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Capítulo 2: «“La Lista”» Parte 1
Enojado, cabreado, molesto, furioso o enfadado, ninguna de esas palabras podía describir que tan poco amigable se encontraba Thomas en ese momento. Eddie lo había atrapado con uno de los niño y como si fuera poco, con uno de los dos pelirrojos. Sabía que pasaría tarde o temprano, pero sin duda, la última personas que hubiera elegido para que lo averiguara era Eddie... Y ahora él y Zanne estaban en la primera planta discutiendo un sin fin de pura mierda, la principal de ellas, seguramente, era el por que no se lo habían dicho y si Samson estaba al tanto del asunto.
No, Thomas no quería quedarse más tiempo, estaba más que seguro de que si no salía de allí lo antes posible, entonces estallaría, tenía que irse y los niños se irían con él, eso sí que no estaba a discusión.
— Bamos chicos. — Dijo tomando en brazos al pequeño de ojos azules que dibujaba en el suelo — Uno ba a ir en brazos y los de más ban a tomarse de las manos en cadena para ir en fila ¿De acuerdo? — Los niños asintieron con una sonrisa — Okay, en marcha.
Thomas acomodó a los chicos antes de salir de la habitación y luego los sacó en order a cada uno. Bajaron a la primera planta por las escaleras y atravesaron la sala de estar para dirigirse a la salida principal.
— Okay — Dijo bajando al pequeño en brazos — Quédense aquí, yo iré por las llaves del auto y nos iremos a la casa de Papá Zanne ¿Está bién? — Los niños asintieron sin decir nada — Muy bien, ahora vuelvo.
Thomas se apresuró a entrar nuevamente a la sala de estar para dirigirse al comedor en busca de las llaves del auto de Zanne, generalmente solía dejarlas allí, revisó en cada rincón pero no las encontró así que decidió dirigirse a su oficina para ver si estaban allí. Antes de que pudiera doblar en la esquina, oyó las voces de Zanne y Eddie por el pasillo, estaban discutiendo y al parecer la conversación estaba subiendo de tono, con cada minuto que pasaba, las voces parecían gritar cada vez más.
Thomas no estaba dispuesto a quedarse a escuchar, después de todo solo había ido allí por las llaves, apresurando el paso y manteniendo su discreción, se hacerco al pequeño mueble que estaba a unos dos metros de la puerta, había visualizado las llaves allí al asomarse por la esquina y ahora solo tenía que tomar el maldito juego y largarse de ese lugar, pero al momento de acercarse escuchó algo que que llamó su atención.
— ¡Él sería incapaz de hacerles daño! — La voz de Zanne sonaba casi al borde de la furia y el descontrol — ¿Si quiera estas escuchando te? ¡Estamos hablando de Thomas, Eddie!
— Eso es totalmente irrelevante y lo sabes Zanne — La voz de Eddie sonaba firme y decidida, muy diferente a lo que recordaba de aquel muchacho dulce y encantador — Sigue siendo una amenaza, niños o no ba contra las reglas y Thomas lo sabe a la perfección, tú viste como reaccionó cuando quise acercarme a uno de esos niños ¿Cómo crees que reaccionará cuando Samson ordene que se los quiten? ¿Realmente crees que no opondrá resistencia y dejará que se los lleven?
— Oponer resistencia es una cosa, atacar y revelarse contra Scanguards es otra muy diferente... — Agregó Zanne para luego soltar un suspiro — Thomas... El no es esa clase de persona... El jamás lastimaria a uno de nosotros. Scanguards es su familia, su hogar...
— Ricky solía ser igual ¿Y qué sucedió? — Eddie parecía totalmente seguro de lo que decía, Thomas no podía detectar la más mínima señal de duda... Y ahora era él quien se preguntaba que era lo que había pasado con Eddie.
Ahora tenía más razones para largarse de ahí, sin perder más tiempo tomó las llaves y se apresuró a salir de su casa casi corriendo hacia la salida. Una vez fuera, metió a los chico en el vehículo y arrancó rápidamente saliendo por la avenida principal.
***
— No lo sé Zanne... — Eddie se paso las manos por el rostro y luego giro en dirección a la puerta — ¡Mierda!
— ¿Qué sucede? — Zanne se acercó a Eddie que ya se había apresurado a abrir la puerta de la Oficina.
— Es Thomas — Dijo caminando rápidamente por el pasillo en dirección a la sala de estar — Su aroma estaba fresco en el pasillo y ví su sombra por debajo de la puerta...
Zanne maldijo internamente. Si Thomas había escuchado parte de la discusión no estaba seguro pero rogaba que no fuera así. Apesar de los años que habían pasado desde lo ocurrido con Ricky, para Thomas seguía siendo un tema delicado, ambos habían sido muy buenos amigos y ajeno al hecho de que Ricky había traicionado a la empresa, él lo seguía hechando de menos. Thomas le había confesado en una ocasión que él y Ricky habían compartido cosas muy íntimas, secretos que nadie absolutamente nadie sabía, razón por lo que cuando ocurrió lo de Ricky, a él le afectó, pero no lo demostró, se lo guardó y era algo que no se lo había dicho a nadie, nisiquiera a Eddie... Aunque por lo visto éste último ya lo sospechaba desde hacía tiempo.
Zanne había aprendido varias cosas de Thomas, muchas de ellas debido a cierto detalle que nadie absolutamente nadie sabía por el momento y que esperaba que se mantuviera de esa manera. Thomas era especial, su forma de ser, su calidez y su amabilidad para relacionarse con los de más era muy especial, lo había visto por la manera en la que se relacionaba con los niños, ellos le tenían un gran cariño y se habían apegado a él en tan poco tiempo. No, si Thomas era incapaz de lastimar a sus amigos mucho menos se atrevería a dañar a esos niños. Las dudas de Eddie no tenían fundamentos.
— ¡Ése es el motor de un auto! — La voz de Eddie lo sacó de su burbuja.
