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Dimensional Mind Worlds
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aoiwolf · 8 years ago
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Strange Distortions - 32
Integración de datos al 95%........96%........
Análisis de posibilidades al 92%........93%........
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EN ALGÚN LUGAR DE RUSIA
La nieve cubría por completo cada sector visible. Pequeñas islas blancas en medio de océanos de oscuridad sin fin. Las últimas luces de la ciudad se negaban a rendirse, manteniendo así un vestigio de esperanza en los corazones de aquellos que aún resistían en sus escondites.
Un niño pequeño, cubierto hasta el cuello de mantas y abrigos, yacía recostado contra la pared. Abrió los ojos y volvió a observar al puñado de gente que se amontonaba en la habitación. Viejos y jóvenes, hombres y mujeres, ricos y pobres, muchos de ellos completamente desconocidos entre sí, pero cooperando para sobrevivir.
¿Cuánto tiempo habían pasado ya sobreviviendo? De casa en casa. Siguiendo lo que quedara de electricidad, allí donde les llevara. Manteniendo el silencio tanto como fuera posible, para evitar llamar la atención de las criaturas de las sombras. No estaba seguro. Pero lo que si sabía con certeza es que ya se había aburrido de todo aquello. Escapar sin hacer frente al enemigo le parecía inútil. Así nada cambiaría. No es lo que sus héroes de comics harían, y sin duda no es lo que él hubiera hecho, si no fuera porque lo arrastraron sin más opción.
¿Estaría ya muerto de haberse quedado a pelear como tanto deseaba? Probablemente, pero al menos lo habría intentado. Nadie podría negar su valor, y no tendría que seguir sintiéndose tan débil e impotente cómo se sentía ahora mismo.
De repente, un extraño zumbido captó su atención, el cual parecía provenir del otro lado de la pared. Dejó en el suelo sus mantas, se puso de pie y se acercó a la ventana, que se encontraba cubierta por un armario, para evitar ser vistos desde fuera. Su pequeño tamaño le permitió escabullirse detrás del mueble y correr un poco las cortinas para observar el helado exterior.
Todo parecía tranquilo, en mitad de la noche eterna, cuando de pronto apareció.
Desde la frontera entre la luz y la oscuridad surgió una enorme criatura negra que se mantenía de pie en dos patas. Parecía tener la forma de un oso, pero al menos seis veces más grande, y con oscuras y puntiagudas garras al final de sus extremidades superiores.
La criatura avanzaba de espaldas a la claridad mientras rugía hacia la oscuridad, como si estuviera tratando de guardar distancia de una amenaza. De repente se detuvo, se plantó firmemente y lanzó un fuerte y largo rugido hacia las sombras, pero entonces un veloz haz de luz la atravesó velozmente, y la criatura dejó de emitir sonido alguno. Su cuerpo pareció dividirse en dos, para luego deshacerse en el aire como simple polvo.
Entonces el pequeño observó como surgía la figura de una persona desde las sombras. Tras ésta dar un par de pasos más hacia la luz, le fue posible distinguirla mejor. Se trataba de un hombre mayor, de barba y muchos músculos, que sujetaba una enorme hacha con ambas manos y tenía un extraño dispositivo tecnológico ubicado sobre la ceja izquierda.
- ¿¡Quien más quiere intentarlo!? - gritó el hombre dando media vuelta, mirando hacia las sombras.
Incontable cantidad de criaturas oscuras surgieron de las sombras y lo rodearon. El hombre simplemente sonrió y apretó con fuerza su hacha. Entonces las bestias se le lanzaron encima, y con una velocidad difícil de imaginar para el tamaño de su cuerpo, el hombre empezó a esquivarlas ágilmente, usando su hacha como contrapeso, y dándoles de lleno golpes con ella a todos los monstruos a su paso.
Pese a su velocidad, por un pequeño instante el niño de la ventana fue capaz de leer “Fuerzas Especiales” escrito en la espalda del uniforme que portaba aquel increíble sujeto.
 EN ALGÚN LUGAR DE JAPON
Por los techos avanzaba una mujer a toda velocidad, vestida de ninja en un completo negro, y empuñando una katana en cada mano, cuyos filos brillaban en un intenso blanco que iluminaba su camino. Portaba el mismo dispositivo tecnológico sobre su ceja izquierda.
Criaturas de las sombras saltaban a su encuentro una tras otra, pero eran rápidamente ejecutadas por el frio metal de las espadas con una destreza y agilidad sorprendentes.
 EN MUCHOS OTROS LUGARES ALREDEDOR DEL MUNDO
Agentes de las fuerzas especiales lidiaban con las distorsiones gracias a las armas que habían recibido de parte de la nueva, auto-proclamada, líder Marla. No sabían en qué momento había ocurrido tal reorganización jerárquica, pero tampoco sabían en qué momento había comenzado el apocalipsis, por lo que habían aceptado sin rechistar con tal de ser capaces de pelear contra los monstruos que hacían peligrar la humanidad.
En algún lugar, una joven especialista en explosivos hacía volar distorsiones por los aires.
En algún lugar, un hombre rubio con sombrero atravesaba distorsiones con un extraño boomerang plateado y un revólver.
En algún lugar, un monje calvo destruía distorsiones con sus puños, gracias a unos guantes blancos.
En algún lugar, una anciana dirigía a su tigre, su serpiente y su halcón para cazar distorsiones. Todas llevaban garras, colmillos y pico respectivamente reforzados.
Todos y cada uno llevaba su propio undistorter sobre la ceja izquierda.
La humanidad nunca cae sin dar pelea.
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Integración de datos al 100%
Análisis de posibilidades al 100%
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Yon abrió los ojos de repente y se encontró en penumbras.
- ¿Cuánto tiempo llevo dormido? – preguntó al vacío, y entonces sus ojos brillaron levemente de blanco – Veintisiete días. Tomó demasiado.
Entonces se levantó de la cama, salió de la habitación y miró su reflejo en el primer espejo que encontró. Su cabello se había tornado completamente blanco, y a pesar de haber estado dormido, portaba unas ojeras oscuras de vampiro.
- Voy a necesitar una buena siesta cuando todo esto termine.
Descendió a la planta baja del edificio, y toda la gente que se refugiaba dentro no pudo sacarle la mirada de encima mientras, lentamente, caminaba hacia la puerta principal.
- ¿Por qué hay tantas y tan cerca de repente? – preguntó Mido a los demás. Todos se encontraban fuera, observando como una gran cantidad de distorsiones se amontonaba al límite de la luz, lentamente acercándose más y más.
- La repulsión de Yon parece estar debilitándose – dijo Rhena apretando los dientes, y entonces todas las criaturas empezaron a correr hacia ellos – ¡Prepárense para pelear!
Pero entonces innumerables haces de luz blanca surgieron desde detrás de ellos y empezaron a atravesar y eliminar a las bestias rápidamente.
- No se está debilitando – dijo Yon sonriendo, uniéndose al grupo – Simplemente ya puedo controlarla.
- ¡Despertaste! – gritó Kiiru abrazándose fuertemente a su pierna. Yon le acarició el pelo suavemente.
Mido sonreía mientras miraba asombrado como se desvanecían las últimas distorsiones gracias a los rayos de luz que seguían haciendo su trabajo.
Entonces Rhena se plató frente a Yon, conteniendo la sorpresa, y esbozando la mejor cara de furia que pudo componer, le lanzó un puñetazo al hombro derecho.
- Será mejor que te expliques idiota – entonces su rostro se quebró, y se lanzó a abrazarlo.
- Vas a ponerme a dormir otro mes con esos golpes – dijo Yon mirándola con una sonrisa.
- La tenías preocupada – dijo Usa saltando del hombro de Rhena a la cabeza de Yon – A todos
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- Bien pues, básicamente existen infinitos planetas creándose y destruyéndose constantemente, muy alejados unos de otros como para interactuar o detectarse, muchos inclusive en un entramado espacial diferente, inalcanzable. Todo está unido por una energía, inclusive el vacío, que mantiene la comunicación.
>> A veces, cuando un planeta se destruye, la energía se concentra en algún ser que existía en él, convirtiéndolo en alguna especie de deidad observadora que flota en el espacio y vigila el clúster de planetas a su alcance, dentro del mismo entramado espacial. Estos seres se vuelven más poderosos con el tiempo, y pueden llegar a causar alteraciones en los planetas.
- Está claro que tienes un derrame cerebral de tanto dormir – dijo Kiiru suspirando. Se encontraban en el tejado, donde Yon luchaba por resumir sus nuevos conocimientos, que al accederlos hacían brillar sus ojos de blanco.
- Podríamos decirles “Cronistas”. El nuestro se hace llamar “C”, y es aún bastante joven en comparación a otros. Aún aprendiendo. Nunca hay dos en un mismo sector, pero no es del todo imposible. Usa solía ser uno, pero quedó atrapado en un planeta que C desconectó, así como el nuestro ahora, solo que ese estaba a punto de destruirse.
>> Tras la destrucción, la energía no pudo liberarse, y dio origen a la esfera negra, con infinidad de almas atrapadas dentro, originando las distorsiones. Al tocarla, Rhena y yo obtuvimos parte de la energía, permitiéndonos la creación, control, conexión y desconexión de la existencia. Pero nuestra desconexión es diferente. Se asemeja más a reconvertir existencia en energía y devolverla al flujo. Todas las distorsiones que hemos eliminado han vuelto a unirse con el todo, como debieron de haberlo hecho originalmente.
- ¿Qué hay de mi hermano? – preguntó Mido, que había escuchado atento a cada palabra.
- Toda la maldad de todas las criaturas dentro de la esfera se juntó formando una sola distorsión, la misma que formó una unión completa con tu hermano y controló sus acciones. Pero los separamos tras la última pelea. Tu hermano está bien, y la esfera negra ya no existe, aunque podría decirse que estamos dentro de ella. El problema es que esa distorsión sigue suelta y es poderosa. Ha desarrollado personalidad propia. Además es la que comanda a todas las demás de forma organizada. Acabar con ella y reconectar el planeta. Ese es nuestro deber ahora.
- ¿Entonces es posible? – preguntó Usa, que había sido superado como fuente de datos. Desde la desconexión del planeta, no había podido obtener más vistazos de información como antes.
- No será fácil – respondió Yon.
- ¿Y cuando llegas a la parte en la que explicas como diablos sabes todo eso y por qué demonios dormiste un mes? – Preguntó Rhena visiblemente molesta tras tanta exposición – Y luego, ¿Cuál es el plan?
- Justo antes de que nuestro planeta se desconectara, nuestro Cronista tuvo un ataque de remordimiento por el desastre que causó, y nos lanzó unas migajas.
- El haz de luz que te desmayó – intuyó Rhena.
- Así es. Con eso me envió su plan para solucionar las cosas, pero también, por ese instante, me dejó vía abierta, sin notarlo, al flujo de energía que lo retroalimenta. Inconscientemente me conecté, y mi mente asimiló una ingente cantidad de información. Demasiada. Y fui más allá, a información que ni él poseía, conectándome a la de otros Cronistas.
>> Fue solo un par de segundos, pero podríamos decir que bastó para descargar una copia comprimida de todo cuanto pude a mi mente. Al parecer tardé  casi un mes en darle sentido y ubicación a todo en mi cerebro. Pero la información es poder. Hasta cierto punto, me siento como si tuviera todo bajo control. Es difícil de describir.
- Ajam, pero para todos los que estábamos despiertos, las cosas se salieron bastante de control – dijo Rhena mirando al negro cielo.
- Pues es tiempo de hacer algo al respecto – dijo Yon mientras sus ojos parecían antorchas de fuego blanco - Entre nosotros dos, puede que ahora seamos el equivalente a un Cronista.
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aoiwolf · 8 years ago
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San Pantaleón: Decisiones De Vida (Ficción)
*No soy religioso, pero por ciertas circunstancias escribí esto igualmente*
- 1 -
Turquía (Antigua Nicomedia, colonia de Roma). Año 282 - Tiempos del dominio del Imperio Romano.
El viento azotaba las puertas de las casuchas en esa fría noche invernal. Las zonas más carenciadas de Nicomedia se encontraban otra vez en una lucha por sobrevivir a las difíciles condiciones de vida a las que estaban ya tan acostumbrados. El pueblo mantenía al Imperio, componiendo los engranajes que lo hacían funcionar. Abastecían de cosechas y mano de obra, pero aún así, las riquezas y comodidades de dicho esfuerzo jamás llegaban a ellos. La alta alcurnia acaparaba y despilfarraba tales bienes, entre festines y festejos, con bebidas y delicias, y construcciones enormes y firmes reservadas sólo para unos pocos.
Pero esa noche, de entre tantas otras, era especial.
Existía una casa de piedra, firme, bonita y sólida, aunque no demasiado grande. Estaba ubicada en los límites que separaban a ricos de pobres, en la zona en la cual la línea entre ambos se volvía un poco borrosa, y en ella vivían el senador Eustorgio y su esposa Eubula.
Las velas permanecían encendidas esa noche, con las flamas bailando por el viento que lograba filtrarse en el interior, donde el terror se mezclaba con las ansias y la emoción, para dar lugar a uno de los espectáculos más espeluznantes y hermosos que uno pudiera presenciar.
Eubula yacía recostada en una cama, gimiendo adolorida, pero con una amplia sonrisa de satisfacción en su rostro – Ya viene, ya está cerca – dijo la joven a su marido, que sujetaba su mano fuertemente, y no pudo evitar sonreír él también ante tales circunstancias.
- Ya lo veo, sólo un poco más, casi hemos acabado – decía el doctor, que había sido enviado en medio de la noche por el Imperio debido a la buena posición del senador.
De repente, un llanto retumbó en las paredes – Es un niño – dijo el doctor a los emocionados padres, que seguían aferrándose fuertemente de las manos – Saludable y vigoroso
El doctor se acercó y lo depositó suavemente sobre su madre, y ésta lo cobijó rápidamente entre sus brazos, abrigándolo con su propio calor. Entonces el llanto del pequeño se apagó al instante.
- Gracias – dijo Eubula con lágrimas en sus ojos – Gracias a usted, y gracias a Dios – mientras acariciaba al pequeño con su mejilla.
- Así es – interrumpió Eustorgio rápidamente – Zeus es grande y bondadoso – dijo elevando la voz más de lo necesario – Y gracias al Emperador, por enviarlo a usted, a pesar de las circunstancias
- No se preocupe senador – dijo el doctor – Sus aportaciones al Imperio lo hacen merecedor de tales atenciones, y mucho más. Ahora me retiro
El doctor salió a la oscuridad de la noche y se marchó por donde había venido, satisfecho por haber ayudado a formar una nueva familia.
- Debes de tener más cuidado Eubula – le reprochó Eustorgio – Tu tienes a tu Dios y yo lo acepto, pero me temo que no todos son tan comprensivos. Si deseas brindar seguridad y protección a nuestro hijo, es mejor que te guardes tus creencias para ti misma
- Calla Eustorgio ¿Acaso te parece un buen momento para esa clase de discusiones? – respondió Eubula, ya consciente de la facilidad de su esposo para dejarse llevar por sus preocupaciones – Sostén a tu hijo y olvida todo lo demás
La mente del senador se calmó al sostener al pequeño, y el rumbo de sus pensamientos cambió de dirección.
- ¿Cómo lo llamaremos? – preguntó a su esposa.
- Pantaleón – respondió Eubula – Y estoy segura de que estará bien protegido
 - 2 -
Un pequeño correteaba entre los callejones de las zonas bajas de Nicomedia. Le gustaba más esa parte de la ciudad porque allí tenía la oportunidad de toparse con muchos animales. Gatos, perros, caballos, vacas y ovejas eran parte del paisaje diario, donde todo parecía un caos de gente y suciedad, y a la vez, un orden invisible a la vista dirigía el accionar de todos los seres.
El chiquillo era capaz de discernir y compararse a sí mismo con el resto de personas allí. Sin duda él vivía mejor, su hogar estaba mejor construido y más limpio, y la comida era deliciosa y abundante. Al mirar a su alrededor, en cambio, la miseria saltaba a la vista, y siempre rondaba en su cabeza la pregunta de por qué ¿Por qué él tenía más que los otros? ¿Por qué algunos tenían más que él? ¿Cuál era la diferencia que separaba unas personas de otras? No tenía ningún sentido.
De pronto, unos ladridos lo distanciaron de sus pensamientos, y vio cómo un gatito blanco escapaba corriendo de tres perros y se escondía en una pila de cajones de verduras, perdiendo así a sus perseguidores.
Al acercarse notó gotas de sangre cerca de las cajas. Movió lentamente una de ellas y entonces encontró al pequeño felino allí, recostado y con una pata herida. Tras pensarlo un poco, decidió llevárselo consigo de vuelta a casa. Su instinto le decía que, pese a lo enfadado que podría llegar a ponerse su padre, no podía dejar al pequeño animal a su suerte.
- ¿Dónde has estado Pantaleón? – dijo su padre angustiado nuevamente – Siempre haces lo mismo. Desapareces cuando deberías de estar aprendiendo tus lecciones
- Ya me las sé padre… – respondió el pequeño entrando por la puerta, escondiendo el bulto peludo bajo sus ropas – Más o menos
- ¿Qué traes ahí? – preguntó Eustorgio.
- Oh, pobre cosita – exclamó su madre al ver al pequeño gatito herido en brazos de su hijo.
- Te he dicho que no tienes tiempo para juguetear con animales, tienes deberes más importantes
- Pero está herido padre, no podía dejarlo morir
- Si tiene que morir, que así sea, es parte de la vida – dijo Eustorgio, incapaz de encontrar mejores argumentos.
- ¿Qué clase de lección estás intentando dar a nuestro hijo? – respondió Eubula enojada - ¿Significa eso que no debemos ayudar a quienes lo necesitan? ¿Significa que no debimos de haber recibido ayuda cuando la necesitábamos?
- Lo que quiero decir es que…es un animal, su vida…vale menos y…
- Tonterías. Todas las vidas tienen valor – dijo su madre con sabiduría - Esa es una lección que si es importante que aprendas Pantaleón. Cuida del pequeño si crees que puedes ayudarlo
- ¡Lo haré madre! – respondió el chiquillo con los ojos iluminados.
- Y tu mejor vuelve a pensar en tus cuestiones del senado, que para eso si eres bueno
 - 3 -
Los días de Pantaleón transcurrían rutinarios. Iba a la escuela por la mañana, cuidaba de su gatito y luego recorría los callejones ayudando y alimentando a otros animales gracias a lo que había aprendido de la experiencia, siempre inspirado por las palabras de su madre. “Todas las vidas tienen valor”.
Cada cierto tiempo su madre recibía la visita de un hombre llamado Hermolao, un antiguo amigo. Pantaleón siempre quebrantaba su rutina cuando Hermolao aparecía. Le gustaba quedarse junto a su madre a escucharlo hablar. A diferencia de las lecciones y estudios que su padre le impartía, lo que Hermolaos relataba era siempre nuevo para Pantaleón. Eran enseñanzas e historias que nunca antes había escuchado, y que en la escuela nunca eran mencionadas. Su curiosidad aumentó aún más cuando su madre le hizo mantener esos relatos en secreto.
- Dios no debe ser un secreto – dijo Hermolao una vez – Debe ser exclamado por todo lo alto
Pero nunca más volvió a repetirlo tras la mirada que Eubula le lanzó.
- Odio admitirlo, pero Eustorgio tiene razón – dijo ella – La situación se ha vuelto cada vez más peligrosa, y no permitiré que mi hijo sea perseguido y su vida sea puesta en peligro, bajo ninguna circunstancia
Ese fue el final del asunto, y aunque las reuniones continuaron, no volvió a tocarse el tema, y Pantaleón cumplió su promesa de mantener el secreto.
De todos modos, esas historias, aunque novedosas e interesantes, no eran de su agrado del todo. En ellas, cada persona buena y bondadosa terminaba asesinada, resignada a no defenderse. Cada persona cruel y poderosa se mantenía con el control sobre todos los demás cómo si fueran dóciles ovejas, y la única fuente de esperanza se basaba en que al morir, al dejar que los demás hicieran lo que quisieran contigo, llegarías a un nuevo lugar donde todo sería bello y justo.
¿Qué sentido tenía entonces vivir? ¿Qué sentido tenía ayudar? ¿No sería mejor y más piadoso entonces dejar morir a todo el mundo? ¿Apresurar así el destino?
No, se negaba a creer en algo así. Vivir tenía que ser algo hermoso por sí mismo, y ayudar a los demás debía tener significado. Aunque las historias no le agradaran, las lecciones que su madre lograba extraer de ellas sin duda le dejaban mejor sabor de boca. Ayudar a los demás, respetar la vida, ser honrado, sincero y confiable. Podía entenderlas y hasta coincidir con ellas, excepto por una, que causaba en él una indecisión inmensa.
“Dar tu vida por la de los demás” había sido la lección que su madre le dio luego de que Hermolao le relatara la historia de Jesús. El choque entre los poderosos y combativos dioses sobre los que aprendía en la escuela y éste hijo de Dios que se dejaba asesinar era tremendo. Zeus protegería a su hijo Hércules hasta el final, y Hércules combatiría incansablemente para salvarse y salvar a los demás. Con todo el poder que poseían, uno no podía imaginarlo de otra manera. Y sin embargo, en ésta versión, Dios ordenaba morir a su hijo, y éste obedecía y se rendía ante tal voluntad para luego desaparecer en el cielo, en lugar de vencer y quedarse a seguir ayudando.
Según su madre, su muerte había salvado a todos. A él le costaba verlo así, pero si su madre tenía razón, entonces podía ver cierto mérito. Con todo el poder que poseían ¿Acaso Hércules y Zeus se hubieran dejado vencer si no hubiera otra salida? Probablemente no. Habrían luchado de igual manera, pereciendo, y también el resto con ellos.
Su mente se encontraba en continuo debate. La lucha entre creencias diferentes se desataba sin control, pero pronto todo eso dejó de importarle ante la nueva situación que le tocaba vivir.
Su madre había caído gravemente enferma, no podía levantarse de la cama y no lograba mantenerse consciente por mucho tiempo. Su padre, angustiado, solicitó al Imperio por varios doctores, pero ninguno fue capaz de sanarla.
Pantaleón permanecía a su lado tanto tiempo como podía, tratando de atesorar cada momento, cada palabra y cada lección que ella, con sus escasas fuerzas, aún fuera capaz de brindar, con el mismo amor de siempre.
Ningún dios fue capaz de evitarlo, pese a las súplicas del niño, y Eubula falleció una noche mientras dormía, aferrada a la mano de su hijo. “Quizá se encuentre ya en ese hermoso lugar del que hablaba” pensó Pantaleón, pero eso no bastó para calmar su tristeza ni siquiera un poco. Ese fue el fin de las reuniones, y no volvió a ver a Hermolao ni a pensar en dioses a partir de entonces.
 - 4 -
El senador Eustorgio había logrado mantener la compostura tras la muerte de su esposa solamente debido a una razón, y esa razón era su hijo.
Se dedicó a enseñarle con aún más dedicación a partir de entonces, lo que ayudó a ambos a superar el dolor y la pérdida, y dio como resultado el alto desempeño de Pantaleón como estudiante, graduándose en filosofía y retórica.
- No creas que no soy consciente de tus escapadas – dijo Eustorgio un día – ¿Tanto te gusta sanar a esas bestias?
- Toda vida es importante padre – dijo Pantaleón – Sabes que nunca podría olvidar esas palabras
- Sé que así es, pero ¿Qué te parecería ser capaz de sanar a otras personas? ¿No crees que ese sería un mejor uso de tiempo?
- No sé si soy capaz…de decidir sobre la vida de otra persona ¿Estaría ayudándola o estaría retrasando su destino? ¿Es más importante su vida aquí? O… ¿La otra vida?
- Por supuesto que no eres capaz – respondió Eustorgio ignorando toda la profundidad que escondía esa pregunta – Pero lo serás si te preparas. Serás capaz de todo eso y más si estudias para lograrlo. Entenderás lo que ahora no entiendes.
- ¿Estudiar Medicina?
- En la Academia de Neufrosino
La curiosidad de Pantaleón por ese conocimiento terminó pudiendo más que sus dudas, y accedió a viajar a la Academia para volverse un doctor, donde fue recibido como alumno gracias a las movidas de su padre.
No tardó mucho en descubrir que le apasionaban sus estudios. Su inteligencia y curiosidad lo impulsaron a sobresalir por sobre todos los demás estudiantes, siempre atento y dispuesto a aprender, volviéndose rápidamente el favorito de Neufrosino.
A los 20 años Pantaleón finalizó sus estudios y Neufrosino le otorgó trabajo bajo su tutela, y al servicio del Imperio, donde se desempeñó con excelencia.
Todo parecía perfecto, hasta que nuevamente la muerte tocó cerca de él. Neufrocino cayó enfermo, y no hubo nada que Pantaleón pudiera hacer por él. “Se paciente y prudente. No puedes curarlo todo, pero aquellos de tus pacientes que logren salvarse, puedo asegurar que te harán sentir que todo ha valido la pena. Nunca debes rendirte.”, esa fue la última lección que le impartió a su joven discípulo. Aún siendo doctor, la situación volvió a repetirse, y su amado maestro falleció recostado en su cama y tomándole de la mano.
 - 5 -
Pantaleón escuchó a su maestro y continuó con su deber. Decidió volver a Nicomedia, donde atendería y sanaría a cientos y cientos de enfermos.
Pronto surgió otra vez en su mente la diferencia de clases que existía dentro de la sociedad. Las vidas de aquellos que poseían las riquezas parecían valer más, debido a que eran capaces de pagar por la atención médica que requerían, mientras que aquellos que no contaban con los recursos terminaban pereciendo, sin recibir la ayuda de nadie. Él no podía consentir tales prácticas, toda vida tenía valor.
Brindó su atención médica a ricos y pobres por igual, pero siempre se mantuvo discreto, evitando que los poderosos se enteraran de tales prácticas.
Nicomedia empezó a convertirse en un lugar próspero y lleno de vida, y el reconocimiento de Pantaleón como doctor aumentó. Fue así como un día su padre le dio orgulloso la buena noticia.
El senador Eustorgio y el Emperador Diocleciano se habían vuelto muy buenos amigos, y fue así como surgió la oportunidad, y Eustorgio anunció a Pantaleón que el Emperador lo nombraba Principal Médico de Roma y Médico de Cabecera del Emperador. Ya había tenido la ocasión de presentarse ante el Emperador, y éste había sido gratamente sorprendido por su presencia y conocimientos, razón por la cual no resultaba extraña la proposición.
Pantaleón aceptó, pero los títulos no le resultaban realmente de ningún atractivo especial. Su profesión seguía y seguiría siendo exactamente la misma ante sus ojos, aunque probablemente ese no sería el caso ante los de todos los demás.
- Estoy orgulloso de ti hijo – dijo Eustorgio a Pantaleón – Has llegado a la cúspide de tus logros. Médico del Emperador.
- Gracias padre, y es todo gracias a ti
- Tu madre también estaría muy orgullosa
- Lo está. Sus palabras resuenan en mi mente con cada vida que salvo
La satisfacción que sentía por ser motivo de orgullo para su padre era solamente superada por aquella que sentía tras cada paciente curado.
 - 6 -
Un día, tras atender a varios pacientes en sus casas, mientras volvía por un camino, se topó con una cueva desde la cual creyó haber oído voces.
Intrigado, decidió entrar, y allí encontró un gran grupo de personas que se escondían. Entre ellas distinguió con dificultad, debido a que los años lo habían avejentado aún más, a Hermolao, el viejo amigo de su madre, y entonces lo entendió.
La persecución de los cristianos en todo lo largo y ancho de Roma y sus colonias se había incrementado en intensidad, y la vida de todas esas personas corría peligro. Pero era un tipo totalmente diferente de mal, uno frente al cual él no podía hacer nada, y que acababa con vidas sin otorgarles valor alguno. Una vez más, era incapaz de ayudar.
Las leyes que se habían dictado en Roma incluían: Destruir todas las iglesias, archivos y escritos cristianos; Quitarles todos los derechos civiles; Atormentarlos a todos, especialmente a obispos y sacerdotes. El sólo recordarlas le hacía hervir la sangre.
Se acercó finalmente a Hermolao y le dijo - ¿Por qué no simplemente niegan sus creencias y se mezclan entre el resto? Podrán seguir creyendo lo que quieran dentro de sus mentes, donde sus pensamientos no pueden ser controlados
- ¿Quién eres tú muchacho? – respondió Hermolao intrigado – Me diste un susto de muerte
- No soy ningún oficial, no te preocupes – dijo Pantaleón sonriendo – Soy el doctor Pantaleón, hijo de Eubula, quizá me recuerdes
- Oh, el pequeño niñito ya es todo un hombre. Aún lleno de dudas – dijo Hermolao sorprendido – Si tú puedes hacer lo que dices, bien, pero muchos de los demás no podemos rechazar nuestras creencias, es lo único que tenemos, Fe en que lo que nos depara será mejor que esta injusta y maligna vida que nos ha tocado
- Es suicidio. Yo no necesito hacer nada. Ni siquiera pienso en ello. Me dedico a salvar tantas vidas como soy capaz, para que permanezcan aquí. Suframos injusticia o maldad, estamos vivos, no pueden derrochar ese obsequio de forma tan absurda ¿Acaso tu Dios es tan vanidoso que prefiere ser alabado aunque eso conlleve el sufrimiento de miles y miles?
- ¿Absurdo? Quizá. Lo que Dios desea no es de mi incumbencia. Posiblemente no sería capaz de entenderlo. Solamente me entrego a Él. No pretendo discutir sus planes
- Si no puedes entenderlo ni hablar con Él, ¿Cómo pretendes saber lo que desea? ¿Cómo sabes que haces lo que Él quiere? Toda vida tiene valor. Incluso la de los animales y plantas que consumimos para ayudarnos a mantener la nuestra. Sus vidas ayudan a mantener otras vidas ¿Y ustedes van a sacrificarse? No puedo sentir aprecio alguno ante tales ideales, o quienes lo promueven
- Pero tampoco creo que sientas aprecio por aquellos que promueven la muerte, y sin embargo te codeas con ellos cada día. Veo mucho de tu madre en ti muchacho, en especial su aprecio por la vida, y su profundo análisis. Simplemente piénsalo de esta forma. Están aquellos que se dejan matar y aquellos que matan. Justificado o no, ambos deben estar equivocados, y sin embargo, tarde o temprano debes estar en uno de los dos bandos, ¿Cuál elijes tú?
- Yo…no creo querer pertenecer a ninguno de los dos
- Entonces espero que la vida que tanto proteges no te obligue a tener que elegir, pero si sucede, quizás entonces seas capaz de entender. Por otro lado, nadie dijo que no pudiera hablar con Él. Tú también deberías intentarlo alguna vez. Quizás se respondan tus planteamientos
- Realmente lo dudo – fue lo último que dijo Pantaleón antes de marcharse
Poco tiempo después circularon las noticias de la muerte del Emperador Diocleciano, y ascensión al poder del nuevo Emperador Maximiliano. Las persecuciones se volvieron aún más intensas a partir de entonces.
 - 7 -
Tiempo después, en uno de sus viajes a lo largo de la ciudad atendiendo pacientes, Pantaleón se topó con un niño a un lado del camino. Éste yacía en el suelo, totalmente quieto y con los ojos cerrados. Al acercarse, notó que no respiraba, y luego comprobó que no tenía pulso.
Al buscar con detenimiento la causa de su muerte, la encontró. Se trataba de una mordedura de serpiente en la pierna derecha. El veneno había hecho efecto rápidamente, e incluso si lo hubiera encontrado aún con vida, probablemente no hubiera podido hacer nada por él.
Su cabeza aún se debatía sobre la vida y la muerte, tratando de encontrarle un sentido al cruel mundo en el cual le tocaba vivir.
- ¿Realmente la vida tiene valor madre? – dijo aún arrodillado, con sus manos sobre el cuerpo del niño - ¿Cómo estabas tan segura? ¿Tu Dios te lo hizo saber? ¿Jesús te lo dijo?
Atrapado entre sentimientos y pensamientos encontrados, se dejó llevar por el momento y miró hacia el cielo, recordando las conversaciones con su madre y Hermolao.
- ¿Acaso la vida tiene valor, Jesús? ¿Acaso todas mis acciones tienen algún sentido? Ni tus seguidores ni tus detractores muestran respeto alguno por ella, pero yo lo haré, siempre lo haré, si realmente me haces capaz de salvarlos. Demasiadas vidas se han escurrido ya por estas manos, no creo poder soportar ninguna más
Tras pronunciar esas palabras, agachó su cabeza y luego se desplomó a un lado del cuerpo del niño, desconsolado. Fue entonces que lo notó. Una respiración, leve e inconstante, pero real. Se incorporó rápidamente y vio como el pecho del chico se movía. Estaba respirando. Controló su pulso y allí estaba, su corazón latía y su sangre circulaba. Estaba vivo. No podía creer lo que veían sus ojos, pero tampoco tenía tiempo, el pequeño necesitaba atención.
Se encargó de rehidratarlo y rápidamente lo llevó a la ciudad, donde fue reconocido y reencontrado con sus padres. Para cuando el doctor Pantaleón se marchó, el pequeño ya había recuperado la consciencia y el apetito.
Pantaleón no podía entender lo que acababa de suceder. Iba en contra de todos sus conocimientos de medicina, pero no podría estar más feliz de que así fuera.
Las siguientes semanas se dedicó a buscar a todos aquellos enfermos cuyas afecciones no habían podido ser curadas jamás. Había pasado una vez, pero debía de saber si podría replicar los mismos resultados. De lograrlo, no habría vida alguna que fuera a escapársele desde ahora en más. Y realmente así fue.
Uno a uno, todos y cada uno de los enfermos sanaba. Los efectos surgían de inmediato, la mejora se sentía al instante, pero tomaba un cierto tiempo en sanar por completo. Desde leprosos hasta paralíticos, ciegos y sordos. Dolores corporales y heridas mortales, todos se recuperaban gracias a las milagrosas manos del doctor. Y aunque éste trataba de pasar inadvertido, poco a poco se corrieron los rumores y la ciudad supo sobre los milagros.
Nuevos pacientes aparecían, que habían viajado desde lejos, sólo para ser atendidos por el doctor Pantaleón. El mismo Emperador Maximiliano lo llamó a presentarse ante él, y solicitando ser atendido a causa de dolores que lo aquejaban en su interior.
Pantaleón no tardó en sanarlo y el nuevo Emperador decidió mantenerlo como Médico Cabecera, pero esto despertó la envidia de un colega que esperaba lograr el puesto tras la muerte de Diocleciano.
Este colega se empecinó en seguirlo y espiarlo para descubrir sus secretos y así poder él también realizar sanaciones tan milagrosas. El que Pantaleón nunca diera explicaciones exactas sobre sus métodos lo hacía aún más sospechoso.
Mal momento fue ese, en el cual Pantaleón decidió volver a la cueva para hablar con Hermolao. El doctor confesó todo lo ocurrido al viejo, y le pidió conocer más sobre esas historias de las que tanto habían hablado en el pasado. Hermolao estuvo encantado, y no se contuvo con sus enseñanzas.
Las historias seguían pareciéndole muy enrevesadas, pero al igual que su madre, lograba sacar de ellas alguna lección básica e importante. Quizá ya era cristiano, tras todo lo que le había ocurrido, al menos debía planteárselo. Algo más grande que él le había demostrado que lo que siempre había querido creer era verdad, toda vida tiene valor, y estaba dispuesto a mantener ese valor tanto como pudiera.
 - 8 -
Al otro día, antes de dirigirse a la cueva, decidió pasar por casa de su padre.
- Mamá tenía razón – fue lo primero que le dijo – Toda vida tiene valor
- Eso es algo que tú siempre has sabido – respondió su padre perplejo.
- Quizá, pero ahora me ha sido confirmado por aquel en quien mamá creía
- ¿De qué hablas?
- Me ha concedido el poder para que ninguna vida vuelva a escurrirse entre mis manos
- Ya veo, tu madre nunca te dejó solo. Eso explica los rumores, ¿Son ciertos?
- Lo son. Los incurables sanan con este don, y ciertamente no es obra mía.
- Te matarán si la verdad se sabe
- No lo permitiré. Aún hay incontables vidas cuya extinción debo detener, y esa misión da valor a la mía
- Has hecho tanto bien durante tu corta vida que no puedo hacer otra cosa sino estar agradecido de que seas mi hijo
- Y yo de que seas mi padre – y entonces ambos se abrazaron.
Al dirigirse finalmente hacia la cueva, la encontró totalmente vacía. Entonces, cuando se disponía a salir, un pequeño apareció de un hueco entre las piedras. Era el pequeño que había salvado.
- Nos han encontrado doctor. Se los han llevado a todos – dijo el pequeño – Otro doctor los trajo hasta aquí, y no paraba de buscarlo a usted, gritando su nombre
Pantaleón no tuvo tiempo para alterarse. Si no hacía algo rápido, por culpa de su descuido al haber guiado a alguien más hacia la cueva, un gran número de vidas se perderían.
- ¿Tiene tu padre algo de ropa en su casa? – preguntó el doctor, y se lanzó hacia allí.
Reapareció luego en el medio de la ciudad, vestido con ropa harapienta y una capucha que ocultaba su rostro. El gentío era impresionante, y en medio de ellos, a lo largo del camino que formaban, avanzaban los cristianos capturados, con Hermolao a la cabeza.
Debía de aprovechar la oportunidad. Si los prisioneros llegaban a entrar a las celdas, ya no habría vuelta atrás. Sus vidas estarían prontas a acabar. La muchedumbre también era peligrosa, pero con un poco de esfuerzo podrían escabullirse, con la distracción correcta y el despiste de los guardias.
- ¿Y el doctor Pantaleón no se encontraba entre ellos? – dijo el Emperador.
- Así es – declaró uno de los guardias.
- No eres más que un mentiroso. Sáquenlo de mi vista, y degüéllenlo – ordenó el Emperador.
- Pero Su majestad, los cristianos estaban allí, es verdad, no puede…
- Dice la verdad, me dirigía hacia allí – dijo Pantaleón apareciendo de entre la gente y tirando hacia atrás su capucha – No me importan las creencias de las personas, yo solamente me ocupo de mantener sus vidas
- ¿Sabías sobre ellos y no lo dijiste, doctor Pantaleón? – preguntó el Emperador acercándose a él – Me decepcionas muchacho, no es digno del mejor doctor, deben morir y lo sabes, por el bien de Roma
- Sus muertes no salvaran ni hundirán Roma. Sus vidas no salvaran ni hundirán Roma. Sólo son personas, como usted y como yo
- No me compares con ellos, Pantaleón. Y en cuanto a ti, ¿Eres como yo? ¿O eres como ellos? Por favor dime que no eres cristiano, o tendré que matarte y lo sabes, y en verdad no quiero. Has hecho un gran bien a Roma, no lo eches a perder – dijo el Emperador mientras tomaba sus manos.
Fue entonces cuando Pantaleón recordó las palabras de Hermolao. “Están aquellos que se dejan matar y aquellos que matan ¿Cuál elijes tú?”. “Ninguno” respondió Pantaleón en su mente. “Elijo a aquellos que salvan y protegen”.
- Tengo una pregunta – dijo Pantaleón, con sus manos aún sujetas por las del Emperador, mientras miraba hacia el cielo.
- ¿Cuál es? – dijo Maximiliano.
- Jesús, las vidas que toman otras vidas sin necesidad ni arrepentimiento ¿Tienen valor? Aquellas que continuarán arrebatando más y más vidas ajenas si nadie las detiene
- ¡Guardias! Arres… - alcanzó a decir el Emperador, y entonces soltó las manos de Pantaleón. Los dolores en su interior habían vuelto con intensidad, y no pudo evitar derrumbarse en el suelo.
Los guardias se acercaron a proteger a su Emperador, y entonces Pantaleón aprovechó la oportunidad. Se acercó rápidamente a Hermolao y los demás y – ¡Síganme! – les ordenó. Luego corrió de frente ante la multitud que exclamaba por muerte para todos, y rompió las filas de personas, filtrándose él y los suyos entre el mar de cuerpos.
Los guardias los persiguieron y el caos en medio de la ciudad se volvió incontrolable. El Emperador a duras penas logró salir, rodeado de guardias, del desorden que lo rodeaba.
 - 9 -
Días después, aún la gente de la ciudad exigía violentamente la muerte de Pantaleón y los cristianos. Sus propias creencias y eruditos decían que la presencia de cristianos interfería con las bendiciones de sus propios dioses. Era el motivo por el cual las persecuciones habían iniciado desde un principio, luego de tanto tiempo de convivencia pacífica.
