Tumgik
carlosperezortiz · 2 years
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Qué hubiera pasado si...
Todos nos hemos hecho alguna vez esta pregunta: “¿Qué hubiera pasado si…?”
Si hubiéramos estudiado aquella carrera que nos apasionaba.
Si aquella relación hubiera salido bien.
Si hubiéramos aceptado aquella oferta de trabajo.
Preguntas importantes que seguramente nos atormentaron durante un rato pero seguimos con nuestra vida.
En “Número dos” David Foenkinos nos plantea un “qué hubiera pasado si” llevado al extremo. Tan extremo que impide llevar una vida normal al protagonista.
El argumento es original: Martin Hill, un chaval anónimo, se queda a las puertas de convertirse en el actor que interpretará el papel de Harry Potter en las películas de la saga. A partir de aquí, ese fracaso le persigue constantemente, hasta el punto de no poder tolerar la publicación de un nuevo libro o el estreno de una nueva película, recluyéndole en casa y optando por el mínimo contacto social. El problema es que ese fenómeno Harry Potter dura toda su adolescencia y juventud, marcándole profundamente, siempre con ese pensamiento sobre cómo hubiera sido su vida si fuera Harry Potter. Incluso lo que le pasa en la vida real le hace creer que está viviendo lo mismo que el Harry Potter de los libros.
Foenkinos escribe un libro ágil, con una historia muy original que también me ha permitido conocer cómo se gestó el fenómeno Harry Potter. Una lectura recomendable.
 Ficha Técnica
“Número dos”
David Foenkinos
Editorial Alfaguara  
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carlosperezortiz · 2 years
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Kennedyana: un feliz descubrimiento.
Hasta su muerte hace unas pocas semanas, nunca había oído hablar de Vicenç Pagès Jordà. Sus compañeros de profesión le dedicaron tantos elogios que mentalmente apunté su nombre para probarlo en un futuro. Ese futuro llegó apenas dos semanas después al encontrar su “Kennedyana” en una librería de Madrid. Fue una compra de impulso.
No sabía qué me encontraría, y pese a que la familia Kennedy siempre atrae la atención, me daba miedo que fuera un farragoso ensayo.
Pero no era así. En el AVE de vuelta a Barcelona empecé a leerlo y ahí ya me atrapó.
Si ya la historia de los Kennedy es atractiva, la forma de escribirla de Pagès Jordà la hace aún más. Salvando las distancias, su estilo me recuerda al de Carrère. Te explica la historia de un tercero, pero en realidad te habla de él mismo, como cuando explica la coincidencia del año de su nacimiento con el de la muerte de Kennedy.
Otra cosa que he agradecido en la lectura (y que incluso he considero como un guiño al lector) ha sido cuando vinculaba a su historia de los Kennedy cómo otros escritores, cineastas o guionistas habían visto esos mismos hechos en diferentes épocas.
El autor ha escrito su obra pensando en el lector del s.XXI, habituado a las series de Netflix y demás. Su voluntad de explicar la vida de esa familia como si fuera parte de la obra de un Guionista (con mayúscula) es todo un acierto, tanto al hacer que el libro tenga una lectura más ágil, como al darle un toque de misterio a la historia, ya que fue una familia a la que le pasaron demasiadas tragedias, tantas que hasta en una serie televisiva sería poco creíble.
Sólo tengo dos objeciones a mi lectura. La primera, no haber leído este libro en catalán, la lengua del autor. La segunda, que por su prematura muerte no podamos disfrutar de más obras suyas en el futuro.
Un muy recomendable libro, un feliz descubrimiento de autor.
Ficha técnica
“Kennedyana”, de Vicenç Pagès Jordà.
Editorial FOLCH & FOLCH
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carlosperezortiz · 3 years
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El momento GameStop del mundo del fútbol
“Es el triunfo de los aficionados al fútbol frente a los ricos y poderosos”.
“El romanticismo futbolero ha triunfado sobre el dinero”.
Tras la caída en apenas 48 de la Superliga europea de fútbol que querían montar los 12 clubs más importantes de Europa, sin contar con la UEFA, estos comentarios han sido generalizados en los medios de comunicación.
Hace unos meses, comentarios muy similares aparecieron en el caso GameStop, en el que miles de jugadores de bolsa anónimos se unieron para desbaratar las apuestas bajistas de varios fondos de inversión contra las acciones de una empresa con un modelo de negocio obsoleto.
En aquel momento, los comentarios eran tipo “Main Street derrota a Wall Street”, “el sentido de justicia de miles de pequeños inversores derrota a milimillonarios fondos de inversión”, “David vence a Goliat”, “una lección a la élite financiera”.
Pero la victoria en realidad no era tal. Fue un mero acto de rebelión puntual que acabó siendo otra mera operación especulativa del casino bursátil, generándose una nueva burbuja que acabó pillando los dedos (y el dinero) a miles de incautos.
Miremos las consecuencias de aquella acción. ¿Ha cambiado algo el mundo financiero? ¿Los bajistas han desaparecido? ¿Los grandes fondos han aprendido la lección? No, por supuesto.
Fue un bonito acto de furia y revuelta pero que no cuestionaba los fundamentos del sistema, sino que participaba de él aunque disfrazándolo de un sentido justiciero.
Un acto muy similar a las reacciones de aficionados al fútbol, políticos, futbolistas y opinadores.
Se han rebelado contra los 12 clubs más poderosos, su avaricia y su modelo de negocio basado en el fútbol, cuando ya el fútbol es un modelo de negocio basado en la avaricia, el despilfarro, la desigualdad y la especulación.
¿Acaso la UEFA no gestiona opacamente los derechos televisivos del fútbol y ha sido salpicada, junto a la FIFA, de casos de corrupción?
¿Acaso son los aficionados los dueños de los clubs pequeños o medianos o están en manos de empresas privadas o fondos de inversión? ¿Los aficionados del Chelsea protestaron cuando un magnate ruso compró su equipo? ¿Los del City cuando lo hizo un fondo soberano del Golfo Pérsico?
¿Acaso no es mercantilizar el fútbol que la UEFA acuda ahora a un fondo de inversión para contrarrestar la Superliga (https://www.mundodeportivo.com/futbol/internacional/20210420/493340526528/la-uefa-contacta-con-un-fondo-de-inversion-como-respuesta-a-la-superliga.html )?
Como en el caso de GameStop, la derrota de la Superliga a manos de la gente es sólo una victoria simbólica que no cuestiona los malos funcionamientos del fútbol actual ni sus problemas derivados de haberse convertido en un negocio global.
El mundo del fútbol seguirá estando igual de mal que antes.
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carlosperezortiz · 3 years
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Mis recomendaciones para este Sant Jordi
Sant Jordi es el mejor día del año y este Sant Jordi de 2021 será muy especial, tras habernos dejado la pandemia sin este gran día en 2020.
Para esa jornada, quisiera compartir con vosotros algunas recomendaciones de libros que he leído en los últimos meses, antes, durante y después del confinamiento, por si os ayudan a escoger un libro para vosotros o para vuestros seres queridos.
Empezaremos con un libro de esos clásicos universales y que es una delicia leer, “El mundo de ayer” de Stefan Zweig (Editorial Acantilado). Una autobiografía pero que al mismo tiempo es un pequeño ensayo de la Historia de la Europa de finales del s XIX y principios del XX y, sobretodo, un grito desgarrador que apela a la libertad.
Si seguimos en esa Europa de Zweig, en la que las fronteras no parecían existir, os encantará “Los europeos” de Orlando Figes (Taurus Editorial), un viaje a la Europa de mediados del s.XIX a través de 3 personajes de la cultura, en la que descubriréis cómo, a través del ferrocarril y los avances técnicos, se iba formando una cultura europea y cosmopolita, alejada de los clichés nacionalistas.
Uno de los 3 personajes reales de “Los europeos” es el escritor ruso Iván Turguéniev, menos conocido por el gran público pero el gran precursor de la literatura rusa en Europa, antes de la irrupción de Dostoievsky o Tolstoi. Tras leer “Los europeos”, quise conocer la obra de Turguéniev y lo hice a través de “Padres e hijos” (Editorial Rialp), donde retrata, en un paisaje rural ruso, los eternos conflictos intergeneracionales.
Soy muy aficionado a los clásicos rusos y, tras leer un muy interesante ensayo sobre el Moscú de las purgas de Stalin (“Terror y utopía”, de editorial Acantilado), me adentré en “El maestro y Margarita” de Mijaíl Bulgákov (Alianza Editorial), una delirante y magnífica novela en la que el mismísimo Diablo habita en el Moscú estalinista, mostrándonos de forma indirecta el ambiente de terror de la época.  
Ya que nos situamos en la época del terror de Stalin, “Diario de Berlín” (Editorial Debate) del corresponsal de la CBS en los años 30 William Shirer nos permite descubrir a través de las entradas de su diario cómo la propaganda nazi llevó a la barbarie, a través de su gota a gota diaria, a toda una sociedad. Un espectador de primera fila de lo que pasó en el Berlín de los años 30 y un aviso de que a la barbarie se llega pasito a pasito, odiando poco a poco a tus enemigos hasta la deshumanización total.
Y para completar la trilogía totalitaria, una de las mejores novelas del 2020: “M. El hijo del siglo” de Antonio Scurati (editorial Alfaguara), el primer libro de una trilogía sobre la vida de Mussolini. Es una novela pero con la profundidad de un libro de historia. Scurati nos vuelve a recordar que al fascismo y su barbarie se llega incluso a través de las mejores intenciones y que el mejor amigo del fascismo es el silencio ante sus acciones y discursos.