— ¡Mis llaves...! — Zanne comenzó a revisar sus bolsillos en busca del juego que solía llevar — ¡Maldita sea! No están.
Thomas se había ido y se había llevado el auto junto con los niños.
— Samson tiene que saberlo — Eddie estaba en lo cierto, pero por el momento él ya no quería saber más nada del asunto.
— Lo sé... Solo necesito más tiempo — Eddie no parecía estar de acuerdo.
— Zanne... — Comenzó con aire cansado.
— Te diré todo lo que sé, solo deja que hable con él... — Si de algo estaba seguro era que no iba a dejar que Eddie se lo dijera a Samson, almenos no por el momento — Solo dame más tiempo pero por favor no se lo digas a Samson... Preferiría que se enterara por nosotros y no por alguien más.
Eddie suspiro. La idea no le agradaba para nada, pero era mejor si Samson se enteraba por ellos y no por él. Las opciones eran limitadas.
— De acuerdo, pero solo tendrán un més y nada más ¿Estamos? — Zanne asintió sin contradicciones.
***
Cuando la puerta de entrada se abrió, Thomas supo de quien se trataba, sobre todo por el aroma a incendio forestal. Zanne estaba enojado y él podía olerlo muy bien.
Los niños dormían en la habitación de la tercera planta, generalmente solían tener mucha energía pero en las dos últimas semanas no habían podido descansar como debían, razón por la que dormían más de lo habitual, tenían que recuperar fuerzas y por lo visto dormir era la solución.
Tratando de no hacer ruido, Thomas salió de la habitación de los chicos y bajo a la primera planta, tenía hambre, no había comido nada desde el día anterior, su estómago se moría por un poco de pan o cualquier cosa que pudiera calmar su apetito. La cocina era una idea tentadora pero en ése momento no pretendía llamar la atención de los chicos y mucho menos la de Zanne, llevarse su auto no era algo que él dejara pasar por alto, sí no se lo prestaba a Quinn sin importar las insistencias de éste, él no sería la excepción.
Caminando silenciosamente y con los pies descalzos, Thomas se dirigió a la nevera, había quedado algo de la última vez que estuvieron allí, así que tenía esperanzas de poder encontrar algo para comer, eso si la comida no estaba en mal estado, tenía hambre pero no estaba desesperado.
— Te llevaste mi auto — La voz de Zanne a sus espaldas lo sobresalto de sobremanera.
— ¡Hijo de...! — Exclamó girandose rapidamente, respirando con más normalidad y relajando los músculos en cuanto lo observó — No me asustes de esa manera...
Zanne lo observó un momento antes de caminar en su dirección, llevaba puesta una de sus camisas, una de color negro, Thomas era almenos tres talles más chico que él, así que la diferencia de tamaño era notoria, debido a que la chimenea estaba encendida, no estaba usando jeans, en su lugar llevaba puesto un mini short de gabardina color beige. Por alguna razón, desde que habían empezado a cuidar de esos niños, el gusto de Thomas por la ropa de cuero había cambiado, su estilo se había vuelto más abierto y diverso, no tenía una categoría específica pero su ropa variaba en gran manera, podía usar cualquier género y sin embargo todo le quedaba perfecto.
Thomas estaba de espaldas a él, estaba hurgando en la nevera, podía oler su hambre, su apetito era sin duda otra curiosidad interesante.
— Los vampiros no se alimentan de comida sólida — Soltó detrás de él, observando como revolvía todo para sacar una lata de cerveza y lo que había quedado de la pizza anterior.
— La cerveza no cuenta como algo sólido — Respondió mientras se hacía a un lado para encender el microondas.
Zanne le arrebató las porciones de pizza antes de meter las en el apartado. Thomas lo observó de mala gana e intentó arrebatar se las de regreso, Zanne solo elevó el brazo unos centímetros y Thomas se vió en desventaja, no sólo su organismos había cambiado, su cuerpo también había sufrido cambios y la estatua era de uno de ellos.
— Dame las — Demandó de manera poco amigable, Zanne lo observó y elevó más su mano — Estoy hablando en serio Zanne. Dame las.
— Alcanzalas. — Su mirada se volvió penetrante sobre él y su cuerpo se sintió pequeño ante su figura — ¿O Bas a decirme que es lo que te molesta?
— No le veo importancia, a de más no te incumbe en lo absoluto ¿O sí? — Zanne fruncio el ceño.
— Me incumbe en lo absoluto, tú mismo lo dijiste hace unas horas — La mirada de Thomas no fue nada bonita, si había algo que detestaba, era el hecho de que usarán sus propias palabras en su contra y Zanne no era ajeno a ello.
— ¿A qué te refieres? — El hecho de que le hecharan en cara su propio comentario no significaba que lo reconocería así sin más.
— A que que ambos estamos en ésto — Zanne suavizó su mirada — ¿O acaso te molesta el hecho de que Eddie sepa más de lo que ya sabe?
— ¿Ahora piensas igual que él? — Zanne se estaba metiendo por un camino que no era bueno y ahora mismo Thomas estaba a la defensiva.
— Sabes que no es así — Zanne estaba temiendo lo peor.
— ¿A no? — Su mirada fue lo suficientemente rígida como para hacerle entender que hablaba en serio — ¿Entonces te asusta mi comportamiento? — La mirada de Thomas parecía inflexible — ¿A qué le tienes miedo Zanne?
— Sabes que no me refería a eso — Su mano viajó a su rostro y acarició suavemente su mejilla, Thomas cerró los ojos instintivamente, sintiendo el cálido rose y girando en dirección a su mano para aumentar el tacto — ¿Bas a decirme que sucede?
— Los oí en la Oficina ésta tarde — La mirada de Zanne se volvió desaprobadora, pero no era para Thomas, era para sí mismo. Tendría que haberle dicho a Eddie que lo discutirian en otro momento y en un lugar más privado, de esa manera al menos no se arriesgaría a que Thomas los oyera.
