La música recita poesía: las flores de las melodías acarician nuestra sensibilidad.
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Bodas Fígaro
La intención de Susana es confundir con sus palabras a Fígaro que la observa escondido detrás de un arbusto. En el recitativo que sirve de introducción al aria, Susana olvidará su primera intención dejándose llevar por la belleza de la música y el encanto del espacio donde se encuentra y dedicará sus palabras, en cuerpo y alma, a su amado Fígaro. Este singular olvido de Susana en su aria del cuarto acto, lo describe Paumgartner en su biografía sobre Mozart como: " Uno de los momentos más geniales de la literatura musical de todos los tiempos ". La magia que cautiva a Susana en esta escena cautivará al público que la escucha.
(vía Library - Diigo)
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Wagner se pasó toda su vida repitiendo una frase: ¡que su música no significaba sólo música! ¡Sino más! ¡Infinitamente más!... "No sólo música": así no habla ningún músico. (...) "La música nunca es más que un medio": ésa fue su teoría, (...) durante toda su vida fue el comentador de la "Idea". (...) se inventó un estilo que "significa lo infinito"; se convirtió en el heredero de Hegel... la música como "Idea". (El caso Wagner, 10
Wagnermaníacos
http://philoarte.blogspot.pe/2009/01/wagnermanacos.html
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Library - Diigo
RC - Artículos - En busca del principio. Das Rheingold, Die Walküre, de Richard Wagner en el Palau de Les Arts - Página 1 1 www.revistasculturales.com+ tag «El drama no se podía alimentar espiritualmente (de la música), no podía vivir musicalmente de sus recuerdos y no podía alcanzar los máximos y más conmovedores triunfos de la nueva técnica de tejido y asociación temáticos, si esta música primigenia no había sonado alguna vez de hecho y en conjunción actual con el momento dramático»
http://www.revistasculturales.com/articulos/22/nueva-revista-de-politica-cultura-y-arte/765/1/en-busca-del-principio-das-rheingold-die-walkure-de-richard-wagner-en-el-palau-de-les-arts.htmlLibrary - Diigo)
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Entrevista a Daniel Barenboim
Una cadena de noticias realizó hace poco una entrevista al pianista y director del orquesta Daniel Barenboim la cual ofrecemos por primera vez al público hipano parlante mediante una traducción propia de PianoRed. Pregunta: ¿Qué es lo que hace a un gran director de orquesta? Barenboim: Creo que necesitaría 24 horas para explicar esto. Es una pregunta bastante compleja. Ser un destacado director requiere un montón de conocimientos sobre la esencia de la música, requiere conocimiento del sonido fenomenológico y su funcionamiento. Requiere la habilidad de hacer que la gente quiera interpretar, requiere la habilidad de animar la orquesta, de enseñar, de liderar, y al mismo tiempo, de aprender qué es lo que quieres oír de los buenos instrumentistas en la orquesta. En cada orquesta hay alguien que siempre te muestra algo en lo que no habías pensado hasta entonces. Por lo que es un modo de vida muy complejo, pero hermoso en verdad. Pregunta: ¿Es la suya, como director de orquesta, una posición de poder? Barenboim: No, no lo es. El director decide sobre la orquesta, los tiempos, la música, etc. Pero cuando la orquesta toca y ya sea que está poco dispuesta o incapaz de tocar como el director lo desea, él es totalmente ineficaz. Y como suele hacerlo frecuentemente, la ineficacia hace creer a las personas que son muy poderosas. Y es por eso que los egos de los directores son tan famosos. Pregunta: ¿Qué fue lo que impulsó la transición entre el piano y la dirección orquestal? Barenboim: Yo siempre quise dirigir. Comencé con las clases de dirección por primera vez, a los 11 años. El piano, si