Tumgik
almablanca-pieldepapel · 11 months
Text
No sé que hice para merecerte
Y cuándo fue que el azul de mi cielo
le dio lugar a tus grises tormentas
.
Aún cuento los pasos que debí dar
hacia la puerta de aquel primer bar
donde el reloj pasadas la hora de encuentro
debió ser mi señal de alerta.
.
¿será que siempre quise darle oportunidad al amor?
Y de ser así, ¿bajo qué términos se esconde?
ya que nunca entendí la regla
de tener que reparar algo que tu rompiste.
.
Y me pregunto si para ti fue lo mismo,
O si yo te di lo mismo.
.
Tu no sangraste
cuando con palabras
clavaste cuchillos en mi pecho.
.
Tu no lloraste
cuando buscaste otra piel y otros labios.
.
Tú no temblaste,
cuando tus manos sofocaron mi cuello,
pero si me miraste,
y dime si mis ojos no delataron el miedo.
.
Nunca quise jugar el papel de víctima
y en tu juego no podía haber dos,
así que salí perdiendo
pues los dados siempre se tornaron de tu lado.
.
Y dime si no te pareció doloroso abrir mis cicatrices
solo para sembrar tus miedos,
y persinarme con vagas promesas que el viento
fácilmente pudo llevarse.
.
Amarte no fue delirio
y llamarte pecado sería condenarme
a volver a un infierno que ya viví en carne propia
.
Un infierno que tus demonios avivaron en mi mente,
mi propia mente traicionándome
mi propia mente deambulando
hacia la amargura de tus paredes rotas
y escombros regados,
como si hallarles un sitio fuera mi cruel destino.
.
No merecía amarte,
ni pensarte ni extrañarte.
.
Y quizá mi amor fue tu capricho,
y para mi el inicio de un caos
lleno de secuelas, incertidumbre y desvelos.
.
Aún soy presa de tu engaño
ya que el diablo nunca se escondió tan bien
bajo unos ojos tan caóticos como fueron los tuyos,
preguntándome cuanto tiempo tardaré en sacar
tu veneno de mis labios;
o si tu fantasma seguirá poniendo trampas
haciéndome ceder nuevamente
ante tu juego demente.
.
Agradezco que me arrebataras todo,
que te marcharás en silencio sin culpa ni remordimiento.
Y ya he limpiado con lágrimas
cada poro de mi cuerpo que de ti quedó impregnado.
.
Llenando las fisuras de mi alma con cenizas
de un pasado siniestro y efímero.
.
Aún recuerdo el instante que tu mundo
colisionó con el mío
y de haberte mirado más
posiblemente pudiera haber notado
el incierto desastre que traías contigo
.
No se que hice para merecer
Unas manos tan frías
Un corazón tan roto
Un pecho vacío
Una boca con sabor a mentira
.
Pero aún así, agradezco que vaciaras de mi pecho
todo el amor que te tuve,
que huyeras con las partes más rotas de mí,
Y que los pétalos de mi alma se marchitaran con tu indiferencia.
.
No merecía perderme en ti, y no merecía una guerra en mi mente
donde tus recuerdos se volvieron armas contra mí.
.
Ojalá no te hubiese idealizado tanto,
ojalá tres cervezas y el humo de tu cigarro
me hubieran contado más de ti,
.
Debí merecer más que un corazón en coma,
Y ojalá once girasoles en mi puerta, no hubieran bastado
para prolongar la agonía.
-nat(c)
0 notes
Text
Huecos.
 
No supe como decir adiós,
Sintiendo que mis errores cerraron la puerta
Pero es verdad que no fui yo quien puso el candado.
Fui egoísta, tratando de traerte de vuelta a mí,
Cuando los kilómetros que habías avanzado
Ya eran lo equivalente a una nueva anécdota en tu vivir.
 
Cargué la mochila llena de las culpas y remordimientos,
Me hice diminuta,
Y me atormenté con palabras y oraciones que nunca dijiste.
Los años se acumularon en silencio,
Pero tu fantasma seguía entrando como pesadilla.
 
Mis ventanas constantemente mostraron el reflejo
De dos niños que ya no hablan el mismo idioma,
Y que hoy se pierden en recuerdos de lo que fue una vida.
 
Aun así, te llevé conmigo a todas partes
Como si finalmente soltarte fuera perder una parte de mí.
Me enojé, pues no fue tan fácil el olvido,
Ni justificarles las respuestas a todas aquellas preguntas que
Dejaron una historia con el final revuelto.
 
Le di la obligación al tiempo,
De terminar de cerrar la herida,
Y que sólo quedara la cicatriz en mi labio
Como marca de un amor primitivo.
 
Pero fueron las noches de insomnio,
Y los días en que tu nombre resonó como un eco
Cuando busqué desesperadamente calmar mi ansiedad,
Y atar todos los hilos que quedaron sueltos,
Para entender que nunca fuiste tú,
Que no te llevaste nada, y que por ahora solo son
Huecos que de vez en cuando me hacen tropezar.
 
Que solo seremos memorias,
Que vivirás como fragmentos de un ayer
Sin intención de durar eternamente.
 
Pero ya no habitarás más en mí,
Pues de aquel viaje sin retorno, ya terminé de vaciar la maleta.
Sin atesorar  rencores,
Ni consumirme más en una carga que ya he sanado.
 
Y las dudas solo pasan a ser parte de una saga
Sin secuela ni consecuencia.
Hoy, que ya el corazón no duele,
Me permito hablar de ti, y de soltarle a las estrellas
Las culpas y los miedos,
Pues al final no nos perdimos,
Solo nos fuimos de una vida que ya no era nuestra,
Y de la que solo compartimos el tiempo.
Que cada quien encontró su sol
En un hoy renaciente.
Sin necesidad de volver a mirar los pasos de una noche oscura.
Tenía tantas ganas de dejar de pedirte perdón,
De despedirme de aquella niña,
Impulsiva, inexperta y confundida,
Y celebrarle lo que si hizo bien: amar.
Le prendo una vela a tu fantasma,
Para que esta noche salga por la ventana,
Y si te vuelvo a soñar, dime que lo entendiste.
