Tumgik
compania-solitaria · 2 years
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compania-solitaria · 4 years
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Quiero arrancar, me asustan los cambios.
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compania-solitaria · 4 years
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Quiero regalonear y estar con alguien que me ame por siempre 😔
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compania-solitaria · 4 years
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Estoy cansada de seguir haciendo las cosas mal.
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compania-solitaria · 4 years
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En el verano escribí un poema, súper corto, ni rima la verdad. Sin embargo, me refleja a la perfección y me hace llorar cada vez que lo leo.
Jamás había creado una obra tal que penetre mis sentimientos y me rompa.
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compania-solitaria · 5 years
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Soy una mujer moderna que le gusta el romance a la antigua.
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compania-solitaria · 5 years
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Tuve un sueño bastante extraño.
Estaba en la sala en clases de lenguaje, la profesora se enojaba con nosotras por hablar mucho y nos manda a hacer un trabajo con nota que consistía en escribir un poema y colorear el fondo con lápices pastel.
Es muy plano, a mi parecer, solo pintarlo. Entonces, decidí escribir el poema en círculo con el fin de decorarlo con un ojo, siendo este la pupila, ya que los ojos son las ventanas del alma.
Ya tengo el poema.
Volveré el sueño realidad.
- TMGM
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compania-solitaria · 5 years
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Inestabilidad Nocturna
Cuando era niña, de unos 8 años aproximadamente, he visto cosas de miedo, desde los videos de Youtube sobre “Duendes Reales” hasta las típicas películas de Hollywood que dicen “basada en hechos reales”, yo creo que con el fin de dar más miedo.
Jamás creí que de verdad existieran todas las criaturas, físicas o no, que aparecen ahí, hasta que…
Mi casa, ubicada en Lo Espejo, originalmente, tiene 3 dormitorios: en el primer duerme mi abuela con mi tío, cada uno en su cama de plaza y media; en la segunda están mis padres en una cama de dos plazas y yo en una cama de plaza y media; la última, al lado de la cocina, mi prima con su mamá en una cama de dos plazas. Cada habitación tiene un clóset, un velador y un televisor. También hay un jardín con un gran níspero de un costado con diversos cactus, una gruta con la Virgen María y, opuesta a ella, una banca de madera. Además de un patio trasero.
A finales de 2018 esto cambió, por fin iba a tener una pieza para mí sola, mis reglas, mi desorden, mi privacidad. Mi tía con mi prima se construyeron 2 piezas al final de la casa, ocupando yo la que era su pieza.
Una semana antes de navidad me cambié, tenía mi cama de plaza y media, un espejo, el televisor, un velador y el tragaluz sobre mi cama, nada más. Claro, no tenía donde dejar mi ropa, pero mi prioridad solo era tener un espacio propio.
Lo extraño de esto, es que comencé a dormir mal, pesadilla tras pesadilla. Todo empezó un mes antes de cambiar de habitación, alrededor de las 3 am desperté, tuve la sensación de que me tomaron de los pies y me colgaban de cabeza, a lo cual solo pensé: “Si me toco el pelo sabré si estoy en mi cama o colgando”. Sin embargo, cuando intenté moverme no podía, intenté llamar a mi madre y no hubo caso. Me tranquilicé y solo quise abrir los ojos para ver la luz atravesando el tragaluz y recién ahí, supe que estaba en mi cuarto y volví a dormir. En realidad, no me asusté, solo me preocupé. Lo que no sabía es que solo era un simple presagio del calvario que se aproximaba.
Debido a las movilizaciones en la Universidad tenía exámenes alrededor de navidad y año nuevo, entonces el dormir mal lo atribuí al estrés. El problema es que ni aprobando los ramos pude descansar, cada vez las pesadillas se volvían más frecuentes y más aterradoras. Solo despertaba, encendía la luz y volvía a dormir.
Lo ignoré, hasta que se cayó el espejo que tenía en la pieza sin tener contacto con él, me pareció extraño. Barrí los trozos, lo boté y hablé con mi familia:
- Mamá, papá, mami… Hay algo en mi pieza.
- ¿Cómo algo en tu pieza? – dice mi mamá un poco intrigada, sin entenderme.
