algidasombra - Tumblr blog

[algidasombra]

Dos voces, dos bocas, dos savias, dos latidos, dos deseos, dos instintos, dos mundos... Una explosión.

Ya no se vuelve a ser el mismo una vez que chocas con otro mundo, con otro nombre... Con ese que te hace cometer locuras, que se adhiere a la piel y que una vez que se marcha te desgarra por dentro su separación.

Así yo, mi cielo. Así con usted que pasó por mi vida como un tornado y ahora no sé cómo ni dónde encontrar mis piezas.

—Alba.

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No puedo dejar de ser deseo con usted, amado mío. Si las noches se dejan venir en millones de estrellas es por su causa. Pero, en esta espera angustiante, el deseo se ha multiplicado aún más... Quiero tenerle... entre mis manos su rostro, entre mis piernas su pelvis. Hacerlo mío, sólo mío, y borrar de sus poros el aliento de otras bocas, las huellas de otras manos, la esencia de otras pieles. No quiero decirle que lo amo, porque creo que no es amor esto que siento... Esto es más bien sólo un anhelo, el ímpetu de hacerle nacer cada vez que me toma suya, hacerle nacer cada vez que me enmudece la boca con su boca, hacerle nacer cuando se adentra en ese camino que no puede ser de nadie más que de usted. No puedo amarlo y no me pida que se lo diga porque no quiero conocerle, no quiero saber más de usted, saber de usted me haría ponerme muy celosa de todos los nombres que antecedieron al mío, no quiero saber lo vivido ni tampoco lo que desea vivir más adelante, sólo me importa su presente y en este presente, sólo quiero que seamos usted y yo, como si fuésemos unos niños que juegan a ser adultos, unos niños que experimentan el deseo por primera vez.

—Alba.

[algidasombra]

Hay dos clases de puta, me dijo mientras me hacía suya, aquella que emerge sólo en la cama, entre los brazos de su hombre, la que le concede sus fantasías, lo cuida, la que calla a sus miedos y se abre a aprender de su señor, la que es dama allá afuera y hasta inocente... Y la otra que nunca podrá ser dama, pues va pisoteando sus propias alas y las del hombre que no logrará jamás enamorar porque tiene el alma llena de envidia. Susurro que jamás será voz.

—Alba.

[algidasombra]

Los ángeles no son necesariamente inocentes. No el que me guía, no el dueño de mis gemidos, de mis latidos, de mis ansias hechas agua. No son forzosamente castos. No éste que me observa y pone su índice en mis labios para callar mi moral... Y me abre como se abre a una flor a quien se le quiere arrancar no el pétalo sino la virtud, para enaltecer el leño que invadirá al vientre... Ese vientre que, vacío, rebosará luego de miel.

—Alba.

[algidasombra]

A veces son necesarios los pecados, cometerlos, llevarlos a la acción. ¿Qué sería del alma si no se deja ser, al ser?

—Alba.

[algidasombra]

Oh, amado mío, te ha extrañado tanto mi carne. No he encontrado otras brasas que me quemen los pecados como lo haces tú. Te he necesitado. Te he pensado con vehemencia creyendo que podré quemar yo misma mis propios errores, mis culpas, mis faltas... Pero no son suficientes mis dedos, ni mi boca, ni mis palabras. No es suficiente el pensarte. Amor mío, me es necesario entonces buscar otro infierno que me absuelva de las ganas que te tengo y he de perseguir más pecados para cuando vuelvas.

—Alba.

[algidasombra]

Me aterra el ser humano y su hipocresía, sobre todo en estas fechas en donde la mayoría busca un lugar en el cielo, oscureciendo sus sombras perversas, callando sus demonios y vistiendo de sonrisas que no sienten.

Me aterra más que mi propia sombra.

—Alba.