El Emperador fue amenazado. Si no podía llevar a cabo su cometido, no le esperaba nada bueno. Fue así como éste presentó a Pantaleón para realizar su muerte públicamente. El hombre estaba desfigurado por los golpes, y su lengua había sido cortada. Presentaba marcas de latigazos y quemaduras en su cuerpo, pero aún estaba lo suficientemente vivo, y ataviado de doctor, para que todo el mundo lo viera.
Su muerte se llevó a cabo con éxito finalmente, siendo apuñalado y luego degollado, y el pueblo fue así acallado.
Los dolores del Emperador se hicieron cada vez más y más fuertes, hasta finalizar con su muerte. Ningún doctor pudo hacer nada por salvarlo de tal destino.
 - 10 -
Un grupo de gente se aleja de Nicomedia caminando bajo la luz del sol. Tras días de viaje, avistan una nueva ciudad a lo lejos, y se ubican a la sombra de unos árboles.
- ¿Nos detendremos allí? – pregunta un niño al hombre que cubría su cabeza con una capucha.
- Sólo temporalmente – responde éste, dirigiéndose también a las demás personas – No llamen la atención innecesariamente. Descansaremos, ayudaremos a quienes nos necesiten, y luego continuaremos viaje con quienes quieran unirse.
- ¿Cómo ayudaremos exactamente? – preguntó un hombre.
- Están vivos y tienen salud. Mantengan ambas cualidades y serán capaces de ayudar, ya lo verán. Solo sigan mi ejemplo. Será un mucho mejor uso de su tiempo en esta tierra, y nada de dejarse capturar
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aoiwolf · 8 years ago
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Strange Distortions - 31
Capítulo 31
   El silencio absoluto reinaba en las calles, y la oscuridad era aplacada únicamente por las luces de la ciudad. La noche era eterna, y las zonas que no recibían rayo de luz alguno eran engullidas completamente por las sombras, volviéndolas terreno prohibido.
   Habían pasado ya casi dos semanas desde que se había desatado el principio del fin.
   Las actividades del mundo entero se habían detenido completamente y cada individuo se centraba únicamente en sobrevivir. Muchas personas habían elegido atrincherarse en sus respectivas casas, pero la seguridad no estaba garantizada para nadie.
   Los recursos ya comenzaban a escasear, ya que no había gente trabajando para ingresarlos a las ciudades y mercados. Los saqueos eran frecuentes. Tanto víctimas desesperadas como criminales oportunistas se agazapaban en sus escondites esperando la oportunidad de atacar a otros en ligeramente mejores condiciones.
   La gente que se aventuraba a salir a la calle elegía moverse en grupo, procurando pasar desapercibidos y a la vez reabastecerse. Contar con mayores números les ayudaba defenderse de las demás personas, pero el peligro real era otro. Uno para el cual no tenían defensa alguna.
   Los gritos se escucharon de repente. El terror en sus voces era palpable, con la respiración acelerada, rodeados y arrinconados mientras intentaban atravesar una distancia de 200 metros avanzando escondidos entre las pilas de escombros de edificaciones destruidas.
   Un grupo de 5 personas se encontraba entre los escombros, apenas iluminados por sus linternas. Habían empezado a correr despavoridos tan pronto notaron el movimiento del oscuro cuerpo de la criatura entre las sombras. Creyeron que lograrían perderlo, era solo uno, pero se trataba de simple esperanza sin fundamento. Más y más de esos monstruos empezaron a surgir de la oscuridad. Nadaban por los alrededores como si fueran extraños peces voladores, con aletas que se ondulaban en el aire. Se vieron obligados a detenerse tan pronto como descubrieron que estaban completamente atrapados en un cardumen de ellos.
   - ¡Te dije que avanzar por terreno oscuro era una mala idea! - dijo el joven de gorra que llevaba una pistola.
   - ¡Era eso o morir de hambre, la elección era sencilla! - le respondió un sujeto algo mayor que llevaba una escopeta a la espalda.
   - ¡Podíamos haber tomado alguna otra ruta, aunque fuera más larga! - dijo una joven con traje negro, parecía una secretaria - ¡Las armas de fuego no funcionan contra estos monstruos!
   - ¡¿Y te crees que no revise?! - contestó otra joven que cargaba con un pequeño anotador lleno de dibujos a mano alzada sobre los caminos que habían venido tomando - ¡Era la única opción, solo habían tres rutas, todas incluían una zona oscura, y ésta fue la única que no mostró actividad de esas cosas durante la guardia!
   - ¡Malditos genios! - dijo el último, un joven de pelo negro hasta el hombro que cargaba unos binoculares con visión nocturna - De alguna manera lo sabían, y se estaban escondiendo para emboscarnos en cuento pusiéramos los pies dentro de su guarida
   Entonces notaron acercarse desde arriba una de esas cosas, pero ésta era al menos cuatro veces más grande que las demás, y se dirigía hacia ellos a gran velocidad mientras abría sus enormes fauces para intentar tragárselos.
   Todos gritaron y cerraron los ojos dándose por muertos, conscientes de que no lograrían salir jamás de allí. No volverían a ver la luz. Esos segundos se hicieron eternos, pero entonces un fuerte ruido de escombros chocando cerca de ellos les hizo volver a abrirlos.
   La criatura yacía en el suelo y empezaba a desintegrarse, desvaneciéndose en la oscuridad. Entonces notaron como una figura humana emergía y se acercaba caminando hacia ellos.
   Al alumbrarlo con las linternas notaron que llevaba unas ligeras gafas de visión nocturna de alta tecnología y un uniforme negro de combate, propio de las Fuerzas Especiales. No se trataba de un monstruo. Estaban aliviados. Ser atacados por otras personas les parecía ahora todo un lujo, con tal de no tener que tratar con esas sombras vivientes.
   De repente el resto de peces malignos reaccionó, y empezaron a embestir a toda velocidad. El espectáculo fue asombroso. El sujeto de las Fuerzas Especiales se posicionó frente a ellos y empezó a saltar usando los escombros como escalones.
   Las criaturas trataban de morderlo en el aire, pero al parecer no lograban alcanzarlo a tiempo, y luego caían violentamente al suelo y desaparecían. El grupo alcanzaba a notar un destello metálico en sus manos, debido a la reflexión de la luz de las linternas, pero sólo por una fracción de segundo, y luego volvía a desaparecer.
   Era imposible seguirlo mucho tiempo con el haz de luz. Se mezclaba en las sombras como si fuera una de esas criaturas, dando vueltas y acrobacias por doquier, no parecía humano.
   Entonces uno de los monstruos decidió ignorarlo e ir tras las presas más fáciles, lanzándose tras los cinco incautos. Casi lo logra, pero entonces el destello llegó desde lejos y se clavó en la criatura como si fuera mantequilla.
   El monstruo se derrumbó y empezó desaparecer, y al terminar se escuchó un sonido metálico contra el suelo. Lo alumbraron y descubrieron un cuchillo de batalla bastante intimidante.
   Más criaturas decidieron intentar esa jugada más inteligente, y atacaron en mayor número. Cuatro veloces disparos consecutivos se oyeron a lo lejos, y las bestias que ya casi tenían encima se extinguieron como las demás.
   La luz los encegueció de pronto, y el sonido de los helicópteros hizo que miraran hacia arriba sin dudar. Los oficiales de las fuerzas especiales arrojaron dos escaleras de cuerda desde arriba, y el grupo no dudó en usarlas rápidamente para ascender. Estaban salvados. Seguían tan confundidos como el primer día, pero por un momento se permitieron entregarse al sentimiento de que todo estaría bien.
   Una vez todos estuvieron arriba, los helicópteros empezaron a alejarse y desde el cielo pudieron ver cómo el sujeto que los había salvado seguía peleando. Aún desde esa distancia era impresionante.
   La joven de los mapas tiró de los binoculares que colgaban del cuello de su compañero, y los usó para ver más de cerca.
   - Increíble... - dijo para sí misma, atónita.
   El sujeto empezaba a retroceder, un poco saturado por la cantidad de monstruos que surgían. Entonces muchos de ellos desaparecieron de pronto, y una mujer con uniforme, gorra y una trenza en el pelo se le acercó por detrás, llevándose a al hombro el rifle que tenía en las manos. Luego ambos se alejaron corriendo, perdiéndose de vista, incluso para los binoculares.
   Los helicópteros descendieron finalmente en el tejado de un enorme centro comercial. Todos bajaron de los vehículos y los oficiales los guiaron dentro. El lugar estaba repleto de gente hasta el tope. Parecía como si toda la ciudad hubiera decidido ir al shopping a la vez.
   - Este edificio está asegurado y recibirá corriente eléctrica ininterrumpidamente - dijo uno de los oficiales - Las distorsiones no pueden entrar aquí
   - Vayan al mostrador para que les asignen una ubicación y les entreguen mantas y provisiones - dijo el otro - Se repartirá comida diariamente a horarios fijados
   Todos habían quedados sin palabras. Habiendo estado tan cerca de morir tantas veces, sobreviviendo tanto tiempo por sus propios medios en una zona que asemejaba una isla en un mar de oscuridad, y tras haber sufrido la pérdida de varios compañeros, se sentían realmente dichosos de haber logrado llegar a donde se concentraba la esperanza. Ni siquiera sabían que algo así existía.
   - De...desde luego - dijo el líder, el hombre mayor - Muchas gracias
   Y entonces el grupo se unió al resto de refugiados, habiéndose encontrado luego con familiares y conocidos entre la multitud.
   ******
   ¡Pum!
   Resonó una patada a una máquina expendedora de bebidas.
   ¡Pum! Pum!
   ......
   ¡¡BOOM!!
   La joven disparó contra el aparato, y entonces cuatro latas cayeron por la rendija, una de ellas perforada por el proyectil, perdiendo su contenido.
   Levantó dos de ellas y avanzó hacia su compañero, que se encontraba sentado en un banco público, a la débil luz de un farol.
   - ¿Por qué esa cara? ¡Levanta el ánimo! - dijo la chica, y le lanzó la bebida fría, que el joven atrapó en el aire sin siquiera voltear a mirar - ¡Fue muy divertido!
   - ¿Como rayos puedes decir eso Marla? - dijo Zelen, que ya no traía puestas las gafas de visión nocturna, y tenía instalado un undistorter sobre la ceja izquierda.
   - Los poderes, el descontrol y la múltiple personalidad eran divertidos - dijo Marla mientras abría su lata y le daba un sorbo - Pero tengo que admitir que extrañaba al viejo Zelen humano, santurrón, y capaz de convertir simple metal en un arma imparable
   - Si eras consciente de que no estaba siendo yo mismo, ¿Por qué demonios no me detuviste? - preguntó el joven, invadido aún por el remordimiento.
   - ¿Bromeas? ¿Por qué lo haría? ¡Esto es el paraíso! Una misión interminable junto a ti, con enemigos desafiantes y un entorno extremo, peleando hasta que ambos perezcamos tomados de las manos - dijo Marla emocionada, con brillo en los ojos - Además, ¿Acaso crees que hubiera podido ponerme en tu contra en caso de así quererlo? Mi muerte suena más probable en ese escenario...y aunque a tus manos no suena mal, aún hay cosas que quiero que hagamos para las cuales necesito buena circulación de sangre
   - Espera...¿Tú sabías que todo esto iba a...? - dijo Zelen consternado - ¡Agh, olvídalo! Ni siquiera me sorprende ¡Maldición! Esas voces en mi cabeza debían de estar modificando mi percepción aunque no lo notase
   - Deja atrás el pasado y concéntrate en el futuro, NUESTRO futuro. Tenemos mucha acción aún por delante - dijo Marla con una gran sonrisa - Ya manejas el undistorter como todo un profesional, y destruyes la conexión de las distorsiones fácilmente ¡Seremos imparables! Como en los viejos tiempos, y podrás salvar gente y sentirte mejor ¡Todos ganamos!
   - Arghrghrgh....Futuro....arghghgh...ganamos...arghgrgh - Balbuceaba Zelen con enfado. Se tomó rápidamente su lata de bebida de una sola vez y luego se puso de pie, ajustándose las gafas de visión nocturna nuevamente.
   Entonces el comunicador de Marla sonó. Las comunicaciones satelitales estaban caídas, porque los objetos en la órbita habían quedado fuera del alcance de la capa de oscuridad que cubría el planeta. Por ello los celulares se habían vuelto inútiles.
   - El grupo ya se encuentra a salvo en el refugio número tres - dijo una voz desde el aparato.
   - Entendido, esperen mi señal para los próximos rescates, y mantengan todo en orden - respondió Marla.
   - Entendido
   Entonces cortó la comunicación, y sacó un aparato de pantalla táctil.
   - Bien, sigamos avanzando y el detector nos dirá a donde ir en cuanto se junte un buen número de distorsiones en algún punto - Y ambos se marcharon corriendo y saltando entre las casas y edificios aún en pie.
   ******
   Un destello violeta se movía a toda velocidad, corriendo, saltando y volando en plena oscuridad. Muchas distorsiones se acercaban, pero eran rápidamente eliminadas por cortes de energía centelleante.
   Finalmente Rhena aterrizó en la entrada de una pequeña tienda. Su única iluminación era el brillo de su distorsión y la de Usa.
   - Esperemos que haya bastante - dijo Usa.
   - De lo contrario tendremos que alargar las horas de búsqueda por hoy - respondió Rhena.
   - Ugh, pues si
   Tan pronto entraron, una jauría de perros distorsión surgió de entre las góndolas y atacó.
   Usa generó dos espadas para Rhena, y a la vez su arco de energía, y rápidamente limpiaron el local, lanzándose de frente y asestando cortes precisos, mientras esquivaban los colmillos y garras de las bestias.
   - Están por todas partes, son una plaga - dijo Rhena molesta, una vez acabaron con todos.
   - Si, pero sólo en las zonas sin iluminación. Y son mucho más débiles que los que solíamos enfrentar - respondió Usa - Son pocos los que si son capaces de aparecer en plena luz, y coincidentemente son más fuertes
   - ¡Maldición! Cuando tenga en frente a esa loca, voy a tener una amistosa charla...Se tragará sus estúpidas granadas…Y ese idiota de Zelen también…Pagarán por todo
   - Concentrémonos en lo importante - dijo Usa - Por ahora toda esa gente depende de ti, no puedes arriesgarte a salir herida
   - No seré yo la de la que salga herida...pero está bien
   Entonces Usa desactivó la armadura, dejando solo un leve brillo para iluminar, y de allí surgió Kya, la gatita de Mido, que se mantenía protegida contra el cuerpo de Rhena.
   - Hay suficiente para hoy - dijo Rhena, y fue tomando todos los alimentos de los estantes y dejándolos en el suelo. Entonces los ojos de Kya brillaban en verde y los teletransportaba.
   Todos los días repetían el mismo proceso. Las zonas que habían quedado en oscuridad estaban llenas de distorsiones, por lo cual las personas había huido o muerto, y las probabilidades de encontrar alimentos en lo que quedara en pié era grande, a comparación de lo que pudieran llegar a encontrar en las zonas iluminadas.
   - Es todo por hoy - dijo Rhena finalmente - Vamos a casa Kya
   - Miaaauyessss - respondió la felina, y volvieron a aparecer en la puerta de la base de Exorcismos Eldritch.
   Rhena abrió la puerta y entró. Estaba repleto allí dentro, y cada día rescataban más personas.
   Mido entretenía al montón de niños y niñas pequeños con sus trucos de magia, evitando así que lloraran, y se percataran de lo que realmente sucedía.
   Kiiru se encargaba de rescatar al menos unas cuantas personas al día en las zonas iluminadas. Contaban también con la ayuda del inspector Logan, que había venido a consultar a Yon tan pronto como todo dio inicio y luego decidió no irse, y una pequeña red de policías bajo sus órdenes.
   Mientras estaban dentro de la base, Kuro se encargaba de atender a los heridos hasta que llegara Rhena, servir alimentos a todos, cuidar que estuvieran bien, y en definitiva, ser tan servicial como le fuera posible. Esto causó revuelo en un primer momento, debido a que todos les temían a las distorsiones, pero poco a poco el miedo se desvaneció.
   Tan pronto vio a Rhena, Mary se acercó y la abrazó.
   - No necesitas hacer eso cada vez que vuelvo - dijo Rhena, aún apretujada contra su nueva gran amiga.
   - ¡Claro que sí! Sales a arriesgarte todos los días por todos nosotros, y no podemos ayudar - respondió Mary - Es lo mínimo que puedo hacer
   - También puedes darme tu informe
   - Claro - dijo Mary soltándola finalmente - Con lo de hoy, y basándonos en el número de personas actuales, tenemos suficiente comida como para...tres días
   - Nos quedaremos cortos rápidamente - dijo Usa cabizbajo.
   - Pues buscaremos más - respondió Rhena.
   - Extraño comer tranquilo y en paz - dijo Usa, que saltó al suelo y se alejó caminando - Pero ya que
   Kya se largó a jugar con Mido y los pequeños, y entonces Rhena avanzó entre la congestión de personas. Se encargó rápidamente de curar a los heridos con su distorsión, y luego subió las escaleras.
   Se acercó a la puerta de la habitación de Yon, la abrió suavemente y entró.
   - ¿Como está? - preguntó Rhena por Yon, que yacía en su cama, con Shiro puesto para maximizar su repulsión.
   - Sigue igual - respondió su madre, a quien había ido a buscar con ayuda de Kya tan rápido como había podido cuando todo comenzó - Sin señales de nada malo, simplemente no despierta
   - Lo sé, ya lo revisé varias veces - dijo Rhena carente de emoción - Cuando despierte ya verá, lo haré trabajar sin parar para compensar todo este tiempo de hacerse el flojo. Que esté protegiendo el edificio entero mientras no estoy me da igual, literalmente puede hacerlo dormido
   - Todo lo que me contaste me sigue pareciendo un extraño sueño increíble, hija - dijo su madre, poniéndose de pie y abrazándola - Pero despertará, y estoy segura de que encontrarán la manera de hacer lo correcto. Pronto lo tendrás siguiéndote por todos lados otra vez
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aoiwolf · 8 years ago
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Strange Distortions - 30
Capítulo 30
   - ¿Que vamos a hacer? Son muchas distorsiones y en muchos lugares distintos ¿A dónde rayos deberíamos de ir? - dijo Mido, que se sujetaba la cabeza algo alterado. Un inminente apocalípsis no influía para nada en su innata indecisión. Kya apareció entonces, teletransportándose, entre sus brazos, y al abrazarla pudo calmarse.
   - Da lo mismo. Al punto más cercano – dijo Rhena firmemente – Veremos qué podemos hacer al respecto, y quizá logremos hacerlos salir a enfrentarnos
   - Ese dardo atravesó a Kuro sin problemas para terminar impactándome a mi – dijo Kiiru pensativa – No permitiré que se repita pero…
   - ...Estaremos en problemas si alguien ha desarrollado armas capaces de hacer frente a las distorsiones, incluidas las nuestras – dijo Yon mientras estiraba un mechón de pelo de su flequillo – Sin mencionar el obstáculo que eso representaría para mi economía
   - ¿A dónde vamos, Usa? - preguntó Rhena al conejo, que seguía absorto en la notebook.
   - Según parece, no muy lejos – respondió éste mientras giraba la computadora para que todos la vieran.
   Se trataba de un video grabado desde un celular, tembloroso y con mala calidad, pero no necesitaba explicaciones. El puente que unía la ciudad de Gensai con otra ciudad vecina, y atravesaba un gran río, estaba siendo cubierto poco a poco con distorsiones que llegaban volando a la vista de todos.
   La gente empezaba a correr en dirección opuesta. El tránsito se había detenido, con mucha gente bajando de sus vehículos, dejándolos en mitad del trayecto.
   Al final del video, un sujeto con uniforme de las Fuerzas Especiales se acercaba al joven que filmaba, y le ordenaba que se largara del lugar. Allí concluía.
   - Entonces no hay duda – dijo Rhena ajustándose sus lentes – Directo al caos, a saldar cuentas
   El grupo entero se dirigía caminando hacia el lugar, usando sus distorsiones para pasar sin ser notados. El mar de gente avanzaba en sentido contrario, sin verlos, pero a la vez sin chocar con ellos.
   - En serio, ¿Por qué no simplemente nos teletransporto allí? - preguntó Mido impaciente.
   - Necesito comprobarlo – respondió Yon mientras se acercaban al perímetro marcado por cintas amarillas que impedían el paso, ya habiendo dejado atrás a la multitud.
   - ¿Qué cosa? - dijo Mido perplejo.
   - ¡Deténganse! - les gritó un oficial de las Fuerzas Especiales, que se acercó junto con otros dos, apuntando con su rifle - ¡Den media vuelta y lárguense!
   - Eso – dijo Yon - ¿Haces los honores?
   - Con gusto – respondió Rhena con una amplia sonrisa.
   Chasqueó los dedos y una pequeña chispa violeta surgió en el aire. Los rifles de los oficiales se hicieron pedazos y cayeron al suelo, junto con el pequeño aparatito extraño que los tres llevaban instalado sobre la ceja izquierda.
   - ¡Dañaron mi undistorter! - gritó uno de ellos.
   Acto seguido, sin darles tiempo a reaccionar, el puño izquierdo de Rhena se movió a toda velocidad, directo hacia el rostro del más cercano. Se detuvo a centímetros de su nariz, pero no hubo reacción alguna de parte del sujeto.
   - Ya no nos ven, y probablemente tampoco nos oyen – dijo Usa, llevándose la pata al mentón - ¿”Undistorter”, eh? Me gusta
   Entonces Rhena retiró el puño izquierdo, y mientras el oficial sacaba su radio para reportar la situación, repitió el movimiento pero con el puño derecho, y esta vez no se detuvo. El sujeto salió volando, y aterrizó inconsciente unos metros más lejos.
   Asustados, los otros dos salieron a correr, pero Mido teletransportó a Kiiru frente a ellos, y ésta, sonriendo, extendió los brazos y avanzó, tacleando las piernas de ambos. Impactaron fuertemente contra el suelo, tras haber dado un par de vueltas, y quedaron también fuera de combate.
   - Para recibir tanto entrenamiento, no son la gran cosa – dijo Kiiru algo decepcionada.
   - Objetivos detectados – se escuchó decir a una voz a lo lejos, y entonces le siguió un fuerte sonido de disparo.
   - Ya no están jugando – dijo Rhena, que tenía el brazo derecho extendido y mantenía flotando frente a ella un proyectil metálico que brillaba en violeta.
   Se escuchó entonces un segundo disparo. Rhena extendió el otro brazo para repetir la distorsión, pero justo cuando el brillo empezaba a surgir, desapareció, y se observó una extraña ondulación en el aire.
   El proyectil hubiera atravesado de lado a lado su pecho, de no haber sido por la rápida acción de Usa, que generó la armadura a tiempo, y ésta frenó el impacto.
   - ¡Así debe ser como pudieron atravesar a Kuro! - gritó Yon, que alcanzaba a observar a muchos oficiales asentados en las ventanas y techos de los edificios cercanos.
   - ¡Ese undistorter debe de servir para más que sólo vernos! - gritó Usa.
   - ¡Mido, tu nos reubicas! - ordenó Rhena - ¡Acaben con tantos como puedan mientras avanzamos hacia el puente!
   Mido tiró hacia atrás su capucha, dejando a la vista sus orejas de gato, y sus ojos empezaron a brillar en verde. Acto seguido, los cuatro desaparecieron.
   El joven mago reapareció en el aire, por sobre los edificios, y rápidamente detectó a muchos oficiales sobre los tejados. Posó sus ojos sobre todos, y éstos fueron desapareciendo uno tras otro. Quien sabe a dónde los habría enviado. Luego volvió a desaparecer él.
   Yon había aparecido dentro de uno de los apartamentos de un Hotel, en cuya ventana se posaba uno de los francotiradores. El sujeto notó su presencia rápidamente, giró y disparó, pero el proyectil atravesó al exorcista sin causarle daño, impactándose en la pared de atrás. El aire ondulaba frente a su pecho, pero al parecer, el undistorter no había podido frenar su desconexión.
   - Menos mal - dijo Yon, y acto seguido se lanzó contra su rival. Éste trató de asestarle con un cuchillo de combate cuando vio que ya lo tenía demasiado cerca como para volver a disparar, pero nuevamente atravesó a Yon sin lastimarlo.
   El joven extendió el brazo derecho, abrió la mano y sujetó la cabeza del oficial por el rostro, empujándolo hacia atrás - Desconecta tu cerebro un rato - dijo Yon, y luego lo soltó. El oficial cayó al suelo y dejó de moverse, cerrando los ojos y empezando a roncar levemente.
   - Si me limito a solo uno o dos segundos por vez, probablemente pueda hacerlo rendir sin problemas - dijo Yon para sí mismo - Quizá incluso se recargue antes de llegar al límite
   Se lanzó a correr hacia la pared, atravesándola, y continuó así, visitando una por una todas las habitaciones contiguas, y luego empezó a bajar, atravesando los pisos. Fue topándose con oficial tras oficial, y los dejó a todos fuera de combate de la misma forma, uno por uno, saliendo por la entrada principal del edificio sin problemas.
   Rhena, por su parte, había reaparecido dentro de un edificio cuyas divisiones entre sección y sección eran de cristal. Un gran número de oficiales se encontraban ubicados entre las distintas secciones, con sus rifles listos.
   La cazadora descartó las sutilezas y avanzó a toda velocidad, atravesando cristales, escritorios y todo a su paso. Captó la atención de todas sus presas, que la enfocaron con sus undistorters.
   - Veamos que tan buenos son usando esas cosas - dijo Rhena sonriendo, y empezó a moverse en zigzag y de forma aleatoria, de manera que no pudieran predecir sus movimientos, apuntar y desactivar sus distorsiones.
   Gran cantidad de proyectiles fueron disparados hacia ella, pero fallaban miserablemente, y aquellos que tenían probabilidad de impactarla eran detenidos en el aire con su distorsión. No podían frenarla correctamente con los undistorters.
   - El experimento terminó - dijo Rhena cuando llegó a su primer presa, y le asestó un fuerte golpe en la cara, destruyendo el aparato y dejándolo incapacitado. Se lanzó contra todos los demás y éstos no tuvieron chance alguna. Volaron por los aires y eso fue todo. Luego saltó al siguiente edificio y repitió el proceso.
   Kiiru se encontraba ya cerca del puente, en una calle despejada de vehículos. Había avanzado cuanto pudo, acabando rápidamente con los que se le interpusieran, hasta que notó las barricadas metálicas a unos 30 metros. Desde atrás de ellas surgieron montones de oficiales, disparando sin contenerse.
   Kiiru golpeó el concreto rápidamente, levantando un gran bloque frente a ella. Gracias a ese escudo, los disparos no la alcanzaron, y cuando el bloque cayó al suelo nuevamente, ya no estaba.
   Los oficiales miraban desconcertados. Algunos se tocaban el dispositivo sobre la ceja. Entonces el concreto detrás de ellos reventó, y Kiiru surgió desde debajo de la tierra, se lanzó hacia los dos que más cerca tenía, y los empujó, uno hacia la izquierda y otro hacia la derecha, derribando ambas filas de oficiales.
   - ¡Chuza! - dijo, haciendo un gesto de victoria con el brazo derecho, y entonces apareció Mido detrás de ella y los hizo desaparecer a todos.
   - ¿A donde los envías? - preguntó la pequeña.
   - A MausuWorld - respondió Mido entre carcajadas - Un clásico
   - ¿Porque ellos van y yo no? Creo que voy a empezar a dispararte
   - Solo tenías que pedirlo. Tienes un ticket con Transportes Mido cuando termine el espectáculo - dijo, haciendo una reverencia. Luego miró hacia un costado e hizo aparecer a Yon.
   - Gracias - dijo el exorcista - Soy el único que realmente necesita un medio de transporte
   Y Rhena no tardó en caer del cielo, aterrizando cerca del resto del grupo.
   - ¿Porqué rayos protegen tanto este puente? - preguntó Usa.
   - Vamos a averiguarlo - dijo Rhena, y todos avanzaron hacia la construcción que ya estaba casi completamente cubierta de distorsiones.
   Al llegar notaron la oscurecida y gelatinosa consistencia de la sustancia que se adhería a todas partes. La mezcla de gran cantidad de distorsiones en una sola.
   Usa hizo aparecer la enorme espada de Rhena, y ésta embistió con fuerza, tratando de cortar la entidad, pero no surtió efecto. La espada simplemente quedaba inmersa en la oscura y asquerosa baba.
   - ¿Qué esperas? Dale de probar tus flamas - Ordenó a Yon con algo de impaciencia. Éste se acercó, Shiro empezó a brillar, y el fuego blanco surgió de sus manos y se paseó por la superficie del puente, pero no funcionó. Su repulsión no afectaba a esta cosa.
   - Tampoco puedo teletransportarla - dijo Mido antes de que fuera a tocarle a él.
   - Podría darle de golpes - dijo Kiiru - Pero no parece muy buena idea
   *clap*...*clap*...*clap*
   Se escucharon lentos y espaciados aplausos detrás de ellos.
   - Ya lo van entendiendo - dijo la voz de una mujer, y al darse vuelta, comprendieron que se trataba de Marla - Zelen dijo que los dejáramos en paz, ya que no había nada que pudieran hacer para detener esto, pero...eso es muy aburrido, y mientras Zelen no está, quería divertirme un poco
   - Está...monologando - dijo Kiiru susurrándole al resto mientras Marla continuaba hablando.
   - ¡Es verdad! - respondió Mido, también susurrando, aguantándose la risa.
   - Dijo que Zelen no estaba. Esto es una pérdida de tiempo. De alguna manera está usando la esfera para controlar y fortalecer las distorsiones - Dijo Rhena, también en voz baja - Si no lo encontramos a tiempo, no podremos hacer nada al respecto
   - Ella nunca dejaría a mi hermano alejarse de su vista. Está obsesionada con él - dijo Mido - Seguramente sabe dónde está, o cómo encontrarlo
   - Y si las Fuerzas Especiales están aquí, no deben de quedar muchos en sus cuarteles. Podría colarme en su red interna y ver que puedo averiguar - dijo Yon tratando de pensar rápidamente - Información sobre sus planes, sus armas o la ubicación de Zelen
   - ...Asi que dispuse un gran número de efectivos para poder probar las nuevas armas en un escenario real y...¿Me están escuchando? - preguntó Marla furiosa, sacando una pistola y haciendo sonar el seguro - ¡Detesto que me ignoren!
   - No es mala idea - dijo Usa - Puede que sea la mejor manera de aprovechar el tiempo, ya que no sé cuanto tenemos
   - Ustedes dos encárguense de eso - ordenó Rhena a Yon y Mido, y entonces sonrió mientras Kiiru se tronaba los puños - Nosotras trataremos de obtener la información de primera mano
   Mido y Yon desaparecieron en el aire, y la batalla empezó.
   Rhena fue la primera en atacar, acercándose a toda velocidad de un solo salto a ras del suelo y con el puño listo, cubierto por la armadura.
   Marla, en lugar de retroceder o tratar de esquivarla, corrió a su encuentro, y cuando el impacto era inminente, rápidamente usó su undistorter y desactivó la zona de la armadura en el hombro derecho de Rhena, y efectuó un disparo veloz que impactó a Usa y lo hizo caer al suelo. En esa fracción de segundo, la armadura de Rhena se deshizo, y Marla le asestó una fuerte patada que aprovechó el impulso con el que ya venía para causar más daño.
   Rhena cayó al suelo tosiendo y Marla empezó a acercarse, apuntándola con el arma, pero terminó dando un salto hacia atrás para esquivar a Kiiru que llegaba a toda velocidad.
   La pequeña volvió a saltar, buscando derribarla con una fuerte patada, pero Marla usó el undistorter en su pequeño pie, el cual quedó por un momento desprotegido del manto de oscuridad de Kuro, y entonces simplemente sujetó a Kiiru por el tobillo y la lanzó por el aire sin problemas.
   Kiiru siguió lanzando golpes, pero Marla los seguía deteniendo de la misma forma. Hacía desaparecer la distorsión, y entonces era como pelear contra una niña pequeña cualquiera.
   Mientras tanto, Rhena se incorporó y su primera reacción fue la de buscar a Usa. Lo encontró sentado en el suelo, agarrándose la pata derecha con la izquierda.
   - ¿Estás bien? - preguntó Rhena, visiblemente preocupada.
   - Pude esquivarla a tiempo - respondió el peluche tranquilizándola - De lo contrario habría perdido mucho más relleno
   - Menos mal - dijo Rhena mientras surgía una chispa violeta de su mano y la pata de Usa se regeneraba - ¡Ahora si cruzó la línea!
   Kiiru estaba frente a su rival, pero no atacaba. No le estaba sirviendo de nada. Rhena miró entonces a Marla y chasqueó los dedos. La chispa violeta surgió con el objetivo de inutilizar el undistorter, pero no funcionó.
   - Me reservé el más avanzado para mí - se jactó Marla - Genera una protección contra distorsiones sobre sí mismo
   Usa volvió al hombro de Rhena, pero cuando quiso volver a generar la armadura, Rhena lo detuvo.
   - Tendremos que cambiar nuestra forma de pelear para enfrentarnos a ella - dijo Rhena a Usa y Kiiru - ¡Te voy a hacer hablar por las malas, maldita loca!
   - ¿Oh? ¿Van a empezar a divertirme? - respondió Marla desafiánte - Porque hasta ahora no me han entretenido demasiado
   Yon y Mido reaparecieron cerca de la entrada de uno de los cuarteles de las Fuerzas Especiales.
   - No lo entiendo - dijo Mido - No puedo aparecer en el interior
   - Deben de estar usando algo para evitar que las distorsiones se cuelen dentro - planteó Yon - Y no podemos simplemente caminar por la entrada. Poder traspasar cosas no me vuelve invisible al undistorter. Si me ven activarán algún protocolo de seguridad y no podré sacarles nada
   - Quizá si podemos amo - dijo Shiro de repente, y empezó a brillar, transformándose luego en un uniforme de las Fuerzas Especiales especialmente a la medida de Yon.
   - ¡Woo! Tu también estás invitado a ser mi socio en el negocio de la magia - dijo Mido sorprendido, pero hablaba en serio.
   - De acuerdo, yo entraré y desactivaré esta...cosa - dijo Yon - Y entonces tu podrás entrar. Estate atento
   Y entonces avanzó con paso firme hacia la entrada principal.
   Pasó los controles sin dificultad. Avanzó por los pasillos sin llamar la atención de los pocos oficiales que aún permanecían dentro, y continuó hasta no ver más. Luego siguió manteniendo el paso, sin correr, para que no apareciera nada extraño en las cámaras de seguridad. Avistó una computadora en una oficina y entró como si fuera suya. Se sentó, sacó una pequeña unidad USB del bolsillo y la conectó. Entonces encendió la máquina y cargó el sistema que llevaba en su pendrive. Corrió unos cuantos programas, un par de comandos, y pronto ya se encontraba dentro de la red, y con completo control de todo a lo que esa máquina tuviera acceso. Por desgracia, no era suficiente.
   No tenía acceso a información de alto nivel desde allí, pero aprovechó todo lo que pudo conseguir. Lo primero que saltó a la vista fue el organigrama que mostraba los altos cargos. Las fotos de nueve oficiales importantes aparecieron, pero debajo de cada uno decía "De Vacaciones". Entonces la décima foto correspondía a Marla, y decía "En Funciones".
   - Creo que ya me hago a la idea - dijo Yon para sí mismo.
   Entonces se topó con los planos y mapas del edificio. Buscó que sala correspondía a Marla y la encontró. La sala principal de control y procesamiento de operaciones. Apagó la computadora, desconectó su pendrive y se dirigió a la sala ubicada exactamente encima de la de control, a la cual un oficial normal si tendría acceso. Luego entró al baño, y una vez allí, sin cámaras de seguridad, atravesó el suelo y llegó a su destino.
   Una gran cantidad de computadoras y pantallas se repartían por todo el lugar, y no había señal de ninguna cámara de seguridad. Estaba planteándose por dónde empezar cuando notó la diferencia. Las sillas repartidas frente a las máquinas eran insulsas y visiblemente no muy cómodas, exceptuando por una, con un suave tapizado negro y rueditas, ubicada entre alguna especie de radar y unas cuantas pantallas detrás.
   Se sentó allí y observó las pantallas encendidas. Tan pronto tocó el teclado, un cartel apareció, solicitando una contraseña. Estaba a punto de sacar su pendrive para tratar de repetir el mismo truco anterior cuando, de repente, se detuvo.
   Extendió ambas manos sobre el teclado y tipeó letra a letra "Z...E...L...E...N". Presionó enter y la voz de Zelen se escuchó salir por los parlantes "Ugh, tú otra vez, Marla".
   Yon creyó por un momento que de hecho era el verdadero Zelen, pero entonces se dio cuenta de que se trataba de una simple grabación. Marla lo había configurado para así escuchar esa frase cada vez que se sentara a realizar sus operaciones del día.
   - Primero lo primero - dijo Yon, y rápidamente encontró el sistema para controlar la protección del edificio. Cambió la configuración para que no se enviaran alertas y entonces la desactivó. Mido pudo detectarlo dentro al instante y apareció a su lado de repente.
   - Estaba dudando de que en verdad tuvieras madera de agente secreto - dijo Mido mientras miraba a su alrededor - Parece sacado de una película
   - No me subestimes - le respondió Yon, aún concentrado en las pantallas, tecleando - Además, creo que ya has visto cosas mucho más impresionantes, entre distorsiones y demás
   - Es verdad, pero eso no evita que me fascinen las cosas de las que somos capaces sin poderes de por medio. Por cierto, ¿Qué haces ahí?
   - Estoy descargando todos los planos e información sobre sus armas y el undistorter - dijo Yon, que había conectado el pendrive para guardar los datos - Hay bastantes diseños que aún no han producido. Será bueno estar al tanto
   - Genial, genial - respondió Mido impaciente - No es que te esté metiendo presión pero...¿Podrías mejor ponerte a buscar a mi hermano?
   Yon desconectó de repente su pendrive, siguió tecleando y moviendo el puntero un poco más, y luego se impulsó hacia atrás en la silla y miró hacia el techo.
   - Listo - dijo entonces - Marla tiene un sistema de rastreo que le permite conocer la ubicación exacta de Zelen en todo momento. Ahora mismo la búsqueda está en proceso
   - ¡Está demente! ¿Le insertó un rastreador bajo la piel o algo así? - dijo Mido indignado, pero luego reflexionó - En este momento agradezco que así sea
   *Tick*...*Tick*...*Tick*
   Se escuchó sonar sobre el radar detrás de ellos. Ambos voltearon a mirarlo, Yon aún sentado, girando la silla, y entonces Mido se llevó la mano a la cabeza, levantándose el pelo.
   - El mundo tiene suerte de que cuenten conmigo - dijo Mido, y entonces ambos desaparecieron en el aire.
   Marla saltaba y esquivaba escombros de aquí para allá. Kiiru en lugar de acercarse, se movía entre las sombras, por dentro de los edificios o bajo la tierra, para que así no pudiera usar el undistorter en ella, y aprovechaba para lanzarle objetos a toda velocidad desde la distancia.
   Rhena surgió de la nada y saltó entonces hacia Marla blandiendo dos espadas metálicas con hojas un tanto más gruesas de lo normal. Marla no tuvo alternativa más que esquivarla y girar hacia atrás, pero tan pronto como se reincorporó, alzó su pistola y disparó al cuerpo sin armadura de Rhena.
   El disparo avanzó a toda velocidad, pero cuando ya estaba cerca, Rhena movió la espada en su mano derecha y el proyectil simplemente se desvió, como si la obedeciera. Marla ejecutó tres disparos más, pero Rhena los desvió con facilidad nuevamente, sin siquiera tocar los proyectiles.
   Marla estaba confundida. Siguió disparando, mientras apuntaba el undistorter hacia todos lados, las espadas, los brazos de Rhena, al aire, al peluche...el peluche...entonces notó que Usa no estaba con ella.
   Un brillo violeta le llamó la atención a sus espaldas, volteó y se percató de que el peluche se encontraba a cierta distancia, con su arco de energía preparado, y soltaba un disparo hacia ella. Marla usó el undistorter para hacer desaparecer el disparo en el aire, entonces saltó hacia atrás esquivando el nuevo trozo de concreto que llegaba volando y luego escuchó que Rhena se acercaba tras ella. Giró en el aire y levantó la pistola, pero entonces Rhena sacudió su espada izquierda y el arma salió volando por el aire sin siquiera haberla tocado.