Siguiendo la Historia, os invito a descubrir cómo el cristianismo, al convertirse en la religión oficial del Imperio Romano, acabó destruyendo la cultura del mundo clásico. Catherine Nixey en “La edad de la penumbra” (Taurus Editorial) nos muestra los peligros del fanatismo religioso y cómo perdimos un inmenso legado cultural de los autores, escultores y arquitectos de la Grecia y Roma clásicas.
Y en un salto en la máquina del tiempo, nos plantamos en el Ulster de los años 70 del s.XX en la espectacular “No digas nada” de Patrick Radden Keefe (Reservoir Books). Un no ficción literario que se lee como una novela, en el que vemos una sociedad partida en dos y enfrentada a través de un odio irracional. El libro habla del IRA (no deja en buen lugar a Jerry Adams), de las acciones del ejército británico y de cómo este conflicto infectó a todas las capas de la sociedad.
Un autor que he descubierto en estos últimos meses ha sido Roberto Bolaño (sí, sé que voy muchos años tarde…). Disfruté con la riqueza idiomática de sus “Los detectives salvajes” (Alfaguara Editorial) y hace poco acabé en versión audiolibro su “2666” (Alfaguara Editorial), una espectacular ida de olla (no se me ocurre nada mejor para describir este novelón), en la que se entrelaza la vida de un oscuro escritor alemán de posguerra con asesinatos de cientos de mujeres en una ciudad maquiladora del norte de México.
Por esas casualidades de la vida, en estos meses he leído dos libros con un fuerte componente de relaciones paterno-filiales. Libros hermosos pero duros, de esos que te llegan al alma porque parece que hablen de tu propia familia y de ti mismo. Esos dos libros son “Ordesa” de Manuel Vilas (Alfaguara Editorial) y “Las ocho montañas” de Paolo Cognetti (Literatura Random House).
Y por último, ya que hablamos del día del libro, un libro que habla de los libreros, esa profesión romántica de gente que nos ayuda a escoger el mejor libro para cada uno de nosotros. “Rialto, 11” de Belén Rubiano (Libros del Asteroide) habla de las anécdotas reales de una librera sevillana. Un poema de amor a los libros, pero al mismo tiempo un libro divertídisimo, ideal para los que estamos en el mundo del libro.  Un gran libro que además tiene para mí un incalculable valor sentimental por la persona que me lo regaló, en el mejor Sant Jordi de mi vida, hace dos años.    
Espero que os sirvan estas recomendaciones y que disfrutéis de estos libros tanto como yo.
Feliz Sant Jordi a todos.
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carlosperezortiz · 4 years
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“1917″ y la tierra de nadie.
La tierra de nadie. Quizás esa es la parte que más destacaría de la película “1917” de Sam Mendes.
No es la mejor película bélica ni consigue crear una atmósfera tan opresiva para el espectador como “Dunkerque”. Es más, no llegué a empatizar con los personajes de la historia.
Sin embargo, creo que retrata con crudísimo realismo esa “tierra de nadie”, ese espacio de decenas o centenares de metros entre las trincheras de los enemigos de la 1ª Guerra Mundial.
Porque si algo simboliza a la 1ª Guerra Mundial es la guerra de trincheras y esa tierra de nadie. “Tierra de nadie” en realidad no sería el nombre más adecuado, ya que la película nos muestra, de forma clara y evidente algunas veces y en otras más escondida pero presente, de quién era esa tierra, de los miles de caídos en esa guerra de trincheras, cuerpos insepultos, de ambos bandos, que comparten la misma tierra y son alimento de las mismas ratas.  
Uniformes raídos o casi nuevos, esqueletos de soldados o de caballos, vísceras de las que salen ratas, semisepultados en un paisaje que parece de otro planeta o del peor infierno que podría imaginar Dante o El Bosco.
La otra cosa que nos viene a la cabeza cuando hablamos de la 1ª Guerra Mundial eran esas cargas, a través de la tierra de nadie, contra la trinchera enemiga, bajo el fuego de la artillería enemiga (y propia) y encarando, fusil con bayoneta en mano, a las ametralladoras enemigas.
Cuando veía “1917” pensaba en qué debían sentir los desafortunados obligados a recorrer esa tierra de nadie o lanzarse a la carga contra el enemigo. La guerra es la presencia absoluta de la muerte, pero en la 1ª Guerra Mundial cada paso que dabas podía llevarte a la muerte, ya fuera por una mina, una explosión artillera, la ráfaga de la ametralladora o la acción de un francotirador.
¿Cómo eran capaces de dar un paso? ¿El miedo, el terror absoluto no los agarrotaba? ¿No se cagaban encima de miedo y se refugiaban en lo más hondo de un agujero? ¿El instinto de conservación no les hacía huir por patas?
¿El patriotismo, el ganar una medalla o la disciplina militar les permitía dar ese primer paso para salir de la trinchera propia e ir en busca de la muerte? Lo dudo.
¿Era por solidaridad con tu compañero de trinchera, ese hermano de armas, o para evitar también la vergüenza de la cobardía ante tus camaradas? Quizás haya algo de eso.
O a lo mejor era asumir algo tan terrible como que ya estabas muerto, que el haber tenido que participar en esa carnicería ya suponía una condena a muerte, pero sin fecha definida, a la espera de la bala cuyo disparo no oirás.
Decía Anthony Beevor que nos gusta leer y saber sobre la experiencia de la guerra porque, en el fondo, nos preguntamos qué haríamos nosotros si nos encontráramos en esa situación, tan extrema pero al mismo tiempo tan habitual en la historia de la humanidad.
Ojalá me siga planteando esas preguntas siempre a nivel teórico y nunca práctico.      
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carlosperezortiz · 4 years
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Mi intenso año 2019.
“2019 será nuestro año”. Esas palabras me dijo un buen amigo en la Nochevieja que daba entrada al 2019 que ya acabamos.
Y en ese momento pensaba que tendría razón.
En 2019 iba a cumplir 40 años y con 3 amigos iba a cumplir una promesa lanzada hacía 10 años, la de celebrarlos en Las Vegas.
En 2019 empezaría mi segundo año de trabajo en la mejor empresa del sector en el que siempre he querido trabajar. Para un amante de los libros, trabajar en la mejor editorial y en un puesto motivante es de lo mejor que te puede pasar.
Pero sobretodo pensaba que 2019 sería mi año porque hacía dos meses, en una noche de sábado en el Magic, había conocido a A.
No os explicaré lo que ya sabéis, cómo son de ilusionantes esos primeros meses de conocer a alguien, cuando el amor aún no ha nacido pero ya se plantan esas semillas que pueden acabar floreciendo y convertirse en amor de relación de pareja.
Sin embargo, a los cuatro meses de habernos conocido, pasó aquello que siempre piensas que les pasa a los demás, pero nunca a ti ni a tu entorno.
Con 37 años, a A le habían diagnosticado un cáncer.
Nunca podré olvidar esa tarde noche en que me lo dijo, ni mi sensación de irrealidad y estupor al escucharla.
En ese momento no lloré, creí que tenía que ser fuerte para insuflarle ánimos y lo único que se me ocurría era decirle que todo saldría bien, que  lo superaríamos y que yo estaría allí.
Creí que era mejor no llorar junto a ella, pensando que eso la ayudaría más que mis lágrimas, pero ahora pienso si no hubiera sido mejor para ella y para mí el llorar juntos.
Ese cierto tabú masculino al llorar creo que también influyó en mi reacción. Un tabú que ahora veo como ridículo y nocivo.
Pero al final las lágrimas salen, han de salir. Esa noche, durmiendo con ella al lado, me desperté de madrugada y pensé que nada de eso era real, que no estaba pasando. Fue en ese momento, cuando ves que el cáncer es real y no un mal sueño, cuando empiezas a decirte en tu cabeza que la vida es injusta, que sólo tiene 37 años, que a las buenas personas no les debería pasar estas cosas,…fue en ese momento en que las lágrimas y el lloro (mudo, no quería que A se despertara y viera mis lágrimas, por ese maldito tabú antes mencionado) afloraron.
Lloras por ella, por lo que representa para ti, pero también lloras por ti, porque es imposible dejar de pensar, de forma egoísta, que esa vida también es injusta contigo, aunque tu dolor no pueda ni compararse con lo que ha de pasar ella. Pero lo piensas, es así.
Recordaré siempre al día siguiente mi mañana en el trabajo: tristeza infinita mezclada con un estado de irrealidad y como de borrachera, fruto del insomnio de esa noche, y con una extrema necesidad de poder explicarlo a unos oídos amigos, en busca de ánimo pero, sobretodo, poder explicitarlo y dejar ir todo un torrente de emociones.
Y así fue. Quedé a comer con un muy buen amigo y por mi cara ya intuyó que algo grave había pasado. No sé si llegué a pasar de la cuarta palabra antes de empezar a llorar, era superior a mí, era una necesidad. Gracias, Sergi, por estar ahí ese día.
Hablarlo y llorar, no dejarlo en tu interior, buscar algo de consuelo y ayuda en los demás, esa es una de las lecciones que he aprendido este año y que de verdad te recomiendo aplicar, si por desgracia te toca afrontar una situación similar.
