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Dauphine Jung. 19 years old.
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dauphinejung-blog · 8 years ago
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@eunbijung: when u r too real for them bitches and everyone lowkey hates you for that so u just
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dauphinejung-blog · 8 years ago
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Dauphine se despertó sola esa mañana, sin embargo se encontró con una notita en la mesa impregnada con el perfume de Jeongguk diciéndole que tenía que atender unos negocios, pero que volvería rápidamente tras terminarlos para estar con ella. Sin pensarlo demasiado, ocultó su rostro en la almohada tratando de imaginar que el seguimiento allí con ella, mientras trataba de volverse a dormir. El sonido del aire acondicionado deteniéndose le llamó la atención por un momento, y tocó el botón a la habitación de servicio para que alguien subiera a arreglarselo, pero al no tener respuesta después de un minuto, ella se paró y salió hacia la puerta donde un tipo le apuntó con un arma, con una sonrisa que destilaba maldad de donde sea que se lo mirara. “Yo...yo... no tengo nada” murmuró caminando hacia atrás en un intento de alejarse del alma mientras el tipo le gritaba en coreano que le dijera la clave “La clave de que?” le cuestionó ganándose que el tipo la golpeara con el arma en su sien, arrojandola a la cama tras eso. El tipo la volvió a cuestionar, sien embargo antes de que pudiera hacer otra cosa se escuchó el sonido de un balazo y el tipo cayó encima de ella, haciéndola gritar. Koo Yubin apareció por la puerta y la ayudo a salir de alli, tomándola de la mano y disparándole a todo lo que se pusiera en frente. Aparentemente habían entrado a la casa, con motivos no muy buenos. Se encontró con las hermanas de Jeongguk, cosa que le alegró a sobremanera en algo así como un búnker donde estaban las otras chicas también “¿Que está pasando?” pregunto, pero seguramente las otras chicas sabían poco y nada al igual que ella, así que terminaron cambiando de tema a la herida que tenía en su sien, la cual aparentemente estaba sangrando. Pero, lo que si sabía era que afuera, se estaba desatando una verdadera batalla campal.
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dauphinejung-blog · 8 years ago
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Dauphine liked jjeongguk’s photo.
Dauphine left a comment on jjeongguk’s photo:   I will love you forever and I promise to never leave your side. Forever yours, forever mine, forever ours.
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dauphinejung-blog · 8 years ago
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Había muchas cosas que ella no entendía acerca de su vida, muchas cosas que no le cerraban, pero Dauphine Jung había aprendido a dejar de preguntar. Ella era la hija de un doctor muy reconocido, y por eso mismo su vida estaba llena de lujos, así mismo ellos dos solo se tenían el uno al otro debido a que hacía cuatro años ella había estado en un accidente de autos que le había borrado casi completamente la memoria y se había llevado la vida de su mamá. Después de cuatro meses de tratamiento en la clínica privada de su padre, los dos se fueron a vivir a Francia donde ella había nacido y nunca fueron más felices. Su padre, Jung Taewoon comenzó a enseñar en una prestigiosa universidad de París mientras ella continuaba sus estudios de música, pero cuando ella fue aceptada en una de las mejores universidades de arte en Corea, su padre no le pudo decir que no a mudarse, donde el retomó su antiguo trabajo. Algunas semanas más tardes de haber llegado su padre le dijo que la enviaría de vacaciones a Monaco, debido que quería que tuvieras algunas amigas y amigos, Dauphine lo encontró un tanto molesto, pero ya que un par de amigos no le haría mal, termino aceptando. Al llegar a la enorme mansión, Dauphine Se fue a su habitación a organizar sus cosas para poder ir a hacer lo que su papá le había pedido, a.k.a que le enviará un vídeo de ella tocando el violín, así que fue a donde le indicaron que estaba la sala de música con su violín porque no pensaba que hubiera uno para zurdas (para su sorpresa si lo había), coloco el celular en frente a ella y comenzó a tocar River flows in you, hasta que un chico la interrumpió y la cuestionó de que estaba haciendo ahí, con la cara de que hubiera visto un fantasma, y por alguna razón sintió que conocía a ese chico de algún lado "Mil disculpas ¿A caso esta habitación estaba cerrada”?preguntó ladeando la cabeza hacia la izquierda "Lo siento mucho, es que la acústica aquí es increíble. Pero otra vez, mil disculpas si irrumpí en un lugar que no debía... Mi nombre es Dauphine Jung... Bueno, creo que mejor me retiro... no... no me mires así ¿A caso lo insulté de alguna manera?", el chico tragó con dificultad diciendo que no lo había insultado pero que la próxima vez consulte, para luego irse y tras perderse por los corredores, cerró la puerta de un portazo y ella no lo iba a dejar así. Una tarde muy extraña y unos mensajes reveladores más tarde, todo comenzó a cobrar sentido, y allí se encontraba ella, con su onesie rosa su almohada y su mantita, en la puerta de la habitación del chico, donde él le abrió, le sonrió de manera tierna y la dejo pasar. Su habitación le daba un ambiente familiar y agradable, por eso mismo no tardo muchísimo en sentarse en la cama, él hizo lo mismo y empezó a preguntarle cosas con una naturalidad misma de como si se conocieran de toda la vida, sin embargo lo que le sorprendió fue como con la misma naturalidad ella le respondió. Y hablaron hasta que ella se quedó dormida en su hombro. A la mañana siguiente ella se despertó sola en una cama desconocida, había tenido ese sueño recurrente donde un chico la llamaba por el nombre Eunbi, y al fin luego de años sin darle una conclusión a ese sueño, había logrado que este terminará con un abrazo entre ella y el chico.... El cual resultó ser Jeongguk. Así que en cuanto abrió los ojos vio a Jeongguk dándole la espalda mirando hacia el balcón “Es muy temprano, vuelve a la cama, tonto sin gusto” le dijo escondiendo su rostro en la almohada, sonriendo cuando el le dijo que él si tenía gusto, que la mirara a ella. Ella volvió a mirarlo mientras él se acostaba de vuelta en la cama y sonrió “arregla tu cabello, cabeza de coco” le dijo con una sonrisa, y él comenzó a hacerle cosquillitas por su comentario, haciendo que ella se riera tanto que desacomodó las sábanas de tanto moverse. “¿Podemos desayunar en la cama?” preguntó con una sonrisa que se agrando en cuanto el dijo que si. Dauphine, se sentía completa al fin.