se quiere, es un instrumento mucho menos interesante a primera vista que otros instrumentos. Con el violín, por ejemplo, tienes que aprender a encontrar cada nota, cómo sostener el instrumento, como tomar el arco, el vibratto. Todo esto—las primeras etapas—no son sólo más sofisticadas, sino que inmediatamente encontrarás que el sonido del instrumento es muy especial y particular. El piano—con cualquier objeto con el cual hagas presión sobre la tecla—produce un sonido, y por lo tanto, dicho sonido es más neutral. En realidad, el piano, en sus primeras etapas, es un instrumento poco interesante y poco complejo. Este instrumento, se vuelve interesante cuando eres capaz de imaginar sonoridades y cuando puedes dibujarlas en el piano, lo cual significa que, de un modo, estás orquestando. No tienes que pensar:“voy a tocar esta frase como un oboe, o como un violín o trompeta”, pero de hecho, esto es lo que todos los grandes pianistas han hecho siempre, sentir la orquestación en el piano. La acción de imaginar sonoridades orquestales en el piano es una condición para hacer que la ejecución de este instrumento sea interesante y a mi me enseñaron eso mismo. Por lo tanto, cuando estábamos en Salzburgo la primera vez, cuando tenía 9 años, era muy curioso y fui a escuchar, a mirar una clase de dirección. De repente, me di cuenta del hecho que esos eran los instrumentos reales que intenté imaginar y que cuanto más oía la orquesta, tanto más fértil se volvía mi imaginación. Y fue por eso que quise ser director. Pregunta: ¿Qué influencia tuvo el pianista polaco Arthur Rubinstein en su carrera? Barenboim: Mis padres conocían a Rubinstein antes que yo naciera. Se encontraron cuando mi madre estaba embarazada de mí, y también cuando comencé a tocar el piano, era casi natural que se pusieran en contacto y que tocara para él, lo cual yo hacía. Y luego, yo quería ir y tocar para él regularmente. El nunca me enseñó, el no me enseñaba pero siempre le gustó mantener un ojo en mi desarrollo y por eso solía ir y tocar para él con asiduidad. Rubinstein también me ayudó en un modo práctico. Me introdujo con la gente que organizaba sus conciertos en América y Europa para que también pudieran ayudarme a comenzar mi carrera. Y cuando comencé a dirigir, el primer concierto que dirigí con una gran orquesta fue uno de Mozart, en Londres, con la Orquesta Filarmónica y él escuchó sobre eso. Y luego me preguntó si quería dirigir para él. Así que, de hecho, Arthur Rubinstein fue mi primer solista. Pregunta: ¿Es verdad que Rubinstein le convidó su primer cigarrillo? Barenboim: El me dio mi primer concierto como director, me dio mi primer introducción a todo, me dio mi primer cigarrillo y me dio mi primer vodka. Barenboim Pregunta: ¿Cuáles fueron los eventos que moldearon su carrera? Barenboim: Ha sido un tipo de evento evolutivo. Fui de una cosa a la otra. Algunas cosas salían mejor que otras, pero nunca gané una competencia ni tuve un éxito repentino o nunca tuve un éxito repentino—o por lo menos un fracaso repentino—en el cual, finalmente, en retrospectiva, creo que es mucho más saludable. Pregunta: ¿Cómo ha impactado en su vida, el fallecimiento de su esposa Jacqueline Du Pre? Barenboim: Ella era extraordinariamente talentosa. Nunca he conocido a alguien con tal grado de talento natural. La música manaba de sus poros, de donde sea. Ella me regaló la riqueza de un instrumento de cuerdas, de los diferentes tipos de sonidos. Enfocado en el piano, obviamente, esto era para mí algo completamente nuevo. (NT: Aquí puede verse una versión de La Trucha de Schubert con ambos músicos). Ella me mostró una nueva dimensión—en términos de sonido—y tengo que decir, in términos de intensidad musical. Era extraordinariamente intensa, ella era una de las pocas personas que se volvían absolutamente