-nat(c)
0 notes
Text
En tu piel
Te miro, eres real.
Respiro, estás aquí.
Sostienes mi mano, tan fuerte para hacerme sentir
Imparable, indeleble.
Sonríes, das vida.
Y pareciera que el tiempo no se agota,
O que al menos, cabemos los dos en un
Auténtico e imborrable instante.
Pronuncias mi nombre
Como un profundo verso
De tu inesperada poesía,
Se posa la mayúscula en tu lengua,
Y yo me vuelvo astronauta
Orbitando en tu vocabulario.
Aunque me agrade más ser consonante,
Ilógicamente, la primera letra en tu abecedario.
Luego también somos cometas,
Flotando en una galaxia que los dos hemos pintado,
Tras una explosión de besos sin tregua,
Bajo las sábanas y entre cosquillas.
Formamos tantos planetas,
Me encanta habitar en el que lleva tu aroma.
Y tu, navegante,
¿En cuántas vidas te habrás cruzado?
O ¿sabrás cuántas noches yo te habré soñado?
Para que hoy sucumbas mis mareas,
Sumergiéndote en las olas de mi mar picado
Hasta el fondo y en retorno.
Descubres más tesoros
De los que yo te habré contado.
Pareciera que llevas la cuenta
De todos los minutos que nos faltan
Para volver a fundirnos entre brazos,
Bailando lento, y besándonos sin ritmo
entregando el alma.
Y tu, quien no merece más que un
amor puro, sincero y desmedido
Como una promesa intangible;
Pero que tantas han sido las veces
Que has soportado los catástrofes
En los que se ahoga mi mente
Junto con las incontables anécdotas de mi campo minado,
Llamándolos fenómenos NATurales.
Siendo tu el guerrero invencible,
Que no pide nada y todo lo puede,
Que no busca más que mis ojos delirantes
Y mi pecho para darle hogar
A su corazón andante
Esperanzado de al fin quitarse los zapatos.
Solo espero seguir viendo
Las luces brillar cada año en tus pupilas,
Salir de casa cada mañana
Para enfrentarme al mundo y después,
volver a ti, mi hogar y mi respiro.
Vivir en ti, en tu piel,
En tus ideas y paradigmas,
Escuchando las incongruencias que dices al dormir
Aunque no me estés soñando
Despertar con la vulnerabilidad en la espalda,
Y la certeza de que seguirás
Colgando estrellas en mi cielo.
-nat(c)
1 note · View note
Text
Plegarias
Un beso cada tarde al llegar del trabajo,
Dejas tu maletín a un lado para sentarte en el mismo sillón
Y te ríes conmigo mirando las caricaturas que tanto disfruto.
 -
Sirves tu plato de comida, no apartas la vista del televisor
Y no importa lo absurdo que sea aquel programa,
Te encanta pasar el tiempo junto a mí.
 -
Empieza a caer la noche, tomas las llaves del auto,
Y me esperas a que me ponga los zapatos.
A veces te cuento de mi día,
Otras tantas, hablamos de tu trabajo, de ciencia o incluso de política,
Sabes que no son mis temas favoritos, pero te gusta que aprenda,
Yo te escucho, y me pregunto ¿Cómo sabes tanto?
 -
Esperamos a un costado del portón blanco, juegas sudoku y yo he traído mi libro favorito,
Pasa el tiempo pero apenas dan las 20:00 hrs,
Y ambos sentimos ese alivio de verla salir de aquella casa con grandes enredaderas.
Nos saluda a ambos con su hermosa sonrisa,
Y aquella cálida sensación de amor que solo ella puede darnos.
 -
De vuelta a casa, y como es de costumbre, paramos en el supermercado.
Yo soy la primera en bajar del auto, emocionada,
me subo en la parte trasera del carrito metálico,
Siendo tu aquel gran piloto, y yo una aventurera.
 -
Como han pasado los años, y de pronto te siento más cerca,
Tan cerca que me pareciera muy extraño
Y mi mente rebelde rechaza tu compañía, porque de alguna forma
Ya no es una hora frente al televisor ni compartir un viaje en el carro.
 -
Ahora somos tu y yo en la mesa del comedor,
las raras mezclas de comida que te vas inventando,
Y el asiento de mamá vacío cada noche.
 -
Las pláticas se vuelven un tanto frías, a veces discutimos porque he dejado la luz prendida nuevamente,
Y otras veces me causa desconcierto tus cuestionamientos
Y mi falta de experiencia para saber cómo responder.
 -
Entonces prefiero cerrar la puerta del cuarto,
Aislarme en mis pensamientos,
O como ya se ha vuelto costumbre,
Pasar las horas y cada fin de semana, envuelta en música, bares y amigos.
 -
Muchas veces no te entendí,
O preferí no hacerlo.
Pero entonces, me veo llegando cada noche y tu estás esperándome en el coche.
O a veces, basta con encontrarnos a mitad de camino,
cargas mi mochila y no te apartas de mi lado, mientras te voy contando
cada detalle de mi día, pues para ti un simple “bien”
al preguntar qué tal me ha ido, nunca será suficiente.
 -
Y luego estas ahí, cuando me detengo a mitad de semana
llorando sin entender qué pasa.
Y me devuelves a la vida cuando el aire ya no entra a mi cuerpo.
Nunca te vas, siempre estás para un segundo empujón,
Calmando mis males, sosteniéndome.
 -
Pasan los años, te sigo buscando,
Ya no te veo diario, pero cuando una araña entra a mi cuarto
desearía traerte conmigo.
 -
Ya no hablamos tanto, a veces al estar sola, veo a la luna.
En busca de consuelo y como para decirles que aquí estoy, y estoy bien.
Y me alegra pensar que estoy viviendo el sueño
que de niña viste en mí, y que eso me une más a ti.
 -
La vida me trae en montaña rusa,
Y me tambaleo. pero voy a mi ritmo, y por mi cuenta.
No quiero preocuparte, no quiero necesitarte,
Pero aun me falta el aire, y solo tu logras calmarme.
 -
Recibo la llamada, y desearía que no fuera real.
Sostengo el aliento, “se fuerte, ahora él necesita de ti”.