   - Magnetismo... - alcanzó a decir Marla, pero entonces Rhena le acertó con el revés de su espada derecha en la frente, destruyendo el undistorter y derribando a su presa finalmente.
   - Así es. Creé las espadas con los minerales y metales cercanos, y les otorgué un centro magnético aumentado con mi distorsión, pero oculto dentro de la hoja, a salvo de tu aparatito - respondió Rhena - Ahora respóndeme tú, zorra, ¿Donde demonios está Zelen? ¿En que demonios están pensando?
   - ¿Crees que voy a responderte? ¿ Crees que ya me tienen? Lo único que te diré es que no pueden detenerlo, y no me importa lo que haya dicho Zelen sobre no matarlos...no tolero los insultos...
   Entonces Marla apuntó su brazo derecho hacia atrás y de su manga surgió disparado un cable a toda velocidad, con un gancho en el extremo. Se sujetó a una ventana y la catapultó hacia atrás a toda velocidad, mientras con la otra mano soltaba una granada, que tenía adherida un undistorter, justo frente a Rhena.
   Usa y Kiiru estaban demasiado lejos como para ayudarla. El tiempo se paralizó para Rhena, que vio como caía lentamente el explosivo. No había tiempo. No podía usar su distorsión para desactivarlo, y no lograría cubrirse con otra cosa. Pensó en usar el viento para alejarlo o frenar la explosión, pero no le parecía que fuera a lograrlo, y entonces estalló. Rhena solo pudo cerrar sus ojos, y en sus oídos rugió un fuerte pitido que se clavó dentro de su cabeza.
   .....
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   El olor salado. La suave brisa.
   Rhena volvió a abrir los ojos y descubrió que se encontraba en caída libre, a gran altitud, sobre una inmensa masa de agua y bajo la luz de una enorme luna llena que se alzaba en el cielo, junto a infinidad de estrellas. Era impresionantemente bello.
   El pitido empezaba a desaparecer y los sonidos volvían a llegarle de a poco, y entonces escuchó sus voces.
   - Fiuu, eso estuvo cerca - dijo Mido, también caía, pero se encontraba por encima de ella.
   - ¡Bien hecho orejitas! - dijo Yon, que caía junto a Mido y lo sacudía alegre, aún vestido de oficial de las Fuerzas Especiales.
   - ¡Sin problemas Agente Eldritch! - respondió Mido tratando de forzar una voz gruesa - ¡Pero la misión aún no termina!
   Kiiru simplemente se dejaba caer con los ojos cerrados, aliviada, pero dejó su rostro al descubierto para sentir el viento en la piel.
   Usa iba prendido al hombro de Yon, y en cuanto Rhena giró en el aire para verlos a todos, el exorcista lo lanzó hacia ella.
   - ¡Rhenaaaaa! - gritó el conejo y ambos se abrazaron fuertemente un rato.
   Cuando ya se aproximaban a la superficie, todos desaparecieron, y volvieron a aparecer en altitud.
   - ¡Resumen! - gritó Rhena, luego de haber chasqueado los dedos y usado su distorsión para devolver a buen estado sus tímpanos, ya con Usa en su hombro. La chispa violeta voló hacia sus oídos y los dejó morados por un momento.
   - ¡Encontramos lo que buscábamos! - gritó Yon - ¡Y volvimos por ustedes!
   - ¡Y justo a tiempo según parece! ¡Te saqué de allí al instante, junto con el resto! - continuó Mido sonriendo - ¡Yon me gritó al oído tan pronto aparecimos en el cielo sobre ustedes! ¡Así que podrías reparar mis tímpanos también!
   El tiempo se había detenido también para Yon al ver la granada, nada más aparecer, y reaccionó rápidamente, tomando la cabeza de Mido en el aire con ambas manos y girándola para enfocar a Rhena, y entonces dijo "¡Teletranspórtala!".
   - ¡Te debo una! - gritó Rhena a Mido - ¡Si el mundo no se acaba pronto!
   - ¡¿Y a donde vamos?! - gritó Kiiru, ya calmada. Esa mujer le había infundido miedo realmente.
   - ¡A donde se encuentra mi herma...! - gritó Mido, y los volvió a teletransportar a todos, otra vez a la altitud del cielo.
   - ¡...no! ¡Pero es muy lejos, por eso estamos haciendo tantos saltos!- continuó - ¡Si ya terminamos de hablar, aceleraré el paso!
   Y entonces empezaron a desaparecer y aparecer muchas veces rápidamente, repitiendo el escenario, pero con ligeras variaciones.
   - ¡¿Pero don...?! - gritó Kiiru.
   Entonces de repente el escenario cambió bruscamente, y pudieron ver arena, ciudades y palmeras, y finalmente, estaban en su destino.
   - ¡¿...de es?! - terminó Kiiru, y entonces sus propios ojos contestaron esa pregunta.
   Se encontraban de pie, en la arena, frente a una de las tres Pirámides De Egipto. Estaba cubierta de negro, igual que el puente y las demás estructuras famosas, pero la gran diferencia era que un enorme rayo de energía oscura surgía de la punta y se elevaba hacia el cielo.
   Si miraban hacia el horizonte, se observaban las puntas de las otras dos pirámides y rayos idénticos surgiendo de ellas. No eran perfectamente verticales, sino que parecían ondularse lentamente, acercándose las tres líneas cada vez más entre sí.
   - Siempre había querido verlas en persona - dijo Kiiru decepcionada - Pero esto no era lo que tenía en mente
   - Llévanos al centro de las tres pirámides - dijo Yon a Mido, mientras Shiro brillaba y volvía a convertirse en su chaqueta blanca - Por como luce la situación, Zelen debe de estar allí
   Aparecieron al instante y así era, sin ninguna duda. La esfera se elevaba lentamente, atrayendo hacia sí los rayos, y Zelen se encontraba debajo, también elevándose, aún conectado a ella por un pequeño hilo de distorsión.
   - ¿Cual es el plan? - preguntó Kiiru, e inmediatamente miró a Yon, y todos los demás hicieron lo mismo.
   Yon observó el escenario. Sus ojos eran serios y su rostro reflejaba su concentración, pero finalmente sus facciones volvieron a la normalidad. Giró la cabeza, pasó la vista por Usa, y luego clavó sus ojos en los de Rhena.
   - No tengo ni idea - dijo Yon finalmente.
   - El plan es... - empezó Rhena - ¡Atacar con todo! ¡Si es el fin del mundo, el tiempo de planificar ya terminó!
   Usa hizo aparecer la armadura y gritó - ¡Concentren el ataque en el cordón que lo conecta a la esfera! - y entonces todos se lanzaron a pelear la última batalla.
   Mido fue el primero. Apareció de repente en el aire frente a su hermano y trató de razonar con él.
   - ¡Detente hermano! ¡¿Siquiera sabes lo que haces?!
   - Preparo un mundo más seguro para ti - respondió Zelen - ¡Ahora fuera de mi vista!
   Y de la esfera surgió un rayo de energía negra que impactó a Mido y lo mandó a volar, cayendo a toda velocidad en dirección a donde se encontraba Yon.
   Entonces el exorcista saltó y tan pronto lo tocó, ambos se desconectaron, haciéndose intangibles e impactando contra la arena, pero atravesándola, y volviendo a surgir a la superficie luego.
   - Gracias - dijo Mido sujetándose la cabeza - No puedo teletransportarlo, ni a él ni a la esfera
   - Por desgracia ya me lo temía - respondió Yon mirando hacia lo alto, hacia la esfera.
   Unas cuantas flechas de energía de Usa se dirigieron hacia Zelen, la esfera y el hilo que los unía, pero negros tentáculos surgieron de la esfera y las detuvieron todas sin dificultad.
   Rhena sujetó su enorme espada de energía y ordenó a Usa que la hiciera más grande, y aún más grande. Luego se la lanzó a Kiiru y concentró su distorsión en mantener la consistencia del arma.
   La pequeña la sujetó por el enorme mango con ambos brazos y empezó a girar a toda velocidad. Luego la soltó y ésta salió volando en dirección a Zelen y el cordón. Entonces Kiiru saltó hacia Rhena, ésta la impulsó hacia arriba con fuerza, y la niña alcanzó en el aire a la espada y le asestó un puñetazo con todas sus energías, convirtiéndola en un proyectil que cortaba el viento, directo a impactar con increíble potencia.
   Un par de tentáculos salieron de la esfera para frenar la espada, pero no pudieron con ella y fueron destruidos. Entonces, cuando ya estaba cerca, los tentáculos surgieron por centenas y, aunque algunos no resistieron, la fuerza combinada de todos ellos terminó por detener el avance del proyectil, el cual cayó y se deshizo en el aire.
   Rhena levantó ambos brazos y las chispas violeta se convirtieron pronto en un gran flujo de energía que giraba en torno a todo su cuerpo. Cerró los ojos y de repente el viento empezó a girar a sus órdenes, dando vueltas en torno al lugar y levantando grandes cantidades de arena.
   De repente fue como si el viento y la arena combinados generaran inmensas cuchillas afiladas que buscaban cortar a través de Zelen, chocando, impactando y tratando de taladrar sus defensas, pero la esfera seguía pudiendo más.
   De los rayos que surgían de las pirámides, pequeños filamentos empezaron a caer como truenos, deteniendo la fuerza del viento y volviéndolo un esfuerzo inútil.
   Al final, Rhena se detuvo, exhausta, y todos miraron hacia arriba sin saber qué hacer, pero la cazadora aún no estaba lista para rendirse. Se puso en posición, con las piernas firmes, y empezó nuevamente a generar distorsión al rededor de sus brazos, pero esta vez la convirtió en energía pura, y luego en flamas violetas, y las liberó.
   Las llamas se concentraban en un rayo que avanzaba hacia lo alto, y luego se expandían al llegar al objetivo.
   La esfera usó los tentáculos nuevamente como escudo, y estos lucharon contra el fuego, tratando de mantenerlo al margen.
   Entonces Yon se plantó junto a Rhena e intentó seguir el ejemplo. Shiro empezó a brillar y las flamas blancas surgieron. Las lanzó hacia arriba, y poco a poco logró replicar el control para mantenerlas concentradas hasta llegar a lo alto, y entonces chocaron contra otra sección de los tentáculos.
   Rhena y Yon se miraron levemente de reojo, y entonces ambos redirigieron sus respectivas flamas para impactar en el mismo punto. Al momento en que las llamas se combinaron, formaron un nuevo fuego que variaba y se debatía entre blanco, violeta y azul, y atravesó violentamente a través de las distorsiones defensivas de la esfera.
   El fuego impactó a Zelen, a la esfera y a la distorsión que los conectaba, y empezó a surtir efecto. La esfera emitía gritos de dolor insoportables, el cordón que la unía con Zelen se cortó, y éste rugió violentamente. Luego se cubrió a sí mismo de oscuridad y saltó en medio de las llamas, usando su cuerpo como escudo y evitando que llegaran a la esfera.
   Zelen empezó a avanzar, y a la vez caer, dirigiéndose hacia Yon y Rhena mientras recibía de lleno el fuego.
   La esfera empezó a elevarse más velozmente, y finalmente fue alcanzada por los tres rayos que surgían de las pirámides, y entonces un nuevo y aún más potente rayo de energía oscura surgió de la esfera y fue disparado hacia arriba, impactando y empezando a cubrir el cielo con un manto de oscuridad.
   La oscuridad que recubría a Zelen se disolvió poco a poco por el efecto de las flamas, y terminó cayendo cerca de Rhena, Yon y el resto, inconsciente.
   ******
   - Pobre diablo - dijo C, el cronista, que ahora recibía en seguidilla el flujo de información concerniente a Zelen - Manipulado incluso cuando creía tener el control de sus acciones
   ******
   - ¡Hermano! - gritó Mido, y se teletransportó a su lado al instante. Entonces percibió que aún respiraba. Estaba vivo.
   Rhena y Yon enfocaron sus flamas en la esfera, pero ya no parecía afectarle para nada. Era como si de repente el poder de sus distorsiones hubiera disminuido. Entonces se detuvieron, ya sin energías.
   - ¿Es el fin del mundo? - preguntó Kiiru, que se había aferrado a las piernas de ambos.
   - Lo enfrentaremos... - dijo Yon, apoyando su mano sobre la cabeza de la pequeña - De alguna manera, juntos
   - Confía en el amo – dijo Shiro a Kiiru, con tono armonioso.
   - Arruinas el momento, pedazo de tela – respondió Kiiru sacándole la lengua, a lo que Yon no pudo evitar reír.
   Hasta el fin del mundo perdía su impacto junto a ellos, reflexionó la cazadora.
   Rhena despegó entonces la vista del cielo, que poco a poco se oscurecía sin dejar ver la luna y las estrellas, miró a Yon y sonrió. "Eres demasiado optimista, idiota" le dijo, pero entonces la sonrisa se borró de sus labios.
   Un brillante rayo de luz blanca llegó desde el cielo, desde un pequeño hueco que aún no había sido cubierto por las tinieblas, e iluminó a Yon. Fue solo un momento, pero el exorcista quedó completamente paralizado. Luego cerró los ojos y se derrumbó en el suelo.
   - ¡Yon! ¡Yon! - gritaron Rhena y Kiiru, moviéndolo, pero éste no reaccionaba.
   - ¡Mido, sácanos de aquí! - ordenó Rhena - ¡Llévanos a casa!
   Mido estaba en estado de shock, abrazando a su hermano, pero al escuchar la orden, la cumplió al instante, teletransportándolos a todos en sucesivos saltos instantáneos que cubrieron la enorme distancia en un segundo.
   Reaparecieron dentro de la sala de la base de exorcistas Eldritch.
   - Bueno, bueno, parece que fallaron. Cuando no detecté rastros de sangre supuse que la granada no había resultado, así que vine aquí a terminar el trabajo que... - decía Marla, sentada en uno de los sofás, y entonces lo notó - ¡Zelen!
   Marla corrió hacia él y empujó a Mido a un lado.
   - ¿Que te han hecho? - repetía una y otra vez mientras acariciaba su rostro. Finalmente lo levantó contra su hombro como si fuera un costal de papas y empezó a caminar hacia la puerta - Tu plan ha resultado ¿Escuchaste? Tenemos un nuevo mundo frente a nosotros
   Entonces se fue, sin darle importancia al resto.
Mido tenía la mirada perdida. “Ella no lo dejará morir” dijo en voz baja, y entonces se puso finalmente de pie, y notó a Yon en el suelo. Rhena y Kiiru seguían concentradas en él, que no despertaba.
   Finalmente un estruendo se escuchó por todo el planeta. Habían sido desconectados completamente del resto del universo.
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aoiwolf · 8 years ago
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Strange Distortions - 29
Capítulo 29
   El brazo derecho de Yon estaba completamente incrustado en la pared, y lo movía de un lado a otro sin dificultad, como si se tratara de un fantasma.
   - Es un truco impresionante – decía Mido emocionado – Solo piénsalo Yon, nuestro show de magia sería un éxito. Montañas de dinero
   - Tentador… – respondió Yon – Pero no creo estar hecho para el mundo del espectáculo
   Entonces una mano se asomó frente al rostro de Mido y chasqueó los dedos un par de veces.
   - Concentración – dijo Rhena, cuya presencia el joven volvió a notar tras seguir el brazo hasta su origen con la vista - ¿Qué es exactamente lo que recuerdas?
   - Oh, cierto. Pues…Cuando desperté, al primero que noté fue a Yon. Estaba inconsciente a unos diez metros de donde me encontraba yo. Lo sacudí un poco pero no despertaba. Entonces la chaqueta me dijo…
   - ¡Shiro! – dijo éste, que se encontraba sobre la mesa con las mangas cruzadas – No tengo problemas con ser arrastrado al campo de batalla en medio de la noche y despertar con un golpe y tierra en la cara ¡Pero al menos recuerden mi nombre!
   - SHIRO me dijo que observara su mano, que sujetaba algo. Cuando lo hice noté el dardo, y supuse que sería la razón de que no pudiera despertarlo. Luego los vi a ti y a Usa en el suelo, un poco más lejos. Telentransporté a Yon hasta aquí…
   - Podías haber sido un poco más preciso y medir al sofá – decía Shiro aún disgustado – Aparecimos en el aire y caímos directo al suelo.
   - Kya y yo seguíamos un poco adormilados – respondió Mido con una sonrisa pícara – Entonces me separé de Kya y le dije que buscara a Kiiru. Yo fui por el conejo y por ti. También tenías un dardo de esos, aún clavado en tu cuello. Usa también estaba inconsciente
   - Kiiru también tenía uno de esos dardos en la espalda – dijo Kya, que se encontraba acurrucada en el regazo de la niña, que se encontraba sentada en una silla mientras Kuro peinaba su corto y rubio cabello – La encontré en el suelo, inconsciente, cerca de las gradas
   - Y aún tengo sueño – dijo Kiiru mientras soltaba un gran bostezo, cubriendo un poco su boca con su mano derecha.
   - Kya volvió y los teletransportamos a ambas aquí, primero a ti y luego a Kiiru
   - Usándonos a mí y al amo para suavizar la caída de ambas, muchas gracias – decía Shiro, aún mal humorado
   - ¿Hubieras preferido dejarlas caer al suelo? – preguntó Yon.
   - ¡Claro que no! Al menos ellas cayeron suavemente y luego rodaron a un lado – continuó Shiro – Pero el mocoso aquí presente apareció de pie en el aire ¡Y aterrizó pisándome la cara!
   - Jajaja ¡Tienes que estar orgulloso de poner el cuerpo por el equipo! – dijo Yon riendo, pero luego se detuvo, se tocó las adoloridas costillas con el brazo izquierdo y miró a los ojos de Mido con su mirada hecha un témpano – Pero en verdad, practica más la precisión para la próxima
   - Claro que sí, lo haré, lo haré – respondió Mido con una tímida sonrisita, intimidado por el repentino cambio en la voz y actitud de Yon.
   - Perfecto – dijo Yon sonriente, volviendo a su actitud cotidiana, causando que Mido levantara ligeramente su ceja derecha.
   De repente, el espectáculo terminó, y su brazo fue empujado violentamente hacia afuera, volviéndose sólido nuevamente, y siendo incapaz de atravesar la pared otra vez.
   *Tick* Se escuchó el sonido de un cronómetro
   - 63 segundos exactos – dijo Rhena, que sujetaba el pequeño aparato en su mano derecha – Y ese mechón de cabello blanco que tenías no dejó de brillar mientras, poco a poco, se tornaba negro nuevamente
   - Y también eran 63 cabellos – respondió Yon – No han hecho más que aumentar en número desde que empezamos a cazar distorsiones
   - Ehh, ¿Ya no le llamas exorcizar? – preguntó Usa, que se encontraba sentado en la mesa, con la notebook frente a él.
   - De cara al público lo seguiré haciendo – dijo Yon sonriendo – Es mucho más práctico
   - ¿Tienes algo que decir ahora que lo has visto claramente? – preguntó Rhena a Usa.
   - Si, ya me ha quedado bastante claro. Mi mente está funcionando mejor que de costumbre, por alguna razón – respondió el conejo – Es bastante simple realmente. Yon afecta a las demás distorsiones, pero no me quedaba claro el cómo. Ahora puedo ver que también se afecta a sí mismo, y he allí el secreto de lo que estamos viendo.
   - Sé más conciso orejón – dijo Kiiru desganada, aún tumbada sobre la silla, con la cabeza echada hacia atrás.
   - En esencia, la distorsión de Yon no repele a otras, ésa es sólo una consecuencia. Su distorsión desconecta cosas, las separa de la dimensión. Rompe el enlace que las conecta, y por eso las demás distorsiones le temen y se alejan, para no arriesgar la leve conexión que han obtenido. Sus llamas blancas probablemente tienen el mismo efecto, pero aumentado. Desconecta a las distorsiones, aunque luego también las consume, eso aún es un misterio…
   Usa levantó su pata y la puso frente a su boca, luego emitió un sonido carrasposo, como aclarándose la garganta.
   - En fin, lo que está ocurriendo ahora es que se está desconectando a sí mismo temporalmente. Deja de ser parte de la dimensión, al menos físicamente, y eso le permite atravesar paredes y demás objetos. Como ya vimos, incluso puede compartirle el efecto a alguien más. Es fascinante realmente.
   - Estoy de acuerdo – dijo Yon – Sin duda puedo encontrarle utilidad
   - Cuidado con tus ideas – dijo Rhena mirándolo, pero entonces percibió en sus ojos que no era necesario ni siquiera mencionarlo.
   - ¿Y qué hay de ti, chico? – dijo Usa a Mido – Tu hermano te asestó una buena ¿No estás deprimido o algo así?
   - ¿Bromeas? – respondió Mido – Es él, sigue allí dentro. Podría habernos matado a todos pero no lo hizo. Es la mejor noticia que he tenido hasta ahora.
   - Que bueno que estés bien. Aquí van más noticias entonces, de lo que ocurrió después
   - ¡¿Qué!? – dijeron todos al unísono, girando para mirar a Usa con total atención, quien continuaba toqueteando el teclado de la computadora portátil.
   - Cuando Rhena cayó inconsciente, tu hermano simplemente pasó del asunto y saltó a por la esfera. Traté de detenerlo, pero entonces una mujer me pisoteó. Llevaba un rifle a la espalda, así que es seguro asumir que es ella quien disparó los dardos. Zelen alcanzó la esfera y la absorbió, y luego bajó y se puso a hablar con ella con total normalidad. Luego desaparecieron. Creo que la llamó Marla…
   - No puedo creerlo…
   - ¿La conoces? – preguntó Rhena
   - La recuerdo – dijo Mido – Siempre estaba con mi hermano. Iban a la misma secundaria, y creo que eran amigos. Era la única persona que aguantaba su mal humor.
   - Y ahora lo ayuda. Y según parece, puede vernos de alguna manera. No presencié distorsión alguna en ella, así que no se cómo realmente.
   - No es tan extraño. Era muy lista y habilidosa. Siguió a mi hermano e ingresó en las Fuerzas Especiales casi sin esfuerzo, o eso había oído a mi padre decir…Si, al igual que yo, estaba siguiéndole la pista, no me extrañaría que estuviera bien preparada para enfrentar la situación.
   - Me encargaré de devolverle el dardo personalmente – dijo Rhena visiblemente enfadada.
   - Perfecto, porque tenemos que buscarlo, por lo que dices parece que ya ha vuelto a ser el de antes – dijo Mido ilusionado - ¿Hablando y sin sombras en su cuerpo? Hasta me cuesta creerlo
   - Es nuestra principal prioridad – dijo Rhena, pero entonces Usa cambió esas prioridades.
   - Por hoy será la segunda. Es el último día, si no tramitas tu cambio de universidad hoy, te perderás las inscripciones a las materias que estén por iniciar. Además, cuando absorbió la esfera perdí la capacidad de sentirlo, así que por el momento no tenemos pista alguna sobre su ubicación.
   - Pero…¡Esto es más importante!
   - ¡Que vayas! Sabes que tengo razón – respondió Usa autoritario, lo que causó que Mido riera debido a la situación de ver a Rhena haciendo un berrinche. Ésta lo miró enojada.
   - Tranquila sister, yo te entiendo – respondió Mido - ¿Escuela? ¿Universidad? Aburridooo. Por eso yo solo voy a las clases interesantes, aparezco en las aulas, aprendo un par de cosas y desaparezco. Nada de trámites, ni apuntes ni exámenes. Las de las Fuerzas Especiales son sin duda las mejores.
   Rhena suspiró y se tranquilizó, y entonces sintió una mano en el hombro. La de Yon.
   - ¿Quieres que te acompañe? Yo también tenía que dejarme caer por ahí un día de estos.
   - Patrullen un poco la ciudad en caso de que ande cerca – ordenó Rhena a quienes se quedaban.
   - Cuenta con ello – respondió Mido emocionado, pero Kiiru sólo extendió el brazo y levantó el pulgar. Seguía con la cabeza echada hacia atrás y los ojos cerrados. La dosis de tranquilizante debía de haber sido mucha para su tamaño.
   - Mira, ya tienes unos cuantos cabellos blancos otra vez – hizo notar Rhena a Yon, quien extendió el mechón hacia abajo con su mano derecha para poder verlo.
   - Probablemente ya puedas volver a atravesar cosas, parece estar relacionado – dijo Usa, y luego empezó a ondear su pata en el aire – Bye bye, sin desvíos
   Yon y Rhena se dirigieron entonces caminando hacia la universidad. Ninguno de los dos articuló palabra alguna, y era claro que Rhena aún estaba molesta. Había estado tan cerca, y aún así, nuevamente el hombre distorsión se le había escapado de las manos. No podía ni pensar en clases y deberes cuando él podía estar en cualquier parte, quizá incluso aún en la ciudad.
   Siguieron caminando, hasta que al pasar cerca de un callejón, dos pares de brazos surgieron de repente y los sujetaron, empujándolos hacia dentro y soltándoles luego, haciéndoles trastabillar hacia atrás.
   Cuando recuperaron el equilibrio, se encontraron de pie en medio del callejón frente a tres hombres de apariencia desalineada. Uno los apuntaba con una pistola y otro sujetaba una escopeta recortada. El tercero dio un paso al frente, apuntando a Yon con sus manos vendadas.
   - Es él – dijo el sujeto – Él me derribó y luego me rompió las manos
   Yon se llevó la mano a la cara.
   - Debí de haberle sacado los ojos, 40% de probabilidad de que esto ocurriera ya era demasiado – dijo Yon despacio, para sí mismo, pero Rhena lo escuchó sin problemas.
   - ¿Tu? ¿En serio? – preguntó Rhena conteniéndo la risa.
   - Las distorsiones no son las únicas que causan problemas. De hecho, diría que son las menos probables.
   Rhena no pudo contenerse más y empezó a reír a carcajadas. Los tres sujetos la miraban extrañados.
   - Creo que esto es justo lo que necesitaba – dijo Rhena y chasqueó los dedos, haciendo surgir una pequeña chispa violeta.
   La pistola y la escopeta empezaron a derretirse, lo que causó que las soltaran sobresaltados.
   - Yo no soy tan amable – dijo Rhena. La piel de sus manos se había tornado ligeramente violeta, endurecida – Voy a romperles bastantes más cosas
   Se abalanzó hacia ellos y acertó un puñetazo en medio de la cara al que tuvo más cerca. El sonido de los huesos fracturándose se escuchó fuerte y claramente cuando el sujeto se estrelló contra la pared. Su rostro estaba completamente destruido.
   Otro lanzó entonces un puñetazo a Rhena, y esta chocó puño con puño, triturando y comprimiendo el brazo del sujeto hacia dentro, dejando grotescas fracturas expuestas de dolorosa apariencia. Luego le dio en el pecho con la palma extendida, y el impacto se extendió por el cuerpo rompiendo quien sabe cuántas cosas, dejándolo desplomado en el suelo.
   Cuando miró por el tercero, notó que no estaba. Volteó y lo vio corriendo hacia Yon. Sujetaba un cuchillo entre ambas manos, torpemente.
   - Veo que no te queda claro – dijo Yon a su atacante – Supongo que ni siquiera necesito calcular cosas esta vez
   Yon no se movió. Cuando el sujeto llegó y lo apuñaló, pasó de largo, atravesando su cuerpo con los brazos. Su rostro se puso pálido, mientras retrocedía lentamente, extrayendo sus brazos y el cuchillo del incorpóreo cuerpo del joven, que creyó, se trataba de un fantasma.
   Entonces Yon se alargó hacia adelante y tocó el cuchillo, tomando la punta con los dedos y haciéndolo traspasar la mano del sujeto. Luego extendió el brazo y metió la mano con el cuchillo dentro del cuerpo del hombre, en su estómago, depositando el objeto filoso allí, y extrayendo su mano vacía luego.
   - Buena suerte con eso – dijo Yon finalmente – Probablemente sea recomendable no moverte demasiado
   Luego se alejó junto con Rhena, y siguieron su rumbo hacia la universidad, mientras que el desafortunado sujeto les veía alejarse, totalmente paralizado.
   - Eso fue cruel jajaja – dijo Rhena aún riendo. Su enojo se había esfumado.
   - Mira quién habla – respondió Yon con una sonrisa – No estoy muy seguro de que los otros dos aún respiren siquiera
   - No morirán, me encargué de reparar ligeramente los órganos que dañé de más – dijo Rhena respirando profundamente para dejar de reír – Pero es una cortesía que solo tendrán una vez
   - Pues así se siente – dijo Yon desperezándose.
   - ¿Qué cosa?
   - Tener poderes de distorsión. Podría acostumbrarme. Hubiera sido peligroso allí de otro modo, para mí al menos
   - Pues acostúmbrate, porque aún no has visto nada. Las distorsiones pueden ser realmente temibles. No puedes tenerla difícil contra simple escoria si planeas sobrevivir a ellas.
   - Sin duda es lo que planeo – dijo Yon volviendo a reír.
   Sin darse cuenta llegaron al frente del imponente edificio. Ambos entraron.
   - Bien, ya me encargaré yo de mis asuntos – dijo Rhena.
   - ¿Qué ramas sigues? – preguntó Yon.
   - Me he paseado por muchas. Simplemente voy por las que más interesantes me resulten. ¿Tú?
   - Principalmente la de tecnología. Casi no necesito ni aparecer por aquí.
   - Buena pelea – dijo Rhena a la vez que daba un débil puñetazo a Yon en el hombro derecho, ya sin su piel endurecida.
   - ¡Auch! – dijo Yon sonriendo, mientras se agarraba el hombro con la mano izquierda y Rhena se alejaba con una risita.
   - ¡Hey! ¡Yon! – gritó un joven a lo lejos, y luego se acercó – Aquí están tus esquemas ¡Muchas gracias! Como dijiste, los usé de guía para mi propio diseño y lo logré, mi sistema de reparto ya funciona, justo a tiempo para la presentación del proyecto.
   - Que bueno que funcionara – dijo Yon amablemente – Ahora préstame tú los tuyos para robótica para que les eche una mirada, porque no he tenido tiempo ni de comenzar
   - ¡Son tuyos! Por cierto ¿Quién era la bella chica? ¿Estudiante nueva?
   - Así es, aunque no creo que se vaya a aparecer demasiado por el momento
   - Y que tal si…¿Me la presentas? ¿Eh?
   - Por tu propio bien, mantente lejos, busca en otro lado
   - Claaaaaaro, por mi propio bien. Te leo totalmente viejo, pero lo respeto, no me voy a interponer – dijo el joven resignado – Ahora, sobre mis esquemas…
   Yon y Rhena continuaron con sus propios trámites, cada uno por su lado durante el resto de la mañana.
   Cuando Rhena terminó todo el papeleo y caminaba por el pasillo dispuesta a irse, una voz conocida dijo su nombre.
   - ¿Rhena? ¿Eres tú? – y entonces Rhena se volteó para mirar a la joven que la llamaba.
   - ¿Mary? – Rhena la reconoció de inmediato, pero estaba increíblemente cambiada. De ser la chica dura y problemática que peleaba con todos había pasado a ser esta hermosa joven de finos rasgos, sonrisa angelical y una paz interior que saltaba a la vista. Llevaba suelto su cabello rubio y cargaba con un lienzo bajo el brazo.
   - La misma – dijo Mary sonriendo y abrazó a Rhena de repente, tomándola por sorpresa - No creí que volvería a ver a nadie de Rokkusan después de haberme mudado tras terminar la primaria ¿Vas a estudiar aquí? – dijo, tras despegarse, aún con una mano en el hombro de Rhena.
   - Así es – respondió Rhena mientras se acomodaba los anteojos – Me mudé aquí hace poco por…trabajo, así que realicé la transferencia hace unos momentos.
   - ¡Qué bien! Yo estudio toda la rama de arte, especialmente dibujo y pintura, como podrás notar – dijo sacudiendo el lienzo – Si apareces podríamos hasta compartir mesa como en los viejos tiempos ¿Qué dices?
   - Lo…lo pensaré – respondió Rhena dubitativa.
   - ¿Y qué harás ahora? ¿Estás libre? ¿Quieres ir a tomar un café y ponernos al día? – Ponerse al día, Rhena no se había puesto al día jamás con nadie. En el pueblo se conocían entre todos, y hasta pasaba algo de tiempo con chicos y chicas de la secundaria en su momento, pero desde que podía recordar, solamente Usa era el único capaz de verdaderamente entender todo lo que le pasaba. Hasta ahora, que de repente contaba con un equipo propio.
   Ahora que ya era mayor y contaba con bastante control sobre la situación y sus poderes, quizá ya no necesitaría privarse de tener amigas o amigos cercanos, aunque tuviera que obviar todo lo referente a las distorsiones. Quizá no le hacía falta, serian más problemas, pero aún así se sentía tentada a intentarlo, al menos por curiosidad.
   - Yo… - Mary la taladró con sus ojitos, acercando cada vez más su cara – Está bien, vayamos – decidió Rhena finalmente, y Mary la guió hacia la cafetería de la universidad.
   Estar sentada allí, bebiendo tranquilamente con quien había formado parte del día a día de su antigua vida, le resultaba completamente surreal, casi una alucinación. Reflexionando al respecto, le resultaba casi gracioso que las distorsiones le parecieran comunes y corrientes en comparación.
   - ¿Recuerdas cuando casi le parto una silla a ese chico? Todas las sillas quedaron pegadas al piso, fue muy extraño – decía Mary.
   - Quizá algún cambio magnético repentino en la zona o algo – se inventaba Rhena para hacer conversación, y evitar el “simplemente distorsioné la habitación por un rato”.
   - Y luego hasta comencé a salir con él. Fue mi primer amor o algo así, y ahora ni siquiera puedo recordar su nombre jajaja
   - Pooobre, pooobre Jimmy jajajaja – dijo Rhena, que si recordaba, por lo mucho que se había divertido al engañarles esa vez.
   - Ése era, pelirrojo y peleador, pero tierno cuando lo llegabas a conocer
   - ¿Recuerdas? – dijo Rhena - ¿Lo del esqueleto en la ventana?
   - Ohhhh, ¿Te acuerdas de eso? Lo juro, no era mentira, esa cosa nos atacó
   - Fui yo jajaja, con un poco de imaginación y cuerdas – probablemente se tragaría más eso que decirle que fue magia.
   - ¡Noooo! ¡No te creo! Jajaja ¿En serio?
   - Mmhmm
   - ¡Pues vaya susto que me diste! – dijo Mary sorprendida – Pero entonces mi caballero de rojos cabellos me protegió, así que todo salió bien jajaja
   - ¿Ah sí? A mí me pareció que salió a correr por delante jajaja
   - ¡Mala! – dijo Mary dando una palmada a la mano de Rhena, que yacía sobre la mesa – Pero no lo necesitaba de todas formas, era ruda, podía encargarme de uno o dos esqueletos sin problemas
   - Claro, claro
   - ¡Claro que sí!
   Y así se pasaron las horas. Rhena se encontró a si misma disfrutando de la compañía de Mary, y contando viejas anécdotas que recordaba con enojo, y ahora se volvían motivo de risa entre ambas. Discusiones, útiles escolares perdidos, carpetas rayadas, cartulinas destruidas, y más.
   Ya eran las 8 de la noche cuando un mensaje hizo sonar su teléfono. Entonces Mary también sacó el suyo y vio la hora.
   - Increíble cómo se fue la tarde – dijo Mary feliz – Hagámoslo de nuevo ¿Quieres? ¿Intercambiamos números?
   - Claro – respondió Rhena y ambas juntaron sus celulares, agregando así el contacto a la agenda de cada una.
   - Nos vemos la próxima – dijo Mary, que abrazó una última vez a Rhena y se marchó.
   Rhena revisó entonces el mensaje. Era el número de Yon, y decía:
   Yon: Será mejor que vengas pronto. Usa: Movimiento masivo, escala difícil de calcular.
   Rhena salió de la universidad y se alejó un poco, luego extendió el brazo y una chispa violeta surgió. Se cubrió a sí misma de un aura morada para que no pudiesen verla, y luego el viento en su espalda empezó a girar, soplar y tomar forma, asemejándose a un par de alas.
   - Es un buen momento para probarlas – dijo, y luego saltó y las extendió.
   Empezó a sacudirlas y poco a poco se elevó en el aire.
   - Creo que ya lo tengo – dijo finalmente. Subió más y se lanzó a surcar el cielo a toda velocidad en dirección a la base, esquivando edificios y carteles con habilidad, girando y maniobrando con habilidad.
   Entonces lo vio a lo lejos. Montones de sombras se remontaban en el aire. Parecían alejarse de la ciudad ¿Eran distorsiones? De ser así ¿Por qué no habían sentido ninguna?
   Llegó en minutos a la entrada, aterrizó y entró.
   - Bienvenida, ahora si tenemos pistas – dijo Usa, aún sentado frente a la notebook, con Yon cerca de él.
   Rhena caminó hasta Yon y lo notó serio.
   - ¿Qué está sucediendo? Quiero un resumen
   - Mido y Kiiru lo notaron primero – dijo Yon – Cientos de distorsiones emergiendo y alejándose de la ciudad, imperceptibles
   - Luego estos correos que hemos estado recibiendo desde la mañana, primero unos cuantos, y ahora son demasiados – dijo Usa y volteó la portátil para mostrárselo – Son los clientes que tenían problemas con distorsiones y pedían exorcismos. Todos han enviado nuevos mensajes cancelando sus solicitudes, diciendo que se han solucionado solas.
   - ¿Las distorsiones se están marchando?
   - Si, pero no es exactamente algo bueno – dijo Yon, y luego miró hacia la televisión – Chicos – dijo a Mido y Kiiru, que habían estado escuchando, y entonces Kiiru levantó el control remoto, cambió de canal y subió el volumen.
   - Estamos aquí, frente a la Torre Eiffel, donde unas extrañas manchas han empezado a adherirse a la estructura. Quienes las han tocado han terminado lastimados, así que se está realizando una evacuación de toda el área circundante. Sin duda es un suceso único y a la vez espeluznante
   - Pueden verlas – dijo Rhena – Esto se está saliendo de control
   - Y no es el único lugar – dijo Usa.
   Kiiru fue cambiando de canales, y en cada noticiero cubrían alguna otra maravilla famosa de la construcción humana siendo invadida por cientos o hasta miles de distorsiones, en variados países y a lo largo de todo el mundo.
   Usa también buscaba en internet, y aún más lugares saltaban a relucir. Las Pirámides, Las Estatuas de la Isla Tamago, El Gran Coliseo, Las Cataratas Azules, La Torre Inclinada de Pizza, y montones más.
   - ¿Qué demonios? – dijo Rhena suspirando, mientras se sacaba los lentes y los limpiaba.
   - Es mucha coincidencia –dijo Yon – Demasiada. Probablemente Zelen tenga algo que ver. Después de todo, ahora tiene la esfera que tanto quería.
   - ¡Eso no lo sabemos aún! – dijo Mido, pero estaba claro que ni él se lo creía.
   - Hay algo que aún no les dije, no quería causar pánico hasta aclarar mi mente y estar seguro, pero supongo que ya es tan buen momento como cualquier otro – dijo Usa al resto, y todos los miraron en silencio – Antes de que desaparecieran, Zelen dijo que “desconectaría el planeta”. No estaba seguro de que significaba, pero al despertar, y poco a poco durante el día, fui recabando las ideas en mi mente.
   - ¿A qué se refiere? – preguntó Yon - ¿Desconectar? ¿Cómo lo hago yo?
   - Algo así. Si estoy en lo cierto, desconectará el planeta entero, ésta dimensión, con todo lo que hay en ella, y no habrá más comunicación con el resto.
   - ¿Qué resto? – preguntó Kiiru sorprendida - ¿Es que hay más?
   - Hay más, otros planetas o algo así, todo está conectado – dijo Usa con ambas patas en la cabeza – Pero no lo tengo claro. No puedo explicarlo. Lo que sí sé es cuales serán las consecuencias. No me puedo creer que alguien quisiera intentar algo así conociendo lo que ocurriría.
   - Ya dilo – dijo Rhena, preparándose para lo que fuera.
   - Básicamente se cortará el origen de las nuevas vidas – dijo Usa finalmente – Nadie más nacerá jamás en esta dimensión. No surgirán nuevas almas, nuevas existencias. Tarde o temprano los que quedan morirán, probablemente de hambre, sin nuevos animales ni plantas ni organismos originándose, y…pues…no será nada bonito, de eso estoy seguro
   - Será el caos mundial – dijo Yon analizando la situación sin necesidad de profundizar demasiado – Un mundo post apocalíptico en el cual luchar por sobrevivir, aún sabiendo que no hay un mañana, y nunca lo habrá
   - Bien, esta vez sin discusión, ¡PRIORIDAD UNO! – declaró Rhena a su equipo – ¡Encontremos al maldito!
