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"Las cárceles y las morgues están llenas de payasetes blandengues que pensaban que llevar un arma de fuego obligaría a los demás a tomarles enserio.".

La vida sexual de las gemelas siamesas - Irvine Welsh

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Yo, como en todas las cosas, me las arreglo. No es que sepa hacer algo pero tengo mi propia forma de no saber hacerlo, un estilo inconfundible que convierte en arte la torpeza: eso es suficiente a menos que te topes con un experto. Por fortuna para mí el mundo está repleto de gente insatisfecha y nimía.

Erase una vez el amor pero tuve que matarlo. Efraim Medina Reyes.

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ella era blanda como un flan y terminó casándose con otro flan y tuvieron flancitos.

Érase una vez el amor pero tuve que matarlo, Efraim Medina Reyes

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Ya no digo mentiras porque perdí la imaginación pero no hay nada que sea confiable en mis verdades

Érase una vez el amor pero tuve que matarlo, Efraim Medina Reyes

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Tu eres mio, yo soy tuya; puedes estar seguro, estás encerrado en mi corazón y han tirado la llave; debes quedarte dentro de el para siempre.

La gárgola, Andrew Davidson. Maestro Eckhart.

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Te odio y te amo

Me extraña el hecho de que me cueste mas aceptar que te amo.

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Anda donde un médico -Decía el señor Lozano-. Debe haber algún tratamiento, inyecciones, algo, tanta brutalidad debe poder curarse

Conversación en la catedral, Mario Vargas Llosa

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Todo el mundo está cansado, lo que pasa es que algunos aprenden a actuar como si no lo estuvieran.

Demasiada felicidad, Alice Munro.

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Entre la Maga y yo crece un cañaveral de palabras, apenas nos separan unas horas y unas cuadras y ya mi pena se llama pena, mi amor se llama amor. Cada vez iré sintiendo menos y recordando mas, pero qué es el recuerdo sino el idioma de los sentimientos.

Rayuela Cap. 21, Julio Cortazar.

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Después de todo, pensándolo bien, es agradable que alguien se tome la molestia de molestarte todos los días y no una sola vez, sino tres. Hace falta constancia, puntualidad, atención: Sobre todo hace falta que ese alguien, tanto si te detesta como si te odia o quiere destrozarte los nervios por otras razones, te tenga todo el día metida en la cabeza. Ser una idea fija en la mente de otro se parece bastante a ser amado

La suerte de la fea, Carmen Covito

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Antes de que Julieta contara dieciséis, había reconciliado a dos casas enemigas. Y Nana había pasado por todos los bares de París con borrachos y  vagabundos. La cara de Helena, según dicen, echo al agua a un buen número de naves. Salomé sólo tuvo que despojarse de siete velos. La belleza de Ester salvó a su pueblo. La hazaña de María se alaba desde cada campanario. La esposa pastora de Luis hizo que una nación se sublevara. Pero aquí estoy yo, cumplidos los dieciséis, y el mundo sigue muy tranquilo

Miedo a volar, Erica Jong.

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Escribí una novela porque tenia ganas. Creo que es una razón suficiente para ponerse a contar. (tenía ganas de envenenar a un monje)

Umberto Eco

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Simón solo quiere matar el tiempo ¿O es el tiempo lo que lo mata a uno?

Cortos, Alberto Fuguet

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Tantas cosas que uno hace por miedo y cuando dejas de tener miedo, ya no tienes cosas que hacer.

Cortos, Alberto Fuguet

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Florencia me dijo alguna vez que yo era un creyente al que solo le faltaba fe. Nunca nadie me había dicho algo tan bonito. ¿Cómo no la iba a querer?¿Pero eso era querer?

Cortos, Alberto Fuguet.

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Yo prefiero soñar cuando estoy despierta, pero no se lo dije porque sonaría como que estoy  loca

Oscuridad blanca, Geraldine Mccaughrean.

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Vengo de una raza notable por la fuerza de la imaginación y el ardor de las pasiones, los hombres me han llamado loco. Lo cierto es que aquellos que sueñan de día conocen muchas cosas que escapan a los que sueñan solo de noche. Diremos pues que estoy loco. Concedo por lo menos que hay dos estados distintos en mi existencia mental: el estado de la razón lúcida que no puede discutirse y que pertenece a la memoria de los sucesos de la primera época de mi vida, y un estado de sombra y duda que pertenece al presente y a los recuerdos que forman la segunda era de mi existencia. Lo que pasa es que soy muy feliz en la duda y en la sombra

Angelitos empantanados, Andrés Caicedo.