 -
En un día todo mi mundo empieza a desvanecerse,
Y me duele estar lejos. Ya no quiero estar aquí.
Esperando mis plegarias lleguen a oídos de quien haga milagros,
Y te curen, y te sanen.
 -
Pido que no te vayas.
Pido por ti, por ella y por todos.
Pues nos hacen falta más momentos, más risas y
más de tratar de entenderte.
 -
Mis plegarias se vuelven susurros al irme a dormir,
Y mi primer pensamiento al despertar eres tú.
Me dices que estás bien, y que hoy ya no tienes miedo de lo que pase.
 -
Pero yo estoy muerta de miedo,
Y lloro en silencio, y me siento culpable por hacerlo;
Nunca he sabido ser así de fuerte.
 -
El universo entero debió darse cuenta de lo mucho que me harías falta,
Quizá fue solo cuestión de suerte, pero estás aquí.
Nunca fue tan importante un abrazo,
ni decirte un “te amo” realmente sincero,
pues siempre esperé que simplemente lo supieras,
y hoy, que por algo sigues presente, no pierdo la oportunidad
de recordártelo.
 -
Y esa niña que te vio como su superhéroe,
para después volverlo el villano de la historia,
hoy te ama más que nada, y te agradece,
que hayas escuchado sus plegarias para decidir quedarte, y hayas sido
el triple de fuerte… por mí, por ellos, por ti.
-nat(c)
Recordartorio de qué hay que abrazar más, decir más, amar más. Teamopa.
1 note · View note
Text
Entropía.
Fuego danzante,
cautivador en cada palpitación,
lo tocas y la piel no arde;
Pero la quemadura juzga.
-
Eco retumbante
de promesas y “quizás”,
en un completo silencio y oscuridad.
-
Olas sofocantes, sumergiéndote en la inmensidad de un mar de lágrimas saladas,
esperando a tomar fuerza y volverse tsunami.
-
Y el fantasma reflejado en el espejo,
que al cerrar los ojos,
continúa presente.
-
Una gota de tinta negra,
resbalándose en las páginas de un capítulo
que no había llegado a su final,
difuminándose entre puntos suspensivos.
-
Y el dolor latente que llega a los huesos, tras el primer viento de invierno.
-
Y las lluvias de verano, que prematuramente,
anuncian un huracán que llevará su nombre.
-
El vacío que ya es dolor,
al despertar de una noche donde su recuerdo se ha desatado, y una posibilidad
no tendría lugar.
-
El llanto de un niño que ha olvidado su juguete favorito,
sin pista de donde se ha extraviado,
y la ansiedad de volver atrás el tiempo.
-
Lo abstracto, y lo absurdo.
Condenada a una vida de cuestionarse un
¿Por qué?
-
Sin palabras que definan
la sensación de perder algo constantemente,
sin casualidades o azares.
-
Un “por siempre” sin principio,
y un final detallado en las cláusulas de un contrato
sin fechas ni encabezado.
-
Sola, soledad.
-
Un humo que se consume en tu propio aliento,
y la primera exhalación de un cigarrillo
que tendría el compromiso de ser “el último”,
marchitando poco a poco el corazón.
-
Lo impuro, un pecado que es aliado más que secreto.
Un disfraz que se desvanece,
y mentiras enredadas en la punta de la lengua,
atorando oraciones como piedra en la garganta.
-
Todo vuelve, de una forma u otra.
Y de aquel infierno que habitaste,
dejaste la puerta abierta.
-
Corre libre.
Recubre los senderos de pintura y diamantina.
Relame la herida espolvoreada en azúcar,
y recoge los pétalos de la flor
que condicionaste a un “si” y “no”
-
Pero lo que dejaste hoy pendiente,
mañana duele, mañana cuesta el doble.
-
Quizás mañana sólo halles el punto de re orden,
Y todo esté destinado al mismo caos.
-nat(c)
2 notes · View notes
Text
La historia del amor.
La primera vez, yo tenía trece años,
y lo recuerdo como una obsesión.
Tardes enteras llenas de conversaciones
que de alguna forma comenzaban a tomar
un sentido más profundo,
aquella oscuridad de la cual mi mundo aún no formaba parte.
Pero mis labios aprendieron a besar,
y mi mente se ilusionó con lo que apenas fue un juego.
 -
Pasaron meses,
conocí la tristeza de algo que nombré platónico,
aquel que nunca me perteneció,
y un repentino “adiós” sin causa,
sólo el vacío y desconcierto, del cual no tenía idea.
 -
Con el alma rota, me refugié en novelas y fantasías,
creando y redactando historias en mi propia mente.
Pero fue a mis dieciséis, cuando mis ojos se toparon
con quien creí que era un personaje de aquellos cuentos.
 -
Sucedió la magia, y le dediqué casi tres años.
Al principio fue incierto,
realmente él no estaba enamorado de mí,
si no de la idea que se había hecho de lo que yo podía ser.
Mientras yo estaba esperando ser parte de aquellas películas e
historias que me había imaginado.
 -
Aprendimos cada uno del otro,
nos inventamos un mundo para dos niños,
descubriéndonos a la luz del día.
 -
Luego crecimos, cada quien con sus miedos y expectativas.
Al final fue difícil, y entre tanto caos, desaparecimos.
Sin ninguna despedida, a pesar de haber sido él a quién llamé mi alma gemela.
 -
Pero algo que creí eterno, realmente fue efímero,
pues mis demonios no podían habitar en
el que sentí que era mi cielo.
 -
A los veinte, yo ya estaba envuelta en otros dramas.
Había conocido de tantos infiernos
que por seis meses, me refugié en el dolor
que el corazón de alguien más me ofreció,
convenciéndome que podía darme más de lo que aparentaba.
 -
Con llantos y peleas cada viernes,
pero que con pétalos y besos intentó
parchar cada grieta.
 -
La incoherencia de nuestras palabras,
me vendió un futuro juntos y lejos de todo,
como si mudar de ciudad fuese la solución a
nuestros males, pero que al final,
se parecía a la historia de amor que tanto soñaba.
 -
Y finalmente me hizo tocar fondo, él se marchó,
y yo me quedé recogiendo los cachitos que aún quedaban.
