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ashleyjmorrison · 4 years
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NUEVA CUENTA
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ashleyjmorrison · 4 years
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Well you are very brave Billy, and you’re doing great.
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ashleyjmorrison · 4 years
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ashleyjmorrison · 4 years
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Aveces las palabras son tan densas que puden dañar al más solido de los corazones.
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ashleyjmorrison · 4 years
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ashleyjmorrison · 4 years
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ashleyjmorrison · 4 years
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Well you are very brave Billy, and you’re doing great.
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ashleyjmorrison · 4 years
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ashleyjmorrison · 4 years
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Solute | Better Than Revenge
Ladies all across the world Listen up We’re looking for recruits If you’re with with me Let me see your hands Stand up and salute Get your killer heels Sneakers, pumps Or lace up your boots Representing all the women Salute Salute
It’s who we are We don’t need no Camouflage Just a female Battle cry And we’re taking off
If you’re with me Women
Let me hear you say
Attention! Salute Attention! Salute Attention! Representing all the women Salute Salute
We are everywhere Warriors, your country needs You If you’re ready, ladies Better keep steady Ready, aim Shoot
Don’t need ammunition On a mission Now we hit you with the truth
Divas Queens We don’t need no money Salute
We are everywhere Warriors, your country needs
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ashleyjmorrison · 4 years
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#POWER | Better Than Revenge 
Hold up, no you didn’t bow, bow I ain’t the chick to walk behind you around town Just cos you’re packin’, packin’, whoop, down south That don’t mean I’m ever gonna take it laying down, baby Oh I’m a machine when I do it I’ll be catching fire, gasoline when I do it Just cos you’re packin’, packin’, whoop, down south That don’t mean I’m ever gonna take it laying down
Baby, you’re the man But I got, I got, I got the power You make rain But I’ll make it, I’ll make it, I’ll make it shower You should know, I’m the one who’s in control I’ll let you come take the wheel, as long as you don’t forget Who got the power (HOLD UP!)
My turn I make this look easy Tick Tick boom like gasoline-y Yeah they call me Lamborghini Cos I know just what I’m worth Zero to hundred B-b-body make’ em stutter Start my engine, push the button Cos I’m gon’ be coming first Yeah, I’m a machine when I do it I’ll be catching fire, gasoline when I do it Just cos you’re packin’, packin’, whoop, down south That don’t mean I’m ever gonna take it laying down
Who got the power Who got the power Who got the power
Don’t be fooled, I got you wrapped up In the arms of an animal Got you thinking that I’m all inncoent But wait ‘till I get you home If you don’t baby you should know I’m the one who’s in control Motorbike, motorbike, motorbike, motorbike Bike, bike, bike, bike Bike, bike, bike, bike, bike, bike, whoop
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ashleyjmorrison · 4 years
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⚭ Ashley Hetfield → Promotional Season Four.
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ashleyjmorrison · 4 years
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OFF ROLE: Episodio 04x01:  ‘’Sellar nuestro destino .’
[ Chicago, Illinois ]
La última hora había sido desconcertante para todos los que habitaban el Centro.  Había llegado a la oficina de Novalee para enterarse de que habían sido amenazados por un par de herejes que imponían la liberación de uno de ellos, el cual se mantenía hace meses encerrado en la prisión de CAS, a la espera de obtener resultados para tener alguna idea de lo que le esperaba a la hija de Mikael y Ariadne. Luego de varios minutos de tensión, habían acordado que la mejor manera de lidiar con la situación era enfrentándose a la amenaza, ya que varios integrantes del Consejo pensaban que de no hacerlo, se estaría enviando un mensaje de debilidad. Algo en lo que Dave no estaba de acuerdo, pero decidió en ayudar de todas formas. Comenzaron a idear un plan y con éste, se formaron grupos, los cuales tendrían un solo objetivo durante el enfrentamiento. Mientras se encontraban en la reunión, le envió un mensaje a Ashley para que fuera inmediatamente a buscar a sus hijos a la guardería y se mantuvieran en la habitación hasta que él llegara. Sabía que la chica no estaba al tanto de toda la situación, y que claramente se asustaría con todo el disturbio que había en ese momento, pero necesitaba asegurarse de que los tres estuvieran a salvo. Una vez que dieron por terminada la sesión, cada uno salió a hacer lo que le correspondía, y Dave se fue directamente a la habitación. Al entrar, se encontró con su esposa de inmediato, y pudo ver enseguida su cara de confusión. Le hizo una seña para que lo siguiera hasta el living y se sentó con ella para explicarle. – Lo siento, no quería asustarte, pero necesitaba que sacaras a los niños de ahí. – hizo una pequeña mueca y de reojo vio a los niños que jugaban tranquilamente en el rincón que habían armado para ellos.- Recibimos una amenaza, y la gente del Centro quiere salir a pelear –dijo con algo de amargura, ya que no estaba de acuerdo con la idea- Todo ese día era un real caos. La morena se encontraba justamente en urgencias del centro de CAS, recibiendo a la gente que llegaba pidiendo asistencia y justo cuando terminaba de suturar una herida a lo largo del ángulo de la mandíbula de un cazador, recibió el mensaje de texto avisando que tenía que pasar a buscar a sus hijos a la guardería. Ashley es una de las personas más tranquilas del lugar pero de sólo imaginar que estaban en peligro sus dos pequeños bebés, le dejó un calmante a su paciente y canceló todas las urgencias del día. Avisó a Owen que le acompañaba que algo estaba pasando y dio la orden de cerrar el lugar hasta nuevo aviso, ya que era la jefa en ese día. Agarró sus cosas y fue corriendo hasta llegar a la guardería. Ni siquiera los puso en el coche sino que los tomó y en uno de cada lado se los llevó a la habitación. Sus manos temblaban y los dejó en el pequeño corral mientras intentaba calmarse, cuando pudo controlarse buscó el bolso más grande que tenía y empezó a meter todo lo importante para sus bebés: sus colados, pañales y cambios de ropa que podrían ser necesarias. Ante esto, sintió la puerta y la chica ladeó su cuerpo en busca de Dave, mirando un poco más relajada que estuviera allí, con ella. No pudo evitar mirar con miedo ante lo que comentaba, le aterraba de sólo pensar que el lugar se fuera abajo y que la gente que le tenía un inmenso cariño fuese herida. — ¿Lo van a hacer? ¿Que pasará con la gente que no puede defenderse? ¿Los niños? — Cruzó sus brazos buscando un propio refugio y miró a sus pequeños que jugaban con inocencia, sin saber lo que estaba sucediendo. — ¿Vas a ir? ¿Quieres ir? — Corrigió su pregunta, odiaba ser tan directa pero no controlaba sus impulsos en ese momento. — ¿Tengo que escapar? — Preguntó sin saber muy bien que idea tenía el chico para sus hijos. La mueca que había realizado inmediatamente pasó a ser una mandíbula tensa, ya que podía ver lo preocupada que estaba y no podía evitar sentir responsabilidad por eso. Claramente era uno de esos momentos donde deseaba que pudieran llevar una vida completamente normal, especialmente ahora que tenían dos pequeños por los cuales preocuparse y si todo salía como la última vez, el panorama era bastante oscuro. Frunció el ceño cuando recibió todas esas preguntas, pero no por molestia, sino porque trataba de ordenar sus pensamientos para poder contestar cada una de ellas y así poder aliviar un poco a su esposa. – Sí, - asintió a la primera pregunta – tuvimos una pequeña junta en la oficina de Novalee. La mayoría cree que si no hacemos nada estaremos dando un mensaje de que somos débiles y quién sabe lo que puede pasar con eso. – hizo una pausa – Así que se evacuó el Centro de Chicago y toda la gente se trasladó a Idris, ya que es el lugar más seguro, ya sabes todos los recursos que hemos puesto ahí, así que es un lugar seguro. Y ahí irán los niños, - sentenció, ya que era la única alternativa – -Es muy peligroso escapar, y estarán bien en Idris. – dijo tomando una de sus manos y mirándola directamente a los ojos, para transmitirle la seguridad que tenía de aquello- Me aseguraré de eso, -añadió, mirando de reojo a sus pequeños y luego volvió la mirada hacía ella- No iré a la pelea. Es muy peligroso, y les dije que lo mejor que se puede hacer es apoyarnos en la gente que posee habilidades especiales. Y por mucha experiencia que tenga, no correré el riesgo. Por ningún motivo, así que ingresaremos con los niños a Idris, y haré vigilancia por el perímetro. – terminó con un leve suspiro, ya que toda la situación le generaba amargura. – En Idris habilitarán el Centro Médico. Si quieres ayudar ahí, no habrá problema. – añadió luego de unos segundos, ya que no sabía si ella prefería estar ahí o esperar que todo pasara. De todas formas, estaría de acuerdo con cualquier elección, ya que estaba seguro que estarían a salvo en ese lugar. — Dave, — Soltó luego de quedarse más de cinco minutos callada. No imaginaba cómo las cosas se habían descontrolado otra vez y que el peligro estuviera rondando por su hogar. — Si atacan, sabes que habrá muertos y aún no han superado las anteriores, ¿Cómo vamos a superar otro ataque más? — Murmuraba en voz baja. A pesar que sus pequeños aún eran unos bebés, sentía que el tono de su voz los haría preocuparse de que algo malo estuviera pasando. Sus hombros se fueron relajando y sus expresiones faciales iban modificando a medida que su esposo hablaba. No era una persona egoísta pero no tenía ganas que le pasara nada malo, ni siquiera un rasguño. — Hay mucha gente que puede ir a pelear, estarás bien protegiendo Idris — Susurró acercándose para acariciar su mejilla y le sonrió levemente. — Tengo que estar con los niños. Iré al Centro Médico cuando todo haya pasado, son muy pequeños para arriesgarlos así — Respondió muy segura. Alzó ambas cejas con algo de desinterés. No por ella, sino porque todo lo que le estaba diciendo era algo que también pasó por su mente en la reunión que habían tenido hace un rato. – No sé, pero no quieren entregar al hereje, cosa que entiendo. Ese hereje está para ayudar con la investigación sobre la hija de Mikael y Ariadne. Lo entiendo, yo también gastaría todos los recursos si necesitara saber algo sobre nuestros hijos.  