Ojalá yo lo hubiera hecho más, ojalá me hubiera abierto más a los demás, ojalá me hubiera atrevido a fundirme en un abrazo con algún amigo y dejar ir más las emociones, ojalá hubiera contestado a las sinceras preguntas de “cómo estás” con menos reservas y más sinceridad.
Ojalá yo lo hubiera hecho más, sobretodo en las etapas siguientes de la enfermedad, cuando dudaba sobre si estaba haciendo todo lo que podía por ayudar a A.  Porque esa duda creo que la afrontamos todos los que estamos al lado de alguien que está luchando contra una enfermedad así. ¿Lo estoy haciendo bien? ¿Le estoy ayudando o le estoy causando más dolor? ¿Qué más puedo hacer por ella? El desconocimiento de lo que está pasando la otra persona, por más empatía que podamos tener, hace que siempre tengamos (al menos yo) esa duda.
Hace un mes, vi una serie de humor muy recomendable, “El método Kominsky”. En el primer episodio, uno de los dos protagonistas, Alan Arkin, está junto a su mujer, enferma de cáncer en la cama. Fue ver a Arkin en esa situación (de no saber cómo actuar, cómo reaccionar ante las bromas de su mujer a punto de morir, de, pese a estar al lado de su mujer, ser incapaz de hacer algo más o algo mejor,…) y ver muchas de mis dudas e inseguridades que comentaba antes. Y no pude evitar ponerme a llorar como un niño, sentado en el sofá ante mi pantalla del ordenador, viendo una serie de humor.
Creo que esas dudas las hemos pasado todos en circunstancias similares y seguramente nunca tendremos una respuesta clara. Quizás la única respuesta posible es hacer lo que te dicte tu corazón. Suena a tópico, pero si haces lo que te dicta, quizás no lo harás perfectamente (porque es imposible), pero será difícil que te equivoques, porque lo habrás hecho lo mejor que has podido y tal y como lo sientes. ¿Y no es esto amor? Yo creo que sí.
A diferencia de la serie, A está venciendo el cáncer, tras un proceso doloroso, largo y duro para ella. Su forma de afrontarlo ha sido clave: nunca perdió la sonrisa, esa que la hace tan bonita y que te vence sin remedio. Siempre de ánimo jovial, así se ha mantenido estos meses pese a las duras pruebas que ha tenido que superar.
No le gusta que se lo diga, pero es la persona más valiente que conozco. Suena a tópico, pero es así. Ojalá yo afrontara con la mitad de su buen ánimo una prueba como la que ha superado.
Ese buen ánimo, esa sonrisa permanente suya, es lo que ha hecho mucho menos duro para mí este proceso. Se lo agradezco de veras y me alegra infinitamente que A esté superando esta enfermedad.
La volví a ver hace un mes y sigue con la misma sonrisa de siempre.
No, 2019 no ha sido mi año, al menos no como lo esperaba.
Pero sí acabé yendo a celebrar mis 40 años a Los Ángeles y Las Vegas (gracias a Ricard, Miguel y Albert por sacar tiempo y dinero para acompañarme en esa aventura, que repetiremos con los 50 en 10 años). Me ayudó mucho ese viaje.
Y luego en julio, otros amigos me metieron en un coche, sin rumbo conocido, y tras varias horas de autopista acabamos en Logroño, donde nos esperaban otros amigos para celebrar de nuevo mi cumpleaños. Gracias a todos, Sergi, Joan, Josep, Marc, Carlos, Enric, David, Jaume, Jordi, Xavi, Marc y Albert por ese gran finde.
Son dos ejemplos que me han permitido confirmar lo afortunado que soy al tener amigos como ellos, así como aquellos otros que dedicaron parte de su tiempo por preocuparse por mí y hablar de la enfermedad de A (gracias por tus whatsapps, Alex, y por vuestras charlas, Sandra, Jaume, Sergi y David).
El trabajo, aunque suene a tópico, también me ayudó en este año difícil. Asumir el liderazgo de un proyecto importante para la compañía me ayudó a tener la cabeza ocupada. Suena a tópico pero creo que eso me ayudó a superar este año.
Sin embargo, al final las semillas que plantamos A y yo no acabaron floreciendo en el amor necesario para una relación de pareja y nos acabamos separando a finales de agosto.
No os engañaré, por desgracia la cosa no acabó bien. Pese a todo, tras todo lo que pasamos, con muchísimas cosas buenas, espero que, con el tiempo, podamos reencontrarnos y ser amigos, buenos amigos como creo que podremos ser, unidos por un amor diferente, pero amor, aquel que no tiene necesidad de dar ni necesidad de recibir.
2019 no ha sido mi año pero me ha marcado, para bien y para mal. De todo se aprende y os aseguro que lo he hecho.
He vivido en mis carnes el tópico de “lo importante es la salud”, pero es la mayor verdad que existe.
He visto la valentía y el mejor ánimo para afrontar un terrible desafío en A y será mi referente si nunca he de afrontar algo similar.
He aprendido que es mejor no afrontar algo así solo, que es imposible evitar la sensación de estar solo, pero que en realidad no lo estás. Habla, busca consuelo, busca un abrazo reconfortante, llora. No te avergüences. Ojalá yo lo hubiera hecho más, quizás habría sido menos difícil todo.
Se acaba 2019, el año más intenso de mi vida y que me dejó a finales de diciembre exhausto, tanto física, mental como anímicamente. Estas dos semanas que estoy disfrutando de vacaciones suponen una recarga vital de energía para afrontar el año que llega.
Porque 2020 será mejor, y aún lo será más si sigo manteniendo a mi alrededor a todas esas personas que he mencionado en este escrito.  
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carlosperezortiz · 5 years
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Carta a un possible votant de Puigdemont
Benvolgut conciutadà:
Potser estàs pensant votar en Carles Puigdemont el proper 26 de Maig com a candidat al Parlament Europeu.
Potser penses votar-lo perquè consideres que és el legítim president i està patint una situació injusta des de Waterloo.
Potser penses votar-lo perquè consideres, amb raò, que la JEC volia vulnerar els seus drets democràtics com a ciutadà.
Potser penses votar-lo perquè consideres que Puigdemont és el pitjor mal de cap de l´Estat espanyol (encara que hauries de pensar el perquè C´s i PP li han muntat, a través de la JEC, la millor campanya electoral possible) i el cos et demana votar-lo.
Potser penses que, després del 1-O i veient el judici del procés, votar Puigdemont és un acte de dignitat.
O, simplement, potser penses que, com a independentista, és la millor opció per assolir la independència de Catalunya.
Pots tenir moltes raons.
Només et demano que recordis una cosa.
Aquest abril, durant el judici del procés, l´actual responsable de la Comissaria General de Movilitat dels Mossos, Joan Carles Molinero, va declarar com a testimoni la següent conversa entre el major Trapero i el president Puigdemont, dies abans del 1-O:  
Segons Molinero, Trapero va dir  “espero, President, que el domingo no haya ninguna desgracia importante que tengamos que lamentar.”
“A continuación”, diu Molinero, “el president respondió que si se daba esa situación límite y se produce una desgracia, posiblemente procederé a declarar la independencia en aquel momento.”
(Aquí tens el link amb el vídeo de l´intervenció del senyor Molinero
https://www.lavanguardia.com/politica/20190404/461454442170/molinero-juicio-mossos-desquadra-puigdemont-independencia-violencia-video-seo-lv.html )
Malgrat les advertències dels Mossos de la violència que es podria generar, el senyor Puigdemont no només no va cancel.lar l´1-O sinó que pensava en els seus objectius polítics encara que fos al preu “de una desgracia”.
Els eufemismes com “violència”, “situació límit” o “desgràcia” no oculten què hi ha darrere d´aquestes paraules: el patiment i dolor del qual serien víctimes tots aquells ciutadans que, confiant en el seu Govern que els deia que tot allò era legal i una festa (malgrat tots els avisos públics sobre la seva il.legalitat), anirien a participar de l´1-O.
Però això sembla que al senyor Puigdemont li importava poc o gens, veient les seves reaccions a les advertències dels Mossos.
Potser penses que això no és important.
Potser penses que la independència té un preu i estàs disposat a pagar-lo.
Però llavors et demano que pensis en aquells fills petits o els teus avis que et van acompanyar.
El dany que ells podien haver rebut també val aquesta independència?  
Si aquesta actitud de Puigdemont davant el possible dany als seus conciutadans  és molt greu, el cinisme arriba a l´extrem quan veus que ell no es va arriscar físicament en cap moment aquella jornada.
La “desgràcia” la patirien altres, però no ell.
Junqueras era al mateix govern de Puigdemont i potser pensava el mateix que ell, no ho sabem.
Però hi ha una gran diferència: almenys Junqueras ha afrontat amb responsabilitat els seus actes, encara que li costi anys a la presó.
Mentrestant, Puigdemont va fugir.
La diferència és gran i per això, tot i no ser independentista i condemnar les accions unilaterals que el govern independentista va fer aquell setembre i octubre, respecto molt més a Junqueras que a Puigdemont.
El vot no és només una papereta sinó que és atorgar la nostra confiança a algú perquè  ens representi.
Mereix Puigdemont aquesta confiança?
Mereix una recompensa per haver anteposat els seus interessos polítics a la integritat física dels seus ciutadans?
Mereix tenir una segona oportunitat perquè pugui tornar a fer el mateix?
Només et demano que et plantegis aquestes preguntes abans de votar el proper 26 de Maig.