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aoiwolf · 8 years ago
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Strange Distortions - 28
Capítulo 28
   - Interesante desarrollo de acontecimientos… – dijo para sí mismo el joven de pelo blanco que flotaba en algún punto del espacio – Y ocurriendo sin mi conocimiento.
   - Dimensional Cluster ON – dijo en voz alta, y de repente una pequeña parte de la materia oscura del espacio empezó a moverse y alterarse, formando una pantalla holográfica frente a él.
   Levantó levemente los brazos, ubicó sus manos, y empezó a mover los dedos como si estuviera tecleando a toda velocidad, mientras líneas de texto surgían en la pantalla.
   *Abrir Registro = Resumen de Observaciones*
   >> Compendio de leyes dimensionales recopiladas por “C”, Cronista del Cúmulo Dimensional Earth V364, a través de constante análisis y experimentación:
   - El universo se expande sin parar, generando nuevas estrellas y planetas. - Muchos de los planetas generados son completamente nuevos, pero muchos otros son réplicas de planetas anteriormente ya existentes. - Los planetas nuevos presentan estructuras y características variadas pero, invariablemente, cuando son impactados por material espacial, terminan albergando vida de algún tipo, tarde o temprano. - El material espacial proviene de planetas cuya vida ha acabado, resultando en su explosión. - Los planetas réplica se mantienen conectados con sus otras versiones existentes mediante lo que denomino “Energía Dimensional”, la cual se encarga de transmitir y replicar también las formas de vida preexistentes, y crea un puente, sin importar las distancias que los separen. - Aunque el planeta y la vida en él sean una réplica, la diferencia de condiciones espaciales, temporales y físicas de su nueva ubicación en el universo, sumado a otros factores difíciles de precisar, pueden ocasionar cambios incalculables en el resultado final de las copias, otorgándoles características muy distintas a las originales. - La explosión de un planeta libera una enorme cantidad de energía dimensional y, en muchos casos, afecta a una forma de vida, eliminando su relación de dependencia con la dimensión de su planeta. El individuo adquiere la capacidad de mantenerse estable sin ligarse a existir en una dimensión, y obtiene la habilidad de conectarse a los torrentes de información que fluyen por las distintas corrientes de Energía Dimensional. Yo he denominado a nuestra especie como “Cronistas”. - Un Cronista parece existir ajeno al tiempo, haciendo caso omiso a cualquier tipo de necesidad que pudiera haber tenido que satisfacer en su existencia anterior, de la cual pueden llegar a perder todo recuerdo, o gran parte. Sin embargo, la vida rápidamente pierde todo sentido si no se tiene un objetivo o actividad, por lo cual, un Cronista tiende a observar la información contenida en las corrientes de Energía Dimensional, pudiendo así ver a las criaturas de las distintas Dimensiones/Planetas, aprendiendo del comportamiento de éstas, y paliando así su soledad. - Que dos Cronistas coincidan en un mismo punto es extremadamente insólito, y las consecuencias son de lo más dispares e impredecibles. Todos parecen presentar la misma incapacidad para dañar, o siquiera tocar a cualquier criatura de cualquier dimensión. Sin embargo, sí parece posible influir sobre lo que ven y escuchan. Cada Cronista parece haber decidido sus propias normas sobre el cómo interactuar con las criaturas que existen bajo su observación. - Un Cronista experimentado es capaz de manipular la energía dimensional para realizar modificaciones dentro de la existencia de una determinada dimensión, siendo éstas tan elaboradas como su propia capacidad lo permita. - El espacio vacío entre Planetas/Dimensiones está inundado con corrientes de Energía Dimensional fluyendo en todas direcciones.
   *Agregar*
   - Contener la Energía Dimensional liberada en una explosión planetaria da como resultado la creación de una “Esfera Adimensional”, la cual no está conectada a ninguna Dimensión, y salta de forma impredecible entre éstas, sin brindar información de su paradero a las corrientes de energía, por ende, imposible de rastrear. - Al parecer, puede ser re-enlazada a una dimensión fija si es activada por algún ser, pero no hay suficientes datos como para inferir exactamente cómo funciona el proceso. - La activación libera la Energía Dimensional, pero ésta ya no se encuentra pura. Ha pasado tanto tiempo encerrada que ha afectado a las criaturas del planeta extinto, transformándolas en “Distorsiones”, criaturas ajenas a la Dimensión, que buscan reconectarse a la más próxima ¿Cronistas fallidos? Más investigación será requerida. - Mientras la esfera, y su contenido no liberado, se esconden en la Dimensión, causan un efecto de atracción que interrumpe la corriente de información. Al parecer, éste efecto se interrumpe si la esfera es absorbida por una distorsión que haya logrado conectarse a la Dimensión, dejando fluir libremente toda la información que estaba siendo retenida. Sin embargo, la distorsión que posee la esfera parece ser imposible de rastrear, probablemente interrumpe su propia generación de información.
   *Cerrar Registro*
   *Abrir Registro = ¿Errar es Humano?*
   >> Relato del encuentro entre Cronista “C” (Relator) y Cronista “New”:
   Un día más que transcurre sin sobresaltos, igual que siempre. Las cosas interesantes sólo ocurren en las Dimensiones, a seres que se juegan su corta vida en inútiles peleas contra seres similares. *Sigh* Humanos. Toda la gama de Dimensiones a mi alcance de observación los tiene. Es más, está totalmente repleta. Yo mismo debí de haber sido uno, antes de pasar a ser lo que soy. Me cuesta trabajo siquiera imaginarlo ¿Atrapado en una existencia tan corta? ¿Tan carente de trascendencia? ¿Cometiendo los mismos errores de aquellos que me precedieron? ¿Una y otra vez?
   Sin embargo, a su vez, nunca dejan de sorprenderme. Al principio sólo observaba. Aprendía los idiomas y las creencias. Los conocimientos y las artes. Era una cría más de la especie, con la diferencia de que no era ningún niño, y de que flotaba completamente sólo en el espacio vacío, sin una dimensión propia. Un mero observador de la felicidad ajena.
   Con el transcurrir de los años gané madurez y crecí mentalmente. Ése fue el único cambio que era capaz de experimentar en mí mismo, ya que envejecer como los demás no parecía ser algo que estuviera a mi alcance.
   Llegó un momento en el cual el bienestar de aquellos que me habían criado, educado y divertido pasó a ser mi prioridad, dejando de ser un mero observador para pasar a actuar sobre ellos, para su propio bien.
   Quería ayudarlos a mejorar. Quería evitar sus guerras. Quería aumentar sus conocimientos y elevar sus pensamientos. Para ello, tomaba el desarrollo de una determinada Dimensión y lo transmitía de una u otra forma a Dimensiones menos avanzadas, con la esperanza de que el problema existente pudiera solucionarse con ése nuevo conocimiento, y evitar así la guerra de turno, que sin mi ayuda ocurriría sin duda, como ya tantas veces antes había visto. A su vez, tomaba de esas Dimensiones los valores antiguos, hace mucho olvidados en las más avanzadas, con el mismo objetivo, evitar las batallas y las muertes de civilizaciones que habían perdido hace mucho las características simples que los volvían humanos.
   Pero una y otra vez me defraudaron. La mayor parte de las veces la muerte simplemente se retrasaba un poco, pero siempre llegaba, por los mismos motivos o por otros nuevos. Incluso si lograba un cambio en cierta cantidad de individuos, terminaban siendo aniquilados por el resto.
   Era como si los humanos fueran anticuerpos, y la paz un virus al que debieran eliminar a toda costa, por todos los medios posibles. Esa era la única cosa que todas las civilizaciones de todas las dimensiones parecían tener en común.
   En algún momento, sin darme cuenta, terminé volviéndome yo también como ellos. Poco a poco dejó de importarme la muerte, el sufrimiento y el dolor de aquellos a los que observaba. Ya me había acostumbrado. Era lo más humano que podía haber después de todo, o al menos es lo que las estadísticas me revelaban.
   Decidí que las cosas no cambiarían por las buenas, así que las haría cambiar por las malas. “El fin justifica los medios”, por ponerlo en palabras humanas.
   Fue entonces cuando empecé con mis experimentos. Con todo mi conocimiento sobre el comportamiento humano, fue sencillo influenciar en los acontecimientos, las decisiones, las guerras. Si no podía evitarlas, al menos podía encauzarlas para alcanzar objetivos que hubiera previsto anteriormente, haciendo sobrevivir a quienes creía dignos, y perecer a aquellos que no calificaran. Todo, sin tener que poner un dedo sobre ellos, ya se encargarían por sí mismos.
   Parecía funcionar. Aunque eran tácticas que creía despreciables anteriormente, me demostraban una y otra vez su efectividad. Tanto así, que llegó un punto en el cual la mayor parte de las dimensiones que podía ver habían alcanzado un estado de estabilidad. Ni muy avanzados ni muy retrasados. Ni muy buenos, ni muy malos. Simplemente se lograba un balance, aunque con individuos saliendo de la norma de vez en cuando. Aquellos con mucha luz y aquellos con mucha oscuridad.
   Sí. Ésa era mi situación cuando sucedió lo inesperado.
   De repente sentí una presencia en mi sector. Algo había entrado. Algo como yo. Eso nunca había ocurrido antes.
   Rápidamente me desplacé para llegar a tiempo. Era un área peligrosa. Un planeta estaba a punto de explotar, y la Energía Dimensional, como ya había observado antes, era difícil de predecir.
   Al llegar me lo encontré. Lucía como un niño humano normal flotando en el espacio, e inclusive portaba las que probablemente habían sido sus ropas originales al momento de extinguirse su planeta, a diferencia de mí, que había tenido que dar forma a mi vestimenta yo mismo cuando obtuve el conocimiento de cómo hacerlo. Antes de eso había estado flotando sin nada encima.
   Otro Cronista, no podía creerlo. Jamás había visto otro, y la poca información que tenía sobre ellos era la que se colaba desde otros sectores en las corrientes de Energía Dimensional del mío. Pero sabía que yo era uno y él también. Moría de ganas de conocer a mis semejantes desde que descubrí que existían, pero no encontraba la manera de abandonar mi sector para hacerlo.
   El pequeño sollozaba mientras avanzaba. Parecía mirar en todas dimensiones, como buscando a alguien que jamás encontraría.
   - Hola vecino – dije al llegar a su lado – No sé cómo te las arreglaste para cruzar hasta aquí ¡Pero tienes que enseñarme!
   Estaba emocionado sin duda. Había visto y aprendido de la hospitalidad humana, y planeaba brindarle a mi huésped lo que hiciera falta. No sabía que podía ser, porque yo mismo no había requerido de nada jamás. Mi única hambre era de información, y nunca estaba satisfecho en ese aspecto.
   - ¿Has visto a mi mamá? – fue lo que me respondió el pequeño – No la encuentro, estoy perdido
   Me miraba con cara de pena y seguía sollozando. Entonces me golpeó lo sutil de la pista que me había dado sólo con eso. Yo había perdido todo recuerdo sobre mi tiempo como humano, y ya nunca más podría ser parte de ellos. En cambio éste pequeño se hizo Cronista, pero quizás conservando sus memorias. Memorias de una madre amorosa que lo quería y cuidaba. Memorias de su padre. Memorias de sus amigos. Todas cosas que estaban fuera de mi alcance.
   Las relaciones de amor y amistad que los unían, y que yo buscaba proteger en la humanidad, habían sido siempre mi motivo de envidia. Era inútil tratar de formar parte de eso, porque morirían antes de que me diera cuenta. Sus vidas son muy cortas y veloces para mis estándares.
   Aún así, con toda mi sabiduría y la edad que me daba el tiempo infinito, era claro que no estaba preparado. Casi nunca había tenido que tratar con niños. A causa de eso, es posible que en parte, yo mismo siguiera siendo uno, con berrinches y caprichos que nadie podía detener. Mi trato con humanos adultos era siempre desde arriba, los veía inferiores, a quienes debía de salvar de sí mismos, y más recientemente, mis muñecos de pruebas experimentales. Así que, probablemente, nuestro encuentro fue el de dos niños tristes y el resultado fue una disputa infantil con consecuencias perturbadoras.
   - ¿Cuál es tu nombre? – pregunté
   - Soy Clay Newbert – me respondió – Tengo así de años
   Entonces extendió su mano, mostrando sus cinco deditos.
   - Pues bien…New…, me temo que no vas a encontrar a quien buscas, tu planeta ha explotado – Traté de decir de forma educada, pero tantos años de perder por completo la empatía con el ser humano causaron que no pudiera detectar cuan necesaria era en este caso particular.
   - ¿Qué significa eso? – respondió, convirtiendo el sollozo lentamente en llanto.
   - Pues lo que dije ¿No te parece raro estar flotando en el espacio?, asumo que no ha pasado mucho tiempo desde que ocurrió, si aún no te has dado cuenta por ti mismo. Están todos muertos. Eres el único “sobreviviente” por así decirlo, pero en realidad te has transformado en un Cronista, como yo.
   La idea de que un planeta al borde del límite del otro sector explotara, y su energía lograra hacer cruzar al Cronista recién creado hasta el sector vecino empezaba a darme vueltas. Significaba que era posible, simplemente se requería del uso de la Energía Dimensional de forma correcta.
   - ¿Todos están muertos? – La sola idea invocada en su cabecita parecía haber desatado la desesperación mas inimaginable – ¡¡¡¡Waaaaeaghh!!!!
   Su llanto se elevó a niveles increíbles, superando por mucho a los de cualquier niño humano normal. Si los comunes ya me ponían los pelos de punta, éste me estaba partiendo los tímpanos que no sabía que podían partirse.
   - ¡Oye, tranquilo! Al menos los recuerdas, que ya es más de lo que podría decir de mi caso particular – dije tratando de calmarlo – Además ser Cronista tiene sus beneficios. Nunca necesitas nada, puedes vivir por siempre y puedes verlo todo, no me puedo quejar ¡Lo disfrutarás!
   Traté de poner mi mejor sonrisa, pero no pareció convencerlo.
   - ¡No quiero! ¡Eres estúpido! ¡Malo!
   - Vamos, vamos, las cosas que nos ocurren tenemos que saber superarlas, seguir adelante y… - trataba de dar un discursito de los que tan bien se le daban a los humanos. Como si un niño pequeño fuese a encontrar consuelo en algo así.
   - ¡Muerete! ¡Estúpido! ¡Devuélveme a mi mami!
   - Hey, yo no tengo nada que ver, ni fue mi culpa, además no puedo morir, y tu tampoco
   - ¿Yo tampoco?
   - ¡Que no! Ahora eres un Cronista
   - ¡¡¡WAAAAAAEHGHFEHH!!! – su llanto aumentó aún más, pero se interrumpió para pronunciar lo siguiente entre más sollozos, y luego siguió llorando – Mami dijo que nos encontraríamos en el más allá ¡Si no puedo morir no podré verla!
   - Ah, ya veo, en demasiadas dimensiones tienen esas creencias, no sabría responderte a eso
   - ¡Quiero morir!
   - Típico de humano, tienes que apreciar más la vida ¿Sabes?
   - ¡QUIERO MORIR! ¡WAAAAEEGHH! – Su llanto era insoportable, necesité cubrirme los oídos y aún así no podía dejar de sufrir - ¡MATAME!
   - ¡Ni hablar!
   - ¡MATAMEEEEEEE! ¡MATAMEEEEEEE! ¡MATAMEEEEEEE! ¡MATAMEEEEEEE!
   No dejaba de repetirse, y mi cabeza empezaba doler, nunca nada había logrado tener tal efecto en mí, ni mucho menos.
   - ¡Está bien! ¡Está bien! – dije finalmente para que se callara – Lo quieres, lo tendrás
   - ¿En serio? ¿Veré a mami?
   - Eso no lo sé, pero si quieres morir, sólo ve y métete en aquel planeta que ves allá
   - ¿Planeta?
   - La esfera verde y celeste, explotará y morirás, quizá (Espero, para que te calles – dije despacio para mí mismo, y señalé con el dedo hacia allí)
   - ¡¡GRACIAS!! – respondió sonriendo brillantemente, con un cambio de humor sorprendente. Casi me hacía sentir mal por permitirle ir a morir tan tontamente, casi. Pero vamos, ni yo me creía que fuera a funcionar. Simplemente era mucha energía liberada, nada del otro mundo.
   El pequeño se embarcó a su destino, y fue entonces cuando se me ocurrió. Si lo que necesito para cruzar de sector es energía, quizá podría contener la explosión, y usarla a mi beneficio, y así lograría toparme con otros Cronistas que no sean un dolor de tímpano.
   Y así lo hice. La contuve y creé una extraña esfera negra, pero en cuanto intenté tocarla, desapareció. No fui capaz de rastrearla y no volví a verla.
   En cuanto al pequeño New, que habrá sido de él, quizá nunca lo sepa.
   * Escrito por mí, C, 250 años después, como inauguración y prueba de mi primera invención propia, Dimensional Cluster, la adaptación de la tecnología computacional humana usando la corriente de Energía Dimensional como transmisor. Me pregunto exactamente hasta donde estaré transmitiéndolo.
   *Agregar*
   700 años han pasado. Al fin recibo información sobre el paradero de la esfera y de New. Como era de esperarse, la explosión no fue suficiente para matarlo, pero la contención de la energía, y quizá también el destino o la suerte, hicieron que cambiara otra vez de forma. Ahora su esencia se encuentra dentro de un extraño peluche de humano, pero con más años y madurez que en su primera encarnación, y con una dimensión a la que pertenece. *Sigh* Estos humanos, tan molestos como divertidos ¿Tengo que salvarlos a todos? ¿Tengo que matarlos a todos? ¿O sólo seguir jugando? Aún no lo sé, las tres opciones se difuminan cada vez más en una sola.
   En cuanto a la esfera, parece que dará problemas.
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aoiwolf · 8 years ago
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Strange Distortions - 27
Capítulo 27
   Yon se encontraba en la azotea, extendiendo los brazos y moviendo las manos en todas direcciones, una y otra vez. Se movía de un lado al otro, daba un par de saltos de vez en cuando, e incluso tomaba impulso corriendo, para luego volver a extender los brazos y sacudirlos en el aire.
   - ¿Qué se supone que haces? – preguntó Rhena, que había subido a buscarlo, y había permanecido en la puerta, observando el espectáculo.
   - Obviamente se está ejercitando – dijo Usa sentado en su hombro – De algún modo poco convencional
   Al verla, Yon se detuvo y se acercó caminando. Rhena notó entonces que no estaba usando su chaqueta blanca.
   - Quería comprobar si era capaz de usar las flamas blancas por mí mismo, pero parece que no. Sin Shiro vuelvo a ser solo un repelente de distorsiones humano.
   - Según parece, cada conexión completa puede tener resultados diferentes – dijo Usa frotándose la barbilla – Rhena y yo tenemos distorsiones individuales, pero las combinamos. Kiiru y Kuro se mezclan para habilitar la suya. Mido no genera una, sino que Kya le permite tomar el control de la propia. En cambio, Shiro simplemente se limita a amplificar la tuya, Yon. Hace tu distorsión más fuerte.
   - Entonces, según la historia de Mido, el hombre distorsión… – dijo Rhena.
   - Zelen – la interrumpió Yon.
   - No pienso ponerle nombres bonitos si voy a tener que acabar con él – respondió ella.
   - Él parece ser una combinación imposible – continuó Usa – Al borde de la muerte y en desesperación, sus pensamientos distorsionaron su propia mente. Así dio entrada libre a ser dominado y asimilado completamente por esa sombra, creando a partir de ambos un nuevo ser, en lugar de coexistir
   - ¿Entonces ya no es humano? – preguntó Yon
   - O su parte humana ya está muerta – dijo Rhena – En cualquier caso, es peligroso dejarlo suelto
   - ¿Y cómo es que sabes tanto? – preguntó Yon a Usa – Shiro también es una conexión completa, y no tiene ni la menor idea de nada
   - Simplemente soy capaz de entenderlo conforme nos topamos con suficientes pistas, los fragmentos toman forma en algo que ya conocía y empiezo a recordar – dijo Usa mirando al cielo – Pero no puedo explicar cómo ni porque
   - Usa es diferente a las demás distorsiones, eso está claro – dijo Rhena – Ahora ve a ordenar comida o algo, tengo hambre y hoy te toca
   - Siempre me toca – respondió Yon sonriendo – Creo que será noche de pizzas
   Rhena y Usa sonrieron al mismo tiempo al imaginarlo.
   Bajaron a la sala, donde Kiiru se encontraba sentada en un sofá doble, acariciando a Kya en su regazo y con Mido sentado a su lado, que sujetaba un libro con la mano izquierda.
   - Purr purr – ronroneaba Kya mientras las gentiles manos de la niña le rascaban suavemente detrás de las orejas.
   - No tenía idea de que hubiera tanta ciencia detrás de las explosiones – dijo Mido mirando el texto. Parecía esforzarse por comprender lo que leía mientras se rascaba la cabeza con la mano libre – “El efecto destructivo de una explosión se debe a la potencia de la detonación, que genera ondas de choque…”
   - “…O diferencias de presión subyacentes extremadamente bruscas y de corta duración” – continuó Kiiru sin desviar la mirada de la gatita – Hay mucho que tienes que calcular antes de usar explosivos, como el área de alcance y los elementos potencialmente inflamables en el entorno
   - No suena muy divertido. Ya lo hice muchas veces a base de instinto, y puedo asegurar que es mucho más emocionante así
   - Instinto, se a que te refieres – la pequeña parecía querer lucirse, haciendo gala de su inteligencia y ocultando su lado salvaje - ¿Me mostrarás más fuegos artificiales?
   - ¡Claro que sí! – Mido, acostumbrado a hablar sólo con Kya, estaba encantado por el hecho de que alguien lo escuchara y mostrara interés – Vi cómo aplastabas a ese gigante, fue impresionante
   - ¿Eso? No fue nada – Kiiru le restó importancia – Cuando Kuro y yo peleamos, también podría decirse que hacemos explotar todo lo que se mete en nuestro camino
   Rhena había invitado a Mido a quedarse con ellos y trabajar como cazador de distorsiones. Lo hizo principalmente para tener cerca a quien más sabía sobre el hombre distorsión, pero a la vez no podía evitar pensar en lo extrañas que eran las coincidencias. Había pasado años buscando pistas, y de repente, desde que se topó con Yon todo se había catapultado de una manera increíble. No había trascurrido siquiera un mes desde que comenzó todo, y ya sentía que tenía su objetivo al alcance de la mano, gracias a la inesperada serie de acontecimientos que había iniciado el exorcista.
   Mido, por su parte, dudaba entre sí aceptar o no la propuesta. Se debatía sí debería estar cerca de las personas que querían acabar con su hermano. Si se quedaba y lo encontraban, se encontraría en medio de una batalla en la cual no podría diferenciar bandos. En cambio, si se marchaba, podía suceder que ellos lo encontraran primero, y él nunca lo sabría, no podría hacer nada. Al final Kya decidió por él, como era costumbre, aceptando quedarse. Dos nuevos integrantes se unían al equipo de exorcistas.
   Yon encargó las pizzas a domicilio y todos disfrutaron la cena. Kya también comía, ya que al parecer podía digerir perfectamente los alimentos que a un gato normal habrían indigestado. Sin duda el alma de la fiesta eran Kiiru y Shiro, alrededor de cuyas discusiones tontas surgían los temas de conversación. Luego, en un momento en que todos se callaron, Mido tomó tres vasos metálicos de la mesa, los volteó y mostró lentamente cómo ocultaba en uno de ellos una pequeña bolita metálica que se había sacado del bolsillo.
   - Traten de encontrarla – dijo, y empezó a mezclar los vasos entre sí a una velocidad asombrosa.
   Una vez se detuvieron, Rhena eligió el del medio, Yon eligió el de la izquierda y Kiiru el de la derecha.
   - Observen ustedes mismos – dijo Mido sonriendo, y los tres extendieron los brazos para tomar los vasos de la mesa.
   Los tres estaban vacios. La bolita no se encontraba bajo ninguno de ellos. Entonces Mido empezó a reír y extendió la mano, mostrando la pequeña esfera reposando sobre su palma.
   - ¡Eso es trampa! – dijo Kiiru disgustada.
   - Usaste la habilidad de Kya – dijeron Rhena y Yon a la vez.
   - Touché – respondió Mido riendo, a lo que la gatita avanzó sobre la mesa e hizo una reverencia hacia su público reconocedor – Kya me enseñó a hacerlo. De alguna manera debía ganar dinero
   - ¿Qué más sabes? – preguntó Kiiru.
   - Oh, tenemos muchos más, puedo hacer aparecer la carta que elijas en tu bolsillo, o sacar cosas de tus orejas – hizo un ademán con sus manos hacia Usa – Pero ahora ya conocen el truco, se pierde la magia
   - ¡Quiero verlo de todos modos! – replicó Kiiru obstinada - ¡Magia!
   Razón por la cual, el resto de la noche se trató de Mido y Kya dando un largo y elaborado espectáculo, con trucos cada vez más complejos. Aun conociendo la verdad detrás de ellos, llegó un momento en el cuál simplemente desapareció de sus mentes, y todos se dejaron asombrar por las maravillas del show.
   Cerca de la medianoche, Kiiru decidió que ya era hora de dormir y arrastró a Mido y a Kya hacia arriba, ofreciéndose a ayudarlos a elegir una habitación. Yon se encargó de limpiar y ordenar lo que había quedado sobre la mesa, y luego se acercó a Rhena para despedirse.
   - Nos vemos mañana, ya veremos tras que distorsión ir – dijo, tratando de sonar como siempre, pero en el fondo le molestaba ser de repente el único que quedaba excluido.
   - Deja de ser tan formal de una vez por todas – le atinó Rhena también algo molesta – Sabes que quieres quedarte, y ya es tarde. Si vamos a ser un equipo, desde ahora tendremos que confiar los unos en los otros, y confío en ti. Quédate hoy, y ya mañana traerás tus cosas y cancelarás el alquiler de ese departamento, cuyo importe podrías usar en más comida, por ejemplo – y sonrió.
   No supo que responder, pero asintió con la cabeza. Rhena dio media vuelta y se dirigió hacia las escaleras mientras Yon se quedaba mirándola. Allí Usa había estado escondido observando, y al verlo Rhena, éste extendió el brazo e hizo como si levantara el pulgar diciendo “Buen trabajo”.
   - Shiro me mostró cuál era tu habitación – dijo Rhena antes de subir las escaleras – Ya está lista – luego subió, entró en su cuarto y cerró la puerta.
   Yon subió y entró, recordando que Kiiru había destrozado la base de la cama al perseguir a Shiro, pero se encontró con que estaba en perfectas condiciones. La madera estaba ligeramente violeta. Rhena la había reparado, y todo se encontraba limpio y ordenado, podía reconocer el toque de Kuro en ello.
   Yon abrió un cajón y sacó un cepillo de dientes nuevo, aún cerrado en su paquete, de entre los muchos que allí había. Se dirigió a uno de los baños, puso pasta en el cepillo y lo usó mientras se miraba en el espejo. Los pocos cabellos blancos que había visto al principio se habían convertido ya en todo un mechón al frente. Se distrajo y perdió la cuenta, pero tenía al menos 60 cabellos blancos en total. “Aún luce bien” pensó. Luego volvió a su habitación y se acostó, encontrando la cama especialmente cómoda, mucho más firme de lo que la recordaba. No tardó mucho en quedarse dormido profundamente.
   ******
   - Mmm, si, mi conciencia vuelve por momentos, ya veo, éste sujeto simplemente es idiota – abrió los ojos y se encontró flotando en una inmensidad de colores y fulgores extraños que se entremezclaban.
   Al principio había creído que se encontraba en el espacio, a gravedad cero, pero no, podía respirar, o al menos sentía que lo hacía, aunque no estaba seguro. En cualquier caso, estuviera donde estuviera, parecía no ser peligroso para su organismo.
   Gran cantidad de flashbacks bombardeaban su cerebro, uno tras otro, sin tener él demasiado control al respecto. De repente estaba de pie en un callejón, con tres cadáveres cubiertos de sangre frente a él, y entonces miraba sus manos cubiertas de sangre, en las cuales sostenía dos cuchillos, y sonreía.
   Luego se encontraba en un hospital, caminando por un pasillo, y a sus espaldas escuchaba el pitido de muchos marcadores de pulso muertos, y sonreía.
   Luego se encontraba en un banco. Un robo se estaba llevando a cabo, del cual él era parte. Rehenes tumbados en el suelo, y él les disparaba con su rifle, uno tras otro, cada vez que pasaba un minuto y la policía no despejaba la salida.
   Cientos y cientos de recuerdos parecidos golpeaban su mente, pero ninguno era suyo.
   - Asesinos, miles de ellos – le hablaba al silencio, a si mismo, no había nadie que lo escuchara. Sentía que el tiempo era infinito, no podía saber cuántas veces había ya recobrado la conciencia, o cuánto tiempo había pasado flotando allí en total ¿Días? ¿Meses? ¿Años?– Yo también soy uno de ellos
   De repente, el torrente de información que recorría su cabeza se convirtió en conocimiento puro. Podía ver el planeta tierra, su planeta tierra. Se acercaba y veía su ciudad, a su hermano, a su jefe en aquella carnicería, a su pegajosa y maniática compañera de secundaria que lo había perseguido hasta la academia de las Fuerzas Especiales. Luego se alejaba y podía ver otra vez el planeta, los demás planetas del sistema solar, la galaxia, y luego se alejaba más y más, para luego acercarse otra vez a un punto diferente, y allí estaba, un nuevo planeta tierra, diferente al suyo. Al acercarse veía personas, vida. La sonrisa de un pequeño le recordó a su hermano.
   Había estado recorriendo el universo en su mente por horas, o al menos eso le parecía. Había visto cientos de diferentes planetas tierra, algunos muy similares al suyo, otros completamente diferentes. En algunos las personas eran comunes y corrientes, en cambio, en otros eran increíbles, capaces de levantar pesos imposibles sólo con sus manos, o saltar alturas increíbles sólo con sus pies.
   - Solo somos una pequeña mancha en la inmensidad – dijo tranquilamente, como si hubiera alcanzado cierto grado de paz interior, pero entonces lo vio.
   Flotando allí, en el espacio, se encontraba un sujeto vestido de negro, con un traje que no era capaz de ubicar en ninguna época en específico. Su cabello era de color blanco, y lo llevaba levantado en punta.
   De repente apareció un pequeño niño, también flotando en el espacio como si aquello fuera normal. Parecía triste, pero el sujeto de cabello blanco lo interceptó con una sonrisa amable y pareció reconfortarlo. Luego le señaló hacia el planeta tierra que había estado mirando todo el rato, y el niño se marchó flotando hacia allí.
   El sujeto cruzó las piernas y quedó sentado como un indio en el espacio, mientras se reclinaba y apoyaba su mentón en su mano izquierda. Pasó un tiempo, y luego ocurrió, una terrible explosión pareció surgir del planeta, el cual empezaba a agrietarse y morir.
   - Hora del experimento – dijo el sujeto en el espacio, mientras una ligera sonrisa se avistaba en su rostro. Acto seguido, extendió la mano derecha, chasqueó los dedos y una oscura capa de sombras cubrió el planeta, conteniendo las explosiones y aplastando poco a poco todo en su interior, mientras su tamaño se reducía lentamente.
   Una oscura esfera había sido el resultado, la cual parecía perder ligeramente su contenido, puesto que irradiaba ráfagas de fulgores de distintos colores. El sujeto empezó a acercarse a ella, extendió el brazo como queriendo tocarla, aunque aún estaba muy lejos de ella, pero la esfera se sacudió ligeramente, como si temblara en todas direcciones a la vez, y desapareció. El rostro del sujeto se debatía entre desilusionado y molesto, pero a la vez un brillo en sus ojos daba a entender que el experimento había sido un éxito.
   Zelen no entendía del todo lo que acababa de ver, pero tenía en claro que ese sujeto no le caía nada bien. Cómo podía estar calmado pensando que su hermano estaba seguro, sabiendo que hay alguien en el espacio destruyendo planetas enteros mientras sonríe.
   - Entonces de allí proviene la fuente – dijo otra vez al vacío. Desde que había comenzado todo, ya sea que lograra mantenerse consciente o no, de alguna manera parecía saber bastante al respecto, pero le faltaban trozos, lo único que lograba armar era lo inmediato, su objetivo actual, y ése era la esfera.
   Pudo ver cómo la esfera llegaba al planeta, y aparecía de repente en distintos puntos de distintas ciudades, dejando un trozo que se desprendía detrás de sí y formaba una esfera más pequeña. Luego cómo terminaba en un bosque, y cómo una niña y un niño activaban ambas a la vez, dejando escapar a las sombras de su interior, las cuales habían ocasionado desastres por todo el globo, causando la muerte de sus padres y convirtiéndolo en lo que ahora era, en lugar de simplemente dejarlo morir.
   Entonces, de repente una luz interfirió con su concentración. En medio de la nada parecía abrirse un pasaje, una manera de salir de donde sea que se encontraba. Siguió la luz y la atravesó. Primero pasó su cabeza, y pudo ver que se encontraba en lo alto del cielo, mirando una ciudad desde arriba. Algo lo llamaba desde dentro de una de las edificaciones, y de repente su lucidez se desvaneció. Su conciencia le fue arrebatada nuevamente, perdiendo el control sobre sí mismo.
   - ¡Al fin! – dijo la grotesca voz que salía de su boca - ¡Hora del espectáculo!
   ******
   Rhena, Yon, Mido y Kiiru abrieron los ojos repentinamente. Cada uno descansaba en su correspondiente habitación, en completa oscuridad, excepto Yon, que había dejado la puerta de la suya abierta, dejando entrar la luz del pasillo.
   ¡PUM!
   Un fuerte temblor azotó con fuerza el techo de la base e hizo sacudir toda la estructura del edificio.
   - ¿¡Que rayos fue eso?! – gritó Usa, y todos salieron al pasillo.
   ¡¡PUUUMMMMM!!
   El segundo estruendo fue aún más fuerte.
   - ¿Es una distorsión? – preguntó Yon al reunirse con el resto.
   Kiiru tenía aún puesta la pijama que Rhena le había comprado, mientras Mido llevaba ropa ligera que seguramente había transportado desde algún lugar y la cazadora llevaba puesto sólo una remera y un pantalón corto, aunque había atinado a ponerse los anteojos. Yon era el único ya vestido, porque no tenía nada para ponerse, simplemente se había acostado con lo que traía.
   - No lo sé, no puedo sentirla – respondió Usa
   - Suerte que reforcé la estructura de este lugar, o estaríamos bajo escombros – dijo Rhena, que entonces se percató de cómo lucía, y rápidamente volvió a su habitación y cerró la puerta – ¡Alístense y a pelear! – gritó desde detrás de la puerta.
   - ¡Me adelantaré a investigar! – dijo Yon, enfilando hacia las escaleras.
   - ¡Como quieras! – le gritó Rhena con cierta molestia en su voz
   Yon ya estaba subiendo, cuando un tercer golpe azotó, y pareció terminar de despertar a Kiiru y Mido, que aunque de pie en el pasillo, no parecían haber estado del todo lúcidos aún.
   - ¡Yo ya estoy vestida! – dijo Kiiru aún en pijamas - ¡Kuro! ¡A pelear! – pero nada ocurrió. Su manto de oscuridad no aparecía – ¡No otra vez! ¡Kuro! ¡KUROOOO! ¡DESPIERTAAA!
   Mientras tanto Kya hacía aparecer ropa en el aire y Mido se la ponía a toda prisa, volviendo a usar su chaqueta gris con capucha.
   Yon llegó a la puerta de la azotea y la abrió, sólo para presenciar la figura de un hombre cubierta de tinieblas golpeando el techo con ambos brazos.
   - ¡¿De qué rayos está hecha esta cosa?! – gritó la sombra, y entonces sus saltones ojos perfilaron hacia Yon, lo había detectado, y lo miraba mientras una sonrisa surgía en su rostro - ¡Oh! ¡Hola! ¡Gracias por abrirme la puerta!
   De repente el hombre distorsión empezó a correr hacia Yon. “Entonces éste es a quién buscamos” pensó Yon, y sus ojos se tornaron serios nuevamente. Su cerebro empezó a calcular a toda velocidad, y en el breve instante de tiempo que tuvo, ya había decidido sus movimientos.
   Rápidamente cerró la puerta tras de sí, y saltó hacia un lado, esquivando la embestida del monstruo justo a tiempo, el cual chocó contra la entrada y rebotó hacia atrás con fuerza, cayendo de espaldas.
   “Comportamiento humano predecible, y la puerta distorsionada de Rhena resistió sin problemas, perfecto” pensó Yon, mientras se preparaba para pelear “Si razona como humano, no será difícil”.
   La criatura se puso de pie y se lanzó a correr hacia él mientras gritaba enloquecida.
   “Bien, ahora con la ayuda de Shiro simplemente…Con la ayuda de…Shiro” entonces lo notó, no tenía puesta su chaqueta blanca. Incluso él había estado aún un poco adormilado para no notarlo, y Shiro probablemente seguía durmiendo en el armario o algo parecido. Su distorsión aliada era la menos espabilada de todas.
   El hombre distorsión llegó lo bastante cerca y atacó con ambos brazos vueltos puntas negras. Yon sabía que su repulsión natural no funcionaría con él, ya que probablemente era algo similar a una conexión completa. Lo único que podía hacer era esquivarlo, así que eso hizo.
   Golpe tras golpe, la distorsión lo hacía retroceder, pero no lograba atinarle. Su rapidez de cálculo le permitía anticiparse a los ataques, los cuales eran claros y directos, sin fintas. Era como si la criatura no fuese lo bastante lista como para siquiera tratar de engañarlo.
   Su vida estaba puesta en cada movimiento, calculando cada segundo como nunca antes. Sabía que un solo acierto bastaría para matarlo, cortándole el pecho de un lado hasta el otro. Se agachaba, movía la cabeza, retraía el cuerpo hacia atrás mientras se balanceaba con los brazos. Ni un rasguño. Entonces dio su último paso hacia atrás. Se había quedado sin techo. Podía sentir el borde hacia el vacío en la base del pie derecho.
   La puerta se abrió y Rhena, Kiiru y Mido llegaron, sólo para ver cómo el hombre distorsión atravesaba a Yon con su oscuro brazo derecho, y éste caía desde lo alto del edificio.
   - ¡Yon! – gritó Rhena, pero ya era tarde.
   El hombre distorsión giró la cabeza al escucharla y empezó a correr hacia allí. La cazadora y Usa hicieron surgir la armadura violeta y entonces Rhena saltó con fuerza, dándole de lleno a la criatura con su enorme espada.
   El monstruo se desparramó por el suelo, cayendo y girando varios metros.
   - ¡Está débil! ¡Su conexión es inestable! – gritó Usa – ¡La distorsión de Yon debió de haberle afectado!
   - ¡Esta vez te haré pagar! – dijo Rhena, cuya furia ya no podía contener.
   Se acercó al hombre distorsión y levantó su espada. Esta vez moriría, estaba segura, pero entonces de repente apareció Mido frente a ella con su teletransportación.
   - ¡Detente! ¡Es mi hermano! – gritó éste angustiado
   - ¡Acaba de matar a Yon! – le gritó Rhena, cuyos ojos parecían estarse conteniendo - ¡Muévete!
   La cazadora tomó a mido por el cuello y lo lanzó a un lado, pero cuando estaba por retomar su golpe final, un fuerte sonido la distrajo.
   Los ojos de Mido brillaban en verde y sonidos como de tormenta, con rayos y truenos, sonaban desde el interior de una oscura brecha que parecía abrirse en el cielo.
   - ¡La fuente! – gritó el hombre distorsión, a lo que Rhena no pudo evitar mirar hacia arriba para observarla. La esfera que lo había iniciado todo, que luego había salido desde dentro de ella y había causado que éste monstruo la atacara. Ahora la persona que la había teletransportado lejos de ella para salvarla del ataque de su hermano estaba haciéndola aparecer otra vez, aunque no parecía hacerlo por voluntad propia, parecía poseído por la distorsión. De repente le dolía la cabeza.
   Entonces notó que había bajado la guardia. Nunca podría haber cometido tal error antes. El ver a Yon caer le había afectado fuertemente, aunque se negara a aceptarlo. La bestia ya estaba sobre ella, a punto de atravesarle la cara con su afilada mano. Mientras tanto la voz de Kiiru resonaba en su cabeza. La pequeña estaba de pie en el borde del edificio. Su primera reacción había sido ir a tratar de saltar tras Yon.