- Hay algo, no sé qué es, pero algo no me quiere ahí, no me quieren en la pieza. No puedo dormir tranquila, tengo pesadillas, no puedo dormir con la luz apagada y ahora se me cae el espejo. No sé, hay algo.
- ¡Ay, Tania! Es tu mente, sé fuerte – dice mi padre con todo escéptico y sin mirarme.
Mi abuela solo observó.
Pasaron los días y la situación empeoraba cada día más, me sentía sola, nadie me creía. ¿Qué podía hacer? ¿Estaré loca? ¿Solo lo imagino? Simplemente, no tenía explicación.
Volvió la parálisis del sueño, de las cuales destaco 3:
La primera fue de las más simples, despertaba a mitad de la noche, mi cuerpo no se movía, solo observaba la pared de mi habitación en la cual divisé una sombra acercándose a mí, parecía una araña, cuando ya llegaba a mi rostro pude moverme. Prendí la luz rápidamente, pero no había nada. Me di vuelta y seguí durmiendo.
La segunda fue un tanto más amenazante, porque mi vista estaba dirigida hacia los pies de mi cama y vi una sombra con forma humana, solo cerré los ojos para creer que era un mal sueño, no me atreví a moverme. Me quede ahí. Me dormí.
La tercera fue más extraña, porque no fue inmovilidad completa, sino que sentí como si cargara una tonelada sobre el cuerpo, el movimiento era dificultoso y lento. Solo quería encender la luz, no vi nada, no escuché nada, solo quería dormir con la luz encendida. Cada vez que lograba encender la luz (sí, fue más de una vez) ocurría algo que no era normal, como que la luz era roja, me asustaba, volvía a despertar. Luego la luz era intermitente, me asustaba, volvía despertar. Escuchaba ruido en la cocina, gritaba para que entraran a verme, sonaba la manilla, no es alguien de mi familia, me asustaba, volvía a despertar. Encendía el televisor, no quise mirar, me asustaba, despertaba. ¡La luz es blanca! ¡Es mi pieza! ¡Desperté! Ahora sí pude dormir.
Se mezclaron mis 3 miedos, la fobia a las arañas, el miedo irracional de despertar y ver a alguien frente a mí, dormir y no despertar.
Otra vez le digo a mi familia y lo ignoran, así que decido hablar con mi mejor amiga, Génesis, quien vive en la casa de al frente.
- Weona, me pasó algo terrible.
- ¿Qué pasó?
- No puedo dormir y me dio parálisis del sueño.
- ¿Qué es esa wea?
- Cuando tu mente despierta y tu cuerpo no, es brígido, el otro día…
Comencé a contarle lo que pasó, ella me escuchaba atenta y su cara reflejaba miedo. Esa noche decidió quedarse conmigo para que pudiera dormir. Pero no fue así, otra pesadilla atacó mi sueño. La verdad no recuerdo como fue, pero cuando desperté me senté en la cama de golpe, encendí la luz y ella preocupada me pregunta qué me pasó, a lo que respondo “nada, solo necesito prender la luz”, me doy vuelta y sigo durmiendo. Ella jamás olvidó eso.
Pasado unos días comienza la construcción de mi clóset, alrededor del 20 de enero. El primer día no lo alcanzaron a terminar, así que había tablas sobrepuestas. Ese día estaba sola, iba a salir, pero me retrasé. ¿Por qué? Otro ataque como el del espejo. Sin tocar el mueble, se cae una tabla, en la cual había una caja. Esta se gira, con la tapa en el piso, solo se salió un objeto de ella, un plato, todo lo demás estaba adentro. El plato se rompe y uno de los trozos se incrusta en un dedo del pie derecho. Aún tengo la cicatriz.
“¡Esta es mi pieza, no me voy a ir, no sé quién eres ni qué quieres, pero esta es mi pieza ahora, me la merezco, no me sacarás de aquí, no me iré!” Comencé a gritar súper enojada, sea lo que sea que no me quiera ahí no me ganará. Se terminó. Pude dormir.
Terminaron las vacaciones, comenzaron las clases, empecé a pololear con Bryan, mi vida iba muy tranquila. Aprobé todos los ramos. Pasé a cuarto semestre. Todo iba muy bien.
De repente, a fines de septiembre, sentí mucha pena de la nada, rabia, enojo, peleas con mi pololo y mi familia por cosas tontas, lloraba por todo. ¿Qué pasa? No lo sé.