— Lo siento... — Se disculpó antes de que agregara algo más — No tendrías que haberlo oído, no de esa forma... Lo siento.
— Está bien... No tienes que disculparte — En el fondo se lo agradecía, sus disculpas eran totalmente sinceras, de éso no había dudas — Es solo que me cuesta creer que Eddie piense éso de mí... Yo jamás traicionaria a Scanguards ni a mis amigos... Sería incapaz de lastimar los, ni a ellos ni a los niños...
— Estoy de acuerdo, no sé de donde saca Eddie toda esa basura... — Zanne no estaba para nada conforme con las especulaciones que había armado Eddie, no tenían fundamentos y su sospechas estaban basadas en una paranoia total.
Thomas lo observó, sus ojos color diamante eran hermosos, su rostro, su cabello, sus labios... Él y Zanne estaban en una relación, hacia casi ya más de un año que estaban juntos pero nadie lo sabía, habían preferido mantenerlo así por dos razones; ¿La primera? Explicar cómo se habían enamorado el uno del otro, implicaba contarles acerca de ciertos detalles que ninguno de los dos estaba listo para sacar a la luz y que muy probablemente sería difícil de explicar. ¿La segunda? Decirles acerca de su relación implicaba en gran manera mencionar cuál había sido la principal razón por la que se habían juntado en primer lugar. Pero ajeno a ello, ambos llevaban una relación muy encantadora.
— Quédate — La voz de Zanne parecía un susurro.
— No tenía pensado irme — Sus manos se entrelazaron con las de él y se aferraron a ellas — Ésta noche voy a quedarme.
Zanne sonrió con picardía. El quería que se quedara sí, pero para asegurarse de que durmiera correctamente, Thomas no era de las personas que obedecían con facilidad y sabía que sí volvía a casa ahora, probablemente no pegaría el ojo en toda la noche debido a lo sucedido en la tarde. Sin embargo, Thomas no pensaba lo mismo, esa sonrisita atrevida suya le decía que él tenía otra cosa en mente para esa noche y dormir no era una de ellas. La oferta era tentadora pero él estaba dispuesto a poner la salud de Thomas por encima de su apetito insaciable por ese chico de IT.
— Thomas, Thomas, Thomas — Él aroma que desprendía su cuerpo era adictivo, una mezcla de flores silvestres, frutos del bosque, miel, caramelo y viento... Sí, viento, ¿Cómo podía oler a viento? No lo sabía, pero sin duda su olor era el del viento — Ésta noche ba a ser diferente...
— ¿En serio? — La voz de Thomas se volvió un insinuante ronrroneo — ¿Qué es lo que lo hace diferente?
Zanne volvió a sonreír y dejó escapar una risa gutural. Si no fuera por el trabajado autocontrol que poseía, Thomas no estaría sonriendo y su cuerpo no tendría la más mínima pizca de ropa. Era una lastima que tuviera que recuperar sus fuerzas y el no era un depravado sexual que solo pensaba en su hombría como para sucumbir a sus encantos.
— Simple... — Dios, como iba a amar la reacción de Thomas en cuanto le cortara la diversión con su humilde propuesta — Hoy solo vamos a dormir... Y nada más.
— Estás bromeando ¿Verdad? — La expresión de Thomas era todo un poema, en cuestión de segundos, su sonrisa y su aire divertido se habían esfumado por completo dejando una mirada simplemente amarga — No puedes estar hablando en serio...
— Oh creeme — Zanne separó sus manos de las suyas y recorrió las curvas de su cuerpo de manera provocativa hasta llegar a su rostro y acariciar su labio inferio — Eres una droga Brown — Su rostro se acercó al de Thomas y lo besó. Sus labios sabían a Arándanos, su fruta favorita, sin duda tenia que mantener su compostura, pero si no iban a hacer nada interesante esa noche, entonces iba a tomar algo para si mismo — Pero necesitas descansar, se que no has estado durmiendo bien en las últimas semanas y tampoco lo harás si te lo pido, así que hoy vas a quedarte para asegurarme de que lo hagas correctamente como corresponde... — Zanne volvió a acariciar su rostro — Lo siento Mi Vida pero hoy no habrá diversión.
Y se fué. ¡El bastardo se se fué! Thomas estaba indignado, no habían podido compartir tiempo juntos en casi todo el año y ahora que tenían la oportunidad, Zanne decidía que tenía que recuperar el sueño. Como si recuperar el sueño hubiera sido importante las veces anteriores, aunque tenía que admitir que no dormía bien desde hacía dos semanas y el cansancio lo estaba matando. Pero eso no era una justificación, dormir no tenía nada que ver.
Aún con la indignación rondando su cabeza, Thomas decidió recoger la comida y meterla dentro del microondas, quizás la declaración anterior de Zanne le había bajado los ánimos pero su apetito estaba intacto. Tenía que admitir que era una característica de sí mismo que aún no lograba descifrar, siempre había sido una persona de buen comer, pero la cantidad que consumía diariamente era inmensa.
— Dormir... — Murmuro para sí mismo mientras sacaba el plato del aparato y se dirigía al comedor — Organismo podrido... — Dijo finalmente cuando llegó a la mesa y se acomodó en una de las sillas para luego llevar una porción de pizza a la boca.
Una vez que terminó se dirigió nuevamente a la cocina, quería ver si había quedado algo más para comer, él amaba la comida chatarra, lo había descubierto recientemente debido a que sin importar que tanto comiera, nunca estaba satisfecho y tampoco se cansaba de ella.
