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[Por Amarela].

Etapa final. Poesía y música para no desesperar, para alimentar la paciencia. 

Llevo todo el fin de semana escuchando la discografía de Drexler y a pesar que ya tenía algunas favoritas, encontré otras canciones bien interesantes. También descubrí que me gusta escucharlo porque su música y su voz me dan calma. Y mientras lo sigo escuchando, descubro que disfruto y saboreo su música, porque tiene un cierto aire a bossanova (con razón uno de los cantantes favoritos de Drexler es Caetano) [Nótese el amor y ahora imaginen los ojos brillantes y sonrisa gigante mientras escribo esto].  Aquí les comparto algunas de mis preferidas y reservadas, esas que canto con los ojos cerrados y un bailadito despacito, lindas piezas musicales que me transportan a calles desconocidas, a una pista de baile, a un café, o a una sala para conversar con una copa de vino. 

¡Escuchen y disfruten! :)))

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Interruptor.

Callate y andate, como lo hacen los temerosos. Llevate el miedo a las profundidades del mar, o déjalo estampillado en alguno de tus poemas.

Mañana alguien despertará con ganas de buscar tus memorias, tu tibieza; y creerá que vive realidades muy similares a las que no le quieres apostar.

Andate, que a pesar que quiera endulzarme con el melao de tu voz, tendré que correr a conseguirme un bocadillo, que me calme este dulce antojo de morderte la boca. 

Porque si te vas, seguro me dejarás algún recuerdo encendido, pero tendré el silencio para no perderme en ideas sin sentido. 

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Doctor de Cabecera

                                                                                                   [Por: Amarela]

Mientras estaba frente al computador, tratando de escribir una nueva historia para el blog, el vecino “cool” del piso de arriba, quiso dedicar sus últimas horas de descanso del domingo, para sacar un taladro y hacerlo sonar antes que el resto del edificio se fuera a dormir. 

El taladro siguió sonando y mi cabeza se derrumbaba; mis ideas se alborotaban, hasta convertirse en ideas vagas. Decidí levantarme de la silla, caminé hacia la ventana de la sala, asomé mi cabeza desde el piso 10 para chequear el paisaje capitalino, distraerme con las estrellitas naranjas que aparecen al anochecer, alrededor de la torre de colores; y después de aquel instante, regresé al escritorio.

Creo haber hecho este ejercicio unas tres veces, mientras aumentaba mi odio por ese terrible sonido de aquella pared que recibía sus nuevos agujeros. Aunque, en medio de mi andar de un lado para otro, también pensé en las palabras, que en la tarde, me había grabado el “doctor de cabecera” (que de doctor tiene poco y de amigo lo suficiente como para escucharle, aproximadamente, seis notas de audio por WhatsApp). Sus palabras sonaban como una mezcla de chiste con sarcasmo y un poco de ternura. La verdad, al principio me reía, pero luego mi sonrisa se convirtió en un gesto gruñón y por último mi sorpresa era tal que no podía creer que tales comentarios del doctor fueran un poco precisos, pero a la vez indefinidos.

Bueno, ahora se preguntarán… ¿qué le habrá dicho el dichoso doctor?

Para ser más concreta, lo escuchamos con Laura (al fin y al cabo, no era la única sorprendida). Eran algunos comentarios sobre nuestro blog, un diagnóstico sobre nuestra propuesta y algunas correcciones que le parecía, debían hacerse para que nuestro espacio de amor, fraternidad y locura virtual, fueran un éxito total (como la canción del Taxi, su canción favorita). 

Él no quería que habláramos precisamente sobre turismo, creo que en el fondo, le aburrió el tema del Teatro Colón [aunque insisto en que debemos seguir mostrando, de vez en cuando, las cosas lindas de nuestras ciudades]. Sin embargo, también creo que las primeras publicaciones, nunca serán las más fantásticas, ni las más “virales”, o las más leídas. Creo que esto es un intento constante de mejorar la escritura y de ir seleccionando los temas. Es una búsqueda que al doctor se le olvidó tener en cuenta.