Pero tampoco se quieren quedar de brazos cruzados, así que creen que lo mejor es salir a pelear. – se encogió levemente de hombros- Pudo notar cómo la noticia de que él no participaría la dejaba más tranquila, por lo que él también se relajó al verla más calmada. – Sí, por eso di la idea de que es mejor usar los recursos que tenemos. Después de todo, los hemos entrenado para alguna situación como esta y bueno, habrá que esperar que todo salga bien y que no tengamos que lamentar una muerte. – soltó un leve suspiro y se quedó en silencio mientras prestaba atención a lo que ella haría- - Me parece bien. Yo estaré dando vueltas por el lugar, pero me aseguraré de ir donde ustedes cada veinte minutos, ¿si? Así ninguno se preocupa más de lo que debe, - asintió seguro, tomando la mano de la chica por unos segundos, mientras que de reojo miraba a sus pequeños, quienes jugaban sin siquiera tener idea de lo que estaba sucediendo en ese momento- Cada palabra que iba mencionando su esposo lo respondía con un asentimiento de cabeza. Por una parte estaba tranquila que estarían seguros en Idris y si pasara algo más terrible, sabría que la primera opción de ambos es salir junto a los niños. Entendía muy bien a Ariadne, el secuestro del hereje y todo lo que conllevaba a traer a un grupo contra ellos, ya que podría pasarle lo mismo con sus hijos, especialmente con la genética de su padre. — Lo importante es demostrarles que entendemos y que haremos lo posible para ayudarles — Comentaba una vez que volvía al lugar, con una voz muy pausada, característica de la morena. — Solo necesito que me digas que estás bien y haré mi trabajo, no puedo hacerlo sabiendo que te ha pasado algo — Confeso mordiendo su labio cuando lo miraba y cruzo otra vez sus brazos por lo tensa que estaba. Ladeo su cabeza y miro a los pequeños, casi en el instante en que Dave lo hacía. — Entonces me los llevaré al sector de enfermería, ahí atenderé porque si hay que escapar, la salida es más fácil — Susurro lo último ya que no quería asustar a los niños. Enseguida le respondió, asintió con seguridad. – Lo haré. Si todo sale como lo planeado, ellos no tendrán ni siquiera acceso a CAS, así que no deberíamos tener problemas. – le comentó con la intención de que aquello la tranquilizara un poco, aunque sabía que si ayudaba sería en el mínimo. – Iré a la enfermería cada veinte o treinta minutos, ¿sí? Estaremos comunicados y si llegase a pasar algo… - comentó con un suspiro pesado, el cual tuvo que hacer una pausa antes de continuar. -Si pasan 45 minutos y no he aparecido, toma a los niños y arrancas, ¿sí? Ve a casa de tu madre o hermana, y no te preocupes por mi. Yo me encargaré de encontrarlos a penas todo termine. –dijo sin quitar su vista de ella, ya que si bien estaba consciente de que lo que le estaba pidiendo era demasiado para ella, era algo que debía imponer que hiciera. Especialmente por la seguridad de ella y sus hijos. Esperó unos segundos y una vez que asintió, se relajó. – Todo estará bien, pensemos que será así. – dijo mientras tomaba una de sus manos y la acariciaba unos segundos. Odiaba hacerla sentir de esa forma, pero la conocía lo suficiente para saber que le haría frente a la situación y que se quedaría en ese lugar, aún si eso significaba volver a construir el lugar desde cero. – Ven aquí, - susurró al momento que pasaba su brazo por encima de su hombro y la atraía hacía él. – Estaremos bien. Lo prometo. – dijo con seguridad, mientras pasaba su mano por el cabello de su esposa. Aún quedaban horas para el encuentro con los herejes, por lo que en ese momento sólo se preocupó de estar ahí para ella. Ninguno sabía cómo saldrían las cosas,  pero en esta ocasión sólo había una cosa clara para ambos: tenían que hacer todo lo posible para cuidar a sus pequeños.
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ashleyjmorrison · 4 years
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OFF ROLE: Episodio 3x18:  ‘Con los brazos extendidos.’
{Des Moines — Noviembre, 2016} 
Sin notarlo demasiado, habían pasado los meses sin que pudieran disfrutarlo demasiado. El trabajo se hacia a veces insostenible, tenían un lugar tan increíble, con tantos alumnos que ese peso le llegaba a los adultos del lugar y por ende, a sus pequeños bebés que ya habían cumplido el año de vida. No es que no tuvieran el tiempo para ellos, sino que todo pasaba tan deprisa que parecía ayer cuando nacieron.
La chica le tocaba turno en la noche en Urgencias, así que esa mañana se encontraba en el departamento junto a sus pequeños, ellos ya gateaban por todo el lugar y apenas podía perderse un momento de la mirada de alguno ya que los encontraba en la otra esquina haciendo alguna travesura. Cuando regresó para cambiarles el canal, notó que Emma no estaba gateando, sino que andando apenas con sus dos pies por el salón, sin evitarlo se acercó y la tomó en brazos, buscando la forma de detener lo que estaba haciendo. — Emma, espera, por favor — Le suplicó mientras iba en busca de su celular y muy torpemente le escribió a Dave que fuera de inmediato a la casa. La pequeña en vez de asustarse, se reía al notar a su mamá nerviosa.
Dave había salido temprano de la casa para dar clases y debido a que su esposa tenía el turno nocturno, aprovechaba de pasar la mayor parte del día afuera para dejar todo en el Centro. Últimamente habían llegado más estudiantes, lo que significaba que tenía más trabajo, y odiaba llevar trabajo a su casa, por lo que en esos momentos se encontraba en la sala general junto a sus amigos, que también estaban avanzando en sus trabajos.
Sintió su celular vibrar y lo miró con descuidado, pero al notar el mensaje de su esposa, inmediatamente pensó que algo grave había pasado. Por lo que sin pensarlo, guardó todas sus cosas y salió de la sala apurado. Le tomo unos minutos llegar hasta la puerta de su departamento y abrió rápidamente, entrando y dejando el bolso en el sofá. - Ashley, ¿qué pasó? - alzo la voz mientras se paseaba por las habitaciones buscándola-
Cuando escuchó la voz del chico, hizo una expresión de dolor ya que no había especificado que el asunto no era nada grave, sino todo lo contrario, un gran paso. Se acercó con la bebé en sus brazos y le sonrió con sus ojos bien brillosos.
— Soy la peor madre del mundo, amor — Susurró bajando a la pequeña con cuidado y dejó un beso en su frente. Emma empezó a gatear por todos lados, buscando alcanzar a Chris que mordía su juguete favorito con la misión de romperlo hasta quedarse tranquilo.
— ¿Te acuerdas que dijimos que teníamos que vivir las mismas experiencias? Emma se levantó — Susurró acercándose y se puso a su lado observándola que trataba de agarrarse del sillón para levantarse y se tambaleaba hasta caerse.
— Casi muero — Exageró viendo como la pequeña mantenía la estabilidad con sus brazos. — ¡Mira! — Se tapó su boca para no asustarla y se agachó para llamarla.
— No sonrías así, — Reclamó al notar como en el rostro del chico se asomaba una sonrisa traviesa, de esas que no debes hacer pero que es inevitable. — Casi la empujo, apesto — Susurraba al notar como se acercaba a ellos y sus ojos se fijaron en los pequeños pasos que daba y moviéndose de un lado a otro cuando tambaleaba para sostenerse. — Dios, voy a llorar — Soltó cuando veía como su motivación era alcanzar los brazos de su papá y le sonreía de oreja a oreja cuando se acercó hasta alcanzar su mano.
- No apestas, yo hubiera hecho lo mismo, - le susurró, mirándola por unos segundos. Luego llevó su vista a la pequeña y no pudo evitar sonreir ampliamente. Había pasado más de un año desde que los pequeños habían nacido, pero para ambos se sentía como si hubiera sido ayer, por lo que ver a la niña dar sus primeros pasos, era más que emocionante para él.
- Somos dos, - bromeó, aunque en el fondo le emocionaba aquella experiencia. Como pudo sacó su celular para comenzar a grabar, y al notar que la beba caminaba hacía él, continuó grabando con una mano y con la otra recibió a Emma, quien ya había alcanzado su mano. Como ya tenía experiencia con ambos, no tuvo problemas en tomarla en brazos con una mano y se levantó. - Emma, caminaste. ¿Sabes que lo acabas de hacer? - le preguntó con el tono dulce que siempre utilizaba cuando hablaba con sus hijos, y podía ver que la pequeña sólo se reía al ver a sus padres.-
Cuando alcanzó la distancia, dejó que la tomara en brazos y se acercó con sus ojos brillosos; emocionada aún porque no dimensionaba que algo que era tan pequeño ya estaba dando sus primeros pasos. — ¿Ves Emma? Papá te vio, ya puedes decirle que ya estás grande — Susurraba riendo al ver como balbuceaba e interrumpia lo que decía. Escuchó a su otro hijo llorar y la chica rápidamente corrió a tomarlo en brazos. Si había algo de tener bebés al mismo tiempo, es que se ponían celosos. — Mi bebé precioso, estamos aquí — Susurraba al cobijarlo en sus brazos y el pequeño se abrazaba a ella.
Escuchó lo que decía su esposa y no pudo evitar sonreir. - Por supuesto que eres grande, pero esto es todo lo que tienes permitido crecer, ¿si? Que sino le darás un ataque cardíaco a tu padre -bromeó mientras miraba a la pequeña. Al escuchar el llanto de Chris, desvió su mirada hacía él y en vez de preocuparse por aquello, sabía que sólo se debía a los celos que siempre demostraban por el otro.