Thomas decidió hurgar en la nevera, comenzó observando el contenido de cada frasco y cada taper pero al no encontrar nada de su agrado, decidió optar por el refrigerador. Como si le hubieran leído la mente, encontró un bote de helado de crema americana a medio comer, sin pensarlo dos veces decidió tomarlo en mano y agarrar una cuchara de uno de los cajones, pero entonces notó algo en la pared cercana a él: un calendario. El objeto en sí no tenía nada interesante, pero lo que había captado su atención era otra cosa, la fecha. Por algún motivo, la fecha que marcaba el calendario, le daba la sensación de que estaba olvidando algo, algo importante y no era precisamente por algo que no había hecho, más bién era la sensación de que había algo que iba a pasar y precisamente no lograba recordar.
Y entonces empezó a sentir calor, su cuerpo comenzó a quemar, al mismo tiempo que sus músculos se hagarrotaron como si hubiera sufrido una descargar ecléctica en todo el cuerpo, su aliento se convirtió en baho y la necesidad de respirar por la boca se volvió exigente. Sí, sin duda había olvidado algo muy importante y ese algo era él seguimiento de su ciclo. No mucho después de sufrir los cambios físicos y biológicos, su cuerpo comenzó a sufrir una série de ataques de celo, un estado en el que su cuerpo se contraía en dolores musculares, calor sofocante, y curiosamente, en una insaciable, frenética y desesperada necesidad de sexo. La primera vez no fue nada gratificante, no sólo por que se desorientaba luego de que terminaba su ciclo si no también por que la persona a su lado era la menos deseada, al menos en ese entonces. Zanne había sido su primer compañero de cama en esa situación ¿Cómo habían llegado a encontrarse? No lo sabía, tampoco había tenido el valor para preguntárselo en aquella ocasión y Zanne tampoco había tocado el tema al respecto, pero debido a que al mes siguiente la problemática también volvió a surgir, Zanne decidió que no era normal y lo llevó a rastras a ver a Maya, la compañera de vínculo por Sangre de Gabriel, en una cita privada para evitar preguntas de su superior.
La médica le realizó una série de análisis, tomó muestras de su sangre y realizó un sin fin de pruebas para descartar dudas y verificar otras tantas. Sin embargo, cuando los resultados finales llegaron, tanto Maya como él quedaron desconcertados; Omega, el diagnóstico de los análisis y las pruebas dió positivo en Omega. ¿Y qué mierda significaba esa basura? Simple, según la observación de Maya, sus moléculas, y sobretodo su ADN, habían sufrido una especie de alteración que había ocasionado una lluvia de cambios en su cuerpo, la principal y la más importante, era la sexual, su cuerpo había dejado de producir cromosomas XY y ahora generaba XX, también se había captado la presencia de Estrógeno en su sistema y éste estaba casi al mismo nivel de la Testosterona, pero como si no bastara, su sistema reproductivo masculino externo también había cambiado, había pasado de tener un miembro y testículos a tener... Una vagina.
Por éso, Maya, le comunicó que su estado de “fiebre” se debía a su cambio Genético-ormonal y que tenía una denominación específica: Celo. Así que después de una charla exhaustiva de como cuidarse y cuidar su cuerpo, Maya decidió hacer énfasis en un tema en particular, el Ciclo, el Ciclo era una manera de anticipar la llegada del Celo y una forma de prevenir situaciones indeseadas...
Precisamente cómo en la que se encontraba ahora. Su mano se aferró a la encimera y su cuerpo tuvo en que apoyarse, su visita era clara, su olfato se agudizaba más de lo que ya estaba y su sensibilidad aumentaba a cada segundo. Debido a que Maya le había entregado una medicación para aliviar los síntomas del Celo, Thomas, generalmente, no tenia que recurrir a la compañia de otra persona para aliviar los dolores, en algunas ocasiones había tenido la ayuda de Zanne, ya que estaban en pareja, pero aún así, eviataba por todos los medios tener que recurrir a ese método. Pero ahora sus medicamentos estaban en casa y él se encontraba en la casa de Zanne, así que la única manera de apaciguar su estado era ir con Zanne y su olfato sabía perfectamente donde se encontraba.
[¡Listo! Dios lo que me llevó hacerla, más bien terminarla. Como se me hacía muy larga decidí que era mejordividirla en dos en lugar de publicar alto testamento... Así que nada, espero que lo disfruten. ¡Nos estamos viendo!]
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Capítulo 1: «“¿Y ahora que hacemos? ”»
Thomas y Zanne nunca habían tenido nada en común a de más del hecho de trabajar en la misma empresa, pero por alguna razón, el destino, la vida o alguna fuerza superior, los había unido con una característica en particular, una que ninguno de los dos habria imaginado por nada en la vida, una que sin duda cambiaría para siempre su relación.
— ¿Qué hacemos? — Thomas caminaba de un lado a otro por toda la habitación. Zanne, lo observaba fijamente.
— ¿Me lo preguntas a mi o es una pregunta teórica? — Thomas dejó de caminar.
— Te guste o no, ambos estamos en ésto... Así que sí, la pregunta es teórica pero también es para tí.
Zanne iba a devolver el comentario cuando sintió un aroma familiar proveniente de las escaleras, al mismo tiempo que los pasos de Thomas dejaron de oírse en la habitación.
— Es Eddie... — Las palpitaciones de Thomas eran demasiado rápidas, por alguna razón, Zanne podía oírlo con mucha claridad — Y se dirige a la habitación de los niños — La mirada de Thomas fue directo a la suya y su expresión era una que últimamente Zanne odiaba ver en Thomas — Zanne... ¿Qué hacemos?
Zanne frunció el seño. Generalmente, en estos casos, recurría a la fuerza, era más efectivo que utilizar el diálogo, pero la convivencia con Thomas en los últimos días, le había enseñado algo interesante: “... Con personas cercanas, la fuerza bruta no funciona, el diálogo sí... ”, al menos casi siempre.
— Supongo que no tenemos otra opción... — Zanne se puso de pie camino a la puerta, Thomas lo observó — Quedate con los niños — Casi por instinto su mirada fue a parar al pequeño pelirrojo que Thomas cargaba en brazos, los pequeños rubíes del niño lo observaron abiertos de par en par y en cuestión de segundos se cristalizaron.