una con su instrumento. Uno nunca sentía que ella tocaba el chelo, era como parte de ella. El chelo se volvió parte de ella, y ella se volvió parte del chelo y ese es el por qué había una franqueza de intensidad con la cual ella tocaba, la cual dejaba atónito a cualquiera que la escuchase. Y eso era, por supuesto, inspiración única. Pregunta: ¿Cómo divide su tiempo? ¿Cómo suele ser un año típico para usted? Barenboim: La mayor parte del tiempo la paso buscando la hora número 25 del día, el noveno día de la semana, el 32do día del mes, y el 367, 370 o 380 día del año, porque siento que tengo una vida muy rica. He acumulado tantas experiencias, pero tantas, que quiero ser capaz de realizar muchas cosas. Este es el por qué he renunciado a la mayoría de mis posiciones. Soy conductor de por vida del Staatskapelle en Berlín, lo cual me llena de una inmensa alegría porque me siento absolutamente uno con ellos. Cuando tocamos, tengo un sentimiento de que juntos, logramos crear un pulmón colectivo para la orquesta entera, por el cual, todo el escenario respira la música del mismo modo. Pero esto no es una posición administrativa. También soy director musical de ésta casa de ópera, el Staatsoper de Berlín. Y esto es. Básicamente, estoy tratando de limpiar mi vida de deberes administrativos. Esto es, también una de las primeras razones por las cuales, de muchas maneras, con gran pesar, renuncié a la Sinfónica de Chicago, la cual es la orquesta más fantástica, pero estaba muy ligada a los trabajos administrativos que realmente siento que no valen la pena. Hago esto, toco el piano y la cosa más importante que hago, para mí, es la West-Eastern Divan orchestra. Se convirtió en el proyecto más importante para mí, como también lo fue para Edward Said. Y todo lo que se relacione con eso, el programa de educación musical (West Bank) es también muy importante ya que junta todo lo que es realmente importante para mí. Pregunta: ¿Se siente malinterpretado cuando es descripto en la prensa? Barenboim: Cuando toqué mi primer concierto con una orquesta, sucedió en Berlín, y tenía ocho años. Toqué Mozart y había dos diarios igualmente importantes en Buenos Aires durante ese tiempo. Uno era llamado “La Prensa” y el otro “La Nación”. Y uno de ellos escribió que era el más grande genio musical que llegó al mundo desde Mozart. Y el otro escribió que era un crimen permitirle a un niño de ocho años tocar un concierto con una orquesta en público, especialmente cuando el niño carecía totalmente del talento necesario. Estas fueron críticas del mismo concierto. Gracias a ello, aprendí desde muy temprano que uno tiene que confiar en la propia opinión y no en los juicios de los otros. Fuente: www.pianored.com
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Entrevista a Daniel Barenboim
Una cadena de noticias realizó hace poco una entrevista al pianista y director del orquesta Daniel Barenboim la cual ofrecemos por primera vez al público hipano parlante mediante una traducción propia de PianoRed.
Pregunta: ¿Qué es lo que hace a un gran director de orquesta? Barenboim: Creo que necesitaría 24 horas para explicar esto. Es una pregunta bastante compleja. Ser un destacado director requiere un montón de conocimientos sobre la esencia de la música, requiere conocimiento del sonido fenomenológico y su funcionamiento. Requiere la habilidad de hacer que la gente quiera interpretar, requiere la habilidad de animar la orquesta, de enseñar, de liderar, y al mismo tiempo, de aprender qué es lo que quieres oír de los buenos instrumentistas en la orquesta. En cada orquesta hay alguien que siempre te muestra algo en lo que no habías pensado hasta entonces. Por lo que es un modo de vida muy complejo, pero hermoso en verdad.
Pregunta: ¿Es la suya, como director de orquesta, una posición de poder?