   - ¡El cuerpo de Yon no está por ninguna parte! ¡No lo entiendo!
   Entonces Rhena sintió cómo algo la tomaba del tobillo y la estiraba hacia abajo, lo que causó que cayera a través del techo, evitando así el golpe de la bestia. Aterrizó sobre los brazos de Yon, el cual se encontraba de pie allí, un piso más abajo, usando su chaqueta blanca y con el mechón de pelo blanco brillando fuertemente.
   - ¡Hagamos esto! – dijo a Rhena sonriendo.
   La furia de la cazadora de repente se convirtió en felicidad.
   - Hagámoslo – respondió ella, bajando la cabeza, ocultando su rostro.
   Entonces Yon saltó, y pareció flotar hacia arriba, atravesando nuevamente el techo y quedando de pie sobre la azotea.
   - ¿Dónde está? – preguntó a Mido y Kiiru, mientras dejaba a Rhena ponerse de pie. El hombre distorsión no estaba a la vista.
   - Va tras la pelota negra – respondió Kiiru, señalando hacia el horizonte, donde en medio de la ciudad flotaba “La Fuente”.
   - ¿Cómo llegó hasta allá? – preguntó Rhena, que ya había recobrado la compostura.
   - Perdón – se excusó Kya, cuya voz provenía de la cabeza de Mido, ya que estaban combinados – Cuando volví en mi, Zelen venia hacia nosotros, sólo pude atinar a alejar esa cosa lo más posible, para evitar que lastimara a Mido. Es difícil transportarla demasiado lejos.
   - ¡Es mi hermano! ¡No me lastimaría! – dijo Mido enojado.
   - ¡Reacciona de una vez! ¡Esa cosa no es tu hermano! – le gritó Rhena - ¡Es peligroso y no podemos dejarlo suelto!
   Mido simplemente cerró la boca, indignado, pero no podía discutir, las pruebas estaban sobre la mesa, por mucho que le molestara. Su hermano era un monstruo, y quien sabe qué pasaría si llegaba a esa esfera.
   - Es lento, nosotros llegaremos primero y lo detendremos – dijo Rhena - ¿De dónde la sacaste de todos modos?
   - No lo sé – respondió Mido – La última vez que la vimos fue cuando nos topamos contigo. Fuimos alejándola lentamente para que mi hermano la siguiera, pero entonces se estiró y la tocó justo en el momento en que la teletransportábamos, y desaparecieron ambos, sin aparecer donde yo había querido que lo hiciera.
   - Y ahora al tocarte Rhena, obtuviste las coordenadas exactas inconscientemente – dijo Usa de repente - ¡Aghhh! ¡Si tan solo pudiera ordenar mi cabeza para predecir estas cosas!
   - No importa – interrumpió Yon – Mido, transpórtanos bajo la esfera, no podemos perder más tiempo
   Así lo hicieron, y todos aparecieron de pie en medio del enorme anfiteatro de la ciudad, donde usualmente se llevaban a cabo los conciertos. Era el lugar perfecto para la situación, a techo descubierto, con mucho espacio para combatir, gradas que se elevaban a lo alto y hacia el final del complejo, obstruyendo el campo visual desde el exterior, y un escenario al fondo, construido especialmente para amplificar el sonido que los artistas ejecutaran en su interior.
   La esfera flotaba en lo alto, y a los pocos segundos llegó el hombre distorsión, saltando y deslizándose por el aire, para finalmente aterrizar frente a ellos. Las sombras que lo recubrían parecían menos intensas, no llegando a cubrir completamente su cabeza. Mechones de cabello color verde emergían a la superficie. Podía observarse la piel de la zona izquierda de su rostro, desde el pómulo, pasando por la mitad de su boca y hasta parte de su cuello. Sus ojos parecían huecos sin fondo, aún más oscuros que las tinieblas que los circundaban.
   De repente giró la cabeza hacia Yon y dio unos pasos hacia atrás. La repulsión de éste, sumado a la amplificación de Shiro, debía de estar haciendo efecto.
   - ¡De aquí no pasas! – le gritó Kiiru, tronándose los nudillos, envuelta en el manto de oscuridad de Kuro.
   Era la oportunidad perfecta. Todos juntos no podían fallar. Rhena y Usa lo sabían, con Yon debilitándolo sería sencillo.
   - Mantente cerca de él tanto como puedas, pero sin interferir con nuestros ataques – ordenó Rhena a Yon – Concéntrate en evitar que te mate otra vez
   - Creo que ya domino ese truco – respondió Yon sonriendo.
   - Kiiru y yo atacaremos. Mido, tu encárgate de reposicionarnos si fuera necesario – fue la siguiente orden.
   - ¡Entendido! – respondió Mido, mientras Kya trepaba por su espalda y se fusionaba con él nuevamente.
   - ¡Me gusta ir al frente! – exclamó Kiiru chocando los puños.
   - ¡Al Ataque! – gritó Usa, mientras generaba la armadura.
   Rhena saltó al ras del suelo a toda velocidad mientras su enorme espada aparecía en sus manos. Las separó rápidamente, dividiéndola en dos más ligeras, e impactó fuertemente con su rival. Éste frenó ambas cuchillas con las propias, espectrales hojas asesinas, y el choque fracturó el suelo sobre el cual se encontraban.
   - Aaapart…see – murmulló Zelen con la parte de su boca que podía observarse.
   Rhena levantó su ceja izquierda, extrañada, pero entonces Kiiru aterrizó con el pie derecho en el rostro del enemigo, y lo enterró en escombros.
   - ¡Ahora te enfrentarás a alguien de tu tamaño! ¡Nosotras! – dijo Kiiru, pero cuando se acercó para golpearlo nuevamente, ya no estaba.
   Un crujido se escuchó desde el suelo, y luego el monstruo salió disparado a la superficie a cierta distancia de ellas, ignorándolas completamente, y saltando luego al aire en dirección a la esfera. Entonces una muralla de fuego blanco se interpuso en su camino.
   - No iras a ningún lado – dijo Yon mirándolo seriamente, de pie en el suelo, con el brazo derecho extendido y el izquierdo en su bolsillo.
   Mido apareció repentinamente de la nada en el aire, frente a su hermano.
   - Lo lamento hermano, pero tengo una celda para ti, hasta que descubra como ayudarte
   Entonces sus ojos brillaron en verde y miró a su hermano para teletransportarlo, pero éste emitió un aura de oscuridad a modo de escudo y la operación falló, pero empujó al hombre distorsión hacia el suelo a toda velocidad, quien aterrizó como pudo, tratando de recuperar el equilibrio, pero Rhena y Kiiru estaban un paso por delante.
   Zelen no terminaba de ponerse de pie cuando Rhena apareció detrás de él ubicando ambas espadas contra su espalda, y al instante Kiiru llegaba desde el frente, estampando su puño derecho con toda su fuerza en su pecho.
   La oscuridad que lo rodeaba pareció fracturarse, y el cuerpo del monstruo fue atravesado y dividido, cayendo en pedazos al suelo
   - Acabalo Yon – dijo Rhena, a lo que éste se acercó, poniéndose de pie a su lado.
   Los grumos de sombras se revolvían en el suelo reaccionando a la repulsión. Querían alejarse pero no podían, lo que resultaba en aún más pérdida de poder. Parecía el final.
   Mido miraba desde lejos, sentado en el suelo, perplejo.
   Yon lanzó sus llamas, pero entonces una pequeña sección de oscuridad saltó y se expandió, recibiendo el impacto y consumiéndose, mientras el resto se arrastraba, alejándose rápidamente y tomando forma de cuerpo nuevamente, posicionado de rodillas en el suelo. Entonces las sombras se disiparon completamente, introduciéndose en el cuerpo, y dejando ver al joven por completo.
   Zelen se puso de pie y empezó a caminar hacia ellos.
   - ¡Apártense de mi camino! – gritó el joven, con hastío en el rostro.
   En respuesta, Rhena levantó sus espadas, Kiiru apretó los puños y Yon, en el medio de ambas, le lanzó una mirada fría.
   - Bien – dijo Zelen, mientras sus dos cuchillos brotaban de las palmas de sus manos en un charco de oscuridad.
   Kiiru se impacientó y fue la primera en atacar, lanzándose con el puño derecho nuevamente, pero cuando ya estaba cerca de impactar, Zelen se torció levemente, esquivando el ataque y ubicando un cuchillo en el extremo del brazo de Kiiru y el otro en el origen, usando su propia fuerza en su contra, y lanzándola por los aires una increíble distancia, impactando las gradas del fondo.
   - Que bueno es tener el control para variar, en lugar de ese montón de principiantes – se dijo Zelen a sí mismo.
   Mido apareció de repente frente a él y lo miró con esperanzas.
   - ¡Hermano! Tu…
   Pero entonces Zelen lo golpeó fuertemente con el puño en el estómago, dejándolo inconsciente, y luego lo arrojó a un lado. Cuando miró al frente nuevamente, ya no vio a los otros dos.
   Yon emergió del suelo desde atrás del enemigo, de la mano de Rhena, y ésta se soltó para atacar por sorpresa, pero tan pronto se hizo tangible, Zelen la escuchó y giró sobre sí mismo.
   Rhena embistió con ambas espadas cerrándose desde los extremos, a lo que Zelen respondió saltando y dando una voltereta en el aire, quedando de cabeza y haciendo chispear sus cuchillas contra las espadas y luego la armadura de Rhena, mientras avanzaba en el aire, dejándola atrás y aterrizando con una patada dirigida a Yon.
   Éste extendió el brazo derecho emitiendo flamas blancas para protegerse, pero no tuvieron efecto en la pierna de Zelen, la cual siguió de largo, chocó contra la mano de Yon y continuó, incapaz éste de detenerlo, e impactando contra su cara.
   Yon salió despedido varios metros hacia atrás, y le tomó un momento volver a ponerse de pie.
   - Parece que las flamas no sirven contra él Shiro – dijo Yon, pero éste no respondió - ¿Shiro?
   Entonces Yon acercó el oído a su pecho y escuchó un ronquido. Shiro seguía durmiendo, ni que Yon lo estuviera usando en medio de la pelea había bastado para interrumpir su noche de sueño.
   - Genial ¿Y dónde rayos está Kiiru? – se preguntó el exorcista, y al mirar en la dirección en la que había volado ella, la divisó a lo lejos, sin su manto de sombras, tumbada en el suelo. Le pareció percibir un pequeño brillo plateado en su espalda.
   Entonces otro brillo de luz proveniente de las gradas captó su atención, y un pequeño objeto vino volando a toda velocidad, clavándosele en el cuello. No tuvo tiempo de reaccionar. Se lo sacó luego y lo observó. Era alguna especie de dardo metálico. Luego cayó inconsciente al suelo.
   Rhena seguía peleando contra Zelen, concentrada totalmente y ajena a todo lo demás. Atacaba una y otra vez sin parar, pero no conseguía nada. Era muy diferente a las veces anteriores. Esta vez su oponente mostraba un manejo majestuoso de sus armas y su cuerpo, en lugar de simplemente chocar hojas y lanzar apéndices de oscuridad como antes.
   Con pequeños movimientos e impactos de sus cuchillos en los puntos exactos, desviaba o detenía completamente los golpes de Rhena. Se movía con una agilidad impresionante, y cada pequeño toque que causaba en la armadura bastaba para hacerle perder el equilibrio.
   Poco a poco hizo a Rhena retroceder, alejándose de Yon.
   - Aquí está bien – dijo, y un charco de oscuridad surgió de sus pies, impidiendo a Rhena moverse.
   Zelen aprovechó para alejarse y saltó en dirección a la esfera, mientras que el charco rápidamente trató de trepar por el cuerpo de Rhena y apresarla.
   - ¡Esta vez no! ¡Usa, une todas las coyunturas y expándela!
   La armadura se volvió así el escudo que mantuvo a raya la oscuridad mientras Rhena saltaba fuera. Luego extendió su brazo y un chispazo violeta recorrió su mano, entonces formó un pequeño tornado en el suelo, el cual rápidamente hizo crecer.
   Zelen, aún en el aire, se vio atrapado por la corriente de aire violeta, desviándose de su dirección original, y empezando a girar sin parar, sin control, para terminar luego azotado contra el suelo, rodando en la tierra mientras el tornado se desvanecía.
   - ¡Aún no has visto nada! – gritó Usa - ¡Enséñale!
   Rhena extendió el brazo y volvió a surgir la chispa, pero esta vez, en lugar de desvanecerse, ésta empezó a girar alrededor de su brazo. Luego surgió otra y se adhirió a la anterior, y luego otra, y otra, hasta que tuvo un gran espiral de energía recorriéndolo.
   Apuntó y disparó. Zelen, aún incorporándose, saltó grácilmente y lo esquivó, pero entonces el proyectil giró en el aire y volvió. Una capa de oscuridad trató de protegerlo del impacto, pero no fue suficiente. La energía lo aplastó contra el suelo y siguió presionando, tratando de perforar la oscuridad, que ya empezaba a fracturarse pese al esfuerzo de Zelen por resistir.
   Y…de repente la energía desapareció.
   - ¡Rhena! – gritó Usa mientras ella caía inconsciente al suelo y él con ella. Al ponerse de pie y acercarse, miró el cuello de su ama y notó un dardo. Le habían disparado. Su preocupación se disipó al descubrir que sólo estaba dormida, pero entonces miró al hombre distorsión, preocupándose nuevamente. Éste no parecía querer venir a atacarlos. Simplemente saltó y se estiró en el aire para tratar de alcanzar la esfera.
   - ¡No te dejaré! – gritó Usa, que empezó a hacer aparecer su arco de energía, pero entonces una gruesa bota lo aplastó contra el suelo, dejándolo completamente indefenso.
   - Quieto pequeñito, no hagas esto mas difícil – una mujer que llevaba una gorra, un rifle a la espalda y el cabello atado en una coleta le estaba pisando con fuerza.
   “¿Cómo puede verme si estoy emitiendo distorsión?” pensó Usa, “¿Fue ella quien disparó?”, y entonces notó que tenía un pequeño y extraño artefacto tecnológico adherido sobre la frente, ubicado al final de la ceja izquierda.
   El hombre distorsión llegó al fin a su objetivo y tocó la esfera.
   - Finalmente – dijo la grotesca voz de la distorsión, que había recobrado la consciencia estando lejos de Yon – ¡Poder ilimitado!
   - Tenía razón – dijo la voz original de Zelen – Sólo eres un idiota. O un conjunto de idiotas. No importa, agradezco el que no te hayas percatado del engaño
   - ¿Qué…? – alcanzó a decir la distorsión, y luego fue silenciada.
   El cuerpo del hombre distorsión entró por completo en la esfera, y luego ésta empezó a adaptarse, achicándose y amoldándose al joven, mientras iba acercándose lentamente al suelo.
   Aterrizó y empezó a reír. Su risa ya no era desquiciada, sino más bien alegre. Su rostro reflejaba alegría mientras pasaba su mano derecha por su pecho, pero luego se detuvo y recobró la seriedad.
   - Nunca podrías manejar el poder ilimitado siendo tan estúpido – dijo Zelen hablando solo, aunque se refería a aquellos seres que habían tomado su cuerpo – Yo en cambio, lo tengo controlado. Desde ahora, los prisioneros de este cuerpo son ustedes.
   La joven levantó su bota y empezó a caminar hacia el hombre distorsión, quedando Usa libre, pero no podía moverse. Su cuerpo de felpa se sentía adolorido y había gastado mucha energía en la batalla.
   - Y bien, al fin decides mostrar tu rostro otra vez – dijo ella.
   - ¿Marla? – preguntó Zelen - ¿Cómo es que siempre apareces tú?
   - Un gracias no estaría mal ¿Sabes?
   - Gracias, y adiós
   - No te dejaré irte así sin más, no otra vez
   - Tengo cosas que hacer
   - Imagino que sí, y me vas a invitar, de lo contrario el peligro para tu hermano seré yo – dijo Marla mientras extendía el brazo y apuntaba a Mido con una pistola – Sabes diferenciar cuando estoy bromeando y cuando no
   - Siempre tan convincente
   Usa apenas podía oír la conversación, pero entendió perfectamente lo que siguió a continuación.
   - ¿Y cuáles son esos importantes planes tuyos? – preguntó Marla
   - Tenemos un planeta que desconectar – respondió Zelen – Y ya que insistes, me vas a ayudar a hacerlo
   - Suena bien – respondió ella intrigada.
   Luego Zelen extendió la mano, Marla la tomó y ambos desaparecieron en un instante.
   Usa no pudo mantenerse consciente mucho más.
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aoiwolf · 8 years ago
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Strange Distortions - 26
Capítulo 26
   El sol resplandecía en una hermosa mañana de primavera. Un grupo de gente se encontraba de pie y en silencio, todas vestidas de negro, mientras escuchaban el discurso del sacerdote.
   - George y Susan fueron amigos muy apreciados para algunos de ustedes, familiares irremplazables para otros, y más importante aún, amorosos padres para con sus dos hijos – decía mientras miraba hacia el joven que reposaba su mano sobre la cabeza del pequeño que lloraba, prendido a su pierna.
   "Ya sé quiénes son...fueron...mis padres, lo que menos necesito ahora mismo es escuchar las tonterías de éste sujeto" era el pensamiento que recorría la mente del hijo mayor. Se esforzaba por contener su irritación y terminar con el funeral sin causar ninguna escena, pero sus ojos ya estaban dejando traslucir su enojo.
   - Pueden estar seguros de que estarán siempre con ustedes, acompañando y guiando su camino, como dice en las sagradas escrituras, "Desde arriba verán la luz, que iluminará la oscuridad y blah blah blah"
   La voz del sacerdote se volvió un murmullo a oídos del joven mientras se sumía en sus pensamientos, por mucho más interesantes. Era la única manera en la que aguantaría hasta el final, no podía marcharse. Su hermanito le había pedido entre lágrimas que permaneciera a su lado, así que de una forma u otra tenía que lograrlo.
   La ceremonia terminó finalmente, en lo que le pareció una eternidad, y poco a poco todos se fueron retirando. Pensó que su hermano querría quedarse más tiempo ante las lápidas o algo parecido, pero para su sorpresa, le tomó la mano y empezó a caminar en dirección contraria.
   - Mido, ¿Estás seguro de que...? – no sabía exactamente qué estaba preguntando, pero al parecer el chiquillo comprendió de todas formas.
   - Tenemos que volver a casa pronto, de lo contrario Kya se preocupará - dijo el pequeño secándose los ojos con la mano libre y tratando de sonreír – además, ya debe de tener hambre
   - Si...
   Tenía sólo 9 años, pero Mido demostraba a veces ese comportamiento para nada propio de su edad. "Es como si comprendiera la situación y sus implicancias rápidamente, y se adaptara a su nueva realidad sin quejarse" pensó el hermano mayor, que ya lo había visto suceder algunas veces antes. Como cuando el mejor amigo del pequeño lo cambió por otro niño cuya familia tenía mucho dinero, y Mido simplemente le dijo "Haz lo que quieras" al otro día, sin darle importancia, siendo que solían ser inseparables. O cuando le prohibieron estar en su lugar favorito del patio de la escuela en el recreo, porque era parte del sector de los más pequeños, y él ya había crecido. Simplemente asintió y obedeció, sin darle importancia, cuando antes solía pasar allí cada minuto, agazapado bajo ese viejo árbol.
   - ¿Que harás para el almuerzo Zelen? – preguntó Mido sonriendo – Quiero carneeee
   - ¡Déjamelo a mí, ya me darás la razón en que no has probado jamás nada tan delicioso! – respondió el joven casi esbozando una sonrisa. Sólo su hermanito era capaz de borrar temporalmente su mal humor.
   Tan pronto abrieron la puerta, una gatita negra saltó a los brazos del pequeño. Los había estado esperando allí por horas. Mido la abrazó y continuó caminando hacia la cocina.
   - Aquí tienes un poco de comida – dijo mientras le servía alimento balanceado en su platito – Y luego te toca una porción de carne preparada especialmente por Zelen
   - Considérate afortunada – dijo Zelen de espaldas a la gatita, mientras buscaba los elementos e ingredientes que usaría para preparar el almuerzo, a lo que ésta le devolvió un maullido cariñoso.
   La pequeña reserva de dinero de sus padres les ayudaría a pasar sin problemas el primer mes, pero para entonces Zelen tendría que haber obtenido ya un trabajo, cualquier trabajo, para así mantener desde ahora a su reducida familia. “Un niño y un gato. No debería ser tan difícil” pensó, mientras tomaba un cuchillo y cortaba la carne que había sacado del refrigerador.
   - Haz ese truco otra vez – dijo el pequeño sonriendo – Quiero verlo una vez más
   - ¿Cómo es que no te aburre todavía?
   - No hay manera de que pueda aburrirme de verlo, ¡Es genial!
   Zelen lanzó al aire, por sobre su cabeza, el cuchillo que sujetaba con su mano derecha, y luego rápidamente tomó tres más de la mesada, lanzándolos uno a uno, mientras recogía los que caían y volvía a lanzarlos, entrecruzándolos entre sus manos. Estaba haciendo malabares en el aire con afilados cuchillos de cocina y los ojos cerrados. Los arrojaba detrás de la espalda y por detrás de sus brazos, un espectáculo asombroso, complementado por el brillo de las afiladas hojas al reflejar la luz del sol. Finalmente, conforme caían, recogió los cuatro cuchillos entre los dedos de la mano derecha, y con un solo movimiento, todos salieron disparados al aire nuevamente, cayendo los tres limpios de nuevo en su correspondiente lugar, y clavándose en la carne el que estaba siendo usado para dicho propósito.
   - ¡Increíble! ¿Cuándo me enseñarás a hacerlo?
   - jajaja, jamás, búscate algo menos peligroso
   - Si es tan peligroso, ¿Entonces porqué tú si lo haces?
   - El peligro es lo mío, ya lo sabes
   De repente Zelen notó que esa frase estaba haciendo pensar demasiado a Mido.
   - Era lo mío – se corrigió – No te preocupes, a partir de ahora estaré por aquí, encontraré cosas más seguras, algunas incluso podríamos hacerlas juntos
   Eso le devolvió la sonrisa rápidamente al pequeño. Era de esperarse, su hermano mayor era lo único que le quedaba, la idea de perderlo también a él podría fácilmente volverse el material de sus más oscuras pesadillas.
   Zelen tenía 19 años e iba a la universidad, pero no le interesaba ninguna de las enseñanzas tradicionales. Había calificado para los entrenamientos de las Fuerzas Especiales, organismo que se encargaba de encontrar jóvenes excepcionales, con aptitudes especiales, a los cuales pudieran preparar para realizar operaciones de alto riesgo. Ya sea rescatar rehenes y aniquilar terroristas, proteger a personas importantes, interferir los planes de agrupaciones peligrosas o asistir en catástrofes de cualquier tipo, el peligro le llamaba y él estaba dispuesto gustoso.
   Desde pequeño había descubierto su gusto por los cuchillos. En poco tiempo ya era capaz de usarlos como si de una extensión de su cuerpo se trataran, pudiendo lanzarlos con total precisión, y mantener una defensiva y ofensiva abrumadora si contaba con uno en cada mano. Su madre no estaba del todo feliz con ello, pero su padre siempre lo alentó, trayéndole incluso nuevos y extravagantes cuchillos y navajas de regalo cada tanto. En su habitación tenía un armario exclusivamente dedicado a su colección.
   Esa habilidad, sumada a su rapidez para los procedimientos militares y tácticos, le ganó la entrada al programa, pero ahora tenía que abandonarlo todo por algo más importante, y no se sentía mal por ello. Simplemente su vida ahora era más que sólo suya.
   - ¡A comer! – dijo Zelen mientras dejaba un plato y cubiertos frente a su hermanito y se sentaba con el suyo propio.
   - No se ve como “Lo más delicioso que haya probado jamás”
   - El sabor no entra por los ojos – respondió Zelen sonriendo, a lo que Mido procedió a cortar un trozo de carne, zambullirlo en el puré y mandárselo a la boca.
   - Mmmnmnmn….mnnnnmmnm… - hacía sonidos el pequeño mientras degustaba, hasta que finalmente tragó el primer bocado.
   - ¿Y qué tal?
   - Califica
   - ¿Califica? ¿Para qué?
   - ¡Está riquísimo! Pero no puedo decidir
   - ¿Qué cosa?
   - Si es o no es “lo más delicioso que haya probado jamás”
   Zelen entregó muchos trocitos de carne a Kya, y luego todos almorzaron alegremente, mientras ambos hermanos se divertían hablando. Zelen siempre se sorprendía al escuchar las descabelladas opiniones de Mido. Con frecuencia pensaba “¿De dónde saca esas ideas a esa edad?”, pero a su vez le encantaba eso del pequeño.
   Pasaron los meses y todo marchaba bien. Tal como pensó, Mido se adaptó a la situación, sin volver a llorar por sus padres o tal siquiera mencionarlos, lo que Zelen agradecía, porque ciertamente no sabría exactamente qué hacer si ocurriera. No se le daban bien esas cosas.
   Zelen acompañaba a Mido al colegio todas las mañanas, y luego se dirigía a su trabajo en una carnicería, donde su habilidad con los cuchillos le había ayudado a ganarse al dueño en segundos, y ahora entregaba a cada cliente sus cortes de carne mientras los deslumbraba con un espectáculo de maniobras circenses usando los afilados objetos que tenía a disposición. En sus manos eran 100% seguros.
   Al salir del trabajo un día, cuando se dirigía a recoger a Mido de la escuela, tres sujetos lo empujaron de repente a un callejón. Todos llevaban traje, pero lucían un tanto intimidantes, como si pertenecieran a la mafia o alguna cosa parecida.
   Sin duda no sabían con quien se metían. Zelen estuvo a punto de sacar un par de cuchillos que llevaba escondidos bajo las mangas, para rebanarles el cuello sin pararse a oír excusa alguna, pero se contuvo en el último segundo, volviendo a la calma. Por el bien de Mido, no podía simplemente dejarse llevar. Sin importar que tanto pudieran merecer morir o que tan fácil sería para él no ser relacionado con el crimen, no podía tomar esa clase de riesgos. Además, aunque las personas por lo general le hacían enojar, nunca había matado a una antes, era la primera vez que parecía tener una buena razón para hacerlo.
   - Tú eres el hijo de George, ¿No es así? – le preguntó uno de los hombres.
   - ¿Para qué se lo preguntas? Ya sabemos que es él – dijo otro.
   - Responde muchacho – dijo el último, parecía el lider.
   - Soy yo – respondió Zelen. No entendía que podía tener que ver su padre con éstos sujetos.
   - Perfecto. ¿Sabes? Lamentamos mucho su muerte. ¿Un accidente de tráfico causado por extrañas sombras en la carretera? Ridículo, seguro los testigos estaban igual de borrachos que él
   - Cierra la boca, eso no importa – dijo el líder – La muerte de tu padre deja un hueco en los ingresos de nuestra organización, un hueco que tiene que volver a llenarse, y creemos que tú tienes el potencial para hacerlo
   - ¿De qué hablan? ¿Por qué mi padre les daría dinero a ustedes?
   - Porque no tenía alternativa, por eso. Hay gente a la cual no debes vencer, en ningún sentido, ni siquiera a las cartas. Por tu propio bien.
   Con eso se aclaraba todo en la mente de Zelen. Su padre era un genio para los juegos de cartas. Poker, Black Jack, Gin Rummy o cualquier otro, siempre se las arreglaba para ganar sin hacer trampas, era habilidad pura. A la vez, detestaba perder, por lo que, al menos cuando de cartas se trataba, nunca se rendía ni se dejaba intimidar.
   Al parecer, según pudo sonsacar de los tres sujetos, hace ya mucho tiempo, cuando él era pequeño, su padre venció en el casino al jefe más importante. Éste, enojado, hizo que le dieran una paliza y lo obligó desde entonces a que jugara seguido contra otras bandas criminales, bajo su protección, y le entregara el 90% de los ingresos. Ahora que había muerto, querían obligarlo a él a continuar con esa ridícula deuda.
   La sangre le hervía. El plan de matarlos volvió a surgir con más fuerza que antes.
   - Tranquilo muchacho, no creas que no hemos visto de lo que eres capaz – dijo el líder – Si, estamos armados con pistolas, pero tú eres excepcional. Quizá podrías acabar con todos nosotros de todas formas. Tu padre siempre alardeaba sobre ti. Cuando estaba borracho decía que tú lo salvarías acabando con todos nosotros, pero eso no va a pasar.
   Otro de los sujetos sacó una foto en la que se veía a Mido en la escuela. Lo estaban vigilando.
   - Creo que lo entiendes. Haz cualquier cosa estúpida y será tu pequeño hermano quien lo pague. Ahora, tener a alguien digno de las Fuerzas Especiales es toda una inversión de nuestra parte, una que queremos que dé frutos tan pronto como sea posible.
   >> Dentro de dos días trasladarán una enorme cantidad de efectivo en un camión blindado, custodiado por agentes bien entrenados, pero creemos que no deberían ser nada para alguien como tú. Nosotros detendremos el tránsito dejando el camión justo bajo un puente. Allí entrarás tú. Eliminarás a los agentes y conducirás el camión, siguiéndonos hasta el punto en el cual cambiaremos de chofer y podrás irte.
   - ¿Y por qué no lo hacen ustedes? ¿Para qué me necesitan a mí?
   - Actualmente es muy sencillo rastrear la munición de las armas ¿Sabes?, si lo hacemos nosotros, nos perseguirán luego, cuando detecten el mínimo parecido en los casquillos en algún otro caso que nos involucre ¿Pero cuchillos? No, no habrá manera de que nos relacionen a nosotros así
   - ¿Luego de eso nos dejarán en paz? – preguntó Zelen. No podía creerse que siquiera lo estuviera considerando, pero no podía arriesgar la vida de su hermano.
   - El contenido del camión cubriría fácilmente unos 10 años de lo que tu padre nos hacía ganar, así que probablemente no vuelvas a vernos. Aquí tienes la información al respecto – dijo el líder, entregándole un gran sobre en papel madera – Si no te presentas, o fallas, ya conoces las consecuencias. No creas que puedes escapar. Nuestros francotiradores podrían volarles los sesos a ti y a tu hermano sin pestañear.
   Los tres sujetos se fueron y Zelen permaneció en el callejón, pensando. Cuando salió ya lo había decidido. Tenía ganas de cortarle el mismo la garganta a su padre, pero ya no había nada que pudiera hacer respecto a ese tema.
   - ¿En verdad lo dejaremos ir luego?
   - Por supuesto que no idiota, si resulta como esperamos, se convertirá en un bien demasiado valioso como para dejarlo en libertad – conversaban los sujetos, ya lejos de los oídos de Zelen.
   Buscó a Mido del colegio, y al volver a casa le explicó que debía quedarse sin ir a la escuela por el resto de la semana, porque iban a fumigar el edificio. El pequeño se lo creyó sin rechistar ¿Días de vacaciones? Sí, muchas gracias.
   Pasó el tiempo que le quedaba preparándose para su misión, aunque no podía evitar pensar en lo bizarro de la situación. Si fuera sólo su vida la que estuviera en juego, hasta lo estaría disfrutando, y puede que ya hubiera matado a sus tres primeras presas, para luego continuar por el resto de las que les siguieran.
   Llegó el día y la hora. Se vistió de negro, con capucha y guantes, y se dirigió al punto exacto en el cual debía de esperar al camión, bajo la oscuridad del puente. Las nubes cubrían el cielo, por lo que allí abajo sería realmente difícil de ver a alguien vestido completamente de negro como él.
   En eso, Mido jugaba en su habitación con Kya, disfrutando de la mañana libre, cuando de repente una sombra chocó la ventana y lo hizo saltar del susto, cubriéndose bajo sus sábanas. La sombra seguía chocando débilmente el vidrio una y otra y otra vez, pero la gatita le ronroneaba alegremente, estirándose contra la pared, sobre la cama, como si buscara abrir la ventana.
   Al ver la escena, Mido se tranquilizó, y decidió que la sombra era buena, así que la dejó entrar. Ésta sin retrasos se introdujo dentro de la gatita, y la dejó dormida por un momento.
   Mido la recogió entre sus brazos asustado, pensando que había muerto, pero entonces despertó de repente, lamiéndole la cara.
   - ¡Miau! ¡Quiero más carne! ¡Juju!
   Un gato parlanchín haría a cualquiera cuestionarse su salud mental, pero no a un pequeño de 9 años, mucho menos a Mido, que se adaptó al repentino cambio de su compañera en un santiamén, como si de una gran mejora se tratara.
   - ¿Ahora hablas Kya?
   - Eso parece, miau
   - ¿Esa sombra te hizo capaz de hablar? Entonces si era un monstruo bueno
   - No lo sé, miau
   - ¿Quieres seguir jugando conmigo?
   - ¡Jugar! ¡Jugar! ¡Miau!
   Mido volvió a cerrar la ventana y continuaron jugando juntos como si fuera lo más normal del mundo.
   Bajo el puente, por otro lado, se acercaba el camión objetivo, y al cruzar las sombras, se detuvo a causa de dos autos blancos que se interpusieron en el camino. Los cuatro oficiales que custodiaban el vehículo viajando en motocicleta a su lado, empezaron a bajar de ellas, armados con enormes rifles de asalto, para regularizar la situación.
   Zelen salió de su escondite, imperceptible, y lanzó dos cuchillos arrojadizos al pequeño espacio descubierto del cuello de los dos agentes que quedaron atrás. Ambos emitieron un quejido y cayeron al suelo pesadamente. Los otros dos se pusieron alerta, manteniendo el rifle en posición, listo para disparar, pero no vieron nada.
   De repente Zelen salió desde abajo del camión y le cortó la garganta al que tuvo más cerca. El otro reaccionó, se dio media vuelta y comenzó a disparar, pero Zelen ya había saltado por sobre la mira del arma, sujetándole el brazo e introduciéndole completamente en la garganta una pequeña cuchilla que llevaba en la palma.
   Allí estaba, de pie entre cadáveres. Su sangre hervía. Estas personas no merecían morir, y quienes si debían hacerlo se mantenían intocables, lejos de su alcance. Lanzó con fuerza un cuchillo al aire.
   El conductor abrió la puerta del camión blindado y le apuntó con una pistola, pero entonces la afilada hoja cayó sobre su cabeza desprotegida y lo mató.
   Estaba hecho. Sólo necesitaba subir al camión y terminar la misión, pero no lo hizo. Quedó de pie, absorto en la oscuridad, escuchándolo todo. El silencio cerca, el estruendo de los autos a lo lejos. El gotear de la sangre sobre el rojo charco a sus pies. Pasaron varios minutos, hasta que oyó pasos.
   - ¿Qué demonios haces? Sube de una vez por todas al maldito camión – dijo una voz. Era uno de los mismos sujetos de la vez anterior. Levantó la vista, acostumbrada ya a la oscuridad y los vio. Los mismos tres hombres, y otros dos más.
   - ¡Vamos! ¡Antes de que llegue la policía o lo que sea!
   Pero hizo caso omiso. Contenerse no era uno de sus fuertes, y ya no podía pensar con claridad. El sabor de la muerte permanecía aún fresco, y él no estaba nada satisfecho. La muerte aún llama, ya habrá tiempo para pensar después.
   - ¿Me estás escuchando, muchacho? – alcanzó a decir el líder del grupo, cuando su garganta fue atravesada por una afilada y larga hoja, quedando clavada allí, haciendo que se desplomara en el suelo. Zelen llevaba varias de esas plegadas en sus brazos y piernas. Era impresionante la cantidad de cuchillas que portaba sin siquiera dejar escuchar un sonido metálico.
   Los cuatro hombres restantes vieron al joven aún con el brazo extendido, pero la oscuridad les impedía entender la situación. Cuando notaron a su líder desplomado en el suelo y volvieron a levantar la vista, Zelen ya no estaba.
   En efecto, se encontraba detrás de ellos. Rápidamente, sin darles tiempo a desenfundar, lanzó dos cuchillos a los cuellos de los dos más alejados, matándolos al instante, y apuñaló en el corazón a los dos que tenía más cerca.
   - Odio que me den órdenes, más aún si no coincido con ellas – dijo al aire, y luego se esfumó en las sombras nuevamente.
   Al rato de estar jugando con Kya, nuevamente una sombra chocó la ventana de la habitación de Mido, pero ésta vez, la gatita se alejó temblorosa, espantada por la criatura.
   - ¿Qué te pasa? Es sólo otro igual, quizá ahora te de algún poder nuevo – dijo Mido y abrió la ventana sin pensarlo mucho.
   La sombra entró violentamente, haciéndolo caer a un lado, y golpeó de lleno a la gatita, como tratando de meterse, pero rebotó sin conseguirlo. Luego permaneció flotando en el medio de la habitación.
   - ¿Y a ésta que le pasa? – dijo Mido.
   - ¡No me gusta! ¡Miau! – dijo Kya volviendo a ponerse de pie.
   La puerta del frente de la casa se abrió, y Zelen entró. Ni una sola gota de sangre había caído sobre él.
   - ¡Ese debe de ser Zelen! – gritó Mido.
   - ¡Carneeee! – dijo Kya, y ambos bajaron corriendo alegremente las escaleras para encontrarse con él, pero la alegría se esfumó rápidamente al verlo.
   Parecía perturbado. Se notaba que trataba de tranquilizarse, pero estaba haciendo un pésimo trabajo, que hasta un niño de 9 años pudo ver a través de él.
   - Debí haber acabado con ellos desde el principio, seguro así no me sentiría de ésta forma – murmuraba Zelen – Debí haberlo hecho…Debí…
   - ¿Estás bien? – preguntó Mido preocupado.
   - ¿Eh? – Zelen notó donde se encontraba, que había vuelto a casa, y levantó la vista, viendo a Mido – Si, si, pero…tenemos que irnos…hay hombres malos persiguiéndonos, así que tenemos que escapar
   - ¿Qué? ¡Dijiste que ya no estabas involucrado en nada peligroso!
   - No es mi culpa, es culpa de papá, él… - Zelen no podía pensar claramente, mucho menos explicar nada, pero entendía que el tiempo era primordial – ¡No importa! ¡Ve por tu mochila! No la de la escuela, la de supervivencia, la que te regalé hace algún tiempo. Espero que la hayas llenado con lo que te dije
   - ¡Sí! ¡Sí lo hice! – Mido corrió escaleras arriba, con Kya en brazos, quien no había abierto la boca. Nuevamente estaba adaptándose a la situación sin preguntar. Amaba a su hermano, y lo obedecería, podía confiar en él.
   Al volver con su mochila, quedó de pie en la parte alta de la escalera, sorprendido ante lo que veía.
   Varios hombres con traje, de apariencia peligrosa, estaban en la entrada, apuntando con sus armas a Zelen, visiblemente enojados.
   - ¡Maldito enfermo! ¡Ahora verás lo que sucede cuando te metes con nosotros!
   El sonido de los disparos retumbaron en los oídos de Mido, y presenció cómo su hermano recibía los impactos, uno tras otro, con su sangre saltando por las paredes.
   En eso, la sombra rápidamente surgió desde la habitación, pasó por encima de Mido e impactó con Zelen, introduciéndose en él, cubriéndole de repente una negra capa de oscuridad.
   - ¡No! – retumbó una voz, era la de Zelen, pero a la vez no, una extraña mezcla monstruosa -¡Ustedes se equivocaron de presa desde el principio!
   La oscura criatura que antes era Zelen, levantó el brazo y una lluvia de cuchillas de oscuridad atravesaron los cuerpos de todos los hombres. Una macabra sonrisa se forjó en su rostro.
   - ¡Jajaja! ¡Así está mejor! ¡Arrodíllense y sufran!
   Mido dejó escapar un grito de terror, sofocado por la pata de Kya, que ésta puso sobre su boca, pero fue tarde, el monstruo que alguna vez había sido su hermano ya lo había visto, y saltó hacia él con oscuras puntas surgiendo de su cuerpo.
   Justo antes de impactar, la criatura se detuvo, y la voz original de Zelen surgió de su boca.
   - ¡Vete Mido! ¡Huye! ¡Deja esta ciudad!
   Y luego la criatura empezó a gritar, agarrándose la cabeza fuertemente, retorciéndose y cayendo por las escaleras.
   - ¡Vámonos Mido! ¡Es muy peligroso quedarnos aquí! – dijo Kya, pero el pequeño no reaccionaba, estaba paralizado.