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carlosperezortiz · 6 years
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Tuiteros en Westworld
Seguramente ya conocéis la serie Westworld, ambientada en una especie de parque de atracciones del futuro, habitado por robots de apariencia humana, en la que los huéspedes humanos dan rienda a sus instintos más bajos.
Porque así es, en ese parque al final acaba saliendo principalmente lo peor del ser humano, lo que no es capaz de hacer en su vida cotidiana del mundo real.
Matar de un disparo a un bandido, arrancarle la cabellera a un indio, asesinar a mujeres y niños, violar a quien te plazca o disponer sin reparo alguno de las prostitutas androides del lugar.
Cualquier perversión está a tu disposición y, total, son androides y no humanos, por lo que no hay razón para la culpa, la moralidad o el remordimiento.
El ejemplo perfecto de hasta dónde nos puede llevar la deshumanización.
Twitter empieza a parecerse a ese parque de atracciones futurista.
Twitter parece ese parque donde nos atrevemos a decir (que no a hacer, todavía) eso que no nos atreveríamos seguramente a decir a alguien a la cara.
Es increíble cómo abunda el insulto, desde el suavecito hasta niveles increíbles; la amenaza verbal; el considerar al otro capaz de estar dispuesto a asesinarte por sus ideas políticas (siempre es el adversario el dispuesto, no los de nuestro lado),…
Seguro que os vienen a la cabeza múltiples ejemplos de actitudes en Twitter que en el mundo real serían impensables.
¿Es porque todo vale en Twitter? ¿Y por qué todo vale? ¿Vale el anonimato para decir esas barbaridades que sólo producen odio? ¿O en el fondo, como en Westworld, no insultamos o amenazamos a nadie humano como nosotros sino a un perfil de twitter (que puede ser una persona real, un bot, un troll o vayaustedasaber)?
Twitter es un ejemplo de cómo la deshumanización del adversario, convirtiéndolo en un perfil y no en una persona de carne y hueso con la que empatizar, nos lleva a una espiral de, de momento, violencia verbal.
¿Estoy exagerando? Quizás, pero sólo os tenéis que dar una vuelta por twitter y ver las lindezas que últimamente se sueltan al que no piensa igual o pone en duda algo.
Esta espiral es larga, pero ya se ha iniciado.
Hace unos meses leí "Diario de Berlín 1934-1941" de William Shirer, el diario de un periodista americano en el Berlín de entreguerras.
Y me quedé con la siguiente idea...
El paso de la civilización a la barbarie de la sociedad alemana no pasó de la noche a la mañana, fue muy gradual, paso a paso.
Ese paso a paso empezó con el lenguaje, ascendiendo poco a poco con mentiras cada vez más gordas, hasta deshumanizar al enemigo.
El enemigo era capaz de hacer todos los males a los alemanes y estos sólo podían que defenderse.
El creer que el enemigo te podía eliminar justificaba que al final lo eliminases tú.
Y en ese proceso, la deshumanización del adversario tenía un papel clave.
Twitter es una herramienta de comunicación y conocimiento increíble, pero creo que, en todas las sociedades con conflictos políticos, está sirviendo como una herramienta para azuzar aún más la división y el conflicto.
Seamos responsables en lo que decimos y cómo lo decimos y no olvidemos que nuestro interlocutor en esa red social es como nosotros, tratémosle como quisiéramos que nos trataran a nosotros.
Así, seguramente nos ahorraremos malos tragos personales y disgustos graves como sociedad.
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carlosperezortiz · 6 years
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Menuda primera semana de Octubre...
Con la llegada del gobierno Sánchez yo era de los optimistas, tras los meses de extrema tensión de septiembre y octubre del año pasado.
Pensaba que, con un gobierno con un talante radicalmente distinto al de Rajoy y que reconoce que tenemos que solucionar el problema con política y no sólo con leyes, la situación catalana empezaría a entrar en una vía de solución.
Los hechos de esta semana me han hecho ver que estos meses han sido un período de anestesia del problema catalán, que ya ha acabado.
Todo empezó el sábado 29 de septiembre con los enfrentamientos (mínimos, pero existentes) entre independentistas y policías que se manifestaban, con la intervención final de los Mossos y acusando la CUP al conseller de interior de ser un lacayo del “régimen fascista”.
Del 1 de octubre, lleno de mitología independentista, me quedé con el irresponsable gesto de Torra hacia los CDR, animándoles a que apretaran, y éstos le correspondieron exigiendo a gritos su dimisión e intentando asaltar el Parlament, quedando los Mossos a los pies de los caballos tras una nefasta gestión política de la seguridad del acto.
El drama siguió al día siguiente, con el ultimátum más corto y patético de la Historia: el de Torra al gobierno Sánchez. Me recordó a aquello de “no ofende quien quiere, sino quien puede”. La respuesta del gobierno Sánchez fue rápida y eficaz, saliendo reforzado del envite.
El farol de Torra no duró ni 24 horas, ya que fue desautorizado por PDECAT y ERC y por él mismo, con la carta que envió a Sánchez, donde ese ultimátum ya no tenía deadline.
El esperpento llegó con lo de las actas de los diputados del Parlament. Ahí quedó aún más claro que este Govern está muerto y que el único plan que tiene Torra (pero no ERC) es aguantar hasta que el juicio a los dirigentes del procés les dé munición electoral. Mientras tanto, Cataluña y los catalanes seguiremos sin Govern efectivo.
¿Que el bloque independentista se resquebraje es bueno para solucionar el problema? Sí, pero no. Más adelante diré el porqué.
Porque esta semana ha empezado oficialmente el chicken game entre la derecha española por ver quién es “el más mejor español de derechas”. Durante toda la semana, Casado y Rivera han estado compitiendo por ser quien más veces ofrece aplicar el 155 al Govern de la Generalitat (aunque no haya hechos objetivos que lo sustenten), e incluso ya han apuntado en su diana particular la ilegalización de la CUP, aprovechando los hechos violentos de esta semana.
No sólo son medidas contraproducentes al echar más gasolina al fuego, sino que de democráticas y constitucionales tienen más bien poco. No es sorprendente que los defensores de la Constitución y la Democracia se las salten en su nombre. Pasa allá y aquí.
Pero la gota que ha colmado el vaso de mi preocupación ha sido la irrupción este domingo de Vox con Vistalegre lleno. La extrema derecha (sí, la de verdad, no esa que dicen algunos que es C´s) ha entrado en el juego. “Éramos pocos y parió la abuela”, que dice el refrán.
Con Vox en el tablero, el chicken game de la derecha española subirá en varios grados su intensidad, empezando por la inmigración y acabando por agitar mucho la bandera española frente a la peligrosa estelada.
Una de las claves que explica por qué el procés catalán ha ido tan mal es el chicken game electoralista existente entre CDC y ERC.
Imaginemos entonces cómo le irá a España y a los españoles (catalanes incluidos, claro) si al cóctel le añadimos el chicken game de la rojigualda.
Cuando antes hablaba del resquebrajamiento del bloque independentista como algo no necesariamente bueno lo vinculaba con cómo una parte de ese bloque, el del “cuánto peor, mejor” de Puigdemont, Torra, ANC y CUP, se va a retroalimentar de las propuestas extremistas que van a surgir del chicken game rojigualdo.
Chicken game rojigualdo que también se alimenta de las propuestas extremistas del “cuánto peor, mejor” independentista.
Porque una cosa une por encima de todo a Puigdemont, Casado, Torra, Rivera, CUP, Vox, ANC, o Tabarnia: el “cuánto peor, mejor” para poder sacar el mayor rédito electoral, aún a costa de los ciudadanos a los que dicen defender.
Porque al igual que hemos dicho que Madrid era una máquina de hacer independentistas, la evolución del procés ha producido un efecto similar en el nacionalismo español.
¿Y cómo salimos de esta? ¿Cómo hacemos que los del “cuánto peor, mejor” no nos lleven a un desastre aún mayor?
Con audacia y valentía.
Primero, desde  el sector pragmático y realista del independentismo, ERC y parte del PDECAT, que sabe que con el 47% no va a ningún sitio y que la fase unilateral ha hecho más mal que bien. Las salidas transversales en el Parlament, junto a PSC y Comunes, son la vía, aunque te tilden de traidor.
El siguiente paso lo ha de dar el gobierno Sánchez, proponiendo una reforma concreta y ambiciosa del Estatut, en la que se han de implicar esos sectores pragmáticos del independentismo y que los catalanes decidan.
Si sale “sí”, tema resuelto. Si sale “no”, pasamos a la siguiente pantalla.
Pero no se entiende que, si es un tema de democracia, desde una parte del independentismo se niegue la opción de votar un nuevo Estatut.
El gran riesgo de este nuevo Estatut es hacerlo como el anterior: que suponga una rearticulación del Estado con la oposición o sin el consenso del otro gran bloque electoral español.
Pero mayor es el riesgo de no hacer nada y dejar que los del “cuánto peor, mejor” hagan aún más insostenible la situación.
Ojalá PP, la Crida, C´s, ANC o Vox tuvieran la suficiente responsabilidad y patriotismo (con sus conciudadanos al menos) para no seguir usando políticamente un tema tan serio que afecta a la convivencia.  
Pero como no va a ser así, nuestra responsabilidad es actuar y no dejar que nos atrapen entre el martillo y el yunque de los del “cuánto peor, mejor”.
