Tumgik
cambuzz-blog1 · 6 years
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Que sepa coser, bordar y luchar*
Mónica Basterrechea tenía sólo 9 años cuando pegó su primer botón. En ese momento, hacía poco tiempo sus padres habían migrado de Balcarce a Mar del Plata con 5 hijos, pero cuando se separaron, fue su mamá la que tuvo que hacerse cargo de todo. “Yo tenía intención de ayudarla  y había una modista cerca de casa que necesitaba una chica, y así arranqué en el mundo de la costura”, recuerda Mónica con voz alegre. Cuenta también que fue madre soltera muy joven y trabajó durante quince años en relación de dependencia en distintas fábricas textiles marplatenses, hasta que sus hijos mellizos repitieron de año en la escuela y eso empujó su decisión de trabajar como costurera desde su casa cosiendo a pedido para fábricas. “Al principio no es fácil: te pagan por prenda así que trabajas más horas que en una fábrica, no hay un precio fijo para todas entonces van con quien acepte cobrar menos plata y pueden estar como tres meses para aumentarte cinco pesos. Ves como todo aumentaba y tu trabajo no vale nada, tenés que hacer más cantidad de prendas y ni así llegás a un salario básico”, explica indignada.
La de Mónica es la realidad de la mayoría de las costureras y tiene que ver con que la mayor parte del trabajo textil tanto en Mar del Plata como en el resto del país se hace e hizo históricamente en condiciones de precarización y explotación laboral, dejando a las trabajadoras sin ningún tipo de protección social. “El 80% de la producción textil está en negro y esto viene de hace años, ya no es una cuestión de gobierno, es una cuestión de costumbre, de usar al otro como mano de obra barata para ganar un poco más”, relata convencida. Es por eso que Mónica, que sabe de dar pelea a la adversidad, decidió convocar a un grupo de costureras marplatenses “para ver si lo que le pasaba a una le pasaba a todas” y para buscar una forma de unir fuerzas para defender sus derechos como trabajadoras. ¿El resultado? Crearon el Sindicato Argentino de Trabajo a Domicilio Textil y Afines (S.A.T.aD), que arrancó con 200 afiliadas y hoy agrupa a 96 talleres en Mar del Plata y está en camino de abrir sedes en todo el país.
¿Cómo fue la puesta en marcha del sindicato?
En el 2015 nos juntamos en un café un grupo de mujeres costureras preocupadas que nos consultábamos por Facebook cuánto nos estaba pagando la confección de prendas la empresa o el fabricante. Ahí decidimos escribirle a un abogado que habíamos escuchado en un programa de radio para saber cómo podíamos hacer una unión de costureras o algo como para defendernos un poco de tanta precarización y de tan mal pago y bueno, llegamos a la Casa del Trabajador acá en Mar del Plata. Y ahí nos encontramos con que había una ley que regulaba nuestra actividad, la Ley 12713 de Trabajo a Domicilio, que yo no tenía idea que existía, que permite que las personas que trabajamos en nuestro domicilio como también las empresas que nos contratan se registren y esa relación laboral se formalice. Así que armamos el sindicato bajo esa ley y hoy en día desarrollamos actividades en la Casa del Trabajador que nos presta un lugar donde podemos funcionar, asesorar y hablar con las compañeras para que se puedan sumar a este sindicato.
¿Qué obstáculos enfrentaron cuando empezaron?
Todos. Primero la Cámara Textil te llama mentirosa. Dicen que no existen los talleres, y que en ese caso, es el Estado el que se tiene que hacer cargo de toda la gente que está “fuera de circuito”. Y yo le contesto que toda “esta gente que está fuera de circuito” trabaja para empresas y no para el Estado. Y los textiles saben muy bien lo que yo digo. El otro obstáculo es que como el Ministerio pasó los registros a la Ciudad de Buenos Aires, no tenemos donde registrarnos ni las costureras ni las fábricas de la provincia de Buenos Aires. El Ministerio de Trabajo tampoco influye en que eso se haga, no hay controles ni nada por el estilo. Y con la ley de trabajo a domicilio las costureras entraríamos en el registro de formalidad, te dan una libreta donde anotas la producción que te entra, los precios, los días de retiro, las condiciones de pago, los días que trabajaste para una empresa, etc. La ley se tiene que aplicar porque está vigente pero acá el Ministerio lo que contestó en una carta es que no están los instrumentos para poder aplicar la ley. A pesar de todo, acá en Mar del Plata logramos hacer un listado de precios que estamos defendiendo con todas las chicas y hacemos actividades para ir concientizando de que nuestro trabajo también vale.
¿Están en contacto con costureras de todo el país?
Sí, todo el tiempo. Nos comunicamos mucho a través de grupos de Whatsapp con las costureras del norte (Mendoza, Chaco, Formosa y San Juan), con las de Rosario, donde ya fuimos y dimos charlas, tienen un lugar donde funcionar y se están juntando. En Córdoba también hay un grupo y lo mismo en Buenos Aires. Recibimos muchas consultas porque hay gente que no se enteró que hay una ley de Trabajo de Domicilio, así que queremos tratar de llegar a todos los rincones para que todas las costureras conozcan sus derechos y no sean materia de uso por desconocer la ley.