Barenboim: No, no lo es. El director decide sobre la orquesta, los tiempos, la música, etc. Pero cuando la orquesta toca y ya sea que está poco dispuesta o incapaz de tocar como el director lo desea, él es totalmente ineficaz. Y como suele hacerlo frecuentemente, la ineficacia hace creer a las personas que son muy poderosas. Y es por eso que los egos de los directores son tan famosos.
Pregunta: ¿Qué fue lo que impulsó la transición entre el piano y la dirección orquestal? Barenboim: Yo siempre quise dirigir. Comencé con las clases de dirección por primera vez, a los 11 años. El piano, si se quiere, es un instrumento mucho menos interesante a primera vista que otros instrumentos. Con el violín, por ejemplo, tienes que aprender a encontrar cada nota, cómo sostener el instrumento, como tomar el arco, el vibratto. Todo esto—las primeras etapas—no son sólo más sofisticadas, sino que inmediatamente encontrarás que el sonido del instrumento es muy especial y particular.
El piano—con cualquier objeto con el cual hagas presión sobre la tecla—produce un sonido, y por lo tanto, dicho sonido es más neutral. En realidad, el piano, en sus primeras etapas, es un instrumento poco interesante y poco complejo. Este instrumento, se vuelve interesante cuando eres capaz de imaginar sonoridades y cuando puedes dibujarlas en el piano, lo cual significa que, de un modo, estás orquestando. No tienes que pensar:“voy a tocar esta frase como un oboe, o como un violín o trompeta”, pero de hecho, esto es lo que todos los grandes pianistas han hecho siempre, sentir la orquestación en el piano. La acción de imaginar sonoridades orquestales en el piano es una condición para hacer que la ejecución de este instrumento sea interesante y a mi me enseñaron eso mismo. Por lo tanto, cuando estábamos en Salzburgo la primera vez, cuando tenía 9 años, era muy curioso y fui a escuchar, a mirar una clase de dirección. De repente, me di cuenta del hecho que esos eran los instrumentos reales que intenté imaginar y que cuanto más oía la orquesta, tanto más fértil se volvía mi imaginación. Y fue por eso que quise ser director.
Pregunta: ¿Qué influencia tuvo el pianista polaco Arthur Rubinstein en su carrera? Barenboim: Mis padres conocían a Rubinstein antes que yo naciera. Se encontraron cuando mi madre estaba embarazada de mí, y también cuando comencé a tocar el piano, era casi natural que se pusieran en contacto y que tocara para él, lo cual yo hacía. Y luego, yo quería ir y tocar para él regularmente. El nunca me enseñó, el no me enseñaba pero siempre le gustó mantener un ojo en mi desarrollo y por eso solía ir y tocar para él con asiduidad.
Rubinstein también me ayudó en un modo práctico. Me introdujo con la gente que organizaba sus conciertos en América y Europa para que también pudieran ayudarme a comenzar mi carrera. Y cuando comencé a dirigir, el primer concierto que dirigí con una gran orquesta fue uno de Mozart, en Londres, con la Orquesta Filarmónica y él escuchó sobre eso. Y luego me preguntó si quería dirigir para él. Así que, de hecho, Arthur Rubinstein fue mi primer solista.
Pregunta: ¿Es verdad que Rubinstein le convidó su primer cigarrillo? Barenboim: El me dio mi primer concierto como director, me dio mi primer introducción a todo, me dio mi primer cigarrillo y me dio mi primer vodka.
Pregunta: ¿Cuáles fueron los eventos que moldearon su carrera?
Barenboim: Ha sido un tipo de evento evolutivo. Fui de una cosa a la otra. Algunas cosas salían mejor que otras, pero nunca gané una competencia ni tuve un éxito repentino o nunca tuve un éxito repentino—o por lo menos un fracaso repentino—en el cual, finalmente, en retrospectiva, creo que es mucho más saludable.