— Hey... — Susurró suave para calmar al niño de pequas en el rostro — No te preocupes... — Su mano acarició ligeramente su mejilla y limpió las lágrimas que se deslizaban en éstas — Todo ba estar bien — Y dicho ésto salió por la puerta.
Eddie caminaba cautelosamente por las escaleras, su mirada viajaba detenidamente por cada rincón de la sala como si buscara algo, una actitud que confirmaba la afirmación de Thomas, Zanne todavía no estaba convencido del todo de que la teoría de Thomas pudiera aplicarse a todos, él mejor que nadie conocía de primera mano a algunas excepciones.
Haciendo a un lado las distracciones, puso su mente en blanco para poder concentrarse en persuadir a Eddie lo antes posible, para poder sacar a los chicos de la casa antes de que despertaran de la siesta. Usando un poco más de la fuerza habitual, hizo resonar sus botas al caminar para llamar la atención de Eddie, de esa forma, al menos podría sacarlo de su concentración.
— ¿Eddie? — Fingió curiosidad al hablar, el mencionado se exaltó al escucharlo — ¿Sucede algo?
Eddie recuperó el aliento y se enderezó antes de acercarse a Zanne.
— ¡Maldición me asustaste...! — Exclamó mientras caminaba en dirección a Zanne, para luego observarlo por un segundo — ¿Cómo...? — Zanne se adelantó.
— Llegué temprano en la mañana... — La mirada de Eddie confirmó que la mentira había pasado desapercibida por su cabeza, esa era la ventaja de ser su maestro de armas, Eddie no dudaba ni por un segundo de su palabra — ¿Vas a decirme que pasa?
— Si bueno... — Eddie rascó su nuca — A decir verdad, no estoy seguro.
— No entiendo ¿A qué te refieres? — Ahora realmente tenía curiosidad.
Eddie dudó por un segundo — No tiene mucho sentido y tampoco me crearías si te lo dijera... ¿Aún así quieres escucharlo? — Zanne afirmó con un leve movimiento de cabeza — Me pareció haber olído el aroma de Ricky...
Silencio. Mucho silencio, uno que Zanne sin duda quería romper.
***
30... 30 minutos y contando. Thomas podía caracterizarse fácilmente por ser una persona paciente, precisamente por que era el que generalmente se había prestado en previas ocasiones a escuchar de los problemas de las parejas de sus amigos sin importar que tantas fueran y dar una serie de posibles soluciones a sus problemas, una especie de sesión que generalmente conllevaba alrededor de 4 a 5 horas de escucha. 30 minutos tenían que ser Pan comido, pero cuando se trataba de los niños, simplemente no podía evitarlo, los nervios podían más que su paciencia.
— ¿Papá Zanne estará bién? — Preguntó una vocesita a sus pies. Thomas bajó la mirada para encontrarse con una mini versión de su jefe, para tener tres años modulaba a la perfección las palabras, casi como lo haría un niño de 10 u 11 años.
— No lo se tesoro... — Dijo soltando un suspiro.
Generalmente evitaba utilizar palabras, apodos, referencias o cualquier cosa que resultara cariñosa, no es que fuera una persona ajena al afecto mutuo, pero desde que había terminado con Eddie, hacía ya cinco años, había perdido el interés en ese tipo de cosas. En su tiempo tampoco había adoptado ese tipo de comportamientos cuando estaba con Eddie, si antes le parecía innecesario, ahora ni siquiera lo consideraba, pero con los niños había hecho una excepción, aunque básicamente le salía natural, casi como un instinto.
— ¡Pa-ma! — Llamó el pelirrojo que tenía en brazos, su pequeña mano aferrada con fuerza su camisa mientras le daba constantes tirones para llamar su atención y Thomas bajo la mirada un momento para poder observar al pequeño.
— ¿Qué sucede cariño? — Preguntó haciendo el mayor esfuerzo por sonar calmado y al mismo tiempo controlar sus feromonas. Esas criaturas de tres años sabían detectar fácilmente las emociones a través de las feromonas.
— Papá Zanne huele raro... — Efectivamente. Las feromonas de Zanne estaban por toda la habitación, lo cual era considerable teniendo en cuenta que se encontraba a una distancia de más de seis metros, su aroma era una mezcla de árboles, tierra, humedad, raíces, hojas, lluvia y un sin fin más de cosas que todavía no podía identificar, pero sin duda podía afirmar algo con exactitud; Zanne olía a Bosque.
Concentrando su olfato en las feromonas de Zanne, se percató de algo, su aroma era mucho más similar al del Bosque en invierno; Alerta, Zanne le estaba diciendo que tenía que estar en alerta. Debido a que tenían que cuidar a nueve criaturas por su cuenta, él y Zanne habían puesto en práctica una técnica para comunicarse a través de sus feromonas para no llamar la atención de los niños y su agudo olfato como también poder mantener informado al otro sin tener que formular palabra alguna... Y derrepente su olfato comenzó a picar, el carbón y el olor a hojas secas era muy fuerte, lo que significaba una sola cosa: Esconde a los niños.
Si sus palpitaciones ya eran pesadas ahora estaban desenfrenadas. Como pudo, sacó a los niños de la habitación a la que se dirigía Eddie para ubicarlos en la que se encontraba ahora mismo, debido a que Eddie no había ido muy seguido de visita en el último año, Thomas se había tomado la molestia de rearmar su casa con salidas de emergencia, ya había tenido visitas inesperadas y poco deseadas en su casa gracias a la presencia de esos niños, así que no quería tener que verse en aprietos como la última vez, por eso había creado una serie de puertas y corredores que solo él, Zanne y los niños conocían por seguridad; sin embargo también le eran útiles para salir de aprietos como ese, aunque no fuera una salida 100% segura y efectiva; todavía estaba en proceso de prueba.