- Chris, tienes que caminar, sino dejarás que las mujeres lleven la ventaja en esta casa - dijo mientras estiraba su brazo para tomar la mano del pequeño, quien sólo estiró la suya, sin separarse de su madre. - Supongo que es cierto lo que dicen. Tienes una niña, es pegada al papá. Tienes un niño, a la mamá -le dijo a su esposa con gracia, ya que presenciar aquellos mitos era algo que no podía describir-
La chica sonrió ampliamente y dejó pequeños besos en la frente amplia de su pequeño hijo. Aún lloraba, Ashley lo movía de un lado a otro buscando calmar su llanto pero era sólo de celoso que estaba de su hermana. Afirmó bien su cabecita y se quedó observando como el pequeño sonreía al escuchar a su papá hablar. — ¿Lo crees? — Decía jugando, ya que ambos tenían en los brazos ya tranquilos a los pequeños y asentía. — Supongo que si, pero creo que se hubiera calmado si fuera al revés, ellos son tranquilos si estamos separados y por eso me siento tan tranquila cuando estoy fuera — Le respondía dejando un notorio beso en su mejilla. — Estamos listos para el otro — Susurró en su oído y rió, ya que solo estaba jugando.
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ashleyjmorrison · 4 years
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ashleyjmorrison · 4 years
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Episodio 2x16: Tú, el amor y yo.
(Des Moines, Iowa. 06 de Agosto 2015)
Había llegado  el día que tanto habían esperado tanto. Era más tiempo de lo normal y eso tenía preocupada a la chica por lo que conllevaba llevar embarazada un poco más de la fecha que había sido estipulada y lo que era tener a dos bebés en su vientre para esos meses. Apenas se podía mover de la cama, estaba con reposo absoluto y sólo se movía cuando debía hacer los típicos ejercicios que le daban a las embarazadas para hacer que el bebé cambiara de posición para favorecer que el parto comenzase, además de las caminatas largas y beber un montón de cosas naturales que leía por internet. Todo por ayudar a la causa de traerlos al mundo. Eran tanto los días que habían pasado desde el gran esperado día que, cuando rompió bolsa se movieron rápidamente al mismo lugar donde vivían. Su esposo, le había dado la opción de tenerlo en un lugar mucho más grande que quedaba cerca de la casa que habían comprado hace meses atrás y poder irse directo a descansar luego de tenerlos pero, luego de pensarlo en pareja, la chica había optado tenerlos en el centro. No es que fuese malo el centro porque era todo lo contrario, pensó que era su hogar y conocía perfectamente a los doctores que atendía ahí porque ella era uno de ellos. Dave le ayudaba a caminar hacia el sector donde se encontraba urgencias. Lo bueno era que ya habían avisado para que prepararan una sala que ya habían coordinado semanas atrás y como en aquel lugar no eran muy común tener bebés le era más fácil que estar esperando que los médicos se desocuparan con otras para preocuparse por ella. En esta situación no iba a ser así y eso mantenía tranquila a la chica, a pesar de las contracciones y las quejas que sentía porque creía que en cualquier momento los iba a tener. Como nunca sentía que sus hijos iban a nacer en un pasillo del Centro. — Les pides que nazca, no lo hacen. Cuando quieren, no esperan a llegar — Soltaba entrecortadamente, debido a que les interrumpía las contracciones que se iban haciendo más insoportables. Miró al chico y apretó su mano tan fuerte que lo resintió ella misma. Apenas alcanzaba a pedir perdón lo que le hacía. Enseguida su esposa le aviso de su situación, el chico tomó todas las cosas que había preparado hace semanas atrás y que dejó en un bolso. Mientras se encaminaban al lugar donde habían acordado que tendrían a sus hijos, Dave aprovechaba de enviar mensajes desde su celular para dar aviso a los doctores y enfermeras que había de turno, con el fin de acelerar el proceso de ingreso, ya que debido al atraso que tenían con la fecha de parto, cualquier cosa podría pasar. Escuchó su comentario y soltó una pequeña risa, que se detuvo enseguida sintió la presión de la chica en su mano, pero no realizó comentarios al respecto, ya que no podía dimensionar el dolor que estaba sintiendo. Guardó su celular al ver que una de las enfermeras venía en dirección a ellos y utilizó la mano que tenía disponible para afirmar a la chica en caso de que se le dificultara más caminar. – Son porfiados, igual que la madre… -susurró a su oído y le dio un beso en la mejilla- Lo estás haciendo genial, -comentó para animarla, ya que sabía según lo que había leído que las contracciones irían aumentando y la idea era que no se enfadara. La enfermera se acercó con una silla de ruedas y entre ambos ayudaron para que su esposa pudiera tomar asiento. Caminó junto a ella, y durante lo que quedaba de camino para llegar a la habitación, el chico contestó las preguntas que la enfermera le realizaba. Cuando llegaron a la habitación que le habían asignado, ayudó a la chica a subir en ella, para así la enfermera comenzara a arreglar todo antes de que llegaran los doctores. El chico dejó el bolso en uno de los asientos que había en la esquina y trajo consigo una silla para dejarla al lado de la camilla. - ¿Hay algo que pueda hacer? ¿Necesitas algo? –preguntó con dulzura mientras tomaba su mano y la acariciaba. Intentaba ser lo más relajado posible, a pesar de que el momento que estaban viviendo lo tenía demasiado nervioso. En el momento en que fue ingresada a la habitación las contracciones iban aumentando, llegando a contar la diferencia entre unas y otras. Eso siempre facilitaba la atención de las enfermeras para saber si era el momento del parto y más que nadie sabía aquello. Sonrió cuando se acomodó en la cama, mostrando en su rostro el dolor que sentía y que apenas podía soportar. Intentaba no quejarse debido a que su umbral de dolor era bastante digno y pensaba que sólo iba a dar el espectáculo de su vida en el momento en que estuvieran por salir pero, intentaba no pensar en ello hasta que sucediese o iba a comenzar a desesperarse por el rato que iba a tardar para que eso comenzara. Intentaba mantenerse tranquila en los minutos posteriores mirando al chico, eso la mantenía en un estado casi normal.  - Podrías olvidar mi rostro desde ahora en adelante, que eso no quede en tu recuerdo - Bromeaba como podía y sus manos automáticamente se iban al gran bulto que tenía en su vientre. Para tener dos bebés de nueve meses era casi sorprendente que pudiera mantenerlos allí o eso era lo que ella pensaba. Lo miró sonriendo tranquilamente y su mano se extendió para tomar la del chico, solo lo acarició unos segundos concentrada hasta que sintió a una de las doctoras que entraba para preguntar el tiempo entre cada contracción. No había mayores problemas, al menos en su caso eran directos y no se guardaban demasiada información. Tampoco es que necesitaran guardarse algo porque todo iba normal. Apenas dijo que estaban a un par de minutos de comenzar, cerraba los ojos en cada fracción de minutos y se quejaba del dolor que aumentaba, pero no quería pedir un anestésico porque ya lo había decidido. Obviamente todas esas ideas cambiaban cuando pasaba el tiempo. - Ok, ok. Ya vienen - Exclamaba con su frente toda fruncida al rato y dejando al descubierto el dolor que visiblemente se le notaba. Dejó que los enfermeros acomodaran la camilla y pudiera apoyar sus brazos en la barra cuando intentaba sentarse. Sólo se aguantó hasta que estuvo lista y cuando le daban las instrucciones de pujar. Lo hizo con toda la fuerza necesaria y que tenía en ese minuto. Estaba consciente que no podía detenerse, ni siquiera cuando sintiera el primer llanto, había otro que esperaba en camino a lo mismo. - Cuida al primero que nazca. No te separes - Susurró casi sin aliento a su esposo, comenzando a preocuparse excesivamente por ese detalle o por muchos que comenzaba a tener. Volvió a sentir una presión en su vientre y volvió a pujar varias veces seguidas, durante unos minutos hasta que sintió el primer llanto y del cual hizo que la chica se dejara caer contra la camilla sin aliento. Inevitablemente sonrió ante su comentario y sólo se limitó a besar su frente. A medida que las enfermeras se movían, el chico tuvo que ponerse una camisa y unos guantes, como era de costumbre en los partos. Enseguida tuvo todo en su lugar, volvió a tomar la mano de su esposa y la ayudó para acomodarse en la camilla al momento que llegaba una de las doctoras. Durante los siguientes minutos, no se movió del lado de ella, ya que no podía dimensionar todo el dolor que estaba sintiendo y claramente lo veía reflejado en toda la fuerza que ponía la chica al apretar su mano. No sabía mucho cómo lidiar con situaciones así, ya que era su primera vez, por lo que sólo pasaba su mano que tenía libre por la frente de su esposa de vez en cuando. Cuando escuchó lo que decía, asintió rápidamente. – Sí, no te preocupes –respondió al momento que besaba su mano y luego de eso, los minutos se sintieron como segundos. Enseguida sintió un llanto que llamó completamente su atención. La doctora le pidió que se acercara para que procediera a cortar el cordón umbilical, lo cual hizo sin problemas. Su mirada quedó pegada en el bebé, el cual a los segundos la doctora les confirmó que se trataba de un varón. Como de costumbre, la enfermera tomó al bebé por unos segundos para limpiarlo y luego se acercó a ambos. El chico lo recibió sin problemas, y manteniendo la mirada en el bebé, lo extendió con cuidado para que su esposa lo conociera. Como todavía faltaba la niña por nacer, sólo pudieron aprovechar unos segundos con el pequeño, ya que luego la enfermera lo retiró nuevamente para continuar con todo el procedimiento que correspondía. Antes de continuar con el parto, la enfermera consultó por el nombre del