la elección se hace difícil, pero ¿si no hubiera opción de elegir?
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Cada marca lleva su número a la espalda.

Desde la táctica 3 – 2 – 3, hasta los goles a favor o en contra, los números en su manifestación más minimalista, la que se define en el sistema decimal, forman parte de nuestro entorno miremos donde miremos. Se podría decir que es lo último que vemos cuando nos acostamos al despedir el día y lo primero que advertimos cuando nos levantamos. Cualquier llamada en Internet utiliza el gancho del número para darle al mensaje la clarividencia necesaria para ser una opción más creíble:
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Incluso podemos encontrar información sobre los 13 números más famosos de la historia. Éstos, en su dimensión más real y tangible son las pautas que marcan el ritmo de nuestras vidas; tiempo, posición, orden, potencia, distancia, duración... Es el sistema imprescindible para comprobar que estamos aquí y seguimos vivos. Sin embargo, que hay de su interpretación metafórica, simbólica. Podemos encontrar ejemplos de su utilización de forma enigmática en infinidad de lugares. En la sagrada familia, el denominado cuadro mágico, formado por números colocados en casillas alineadas en tantas filas como columnas, cumplen esta curiosa propiedad: la suma de los números situados en cada fila, columna o diagonal del cuadrado, da en todas ellas el mismo resultado, 33.
Lo mismo podría decirse de las #letras, caracteres construidos a lo largo del tiempo para permitirnos edificar algo más grande, la comunicación. Hasta ahora, en el proceso de construcción de una marca, en la definición de su personalidad, en la creación de su emblema o logotipo, los elementos gráficos (letras y números) se expresan en aspectos visuales y formales más que en aspectos alegóricos. Por lo tanto, se trata de prestar más atención a esta actividad, la numerología, que algunos denominan ciencia, otros, arte y que ya desde la antigüedad se utilizaba como práctica y enseñanza en el conocimiento esotérico.
Quizá venga de lecturas recientes, quizá de las innumerables interrogantes que me van asaltando por el camino, pero tales asuntos parecen tener un significado más allá de lo aparente. Sobre dicho tema, los antiguos egipcios y hebreos ya creían y utilizaban diferentes métodos como la geometría para calcular e interpretar el sentido y valor de los números íntimamente ligados al valor de las letras, con el fin último de alcanzar el conocimiento de todas las cosas. No pretendo hacer cátedra sobre esta materia de la que desconozco tanto como a mi mismo, pero si en nuestros cursos y charlas sobre #branding, así como en la práctica y metodología que aplicamos, un tema recurrente son los #arquetipos de Carl Gustav Jung adaptados al mundo de las marcas, me parecía interesante rescatarlo.
Si Pitágoras y todos sus fans creían a pies juntillas que todas las cosas son en esencia números, nosotros nos hacemos eco de esa reflexión convertida en teorema para conjugar dichos elementos traduciendo los nombres de las marcas en números y así poder entender su significado más oculto y descubrir su verdadera personalidad (ver correspondencia de números y letras).
Después de este análisis, ya no debería preocuparnos el hecho de que nos repitan una y otra vez, que somos un -0- a la izquierda. A todas luces, parece ser que representa el inicio de todo.
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Claves para una estrategia comercial eficaz o cómo disfrutar comiendo una piruleta.

Sólo hace unos cuantos años, alguien, cuyo nombre todavía recuerdo y eso supone cierto alivio, con el que coincidía en visitas al parqué, me decía después de una profunda y sesuda exposición, «¿estás seguro de que lo han entendido?». Y remataba, «si consiguen ingerir ese plato preparado con tanto tropiezo, por lo menos que tengan una buena digestión». Yo por mi parte, siguiendo con el repertorio de conceptos gastronómicos, pensaba para mis adentros: tanto producto de la huerta, tanto ingrediente natural, tanta cocina de vanguardia combinada con retazos de la sabiduría de la abuela, ¿para qué?.
El propósito final de esta bacanal tiene que ser, después de degustar los apetitosos platos del menú, que el comensal disfrute sabiendo lo que come y sobre todo convencido de lo que paga. El reto siempre se presenta difícil, complicado, tan sólo por la complejidad que supone acertar con el plato del gusto del cliente.
Esta reflexión despertó en su día mi interés por el marketing relacional, algo así como la fusión entre el marketing y las relaciones públicas, un perfecto maridaje entre un #rioja de aromas suaves y maduros y un queso curado de #idiazabal. Tanto deleite me animó en la tarea de seguir blogs, artículos y charlas de empresas y profesionales expertos en este terreno con el objetivo de encontrar las claves para materializar de alguna manera un modelo que permitiese mejorar mi discapacidad en la materia.
Llevo un tiempo observando el mundo y lo que ocurre en él. La verdad es que hay mucha materia «gris», y expertos a montones. He recibido buenas y malas lecciones, pero en este momento, y después del camino recorrido, del que me he salido multitud de veces, con el consiguiente destrozo de chapa y pintura, apuesto por un modelo propio, que se ha manifestado después del pensamiento y la reflexión más profunda; ¿o ha sido desde la reflexión y el pensamiento más superficial?. ¿El modelo?. «Claves para una estrategia comercial eficaz o cómo disfrutar comiendo una piruleta”.
La piruleta quizá se convierta en otra cosa totalmente diferente según pase el tiempo y los acontecimientos se amontonen. Cada uno ha de encontrar su modelo, sea éste con forma de piruleta o no.
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Oda a los iconos locales

