Alias: Ansen. "Here we go again" La continuación de una historia que ya se pensaba terminada.
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Prólogo: Libertad

Había estado años en aquel lugar, muchas cosas habían pasado y en los últimos años habían pasado cosas que habían cambiado por completo su percepción de las cosas, de la realidad.
Su padrastro había muerto, Damian había sido como su padre durante toda su vida, sin embargo cuando su angelical madre de nombre Vialery murió de cáncer, las cosas nunca fueron iguales; Ansen se dió cuenta con el pasar de los meses y los años que las cosas no eran como ella creía, las chicas con las que vivía eran todas prostitutas, se enteró cuando su mejor amiga Dylan le dijo la verdad, ella apenas tenía unos cuantos años más que Ansen cuando tuvo que entrar al negocio, le habló sobre lo bueno que había sido Damian al principio, ofreciéndole un lugar lindo en el que vivir y que sin darse cuenta, comenzó a prostituirse a cambio de un pequeño porcentaje de todo lo que ganaba con su trabajo, la mayoría se lo quedaba Damian y es que la situación no era muy distinta con Valery, a excepción de aquél “Pequeño” trato que había hecho con Damian.
- Trabajaré para ti hasta que no pueda más si dejas en paz a Ansen - Dijo la chica prácticamente en los huesos, era demasiado joven y hermosa, sin embargo el término de su embarazo le había llevado a los huesos, todo el brillo que le había regalado el embarazo se lo había arrebatado la pequeña bebé regordeta que ahora llevaba en brazos, sus ojillos color miel observaban de forma inquieta al hombre que se extendía poderoso frente a ambas.
- Mientras vivas, no tocaré a esa bebé - Fué lo único que aquél hombre robusto pudo decir, de cierta forma los últimos nueve meses se había “enamorado” de la belleza de Valery y su forma de ser, no parecía que ambas le causarían muchos problemas.
Fué así como Ansen creció en aquella casa donde extrañamente muchas chicas entraban y salían por las noches, sin embargo ella era la princesa de la casa, todas ellas la cuidaban y mimaban, protegiendo su inocencia a toda costa, Damian la consideraba una segunda hija, sin embargo, su primogénito Tomas se llevaba el título del verdadero hijo y que claramente, estaba infeliz con la llegada de aquella niña que evidentemente, no era su hermana.
Todo era felicidad hasta que Valery murió y Damian cumplió al pie de la letra su promesa, por más que intentaba proteger a Ansen, su negocio iba en decadencia, a punto de caer a la quiebra pues su mejor pieza, Valery había dejado de prestar sus servicios y a demás había gastado demasiado dinero en su quimioterapia; Ansen, al ser la más bonita del lugar, entró al negocio cuando a penas tenía 13 años, si, una pequeña prostituta.
Su vida la había llevado por distintos caminos durante ese tiempo, su belleza y naturalidad en el ambiente le había encantado a los clientes y debido a sus habilidades para reclutar a más personas hermosas, el negocio resurgió; para cuando tenía 16 incluso consiguió un novio bastante mayor que la llenaba de lujos y dinero, pero ella sabía que la vida no era tan fácil como parecía y odiaba la forma en que Damian trataba a sus amigas en la casa, se propuso ahorrar lo suficiente para comprar aquella casa de citas que había aprendido a cuidar desde muy pequeña. Aquel era su hogar.
Ahorró lo suficiente y compró el lugar, Damian lo había dejado ir pronto pues era demasiado viejo para continuar con el negocio y como si el karma hubiera caído sobre sus hombros, un par de meses después de esto, el jefe de una mafia cercana se encargó de deshacerse de él, lo que dejó a Tomas a cargo de la mafia, sin embargo, dejó a Ansen hacer lo que quisiera, aquella casa de citas no era su problema; ni siquiera se molestó en saber de ella cuando Porcelain abrió nueva y mejorada bajo la administración de Ansen, quien mantenía a las chicas completamente sanas, felices, en condiciones apropiadas y gracias a eso, los clientes amaban el lugar. Tomas se dió cuenta de ello y como su buen hermanastro, líder de la mafia, se detuvo en el lugar para confirmar su autoridad en el lugar que antes le perteneció a su padre.
-Ansen, tú y tu montón de zorras deben pagarme por usar este lugar ¿Lo sabías? - Dijo aquél joven con aire de superioridad
-Yo no te debo nada, vete de mi propiedad - le dijo con un bufido, claro que no le debía nada, había comprado ese lugar por su cuenta.
-Este lugar era de mi padre, tendrás que pagarme… El 20% de todas las ganancias, ustedes me pertenecen, putitas - Tomas dijo escupiendo a los pies de la chica. - Y si no me crees, haré que una de ellas sea un ejemplo para todas ¿Qué dices?
Los hombres que cuidaban las espaldas del joven mafioso, tomaron a Ansen por los hombros y la obligaron a arrodillarse frente a él y con una sola señal de Tomas comenzaron a golpearla un par de veces en el estómago y le propinaron un par de golpes en la espalda y las piernas dejándola sin aire frente a un par de sus porcelanas (como llamaba a sus empleadas).
-Vendré cada fin de mes por mi pago - Tomas le dijo a la chica lanzando un cigarrillo encendido junto a la chica para pagarlo con un pisotón dejándola así destrozada en su propio hogar. Ansen solamente quería que se fueran de allí, no era su culpa la muerte de ese horrible padrastro y tampoco era su responsabilidad pagarle, pero si así lo tendría lejos, le daba igual cómo lo lograría
Ansen amaba su trabajo, incluso se dedicaba a dar servicio algunas noches, vendiendo su cuerpo como le habían enseñado desde pequeña; poco recordaba ya su madre, quien siempre le decía que saliera adelante, estudiara y no fuera como ella; pero Ansen era distinta, ella podía darse muchos lujos, era la abeja reina de aquél lugar, no necesitaba más, al menos no por el momento.
No fué hasta años después, cuando se concentraba en su segunda casa de citas, Baccanalia que conoció a una mujer bastante fuerte que se dedicaba a dar coaching, no era más que una clienta al principio pero esa gran mujer fué su primer amor, Ansen comenzó a ir a terapias y fué entonces que se dió cuenta que ser una proxeneta, por más que tratara muy bien a sus chicas y chicos, al final era una profesión poco respetable, no debía vivir de esa forma.
Una noche a sus 20 años decidió que era suficiente, había juntado una cantidad bastante fuerte de dinero como para huír de aquél lugar que poco a poco se llenaba más de los vigilantes de Tomas, era muy difícil mantener su poder en aquél lugar; por lo que dejó ir a todas las chicas y chicos que trabajaban con ella en Baccanalia, así de un día para otro, ya no estaba atada a nadie, ya no tenía que rendirle cuentas a Tomas.
Huyó con todo lo que pudo al centro de Seúl, donde rearmó su vida, compró un pequeño apartamento e hizo el examen para la universidad donde afortunadamente se quedó, pagando por su cuenta la matrícula y sus cuentas, incluso tomó un par de cursos para ser Coach de vida y comenzó a trabajar en ello, Ansen se convirtió en una persona totalmente nueva y sana, ya no pensaba en ese lugar ni en las personas que le hicieron daño. Al menos por el momento.
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