca.”
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     “Tú me hablaste.” Interrumpió con gesto aburrido, sin mirarlo. De haber sabido que lo utilizaría como vehículo catártico, se hubiera movido de allí en cuanto lo reconoció. Desafortunadamente, su título era en leyes y no en psicología como para pensar en cobrarle la maldita sesión. Ya bien lo dijo él: no eran amigos y no había deuda alguna. Sin embargo, allí estaban, como perros y gatos. Porque hay cosas que nunca cambian, no importa cuánto vello les crezca y la edad que aparentan. O a qué se dediquen. El contrario seguía con el ego inflado -- aunque del tamaño de un arroz-- y él, ¡por favor, el mundo es libre!, se acercó a beber, y planeaba seguirlo haciendo. No porque Harvey era un fastidio para sus oídos significa que se levantaría. Desde un lugar de su retorcida lógica, prefería que se agarraran a golpes a continuar solapando su idea de que todo es accesible. Y, ¿por qué? Porque podía hacerlo y punto. Los títulos universitarios colgados en la pared de su oficina no estaban de adorno. Porque los corruptos, sádicos y drogadictos en su archivo de clientes hacían sonar el parloteo del moreno como el quejido de un cachorro. Porque nadie, ¡absolutamente nadie!, lo había frenado. ¡Ni un profesor, fiscal, juez, periodista! ¡Nadie! Ni siquiera sus padres. Porque afuera de la oficina y de la corte, por fin se hizo de un mundo para él, con sus propias reglas y moral, y su voz era la única que escuchaba. Pero principalmente porque no tenía y nunca tuvo derecho de hablarle en ese tono. No si lo único que insinuó fue la verdad. Pestañeó un par de veces y fingió bostezar, ocultándolo con la diestra. “Gracias, viejo.” Dijo al barman cuando pasó otra ronda de tequila. No quería la suerte de su otro ex compañero: víctima al principio y después testigo de una discusión inútil. “Vamos viendo...” Depositó con suavidad el tequilero sobre la barra y finalmente, se dignó a ver al moreno. “En verdad que disfruté escuchar tu historia.” Marcó una cínica sonrisa en los labios. “Mira que he leído un montón de novelas y cuentos, pero esa ficción en la que te envidio es la más interesante, por no decir adorable que he escuchado.” ¿Tan falto de amor hay que estar para suponer algo así de ridículo? ¿Autoproclamar admiración en los ojos de un nemesis? Ahogó una risilla. “Y luego con ese giro shakespeareano donde te guardo rencor por cogerte a una de mis chicas es la cereza en el pastel.” Inclinó la cabeza hacia un lado, achicando la mirada. Esbozó una sonrisa. “¿Quieres que ponga el té sobre la mesa? Bien. Voy a ponerte el té sobre la mesa para no herir más tus sentimientos: Tienes razón. Soy moralmente ambiguo.” Hizo un puchero y alzó los hombros, desinteresado. “Sí, sí, sí... ¿Y qué? Mínimo no estoy buscando a mamá en cada mujer que me cojo.”  
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albraxton · 5 years ago
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llvchristie‌:
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         “¿Estuvimos tan cerca?” preguntó con una sonrisa ladina, observando bien al contrario, ladeando el rostro porque tenía razón al pensar que no reconocería a nadie (o tal vez, solo tal vez, los nombres eran algo complicado para ellas) “Alan, ¿Cierto?” preguntó algo dudosa, no quería que aquello fuese un insulto ya que durante gran parte de su estadía en aquel pueblo, su grupo permaneció chico, controlado. “Todo el mundo tenía un desastre diferente en el instituto” comentó entonces, volviendo la mirada a la puerta del casillero “Unos con sus cosas, otros con sus sentimientos y otros tantos con sus hormonas” murmuró despacio, bebiendo un poco más de su vino pero aún sin terminar por completo el contenido de su copa, no quería volver a las mesas a rellenar su copa, no aún.  “A veces creo que la gran mayoría tuvimos los tres tipos de desastres en alguna estación del año, ¿Qué opinas?” volvió la mirada a él, alzando una ceja, curiosa, con ánimos de escucharle hablar más, de tener una conversación tranquila con alguien que aparentemente no sabía mucho sobre ella. 
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    Esbozó una sonrisa y asintió en respuesta a las primeras dos interrogantes. “Y tú eres Olivia Christie, pero te gusta que te digan Liv.” Guardó las manos en los bolsillos del pantalón, viendo de reojo a la mujer. “Solía llevarme con...” Frunció el ceño, negando. Si hubiera podido elegir, no tendría comunicación con ninguno de sus ex compañeros. Para él, bastaba con coincidir en las redes sociales y presumir logros mutuamente. Su plan de escape original fue Chicago, allí compartiría un departamento con su esposa y seguiría nutriendo su carrera. Pero en vista de que hasta las grandes mentes fallan, lo conveniente --y más barato-- fue regresar a Beaufort. Se reencontró con Becca en el bufete que lo contrató, antes de independizarse, y Sadie llegó a su despacho en busca de orientación para divorciarse. Estando en el pueblo, difícilmente escaparía de los recuerdos y de sus rostros; ya nada podía hacer. “Conozco a tus amigas Sadie y Rebecca. Y aquí, en la escuela, siempre las vi juntas. A ustedes tres.” Hizo hincapié porque, a través de los años, había sido etiquetado de tantas formas que no necesitaba que añadieran “acosador”. 
    La voz de su interlocutora volvió a escucharse, a lo que él aguardó en silencio, girándose hacia ella cada tanto en señal de atención. Se encogió de hombros, suspirando profundamente. “Uhm... A veces creo que fui concebido en el ojo de un huracán. Sigo viendo los árboles moverse, ¿sabes a lo que me refiero? El ruido... Las láminas despegándose de las casas... Los espectaculares partiéndose a la mitad... Puedo verlo todo.” Mostró una sonrisa ladina y negó, rompiendo en suaves carcajadas. Nunca admitiría que esos breves reflejos de humanidad eran ciertos, que no eran simples analogías al azar, y que el pasado con sus padres aún molestaba, y que no tenía una puta idea de qué hacer. “Estoy sugestionado por mi trabajo. La evidencia y las escenas del crimen pueden ser...” Negó con la cabeza y ambos brazos al frente. “No entraré en detalles. ¿Tú a qué te dedicas hoy en día?”
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albraxton · 5 years ago
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                                𝐀𝐋𝐀𝐍 𝐁𝐑𝐀𝐗𝐓𝐎𝐍, 𝐀𝐄𝐒𝐓𝐇𝐄𝐓𝐈𝐂 𝐌𝐎𝐎𝐃𝐁𝐎𝐀𝐑𝐃 (𝟏/?)
“I'm sick of just liking people. I wish to God could meet somebody I could respect.” 
                                                                 — J.D. Salinger 
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