Laura y yo siempre recurrimos a una consulta mensual con el doctor, pero ahora que anda enamorado, ese señor desaparece y cuando regresa, nos trae un bulto de solicitudes para mejorar y modificar. Y aunque en algunas tenga razón; por ejemplo, escribir sobre nuestras locuras e ideas raras que surgen cuando le contamos nuestros dramas cotidianos. Sin embargo, no me pareció adecuado hablar únicamente, de nuestros problemas de corazón roto, lágrima encendida y deseos erótico-pasionales o serotonina activada. Creo que hay temas personales que también pueden servir como insumo para este Punto de Fuga.

Este doctor a ratos es muy terco, pero también muy sensato. Qué extraña combinación. A veces parece papá regañón, pero luego regresa otro día a decirnos que nos ama y que quiere que lo aconsejemos para que sea un temible casanova. Con decirles que cuando comenzó a salir con su actual novia, no sabía qué cocinarle y estaba desde el supermercado, enviándonos fotos de las cosas que compraría y en medio de su desespero, nos pedía recomendaciones para su primer almuerzo romántico. Recuerdo que esa tarde cuando vimos el mensaje de emergencia, Laura estaba en bloqueo porque no tenía ninguna receta en mente y yo aparecí justo cuando el doctor ya estaba alistando la mesa para servir.

¡Qué oportunas y eficaces! Así, cualquier hombre que nos pida consejo, ¡seguro sale victorioso! 

Y es que las conversaciones con nuestro querido doctor de cabecera se han vuelto más difíciles de realizar por diversos motivos. La semana pasada, su abuelita falleció, y al mismo tiempo, tenía que ser productor de una obra de teatro; fue guía turístico de un par de amigos alemanes que fueron a visitarlo y en medio de su tour, tenía que bañarse en el río. Seguramente estaba tan feliz que terminó metiéndose al agua con celular incluido. Nos contó el por qué nos había abandonado, y terminó con esta frase: “ahora más tarde organizamos una consulta” y luego de ese mensaje pasaron casi ocho días (ya les había advertido que de doctor tiene poco).

A pesar que regresó para escuchar nuestros asuntos, sigue con el celular a medio andar. Así que hemos pensado con Laura, organizar una teletón pro-celular para que podamos mantener con puntualidad, las consultas divertidas con el asesor secreto (ya no tan secreto) de este blog.

Más adelante, les seguiremos contando historias insólitas de este curioso personaje, que sigue creyendo firmemente en nuestro potencial y espera con ansias locas, para leer nuestras publicaciones y porqué no, darnos una nueva sesión crítica-sarcástica-amorosa de lo que escribimos. 

A él, un saludo amoroso, recordándole que también lo pensamos y lo queremos mucho y que esta publicación, es una forma de agradecerle cada consulta atendida. 

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Magín, el orisha de la rosa.

                                                                                                      [Por Amarela].

En la noche del lunes pasado, estuve en aquel teatro que les presentamos en el post anterior, el Teatro Colón. Estaba muy emocionada porque se presentarían dos íconos de la música tradicional del norte de Colombia, con esos sonidos ligados a la cumbia, el bullerengue, la tambora, el son palenquero. El Sexteto Tabalá y Magín Díaz. El primero una agrupación que nació en San Basilio de Palenque y el segundo que viene de Gamero, Bolívar. 

A pesar de tener sonidos y ritmos distintos, las raíces negras que están puestas en el tambor, que es el gran rey en esta región, no podían ignorarse en ninguna de las presentaciones que presencié esa noche. Aunque para mi sorpresa, la reina fue la marímbula, un instrumento africano que también habita en San Basilio y es interpretada por el sexteto. 

Luego que esta grandiosa agrupación terminó su presentación, apareció Magín en medio del público y caminando a paso lento, llegó al escenario. Tengo que confesar que lloré cuando lo vi ahí arriba, la emoción era gigantesca en medio de gritos de euforía, aplausos y sonrisas; un hombre de 93 años, parado en un escenario fantástico y todavía con las ganas de cantar, para luchar contra la mala memoria, que llega con el pasar de los años. Mientras él cantaba solamente podía pensar que su cuerpo a pesar de transmitir que ya está viejo, con sus piernas y brazos cansados, en el fondo viven por un alma joven y fiestera; que cuando canta renace y se transforma, encuentra su plenitud y la felicidad en la música. Ese es Magín Díaz, un hombre que todavía buscaba, con cierto coqueteo en medio del escenario, a las muchachas bonitas, para mirarlas a los ojos cantarles unos versos y mandarles dulces besos.