   La gatita no sabía qué hacer, pero deseó fuertemente poder sacar a Mido de allí, y entonces un extraño recuerdo brilló en su memoria. Se veía sobre una plataforma, muy alto, saltando en el aire, y volando, prendiéndose a palos sujetados a cuerdas, mientras un montón de gente aplaudía sus hazañas.
   Al abrir los ojos nuevamente, ya no estaban en la casa, sino fuera de la ciudad, entre muchos árboles. Pasaron la noche allí, escondidos entre el follaje, comiendo un poco de la comida que había en la mochila.
   Al otro día, Mido despertó completamente adaptado a la situación. Le había tomado mucho más tiempo, pero ya se había repuesto, y había decidido volver a la ciudad en busca de su hermano, fuera o no un monstruo. Se sentía en parte responsable. Él había dejado entrar a la sombra que lo convirtió en eso, aunque de no haberlo hecho, quizá su hermano estaría muerto.
   Regresó a la ciudad, con la guía de Kya. Ésta se oponía a la idea pero no lo iba a dejar solo. Al entrar pudieron escuchar muchas sirenas de policía, una tras otra, a lo lejos. De repente, el sonido de una televisión en una vidriera les llamó la atención, y se acercaron a mirar.
   - Estamos aquí, donde una gran banda criminal, a la cual la policía desde hace tiempo se ha visto incapaz de detener, fue completamente aniquilada a sangre fría. Aún se desconoce el arma usada en estos crímenes, pero ciertamente no parecen heridas comunes y corrientes. A la vez se reportan más casos de asesinatos parecidos a lo largo y ancho de la ciudad, principalmente de otras organizaciones criminales, pero también de civiles y hasta policías que parecieran haberse topado con el perpetrador. Aún no tenemos ninguna pista sobre la identidad del sujeto. Pronto ampliaremos con más información.
   Mido siguió caminando.
   - ¿A dónde se supone que iremos? – preguntó Kya – No podemos volver a casa, hay muertos por todos lados
   - No volveremos a casa, iremos tras él
   - ¿Tras él? ¿Qué vamos a poder hacer contra él?
   - Zelen aún está vivo. Le sacaremos esa sombra y lo traeremos de regreso
   - ¡Pero es un asesino!
   - ¡Cállate! ¡Él no es así! – Mido hizo silencio por un momento – Habrá tenido una buena razón, yo confío en él. Si no quieres venir conmigo, no vengas
   - No te voy a dejar sólo, miau – dijo Kya enojada
   - Entonces en marcha – respondió Mido decidido
   ******
   - Tick, Tick, Tick – sonaba un pequeño rastreador conectado a la pantalla de una computadora portátil.
   - ¡Oh! ¡Mi querido Zelen! – dijo una joven que usaba una gorra y cola de caballo. Estaba sentada en una cómoda silla de computadora con rueditas frente a muchas otras pantallas, pero al escuchar el sonido se impulsó rápidamente hacia atrás para atender a la portátil - ¡Al fin muestras signos de vida! Creí que te había perdido.
   Rápidamente se puso a teclear y obtuvo la localización en un mapa.
   - Mmm, eso es bastante cerca de donde se encuentra tu hermanito el mago teletransportador y sus nuevos amigos fenómenos – dijo mientras se abrían ventanas en la pantalla, que mostraban el exterior de la base de los exorcistas/cazadores de distorsiones.
   >> Ah, es mi culpa por tardar tanto en ganar autoridad por aquí, y lograr acceder a la información de los rastreadores que nos pusieron al entrar a las Fuerzas – se echó hacia atrás en su silla con los ojos cerrados – Tantos años sin ti allí han sido aburridos a más no poder ¿Cómo pudiste dejarme sola así? Abandonarlo todo tan fácil, sin siquiera pedirme ayuda, sólo por la muerte de tus padres.
   >> Podríamos haber cuidado de tu hermano juntos, sin necesidad de abandonar el entrenamiento ¡Hubiera sido completamente seguro! Si ya era claro que nadie podía matarnos cuando trabajábamos en equipo – decía mientras se movía de un lado a otro en la silla – Pero bueno, nunca me decepcionas, ¿Convertirte en un extraño demonio asesino y acabar con toda la mafia de la ciudad? ¡Eso fue muy divertido! Jajaja
   >> Pude verlo desde primera fila con las cámaras ocultas en tu casa, no te preocupes, no me perdí ningún detalle. Tampoco de tu asalto bajo el puente, te redimiste completamente luego de que creí que te estabas volviendo un cobarde. Claro, con mi ayuda, y de haber mantenido la cabeza fría, habríamos podido idear cientos de mejores maneras de lidiar con el problema. Pero da igual, tan pronto pongas pie en nuestra realidad, estaré ahí ¡Tenlo por seguro! Como en los viejos tiempos.
   >> No te dejaré volver a escapar – dijo finalmente, con su sonrisa iluminada por las luces de la pantalla, envuelto el resto de la habitación en tinieblas.
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aoiwolf · 8 years ago
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Strange Distortions - 25
Capítulo 25
   - Bien, aquí tienen una copia de la carpeta del caso, con las direcciones de las distintas escenas del crimen, fotos y demás información – dijo el inspector – Pueden ir a encargarse, tendrán acceso a todas las áreas
   - ¿Te quedas aquí? – preguntó Yon
   - Pues sí. Si “sólo soy un estorbo” como dijiste, pues entonces aprovecharé el tiempo en otros casos. Infórmenme cuando hayan terminado.
   Rhena, Kiiru y Yon partieron, inspeccionando las escenas una por una. Yon leía la información referente a la que visitaban en cada momento, y la comparaba con las fotos de la policía. Todas resultaban ser callejones cerrados o callejuelas con poco movimiento de gente, en las cuales los cuerpos aparecían desmembrados horriblemente. Yon no permitió que Kiiru observara las fotos, a pesar de su insistencia.
   Era aún temprano en la mañana y negras nubes cubrían el cielo. Ya llevaban diez escenas recorridas, pero no habían encontrado nada extraño, ni sentido el origen de ninguna distorsión dentro de los límites de la ciudad. Kiiru empezaba a aburrirse y Rhena a perder el interés, sin presas que perseguir.
   - Quizás se trate de otra distorsión que rompe las reglas – dijo Usa, tratando recobrarles los ánimos.
   - Una cuyo origen no podemos sentir – sugirió Yon.
   - Quizá, pero entonces… - respondió Rhena, que elevaba su vista hacia el cielo, desganada.
   De repente se detuvo, quedando detrás del resto del grupo, que seguía caminando. Sus ojos estaban fijos, observando el tejado de un edificio que se encontraba cerca de la escena del crimen a la que se dirigían.
   Un gato negro, cuyos ojos brillaban en un verde intenso, se encontraba allí arriba.
   Rhena ordenó a Usa que generara la armadura y luego saltó rápidamente, dejando al resto atrás. Mientras caía, el extraño gato se percató de su presencia y se alejó del borde, donde Rhena aterrizó pocos segundos después.
   Ambos se miraron por un momento.
   - Es el mismo gato – dijo Usa – No hay duda
   - Quizá significa que él también está cerca
   - No estoy muy seguro de que eso me haga feliz
   El gato permanecía quieto, observándolos, a unos cuantos metros de distancia. Rhena decidió que trataría de capturarlo, y saltó velozmente al ras del piso con el brazo extendido, en un intento por sujetarlo.
   Cuando ya lo tenía a centímetros, los ojos del gato brillaron y éste desapareció en el aire instantáneamente. Se les había escapado.
   Rhena lo buscó por los tejados cercanos, pero no logró dar con él. Luego notaron a un gato negro en un árbol, sobre una vereda, y se acercaron a revisar, pero se trataba de un gato común y corriente. Entonces decidieron volver con el resto, que habían ya llegado a destino.
   - ¿Qué sucedió? – preguntó Yon.
   - Nos encontramos al extraño gato de ojos verdes que habíamos visto cuando luchamos contra el hombre distorsión por primera vez – respondió Usa.
   - ¿Gato? – dijo Kiiru confundida.
   - No conozco la historia pero… - dijo Yon - ¿Significa que es él quien está detrás de esto?
   - No lo sé, ciertamente tampoco pudimos sentir su presencia hasta que lo tuvimos cerca la primera vez – respondió Rhena.
   Y de repente lo sintieron. Todos. Algo había aparecido de repente, como si simplemente hubiera salido de la nada, y su presencia era intensa.
   - Ésa es nuestra presa – dijo Rhena – Sea lo que sea
   Sujetó a Yon y saltó, con Kiiru tras ellos, y desde el aire pudieron verlo.
   En medio de una enorme plaza con juegos para niños se encontraban dos individuos, los dos únicos a la vista. Uno era un joven que llevaba una fina chaqueta gris sin mangas, cuya capucha cubría su cabeza. Debajo llevaba una remera negra y jeans azules.
   Frente a él se hallaba un enorme coloso de sombras sujetando una enorme hacha negra. Parecía tener forma humana, como si fuera un gigante musculoso con brillantes ojos rojos.
   Mientras saltaban hacia allí, fueron capaces de presenciar la veloz batalla.
   El joven corrió directo hacia su rival, sin preocuparse por la enorme y afilada arma que estaba a punto de impactar contra su cabeza. Cuando la hoja estaba a centímetros de su cara, éste desapareció repentinamente, para reaparecer en el aire sobre la bestia. Extendió rápidamente su brazo derecho y de repente apareció un automóvil, el cual cayó fuertemente, aplastando a la distorsión.
   El hacha surgió de repente, rebanando el vehículo y haciéndolo explotar, mientras el coloso volvía a ponerse de pie entre las llamas. Lanzó su hacha girando en el aire para acabar con el joven que caía, pero éste volvió a desaparecer.
   Reapareció en el suelo, unos metros detrás del monstruo, y apuntó sus ojos hacia el hacha. Ésta desapareció y de repente se encontraba girando cerca del suelo, en dirección al gigante, el cual recibió el brusco impacto y se desplomó en el suelo.
   El joven sonrió y se acercó caminando a la criatura derrotada. Se quedó observándola, y ésta pareció empezar a deshacerse lentamente, pero de repente sus ojos rojos volvieron a encenderse y sombras empezaron a surgir de su cuerpo, rodeándolo por completo.
   El joven retrocedió extrañado, mientras veía cómo la distorsión cuadruplicaba su tamaño, convirtiéndose en un gran golem de oscuridad cuya hacha era ya del tamaño de un árbol. La blandió, lanzando un ataque descendente hacia el joven, pero éste desapareció, situándose luego unos veinte metros detrás de donde se encontraba, pero al alzar la vista notó el hacha ya a punto de impactarlo. El gigante la había soltado, como si hubiera podido prever dónde reaparecería.
   Probablemente hubiera podido desaparecer nuevamente, pero no fue necesario, debido a que una joven que parecía llevar una brillante armadura violeta apareció de repente en el camino, deteniendo el arma en el aire con ambos brazos, y clavándola luego en el suelo.
   - ¡Yon! ¡Te encargo el hacha! – gritó Rhena - ¡Kiiru! ¡Diviértete! – dijo luego con una sonrisa
   - ¡Enseguida! – respondió Yon, quien se acercó y puso ambas manos sobre la enorme hoja de metal, que empezó a arder en flamas blancas, desvaneciéndose.
   - ¡Claro que sí! – dijo Kiiru, mientras volvía a saltar, para aterrizar fuertemente con ambos pies sobre la cabeza del gigante, haciéndolo caer al suelo nuevamente.
   El joven de la capucha no entendía bien la situación, pero estaba fascinado por el espectáculo. Entonces notó que la joven se acercaba hacia él. Dudó por un momento, no sabía si quedarse o esfumarse, pero entonces una voz le dijo “Es ella, es la misma chica que vi esa vez”.
   - ¿Cómo lograste que la distorsión se mostrara? – le preguntó Rhena una vez estuvo lo bastante cerca. No alcanzaba a ver sus ojos ni su cabello debido a la capucha.
   - ¿Distorsión? – respondió el joven confundido.
   - Ese monstruo ¿Cómo lo encontraste?
   - Yo…lo hice aparecer – dijo dubitativo – Algunos pueden ocultarse completamente, cómo si ocuparan un espacio diferente, pero yo puedo sentirlos y traerlos al nuestro
   - Bueno, eso es nuevo – dijo Usa poniéndose de pie en el hombro de Rhena, mientras el joven giraba su cabeza para observarlo, atónito.
   - ¿Por qué querías hacerlo aparecer? – preguntó Rhena.
   - Creí que podía tratarse de quien estoy buscando, pero no fue así
   - ¿A quién estás buscando?
   - ¿Qué eres? ¿Policía? – respondió el joven de mala gana.
   - Buscamos a un sujeto tenebroso que ya has visto antes – dijo una tierna voz femenina que surgía de la capucha del joven – Probablemente aún lo recuerdes
   De repente un bulto creció en la capucha, y la empujó hacia atrás, dejando ver al extraño gato negro de ojos verdes sentado en la cabeza del joven, de pelo negro y ojos marrones.
   - Si, lo recuerdo – respondió Rhena – Yo también lo busco, así que tenemos ese objetivo en común
   - ¿Para qué lo buscas? – preguntó el joven.
   - Para exterminarlo
   - ¡No te permitiré hacer eso!
   - Si quieres hacerme cambiar de opinión, tendrás que quedarte a convencerme después de que acabemos con aquel gigante
   De repente, la gata empezó a brillar y se desvaneció, como entrando dentro de la cabeza del joven. Al finalizar la mezcla, éste tenía orejas de gato, y su pelo y ojos se habían tornado color verde.
   Se puso la capucha nuevamente, cubriendo las orejas, y desapareció.
   - Supongo que tenía alguna urgencia – dijo Usa levantando los brazos.
   Al voltear en dirección a la distorsión, Rhena pudo ver cómo Kiiru se divertía. La pequeña, cubierta por su manto de oscuridad, se movía rápidamente por el aire, asestando golpe tras golpe a la presa, que sin su arma, sólo atinaba a lanzar manotazos torpes al vacío.
   - Con que te gusta desmembrar personas ¿eh? – dijo la pequeña mientras saltaba al hombro de la criatura – Veamos si te gusta que te lo hagan a ti
   Afiló sus oscuras manos y atravesó con facilidad la masa de la distorsión, amputándole el gigantesco brazo, al que luego pateó en el aire, haciéndolo volar en dirección a Yon.
   - ¡Todo tuyo! – dijo Kiiru, a lo que el exorcista se apresuró a usar sus flamas para consumirlo.
   Luego Yon se acercó a los pies del gigante y, mientras Shiro brillaba, lanzó llamas hacia sus piernas. Kiiru le daba fuertes golpes en la cabeza, una y otra vez, haciéndolo tambalearse.
   Rhena saltó en el aire, blandiendo las garras de energía en ambos brazos. Empezó a girar disparada hacia su presa, atravesando el estómago de la distorsión y dejando un gran hueco en su cuerpo.
   - ¡Lo aprendió de mi! – se jactó Kiiru.
   Las llamas de Yon se habían ya extendido por todas partes, pero la criatura seguía moviéndose, peleando. Kiiru le propinó más golpes, a la vez que Rhena más cortes, pero la resistencia de la distorsión era evidente, mientras poco a poco crecía más y más, y ya empezaba a regenerar el brazo perdido.
   - ¡Es por su tamaño! – gritó Usa – ¡Hace que el daño resulte sólo superficial!
   En ese momento reapareció el joven a unos 20 metros. Éste miró rápidamente al equipo de exorcistas, uno por uno, y todos aparecieron detrás de él al instante, desconcertados. En el suelo frente a él había una pila de explosivos C4, muchos ladrillos destructivos, uno sobre otro. Todos los explosivos desaparecieron a la vez y reaparecieron pegados en distintos sectores del cuerpo del monstruo. Varios se concentraban en el agujero que Rhena había causado.
   El joven sacó entonces un control remoto del bolsillo, giró una perilla y presionó un botón, ocasionando que todas las cargas detonaran a la vez, creando una gran explosión que mandó a volar por los aires pedacitos de oscuridad que caían como lluvia, consumiéndose por las llamas blancas de Yon.
   - Así es como yo lo hago – dijo el joven sonriendo.
   - ¡Woo! ¡Genial! – dijo Kiiru, disfrutando del espectáculo.
   Rhena pidió al joven que los acompañara hasta la base, para así poder hablar sobre el hombre distorsión tranquilamente. Éste no podía decidir entre sí o no, pero la gatita contestó en su lugar, aceptando la oferta.
   El grupo entero volvió a la comisaría a reportar la situación al cliente, informar sobre los daños y cobrar el dinero acordado. Al inspector Logan poco le importaba la realidad de lo sucedido, simplemente dijo que estaba contento con que los asesinatos se detuvieran y que ya se inventaría algo no paranormal a lo que echarle la culpa para calmar a las masas.
   Al salir, el joven se detuvo a observarlos intrigado.
   - Ustedes…Acaban con esos monstruos y ¿Les pagan?
   - Así es – dijo Yon sonriendo – Somos exorcistas
   - ¡Cazadores de Distorsiones! – gritó Usa – Tienen que admitir que suena mucho mejor
   - Y yo como tonto haciéndolo gratis – contestó el joven – Mi nombre es Mido, mucho gusto
   - Y yo soy Kya – dijo la gatita.
   - Yo soy Rhena, éste es Usa, él es Yon y ella es Kiiru
   - ¿Y yo qué? – dijo Shiro – No soy invisible
   - Normalmente la ropa no tiene nombre – dijo Kiiru con las manos detrás de la cabeza, buscando irritar a Shiro, actividad en la cual se había vuelto muy buena.
   - Rayos, ustedes son cualquier cosa menos normales – dijo Mido.
   - Mira quién habla – respondió Usa – Señor orejas de gato
   - Buen punto – dijo el joven – ¿A dónde es que vamos?
   - A Gensai – dijo Yon – Allí tenemos nue…
   No pudo terminar de hablar, cuando de repente ya se encontraban en la ciudad. Mido los había teletransportado a todos en un santiamén.
   - Eso podría resultar útil – dijo Rhena, y al poco tiempo todos se encontraban sentados en la mesa de la sala.
   Kuro repartió bandejas con galletas dulces a todos, mientras Mido arqueaba una ceja ante la situación. Era la primera vez que se topaba con gente que pudiera ver a esos monstruos, ni hablar de combatirlos, usarlos como armadura o tenerlos de sirvientes.
   Rhena notó su incomodidad y, debido a que quería saberlo todo lo más rápido posible y sin inconvenientes, decidió tratar de hacerlo entrar en confianza.
   - Vamos de nuevo – dijo – Yo soy Rhena, tengo 23 años y combato a las distorsiones desde los 9, junto con mi fiel compañero Usa
   - Mucho gusto – dijo Usa haciendo una reverencia, de pie sobre la mesa.
   - A los 17 me enfrenté con el hombre distorsión al que buscan, me derrotó, y desde entonces estoy tras él. Ahora tú – dijo Rhena en voz baja, dándole un ligero codazo a Yon.
   - Ah, sí, pues…Yo soy Yon, también de 23, exorcista desde los 9 años, pero solo recientemente, y gracias a Rhena, he sido capaz de ver a las distorsiones y ayudar a combatirlas.
   - ¡Yo! ¡Yo! Yo soy Kiiru, tengo 11 años y este es Kuro – a lo que éste levantó levemente la mano en un intento de saludo – Me encanta pelear y soy la nueva integrante del grupo de exorcistas
   - ¿En serio? Creí que eras más pequeña – dijo Usa frotándose la pata por el mentón.
   - ¡Tú no puedes hablar de tamaño! – respondió Kiiru.
   Mido se sentía ridículo. La entera situación se le hacía incómoda y tonta, así que fue Kya quien habló primero.
   - Yo soy Kya, la gata extraordinaria, y éste es Mido, el indeciso sin remedio – dijo graciosamente.
   - Sigh – suspiró el joven – Soy Mido, tengo 16 y he peleado contra varias de esas ¿Distorsiones? Pero no es costumbre. Simplemente busco al mismo sujeto que tú, yendo a donde sea que ocurran asesinatos con la esperanza de que sea él la causa, pero aún no lo he encontrado.
   - ¿Por qué lo buscas? – preguntó Rhena intrigada.
   - Quiero salvarlo. Liberarlo del monstruo que le hizo perder la cordura
   - Entonces ¿Era una persona normal? ¿Lo conoces?
   - Así es – dijo Mido cerrando los ojos – Es mi hermano mayor
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aoiwolf · 8 years ago
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Strange Distortions - 24
Capítulo 24
   El equipo trabajó en varios casos los días siguientes. Eliminaron a una distorsión que se aparecía por las noches, cubriendo de negro distintas estatuas de esa ciudad, y asustando a quienes pasaran cerca. Los ciudadanos habían creado todo tipo de leyendas, en las cuales se la consideraba un fantasma, una aparición, un demonio, los espíritus de las personas representadas en los monumentos, y demás explicaciones paranormales.
   Tuvieron que evitar que Kiiru destruyera todas las estatuas. Esa era su idea de “solución”, en el primer momento en el cual no podían encontrar a la presa. Parecía capaz de cambiar su punto de origen entre estatuas, así que Yon fue dejando su energía repulsiva en todas, hasta que así lograron arrinconarla en la estatua restante y Rhena y Kiiru acabaron con ella rápidamente, entre golpes y cortes de espada.
   Luego los contrataron para ir a una ciudad en la cual no había noche. Los ciudadanos lo habían tomado como un milagro y una bendición en un primer momento, pero con el paso de los meses, se había convertido en un infierno. Sus horarios estaban desordenados. Todos tenían problemas de falta de sueño. Los dueños abusivos de muchos negocios querían imponer horarios de trabajo exagerados, dado que siempre era de día, no había razón para cerrar. Muchos animales escapaban de la ciudad, y los que se quedaban enloquecían. Las plantas crecían de más o se marchitaban por completo. Todo era caos.
   Se trataba de una distorsión bastante poderosa, capaz de alterar ligeramente la percepción de la realidad dentro de su área de alcance. Repetía el ciclo del sol una y otra vez dentro de la ciudad en una especie de ilusión, sólo que causaba consecuencias reales y tangibles.
   Los cazadores siguieron la presencia hasta un enorme pararrayos. Yon la hizo salir y tomar forma. Era un gigantesco escorpión de sombras.
   - Ese es todo tuyo – le dijo Rhena dándole una palmada en el hombro.
   - No tengo un zapato tan grande – bromeó Yon. No es que le gustara demasiado la idea.
   - ¡Arréglatelas! – dijo Kiiru y lo empujó.
   Shiro empezó a brillar y Yon avanzó, lanzando llamas blancas hacia la presa. Ésta saltaba y esquivaba los ataques, pero entonces una flecha de energía le atinó. Era Usa con su arco.
   - ¡Yo te cubro! – dijo el conejo, y siguió disparando.
   Entre ambos acorralaron a la distorsión con sus ataques, hasta que ésta terminó consumida por las flamas y la ciudad escapó de la ilusión, recobrando la tan ansiada luz de la luna.
   Acababan de volver de un tercer caso. Una distorsión con forma de mujer que espantaba a la gente que pasaba por un puente. Yon la hizo salir a plena luz del día. Rhena simplemente se acercó caminando con su espada y fue como si la presa buscara ser eliminada, porque avanzó lentamente hacia la cazadora, con los brazos abiertos, y sonrió al ver caer el filo hacia ella.
   - Eso fue…extraño – dijo Usa.
   - Todas las distorsiones con forma humana son extrañas – respondió Rhena – Creo que tenemos bastantes pruebas ya de eso
   Yon abrió la puerta de la base y entró, seguido de Rhena y Kiiru. Se disponía a cerrarla con llave, pero justo alguien dio un par de golpes al otro lado. El exorcista abrió la puerta y vio a un hombre joven, más o menos de su edad, de pie en la entrada. Llevaba lentes oscuros, una larga chaqueta marrón y el pelo rubio con largos mechones cayéndole a los costados de la cara.
   - ¡Yon! ¡Al fin te encuentro! No contestabas tu celular así que fui a tu departamento, pero tampoco estabas allí – dijo el hombre – No pensé que fuera a encontrarte aquí, pero…
   De repente dejó de hablar cuando desvió la mirada de Yon, mientras se bajaba ligeramente las gafas y observaba dentro de la base.
   - Yon… ¿Por qué hay una chica sexy y una niña allí dentro? – preguntó el hombre sonriendo - ¿En qué andas metido? Tú siempre contactas a tus clientes por correo electrónico
   - No son clientes, son las dos nuevas exorcistas – respondió Yon sonriendo – Exorcismos Eldritch se compone de nosotros tres desde ahora
   - ¿En verdad? ¿Cómo rayos?…Ya quisiera yo tener esa clase de compañeros de trabajo…pero por desgracia no…bah, no importa, seguro está tan loca como tú…seguro que…
   - ¿Quieres callarte de una vez? – lo interrumpió Yon con sus ojos fríos, causando que el hombre diera un paso hacia atrás, mientras se volvía a ubicar los lentes – Ve directo al punto
   - ¡Gyaa! Sigues con esos cambios de humor repentinos ¿Eh? – dijo el hombre – Deberías hacerte tratar eso de una vez y…
   - ¿Quién es este sujeto? – interrumpió Rhena, que se había acercado – La exorcista loca quiere saber
   - ¿Escuchó eso señorita? Yo no lo decía con esa intención, yo… - trató de disculparse el hombre
   - Éste es el inspector Logan – dijo Yon – Suelo ayudarlo con aquellos casos que involucran cosas paranormales
   - ¿No es un poco joven para ser inspector? – preguntó Rhena.
   - Quizá, pero gracias a la ayuda de Yon, he resuelto casos imposibles, evitando que sigan ocurriendo y ganado muchos ascensos – dijo el inspector sonriendo mientras se le colgaba a Yon del cuello, quien no parecía muy contento – Nos conocemos desde la escuela ¿No es así?
   - Supongo – respondió Yon de mala gana.
   - ¿Y bien? ¿Cuál es el caso? – preguntó la cazadora.
   - Oh, compañeros de trabajo, cierto, pues…
   Todos entraron y se sentaron en los sofás. Kiiru, interesada, apagó la televisión y se acercó ella también. Usa escuchaba escondido cerca.
   - Hay muchos reportes de desapariciones y asesinatos en una ciudad cercana. Me han asignado el caso, y he mirado toda la información disponible y las escenas del crimen, pero no hay pistas, ni adn, ni huellas, ni arma, ni testigos. Es como si las víctimas simplemente desaparecieran, y luego el cadáver emergiera en algún lugar mágicamente. Sin duda entra en “casos paranormales”, así que necesito que me presten a Yon por unos días
   - No te lo prestamos – respondió Rhena – Pero por suficiente dinero, nos tendrás a los tres en el caso
   - No gracias – respondió el inspector – Una exorcista y una niñita dando vueltas por ahí sólo entorpecerían el trabajo. Además, Yon es mi amigo, él trabaja gratis, es un favor
   Rhena había dado en el clavo. Ya había notado los extraños cambios entre amabilidad y frialdad de su compañero. Los percibía cuando Yon hablaba con otras personas, y se había dado cuenta de que por lo general, el exorcista se mostraba amable a pesar de lo pesada que le resultara la otra persona, siempre y cuando hubiera dinero de por medio. El que éste se mostrara frío con un cliente recurrente sólo podía significar que el cálculo de beneficio no valía el esfuerzo de mantener la sonrisa.
   - Pues qué lástima, pero ésta organización es ahora una sociedad, y yo no tengo razón para hacerte favores – dijo Rhena.
   Kiiru miró a Yon. Éste parecía estar feliz, sentado con los brazos cruzados y la cabeza totalmente apoyada en el respaldo del sofá, mirando al techo.
   - Oh, ¡Vamos Yon!
   - Lo siento, pero ella tiene razón – respondió Yon – Ya no hay mas favores. Tienes que contratarnos, e iremos todos. Pienses lo que pienses, ambas son extremadamente hábiles, mucho más que yo. El único estorbo allí serías tú.
   Una vena de enfado surgió en la frente del inspector, pero tuvo que tragarse su orgullo.
   - ¡Bien, bien! ¡Está bien! ¡Como sea! Están contratados. Lo que sea con tal de detener los asesinatos y ganarme unos buenos…ahem…los espero a primera hora mañana, en la comisaría central de Ciudad Roji
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aoiwolf · 8 years ago
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Strange Distortions - 23
Capítulo 23
   Rhena y Kiiru caminaron juntas hasta el Genzai Central Shopping.
   Al entrar, Kiiru quedó maravillada. El edificio era inmenso, repleto de personas y negocios por doquier. Contaba con ambiente climatizado, escaleras eléctricas, elevadores, fuentes de agua que lanzaban chorros de colores al ritmo de la música y cosas que le llamaban la atención e invocaban su curiosidad por doquier.
   - Supongo que iremos por ropa primero – dijo Rhena – Llevas usando eso ya varios días
   Kiiru estaba acostumbrada a ponerse cualquier cosa que encontrara disponible en el orfanato sin pensarlo demasiado. Se miró a sí misma para recordar que se supone que tenía puesto. Llevaba una remera naranja con letras negras y un ligero pantalón gris que le cubría las rodillas.
   Ambas entraron en una de las muchas tiendas y empezaron a mirar.
   - Ve a elegir lo que te guste - dijo Rhena.
   - Pero éstas son enormes – respondió la pequeña – Es ropa para adultos
   - No te preocupes por eso, yo me encargaré de que te calce – le dijo Rhena – Así tendrás una buena variedad de donde elegir. Imagino que no querrás usar la ropa que diseñan para tu edad, llena de corazoncitos y ponys ¿O sí?
   - ¡Rayos, no! – dijo Kiiru, quien solía volver a ponerse lo mismo del día anterior si la única opción disponible eran esa clase de prendas.
   Kiiru eligió algunas cosas, remeras negras, remeras amarillas con hermosos diseños en negro de animales, calaveras, puños, y demás. Pantalones negros, grises, azules, algunos hasta las rodillas, otros enteros, jeans.
   Cuando volteó a ver a Rhena, vio como ésta observaba con atención un mueble lleno de peluches de todo tipo. Girafas, zebras, osos, tigres, leones, conejos, de todo.
   - Esta chica tiene una obsesión – dijo Kiiru para si misma.
   Siguió eligiendo hasta estar satisfecha. Rhena se encargó de que cubrieran todo lo necesario para la pequeña, desde ropa interior hasta abrigo para el invierno. Pagaron por todo y salieron de la tienda cargando con las bolsas. Rhena guió a Kiiru hasta el baño que encontraron más vacío.
   - Bien, ahora viene lo bueno – dijo la cazadora – Elige un par de cosas para ponerte ya, y nos encargaremos del resto luego
   Kiiru eligió un par de prendas y se las puso, quedándole éstas realmente enormes. Entonces Rhena extendió el brazo y el fulgor surgió de su mano. Éste iluminó la ropa y su talle empezó a disminuir, hasta adecuarse perfectamente al cuerpo de la niña, adecuando los diseños en proporción.
   - ¡Genial! – dijo la pequeña feliz, vistiendo una de sus nuevas remeras amarillas y un pantalón negro.
   De allí fueron a comprar zapatillas, donde Rhena usó el mismo truco para adecuarlas al tamaño de los pies de Kiiru. Luego la pequeña la arrastró de tienda en tienda, saciando su curiosidad, hasta que llegaron a una dedicada a artículos deportivos.
   - Necesito una de esas – dijo Kiiru de repente, señalando un saco de boxeo de un metro, que colgaba del techo de la tienda.
   - Necesitas dos – respondió Rhena, y salieron de la tienda con un par de guantes protectores en una bolsa, y los dos pesados sacos a la espalda de la niña.
   Todos los demás clientes miraban asombrados al ver tal cosa, pero en realidad era Kuro quien cargaba con el peso de los sacos. Kiiru simplemente ponía el cuerpo para que no pareciera que éstos flotaban mágicamente.
   - Usarás uno para entrenar tu propio cuerpo – dijo Rhena – y el otro lo endureceré, para que sea capaz de resistir tus golpes cuando peleas con Kuro
   - …Gracias… - respondió la pequeña, parecía tan tímida como Kuro.
   - No es nada – dijo Rhena sonriendo – Además serás mi sujeto de estudio. Estas ligada a una distorsión de la misma manera que la persona a la que busco detener, así que te estaré analizando, tus fortalezas, tus debilidades, tus límites y los de Kuro, cualquier cosa podría serme útil
   - ¡Tienes mi permiso! – dijo Kiiru sonriendo. Estaba feliz de que alguien fuera a prestarle atención de la misma manera en que Benny solía hacerlo.
   Cuando ya estaban por salir, Kiiru notó la extensa librería, y el olor de los libros nuevos, ordenados en los estantes, llamó fuertemente su atención. La boca se le hacía agua, de pie frente a la vitrina.
   - Ya cargamos con bastantes cosas, así que elige alguno que te interese de los que están a la vista – dijo Rhena – Ya luego podremos venir otra vez para que inspecciones más a fondo
   - ¡Quiero ese! – dijo la niña, señalando al que se titulaba “Análisis sobre el cerebro y el comportamiento humano: la personalidad, la moral y la relación entre individuos”
   - Si eres capaz de interesarte por ese tipo de cosas, supongo que no mentías sobre tu nivel académico
   Al salir caminando del establecimiento, pasaron cerca de una zona bastante desierta del estacionamiento, y Rhena pudo sentir a un grupo de 3 hombres escondido entre los vehículos.
   - Montón de ridículos – dijo en voz baja.
   Éstos habían estado esperando por las presas perfectas para un asalto fácil. Cualquier mujer u hombre de apariencia débil, a quien pudieran extraerle todo sin resistencia. Al ver a Rhena y a Kiiru desde lejos, creyeron que eran las indicadas, pero conforme se acercaban, el aura que éstas emitían los había acobardado inconscientemente, hasta el punto de temblar de sólo pensar en acercarse. La joven de los ojos intimidantes tras los lentes, y la pequeña que llevaba dos bolsas de boxeo como si fueran bolsas de pan, sin duda eran todo menos presa fácil.
   Las dos pasaron sin ningún altercado, pero Rhena no pretendía dejarles hacer lo que quisieran con las próximas personas que pasaran, así que usó su fulgor una vez más, deshaciendo completamente la ropa, calzado, armas y todo lo que llevaran encima los tres idiotas, que quedaron confundidos y desnudos, aún temblando entre los autos.
   - Podríamos haberles dado su merecido – dijo Kiiru ligeramente decepcionada, quien también los había notado.
   - Hubiera sido demasiado fácil, para qué molestarse – respondió Rhena – Además cargamos con muchas cosas
   Llegaron a la base y, al abrir la puerta, se encontraron con Shiro viendo la televisión y Usa y Yon jugando videojuegos en la laptop, cada uno sujetando un mando. Usa generaba manos de energía para suplir su falta de dedos.
   - ¡Estás perdido! ¡Estás acabado! – decía Usa una y otra vez para tratar de que Yon perdiera la concentración, pero éste mantenía la calma mientras hacía que su personaje esquivara todos y cada uno de los golpes del de Usa - ¡Mantente quieto!
   El conejo parecía desesperarse a sí mismo, en lugar de conseguirlo con su rival.
   - Ya volvimos – dijo Rhena.
   - ¡Bienvenidas! – dijo Yon sonriendo, que en un momento movió rápidamente los dedos y consiguió la victoria en el videojuego con un par de golpes certeros y veloces.
   - ¡Grhhhh! ¡Revancha! ¡Me las pagarás! – gritó Usa enojado - ¡Rhena! ¡Demuéstrale quien manda!
   Las compras quedaron sobre la mesa, mientras Rhena y Yon entablaban reñidos combates, en los cuales empataban en victorias y derrotas, incapaces de lograr un dos de tres, un tres de cinco, y así.
   - No está mal, pero que tal esto – dijo Rhena mientras hacía que su personaje saltara por las paredes velozmente.
   - Eso es difícil de controlar – respondió Yon, mientras esquivaba el golpe en caída que se dirigía hacia su personaje – Ahora me toca a mi
   - ¡Se lo que hara! – gritaba Usa, y cuchicheaba a Rhena al oído.
   - Un buen espía puede ganar la guerra – dijo Kiiru, que veía desde atrás.
   Al ver que seguían empatados, se aburrió y fue a sentarse al sofá con Shiro.
   - ¿Qué miras?
   - Un documental sobre el diseño de los atuendos de los personajes de las películas más famosas – dijo la chaqueta.
   - Mmmmh…Súbele el volumen
   Al rato Rhena comentó a Yon lo de colgar las bolsas de boxeo en el techo de la habitación de Kiiru.
   - No hay problema con la normal – respondió éste – Pero si va a golpear una endurecida y con el poder de Kuro, romperá el techo y quizá no sólo eso
   - Es verdad – dijo Rhena – Supongo que era hora de todos modos, aprovechando que es un día libre y tengo energías de sobra
   - ¿Qué harás? – preguntó Yon.
   - Nuestra base tiene que ser un lugar resistente – respondió Rhena – Así que me encargaré de que éste edificio entero lo sea. Extremadamente resistente
   Luego usó su fulgor, y lo mantuvo, levantando luego ambas manos e iluminándolo todo por unos 15 segundos. El edificio tenía ahora un ligero tono morado, difícil de advertir, pero que según la cazadora, no desaparecería, al menos no por lo pronto.
   Kiiru trató de destruir una pared de un puñetazo, pero no pudo. Lo intentó con una puerta, pero tampoco fue posible.
   - Ahora podemos colgar éstas donde se nos plazca – dijo Rhena.
   - Parece que te llenaron de regalos – dijo Yon a Kiiru.
   - También tengo mi propio libro – dijo la niña entusiasmada, agitándolo en el aire. Era el primer libro que oficialmente era su propiedad, al igual que con la ropa y lo demás.
   - Se ve interesante – dijo Yon sonriendo, quién había leído el título rápidamente y analizado la posibilidad de que la niña lo estuviera analizando a él cada vez que se le quedaba mirando – Puedes leerlo tranquilamente en la biblioteca, apartada del ruido
   - ¿¡Biblioteca!? – dijeron Rhena y Kiiru al unísono
   - ¿No la vieron? Está en el segundo piso – respondió Yon.
   Las acompañó allí, y al abrir la puerta doble, entraron en una gran habitación con enormes estantes llenos de libros y escaleras para llegar a los estantes superiores. Un par de mesas descansaban en el centro.
   - Kuro se ha encargado de mantenerla limpia – dijo Yon. Rhena y Kiiru seguían caminando entre los estantes, atónitas.
   - ¿Te has leído todo esto? – preguntó Rhena.
   - Sólo una pequeña parte – respondió Yon – Soy más del tipo “Lector Digital”
   Kiiru se quedó a leer su nuevo libro junto con Rhena, quien apiló unos cuantos que le llamaron la atención a primera vista.
   Kuro y Yon se concentraron en preparar el almuerzo, y así voló el día.
   Después de almorzar, todos vieron una película juntos, antes de volver a sus actividades, y por la noche pidieron comida mientras jugaban a las cartas y otros juegos de mesa que habían por allí.
   - Mañana nos lanzaremos a alguno de los nuevo casos – dijo Rhena – Que espero hayan elegido
   - ¡Listos para ser atendidos! – dijo Usa.
   - Bien, Entonces… – dijo Rhena – Descansen para estar preparados
   - Estaré aquí a primera hora – dijo Yon, que se puso a Shiro, se despidió y se fue a su departamento.
   Ambas lo observaron irse en silencio. Luego Rhena se puso de pie.
   - También debemos descansar. No duermas muy tarde
   - Mmhmm – respondió Kiiru – Sólo terminaré un par de capítulos más
   Rhena se marchó a su habitación, pasándole la mano por la cabeza antes de irse y apagando la mayor parte de las luces. El equipo volvería a entrar en acción al amanecer.
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aoiwolf · 8 years ago
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Strange Distortions - 22
Capítulo 22
   Yon avanzó por los pasillos abriendo puerta tras puerta. Podía ver a la distancia cómo la oscuridad retrocedía cuando él avanzaba. La distorsión se alejaba de él, pero no se iba, seguía afectando el lugar. Muchas de las habitaciones estaban vacías, algunas tenían camas o algún mueble, y otras parecían almacenes llenos de estantes con químicos extraños. Colgado en una pared, vio una foto encuadrada del psiquiatra frente a su mansión.
   Estaba en el segundo piso por alguna razón, y lo revisó entero en menos de 15 minutos. Bajó por las escaleras y continuó con la inspección.