Volvieron las pesadillas y mis fantasmas del pasado, los recuerdos dolorosos y las lágrimas. No podía dormir con la luz apagada o tenía una pesadilla. Antes del amanecer era un calvario. Me encerré, no salía de la pieza y no hablaba con mi familia, con mi pololo solo eran peleas. Las pesadillas aumentaron.
Esto fue distinto, ahora me pasaba en cualquier lugar donde dormía, ni con mi pololo descansaba, despertaba en medio de la noche gritando, llorando, moviéndome desesperadamente, rogándole que encendiera la luz.
Ahora las pesadillas se convirtieron en un miedo constante y generó una nube negra a mi alrededor, me volví impulsiva, enojona y con cambios de humor repentinos.
Hubo 2 días a comienzo de noviembre, en los cuales no comí nada más que la cena. Me preocupé, puesto que nunca he tenido problemas alimenticios. Al finalizar el segundo día discutí con mis padres muy fuerte, gritando cosas que ahora me arrepiento, me fui a mi pieza, cerré mis redes sociales, apagué la luz y solo lloré. Más tarde entra mi madre y le conté todo lo que me molestaba, pero aún así no encontré la razón de tal amargura.
Al día siguiente le pregunté si podía ir a algún psicólogo, porque estaba dañando a los demás y a mí misma.
Coordinó con la esposa de su ex jefe, Paula Bernal. Ella se ofreció a hacerme terapia gratis en su casa.
El día de la primera sesión fui con mi madre a su departamento, queda cerca del Estadio Nacional, es más bien pequeño, con 2 habitaciones, un baño, una cocina y el living comedor. Al llegar estaba ella con sus 3 hijos pequeños, nos sirvió bebida y nos sentamos en el sillón a conversar. En un principio solo me dediqué a observar, vi varios libros gruesos sobre psicología y juegos de mesa a un costado de la mesa del comedor, en el living había varios juegos de los niños, sobre todo dinosaurios, a ellos les encanta. Pasado unos 20 minutos llega su esposo Eduardo y va a una plaza con sus hijos y mi mamá. Comienza la sesión.
Yo siempre he sido un libro abierto con mis hechos, más no con mis sentimientos. Nos sentamos en el living y ella trata de darme confianza, mantiene su distancia y me dice que la imagine más como una amiga que una psicóloga. No puedo empezar a hablar, no sé qué decir. Muevo las manos y comienzo a llorar sin saber, le cuento lo que pienso sobre mi familia, mi pololo, la universidad, mis padres, mis metas a futuro… ella solo escucha, pero no ve nada malo en específico, solo yo contra el mundo. Le cuento de mi crisis sentimental del 2017 acompañada con el estrés de la PSU, pero ese ya fue un caso cerrado.
Ella en todo momento me escuchó atenta, mirando mis ojos y anotando lo importante, también me preguntaba qué sentía y que pensaba sobre alguna situación. Todo iba tranquilo, hasta que le digo que no he podido dormir. En ese momento ella me observa extrañada y me pregunta a qué me refiero. Le explico:
- Desde septiembre – octubre que no puedo dormir, no sé por qué. No duermo bien de noche y eso me pasa hasta en la casa de mi pololo.
- ¿Pero qué sientes que no puedes dormir?
- Tengo pesadillas, tengo miedo, no descanso, incluso ahora mismo tengo mucho sueño.
- ¿Por qué viniste a mí?
Esa pregunta llamó mi atención, jamás vi una razón más allá de que mi mamá la conocía y ella accedió a ayudarme, entonces no entendía su pregunta.
- ¿Cómo?
- Eso, ¿Por qué decidiste venir conmigo?
- Mi mamá la conocía y pensé que sería una buena psicóloga.
- Es que yo soy muy perceptiva, siento cosas que los demás no… - se produjo un silencio incómodo – Hay algo.
- ¿Cómo hay algo?
- Hay algo en tu pieza, es más, ese algo está contigo, te acompaña a todas partes, está aquí.
En ese momento miré a todas partes y un sudor frío recorrió mi cuerpo. No entendía lo que pasaba, jamás atribuí mi mal estado de ánimo al no dormir y que ese ser que yo pensé que me molestaba había vuelto. Lo peor de todo esto es que una persona que jamás había visto en mi vida pensara lo mismo que yo. Hay algo conmigo. Me quiere dañar. Me está dañando. Está ganando.