Lo que me produjo una profunda nostalgia de aquel concierto, fue pensar en la idea que si tal vez se hubiera pensado más en el apoyo a estos grandes músicos y grandes maestros de la música de nuestro país, podría haber ido a más de un concierto a escucharlo y no esperar a sus últimos años de vida, para verlo en vivo.

Pero para no llorar en la leche derramada, vale la pena hacer la invitación a cada persona que nos lee, que por lo menos le “eche un ojito” a los músicos tradicionales del país, los conozca, los escuche y si tiene la posibilidad de ir a un concierto, o de viajar a algún festival de música tradicional en el país (que hay bastantes, otro día puedo refrescarles la memoria) lo hagan realidad. Es mejor ver a nuestros maestros y ancestros, que muchísimo conocimiento cargan en sus cabezas, manos, corazones y voces; para recibir de ellos una muestra mínima de aprendizajes. No esperemos a que se vayan y se lleven su legado debajo del brazo, cuando tenemos la posibilidad de visitarlos, conocerlos personalmente, bailarlos, escucharlos y gozarlos.

Por último, aquí les dejo algunos daticos de Magín Díaz, quien a los trece años compuso su canción más famosa “ROSA” (Se la compuso a una muchacha nacida en el departamento del Magdalena), le entregó la canción a la Cantadora Irene Martínez para que la grabara y tiempo más tarde se enteró que por no saber firmar, la canción había sido registrada a nombre se Irene Martínez y Wady Bedrán. También es el autor de las canciones “A Pilá el arroz”, “El Lobo”, “Me Amarás Me Querrás” y otras tantas que han sido grabadas sin su autoría. A pesar que sus letras las haya tomado otra persona, no cabe duda que Magín ahora puede ser reconocido como el más grande cantador y compositor de la parte baja de los montes de María. Pd: Si conoces algún músico, agrupación, cantador, cantadora de música tradicional o ya hicieron el ejercicio de “echar ojito” nos gustaría que lo compartieras en los comentarios. Hasta podríamos armar una lista bien sabrosa. 

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La cajita de sorpresas del centro de Bogotá: Teatro Colón.

A unas cuantas cuadras de la Plaza de Bolívar, en el centro histórico de Bogotá se encuentra el Teatro Colón. Inaugurado en octubre de 1892; es declarado Monumento Nacional y se consolida como Bien de Interés Cultural.

Desde 2008 el Teatro Colón comenzó una etapa de restauración y ampliación, lo cual lo llevará a posicionarse como el principal centro de producción en artes representativas y musicales del país.

En estos momentos si viajaras a Bogotá (aclaro la ciudad porque se han tenido varias confusiones por el Teatro Colón en Buenos Aires), encontrarías una gama de presentaciones y contenidos culturales en este precioso teatro. Desde ópera, hasta música tradicional indígena, pasando por marionetas y teatro para niños. 

Todos los lunes en la noche está abierta una franja musical llamada COLOMBIA RAÍZ, un espacio reservado para las distintas propuestas independientes y para varios representantes de la música tradicional de todas las regiones de Colombia. Es una franja fascinante, cargada de todas las melodías que pueden rastrear la geografía de nuestra tierra y efectivamente, es un viaje a las raíces de la Colombia, poco nombrada en los noticieros y en los relatos de la historia nacional.

Es un teatro que debe estar incluido en la lista de visitas obligadas en la ciudad. 

Si en algún momento estás en Bogotá, sin ningún plan por hacer, o llegaste a la ciudad y aún no sabes qué lugares recorrer; aquí está este Teatro esperando por ustedes.

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Esto es lo que vas a hacer el fin de semana

Este fin de semana vas a sentirte feliz, dichoso, orgulloso, rebosante de alegría. Si has perdido el sentido de pertenencia por este país, por saberte colombiano, pues vas a recuperarlo. 

Este fin de semana serás el espectador de una gran historia, serás partícipe de una narración con ritmo y sabor a esta tierra. Testigo de un relato vivido, aplaudido y premiado. Este fin de semana, vas a verte “La tierra y la sombra”

Ojalá no tuviera que tener que escribir argumentos y razones para invertir este fin de semana en una boleta de cine y más, en una boleta de cine colombiano. Después de historias trilladas de mujeres voluptuosas, narcos ambiciosos y sicarios despiadados, es normal perder la fe. Después de ver actuar a Natalia París y escuchar los mismos chistes desgastados en relatos ya predecibles y carentes de creatividad y emoción, uno se cansa, uno se aburre, uno tira la toalla, uno deja de creer en el cine de este país.

