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Y entendí.

Entendí que ya se acabó que no vas estar para mi, ni yo para ti.

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Hoy te he llamado.

Te he llamado. Te he llamado con la única ilusión de que me digas que me amas, que me extrañas y que soy para ti lo que nadie nunca será.

Primero fue la llamada serena y calculadora de C., buscando respuesta de ti, de si eras tú él que iba a responder. Colgaste.

Cómo ya te he dicho, lo de A. Se fue al carajo, ni una maldita felicitación en mi cumpleaños; sabes que me es irrelevante, pero si alguien dice que tiene en interés en mi persona, lo mínimo que esperaría sería un feliz cumpleaños. Volví a recibir un ramo de tulipanes en un día caótico con las mañanitas de fondo y una canción de José José al mismo tiempo, caras largas y un pastel de piñón que a leguas se veía que no se acercaba a mis expectativas.

Te he preguntado porque lo nuestro murió, respondes que no estás bien, que Cr tiene problemas; aún me preocupo. Te interrogó en sucedió, hermetismo como siempre es la respuesta. Regreso al tema de lo que fue, respondes que en definitiva me amabas, que fueron errores y épocas oscuras, finalmente concluyes que tal vez tampoco te amabas.

C. Se me cuenta que A. Volvió a hablarle a su ex, que ella le rompió el corazón; en perspectiva dejaste la vara demasiado alta. A. Tenía auto, más años y más poder adquisitivo pero en definitiva le faltaba interés, no coordinamos, no teníamos tema de conversación, no había nada más allá del que hacer médico del día a día. He empezado a creer que realmente nunca me interesó, me parecían aburridas las pláticas y la monotonía de la alternancia entre los monosílabos y stickers neutros. Lo decidí bloquear.

Lograste el puntaje, decidiste no tomarlo, te comento lo del título porque apresar de todo sigo al pendiente de ti; te pregunto de todos. Me preguntas acerca de mi vida y mi familia, doy respuestas vagas que claramente se quedan vislumbrados en la neblina de incertidumbre, pero no todo marcha bien. Quisiera decirte que todo se cae a moronas, que el salitre que ha carcomido por años mi hogar por fin se ve reflejado en los daños estructurales; ahora todo visible. La incomodidad de la estancia de cada unos de los miembros que permanecen en el ir y venir de la casa es palpable, preguntas cerradas con respuestas extremadamente cortas conforman la melodia constante del hogar.

Te extraño, extraño todo de nosotros. Y sonrió cuando me cuentas cosas. Te odio pero en definitiva te sigo queriendo.

Extraño el pilar que eras en vida. Eras, sí. En pasado porque pasado es lo que es.

Te mando muchos besos, esperando que cada vez duelas menos.

Te quiere, O.

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Felíz cumpleaños, D.

Han pasado muchas cosas desde la última vez que te escribí, la vida sigue su curso pero aún te encuentro en pequeños detalles, más frecuente de lo que quisiera admitir, y me encuentro haciendo de manera inconsciente aquellas cosas que aprendí de ti.

Dos años que no sé de ti, mismos que en los que los cumpleaños tienen ramos de tulipanes ¿Entiendes?, tulipanes en marzo. Muestras de afecto que vienen de lugares inesperados.

Lo de A. no funcionó, lamentablemente comprendí que era el clavo que saca a otro clavo, que ni siquiera me sentía en sintonía, que nada fluía, fluía como nosotros; e irremediablemente, sin buscarlo, me hallaba persiguiendo en alguien diferente tu caricias, tus besos, esa comprensión y conexión que siempre estuvo presente entre nosotros.

A. Exigía demasiado pero no era recíproco, reclamos constante de la falta de respuestas inmediatas, promesas vacías, indecisión perpetua. No siento que yo merezca eso. Me fui.

Ese tatuaje que te comentaba que me quería hacer; que representa todo lo que es seguro para mí, y se siente como un hogar, me lo hice en enero. A manera de revelación y rebeldía a la vez, como si fuese un continuo recordatorio de lo que me compone.

Me quedé en ese trabajo demandante y mal remunerado, con la única ventaja de establecer contactos que, espero yo en un futuro rindan frutos. He aprendido a modularme, a ser serena y a visualizar como un tablero de ajedrez cada uno de mis movimientos, prediciendo casi con una presion milimétrica el actuar de la gente. Adopte a mi jefe como mi papá del trabajo, jamás pensé que en ese lugar entendería tantas cosas acerca de la paternidad, también abrí los ojos ante mi propia añoranza a ser querida y aprobada como hija, finalmente concluí en la aceptación de que eso no va a suceder sin importar cuánto me esfuerce.

Deje pasar la parte de volver al ritmo acelerado que me gusta, no voy a mentir, extraño el frío del quirófano, el olor de cautín, el ardor de los ojos posterior a estar horas debajo de la lámpara. Voy a volver, es un hecho. Tú una vez dijiste que no era lo suficientemente ambiciosa, creo que es lo contrario; tengo metas demasiado altas e involucran salir un poco del camino establecido.

Han pasado muchas cosas, te mentiría si dijera que en mis días más calmos no te extraño, y que en mis días más atareados no llegas como ese pensamiento intruso.