Quién y cómo se hace tu ropa
La situación crítica de la industria textil preocupa y mucho. Según datos de la UIA, al final del segundo trimestre de 2017 y en comparación con ese período del 2016, la industria textil perdió 4129 puestos, la confección, 3925 y el sector de cuero y calzado, 4520. El Indec, por otro lado, estimó que la producción cayó 4,3% en 2016 y 6,7% en 2017. Esto se debe a la combinación de un mercado interno deprimido por la caída del poder adquisitivo de los salarios y la sostenida importación de prendas de vestir a muy bajo costo, fabricadas a gran escala y en condiciones de explotación en países asiáticos, que en 2017 creció en un 47%.
Esta situación tiene su correlato en Mar del Plata, según cuenta Basterrechea, ya que la industria compra telas, hilos, lanas y todos los insumos necesarios afuera del país: “Entre la materia prima barata y la mano de obra en negro, los únicos que ganan son los grandes empresarios, no hay otra forma de ganar más dinero”.  En este contexto, desde el sindicato creen que es necesario generar conciencia preguntándonos en qué condiciones es producida la ropa que usamos. “Nosotras le preguntamos a la gente cuánto paga por la ropa, porque nosotras cobramos miserias por hacérselas y eso llama mucho la atención”, explica Basterrechea. El problema es que ni siquiera al Estado parece importarle que la ropa que compra se produzca sin precarización laboral: “Tienen grandes licitaciones de ropa y en lugar de apostar a industria nacional compran, por ejemplo, ropa en Chile que fue fabricada en China, porque sale más barato. Acá en Mar del Plata, el municipio compró chalecos para agentes de tránsito a una empresa que hizo toda la producción en negro”, denuncia la costurera.
Cuando la informalidad pega doble
El sindicato fundado por Basterrechea agrupa en su mayoría a mujeres que trabajan en sus casas realizando trabajos mal remunerados y en negro relacionados con la industria textil, pero que también son las encargadas de los quehaceres del hogar y del cuidado de los niños, tareas no remuneradas. Y es que, en la Argentina, según datos del Indec, las mujeres hacen el doble de trabajo en casa que los hombres y no cobran: un total de 3 horas más por día. Por eso la jornada laboral de las costureras es doble y está doblemente precarizada. Además, los datos demuestran que las trabajadoras están expuestas a situaciones de vulnerabilidad incluso más severas que sus pares varones: por un lado, la informalidad laboral afecta más a las mujeres (36% contra 33%) y por otro, la brecha salarial de género, que según la Encuesta Permanente de Hogares, alcanzó en el 2017 hasta un 38.2% en el trabajo no registrado.
Según un estudio de Naciones Unidas publicado este año, la brecha salarial se debe a que en general las mujeres trabajan menos horas remuneradas o porque lo hacen en sectores peor pagos. Pero también hay otros factores como la desvalorización del trabajo de la mujer y las tareas sin remuneración que realiza en el hogar. En este sentido, Basterrechea señala que hay una desvalorización del trabajo de las costureras y lo vincula a prejuicios machistas: “Lo toman como algo natural de la mujer, que la mujer se encarga de su casa, de los chicos, de coser un botón, un ruedo. Las máquinas de coser estaban en todos los hogares y eran de las abuelas y las tías, se lo tomaba como algo natural y no como trabajo. Algunos piensan que te hacen un favor dándote trabajo, y no es un favor, estás haciéndole un trabajo. Entonces eso es lo que hay que volver a concientizar, que esto es un oficio que vale mucho”.
Si nuestro trabajo no vale, produzcan sin nosotras
Este 8 de marzo, como cada año, se conmemora el Día Internacional de la Mujer Trabajadora, y se va a producir el segundo Paro Internacional de Mujeres en Argentina y en otros 53 países. Alrededor de todo el mundo las mujeres paramos para demostrar que nuestros cuerpos valen y que sin nosotras no se produce. Ese día, las obreras textiles del Sindicato Argentino de Trabajo a Domicilio Textil y Afines van a dejar sus máquinas y sus talleres y van a salir a marchar, por ellas y por todas.
¿Por qué marchan las costureras el 8M?
Marchamos primero para reivindicar nuestros derechos. Revivimos la historia de las 123 trabajadoras textiles que murieron en el incendio de una fábrica de confección de camisas en Estados Unidos en 1911. Ahora pedimos que todos aquellos cursos que se den en el país no solo te enseñen a usar una máquina de coser, sino además que digan que a la hora de trabajar vos podés reclamar un derecho, como cualquier otro oficio. Que no tenés porqué trabajar en negro, que no tenés porque humillarte y trabajar por dos pesos. La idea de a poco es hacer una buena fuerza de la costurera para poder hablar de precios, de vacaciones, de lo que merecemos como obreras textiles. Y nos apropiamos ese lema, “si nuestro trabajo no vale que produzcan sin nosotras”. Habiendo trabajado y sostenido la industria textil de manera invisible, es hora que nos vean, de que esa Ley de Trabajo a Domicilio se empiece a cumplir. Por eso salimos el 8 de marzo las costureras de todo el país, vamos a marchar con nuestros chicos o con quien sea, y cada una se va a sumar a las marchas de sus ciudades identificadas con el cartel “Soy costurera, mi trabajo vale”.
*Nota publicada en la edición de Marzo 2018 de la revista Hecho en Buenos Aires.
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