- Está aquí, al lado mío, nombraste tu pieza y me apretó el brazo. Sé que viene contigo, porque esta tarde hice limpieza en la casa, justo antes de que llegaras – asegura con firmeza mientras asiente con su cabeza y se toma el brazo.
En ese momento le conté de mis experiencias anteriores, mis parálisis del sueño, lo del espejo, lo de la caja y el plato, quien durmió antes aquí.
Me fui más tranquila a mi casa, por fin alguien me cree, por fin alguien está conmigo en esto y me ayudará a sacar este ente de aquí.
Llegué a mi casa, cené y me fui a acostar. Me dormí alrededor de las 11:40 pm con la luz encendida como todas las noches. Pasan 2 horas y otra pesadilla me ataca. Estaba en la cocina y veo a mi abuela, debo arrancar, no puedo moverme, grito y nadie me escucha, sé que es un sueño, sé que debo despertar o jamás lo haré, despierto. Fue de las más desesperantes, estaba atrapada en ese universo. Me senté en la cama y prendí la tele para tener ruido de fondo, pongo el temporizador para que se apague sola y sigo durmiendo. Pasan 10 minutos, el televisor ya se había apagado, otra vez la misma pesadilla, pero duró más tiempo. No me atreví a gritar o salir de la pieza. Llamé a mi mamá por celular para que se acostara conmigo, lo único que le dije fue “Ven, por favor”. La recibo con lágrimas en los ojos, le conté los sueños y durmió conmigo hasta el amanecer.
Sentí que fue una advertencia del ser que habita conmigo, “estoy aquí, yo te controlo, eres mía”.
La semana siguiente le cuento a mi psicóloga y me dice que es urgente hacer una limpieza en mi habitación y a mí, la falta de sueño trastorna a las personas y eso es lo que me tiene tan inestable.
Ese mismo día le cuento un sueño extraño que tuve esa noche. Estaba en mi pieza durmiendo con mi pololo, me levanto, me miro al espejo y comienzo a peinarme; hay algo en mi cabeza, hay algo redondo enganchado en mí. Es una garrapata hembra. Le grito a mi pololo, pero le da miedo reventarla. Llamo a mi mamá, pero le da asco. Le digo a mi papá y él la saca, además encuentra dos machos. La psicóloga dice que significa que ese ser está en mi cabeza diciéndome cosas. Es verdad. Me quiero morir.
Mi pensamiento sobre el suicidio es que es de cobardes, el último recurso para escapar, jamás lo vi como una opción, jamás me atrevería a hacerlo. ¿Por qué pensaba esto si va en contra de mis ideales? ¿Por qué ahora?
Algo que no saben es que este dormitorio antes fue ocupado por un tío, el cual no le tengo nada de cariño. Llegó a la casa cuando yo tenía 5 años (2005), lo vi 2 meses, solo recuerdo problemas, se murió.
Mi mamá le cuenta a Paula sobre él y me entero que su muerte fue un suicidio y, además, uno de sus intentos fue colgarse de la viga que atraviesa mi tragaluz, sí, el que está sobre mi cama. Cuando quedo a solas con Paula me dice que quien me está molestando es el mismo que atormentaba a mi tío, con la diferencia de que él fue más débil y cayó en su juego.
Decidí hablar con mi familia para saber si tenían algún dato que pudiera ayudarme, pero rechacé a la iglesia, puesto que no creo en sus autoridades o representantes. Ellos se notaban preocupados y asustados, ya que también creen en las entidades y las malas vibras. La conversación concluyó en que mi madre contactaría a una conocida.
En diciembre contactamos con la hermana de una compañera de trabajo de mi mamá, quien realiza Reiki (limpieza energética). Ella en un inicio me hace una sesión en una camilla en mi pieza y me dice que tengo la energía muy bajita y pide hablar con mi mamá. La noto preocupada y no me dice nada más. Habla con mi mamá en mi pieza y alcanzo a escuchar que hay algo conmigo, un arconte, ser no físico que se alimenta de la energía de las personas. Me dijo que pusiera un vaso con agua hasta la mitad, tapara el espejo y la tele y colocara símbolos de protección en mi pieza.