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carlosperezortiz · 6 years
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Libros para Sant Jordi 2018
Llega el mejor día del año, el 23 de Abril, día de Sant Jordi. Siempre digo lo mismo, pero es así: amo los libros y es un placer pasear por Barcelona viendo a todo el mundo con una rosa y un libro.
Ya llevo algunos pocos años posteando mis recomendaciones literarias, y al igual que en algún otro año, mis recomendaciones se basan en los libros que he leído en los últimos 12 meses, algunos anteriores que no aparecieron en mis otros post o  aquellos que ya tengo en mi extensa categoría de “libros comprados pendientes de leer” (categoría que no para de crecer…).
Veréis que hay un poco de todo, novela contemporánea y ensayos (pero no os asustéis, que son divertidos e interesantes).
  De la mezcla de géneros y novelas
En estos últimos años se ha puesto de moda una forma de escribir que mezcla lo real con la ficción, el “yo del escritor” con el mismo relato, superponiéndose y sin tener claro donde empieza el relato de ficción y dónde el autor nos habla de sí mismo.
El mejor ejemplo de esta forma de escribir es Emmanuel Carrère. Soy un gran fan de su estilo y libros como “Limónov” me han fascinado, tanto por el personaje como por la forma de escribir. Os recomiendo su primera obra, “El adversario”, donde relata la vida de un asesino del mundo real, Jean-Claude Romand, que basó toda su vida en una mentira.
Ya tiene varios años, pero una novela que está en mi estante de libros preferidos es “Nada se opone a la noche” de Delphine de Vigan, una crónica familiar, con una forma especial de ser escrita, que cautiva desde la primera página.
No hablo del mismo género de Carrère, pero me gustaría meter en esta sección un autor que he descubierto este año: Javier Marías. Sólo lo conocía por sus (a veces) polémicos artistas y temía acercarme a sus libros pensando en un estilo lleno de florituras y denso. Pero me equivocaba. No sé si será una de sus mejores obras, pero “Berta Isla” es uno de esos libros con los que te dejas llevar, por la forma en la que están escritos, con los que no quieres que llegue tu parada del metro para bajar. Salvando las distancias, un estilo que me recuerda a lo que sentía al leer a Saramago.
¿Visteis la película “The Road”? Pues el autor de la novela (Cormac McCarthy) en la que se basa la película tiene un libro espectacular, “El Sunset Limited”, sobre la vida y la muerte, que fue llevada al cine en una gran película que protagonizaron Tommy Lee Jones y Samuel L. Jackson (disponible en HBO).
Por último, un autor que me ha fascinado ha sido Cixin Liu y su trilogía de “El problema de los tres cuerpos”, “El bosque oscuro” y la última “El fin de la muerte”. Sí, es ciencia ficción y quizás te tira atrás, pero dale una oportunidad, pese a no ser de lectura fácil de lo técnica (a nivel de astronomía y física) que es. Pero tras acabar el primer libro, te garantizo que querrás devorar el segundo y el tercero y tendrás más suerte que yo, que tuve que esperar un año y medio entre el primero y el último…
Y si hablo de ciencia ficción, no puedo sino que derivar un momento al fantasy (sí, soy treintañero alto, de profesión liberal y leo con mucho placer este género) para hablar de Brandon Sanderson. Este año he leído la 2ª trilogía de su saga Mistborn y en mi estante de libros pendientes, en un lugar muy preferente, está su “Juramentada”, volumen tercero de su magna obra (que se basa en 10 volúmenes, a acabar allá por 2030 y pico, no es broma…).
 Cuando la realidad supera la ficción
Porque es así, hay historias reales que dejan en ridículo la imaginación de cualquier escritor. E historias de HÉROES (sí, con mayúsculas), de personajes que merecen ese título tan banalizado estos días. Es el caso de los protagonistas del libro “El peor viaje del mundo”, donde Apsley Cherry-Garrard nos cuenta sus experiencias en primera persona en la fallida expedición de Scott al Polo Sur. Heroísmo es la única palabra que me viene a la cabeza al rememorar su historia y lágrimas derramé al leer los testimonios escritos finales que dejaron Scott y sus dos compañeros antes de morir.
¿La cultura nos impide caer en la barbarie? La Historia nos demuestra que no es así. “Creer y destruir” de Christian Ingrao nos cuenta los casos concretos de intelectuales alemanes (doctores en derecho, economistas, filósofos,…) que formaron parte de las SS y fueron ejecutores o cómplices de sus acciones de exterminio. Un libro que nos confirma que las cosas no pasan porque sí ni que las sociedades se vuelven locas de repente, sino que es un proceso de ideologización que avanza paso a paso hasta un momento en el que se cruzan todas las líneas sin que suponga problema alguno. Para reflexionar.
Nunca he tenido un aparato de Apple, pero Walter Isaacson consiguió con su biografía de Steve Jobs que descubriera a un personaje parecido a esos hombres completos del Renacimiento. Pues bien, Isaacson retrocede a esa época y nos habla del genio más versátil de la Historia en una de mis próximas lecturas: “Leonardo Da Vinci, la biografía”.
Por último, una recomendación especial, sobretodo para tod@s mis amig@s independentistas. En “Empantanados” de Joan Coscubiela tendréis la oportunidad de saber qué sentimos muchos de esos catalanes no independentistas en esos meses tan duros para todos de septiembre y octubre de 2017. Una lectura para que tratéis de empatizar con lo que sintió la otra mitad del país, paso necesario para que podamos resolver el problema que tenemos entre manos.
 No están todos los que son pero son todos los que están.
No obstante, aquí tenéis los links con mis recomendaciones de años anteriores.
https://carlosperezortiz.tumblr.com/post/159726680276/lecturas-variadas-para-sant-jordi
https://carlosperezortiz.tumblr.com/post/116996554091/lecturas-para-sant-jordi
https://carlosperezortiz.tumblr.com/post/93514052341/los-libros-son-para-el-verano-y-para-el
 Disfrutad del mejor día del año y recordad que un buen libro es el mejor refugio posible para este mundo lleno de mentiras o medias verdades.
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carlosperezortiz · 6 years
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Una cadena de errores
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Fue un error recoger firmas por toda España contra el Estatut, buscando ganar votos agitando el espantajo nacionalista.
Fue un error recurrir al Tribunal Constitucional un Estatut ya refrendado en el Parlament, en el Congreso y en un referéndum.
Fue un error que un tribunal enmendara algunos artículos de ese Estatut triplemente refrendado.
Fue un error tapar el resquemor social con la crisis económica (15M, recortes, corrupción,…) con un conflicto de banderas que permitiera seguir en el poder a los mismos responsables de ese resquemor.
Fue un error dejar que nos robaran las energías del 15M y nos embarcáramos en ese conflicto de banderas.
Fue un error que Rajoy no hubiera sido hábil y hubiera ofrecido un referéndum en el minuto 1 (2012) o algo más adelante (en 2014).
Fue un error decir “no a todo” desde el primer minuto por parte del Gobierno del PP.
Fue un error por parte del PSC abandonar la idea de Pere Navarro del referéndum acordado.
Fue un error plantear el resultado de las elecciones del 27S como una victoria independentista y hacer como si nada con un 47% de los votos.
Fue un error del independentismo abandonar la idea de un referéndum acordado y abogar por uno unilateral.
Fue un error no querer asumir que 47% es mucho, pero no es mayoría.
Fue un error asumir que 2 millones de independentistas dejarían de serlo por arte de magia y sólo dejando pasar el tiempo.
Fue un error que PSOE y Podemos no se pusieran de acuerdo para formar Gobierno que seguro no hubiera dejado pudrir la situación como lo ha hecho Rajoy.
Fue un error por parte de muchos (incluido yo) el hacer cálculos electorales buscando un sorpasso en unas siguientes generales.
Fue un error el “tenim pressa”.
Fue un error convertir los medios de comunicación públicos y privados, de aquí y de allá, en una tertulia política constante, donde nadie habla y todos gritan su propaganda y convierten esa máquina de generar tensión en un modus vivendi.
Fue un error que los periodistas se convirtieran en opinadores y meros transmisores de eslóganes propagandísticos.
Fue un error no reconocer que no tenían mayoría para acciones unilaterales.
Fue un error burlarse, atacar o tratar de traidores, tanto unos como otros, de los “equidistantes”, quienes también hemos cometido errores pero que al final hemos tenido algo de razón.
Fue un error ponerse en manos de la CUP, dejando que te arrastren a posiciones maximalistas y alejadas de la composición real de fuerzas del país.
Fue un error que el procés se desarrolle en tiempos de twitter, alimentando los odios, por personajes anónimos y personajillos que saltan a la fama por ser el que la dice más gorda.
Fue un error (y una vergüenza) politizar los atentados de Barcelona, cargándose el espíritu de una manifestación unitaria silbando al jefe del Estado.
Fue un error (y una vergüenza) el ambiente de crispación y odio que se generó en las redes sociales, en dinámica procés, sobre el atentado de Barcelona.
Fue un error hablar de democracia y luego protagonizar jornadas como las del 6 y 7 de septiembre y tramitar leyes como la del referéndum o la de transitoriedad.
Fue un error que Rajoy no hiciera como con el 9N y dejar que el 1 de Octubre se convirtiera en otra acción reivindicativa y poco más.
Fue un error el “a por ellos”.
Fue un error el querer hacer creer que el “a por ellos” es España.
Fue un error desplegar miles de policías ante miles de ciudadanos decididos a votar.
Fue un error animar desde el Govern y partidos a miles de ciudadanos decididos a votar a ponerse enfrente de miles de policías.