   Caminaba por uno de los pasillos cuando notó que la oscuridad poco a poco se acercaba más a él. Su repulsión empezaba a perder intensidad. Estaba en la dirección correcta, debía de estar acercándose a Rhena.
   Llegó a una puerta al final del camino, la cual estaba ligeramente oscurecida, y la abrió. Allí estaba ella, sentada en el suelo, inconsciente y apoyando la espalda en la pared. Yon entró en la habitación, pero al dar un par de pasos lo sintió. Su repulsión estaba al mínimo y la distorsión, que cubría la habitación en oscuridad, empezaba a jugar con su cabeza nuevamente. La oscura masa adherida a las paredes empezaba a moverse, no estaba seguro de si se trataba de una ilusión o no, pero si seguía así, pronto sería tragado por el suelo nuevamente. Si quedaba inconsciente cerca de Rhena, no podría volver a despertar de ese sueño por sí mismo.
   - Quizá podamos hacerlo al revés esta vez – dijo Yon mientras se agachaba al lado de Rhena – Podría funcionar
   Puso su mano derecha sobre la manga de la chaqueta negra de su compañera, apretando ligeramente su brazo.
   - Me siento extraño – dijo Shiro, y de repente empezó a brillar en blanco, alejando la oscuridad y la gelatinosa masa en las paredes.
   La chaqueta negra se aclaró ligeramente. Yon estaba usando su propia distorsión en ella, de manera que la de Rhena quedara bloqueada al mínimo, y no afectara así su repulsión. Fue un éxito.
   Rhena corría por el negro bosque, pero cada vez era más difícil esquivar las pisadas. De repente el gigante de sombra saltó y aterrizó con ambos pies frente a ella, se inclinó y derribó todos los árboles de los alrededores de un manotazo. Ella pudo verlo claramente, sin follaje que interrumpiera su visión. El monstruo preparó el puño y lo lanzó hacia abajo. No había manera de esquivarlo, su velocidad había aumentado de la nada.
   Entonces haces de luz blanca empezaron a surgir del cuerpo de la bestia. El puño se detuvo en el aire y la criatura poco a poco se deshizo en un resplandor que cubrió todo y en todas direcciones, encegueciendo a la pequeña. Tuvo que cerrar los ojos. Al abrirlos vio a Yon a su lado. Había recobrado la conciencia, y se encontraba en su cuerpo, de nuevo en la mansión.
   - Voy a torturar lentamente a ésta distorsión – dijo la cazadora.
   - Encontremos a Kiiru, y estoy seguro de que ella te ayudará encantada – dijo Yon.
   Rhena se puso de pie y se dio cuenta de que había estado sentada sobre Usa. Lo levantó, lo agitó y éste despertó sin problemas.
   - ¡Estas bien! – gritó Usa – No dejaba de tener horribles pesadillas en las que no podía protegerte
   - ¿¡Por qué tú si tienes pesadillas profundas!? – preguntó Shiro.
   Yon les explicó lo que había hecho y los cuatro se marcharon a seguir buscando.
   - Entonces tu distorsión es perfecta para éste caso – dijo Usa.
   - Cuento contigo para cubrirme la espalda y mantener lejos a esa cosa – dijo Rhena
   - No se preocupen – dijo Yon sonriendo – Podría hacerlo dormido…literalmente
   Examinaron todo el primer piso, pero no había rastro de Kiiru. Fueron a la planta baja y tras abrir unas cuantas puertas más, dieron con ella, inconsciente y acurrucada en una esquina. Sin el efecto de la distorsión de Rhena, la oscuridad se alejó nada más acercarse.
   La puerta del casillero se abrió y las alargadas sombras atacaron a Kiiru. Ella se deslizó rápidamente entre sus piernas y corrió, pero tropezó torpemente y fue alcanzada. Las criaturas la rodearon. La pequeña se rindió a su destino, y entonces la luz blanca surgió del cuerpo de sus atacantes y los consumió, iluminándolo todo. La niña cerró los ojos, y al volver a abrirlos, vio a Rhena y Yon junto a ella, uno a cada lado.
   - Buenos Días…Noches – dijo Yon sonriendo.
   - Ayúdame a darle su merecido al creador de pesadillas – dijo Rhena mientras ponía su mano sobre la cabeza de Kiiru.
   Los ojos de la pequeña se humedecieron por un momento, y no pudo evitar abrazarlos a ambos.
   - ¡Woo! Miren quien se puso sentimental – dijo Usa bromeando.
   Kiiru se repuso rápidamente, levantándose y retornando a su actitud fuerte.
   - No me hagas sacarte el relleno – dijo la pequeña - ¿A quién hay que golpear?
   Yon usó su distorsión en ella también, de manera que a ninguno de los tres pudieran afectarle las ilusiones. Si su teoría era correcta, el efecto repulsivo se trasladaría a la ropa por un rato.
   - Ahora que no afecta nuestros sentidos, creo que el punto de origen está en la sala – dijo Rhena.
   - Así es – replicó Usa
   Se dirigieron a la entrada, el origen era allí, pero no había nada.
   - La distorsión se aleja de mi, pero no se reubica – dijo Yon – En éste caso, si realmente es la casa entera, quizá moverla sea de hecho la mejor opción
   - Acabar con ella cuando salga – Dijo Rhena.
   - No la dejaré escapar – aseguró Kiiru.
   Yon caminó al centro exacto de la sala, donde él mismo podía ya sentir el origen de la distorsión.
   - Desconectarla de nuestra dimensión – dijo despacio, para sí mismo, y extendió el brazo hacia abajo, apuntando al suelo.
   De repente Shiro empezó a brillar nuevamente, y el suelo tomó un tono blanquecino que se fue extendiendo poco a poco por todo el lugar.
   Un chillido agudo, como metálico, se escuchó de repente, y toda la masa negra que se encontraba en la casa se desplazó, atravesando puertas, paredes, techo y suelo, para concentrarse en el espacio aéreo vacío de la sala.
   Allí estaba la distorsión, flotando en el aire. Era como una gigantesca bata de científico, pero negra y hecha girones. No tenía piernas, pero en su parte superior había algo semejante a un torso, con dos brazos negros que terminaban en manos, y cada dedo tenía puntas metálicas de jeringas ennegrecidas. La cabeza tenía largos mechones de cabello, pero todo parecía una sola masa, no el conjunto de muchos cabellos individuales. Su rostro era inexpresivo, pero se asemejaba al de un humano, aunque oscuro como sombra.
   La criatura trató de escapar, dirigiéndose rápidamente a la puerta, pero Yon llegó primero y tocó la madera, tornándola clara con su poder, evitando así que huyera. La criatura estaba completamente sellada dentro de la sala.
   El brazo de la bestia se movió rápidamente hacia Yon y trató de clavarle sus jeringas, pero éste levantó la mano, Shiro brilló, y fue como si una pared brillante surgiera frente a él, protegiéndolo y empujando hacia atrás a la presa.
   Las dos cazadoras surgieron tras la sombra sin demora. Kiiru, protegida por el manto de Kuro, voló en el aire y le atinó una fuerte patada, haciéndola caer directo hacia Rhena. Ésta, cubierta con armadura y espada generadas por Usa, saltó y diseccionó a la distorsión.
   La bestia cayó al suelo, incapaz ya de volar y consumiéndose en brillo morado. Extendió los brazos y se clavó a si misma sus jeringas, lanzando un terrorífico grito. De repente, la masa negra de su cuerpo empezó a soltar pedazos y éstos se tornaron en las criaturas de las pesadillas, mientras la cabeza se soltó y permaneció flotando con los ojos moviéndose en todas direcciones.
   - ¡No otra vez! – exclamó Yon – ¡Ya tuve suficiente de ese sujeto la segunda vez!
   - ¿Cuál es el tuyo? – preguntó Rhena.
   - El muro de los lamentos con patas – respondió Yon.
   - ¡Tus pesadillas tuvieron que ser espeluznantes! – dijo Usa – ¡No soporto ver esa cosa!
   - No tendremos que hacerlo por mucho – dijo Rhena – Yo me encargo de esa
   - Yo quiero al de la risa estúpida – dijo Kiiru señalando al hombre distorsión, que tenía su tamaño normal y reía como poseso.
   - Supongo que eso me deja a esas sombras delgadas a mi – dijo Yon, y cada quién fue por su presa.
   Ya no era una pesadilla, y por la misma razón, el origen de las criaturas no era el verdadero, por lo que su poder era por mucho inferior al real. No sólo ya se habían enfrentado a sus miedos por cuenta propia, sino que ahora acabarían con los miedos de los demás. Trabajo en equipo.
   Usa dividió la espada en dos, y Rhena apuñaló a la criatura tantas veces como rostros tenía, acabándola en segundos.
   Kiiru saltó directo hacia el hombre distorsión, el cual trató de clavarle los cuchillos, pero éstos se rompieron al instante contra el manto de Kuro. La pequeña tomó la cabeza de la distorsión con su mano derecha y la aplastó, deshaciéndose ésta en masa negra.
   - ¡Allá te va! – le gritó a Rhena, y lanzó los restos hacia ella, quién los rebanó en el aire.
   Yon se plantó ante los tres alargados seres, y éstos rehuyeron de él, pero alcanzó a uno y lo tocó, haciendo que se consumiera. Los dos restantes se juntaron y sacaron alas. Trataron de alejarse, pero Yon sentía cada vez más control sobre sí mismo. Extendió el brazo, Shiro brilló y una bola de fuego blanco salió disparada hacia la criatura, dándole de lleno y consumiéndola en el aire.
   - ¡Parece que ya le vas agarrando la mano! – gritó Usa desde lejos.
   La cabeza que lo controlaba todo seguía sumida en sus propias pesadillas, flotando con los ojos perdidos.
   - Fin de la historia – dijo Rhena, y la atravesó con una flecha violeta.
   Al caer al suelo y tocar el piso blanquecino, flamas blancas también surgieron junto al brillo morado. Una voz carrasposa surgió del fuego.
   - Gracias por librarme de mi propia prisión mental. Ojalá mis pacientes también lo hayan logrado
   Eso fue todo. La distorsión se consumió por completo y desapareció.
   Ahora que todo estaba hecho, solo faltaba desentrañar la verdad. Yon estaba seguro de que aún había un factor humano por exorcizar, así que convenció a Rhena y a Kiiru para realizar una última inspección al edificio.
   Encontraron habitaciones escondidas tras libreros y pasajes secretos por todo el lugar. En ellos había cadáveres humanos. Posiblemente fueran los sujetos de prueba del psiquiatra.
   Yon llamó a la policía y se realizó un allanamiento completo del lugar, incautando los cadáveres y todas las cosas extrañas que pudieran servir como evidencia. Salieron al jardín, el cual estaba aún lleno de policías, y Marco se acercó a hablarles.
   - ¡No puedo creer que lo lograran! ¡Soy libre al fin!
   - Ya veremos cuánto – dijo Yon. Kiiru lo notó serio otra vez – Dijiste que no trabajabas aquí cuando el psiquiatra vivía
   Yon sacó la foto, que había visto encuadrada, del bolsillo interno de Shiro. En un primer plano se veía al doctor, y al fondo la mansión, pero cerca de la caseta estaba Marco, sin ninguna duda.
   - ¿De dónde sacaste eso? – dijo Marco nervioso – No, pues yo…quizá si trabajé algún tiempo y…
   - Nadie podría entrar aquí si tú estabas vigilando. El psiquiatra no podría obtener sujetos de prueba si nunca salía, y tú los verías llegar aunque así fuera – dijo Yon cómo si se trataran de hechos sólidos, irrefutables.
   - No…yo nunca vi a nadie entrar y…
   - Aún así, la mansión está llena de cadáveres y tú sabías la historia a lujo de detalle. Mucho mejor que el informe que me mandaron por correo
   - Yo no tuve nada que ver…Sólo escuché todas las historias…quizá inventé un poco…yo…
   - El doctor te pagaba para que dejaras pasar a los sujetos de pruebas humanas, quizá incluso se los conseguías tú
   - ¡Eso es ridículo! ¡Ésta conversación se acabó! – dijo Marco y trató de alejarse, pero algo lo retuvo.
   - Claramente está mintiendo – dijo Rhena, que lo sujetaba por la parte trasera del cuello, impidiéndole alejarse – Habla de una vez o te haré sufrir
   Los ojos de la cazadora se clavaron en los de Marco, intimidándolo por completo. Él no sabía de que se trataba, pero la joven le causaba terror, como si pudiera matarlo sin dudar, allí y ahora, frente a toda la policía.
   - Yo…yo…
   - ¡Para hoy, infeliz! – dijo Kiiru y le dio un fuerte puntapié en la pierna, controlado para no fracturársela, pero por poco.
   - ¡Ahhhh! – gritó Marco - ¡Es verdad! ¡Es cierto! ¡Me pagaba! ¡Yo le conseguía los pacientes ilegales! ¡No sabía que fuera a llegar tan lejos como para matarlos!
   - Es todo lo que necesito oír, ya nos encargaremos desde aquí – dijo un oficial de policía, al que Yon ya había informado de la posibilidad de arrestar a Marco – Buen trabajo exorcista…exorcistas
   Rhena, Kiiru y Yon se despidieron de los oficiales y se marcharon caminando. Antes de irse, Yon se cobró la tarifa del exorcismo del dinero que había en la caseta. Le habían informado que Marco se encargaría de entregarle el pago.
   - ¿Ahora como lo dividirán? – preguntó Usa – Ya no son dos
   - 30% 30% 40% sería lo más justo – dijo Yon sonriendo.
   - Mañana te llevaré de compras con mi 10% extra – le dijo Rhena a Kiiru.
   - ¡Mmm! – dijo Kiiru afirmativamente, conteniendo su felicidad para tratar de mantener su actitud ruda. Se había puesto como objetivo lograr controlar el cómo la veían los demás, igual que hacía Yon.
   - Y tú no dejas de sorprenderme – dijo Rhena seriamente a Yon – Sacas trucos nuevos en poco tiempo
   - Me adapto rápido – respondió el exorcista aún sonriendo.
   - Me alegra saber que en verdad puedo contar con ustedes - dijo Rhena alejándose.
   - ¡Cuenta con ello! – dijo Yon.
   - ¡Sí! – gritó Kiiru.
   - Un honor Milady – dijo Shiro.
   - Como siempre – dijo Usa.
   Volvieron a Genzai a los saltos. Ya eran casi las 3 de la mañana. Yon terminó durmiendo en el sofá de la base para poder descansar algo antes de que amaneciera, mientras las chicas fueron a sus respectivas habitaciones.
   Desayunaron todos juntos al otro día, y luego Rhena se puso de pie.
   - Iremos de compras con Kiiru – dijo a Yon – Tu y Usa encuentren un par de casos más para tener a mano, pero lo dejaremos para mañana, hoy nos tomaremos el día
   - ¡Genial! ¡Pido la televisión! – dijo Usa – Me hacía falta un descansito
   - ¡Ni hablar! Hoy es el especial de ropa de invierno – dijo Shiro.
   - Primero lo primero – dijo Yon mientras sacaba la laptop – Ya descansarán cuando terminemos
   Rhena y Kiiru se despidieron y fueron rumbo al shopping. Así iniciaba el primer día libre del equipo de exorcistas/cazadores de distorsiones.
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aoiwolf · 8 years ago
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Strange Distortions - 21
Capítulo 21
   Yon abrió los ojos y recuperó los sentidos. Estaba cómodamente acostado sobre algo acolchonado y podía escuchar la lluvia caer. Se incorporó y descubrió que estaba en el asiento trasero de un auto en movimiento, avanzando en plena noche. Miró al frente y vio las siluetas de los que parecían ser sus padres, pero envueltos en penumbra. Observó su reflejo en el espejo retrovisor, se echó un vistazo a sí mismo y lo notó, tenía 9 años otra vez.
   Recordaba esa noche. Era la noche en la que había comenzado todo. Sus recuerdos de ese día habían sido siempre muy difusos.
   Las gotas golpeaban contra el techo del auto. El sonido era relajante. De repente el vehículo se detuvo y sus padres bajaron sosteniendo un paraguas cada uno. Su madre abrió la puerta trasera y estiró la mano. Yon la tomó, bajó y avanzó cubierto por el paraguas.
   Nada a su alrededor era real, su mente se lo decía sin pizca de duda, pero aún así su curiosidad le hacía seguir, fluir con la corriente mientras observaba y analizaba cada detalle. Muchas veces había vuelto a esa casa tiempo después, al crecer, pero eso no le había ayudado a recordar. Con el correr de los años terminó creyéndolo un mal sueño, pero ahora la memoria volvía lentamente. Era como estarlo viviendo una segunda vez.
   Yon levantó la vista y pudo ver una extraña esfera negra flotando sobre una casa. Extraños fulgores de colores parecían irradiar de ella. Lo recordaba, si, había ocurrido igual la primera vez. Justo cuando había levantado la mano y señalado al cielo para que su madre lo viese, la esfera había desaparecido sin dejar rastro. Repitió exactamente los mismos movimientos con la mano, y los mismos hechos acontecieron una vez más. La esfera ya no estaba.
   La extraña figura de su padre entró en el jardín de esa casa, bastante grande y bonita, y se refugió bajo el techo que cubría la puerta de entrada. Yon y su madre iban detrás de él. Su padre hizo sonar el timbre y en pocos segundos la puerta se abrió, saliendo una pareja que aparentaba la misma edad que ellos dos, y cubiertos por la misma penumbra.
   - Gracias por venir tan pronto – dijo la mujer de pie en la entrada – No había nadie más dispuesto a atendernos a estas horas
   - E incluso si hubieran aceptado – dijo el hombre – Tardarían días en llegar
   - No es problema – dijo el padre de Yon.
   - Además, nos conocemos desde hace tiempo – dijo su madre – No podemos ignorar a viejos amigos
   Según recordaba Yon, en realidad acudieron sin rechistar porque se trataba del primer caso de exorcismo en semanas.
   - ¿Este es su hijo? – preguntó el hombre.
   - Hola pequeño – dijo la mujer inclinándose hacia él con una sonrisa.
   Yon ya no era un niño, al menos no de mente, pero se limitó a mover la cabeza como si saludara, conteniéndose de decir nada que pudiera sacar las cosas de su correcto orden.
   - Su nombre es Yon – dijo su padre.
   - No tuvimos tiempo de dejarlo con nadie – dijo su madre.
   Todos entraron a la casa y se sentaron en los sofás de la sala.
   - ¿Cuál es el problema exactamente? – preguntó su padre – No lo entendí muy bien por teléfono
   - Hay algo en la casa – dijo el hombre – Estamos seguros. Hace unas horas presenciamos el cambio. De repente teníamos miedo, frio, sentíamos tristeza y desesperación.
   - Me recordó a… - interrumpió la mujer – El ambiente pesado y paralizante que reinaba en las zonas de desastre a las que transportábamos suministros.
   - Las luces de las habitaciones empezaron a encenderse y apagarse solas – continuó el hombre - Al igual que varios electrodomésticos y el televisor. Las ollas, cubiertos y platos de la cocina empezaron a chocar entre sí, haciendo ruido sin que nadie estuviera allí. En la casa solo estamos nosotros.
   - ¿Pero ahora ya se ha detenido? – preguntó la madre de Yon.
   - Parece que sí, al menos en la planta baja – dijo el hombre – Pero arriba aún se escuchan sonidos extraños esporádicamente
   - Bien, subiremos a exorcizar – dijo el padre de Yon mientras sacaba una biblia de su bolsillo.
   - Quédate con ellos Yon – le dijo su madre.
   Luego ambos empezaron a subir las escaleras lentamente, llevando una linterna, y se perdieron en la oscuridad.
   La precisión con la que todo se revivía era asombrosa. Yon no hubiera podido lograr tal perfección en su memoria de ninguna manera, ni con éste ni con ningún otro recuerdo. Cada palabra, cada inflexión en las voces, cada detalle dentro de la casa, todo era perfecto, fiel al cien por ciento.
   - Iré a preparar café – dijo la mujer, y se encaminó hacia la cocina.
   Unos minutos más tarde, se escuchó el sonido de una taza al romperse, y el hombre corrió asustado hacia la cocina a ver qué había ocurrido, dejando solo a Yon.
   Estaba decidido a repetirlo todo igual que aquella vez, así que subió lentamente las escaleras, tratando de ir a buscar a sus padres. De pequeño, siempre le emocionaba escuchar sus historias sobre exorcismos. Los veía como superhéroes, pero nunca había podido presenciar una en persona. Además, en esos últimos tiempos había escuchado a escondidas sus conversaciones, y se había enterado del cómo los tomaban por fraudes, o como exorcistas poco efectivos, así que tenía la esperanza de verlos realizar una gran hazaña y de que así pudieran cerrarles la boca a todos.
   Avanzó lentamente por los pasillos oscuros, tanteando las paredes con las manos y tratando de divisar la luz de la linterna.
   - Fue entonces cuando me dio la mano – pensó Yon para sí mismo.
   Estiró su brazo derecho frente a él, y sintió como una mano tomaba la suya, pero no podía ver nada. Esta vez se sentía un poco incómodo. De pequeño había creído que se trataba de su madre, pero ahora sabía que no era ella. Caminó tomado de la mano en la oscuridad. Su mente estaba inmersa en analizar la situación, los detalles y las posibilidades. Sus ojos eran fríos y calculadores, aunque no recibieran luz alguna. Se obligaba a mantener ese estado, de lo contrario no podría soportarlo, entraría en pánico al instante sabiendo lo que seguía a continuación.
   Escuchó como una puerta se abría y siguió avanzando hacia donde la mano le guiaba, atravesando el umbral. No podía escuchar los pasos ni la respiración de ese ente, pero ya sabía que la mano estaba conectada a un cuerpo. De repente escuchó la puerta cerrarse y la luz de la habitación se encendió.
   El pequeño Yon iba de la mano de una enorme criatura negra sin cabeza y con finos brazos a los costados. El torso era enorme y tenía lo que parecían muchos rostros queriendo surgir desde dentro, moviéndose y haciendo distintas expresiones, algunas aterradoras, otras sólo extrañas.
   - Ahora entiendo porqué debí de reprimir este recuerdo – pensó Yon, y se soltó de la mano, lanzándose a correr hacia una puerta al otro lado de la habitación.
   Se detuvo al alcanzar el picaporte. Estaba temblando. Aún con su concentración al máximo, sus emociones estaban empezando a atravesar sus defensas. Miró hacia atrás y vio como la criatura empezaba a correr tras él. Abrió la puerta y cruzó, llegando a una habitación llena de sillas ubicadas en filas y un piano al final. Empezó a surgirle un sudor frio, todo le daba vueltas. Sin duda estaba ante el efecto del trauma. Tenía miedo, y empezaba a perder su capacidad analítica.
   - Mientras pueda moverme, seré capaz de repetir lo que falta – pensó – Sé lo que ocurrirá, no hay porqué temer
   Recobró un poco el control sobre sí mismo y corrió hacia las sillas. La criatura llegó a la puerta y entró en la habitación. Al verlo, los rostros empezaron a salir, generando muchas cabezas y luego brazos y cuerpos hasta la cintura, que surgían todos del principal pero no se despegaban de éste. Se agitaban en dirección a Yon y hacían extraños sonidos guturales, mientras las piernas de la criatura principal avanzaban hacia él.
   El pequeño tomó la silla más cercana y la arrojó a la criatura. Uno de los pares de brazos la atrapó y se prendió a ella como si se tratara de un tesoro. Yon continuó lanzando sillas, hasta que el monstruo quedó cubierto de ellas.
   La bestia continuó avanzando, y Yon corrió, lanzándose bajo el piano. La criatura lo alcanzó, pero no podía agacharse debido a la cantidad de sillas que chocaban y se lo impedían. Las teclas del piano eran presionadas por manos o patas de silla, y dejaban escuchar una tétrica disonancia de notas que sólo hacían los quejidos más tenebrosos.
   - Al llegar al piano yo… - Yon trataba de recordar con todas sus fuerzas – Había una puerta…un escape
   Miró al suelo donde se encontraba y la vio, una pequeña esfera metálica unida a una compuerta de madera, que pasaba desapercibida entre los tablones del piso. Tiró de ella y se dejó caer en la oscuridad que cubría, justó cuando el monstruo empujó el piano para atraparlo.
   La bestia chocaba contra el suelo tratando de pasar, pero aún sin las sillas adheridas a su cuerpo, era difícil imaginar que lo lograra.
   Yon había caído un par de metros y aterrizado sobre una caja. El lugar debería de estar en completa oscuridad, pero una luz blanca irradiaba débilmente, dejándole ver que se encontraba en alguna especie de almacén de repuestos de piano. Miró hacia el origen de la luz y detectó lo que parecía una pequeña esfera negra que flotaba en el medio de la habitación, ligeramente más grande que su cabeza. Pequeños haces de luz blanca atravesaban la negrura en algunos puntos.
   El pequeño se acercó a la esfera, quedando a medio metro de distancia de ella. Escuchaba el sonido de la criatura que seguía queriendo alcanzarlo.
   La primera vez no había sabido que hacer. Todo era confuso, y se encontraba demasiado alterado. Entonces, de repente una marca había brillado sobre la negra superficie de la esfera. Formaba la imagen de una pequeña mano, más o menos del mismo tamaño que la suya, resplandeciendo en un brillo blanco. El pequeño había dudado por unos segundos, pero luego había puesto su mano derecha sobre la marca, y al instante sentido una electricidad corriéndole desde la mano hacia el cuerpo. La esfera se había abierto después de eso, y un resplandor blanco lo iluminó, avanzando hacia él como si tuviera consistencia, y desapareciendo luego, como si hubiera entrado en su interior. Luego de eso notó que la criatura ya no estaba, encendió la luz de la habitación con un interruptor, divisó la escalera que no había visto al bajar, y la usó para volver. Sus padres lo encontraron, diciendo que sintieron una fuerte presencia viniendo desde allí, y según le contaron años después, él les había dicho “que el monstruo se había ido”. Desde entonces se había convertido en el amuleto anti espíritus de sus padres.
   El recuerdo había vuelto por completo. Esta segunda vez sólo tendría que hacer lo mismo y todo marcharía bien. Esperó y esperó por el brillo de la imagen en forma de mano, pero ésta no apareció sobre la esfera. Entonces escuchó un ruido, se dio media vuelta y vio a la criatura. La parte inferior de su cuerpo seguía allá arriba, pero había alargado la parte superior, de forma que una fina extensión de su cuerpo se acercaba, con su propio par de brazos agitándose en el aire.
   Yon perdió la paciencia y puso la mano sobre la esfera, pero para su sorpresa, ésta se desintegró en el aire como si fuese polvo. Eso no había pasado la primera vez. El recuerdo estaba cambiando. De pronto la situación ya no estaba dentro de su ilusión de control. El temblor, el sudor y el mareo querían volver a asomarse. Se enfrentaba a un peligro real y sin información ni pistas sobre cómo actuar. Nada para analizar.
   ¿O sí?
   - Se acabó la repetición – dijo en voz alta, y trató de mantener bajo control el malestar.
   Hasta ahora, todo lo que había espantado durante sus exorcismos habían sido distorsiones. Aquello contra lo que había peleado junto a Rhena eran distorsiones. La cazadora, la pequeña y hasta él mismo tenían habilidades debido a las distorsiones.
   ¿Entonces? Aquí había comenzado todo, y él había espantado a la criatura, por lo tanto, sin importar cuánto terror le había podido haber infundido en el pasado, ahora ya no era un niño, y estaba claro que lo que tenía enfrente era una distorsión como todas las demás.
   Yon la miró de frente, extendió el brazo y se lanzó hacia ella con el objetivo de tocarla. Cuando lo hiciera, se consumiría en flamas blancas. Al llegar cerca, la criatura trató de atraparlo entre sus brazos, pero el pequeño se deslizó y pasó por debajo, poniéndose luego de pie nuevamente y tocando la extensión del monstruoso cuerpo con ambas manos. Permaneció así un momento, pero nada ocurrió.
   La criatura giró sobre sí misma y empezó a acercarse nuevamente. Yon fue retrocediendo paso a paso, hasta quedar contra la pared. Se le agotaba el tiempo, las cosas eran demasiado anormales como para analizarlas con eficacia y su mente no podía trabajar ni al 50% de su capacidad real, pero mantuvo un pensamiento latente.
   ¿Qué podría causar que mi repulsión no funcione?
   La respuesta era clara. No lo había pensado porque no podía verlo. Sin querer había confundido su situación actual con la realidad, aún cuando en un principio sabía que no lo era. Simplemente lo sabía.
   Se miró la muñeca izquierda y no vio nada, pero aún así empezó a restregar su mano derecha por ella, hasta que sintió una correa de reloj al tacto. Se esforzó por desabrocharla rápidamente, y justo cuando las manos de la criatura estaban a centímetros de su cara, la pinza cedió y sintió como el reloj se desprendía y caía, soltando su muñeca.
   Al instante abrió los ojos. Se encontraba tendido en el suelo en una oscura habitación, pero ésta parecía ordinaria, y tenía una ventana en un extremo. El reloj yacía a un lado, sin tocar su piel. Se puso de pie y se acercó a la luz del exterior, corrió la cortina y vio un cielo despejado, iluminado con la luz de la luna. Miró hacia abajo y vio el jardín de la mansión, y la caseta de Marco, que emitía brillos. Seguro miraba la televisión.
   Cualquiera fuera el truco mental que la distorsión en la mansión les había estado jugando, había sido posible en él sólo porque su efecto repulsivo estaba reducido al mínimo. Requería tocar a la presa para eliminarla. Pero si ésta podía afectarle desde la distancia, entonces estaba inutilizado mientras llevara el reloj puesto. Al sacárselo, había podido repelerla al menos lo suficiente como para liberarse de los efectos sobre su cerebro. Sin duda estaba relacionado con el psiquiatra muerto y sus investigaciones sobre la mente humana.
   - ¡Shiro! ¡Shiro! – gritó Yon mientras daba palmadas a su chaqueta.
   - ¡Ah! ¡Eh! ¡Terminaré con los pedidos! ¡Sólo deme una día más! ¡Ya casi termino los bordados finales! – dijo Shiro de repente al despertar.
   - ¿De qué rayos hablas?
   - ¡Ah! ¡Amo! ¡No tengo ni idea! Tenía un sueño muy extraño. Estaba fabricando ropa en lugar de comérmela.
   - ¿Estás bien?
   - Si, sólo perdí la conciencia cuando caímos a través del piso. Esa clase de cosas tienden a hacerle eso a uno
   - Bien. Vayamos por Rhena y Kiiru, y acabemos con esto
   Yon caminó hacia la puerta y llegó al pasillo. Ya no era un laberinto enrevesado como la vez anterior. Ahora todo parecía común y corriente. Podría encontrarlas sin problemas, sólo tenía que revisar la casa una vez más, sin ilusiones ópticas esta vez.
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aoiwolf · 8 years ago
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Strange Distortions - 20
Capítulo 20
   Kiiru recuperó la conciencia y miró a su alrededor. El paisaje era el mismo que en el orfanato, pero mucho más siniestro y oscuro. Miró a los alrededores y divisó a un grupo de niños. No lo entendió muy bien, pero decidió acercarse para hablar con ellos.
   Al llegar cerca, éstos dejaron de jugar y la miraron. Eran niños, pero tenían un aura siniestra, con sonrisas tenebrosas y ojos que casi parecían brillar en rojo.
   - Hola Kiiru ¿Quieres jugar? – dijo uno.
   - Si, únetenos – dijo otro.
   - ¿Dónde estamos? – preguntó Kiiru firme, esto no era suficiente para asustarla.
   - En casa ¿Donde más?
   - Esta no es mi casa, ya no
   - ¿Cómo puedes decir eso? – dijo un voz tras ella.
   Al darse la vuelta lo vio. Benny estaba de pie frente a ella, pero parecía tan siniestro como los demás.
   - ¡Benny! – gritó Kiiru, y se acercó a abrazarlo.
   - ¡No me toques! – respondió éste empujándola – ¡Te fuiste! ¡Me dejaste sólo!
   - ¡No! ¡Te encontré! ¡Habías ido a un lugar mejor!
   - No hay un lugar mejor si tú no estás – dijo Benny – Tratas de hacer un nuevo hogar sin mí, pero se terminó ¡No te dejaré ir!
   De repente Benny y los demás niños empezaron a cubrirse en tinieblas y a hacerse más grandes, obteniendo cuerpos largos como sombras.
   - ¡Tú no eres Benny! ¡Kuro, a pelear! – dijo Kiiru, pero nadie respondió, y su manto de oscuridad no apareció - ¿Kuro? ¡Kuro!
   Las largas sombras empezaron a atacarla, sacudiendo sus brazos hacia ella, y no tenía manera de defenderse. Esquivó un par de golpes y escapó tan rápido como le fue posible. Mientras corría, divisó un viejo casillero de escobas en una esquina. Era uno de los lugares en los que Benny se escondía.
   Kiiru perdió de vista a las sombras y se ocultó en el casillero, quedando sentada, con los brazos alrededor de sus rodillas.
   - Kuro…Kuro… - dijo en voz baja, casi en sollozo – Prometimos jamás dejarnos solos…Odio estar sola
   De repente empezó a temblar, y un par de lágrimas cayeron por sus mejillas. Estaba asustada. Ahora que ya no se sentía acompañada por nadie, se sentía tan débil como cualquier niñita patética, incapaz de defenderse por sí misma.
   ****
   Rhena despertó. No recordaba en qué momento había perdido el conocimiento, pero estaba segura de que no había sucedido allí. Lo que veía ante sus ojos era el gimnasio en el cual se había llevado a cabo la graduación, pero apenas iluminado.
   Se puso de pie y buscó a Usa con la vista en todas direcciones, pero no había rastro de él. Entonces lo notó. Su altura era mucho menor a la que debería tener. Se miró las manos, las piernas, se sacó los anteojos, y lo descubrió. Era una niña otra vez. Quizá de diez años. Sus anteojos eran los de esa época.
   - Genial – dijo sarcástica.
   De repente las puertas del gimnasio volaron por los aires, y el hombre distorsión entró, igual que esa vez.
   - ¡Dame la fuente! – gritó, y acto seguido empezó a correr hacia ella con sus brazos látigo.
   - Esta vez me las pagarás – dijo Rhena con ira, pero al extender su mano derecha, no hubo fulgor alguno.
   Lo intentó varias veces, pero no pasaba nada. Estaba completamente desarmada, sin poderes y sin Usa. Su enemigo se plantó frente a ella y le atinó un fuerte golpe que la levantó del suelo, y la hizo caer unos cuantos metros atrás.
   Al ponerse de pie, con dificultad, vio que se encontraba en el otro extremo del gimnasio, muy lejos del hombre distorsión. No le pareció que volara tanta distancia, pero no se detuvo a pensarlo. Había una salida de emergencia a sus espaldas, así que la tomó y escapó por el largo pasillo.
   Podía escuchar a su enemigo venir tras ella, furtivo y sediento de sangre. El camino parecía extenderse y extenderse, pero no llegaba al otro extremo, y escuchaba los pasos y la tétrica risa maniática provenir del fondo, pero decidió no voltear la mirada, mantenerla al frente.
   Al llegar al fin a la salida, la cruzó y se encontró en el bosque. Allí había empezado todo. Los árboles lucían un color más negro que verde, y un fuerte y frio viento soplaba con intensidad, levantando el follaje oscuro.
   Nada parecía tener sentido. Era como estar atrapada en un sueño, pero todo se sentía tan real que era imposible pensar en dejarse alcanzar y morir para tratar de despertar. Sentía que si moría allí, no volvería a abrir los ojos jamás.
   Corrió entre los árboles, escondiéndose, saltando de uno en otro, mientras el hombre distorsión la buscaba por el frondoso paisaje. Sin importar cuánto tratara de perderlo, cuánto se alejara, éste siempre volvía a aparecer cerca, y no tenía manera de enfrentarlo. Se sentía totalmente impotente. Aunque ya no fuera una niña en su cabeza, sin su cuerpo y habilidades, no había nada que pudiera hacer contra un enemigo así.
   Entonces lo recordó. Cómo era el tiempo antes de la esfera negra, antes del Usa parlanchín. Con frecuencia había sido capaz de ver cosas extrañas, había sentido sombras siguiéndola, presencias observándola, voces hablándole al oído, y no había podido hacer nada. Simplemente rotaba entre asustada, desconcertada y sorprendida. Jugaban con ella, y no podía detenerlos, fueran quienes fueran.
   Usa le había explicado luego que, el que pudiera abrir la esfera significaba que poseía una gran conexión, no solo con ésta dimensión, sino también con las demás, lo que permitía que múltiples energías fluyeran en ella, y podían causar que sintiera, viera o escuchara cosas que no pertenecían a ésta realidad, algunas quizá peligrosas. “Es un don” le había dicho, pero aún así recordaba ese tiempo con odio. La época en la cual no era capaz de defenderse por sí misma, cuando la incertidumbre la acechaba cada día, sin saber si vería el siguiente. Sin nadie a quien poder recurrir, ya que su madre sólo podía ofrecerle consuelo, pero no seguridad real.
   Se puso de pie de repente y tomó dos ramas del suelo, una con cada mano. Ambas estaban negras, de un color casi puro. Las golpeó con fuerza contra el piso, pero resistieron sin problemas.
   - ¡Ya no soy la misma de antes! – gritó al vacio y avanzó con firmeza - ¡No necesito nada más para vencerte!
   El hombre distorsión apareció desde atrás de un árbol y se lanzó violentamente al ataque. Un latigazo se dirigió a la altura de la cabeza de Rhena, pero ésta lo detuvo con la rama, la cual no se rompió.
   Una lluvia de ataques cayó a continuación, los que la pequeña Rhena esquivaba, desviaba y detenía con ambas ramas. El hombre distorsión sacó sus cuchillos de oscuridad, y avanzó lanzando tajadas al aire, pero la pequeña le hizo frente sin miedo. Las ramas aguantaron los golpes y sus movimientos fueron aumentando en destreza mientras se acostumbraba al tamaño y ligereza de su cuerpo. Volvía a sentirse invencible, aún con todo en contra. Quizá no podría ganarle, pero ella no perdería.
   De repente la vio. La esfera negra, a lo lejos entre los árboles.
   - ¡La fuente! – gritó el hombre distorsión, y corrió hacia ella, sin poder Rhena detenerlo.
   Al llegar, la tocó, y de repente su tamaño empezó a aumentar. De pronto era igual de grande que un árbol, pero no se detuvo, continuó y continuó, hasta que éstos no le llegaron ni a la cintura. Era un gigante de sombras y oscuridad.
   - ¡Ahora ya no te necesito! – gritó el hombre distorsión – ¡Puedo matarte!
   Empezó a dar lentos y enormes pasos por el bosque, aplastando todo bajo sus pies. Rhena corría entre la destrucción, tratando de evadir las próximas pisadas, pero no era sencillo. No estaba segura de por cuánto tiempo podría continuar así. Se concentró en sobrevivir, y su noción del tiempo desapareció.
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aoiwolf · 8 years ago
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Strange Distortions - 19
Capítulo 19
   A las 4 de la tarde salieron a los saltos nuevamente, dirigiéndose hacia la ciudad en la cual se encontraba la mansión que debían de exorcizar. Yon ya se había acostumbrado al ritmo de salto de Rhena, pero luego Kiiru también quiso intentar llevarlo, y terminó zarandeándolo por todos lados.
   - Vomitaría si pudiera – dijo Shiro, a quién Yon llevaba puesto. Con la chaqueta, el exorcista no sentía frío ni calor, sino el punto exacto de equilibrio.
   La mansión se encontraba en una colina un tanto apartada. Sintieron la distorsión sin problemas y aterrizaron cerca de la entrada. El viaje había tomado poco más de una hora.
   Era una edificación enorme, con planta baja y dos pisos. Contaba con un gigantesco jardín al frente, y estaba rodeada por enormes muros de concreto, con una vistosa reja en la entrada.
   Rhena, Kiiru y Yon entraron empujando el portón, y se acercaron a la entrada por el camino pavimentado. Un hombre vestido de guardia salió de una caseta cerca del camino y los interceptó.
   - ¿Son ustedes?
   - Somos los exorcistas que contrataron para purificar este lugar – dijo Yon educadamente.
   - Ya veo. Ciertamente son un grupo extraño
   - ¿A quién le dices extraño? – dijo Kiiru desafiante. Rhena se limitó a bostezar, mientras Usa permanecía callado en su hombro, intentando no llamar la atención.
   El guardia dio un paso hacia atrás. No podía creérselo, pero la pequeña tenía algo que lo intimidó un poco. Luego recobró la compostura.