Le cuento a mi psicóloga y me dice que ya sabía que era eso, que lo sentía.
Dormí bien por 3 días, sin pesadillas. Sin embargo, todos los días despertaba temprano, entre las 3 y 5 am. Es una mala señal, lo sé, pero me quise conformar con eso.
Una semana después de mi limpieza, viene a limpiar la pieza. Prende velas, un plato con cosas que no sé qué son y toca un especie de plato para generar vibraciones. Luego habla conmigo y mi mamá y dice que es mi tío buscando perdón, no le creí. Ella asegura que mi tío Pancho buscaba mi perdón para irse a la luz, a lo que yo respondo “No me puede obligar a amar a alguien y no es justo que me generara intranquilidad en vida y ahora en muerte”. No la escucho más y me voy. Sentí que se sostuvo a la información que tenía, que no le importaba, que solo quería dinero. Abandoné la sesión y mi terapia psicológica había finalizado.
¿Qué hice? Me endurecí, no podía dejar que eso me siguiera molestando. No coloqué más el vaso, solo tapaba el espejo para no ver el reflejo y, por recomendaciones de mi amigo Arián, dejé los símbolos. Comencé a dormir mejor, las pesadillas ya no eran tormentosas. Quizás porque mi alma ya estaba más tranquila y fuerte o porque fui a la capilla de la Universidad Católica Campus San Joaquín y pedí que pudiera dormir tranquila, no lo sé.
Hace 2 semanas (21 de enero de 2020) empezó a salir un olor extraño de la puerta del medio de mi closet. No encontraba el origen de este. Era como vomito de guagua o leche cortada. Cada vez que abría la puerta mi pieza quedaba impregnada a ese aroma. A los 2 días le pregunto a mi abuela y me muestra una toalla de mano rosada que manejo para secarme, en ella estaba el mal olor, solo la dejo en la ropa sucia.
El día viernes viajé a la playa con mi mamá y le encargo a mi papá lavar la toalla que se me había olvidado sacar.
Ese día en la noche lo llamo y le pregunto si la vio. Él me dice con un tono preocupado que la toalla no tenía un olor usual, ya que a lo más sería olor a humedad, se asustó, le hizo una cruz y la botó.
¡Santo remedio! Todo el mal que estaba conmigo se materializó en la toalla y se fue.
Desde ese día que duermo tranquila, descanso, no despierto en ningún momento durante la noche. Sigo con la luz prendida cuando estoy sola, pero con mi pololo puedo dormir con la luz apagada. Ya no tengo miedo. Soy libre. Por fin.
¿Soy libre de verdad? No lo sé, pero prefiero creer eso.
Esta historia es real, aunque pareciera que no. La ciencia lo llama crisis de pánico, yo lo llamo ataque sobrenatural e inexplicable. No mentiré, mientras escribía esto mi miedo volvió y sentí ruidos, solo los ignoré y dejé que mi alma renovada manejara la situación. Sin embargo, quedaron consecuencias, si bien me volví más fuerte, estoy hecha pedazos. Sigo sensible y lloro por todo. Sé que día a día esos pedazos se pegarán.
Creo fielmente que sí hubo algo conmigo, o hay…
- TMGM
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compania-solitaria · 5 years
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"En el vanal, o no, intento de ser una artista amateur, frustrada, fracasada, no valorada, ¿por quién?, pues por mí, por tí, por todos. ¿Valdrá la pena florecer si las abejas no valoran el dulce polen que les tengo para consumir, compartir, esparcir? Cerrada, bloqueada, escudos por doquier. Se rompe. ¿Se rompe? ¡Se rompió! ¿Qué pasó? ¡Una fuga!, ¿Inundación?, Sí, tormento, diluvio. ¿Por qué intento ser artista? Me libero, respirar, descansar, alivio. ¿Qué pasa? No observan mis obras de arte, las ignoran. ¿Qué hago? Escribo. Dibujo. Lloro. ¿Lo ven? Escribo. Dibujo. Lloro. ¿Vale la pena? Escribo. Dibujo. Lloro. ¿Les gusta? Escribo. Dibujo. Lloro. ¿Estás bien? Escribo. Dibujo. Lloro... Repite..."
- TMGM'
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