Fue un error jugar con el pellejo de esos miles de ciudadanos para conseguir la foto de la acción policial a efectos propagandísticos (recordemos que Marta Rovira planteó a Puigdemont el cierre de los colegios tras los incidentes de la mañana y este se negó).
Fue un error usar durante tanto tiempo palabras tan gruesas (y aberrantes) como nazi, franquista, facha, totalitario o autoritario para denostar al contrario
Fue un error pretender hacer vinculante el resultado del 1 de Octubre. Toda la empatía que podía haber conseguido el independentismo ese día, lo perdió con esa voluntad unilateral con una participación (si es fiable) del 40%.
Fue un error no convocar elecciones autonómicas el día 2 de octubre.
Fue un error que el rey, en su discurso del día 3 de octubre, no apelara al diálogo. Muchos nos fuimos a dormir ese día aún más preocupados.
Fue un error seguir adelante con la proclamación de la República, aunque la pusiera en paréntesis.
Fue un error no hacer caso a los letrados del Parlament y a tantos otros que avisaban que muchas de las acciones independentistas eran ilegales.
Fue un error basarse en astucias tácticas y no tener una estrategia pensada y realista.
Fue un error mantener durante años una serie de mentiras a toda una parte de la sociedad y que ésta no reaccionara a la cuarta o quinta mentira.
Fue un error mantener la ficción propagandística que cada día era una “jornada histórica” y que todos los errores de los nuestros era una “jugada maestra”.
Fue un error burlarse de los de “Parlem”.
Fue un error no convocar elecciones autonómicas, hacer caso a Rufián y a twitter, y no ejercer de líder que sabe qué es lo mejor para su país y, sobretodo, sus ciudadanos.
Fue un error aplicar el 155, pero fue la respuesta lógica a la DUI (que luego fue simbólica pero que todo el mundo creyó).
Fue un error hacer creer que el 155 es un acto gratuito y no una consecuencia.
Fue un error proclamar una DUI que alegró a la mitad de los catalanes pero que infundió miedo a la otra mitad.
Fue un error engañar con una DUI falsa a esa mitad de catalanes que se alegraron  y a la otra mitad que nos atemorizó.
Fue un error vender la idea de que todo estaba preparado, que tenían reconocimientos internacionales, cuando no hab��a nada.
Fue un error plantear la fase del mes de octubre del procés como un chicken game de los partidos independentistas en clave de competición electoral.
Fue un error plantear ahora el procés como una competición electoral por parte de la derecha española para ver quién es más duro.
Fue un error dejar la acción política en manos de los jueces.
Fue un error pensar que las leyes no están para aplicarse.
Fue un error dejar a algunos líderes en prisión provisional.
Fue un error que cada líder independentista tenga una estrategia judicial diferente que, parece, perjudica a unos más que otros.
Fue un error plantear las elecciones del 21D como el choque de dos bloques en un empate infinito.    
Fue un error apropiarse de las palabras “Cataluña” y “los catalanes” por parte de un bloque.
Fue un error hacer creer que Cataluña es el independentismo y que España es el PP.
Fue un error hacer creer que Puigdemont podría ser un president efectivo tras el 21D.
Podría seguir, son ya más de 5 años de procés y la recopilación de errores seguro que es más amplia.
Me habré dejado algunos, seguramente, pero al final lo que quiero plasmar es que llevamos más de 5 años en que, unos y otros, hemos cometido errores.
Una cadena de errores que, por separado no parecen mucho, pero que la acumulación de los mismos es la que nos está llevando a una situación de ruptura social.
Una cadena de errores que, uno a uno, nos conduce como sonámbulos a un desastre como sociedad.
Podéis asignar el peso de la culpa como queráis, yo tengo clara mi ponderación, pero dejémoslo en que todos somos culpables a partes iguales.
Lo importante no es señalar quién es el culpable sino trabajar pensando en el futuro.
Echemos la vista atrás y comparemos con la situación del presente. ¿Tan mal estábamos para que entre unos y otros echemos por el garete esta sociedad? La historia demuestra que una sociedad necesita poco tiempo para destruirse ella solita.
Diréis lo que queráis del PSC y de Iceta, pero esta semana pasada, en las dos sesiones del Parlament, es el que ha hecho el discurso más valiente y necesario.
Se ha ofrecido a soluciones transversales, a romper la dinámica de bloques.
Los comunes también lo han hecho, como llevan haciéndolo años, pero el movimiento del PSC aún es más significativo y valiente.
De esta situación no saldremos si mantenemos esos dos bloques enfrentados, que no se hablan, sino que sólo saldremos si buscamos una solución transversal.
No ha de haber ni ganadores ni perdedores.
Todos tenemos reproches al otro lado para los que el cuerpo nos pide “ni olvido ni perdón”, pero ¿a qué conduce eso? ¿Al reproche infinito? ¿Al no saber al final, X años después, el porqué nos peleamos?
Todos podemos recordar lo que pasó, pero también podemos perdonar pensando en el futuro y para no hacernos aún más daño.
Necesitamos generosidad, altura de miras y valentía en nuestros políticos. Pero también  nos hemos de exigir a nosotros mismos esas tres necesarias cualidades.
Hemos cometido muchos errores pero aún estamos a tiempo.
Y, no sé vosotros, pero prefiero dejar de vivir tantos “momentos históricos”. Ahora entiendo el porqué de esa maldición china.
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carlosperezortiz · 6 years
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La vanidad catalana, la soberbia española
Hace unas semanas Enric Juliana ponía en boca de un diplomático portugués la que para mí es la mejor definición de estos 5 años (y lo que nos queda, por desgracia) de procés.
El procés es “el choque entre la soberbia española y la vanidad catalana”.
Soberbia y vanidad. Hablamos de emociones y sentimientos. Y ese es el grave problema de la situación actual del procés, en el que el componente emotivo prima más que el componente racional.
Sobretodo en los últimos meses hemos visto cómo se han tapado los hechos con los discursos que han potenciado el lado emocional del ciudadano.
En el lado de la soberbia española, desde el “hemos descabezado al independentismo” a los regodeos de muchos ante la presencia en la cárcel de los lideres independentistas o la provocación innecesaria de pedir medallas para los policías del 1 de octubre.
En el lado de la vanidad catalana, el argumento legitimista de la restauración de la Generalitat (cuando fue el propio independentismo quien se cargó el autogobierno) y el discurso permanente de los “presos políticos”.
La realidad de los hechos que van del 6 de septiembre al 27 de octubre ha quedado tapada por el ruido de las emociones. La posverdad no es sólo la creación de fake news sino especialmente crear un ambiente emocional que haga que los hechos que componen la realidad no importen, sino que sólo sea verdad y real aquello que sentimos (o nos hacen sentir).
El (pen)último ejemplo lo tenemos en la obcecación de parte del independentismo en reestablecer a Puigdemont como president de la Generalitat.
No sabemos cuál sería su programa de gobierno (ni siquiera lo desgranó en campaña) pero se apela a su restitución como única respuesta posible para “no ceder al chantaje del 155”.
No importa el para qué se gobierna sino quién gobierna.
Importa el quién gobierna porque si es Puigdemont se ve desde el independentismo como una victoria de la dignidad, una victoria emocional.  
Importa el quién gobierna porque si es Puigdemont se ve desde el inmovilismo estatal como una derrota emocional.
Ambos bandos plantean el quién será presidente como una cuestión de victoria y derrota, de humilladores y humillados.
La vanidad independentista encarnada en la obcecación de Puigdemont sólo hace que retroalimentar la soberbia española dedicada a impedir esa humillación.
Un ejemplo claro es el viaje de Puigdemont a Copenhague y las reacciones en el independentismo (“un triunfo”, “España no se ha atrevido a intentar detenerlo”,…) y en el inmovilismo (Zoido y sus declaraciones sobre cómo detendrán a Puigdemont si intenta entrar en España, apelando al “por mis cojones”).
¿De verdad todo un país con sus 47 millones de ciudadanos hemos de estar pendientes de la acción-reacción emocional de estos irresponsables? ¿En cinco años de problema no hemos aprendido nada?
El resultado del 21D fue claro: ni la vanidad catalana ni la soberbia española pueden imponerse a su “adversario”.
Dejémonos por tanto de apelar a las emociones, abandonemos las posiciones maximalistas y empecemos a hacer política  para llegar a un acuerdo.
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carlosperezortiz · 7 years
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Rajoy Bonaparte en la Rusia catalana
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Uno de mis libros preferidos es “Guerra y Paz” de Tolstoi, una gran obra que transcurre con el telón de fondo de las guerras napoleónicas.
No he podido evitar trazar un paralelismo entre el momento actual del procés y la funesta campaña de Napoleón en Rusia, en el que Rajoy sería Bonaparte y el independentismo catalán, Rusia.
El independentismo, con la aprobación de la ley del referéndum, ha tendido una trampa a Rajoy, provocando la invasión de Rusia por parte de Napoleón.
La opción sensata para el gobierno del PP tras la tramitación de la ley habría sido la de denunciar la actuación poco democrática del bloque independentista (la democracia es el respeto de las minorías, Coscubiela dejó bien retratados a los independentistas), recordar que el referéndum ya se hizo el 27-S y que no lo ganó el independentismo (47,2% de los votos y el reconocimiento de la CUP de que no habían ganado) y rebajar el 1-O a otro 9-N, resaltando que no tendría legitimidad, garantías ni reconocimiento internacional (sigo pensando que sólo se resolverá con un referéndum legal y pactado, con una consulta previa de reforma constitucional).