 -
Como para sanar la herida,
me volví fría, con labios vacíos,
y fui de un corazón a otro,
rompiéndolos y rompiéndome un poquito más a mí misma,
sin cosechar estabilidad ni paz.
 -
Meses que sentí pasar página,
anestesiando el dolor de mi alma
con aquella soledad que confundí con libertad.
Y creí enamorarme de esa versión mía,
sin nada que la aferrara a quedarse en algún sitio.
 -
Para mis veintiún años, me sentía invencible.
Después de tantas desilusiones, creí no tenerle miedo a nada más;
Pero la realidad fue, que mi corazón había bloqueado cada puerta
Y el amor no tenía pase de bienvenida.
 -
Cuando alguien más me ofreció aquello
que por años busqué,
fue como paralizarme, el miedo de volverme a romper
me desvaneció.
 -
Me encerré por meses,
lidiando con mi propia mente.
Sintiendo que todo había sido culpa mía.
Todos los caminos que tomé,
y las decisiones tan precipitadas,
como si conscientemente hubiera querido,
todo mal que viví sin contarlo.
 -
Lloré por noches,
habité todos los rincones de mi mente
que habían quedado desolados y abandonados,
sacudí el polvo y los reconstruí,
hasta que poco a poco sané.
 -
No necesitaba realmente una historia de amor,
ni un príncipe que me rescatara de mi
propia torre de hierro que me había construido.
Me necesitaba a mí, abrazar cada herida.
dejar de culparme por todo lo que fue inevitable.
 -
Pedí perdón, al hombre que mis impulsos rompieron.
Desenjaulé mi corazón,
solté las llaves y me lancé sin más miedo a sus brazos.
 -
Le permití besar aquellas cicatrices que alguien más causó,
y a los veintidós, volví a conocer al hombre para mi vida.
Aquel que me permitió escribir nuestra propia historia,
sin preocuparse por la redacción ni el sentido.
 -
Como si estuviera hecho para mí,
y para mi amor pues todo empezó a encajar,
y sin pedirlo, todo se empezó a dar.
 -
Pero es hasta ahora que lo veo:
El amor que he querido, siempre ha estado.
Va evolucionando
y tomando diferente forma.
 -
A mis veinticuatro,
lo sigo entendiendo, sanando,
soñando y transformando.
Dándole paso en mi vida,
pues aun conservo pedacitos de mi misma
que nunca pude volver a pegar.
Y noches de insomnio envuelta en los
“¿Qué hubiera sido sí?”
 -
Pero me apego a mi historia de amor,
y abrazo todo lo que soy gracias a ella.
 -
Soy mi propio amor de mi vida,
Mi alma gemela,
y mi príncipe azul.
Pero ya no me da miedo saber que alguien más
puede cuidar de este corazón,
aún con lo mejor y lo peor de mí.
 -natc.
0 notes
Text
Vuelves
No mi es amiga,
a pesar de haber crecido junto a ella,
pues estoy segura de que si un día,
finalmente, se va… no la extrañaría.
Y que seguramente, ni un abrazo le dedicaría.
 -
Aunque ocasionalmente
tengo cierta curiosidad de sentarme frente a ella
y preguntarle sobre sus miedos,
qué esconde bajo ellos.
Saber ¿Dónde creció?
¿por qué sigue aquí?
Tomar valentía y decirle que se marche,
que no me hace falta.
Somos dos extrañas, a pesar de compartir
miles de momentos juntas.
A veces creo que es muy poco lo que conozco.
 -
Es aliada del silencio,
pues reluce cuando más callada está.
Aunque no para de formular preguntas,
y es muy absurdo que ella misma las responde,
con contradicciones o suposiciones,
ya que no le gusta esperar por algo de coherencia.
 -
Le encanta correr, se la pasa divagando,
de un lado a otro… y por más que acelero el paso,
nunca la alcanzo.
Y muchas veces no sabe bajar la velocidad a tiempo,
pareciera que se va a estampar.
 -
Pero se agota rápidamente,
muerta de cansancio, se refugia en mantas tibias,
y le encanta abrazar la almohada,
a veces se le resbalan las lágrimas,
y otras, simplemente ignora el tiempo pasar.
 -
Cuando se da cuenta, ya es media noche.
Pero es cuando recupera sus energías,
y le encanta contarme historias, donde casi siempre,
ella es protagonista, pero suele tomar
el papel de la villana, y yo, su víctima.
Parece que solloza, y como un mosquito de verano,
no me deja tranquila.
 -
Sus juegos son muy extremos,
le gusta contener la respiración,
y aunque suelen ser sus cinco minutos de fama,
a  veces parecieran no terminar.
Sus palabras son hirientes,
le gusta sacar siempre lo peor,
y por eso, no miramos el espejo.
 -
Vivir con ella es complicado,
es experta en arruinar los mejores momentos.
Cuando todo parece ir bien,
encuentro volteados todos los cajones del armario,
y fragmentos de recuerdos botados por cada rincón.
 -
Ella es asfixiante,
odia que no la escuchen, y por eso siempre grita.
Pero sucede que no la entiendo,
Y entonces llora.
Cuando no puede más, busca alguna puerta,
como queriendo huir de un incendio,
aunque ciertamente, nunca sabe a dónde ir.
 -
A veces pienso que busca quien la escuche,
pero reiterando, le gusta el silencio.
Y prefiere encerrarse, a solas,
como si fuese el medio de llegar a nuestra mente.
 -
Hay días que no está,
cuando parece que se ha ido… pero ella
siempre encuentra la forma de volver.
Ya sea como tormenta,
destruyendo todo a su paso,
O como una ligera brisa
que apenas y revuelve el cabello.
 -
Estoy segura de que no se irá,
y me han dicho que no tengo que aprender
a como decirle adiós.
Que quizá incluso debo hacerle más espacio,
y buscar nuestro punto medio.
 -
Ciertamente, no es mi amiga,
y si fuese persona, ella tampoco quisiera estar aquí.
 -
Pero de alguna forma,  en mi mente, lo está.
Y voy dando los pasos para saber el por qué,
mientras con cada respiro le entrego al viento
el coraje de dejarla ser, de dejarla conocerme,
sin nombrarla sombra.
