Tumgik
Text
Leer no refugia de la soledad, no te engañes. Te la devuelve íntegra y envuelta para regalo.
0 notes
Text
Supe del viento porque golpeaba la ventana
0 notes
Text
La mala noticia es que no le importas a nadie. La buena noticia es que no le importas a nadie.
0 notes
Text
Cuando alguien dice “no somos nada” hay que desmentirle. Lo peor es que somos algo. 
0 notes
Text
Tiene la sensación de vivir instalado en ilusiones deshabitadas, de las cuales no queda nada, salvo el atrezzo. Solo tiene la impostura como vehículo para transitar el mundo, dar cumplimiento a su personalidad, para no ver que está irremediablemente condenado a la melancolía.
0 notes
Text
Filosofar es intentar resolver un puzzle sin terminar nunca de conocer las piezas.
0 notes
Text
Un anciano es alguien que ha sido joven más tiempo que nosotros. Entonces, el anciano es más joven que nosotros.
0 notes
Text
“Necesito vivir, no soporto que los días sean vacíos; sin compañías, salidas, sonrisas, ritmos, primeras veces.”
— Firthunands
320 notes · View notes
Text
Te amo sin regla, prudencia ni consuelo. Te amo como si amar fuera lo único que pudiera hacerse en esta vida. Te amo en todos tus matices, en todas tus aristas, en todas las fases de ti misma. Pero de dónde sacaré la calma que me exijo para amarte?
0 notes
Text
Cuando era muy joven escribía porque de algún modo sentía que aquellos poemas eran promesas de una vida futura. Cuando fui menos joven, dejé de escribir porque no quería desperdiciar mi juventud encerrado en mi cuarto. Ahora que me estoy haciendo mayor, no escribo porque cada vez menos cosas me están prometidas. Si la literatura no es un modo de darnos esperanza no sé para qué sirve, ¿para hacer más ancho el desconsuelo?  La falta de hábito se ha impuesto. El conocimiento y la experiencia han agotado aquel fértil suelo de entusiasmos y escribir es ya como componer un mohoso puzzle sin otra dirección ni otro propósito que el desquite personal ( golpes de ciego que, además, terminan por menoscabar tu imagen) 
Las vitaminas del conocimiento las adquiero por otras vías, el placer lo extraigo de la vida y la sobreabundancia de material escrito no hace más que disminuir los incentivos. Solo existe el ansia de prestigio cultural, que me es indiferente. Sobre todo en España, donde además de inane puede ser incluso perjudicial. Ni siquiera da dinero.
Sigo frecuentando ambientes literarios, intentando hacerle el boca a boca a una vocación que en mi fuero interno sé periclitada. Intentando desmentir el tiempo escatológico, buscando que me sorprenda con alguna de sus frecuentes paradojas y me devuelva súbitamente a un lugar que creí abandonado. Uno nunca se despega del todo de sus viejas ilusiones. Al final, solo saco en claro el alcohol, sesudas conversaciones literarias, rumiar una vez más la muerte de la modernidad y constatar el declive de todo, pero ninguna hoja de ruta. Ningún respaldo. 
La autoexigencia (alimentada durante años con intensas inmersiones teóricas que no iban acompañadas de una actividad simultánea) terminó por convertirse en la excusa definitiva. Por eso me he vuelto alérgico al moralismo hispánico, al “fulanito tiene muchas lecturas” “antes de escribir hay que leer mucho” “hay que conocer las reglas antes de romperlas”  con el que tantos pedagogos (ese demandado oficio) del talento marcan terreno. El talento es enemigo del prejuicio y de cualquier propedéutica establecida. No por mucho compendiarnos vamos a ser grandes escritores. El fetichismo por los procedimientos aparca el secreto alquímico de cualquier arte: que el lenguaje no disponga de nosotros, sino disponer nosotros del lenguaje. Esto implica una actitud libérrima, estar a la altura de las cosas . Mirarlas de frente, con valentía. Algo que los catequistas de las letras repudian, porque nos quieren por encima o por debajo.
Algo he ganado y algo he perdido. He perdido, quizás desperdiciado, mis talentos. He ganado intensidad de vivir. Pero soy un ingenuo. En realidad he perdido ambas cosas.