He caído en cuenta que tal vez todo lo que paso fue mi error, pero la suerte ya fue echada, no vale la pena los reproches.

Espero que te la estes pasando muy bien

Con amor, O.

*suena sabré olvidar, de Silvana Estrada.

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Te deseo suerte.

Estamos a unos días de hacer ese examen que se supone cambia vidas, ha pasado un año, no estuvimos juntos en este camino como se suponía debíamos estarlo.

No sé de ti, no quiero hacerlo. Pero te deseo lo mejor.

* Suena "Trot du att han bryr sig" de fondo*

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Te voy a hablar de A.

Necesito contarte el contexto. Después te tu partida había llorado lo suficiente para ahogar todo rastro de tí, apagó todo lo que alguna vez estuvo en llamas, dejo vacío mi querer.

Un mes entero te dedique, fue un luto bastante difícil. Seguías tocando la puerta, una y otra vez, a cada golpeteo fragmentabas más lo que alguna vez sentí. Sabes que me es difícil decir que no a la gente que apreció, pero lo repito si me quedaba iba a perder más de mí, ganar muy poco de nosotros y ¿Todo de tí?

Posterior a esa etapa, me hice unas perforaciones para iniciar una nueva época de excesos. Tampoco lo hice porque me llamará mucho la atención pero era preferible a sentarme ahí a esperar sanar. Meses completos llenos de alcohol, besos de peda, salidas con desconocidos, noches en casas ajenas, y alguno que otro estupefaciente. La alternancia entre la consulta y los recuerdos borrosos de la tarde. Todo esto se vio interrumpido estripitosamente por una ola de pensamientos acerca de mi futuro, decidí calmarme.

Recuerda que nunca he Sido alguien que doble las manos fácilmente, eso mismo me llevo a situaciones nefastas. Entre discusiones con las autoridades transcurrían los días.

A la par de periodo de excesos, apareció A. Te lo voy a describir, no para establecer comparaciones sino para que le pongas cara cuando te hablé de él: 1.78 m, tez clara, barba de candado,cejas pobladas, cabello siempre recortado con un mechón de canas en cada sien, dientes grandes no tan alineados, complexión robusta con un tatuaje grande en cada brazo, a y una nariz. respingada. El vato ni habla, o no hablaba (?).

Mi amiga nos aventó, tú todavía no te desvanecias completamente de mi vida cuando él ya se encontraba en el radar. Le di unos besos de peda, no pensé que fuesen a llegar a más; esa extraña tendencia mía a besar a alguien y enqlarse - lo mismo pasó contigo, ¿Te acuerdas?-. El wey me seguía, buscaba el contacto entre cada consulta, besos al aire, miradas fugaces; te digo que ni habla pero entre las tardes borrosas platicábamos de la vida, del futuro, de lo que queríamos en diferentes aspectos de la misma, de la familia, de la importancia de dinero, por un momento me paralice - teníamos un plan de vida muy similar- , puso en claro todo lo que no habías tú podido decidir en cinco años, también mostró preocupación cuando yo le comentaba algo que me inquietaba. Sin darme cuenta me empezó a importar.

En las idas y vueltas de los oficios, también se metió en problemas, ahora creo que lo hizo para que no me sintiera sola. El terminó y yo me quedé ahí, de nuevo sola pero me metí en problemas de nuevo y me cambiaron de lugar.

Pensé que la comunicación iba a parar pero increíblemente no, aún seguimos hablando. No sé que hay ahí y aún no sé que estoy dispuesta a dar, pero lo quiero, me importa.

He decidido que necesitas una actualización de mi vida, está fue la primera parte.

Te escribo pronto, O.

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El estridor silencioso.

Puta, la ansiedad anda al mil por hora.

Con cada respiración siento un latido cada vez más fuerte, es palpable. Bom, bom; retumba en mis oídos, e inunda mi cabeza y que a su vez está ausente en el exterior. Me ha dolido la cabeza, más de frecuente de lo que puedo contar, no me gusta.

Todo se ve calmo, a lo lejos se escucha una acción, algunos carros que se viajan en la madrugada; ¿qué pasará? ¿Porque me siento así?

He pensado a quien va dirigido esto, te hablaré a ti porque pensé que serías tú quien estuviera siempre conmigo. He conocido a alguien más, no sé si vaya a funcionar con él; jugamos a un estira y a floja constante, la realidad es que lo hago porque no quiero ser herida, vulnerada.

Tome la decisión de alejarme de todos, de todo; me agobiaba pero ahora creo que me agobia más lo que pienso.

He tomado un trabajo nuevo, uno en dónde me codeo con gente que me duplica la edad, uno en dónde se me ve como inexperta e inocente; me siento un poco pequeña. Cómo te imaginarás mi ego se siente confundido, me conoces bastante bien, por un lado sabes que me jacto de ser competente, de ser suficiente. Pero, ¿Realmente es así o sólo es algo que me repito de manera constante para subsanar mi autoexigencia?

Hay más cosas que contar, pero aún no siento que deba. Espero que estés bien.

Te quiere, O.