pequeño, para así ingresar los datos. Dave, rápidamente miró a su esposa. -¿Christopher? –consultó nuevamente. A pesar de que habían conversado antes sobre eso, no tenía problemas si cambiaba de opinión. Sus ojos se mantuvieron abiertos en cuanto escuchaba el llanto del primer bebé que sentía en la habitación. Sus ojos se mostraban completamente cansados, con notorias ojeras y rojos por todo el esfuerzo que hacía en aquel momento pero en cuanto lo tuvo cerca olvido todo lo que sentía y pudo enfocarse al menos en alcanzar a besar la pequeña frente de su pequeño, tan chiquito que apenas podía sentir que pudiera tomarlo. Escuchó lo que decía su esposo y sonrió. - Si, Christopher Hetfield - Respondió con su voz agitada y notando en sus ojos como brillaban por la emoción que sentía en ese minuto, uno que jamás iba a olvidar. Todo eso sucedió en una fracción de segundos ya que fue interrumpido por otra fuerte contracción que hizo que se quejara en voz alta por el dolor que estaba sintiendo. Era mucho más fuerte que las anteriores, pensaba que tal vez era debido a que la zona estaba mucho más sensible por el nacimiento del primero así que no tuvo más opción que comenzar a hacer fuerza, buscando las ganas que no tenía y la poca fuerza para seguir pujando hasta acabar el dolor que la estaba haciendo sufrir Dejaba que se quejara en voz alta, se lo permitía en ese momento. Sus ojos se cerraban y soltaba fuertes quejidos, estaba tranquila porque aún no notaba señales extrañas entre los médicos y escuchaba lo único de su boca que siguiera y no se detuviera. Algo que hacía al pie de la letra. Solo se detuvo cuando sintió el segundo llanto dentro de la habitación, sus lágrimas caían de sus ojos por múltiples razones y su espalda se dejó caer en la camilla, agotada y sintiendo como no sentía su cuerpo de lo adormecida que estaba. Esperó el tiempo suficiente para dejar que la evaluaran y pudieran pasarsela a alguno, de esa manera podía recuperar su respiración, ya que al fin podía tranquilizarse. - Ella es Emma, - Le decía mostrando una sonrisa en sus labios cuando alcanzaba mirar a Dave en los ojos. Sabiendo que en aquel momento todo iba a ser diferente. De una manera mucho más especial que nunca. Una vez que obtuvo la respuesta por parte de su esposa, la enfermera ingresó los datos del pequeño para así continuar con el parto. El chico se mantuvo al lado de su esposa en todo momento, tomando de su mano y alentándola para que se sintiera apoyada, ya que podía ver lo agotada que se encontraba. Mantenía su vista en ella, la doctora y luego en la enfermera, para asegurarse de que su hijo estuviera bien. Se encontraba mirando en esa dirección para cuando escuchó nuevamente un llanto, e inmediatamente volvió su vista en dirección a la doctora, quien ahora sostenía a la hija de ambos. La doctora llamó por su nombre un par de veces, para lograr que el chico le prestara atención, ya que sin darse cuenta se había quedado congelado. Sacudió levemente su cabeza y se acercó para proceder a cortar nuevamente el cordón umbilical de la pequeña, para así esperar unos segundos hasta que se la enfermera se acercó para entregársela a su esposa. Ahora que el parto había terminado, ambos podían estar con sus hijos. La doctora ingresó la información de la pequeña y se devolvió para entregarle nuevamente el bebé a Dave, quien lo recibió con menos torpeza que la vez anterior. Si bien aún faltaba por ordenar el lugar, su esposa no necesitaba más atención médica porque todo había salido bien, por lo que la doctora indicó que volverían en unos minutos, así tenían un poco de privacidad. El chico arrastró con su pie la silla hasta él y se sentó junto a su esposa. La miró, sin poder contenerse de la emoción que sentía en ese momento, aunque en el fondo no quería ocultarlo y pudo ver cómo la misma emoción que sentía la veía reflejada en ella. – Finalmente están aquí, -dijo con una sonrisa en su rostro al momento que se inclinaba para besarla con ternura. Se separó unos centímetros, y descansó su cabeza en el hombro de su esposa, donde también le dejó un beso. – Gracias, -susurró, para luego observar a sus pequeños. Definitivamente no podía creer que ya estaban con ellos- Se quedó tranquila en el momento en que ya nadie le prestaba atención porque ya no se sentía responsable de que pudiera pasarles algo porque ya estaba segura de que estaba bien cuando escucho a ambos. Se acomodó lo suficiente con la ayuda de otra enfermera que se encontraba allí para asegurarse que estuviera todo bien fisicamente. Tardó unos minutos para que la dejaran lista y sólo miraba de reojo al chico cuando se acercaba a ambos bebés que ya sentía en la misma habitación. Sonrió estirando sus brazos con una enorme sonrisa cuando ya le habían puesto la ropa que ambos habían escogido y cuando tuvo a uno en sus brazos, acomodándose entre sus brazos para que no se golpeara ni se moviera más de lo normal. - Si, ya estaba sintiendo que se quedarían adentro por mucho más tiempo. ¡Cómo tardaron! - Bromeó sonriendo al chico cuando lo miró de frente y rió, pasando sus dedos delicadamente por su frente sin apartar su vista de ninguno de los dos. Besó la frente del chico cariñosamente y acercaba su rostro hacia su pequeña sin dejar de mirar cada movimiento diminuto que realizaba.  - No me tienes que agradecer, sh. No podría haberlo hecho sin ti y tu apoyo en estos largos 9 meses - Le decía besando cariñosamente la mejilla de su esposo. - ¿Preparado para no dormir nunca más tranquilo? - Bromeó con una suave risa. Se apoyaba más en el chico cuando buscaba que se acercara y aprovechar el rato que tenían juntos por primera vez.
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ashleyjmorrison · 4 years
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Episodio 2x06: Deseando lo imposible.
 {Des Moines — 30 de Diciembre, 2015}
  Ya habían pasado más de dos horas en que Ashley y Dave habían despertado para un nuevo día. Se habían turnado para la ducha y de esa manera no perdían de vista a sus dos pequeños que ya habían despertado antes del amanecer para comer. Emma y Chris se mantenían tranquilos en la cama con la ayuda de unas pequeñas almohadas que permitían asegurar que no se movieran de su espacio. La chica fue la última en salir, había calentado el agua para tomar algo caliente y el chico se encontraba en la habitación, esperando casi como instinto antes de tomar a uno de los pequeños y llevárselo a la sala, de esta manera podían comer tranquilos.
— ¿Quieres que prepare unas tostadas? — Preguntó la chica que se acercaba para darle un largo beso en su mejilla antes de llevarse a la menor entre sus brazos.
A pesar de no ser una persona que madruga, los últimos meses se había acostumbrado a su nuevo horario, y para su sorpresa, lo había manejado bastante bien. Ese día se levantó como siempre y se duchó, quedando luego a cargo de los pequeños mientras su esposa se encargaba de otras cosas. Se encontraba haciendo caras a sus hijos, ya que siempre les sacaba una pequeña sonrisa con lo que hacía, para cuando desvió su atención a la chica.
—  Sí, suena bien —  Contestó volteando levemente su cabeza para alcanzar su mejilla y darle un beso como ella lo hacía. Tomó al pequeño en brazos y caminó detrás de ella hasta la sala, donde tenían preparado el lugar para poner a los pequeños. Bajó a Chris de sus brazos y lo acomodó, para luego lavarse las manos y servirse un café mientras la chica preparaba las tostadas.
Apenas llegó a la sala la chica acomodó a Emma en un pequeño asiento que cada uno tenía en el sofá, lo suficientemente cómodo para que les gustara. Apoyó con su mano bien su cabecita para apoyarla a medida que la recostaba y aseguraba el asiento.
— Mamá tiene que comer, ¿Si? Ahí tu papá te traerá a tu hermanito — Susurraba mostrándole una amplia sonrisa y la pequeña se la devolvió, a pesar que los primeros meses la sonrisa era sólo un reflejo sabía que su voz la tranquilizaba. Avanzó unos metros para poner a calentar el pan y buscaba las tazas que siempre utilizaban para que el chico pusiera su café y ella servirse un té.
— ¿Dormiste algo? — Preguntó acercándole su taza y seguía atenta al pan para dejarlos sobre un plato.
Recibió la taza mientras se encogía levemente de hombros.
— Un poco. Me quedé hasta tarde revisando unos trabajos, pero no tengo sueño en realidad. Estoy acostumbrado al caos que genera esta época del año — Respondió mientras se preparaba el café y luego tomaba la taza de ella para servir el té, ya que sabía cómo le gustaba, por lo que no le complicaba ayudar en eso.
— ¿Y tú pudiste dormir o los niños despertaron? No sentí nada luego de quedarme dormido —negó levemente.
Se quedó de pie al lado de ella y sólo se volteó para quedar con su vista hacía donde se encontraban los pequeños, ya que no le gustaba perderlos de vista, por más que se encontraran seguros. No fue hasta que su esposa terminó de preparar el pan que se sentó en la mesa que tenían para desayunar.
— ¿Tienes algo que hacer hoy? ¿Algún papeleo de salud o algo? — La miró mientras tomaba un pan para preparárselo.
— ¿En serio? — Arrugó su frente sin decir nada más, se puso a pensar en qué momento se había quedado dormida y de lo que estaban hablando antes de perderse entre el cansancio mental y físico que sentía a esa hora de la noche. — Tienes que descansar, no es bueno para nadie dormir tan poco — Murmuró acercando el plato al chico luego de que había puesto un poco de queso y otras mermelada, este último por deseo de la chica.
— Tuve que darles de comer dos veces pero, se quedaron dormidos rápido. Sólo Emma que quería estar en los brazos y al recostarla en la cuna se quejaba — Sonrió al recordarla y la miró de reojo al verla inconscientemente. — No tengo nada en la agenda, ¿Tienes que dar clases? — Preguntó acomodándose de lo más bien en su silla.