Una vez que sacó a los dos últimos niños de la habitación, comenzó a ubicarlos en distintos escondites por toda la sala en caso de que a Eddie se le ocurriera entrar en ésa habitación. Le faltaba esconder a los últimos tres niños que le quedaban cuando escucho la puerta de la habitación, de la que había traído a los chicos, abrirse y cinco minutos más tarde cerrarse, entonces maldijo internamente, le quedaba esconder al penúltimo pero todavía no sabía donde meter al último y justo cuando encontro el lugar perfecto, la puerta detrás de él se habrió.
— ¿Thomas? — No tenía que ser adivino para saber que esa voz le pertenecía a Eddie.
[ !Perfecto! Acá está él primer capítulo, un poco corto pero no se preocupen, voy a tratar de los que vengan a continuación sean más largos pero bueno cuando tenga él Capítulo 2 se los voy a estar dejando acá... Espero que lo disfruten, tengo pensado ponerle un montón de condimentos a ésta preparación así que me gustaría que no se la pierdan. !Nos vemos! ]
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«“Las Teorías del Universo”» Resumen.
Scanguards es una empresa que provee de guardaespaldas a personas que requieran sus servicios y Samson es el jefe de dicha empresa. ¿Qué pasaría si existieran más de un Samson y sus amigos?
Una tarde como cualquiera, justo cuando la junta de reporte se lleva a cabo, unas pequeñas siluetas se presentan y con ellas una historia diferente.
«ACLARACIÓN»
Protagonistas:
Thomas: un vampiro experto en informática amante de las motosicletas que posee un poder oscuro que él considera peligroso por su magnitud. En la Saga, él y un vampiro llamado Eddie terminan juntos.
Zanne: un vampiro cuya conversión se llevó a cabo en la época de la persecución a los judíos, fue torturado para llevar a cabo unos experimentos y una vez que su transformación se llevó a cabo, comenzó una venganza para eliminar a todos los que estuvieron involucrados en la muerte de su familia y la creación de su infierno. En la Saga, él se enamora de la hija del último hombre en su lista de venganza y al que más le guarda rencor, luego de poner su mente en orden, él y Portia terminan juntos.
Coprotagonista:
Samson, es el jefe de la empresa, está casado con Delila una humana y tiene una hija mitad humano, mitad vampiro llamada Isabell. Amaury, es amigo de Samson y está emparejado con una humana llamada Ninna que tiene un hermano vampiro llamado Eddie. Ricky, en la Saga solo se lo menciona en los dos primeros libros, ya que en el tercero se vuelve malo y es asesinado, pero en está historia ba a aparecer por invenciones mías.
Como coprotagonistas de igual importancia pero de un círculo más cercano a Zanne está Gabriel, amigo de Samson, está emparejado con una vampiro llama Maya. Ivette, una vampiro que esta emparejada con otro vampiro que antes practicó la magia negra. Quinn, un vampiro amigo de Zanne que está casado y tiene un hijo.
Tiempo:
La Saga está con formada por 12 libros aproximadamente, la historia se ba a llevar a cabo muchos tiempo después de que todo por fin queda en orden. Los únicos personajes que voy a mencionar son los Protagonistas y los Coprotagonistas, si bien hay una banda de personajes en la Saga, los que más me gustan son esos y es por eso que son lo que ban a aparecer en la trama a los largo de la historia.
Nota: Para comodidad mía, si hay alguno al que le interesa y quiera leerla historia, la voy a estar publicando en mi Círculo “Mundos Imaginarios”. Así que nada... Espero que los disfruten.
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Un simple boceto... https://www.instagram.com/p/Ciu-Hx_O-s4QKTZeuqwdksvyol0Dv7NLutSfiA0/?igshid=NGJjMDIxMWI=
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De la Noche a la Mañana
Resumen...
Ekaterina es una chica de preparatoria que está cursando su último año de preparatoria. Vive en los afamados Barrios Bajos y su país no atraviesa una de las mejores situaciones.
Sin embargo, todo cambia repentinamente una noche, cuando un grupo de hombres del ejército se hace presente en la Zona Roja 708 desatando el terror y el comienzo de una matanza desmedida.
Pedir ayuda nunca fue tan complicado, en especial cuando la única persona disponible es la menos pensada.
Aveces, vivir distintas realidades, nos ayuda a ver el mundo diferente y a tener otra perspectiva de nuestra propia realidad... Y los chicos de la preparatoria Hellwind Brums, lo entendieron a la perfección.
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Amor y dudas
Es lindo cuando compartes tiempo con una persona agradable, cuando se hablan de manera abierta y entre ambos hay una linda relación amistosa...
Yo, sinceramente, no creo haber llegado a esas alturas, con él compartimos dos meses de buena relación, hablamos de cosas cotidianas, tanto que llegamos a decirnos algunas de las cosas que no te animas a decirle a otra persona, descubrimos que éramos similares en algunos aspectos y que teníamos cosas en común. Si tengo que ser sincero/a, les diría que compartimos cierto grado de igualdad, pero esos días ya pasaron, ahora solo somos dos personas que se saludan cuando se ven de vez en cuando, que se hablan muy poco. Y me preguntó ¿Qué pasó? Por que, simplemente ya no es como antes, verlo, escucharlo, sentirlo, todo parece igual, pero no lo es, ya no está esa sensación de calidez, es como si juntos hubiéramos sido uno y separados nos convertimos en... Solo nosotros.
No se cómo es que él lo ve, pero creo que había algo, una especie de conexión, por que siempre teníamos esa confianza, para actuar como realmente lo hacíamos, para ser nosotros, para sentir una libertad distinta a cualquier otra. Somos, fuimos y seremos alguien que ambos desconocemos , esa brisa de la mañana que reconforta con su frescura, esa felicidad que nace y renace de la nada cuando menos lo esperamos, esos pastizales que los enamorados suelen visitar para recostarse en él. Seremos uno juntos o separados, por que mientras esa sensación esté viva, la falta de una pregunta, la necesidad de un comentario y la ausencia de un compañero se sentirá.