Me pregunto si la #txapela, ese producto tan nuestro convertido desde hace tiempo en un concepto de éxito, sirve para cubrir la cabeza o sólo tapa parte de ella.
Si se utiliza para poder resguardarse del frío o por el contrario lo que hace es proteger a su dueño del sol. Tengo dudas sobre si la #txapela permite disimular la escasa mata de pelo de quien la lleva o esconde una calvicie poco dispuesta a cualquier tipo de protagonismo. No lo sé, admito mis dudas ya que desde hace tiempo la veo campando por doquier, cubriendo las testas de diferentes personajes, en diferentes actividades, políticas, culturales, deportivas...
Hay términos, conceptos, productos que con el tiempo cambian de significado, se convierten en elementos travestidos del lenguaje y la experiencia. Nuestra protagonista, la #txapela, es un símbolo más que una moda, un icono más que un producto. Al igual que los antiguos griegos, dispuestos a entregar la corona de laurel a los más afamados personajes de la época en su afán por acercarse a los dioses, nosotros, que dicho sea andamos escasos de este arbusto, hemos optado por premiarlos coronándolos con una #txapela.
A su favor, hay que admitir que nos confiere personalidad y una imagen diferenciada del resto del mundo y eso es clave en un espacio donde las marcas globales se olvidan muchas veces de la singularidad y los rasgos más locales. A mi, me gusta encontrar en esas #marcas, huellas que demuestran las diferencias de las que está compuesto este mundo.
Hasta ahora, la suerte, el éxito, la buena fortuna, estaba asociada a un astro muy lejano, la estrella. Era habitual oír, -"tiene buena estrella" o "es una marca con estrella"-. A partir de ahora, no tengáis dudas, cambiaremos la estrella por la txapela y a demás disfrutaremos comiéndonosla, sino ver la foto.
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Las ‘3R’ del #Branding
¿A qué te dedicas, cuál es tu actividad? Siempre he envidiado a quienes respondían con rapidez y sin titubeos ante semejante reto. Pero hoy, puedo afirmar con seguridad que esa incertidumbre ha terminado. A partir de este momento esa fase de oscurantismo ha concluido. Ahora tengo la certeza absoluta sobre cuál es la verdadera actividad que desempeño dentro de la empresa, y más importante, describirlo: soy reciclador de base, también denominado recuperador primario. En definitiva, un trabajador que realiza el oficio de recoger, seleccionar, recuperar, transformar, comercializar y reutilizar los elementos clave de una marca. Yo, como muchos otros colegas, ya puedo salir del armario. En un ejercicio de valentía puedo mostrar sin miedo y vergüenza mi verdadero sexo laboral, reciclador de base o recuperador primario, un naming adecuado y acorde a la verdadera naturaleza de nuestro trabajo. Y lo más importante, lo puedo demostrar. Puedo decir sin riesgo a equivocarme, que el #branding, el proceso de construcción de una #marca es una labor claramente relacionada con el reciclaje, donde las -3 R-, tienen más sentido y justificación que en cualquier otra actividad profesional. Lo explico:
Reducir – Está en la esencia del Branding. Construir desde una base sólida con los pilares justos, desde la singularidad y funcionalidad, descartando aquello superfluo que adorna y resta sentido a la marca.
Reutilizar – En el proceso de investigación se buscan, detectan y analizan aquellos significados propios y únicos de la marca con el fin de rescatarlos, reutilizarlos y ponerlos en valor.
Reciclar – Desde el Branding se examina la materia prima de la que está compuesta la marca, para diseñar una estrategia que la transformará en una entidad renovada con capacidad para competir de forma más eficaz en el mercado.
Importante: Si no sabes dónde depositar los desechos generados por una marca, ponte en contacto conmigo, pasaré a recogerlos.
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A vueltas con el concepto de marca-ciudad.
Mientras engullía el bocadillo, allí en el Branka, observaba y pensaba en lo poco que cambia la fisonomía de aquellos lugares típicos y tópicos que tanto definen a las ciudades y sus ciudadanos.
Por otro lado, así parece que tiene que ser. La personalidad de una marca-ciudad, tiene que estar determinada por aquellos elementos diferenciales y característicos sobre los que sustenta su atractivo, en contraposición con otras ciudades del entorno, con el objetivo de convertirse en el punto de encuentro de hambrientos visitantes dispuestos a vivir una experiencia única e irrepetible. Y así parece que tiene que ser.
Mientras me zampaba el bocadillo, pensaba en cómo cambiaría la fisonomía de nuestras ciudades o pueblos, y por lo tanto la percepción de sus ciudadanos y visitantes, si en un acto de cesión solidaria, por aquello de que compartiendo construimos juntos, permitiésemos que eso que nos define como diferentes, que nos distingue y nos aporta personalidad, pudiese cambiar de ubicación tanto espacial como mental, transformando los típicos y tópicos entornos que recordamos y asociamos siempre a una u otra ciudad o pueblo, para convertirlos en espacios vivos, fomentando el intercambio y la fusión. Es una idea!
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