— Es chistoso como hace un par de años era al revés. Tú durmiendo casi nada y yo demasiado. ¿Ahora? Creo que andamos igual, — Bromeó dándole un mordisco al pan, para luego beber un poco de café mientras escuchaba con atención.
— Emma es demasiado regalona, — Negó con una media sonrisa al no sorprenderse con lo que su esposa le contaba. — Claramente salió a ti — Bromeó alzando ambas cejas y luego volvió a comer mientras escuchaba su respuesta.
— Tengo que dar una, pero en el horario de la tarde. Pensaba que podríamos llevar a los niños al patio o podemos salir de acá y pasear por la ciudad. ¿Qué es más sano, doctora? — La miró con atención.
Se quedó observando al chico como comía muy concentrada en esa acción. Sólo quitaba su vista para comer algo, pero no era demasiado el hambre que tenía en aquel momento, así que daba pequeños mordiscos y se bebía un poco el café de su taza.
— Ahora tenemos más y mejores motivos para no dormir, aaaunque nos organizaremos para dormir lo suficiente — Le respondió con una sonrisa y se acercó a su esposo, haciendo que sus manos lo abrazaran por su pecho y su cabeza reposara en su hombro; en busca de cariño. — ¿Cómo? — Preguntó apenas escuchó lo de ser regalona como ella pero no pudo contradecirle por la forma en cómo se encontraba entre sus brazos así que rió, era lo único que podía hacer.
— Según mi opinión Chris y Emma están bien, sanos y hay que aprovechar el sol que salió en este día — Contaba sabiendo que en aquella ciudad lo más normal era el hielo, las nubes y las tormentas en pleno otoño — Si tienes poco tiempo al patio. No te atrasaremos con tus actividades — Le dijo muy tranquilamente, sin quejas, la chica era muy paciente en todos esos aspectos.
Soltó una risa al momento que pasaba su mano suavemente por la cabeza de la chica, dándole cariño — Demasiado a ti. Pero no es malo, a mí me gusta regalonearlas — Dijo con orgullo y le dio un beso en la frente para luego escuchar atentamente a lo que decía.
— Es temprano todavía, y mi clase no es hasta bien tarde. Horario vespertino hoy, —Hizo una pequeña mueca, ya que le acomodaba más los horarios de la mañana. Tomó su taza con la mano que tenía disponible y bebió un par de sorbos antes de continuar.
— Vamos al patio. Así sacamos a los otros pequeños también, que si no se nos pondrán celosos y estaremos en problemas — Bromeó, haciendo referencia a sus mascotas.
— A pesar del corto tiempo hemos podido ajustar nuestros horarios — Le decía con su voz un poco apagada pero no por la forma en cómo estaban viviendo, porque le gustaba, sino porque tenían que hacer muchos cambios sólo para tener un poco tiempo para ellos. De todas maneras, siempre se sorprendía porque no les estuviera afectando en su relación. Lo miró de reojo y entrecerró sus ojos mientras se alejaba sólo para beber todo lo que le quedaba en su taza.
— Bueno, al menos tienes el día. Podría ser peor y que tuviera turno… — Bromeó mostrando una amplia sonrisa. Agradecía que volvieran a coincidir otra vez. Asintió con la cabeza y avanzó hacia la puerta de la habitación libre que aún tenían, sólo para dejar libres a las dos mascotas, dejando que corretearan por toda la sala.
— ¿Te llevas a Emma o a Chris? Creo que te aconsejo a Emma, te está haciendo pucheros desde que ha despertado — Le decía con gracia en lo que tomaba la silla de su hijo.
— Cierto. Tenemos que aprovechar, — Asintió, tomando las tazas que habían ocupado para lavarlas rápidamente. Luego se dirigió hasta la habitación de los pequeños para tomar el bolso que siempre tenían a disposición en caso de que alguno necesitara algo fuera. Volvió a la sala y sonrió ante el comentario de su esposa.
— Lo he dicho, y lo vuelvo a decir. Emma es igual a ti, — Bromeó al momento que se colgaba el bolso en el hombro para luego levantar a la pequeña en sus brazos. Miró a su alrededor para chequear que llevaban todo lo necesario y luego miró a la chica.
— ¿Vamos? — Esperó su aprobación y luego abrió la puerta, esperando que saliera ella primero.
Una vez que lo hizo, hizo un pequeño silbido para llamar la atención de sus mascotas, logrando que salieran con ellos al cabo de unos segundos. Cerró la puerta con llave y ambos se encaminaron al patio del Internado, el cual se encontraba desocupado ya que la mayoría de los alumnos a esa hora tenían clases, por lo que podrían estar ahí sin problemas. Cuando eligieron un lugar, Dave bajó el bolso que llevaba y con la mano que tenía libre sacó una manta que había traído, para evitar que los bebés tuvieran contacto directo con el pasto, ya que no sabían aún si podían ser alérgicos o algo, por lo que prefirió evitar aquello. Después de todo, la idea era disfrutar y no terminar en la clínica.
Esperó que todos estuvieran ubicados, y se acomodó para dejar a Emma encima de la manta.
— Bueno, al menos a dos ya les gustó la salida — Bromeó al ver como sus mascotas corrían por el lugar.
Ashley le acompañó con Chris entre sus brazos. Al avanzar a su lado confirmó lo que el chico le había dicho hace pocos minutos, debido a que al mirar a su pequeña tan cómoda y bien acurrucada en los brazos del chico le recordó a la manera en cómo siempre buscaba llamar su atención. Ese pensamiento le hizo sonreír pero no dijo nada al respecto.
— Creo que alguien está empezando a reconocer el lugar — Dijo muy suavemente y rió al ver como su pequeño estaba atento por donde pasaban, a pesar de ser tan pequeñito era un bebé muy despierto.
Apenas encontraron un lugar, se quedó enfocada en dejar las cosas muy cerca. Se sentó con cuidado encima de la manta del cual agradeció enormemente que su esposo lo trajera porque no lo había pensado y era algo que le encantaba, porque se complementaban muy bien. Puso a Chris al lado de su hermanita, dejó encima un par de cubos que eran los que sus hijos no soltaban nunca y que les encantaba llevarse a la boca. Miró a todos lados y sonrió viendo como Homie se abalanzaba como siempre en contra de Beau, pero no se quejaba en lo absoluto de los golpes que le daba la mascota más traviesa que tenían.
— Les faltaba esto, — Le respondió haciendo un gesto con su mano sobre la manta para que se sentara a su lado. — ¿Sabes en qué estaba pensando? — Le decía a Dave cuando se acomodaba en la manta, puso su mano en su rodilla y besó su mejilla de forma muy paciente. — En qué ha sido el año más tranquilo que hemos tenido, a pesar que hace cuatro meses cambió toda nuestra vida y sueño — Le decía cambiando su vista a sus pequeños que eran los más felices. No era por ser demasiado asustadiza pero como no sabía demasiado los sobreprotegía e intentaba cambiar eso. Aunque sabía que ambos se sentían de la misma manera.
Una vez ya sentado, pasó su brazo por encima del hombro de su esposa, para así acercarla hacía él mientras escuchaba con atención lo que decía. — Bueno, entre tener cuatro meses de mal sueño a un año de pérdida de memoria…uhm… — Hizo una pausa, fingiendo considerar ambas opciones. — Sí, creo que prefiero los cuatro meses — Asintió con gracia mientras miraba como sus hijos jugaban tranquilamente.
— ¿Sabes que pienso yo? — Dijo luego de unos segundos. Había pensado en ello un par de veces, pero nunca había querido decirlo, hasta ahora, que parecía el momento adecuado. — Me pregunto qué harán cuando grandes. Aunque suene loco, — Soltó una pequeña risa, ya que sabía que la chica le diría que faltaba mucho tiempo para eso. — Es sólo que preferiría que eligieran una carrera acorde a la vida de humanos, ¿sabes? No creo que estaría cómodo si ambos eligen seguir mi camino. — Hizo una pequeña mueca. — No creo que los deje tampoco, — Comentó seguro. — Pero bueno, falta mucho tiempo todavía, — Finalizó al cabo de unos segundos, encogiéndose levemente de hombros, para restarle importancia a lo que había soltado.
La cabeza de la chica se posicionó en el hombro del chico sin generar demasiada presión, pero se sentía cómoda para poder mirarlo y responder a lo que el chico le iba contando.
— No es gracioso, ¿Sabías eso? Por un momento pensé que tendría que hacer que te enamoraras de mi… otra vez, recordarte lo que hemos vivido para que te hicieras una idea de lo que hemos pasado y no, prefiero los cuatro meses, — Arrugó su frente y lo miró de lado. — Incluso un año estresado — Sonrió mostrando una amplia sonrisa y besó muy tiernamente su mente. Asintió muy obediente para saber que estaba pensando, era algo que le intrigaba. Lo miró muy seria, sorprendida que ya pensara en el futuro de sus hijos.
— ¿Por qué ya te estás torturando con eso? — Preguntó obviamente como broma porque no quería que pensara que era una tortura el tener que escoger ambos tipos de vida porque hasta ella no le veía mal. Había cambiado de pensamiento desde que vivía allí.
— Creo que lo que escojan nos hará felices a ambos, si le damos una vida normal, no… “relativamente normal” y le enseñamos que es mejor ir por un camino seguro, lo harán — Le decía acariciando su mejilla. — Lo haremos bien, estamos juntos en esto — Le susurraba con una sonrisa en sus labios.
— Bueno, si me enamoré de ti una vez, por supuesto que hubiera podido de nuevo — Afirmó con seguridad, ya que sabía que eso pasaría. — Pero sí, es mejor esto. Con mis recuerdos disponibles y todo — Sonrió y se inclinó para besarla unos segundos. Luego, puso atención a lo que opinaba sobre lo que le había dicho hace unos minutos atrás.