 -
Realmente no le tengo miedo.
Somos ella y yo, ante la inquietud,
Ante el caos y la calma.
 -
-natc.
0 notes
Text
Relatos de amor propio: descalza
Son las 2:00 am,
no he podido pegar los parpados
ni enredarme en las sábanas esta noche.
 -
Me he venido sintiendo un tanto
desorbitada, confundida o pérdida quizás.
He decidido frenar de golpe,
detenerme,
callarme
y solo, observar.
 -
Caos, te reconozco nuevamente.
Llegas a mi vida, y de repente se me olvida
como darte la bienvenida.
 -
Confieso que esta vez has entrado silencioso,
sin tanto alboroto y podría decir que luces diferente.
Te camuflajeas entre risas y llantos,
y en la habitación que ha quedado esta tarde desordenada.
 -
Me he venido sintiendo como un gato,
con siete vidas distintas en tan solo una,
un poco más de prisa, y sin tanto maullido.
 Quise cambiar, pero a veces también me extraño.
 -
Quise derrochar alegría y sonrisas,
ser serotonina, y un tanto budista.
Pero me olvido de aquella niña,
que necesita abrazar muy fuerte la almohada,
y llorar sin entender por qué.
Quedarse sin aliento, para finalmente respirar.
Para desenjaular el alma, y
darle más espacio al corazón.
 -
Entonces, hoy me he quitado los zapatos.
Había olvidado el deleite
de sentir el frío y la humedad del piso,
colándose en las puntas de los dedos.
 -
Me suelto, y lloro. Y también río.
Y es muy absurdo estar realmente triste,
cuando volteas y miras todas las montañas
que recorriste sin temor a lo que no podías ver del otro lado.
 -
Todo lo que tus manos han sido capaces de crear,
cuando apenas hace unos años
comenzabas el boceto a puros rayones y borrones.
Pero se te olvida:
Apenas vas construyéndote.
 -
Sucede que a veces se olvidan las piezas, y otras se caen
del apuro y la cotidianidad.
 -
La vida pasa, pero yo no quiero que se me pase,
sin volver a sentarme en la banqueta,
con las rodillas raspadas.
sin saber a dónde mirar, pero estar.
 -
Y correr a los brazos de mamá una y mil veces más,
reír con papá,
correr tras los helados,
jugar, caer y volver a correr.
Hoy no quiero ser la versión adulta
que intento cada día crear.
Elijo volver a quitarme los zapatos 
porque estos me han quedado muy apretados.
 -
Elijo desprenderme de aquello
que me pone un nudo en la garganta,
y me detiene de cantar con el peine en la mano.
 -
Me voy mirando en el espejo,
decido tomar el boceto,
agregarle nuevas formas y colores.
Reconstruirme, con más calma y poquito más amor.
Con más consciencia,
de que quizás si lo puedo todo,
pero no todo al mismo tiempo.
 -
Un respiro, un paso, un zapato a la vez.
-natc.
0 notes
Text
Relatos de amor propio: flores
Hoy vi aquellas flores de largo tallo,
y sin dudarlo, pensé nuevamente en ti.
Las compré imaginando la hermosa sonrisa,
que de tu boca saltaría, y el brillo,
que de tus ojos le acompañarían.
 -
Corrí de prisa, saltando, para llamar a tu puerta
y deslumbrarte con este pequeño detalle que tanto
necesitaba darte:
 -
Te regalo flores,
por todas las veces que sentiste no ser suficiente.
por aquellos días que intentaste traer mil y un veces de vuelta,
solo para rebobinar la cinta y evitar tus tropiezos.
 -
Te regalo flores, a cambio de las que enterraste,
mientras jugabas en la incertidumbre,
y buscaste refugio y consuelo, a la luz de la luna llena.
 -
Pienso en ti, y en aquellas noches que encendiste un cigarro
a la orilla de la ventana, sola en la habitación.
Sin saber cómo nombrar al huracán que llevabas dentro.
 -
Pero de igual manera, veo estas maravillosas flores,
y te pienso a ti,
como aquel capullo que de pronto quiso ser mariposa.
Cuando el miedo no fue un obstáculo en sus inmensas ganas
de abrir sus alas frente al mundo.
 -
Le regalo flores también a aquella niña,
de grandes ojos y tez morena,
que creció y se vistió sola;
que pasó sus tardes imaginando mil y un cuentos,
y ella misma venció sus dragones.
 -
Y te entrego las más grandes y brillantes,
al igual que tú y la vida que te has pintado.
 -
Te regalo flores, para recordarte
que no necesitas ser más que el inmenso fuego que ya eres.
Y celebro cada paso que vas dando,
tan grande o pequeño como tú misma has decidido verlo.
-
Como el día que fuiste lo suficientemente valiente,
para soltar lo que tanto dolía;
cuando miraste por la ventana y no te conformaste
con el paisaje que mirabas.
Así que empacaste tu vida
emprendiendo vuelo,
hacia este nuevo cambio, a esta nueva tú,
y a esta nueva yo.
 -
Me regalo cientos de flores, y cientos de sonrisas,
te regalo abrazos sin pretextos ni justificaciones.
 -
Sólo por ser yo, la mujer que tanto amo,
y tanto admiro.
 -
Por ser este mi templo, esta coraza
donde habita un alma inocente y vibrante.
Me regalo las flores que por tanto tiempo
falté en darme,
con la promesa de cuidarlas y cuidarme,
con la promesa de no volver a olvidarme.
-natc.
0 notes
Text
Nidito
Me tatué con tinta tu nombre, porque nunca temí a que fueses eterno.
Escribí planes y sueños buscando siempre el plural que pudiese incluirnos a ambos.
Y caminé marcando mis huellas por si tu camino intentaba reunirse con el mío.
 -
Un día prometiste dejarme correr libre si mi destino no encajaba con el tuyo,
entonces cambié mi dirección y mudé en una maleta mi vida entera.
Pero jure al viento no soltarte por más que la distancia quisiera estremecernos,
y le susurré a la luna lo mucho que extrañaba sentir el roce de tus labios y el sonido de tu
respiración al dormir sobre tu pecho.