Pero de vez en cuando, surgen genios que nos devuelven la fe y nos presentan historias cargadas de belleza, sentimiento, realismo e inspiración como esta, como “La tierra y la sombra”. Y tantas flores y piropos no solo los comparto yo, sino el jurado de Cannes, quien le otorgó a César Augusto Acevedo la cámara de Oro en el pasado festival por este relato.

El máximo trofeo que puede recibir una ópera prima en el mundo del cine, lo tenemos nosotros, lo tenemos este fin de semana a unos cuántos pasos en una sala de cine. Este fin de semana vas a ver cine, del mejor, del más aplaudido y premiado, cine colombiano. 

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¡Hola!  [a quien interese] 

Dos amigas, en medio de varias reuniones, dilemas, llamadas, crisis existenciales, largas charlas nocturnas, decidieron construir este pequeño espacio para reír un poco y divertirse. También para aprender a escribir “mejor”, conectar sus lazos de amistad a pesar de vivir en ciudades diferentes y compartir con ustedes algunas ideas raras que se les ocurren a diario.  Como esta primera publicación pareciera ser un extraño rompehielo, pensamos (por qué no) en presentarnos y contarles quiénes son las señoritas que están fugándose de la realidad en este punto de encuentro.  ¡Bienvenidxs al Punto de Fuga!  Amarela (izq.):           Acaba de cumplir sus 25 y está terminando un ciclo de su vida que le ha costado más que toda su carrera universitaria: terminar la tesis en Sociología (aunque para las personas que están haciendo maestrías y doctorados, seguro, esto es en un ‘dos por tres’). Así que decidió escribir en este blog para desconectarse en sus tiempos de crisis creativa, para mantener el hábito de escritura y no caer en el desespero y el llanto.

           Ella es la rola que no es rola. Nació en Bogotá, pero se siente de todas las ciudades del país, menos de la capital, porque es muy friolenta y cuando puede, se escapa fácilmente del caos que trae el tráfico y las multitudes (la mayoría de las veces se vuela a Cali).            Amante de la danza, amateur en danza contemporánea; bailadora en cualquier lugar y al son que le toquen. Catadora de pizzas hawaianas, fan enamorada de la música colombiana y las empanadas de camarón.            Piensa que la cerveza es la mejor amiga de las conversaciones y los reencuentros; le gusta observar a la gente y detenerse a observar los detalles de sus acciones, mientras espera el bus o mientras está sentada en algún punto concurrido de la calle. Aprendiz de los temas animalistas y de las constelaciones.   -----------------------------|||---------------------------------------|||---------------------------

           Laura (der.):            Tiene problemas con los eufemismos, prefiere llamar las cosas por su nombre, incluso su propio nombre. Tiene 23, recién alcanzados y aparentemente bien vividos. Hace poco perdió la apéndice, no la extraña. Estudia publicidad, para esto nació, así lo cree con cada fibra de su cuerpo.                Decidió escribir este blog por tres razones: 1. Le apasiona escribir. 2. Le apasiona escribir sobre los temas que escribirá en este blog. 3. Le apasiona escribir sobre los temas que escribirá en este blog con su amiga Amarela.

            Ella es la paisa. Nació en Medellín pero sus raíces y recuerdos de infancia tienen lugar y sabor a Santander. Presenta síntomas crónicos de cinefilia, disfruta del helado, la pizza, la cerveza (¿Y quién no?) y viajar, así sea a la esquina, pero viajar. Cree en la bondad. 

             Le gusta preguntarse todo el tiempo, qué cosas sería, se pregunta así misma: “Si yo fuera un animal, sería…” Y así se pasa el día. Laura responde: “Si yo fuera una película, sería “Lost in traslation”, por aquello de sentirme perdida siempre. “Si yo fuera una ciudad, sería París en las noches lloviendo, algo así romántico y cliché. “Si yo fuera una fruta sería una maracuyá, dulce y ácida. “Si yo fuera una parte del cuerpo sería el cerebro, siempre pensando, conectando, recordando, sintiendo”.