Pero Rajoy es prisionero de sus promesas de que no habría referéndum el 1-O y no tiene otra alternativa que ir al choque frontal.
El aviso de la fiscalía a los alcaldes que pongan las urnas y la prohibición del acto en defensa del referéndum en Madrid han sido el equivalente a la batalla de Borodino.
Napoleón buscaba una victoria decisiva que aniquilara al ejército ruso. No la consiguió y fue una de esas victorias pírricas, en la que pierdes más que de lo que ganas. Estas decisiones del PP de Rajoy lo único que han conseguido es reforzar la imagen autoritaria del gobierno (si hasta el editorial de El País ha criticado la prohibición del acto de Madrid, imagina), dando aún más aire al independentismo.
Pero Rajoy, al igual que Napoleón, sólo ve las torres del Kremlin de Moscú, el 1-O, como objetivo final con el que derrotar a su adversario. Cree que desbaratando el 1-O ya habrá ganado.
Pero se equivoca, como Napoleón. Para el independentismo, el 1-O es una fase más, una batalla más que se puede perder para al final ganar la guerra. Los rusos perdieron Moscú pero, quemándola, provocaron la retirada final de Bonaparte y acabaron expulsándolo de Rusia. Ganar Moscú no es conquistar Rusia, como impedir el referéndum del 1-O no es el fin del 47,2% de independentistas.
Puigdemont y Junqueras, como el general ruso Kutúzov, han atraído a Rajoy a la trampa del 1-O, forzando que empleara todos los recursos legales cuando una respuesta política hubiera bastado para desactivarla, buscando repetir un 9N.
¿Puede rectificar Rajoy? Lo tiene complicado. No sólo porque sería incumplir su palabra, sino sobretodo porque ya ha cruzado una línea en la que rectificar es imposible.
Podría reducir los daños si antes del 1-O planteara una oferta política EN MAYÚSCULAS para debatir el siguiente día 2.
Pero una cosa es clara: Rajoy ya ha perdido ante el independentismo y la opinión pública nacional e internacional (la imagen de la Diada ha tenido mucho efecto) la batalla del 1-O, aunque seguramente no haya referéndum.  Rajoy ha de ver que la derrota a la que se enfrenta es culpa suya, por estar 5 años dejando pudrir el problema y aprovechando los réditos electorales de la tensión con el independentismo.
Tiene dos alternativas: seguir camino a Moscú y acabar retirándose como Napoleón e iniciar el principio del fin de su gobierno, o puede rectificar y ya plantear el juego del día después del 1-O, ya que procés no acaba el 1-O, haya o no haya consulta.
Porque si algo nos enseña la Historia es que nunca, nunca, nunca, intentes invadir Rusia.
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carlosperezortiz · 7 years
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Lecturas variadas para Sant Jordi
Llega el mejor día del año, el 23 de Abril, día de Sant Jordi. Siempre digo lo mismo, pero es así: amo los libros y es un placer pasear por Barcelona viendo a todo el mundo con una rosa y un libro.
Ya llevo algunos pocos años posteando mis recomendaciones literarias, pero en esta ocasión he pensado basar mis recomendaciones en los libros que he leído en los últimos 12 meses.
Veréis que hay un poco de todo, novela contemporánea y muchos ensayos (pero no os asustéis, que son divertidos).
Como apasionado de la historia, he podido disfrutar de ensayos muy interesantes y al mismo tiempo nada pesados, incluso divertidos.
El que más me ha impresionado ha sido “Los Románov”, de Simon Sebag Montefiore (incluso me sirvió de inspiración para este artículo http://cronicaglobal.elespanol.com/ecoonomia/opinion-ecoonomia/los-romanov-y-la-rusia-de-putin_67639_102.html ). “Los Románov” es una gran combinación de historia y política con toda clase de excesos -desde etílicos hasta violentos, pasando por sexuales-. Trescientos años de historia rusa, europea y mundial a través de esa dinastía, que te ayudan a entender también el pasado reciente y el presente.
Siguiendo la estela rusa, tenemos “Terror y Utopía” de Karl Schlögel, un riguroso y poliédrico ensayo sobre las purgas estalinistas de los años 30. Un gran relato de cómo ese clima de ansias y avances hacia un mundo mejor se mezcló con una atmósfera de paranoia y miedo del régimen que acabó desembocando en una gigantesca purga.
Como bien sabéis, soy un gran aficionado a todo lo relacionado con la Segunda Guerra Mundial (en este post os recomendaba desde libros a películas, pasando por videojuegos https://carlosperezortiz.tumblr.com/post/96385910041/la-segunda-guerra-mundial ), por lo que al menos os he de recomendar uno. Este año he vuelto a disfrutar con uno de los dos grandes relatores de la WWII (el otro es Anthony Beevor): “La Guerra Secreta” de Max Hastings es un recorrido por la lucha de los servicios secretos de ambos bandos , donde abundan los casos de incompetencia (que generan grandes momentos de humor), con el ameno estilo de Hastings.
Y siguiendo con los espías, una de las mejores historias del s.XX: el caso Phiby o el mayor caso (conocido) de agente doble de la historia. En “Un espía entre amigos” de Ben Macintyre seguimos la trayectoria de un caballero británico, educado en los mejores colegios y con los mejores contactos, que fue durante más de 20 años el principal topo soviético en el servicio secreto británico.
Sin abandonar la historia, pero entrando en el terreno de la antropología, destacaría “Sapiens. De animales a dioses” de Yuval Noah Harari. Un análisis de cómo el homo sapiens, sin ser el más capaz de los homínidos ni mucho menos del resto de especies animales, ha acabado dominando el mundo. Con tesis polémicas que no te dejarán indiferente (¿somos genocidas al haber acabado con nuestros parientes, los neandertales? ¿Nos domesticó la agricultura y no nosotros a ella?).
Por último, un ensayo que va desde lo macro (o lo inmenso) a lo micro. Un ensayo con el que te acabas de convencer (si es que tenías alguna duda) sobre lo insignificante de nuestra existencia. Pero apasionante al pararte a pensar unos segundos ante la inmensidad de lo que estás leyendo, aunque  nuestra capacidad humana no pueda siquiera concebirlo. Hablo de “El universo en tu mano”, de Christophe Galfard. Un recorrido por el universo, desde el big bang (y más allá) hasta el mundo micro, pasando por los agujeros negros. Y no os preocupéis, está escrito para no físicos, y hasta un economista como yo ha entendido lo que explicaba (creo).
Y ahora, como no sólo de ensayos vive el hombre, pasemos a algunas novelas. En este último año he seguido profundizando en el género Sci-Fi y Fantasy. Así, he disfrutado con la saga Mistborn de Brandon Sanderson, he alucinado (y me ha costado entender partes de la astrofísica) con “El problema de los tres cuerpos” de Cixin Liu y ahora estoy enfrascado con China Miéville y su “La estación de la calle Perdido” (tras el shock inicial del arranque de libro con el acto copulativo entre el protagonista y una mujer con cuerpo humano pero cabeza de escarabajo… Lo siento, 12 años en un colegio de curas es lo que tiene).
He profundizado en dos autores que anteriormente ya os había recomendado: de Carrère, he disfrutado con “El reino”, pero sobretodo me ha impactado la novela con la que saltó a la fama, “El adversario”. En ambas novelas, el estilo Carrère es inconfundible , esa mezcla de la historia con la propia vida del autor y cómo afecta al proceso creativo.
También he descubierto las obras reeditadas del desaparecido (y grandioso) Chirbes. Leí “Crematorio”, la previa a “En la orilla”, pero disfruté más con “La larga marcha”, otro ejemplo de cómo Chirbes nos hace ver cómo avanza la vida, con sus penas y alegrías, sus frustraciones y los continuos desengaños (personales, ideológicos,…) que vamos experimentando en la vida.
Los libros tienen su momento, te vienen como anillo al dedo en determinados estados de tu vida, incluso a veces piensas que el Destino ha puesto en tus manos el libro adecuado en el momento adecuado. Eso lo ves cuando te da por releer alguno. Me ha pasado con “Las partículas elementales” de Houellebecq. Lo he vuelto a disfrutar, pero esa sensación no se ha vuelto a repetir. La evolución de la vida, supongo.
Dentro de las relecturas, necesarias, he vuelto a disfrutar (y a aprender) con  “El nombre de la rosa”. Que sí, que la película está muy bien, pero creedme, el libro es mejor.
Y por último, el libro con el que cada día en el metro, camino al trabajo, me preguntaba: “¿qué demonios estás haciendo aquí?”. Se trata de “El camino más corto”, de Manuel Leguineche. Imaginaos en 1965, con 23 años, unirse a una expedición que pensaba recorrer el mundo en coche. Desde Madrid hasta la India, pasando por todo el norte de África, Oriente medio, Afganistán,… Un viaje cuando el turismo apenas existía, donde podías ser como un extraterrestre en determinadas zonas del planeta, cuando el viaje aún era una aventura. Podéis entender el porqué de mi pregunta diaria en ese vagón del metro…
Y hasta aquí las recomendaciones para el 2017.
Os dejo los links con las recomendaciones de otros años. Por suerte, los libros no son perecederos, son eternos, por lo que seguramente podréis sacar grandes historias de esas pasadas recomendaciones.
https://carlosperezortiz.tumblr.com/post/116996554091/lecturas-para-sant-jordi
https://carlosperezortiz.tumblr.com/post/93514052341/los-libros-son-para-el-verano-y-para-el
 Feliz Sant Jordi y felices lecturas.    