 -
Entonces el universo entero debió escuchar mis plegarias,
y las estrellas seguro añoraron nuestras noches de desvelos y risas,
pues hoy te encuentro formando un planeta entero a mi lado.
 -
Despierto cada día y soy dichosa de escucharte y sentirte cerca,
de rodearme con tus brazos y saber que he vuelto a casa.
Y puedo asegurar que la vida no pudo tenernos tanto tiempo lejos,
que pase meses en compañía de mi soledad, tratando de encajar en esta vida,
construyendo esta nueva versión de mí, y sin saber que contigo aquí hallaría mi hogar.
 -
Cada día voy sintiéndome más completa, y no hablo del sentido de necesitarte,
porque estoy segura que sin ti podía, pero que realmente no quería extrañarte tanto.
Pero más que nada me refiero al hecho de haber hallado mi sitio, a kilómetros de distancia,
lejos de lo que tantos años fue mi refugio y mi techo, y el coexistir en este universo
bajo un nuevo cielo que nos une a ti y a mí en el momento preciso.
 -
Recuerdo las tantas veces que te hablé de las maravillas de una ciudad que no es mía,
pero que ahora recorro sus calles sin soltarme de tu mano.
Los días que soñé besarte en los miles de jardines que adornan avenidas,
y que ahora han sido testigo de nuestras risas y locuras.
 -
Las tardes contemplando atardeceres que retrataba en fotos
solo para compartirlas contigo, y hoy arrullan nuestras siestas a media tarde;
Y al caer la noche me voy a la cama con una sonrisa pintada de oreja a oreja,
porque sé que estaremos haciendo una revolución bajo las sábanas,
 -
y aquella sensación de sentirme invencible un minuto antes de quedarme dormida
sólo porque estás tu haciéndole guardia a mis sueños,
sabiendo que me despertarás con una guerra de besos después de mi quinta alarma,
y sólo dos palabras le harán tregua.
 -
Ahora estoy segura de que no habrá día en que deje de sentir este amor fluyendo,
aprendiendo y renaciendo,
Y me emociona seguirte conociendo, saberme todas tus manías,
Seguir bailando por toda la cocina, y que te ataques de risa con aquellos pasitos
raros que de repente salen de mi cuerpo.
 -
Quedarnos esos cinco minutos de más abrazados bajo la regadera,
hacer el super o salir a recorrer los bares cada sábado por la noche
y que al final, tenga la certeza de que volveremos juntos a casa,
que tomaremos café cada domingo por la mañana,
que probablemente discutamos por quien dejó prendida la luz del pasillo.
Entiendo que habrá días bueno y otros no tanto,
que venimos llenos de historias y heridas,
unas superficiales, y otras no tanto.
Pero hoy me abrazas y siento que nada me falta, o que al menos
cada miedo se pierde por las inmensas ganas que tengo
de continuar recorriendo el mundo contigo, crear planes y trazarnos
nuevas metas, más ambiciosas o algunas tan sencillas como visitar cada año la playa.
 -
Como sea, estás conmigo y no pido nada más
que tus besos apenas entro a la casa, y el olor de tu perfume cuando te alistas para el trabajo.
Y seguir armando cada día, con una mezcla de viejas costumbres tuyas y mías,
y de poquito a poquito, este hogar; o como otros ridículamente le llamarían: un nidito de amor.
-natc
0 notes
Text
El amor,
Es grande y robusto,
pero a veces también es diminuto
tratando de caber hasta en el mínimo rincón.
Le encanta visitar la playa,
fundirse entre los granitos de arena,
y nunca se ha llevado una sola concha.
El anda anda en pie, sólo para detenerse a mirar los paisajes,
y atesora cientos de atardeceres.
Le teme a tantas cosas, y a la vez se podría decir que a ninguna;
No se sube a las montañas rusas,
pero de vez en cuándo se tira de paracaídas.
Tiene pecas y miles de lunares,
le gusta pensar que juntos forman una galaxia entera.
No disfraza sus cicatrices ni cubre sus estrías.
El amor es versátil, se viste de rojo los viernes, y de azul los domingos.
Abraza las flores y pinta nubes en el cielo.
Disfruta más del presente, no le gusta pronunciarse como eternidad, y sólo puede prometerse como esencia.
El amor también se refugia en si mismo,
y se encuentra llorando a mitad de semana porque muchas veces no sabe como frenar.
Siempre se transforma, siempre cambia, y revoluciona.
Es atemporal, y muchas veces se pierde entre carreteras y pantallas.
No entiende de horarios, ni estaciones.
Sabe de tantos idiomas pero se comunica con besos, acciones y poesías.
Es aventurero, es arriesgado; aunque mucha veces prefiere descansar en un pecho cálido y manos tibias.
El amor es experto en recoger los cachitos rotos, y en lugar de pegarlos,
les encuentro un nuevo sitio.
Te mira a los ojos y te advierte de todas tus verdades;
se aprende sus canciones favoritas y canta cuando el silencio ha sido suficiente.
El amor libera,
le encanta volar aún si han crecido sus raíces.
Se reconstruye diario, con cada piedrita del camino que va guardando en los bolsillos de sus pantalones.
Es porrista de sus propios partidos, y fan número uno de armar rompecabezas en la incertidumbre.
El amor baila en sus propios aguaceros,
grita cuando no lo escuchan.
Sabe estar pero también sabe irse,
mantiene las puertas abiertas,
y los modales para despedirse.
El amor canta, ríe y llora,
pero nunca sufre porque nunca hiere.
Y si lo ha hecho, sabe de perdones,
y es antónimo a los rencores.
No duda por mas que extrañe,
no se ausenta,
y si lo hace será por distraído,
pero siempre habrá de volver
a los brazos que lo dejen ser,
y a los ojos que lo puedan ver.
-natc.
0 notes
Text
Tumblr media
Me he enamorado de un poeta
0 notes
Text
Dos aves en vuelo.
Hoy, soy mía, completamente mía.
Bajo ese término, he decidido ceder al amor.
Amarme a mí misma, profundamente
cada día, bajo las luces y sobre las sombras.
Hoy, creo más que nunca en segundas oportunidades.