— No me torturo, es sólo que me da curiosidad, ¿sabes? Pero tienes razón, si hablamos con ellos a medida que vayan creciendo, elegirán un camino más seguro. Aunque si desean esto, prefiero que sea de la forma en que tú ayudas aquí. Con una carrera y trabajando en ello. Es mejor que quieran salir a la carretera a matar que cosa — Hizo una mueca con gracia.
Abrió sus ojos con una amplia sonrisa, especialmente cuando podía mirar todo su rostro y esos ojos que le expresaban todo el amor que le tenía a ella, y que sentía desde el primer día desde que habían regresado.
— Lo sé, me encanta escuchártelo decir pero también no sabrías lo difícil que es estar separados y no, eso no podría volverlo a vivir — Negó con su cabeza e hizo una negación con su dedo antes de ponerlo entre sus labios para que no le siguiera respondiendo, a modo de juego.
Besó su mentón con mucho cariño mientras dejaba que el chico se desahogara. En esos momentos miraba de reojo a sus pequeños bebés que se encontraban tranquilos observando a su alrededor, tan despiertos y aun curioseando a sus alrededores pero siempre pendientes que ninguno se fuera a mover de allí.
— No puedes negarles si quieren seguir tus pasos. Estarán orgullos de su papá y ahí tú tendrás el gran trabajo de enseñarles lo que es bueno y malo. De seguro sabrán todo el sacrificio que has hecho y decidirán por lo aburrido — Refunfuñó apuntándose con su dedo.
Negó con gracia ante lo que había dicho la chica. — ¿Aburrido? Aburrido sería trabajar detrás de un escritorio. En cambio recibir gente a la cual puedes ayudar con tus conocimientos es interesante. Me gustaría tener cabeza para poder saber todo lo que sabes tú, — Respondió con una sonrisa, para luego darle un cálido beso. — Quién sabe y salen doctores como tú — Dijo mientras tomaba uno de los juguetes de los pequeños para participar en el juego que tenían.
— En fin, todavía queda mucho tiempo para eso, por ahora aprovechemos que todavía son pequeños y no nos pueden contradecir en nada — Bromeó mientras tomaba a Emma y la ponía encima de sus piernas para jugar con ella. — ¿Alguna vez pensaste que los tendríamos a los dos al mismo tiempo? — Preguntó mientras pasaba su mirada de Emma a Chris, para no excluir a ninguno del juego.
Frunció sus labios con gracia y lo miró con sus ojos cada vez más entrecerrados. Tenía razón, su trabajo no era nada aburrido pero si conllevaba una gran carga a la hora de tomar decisiones.
— Peeero, cuando no hay pacientes… si te aburres — Dijo intentando buscar una respuesta a lo que el chico mencionaba y luego le sonrió — Tienes cabeza para muchas cosas, más que nadie sabe que mi trabajo actual recién estoy aprendiendo lo que no te enseñan en la Universidad — Revoleó los ojos y acarició su pecho a lo que mencionaba. — Sería feliz si alguno me siguiera pero tampoco es que muera por obligarlos cuando cada uno deba escoger lo que más ame hacer. Como lo que te gusta a ti — Le decía volviendo apoyar el mentón en su hombro y se quedaba mirando como jugaba con los niños. Se quedó mirando como Chris movía sus brazos y fue inevitable no tomarlo de la misma manera pero, en cambio puso su mano en su cabecita ya que le encantaba moverse para todos lados.
— Creo que no me había visto con hijos, menos con dos a la vez — Admitió con gracia y le fue pasando su juguete de goma que tenía en la manta porque sentía que lo andaba buscando. — Pero siento que llegaron por algo a nosotros. No lo sé, me siento especial tenerlos en mi vida y en este momento. Cómo que por algo están aquí — Murmuraba mirando fijo a su pequeño.
 {…}
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ashleyjmorrison · 4 years
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Episodio 2x19: Entre el orden y el azar.
{Des Moines, Iowa – Enero 2016}
Luego de una conversación con su esposa, Dave y ella habían acordado juntarse en el gimnasio del lugar para comenzar el entrenamiento de la chica. Si bien hace un par de años atrás hubiera estado en contra de ello, ahora no sonaba tan descabellado considerando que ahora tenían dos hijos y una venganza se aproximaba, por lo que la idea de que ambos supieran defenderse en caso de un peligro era lo mejor para ambos.
Dave se había levantado temprano para terminar los informes que le solicitaban luego de terminar cursos, por lo que una vez que terminó con ello, fue hasta la habitación para cambiarse a una ropa más deportiva. Tomó su bolso que contenía unos guantes de boxeo y se encaminó hasta el gimnasio para esperar a la chica, quien estaba de turno en ese momento.
Mientras esperaba, se aseguró de arreglar todo el equipo necesario para que el entrenamiento saliera bien. Primero comenzaría con defensa personal, por lo que mientras esperaba, comenzó a calentar realizando un poco de boxeo en el ring.
La jornada había sido extremadamente agotadora, siempre lo era cuando el turno era de noche y tenía que estar lamentándose el no estar durmiendo abrazada a Dave. De igual manera, el pensamiento de estar ayudando a quien lo necesitara a esa hora era más reconfortante y más cuando alguien se presentaba a urgencias.
Había amanecido, la chica marcó su tarjeta de salida justo cuando su compañero de trabajo llegaba justo al turno. Se aseguró que sus hijos se quedaran a cuidados de una de las chicas del internado, algo que Dave se había enfocado minutos antes de salir de su hogar y era lo que más la tranquilizaba cuando le llegaba un mensaje que estaban seguros.
Se despidió luego de dejarle algunas indicaciones que eran importantes a su compañero. Llevaba un bolso con ropa deportiva y zapatillas colgando en sus hombros. Antes de ir directamente al gimnasio se metió en los baños a cambiarse. Se lavó la cara para despejar su mente, se arregló el cabello para que no le molestara y luego salió del baño sonriendo muy sorprendida al verlo entrenar. No era muy común verlo en ese aspecto debido a los diferentes trabajos que ejercían.
— ¿Estás entrenando desde que me enviaste el mensaje? — La chica preguntó cortando la inspiración del chico y lo abrazó por su espalda mientras dejaba un beso en su cuello demostrando lo mucho que lo había extrañado.
Estoy lista… — Susurró en su oído con mucho ánimo. Era algo que desde hace meses estaba pensando y estaba dispuesta a hacerlo todos los días si fuese necesario.
No pasaron demasiados minutos cuando sintió la voz de la chica, por lo que se detuvo enseguida para evitar pasarla a llevar o algo por el estilo. Se volteó con una sonrisa en su rostro y le dio un cálido beso antes de asentir -  Sí, tenía que calentar primero, -comentó mientras observaba su vestimenta- Así veo. –dijo tomando el bolso de la chica y acercándose a la banca donde había dejado sus cosas, dejó el bolso y tomó el otro par de guantes que había traído consigo-
-Sé que estás cansada por el turno, y quizás en otra circunstancia diría que lo hiciéramos otro día, peeeero los ataques no hacen excepciones, por lo que desde este minuto en adelante tengo que ser más firme –se encogió levemente de hombros mientras le entregaba los guantes y esperaba que se los pusiera bien. – Bien, primero comenzaremos con la postura. Ya sabes que cuando golpeas tiene que ser con los nudillos, ¿cierto? Así que nos saltaremos esa parte, -dijo una vez que la chica asintió ante la pregunta-
-Bueno, lo más clave en una pelea es tu postura y los reflejos que tengas. ¿Has visto como los boxeadores nunca mantienen sus puños juntos? –preguntó mientras levantaba sus puños y los ponía a la altura de su mentón para demostrar- Si los pones así, cualquiera te podrá mandar un golpe enseguida, por lo que siempre se debe tomar esta postura –dejó su puño izquierdo en la misma posición y el derecho lo alejó varios centímetros de su cara- De esta forma proteges tu mentón y logras reaccionar sin problemas. ¿Ves? –preguntó, esperando haber podido explicar sin enredos-
Una sonrisa se dibujó en el rostro de la chica al escuchar su comentario sobre que seguiría con la idea del entrenamiento a pesar que apenas había dormido, pero no se encontraba cansada aún. Tenía toda la razón porque el buscar otro tiempo se iba a ser mucho más complicado porque sus horarios de igual manera nunca coincidían.
— Estoy bien, amor. No me siento aún agotada… aún — Respondió de inmediato para que observara que mantenía un buen aspecto y le siguió muy tranquilamente hasta recibir los guantes con los que intentaba no dar demasiada pena al ponérselos. Cuando consiguió hacerlo le sonrió orgullosa. — Sin excepciones, ya hablamos de eso — Refunfuño con gracia y asentía ante las indicaciones y preguntas que le iba diciendo.
— No, no me había dado cuenta de ese detalle… — Abrió sus ojos imaginándose de las pocas veces que había visto aquello y se quedó mirando perpleja ante las explicaciones que le iba dando. Le costaba pero no lo asumía hasta que su mente lo iba procesando mil veces hasta crearse una imagen visual de la situación, era su canal más desarrollado. Le imitó la posición pero alejando el puño contrario, haciendo que protegiera su rostro con el guante contrario.
— No es tan complicado — Sonrió tontamente cuando le encontró la lógica al asunto y con cuidado le lanzo un leve golpe al aire como si le estaba dando un puñetazo a alguien. — ¿Cómo van los pies? ¿Separados o uno delante del otro? — Preguntó de inmediato al darse cuenta que sus pies se colocaban en cualquier lado y perdía el equilibrio.
Relajó su postura mientras dejaba que la chica se tomara el tiempo para asimilar la información que le había entregado, esperando que no fuera tan complicada, ya que si bien se conocían hace años, nunca les había tocado una situación en la cual el chico demostrara sus conocimientos sobre lo que hacía, eso, debido a que por muchos años fue un tema delicado entre ambos.