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carlosperezortiz · 7 years
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Lo imposible para 2017
Llega el momento de escribir la tradicional felicitación de Fin de Año y tengo vacío el depósito de la imaginación.
Y es que la realidad siempre supera a la ficción y a la imaginación de cualquiera.
Un ejemplo ha sido este 2016.
El Brexit y un personaje de una novela de Stephen King llamado Trump.
Cuando lo imposible, lo increíble y lo inimaginable acaba sucediendo. Aunque sea para mal.
Pero veamos el lado bueno.
Lo imposible, lo increíble y lo inimaginable PARA BIEN puede (y debe) acabar sucediendo.
¿Por qué no?
Ese es mi deseo para ti y los tuyos en este 2017 que, seguro, será mucho mejor que 2016.
Un abrazo.
Carlos
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carlosperezortiz · 8 years
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Votar con el corazón o con la cabeza
Estoy acabando de ver “American Crime Story”, sobre el juicio a OJ Simpson. Muy recomendable serie.
La estrategia de la defensa fue la de construir una historia, un relato, vinculando el caso al racismo policial, para apelar a las emociones del público (el caso se mediatizó a niveles increíbles) y del jurado.
Así, las pruebas objetivas como las muestras de ADN, guantes, etc…. no importan.
Los hechos objetivos no importan ya que sólo apelas a las emociones, desviando la atención del público (y del jurado) al tema del racismo, que nada tiene que ver con el caso.
A modo de anécdota, que la muestra de sangre del acusado sea única entre 170 millones de personas pesa menos que uno de los agentes de la investigación dijera o no la palabra que empieza por “N”.
De juzgar un caso de doble asesinato, de valorar racionalmente las pruebas objetivas para determinar si OJ Simpson era o no culpable, pasamos a un juicio emotivo y visceral sobre si hubo un caso de persecución policial por culpa de la raza.
Algo parecido está pasando ahora, tanto en Brexit, en Colombia y ahora con Trump. De la misma manera que se puede vincular con el movimiento independentista o con el ascenso de Podemos.
OJO: no estoy diciendo que estos movimientos sean equivalentes ni quieran lo mismo, sino que, como bien dice hoy Gabilondo, son síntomas de una misma enfermedad.
Una enfermedad en la que mucha gente en Occidente está cansada, harta, del fin del contrato social que ha regido los últimos 60 años, de las élites, del fin de la promesa de si te esfuerzas tendrás tu recompensa, del fin de la aspiración del elevador social, de los gobernantes de siempre, de pasarlo mal, de no tener las mismas expectativas de futuro de antes, de que el mundo esté cambiando tan deprisa y que parezca que sólo cambie a peor.
Y tiene miedo. Pero al mismo tiempo tiene esperanza en un futuro mejor. Por eso busca respuestas no convencionales que alienten esa esperanza y lo hacen más votando desde las vísceras y el corazón que desde el cerebro.
¿Eso es malo? No necesariamente. Lo que es malo es que las “respuestas convencionales” (partidos tradicionales) no hayan sabido ofrecer una alternativa a todos esos temores fundados de una gran parte de la sociedad. Eso explica el porqué estamos así.
La crisis económica arrancó en 2008. Esta enfermedad no empezó en esa fecha, sino que viene de más atrás.
Cuando la gente piensa más con el estómago o el corazón, no atiende a razones objetivas ni a posibles peligros.
Por cierto, al final OJ Simpson fue declarado no culpable.
G����G�g ��
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carlosperezortiz · 8 years
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¡Es el quién, no el qué,  estúpido!
Diría que cualquier espectador externo y mínimamente objetivo que haya visto el desarrollo y vandálico final de la crisis de la exposición “Franco, Victoria, República” habrá alucinado en colores. Surrealista es poco.
Y más surrealista es que no hayan sido los partidos que tienen más problemas para aceptar la exposición de la memoria histórica de ese período (PP o C´s) los que más han protestado, sino partidos que siempre han estado en esa lucha por no olvidar.
El rol de ERC ha sido especialmente lamentable, haciendo un patético seguidismo de PDC (el tuit de su secretaria general, contestado por Juliana, es para enmarcar del nivelazo que tenemos).
Primero de todo, decir que es muy lamentable y habla muy mal de este país (llámese Cataluña o España, según gustos) que una estatua que forma parte de una exposición sobre nuestra historia acabe por los suelos. Y que un coro bastante amplio ría esa gracia, jalee las acciones vandálicas previas y pavimenten el camino hasta ese vandálico final.
También es lamentable que la respuesta del ayuntamiento haya sido la de claudicar ante un acto vandálico, al renunciar a seguir con la exposición.
 ¿Por qué hemos llegado hasta esto?
Difícil de decir, porque los argumentos han ido cambiando. Primero se empezó diciendo que era una ofensa para las víctimas del 1714 que se expusiera una estatua de Franco. Luego se pasó al argumento de que ofendía a las víctimas del franquismo. Y al final se convirtió en un totum revolutum en el que se mezclaban víctimas ofendidas del franquismo con las del 1714 y se acusaba al ayto de hacer exposiciones franquistas, pasando por guerras culturales diversas.
Pero vayamos por partes.
Primero, no acabo de entender el argumento de que la exposición  ofendía a las víctimas del franquismo. Que yo sepa, exponer una estatua decapitada no supone enaltecer a nadie (o quizás en Catalunya sí que consideremos ese curiosa forma de enaltecimiento).
Tampoco creo que exponer una estatua (decapitada, insisto) en el marco de una exposición sobre la presencia de monumentos de una dictadura en el espacio público ofenda a las víctimas. Obviamente sí sería una ofensa plantar una estatua de Franco victorioso (con cabeza, claro) en medio de plaza Cataluña, a pelo, sin marco para interpretarlo. O en el Fossar de les Moreres.  Pero no es el caso.
Por otro lado, por lo que he ido viendo y escuchando en los últimos años, creo que a muchas víctimas del franquismo lo que en realidad sí les ofende es el silencio, el que no se hable, el que no se explique lo que pasó. No es este el caso.
Y hablando de las víctimas, hemos visto escenas lamentables, en las que se ha acusado de fascistas y de apoyar una exposición franquista a miembros de asociaciones como la Amical Mauthausen. De locos y muy vergonzoso.  
Otro debate sería si la exposición en sí está a la altura. Parece que en este país, además de ser entrenadores y políticos, todos somos historiadores y sabemos decir si una exposición es frívola o no. Yo no puedo decirlo, no la he visto. Me gustaría ir a verla para poder opinar. Pero ha llegado la situación hasta el colmo de ver a gente intelectualmente preparada decir que mejor no ir a verla, habiéndola ya juzgado y condenado previamente, por supuesto.
 El otro argumento muy en boga dentro del independentismo es que no puede hacerse en el Born porque, parece, que es un espacio dedicado en exclusiva al 1714 y ofende a las víctimas de la guerra de sucesión.
Escribe el amigo Eduard Voltas que
“el Born no és un jaciment qualsevol, té valor afegit i a més s'entén molt bé que el tingui. No és mitologia ridícula, no és Guifré el Pilós creant la senyera amb la seva pròpia sang. El Born és la prova física d'un setge cruel d'un any i mig, de milers de morts amb noms i cognoms, d'una repressió salvatge contra la ciutat, del final de la sobirania catalana, de l'intent violent d'acabar amb una nació. Un intent, a més, que en opinió de molta gent encara dura. El Born és la prova material d'una història silenciada durant tres segles. Tapada. Dissimulada. Material sensible, doncs, com també ho és el Camp de la Bota o, a dalt de tot de l'escala, Mauthausen i Dachau. El Born, jaciment únic a Europa per cert, juga la lliga dels llocs que has de tractar amb un extra de prudència i respecte.”
Estoy completamente de acuerdo, no es un sitio cualquiera. Pero entonces seamos coherentes.
No permitamos el emplazamiento de una cervecería en tan especial sitio.
O protestemos por la frivolidad de permitir desfiles de moda (como en el 080 BCN de 2014).
O no dejemos que se realicen ciclos de conferencias como los D.O. Europa porque no tienen nada que ver con ese período histórico.
Por cierto, que en este magno espacio se pueden alquilar espacios para actos privados. No veo entonces que se trate con mucha “prudencia y respeto”.
No entiendo, vistos estos precedentes, dónde está el problema de una exposición sobre el franquismo. ¿Es acaso peor que un desfile de maniquíes?
¿Ofende a las víctimas de la guerra de 1714 una exposición con una estatua decapitada pero no les ofende que un bufón haga un pregón disfrazado del rey responsable de esa carnicería? Parece que no, porque en este caso el bufón era independentista y el pregón era una respuesta contra el ayuntamiento regido por los comunes.
Y aquí creo que está el quid de la cuestión. El problema no es el qué, no es la exposición. El problema es quién la organiza. El ayuntamiento gobernado por Colau.
Por eso es doblemente triste que algunos, en su “todo vale contra Colau”, hayan llegado a utilizar argumentos tan lamentables como dar a entender que  era una exposición franquista (el papel de ERC aquí ha sido muy lamentable) y que, al final, una exposición, mejor o peor elaborada, haya sido retirada por las acciones vandálicas de unos pocos.
Un final no muy propio de un país normal, la verdad.
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