Creo fielmente en el amor,
he decido perdonar y perdonarme.
Amarme y amar.
Bajo la libertad de mis palabras y decisiones,
te he elegido a ti.
Me he enjaulado en tu pecho,
porque estoy segura, que aquí puedo volar.
Y que la puerta permanecería abierta.
Porque mi libertad no se basa en egoísmo,
si no que se compone de actos, de acciones, y compromisos.
En mi libertad, te quiero a ti.
Porque soy libre de sentir,
porque soy libre de amarte.
Porque soy libre de vivir una vida completamente mía, y sumarte a ella.
Y soy fiel a mi misma,
porque respeto lo que siento, lo que quiero.
Y hoy, quiero estar.
Bajo mi libertad, rompo cualquier idea,
cualquier prejuicio, y toda clase de expectativas.
Porque nos quiero libres,
nos quiero sanos; sin ataduras.
Te quiero a ti,
eligiéndome cada día,
que sepas que eres libre de irte, y que cuando mi jaula te quede chica,
yo te ofrecería el cielo.
Que este amor no es tuyo ni es mío,
es nuestro.
Y se compone de miedos, de traumas,
de antónimos y sinónimos.
Pero sobre todo, de dos corazones
latiendo fuertemente.
Buscándose, tratando de sincronizarse,
dos almas y dos cuerpos,
dando todo de si, esperando nada.
En mi libertad, elijo amarte.
Decido crear, construir, cuidar,
de un amor que me ha elegido,
para compartir días, alegrías,
llantos y sueños,
Elijo esta vida, que es mía,
compartirla tomada de tu mano,
y procurarte a ti, en mis pensamientos,
en mi camino y en mis acciones.
Te amo, y te quiero libre.
Me amo, y me quiero libre.
Y mientras cada mañana, te decidas por mí,
yo haré de este corazón,
tu mejor refugio, tu calma y tu consuelo.
Que por voluntad te quedes,
que por amor, florezcas.
Y si mi almohada no alcanza para tus sueños,
yo te ofrecería la galaxia entera,
sin posesión ni contradicción.
Por hoy, permíteme volar a tu lado,
que nuestras alas se alarguen,
y nuestro destino sea juntos.
Que si perdemos el rumbo,
nos hagamos de uno nuevo, y
que nuestros pasos dejen huella.
Te amo, me amo. Yo amo.
-natc.
0 notes
Text
Cosas que debí haber dicho, y no dije:
- Te amo  - Gracias - No te vayas - No quiero  - Si quiero  - Me voy - Te perdono - Me amo  - No, gracias - SI
0 notes
Text
Memorias de mi alma.
Podría imaginar mil veces una noche perfecta, besándote bajo el manto de estrellas. Retratarte como aquel caballero de cuento de hadas, rodeándome por la cintura, y sosteniendo mi mirada en tus pupilas.
Pero he preferido guardar en mi memoria, aquella noche que apenas comenzó con un abrazo y mil suspiros. Descifrándonos y descubriéndonos, contándonos secretos después de medianoche, como si aquella luna fuese cómplice de nuestra vulnerabilidad.
Eres aquel amor que siempre imaginé, y hoy, pude construir.
Y es que ahora me encuentro, despertando envuelta en tus brazos, acurrucados bajo las sábanas, y armando una galaxia en las puntas de tus dedos.
Me tomas de la mano, que pareciera encajar perfectamente con la mía. Construyendo un capullito, donde se refugia este corazón anhelante, soñador, y amante de todos tus pecados y tus contradicciones.
En las memorias de mi alma, atesoro tus besos, tu esencia, cada abrazo y cada risa. Las veces en que tus dedos bailan sobre mis caderas, y cada vez que piensas en un “te amo” al mirarme, porque lo siento, incluso sin pronunciarlo.
Cada momento, cada minuto y cada segundo, lo llevo, grabado, en mi corazón. Como si enmarcar tus fotos en mis pestañas no fuese suficiente, y como si tus besos no se hubiesen dibujado ya en mi piel.
Y hoy, soy este velero, que navega en lo incierto, pero que se ancla a tu pecho. Y tú, mí remo, y el faro en la orilla, que me encauza y no me suelta.
Hoy, te encuentro a ciegas, y me enamoro de cada una de las cosas que te hacen más humano, más sincero, más real.
Somos la infinitud, compuestos de errores, de improvisación, y sin ninguna prisa. Somos aquello, que sin definir, tanto habíamos esperado, pero a cambio, hemos decidido armar día a día.
Con nuestros cachitos rotos, y pedacitos de miedo, pero con un montón de amor para unirlos. Con las enormes ganas de conocer más allá de los reflejos.
En las memorias de mi alma, guardo nuestras mañanas, en las que me despiertas con besos en la espalda, y tu voz serena susurrándome al oído.
Ahí también, se encuentran nuestras tardes, las locuras y una que otra travesura. Las tantas veces que hemos reído hasta que duelen las costillas. Y todas las noches, que nos hemos atrevido a soñar, con nuestros pies descalzos y entrelazados, y como si el mundo se hiciera tan pequeño y sólo para nosotros.
Eres ese amor, tan irrepetible y desmesurado. Aquel donde el frío ni se asoma, donde me he vuelto completamente mía, y aun así, puedo confiarte cada rinconcito de mi ser.
Eres ese amor, que no se basa en una película o canción, sino aquel, que, con cada equivocación, renace, más fuerte, y tan enorme. Que, con cada abrazo, se pierden las dudas y temores. Porque aún sin saber que es bueno o que es malo, es nuestro, y para nosotros.
Que no me alcanzan las palabras, para describirte, ni para formar oraciones completas con todo lo que causas aquí dentro. Y con cada amanecer, más tengo ganas de amarte, con todo lo mejor, e incluso lo peor de mí.
He grabado, en mi alma, tu mirada, tus gestos. Tus lunares y tatuajes.
Disfruto de ti, de nuestro ritmo y de nuestras pausas. Me he memorizado cada paso, cada baile, cada centímetro que me trae de vuelta a tus labios, y cada partícula de amor que vas dejando en mí.