0 notes
Text
Y si el tiempo fuera un gran equívoco. Solemos imaginarnos el tiempo como aquello que desaparece, como un proceso aniquilador, pero aquello que nos va quedando también es de sustancia temporal. La pregunta que, como un poso de necesidad, nos deja la concepción escatológica-lineal de la historia (donde todo muere y va pasando, dejando crónicamente tristes y melancólicas las civilizaciones) es: “qué merece ser salvado del pasado?” Imaginemos que esta pregunta es la que define la esencia del tiempo como tal, la que señala el tiempo como tal tiempo, no como un simple ariete del destino, una jaula en la que nos hallamos presos sin remedio o una piel de la cual la fatalidad que nos aguarda se va desprendiendo como una serpiente.
Pienso que esta es la clave del “eterno retorno” de Nietzsche: el tiempo es lo retornable, no lo perecible. Aspiramos a un tiempo vivo, no metafísico. Jubiloso, no alienado. Elevado, no monótono y gris, que es el tiempo que marcan los relojes y  gestionan los horarios (el tiempo meramente celular) Queremos un tiempo cualitativo, no cuantitativo. Quizás la inmortalidad esté en mirar al otro lado del tiempo. Todo es eterno y no nos hemos dado cuenta.
0 notes
Text
Hay sueños que, como algunas fragancias, vienen embotellados, y hay que animarse a abrirlos para saber qué contienen. Muchas personas luchan por causas evidentes, que podemos representar a partir de lo conocido. Pero hegelianamente, la historia es un pensar sobre el concepto. Lo negativo, lo irrepresentable, o sea, la nada, mueve la historia.
0 notes
Text
Reflexiones sobre el amor y el odio
El amor y el odio. Ambas son pasiones. Pero la diferencia es que el amor une y el odio separa. Tan simple como eso.
  El amor multiplica mientras que el odio es infértil. Odiar es una labor improductiva, psicológicamente desgastante. Termina aburriendo o, en el peor de los casos, en un estallido que origina una desgracia. Y tras la explosión, el odio se disipa, junto a la vida humana que se ha cobrado, y el agua cristalina vuelve a fluir, como un río que hubiese sido tapiado y reconquistara su espacio natural. No por cursilería, ni por bondad ni por ingenuidad. Sino por pura necesidad. No estamos hechos para la falta de horizontes.
  El odio es particular y no puede salirse de lo particular. El amor también es particular, pero aspira a lo universal, porque implica una comprensión más abarcadora e indulgente. Esto le confiere un carácter superior. El odio tiene de su parte la agudeza, la ironía, la lucidez circunstancial, y otros ejercicios forenses que constatan la podredumbre de la realidad. Acrobacias en el vacío. Meras analíticas que no aportan conocimiento efectivo sobre las cosas.
El amor, en cambio, es una travesía hacia algún lugar desconocido en el que imaginamos una felicidad.  Nos sitúa en un comienzo.  Del amor se derivan afluentes como el entusiasmo, la fantasía, la invención, la melancolía, el arte, la belleza, las ganas de vivir, etc.
  El fracaso en el amor es el único fracaso que sentimos como auténticamente nuestro, porque nos apela personalmente, mientras que el resto de fracasos son circunstanciales o derivados de malas prácticas.
  El amor no correspondido, por esto mismo, es el único dolor que realmente enseña algo.
Hay varias maneras de vivir el amor:
1) Como pasión:
  a) Como condena (la peor)
 Algunas veces feliz, otras dolorosa. Pero en cualquier caso pasiva y destructiva. Darle la espalda es casi peor que dejarse consumir. Siempre deja una cicatriz.
  b) Como actividad. 
Es la forma heroica del amor. El hombre que dispone de su propia potencia y sabe destilar sus formas y símbolos para volcarlos en el arte. Porque el amor es la metáfora suprema que lo recoge todo, el ejercicio de fantasía más elevado. Se rige por una lógica propia. Cada amor nuevo es un mundo por cartografiar. Hacer del amor, no una ceguera, sino un modo de lucidez, es tarea del arte. 
2)  Como costumbre
  El amor de raíz moral. El que se profesa a los hijos o a una madre, pero también aquel basado en la costumbre, el cariño y los lugares o experiencias compartidas. Es el más recíproco y sano, porque lo va decantando el tiempo. 
0 notes
Text
Todos deberíamos llevar un espejo cosido al corazón
0 notes
Text
El tiempo sólo es pasajero porque no lo hemos entendido bien. Creemos que se define como aquello que pasa y no como aquello que queda, y sobre ese prejuicio edificamos nuestro descreimiento. A lo mejor todo es eterno y no nos hemos dado cuenta
0 notes
Text
Conviene no conocer de todo a todo el mundo, para así guardar la esperanza de que pueden ayudarnos.
0 notes
Text
La belleza es mérito del que la observa, no del que la posee
2 notes · View notes