Elevó la vista hacía ella cuando escuchó su pregunta, y de inmediato negó con su cabeza  - Considerando que eres una persona diestra, la postura apropiada es tener tu pie izquierdo al frente, a un ángulo de 45 grados de tu rival. Tu tacón izquierdo deberá estar alineado a la punta de tu pie derecho, dejando que la mayoría de tu peso se apoye en tu pie trasero. –Respondió mientras retomaba su posición, esta vez agregando la postura de sus pies.-  
- Si te enfrentas a un rival diestro, muévete a tu derecha. Si te enfrentas a un zurdo, muévete a tu izquierda. Esto mantendrá una gran distancia entre ti y la mano fuerte de tu oponente. Nunca des pasos cruzados, porque si no puedes tener un desequilibrio y será más fácil para tu rival ganar –comentó con un tono más tajante, como solía hacer con sus estudiantes. Esto, para que tomaran consciencia de lo que se estaba hablando. Chequeó por un momento la postura de la chica, y una vez que había logrado mantenerse de la forma correcta, retrocedió unos centímetros-
-Bien, ahora que pasamos la postura, tendremos una pequeña práctica. Pero no te va a gustar esta, -dijo con su tono habitual mientras tomaba una postura de pelea- Trata de lanzarme un par de golpes. Yo no te golpearé, sólo trataré de bloquearlos. Sé que quizás no te guste esto, pero piensa en lo siguiente: si el día de mañana algo se apodera de mí, eso no tendrá consideración contigo, por lo que lo mejor es que sepas reaccionar y no te quedes bloqueada. Un golpe pasa y las heridas cicatrizan, -dijo intentando que entendiera su punto- Vamos, lanza un golpe –levantó ambos puños para cubrirse-
Frunció sus labios intentando comprender todo lo que le iba diciendo, dejando que cada una de las indicaciones las fuera realizando con sus piernas y brazos, para ir entendiéndolo mucho mejor. Intentaba no sonreír pero era inevitable, le encantaba que finalmente llegaran a un acuerdo como tal y que fuera como una especie de instructor, eso le recordaba cuando él le hacía clase a los chicos y ella miraba desde lejos lo bien que solía hacerlo.
— ¿Lo estoy haciendo muy mal? — Se criticó cuando el chico negó con la cabeza por la posición que había adoptado y de inmediato la cambiaba según le iba indicando, podía sentir un mejor apoyo desde sus piernas.
— Vale, estoy entendiendo la lógica — Sus mejillas se pusieron un poco más rojas de lo normal, no sólo por el desgaste físico que aún no estaba sintiendo, sino por lo dura que estaba siendo para entender. No era él, sino ella y su poca capacidad para esa clase de cosas.
Se movió a su izquierda y a su derecha cuando le iba hablando, casi como una alumna obediente, aunque un poco insegura y con muy poca estabilidad con sus piernas. — ¿Cómo eso? — Preguntó al ver el error que estaba cometiendo y bajó su vista relajando sus hombros cuando escuchó acerca de la práctica. Algo que hizo que su ceño se frunciera al igual que sus labios. No le gustaba como se oía y mucho menos al ver las expresiones faciales de alguien que conocía a la perfección.
— ¿Algo apoderarse de ti? Dios, hace que me den ganas de golpearte ahora mismo — Sonó como una broma pero en realidad no lo era, sólo estaba siendo suave para que no sintiera como eso le había llegado directamente en su interior. No espero demasiado y antes que le diera la orden de lanzar un golpe, lo hizo con su mano derecha contra su pecho, luego con la izquierda, intentando no enredarse con sus movimientos. De todas maneras todas le rebotaban contra sus guantes.
— Pero las marcas quedan, ya tienes bastantes — Le recordaba dejando esta vez un golpe un poco torpe pero con mucha más fuerza.
Se mantuvo sereno ante la reacción de la chica sobre lo que había dicho hace unos minutos. Si bien no estaba cómodo con meter ese tipo de temas, sabía que era lo único que podía funcionar para que la chica respondiera, y así lo hizo. Reaccionó con tranquilidad a los primeros golpes, dándose cuenta cómo iban subiendo en intensidad.
-Es la idea. Viviendo en este tipo de mundo, es normal que cosas así puedan pasar. –dijo entre pausas, ya que al estar en movimiento, su respiración no podía ser completa- Y sí, las marcas quedan, y eso ayuda a no cometer los mismos errores que te hicieron ganar las marcas –añadió. Retrocedió unos pasos, sin perder la postura y luego de unos segundos, movió su brazo, haciendo creer que estaba lanzando un golpe. Si bien no iba con fuerza, quería que pareciera lo más real posible para que la chica lograra responder y bloquear el golpe, algo que hizo sin problemas – Muy bien, -asintió levemente e hizo aquel movimiento un par de veces más.
-Vas bien, no te preocupes –dijo cuándo notó su expresión de confusión nuevamente. – Ahora, puedes practicar con completa libertad los golpes, -comentó señalando el saco que colgaba del techo. ¿Te animas? Además de entrenar, sirve para el estrés –bromeó mientras caminaba al saco-
Frunció notoriamente el ceño, dejando que los golpes fueran cada vez más marcados en sus puños. Trataba de aceptar lo que iba diciendo, era un pensamiento que había escuchado en varias personas del centro aquel comentario y uno típico de un cazador.
— Lo sé, pero de esa manera… — Decía dando un golpe con su puño derecho con mucho más esfuerzo, uno que se notaba en su respiración y en el tono de su voz. — Estás llegando directamente adonde más me afecta — Susurraba o intentaba hacerlo pero era más exclamativo que susurros.
Mantuvo su mirada fija en el cuerpo del chico, específicamente sus brazos y la clase de movimientos que realizaba, consiguiendo poder esquivarlos aunque sabía que eran las más sencillas que le realizaba. Mantenía de esa forma la motivación que iba aumentando al saber que podía realizar los ejercicios.
Miró el saco e hizo un gesto de preocupación de hacerlo mal, además de golpearse, pero era algo que no iba a asumir en voz alta. Caminó dándose el tiempo necesario pero era para tener fuerza de voluntad y le sonrió cuando le miró a los ojos.
— ¿Por qué no tenemos una en casa? Aquí, así no sales tan temprano a practicar — Le decía, intentando alargar el momento. Le dio un ligero puñetazo que hizo que sintiera lo duro que era.
Al llegar al saco, se mantuvo a unos pasos y sólo se limitó a observar el comportamiento de la chica. La conocía lo suficiente para saber que a ese punto ya debería estar cansada, por lo que se prometió que ese ejercicio sería más liviano que el anterior. Cuando escuchó su pregunta, no pudo evitar soltar una pequeña risa.
-Porque nuestra casa no es gimnasio, -bromeó mientras observaba como daba los golpes- además, si te comienza a gustar esto de la defensa, te puedes volver adicta. Se libera demasiado estrés con esto, -asintió levemente y se acercó para ponerse detrás del saco para dejarlo inmóvil con sus manos-
-Okey, creo que lo de hoy estuvo bien, sólo tienes que acostumbrarte, por lo que es completamente normal que te duelan los brazos en un par de horas. Ya sabes cómo es eso, -dijo, recordando que debido a la profesión de la chica, ella sabía mucho más que él en ese sentido- Así que, para terminar, quiero que des golpes seguidos. Uno tras otro, con toda tu fuerza y con la postura que practicamos, -sentenció, esperando que la chica hiciera lo que le decía, para completar la primera clase de entrenamiento-
La sonrisa de la chica se apagó a tal punto que una línea muy recta se formó en sus labios. Sabía que no era un gimnasio pero tenía una idea muy diferente a lo que era armar algo pequeño pero no lo dijo, no iba a dar explicaciones que a fin de cuentas era mucho más trabajo del que ya tenían. Al contrario, siguió respondiendo con golpes más marcados en sus puños, pero de igual manera sus músculos se encontraban fatigados y lo estaba sintiendo. El golpe con el saco era más difícil de lo que había imaginado.
—  Está bien, entiendo a qué vas — Respondió de inmediato y se concentró en mirar los guantes y luego el saco para saber dónde exactamente golpear. De igual manera estaba atenta en escuchar todo lo que le iba diciendo, porque le importaba.
—   No siento que pueda volverme adicta, tengo muchas adicciones en mi vida y sumar otra más… no creo que las 24 horas me alcancen para todas — Bromeó mostrando una amplia sonrisa y detuvo sus golpes cuando le dijo. Sintió un tirón desde su hombro pero sabía que podía ser porque no estaba acostumbrada a hacer ejercicios, ni siquiera en ir a correr.
— Lo sé, creo que apenas voy a tomar los informes sin que me duela — Arrugó su frente e hizo pequeños movimientos con sus brazos para dejar de sentir el tirón. Abrió sus ojos cuando le dio la última tarea, sin poder esconder lo sorprendida que estaba con aquello.
Sin decirle nada se puso frente al saco, puso un pie delante del otro y con sus puños dio dos golpes seguidos, uno tras otro lo más rápido que pudo y con toda la fuerza que tenía. Se veían débiles pero era por la poca costumbre, pero al menos creía que había coordinado sus manos con sus pies como lo había dicho.
- Si nos pudimos dar estos minutos, imagina con uno en la habitación, -bromeó mientras mantenía el saco inmóvil. Se mantuvo en silencio por los siguientes minutos, ya que si bien se trataba de lo último que tenía en la agenda ese día para el entrenamiento de la chica, quería que se mantuviera así por un rato para que se acostumbrara al ritmo, y así, eventualmente, golpear con más rapidez.
-No olvides enderezar la espalda –comentó al notar que se había descuidado unos segundos de eso, por lo que debía hacerle notar, por más mínimo que fuera el error. – Creo que ya está bien, -dijo al cabo de unos minutos para que se detuviera, y así poder dejar de sostener el saco. - ¿Hay algo más que te gustaría aprender? ¿O alguna duda que tengas sobre lo que te dije? Me tienes que decir si hay algo, porque en las próximas daré por sentado que está aprendido y no quiero tomarte por sorpresa con algo, -frunció levemente el ceño, esperando con atención su respuesta.-
La chica asintió de inmediato ante las indicaciones que le daba e hizo una mueca pensando que podía preguntarle pero no se le ocurría nada.