Pregunta: ¿Cómo ha impactado en su vida, el fallecimiento de su esposa Jacqueline Du Pre? Barenboim: Ella era extraordinariamente talentosa. Nunca he conocido a alguien con tal grado de talento natural. La música manaba de sus poros, de donde sea. Ella me regaló la riqueza de un instrumento de cuerdas, de los diferentes tipos de sonidos. Enfocado en el piano, obviamente, esto era para mí algo completamente nuevo. (NT: Aquí puede verse una versión de La Trucha de Schubert con ambos músicos).
Ella me mostró una nueva dimensión—en términos de sonido—y tengo que decir, in términos de intensidad musical. Era extraordinariamente intensa, ella era una de las pocas personas que se volvían absolutamente una con su instrumento. Uno nunca sentía que ella tocaba el chelo, era como parte de ella. El chelo se volvió parte de ella, y ella se volvió parte del chelo y ese es el por qué había una franqueza de intensidad con la cual ella tocaba, la cual dejaba atónito a cualquiera que la escuchase. Y eso era, por supuesto, inspiración única.
Pregunta: ¿Cómo divide su tiempo? ¿Cómo suele ser un año típico para usted? Barenboim: La mayor parte del tiempo la paso buscando la hora número 25 del día, el noveno día de la semana, el 32do día del mes, y el 367, 370 o 380 día del año, porque siento que tengo una vida muy rica. He acumulado tantas experiencias, pero tantas, que quiero ser capaz de realizar muchas cosas. Este es el por qué he renunciado a la mayoría de mis posiciones. Soy conductor de por vida del Staatskapelle en Berlín, lo cual me llena de una inmensa alegría porque me siento absolutamente uno con ellos. Cuando tocamos, tengo un sentimiento de que juntos, logramos crear un pulmón colectivo para la orquesta entera, por el cual, todo el escenario respira la música del mismo modo. Pero esto no es una posición administrativa. También soy director musical de ésta casa de ópera, el Staatsoper de Berlín.
Y esto es. Básicamente, estoy tratando de limpiar mi vida de deberes administrativos. Esto es, también una de las primeras razones por las cuales, de muchas maneras, con gran pesar, renuncié a la Sinfónica de Chicago, la cual es la orquesta más fantástica, pero estaba muy ligada a los trabajos administrativos que realmente siento que no valen la pena. Hago esto, toco el piano y la cosa más importante que hago, para mí, es la West-Eastern Divan orchestra. Se convirtió en el proyecto más importante para mí, como también lo fue para Edward Said. Y todo lo que se relacione con eso, el programa de educación musical (West Bank) es también muy importante ya que junta todo lo que es realmente importante para mí.
Pregunta: ¿Se siente malinterpretado cuando es descripto en la prensa? Barenboim: Cuando toqué mi primer concierto con una orquesta, sucedió en Berlín, y tenía ocho años. Toqué Mozart y había dos diarios igualmente importantes en Buenos Aires durante ese tiempo. Uno era llamado “La Prensa” y el otro “La Nación”. Y uno de ellos escribió que era el más grande genio musical que llegó al mundo desde Mozart. Y el otro escribió que era un crimen permitirle a un niño de ocho años tocar un concierto con una orquesta en público, especialmente cuando el niño carecía totalmente del talento necesario. Estas fueron críticas del mismo concierto. Gracias a ello, aprendí desde muy temprano que uno tiene que confiar en la propia opinión y no en los juicios de los otros.
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Si estás conmigo
Una ternura existencial que recita esperanzada hacia los brazos de la persona que sabes que es la indicada para vivir, recitadas sencillamente suscitando las emociones más profundas del ser.
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(Bist du bei mir, autor: Gottfried Heinrich Stölzel)
Bist du bei mir, geh' ich mit Freuden zum Sterben und zu meiner Ruh'. Ach, wie vergnügt wär' so mein Ende, es drückten deine schönen Hände mir die getreuen Augen zu!
Si estás conmigo, entonces feliz iré a mi muerte y a mi descanso. Ah, que agradable sería mi final, si tus queridas y dulces manos cerrarán mis ojos fieles.

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