He guardado un por siempre y para siempre, incluso si los años no me alcanzan. Pero en mi memoria, en mi corazón, y en mi vida, tu trayecto es imborrable, indeleble, como la tinta con la que tu nombre he escrito, en las paredes de mi alma.
 -natc. 
1 note · View note
Text
Volar.
Estoy sentada frente a él,
lo miro como cualquiera miraría a su mejor amigo,
con cariño, alegría, admiración.
 -
Él sonríe, yo me siento en casa.
Compartimos una tarde y dos tazas de café,
y yo, atesoro los silencios después de cada risa.
 -
Al caer la noche recorremos las calles, retrasando una despedida,
después de un largo abrazo, mis ojos quedan atrapados.
Quizás él no lo nota, pero mi corazón quiere correr a su pecho.
 -
Mientras él se desvanece entre las luces de los coches,
mi mente se queda pensando,
en aquel impulso que mi cuerpo emana,
de sentir el roce de sus labios una vez más.
 -
“El destino nos ha cruzado, pero hemos de ser amigos”,
me lo he repetido una y otra vez, al punto de casi creerlo.
Pero de repente nos encontramos otra vez,
las risas, el consuelo y las pláticas extensas,
todo parece ajustarse a este momento,
el momento en el que la idea de “él y yo”, fluye nuevamente.
 -
Y en una noche cualquiera,
nos juntamos entre amigos y unas cuantas botellas.
Juzgaría que es el alcohol que nos ha hecho perder la cabeza,
pero él está a un lado mío, y no busco más que fundirme en un abrazo suyo.
 -
Entonces a la mañana siguiente, no hay resaca,
si no esa enorme confusión, de no saber que está pasando dentro.
El corazón se encuentra alborotado, y los impulsos ya son irremediables,
y no hay nada más evidente, que mi sonrisa al mirar un mensaje suyo nuevamente.
 -
Y a la vez, me siento en calma, completamente en calma.
 -
Cuando él me mira, cuando él sonríe.
No hay mariposas, ni ese nerviosismo al hablar.
No hay más que esas ganas profundas de amar, de amarlo enserio.
De respirar y bailar en la misma sincronía,
de tomarnos de la mano y recorrer sin ninguna prisa, aquellos sitios,
que un día parecieron tan lejanos.
 -
Yo ya no lo niego, y un día sin más, el corazón y la mente hablan,
Se han puesto de espaldas al miedo,
Se lanzan al vacío, y me agarran sin preguntarme nada.
“estás lista”, dicen, mientras lo beso.
 -
Entonces todo tiene más sentido,
las pláticas a media noche, y las tardes espontáneas.
Y aquel tiempo perdido que vuelve en tan sólo una noche.
Esa noche en la que sus brazos me acurrucan,
cuando nuestros ojos voltean a verse como si nunca lo hubiesen hecho,
cuando le confieso que lo he extrañado,
y el ríe, porque nunca se ha ido.
 -
Y así se siente, amar sin miedo.
Atreverse, por primera vez.
 -
No sé si seas eterno, y no pido que lo seas.
Pero aprovecho cada instante, y cada momento.
Para elegirte, una vez y otra vez, bajo mi libertad, y sobre estas intensas ganas,
de amarte y de cuidarte
de volar juntos aún sin saber dónde aterrizaremos.
 -
Aprovecho cada día y cada minuto,
para decirle a aquel hombre que una vez se sentó junto a mí,
para robarme un beso apenas siendo extraños,
que ahora lo estimo, y que lo amo.
 -
Y no sé si seas mi alma gemela, apostaría porque sí.  
Pero si hoy estamos,
 -
¿Qué más da?
-natc.
0 notes
Text
Noche de Invierno.
Me han llegado a la cabeza
los recuerdos de una noche de invierno,
dos extraños compartiendo el mismo sitio,
pretendiendo ser los únicos entre tantos,
y aquel primer beso, inesperado y tal vez, anticipado.
 -
Vuelve la sensación de un corazón acelerado,
muerto de miedo, sin querer atreverse a sentir.
Y para no dejarte entrar;
partí en un viaje sin despedida
y me adelanté a borrar cualquier rastro de mi vulnerabilidad.
 -
Me refugié en el encierro de mi soledad,
por tantos meses que al final parecieron años.
Me apegué a la idea de olvidar
la magia de aquel primer encuentro,
sin rumbo, y sin retorno.
 -
Pero de pronto, vuelves como oleada en la arena,
desvaneciendo restos de sonrisas fingidas,
y aquellos pedazos de un corazón roto.
 -
Reapareciste cuando todo empezaba
a cambiar de color.
Te asomaste por las ventanas,
con rastros de acuarelas en las yemas,
terminando de tejer la herida,
con aquellos cachos de un hilo rojo.
 -
De pronto, respiro tu aire y me siento más viva,
remediando el tiempo, llenando la ausencia,
y entrelazándonos como si no hubiese existido la distancia.
 -
Me envuelvo en tus brazos,
me pierdo en las comisuras de tus labios,
navego por tus pupilas, y mis manos,
delirantes, te buscan entre cada beso.
 -
Y una mañana, aparece tu rostro,
a centímetros de mí.
Me despiertas con un beso, y puedo jurar,
que así se siente tocar el universo.
 -
Pareciera que aquel mal trago de apenas un año,
se esfuma cuando tus pestañas rozan mis mejillas,
cómo si la vida hubiese trazado el camino a ti,
reservándote sólo para mí, y sólo para nosotros.
 -
Y entonces, no quisiera perderme ni un segundo,
ni si quiera un respiro, que no sea junto a ti.
No quisiera agotar un momento,
o desperdiciar la oportunidad de soltar un “te quiero”
apenas voltees a mirarme, y sonrías.
 -
Cierro los ojos,
y pienso en aquella noche de invierno,
que repetiría una y otra vez,
aún si tuviese que esperar, un año o quizá dos,
sólo para no volver a perderme de un domingo
abrazada a tu pecho o enganchada en tu espalda,
con mis ojos estrellados en tu alma.
 -
Nos volvería a esperar,
sólo para no dejar pasar
la ocasión de tomarnos una taza de café,
y tomarte de la mano,
sonriendo porque al fin estás aquí.
 -natc.
Amor, te amo.
0 notes