— ¿Puedo preguntarte durante el día? Siempre suelo como absorber todo con el paso de las horas y con presión, no pensaré objetivamente y no quiero inventarte nada para dejarte tranquilo — Le decía articulando muy lento y haciéndole entender que de verdad había entendido, al menos las instrucciones básicas.
— Necesito hablar contigo de algo, más bien, hacerte una consulta. Me gustaría saber tu opinión porque esto nos compete a los dos y nuestra familia — Le decía caminando hacia donde había dejado el bolso para poder sacar dos toallas pequeñas, una que le ofreció al chico, aunque sabía muy bien que de seguro tenía la propia.
— Pero, no opines creyendo que es lo que quiero. No hagas eso, porque me harás sentir peor y no es algo que esté cien por ciento confirmado ni es algo que profundamente deseo. Sólo es una oportunidad — Mencionó aclarando de inmediato para que no sacara sus propias conclusiones que ella había organizado todo.
A medida que iba escuchando su respuesta sobre el entrenamiento, asintió con seguridad. – Sí, por supuesto. Puedes preguntarme o decirme cualquier cosa en cualquier momento. Es una ventaja de que tu entrenador sea tu esposo, -bromeó, soltando una pequeña risa. Continuó escuchándola con atención, y caminó junto a ella, recibiendo la toalla que le entregaba.
-¿Qué es? –preguntó con el ceño fruncido, pero no por estar enojado, sino porque con todo lo que la chica estaba diciendo, lo había confundido. Dejó la toalla en la banca, y se tomó unos segundos para sacarse los guantes de boxeo que traía puesto. Se limpió el rostro y tomó asiento en la banca, alzando su vista para prestar atención a lo que la chica quería decir. –
Quiso reír ante la broma que hacía pero luego de ver lo tenso que se había puesto por el tema que había sacado, prefirió no hacerlo. Dejó los guantes arriba de la banca, pasó la toalla por su cuello y luego lo dejó encima mientras pensaba que decir. Lo sabía pero no quería agrandar algo que no era demasiado.
— He recibido una oferta para trabajar en Chicago. Al parecer creen que no estoy ejerciendo porque ya sabes, no debo estar en ningún registro de algún centro médico en general y saben que vivo por acá — Le decía muy tranquila, su postura era muy relajada cuando lo miraba a sus ojos.
— Quieren contratarme — Soltó de inmediato. — Les dije que no, que se lo agradecía pero, quieren que vaya al menos a una reunión para que los escuche. Sin compromisos — Dijo bajando su mirada para escuchar lo que realmente opinaba.
Prestó atención a lo que estaba diciendo, y trató de tener cuidado con las expresiones de su cara, ya que no quería que malinterpretara alguna que pudiera salir de su rostro. Se mantuvo en silencio y cuando terminó de hablar, se tomó unos segundos y alzó ambas cejas. – Eso es muy importante, -dijo con un tono tranquilo, ya que sabía que cualquier reacción podía generar que la chica lo mal entendiera.
-¿Y qué piensas sobre eso? Digo, sabes que cualquier cosa que decidas te apoyaré. No estamos atados a este lugar, y si crees que sería buena idea o quieres cambiar de aire, nos las arreglaremos. –asintió mirándola a los ojos, ya que no quería que desechara la idea sólo por sentir algún tipo de compromiso con el lugar. Quería que escogiera lo que le gustara.
— Hey, no — Respondió con una sonrisa en su rostro y se agachó para tomar sus manos, algo que quería hacer hace mucho rato. — Quiero seguir trabajando en el Centro, hay muchas cosas que aún no sé y otras en que aún estoy aprendiendo a hacer pero no es lo que de verdad había estudiado y por lo cual arriesgué y perdí tanto — Susurró recordando cuando lo había perdido.
— Nuestra vida también está en Chicago, está nuestra casa y la vida “normal” de un fin de semana. Al menos quiero ir para ver que me ofrecen y si es muchas horas lo rechazo, tengo la opción de hacerlo — Le respondió esta vez sentándose a su lado. — Sólo quiero y me es importante tu opinión. Tú solo dices lo que le hace feliz y no quiero eso — Le criticó pero sin enojarse.
Apretó levemente su mano cuando ella lo hizo y asintió a medida que iba hablando. – Lo sé, pero yo sólo quiero que estés cómoda y que hagas lo que te gusta hacer. Si me dices que es en CAS, bien, si me dices que es en Chicago, también está bien. Nuestra vida también está allá, e independiente donde estemos, nos podemos arreglar –dijo mirándola fijamente.-
-Creo que sí, debes ir a la reunión para que al menos veas lo que están ofreciendo, y en base a eso, tomar la decisión. Pero no digo siempre las cosas sólo para hacer feliz a los demás. Es cómo me siento respecto a lo que me estás contando. Creo que es genial que te estén ofreciendo un lugar, porque saben que eres buena en lo que haces –asintió y le sonrió, para que no pensara que estaba enfadado o algo-
— Me siento muy cómoda aquí. No cambiaría por nada la vida que estamos llevando ahora — Puso su mano en su mejilla y cuando le sonrió, sonrió de la misma manera.
— Quiero ser parte de aquí. No te lo conté para decirte que dejaré esto porque no lo haré. Estamos con Owen haciendo investigaciones y estamos muy motivados con eso — Le explicaba asintiendo a ir a la reunión.
— Sólo digo, que si me dan la opción de ir un sábado como médico externa, ¿Te molestaría? Es mínima la posibilidad pero, tal vez pueda suceder y quería que lo supieras. No puedo hacer nada sin que no lo sepas — Se encogió de hombros muy levemente.
La miró con atención y sonrió cuando hizo la pregunta. – Para nada, siempre y cuando estés cómoda. Puedes ir y con los niños te podemos ir a buscar cuando acabe el turno para luego pasar el resto del fin de semana en la casa de allá. Después de todo, hace tiempo que no vamos -hizo una mueca con gracia y apretó levemente su mano para hacerle cariño con la yema de su dedo.
-Siempre contarás con mi apoyo, e independiente de lo que sea, te seguiré. De la misma forma como tú lo has hecho conmigo. Yo sólo quiero verte feliz, y si se presenta esta oportunidad y es lo que deseas, entonces yo soy feliz, ¿si? –dijo, para luego darle un cálido beso-
— ¿Te das cuenta como te conozco? — Sonrió de oreja a oreja y lo miró a sus ojos fijamente. Se quedó unos segundos mirándolo antes de contestar.
— Sabía muy bien que me lo ibas a decir. Siempre has estado apoyándome y no quiero decir un gracias porque sé que es porque me amas — Le decía arrugando su frente notoriamente.
— Y lo hago para no obligarte a reducir tus horas tampoco. Ganas y yo gano. — Bromeó solo para hacerlo sonreír. Acercó su rostro y besó sus labios tiernamente.
Cuando escuchó lo que le decía, no pudo evitar soltar una pequeña risa. – Bueno, si eres capáz de notar mi estado de ánimo a través de un chat, no me sorprende que supieras lo que te iba a decir, -negó levemente, ya que no podía creer todo lo que se conocían.
-Sí, no lo digas. No es un trabajo, siempre lo digo, -asintió, ya que esa era una de las cosas que siempre le había dicho a la chica.-
-No te preocupes por eso, hemos pasado por cosas peores. Creo que podemos con un trabajo, -sonrió y le respondió el beso de la misma manera- ¿Cuándo irás a la reunión? –preguntó una vez que se separó-
— Entonces, ¿Esta conversación estuvo de más? — Bromeó levantando una ceja mientras reía. — Es lo que te dije al principio, “no digas” y lo hiciste. No sé porque me sigo sorprendiendo, siempre sucede — Asentía apoyando su mano en su hombro y se calló para poder responderle. — El lunes a primera hora. No, mentira — Dijo al volver a recordar. — Al medio día, tengo que responder el correo para confirmar — Dijo de inmediato.
-No, independiente que sepas mis respuestas, me gusta saber lo que pasa en tu vida profesional, -sonrió y asintió cuando le confirmaba la hora. -¿Quieres que te acompañe? Aún hay muchos alumnos de viaje y no tengo nada para ese día. Podemos llevar a los niños o le pedimos a tu hermana que los cuide, -la miró, atento a lo que decía-
-Si comienzas a trabajar en Chicago, tendremos que organizar todo un horario para poder entrenar, porque si no terminarás muy cansada –bromeó al recordar lo que habían estado haciendo allí en primer lugar-
La chica se levantó para guardar sus cosas. A pesar de que en el lugar no llegaba todo el frío que hacia afuera, se puso una camiseta para no enfriarse. Enfermarse conllevaba muchas cosas que tenía unión a sus pequeños.
— Llamaré a mi hermana. Que venga una hora antes y de esa manera no lo llevamos al Hospital. Probablemente puedan agarrar cualquier cosa y no quiero eso — Le dijo cerrando el bolso y le sonrió.
— Podemos ir a almorzar juntos, en Chicago hay buenos lugares y nos debemos algo así. No es por presionar …. —Dijo con una notoria sonrisa.
Se quedó sentado por unos segundos mientras escuchaba su respuesta y asintió. – Si, es cierto. Es mejor que tu hermana venga y así podemos ir más tranquilos. Sin estar pendientes de parar a cada rato o si hay que cambiar un pañal. Cosas así, -bromeó, parándose para comenzar a ordenar sus cosas también.
-Sé que hace tiempo que no salimos juntos, así que buscaré que lugar es bueno en Chicago e iremos. Yo me encargo del almuerzo, ¿si? –dijo mientras sacaba su polerón del bolso para ponérselo-
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