Jeongguk raramente sentía algo más que apatía hacia casi todo lo que estaba sucediendo a su alrededor salvo que fuera un nuevo operativo o algo, que a estas alturas era lo único que le podía provocar una mínima emoción, o más bien una reacción. Jeon Jeongguk consideraba que ya no debía tener emociones, si venía al caso. Su trabajo era lo único que lo hacía sentir relativamente vivo, pero aparte de eso no tenía nada y tampoco lo quería, por razones que no tenía sentido ponerse a pensar. Al menos voluntariamente, claro, porque había momentos donde se veía forzado a recordar las cosas que sí podían sacar algo de él — las cosas que puntualmente eran los momentos en los que había perdido lo que más quería. Primero había sido su madre, cuando Jeongguk tenía tan sólo siete años y lo hicieron ver como la mataban delante de sus ojos, y después había sido el amor de su vida hacía ya casi cuatro años. Su Eunbi, a quien él tanto había protegido. Su Eunbi por quien él hubiese dado su vida… y se la arrebataron en una noche que todavía estaba grabada en su mente, de él mismo en el día de su cumpleaños viendo como la casa de la familia de su amada ardía en llamas con ella y todos los Kim adentro. Estaba de más decir que él personalmente se había encargado de llegar al fondo del asunto y cuando encontró a los culpables los masacró uno por uno, asegurándose de matarlos a todos como las ratas que eran — no que eso le hubiese traído algún tipo de satisfacción, de todas formas. Jeon Jeongguk había dejado de sentir en el momento en que declararon que Kim Eunbi había fallecido en el incendio que se llevó la vida de su familia entera.
“Sangwoo, ¿qué pasó con mi auto? Lo pedí a las doce, no doce y dos minutos.” Inquirió mirando al tipo que claramente no sabía qué contestarle porque empezó a balbucear, haciendo que con su ya de por sí terrible humor, Jeongguk rodara los ojos y lo sacara de su camino de un empujón. “Ineptos de mierda, no se les puede pedir nada.” Murmuró yendo en dirección al ascensor para irse a su piso todavía insultando por lo bajo porque no podía creer la inutilidad de algunos del personal, que en su mayoría estaban todos como locos por la llegada de todas las hijas de la gente que trabajaba para su familia. Como si ellos fueran los reyes de la caridad, hermoso. “No sé por qué mierda no…” No solía suceder cuando estaba así de furioso ni nunca en realidad, pero de repente… de repente Jeongguk tuvo que callarse la boca. Había estado sensible con el tema de Eunbi desde hacía días por cortesía de su querida noona y su mejor amigo que le habían insistido que la hija de su doctor se parecía demasiado a su novia, pero esto ya era demasiado. Había sólo una habitación de la cual podía estar saliendo esa suave melodía, y no era una simple sala de música en la casa: era la sala de música de Eunbi y todos tenían estrictamente prohibido entrar ahí — lo había puesto en claro desde siempre y se lo había recordado al personal para que se lo hicieran saber a todas esas chicas, pero al parecer alguien no sabía respetar órdenes e iba a pagar por ello más tarde. “¡LEE TAEMIN!” Gritó furioso para llamar la atención de su asistente mientras se apresuraba a llegar a la sala a los pisotones porque la melodía ahora era River Flows In You y esto tenía que ser una broma de muy mal gusto. Sinceramente le importaba todo un carajo, porque ya se sentía personalmente atacado, y por eso abrió la puerta de un golpe para ver a una chica de contextura chica concentradísima tocando el violín con su celular frente a ella, haciendo que por más que estuviera dándole la espalda a él, Jeongguk viera una versión chiquita de su cara en la pantalla del teléfono. No podía ser verdad. “¿Quién te dio…? ¿Quién…?” Murmuró intentando encontrar su voz para gritar — pero no podía. ¿Cómo iba a poder gritarle a esa chica que ahora lo estaba mirando, si ella era la viva imagen de su Eunbi observándolo con esa eterna expresión de inocencia pura?
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