Así es como te vivo cada día, así es como te siento en lo mas profundo de mi ser, así es como veo la situación, no voy a negar que simplemente me encanta todo de ti, que desearía que tú sonrisa solo me perteneciese a mi y que tú mirada solo se siguiese a la mía, pero yo no soy nadie, no soy tú, no soy ni siquiera la mitad de tú conocimiento. Siento la duda carcomiendo mí pecho, sacando todas y cada una de las moléculas de oxígeno para reemplazarlas con frustración e inquietud, me digo a mí mismo/a que la culpa no la tiene nadie, que el problema no está a mí alrededor, que las circunstancias no tienen nada que ver y que el/a que no se pone las pilas soy yo. No tienes idea de lo que me gustaría que supieras ésto, que entendieras lo que siento, por que yo no soy quien para forsarte a sentir algo que no es, no tengo el derecho a obligarte a hacer algo que no quieras... Pero es tan difícil, no pensar que puedes estar mirando a alguien más, que tú sonrisa se produzca por pensar en otra persona que no sea yo o que incluso sin darte cuenta, estés alegre por el gesto de alguien más... Simplemente es difícil y confuso...
Es amor y dudas.
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Liberación...
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Por qué lo que busca está tan lejos de lo
que ya tiene que piensa en que no necesita
algo tan complicado, cree que solo debe
olvidar y no recordar, que le alcanza con lo
que ya tiene y no quiere arriesgar.
Pero es más sencillo que tener, más fácil
que correr, más simple que querer. No se
trata de lo que buscas si no de lo que
tienes, de aquello que ocultas por miedo a
romperte en mil pedazos, es como una
herida, algo que duele y no para de sangrar,
una espina que pincha, pero que no te animas a sacar.
¿No te fuiste? ¿Para que regresar?
Si te vas, entonces adiós. No pierdo por
qué nunca se apostó. No gano por qué
nada empezó. Eso pasa cuando se ama a
una ilusión. Eso pasa cuando crees en una
visión.
Pero es que te dí todo que sin nada me
quedé, te llevaste la llave y ahora no tengo
como entrar. Te quiero pero no quiero que
quieras por querer. Por qué si siempre fue
así entonces ya no tengo nada que perder.
Si era suma ahora es resta, con agua o con
calor esto ya apesta, eres un recuerdo
divagante y una sombra tormentosa, la
lluvia que cae y el granizo que destroza.
Entonces ya solo vete, no estás pero te
siento, lejos o cerca simplemente es cierto.
No vas sin llevar, no sin quitar, siempre es
arrebatar, siempre sacar...
¿No te fuiste? ¿Para que regresar?
Si te vas, entonces adiós. No pierdo por
qué nunca se apostó. No gano por qué
nada empezó. Eso pasa cuando se ama a
una ilusión. Eso pasa cuando crees en una
visión.
Si lo posible se vuelve imposible no hay
posibilidad, con perro o con gato siempre
hay dolor, por qué eres la tortura de un sueño inalcanzable, algo tangible de alto
valor.
Ni si ni no, tarde o temprano el círculo no
tiene fin, eres el camino de la perdición, la
propaganda de imposible hecho posible...
Pero tranquila, lo que no te mata te
fortalece y yo ya llevo tiempo sin recordar.
Te vas y vuelves, amas ver como sigo ahí,
dónde estoy y de dónde nunca me moví.
Por qué el perro faldero sigue y prevalece,
sonríes al verme y notar, que con cada
sonrisa caigo una vez más. Si soy o dejé de
ser, ya no importa, si antes te destestaba
ahora es más que el odio de la
desfachatez.
Por qué vives de tu egolatría, y no importa
quien sufra o caiga a tus pies, así eres y
siempre serás.
Eres serpiente, víbora de labia venenosa, te
arrastras y así siempre andarás, nunca
cambiarás...
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Su teléfono vibró de la misma forma en que lo había hecho todo el día, lo había estado ignorando. Sabía de quien se trataba y estaba mas que claro que una vez que atendiese no habría vuelta a atrás.
Entrando en el auto, se acomodó y encendió en vehículo, el motor rujio como una bestia y las ruedas comenzaron a andar.
Lo bueno de tomar turnos nocturnos, era que a la madrugada, no había tanto tránsito, podías conducir a gusto, ya que el control policial disminuía y no tenias que parar a cada momento por un embotellamiento o corte de calle, tampoco habían manifestaciones. Los únicos individuos que se detectaban en las calles era la invasión juvenil, esa que se paseaba a gusto mientras seguían su rumbo de memoria, “De la casa al boliche... Y del boliche a la casa”.
El mejor que nadie sabía lo que esas salidas significaban y las consecuencias que traían. En mas de una ocasión se había presentado en el hospital, tanto como acompañante, como paciente. Incluso en su recorrido por la facultad de medicina, había tenido que acudir a hospitales como residente, y había podido apreciar desde otro punto, como era vivir la experiencia de atender a los jóvenes cuya presencia en dicho lugar era debido a una intoxicación alcohólica.
Ya casi estaba llegando cuando una mancha se cruzó por su camino. Utilizando, lo mejor que podía, su habilidad automovilística, trató de evitar por todos los medios, ambas tragedias. La del ser vivo siendo atropellado y la de él, atropellando al ser vivo.
Las ruedas rechinaron con fuerza sobre el pavimento y un humo gris se elevó a su alrededor. El olor de las llantas quemadas por la reciente maniobra invadía sus fosas nasales, sus manos aún se encontraban en el volante y sus vista estaba clavada en un punto indefinido.
Su respiración estaba agitada y aunque no sabía con exactitud si había logrado su objetivo, quitó el seguro y salió del auto.
Frente a él, se encontraba un pequeño cachorro, estaba temblando, su cuerpo estaba encogido, claramente por el miedo, y su pelaje estaba sucio.