   - Me informaron que vendrían. Soy Marco, me contrataron hace tiempo para evitar que la gente entrara a la mansión. Por alguna razón, siempre hay algún tonto que cree que será divertido escabullirse dentro, pero hasta ahora todos terminan igual de mal
   - ¿No sería entonces un inconveniente para usted si este lugar es exorcizado? – preguntó Rhena de repente – Perdería su trabajo
   - No, no, para nada – respondió Marco – Sería un placer al fin poder dejar este lugar, y que me asignen otro puesto
   El exorcista pareció muy interesado en sus palabras.
   - ¿Está aquí desde hace mucho? – preguntó Yon – Quizá conozca la historia de éste lugar. Que sucedió antes de que los problemas comenzaran
   - Claro que si – respondió el guardia – Todo el mundo conoce la historia. Es muy aterradora. Ésta mansión perteneció a un psiquiatra de renombre. Su familia era muy adinerada, por lo que él tuvo la libertad de centrarse exclusivamente en la investigación, sin necesidad de fondos del estado.
   Vivía aquí sólo, recluido de todo contacto humano, mientras desarrollaba medicamentos experimentales para los tratamientos mentales.
   Varios de sus descubrimientos le otorgaron fama y puestos importantes en organizaciones internacionales, pero los rechazó todos.
   Entonces ocurrió. Dos jovencitos se escabulleron dentro sin permiso, pero sólo uno salió. El afortunado gritó a los cuatro vientos que había visto gente atrapada dentro de la mansión, y que su amigo había sido capturado por el doctor. Los ciudadanos se organizaron para investigar, pero al llegar a las puertas, el jovencito desaparecido salía sin problemas, sonriendo. Negó todo lo que su amigo contó, y lo trató de loco, haciendo que la credibilidad de la historia disminuyera, y todos volvieran a sus casas.
   Desde entonces, empezaron a ocurrir desapariciones, pero todos volvían unos días después. Algunos regresaban felices, otros tristes, algunos mas cuerdos, otros menos, pero siempre negaban haber estado en la mansión, a pesar de que decían no recordar nada.
   Tiempo después, el doctor murió de una sobredosis de sus propios medicamentos. Lo hallaron tumbado en los escalones de la entrada con el cuerpo apuntando hacia afuera, como si tratara de alejarse de su mansión. Fue entonces cuando la pregunta surgió ¿En quién probaba sus descubrimientos? Se pensaba que las delegaba a alguna organización del ámbito, sería lo mas lógico. Pero tras su muerte, el rumor de que los desaparecidos fueran sujetos de prueba se hizo más fuerte. Si se había usado a sí mismo, quizá se le habían acabado los conejillos de indias.
   Muchos entraron a la mansión después de eso, para tratar de descubrir la verdad, pero todos salieron aterrados, o desaparecieron, para luego volver con su psique dañada.
   Actualmente se encuentra prohibida la entrada, pero ustedes serán la primera excepción oficial.
   Yon lo miraba atentamente. Kiiru notó otra vez esa extraña mirada inexpresiva suya.
   - ¿Era usted guardia en ese tiempo? – preguntó Yon.
   - ¿Yo? Pues…eh…no…me asignaron aquí después de su muerte, cuando se comprobó que la mansión estaba ligada a las desapariciones – respondió Marco – Antes no había guardia
   - Bien, vamos a entrar – dijo Yon.
   - Adelante – respondió Marco, y volvió a su caseta.
   - ¿Para qué necesitamos saber todo eso? – preguntó Rhena mientras caminaban hacia la puerta de entrada – Está claro que es una distorsión. Entraremos y acabaremos con ella, eso es todo
   - ¡Acción! – dijo Kiiru emocionada.
   - Conocer la historia podría darnos pistas sobre como la distorsión logró conectarse con nuestra realidad ¿No es así? – dijo Yon.
   - Así es – respondió Usa – Sólo han pasado un par de días, pero ya hablas como si fuera lo más normal del mundo. Lo comprendes rápido
   - Solo pienso en base a lo que me han dicho – dijo Yon sonriendo.
   - Me están excluyendo de la información aquí – dijo Shiro.
   - Eres ropa, no necesitas pensar mucho – dijo Kiiru sonriendo.
   Antes de entrar, Yon se detuvo y sacó un reloj de su bolsillo.
   - ¿Podrías usar tu distorsión en esto? – dijo mirando a Rhena.
   - ¿Por qué? – dijo Rhena intrigada.
   Yon explicó como su ropa con remanentes de distorsión había evitado que espantara a Benny en el orfanato, y la utilidad de contar con el mismo efecto en el reloj, en caso de que se alejaran, evitando así causar el traslado del objetivo por error.
   - ¡Es una gran idea! – dijo Usa – Ni siquiera yo había notado ese efecto secundario
   Rhena usó su fulgor y el reloj tomó un tono morado. Acto seguido, Yon se lo prendió a la muñeca izquierda.
   Entraron a la mansión. Una gran sala se desplegaba frente a ellos, con dos escaleras curvadas al final, que daban a pasillos superiores llenos de puertas. La planta baja también contaba con puertas por todos lados, y una doble bajo el centro de las escaleras.
   - Iremos directo al origen de la distorsión – dijo Rhena, y tomó la delantera, cruzando puerta tras puerta, pasillo tras pasillo, con los demás detrás de ella.
   Era un gran laberinto. Si desde fuera parecía grande, desde dentro era inmenso. Cada puerta parecía llevar a nuevos pasillos con aún más puertas, y los sonidos de sus pasos hacían eco por todos lados, resonando sin parar en la oscuridad.
   Encontrar los interruptores de luz en cada habitación era extenuante, por lo que terminaron usando el brillo de Usa para iluminar el camino.
   - Esto no parece arquitectura real – dijo Yon luego de un rato.
   - Estoy de acuerdo – dijo Kiiru – Es como si diéramos vueltas en círculos, y a la vez no.
   - Hace un rato empecé a trazar el plano de este lugar en mi cabeza, cuando vi que se estaba volviendo confuso – dijo Usa – Estoy bastante seguro de que los pasillos que recorrimos se están superponiendo sobre sí mismos
   - Y la señal de la distorsión sigue exactamente en el mismo lugar, pero no parece que nos acercáramos – declaró Rhena.
   Todos se detuvieron, estaban desconcertados.
   - Desde que apareciste, no dejamos de encontrarnos con distorsiones extrañas – dijo Rhena a Yon.
   - Pero no es mi culpa – se defendió éste retrocediendo asustado – Cálmate
   - Estoy calmada – respondió Rhena, y entonces notó que tenía los puños fuertemente cerrados, y la armadura de Usa estaba activada por trozos - ¿Por qué convocaste la armadura Usa?
   - ¿Eh? ¿Ah? Mmm…que extraño – respondió éste, mientras la hacía desaparecer – No recuerdo haberlo hecho
   - Me están asustando – dijo Shiro – Respiren profundamente y piensen en…
   - ¡Derrumbaré este lugar con mis propias manos! – lo interrumpió Kiiru, y se cubrió con su manto de oscuridad.
   Saltó hacia una pared con el puño hacia el frente, pero al impactar con ella, de repente su puño traspasó el concreto, el cual mostró unas extrañas ondulaciones negras, y antes de darse cuenta, la pequeña había pasado completamente al otro lado, desapareciendo de la vista del resto.
   - ¡Kiiru! – gritó Yon, y trató de golpear la pared, pero no pasó nada, estaba totalmente sólida.
   - ¿Acaso la mansión entera es la distorsión? – dijo Rhena enojada.
   - En ese caso ¡Estamos completamente atrapados dentro de ella! – declaró Usa - ¿Por qué te haces más bajito Yon?
   Las piernas del exorcista estaban siendo absorbidas por el suelo.
   - ¿¡Alfombras movedizas!? - gritó Yon extendiendo sus brazos hacia arriba justo antes de que su cabeza desapareciera en la superficie.
   Rhena trató de sujetar sus brazos, pero no pudo detenerlo, ni tuvo tiempo de sacar la armadura. Yon había desaparecido también.
   - ¿Ahora qué? – preguntó Rhena, pero nadie contestó - ¿Usa?
   Miró sobre su hombro y ahí estaba, pero no se movía ni hablaba. Rhena lo tomó con las manos y lo agitó gritando su nombre, pero no respondía, había vuelto a ser un peluche ordinario.
   - Maldición – dijo, y empezó a correr, abriendo puerta tras puerta, tratando de encontrar a los demás, pero solo habían cuartos oscuros, uno tras otro.
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aoiwolf · 8 years ago
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Strange Distortions - 18
Capítulo 18
   Yon despertó 10 minutos antes de su hora habitual. Eran las 8:10 am, y el celular había sonado. Si hubiese sido un cliente, no habría escuchado nada, porque ese grupo de contactos estaba programado para sonar recién a partir de las 9:00 am.
   Se encontraba en su departamento. Se levantó de la cama y fue directo a lavarse la cara. Al verse en el espejo, notó una franja de cuatro cabellos blancos.
   - Bueno, soy El Exorcista De Blanco – pensó, y decidió no arrancárselos.
   Al volver a su habitación, tomó el celular y revisó el mensaje. “Trae el desayuno” le ordenaba Rhena.
   - ¡A la orden! – dijo en voz alta, y se vistió rápidamente con un nuevo par de pantalones y camisa blanca. Los que había estado usando antes se estaban secando, y ya no emitían remanentes de la distorsión de Rhena.
   Salió a la calle y se dirigió a un supermercado. Compró suficientes cosas como para reabastecer el refrigerador de la base al menos por una semana. Carne, cereal, fideo, leche, yogurt, café, té, frutas, vegetales, aceite, pan, sal, azúcar, arroz, atún, queso, puré de tomate, pre pizzas, huevos, bocadillos varios, y mucho más.
   Salió cargando bolsas en ambas manos y caminaba hacia su destino cuando un sujeto de mayor tamaño que él salió de un callejón y lo apuntó con un arma. Los ojos de Yon cambiaron rápidamente de expresión, analizando rápidamente al atacante, pero no dejó de caminar.
   El asaltante pareció confundido al verlo pasar de largo, pero recobró la compostura y se posicionó rápidamente frente a Yon, cortándole el camino y apuntándole nuevamente.
   - ¡Dame todo! – dijo alterado el ladrón.
   - Claro – respondió Yon, dejó las bolsas suavemente en el suelo y se irguió nuevamente – Puedes comenzar por mi celular – dijo mientras se metía la mano al bolsillo, sacaba el celular y lo lanzaba al aire en dirección al pecho del sujeto.
   El reflejo inconsciente de éste fue tratar de tomarlo con ambas manos para que no cayera al suelo y se rompiera. Al hacerlo, la punta de la pistola dejó de apuntar a Yon, y éste aprovechó la oportunidad. Lanzó un rápido manotazo con el cual agarró fuertemente la pistola y la empujó directo hacia la cara de su enemigo, partiéndole la nariz con el impacto de la culata.
   El ladrón gritó de dolor y Yon fue capaz de desprenderle el arma de la mano y lanzarla a un lado. Acto seguido, con su rival cubriéndose la nariz con ambas manos, extendió los brazos hacia los lados y los impulsó a la vez, cerrándolos en un fuerte golpe con ambas palmas en ambas orejas del asaltante.
   Éste cayó al suelo desconcertado. Probablemente perdería la consciencia por el golpe, pero incluso si no era así, no sería capaz de ponerse de pie por, al menos, unos 25 minutos. Yon le asestó unas cuantas patadas a la cabeza, para asegurarse de desmayarlo, y luego miró alrededor. No había testigos.
   Levantó el arma con delicadeza, jamás había tocado una antes, y vació el cargador.
   - Es real, y además está cargada – dijo fríamente – No puedo permitir que vuelvas a sostener una de estas
   Caminó hasta el borde de la calle y soltó el arma en la boca de drenaje. Luego se acercó al cuerpo inconsciente y empezó a pisar con fuerza, una y otra vez, la mano derecha del atacante. Cuando sintió que los huesos ya estaban hechos polvo, pasó a la otra y repitió el proceso. Sin duda gritaría de dolor al despertar, pero para entonces Yon ya estaría lejos.
   Recogió su celular, el cual estaba intacto. Tomó las bolsas y se largó tranquilamente, dispuesto a hacer llegar ese desayuno.
   Analizar, calcular y predecir los movimientos y pensamientos de una persona era sin duda mucho más fácil que hacerlo con los de una distorsión serpiente gigante. El atacante era fuerte y lo superaba en tamaño, además contaba con un arma, por lo que Yon se concentró en calcular cada uno de los posibles escenarios y eligió la manera correcta de proceder en sólo una fracción de segundo.
   Primero pasó de largo a propósito, para medir la inteligencia, velocidad y furia de su oponente. Determinó que ninguno de los tres factores era demasiado alto, por lo cual tenía posibilidades de derribarlo si realizaba los movimientos correctos. Aprovechó su propia calma y velocidad, concentrándose en desarmarlo y hacerlo caer con la menor cantidad de movimientos posibles, atacando a puntos clave que no requirieran demasiada fuerza de su parte.
   Todo salió según el plan, y sus ojos volvieron a ser amables otra vez conforme se alejaba.
   Al llegar a la base, se detuvo frente a la entrada y dejó caer su cabeza, golpeándola contra la puerta.
   - Ahhh, creí que iba a morir – suspiró para sí – Prefiero las serpientes gigantes
   Se mantuvo así por un momento, luego abrió la puerta y entró. Rhena, Kiiru y Usa lo esperaban sentados a la mesa, ya impacientes.
   - ¿Por qué tardaste tanto? – preguntó Kiiru.
   - ¡Alimenta al conejo! – dijo Usa saltando sobre la mesa.
   Rhena se limitaba a bostezar, cubriéndose la boca con la mano.
   - Había una fila muy larga en la caja del supermercado – respondió Yon alegremente, y dejó algunas de las bolsas sobre la mesa.
   Llevó las demás cerca del refrigerador y se puso a ordenar los productos mientras los comensales iniciaban el desayuno con facturas, cereales, yogurt, té y café.
   - ¿Sabes preparar algo de eso? – preguntó Rhena, que lo observaba sacar mas y mas cosas de las bolsas.
   - No…per se…simplemente sigo las instrucciones que encuentro en internet – respondió Yon optimista – Algo medianamente comestible suele resultar de ello
   - ¿Cómo es que sigues vivo? – dijo Rhena suspirando.
   - ¿Puedes hacerlo mejor?
   - No pienso intentarlo
   - Entonces siempre se puede ordenar comida como plan B – respondió Yon con una sonrisa.
   Al terminar de guardar todo, se unió al grupo.
   - ¿Kuro no desayunará? – preguntó Yon.
   - No necesita comer, yo me alimento por ambos – respondió Kiiru – Así que me toca doble ración
   - Interesante – dijo Rhena para sí misma.
   - ¡Amo! ¡Ya volvió! ¡Lléveme con usted la próxima vez! – decía Shiro mientras bajaba las escaleras y se acercaba, aún devorando una manga de otro traje.
   - Lo consideraré
   Cuando ya estaban terminando, Rhena le dirigió la mirada.
- Bien, quiero ver todos esos reportes de distorsiones de los que hablabas
- Claro, aunque no sé si puedas verlos todos
   Yon fue hasta el escritorio, sacó una laptop de un cajón y volvió a sentarse junto a Rhena. Encendió la computadora, se conectó a la red y entró al correo electrónico de Exorcismos Eldritch. La casilla de mensajes estaba abarrotada a más no poder. Tomaría semanas leerlos todos, ni hablar de atenderlos, y más de 100 eran de los últimos días.
   - No bromeabas – dijo Rhena sorprendida.
   - Hay mucha demanda. Todos siempre se resuelven conmigo entrando al lugar, por lo que sin duda son distorsiones que se mueven al verme llegar
   - No puedo creer que se hayan esparcido tantas – dijo Usa pensativo – Pequeñas causas de caos dispersas por doquier
   - ¿A dónde iremos a exorcizar? – preguntó Kiiru emocionada, espiando detrás de ellos.
   Ambos la miraron.
   - ¿No deberíamos llevarla a la escuela o algo así? – preguntó Yon al aire.
   - No lo sé, no lo había pensado – le respondió Rhena al oído - Solo quería investigarla
   - Para que lo sepan, el orfanato promueve 100% el sistema autodidacta, para aquellos que sean capaces – dijo Kiiru orgullosa - Hace tiempo que superé el nivel secundario
   - ¿Habías escuchado de eso? – preguntó Rhena a Yon – No he estado muy al tanto de esa clase de cosas
   - Hace unos 10 años que se aplica algo así – respondió el exorcista – Los menores sin tutores legales son enviados a orfanatos para que cuiden de ellos, pero son considerados independientes. Son libres de irse cuando quieran y pueden avanzar en el sistema educativo al ritmo que más les convenga, las instituciones sólo evalúa si tienen el conocimiento necesario para ingresar, no les interesa la edad.
   - Por lo tanto "Exorcismos Eldritch" como intitución, debe aceptarme como una miembro más si estoy capacitada - replicó Kiiru en tono jurídico.
   - Tu capacidad está más que demostrada – dijo Rhena – Me recuerdas a mi de pequeña. Vayamos a la azotea a practicar ¿Qué te parece?
   - ¿Sin contenernos? ¡No puedo esperar! – respondió Kiiru, emocionada otra vez - ¡Acabé contigo totalmente la última vez!
   - Ahora no seré tan bondadosa – respondió Rhena.
   - ¿Qué hacemos con los casos de distorsiones? – preguntó Yon.
   - Usa y tu se encargarán de leerlos y elegir los más prometedores – dijo Rhena mientras tomaba a Usa por la cabeza, que ya había saltado a su hombro dispuesto a ir a pelear, y lo lanzaba hacia los brazos de Yon.
   - ¿Pelearas contra la pequeña sin mi? – dijo Usa incrédulo.
   - Es una buena oportunidad para probar algunas cosas nuevas – respondió la cazadora.
   Kiiru y Rhena subieron juntas por las escaleras hasta la azotea. Yon les había dado la llave, y se encontraban ya enfrentadas allí arriba, a unos cuantos metros de distancia.
   - ¿Por qué no sacas la tuya? – preguntó Kiiru, que ya estaba envuelta en su manto de oscuridad.
   - No puedo sin Usa, pero tengo otros ases bajo la manga
   Rhena alzó la mano derecha y el fulgor surgió. De repente, un aura violeta empezó a rodearla y a moverse a su alrededor.
   - Veamos si puedo hacerte frente simplemente usando aire como arma y protección – dijo Rhena.
   Ambas se lanzaron a chocar puños. El golpe de Kiiru se vio detenido por el viento morado que rodeaba la mano de la cazadora. Trató de atravesarlo con todas sus fuerzas, pero fue inútil. Terminó resbalando por la corriente de aire, perdiendo el equilibrio y trastabillando hacia un lado.
   Rhena aprovechó la abertura y saltó ligeramente, dando una rápida vuelta en el aire y cayendo con una patada, aumentada en intensidad, creando un martillo de viento que clavó a Kiiru en el suelo.
   Kiiru se levantó, Rhena saltó hacia atrás y volvieron a impulsarse para chocar.
   Esta vez la pequeña afiló la punta de sus dedos, creando peligrosas garras e intentó atravesar la capa de viento con ellas. Ésta se empezó a deshacer, perdiendo intensidad, pero Rhena manipuló un flujo constante y lo usó para empujar a la niña y levantarla en el aire, para luego arrojarla contra el suelo nuevamente, como si de una gigantesca mano se tratara.
   - Así no eres más fuerte – sentenció Kiiru tras levantarse – Pero sí mucho mas escurridiza
   - Aún estoy en proceso de perfeccionarlo
   En el siguiente ataque, Kiiru saltó y se lanzó de lleno, puño hacia el frente, girando sin parar. El golpe impactó la corriente de aire y ésta luchó tratando de mantenerse, pero el girar del golpe logró romper su continuidad y atravesarla. El golpe impactaría de lleno en Rhena, pero entonces el fulgor volvió a surgir, endureciendo ese sector de su ropa, protegiéndose así del impacto, pero siendo impulsada hacia atrás por la fuerza de éste.
   Continuaron su entrenamiento por largo rato, hasta que Usa y Yon subieron a observar. La azotea estaba en pésimas condiciones, con el concreto destruido por todas partes.
   - Tendremos que contratar a un albañil – dijo Yon.
   Ambas se detuvieron al verlos llegar, y se acercaron.
   - No será necesario – dijo Rhena, y el fulgor surgió de su mano, reparando por completo toda el área, dejándola como nueva - ¿Cuál será nuestro primer caso oficial?
   - Tenemos uno interesante – Dijo Usa – ¡Una mansión embrujada!
   - La gente que entra desaparece, y luego, cuando son encontrados días después, están en estado de shock, psicológicamente dañados – contó Yon – La empresa inmobiliaria nos contrató para exorcizarla, y así poder al fin realizar una venta exitosa
   - ¡Derribaré la mansión con las manos si es necesario! – gritó Kiiru, aún envuelta en oscuridad.
   - Si haces eso, no nos van a pagar – repuso Yon.
   - En marcha – dijo Rhena decidida.
   - ¿Y si almorzamos primero? – propuso Usa.
   - Mmmh…Salimos después de almorzar – decidió la cazadora finalmente.
   Yon intentó preparar algo sencillo, carne con fideo y huevos. Algo de noción tenía, pero pronto, a pesar de haberse rehusado en un principio, Rhena entró en el área de cocina y empezó a hacerle correcciones y ayudar, mientras decía “¿Cómo no vas a saberlo?”, “Siempre debes hacerlo de ésta manera”, y cosas de ese estilo. Luego entró Kiiru, tratando de hacer sus propias aportaciones, basándose en libros que había leído. Al final, fue Kuro quien, tímidamente, los usó a los tres como sus ayudantes de cocina y preparó una deliciosa comida, digna de un chef, usando sólo las cosas básicas que Yon había comprado.
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aoiwolf · 8 years ago
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Strange Distortions - 17
Capítulo 17
   Yon pasó casi veinte minutos mirando el tablero de información con los horarios y destinos de los distintos trenes eléctricos. Siempre, antes de dejar Genzai, se aprendía el camino metódicamente para poder llegar a su destino y volver sin perderse. El desvío más ligero podía ocasionar que terminara vagando por horas hasta poder volver al sendero trazado.
   Se encontraba bastante desorientado a causa de las largas distancias que había recorrido junto con Rhena estos dos días, pero una vez que la información en el tablero empezó a tomar sentido en su cabeza, logró encontrar la combinación óptima de trenes a tomar y se dirigió a sacar los boletos. Kiiru se limitaba a contemplar los alrededores sin dirigirle la palabra. Parecía entretenida viendo a las demás personas con sus maletas amontonándose para subir a los vagones. Aún así, cuando vio que Yon se alejaba, lo siguió manteniendo las distancias.
   Sólo debían tomar dos trenes y estarían allí en menos de dos horas.
   El primero que abordaron estaba casi vacío. El viaje de 50 minutos fue tranquilo y sin contratiempos. Kiiru y Kuro caminaban de aquí para allá, mirando por las ventanillas y hablando entre sí, mientras Yon leía un libro en su celular.
   Llegaron a la estación central, sacaron nuevos boletos y subieron al segundo tren. Ésta vez estaba a rebozar con pasajeros. Ambos lograron sentarse en una esquina, y luego el vagón se llenó tanto que muchos debían ir de pie, sujetándose por las barras de metal en el techo.
   En el otro extremo del vagón, una señora discutía con el joven sentado a su lado, porque éste no quería levantarse para dejar el asiento a una mujer embarazada. Yon estaba a punto de levantarse para ofrecer su lugar cuando escuchó la voz de Kiiru.
   - Encárgate Kuro – dijo la niña secamente, mirando en esa dirección.
   De repente la distorsión apareció sentada detrás del joven, en el espacio entre el asiento y la ventana, y lo empujó con ambas piernas, haciendo que cayera al suelo con fuerza. Luego volvió a desaparecer.
   El sujeto se puso de pie y comenzó a discutir con el hombre de mediana edad sentado a su derecha, pensando que él lo había empujado. Las cosas parecían salirse de control, una pelea estaba cerca.
   Normalmente Yon ni se hubiese molestado. Se habría puesto los auriculares y habría dejado que se bajen cuantos dientes quisieran. Pero en éste caso, la culpable de todo era Kiiru, y eso lo hizo sentir responsable de alguna manera. El hombre podría ligar una paliza que no se había buscado, o quizás podría defenderse, pero sería peligroso para la mujer embarazada.
   Se puso de pie y ejerció de intermediario, calmando las aguas y ofreciendo su asiento al joven, separando así a todas las partes en disputa. No es que fuera demasiado bueno tratando con la gente, pero de alguna manera era como si pudiera contagiarles su tranquilidad inconscientemente.
   Se mantuvo de pie, ubicándose cerca de Kiiru. Luego de unos 10 minutos, un horrible intento de música empezó a sonar en el celular de otro joven. Éste llevaba capucha y gorra, ambas a la vez, y zarandeaba la cabeza con el ritmo barato. En las ventanas había letreros que decían “Prohibido escuchar música sin auriculares”, pero parecía importarle poco y nada.
   Yon miró a Kiiru y notó sus labios moverse. “Otra vez” pensó.
   - Silencia esa cosa Kuro – había ordenado la niña.
   La sombra apareció frente al muchacho, que era incapaz de verla, y posó su mano sobre el aparato. De repente, el sonido cesó. El celular aún funcionaba, pero los altavoces debían de haberse dañado.
   Yon lo pensó un momento, y llegó a la conclusión de que se lo merecía, además no se pondría a reparar un celular en medio de un tren en movimiento y sin herramientas.
   Luego notó como un par de pasajeros discutían con una mujer con bastante sobrepeso que ocupaba casi 3 lugares ella sola. Había situado bolsas y bolsas de compra sobre los asientos, ocupando el lugar de casi 5 pasajeros, en lugar de subirlas a la zona elevada para las maletas.
   Yon volvió a mirar a Kiiru, sus labios estaban por comenzar a moverse.
   - Eso no va a terminar nada bien – pensó Yon, y se interpuso en la línea de visión de la pequeña, haciéndoles señas, cruzando ambos brazos formando una equis.
   Se acercó a la mujer y ofreció levantar todas las bolsas a la zona de maletas, y también bajarlas cuando llegaran a la estación. Ni tonta ni perezosa, la mujer le dijo que aceptaría solamente si le ayudaba también a llevarlas hasta su casa una vez llegaran. Una vena de ira surgió en la frente del exorcista, pero sonrió y aceptó encantado. Dedicó luego una mirada de enojo a la niña, que lo veía desde lejos, escuchando la conversación y riendo sin parar.
   Al llegar a Genzai, las puertas del tren se abrieron y la enorme mujer bajó con las manos vacías. Detrás de ella iba Yon, cargando con una gran cantidad de bolsas, y detrás lo seguía Kiiru.
   Al caminar un par de cuadras, estuvo a punto de caer, dejando por el suelo todas las bolsas. Entonces Kuro apareció, sin ninguna orden de por medio, y lo sujetó por detrás. Luego se posicionó al frente y ayudó a cargar el peso de las bolsas.
   - ¡Gracias Kuro! – dijo Yon alegremente, a lo que éste solo respondió con un sonido de afirmación, debido a su timidez.
   - No deberías ayudarlo, es su culpa – dijo Kiiru – Debería dejar que la gente idiota sufra las consecuencias de sus actos
   No era exactamente una orden, así que Kuro no se detuvo.
   - Puede haber gente idiota – respondió Yon – Pero eso puede tolerarse hasta cierto punto, a cambio de evitar problemas mayores. Problemas que estarías ocasionando a aquellos que no tienen nada que ver con ello
   - ¿Si? ¿Y qué harás cuando la idiotez supere tu punto de tolerancia? – preguntó la pequeña, entre desafiante e intrigada.
   - Entonces yo seré las consecuencias – respondió Yon con seriedad, y por un momento sus ojos se tornaron frios e inexpresivos.
   - Hmmm
   Kiiru no se esperaba esa respuesta. Permaneció callada el resto del camino, mientras pensaba. La primera impresión que había tenido de Yon es que sólo era un debilucho amable, pero luego notó la velocidad de sus reacciones ante las situaciones, la calma y el control que parecía tener.
   Mientras más lo observaba, más parecía como si estuviera fingiendo. Como si llevara encima el acto de chico correcto y torpe para así poder encajar con las demás personas. Cuando miraba sus ojos, por momentos podía notar cómo tomaban una apariencia seria y calculadora, para luego volver a mostrarse amables.
   Llegaron por fin a la casa de la mujer, la cual no había escuchado la conversación ni era capaz de ver a Kuro, y hablaba por celular sin parar.
   Yon dejó las bolsas junto a la puerta de entrada y se puso de pie, sólo para encontrarse con el rostro de enfado de la mujer frente a su cara.
   - ¡¿Qué te crees?! ¡Levanta eso y cárgalo hasta mi cocina! – dijo la mujer a gritos.
   - No lo creo – dijo Yon secamente, sin pizca de enojo. Pegó media vuelta y se alejó caminando, con Kiiru a su lado.
   La pequeña se había sorprendido aún más con ese cambio de actitud repentino. Durante su respuesta, todo en Yon calzaba con sus inexpresivos ojos. Su rostro se puso severo por un momento, y su voz reflejaba una frialdad que bastó para silenciar a la grosera mujer.
   Caminaron en silencio por un rato, hasta que llegaron. Frente a ellos había un edificio bastante grande de dos pisos. En un enorme cartel al frente se leía “Exorcismos Eldritch”.
   Yon se acercó, sacó unas llaves, abrió la puerta de entrada y pasó dentro. Kiiru entró tras él y echó un vistazo al lugar.
   - Bienvenida a nuestra nueva base de operaciones – dijo Yon, que parecía haber vuelto a la amabilidad otra vez.
   La planta baja consistía en una gran sala. Había sofás, un televisor de pantalla plana en una pared, un escritorio al final de la habitación y una mesa con muchas sillas. En una esquina se encontraba la cocina, con una barra, un refrigerador, horno, microondas, alacenas, una mesada con pileta, y demás cosas.
   - ¿Hace cuanto no vienes aquí? – preguntó Kiiru. Una capa de polvo cubría todo el lugar.
   - Hace bastante. Mis clientes me contactaban por celular, por lo que casi no necesitaba venir hasta aquí – dijo Yon – Ven, te mostraré la planta alta y podrás elegir tu habitación
   Caminaron hasta la escalera al fondo, y tan pronto pusieron pie en el primer escalón, ambos lo sintieron.
   - ¿Hay otro Benny aquí? – preguntó Kiiru.
   - Son distorsiones, igual que Kuro, pero malvadas – respondió Yon – No puedo creer que haya una aquí
   Ambos corrieron, subiendo las escaleras rápidamente. Pasaron varias puertas, ignoraron la escalera que subía al siguiente piso, y llegaron hasta la puerta del fondo.
   - Éste era mi antiguo cuarto – dijo Yon, y abrió la puerta.
   Ambos entraron. Kiiru estaba emocionada. La oscuridad lo cubría todo.
   Yon estiró el brazo y presionó un interruptor, encendiendo la luz. La habitación estaba vacía, no había nada extraño, pero la sensación permanecía.
   Yon caminó lentamente y sus instintos le hicieron abrir la puerta del armario. Entonces algo saltó hacia su cara y le cubrió la visión por completo. Yon retrocedió entre jadeos e intentos de sacarse la cosa de encima.
   - ¡Yo te ayudo! – dijo Kiiru, y saltó, sin convertirse, dando una fuerte patada al exorcista en la cabeza.
   Éste se tambaleó y la cosa en su cabeza saltó hacia la cama. Era la parte de arriba de uno de sus muchos trajes blancos.
   - ¡Amo! ¡Ha usted regresado! – dijo una voz de hombre que parecía provenir del traje, tenía un extraño acento extranjero – ¡Pensé que se trataba de un ladrón de ropa!
   - ¡Distorsión! – gritó Kiiru señalando al traje, y llamó a su oscura armadura - ¡Acabaré contigo!
   La niña saltó hacia la distorsión lanzando un golpe, pero ésta lo esquivó y se dirigió hacia la puerta. La cama quedó partida en dos.
   - ¡Detente niñita! ¡¿Que es esta barbarie repentina?!¡No tienes modales! – decía el traje mientras escapaba, esquivando golpe tras golpe, gracias a su impredecible elasticidad y facilidad de movimiento mientras flotaba por el aire.
   Yon quedó mirando la habitación con cara confusa. “WTF” pensó. Luego miró el armario y vio como sus demás trajes viejos estaban por pedazos, como si se los hubieran comido por partes. Escuchó fuertes ruidos provenientes de la planta baja y corrió a tratar de intervenir.
   Al llegar, los muebles estaban tirados por todas partes, los sofás y mesas caídos, y Kiiru tenía al traje agarrado con las manos, una en cada manga. Lo estiraba con todas sus fuerzas pero éste no se rompía.
   - ¿De qué rayos estas hecho? Ropa estúpida – dijo la niña enojada
   - ¡Ahhh! ¡Suéltame mocosa! ¡Me estiras las ideas! ¡Arruinas mi tela!
   Yon caminó hacia allí y levantó el saco con su mano izquierda, sacándoselo a Kiiru, que permitió que lo tomara.
   - Eres mi primer traje, ¿No es así? – preguntó Yon.
   - ¡Así es amo! Recuerdo todo sobre nuestro tiempo juntos – respondió el traje - Estuve triste cuando ya no pude adecuarme a su cuerpo, pero ahora he cambiado ¡No puedo esperar a que trabajemos juntos de nuevo!
   Yon suspiró. “Otra conexión completa” pensó. La distorsión podría haber enlazado con el viejo traje desde hace tiempo, era imposible saberlo. Ciertamente él tenía buenos recuerdos y cierto aprecio por ese trozo de tela.
   - Lo siento, pero según parece, estos trajes blancos me quedan “ridículo”, así que no será posible
   - Ahh, no es problema para mí – respondió el traje – ¡Por usted, me adaptaré a los tiempos amo! ¿Qué quiere vestir? ¡Solo dígalo!
   - ¿Una…Chaqueta? – titubeó el exorcista.
   - ¡Está hecho! – respondió el traje, y empezó a brillar en blanco fosforescente, mientras cambiaba de forma y tomaba la de una chaqueta de cuero blanca.
   El rostro de Yon se iluminó.
   - ¡Woo! ¡Esto si tiene que vérseme genial!
   - ¡Claro que si amo! ¡Cuente con ello!
   - Ropa que habla, peluches que hablan, ustedes están locos – sentenció Kiiru.
   Esa noche, Yon y Kuro se limitaron a limpiar la habitación que Kiiru había escogido, mientras ella y la chaqueta blanca miraban televisión en la sala.
   - ¡No quiero ver! – dijo la chaqueta mientras se cubría sus ¿Ojos? Con las mangas.
   - ¿Eres hombre o no? - Dijo Kiiru mientras subía el volumen y se escuchaban gritos de horror provenientes del aparato. Tenía un plato con una hamburguesa en su regazo.
   - ¡Soy ropa!
   Al caer la noche, Kiiru fue a dormir a su habitación.
   - Buenas noches – le dijo Yon – Yo dormiré abajo por hoy ¿Quieres que te deje la luz del pasillo encendida?
   - Apágalas todas – respondió la niña y se dio media vuelta en la cama mientras se cubría con una sábana.
   Yon bajó y se acostó en uno de los sofás más grandes. No apagó la luz del sector de la sala en la cual se encontraba.
   La chaqueta dormía tranquilamente, prendida de un perchero en la habitación en la cual la encontraron.
   Al otro día, después de desayunar lo que el exorcista salió a comprar, se concentraron en limpiar todo el lugar. Yon y Kuro hicieron todo el trabajo mientras Kiiru daba órdenes y seguía comiendo cereales directo desde la caja.
   Por la noche jugaron a las cartas entre los cuatro. Yon y Kuro contra Kiiru y la chaqueta. Kuro era incapaz de mentir y era demasiado blando como para competir, por lo que perdieron todas y cada una de las partidas. La chaqueta por su parte, tenía ciertos inconvenientes para levantar las cartas, por la carencia de manos, pero se las arreglaba.
   Por la noche Yon recibió el llamado de Rhena, y le indicó claramente la dirección exacta, aunque en realidad no la necesitarían. Simplemente debían seguir la presencia de las distorsiones y estarían allí sin problemas.
   Rhena partió al otro día, por la mañana. Desde su primer encuentro con el hombre distorsión y la esfera negra que llamaba “la fuente”, las demás distorsiones ya no eran especialmente atraídas hacia el pueblo, por lo que podía dejarlo con cierta tranquilidad.
   Llegó a Genzai cerca del mediodía. Siguió las presencias y se encontró frente al cartel. “Exorcismos Eldritch”. Tocó el timbre y Yon la fue a recibir, haciéndola pasar.
   - Bienvenida a la base de operaciones
   - ¿Qué hay de ese cartel? ¿De dónde sacaste éste lugar? – preguntó Rhena mientras miraba alrededor.
   - Era de mis padres antes de que se retiraran. Eran exorcistas, aunque no demasiado buenos. Así es como terminé yo también en el negocio. Podemos cambiar el cartel luego si quieres – dijo Yon sonriendo.
   - He investigado – repuso ella – Calificas como uno de los mejores en el rubro, aunque apenas hay fotos siquiera, ni hablar de entrevistas o filmaciones. Cuéntame la historia.
   - En ese momento no sabía exactamente qué era, pero podría decirse que descubrí que espantaba distorsiones cuando tenía más o menos 9 años. Mis padres no tuvieron con quien dejarme, y terminé yendo con ellos a un exorcismo. Ellos dos no conseguían muy buenos resultados, pero cobraban barato, así que eran solicitados de vez en cuando. Al entrar con ellos al lugar, todos los “espíritus” se largaron, y desde entonces empezaron a llevarme con ellos siempre. Yo era su amuleto. La reputación de los Eldritch creció desde entonces, y pudieron permitirse comprar este lugar.
   - Al crecer me independicé. Empecé a trabajar por mí propia cuenta, pero en realidad solo necesitaba llegar y el trabajo ya estaba hecho, sin rituales ni cánticos ni cruces o biblias, por lo que no podía permitirme aparecer en los medios. Si se sabía que no utilizaba nada de esas cosas, la gente creyente podría haberme tachado de demonio o algo, y arruinarme el trabajo.
   - Ya veo – repuso Rhena sin más, y siguió analizando la habitación.
   - Tiene usted muy buen gusto amo – dijo la voz de la chaqueta blanca que Yon llevaba puesta.
   - ¡Cierra la boca! – dijo Yon despacio, bajando la cabeza.
   - ¿Qué llevas puesto? ¿Tu chaqueta acaba de hablar? – preguntó Rhena intrigada
   - ¡Compañero! – gritó Usa, surgiendo del hombro de Rhena.
   - Mis saludos más sinceros, hermosa dama y conejito – dijo la chaqueta – Es un placer
   - Ya veo – repitió Rhena.
   - Supongo que el grupo se hace más grande – dijo Yon mientras llevaba su mano derecha detrás de la cabeza – Te presento a…Shiro…supongo
   Kiiru miraba desde lejos, sentada en el sofá frente a la televisión. Analizaba cada movimiento y expresión de Yon. Con ella se mostraba muy amable y divertido, pero aún podía ver rastros de esos ojos fríos de vez en cuando. Pero al verlo hablando y riendo estúpidamente con Rhena, notó que no se estaba esforzando, no fingía ni actuaba, sus ojos reflejaban alegría real y sincera.
   - Mucho gusto Shiro, protege bien a tu debilucho amo – dijo Rhena inclinándose un poco hacia la chaqueta y sonriendo.
   - ¡Puede contar con ello, mademoiselle! – respondió Shiro.
   Rhena se irguió y golpeó levemente el hombro de Yon con la palma de la mano.
   - Te queda bien – dijo ella, y luego siguió caminando.
   Rhena se sentó junto a Kiiru y le revolvió el pelo con la mano.
   - ¿Qué estás viendo? – preguntó la cazadora alegremente.
   - Una película de terror – respondió la niña – Me encantan
   - A mi igual – dijo Rhena, se acomodó en su asiento y extendió el brazo, tomando palomitas del pote que Kuro, sentado en el piso, tenía en la cabeza. La pequeña lo estaba usando de mesa.
   Yon cerró la puerta de entrada y al darse vuelta, vio la escena desde lejos. “Nuestro equipo de exorcistas” pensó con una sonrisa, y caminó hacia uno de los sofás libres.
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