Su cuerpo aún seguía rígido, su pulso no disminuía, estaba seguro que si no se tranquilizaba terminaría sufriendo un colapso.
Lentamente y con cuidado, se acercó al animal, al principio, el pequeño se alejaba cuando acercaba su mano para acariciarlo, pero luego comenzó a dejarse hacer. Por un momento pensó en que a lo mejor se trataba de un cachorro perdido, pero no llevaba collar y tampoco tenía señales de haber portado uno.
Tamando al pequeñín entre brazos, lo cubrió con su abrigo y lo observó, el cachorrito lo miraba con los ojos bien abiertos y su cola se movía de un lado a otro. De un momento a otro, la imagen de su hermana vino a su mente, ella amaba a los animales, tenía de mascota a un gato gordo, un erizo bebé, totalmente mimado, y una pareja de lagartijas coloridas.
Estaba a punto de entrar nuevamente al auto, cuando de repente, como si la hubiera invocado, ella apareció. Se acercaba corriendo y parecía preocupada.
— ¿Te encuentras bien? — preguntó agitada. — Escuché el ruido de las llantas y me preocupé.
— ¿Cómo supiste que era yo? — su hermana era todo un misterio.
— Te llamé en la mañana y me dijiste que tomarías el turno tarde... Asi que sospeche que eras tú. — su hermana lo observó y noto el pequeño bulto en su abrigo. — ¿Qué traés ahí?
— Ah... — dijo descubriendo a la pequeña criaturita — Solo es un pequeño contratiempo.
Sin dudarlo un segundo, su hermana tomó al cachorro, lo abrazó, lo observó y comenzó a ablarle en ese idioma que solo ella entendía.
— ¿Dónde lo encontraste? — preguntó mirando al cachorro.
— Aquí... — respondió mirando las marcas en el suelo — Hace tan solo unos minutos se cruzó frente a mi auto mientras conducía...
— ¿Por eso tanto alboroto? — dijo sin quitar la vista del animal — ¿Se hicieron daño?
Adam la miró unos momentos y luego captó la pregunta. A lo que negó con la cabeza moviendola de un lado a otro.
De pronto comenzó a sentirse extraño, su cuerpo pareció perder el equilibrio y su vista se nubló.
— ¿Seguro que estas bien? — preguntó su hermana observando como se apoyaba en el auto — Tu rostro parece pálido...
Adam sabía que esa sensación no era buena, tenía que recuperar su compostura, pero aunque lo intentaba, no lo lograba. Entonces comenzó a sentirse cansado, sus párpados empezaron a pesarle, su cuerpo se debilitó, el oxígeno comenzó a faltarle y la voz de su hermana comenzó a escucharse cada vez mas lejos. Hasta que se desmayó y todo se volvió negro.
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En lo más profundo...
«“... Está ahí, dónde la mayoría no ve, ahí
donde la felicidad es algo imposible, ahí
donde la ilusión no existe y las palabras
son un crimen...”»
Si sus palabras fueran reales, si corazón
palpitara, si si voz existiera, si sus ojos
vieran, si sus manos tocaran, si sus piernas
caminarán, si tan solo el fuera real... Pero
no es así, nada de él existe, nada es verdad,
ninguna de sus características sobresalen
de la de un libro, aunque ni siquiera
pertenecen a uno. Por qué el habita en mí
cabeza, como una enfermedad que no hace
más que enloquecer me, que se empeña en
creer que es real, que tiene vida y que en
algún momento podrá vivir como todo ser
humano.
Es gracioso por qué si se lo ve del lado
científico, simplemente no tiene
explicación, lo mismo si se lo ve del lado
psicológico, ya que lo denominarían una
enfermedad. Terminaría en un cuarto de
cuatro paredes y viviría empestillada
debido a la medicación, así que no creo
que nada dentro de lo que un adulto
consideraría sano, pueda ayudarme. Por
otra parte no se trata de un problema mental, ya que si estás leyendo esto, eso es
seguramente lo que pensaste en un primer
momento. Desde mí punto de vista, creo
que se basa más en una forma de expresar
mis sentimientos, emociones, deseos y
reacciones hipotéticas que personalmente
no me animaría a expresar delante de los
de más, así se tratara de mí familia o mí
pareja, si es que en algún momento me
regalan uno.
En fin, se supone que lo más básico para
comprender algunos de mis
comportamientos sería... Que se yo, algo
así como entender un poco mí formar de
analizar las cosas, las situaciones y
posiciones; quizás tratar de explicar cómo
o por qué es que utilizo una forma un tanto
extrema para expresarme, pero ni a eso
llegue, es más no tengo ni la más mínima
idea de que es lo que soy, tengo una cierta
atracción a todo lo desconocido y que en
un primer momento me llama la atención,
es casi como si lo que me gusta no fuera
algo definido, tampoco algo claro.
Pero creo que conocerme como persona es
algo más que divertido, y no es que lo digo
YO, por qué si así fuera nadie me creería;
eso es algo que las personas mencionan
una vez que los de más dan una idea
básica de lo que les parece que soy, sin
embargo conocerme no se trata de reír
cuando haga alguna estupidez, no claro
que no, ya que si realmente quieres conocerme, entonces tendrás que estar ahí
cuando las lágrimas aparezcan, cuando mí
mano se lastime, cuando mí garganta se
rompa de tanto gritar, de cantar y de hablar,
cuando mí pecho no de más, cuando mis
piernas pierdan las fuerzas o cuando caiga
de rodillas, por qué así como puedo estar
de contenta al comenzar el día, también
puedo cambiar de ánimo en un minuto.
{«“Así que podría decirse que conocerme
es un tanto complicado, algo así como:
Jugar al monopolio con tu amigo
imaginario, sabes que él no existe, pero
puedes ver con claridad como las piezas se
mueven, sin que tú las toques
necesariamente, cuando su turno llega...”»}
Atte. Alguien Complicado.
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